Aunque cueste más tener un éxito, no nos interesa

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LATERCERA Sábado 18 de octubre de 2014
Sociedad
Espectáculos
Ian Gillan
Cantante de Deep Purple:
“Aunque cueste
más tener un
éxito, no nos
interesa ser una
banda de moda”
R La voz de los ingleses habla de su visita al
festival Legalize y de su reciente disco, uno de
los mejores de su carrera en el último tiempo.
Claudio Vergara
Para un hombre que popularizó las
imágenes de “humo sobre el agua”
(Smoke on the water) y “estrella de
la carretera” (Highway star) como
fragmentos medulares de la trivia
rockera, no es difícil arrojar otra figura -aunque de menos velocidad y
octanaje- para ilustrar sus principios:
“La sal de la vida es la variedad”.
Bajo ese enunciado, el cantante de
Deep Purple, Ian Gillan (69)
-una de las gargantas más dotadas y
reconocibles en la historia del rock
duro-, justifica su próxima visita a
Chile como parte del festival Legalize, el 23 de noviembre en la Pista
Atlética del Nacional; con un cartel
de escaso vínculo estilístico con los
ingleses, dominado por estandartes
del cancionero chileno, como Jorge
González y Quique Neira; insignes
del hip hop, como el retornado dúo
Black Star, y la banda española de
punk Ska-P.
“Me parece genial que sea así”, dice
el vocalista sobre la visita. Muy distinta a los anteriores 15 shows que
han ofrecido en el país, todos en solitario y que los ha convertido en
una de las agrupaciones clásicas de
OPINION
U2: MARCAR
PRECEDENTE
Mauricio
Jürgensen
Periodista de música
mayor vínculo local.
Gillan, al teléfono con La Tercera
desde Portugal, sigue: “Si fuera un
evento con todo igual, imagina lo
aburrido que sería. Es bueno tener
esa variedad, porque, de otro modo,
sería como masticar todos los días la
misma comida: algo horrible. Y en
Chile los conciertos siempre son fantásticos. Hay mucha comprensión y
conexión entre la gente y los seis
miembros de la banda. Han sido
realmente geniales todos estos años,
tengo muy buenos recuerdos”.
Pero esas variaciones en el libreto,
manifestados a través de metáforas
gastronómicas, no sólo guardan relación con su próxima venida. Iniciados en 1968 como los representantes menos enrevesados del hard
rock -riffs rápidos e impetuosos,
apenas matizados con toques sinfónicos, pero lejos del carácter siniestro de Black Sabbath y la exploración
de Led Zeppelin-Deep Purple se ha
enfrentado en la última década a
una serie de trances que han inquietado su persistencia.
Luego de su retiro del conjunto en
2002, el tecladista y fundador, Jon
Lord, pieza fundamental de su sonido, falleció una década más tarde e
D
icen que a caballo regalado no se le miran
los dientes. Y es muy
cierto, porque el verdadero dilema de ese viejo refrán no es el gesto mal agradecido: sino presumir que todos
quieren tener un bendito caballo. Frente a la discutida decisión de convertir su último disco en una suerte de aplicación
gratuita para teléfonos inteligentes (y que para su mal cálculo sólo fue descargada por un
cinco por ciento de los potenciales oyentes), U2 tuvo que salir esta semana a ofrecer disculpas públicas en la red y asumir
que fue un intento fallido el polémico convenio con iTunes,
que pecaron de “megalomanía”
con esta fórmula y que cayeron
en la trampa de la promoción
global y asistida para su primer
impactó a todos los seguidores de la
agrupación. “Sabíamos que hace
mucho estaba mal, pero no dejó de
ser un golpe terrible. En su funeral,
se me ocurrieron unas líneas para
Above and beyond, canción de
nuestro último álbum”, relata Gillan.
En ese mismo lapso, los hombres
de Lazy han padecido la paradoja
endémica de todas las leyendas:
persistir con nuevos discos, sacudirse esa imagen de pieza de museo con
composiciones más recientes, pero
todas sometidas a la irregularidad y
SU LAZO CON CHILE
“Allá los conciertos siempre
son fantásticos. Han sido
realmente geniales estos
años, tengo muy buenos
recuerdos del país”.
SU NUEVO ALBUM
“Tuvimos un gran
productor (Bob Ezrin) que
nos enseñó a ser felices de
nuevo y no andar
complaciendo a la gente”.
título inédito en cinco años.
Quizás Bono no habría tenido
que responder de esta manera en
su perfil de Facebook si las descargas hubieran sido más significativas, aunque ese discreto cinco por ciento equivale a 26 millones de personas que
descargaron el disco, lo que tampoco significa que lo hayan escuchado. Sin embargo y en sintonía
con lo que viene pasando desde
hace años con prácticamente
cualquier cosa que haga esta
banda, no deja de llamar la atención la feroz resistencia que se
ha desatado contra ellos a partir
de un plan que podrá ser invasivo y hasta violento para algunos
que lo calificaron como el primer
“disco spam” de la historia, pero
que igual parece estar en sintonía con lo que hasta hace muy
poco todos decían querer: ¿O no
el menor impacto, con una audiencia que aún exige los clásicos. “Estamos conscientes que hoy es más
difícil pegar con nuevo material”,
asume el artista.
Pese a ello, a veces los esfuerzos dan
en el blanco. Now what?! (2013), su
último título y del que, según el intérprete, tocarán cuatro temas en la
capital, ha sido apuntado por la crítica
como uno de sus mejores lanzamientos
en las últimas décadas, gracias al ejercicio de hacer música como en los
viejos días, sin decorados modernos
ni actualizaciones forzadas.
¿Qué cambio para que esta vez el
resultado fuera un álbum a la altura de la carrera del grupo?
Mucho, partiendo por el productor,
Bob Ezrin (histórico aliado de Alice
Cooper, Kiss y Pink Floyd). Primero, es un gran músico. Luego, es un
experto en el tema técnico y, sobre
todo, fue el primero en decirnos:
“Miren amigos, ¿por qué no se dejan
de cosas y hacen música como la
que hacían antes, en vez de andar
preocupados de hacer temas formales?”. El nos decía que volviéramos
a las largas canciones de 10 minutos,
nos comentaba “vuelvan a eso, disfruten, toquen como les hace feliz,
es que la gran mayoría ambicionaba acceder gratuitamente a la
música? ¿O acaso no eran muchas las voces que celebraban las
nuevas formas y los últimos soportes para difundir el trabajo de
superestrellas como los irlandeses? ¿O las 150 millones de copias que suma U2 en 38 años de
carrera no le permiten ser uno
de los pocos habilitados para jugarse con un paradigma inédito
para la industria?
Independiente de la calidad objetiva de este nuevo álbum llamado Songs of Innocence y que
muy pocos han podido evaluar
No deja de llamar la
atención la feroz
resistencia que se ha
desatado contra U2.
ustedes son un grupo de tocata y no
se dejen reprimir por los arreglos, los
tiempos y esas cosas”. Nos enseñó a
ser felices y no andar complaciendo
a la gente o al aspecto comercial.
Sus contemporáneos emblemáticos, Zeppelin y Sabbath, nunca tuvieron la persistencia de ustedes.
¿Por qué han seguido sobreviviendo con discos y giras?
Nuestra receta es ser felices, no tener ambiciones y sólo hacer nuestra
música. Tan simple como eso. Cuando empezamos, tratamos de ser modernos, situarnos como un grupo
de moda, pero por ley de la vida y de
la música, pasaron los años y ya dejamos de estar al día. Vinieron otros.
¿Y hay algo de ese rock actual en
que vea huellas de Deep Purple?
No, porque no nos interesa estar de
moda, aunque cueste más tener un
single de éxito. No nos importa nada
de eso. A estas alturas, sólo te queda
divertirte sin cuestionártelo, ¿no?.b
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(
Vea los últimos videos de Deep
Purple.
sin prejuicios ni distracciones (lo
que, en gran medida, es culpa de
la misma agrupación), U2 al menos tomó un riesgo que nadie
había tomado antes y se atrevió a
inaugurar un modelo que podría
ser replicado con más éxito en el
futuro. Es cierto que el grupo
cayó en su propia trampa y que
ha quedado expuesto al rechazo
de un disco que el 95 por ciento
de los que pudieron descargarlo
(unos 475 millones de usuarios
con cuenta en iTunes), prefirieron no hacerlo a pesar de que
nadie les cobraría un peso. Pero
en esta rotunda cura de humildad también habita un gesto de
valentía. De atreverse a romper
un límite y marcar un precedente. Eso que también hacen las
bandas que son grandes de verdad. Aunque algunos se tapen
los oídos.
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