14. Dinámica nacional y liberación 1. En el proceso histórico latinoamericano y en el de la nación boliviana existe un rasgo permanente: la explotación, que asume contenidos y formas variadas en el tiempo y en el espacio regional. La explotación surge, en escala mundial, de la dialéctica de la expansión y dominación de los imperios metropolitanos sobre las áreas coloniales. La explotación se refuerza y se hace más efectiva, en escala nacional, por los intereses de determinadas clases dominantes minoritarias, dueñas de los medios de producción. La explotación externa y la explotación interna tienen profunda ligazón e interactúan entre sí, aunque la primera generalmente condiciona a la segunda. La explotación impone relaciones de dependencia y crea situaciones de marginalidad. 2. La dependencia y la marginalidad deforman la evolución autónoma e integrada que pudieron haber tenido, en su decurso histórico, las sociedades latinoamericanas en mérito al desarrollo de sus propias fuerzas productivas, sociales y culturales, preexistentes. La dependencia determina un orden de subordinación de las fuerzas productivas, caracterizada por: la explotación de valiosos e ingentes recursos naturales, desequilibrado sensiblemente los sectores productivos autónomos; contradicciones y desigualdades de clase; formaciones estamentarias; y genera el desarrollo y cristalización de instituciones políticas, jurídicas y sociales, formas de conciencia social y expresiones culturales, que viabilizan, justifican, consolidan y perpetúan la exploración. Las relaciones de dependencia causan un desarrollo desigual y combinado, uno de cuyos efectos es la marginalidad. Esta determina que la gran mayoría nacional esté excluida del goce de los bienes de la sociedad y no participe en las decisiones de la vida económica, política, social y cultural. La marginalidad produce profundas diferencias en los espacios urbanos, urbano-rurales, regionales y nacionales, y la atomización y desintegración de la sociedad nacional y latinoamericana. 3. Sólo precisando históricamente las causas y las contradicciones que genera la explotación y las características y formas de superar la dependencia y la marginalidad, es posible interpretar y proyectar alternativas viables de independencia y liberación de los pueblos latinoamericanos. En ese contexto general, cada pueblo tiene especificidades relacionadas con sinnúmero de factores combinados: históricos, geográficos, étnicos, de evolución económica, culturales, políticos y sociales. En consecuencia, que en un futuro mediato puedan converger en la conformación de una gran nación latinoamericana, como fue vislumbrada por los libertadores Simón Bolívar y José de San Martín. 4. La explotación interna en la nación boliviana asume formas particulares y combinadas, pero siempre insertas y referidas al sistema global de explotación colonial mercantilista y capitalista, cuyo centro expoliador es la metrópoli y cuya área periférica tributaria es el territorio nacional, como espacio socioeconómico en el territorio nacional, como espacio socioeconómico en desequilibrio, con relaciones de intercambio inequivalente, extracción intensiva, degradación económica, capitalización hacia fuera y descapitalización hacia adentro, y con características de dominación, penetración, violencia y despojo. Si bien en la estructura interna y en ciertos modos de producción, en determinadas etapas de la vida nacional. Predominan formas económicas precolombinas, de feudalismo y refeudalización, el comportamiento de todo el sistema está orientado y responde inicialmente al mercantilismo y hoy al imperialismo. Del grado de coherencia o contradicción de los modos de producción internos y del proceso de adecuación o inadecuación con el sistema global metropolitano y sus mecanismos sustantivas de la historia nacional. 5. En las sociedades autóctonas de América, a fines del siglo XV, se observa gran variedad de modos de producción con diferentes tipos de organización social. Diversidad que influye en la época de la conquista española y en el desarrollo del período colonial. Pero dos son las grandes unidades imperiales que predominan por el grado de civilización que alcanzaron, por su extensión territorial, por su densidad demográfica y por su organización: el imperio azteca y el imperio incaico. El Tahuantisuyo, en cuya área se origina la nación boliviana, tuvo como base económica y social constitutiva el ayllu consanguíneo y comunitario asentado sobre la marca, el trabajo y la propiedad colectivos y la existencia de instituciones de cohesión solidaria, como el ayni y la minka. Se caracteriza por una economía agraria de excedente que se hace viable por el alto grado de avance tecnológico, por el desarrollo vial que permite el dominio territorial, la unidad política y administrativa y por una estructura sociopolítica compleja y expansiva en cuya cúspide se ubica un rígido estrato teocrático de gobierno centralizador. En las últimas décadas del siglo XV el imperio incaico muestra claros síntomas de crisis y el advenimiento de cambios sustantivos en su estructura por el fortalecimiento económico de los altos estratos, la concentración de nuevas formas de propiedad que están en contradicción con el régimen comunitario, el debilitamiento de los lazos consanguíneos y la incorporación de nuevos pueblos y territorios. 6. España en el siglo XV se encontraba en la etapa de transición del feudalismo al capitalismo. Este proceso originó una contradicción que tuvo consecuencias en el período colonial y en la estructura económica y social que sirve de base a la formación de las repúblicas y social que sirve de base a la formación de las repúblicas latinoamericanas. En el seno de la metrópoli, por una parte, el feudalismo español en su evolución anterior no llegó a la madurez fue interrumpido, entre otros factores, por la invasión islámica, quedando esclerotizado. Tuvo características heterogéneas por la diferente composición étnica y social de los reinos, su ubicación geográfica y el grado de influencia del renacimiento económico. Pero en la época del descubrimiento de América, en algunos renos, la aristocracia terrateniente defiende obstinadamente sus formas constitutivas de tributo, trueque y servidumbre, las trabas y privilegios, mantiene formas atrasadas de producción. Pretendiendo legitimarse en los títulos de nobleza. Por otra parte, la burguesía impulsa la empresa comercial, mercantil, manufacturera y la explotación ganadera. El crédito de consumo se transforma en crédito de producción y circulación. Se tiende a la integración de los procesos productivos, se logra la unificación de la moneda y la legislación, así como medidas proteccionistas que evolucionan hacia una economía mercantilista. Castilla concentra y representa el predominio delas fuerzas feudales regresivas; Aragón, las progresistas transformaciones burguesas que se van imponiendo. El matrimonio de Isabel y Fernando es la síntesis monárquica, voluntarista, que permite superar la antinomia para la consolidación del absolutismo monárquico centralizador. En este contexto los monarcas actúan como árbitros en la lucha entre la nobleza feudal y la burguesía, pero inclinan a esta última por el peso de los maravedíes y por tener un proyecto compartido: la integración y conformación y conformación del Estado nacional, que se va logrando por la anexión de Navarra y la reconquista de Granada, último enclave islámico. Para este logro se requiere de condiciones unificadoras que permitan la cohesión nacional. La corona con este fin, primero, expulsa y persigue a moros y judíos, que constituyen, desde segundo, fortalece y da prerrogativas a la Iglesia que tiene privilegios y características nacionales. Pero a largo plazo estas medidas produjeron un efecto contrario y debilitaron a la burguesía, porque los moros y especialmente los judíos cumplían importante rol en los mecanismos económicos de la burguesía; la Iglesia era reacia hacia esta última, ya que condenaba la usura y estaba ligada, en esa época, estrechamente el señorío feudal, a sus intereses y privilegios. América en su desarrollo colonial sigue cuatro fases: 1° 2° 3° 4° De la conquista y consolidación institucional. De la explotación y auge de minerales: predominio de los polos internos coloniales. De la crisis de los minerales: declinación de los polos internos coloniales. Del impacto liberal: desarrollo dependiente de la periferia costera. Las tres primeras fases constituyen un proceso mercantilista dentro de los términos metrópoli-colonia como comportamiento global del sistema, pero mantienen contradicciones estructurales y formas internas de dominación y explotación feudal. La cuarta fase, para la nación boliviana, tiene un grave efecto regresivo, porque lentamente se profundizan las relaciones feudales de producción y las rigideces estructurales perviven hasta bien entrada la República. 7. El descubrimiento de América fue una empresa impulsada por la burguesía de España. En la conquista se trasladaron las contradicciones imperantes en la metrópoli (feudalismo-burguesía) y en la consolidación se injertaron y revitalizaron muchas instituciones feudales. Este fenómeno se produce, primero, porque la corona ejerció control para que no ingresaran a América burgueses, moros ni judíos y limitó, en consecuencia, el establecimiento de instituciones progresistas. Por otra parte, indujo y respaldó en la empresa de la conquista y evangelización al feudalismo castellano y a la Iglesia; segundo, la estructura precolombina comunitaria por su naturaleza y para el fin de explotación que se perseguía, era más apta para ser reajustada a estructuras feudales que a burguesas. 8. Cincuenta años después, una vez agotados por el saqueo inicial los tesoros religiosos y ornamentales indígenas, el efecto que éstos producen en la metrópoli, el impulso imperial de un naciente mercantilismo interaccionado por el ansia del oro del conquistador que descubre ricas minas de plata y oro, gesta una política definida de producción, extracción y envío de metales preciosos. N consecuencias, las iniciales estructuras de organización feudal y de la tierra impuestas en América, se acondicionan y reordenan, dando nacimiento a un sistema más amplio de producción minera, alrededor de la cual gira la economía colonial, el flujo monetario, las actividades agropecuarias, el régimen de trabajo, el tributo, el transporte y el comercio. La concurrencia de los siguientes factores económicos y sociales; minas de oro y plata, agricultura excedentaria, concentración de mano de obra, infraestructura vial preexistente, organizaciones económicas y sociales indígenas que podían ser útiles y adaptables a la estructura imperial de explotación y razones políticas de dominio, concentran la explotación y el poder económico, político y administrativo en dos polos de la colonia: México y Perú, allí donde se localizan los imperios azteca e incaico. Todo el continente americano recibe la influencia de estos polos que actúan como núcleos de expansión y dominio de la metrópoli. De ahí surgen tres tipos de áreas: las centrales en las que residen y actúan los polos de México y Perú y que comprenden la explotación minera y zonas agrícolas excedentes; áreas de subsistencia y áreas periféricas despobladas. La nación boliviana conforma parte importante del polo peruano con el auge minero de Potosí, que llega a convertirse en 1600 en la segunda ciudad más grande del mundo; con el fortalecimiento de Charcas y el nacimiento de La Paz, Cochabamba y Santa Cruz. La explotación traza una nueva geografía: en el altiplano la explotación minera, en los valles adyacentes y en algunas zonas del altiplano la producción agropecuaria de excedente, el oriente boliviano constituye área de subsistencia y área vacía. Todo el territorio donde hoy se asienta Bolivia vuelca sus recursos humanos y naturales para sostener la deformante economía cuyo producto final se transporta a España. 9. La relación de dependencia y el circuito de explotación de la metrópoli hispánica crea en América estamentos urbanos y rurales cuya razón de orden reside en el origen sustentado en el derecho de dominación. El estamento más alto corresponde a los españoles nacidos en la metrópoli, siguen los criollos, los mestizos y finalmente los indígenas. Esta jerarquía guarda relación y correspondencia con el rol económico: terrateniente, empresario minero, comerciante, pequeño industrial, artesano, sirviente, trabajador minero y de obraje, agricultor, así como con el rol social: burocracia civil, militar, y religiosa. Existe una ley de dominación y explotación del estamento más alto sobre los demás y de los estamentos medios sobre los bajos, así como una fuerte estratificación en los niveles altos y una infranqueable barrera social y económica para el mestizo y el indígena. Pero la sobrecarga y suma de todas las explotaciones estamentarias, el rigor de todas las servidumbres, la esclavitud y la muerte, recaen en el último escalón: el indígena, que es fuerza de trabajo gratuito para el laboreo de las minas, para el obraje y las tareas agrícolas del feudo. La expoliación del indígena se inició en la violencia de la conquista con la esclavitud. Luego, frente a planteamientos éticos que se oponían a este tratamiento, surgió la ficción jurídica del requerimiento que consistía en la exhortación a los aborígenes para que se sometieran su pena de guerra o esclavitud; simultáneamente surge la encomienda con su connotación de adoctrinamiento y los repartimientos: adjudicación de indígenas para su explotación como fuerza laboral y la mita para la extracción minera. También existen formas de trabajo asalariado y otras servidumbrales. Casi todos estos sistemas de trabajo fueron coactivos, deformaron la economía agrícola precolombina, o la dejaron desamparada por el éxodo y el agudo descenso de la población. En el proceso histórico de explotación y vejamen, una lucha persistente se desencadenó entre principios humanistas y teológicos por aminorar la dureza del trato a los indígenas y el ávido interés de los privilegios explotadores que no ceja y en su caso desacata las disposiciones del Consejo de Indias cuando éstas afectan sus beneficios. 10. En esta época que se prolonga hasta mediados del siglo XVII, el sistema monopólico impuso agudas rigideces en la estructura colonial, en la producción, el comercio, el transporte, la distribución del flujo productivo y monetario. Se fijaron cuatro puertos privilegiados en América y el único puerto de embarque fue Sevilla. Como institución de control funcionó la Casa de Contratación. Se eliminó el comercio entre colonias a otras metrópolis. Los principios básicos que conforman la colonización se plasman en las Leyes de Indias. Cualquier incipiente forma de desarrollo autónomo o que fuera competitiva con la metrópoli fue destruida. El sistema monopólico produjo en América atomización y desintegración territorial, económica y social. Posteriormente la refeudalización causada por la decadencia minera de Potosí, reforzó este fenómeno, generando en el desarrollo histórico graves consecuencias económicas, políticas y sociales en el Alto Perú. 11. La afluencia de oro y plata de América en lugar de fortalecer a la burguesía española, paradójicamente la debilita, porque hace supervivir a su fuerza antagónica: la aristocracia feudal, sin vigencia ya dos siglos antes. La burguesía no recibe el apoyo necesario. Gran parte de las riquezas de América se insumen en el dispendio y en los gastos de guerra de la monarquía y la nobleza. El oro y la plata salen de España por la compra de mercaderías y por las operaciones bancarias motivadas por el progresivo endeudamiento de la corona que fortalecen el crecimiento e industrialización de potencias europeas como Holanda e Inglaterra, donde se consolida la burguesía. Se calcula que la riqueza extraída de las entrañas de América, de 1500 a 1750, es mayor a todo el capital invertido en la industria europea hasta 1880. La contribución de Potosí y el Alto Perú en ese ingente volumen de riquezas fue subtancial. Como reflujo dialéctico, la débil estructura económica metropolitana de producción de mercancías, no da respuesta a la demanda americana que vive estrangulada por el monopolio, surgiendo como efecto el contrabando costero e interno. La inelasticidad económica del circuito metrópoli-colonia-metrópoli entra en crisis a partir de 1630 con la declinación de la producción minera por el agotamiento de vetas superficiales y el irregular abastecimiento de azoque indispensable para el laboreo de la plata. Empieza, en consecuencia, la quiebra del subsistema económico del Perú, cuyo núcleo dinamizador y regulador era la producción minera. Se alteran los términos del comercio interno y la relación con las áreas agrícolas de excedente y el flujo productivo y monetario. Contrariamente a lo que ocurrió en el período anterior, la región da por su situación central. Al modificarse los términos económicos, las áreas despobladas costeras de América, antes secundarias y que vivían de los excedentes económicos, del área central, las zonas de cultivo central, las zonas de cultivo tropical y las de apoyo agrícola y ganadero de la periferia, reciben impulso y se expanden por la virtual ruptura del monopolio y la creciente influencia comercial de otras potencias metropolitanas. El territorio que después conforma Bolivia queda aprisionado así en estructuras regresivas que involucionan hacia un feudalismo atomizador con alguna producción residual minera poco significativa. Los estamentos altos se estrafican, el comercio emigra aún más, la pobreza gana las capas medias y la miseria diezma la población indígena. Las ciudades altoperuanas antes en auge se estacionan y decrecen en población e importancia, superviviendo una burocracia rígida que se mantiene con el aumento de tasas e imposiciones. 12. En los cincuenta años finales del siglo XVII y durante el siglo XVIII se fue acentuando la crisis del sistema imperial en América. El crecimiento de la periferia colonial, la tendencia a diversificarse en la explotación de nuevos recursos naturales y la demanda de libre comercio, entran en acumulativa contradicción con el monopolio impuesto por la metrópoli, cuya economía comercial y financiera se estanca y está sometida en grado cada vez mayor el control de países y capitales extranjeros. En este período se crean dos virreinatos más, el de Nueva Granada y el del Plata, una de cuyas audiencias es Charcas. Al monopolio hispánico que pretende aislar a las colonias del comercio y que impone precios muy altos a las mercancías que exporta, porque hace labor de intermediario, se opone el libre cambismo dominante europeo por la acción de Inglaterra, Holanda y Francia, que quieren dar plena libertad al juego de intercambio, prestando apoyo a las compañías mercantiles y el tráfico marítimo. La crisis conlleva el debilitamiento militar y marítimo de la vieja metrópoli. Va surgiendo en el mundo una nueva ideología que eclosiona en la Revolución Francesa y en la independencia norteamericana. El desplazamiento de la metrópoli española por Inglaterra no es una simple sustitución. Se produce un cambio cualitativo económico, político y social que define y caracteriza a una nueva época que se prolonga hasta nuestros días; la modificación de las relaciones de producción por el surgimiento del capitalismo inglés que lleva a cabo la primera etapa de la revolución industrial. La suerte futura de la formación y el desarrollo de las naciones de América guardan estrecha relación con este cambio. Dentro de esa matriz económica de dependencia, tres factores influyen para la diferenciación y el grado de desarrollo desigual y combinado de las áreas del continente americano: primero, recursos naturales existentes que interesan a la metrópoli para la expansión, crecimiento y consolidación del capitalismo; segundo, ubicación geográfica de los recursos en el continente, condiciones periféricas portuarias, intermedias o centrales; tercero, contexto sociopolítico que facilita o dificulta la explotación del área. 13. Vulnerado el monopolio por el tratado de Utrecht, por el contrabando y la crisis política española, junto a la mercadería europea, llegan por los puertos americanos las ideas de las revoluciones francesa y norteamericana. La universidad de Charcas es el núcleo intelectual más importante; en ella se elabora la ideología revolucionaria, desde allí las ideas se irradian y difunden en América. En el proceso de la Independencia existen dos connotaciones: en una interna y otra externa. Si bien el ideario de la Independencia compromete teóricamente a todos los estamentos y clases sociales de América, porque los principios de libertad e igualdad afectan al individuo, la gran batalla se libra entre los dos estamentos socioeconómicas más altos: el español y el criollo. La población criolla ha crecido apreciablemente en número e importancia y presiona para poseer las prerrogativas y privilegios económicos y sociales que ejerce y goza la minoría española. En el Alto Perú y en otra área similares, la población indígena estuvo marginada de la lucha, con excepción de la Gran Insurgencia Indígena cuyos objetivos son más profundos que los planteamientos liberales, porque en la desnuda realidad económica no se combatía por la liberación de los más oprimidos, ya que el botín en disputa era la fuerza de trabajo y la servidumbre indígena que generaban riquezas y privilegios. El mestizo interviene en la medida en que espera ascender un escalón más, aunque sabe que continuará segregado social y económicamente. Existe separación e incongruencia entre los principios ideológicos liberales que pretenden orientar y dar contenido a la causa de la independencia que se traducen en proclamas, manifiestos y posteriormente en leyes, y la situación real de las relaciones de producción y de explotación que en esencia no se alteran con la Independencia y la República. Más aún, en algunos aspectos se endurecen y agravan, tal el caso de la propiedad agraria. Una de las causas para que quedara intacta la estructura económica fue que los postulados liberales, al no contar con base de sustentación y la ejecución con una burguesía nacional capaz de transformar las relaciones de producción feudales subsistentes, quedaron circunscritos a lo enunciativo y formal. La segunda connotación y donde asume máxima importancia la Independencia es en la destrucción del vínculo visible de poder y supeditación con la metrópoli hispánica que en consecuencia desbarata la dominación y explotación externa colonial; aunque posteriormente, al no haberse modificado las condiciones de la explotación interna ni generado un desarrollo autónomo, otra metrópoli, varias décadas después, llene el vacío y las ejerza en otro contexto y con medios mucho más sutiles. 14. La gran Insurgencia constituida por los movimientos indígenas de liberación americana de Tomás Katari, Tupac Amaru y Tupac Katari, va más allá de un enfrentamiento interestamentario de criollos y españoles, ya que trascienda lo puramente étnico. El marco geográfico propio de estos movimientos ese el ámbito que abarcó el imperio incaico, pero el contenido político y social que tienen es continental. La gran Insurgencia es precursora de la Independencia y fracasó porque planteaba un cambio sustantivo y radical de la estructura socioeconómica vigente, y porque cuestionaba determinados valores superestructurales, como el origen divino del poder. Se genera de abajo hacia arriba, desde el estamento indígena que sufría la suma de las explotaciones de todos los estamentos. Los españoles y los criollos que estaban en pugna, al ver en riesgo sus privilegios reales y espectaticios se unieron y la ahogaron en sangre con propósitos de escarmiento. La Gran Insurgencia es la retiente más genuina de la Revolución boliviana. 15. El grito de la Independencia nace en 1809 en el área central de América del Sud, el Alto Perú, y se expande desde allí hasta la periferia continental. La consolidación de la Independencia sigue el curso inverso: de la periferia avanza al centro en movimiento envolvente con los ejércitos de Bolívar y San Martín. Así el Alto Perú que fue el primero en enarbolar la revolución es el último en alcanzar la Independencia; pero en esos quince años, sobre el lomo increíble de esa geografía, que fue zona principal de las culturas indígenas, área central de la colonia y de cuyas entrañas fue arrebatada la riqueza más cuantiosa, se desarrolla la Epopeya de la Guerrilla. La fenomenología de la emancipación constituye uno de los elementos más relevantes para la interpretación, esclarecimiento y proyección del proceso revolucionario boliviano, siendo particularmente la guerrilla de la Independencia una de sus más caracterizadas vertientes. En las revoluciones que entre 1809 y 1810 se proclaman en las distintas regiones del Alto Perú, dos tienen especial importancia: la de Chuquisaca por ser la primera y haber surgido de la élite intelectual de la Universidad de Charcas que cumple el rol del núcleo difusor de pensamiento e ideología; y la de La Paz por su extraordinario contenido político, las implicaciones económicas que conlleva y la incorporación de mestizos e indígenas en la junta Tuitiva, dándole carácter de gesta popular, vigorosa y profunda. Los movimientos revolucionarios del Alto Perú encienden la insurgencia continental. Los criollos de las áreas periféricas costeras apoyados por los intereses ingleses y por la naciente burguesía comercial, no tardan en lograr su independencia. El ejercito español concentra sus fuerzas en la alta meseta del área central donde no hay ni burguesía ni llega la ayuda inglesa; se aferra en aquella zona estratégica que fue la que más explotó Frente a la desigualdad bélica y por las características geográficas invertebradas, el Alto Perú opone una forma propia de lucha: la guerrilla, desconcertante por la táctica que usa fulminante por los efectos que causa. No define la guerra por la batalla sino por el desgaste a través de la suma terca de las acciones heroicas. En quince años y por todo el territorio, más de un centenar de caudillos y guerrilleros dirigen sinnúmero de grupos armados que luchan denodadamente. En esta epopeya, con el apoyo solidario de cada región, por la dinámica vertiginosa de las acciones heroicas que se llevan a cabo en el extenso territorio y con la sangre derramada de caudillos y soldados guerrilleros, se configura, fusiona y consolida la comunidad boliviana en el tríptico geopolítico del altiplano, el valle y el oriente. El ideal primigenio es la causa libertaria latinoamericana. Pero el escaso desarrollo económico interno, la limitada conexión comercial entre los distintos virreinatos, la ausencia de una burguesía nacional, la evolución del puerto de Buenos Aires que concentra sus intereses en el área costera y la presencia de oligarquías retrógradas, impiden la materialización del ideal bolivariano. La batalla de Ayacucho emancipa finalmente el Alto Perú. La República de Bolivia cuya gestación está en la guerrilla se hace viable. Los factores externos que influyen para su afianzamiento son: el genial y consciente silencio de Bolívar frente a los reiterados pedidos del Mariscal de Ayacucho solicitando instrucciones sobre el destino del Alto Perú, la línea virreinal, desde la reforma bubónica, se separó el Bajo y el Alto Perú; la evolución del polo portuario de Buenos Aires que impactado por la influencia externa del comercio, concentra su desarrollo y su máximo interés en el área costera concediendo autodecisión sobre su destino a las provincias de la distante Audiencia de Charcas. 16. En la Asamblea Constituyente del 18 de julio de 1825 con excepción de Lanza, no estuvieron presentes los caudillos guerrilleros, aquellos que forjaron la nación boliviana; están los doctores de Chuquisaca. No hubiera habido variación en la Constituyente de decidir los primeros, pero la influencia de los guerrilleros como grupo dirigente en los primeros años de la República pudo haber producido una importante modificación en el curso histórico. Los guerrilleros pertenecían al estamento criollo, pero en la lucha tuvieron vivo nexo con el pueblo y conocieron la compleja geografía del territorio nacional y en ellos maduró una concepción progresista. En cambio, los doctores de Chuquisaca, en su mayoría criollos reaccionario, eran representantes de los terratenientes feudales, proclives al latifundio, a mantener la servidumbre y el enclaustramiento regional. Los doctores como estamento de poder no tardaron en pactar con los españoles hacendados, que para defender sus privilegios, rápidamente se dieron vuelta. Por otra parte promovieron, en calidad de caudillos republicano a militares que muy poco tiempo antes estuvieron alineados en la causa realista. De este modo los doctores, pactando con los notables, aminoraron los efectos de renovación y cambio de la Independencia que debieron, en alguna medida, haberse producido. 17. Varios países latinoamericanos por el proceso de la independencia tienen una deuda histórica con Bolivia: el foco formativo e insurgente ideológico más importante fue la Universidad de Chuquisaca; el primer grito de la independencia desciende desde el Alto Perú; finalmente, la Epopeya de la Guerrilla es por una parte un sacrificio suicida en aras de la libertad continental, y por otra es la táctica que obliga a que el grueso del ejército realista se concentre en el Alto Perú, permitiendo de este modo la pronta liberación de varios países latinoamericanos. 18. Mientras los nacientes Estados de la periferia continental recibían el estímulo del comercio y la demanda de nuevas materias primas, la nación boliviana republicana, atrapada en formas y modos de producción feudales que se endurecen, invertebrada geográfica y económicamente, con limitadísimos medios de comunicación, sin reactivación de la economía minera, con una agricultura de subsistencia y con una inmensa masa marginal, se estanca, vive retraída y aislada sin que se operen cambios cualitativos sustanciales. La naturaleza y las características de la estructura económica y social interna del período colonial subsisten y algunas instituciones que aminoraban el rigor de la explotación desaparecen. El estancamiento motivado por la decadencia de la plata se prolonga hasta fines del siglo XIX. El vacío económico de este lapso causado por el encerramiento del feudalismo ese el motivo primordial del atraso interno e internacional en el que todavía hoy vive la nación. 19. Las clases y estamentos sociales durante el primer período republicano no sufrieron cambios apreciables en relación con la colonia. El criollo que venció al español y lo sustituyó como clase de poder, tendía a las mismas pautas de comportamiento y trataba de orientarse por los mismos valores. De este modo su permanente esfuerzo, pese al impacto mestizo del medio sociogeográfico, fue el de identificarse con el español étnica y culturalmente para justificar la explosión al indígena, por razones de su origen. Asume de este modo, como legado, el inhumano derecho de explotación del conquistador peninsular pero con una apariencia formal encubierta de libertad e igualdad que toma prestada de las revoluciones francesa y norteamericana. El estamento más compulsivo es el del mestizo, porque todo el sistema compulsivo de valores que utiliza el criollo españolizante algún ascendiente hispánico de lustre y a mimetizarse como si fuera criollo, pero a pesar de todo es siempre relegado, preterido. Finalmente el indígena, todavía más desamparado, sufre explotación sin misericordia. Esta situación supervive hasta la mitad de siglo XX y de algún modo todavía continúa. Resulta notable como deforman el proceso nacional dos historiadores que representan las contradicciones de los dos primeros estamentos. Gabriel René Moreno: criollo españolizante, detractor de lo indígena, y Alcides Arguedas, mestizo españolizante, enemigo tan encarnizado del mestizo que sufre y vive en él, como enemigo formal del idioma español. El parricidio indígena cultural constituye una de las más patéticas contracciones de la época republicana y de la actual, en una nación substancialmente mestiza e indígena. Realidad y valores estos que no sólo nos autentifican como nación sino que servirán de levadura sociocultural para la conformación e identidad de la gran nación latinoamericana. 20. Los quince años de lucha de la independencia al no haber alcanzado los frutos de un cambio sustantivo, incubaron un latente espíritu de inconformidad, caudillaje, conspiración y asonada. La minoría que tenía acceso al gobierno, durante los primeros cincuenta años de la vida republicana, giró en torno de los intereses del latifundio, no generó cambios significativos y la inmensa mayoría nacional siguió marginada. Ese marginamiento de las mayorías nacionales produjo un permanente desfasaje entre la estructura formalmente liberal, importada de Europa y Estados Unidos. Este permanente choque entre la estructura económica real y la superestructura ideal, provocó la permanente inestabilidad de los gobiernos republicanos. La episódica secuencia gubernamental es la lucha interna personalista de la minoría que se debate o en voluntarismo violento, bárbaro o romántico; o en esfuerzos de un legalismo acartonado inoperante, porque todo el sistema normativo resulta postizo y formal; o en intentos de ordenamiento administrativo de poca relevancia; o en actitudes de un populismo y proteccionismo económico en cierne. Siempre reiterado las manidas declaraciones del ideario independista, el ascenso al poder es resultado de actos individuales heroicos o de deslealtades inauditas. La tradición patriótica de los guerrilleros de la independencia es retomada por el mariscal Andrés de Santa Cruz, que levanta la bandera de la confederación PerúBoliviana, destrozada por las oligarquías interna e internacional. Más tarde el gobierno de Belzu plantea por vez primera la incorporación del pueblo a la lucha política e intuye que el desarrollo industrial del país no podrá provenir de la importación de manufacturas, sino de la transformación de los talleres artesanales en industrias propias, capaces de abastecer progresivamente el mercado interno. La dictadura de Melgarejo liquida las comunidades campesinas e impide que la adhesión de las masas indígenas a Belzu pueda significar su liberación social y su incorporación activa a la vida política del país. En este período Agustín Morales inicia la defensa de los recursos naturales. 21. El extenso territorio nacional en los cuatro confines tuvo y aún tiene como límite la pobreza y la despoblación periférica y circundante. Un cinturón de zonas abandonadas y de pueblos de aguda pobreza rodena el territorio: pero cuando se descubren en al periferia boliviana ricos recursos naturales, la voracidad del capitalismo internacional para controlar y aprovechar la explotación y la coincidencia con los intereses de los países limítrofes, modifican sangrientamente las fronteras territoriales y se inicia la inicua historia del despojo. Se invierten de este modo los términos históricos: las tendencias del desarrollo desequilibrado y dependiente de la periferia portuaria latinoamericana, generadas por el comercio exterior de las nuevas metrópolis, Inglaterra y Estados Unidos, determinan que los países limítrofes se incauten de las riquezas de la nación central boliviana, otrora núcleo básico de la economía continental y generadora de la gesta libertaria, que durante este período vive atrapada por el estancamiento de una economía feudal, con una larvaria burguesía, amarrada por una geografía invertebrada y difícil y con el lastre de un sistema económico y social que margina a las inmensas mayorías nacionales. El artero despojo del guano, el salitre, y el cobre potencial nos priva de la salida al mar; situación ésta la más injusta y denigrante de la historia latinoamericana. El despojo de la goma modifica la frontera del norte boliviano y el pretendido despojo del petróleo cercena el sudeste. Los límites quedan así definidos por la resistencia nacional a la depredación y por la natural barrera de contención de la geografía física. 22. La lucha entre liberales y conservadores y la victoria de los primeros, constituye hito importante en el proceso nacional porque significa internamente la gravitación de la pequeña burguesía de La Paz de tendencia democrática, abierta a la movilidad del estamento mestizo, la comprobación de la fuerza del movimiento de masas campesino y su utilización para romper el equilibrio político. Todo esto, frente a la elitaria y estratificada sociedad burocrática y feudal de Chuquisaca; Conservadora, aferrada a hipotético origen nobiliario, escudada por la gazmoñería religiosa. La tendencia liberal significa, además, la intención de incorporar el país al mercado internacional y romper con el vacío económico a través de la explotación minera. 23. A partir de 1900 en que se inicia el ciclo liberal, el proceso está ligado a la explotación de las materias primas, a las leyes capitalistas del mercado internacional y a la difícil y desigual lucha por restituir y afirmar la soberanía interna sobre la explotación de los recursos naturales. Este período que culmina en 1952 tiene las siguientes características: 1) Mantención de la explotación feudal de la tierra como prolongación del régimen colonial con modalidades de latifundio y gamonalismo. 2) Incursión del capital extranjero a través de empresas monopólicas internacionales y acelerados endeudamiento externo. El proceso de colonización de Bolivia se realiza por tres canales: por la vía financiera, mediante lesivos empréstitos que no sólo son atentatorios contra la economía y buena fe de la nación, sino que además conceden a los consorcios financieros otorgantes, facultades de dirección y fiscalización de toda la economía pública, subordinado al Estado boliviano a controles externos: por la vía de la fusión de los grandes capitales mineros con los monopolios extranjeros, internacionalizando sus empresas y capitales; por la vía de la explotación directa del imperialismo a través de las concesiones de los más ricos yacimientos petrolíferos del país. La presencia de la Standard Oil traslada a Bolivia la pugna intermonopólica y desata la guerra del Chaco. 3) Estancamiento de la burguesía nacional, comercial e industrial que no pudo superar su fase incipiente, porque la economía estaba constreñida al marco feudal con una inmensa masa marginada del consumo, limitaciones de capital, ausencia de empuje empresarial, infraestructura inadecuada y alto costo del transporte. De este modo en Bolivia no se cumple lo que logran varios países latinoamericanos, la etapa de sustitución de importaciones por el fortalecimiento de una industria nacional y las burguesías pierde toda perspectiva propia al haber devenido en mero apéndice del sistema monoproductor. La clase media sufre los efectos de esta situación identificándose las más de las veces con los valores de la sociedad alienada, constituyendo el apoyo y la reserva social de la oligarquía; pero también la clase media genera un tipo de pequeño empresario de gran empuje que choca con los obstáculos de una férrea estructura que no le ofrece viabilidad posible, asimismo por su peculiar situación una parte de sus estratos conforma la inteligencia revolucionaria del país. 4) Sistema global de explotación del estaño y otros minerales que se constituyen en núcleo económico que imprime la estructura monoproductora del país, dependiente del imperialismo, representada por los barrones del estaño. No reinversión de beneficios, fuga de capital, acreencia permanente sobre el Estado a través de préstamos y anticipos por regalías, supeditación al capitalismo internacional, son algunas de las modalidades de este período de explotación y dependencia. 5) Los grupos de poder, los medios de comunicación y todo el aparato gubernamental están al servicio de los expoliadores que conforman el superestado minero. Para mantener su cuota de beneficio se alinean bajo el denominador común de la explotación minera, sectores y grupos heterogéneos: la débil burguesía nacional, el latifundio, todos los partidos tradicionales y los gobiernos civiles y militares con excepción de aquellos que optan el nacionalismo como reacción frente a la servidumbre legalizada e institucionalizada en que vive toda la nación. 6) El desastre de la guerra del Chaco permitió una autovisión descarnada del país; destruyendo la fisonomía que proyectaban los grupos de poder tradicionales. De la contienda surge el nacionalismo de izquierda, representado por varios partidos que se organizan casi todos ellos en la Universidad Autónoma. Severos enjuiciamientos desmoronan los mitos nacionales de la reacción. De la convivencia democrática y sacrificada de la lucha en el frente, nace la visión de lo que es la realidad nacional: la explotación del indígena, el gamonalismo bárbaro, el sometimiento a los intereses mineros, el vergonzoso manejo internacional, político y económico, el descalabro de la vieja casta militar, tan inoperante y jactanciosa como venal e ignorante, y la necesidad de sustituirla por una fuerza de inspiración nacionalista, de actitud ética y misión reinvindicadora. 7) A los estamentos y clases que continúan con las mismas características de la colonia y la fundación de la República, se incorpora el proletariado minero como vanguardia revolucionaria y el proletariado fabril de menor importancia y número, pero con gran capacidad de lucha. Las tesis básicas que se plantean como quehacer revolucionario, son concebidas pro el proletariado minero y los ideólogos de la izquierda. Durante todo este período la represión que sufre el pueblo se dirige por una parte a consolidar las condiciones de explotación y dominio feudal en el campo mediante la usurpación violenta de tierras de campesinos, destrucción de las últimas comunidades supervivientes en la República con periódicas matanzas indígenas legalizadas por el aparato superestructural y de dominación jurídico militar; por otra parte, a mantener el sistema de explotación en las minas y asignarle al capitalismo internacional su alta cuota de beneficios a costa de un régimen salarial de hambre conseguido por la violencia y la cadena de masacres que fueron formando hitos sangrientos que señalan el derrotero de un pueblo heroico en busca de su liberación. 8) La mentalidad de la clase dominante, inclusive hasta nuestros días, expresa su condición expoliadora e intermediaria del sistema colonial. Así condicionada da las espaldas a la realidad nacional y sus valores, desprecia a la nación que explota como típica clase herodiana, se identifica historiamente con los valores de la sociedad metropolitana, interiorizando en el estrato dominante modos de vida, pautas de consumo, esquemas ideológicos de sociedades altamente industrializadas que no corresponden ni a los valores y tradiciones de la colectividad nacional, ni al desarrollo de sus fuerzas productivas. 9) La guerra del Chaco desnuda los mitos con los que la oligarquía minerofeudal pretendía cubrir la fragilidad estructural del país. En las trincheras del Chaco se conforma el frente de las clases oprimidas. La insurgencia del nacionalismo permite expulsar a la Standard Oil y recuperar el petróleo. Ese germen de nacionalismo tiene clara expresión en el gobierno de Busch, con la medida que establecía el control estatal sobre las divisas generales por la exportación minera. 10) La corriente nacional resurge con el gobierno de Villarroel, después de la política entreguista de Quintanilla y Peñaranda. Villarroel establece la vigencia del control estatal sobre las divisas, dicta la abolición del pongueaje y permite la organización de los trabajadores. 24. La insurgencia popular del 9 de abril de 1952 da inicio a la etapa de la Revolución Nacional. Constituye el acontecimiento político más importante desde la fundación de la República. El triunfo popular lleva al poder al Movimiento Nacionalista Revolucionario. Este proceso tiene dos etapas: la revolución y la claudicación. En la primera el MNR enarbola banderas de liberación nacional y social para adherir a las masas populares que demandan objetivos revolucionarios. Se acometen tres puntos básicos de la realidad nacional: primero, se destruye el superestado minero por la nacionalización de las minas; segundo, se destruye el sistema feudal de explotación de la tierra a través de la Reforma Agraria; y tercero, se trata de incorporar aspectos superestructurales. Lamentablemente las contradicciones internas del MNR conspiran, desde el primer día, contra la revolución y la frustran y traicionan. Las causas de estas contradicciones radican: 1° El desequilibrio policlasista del partido, compuesto por el proletariado, la clase campesina, la clase media y la pequeña burguesía que ejerce hegemonía y le imprime las limitaciones de su mentalidad al proceso contando para este fin con una cobertura de maniobra amplia al ejercer funciones claves de gobierno y asimilar a la inteligencia revolucionaria predominantemente de clase media. 2° Falta de una ideología coherente que encause y dé sentido a la praxis revolucionaria. La orfandad ideológica se reemplaza por un nacionalismo mecanicista autosuficiente e improvisador que pretende hacer la revolución sin publicar metas y objetivos de liberación nacional y social. 3° Propósitos de crear artificialmente una burguesía nacional en el seno del partido que devino en la aparición de un grupo privilegiado de importadores, desencadenando, en suma, la corrupción en casi todos los niveles del régimen. 4° Política paradójica y errada al no correlacionar las variables: independencia interna e independencia externa. De este modo gran parte de los actos de gobierno que tendieron a la independencia interna, por la vía del financiamiento, la ayuda, el asesoramiento y los acuerdos de cooperación metropolitanos, significaron la mayor dependencia externa. Se pretendió hacer revolución con el financiamiento del imperialismo. Por ese camino se llegó a la etapa de claudicación y traición. Este conjunto de contradicciones y la concurrencia de algunos factores más, determinaron internamente: primero, que por la nacionalización de las minas se cree una burguesía burocrática, se desfinancie la economía nacional por el alto monto de indemnización de dichos recursos y se postergue la posibilidad de instalar hornos de fundición; segundo, que por la reforma agraria surja una nueva clase pobre, pequeño propietaria, minifundista, contradictoria porque por un parte no tiene posibilidades de romper, en las condiciones imperantes, el círculo de su economía de subsistencia, pero por otra, va interiorizando aspiraciones de su nueva situación de clase; tercero, que por el voto universal no se logra una incorporación real de los marginados, sino nominal, ya que el ejercicio del sufragio está condicionado, a la maniobra y presión de pequeños caudillos locales al servicio del gobierno, que sustituyen al patrón feudal y sólo sirve para legitimar el poder público a través de la ficción de una masiva participación. La dependencia externa, paradójicamente reforzada por el MNR condicionó la total subordinación del Estado a las agencias de desarrollo económico y social dirigidas por el imperialismo que impusieron una política de irrestricta apertura a la penetración de empresas monopólicas respaldadas por una legislación antinacional que tuvo como resultado mayor grado de explotación de los recursos naturales del país. 25. Con el golpe interno de su cédula militar el MNR prolonga y acentúa la etapa de claudicación y traición de la revolución. Participa de este golpe el llamado Comando Político del Pueblo, conformado por fuerzas políticas reaccionarias y, curiosamente, algunos partidos de izquierda. El período del general Barrientos se caracteriza por una absoluta entrega a los intereses imperialistas, su identificación con una nueva rosca minera, industrial y comercial y por la fuerte y sangrienta represión a las organizaciones populares. No obstante, en este período de claudicación el sector progresista de las Fuerzas Armadas, en los últimos meses de la Junta Militar que derrocó a Paz Estensoro, logra imponer una medida de liberación nacional: el contrato de instalación de hornos de fundición de estaño. El período del general Barrientos produce un vacío en la dirección política y sindical que, cinco meses después de su muerte, es aprovechado por los sectores nacionalistas de la institución militar para proponer un programa que abra el camino al proceso de liberación nacional que con el nombre de Mandato Revolucionario de las Fuerzas Armadas justifica la toma del poder y sirve de fundamento al gobierno del general Ovando. La nacionalización de la Gulf, que lamentablemente no contó con el decidido respaldo de organizaciones que se proclamaban revolucionarias, el bloqueo externo a la comercialización del petróleo y la adopción de otras medidas revolucionarias, generan contradicciones en el sector militar del gobierno y refluyen en las Fuerzas Armadas donde se impone el sector reaccionario, obligando a Ovando a su dimisión. 26. El golpe fascista liderizado por el alto mando militar tiene un decidido y categórico rechazo en la actitud personal del general Juan José Torres que recibe el inmediato respaldo del sector progresista de las Fuerzas Armadas y del pueblo. De este modo se consolida un gobierno revolucionario, democrático y popular. El gobierno revolucionario inicia una nueva etapa del proceso de liberación nacional. En la política externa asume firme posición anti-imperialista y de independencia. En el orden interno rescata para el país los recursos naturales enajenados, promueve una amplia dinámica democrática que permite la movilización, organización de defensa de los explotados y marginados de la sociedad. 27. La política revolucionaria y las medidas de liberación nacional y social que el gobierno del general torres fue adoptando en forma sistemática y cada vez más profunda, estaban originando un salto cualitativo para la transformación de las estructuras del país y la ruptura de la dependencia; frente a esa realidad, nuevamente, se agrupan los sectores reaccionarios castrenses, empresariales, oligárquicos y de la burguesía intermediaria, comprometiendo la acción coincidente del fascismo (FSB) y del nacionalismo claudicante (MNR), con el auspicio del imperialismo y sus pretores para conformar un gobierno colonialfascista. Este nuevo régimen impone y ejecuta la estrategia de la subordinación total del país a los intereses de la oligarquía y del imperialismo, mediante un sistema bárbaro de terror, hambre, miseria, regresión y servilismo. Las experiencias del 9 de abril de 1952 y del 7 de octubre de 1970 demuestran que sólo con la participación popular es posible avanzar firmemente por el camino de la liberación nacional. También demuestran la necesidad de que el pueblo cuente con un sólido instrumento político capaz de plasmar su voluntad y que no puede ser sustituido por el voluntarismo pequeño burgués. La hora actual impone la organización de un vasto y unitario movimiento para destruir al colonial-fascismo y organizar en Bolivia el poder del pueblo. TESIS POLÍTICA Del examen histórico que precede se llega a las siguientes conclusiones: I 1. América Latina durante tres siglos de dominio por la metrópoli hispánica, sufrió el mayor grado de explotación: el colonial; la emancipación rompe el sistema de dependencia externa, pero mantiene las condiciones internas de expoliación y posteriormente ingresa a una explotación neocolonial a través de sucesivas metrópolis que, finalmente, son desplazadas por el imperialismo del norte. Esta explotación se manifiesta con caracteres más profundos en la nación boliviana, por sus peculiares condiciones históricas, sociales y geográficas, que determinan en el orden económico; y en el político y social: marginalidad. Algunas tentativas de superar esta situación fracasaron en el país, por no haberse atacado drásticamente la causa fundamental: la dependencia. 2. En consecuencia, la Independencia de la nación boliviana, sólo será posible por el camino de la Revolución Democrática y Nacional que romperá con la explotación imperialista, con la alineación ideológica y cultural y destruirá las estructuras internas de dominación y explotación y generará un auténtico poder popular capaz de establecer los fundamentos de una nueva sociedad. En el aspecto económico la Revolución Democrática y Nacional se resuelve mediante la planificación integral de la economía. II 1. En el decurso histórico de Bolivia el comportamiento de las clases sociales nos lleva a las siguientes conclusiones: La burguesía débil e incipiente no genera, en ninguno de los períodos, un desarrollo industrial nacional que la potencie; por el contrario, deviene clase frustrada subsidiaria de la estructura monoproductora minera constituida por los barones del estaño que internacionalizan sus empresas y beneficios y se ligan al capitalismo internacional conformando el sistema de la explotación seminacional conformando el sistema de la explotación semicolonial. La burguesía nativa supervive dependiente de las escasas divisas que genera la gran minería y del flujo comercial emergente. A raíz de este fenómeno no tiene concepción ni fuerza nacional propias que le permitan cumplir la fase democrático burguesa, ni impulsar el desarrollo capitalista del país. Esta es la causa de su falta de ubicación histórica cuando se opera la destrucción del superestado minero, que determina un rol intermediario y su absoluta dependencia a los intereses metropolitanos. Por las razones expuestas la burguesía no fue capaz de constituir una vanguardia política propia fuerte, que expresara sus intereses de clase y tuvo que recurrir al trasplante de la teoría económica del capitalismo sin adecuarla a la realidad del país. En el último tiempo se advierten dos tendencias contrapuestas: por una parte la burguesía tradicional que tiende a un acondicionamiento seudo democrático dentro de los viejos moldes republicanos y una nueva burguesía agro-industrial, enajenada, con raíz feudal-esclavista, carente de objetivos nacionales, fascista, antagónica de la nación y totalmente comprometida con el imperialismo y sus enclaves latinoamericanos. La falta de un desarrollo capitalista del país determina la formación de un proletariado cuantitativamente reducido. Dentro de las características de explotación del país, el sector minero por sufrir el mayor grado de explotación de divisas, se constituye en al vanguardia que lideriza las reivindicaciones sociales y de lucha por la independencia del país. El otro sector proletario, el fabril, se desarrolla en las ciudades y juega importante papel adquiriendo su mayor fuerza cuando está adecuadamente organizado e integrado con los otros sectores explotados. En esas condiciones se expresa como el factor fundamental de las transformaciones de la nación, como la fuerza social más caracterizada en el avance del proceso liberador. Sin embargo del as limitaciones cuantitativas, opuestamente a lo que aconteció con la burguesía, el proletariado tiene trascendencia cualitativa porque fue capaz de impulsar la ideología de la liberación nacional y de asumir posiciones radicales y definitorias en la historia revolucionaria. Los sectores obreros que con su generosidad, sacrificio y heroísmo, son los principales protagonistas de los movimientos revolucionarios, resultan siempre frustrados en sus aspiraciones de liberación nacional por la conducta política proclive a la claudicación de la clase media que ha hegemonizado hasta ahora los intentos revolucionarios en el país. La clase media se subdivide en varios estratos, con cierto grado interno de movilidad y actúa entre los polos de la burguesía y el proletariado, lo que determina un coeficiente de inestabilidad e indefinición política; sin embargo, su gravitación tiene máxima importancia en el proceso histórico nacional ya que, por una parte, ella conforma cuadros al servicio de la oligarquía y del imperialismo pero, por otra, produce el núcleo de la inteligencia revolucionaria de la nación boliviana. La clase media como coyuntura de realización social no tiene sino la opción de integrar el aparato burocrático estatal, o las Fuerzas Armadas o la actividad privada, lo que la vincula con el sistema de dominación del país; tiene sin embargo una gran capacidad para percibir la dramática situación de dependencia nacional por lo que se explica su concurso en los cuadros dirigentes de la revolución. Desde el régimen colonial y durante la República, la clase campesina sufrió la sumatoria de todas las explotaciones. Constituye la gran mayoría del país y caracteriza la nación boliviana con sus rasgos indígenas y mestizos. Conforma el núcleo generador que fisonomiza las expresiones culturales genuinas de Bolivia y del continente; es la fuente social permanente que nutre al proletariado boliviano, donde integrado a un sistema productivo más avanzado demuestra sus grandes facultades de asimilación, adaptación y receptividad, y con alta conciencia de clase manifiesta su potencialidad y combatividad política cuyos orígenes históricos están en la Gran Insurgencia Indígena precursora de la Independencia nacional. Sin embargo de estas cualidades sustantivas el campesino aún no logra su liberación en 1952, pues si bien la Reforma Agraria destruye el duro nexo de su condición servidumbral cae atrapado en el sistema superestructural de la conducción política de los gobiernos antinacionales y seudorrevolucionarios que utilizan y desvirtúan el caudillaje: expresión jerárquica y representación tradicional del liderato del régimen comunitario fácil y legitimador del poder que ejercen los primeros. Asimismo la propiedad de la tierra no soluciona las condiciones de marginalidad en que aun hoy continúan los campesinos al haberse estancado la Reforma Agraria en una concepción liberal incapaz de implementar y desarrollar una nueva economía agraria. 2. En consecuencia, del análisis de la naturaleza de las clases sociales y su comportamiento histórico, en relación a los objetivos de liberación e independencia, el proletariado debe constituirse en la clase hegemónica de la Revolución Democrática y Nacional unido a las demás clases explotadas por la dominación externa y la oligarquía interna, defendiendo intransigentemente las medidas de liberación democrática y nacional. III 1. La atonía e inviabilidad de las estructuras de clase que caracterizan a la sociedad boliviana, se reflejan en las organizaciones políticas y en las instituciones que cristalizan los intereses sociales. Por esta razón los partidos políticos se manifiestan como colectividad débiles y con tendencia a la atomización, esto último se debe a que, muchas veces, sus núcleos directivos pertenecen a la pequeña burguesía y a la heterogénea y amplia gama de la clase media, cuya conducta es proclive al caudalismo. Aun los esfuerzos de aglutinar el movimiento revolucionario nacional, mediante grandes organizaciones políticas, resultan a mediano plazo frustrados por esa hemegonía claudicante y confusa de los sectores medios. Concomitante con esa situación el flujo de las masas es tan pujante, que rebasa las organizaciones partidarias para engrosar el movimiento sindical, que así fortalecido, fuera de cumplir su rol específico, asume iniciativas políticas a través de tesis y planteamientos programáticos de esencia revolucionaria. Este fenómeno condiciona a los cuadros directivos de muchos partidos políticos que adecuan su estrategia a esa tendencia dominante para no perder vigencia en los sectores laborales del país. Como resultado de todo lo expuesto y por la presión del sistema compulsivo metropolitano es desvirtuada la dinámica de la lucha de clases y su solución histórica emergente, prevaleciendo algunas veces, un comportamiento salarialista explicable por la profunda pobreza y que condena al pueblo boliviano. Así los estratos y las clases explotadas son tratados de llevar, en enajenada carrera, hacia los valores, hábitos y roles de una sociedad de consumo alienada que exhiben y promocionan la clase dominante y los técnicos del desarrollismo; como resultado las clases expoliadas postergan momentáneamente el proyecto liberador de la vía no capitalista para la creación de una nueva sociedad cualitativamente diferente. En la dialéctica política del país y en al lucha por el poder, la debilidad de las clases y sus partidos producen un vacío que es ocupado cíclica y periódicamente por las Fuerzas Armadas, institución que en toda sociedad antagónica tiene el rol de dominio y mantención del orden burgués y la represión. En Bolivia el contenido social de esa institución es típicamente de clase media aunque la función que se le hace desempeñar es, generalmente mantener y reforzar la supeditación a la metrópoli y al orden de la burguesía intermediaria, contra la independencia y el interés general de la nación. Su contenido clasista trasunta las contradicciones de toda la sociedad y particularmente de la clase media, generando tendencias que unas veces sirven para consolidar el sistema de dominación del país y otras para impulsar programas reivindicatorios nacionalistas, mediante los cuales se ejecutan puntos programáticos revolucionarios. De este modo el sector progresista de las Fuerzas Armadas fue creando una doctrina nacionalista y anti-imperialista de incorporación, restitución y defensa se los recursos naturales que reposa en un sentimiento de soberanía interna-externa y contribuyó al desarrollo de una avanzada legislación laboral y de amparo a la economía popular. En el otro extremo de su comportamiento dicotómico las Fuerzas Armadas son utilizadas por el imperialismo y sus intermediarios como el instrumento más eficaz y violento de la colonización del país, asumiendo en el poder formas autocráticas, despóticas y fascistas. Dentro del dirigido concurso competitivo armamentista encaminado a profundizar las rivalidades y recelos entre las Fuerzas Armadas latinoamericanas, el imperio asignó a las Fuerzas Armadas Bolivianas, menguando potenciamiento para cumplir, exclusivamente, funciones de política interna contrainsurreccional. 2. En consecuencia, la Revolución Democrática y Nacional de be realizarse mediante una gran alianza popular de las clases explotadas, hegemonizadas por el proletariado, mediante un poderoso movimiento político que aglutine a la izquierda nacional, para conquistar el poder, programar, promover y ejecutar el salto histórico que demanda el pueblo boliviano por una vía no capitalista, y para conformar una nueva sociedad que deseche las alienadas formas y valores de la sociedad de consumo. Nuestra apreciación de la fenomenología de clases nos lleva a la conclusión de que en este proceso, para llenar el vacío estructural, el papel que debe desempeñar el sector progresista de la institución armada es necesario para la toma del poder, para su integración en el proceso liberador y transformar a las Fuerzas Armadas en un mecanismo al servicio del pueblo, potenciado para la defensa de la Revolución y de la soberanía nacional. IV 1. En la Colonia se imponen instituciones, normas, valores sociales y culturales metropolitanos, yuxtapuestos a la sociedad autóctona, generando un sistema superestructural con contradicciones y hiatos. En la República el poder se desplaza de un estamento a otro con las mismas características de alienación, respecto a los valores sociales autóctonos. La clase dominante trasplanta sobre esa compleja y ya contradictoria realidad colonial-autóctona instituciones e ideología liberales propias de las sociedades más avanzadas, profundizándose el desajuste entre modos de producción y la superestructural jurídico-política, que se mantiene estática, viabilizando el desarrollo desigual y combinado y los términos y caracteres de la dependencia. El capitalismo con su penetración cultural impone sus valores sutil e imperceptiblemente por intermedio de la clase dominante, deformando los valores genuinos, reforzando y legitimando los lazos de dependencia, creando en la mentalidad nacional una supuesta incapacidad del pueblo boliviano para resolver sus problemas. La tendencia de los sectores dominantes y sus intentos reformistas han considerado que para transformar superestructurales que son copiadas en su aspecto formal, de países más avanzados. Todos estos intentos de reforma fracasan porque no se ajustan a la realidad nacional, continúan dentro del marco rígido de la dependencia y sin modificar las condiciones de la marginalidad social. 2. En consecuencia la superestructura necesaria para la fase democrática y nacional de encarnarse en la realidad nacional y ser repuesto a los requerimientos de cambio sustantivo, que viabilicen la construcción de la nueva sociedad boliviana. V 1. El análisis dinámico de la sociedad latinoamericana y nacional demuestra que la marginalidad es causada por la dependencia y tiene varias escalas y grados. Latinoamérica es un continente marginado de las grandes decisiones mundiales porque el reparto geopolítico de las grandes potencias, la redujo a las condiciones de hinterland proveedora de materias primas y mercado interno del imperio norteamericano, situación posibilitada por el fraccionamiento de la gran nación que debió conformar cumpliendo el proyecto de Bolívar y San Martín. Por las condiciones de desarrollo costero, periférico, dependiente y centrífugo del continente, Bolivia por su posición central y mediterránea sufre una marginalidad más acentuada que los demás países latinoamericanos. Finalmente en la nación boliviana los términos del desarrollo económico y social deformados por los intereses imperialistas distorsionan las relacionan sociales y agravan las diferencias intraclase produciendo marginación y distanciamiento de sectores y estratos, y de zonas y regiones, uno de cuyos efectos es el hipertrofiado centralismo en desmedro del desarrollo y participación del resto del país. Esta fenomenología que frustra y opone aspiraciones e intereses regionales no resueltos por la condición monoproductora y dependiente del país, entraña graves riesgos para la unidad, el equilibrio y la integridad de la nación boliviana. Por otra parte las contradicciones sociales que genera esta fenomenología, tienden a desfigurara el comportamiento que debieran tener los sectores marginados de la sociedad, junto al proletariado en las tareas de liberación nacional. 2. En consecuencia, en la Revolución Democrática y Nacional debe hacerse efectiva la participación popular a niveles regional y nacional a través de organizaciones de base territoriales y funcionales, que conformen todo un sistema conjuncionando democrático y popular y que hagan efectivo el desarrollo autónomo, la integración interna y el fortalecimiento de la nación. VI 1. Pese a la secular dominación colonial y semicolonial, a la inhumana explotación en todas sus formas, al sistemático despojo de nuestros recursos –el oro, la plata, la goma, el estaño, el petróleo-, a los vejámenes que sufre el indígena, a la discriminación del mestizo, a la explotación de las clases laborales, al marginamiento de las mayorías nacionales en casi toda la historia, pese a las barreras de la geografía y a la compleja y multifacética realidad social, pese a las guerras perdidas, a la depredación territorial, al asfixiante enclaustramiento geográfico, pese a la coacción económica, política y cultural imperialista, pese a todo esto: El pueblo boliviano ha sido capaz de mantener su ser nacional, enraizado en los valores más profundos y genuinos del hombre americano, resistiendo tercamente las formas enajenantes de las culturas metropolitanas, revelándose contra todo sistema impuesto que no interpreta su realidad, ni resuelve su angustia. El pueblo boliviano ha conservado su cultura autóctona y mestiza cuyos valores se irradian en el continente y sirven para dar fisonomía a otros pueblos hermanos. El pueblo boliviano, forjado en las luchas heroicas dela Gran Insurgencia Indígena y de la guerrilla de la Independencia, en los grandes movimientos liberadores contra la explotación, secundados por la sangre vertida en las minas, en el campo, en las fábricas y en las calles, ha adquirido un carácter propio de rebeldía cimentado en una indestructible vocación por la libertad. 2. En consecuencia, la Revolución Democrática y Nacional debe reivindicar, vitalizar y recrear todos los valores y elementos que conforman el ser nacional para que la vía de su liberación y la nueva sociedad sean producto de su esencia propia y de su carácter específico. VII 1. Los pueblos latinoamericanos tienen raíces sociales e históricas comunes que se expresan en aspiraciones y necesidades compartidas y complementarias. Los efectos de la dependencia dieron como resultado un desarrollo desequilibrado y deformante que fragmentó la unidad latinoamericana, estimuló las barreras nacionales y alimentó artificialmente las diferentes y disputa, con el fin de consolidar la dominación económica, política y cultural del imperialismo, produciendo como efecto distorsionante el aislamiento y los recelos mutuos. Los países latinoamericanos en la medida en que luchan contra la dependencia se acercan entre si y tienden a reconstruir la primigenia comunidad continental, pero cada pueblo dados sus peculiaridades propias y el grado de desarrollo republicano desigual, tiene un camino específico y singular de liberación. 2. En consecuencia, en un contexto de respeto por las soluciones que cada pueblo, en ejercicio de su autodeterminación, se dé a sí mismo, la Revolución Democrática y Nacional adoptará una firme política de integración y de fraternal solidaridad con los pueblos latinoamericanos y respaldará a todas aquellas naciones que luchen por su liberación. PROPOSICIONES PROGRAMTATICAS La nación boliviana enfrenta, en la hora actual, una disyuntiva dramática y decisiva: o el pueblo se constituye en actora de su destino histórico, reencauzado el proceso revolucionario y enriqueciéndolo cualitativamente, o la oligarquía se consolida reforzando aún más las cadenas de la dependencia. Como en ninguna época la izquierda nacional tiene el imperativo de demostrar un alto grado de conciencia y responsabilidad frente al drama que vive el país. En la medida en que pueda lograr una unidad estratégica, en que adopte una posición realista y objetiva, superando el sectarismo y las actitudes de un radicalismo alienado, en que supere las intransigentes posiciones de grupo y de personalismo, en que las soluciones que se planteen dimanen de las características propias de nuestra realidad nacional y no de preconceptos o de imitaciones de realidades históricas distintas, en que se demuestre capacidad creadora e interpretativa del caso específico boliviano, fundamentada en una profunda fe en el destino nacional, en sus valores propios, en sus cualidades, en su genuina potencialidad social, en es medida se darán las condiciones de la victoria sobre el fascismo y los intereses imperiales. La tesis programática, en ese contexto, deberá ser fruto creativo del gran diálogo de los partidos y de las organizaciones populares. Diálogo al que contribuimos con el presente documento y las siguientes proposiciones generales que deberán ser enriquecidas y profundizadas: 1. Conformación de una gran alianza unitaria nacional tendiente a la constitución del poder popular. 2. Adopción de un estatuto revolucionario que norme y viabilice el proceso. 3. Transformación integral de la estructura normativa. 4. Creación del sistema nacional de planificación que fije los objetivos y metas nacionales, sectoriales y regionales del gobierno revolucionario, cuya formulación deberá ser centralizada y cuya implementación deberá ser descentralizada. 5. Señalar máxima prioridad a la defensa de la soberanía nacional, a la conservación del espacio geográfico y a la continuidad del proceso revolucionario, mediante el potenciamiento de las Fuerzas Armadas y la Policía boliviana que, a su vez, participaran activamente en el proceso de la liberación nacional. 6. Adopción inmediata de medidas democráticas para garantizar y fortalecer las organizaciones laborales, los cuadros políticos revolucionarios y política salarial reivindicatoria y defensa de la economía popular. 7. Reorganización integral de los servicios educativos, de salud y de seguridad social dentro de una concepción democrática, nacional y popular de la revolución. 8. Política antimonopólica y de fijación de roles específicos a los distintos sectores de la economía, de estímulo a la minería chica y a los pequeños industriales y comerciantes. 9. Incorporación al sector público de los recursos naturales mineros, petrolíferos, gasíferos y energéticos control sobre los recursos forestales. Estalización y control de las operaciones de investigación, exploración, prospección, explotación, industrialización y comercialización de estos recursos. 10. Control estatal sobre la exportación de los recursos naturales. 11. Creación de un mecanismo estatal de importación de bienes de capital, de bienes esenciales de consumo y fármacos. 12. Control del comercio importador privado. 13. Creación de un mecanismo estatal de distribución interna mayorista de bienes esenciales de consumo y fármacos. 14. Reestructuración del sistema nacional bancario y de seguros. 15. Conformación de un sistema nacional bancario de seguros. 16. Régimen impositivo orientado a una redistribución del ingreso. 17. Política de industrialización mediante la transformación de recursos mineros, energéticos, de hidrocarburos, agropecuarios y forestales, dirigida a la posterior creación de industrias derivadas; prioridad a los proyectos energéticos, fundiciones y refinerías, creación de la industria petroquímica, agroindustrial y siderúrgica. 18. Fomento a la industria artesanal de exportación. 19. Vertebración nacional mediante la creación de un sistema vial, fluvial, aéreo y de comunicaciones. 20. Profundización de la Reforma Agraria en aquellas áreas donde fue aplicada o se encuentra en proceso de aplicación, garantizando al pequeño propietario la comercialización de sus productos, el seguro de sus cosechas, el asesoramiento técnico y la dotación de semillas, abonos, herramientas, etc. Dotación de servicios de educación y salud. Nueva legislación agraria para las zonas donde no fue aplicada la Reforma. Fomento y estímulo y promoción de cooperativas agropecuarias. Creación del área estatal de producción agropecuaria. 21. Participación popular que permita integrar en todos los sectores y niveles del proceso revolucionario a las organizaciones laborales, para hacer viable un cambio cualitativo que convierta al pueblo en sujeto y objeto de la historia nacional. La participación significa la corresponsabilidad militante, organizada y consciente del pueblo en todas las funciones del Estado. 22. Lograr la integración económica y social y la vertebración territorial como factores de la unidad nacional. 23. Reafirmación y recreación de los valores nacionales que sirvan de fundamento para la formación de la nueva sociedad. 24. Política internacional orientada en los siguientes principios generales: independencia, universalidad, rechazo de las fronteras ideológicas, respecto a la libre determinación de los pueblos, solidaridad con todos los países que luchan contra la dominación colonial y semicolonial. 25. Política internacional en base a los siguientes objetivos específicos: Fortalecimiento de la integración regional y subregional y promoción y respaldo de la formación de organismos regionales de investigación y asesoramiento científico y tecnológico, de enseñanza e investigación, financieros, de empresas públicas plurinacionales, de comercialización de recursos, de transporte y navegación, de infraestructura regional. Relaciones con todos los países del mundo. Estrecho intercambio y acercamiento a los países vecinos. Obtención de una salida propia y soberana al mar. Santiago de Chile, mayo de 1973.