Diego Luna ¿De qué o quiénes depende el carácter revolucionario o conservador del derecho? "El carácter reaccionario y revolucionario de los jueces: una mirada egológica sobre la timidez jurídica" Punto de partida. No considero que la comprensión de la realidad jurídica actual pueda reducirse a pares conceptuales que todo lo expliquen. El espectro de actores en el juego de poder del Poder Judicial no se reduce al binomio simplista: "legítimos" versus "independientes". No hay buenos y malos. Probos y réprobos. Sin embargo recurriré a un binomio que tal vez pueda contribuir –al menos de modo esquemático– para pensar en torno del interrogante planteado inicialmente. Por tratarse de un reduccionismo conceptual, estas categorías no admiten ser tomadas como una radiografía de la realidad estructural del poder judicial. Esta reflexión merece, sin embargo, un esclarecimiento que explicita un punto de vista y un fundamento iusfilosófico desde los cuales se formula. Ese punto de vista y este fundamento, viene dado por la fenomenología existencial y la teoría egológica del derecho fundada por Carlos Cossio. El iusfilósofo argentino caracterizó dos perfiles de jueces: el reaccionario y el revolucionario. Veamos de qué se trata, para pensar si esas categorías nos arrojan algo de luz para observar la realidad actual. Jueces reaccionarios y jueces revolucionarios. El juez reaccionario está comprometido con el pasado, donde se hunden las raíces de la injusticia; mientras que el juez revolucionario está comprometido con el futuro, donde se avizora la justicia como posibilidad. En el perfil reaccionario o conservador del juez, predomina un fetichismo de la ley como timidez o verdadera cobardía jurídica. Son conscientes de la injusticia de su sentencia, pero se contentan con la letra de la ley aduciendo que el remedio corresponde al legislador. La más ortodoxa tradición exegética postula que en los casos de ley clara y expresa no habría dificultad alguna. El juez, prescindiendo del juicio que le merezca la justicia intrínseca de la ley, debe aplicarla estrictamente: dura lex sed lex. La situación nos recuerda una elocuente expresión de Raffo en clave cossiana: "El juez que busca en la norma la manera de eludir su responsabilidad con la solución, cree que elude su responsabilidad: es un juez cobarde (...) Cuando un juez dice 'dura lex sed lex', es que está haciendo una canallada"1. Los jueces reaccionarios declinan el futuro que se anticipa como mejor entendimiento social, haciendo de la ley un rito mecánico de perturbación y descontento. Este proceso de conciencia falsa bloquea la posibilidad de encaminar sus decisiones hacia la justicia social. He allí el temple reaccionario. El juez revolucionario, además de honestidad personal y conocimiento jurídico, debe tener vocación para la justicia. ¿Qué es vocación por la justicia? regular sus decisiones con el termómetro del mejor entendimiento social. Toda norma da un margen de creación intersticial y el juez con vocación para la justicia, opta por la posibilidad que se orla con los valores jurídicos positivos. La justicia, por ser situacional, siempre es cosa por venir. Ser reaccionario significa ponerse de espaldas al futuro y lo que cuenta para la justicia como sentido del Derecho, siempre es la mejor posibilidad de entendimiento social entre las que el futuro estuviere trayendo. De ahí que parezca contradictorio el concebir que un gran juez, pudiera ser un juez reaccionario. Timidez jurídica y enseñanza del derecho. Las similitudes de esa caracterización del temple reaccionario, como modo de pensar jurídico y el modo en que en general se enseña el derecho en esta Universidad, es alarmante en términos pedagógicos y esclarecedor para pensar nuestra vida judicial. Los profesores de hoy, a diferencia de los de ayer, deben acostumbrarse a trabajar con hechos y sobre hechos: "...el análisis científico de la actualidad argentina, a que debe avocarse nuestra Facultad, debe referirse directamente a los hechos y trabajar sobre hechos, para desencubrir sus valores y para orientar la acción que remedie sus desvalores (...) Los profesores de hoy, al revés de los de ayer tienen que acostumbrarse a trabajar con hechos y sobre hechos" 2. Lamentablemente esto lo decía Cossio hace más de seis décadas. Más recientemente se ha postulado como problema de democratización pedagógica "...la necesidad de que la universidad trabaje hacia el interior de la institución, para que su tarea responda efectivamente a las necesidades reales del país" 3. Nuestro país necesita hoy que se formen abogados como sujetos sociales que serán futuros magistrados, con una visión de futuro no reaccionaria, no burocratizante y en contacto con nuestra realidad social concreta. Para concluir, una definición de Cossio escrita hace poco más de medio siglo, pero de estremecedora actualidad: "Sin embargo, creo que todavía queda un camino: la obra de los jueces. Mientras se hable de la democracia, ellos gozarán de una mayor independencia, que pueden aprovechar. Nadie como ellos puede promover el entendimiento societario, y bastaría que actuaran enérgicamente en este sentido, para que nuestro nivel jurídico, en todos sus aspectos, comenzara a elevarse. Pero han menester de perder su timidez jurídica y arrojar las vendas ideológicas. La vida del derecho vivida con la emoción de la justicia es el milagro que necesitan los argentinos" 4. 1 RAFFO, Julio, "Acceso a la Justicia en la Ciudad de Buenos Aires ¿Justicia para quién?" Disponible en: http://www.youtube.com/watch?v=cSxtvWlJic4 2 MINISTERIO DE EDUCACIÓN, El Movimiento Justicialista y la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales. Encuesta, Buenos Aires, UBA, 1952, pp. 74-75. 3 BIANCO, Carola y María Cecilia CARRERA, "Proyecto institucional y prácticas de enseñanza en la carrera de Derecho. El proceso de formación universitaria y los debates pendientes", en GONZÁLEZ, Manuela y Nancy CARDINAUX, Los actores y las prácticas. Enseñar y aprender Derecho en la UNLP, La Plata, EDULP, 2010, p. 171. 4 COSSIO, Carlos, "Teoría y práctica del derecho", en AAVV, Argentina 1930-1960, Buenos Aires, Sur, 1961, p. 275.