QUE REFORMA LOS ARTÍCULOS 34 Y 35 DE LA LEY ORGÁNICA DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA FEDERAL, A CARGO DEL DIPUTADO FRANCISCO ALBERTO JIMÉNEZ MERINO, DEL GRUPO PARLAMENTARIO DEL PRI Con fundamento en los artículos 71, fracción II, de la Constitución Política y 55, fracción II, del Reglamento para el Gobierno Interior del Congreso General de los Estados Unidos Mexicanos, someto a consideración de la Cámara de Diputados la presente iniciativa con proyecto de decreto, que modifica los artículos 34 y 35 de la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal, a fin de conferir atribuciones a la Secretaría de Economía para que establezca precios máximos a los productos agrícolas, considerando los costos de producción señalados por la Secretaría de Agricultura, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación, en virtud de la siguiente Exposición de Motivos En las últimas décadas, no sólo México sino el mundo en general han resentido los efectos negativos de las crisis, siendo la económica y la alimentaria las que ponen en jaque el presente y el futuro de las naciones. Es importante implantar medidas que nos permitan subsanar lo efectos que dañan a la población y que se resienten en mayor cuantía en los sectores más vulnerables o en condiciones de pobreza y marginación. En la economía hay sectores que por sus características propias presentan variaciones que se resienten en el resto de las actividades productivas, generando un efecto dominó cuyos resultados, en la mayoría de las ocasiones, es complicado predecir. El sector agropecuario o primario de la economía es el que mayores encadenamientos productivos permite. Por ello, las variaciones de los precios de sus productos repercuten en casi todos los sectores económicos. Pese a lo anterior, en el país no hay un marco jurídico que permita establecer un precio máximo a los productos del campo, lo que ocasiona que las fluctuaciones que se presentan no permitan a las familias mexicanas realizar una planificación adecuada de sus gastos. En sesiones anteriores presenté una proposición con punto de acuerdo que tiene por objeto exhortar a la Secretaría de Economía a intervenir en el establecimiento de un tabulador de precios agrícolas máximos para dar certidumbre a los consumidores y a los productores. Sin embargo, es imperativo que dicho exhorto se traduzca en una modificación jurídica que otorgue garantías suficientes, por una parte a los productores, para que tengan la certeza de que sus productos contarán con un precio que cuando menos les permita cubrir sus costos de producción; y por otra, a los consumidores les permitirá realizar una mejor planificación de sus gastos en alimentos. 1 Debemos avanzar en el cambio de patrones tradicionales para establecer los precios de los productos provenientes del campo, que en el caso particular de México se fijan de acuerdo con la oferta y la demanda diaria que se registra en el mercado más grande de Latinoamérica: la central de abasto de la Ciudad de México. A diferencia de otros países, como Estados Unidos o algunos latinoamericanos, que fijan sus precios agrícolas de acuerdo con los parámetros de los mercados internacionales, principalmente lo que ocurre en el Chicago Mercantile Exchange, bolsa de valores donde se cotizan las commodities, adjetivo que se otorga a los productos agrícolas. En el país, el avance del sistema financiero es aún marginal. Muestra de ello es que no ha sido posible bursatilizar la producción agrícola, lo cual permitiría a los productores conseguir financiamiento y establecer un precio promedio para sus productos. Por el contrario, hemos dejado que los precios agrícolas se muevan de manera discrecional. Aprovechando la falta de regulación, los comercializadores e intermediarios obtienen el mayor porcentaje de ganancia por la venta de los productos del campo. Estos intermediarios, a menudo, intervienen en el mercado para manipular los precios de compra que ofrecen a los productores, quienes debido a la falta de certeza jurídica sólo tienen dos opciones: ceder ante la oferta y venden a un precio por debajo de sus costos de producción, o deciden tirar y desperdiciar su producción. Ante esta problemática, no podemos mantenernos sólo a la expectativa: debemos actuar impulsando e implantar medidas que permitan acabar con dicho abuso, donde no sólo resulta afectado el productor sino la sociedad en general, pues todos los días tenemos que estar con la incertidumbre de saber si el hoy podremos comprar lo que ayer tenía un precio que consideramos para planificar el gasto. Sabemos que es difícil establecer un precio máximo para los productos agrícolas, además de que podríamos estar incurriendo en una medida de dumping, y nuestros socios comerciales, a quienes compramos algunos productos agrícolas, podrían demandarnos. Por ello, la propuesta pretende constituir un tabulador con los rangos de variación, a fin de establecer una franja de variación que no afecte a los consumidores. En la formación e integración del tabulador de los precios agrícolas deberá participar de manera directa la Secretaría de Agricultura, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación, encargada de proporcionar los parámetros para fijar los precios finales. Esos precios finales deberán estar por encima de los costos de producción promedio que presenta cada uno de los productos, sin importar la temporalidad o la región, y considerando las eventualidades climáticas o de otra índole que pudieran incidir en la producción. Uno de los compromisos de nuestro partido es salvaguardar el poder adquisitivo de las familias mexicanas. En particular los diputados representantes del sector agrario 2 impulsaremos y apoyaremos las propuestas que tengan como principal objetivo generar un beneficio directo en las familias del sector rural. Problemáticas como la que se presenta por la ausencia de un marco normativo que regule los precios agrícolas no deben servir de botín o bandera política. Es un problema real que requiere soluciones concretas, y la que ahora presento es viable. En razón de lo anterior, se pone a consideración de la Cámara de Diputados el siguiente proyecto de Decreto Primero. Se adiciona un segundo párrafo a la fracción IX del artículo 34 de la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal, para quedar como sigue: Artículo 34. A la Secretaría de Economía corresponde el despacho los siguientes asuntos: I. a VIII. … IX. Participar con las Secretarías de Desarrollo Social, de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación, y de Medio Ambiente y Recursos Naturales en la distribución y comercialización de productos y el abastecimiento de los consumos básicos de la población; Elaborar un tabulador donde se establecerán los precios máximos de los productos agropecuarios, tanto agrícolas como ganaderos no procesados. Para fijar el precio final se deberán considerar los costos de producción establecidos por la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación. X. a XXXI. … Segundo. Se adiciona la fracción XXIII al artículo 35 de la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal, para quedar de la siguiente manera: Artículo 35. A la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación corresponde el despacho los siguientes asuntos: I. a XXII. … XXIII. Participar con la Secretaría de Economía en la elaboración del tabulador de precios de los productos agropecuarios no procesados, certificando que los precios finales garanticen la recuperación de los costos de producción de los productores. Para ello proveerá a la Secretaría de Economía de los parámetros y factores necesarios que permitan determinar el precio final de dichos productos. 3 Transitorios Primero. El presente decreto entrará en vigor a partir de su publicación en el Diario Oficial de la Federación. Segundo. La Secretaría de Economía tendrá un plazo no mayor de 90 días hábiles para integrar y publicar el tabulador de precios agropecuarios. Queda sin efecto cualquier normatividad que se contraponga a lo establecido en el presente decreto. Dado en el Palacio Legislativo de San Lázaro, a 9 de marzo de 2010. Diputado Alberto Jiménez Merino (rúbrica) 4