TEMA IV. ANTROPOLOGÍA POLÍTICA.1.- LA POLÍTICA EN LAS SOCIEDADES SIN ESTADO.La ley y el orden en las sociedades organizadas en bandas y aldeas.- La gente en todas las sociedades tiene intereses contrapuestos. Incluso en sociedades del nivel de las bandas, viejos y jóvenes, enfermos y sanos, hombres y mujeres no desean lo mismo al mismo tiempo. Además en todas las sociedades, las personas desean cosas que los otros poseen y son reacios a regalar. Todas las culturas deben tener, pues, disposiciones estructurales para resolver los conflictos de interés de un modo ordenado e impedir que los conflictos desemboquen en confrontaciones perturbadoras. Sin embargo, existen marcadas diferencias cualitativas y cuantitativas entre los tipos de intereses contrapuestos hallados en las sociedades organizadas en bandas y aldeas sy los hallados en las sociedades más complejas. También las hay en los métodos empleados para impedir confrontaciones perjudiciales. Las sociedades cazadoras-recolectoras como los esquimales, los ¡kung san del Kalahari y los aborígenes australianos gozan de un alto grado de seguridad personal sin necesidad de tener soberanos o especialistas en la ley y el orden. ¿Cómo se las arreglan las gentes de estas bandas y aldeas sin estos especialistas y medios de hacer cumplir la ley y por qué dependen las modernas sociedades estatales tanto de ellos? Las razones básicas de estas diferencias se encuentran en: 1. El pequeño tamaño de las sociedades organizadas en bandas y aldeas, lo que supone que todos se conocen personalmente; por tanto, los individuos tacaños, agresivos y perturbadores pueden ser identificados por el grupo y sometidos a la presión de la opinión pública. 2. La importancia central de los grupos domésticos y el parentesco en su organización social, lo que significa que la reciprocidad puede ser el principal modo de intercambio y que los intereses colectivos de la unidad doméstica pueden ser reconocidos por todos sus miembros. 3. La ausencia de desigualdades acusadas en el acceso a la tecnología y los recursos, lo que comporta que unos pocos ricos no pueden acaparar los alimentos y otras formas de riqueza mientras otros padecen escasez y penalidades. ¿Comunismo primitivo? En las sociedades organizadas en bandas, todos los adultos tienen normalmente libre acceso a los ríos, lagos, playas y océanos, a todas las plantas y animales, y al suelo y subsuelo. En la medida en que estos factores son básicos para la obtención de energía y materiales que sustentan la vida, son “propiedad colectiva”. El predominio de la propiedad colectiva de la tierra no significa, sin embargo, que las bandas de cazadores y recolectores carezcan por completo de propiedad privada. La teoría del “comunismo primitivo”, según la cual uno de los estadios universales en el desarrollo de la cultura se caracterizó por la ausencia total de propiedad privada (Epstein, 1968), no se ve respaldada por los hechos. Muchos objetos materiales de las sociedades organizadas en bandas están bajo el control (esto es, son “propiedad”) de individuos específicos, en especial los artículos que el propio usuario ha producido. Hasta los miembros de las sociedades más igualitarias creen normalmente que las armas, ropas, recipientes, adornos, útiles y otros “efectos personales2 no se deben coger o utilizar sinn el consentimiento de su “propietario”. Sin embargo, es remota la posibilidad de que el hurto o la apropiación indebida de tales objetos provoque graves conflictos. ¿Por qué no?: En primer lugar, la acumulación de posesiones materiales está rígidamente limitada por la necesidad periódica de levantar el campamento y recorrer largas distancias a pie. Por añadidura, la mayoría de los artículos utilitarios pueden pedirse prestados sin dificultad cuando su propietario no lo usa. Además, en las sociedades formadas tan sólo por unos cuantos cientos de personas, los ladrones no pueden ser anónimos. Movilización de la opinión pública: Los duelos de canciones.- El requisito más importante para el control de las disputas en las sociedades organizadas en bandas y aldeas es el aislamiento temporal de los litigantes por parte de sus respectivos grupos de parentesco. Mientas los litigantes creen contar con el apoyo de sus grupos de parentesco, continuarán presionando con demandas y reconvenciones. En otras palabras, la opinión pública influye en el apoyo que los litigantes pueden esperar de sus grupos de parentesco. Lo que importa no es tanto quien tiene moralmente la razón o está equivocado; o quién miente o dice la verdad; lo importante es movilizar la opinión pública hacia uno u otro bando con la fuerza suficiente para impedir el estallido de venganzas de sangre a gran escala. Un ejemplo clásico de cómo se puede alcanzar esta movilización idependientemente de los principios abstractos de la justicia es el duelo de canciones entre los esquimales centrales y orientales. Aquí, es frecuente que un hombre afirme que otro le ha robado su esposa. La reconvención consiste en que ella no fue raptada, sino que se fue voluntariamente porque su marido “no era lo bastante hombre” para cuidar de ella. La cuestión se resuelve en una gran reunión pública que se podría comparar con un tribunal. Pero no se escuchan testimonios en apoyo de una u otra versión. En vez de ello, los “litigantes” se turnan para cantar canciones insultantes contra su adversario. El “tribunal” responde a cada ctuación con diferentes grados de risas. Finalmente uno de los cantores se pone nervioso y arrecian los gritos y abucheos proferidos contra él incluso sus parientes pasan momentos difíciles para no reir-. Movilización de la opinión pública: acusaciones de brujería.- En las sociedades simples organizadas en bandas y aldeas, los especialistas mágico-religiosos con dedicación a tiempo parcial llamados chamanes a menudo desempeñan un importante papel al movilizar la opinión pública y eliminar fuentes persistentes de conflictos. La mayoría de las culturas rechazan la idea de que las desgracias pueden provenir de causas naturales. Si escasean de repente los animales o si varias personas caen enfermas, se supone que alguien está practicando la brujería. La tarea del chamán consiste en identificar al culpable. Normalmente, esto se realiza mediante el arte de adivinación o clarividencia. Los chamanes averiguan el nombre del culpable entrando en trance con la ayuda de drogas, humo de tabaco y sonidos monótonos de tambores. El pueblo exige venganza, y al malhechor se le tiene una emboscada o es asesinado. Aunque el acto de adivinación pública, parece descargar la responsabilidad del proceso judicial en el chamán, es obvio que éste en realidad “deduce, formula y expresa la voluntad del pueblo”. Los chamanes abusan de sus dones sobrenaturales si acusan a gente que es muy apreciada y goza de un fuerte apoyo del grupo de parentesco. Si persisten en cometer tales errores, serán condenados al ostracismo y, finalmente, asesinados. Cuando una cultura tradicional se ha trastocado por la exposición a nuevas enfermedades, la competencia creciente por la tierra y el reclutamiento de mano de obra asalariada, se puede esperar una época de mayor distensión y frustración. Este período también se caracterizará por una gran actividad en aquellos que son hábiles en descubrir y exponer los efectos malévolos de las brujas, como en el caso del desmoronamiento de la sociedad feudal en Europa y la gran locura de las brujas de los siglos XV al XVII. El liderazgo de los cabecillas.- En la medida en que se puede afirmar que el liderazgo político existe en sociedades organizadas en bandas y aldeas, éste es detentado por hombres cabecillas (o, menos habitualmente, mujeres cabecillas). El cabecilla, a diferencia de especialistas tales como rey, presidente o dictador, es una figura relativamente carente de poder e incapaz de exigir obediencia. Cuando da una orden, nunca está seguro de poder castigar físicamente a quienes la desobedecen (Por tanto, si desea seguir en el “cargo”, da pocas órdenes directas). Ente los esquimales, el liderazgo es especialmente difuso, estando estrechamente relacionado con el éxito en la caza. Un grupo seguirá a un cazador notable y se someterá a su opinión respecto a la elección de terrenos de caza. Pero en todas las demás cuestiones, la opinión del “lider” no tiene más peso que la de cualquier otro hombre. De un modo parecido, entre los ¡kung san cada banda tiene sus “líderes2 reconocidos, la mayoría masculinos. Estos líderes pueden hablar con más claridad que los demás y son escuchados con una mayor diferencia de lo que es normal, pero ellos “no tienen autoridad formal” y sólo pueden persuadir, pero nunca imponer su voluntad a los demás. Las venganzas de sangre.- El peligro persistente que afrontan las sociedades que carecen de gobernantes radica en que los grupos de parentesco tienden a reaccionar como unidades frente a una agresión, real o supuesta, contra uno de los miembros. De esta manera, las disputas que afectan a los individuos se pueden intensificar. El mayor peligro proviene de las disputas que terminan en homicidio. Los miembros de tales sociedades creen que la única respuesta adecuada a un homicidio es matar al asesino o a un miembro apropiado de su grupo de parentesco. Sin embargo, la ausencia de autoridad política central no quiere decir que no se pueda tener bajo control las venganzas de sangre. Los mecanismos formales para impedir que el homicidio estalle en una venganza de sangre prolongada incluyen la transferencia de cantidades sustanciales de posesiones apreciadas del grupo de parentesco del asesino al de la víctima. Esta práctica es especialmente frecuente y eficaz entre pueblos de pastores, cuyos animales constituyen una forma concentrada de riqueza material y para los que el precio de la novia es un aspecto regular de la exogamia de los grupos de parentesco. Por ejemplo, esto se da entre los nuer, un pueblo pastoril y agrícola que vive entre los prados pantanosos del Alto Nilo, en Sudán. Asociaciones no basadas en el parentesco: las asociaciones no residenciales.Aunque las relaciones de afinidad y filiación dominan la vida política de los pueblos organizados en bandas y aldeas, también aparecen, en un grado limitado, formas de organización política integradas por no parientes. Tales grupos se llaman asociaciones no residenciales. Una forma frecuente de asociación no residencial es la sociedad exclusiva de hombre o mujeres, o “club”. Normalmente, éste reúne a hombre y mujeres de diferentes grupos domésticos que cooperan en un ritual secreto o actuaciones gremiales. Las asociaciones de grados de edad son otra forma frecuente de asociación no residencial. Entre los samburu, otro grupo de pastores de África oriental, todos los hombres iniciados en la masculinidad formaban, durante un período de doce a catorce años, un grupo de edad. Los miembros del grupo de edad avanzaban conjuntamente del estatus más joven al de más edad. Cuando pertenecían al primero eran responsables del combate militar; en el segundo, se encargaban de iniciar y adiestrar a los grupos de edad más jóvenes. Un caso clásico de asociación no residencial es el de las asociaciones militares de la Norteamérica nativa, que se desarrollaron en las Grandes Llanuras después de la introducción del caballo. Entre los crow y los cheyenne, estas asociaciones trataban de superarse una a otra en acciones de osadía durante el combate y en expediciones para robar caballos. La guerra entre los pueblos cazadores y recolectores.- La guerra se define como un combate armado entre grupos de personas que constituyen agrupamientos territoriales o comunidades políticas diferentes. Según esta definición las venganzas, las peleas por agravios y las incursiones son guerra. Varias sociedades de cazadores-recolectores -los isleños de Andaman, los shoshones, los indios de misión y los esquimales de Groenlandia- se presentan como excepciones a la afirmación de que la guerra es un rasgo universal de la vida social humana. Pero el carácter pacífico de estos grupos puede ser una consecuencia de las derrotas que sufrieran cuando practicaban la guerra en tiempos remotos. Los arqueólogos que han estudiado las pautas de huesos perforados o rotos sugieren que la guerra tuvo lugar entre los pueblos de cazadores y recolectores a lo largo de los períodos de crecimiento de la población y agotamiento de los recursos medioambientales. Las pruebas más antiguas de conjunción entre el canibalismo y la guerra se encuentran en el Neolítico. En la cueva de Fontbregoua (6000-5000 a.C.), en el sudeste de Francia, se han hallado restos de al menos seis individuos que fueron descuartizados y comidos en forma tal que no pueden diferenciarse de los restos de animales también descuartizados y comidos. Probablemente, durante el Neolítico creció la intensidad de la guerra entre culturas agrícolas organizadas en aldeas. Algunas de las primeras ciudades neolíticas de Oriente Medio poseían atalayas y muros de fortificación. Entre los cazadores y recolectores no sedentarios, la guerra entrañaba un mayor grado de combate individualizado encaminado al ajuste de ofensas y pérdidas personales, reales o imaginadas. Aunque los grupos de combate podían tener una base territorial temporal, la organización de la batalla y las consecuencias de la victoria o derrota reflejaban la débil asociación entre gentes y territorio. Los vencedores no se adueñaban de territorios expulsando a sus enemigos. Por el contrario, la guerra entre los cultivadores que viven en aldeas implica frecuentemente un esfuerzo colectivo total en donde se combate por territorios definidos y la derrota puede acarrerar la expulsión de una comunidad entera de sus campos, viviendas y recursos naturales, La guerra entre los agricultores de las aldeas.- Aunque los pueblos asentados en aldeas no fueron los primeros en practicar la guerra, sí ampliaron la escala y ferocidad de los enfrentamientos militares. Las defensa de las casas de las aldeas, el equipo para elaborar los alimentos, los cultivos en los campos, los animales domésticos, los bosques en sucesión secundaria y las tierras de los huertos de primera calidad sentó las bases para el desarrollo de identidades territoriales de índole estable y excluyente. A menudo, las aldeas se oponen entre sí como enemigos tradicionales, se atacan y saquean repetidas veces, y se expropian sus territorios. Desde el punto de vista arqueológico, el inicio de la territorialidad lo sugiere la práctica de enterrar a los aldeanos fallecidos bajo las casas que ocuparon en vida. Etnológicamente, la intensificación de las identidades locales viene sugerida por el desarrollo de sistemas unilineales de filiación. Es probable que la guerra entre los cultivadores aldeanos sea más costosa, en términos de bajas en el combate, que entre cazadores y recolectores seminómadas. ¿Por qué la guerra? Nuestra naturaleza biológica y nuestra historia evolutiva puede ayudarnos a comprender ciertos aspectos de la guerra. Como especie, es incuestionable que somos capaces e agredir a una escala sin parangón. Pero la capacidad para la violencia colectiva no explica la ocurrencia de la guerra. Aun cuando la agresión es un rasgo universal, la guerra no lo es. Las sociedades guerreras luchan sólo ocasionalmente, y muchas sociedades no guerrean nunca. Son las circunstancias de la vida social las que explican esta variación. Pero la imagen de la humanidad pervertida por la sed de de sangre, inevitablemente abocada a la destrucción es un mito poderoso y constituye un apoyo importante al militarismo de nuestra sociedad. A pesar de su carencia de credibilidad científica, todavía quedan empecinados “realistas” que continúan creyendo en ella y se congratulan de su “valentía para afrontar la verdad”, ajenos por completo al mito que se esconde tras su realidad. Así pues, la guerra se comprende mejor como una forma de competición mortal entre grupos autónomos a causa de la escasez de recursos. Piezas de caza y guerra: los yanomamo.- Los yanomamo aportan una prueba importante a favor de la teoría de que la guerra posee una base infraestructural incluso entre grupos organizados en bandas y aldeas que poseen densidades de población muy bajas. Los yanomamo, con una densidad de población de menos de una persona por milla cuadrada, obtienen con poco esfuerzo su principal fuente de calorías de los plataneros y bananeros que crecen en sus huertos del bosque. Peses a la aparente abundancia de recursos, el alto índice de guerrar entre los yanomamo es provocado por el agotamiento de recursos y la depresión demográfica. El recurso en cuestión es la carne. Los yanomamo no tienen fuentes domésticas de proteínas animales, por lo que deben obtener sus alimentos animales de la caza y la recolección. La teoría que relaciona la carne con la guerra entre los yanomamo viene a ser como sigue: a medida que las aldeas yanomamo crecen, la caza intensiva disminuye la disponibilidad de presas en el entorno. La carne de los grandes animales escasea y la gente se ve obligada a consumir más animales pequeños, insectos y larvas. Se alcanza el punto de los rendimientos decrecientes. Aumentan las tensiones dentro y entre las aldeas, y esto las lleva a escindirse antes de agotar de modo permanente los recursos animales. Esto provoca asimismo, la escalada de incursiones, que dispersa las aldeas yanomamo sobre un extenso territorio, a la vez que protege los recursos vitales al crear tierras de nadie que funcionan como reservas de caza. Algunos antropólogos con un conocimiento de primera mano de los yanomamo han rechazado esta teoría. Subrayan el hecho de que no ay indicios clínicos de deficiencia de proteínas entre los yanomamo. También han demostrado que las aldeas yanomamo con bajos niveles de consumo de proteínas guerrean, al parecer, con la misma frecuencia que las que tienen un alto consumo de proteínas. El hecho de que tanto las aldeas que gozan de un elevado consumo de proteínas como las que consumen menos manifiesten idénticos niveles de actividad bélica tampoco cuestiona la teoría, porque, como sucede entre los maring y los mae enga, la guerra enfrenta forzosamente entre sí a aldeas que se encuentran en diferentes estados de crecimiento. De ahí que los grupos yanomamo que experimentan escasa motivación ecológica para emprender la guerra tal vez no tengan otra opción que la de organizar contraincursiones contra grandes grupos que están agotando sus reservas de caza y atacando a sus vecinos con menor densidad de población para ampliar su territorio de caza. Traslados.- El deseo de mantener o elevar su nivel de consumo de carne explica un rasgo importante de la vida de los yanomamo. Tres o cuatro veces al año los yanomamo abandonan en grupo su aldea realizando una prolongada incursión en el interior del bosque que dura un mes o más. El motivo para que efectúen estas incursiones o para realizar estos nuevos cultivos no puede ser la búsqueda de nuevos alimentos vegetales puesto que los yanomamo podrían fácilmente acrecentar el tamaño de sus terrenos de cultivo y obtener suficientes plátanos y bananeros para alimentarse sin salir de casa. Aunque recolectan frutos silvestres mientras se encuentran fuera, la carne sigue siendo su principal preocupación. Good ha demostrado que, durante las incursiones, la eficacia cazadora mejora notablemente, existiendo una mayor cantidad de carne disponible. Si no fuera por estas largas estancias lejos de la aldea pronto se agotaría la caza en sus alrededores.. Más bien, lo que el traslado implica es tratar de mejorar la accesibilidad de las piezas de caza que se han extinguido ahuyentado de los viejos emplazamientos. La guerra y la regulación del crecimiento demográfico.- Además de suministrar triunfadores con un mejor acceso a recursos cruciales como la tierra o los territorios de caza, la guerra entre las bandas y los pueblos con base en aldeas normalmente tienen un efecto secundario que puede ayudarnos a explicar porque se practica tan ampliamente: disminuye la tasa de crecimiento demográfico de una región. Y lo hace de varias formas: 1. 2. Por las muertes directas en combate; Por la desmoralización y el hundimiento social y económico de las aldeas derrotadas hasta el punto de disminuir sus tasas de fertilidad. 3. Desplazando a los grupos derrotados a hábitats ecológicos marginales en los que disminuye su número. Parece probable que la guerra en algunos contextos preindustriales ayudó a contener el crecimiento demográfico y de este modo proteger los recursos del agotamiento. En las sociedades patrilocales organizadas en bandas y aldeas la guerra podría haber tenido este efecto a través del estímulo al infanticidio y la negligencia hacia las hembras. La evidencia de esta interpretación ecológica de la guerra consiste en estudios interculturales que correlacionan las desequilibradas proporciones de sexos con la guerra activa. En cualquier caso, actualmente, esta teoría resulta controvertida. 2.- EL ORIGEN DEL ESTADO.Evolución del Estado.- Transcurridos milenios desde que el hombre pasara gradualmente de la búsqueda errante del sustento al asentamiento estacional, basado en la domesticación de algunos animales y plantas y más tarde a los poblados agrícolas más o menos estables, nacieron las primeras verdaderas ciudades del mundo, y con ellas una forma nueva de organización política. Los antropólogos americanos y holandeses han abordado con entusiasmo el problema del origen del estado. Hasta hace poco estos teóricos diferenciaban cuidadosamente los seis estados prístinos (Mesopotamia, Valle del Nilo (Egipto), Valle del Indo (India), Valle del Río Amarillo (China) -los cuatro en el Viejo Mundo- y Mesoamérica y Perú en el Nuevo Mundo) de los estados secundarios, es decir, de aquellos que evolucionaron a partir de estados ya existentes o gracias al contacto con ellos. Teorías sobre los orígenes del estado.1. Teoría del conflicto interno.- La teoría según la cual el estado evolucionó por medio de la lucha de clases viene implícita en muchos de los escritos de Karl Marx. Pero el pleno desarrollo de estas ideas sólo se alcanzaría con Frederick Engels en una de sus obras principales, The Origin of the Family, Private Property and the State (18919, publicada tras la muerte de su mentor. Engel se inspiró fundamentalmente en el antropólogo evolucionista americano Lewis Henry Morgan para afirmar que la forma más primitiva de organización social era la comunista: los recursos se repartían equitativamente entre todos y no existía un concepto claro de propiedad personal. La innovación tecnológica creó excedentes, que a su vez posibilitaron el desarrollo de una clase no productora. La propiedad privada es, para Engels, simplemente algo concomitante a la producción de bienes de consumo. Una vez establecida, la propiedad privada estimula una inexorable cadena de causa-efecto que acaba creando una clase empresarial -poseedores de los medios de producción y compradores y vendedores del trabajo humano. Ello, a su vez, determina un acceso diferencial a los recursos y de ahí las grandes desigualdades entre ricos y pobres. La élite, para proteger sus intereses de clase contra las masas de productores activos (los cuales evidentemente quieren beneficiarse con su propia producción), tiene que estructurar una fuerza centralizada permanente. Aquí hallamos una clara identificación de la estratificación social como uno de los elementos definitorios del estado. El teórico contemporáneo Morton Freíd (1967), quien basa su tipología evolutiva de sistemas políticos en el grado de acceso individual a los recursos y a los cargos de prestigio, presenta una variante de la teoría del conflicto de clases. Considera que el conflicto que nace de la estratificación social no parece ser la causa de la formación del estado, sino más bien una pre-condición para su desarrollo. Una estratificación social incipiente es tan inestable que una sociedad que se halle en esa fase o bien se desintegra y pasa a un nivel inferior de organización, o bien continua avanzando en la centralización del poder político. En otras palabras, cuando las clases comienzan a distanciarse de las jerarquías individuales o de parentesco, la élite privilegiada debe asumir rápidamente el poder si ha llegado el momento adecuado para la aparición del verdadero estado. 2. Teorías del conflicto externo.- En la versión bíblica de la evolución social, la aparición de las ciudades es el resultado directo del fratricidio original de Caín. La idea de que los estados nacen de la sangre y de la guerra fue respetada científicamente en la segunda mitad del siglo pasado con el desarrollo del darwinismo social. Herbert Spencer, principal portavoz de las más extremas interpretaciones de la teoría evolucionista, aplicó la idea de “la supervivencia del más fuerte” a personas principalmente, pero se necesitaba muy poca imaginación para aplicar este concepto también a las sociedades. Estas teorías, basadas en una falsa interpretación de la evolución física, proporcionó la justificación filosófica del colonialismo, del imperialismo, del capitalismo monopolista y de cualquier otra forma de explotación. 3. La civilización hidráulica.- En los escritos de Marx y Engels ya se reconocía la importancia del regadío en la formación del estado. Constatron que entre las pequeñas comunidades agrícolas y las sociedades con estado existía una diferencia fundamental, a saber, que estas últimas necesitaban el apoyo de sistema extensivos de riego. Para Julian Steward (1955), el mecanismo fundamental del desarrollo del estado fue la irrigación; sólo el control del agua posibilitaba una agricultura suficientemente intensiva para obtener grandes densidades demográficas, y la construcción de grandes sistemas hidráulicos sólo era posible gracias a unos niveles de organización social, un poder y una coordinación del trabajo totalmente nuevos. Según Karl Wittfogel (1957) quien elaboraría “la teoría hidráulica” los primeros sistemas de irrigación eran pequeños y primitivos, en base al trabajo de unas pocas unidades agrícolas vecinas; pero a medida que la capacidad productiva de la tierra aumentaba y la población humana crecía, las obras de irrigación crecieron en tamaño y complejidad. Apareció un grupo de especialistas para planificar y coordinar la construcción de estos sistemas, y, más tarde, controlar el caudal del agua. Este grupo, de las manos del cual dependía literalmente la vida misma de la comunidad, se convirtió en una élite administrativa que dominó estados centralizados y despóticos. 4. Presión demográfica.- El paralelismo entre el aumento de población y la aparición del estado ha sido constatado por la práctica totalidad de los antropólogos culturales evolucionistas. Robert Carneiro (1967) trazó la relación entre densidad de población y complejidad social en 466 sociedades distintas y encontró una correlación estadística significativa entre ambas variables. Si bien esta correlación se refería, al menos genéricamente, a la “densidad aritmética” (es decir, la media de gente por km2 en todo un territorio), hallamos una relación mucho más evidente si sólo tomamos en consideración “la densidad económica” (es decir, la relación entre población y medios de producción). En Egipto, por ejemplo, la gran mayoría de la población está concentrada a lo largo de una estrecha franja de tierra cultivada a ambos lados del Nilo. 5. Institucionalización del liderazgo.- Elman Service, en Origins of the State and Civilization (1975) propone una teoría “integradora”. Tras hacer un amplio repaso de la aparición de los seis estados prístinos arcaicos y de varios estados primitivos modernos, rechaza todas las teorías basadas en el conflicto. La guerra y la conquista, señala, son experiencias humanas demasiado universales para ser consideradas como las causas de una forma determinada de organización social, y “los únicos ejemplos de dependencia permanente de la guerra son aquellos donde ya existe un gobierno”. Las teorías basadas en la irrigación o en otras formas de intensificación tienen demasiadas excepciones. En el antiguo Perú, por ejemplo, la intensificación agrícola, por medio de canales de riego, se alcanzó 1.500 años antes de la aparición de un estado verdaderamente urbano. Service también rechaza parcialmente la idea según la cual la presión demográfica crea conflictos cuya solución depende solo de un gobierno centralizado, porque esa misma presión demográfica puede igualmente propiciar la centralización del poder. En todas las sociedades, incluso en las bandas y tribus más igualitarias, ciertos individuos destacan por su talante, su inteligencia, su fuerza o su belleza excepcionales, y es muy natural que esas personas adquieran status por ello, pero las desigualdades resultantes son individuales, no de clase, y no implican ni privilegios ni riqueza. Este tipo de liderazgo es inestable porque se basa en un solo individuo, cuando éste enferma, muere o simplemente le abandona la suerte, no existe un método formal de sucesión. Para que una sociedad pueda mantener los beneficios de la centralización, los líderes carismáticos temporales tienen que transformarse en una jerarquía permanente. Cuando se alcanza esta fase, tenemos una jefatura, la primera “institucionalización verdadera del poder. 6. Teorías de sistemas.- Actualmente pocos antropólogos se aferrarían a un modelo unicausal para explicar la evolución de los estados. A diferencia de las teorías que remiten a causas concretas, el modelo de “sistemas” se basa en un conjunto de principios derivados principalmente de la física y de la biología, que incluyen: a) El mecanismo de feedback negativo.- Es el proceso mediante el cual un sistema estable minimiza toda alteración del equilibro. Por ejemplo, en una sociedad cazadora-recolectora un aumento de la tasa de natalidad será contrarrestado y reequilibrado con tasas de mortalidad infantil más altas si hay peligro de que la población exceda los recursos alimentarios disponibles. b) El mecanismo de feedback positivo o autorregulación.- Una pequeña variación puede poner en marcha un proceso de cambio creciente. Si al aumento demográfico se responde con la agricultura intensiva, el resultado será un mayor aumento demográfico, que a su vez generará mayor intesificación, y la espiral seguirá hasta alcanzar un determinado límite. c) El elemento desencadenante.- Ken Flannery (1968) formula la hipótesis de que en el valle de Tehuacan, en México, los procesos civilizatorios se desencadenaron cuando las bandas nómadas recolectoras empezaron a cultivar unas pocas plantas silvestres comestibles. Durante generaciones esta intervención humana produjo los cambios genéticos que determinarían una mayor dependencia con respecto a estos alimentos semidomesticados, y por consiguiente, un estilo de vida más sedentario y un aumento demográfico, lo que de nuevo aumentaba la dependencia hacia las plantas domesticadas. Esta cadena de acontecimientos acabó obligando a la gente a asentarse en aldeas agrícolas permanentes. d) Los sistemas de autoconservación y autodesarrollo.- Las sociedades estables se automantienen en la medida en que lleven constantemente a cabo pequeños ajustes frente a los cambios del medio físico y social. Una vez los procesos de feedback positivo se ponen en marcha, una sociedad llega a autodesarrollarse en la medida en que el aumento demográfico, la intensificación agrícola, la urbanización y la centralización política se nutren entre sí en un proceso constante de causalidad circular. Han aparecido diferentes teorías de sistemas en relación con la evolución política. Algunas se centran en el hábitat y en la tecnología, mientras que otras van por el camino de la toma de decisiones. Pero todas ellas tienen algo en común, a saber, la idea de que las sociedades responden a la diversidad de circunstancias con la adaptación. El estado primitivo: La evidencia intercultural.- El intento más exhaustivo que se ha hecho hasta el momento de comparar datos interculturales sobre la evolución del estado es el Early State (1978), en el que se analiza la formación de diecinueve estados desde el Egipto de 2000 a.C hasta el actual Kachari, en la India. Los autores destacan cuatro elementos como directamente causales: 1. 2. 3. 4. El crecimiento demográfico y/o la presión demográfica. La guerra o el peligro de guerra. La conquista, y La influencia de estados preexistentes. Los estados más primitivos parecen haber surgido de una combinación de estos cuatro elementos, en interacción mutua sin seguir un orden concreto. La estratificación social, junto con una economía capaz de producir excedentes sí se consideran como prerrequisitos sin los cuales no resulta posible el estado primitivo. 3.- LA ECONOMÍA POLÍTICA DE LAS JEFATURAS Y LOS ESTADOS.Los sitemeas de “grandes hombres”.- Con frecuencia los cabecillas actúan como intensificadores de la producción y redistribuidores. Consiguen que sus parientes trabajen más duro y recogen el producto extra para repartirlo. Es posible que en una misma aldea vivan varios cabecillas. En los casos en que las condiciones tecnológicas y ecológicas estimulan la intensificación, los cabecillas que viven en la misma aldea pueden convertirse en rivales. Compiten entre sí para celebrar los festines más generosos y distribuir las mayores cantidades de bienes. A menudo, los redistribuidores más afortunados se ganan la reputación de “grandes hombres”. Tal como ilustran los mumis de las islas Salomón, la posición de gran hombre es un estatus temporal que exige una constante validación mediante exhibiciones de generosidad que le dejan con pocas posesiones, pero con mucho prestigio y autoridad. Durante un gran festín, al que asistieron 1.100 personas, el mumi anfitrión, llamado Soni, ofreció 32 cerdos y una gran cantidad de budines de frutos de sagú. Soni y sus seguidores más cercanos, sin embargo, se quedaron con hambre. “Nos comeremos su renombre”, dijeron sus seguidores. Los “grandes hombres” y la guerra.- Al cantar las alabanzas de sus mumis, la generación de siuai pacificados les llama “guerreros” y “matadores de hombre y de cerdos”. Los informantes del antropólogo Douglas Oliver (1955) dijeron que los mumis gozaban de más autoridad en los días en que todavía se practicaba la guerra. De acuerdo con Douglas Oliver, durante ciertos períodos de tiempo muchas aldeas vecinas luchaban juntas de manera tan estable que surgió un esquema de regiones belicosas, cada una de ellas más o menos en paz interna y con un mumi destacado cuyas actividades bélicas proporcionaban “cohesión social interna”. Estos mumis disfrutaban de fama regional, pero sus prerrogativas seguían siguendo rudimentarias. Esto se demuestra en el hecho de que los mumis tuvieran que proporcionar prostitutas a sus seguidores que llevaban a las casas-club, y regalarles carne de cerdo y otros manjares. Jefes y jefaturas: trobiandeses y cherokee.- Los cabecillas son líderes de aldeas o bandas autónomas. Los jefes son líderes de grupos de bandas y aldeas, aliadas más o menos permanentemente, que se denominan jefaturas. La diferencia principal entre las bandas y las aldeas autónomas por una parte, y las jefaturas por otra, es que estas últimas constan de varias comunidades o asentamientos. Los jefes tienen más poder que los cabecillas; sin embargo, los cabecillas que son redistribuidores prestigiosos son difíciles de distinguir de los líderes de las pequeñas jefaturas. Mientras que los cabecillas deben adquirir y revalidad constantemente su estatus donando repetidos festines, los jefes heredan su cargo y se mantienen en él aunque durante un tiempo sean incapaces de proporcionar a sus seguidores redistribuciones generosas. Los jefes suelen vivir mejor que los plebeyos; al revés que los cabecillas, no se quedan siempre con “los huesos y los pasteles rancios”. Los isleños de las Trobiand.- La sociedad tribiandesa estaba dividida en varios clanes y subclanes matrilineales de rango y privilegios desiguales a través de los cuales se heredaba el acceso a las tierras de huerta. A diferencia de los mumi siuai, los jefes trobiandeses ocupaban cargos hereditarios y sólo podían ser depuestos con motivo de una derrota bélica. Las jefaturas se heredaban en el seno de los subclanes más grandes y ricos, y los trobiandeses atribuían estas desigualdades a guerras de conquista libradas en un pasado remoto. El poder del jefe trobiandés descansaba, en última instancia, sobre su capacidad par desempeñar el papel de “gran proveedor”, el cual dependía más de lazos consuetudinarios y sentimentales de parentesco y matrimonio que del control sobre armas y recursos. Entre los plebeyos, la residencia era normalmente avunculocal. Los muchachos adolescentes vivían en cabañas de solteros hasta su matrimonio. Después de éste, llevaban a sus esposas a vivir en la unidad doméstica del hermano de su madre, donde laboraban conjuntamente en los huertos del matrilinaje del marido. Los cherokee.- Lo mismo que los trobiandeses, los cherokee eran matrilineales y libraban guerras exteriores en territorios muy lejanos. En el centro de los principales asentamientos había una gran “casa de consejos” de estructura circular, en la que el consejo de los jefes discutía los problemas que afectaban a varias aldeas distintas y se celebraban festines redistributivos. El consejo de los jefes tenía un jefe supremo,que era la figura central en la red redistributiva cherokee. Durante la cosecha, se erigía en cada campo una gran choza, denominada “el granero del jefe”. Cada familia lleva y deposita en ella cierta cantidad según su capacidad o su inclinación, o nada en absoluto si él así lo elegía. Los graneros del jefe hacían las veces de “hacienda pública a quien poder recurrir” en caso de pérdidas de cosechas, de fuente de comida “para cuando hay que hospedar a forasteros o viajeros” y de almacén militar “cuando parten en expediciones hostiles”. Limitaciones del poder de los jefes: los tikopia.- En Tikopia, una de las islas Salomón más pequeñas, las pretensiones y derechos del jefe eran mayores que los del jefe trobiandés, pero el poder real de que disponían era mucho menor. Los jefes tikopia gozaban de pocos privilegios. Nominalmente reivindicaban el control de los huertos de su grupo de parentesco cognaticio; pero, en la práctica, no podían restringir a sus parientes el uso de tierras sin explotar. La oferta de trabajo para sus propios huertos escaseaba, y ellos mismos trabajaban como “plebeyos” en los campos. Para hacer valer su posición estaban obligados a dar grandes festines, que a su vez se basaban en el trabajo voluntario y en las aportaciones de alimentos de sus parientes. Los orígenes de los estados.- Bajo ciertas condiciones las grandes jefaturas evolucionan hasta convertirse en estados. El Estado es una forma de sociedad políticamente centralizada cuyas elites gobernantes tienen el poder de obligar a sus subordinados a pagar impuestos, prestar servicios y obedecer la ley (Carneiro 1969). Tres condiciones infraestructurales condujeron a la transformación de las jefaturas en los primeros estados: 1. Crecimiento de la población.- Las aldeas crecieron hasta contar con varios miles de personas y/o las densidades de población regionales crecieron por encima de 20 a 30 habitantes por milla cuadrada. 2. Agricultura intensiva.- El producto básico era un cereal, como el arroz, el trigo, la cebada o el maíz, que proporcionaba un excedente sobre las necesidades inmediatas y podía ser almacenada durante largos períodos con un bajo coste sin ser consumido. 3. La circunscripción.- Casi todos los primeros estados se hallaban circunscritos por su dependencia de modos de producción asociados con fértiles valles fluviales rodeados de llanuras o montañas áridas o semiáridas.Su importancia, sea cual sea su forma precisa, es que las facciones de los miembros descontentos con una jefatura no pueden escapar de los señores de la elite sin sufrir una brusca disminución en su nivel de vida. Dadas estas condiciones infraestructurales, es probable que además se produzcan ciertos cambios en la estructura política y económica de una jefatura: 1. Cuando mayor es el tamaño de la población y su densidad, y mayor el excedente de la cosecha, mayor es la capacidad de las elites para mantener operarios especializados, guardias de palacio y un ejército profesional permanente. 2. Conforme aumenta el poder de la elite crece su aptitud para desarrollar el comercio y la guerra a larga distancia, así como para conquistar, incorporar y explotar nuevas poblaciones y territorios. 3. Ese aumento de poder produce una mayor estratificación en la redistribución de las riquezas del comercio, así como del excedente de la cosecha. 4. Cuanto más amplio es el alcance territorial del control político y mayor la inversión en el modo de producción, menores son las oportunidades de huir y menos provechoso resulta hacerlo. Pronto, las contribuciones al almacén central dejan de ser voluntarias y se convierten en impuestos; el acceso a las tierras y los recursos naturales deja de ser equitativo para sujetarse a la administración; los productores de alimento dejan de ser seguidores del jefe y se convierten en campesinos; los redistribuidores pasan de jefes a reyes y las jefaturas se convierten en estados. Hawai: en el umbral del Estado.- Cando el capitán James Cook las visitó en 1778, las islas Hawai estaban divididas en cuatro comunidades sumamente jerarquizadas. Cada una de ellas poseía entre 10.000 y 100.000 habitantes. Cada una de estas comunidades estaba dividida en partes, denominadas distritos, con poblaciones que oscilaban entre las 4.000 y las 25.000 personas. Los jefes de distrito se denominaban ali´i. Los distritos se dividían a su vez en muchas unidades territoriales de forma alargada denominadas ahupua`a que eran habitadas por una media de unas 200 personas. Estos habitantes, los maka´ainana, pertenecían a la clase plebeya y eran pescadores, granjeros y artesanos. Cada ahupua´a era administrada por oficiales con rango de jefe a los que se llamaba konohiki. La clase dirigente remataba en una figura suprema, denominada ali´i nui, que era la responsable de asignar privilegios y puestos administrativos a los ali´i. En el plano infraestructural, los estados incipientes y populosos de Hawai se basaban en la agricultura de regadío. Investigaciones arqueológicas recientes han demostrado que las comunidades hawaianas evolucionaron a partir de un sistema igualitario similar al de Tikopia. Esto ocurrió como resultado de una retroalimentación positiva entre el incremento de la población, el agotamiento del medio ambiente (deforestación y erosión del suelo), la intensificación de la producción (por medio del regadío y la crianza del cerdo), el incremento del comercio, la escalada de la guerra y la competencia por alcanzar el estatus de elite. Un reino africano: Bunyoro.- La diferencia entre un Estado y una jefatura puede ilustrarse con el caso de Bunyoro, reino situado en Uganda que ha sido estudiado por John Beattie (1960). Bunyoro tenía una población de unas 100.000 personas y una superficie de alrededor de 5.000 millas cuadradas. El poder supremo sobre el territorio de Bunyoro y sus habitantes recaía sobre el mukama, miembro mayor de un linaje real que computaba su filiación hasta el principio de los tiempos. La utilización de todos los recursos naturales, pero especialmente de las tierras cultivables, era una concesión especialmente otorgada por el mukama a una docena o más de “jefes” o a plebeyos bajo su respectivo control. A cambio de estas concesiones, ciertas cantidades de alimentos, artesanía y servicios de trabajo se canalizaban a través de la jerarquía de poderes hacia los cuarteles generales del mukama. A su vez, éste dirigía el uso de estos bienes y servicios en beneficio de empresas estatales. Así, la pauta básica de redistribución era claramente manifiesta. Aunque el mukama gozaba de una gran reputación de generosidad, está claro que no distribuía tanto como recibía. Además, gran parte de lo que distribuía no revería a los productores campesinos; en vez de ello, permanecía en manos de sus parientes genealógicamente próximos, quienes constituían una clase aristocrática claramente demarcada. El feudalismo.- Como señala Beattie, hay muchas analogías entre el Estado de Bunyoro y el sistema “feudal” existente en Inglaterra en tiempos de la invasión normanda (1066). La estratificación de Bunyoro, al igual que en la Inglaterra de principios de la Edad Media, implicaba un voto de fidelidad por parte de los jefes de distrito (señores) a cambio de concesiones de tierra y de los servicios laborales de los campesinos (siervos) que vivían en estas tierras. El rey inglés, al igual que el mukama, podía recurrir a estos jefes para que le proporcionaran armas, víveres y guerreros siempre que surgía una amenaza interna o externa a su soberanía. Pero hay que señalar importantes diferencias en la escala demográfica y en el papel de dirigente como redistribuidor. Con una población que ascendía a más de un millón de personas, y con una producción agrícola y artesanal organizada sobre la base de haciendas locales independientes y autosuficientes, la función redistributiva era totalmente asimétrica. Guillermo el Conquistador no necesitaba cultivar una imagen de generosidad entre la masa de campesinos de su reinado. Aunque se preocupaba de ser generoso con los señores que le apoyaban. La exhibición de generosidad hacia los campesinos ya no era una preocupación importante. Un enorme abismo se había abierto entre los estilos de vida de los campesinos y sus señores feudales. Y el mantenimiento de estas diferencias ya no se fundaba principalmente en la aportación especial que los señores hacían a la producción, sino, en gran parte, en su capacidad de privar a los campesinos de los medios de subsistencia y de la vida misma. Pero en los estados señoriales de la Europa medieval, los señores feudales se guardaban bien de no llevar la explotación de sus campesinos más allá de ciertos límites, para no minar la base de su propia existencia. Un imperio americano autóctono: Los incas.- En algunas regiones los factores infraestructurales favorecieron la formación de sistemas estatales aún más grandes y centralizados que los de la Europa medieval. En el Nuevo Mundo, el mayor y más poderoso de estos sistemas fue el Imperio inca. En su momento culminante, el Imperio inca se extendía a lo largo de 3.000 kms, desde el norte de Chile hasta el sur de Colombia, contando probablemente con una población de unos seis millones de habitantes. La agricultura se encontraba organizada en función de aldeas, distritos y provincias. Cada una de estas unidades estaba bajo la supervisión de funcionarios del gobierno, nombrados por el Inca y responsables de la planificación de obras públicas y la entrega de los contingentes de mano de obra, alimentos y otros materiales establecidos por el gobierno. Las tierras de las aldeas estaban divididas en tres partes, la mayor de las cuales constituía probablemente, la fuente de subsistencia de los propios trabajadores; las cosechas de las partes segunda y tercera se entregaban a los agentes eclesiásticos y gubernamentales, quienes las almacenaban en graneros. La distribución de estas provisiones estaba totalmente bajo el control de la administración central. El control de todo el imperio se concentraba en manos del Inca, primogénito del primogénito, descendiente del dios Sol y ser celestial de santidad sin igual. Este dios sobre la Tierra gozaba de un poder y lujo nunca soñados por el pobre jefe mehinacu en su quejumbrosa búsqueda diaria de respecto y obediencia. La gente ordinaria no podía acercarse cara a cara al Inca. Sus audiencias privadas se realizaban detrás de un biombo y todos los que se le acercaban llevaban una carga sobre sus espaldas. El Inca comía en platos de oro y plata y en habitaciones cuyas paredes estaban recubiertas de metales preciosos. Sus vestidos estaban hechos de la lana más suave de vicuña y regalaba cada prenda usada a los miembros de la familia real, sin llevar jamás dos veces la misma ropa. El Inca gozaba de los servicios de un gran número de concubinas que eran elegidas metódicamente entre las muchachas más hermosas del imperio. Sin embargo, su esposa, para conservar la línea sagrada de filiación desde el dios del Sol, tenía que ser su hermana o medio-hermana. Cuando moría el Inca, su esposa, concubinas y muchos otros seguidores eran estrangulados durante una gran danza de embriaguez para que no sufriera ninguna pérdida de bienestar en la otra vida. Al cuerpo del Inca se le extraían las vísceras, se le envolvía en telas y se le momificaba. Mujeres con abanicos acompañaban constantemente a estas momias para espantar las moscas y ocuparse de las demás cosas que las momias necesitan para ser felices (Mason, 1957). El Estado y el control del pensamiento.- Las grandes poblaciones, el anonimato, el empleo de dinero mercantil y las vastas diferencias en riqueza hacen que el mantenimiento de la ley y el orden sea más difícil en las sociedades estatales que en las bandas, aldeas y jefaturas. Aunque, en última instancia, todo Estado se halla preparado para aplastar a los criminales y subversivos políticos, encarcelándolos o ejecutándolos, el peso de la labor cotidiana de mantener la ley y el orden lo soportan, en su mayor parte, instituciones que tratan de confundir, distraer o desmoralizar a los alborotadores en potencia antes de que sea necesario someterlos por la fuerza física. El principal aparato de control del pensamiento de los sistemas estatales preindustriales se compone de instituciones mágico-religiosas. Las complejas religiones de los incas, aztecas, antiguos egipcios y otras civilizaciones preindustriales santificaban los privilegios y poderes de la elite dirigente. Defendían la doctrina de la filiación divina del Inca y del faraón y enseñaban que todo el equilibrio y continuidad del universo exigían la subordinación de los plebeyos a personas de nacimiento noble y divino. Para transmitir mensajes de este tipo y demostrar las verdades en las que están basados, las sociedades estatales invierten una gran parte de la riqueza nacional en arquitectura monumental de edificios religiosos que hacen que el individuo se sienta impotente e insignificante. El control del pensamiento en los estados modernos.- Se logra un alto grado de conformidad no asustando o amenazando a la gente, sino invitándola a identificarse con la elite gobernante y a disfrutar de la pompa de los acontecimientos estatales. Los espectáculos públicos, como las procesiones, coronaciones y desfiles militares actúan contra los efectos alienantes de la pobreza y la explotación. Hoy en día, las películas, la televisión y la radio dotan a los estados de los más poderosos medios de control del pensamiento. A través de los modernos medios de comunicación de masas la conciencia de millones de oyentes, lectores y espectadores es a menudo manipulada con precisión mediante vías determinadas por los censores y los especialistas en propaganda. La educación general obligatoria es otro poderoso moderno medio de control del pensamiento. Maestros y escuelas satisfacen las necesidades instrumentales de las complejas civilizaciones industriales adiestrando a cada generación en las habilidades y oficios necesarios para la supervivencia y el bienestar. Pero las escuelas también enseñan estudios cívicos, históricos, ciudadanos y sociales. Estas materias están llenas de supuestos implícitos y explícitos sobre la cultura, la gente y la naturaleza que favorecen el status quo. En los estados modernos, como en los antiguos, la aceptación de desigualdades sociales y económicas extremas depende del control del pensamiento más que del ejercicio de la pura fuerza represiva. A los niños de las familias más pobres se les enseña a creer que el obstáculo principal a la consecución de poder y riqueza se encuentra en su propia capacidad intelectual, resistencia física y habilidad para competir. A los pobres se les enseña a culpabilizarse por el hecho de ser pobres. El estado y la coacción física.- Aunque el control del pensamiento puede ser un eficaz medio suplementario para el mantenimiento del control político, hay límites a las mentiras y engaños que los gobiernos pueden cometer impunemente. Si la gente experimenta un nivel de vida estancado o en declive, no habrá cantidad suficiente de propaganda que impida se muestren intranquilos e insatisfechos. Si el descontento aumenta, las elites dirigentes habrán de incrementar el uso directo de la fuerza o dar paso a una reestructuración de la política económica. En China, el descontento popular con la clase dirigente se ha afrontado simultáneamente mediante más control del pensamiento y más represión física directa. El destino de las bandas y aldeas preestatales.- Sobre las vastas regiones del globo habitadas por dispersas bandas y aldeas, la difusión del Estado ha dado como resultado la aniquilación o total deformación de la forma de vida de pueblos antaño orgullosos y libres. Estos cambios devastadores son adecuadamente descritos como genocidio (la extinción de poblaciones enteras) o como etnocidio (la extinción sistemática de las culturas). La difusión de los Estados europeos hacia los americanos tuvo un efecto devastador sobre los habitantes del Nuevo Mundo. Los pueblos nativos de América fueron exterminados en desiguales contiendas militares en las que oponían armas de fuego contr flechas; otros fueron exterminados por nuevas enfermedades urbanas traídas por los colonos. Contra las culturas nativas se utilizaron otras armas. Sus modos de producción eran destruidos por la esclavitud y el trabajo asalariado. Su vida política fue destruida por la creación de jefes y consejos tribales que eran marionetas y medios de control oportunos para los administradores estatales. Y sus creencias y rituales religiosos fueron rebajadas y suprimidos por misioneros que estaban deseosos de salvar sus almas pero no su tierra ni su libertad. Estos ataques genocidas no se limitaron a América del Norte y del Sur. También fueron llevados a cabo en Australia, en las islas del Pacifico y en Siberia. Tampoco son simples acontecimientos que tuvieran lugar hace mucho tiempo, aún están ocurriendo. Como en el caso de los achés del Paraguay, a los que la civilización y la modernización los está conduciendo a la esclavitud, la enfermedad y la pobreza. Los continuos cambios experimentados por los ¡kug san y los yanomamos ilustran la precariedad del futuro al que se enfrentan las sociedades preestatales aún existentes. 5. GRUPOS ESTRATIFICADOS. GÉNERO Y JERARQUÍA.Género, edad y jerarquía.- Convencionalmente, se distinguen las jerarquías basadas en el género de las clases y de otros tipos de jerarquía de las sociedades estatales. Esto no significa que las relaciones jerárquicas entre los sexos sean menos importantes que aquellas que se producen entre las elites y otros grupos subordinados. Los grupos de edad, tanto en las sociedades preestatales como en las estatales están asimismo asociados con distribuciones desiguales del poder. De hecho, las diferencias jerárquicas entre adultos maduros, adolescentes y niños son virtualmente universales. Además, el trato que los niños reciben de los adultos implica a veces prácticas sumamente explotadoras, física y mentalmente punitivas. El trato brutal a los niños puede tener como consecuencia daños permanentes a su salud y su bienestr o incluso provocar su muerte. El abandono y malos tratos de los ancianos o enfermos son también muy intensos allí donde los ancianos constituyen un grupo despreciado y sin poder. Clase y poder.- Todas las sociedades estatales están organizadas en una jerarquía de grupos llamados clases. Una clase es un grupo de personas que mantienen una similar relación con el aparato de control de las sociedades estatales y que poseen cuotas similares de poder (o de falta de poder). Tener poder en los asuntos humanos consiste en ser capaz de conseguir que las personas obedezcan nuestras órdenes y peticiones. Todas las sociedades estatales forzosamente tienen al menos dos clases ordenadas jerárquicamente: gobernantes y gobernados. Ahora bien, cuando hay más de dos clases no es necesario que su relación mutua sea jerárquica. Por ejemplo, los pescadores y sus vecinos granjeros son vistos provechosamente como dos clases diferentes. Sin embargo, ninguno de los dos grupos posee una clara ventaja o desventaja de poder con respecto al otro. Debiera anotarse otro rasgo de las clases: devienen en sistemas relativamente cerrados o abiertos. En los sistemas de clases abiertos se da una gran movilidad ascendente o descendente a lo largo de la jerarquía. En los sistemas de clase cerrados existe escasa movilidad vertical. Los sistemas de clases cerrados se asemejan mucho a los grupos de minorías étnicas y raciales. Las dimensiones emic y etic y la conciencia de clase.- La clase es un aspecto de la cultura en el que se dan las más acusadas diferencias entre las perspectivas emic y etic. Algunos científicos sociales creen que las clases existen únicamente cuando personas con formas y cantidades similares de poder social se organizan en asociaciones colectivas tales como partidos políticos o sindicatos. Sin embargo, otros científicos sociales creen que los rasgos más importantes de las jerarquías de clases son las concentraciones reales de poder en determinados grupos y la carencia de poder en otro, prescindiendo de que las gentes afectadas sean o no conscientes de esas diferencias y prescindiendo de la existencia de organizaciones colectivas Desde una perspectiva etic y conductual, una clase puede existir incluso cuando sus miembros nieguen que constituyan una clase e incluso cuando en lugar de organizaciones colectivas, tengan organizaciones que compitan entre sí. La razón de esto consiste en que las clases subordinadas que carecen de conciencia de clase no están, obviamente, exentas de la dominación de las clases dirigentes. Análogamente, las clases dirigentes que contienen elementos competitivos y antagónicos dominan, sin embargo a los que carecen de poder social. Los miembros de las clases dirigentes no necesitan formar organizaciones permanentes, hereditarias, monolíticas y conspiradoras para proteger y acrecentar sus propios intereses. La explotación económica.- Según las teorías de Karl Marx, todos los trabajadores asalariados son explotados porque el valor de lo que producen es siempre mayor que el de su paga. Analógicamente, algunos antropólogos consideran que no puede afirmarse que toda desigualdad en el poder y en el nivel de consumo implica, necesariamente explotación. Si gracias a las recompensas que se otorgan a la clase dirigente o que ésta se apropia, el bienestar económico de todas las clases mejora constantemente, no parece adecuado referirse a las personas responsables de esta mejora como explotadores. Se puede decir que existe explotación cuando se dan estas cuatro condiciones: 1. La clase subordinada experimente privaciones respecto a necesidades básicas tales como comida, agua, aire, luz solar, ocio, asistencia médica, alojamiento y transporte. 2. La clase dirigente goza de una abundancia de lujos. 3. Los lujos de que disfruta la clase dirigente dependen del trabajo de la clase subordinada.. 4. Las privaciones que experimenta la clase subordinada se deben a la negativa de la clase dirigente a aplicar su poder a la producción de artículos de primera necesidad, en vez de artículos de lujo, y a redistribuirlos entre la clase subordinada (Boulding, 1973). Estas condiciones constituyen una definición etic y conductual de la explotación. Las clases campesinas.- Alrededor del 40 por ciento de la población mundial se gana la vida en la agricultura formando parte de un tipo u otro de clase campesina. Los campesinos son los productores de alimentos subordinados de las sociedades estatales que emplean tecnologías preindustriales para la producción de alimentos y que pagan una renta en forma de servicios, cosecha, dinero o impuestos. Se pueden distinguir tres tipos principales de clases campesinas: 1. Campesinos feudales.- Los campesinos feudales, o “siervos”, heredan la oportunidad de utilizar una parcela de tierra en concreto, por tanto se puede decir que están “ligados” a la tierra. Por el privilegio de cultivar sus propios alimentos, los campesinos feudales pagan una renta al señor en especie o en dinero. La renta también puede adoptar la forma de trabajo de servicio en las cocinas, establos o campos del señor. Aunque el feudalismo y el campesinado feudal están desapareciendo rápidamente del mundo, permanece con fuerza en varios países de América central y del sur, especialmente en Guatemala, Salvador, Ecuador y Perú. 2. Campesinos de estado agrodirectivo.- A diferencia de los feudales, estos campesinos están sujetos a frecuentes reclutamientos para brigadas de trabajo extraídas de las aldeas de todo el reino para construir carreteras, diques, canales de irrigación, palacios, templos y monumentos. A cambio, el Estado realiza un esfuerzo para alimentar a sus campesinos en caso de escasez alimenticia provocada por sequías u otras calamidades. 3. Campesinos capitalistas.- La mayor parte del campesinado que existe en el mundo actualmente pertenece a esta categoría. Estos campesinos disfrutan de crecientes oportunidades de comprar y vender tierras, trabajo y alimentos en mercados competitivos. Algunos campesinos capitalistas están subordinados a grandes propietarios; otros lo están a los bancos que mantienen hipotecas y certificados de pago. La imagen del bien limitado.- George Foster (1967) ha desarrollado una teoría general de la vida campesina basada en el concepto de la “imagen del bien limitado”. Según Foster, las gentes de Tzintzuntzan, como muchos campesinos del mundo entero, creen que la vida es una lucha monótona, que muy poca gente puede triunfar y que sólo pueden mejorar su vida a costa de los demás. Si alguien intenta algo nuevo y tiene éxito, el resto de la comunidad lo toma a mal, se vuelve envidiosa y desprecia al individuo “progresista”. De ahí que muchos campesinos teman cambiar su estilo de vida por no despertar la envidia y hostilidad de sus amigos y parientes. Clase y estilo de vida.- Las clases difieren unas de otras no sólo en el poder que detentan, sino también en amplias áreas de pensamiento y conducta pautados llamados estilos de vida. Los campesinos, los trabajadores asalariados industriales urbanos, las gentes de clase media que viven en las afueras y los industriales de la clase alta tienen diferentes estilos de vida. En muchas partes del mundo, la identidad de clase continúa siendo marcada e inequívoca. En la mayoría de las naciones contemporáneas, las diferencias en los estilos de vida vinculados a clases muestran pocos visos de disminuir o desaparecer. De hecho dada la convergencia de los antiguos países comunistas hacia economías de mercado, pueden estar acrecentándose los extremos de pobreza y riqueza. La cultura de la pobreza.- Al estudiar los problemas de la gente que vive en chabolas y barrios bajos urbanos, Oscar Lewis descubrió indicios de un conjunto característico de valores y prácticas que llamó “cultura de la pobreza”. Aunque no son exactamente comparables punto por punto, los conceptos de la cultura de la pobreza y de la imagen del bien limitado se asemejan en muchos aspectos y representan intentos similares de explicar la perpetuación de la pobreza. Oscar Lewis (1966) describe a los pobres de las ciudades de México, Nueva York y Lima, como seres temerosos, recelosos y apáticos hacia las principales instituciones de la sociedad más extensa, como gentes que odian a la policía, desconfían del gobierno y tienden a ser cínicos frente a la Iglesia. También la gente pobre está menos dispuesta a ahorrar dinero y más interesada en gastárselo en el momento. También implica que los pobres despilfarran sus ingresos. Lewis reconoce que, hasta cierto punto, la cultura de la pobreza constituye una respuesta racional a las condiciones objetivas de impotencia y pobreza que tiende a perpetuarse una vez que surge. El concepto de cultura de la pobreza ha sido objeto de crítica, teniendo en cuenta que los pobres tienen muchos valores distintos de los subrayados que comparten en común con otras clases. Aunque los pobres pueden tener algunos valores propios distintos de los miembros de otras clases, no tienen por qué ser necesariamente perjudiciales. Helen Icken Safa (1967) ha demostrado, por ejemplo, que las pautas de cooperación desarrolladas entre vecinos son frecuentes en barrios bajos y de chabolas. Y el mismo Oscar Lewis, ha demostrado, con declaraciones grabadas, que muchos individuos atrapados en la pobreza alcanzan, a pesar de todo, una gran nobleza de espíritu. El estereotipo de pobre imprevisor enmascara una creencia implícita en que los segmentos empobrecidos de la sociedad deben trabajar duro y ser más ahorradores y pacientes que los miembros de la clase media. Atribuir la pobreza a valores de los que cabe responsabilizar a los mismos pobres es una manera de tranquilizar la conciencia (Piven Y Cloward, 1971). La tendencia a culpar a los pobres de su situación no es privativa de los miembros relativamente opulentos de la clase media. Los mismos pobres o casi pobres son a menudo los partidarios más acérrimos del punto de vista de que la persona que realmente desee trabajar siempre encontrará empleo. Esta actitud forma parte de una visión del mundo más amplia que demuestra escasa comprensión de las condiciones político-económicas que hacen la pobreza inevitable para algunos. Lo que hay que ver como un sistema, se ve puramente en términos de fallos, motivos y opciones individuales. De ahí que los pobres se vuelvan unos contra otros y se culpen mutuamente de su difícil situación. Minorías y mayorías.- Además de las clases, la mayor parte de las sociedades estatales se hallan estratificadas en grupos llamados raciales y étnicos. Estos grupos, denominados a menudo minorías o mayorías se diferencian de las clases en tres aspectos: 1. Poseen, o poseían, tradiciones culturales propias de otra sociedad. 2. Sus miembros pertenecen a menudo a diferentes clases. 3. Sus miembros son conscientes de su existencia como grupo separado del resto de la población. La división en minorías raciales, étnicas o culturales depende del criterio básico de pertenencia al grupo que se aplique, que son principalmente la apariencia física, el origen común en otro país o región, o la posesión de un estilo de vida distintivo. Las minorías raciales y étnicas son grupos subordinados o cuya posición es vulnerable a la subordinación. El término mayoría se refiere a los grupos raciales o étnicos de rango más alto o más segura posición que controlan el acceso al poder, al prestigio y a la riqueza. Ambos son términos insatisfactorios, porque a veces las “mayorías”, como sucede con los blancos en Sudáfrica, son ampliamente superadas en número por las “minorías” a las que explotan y oprimen. Asimilación frente a pluralismo.- La desaparición de un grupo étnico o racial mediante su absorción por una mayoría se denomina asimilación. El resurgimiento en tiempos recientes del énfasis en la identidad étnica o racial ha puesto de manifiesto que la asimilación es una consecuencia más bien rara en la interacción minoría-mayoría. Ahora bien, es importante diferenciar entre la perpetuación de grupos sociales multiétnicos y multirraciales del mantenimiento de sus culturas. Las minorías pueden adoptar el lenguaje de la mayoría y hacerse culturalmente análogas a la mayoría y, n obstante, permanecer inasimiladas. La mayoría puede adoptar, a su vez, tradiciones de la minoría, tales como fiestas y platos étnicos. Por lo demás, no hay que perder de vista que las minorías también están estratificadas y que, por tanto, le perpetuación de la minoría puede reportarle más beneficios a las clases altas o elites dentro de ellas que al miembro ordinario. Las castas en la India.- Los científicos sociales suelen identificar un tercer grupoo estratificado llamado casta.. Los rasgos peculiares de las castas indias tienen que ver con el hecho de que la jerarquía de castas es una parte integral del hinduismo, la religión de la mayoría de la población de la India (aunque también existen castas musulmanas y cristianas en la India). En este país es cuestión de convicción religiosa que no todas las personas son iguales desde un punto de vista espiritual y que los dioses han establecido una jerarquía de grupos. Esta jerarquía consiste en los cuatro principales varnas, o grados de ser. Según las tradiciones más antiguas, los cuatro varnas corresponden a las partes físicas de Manu, cuya desmembración dio origen a la raza humana. Su boca se convirtió en los brahmanes (sacerdotes). Sus brazos en los kshatriyas (guerreros). Sus muslos en los vaishayas (comerciantes y artesanos). Sus pies en los shudras (criados). Según la Escritura hindú, el varna de un individuo está determinado por una regla de filiación -es decir, corresponde al varna de sus padres biológicos y es inalterable durante su vida. La base de toda moralidad hindú es la idea de que cada varna tiene sus propias reglas de conducta, o senda del deber (dharma). Con la muerte corporal, el alma afronta su destino en forma de transmigración a un ser (karma) superior (quienes han seguido la “senda del deber”), o karma inferior (quienes se hayan desviado de la “senda del deber”). Uno de los aspectos más importantes del dharma es la práctica de ciertos tabúes con respecto al matrimonio, la alimentación y el contacto físico. El matrimonio con una persona de varna inferior se considera normalmente impuro y contaminador; también lo es aceptar alimentos cocinados o tocados por personas de varna inferior, y el simple contacto corporal entre un brahmán y un shudra está prohibido. En algunas partes de la India había castas que no sólo eran intecables sino también invisibles, y que, por consiguiente sólo podían salir de noche. Lo peor de estas restricciones quedó ilegalizado después que la India obtuviera su independencia a mediados de este siglo. Las concepciones tradicionales de las castas indicas han estado dominadas por idealizaciones, basadas en una visión desde arriba del sistema, en las que se representaba a las castas inferiores como si aceptaran voluntariamente su estatus subordinado. Los estudios que parte de la visión desde abajo muestran que las castas indias luchan por la movilidad ascendente de un modo flexible y adaptativo y se asemejan mucho a las minorías culturales, étnicas y raciales de otras sociedades. 4. GÉNERO Y JERARQUÍA.Sexo frente a género.- La identidad sexual etic de los seres humanos puede ser establecida mediante el examen de los cromosomas de un individuo, sus óranos sexuales internos y externos, y características sexuales secundarias tales como forma del cuerpo, tamaño de los pechos y depósito de grasa. Mientras que todas las sociedades reconocen una distinción entre hombre y mujer basada en alguno de estos rasgos, la definición emic de hombre y mujer varía considerablemente de una sociedad a otra. Por ello los antropólogos prefieren usar el término género para denotar los diversos significados emic que se asocian con identidades sexuales culturalmente definidas, y la expresión roles de género para referirse a los patrones esperados de pensamiento y conducta asociados con las identidades de género. Ideologías de género.- En muchas culturas, los hombre piensan que son espiritualmente superiores a las mujeres, mientras que éstas son peligrosas y contaminadoras, débiles e indignas de confianza. Por ejemplo, una de las ideologías de género más difundidas tiene como objetivo explícito la conservación de un monopolio masculino sobre los mitos y rituales relativos a los orígenes humanos y la naturaleza de los seres sobrenaturales. Las religiones de tipo eclesiástico también se caracterizan por una marcada interconexión funcional entre los rituales y mitos dominados por los varones, de una parte, y la supremacía político-religiosa masculina de otra. Las res grandes religiones de la civilización occidental -cristianismo, judaísmo e islán- hacen hincapié en la prioridad del principio masculino de la formación del mundo. Identifican al dios creador con “Él”, y en la medida en que admiten deidades femeninas, como sucede con el catolicismo, les asignan un papel secundario en el mito y el ritual. Todas sostienen que primero fueron creados los hombres y después las mujeres, a partir de una pieza de un hombre. La relatividad de las ideologías de género.- ¿ En qué medida asumen las mujeres la pretensión de superioridad espiritual de los hombres? En principio, es dudoso que cualquier grupo subyugado acepte realmente las razones que los subyugadores dan para justificar sus pretensiones de estatus superior. Numerosos datos recientes sugieren que las mujeres tienen sus propias ideologías de género, que no han sido recogidas de forma adecuada porque las primeras generaciones de etnógrafos estaban formadas primordialmente por hombre, que fueron incapaces o no se preocuparon de obtener el punto de vista de la mujer. Entre los ¡kung, de quienes generalmente se considera que tienen roles de género complementarios e igualitarios, al menos una mujer pensaba que los hombres dependían mucho más de las mujeres que las mujeres de los hombres. Los hombres, sin las mujeres morirían. Por lo que se refiere a la exclusión de las mujeres de los rituales centrados en los hombres, las mujeres no se resienten necesariamente de ser excluidas, porque no conceden mucha importancia a lo que los hombres estén haciendo con sus bramaderas, sus danzas y sus máscaras. La jerarquía de género.- A pesar de las variadas definiciones de lo masculino y femenino en la mayoría de las sociedades tiende a asignarse a los hombres roles más agresivos y violentos que a las mujeres. Son los que han ocupado los centros principales de control y poder públicos. Nada expone más dramáticamente la subordinación política de las mujeres que el hecho de que éstas constituyen sólo un 12,7 por ciento de los miembros de los cuerpos legislativos en todo el mundo. Menos del 5 por ciento de los jefes de Estado son mujeres (The New York Times, 1989) Se creyó anteriormente que el control político de las mujeres o matriarcado (lo opuesto del patriarcado), o control político de los hombres) tenía lugar como una etapa normal en la evolución de la organización social. Hoy en día, prácticamente todos los antropólogos cuestionan la existencia de los matriarcados en cualquier fase de la evolución cultural. La inexistencia de matriarcados es un hecho importante en trno a las jerarquías de género, pero no debería exagerarse su importancia. No significa que los hombres dominen en todas partes a las mujeres, puesto que existen muchas sociedades en las que los roles de género no implican la existencia de acusadas desigualdades. Género y explotación.- Cuando los hombres disfrutan de los privilegios del poder sobre las mujeres en cuanto al acceso a los recursos estratégicos las ideas en torno a la contaminación de las mujeres, tanto si éstas las comparten como si no, estarán asociadas con toda probabilidad con importantes privaciones y desventajas. Shirey Lindembaum encontró en Bangladesh y Nueva Guinea una elaborada ideología de supremacía masculina expresada en símbolos y rituales, en las que las mujeres se encontraban sujetas a importantes privaciones materiales Variaciones en las jerarquías de género: las sociedades cazadoras-recolectoras.- En ausencia de clases y estados, Leacock argumenta que los roles de género eran simplemente diferentes, no desiguales. Existen muchas evidencias que indican que el poder de cualquier clase, sea de hombres sobre hombres o de hombres sobre mujeres, era trivial o no existía en absoluto en muchas sociedades organizadas en bandas y aldeas (bosquimanos mbuti del Zaire, ¡kung). Sin embargo, no debería perderse de vista el hecho de que muchas sociedades de cazadores-recolectores no tienen roles de género iguales. Ello parece ser especialmente clara en el caso de los aborígenes de Australia. Los hombres discriminaban en contra de las mujeres en la distribución de alimentos. Prevalece un doble rasero sexual en el caso del adulterio. Las jerarquías de género en las sociedades matrilineales.- Aunque las sociedades matrilineales-matrilocales no deben ser confundidas con los matriarcados, las mujeres de las sociedades matrilineales dominaron a menudo la vida doméstica y ejercieron importantes prerrogativas en los asuntos políticos. Desde sus empalizadas aldeas del norte rural de Nueva York, los matrilocales y matrilineales iroqueses enviaron ejércitos de hasta 500 hombres para atacar por sorpresa objetivos tan distantes como Québec e Illinois. Cuando los maridos no estaban fuera en alguna expedición, dormían y comían en las viviendas comunales dirigidas por las mujeres. La cúspide formal del poder político de los iroqueses estaba formado por jefes varones elegidos por las matronas, pudiendo impedir que tomaran asiento en el Consejo de Ancianos aquellos a quienes se oponían. Los guerreros no podían embarcarse en aventuras en el extranjero a menos que las mujeres llenaran sus zurrones de piel. Las mujeres en el África occidental.- Relaciones de género favorables a las mujeres se produjeron entre las jefaturas y estados de las áreas boscosas de África occidental. Entre los yoruba, igbo y dahomey, las mujeres tenían sus propios campos y cultivaban sus propias cosechas. Dominaban los mercados locales y podían adquirir una considerable riqueza a través del comercio. Para casarse, los hombre de África occidental tenían que pagar el precio de la novia. Los africanos occidentales creían que tener muchas hijas era ser ricos. Aunque los hombres practicaban la poliginia, sólo podían hacerlo si consultaban con sus esposas de mayor edad y obtenían su autorización. Por su parte las mujeres gozaban de una considerable libertad de movimientos para viajar a las ciudades con mercados, donde a menudo tenían aventuras extraconyugales. Las mujeres de África occidental también lograron un alto estatus fuera de la esfera doméstica. Pertenecían a clubes femeninos y sociedades secretas, participaban en los consejos de las aldeas y se movilizaban en masa para buscar remedio contra los malos tratos de los hombres. Las mujeres en la India.- A diferencia de sus congéneres de África occidental, las mujeres del norte de la India expresan una aguda preferencia por los hijos en lugar de por las hijas. Las mujeres indias constituyen un “sexo amenazado” como consecuencia de la alta tasa de mortalidad infantil femenina provocada por el abandono e los padres. Un hombre del norte de la India que tuviera muchas hijas las consideraría como una catástrofe, no como una bendición económica. En lugar de recibir el precio de la novia el padre del norte de la India paga al marido de cada una de sus hijas una dote. En los años recientes, maridos descontentos ha dado lugar a un gran aumento de “quemas de novias” en las que las esposas que no han podido aportar esa compensación adicional son empapadas en queroseno y prendidas fuego por maridos que fingen luego que las mujeres se mataron en accidentes de cocina. Las causas de la variación en las jerarquías de género.- La guerra es el principal factor que condiciona el estatus de las mujeres en las sociedades de bandas y aldeas. El entrenamiento, la experiencia de combate y el monopolio que los hombres ejercen sobre las armas de guerra les faculta para dominar a las mujeres. Manejando una muestra de 33 sociedades cazadoras-recolectoras se ha encontrado una correlación entre las muertes debidas a combates armados y el bajo estatus de las mujeres “inesperadamente alto.”. Una relación análoga se establece ente la intensidad de la guerra y el dominio masculino entre los pueblos de aldeas y las jefaturas patrilineales. Así, los yanomamo, con su alto nivel de belicosidad, son muy conocidos por sus fuertes prejuicios masculinos y la práctica del infanticidio femenino. Finalmente, como hemos visto, existe en general una fuerte correlación en las sociedades preestatales entre la práctica de la guerra y la existencia de desequilibrios en la proporción entre los géneros. Hemos de recordar, sin embargo, que la correlación entre la práctica frecuente de la guerra y la subordinación de las mujeres no se da en el caso de las sociedades matrilocales y matrilineales. La correlación entre la frecuencia y la intensidad de la guerra y el dominio masculino tampoco se mantiene en las jefaturas avanzadas ni en los estados. Arados azadas y jerarquías de género.- El contraste entre las jerarquías de género de África occidental y el norte de la India se correlaciona con dos formas muy distintas de agricultura: la de la azada y la del arado. En África occidental como consecuencia de un hábitat húmedo y umbrío donde la mosca tsetsé dificulta la cría de animales que tiren de los arados, las mujeres pueden utilizar las azadas con la misma eficacia que los hombres, lo que les permite controlar su propia oferta de alimentos así como implicarse en el comercio y los intercambios, disponer de igual voz en los asuntos domésticos y ejercer un poder político considerable. En el norte de la India los hombres superan a las mujeres en las tareas cruciales de preparar los duros suelos para su siembra por medio de arados tirados por bueyes, lo que conduce a la preferencia de los hijos, al infanticidio de las niñas, al establecimiento de la dote y a los malos tratos de las viudas, todo ello en contraste con las preferencias de las hijas, el precio de las novias y el levirato de África occidental. Otras consecuencias del complejo euroasiático de animales que tiran de los arados incluyen el control masculino sobre el comercio, la contabilidad, las matemáticas, la capacidad de leer y escribir, la Iglesia y las burocracias estatales así como el control continuo del ejército. El sur de la India, el sudeste de Asia e Indonesia, utilizando los animales para cultivar las tierras de regadío en vez de para labrar arrozales y con unos roles de género más variables para la mujer suministran una base adicional a esta teoría. Género e industrialismo.- En la etapa fabril de la revolución industrial se excluyó a las mujeres casadas del trabajo en las fábricas confinándolas en el hogar subordinadas a los hombres que llevaban el pan a casa. Después de la Segunda Guerra Mundial las aptitudes musculares masculinas perdieron su relevancia en la emergente economía de información y servicios; las mujeres entraron en la fuerza de trabajo en cifras sin precedentes, lo que condujo a su creciente independencia de los hombres y a cambios fundamentales en los roles y jerarquía de género y en la vida familiar. TEMA V- ANTROPOLOGÍA ECONÓMICA.1. DEFINICIÓN FORMAL Y SUBSTANTIVA DE ECONOMÍA. LA ECONOMÍA COMO PROCESO INSTITUCIONALIDZADO.El significado formal y el significado substantivo de económico.- Nuestro propósito fundamental en este capítulo es determinar qué significado coherente puede darse al término “económico” en todas las ciencias sociales. Todos los esfuerzos dirigidos en este sentido debieran comenzar reconociendo simplemente que, al referirse a las actividades humanas, el término “económico” está compuesto de dos significados que tienen raíces independientes. Los llamaremos significado substantivo y significado formal. El significado substantivo de económico deriva de que el hombre depende, para su subsistencia, de la naturaleza y de sus semejantes. Se refiere al intercambio con el medio ambiente natural y social, en la medida en que este intercambio tiene como resultado proporcionarle medios para su necesaria satisfacción material. El significado formal de económico deriva del carácter lógico de la relación medios-fines, tal y como aparece en palabras como “económico” (barato) o “economizar” (ahorrar). Se refiere a la concreta situación de elegir y especialmente a la elección entre los distintos usos de los medios, cuando éstos son insuficientes Si denominamos lógica de la acción racional a las reglas que determinan la elección de los medios, podemos denominar a esta variante de la lógica como “economía formal”. Los dos significados raíces de “económico”, el substantivo y el formal, no tienen nada en común. El último procede de la lógica, el primero de la realidad. El significado formal implica un conjunto de reglas relativas a la elección entre los usos alternativos de los medios insuficientes. El significado substantivo no implica elección ni insuficiencia de los medios; la subsistencia humana puede implicar o no la necesidad de elección, y si hay elección, no necesariamente tiene que deberse al efecto limitador de la “escasez” de los medios; de hechoo, algunas de las más importantes condiciones sociales sy físicas para la subsistencia, como la disponibilidad de aire o de agua, no están por regla general tan limitadas. Los dos significados no pueden ser más distintos; semánticamente se sitúan en sentidos opuestos de la intencionalidad. Nuestra propuesta es que solamente el significado substantivo de “económico” puede producir los conceptos que necesitan las ciencias sociales para la investigación de todos los sistemas económicos empíricos del pasado y del presente. Pero el concepto habitual de económico funde los significados de “subsistencia” y “escasez” sin la bastante conciencia de los peligros que conlleva para un entendimiento correcto de lo que implica esta fusión. Esta combinación de términos se produjo por circunstancias que lógicamente hay que atribuir al azar. Los dos últimos siglos produjeron en Europa occidental y Norteamérica una organización de subsistencia humana para la que las reglas de la elección resultaban singularmente apropiadas. Esta forma de sistema económico consistía en un sistema de mercados formadores de precios. Dado que las acciones de intercambio, tal y como se practicaban en tal sistema, implicaban que los participantes tuvieran que hacer elecciones provocadas por la insuficiencia de medios, el sistema podía reducirse a un modelo que se prestaba a la aplicación de métodos basados en el significado “formal” de económico”. En la medida en que el sistema económico estaba controlado por tal sistema, en la práctica el significado formal y substantivo coincidían. Examinaremos los conceptos formales empezando por la manera en que la lógica de la acción racional produce la economía formal y luego, a su vez, da lugar al análisis económico. La acción racional se define aquí como la elección de los medios en relación con los fines. Los medios son cualquier cosa que sea adecuada para servir a un fin, sea en virtud de las leyes de la naturaleza o en virtud de las reglas del juego. De este modo, “racional” no se refiere a los fines ni a los medios, sino más bien a la relación de los medios con los fines. La lógica de la acción racional se aplica, pues, a todos los medios y fines que abarcan la casi infinita variedad de los intereses humanos. En el campo de la economía donde los fines pueden variar desde la momentánea mitigación de la sed hasta el logro de una vigorosa vejez, los correspondientes medios incluyen un vaso de agua y una confianza mixta en el cuidado filial y la vida al aire libre, respectivamente. La economía formal se refiere a una situación de elección que se plantea a partir de la insuficiencia de los medios. Éste es el postulado llamado “escasez”. Requiere, en primer lugar, insuficiencia de medios; en segundo lugar, que la elección sea inducida por la insuficiencia. El análisis económico es el resultado de la aplicación de la economía formal a un sistema económico concreto, a saber, el sistema de mercado. La relación entre la economía formal y el sistema económico humano es, en efecto, contingente. Fuera del sistema de mercados formadores de precio, el análisis económico pierde la mayor parte de su relevancia como método de investigación del funcionamiento del sistema económico. El origen del concepto substantivo es el sistema económico empírico. Puede resumirse brevemente como el proceso instituido de interacción entre el hombre y su medio ambiente, que tiene como consecuencia un continuo abastecimiento de los medios materiales para satisfacer las necesidades. La economía como proceso institucionalizado.- El sistema económico es, pues, un proceso institucionalizado. Dos conceptos sobresalen: El del proceso: Que sugiere un análisis en términos de movimiento. Los movimientos se refieren a cambios de localización o a cambios de apropiación o bien a ambos: a) Los movimientos de localización.- Incluyen la producción, junto con el transporte, para la que el traslado espacial del objeto es igualmente esencial. Este tipo de movimiento de los elementos representa algo esencial del sistema económico en el sentido substantivo del término, a saber, la producción. b) El movimiento de apropiación.- Determina tanto la circulación de los bienes (transacción) como su administración (disposición). El de su institucionalización: La institucionalización del proceso económico dota al proceso de unidad y estabilidad; crea una estructura con una función determinada en la sociedad; traslada el lugar del proceso en la sociedad, añadiendo de este modo significación a su historia; centra el interés en los valores, los motivos y la política. Unidad y estabilidad, estructura y función, historia y política deletrean de forma operacional el contenido de nuestra afirmación de que el sistema económico humano es un proceso institucionalizado. La economía humana, pues, está incrustada y enredada en instituciones económicas y no económicas. La inclusión de lo no económico es vital. Pues la religión o el gobierno pueden ser tan importantes para la estructura y el funcionamiento de la economía como las instituciones monetarias o la disponibilidad de herramientas y máquinas que aligeren el trabajo de la mano de obra. 2. FORMAS DE INTEGRACIÓN: RECIPROCIDAD, REDISTRIBUCIÓN E INTERCAMBIO. COMERCIO, DINERO Y MERCADO.- Formas de integración.- El estudio de cómo están instituidas las economías empíricas debe comenzar por la manera en que la economía adquiere unidad y estabilidad, es decir, por a interdependencia y recurrencia de sus partes. Esto se logra mediante una combinación de muy pocos modelos, que pueden denominarse formas de integración. Podemos distinguir las siguientes: Reciprocidad.- Denota movimientos entre puntos correlativos de agrupamientos simétricos. La reciprocidad, como forma de integración, gana fuerza en gran medida gracias a su capacidad de utilizar tanto la redistribución como el intercambio a manera de métodos subordinados. La reciprocidad puede conseguirse compartiendo una carga de trabajo de acuerdo a determinadas formas de redistribución, como cuando se hacen las cosas por turno. De manera similar, la reciprocidad se consigue a veces mediante el intercambio de determinadas equivalencias en beneficio del asociado que está escaso de bienes de primera necesidad. En las economías sin mercado estas dos formas de integración, la reciprocidad y la redistribución, suelen de hecho presentarse juntas. Redistribución.- Designa los movimientos de apropiación hacia un centro y luego hacia el exterior. La redistribución se presenta por muchas razones, en todos los niveles de civilización, desde la tribu cazadora primitiva hasta los grandes sistemas de almacenamiento de Egipto, Sumeria, Babilonia y Perú El intercambio.- Hace referencia a movimientos de ida y vuelta en un sentido y en el contrario que tienen lugar como entre “manos” en el sistema de mercado. El intercambio, con objeto de producir integración, precisa de un sistema de mercados que formen los precios. Por tanto, deben distinguirse tres clases de intercambios: a) El movimiento meramente físico de cambio de lugar entre manos (intercambio operacional). b) Los movimientos apropiativos de intercambio, con una equivalencia fija (intercambio basado en un acuerdo previo). c) Los que tienen lugar con una equivalencia negociada o contractual (intercambio integrador. Las formas de integración no representan “etapas” de desarrollo. No implican ningún orden temporal. Pueden presentarse distintas formas subordinadas al mismo tiempo que la forma dominante, y ésta sufrir un eclipse temporal y luego reaparecer. La redistribución, el método dominante en la sociedad tribal y arcaica, junto a la cual el intercambio sólo juega un papel menor, llegó a tener una gran importancia en el imperio romano tardío y actualmente está ganando terreno en algunos Estados industriales modernos. La Unión Soviética era un ejemplo extremo. Formas de comercio.- Desde el punto de vista substantivo, el comercio es un método relativamente pacífico de adquirir bienes de los que no se dispone de manera inmediata. Desde el punto de vista cataláctico, el comercio es un movimiento de bienes que pasa por el mercado. Todas las mercancías -bienes producidos para la venta- son objetos potenciales de comercio; una mercancía se desplaza en una dirección, otra en la contraria; el movimiento está controlado por los precios: comercio y mercado son coextensivos. Todo comercio es comercio de mercado. Además, como la caza, la incursión y las expediciones en las sociedades primitivas, el comercio no es tanto la actividad de un individuo como la actividad de un grupo. De este modo, el comercio se centra en la reunión de distintas comunidades, uno de cuyos propósitos es el intercambio de bienes. Tratándose del transporte de bienes a una cierta distancia y en las dos direcciones, el comercio, por la naturaleza de las cosas, tiene cierto número de componentes tales como el personal, los bienes, el transporte y la bilateralidad, cada uno de los cuales puede analizarse según criterios sociológicos o tecnológicamente significativos. Si seguimos estos cuatro factores podemos esperar aprender algo sobre el cambiante lugar que el comercio ha ocupado en la sociedad. 1.- El componente personal.- La adquisición de bienes de lugares lejanos puede practicarse: por motivos que se relacionan con la posición del comerciante en la sociedad, y por regla general, implica elementos de obligación o servicio público (motivo de estatus); o bien puede realizarse buscando la ganancia material que recae personalmente en él por las transacciones de compra y venta (motivo de beneficio). Otra forma de aproximarse al problema del personal es desde el ángulo de nivel de vida supuestamente adecuado a su estatus según la comunidad a que pertenecen. La sociedad arcaica no conoce, por regla general, otra figura de comerciante que la perteneciente a la parte más alta o la parte más baja de la escala social. El primero está relacionado con los gobernantes y el Estado, dadas las necesidades de las condiciones militares y políticas, el otro depende para su subsistencia del rudo trabajo del transporte. Una tercera forma de aproximación es más estrictamente histórica. Los tipos de comerciantes de la antigüedad fueron el tamkarum (Mesopotamia), meteco o residente (Atenas) de procedencia foránea y el “extranjero”. Una cuarta distinción es antropológica. Proporciona la clave de esta figura peculiar que es el extranjero que comercia. Aunque el número de “pueblos comerciantes2 a los que pertenecían estos extranjeros era relativamente pequeño, servía para explicar la ampliamente extendida institución del comercio pasivo. 2.- Los bienes.- La organización del comercio en los primeros tiempos debía diferir según los bienes que se transportaran, la distancia a recorrer, los obstáculos a superar durnte el viaje y las condiciones ecológicas y políticas de la aventura. La decisión de adquirir un tipo de bienes en un lugar determinado se toma en circunstancias diferentes de las que aconsejarían comprar otros productos en algún otro lugar. 3.- El transporte y las mercancías.- dos de las partes constituyentes del comercio, adquieren un denominador común en términos de coste. Así la preocupación por el mercado y su homogeneidad artificial puede ser útil para hacer una buena teoría económica, pero no una buena historia de la economía. Finalmente descubriremos que las rutas comerciales y los medios de transporte pueden tener tanta importancia para las formas institucionales del comercio como los tipos de productos transportados. 4.- La bilateralidad.- analizándola, nos encontramos ante tres tipos principales de comercio: El comercio de presentes, une a las partes por relaciones de reciprocidad. La organización de este tipo de comercio suele ser ceremonial, con presentación mutua, embajadas y tratos políticos entre jefes o reyes. Los objetos de intercambio son tesoros, artículos de lujo. El comercio administrado, asienta sus firmes cimientos en las relaciones de pacto que son más o menos formales. Puesto que, por regla general, el interés importador es determinante por ambas partes, el comercio se desarrolla a través de canales controlados por la administración. El comercio de exportación suele estar organizado de forma similar. El comercio administrado presupone organizaciones comerciales relativamente permanentes como los Estados o, por lo menos, compañías establecidas por ellos. El comercio de mercado, en este caso, el intercambio es la forma de integración que relaciona mutuamente a los asociados. Esa variante relativamente moderna del comercio proporcionó un torrente de riqueza material a Europa occidental y Norteamérica. Aunque actualmente está en recesión, sigue siendo con mucha diferencia el más importante de todos. La gama de los bienes comerciables, las mercancías, es prácticamente ilimitada y la organización del comercio de mercado sigue las líneas trazadas por el mecanismo oferta-demanda-precio. Usos del dinero.- La definición cataláctica del dinero es la de medio de intercambio indirecto. El dinero moderno se utiliza para hacer pagos y como un standard (patrón) precisamente porque es un medio de intercambio. Podemos distinguir tres clases: 1. El uso del dinero como pago forma parte de sus usos más normales en los primeros tiempos. La obligación no nace en este caso normalmente de las transacciones. En las sociedades primitivas no estratificadas, los pagos se hacen regularmente en relación con instituciones como el precio de la novia, el dinero de la sangre (compensación por pérdida de vidas humanas) y las multas. En la sociedad arcaica, tales pagos continúan, pero quedan oscurecidos por las obligaciones consuetudinarias, los impuestos, las rentas y los tributos que dan lugar a pagos a gran escala. 2. El uso del dinero como patrón consiste en la equiparación de cantidades de bienes de distintas clases para propósitos concretos, resultando esencial para la elasticidad de un sistema redistributivo. La equiparación de objetos como los productos básicos ya sea cebada, madera o aceite, en que tienen que pagarse los impuestos o la renta, o alternativamente reclamarse raciones o salarios, es vital, puesto que asegura la posibilidad de elegir entre productos básicos distintos tanto para el que paga como para el que reclama el pago. Al mismo tiempo se crean las condiciones para fianzas “en especie” a gran escala, lo que presupone la noción de fondos, balance y saldos, en otras palabras, da el carácter de intercambiables a los productos. 3. El uso del dinero como medio de intercambio nace de la necesidad de objetos cuantificables para el intercambio indirecto. La operación consiste en la adquisición de unidades de tales objetos mediante el intercambio directo, con objeto de adquirir los objetos deseados mediante un nuevo acto de intercambio. Habría que hacer notar dos extensiones de la significación del dinero: Una amplía la definición de dinero a otros objetos distintos de los físicos, a saber, las unidades ideales, que son meras verbalizaciones o símbolos escritos que se utilizan como si fueran unidades cuantificables, sobre todo para el pago o como patrón. La “operación” consiste en la manipulación de las cuentas de deudas según las reglas del juego. Tales cuentas son hechos normales en la vida primitiva y no, como se ha creído con frecuencia, peculiares de las modernas economías monetarizadas. Por otro lado, parece aconsejable no omitir la mención de los instrumentos operacionales entre los usos del dinero, aunque sean excepcionales. Ocasionalmente se utilizaron objetos cuantificables en las sociedades arcaicas con otros fines no monetarios (aritméticos, estadísticos, impositivos, administrativos, etc.) relacionados con la vida doméstica. En el siglo dieciocho, se utilizó el dinero de cauris Whydah para fines estadísticos y las judías damba (nunca utilizadas como dinero) servían como peso del oro y, por esta propiedad, fueron inteligentemente utilizadas como instrumento de contabilidad. Elementos del mercado.- Catalácticamente el mercado es el lugar de intercambio; mercado e intercambio son coextensos. Según la perspectiva substantiva, mercado e intercambio tienen características empíricas independientes. El intercambio, substantivamente definido, es el movimiento mutuo de apropiación de bienes entre manos. Tal movimiento puede ocurrir con equivalencias fijas o con equivalencias contractuales. Solamente en este último caso es resultado del regateo entre las partes. Por lo tanto, siempre que hay intercambio, hay una equivalencia. Esto es cierto tanto si la equivalencia se crea contractualmente como si es fija. Las instituciones del mercado deben definirse como instituciones que abarcan una multitud de ofertas o una multitud de demandas, o bien ambas. La mejor manera de aproximarse al mundo de las instituciones de mercado parece ser en términos de los elementos del mercado. Podemos destacar los siguientes: 1. Las multitudes de ofertas y de demandas.- Si cada una de ellas está presente hablaremos de una institución de mercado (si están presentes ambas, lo llamaremos “mercado”). 2. El precio.- Es como se designa a las proporciones cuantitativas de bienes de distintas clases efectuadas mediante trueque o regateo. Este forma de equivalencia es la característica de las economías integradas mediante el intercambio. Pero las equivalencias no se limitan de ninguna forma a las relaciones de intercambio. Bajo una forma de integración redistributiva, las equivalencias también son normales. Designan la relación cuantitativa entre las distintas clases de bienes que son aceptables para el pago de impuestos, rentas, obligaciones, multas, o bien que denotan las cualificaciones para el estatus cívico que dependen de un censo de la propiedad. 3. La competencia.- Es otra característica de algunas instituciones de mercado, como los mercados formadores de precios y las subastas. A diferencia de la equivalencia, la competencia económica se restringe a los mercados. 4. Por último hay elementos que pueden designarse como funcionales. Por regla general, se presentan aparte de las instituciones de mercado, pero si bien hacen su aparición junto a las multitudes de oferta y las multitudes de demanda, modelan estas instituciones de una forma que puede tener gran relevancia práctica. Entre estos elementos se cuentan el emplazamiento físico, los bienes allí presentes, la costumbre y la ley. TEMA VI. ANTROPOLOGÍA Y SOCIEDADES MODERNAS 1. ANTROPOLOGÍA APLICADA.- ¿Qué es la antropología aplicada?.- La antropología aplicada se ocupa de la investigación que tiene aplicaciones prácticas. Su núcleo consiste en estudios patrocinados por organizaciones públicas y privadas con un interés en el logro de sus fines prácticos. Entre estas organizaciones se cuentan departamentos y agencias de los gobiernos federal, estatal, local e internacional, tales como el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, el Ministerio de Defensa, la Agencia para el Desarrollo Internacional, el Departamento de Asuntos Indios, el Banco Mundial, la FAO, etc. Investigación, teoría y acción.- El papel del antropólogo cultural aplicado puede consistir meramente en investigar los posibles medios de alcanzar tales fines; a veces contempla diseñar planes y ayudar a ejecutarlos, así como evaluar los resultados de su ejecución. Los antropólogos aplicados que contribuyen a la ejecución de programas se dice que practican antropología de intervención. Además de este núcleo, hay otras formas de investigación que también pueden considerarse parte de la antropología aplicada. La teorización abstracta a menudo posee implicaciones prácticas importantes, como en el caso de teorías alternativas sobre las causas del subdesarrollo o la pobreza urbana. Muchas investigaciones que no son patrocinadas por una organización particular con una finalidad definida a la vista pueden no obstante estar orientadas a la consecuencia de tal finalidad, como la independencia de una colonia o el desarrollo de un Estado independiente de reciente creación. ¿Qué tienen los antropólogos aplicados que ofrecer? La antropología aplicada puede hacer tres contribuciones básicas y distintivas al análisis y solución de problemas prácticos urgentes: 1. Detección de sesgos etnocéntrico.- El antropólogo aplicado puede ser útil a las organizaciones patrocinadoras revelando las asunciones etnocéntricas, ligadas a la propia cultura, que suelen caracterizar los contactos entre cultura e impiden a los programas de cambio dirigido a conseguir sus objetivos. Por ejemplo, los científicos agrícolas adiestrados en Occidente tienden a desechar las formas de cultivo de los campesinos como atrasadas e ineficientes, pasando por alto de este modo la sabiduría acumulativa encarnada en prácticas seculares transmitidas de generación en generación. Del mismo modo, la idea americana de que la leche es el “alimento ideal” ha causado pesar y consternación por todo el mundo, ya que muchas poblaciones de los países menos desarrollados a las que se mandaron toneladas de leche excedente en polvo como complemento alimenticio crecían de la enzima necesaria para digerir la lactosa. Las nociones occidentales de higiene sugieren automáticamente que debe persuadirse a las madres de no masticar la comida antes de ponerla en la boca de sus bebés. Sin embargo, se encontró que en el caso de los indios pijoan del sureste de Estados Unidos la premasticación de la comida infantil era un medio efectivo de combatir la anemia por deficiencia de hierro a la que estaban sujetos los niños alimentados exclusivamente con la leche materna. 2. Una visión holística.- A medida que la sociedad industrial va haciéndose cada vez más especializada y tecnocrática (esto es, controlada por expertos con una formación restringida que dominan técnicas y el manejo de máquinas que los demás no entienden), la necesidad del punto de vista holístico de la vida social propio de la antropología se vuelve más perentorio. Así, en términos de sentido común, el holismo antropológico se reduce a ser consciente tanto del corto como del largo plazo, de lo distante y de lo cercano, de las otras partes y de la que está siendo estudiada, y del todo y de las partes. Sin estas perspectivas, hasta el proyecto aparentemente más directo y sencillo puede terminar en desastre. Ej.: Bajo los auspicios de un programa internacional de desarrollo, expertos australianos intentaron que los campesinos indios de la provincia de Chimborazo, en Ecuador, sustituyeran sus tradicionales y escuálidas razas de ovejas por la raza merina australiana, de alto rendimiento. Tan sólo un indio “progresista” aceptó la oferta y consiguió criar un rebaño de merinas híbridas que tenían mucha más lana y peso que los rebaños tradicionales indios. Los granjeros no indios, molestos por la atención mostrada a los indios y protegidos por la opinión pública que consideraba a dichos animales “demasiado buenos para los indios” robaron las ovejas merinas. El innovador “progresista” fue el único en el pueblo que se quedó sin ovejas. 3. Las visiones etic y emic de las organizaciones.- La tecnificación y la especialización van normalmente acompañadas por un crecimiento de la burocracia. Un componente esencial de la burocracia es un plan emic mediante el cual las unidades de la organización se relacionan unas con otras y conforme al cual se espera que los individuos desarrollen sus tareas. Como en la mayor parte de los sistemas socioculturales es altamente probable que la realidad conductual etic de las organizaciones y situaciones difiera de los aspectos mentales emic del plan burocrático. Los antropólogos, adiestrados para aproximarse a la vida social desde abajo y preocupados por los sucesos de la vida cotidiana tal y como realmente ocurren, con frecuencia pueden proporcionar una visión de las organizaciones y situaciones de las que la burocracia carece. Los antropólogos han estudiado escuelas, fábricas, empresas y hospitales de un modo que nos proporciona simultáneamente la visión emic y etic. Desarrollo agrícola.- Una de las especialidades más importantes de la antropología aplicada se centra en los problemas del desarrollo agrícola en las comunidades campesinas y de pequeños agricultores. Su conocimiento de las condiciones y aspiraciones de la vida campesina hace que los antropólogos resulten muy valiosos como consultores o como miembros de proyectos interdisciplinares destinados a la mejora de los niveles de vida en el Tercer Mundo. Con menor frecuencia, se ha designado a los mismos antropólogos para dirigir, planificar, ejecutar y evaluar planes de desarrollo de comienzo a fin. El proyecto Vicos.- Un ejemplo clásico de esfuerzo antropológico de desarrollo tuvo lugar en los años cincuenta bajo los auspicios del proyecto Vicos Cornell-Perú, Vicos era una hacienda (granja de grandes dimensiones trabajada por campesinos residentes y en la que se cultivan diversos productos) situada en el altiplano peruano, habitada por 373 familias de campesinos indios económicamente explotados, necesitados y semejantes a siervos. La universidad de Cornell arrendó la hacienda y la transfirió al antropólogo Allen Holmberg con el objetivo de elevar el nivel de vida de los indios y hacerlos económicamente independientes. Bajo las leyes feudales del sistema de hacienda, los campesinos tenían que trabajar tres días a la semana en los campos del dueño. Holmberg decidió aprovechar esta obligación para familiarizar a los campesinos con variedades mejoradas de patatas, fertilizantes, funguicidas e insecticidas mediante el uso. Cuando vieron el éxito de las nuevas semillas y métodos durante el trabajo obligatorio en la parcela del nuevo dueño, los campesinos pasaron a tener más interés en hacer lo mismo en sus propias parcelas. Esto se facilitó dando por adelantado las semillas y otros materiales sobre la base de una cosecha común. Entretanto, se emprendieron otras actividades: un programa educativo a gran escala; un programa escolar de nutrición que introdujo frutas y huevos, previamente ausentes, en la dieta; un huerto piloto para el cultivo de verduras, y lecciones de máquina de coser que capacitaron a las mujeres para hacer sus propios vestidos. Además, a través de discusiones y encuentros comunales frecuentes, los campesinos fueron confiando gradualmente los unos en los otros y buscando formas cooperativas, comunales, de solucionar sus problemas. La culminación de todos estos cambios fue la compra de la hacienda por las familias que vivían en ella. Junto con la elevación de los ingresos, la mejora de la salud y la alfabetización, el hecho en sí fue considerado prueba decisiva del éxito del proyecto. El Proyecto Agroforestal Haitiano.- Planeado y dirigido en su fase inicial por el antropólogo Gerald Murray, el Proyecto Agroforestal ha conseguido inducir a los campesinos haitianos a plantar millones de árboles frutales en tierras de labor situadas en laderas escarpadas y amenazadas por la erosión. El agotamiento del suelo como resultado del rápido descenso del agua desde los cerros deforestados ha sido reconocido desde hace mucho tiempo como uno de los mayores problemas de Haití. Además, los árboles son necesarios como fuente de carbón vegetal -principal combustible para cocinar en las casas pobres y como fuente de material de construcción. Ha habido otros muchos programas de reforestación en Haití, pero han alcanzado escaso o ningún éxito, bien porque los fondos para las plantaciones fueron derrochados o desviados por burócratas del gobierno, bien porque los campesinos rechazaron cooperar y proteger los retoños de las cabras hambrientas. El Proyecto Agroforestal haitiano fue diseñado para evitar ambos obstáculos. Al aceptar un fondo de cuatro millones de dólares de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), Murray insistió en una estipulación poco corriente: ninguna partida debía ser transferida al gobierno haitiano o a través de él, sino que los fondos habrían de darse directamente a grupos comunitarios locales organizaciones privadas de voluntarios- interesados en el bienestar de los campesinos. El proyecto proporcionaba a estos grupos plantones de especies de rápido crecimiento adaptadas a las condiciones ecológicas locales, así como consejeros expertos. A su vez, las organizaciones privadas de voluntarios se comprometieron a reunir e instruir a los agricultores locales y a distribuir entre ellos los árboles gratuitamente, siempre que cada agricultor accediera a plantar un mínimo de 500. La meta del Proyecto era ayudar a 5.000 familias campesinas a plantar tres millones de árboles en cuatro años. Pasados estos cuatro años (1981-1985), de hecho había asistido a 40.000 familias en la plantación de 20 millones de árboles. Un considerable número de ellos se había utilizado ya como carbón y en la construcción. La revolución no tan verde.- La revolución verde tuvo su origen a finales de los años cincuenta, en las variedades enanas del “trigo maravilloso” desarrollado por el ganador del premio Nobel y genetista de plantas Norman Bourlag en el centro de investigación Ciudad Obregón de la Fundación Rockefeller en el noroeste de México. Concebido para duplicar y triplicar los rendimientos por hectárea, el trigo maravilloso no tardó en verse seguido por variedades enanas de “arroz milagroso” obtenidas en un centro conjunto de investigación de las Fundaciones Rockefeller y Ford en Filipinas. A la vista de los éxitos iniciales en México y Filipinas, se saludó a las nuevas semillas como la solución al problema de alimentar la creciente población del mundo subdesarrollado y no tardaron en sembrarse en vastas áreas de Pakistán, India e Indonesia. Las nuevas semillas provocaron un rápido incremento en la producción de trigo per capita durante un breve período. Sin embargo, la marcha del desarrollo agrícola se vio negativamente afectada por una serie de efectos colaterales vinculados con la intensificación de cultivos. El principal problema de las semillas milagrosas es que fueron diseñadas para superar a las variedades nativas de trigo y arroz sólo si se cultivaban en campos intensamente regados y tratados con grandes cantidades de fertilizantes, pesticidas, insecticidas y funguicidas. Sin tales inputs, las variedades de alto rendimiento apenas rinden más que las variedades nativas, especialmente bajo condiciones adversas de suelo y clima. Esto significa que, a no ser que los gobiernos de los países que han cambiado a las semillas milagrosas hagan esfuerzos extraordinarios, los principales beneficiarios de la revolución verde serán los agricultores ricos que ya ocupan las tierras de regadío y que pueden perfectamente pagar los inputs químicos. La revolución verde en Java.- El antropólogo Richard Franke (1973, 1974) estudió la revolución verde en Java central. A pesar del hecho de que se estaban obteniendo incrementos de rendimiento de más del 70 por ciento, en el pueblo estudiado por Franke tan sólo el 20 por ciento de las granjas domésticas se había unido al programa. Las familias más pobres no adoptaron las nuevas semillas. Los agricultores más ricos impidieron que sus trabajadores temporales las adoptaran, ante el temor de perder su abastecimiento de mano de obra barata. Franke concluye que las teorías que están tras la revolución verde son esencialmente racionalizaciones para las élites dominantes, que pretenden hallar un modo de obtener desarrollo económico sin emprender las transformaciones sociales y políticas que precisan sus sociedades. La segunda revolución verde de México.- México fue uno de los primeros centros para el desarrollo de las variedades de trigo de alto rendimiento de la revolución verde. Si se totalizara la producción global de maíz, trigo, frijoles y sorgo parecería que México ha resuelto sus problemas de producción de alimentos: La producción per capita de cereales en 1980 dobló a la de 1945. Sin embargo México tuvo que importar en 1989 alrededor de siete millones de toneladas de cereales, una cantidad per capita mayor que al comienzo de la revolución verde. La causa de que México necesite importar cereales -en absoluto prevista por los planificadores de la revolución verde- deriva de que el 100 por ciento del sorgo, el 14 por ciento del maíz y el 10 por ciento del trigo se destina a alimento para los animales transformándose en cerdos, vacas y pollos. De ello deriva una pérdida de cerca de cuatro cada cinco calorías de cereal que se producen. Aunque el incremento en el consumo de comida de origen animal sea deseable, la gente que más necesita calorías y proteínas adicionales no puede costearse cantidades significativas de tales alimentos. Cerca de 30 millones de mexicanos son demasiado pobres para comer carne, y 20 millones no pueden comer siquiera suficiente maíz, trigo y frijoles como para satisfacer niveles nutricionales mínimos. Para DeWalt, el crecimiento espectacular en la cantidad de tierra sembrada con sorgo ha tenido un efecto adverso sobre el bienestar de las clases más pobres de México. En lugar de sembrarse principalmente como cereal de secano para consumo humano directo, se cultiva para alimentación animal en algunas de las mejores tierras de regadío del país. De este modo, no sólo resulta ser una fuente ineficiente de proteínas y calorías, puesto que es convertida en carne, sino que ha ocupado unas tierras para las cuales el gobierno había construido obras de riego, carreteras y otras instalaciones con vistas a desterrar el hambre y hacer a México autosuficiente en la producción de cereales básicos. Antropología Médica.- Otro área de la antropología aplicada la constituye la antropología médica. El estudio de los sistemas de dispensación sanitaria y de la vida cotidiana en los hospitales ha atraído un considerable interés por parte de los antropólogos. Exponemos a continuación otros ejemplos de antropología médica aplicada: Marihuana.- A comienzos de los años setenta un equipo de antropólogos y otros científicos de la conducta y la salud dirigidos por Vera Rubin y Lambros Comitas (1975) emprendió un estudio transcultural del uso de la marihuana. El Centro para el Estudio del Abuso de Narcóticos y Drogas del Nacional Institute of Mental Health proveyó de fondos para la investigación. Como estaban interesados en examinar los efectos a largo plazo de la marihuana en la salud y el bienestar de consumidores crónicos, Rubin y Comitas seleccionaron la isla caribeña de Jamaica como sede de su estudio. Aunque la marihuana es ilegal en Jamaica, los jamaicanos son probablemente los consumidores más inveterados (“antiguos, arraigados”) de esta droga en el hemisferio occidental. En las áreas rurales de la isla, los investigadores hallaron que entre el 60 y 70 por ciento de la gente de clase trabajadora consume marihuana fumándola, bebiéndola en infusión o comiéndola mezclada con otros alimentos. La diferencia más importante entre el complejo de la marihuana en Jamaica y en Estado Unidos es que la clase trabajadora jamaicana no fuma marihuana para “colocarse” ni para obtener los efectos hedonistas valorados por los consumidores de clase media americana. Más bien, los jamaicanos tienden a fumar marihuana porque creen que les ayuda a trabajar mejor y les hace más saludables y fuertes que los no consumidores. Se estudiaron muchos otros aspectos del complejo de la marihuana. Para evaluar el impacto del consumo crónico en la salud y la personalidad de los consumidores, se aplicó a un grupo de 30 fumadores y a un grupo de 30 no fumadores con historias y atributos de personalidad similares una amplia batería de test clínicos en el Hospital Universitario de Jamaica. Aparte del menoscabo de las funciones respiratorias, la salud física de los fumadores jamaicanos no era significativamente diferente de la de los no fumadores. Por lo que se refiere a condiciones psicológicas -inteligencia, funcionamiento neurológico, percepción sensorial, memoria y atención- “no existe evidencia de que el consumo de cannabis (marihuana) a largo plazo esté relacionado con un deterioro crónico”. Debe enfatizarse que este hallazgo no es necesariamente aplicable a otras culturas. Un segundo estudio intensivo transcultural del consumo de marihuana en un contexto cultural distinto de Jamaica ha conducido a conclusiones similares a la obtenidas por Rubin y Comitas. Kuru.- La antropología médica tiene un importante papel que jugar para ayudar a los antropólogos físicos y los investigadores médicos a entender interacciones entre factores naturales y culturales que hacen que las personas enfermen. Al final de los años cincuenta, la noticia de que una enfermedad hasta entonces desconocida se extendía entre los pueblos foré de las tierras altas de Nueva Guinea ocupó repentinamente los titulares de los periódicos en todo el mundo. Se decía que las víctimas de la enfermedad, llamada Kuru, reían hasta morir. Sus víctimas perdían de forma progresiva el control sobre el sistema nervioso central, incluidos los nervios que controlan los músculos faciales, de modo que su rostro se veía convulsionado con frecuencia por horribles muecas y sonrisas. La enfermedad era siempre fatal transcurridos uno o dos años desde los primeros síntomas. Investigadores dirigidos por Carleton Gajdusek encontraron un enigmático patrón epidemiológico (esto es, distribución e incidencia de la enfermedad en la población). La mayor parte de las víctimas eran mujeres y niñas. Aunque unos pocos muchachos la contrajeron, no fue nunca el caso con hombres adultos. Ninguna de las tribus vecinas había tenido Kuru ni pasó jamás a los europeos que estaban en íntimo contacto con los foré. Descartada la explicación genética (resultaba inexplicable la preponderancia de víctimas femeninas y la esporádica incidencia en hombres jóvenes), Gajdusek, que se había formado como antropólogo físico y virólogo, comenzó a explorar la posibilidad de que el Kuru fuese causado por un tipo de virus conocido como virus lento, cuya existencia entre los seres humanos se había sospechado largo tiempo sin haberse podido demostrar jamás. Comenzando en 1963, Gajdusek inoculó a chimpancés extractos de cerebro de víctimas del Kuru. Tras largos períodos de incubación los chimpancés comenzaron a mostrar los síntomas. Por su trabajo, Gajdusek recibió el premio Nobel de medicina en 1976. No obstante, fue tarea de dos antropólogos culturales, Robert Glasse y Shirley Lindembaum, completar las explicaciones del enigmático patrón epidemiológico. Glasse y Lindembaum prestaron atención al hecho de que en los años precedentes a la aparición del Kuru, los foré habían comenzado a practicar una forma de canibalismo como parte de sus rituales funerarios. Los familiares femeninos del muerto consumían su cerebro, permitiéndose ocasionalmente a los niños tomar parte de esta “comida”. Hoy día, como los foré han abandonado sus ritos canibalísticos, el Kuru ha dejado de existir prácticamente entre ellos. El caso de la clínica no utilizada.- Durante los años setenta, el Departamento de Salud y Hospitales de una gran ciudad del noroeste de Estados Unidos estableció una serie de centros de salud comunitaria. Tales centros fueron situados en vecindades pobres para proveer de cuidados médicos a la población local. Todos los centros fueron usados al límite de su capacidad, excepto uno. Se encargó al antropólogo Delmos Jones (1976) la tarea de descubrir por qué este servicio particular estaba infrautilizado. Jones comenzó a trabajar a partir del supuesto de que las principales razones para la infrautilización del centro de salud no se encontraban en las características de la población a la cual estaba designado a servir, sino en ciertos rasgos del mismo. La investigación inicial mostró que muchas personas del barrio no conocían su existencia. A diferencia de otros centros, éste estaba situado en el interior de un hospital y no podía verse desde la calle. Las personas que habían intentado repetidamente usar la clínica declararon que no habían podido dar con ella. Igual que los otros centros, éste contaba con varios representantes de la vecindad. Sin embargo, dichos representantes habían desarrollado una actitud derrotista en relación con la población cliente y se esforzaban poco por establecer relaciones con la gente del barrio. Jones dio pasos orientados a corregir esta situación. En primer lugar, se colocaron señales en puntos visibles para encaminar a los pacientes hacia la clínica. En segundo lugar, se dijo a los recepcionistas dónde estaba la clínica. En tercer lugar, se imprimieron folletos y se distribuyeron por el vecindario. Por último, se contrató a nuevos representantes con una actitud más positiva hacia la población y la clínica. La asistencia se incrementó, pero la historia no tiene un final feliz. Aunque los nuevos representantes del vecindario emprendieron su tarea con entusiasmo, no tardaron en percibir que el personal del hospital continuaba viendo con disgusto tener la clínica allí dentro y se volvieron cada vez más vacilantes a la hora de recomendar la clínica a los vecinos. A pesar del hecho de que las razones para la infrautilización de la clínica parecían bastantes obvias, la administración del hospital se negó a aceptar la explicación de Jones. Prefirieron continuar pensando que el problema residía en las actitudes de la gente de la vecindad. “Yo, el investigador, relató Jones, me convertí en defensor de mis propios resultados de investigación cuando los que elaboran la política no escuchan, eso significa que no les estamos diciendo lo que quieren oír.” (Jones, 1976). La antropología como toma de partido.- Los antropólogos que toman partido han luchado para mejorar las condiciones de las cárceles de mujeres, han presionado en las asambleas de los estados para elevar las asignaciones de política social, han prestado testimonio ante comités del Congreso en apoyo de programas de atención sanitaria infantil, han presionado contra la construcción de pantanos y carreteras que hubieran tenido un efecto negativo sobre comunidades locales y se han entregado a muchas otras actividades políticas y de concienciación. La toma de partido por los hambrientos y los sin casa.- La antropóloga Anna Lou Dehavenon (1989-1990) ha investigado en las causas del hambre y la falta de alojamiento en la ciudad de Nueva York. Niega ser una antropóloga que tome partido. Su trabajo se ha centrado en dos problemas: la situación de apuro en que viven individuos y familias necesitadas de alimento y abrigo en condiciones de emergencia y la situación de aquéllas otras cuyos derechos a las prestaciones del estado de bienestar han prescrito como consecuencia de la apatía y la ineptitud burocráticas. La investigación de Dehavenon ha logrado -mediante la documentación y cuantificación de estos problemas, atrayendo la atención de las autoridades municipales de alto nivel hacia ellos, proponiendo reformas administrativas y proporcionando información a los medios -una sustancial reducción de desorden. Por ejemplo, los beneficiarios de ayuda están ahora alertados para buscar en el correo las citaciones. La Administración de Recursos Humanos ha comenzado también a cesar en la política de abandonar a las personas cuya correspondencia es devuelta con la indicación “desconocido en estas señas” o que no devuelven los cuestionarios adecuadamente cumplimentados. No obstante, queda mucho por hacer. Tomar o no tomar partido: ¿es ésa la cuestión?.- Algunos antropólogos mantienen el punto de vista de que la única función profesional legítima del antropólogo aplicado es proporcionar a administradores, políticos y legisladores un análisis objetivo de una situación u organización, y que la acción debería limitarse como mucho a sugerir un plan, pero nunca a ejecutarlo. En contra de este punto de vista, los antropólogos que toman partid insisten en que la objetividad de la antropología y otras ciencias sociales es ilusoria y que el fracaso en impulsar la realización de un objetivo representa en sí mismo una forma de toma de partido. No existe consenso entre los antropólogos acerca de cómo resolver estas diferencias de puntos de vista sobre la relación más adecuada entre conocimiento y logro de fines prácticos controvertidos. Quizás la única solución a este dilema sea la hoy existente: examinar individualmente nuestra conciencia y actuar de acuerdo con ella. 2. LA ANTROPOLOGÍA DE UNA SOCIEDAD HIPERINDUSTRIAL.El autor toma como ejemplo para aplicar cuanto hemos aprendido a los principales rasgos sociales y culturales de una moderna sociedad industrial los Estados Unidos. Modo de producción.- El modo de producción de Estados Unidos es el propio de una forma avanzada y altamente tecnificada de industrialismo. Industrialismo es un término que designa la producción masiva de mercancías, servicios e información a través de una pormenorizada división en la que los trabajadores utilizan másquinas electrónicas y de otras clases de manera repetitiva y rutinaria. La división pormenorizada del trabajo consiste en la separación de las tareas de producción en muchos pasos pequeños llevados a cabo por trabajadores diferentes. Estados Unidos continúa siendo el primer país en manufactura industrial del mundo. Sin embargo, las dos terceras partes de su fuerza de trabajo no se dedican ya a la manufactura, y dos tercios del producto interior bruto consisten en producción de cosas que no son mercancías. La mayor parte de los americanos adultos empleados trabajan en oficinas, almacenes, restaurantes, escuelas, clínicas y vehículos, y no en las cadenas de montaje de las fábricas. La agricultura, que alguna vez llegó a absorber la gran mayoría de los trabajadores americanos, ahora da ocupación tan sólo al 3 por ciento de la fuerza de trabajo. La emigración del campo a la ciudad proporcionó gran parte del abastecimiento de mano de obra para el crecimiento del sector industrial de la economía. Pero el porcentaje de trabajadores empleados en la manufactura cayó en 1950, al tiempo que se creaban más y más puestos de trabajo en los servicios y en las industrias de la información. El auge de los sectores de información y servicios ha llevado a caracterizar a Estados Unidos como una "sociedad postindustrial". Sin embargo, sería más apropiado denominarla "hiperindustrial", toda vez que el desplazamiento hacia los servicios y el procesamiento de la información sencillamente ha conducido a extender la minuciosa división del trabajo y el empleo de máquinas de producción en serie -ordenadores de oficina, procesadores de textos, sensores de códigos de barras de los supermercados, correo electrónico, contestadores automáticos, fotocopiadoras, etc.- a nuevas formas de producción. Economía política.- Aunque los americanos piensan en Estados Unidos como un país capitalista, su economía política se carateriza mejor como mezcla de capitalismo y socialismo democrático de Estado. - Alrededor de 17.000.000 de personas están empleadas directamente por los gobiernos federal, estatales y locales. - Otros 36.700.000 dependen en gran medida de los pagos gubernamentales de seguridad social. - Otras clases de pensiones federales, estatales y locales sostienen a otras 5.200.000 personas. - El Estado de bienestar en forma de auxilio a los hogares, ayuda a incapacitados y a niños necesitados asiste a unos 14 millones de personas. - 2.000.000 son los efectivos de las fuerzas armadas. - 2.300.000 reciben los beneficios de la ayuda por desempleo. - 1.000.000 de familias campesinas dependen de los subsidios gubernamentales. - 6.000.000 de personas cuyos empleos en la industria privada dependen de las adquisiciones gubernamentales de equipamiento militar, contratos de construcción, préstamos gubernamentales, etc. Así, pues, en cálculo conservador, alrededor de ochenta millones de ciudadanos estadounidenses dependen de la redistribución del dinero de los impuestos más que de compartir los beneficios generados por la libre empresa capitalista. Capitalismo oligopolista.- La esencia de la empresa capitalista es la libertad de comprar y vender en mercados de precios en competencia. Desde hace mucho tiempo se entiende que para preservar el sistema de libre empresa hay que establecer limitaciones a la capacidad de pequeños grupos de poderosos compradores o vendedores para ganar control sobre el mercado hasta el punto de que los precios que oferten ellos determinen efectivamente el precio que debe ser pagado por cualquiera que quiera un producto o un servicio determinado. Al comienzo de este siglo, el congreso de Estados Unidos aprobó leyes contra la formación de monopolios y buscó conahínco la fragmentación de las compañías que entonces dominaban las industrias del ferrocarril, el envasado de carne y el petróleo. Las leyes antimonopolistas no llegaron, sin embargo, a prohibir la formación de semimonopolios u oligopolios, es decir, empresas que controlan no todo, pero sí la mayor parte del mercado de un determinado producto. La tendencia al oligopolio estaba ya bastante avanzada a comienzos de este siglo. pero tras la Sgunda Guerra Mundial se aceleró la marcha de las adquisiciones y expansiones. Como resultado, en 1980 las 50 principales corporaciones industriales de Estados Unidos poseían el 42 por ciento de todo el activo invertido en la industria, mientras que las 500 más grandes eran dueñas del 72 por ciento (Silk, 1985). En 1988 se produjeron 347 fusiones, valoradas en 227 mil millones de dólares, entre las empresas valoradas en más de un millón de dólares. A pesar del crecimiento del oligopolio, quedan en Estados Unidos millones de pequeñas empresas gestionadas por sus propietarios. No obstante, muchas de ellas son concesionarios en negocios de servicios y venta al por menor en las industrias de la gasolina y la comida rápida. Sus políticas, precios y productos están controlados por las empresas gigantes de quienes son filiales. Burocracia industrial y alienación.- Como consecuencia del crecimiento de las corporaciones oligopolistas y gubernamentales y de la expansión del industrialismo a las actividades de información yservicios, la mayoría de los americanos trabaja para organizaciones que emplean a más de cien personas. Dichas organizaciones no recompensan la iniciativa individual o la libre empresa, sino la disposición de los trabajadores a realizar tareas estandarizadas rutinarias. Esto ha llevado a la aparición de lo quese ha llamado la "alienación" tanto en las cadenas de montaje de las fábricas como en las oficinas, almacenes, hospitales y tienedas. Los trabajadores de grandes empresas burocratizadas, gubernamentales o privadas, tienden a hastiarse de sus tareas, mostrarse hostiles a la dirección, indiferentes a la calidad del producto y desinteresados por la satisfacción del consumidor último de los bienes y servicios que cocntribuyen a producir. Para mecanógrafos, telefonistas, cajeros, contables y clasidifcadores de cartas la automatización supone saber y pensar cada vez menos. Usando máquinas de lectura óptica, los empleados en cadena pueden ahorrarse conocer el orden del alfabeto. Los cajeros de supermercado no necesitan saber sumar o restar. Quienes hacen reservas de avión no precisan conocer los horarios. Los empleados de banca han acabado siendo "meros registradores en un supermercado de dinero". Estratificación de clases.- Aunque la mayor parte de los americanos no se ve a sí misma como miembros de una clase, y la clase misma siempre ha sido postergada como factor importante de la historia americana, no hay duda de que Estados Unidos es una sociedad sumamente estratificada. Esto puede observarse a través de los datos de distribución de riqueza entre las familias estadounidenses. Según la encuesta de investigación de la Reserva Federal, en 1989: - El 1 por ciento de las familias más ricas de Estados Unidos poseían el 37 por ciento de la renta neta total. - Un 9 por ciento el 31 por ciento, mientras que al - 90 por ciento restante correspondía el 32 por ciento. Es decir, el 10 por ciento más rico poseía más del doble de la riqueza que el 90 por ciento restante. ¿Existe una clase dirigente en Estados Unidos? La existencia de una clase dirigente en Estados Unidos parece ser negada por la capacidad del pueblo como un todo capaz de poner y retirar de sus cargos a los gobernantes mediante votaciones secretas. Sin embargo, el hecho de que menos de la mitad del electorado vote en las elecciones presidenciales sugiere que la mayoría de los ciudadanos o bien desconfía de las promesas de los candidatos, o duda de que cualquiera de ellos pueda hacer más que los demás para mejorar significativamente las condiciones de vida. Además, la selección real de los candidatos políticos y la financiación y conducción de las campañas electorales están controladas por grupos de interés especiales y comités de acción. En las campañas para el Congreso el candidato que gasta más dinero suelo salir elegido. Los que sostienen la idea de que no hay una clase dirigente en Estados Unidos adeucen que el poder está disperso entre tantos bloques, grupos de presión, asociaciones, clubs, industrias, regiones, categorías de renta, grupos étnicos, estados,grupos de edad, legislaturas y confederaciones diferentes que compiten que no se puede formar ninguna coalición entre ellos lo suficientemente poderosa como para dominar a todos los demás. En la terminología del economista John Kenneth Galbraith no hay ninguna clase dirigente, sólo hay un poder que se "contrarresta". Ahora bien, la cuestión crucial es ésta: ¿existe una categoría de personas que comparten un mismo conjunto de intereses soterrados en la perpetuación del statu quo y que, gracias a su inmensa riqueza, son capaces de imponer límites a los tipos de leyes que se decretan y a las políticas ejecutivas que se siguen?. La concentración de riqueza y el poder económico en Estados Unidos muestra al menos que existe un potencial real para que tal influencia se ejerza. La concentración de la riqueza.- Según la Oficina de la Reserva Federal (Kennickell y Woodburn, 1992), el 1 por ciento de las familias de Estados Unidos posee: El 45 por ciento de todos los bienes raíces. El 49 por ciento de todas las acciones en manos privadas. El 78 por ciento de todos los trusts. El 62 por ciento de todos los activos de negocios. La concentración del poder económico es mucho mayor de lo que sugieren estas estadísticas. La razón está en que para la mayoría de la población la principal forma de riqueza consiste en casas y automóviles. Estas formas de riqueza no constituyen capital. No pueden ser usadas para crear más dinero ni para controlar decisiones económicas. Por otro lado, quienes poseen grandes cantidades de activo –acciones, bonos y bienes raíces comerciales- poseen capital y pueden ejercer control sobre quienes no lo poseen. Es más, el hecho de que el 1 por ciento de la población posea privadamente la mitad de las acciones de las empresas no nos habla de cuánto capital es controlado realmente por dichos individuos. Para controlar una gran corporación, no se necesita poseer el 51 por ciento de las acciones. Como consecuencia de las olas de adquisiciones y fusiones que tuvo lugar en Estados Unidos durante la década de los ochenta la concentración del poder económico siguió creciendo. Otra reveladora estadística es el cambio de la disparidad entre las rentas de empleadores y empleados. En la década de los 70 las rentas de los primeros multiplicaban por 35 las de los segundos, mientras que en 1990 lo hacían por 120. Pobreza y movilidad ascendente en Estados Unidos.- Las modernas democracias industriales conceden gran importancia al logro de movilidad desde las clases subordinadas hacia las superiores. En Estados Unidos, se ha mantenido tradicionalmente que con un esfuerzo diligente los pobres podían medrar, pasando de pobres a ricos en el espacio de una vida. No obstante, está claro que sólo una minúscula fracción de la población puede esperar ingresar en la clase dominante. Los costes de vivienda, educación, transportes y atención médica han crecido con mayor rapidez que la renta y las familias de bajo nivel de renta han tenido que luchar contra el empeoramiento de la calidad de bienes, servicios, carreteras, calles, edificaciones y servicios públicos, parques, transportes, etc. ¿Cuál es la razón de la persistencia de una clase pobre de grandes proporciones en Estados Unidos? La explicación preferida es siempre que los pobres son víctimas de sus propias limitaciones mentales, conductuales y culturales. Pero, valores que, se dice, son distintivos de la cultura de la pobreza, en realidad son compartidos también por la clase media. “El primer principio es que, para ascender, el pobre no debe tan sólo trabajar, sino trabajar más que las clases que están por encima suyo”. Según Anthony Leeds, los pobres en Estados unidos no son víctimas de sus propios valores, son víctimas. Los hombres de la esquina.- El punto de vista de que los pobres se niegan a trabajar duro y ahorrar debido a una cultura de la pobreza no tiene en cuenta el tipo de trabajo y las oportunidades de progresar que se les brindan. En su libro Tally´s Corner (1967), Elliot Liebow, un etnógrafo que ha estudiado a los hombres de la esquina negros de Washington, DC, nos presenta una descripción de las condiciones que conforman las pautas de trabajo del varón negro no cualificado. Los hombres de la esquina desprecian el trabajo degradante que deben realizar, pero esto no es consecuencia de alguna tradición especial que adquieren en la cultura de la pobreza. Históricamente, las heces del mercado de trabajo en Estados Unidos se han dejado a los negros y a otras minorías: empleos cuyas condiciones y perspectivas son la marca del fracaso, infravalorados y ridiculizados por el resto de la población activa, y retribuidos sólo con el salario mínimo o menos; empleos que son monótonos (lavar platos, limpiar suelos), sucios (recoger basura, limpiar retretes) o agotadores (cargar camiones, transportar muebles). Cuanto más monótono, sucio y agotador es el empleo, mayor es la probabilidad de que se recompense el esfuerzo y diligencia extras con más trabajo del mismo tipo. Liebow cuenta la historia de Richard, un negro de veintitantos años que había intentado mantener a su familia con empleos extras, desde quitar nieve con una pala hasta recoger guisantes, y que tenía fama de ser uno de los hombres más trabajadores de la calle. Richar dijo: “Me imagino que debes salir ahí fuera y esforzarte. Debes esforzarte antes de poder conseguir algo”. Después de cinco años de esfuerzos, Richard logró una cama andrajosa, un sofá, un par de sillas y un aparato de televisión, y se dio por vencido. “He estado luchando durante cinco años de la mañana a la noche, y ni mis hijos ni mi mujer ni yo tenemos nada.” Conflicto racial, étnico y de clase.- La persecución, segregación y explotación de sectores minoritarios por mayorías raciales y étnicas, y el activismo de las minorías en su propio interés, pueden ser vistos como formas de lucha política y económica que preservan el patrón de estratificación de clase como un todo. En lugar de unirse para mejorar las escuelas, barrios, empleos y servicios sanitarios, los grupos raciales y étnicos buscan lograr su propia mejora a expensas unos de otros. Así, el chovinismo étnico separa a “los que no tienen nada” de “los que tiene poco”, y permite por tanto a “los que si tienen” conservar su riqueza y poder. La formación de la conciencia étnica y racial ganó la mano a la formación de la conciencia de clase debido a la relativamente elevada tasa de movilidad ascendente de que disfrutaban los emigrantes blancos. La conciencia de clase no se desarrolló porque a corto plazo resultaba ventajoso para la clase trabajadora blanca, con su movilidad relativamente alta, establecer una alianza con la clase trabajadora negra. Los negros fueron abandonados y perseguidos de forma activa por los trabajadores blancos; se les dejó atrás para que sufrieran los peores efectos de los bajos salarios, el desempleo y la explotación, ya que gran número de blancos, al abandonar a los negros, mejoraba o creía mejorar sus propias oportunidades de alcanzar el nivel de vida de la clase media. Pese a ello, puede decirse que los trabajadores blancos han tenido que pagar un enorme precio por malograr la unión con las clases trabajadores y pobres negras. El nuevo racismo.- Durante las décadas de los ochenta y los noventa las tensiones entre blancos, negros y otras minorías aumentaron en diferentes regiones y ciudades a lo largo de todo Estados Unidos. Este resurgimiento del racismo fue en parte consecuencia de que los sucesivos gobiernos conservadores devaluaron los derechos civiles, animaron al resentimiento contra la acción positiva y fomentaron la polarización racial mediante el recorte de importantes programas sociales. Las causas que originaron estos conflictos pueden estar en la aprensión de muchos blancos, trabajadores o de clase media en cuanto a su capacidad de mejorar o incluso mantener su nivel de bienestar socioeconómico. Por vez primera en la historia de Estados Unidos, muchos jóvenes están convencidos de que no podrán vivir tan confortablemente como sus padres. La ola de inquietud racial y étnica coincide con un período en el que el promedio real semanal de los ingresos del trabajo y de empleos no directivos descendió en un 18 por ciento. En el mismo período los salarios por hora estadounidenses se deslizaron por vez primera por debajo de los de otras potencias industriales. Por consiguiente, es comprensible que los blancos percibieran cada vez más cualquier forma de acción positiva como una forma de discriminación contraria y que perdieran cualquier interés en ayudar a los pobres, en particular a los pobres negros e hispanos. Los valores y la familia matrifocal.- Una de las explicaciones de la pobreza de los guetos urbanos centra la atención en el problema de las llamadas familias “sin padre” o matrifocales. Los principales rasgos estructurales de la matrifocalidad son como sigue: la unidad doméstica consiste en una madre y sus hijos con varios hombres diferentes. Alguna de las hijas adultas corresidentes pueden tener también niños. Los padres proveen una manutención sólo parcial y temporal. Los hombres que van y vienen a la unidad doméstica están desde un punto de vista etic “casados con las madres –ejecutan todos los roles típicos de marido y padre. No obstante, desde el punto de vista emic la relación se diferencia del “verdadero matrimonio” y los hijos son contemplados legalmente como “ilegítimos”. En 1965, con la publicación de un informe de Daniel P. Moynihan, entonces secretario adjunto de Trabajo de Estados Unidos, la matrifocalidad recibió reconocimiento oficial como principal causa de la perpetuación de la pobreza entre los negros de Estados Unidos. La familia matrifocal en Estados Unidos, como todas las instituciones domésticas, representa un ajuste a ciertas condiciones que están más allá del control de sus miembros: 1. Ni los hombres ni las mujeres tienen acceso a los recursos estratégicos, es decir no poseen ninguna propiedad importante. 2. Hay trabajos asalariados asequibles a ambos. 3. Las mujeres ganan tanto o más que los varones, y 4. Los salarios de éstos no alcanzan para mantener una esposa e hijos dependientes o bien las ganancias combinadas de marido y esposa resultan insuficientes para atender los gastos cotidianos. Los Flats.- En su estudio sobre los Flasts, un gueto negro de una ciudad del Medio Oeste, la antropóloga Carol Stack (1974) brinda una vivida descripción de las estrategias adaptativas que siguen las familias negras del nivel de la pobreza al intentar maximizar su seguridad y bienestar, dadas las leyes de las prestaciones sociales a las Ayudas a las Familias con Hijos Dependientes (AFDC) y el salario insuficiente del varón no cualificado. Los habitantes de los Flats se organizan en grandes redes de parientes y vecinos de la mujer. Los miembros de estas redes realizan intercambios económicos recíprocos, se ayudan unos a otros en el cuidado de los hijos, se proporcionan alojamiento de emergencia y se apoyan de muchas maneras que no son características de los grupos domésticos de la clase media. A una mujer se le puede privar de las prestaciones sociales tan pronto como su marido se licencia del servicio militar o regresa a casa de la cárcel, o bien si es soltera y se casa. De este modo, “las mujeres acaban por darse cuenta de que las prestaciones sociales y los lazos con las redes de parentesco les proporcionan una seguridad mucho mayor a ellas y a sus hijos”. El delito.- Estados Unidos tiene una de las tasas más altas de delitos violentos entre las naciones industrializadas. Más de la quinta parte de los habitantes de las mayores ciudades de Estados Unidos se siente “muy insegura” cuando tiene que salir de noche incluso en su propio vecindario. Hay 5 veces más homicidios, 10 veces más violaciones y 17 veces más atracos en Estados Unidos que en Japón. Las encuestas de criminalidad indican que en 1987 hubo 4.500.000 víctimas de asaltos, un millón de robos personales, 141.000 de violación o intento de violación y 21.000 homicidios. En suma, 22 millones de hogares se vieron alcanzados por el delito. Una de las razones de la superior tasa de delitos violentos en Estados Unidos es que los ciudadanos poseen muchas más pistolas y rifles per cápita que los japoneses o los británicos. El derecho para “llevar armas” está garantizado por la Constitución. Pero el fracaso en aprobar leyes más estrictas de control de armas refleja en sí mismo, al menos parcialmente, el miedo real a ser asaltado o atacado y el deseo consiguiente de defender la persona y la propiedad. De ahí que la causa de la alta incidencia de delitos violentos debe buscrse a niveles más profundos de la cultura estadounidense. El delito y su conexión con la pobreza.- Gran cantidad de pruebas relaciona la tasa inusualmente alta de delitos en Estados Unidos con la pobreza opresiva y la falta de esperanza económica a largo plazo de las minorías del interior de las ciudades americanas, especialmente de los negros e hispanos. Los negros, que constituyen el 12 por ciento de la población, suman el 61 por ciento de las detenciones por robos y el 55 por asesinato y homicidios. Debería destacarse, sin embargo, que en proporción los negros sufren más delitos violentos que los blancos. Un negro pobre tiene 25 veces más probabilidades que un blanco rico de ser víctima de un atraco con lesiones y ocho veces más de ser víctima de un homicidio. La razón básica de todos estos delitos es el desempleo crónico a largo plazo y la pobreza. En la actualidad, la tasa de pobreza de los negros es tres veces más grande que la de los blancos y su tasa de desempleo es dos veces superior que la mayor de los blancos en décadas. En 1988, el 44 por ciento de todos los niños negros, y el 38 por ciento de los niños hispanos, vivían en la pobreza. Aproximadamente la mitad de los adolescentes negros están sin trabajo; y en guetos como el de Harlem en Nueva York la tasa de desempleo entre los jóvenes negros puede ser hasta de un 86 por ciento. La conexión de la droga.- Las pocas posibilidades de obtener éxito económico asistiendo a la escuela y adquiriendo los conocimientos necesarios para competir con los blancos para obtener mejores empleos subyacen tras la determinación de muchos jóvenes negros, hispanos y de otras minorías de traficar con drogas ilegales. Una semana dedicada a la venta de droga sintética (crack) puede proporcionar más dinero que un año trabajando como friegaplatos o como camarero en un restaurante de comida rápida. No deja de ser una ironía que los negocios de drogas más provechosos estén dirigidos por jóvenes que se abstienen de tomar droga y que desarrollan muchas de las características que se asocian con las del empresario dedicado a negocios legales: contratan empleados, llevan las cuentas cuidadosamente, se esfuerzan por crear buenas relaciones con sus clientes habituales.. La conexión con la asistencia social.- Una desproporcionada parte de los delitos violentos urbanos en Estados Unidos se cometen por jóvenes negros e hispanos crecidos en familias matrifocales que reciben asignaciones del AFDC. Esta conexión entre delincuencia y matrifocalidad refleja el hecho de que los subsidios del AFDC están por debajo de los ingresos del nivel de pobreza. Casi todas las mujeres de la ciudad que dependen del AFDC, por lo tanto, cuentan con ingresos suplementarios de maridos ocultos, consortes masculinos corresidentes o antiguos consortes que son los padres de sus hijos. En su más temprana juventud, los muchachos de la ciudad hacen contribuciones sustanciales al equilibro económico de sus unidades familiares con su implicación en el crimen callejero y la venta de droga. Además, proporcionan un importante beneficio a sus madres en forma de protección contra los riesgos de violación, atraco y diversos tipos de timos a los que las familias del gueto están expuestas constantemente. La familia hiperindustrial y los roles de género.- El surgimiento de la economía de servicios e información contribuyó a un intenso cambio en la composición por sexos de la fuerza de trabajo de Estados Unidos y a un incremento de los costes de crianza de los hijos. A su vez estos cambios son responsables de otras notables modificaciones en los niveles estructurales e ideológicos de la vida social de Estados Unidos. Se pueden trazar cuatro clases principales de efectos del desplazamiento de la composición sexual de la fuerza de trabajo y el incremento del coste de la crianza de los niños: 1. Disminución de las tasas de fertilidad.- Después de la Segunda Guerra Mundial, las tasas de fertilidad se elevaron rápidamente, produciendo el fenómeno del baby boom que alcanzó su cota en 1957. A continuación, la tasa total de fertilidad cayó hasta niveles que constituyen aún un mínimo histórico, un 50 por ciento largo desde la cota del boom reproductivo (de 3,69 a 1,81). Las encuestas muestran que el número de mujeres entre 18 y 34 años que dicen no esperar tener hijos se ha quintuplicado desde 1967 hasta alcanzar un 11 por ciento. Entre las que desean niños, el número de la descendencia deseada cayó de cuatro a dos durante la década 19701980. En 1970, el 53 por ciento de las mujeres mencionó la maternidad como “uno de los mejores aspectos de ser una mujer”. En 1983, sólo lo hizo un 26 por ciento. 2. Caídas de las tasas de nupcialidad y aumento del divorcio.- Uno de cada tres casamientos en Estados Unidos termina hoy en divorcio, una cantidad que se ha triplicado desde 1960. Entre parejas menores de 30 años, la tasa de divorcio se está aproximando rápidamente a uno de cada dos matrimonios, cuatro veces más alta de lo que era en 1960. No obstante, esto ha ido acompañado de una gran cantidad de segundas nupcias. Así pues, el matrimonio como tal no es una institución en declive. Lo que está en declive son los matrimonios monógamos que duran hasta la muerte de uno de los cónyuges. 3. Nuevas formas de estructura familiar.- A comienzos de siglo, se entraba en el matrimonio de por vida, y las familias eran encabezadas por varones que ganaban el sustento para todos sus miembros. Cada pareja tenía una media de tres hijos o más, y los niños eran criados por sus padres naturales a menos que la muerte disolviera el matrimonio. Hoy en día los grupos domésticos matrifocales son la forma de familia de más rápido crecimiento, habiendo aumentado un 80 por ciento desde 1960. Actualmente, el 22 por ciento de todos los niños por debajo de los 18 años viven en hogares en los que está presente la madre pero no el padre. En el caso de niños negros este porcentaje aumenta hasta el 55 por ciento. 4. Nuevos roles sexuales y nuevas formas de sexualidad.- Las encuestas muestran que en Estados Unidos ha tenido lugar un profundo cambio respecto a las actitudes hacia las relaciones sexuales pre y extramaritales El número de adultos que, respondiendo a cuestionarios, dice apoyar o aceptar el coito prematrimonial y extramatrimonial se ha elevado del 20 al 50 por ciento de los adultos en el período de 1960 a 1980. Durante el mismo período, el número de parejas no casadas que declaran vivir juntos se ha incrementado casi tan rápido como el número de familias con una mujer a la cabeza. Una evidencia considerable apunta a un incremento de la actividad sexual premarital entre los adolescentes y los jóvenes no casados. Dada la amplia resistencia a programas anticonceptivos intensivos y con apoyo público para los adolescentes no es de extrañar que Estados Unidos tengan ahora la tasa más alta de embarazos entre adolescentes del mundo industrializado. El desplazamiento básico en las actitudes de los estadounidenses hacia la sexualidad puede describirse en términos de una separación cada vez más honda entre los aspectos hedonistas y los aspectos reproductivos de las relaciones sexuales. Uno de los resultados de esta tendencia es la producción y el consumo creciente de material pornográfico. La suavización de las leyes americanas contra la homosexualidad puede verse también como una expresión de la misma tendencia. Una teoría del cambio cultural en Estados Unidos.- La tendencia del empleo a salir de las fábricas requirió y facilitó el reclutamiento de fuerza de trabajo femenina previamente dedicada al cuidado de los hijos; al mismo tiempo, el énfasis sobre la educación propio del empleo en trabajos no manufactureros, unido al incremento en los “costos de oportunidad” del embarazo y la paternidad 8esto es, la cantidad de ingresos a los que se renuncia cuando las esposas dejan de trabajar para concebir y tener niños), inflaron los costes de la crianza de hijos, debilitaron el vínculo matrimonia, hicieron caer la tasa de fertilidad y acentuaron la separación ente los componentes reproductivos y hedonistas de la sexualidad. El principal cambio producido en la fuerza de trabajo no consiste meramente un aumento de la proporción de mujeres empleadas sino en el crecimiento de la proporción de mujeres ocupadas casadas y con hijos. ¿Por qué respondieron las mujeres americanas de forma tan masiva al reclutamiento laboral en servicios e información? Paradójicamente, su motivación primaria fue reforzar la familia tradicional de varios hijos y un hombre que la mantiene de cara a los costes crecientes de la alimentación, la vivienda y la educación. Los costes reales de tales bienes y servicios habían aumentado con más rapidez que la paga del cabeza de familia medio. Mientras que la media de las familias en Estados Unidos no puede criar más de uno o dos hijos de “alta calidad” sin un segundo ingreso, tampoco las amas de casa pueden obtener éste si tienen que criar más de uno o dos dada la ausencia en el país de instalaciones de cuidado infantil durante el día adecuadamente subvencionadas). La religión y la Iglesia electrónica.- Cabría suponer que, como una de las sociedades industriales más avanzadas tecnológicamente del mundo, Estados Unidos ha de ser también una de las sociedades en las que la mayoría de los ciudadanos rechace las formas tradicionales de animismo y animatismo. Sin embargo, sólo un 4 por ciento de los americanos declaran en las encuestas no creer en Dios. El rápido ritmo de los cambios y los problemas inducidos por la inflación; la burocratización, oligopolización, alienación y feminización de la economía y de la fuerza del trabajo; el desafío al imperativo marital y procreador; el impacto de la delincuencia, y la persistencia de la pobreza y de profundas desigualdades en riqueza y poder, pueden proporcionar las razones básicas del actual resurgimiento religioso americano. La historia de otras culturas demuestra que las tensiones producidas por un rápido cambio cultural y la inquietud social encuentran normalmente expresión en anhelos, búsquedas y experimentos espirituales que conducen a la expansión e intensificación de la actividad religiosa. Aunque algunos aspectos de este despertar religioso en América puedan atribuirse a un intento de rechazar el mundo material, el núcleo de fermento religioso, tal como puede verse en los videocultos y el movimiento del potencial humano, está en el deseo de solucionar problemas prácticos y terrenales.