¿El progreso científico, motor de la humanidad? El progreso científico ha permitido a la humanidad avanzar desde sus comienzos, ya que ha posibilitado el descubrimiento de conocimientos con aplicación práctica: el progreso científico origina un progreso tecnológico. Así, las grandes revoluciones tecnológicas a lo largo de la historia, como las revoluciones industriales, han venido siempre precedidas de revoluciones científicas, de avances notables en la ciencia fundamental; una mayor comprensión del comportamiento y de las características de los elementos que componen nuestro universo permite nuevos avances tecnológicos, ya que éstos sólo pueden realizarse reposando sobre una sólida una base teórica. De modo que no es posible disociar progreso científico y tecnológico, pues están directamente relacionados. El progreso tecnológico ha proporcionado numerosos avances a la sociedad. El descubrimiento y la invención de maquinaria ha revolucionado a lo largo de la historia la vida de un gran número de personas; las revoluciones industriales facilitaron el trabajo agrícola e industrial y más recientemente, la revolución informática ha servido de gran ayuda para la organización y difusión de la información. Por consiguiente, las condiciones sociales se han visto mejoradas por los avances científicos. La manifestación más evidente de esta mejora es la disminución progresiva del trabajo físico y su sustitución por un trabajo de reflexión: la humanidad ha aprendido paulatinamente a plantear los problemas en un plano teórico antes de ejecutar una solución apropiada. Por lo tanto, el progreso científico ha favorecido el progreso social de la humanidad, mejorando la vida diaria de grandes colectivos como han sido los agricultores y los obreros. Además, ha impulsado la aparición de nuevas profesiones y, por lo tanto, ha diversificado el mercado laboral, proporcionando una mayor gama de empleos. Por otro lado, a lo largo de la historia, los descubrimientos científicos han venido seguidos de un intervalo de tiempo hasta descubrir su posible aplicación práctica. Los avances científicos no son provechosos para la sociedad desde el primer momento: necesitan de un tiempo de adaptación. Por ello, el descubrimiento del bosón de Higgs, por ahora sin demasiada aplicación práctica, probablemente conocerá en el futuro una mayor utilidad desde el punto de vista tecnológico. Entonces, el reciente descubrimiento de este bosón no sólo representa un avance cultural para la humanidad, sino que favorece el desarrollo del progreso tecnológico actual. El progreso científico es por lo tanto uno de los grandes motores de la humanidad, al mismo nivel que el progreso social y ha respaldado el desarrollo de una sociedad moderna, con tiempo para el ocio, facilitando el trabajo realizado por los Hombres. Sin embargo, el progreso científico y tecnológico actual, así como la revolución informática, sólo han conocido un verdadero desarrollo en el primer mundo: muchas zonas del mundo están aisladas de estos avances. En mi opinión, es importante para nosotros los futuros científicos, buscar el modo de extender los conocimientos teóricos y sus aplicaciones al resto del mundo, de manera que el progreso científico sea universal. De este modo, el progreso científico será definitivamente el verdadero motor de la humanidad.