crónica hispano--americana.

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ANO
NÜM.
MADRID-
XIV.
4.
CRÓNICA HISPANO--AMERICANA.
FUNÍADOR t PROPIETARIO.—D. E D U A R Í J O
PRECIOS DE SUSCRICION: En EspA$fA, 24 rs. trimestre, 96 adelantado.—En el EXTRANJERO, 40 francos al año, suscribiéndose
directamente; si no. 60.—En ULTRAMAR, 12 pesos fuertes.
ASQUERINO.
DIRECTOR.—D. V Í C T O R B A L A Ó U E R .
ANLNCIOS EN ESPAÑA: medio real linea.—COMUNICADOS: 20 rs. en
adelante por cada linea—ÍÍEDACCION Y ADMINISTRACIÓN: Madrid,
calle de Floridablanca, nínn. 3.
Los anuncios se iustUican en letra de 7 puntos y sobre cinco
columnas.—Los reclamos y remitidos en letra de 8 puntos y cuatro
columnas.—Para mas pormenores Véase la última plana.
COLABORADORES: Señores. Amador de los RÍOS, Alarcon, Arce, Sra. Avellaneda, Sres. Asijuerino, Auñon (Marqués de), Alvare? (Miguel de los .Santos), Avala, Alomo (J. B.), Araquistain, Alberto
de Quintana, Becquer, Benavides, Bueno, Borao, Bona, Bretón délos Herreros, Campoamor, Camus, Canalejas, Cañete, Castelar, GaStrO y Blanc, Cánovas del Castillo, Castro y Serrano, Conde de
Pozos Dulces, Cplmeiro, Correa, Cueto, Sra. Coronado, Sres. Dacarrete, Eguila/., Escosura, Estrella, Fernandez Cuesta, Eerrer del Kio, Fernandez y (?., Figuerola, Forteza, Federico Alejos Pita, Félix Pizueta. García Gutiérrez, Gayancos, Graells, Harzenbusch, Janer, Jo>é Feliu, José Joaquín Ribo, Lope/, García, Larra, Larrañaffa, Lasala, Lorénzana, Llórente, Madoz, Mata, Mané y Flaquer, Montesino, Molins
(Marqués de). Matos, Moya (F. J.),Ochoa, Olararría, Olózaga, Palacio, Pasaron y Lastra, Pi Margall, Poey, Reinóse, Retes, Ritwt y Fontseré, Rafael Blasco, Rías y Rosas, Rivera, Rivdro, Romefo Ortiz, Rodríguez y Muñoz, Rosa y González, Ros de OlanO, Hossell, Ruiz Aguilera, Rodríguez (Gabriel), Selgas, Sanz, Segovia, Salvador de Salvador, Salmerón, Serrano Alcázar, Teodoro LlorentCi Trueba, Varea, Vulera,
Vicente Bolx, Wilson (la baronesa de).
.
ca han sido consejeros muy imparciales
ni jueces muy serenos, para poder apreRevista general-—El Ddnupio. Ve Ginebra 4. Viena,
ciar con un verdadero sentido de razom,
por la baronesa dé V/Uson.—Melancolía, por donla posicioo que ocupan y la significación
' Artu'o Perera.—í-aeíancia maternal, pOí- el doctor H. Doneran.—Gfro épitodio, póf D. Víctor Ba - que tienen.
laguer —La toberania nacional en E<paña, por Trabajo verdaderamente curioso y de
D. Luis Cutcliet —/ncí)»ípa<tW/¿(ía<i dW poder es- fecundos resultados, seria el de anatopiritual y del poder lemiporal que se atribuye almizar delicadamente los partidos y .sorPontífice romano, por D. F. J. Moya.—Afa^neíi»mo y esplritixmo, por D- José Joaquín Ribo.— prendeí* en su temperameCtto y natufájeíWeríaB perdida*. P9r D. loaé V^vi.—Sección zá, el séci-eto íntinió de sus irraciotiali;
Héktíflca yfllósáfica.Análisis'espectral, por don dades, y la causa oculta de sus juicips
E. ^oáñfsm.—Oeseripuiún de la ctteva ae Bella apasionados y de su examen intereMar, en Matanzas^ por D. José VictorlRoo Beuncowt.—El tabaco. Apuntes de un fumador ar- sado.
repentido, por el Dr. Du'camíira.—Anatema d los Propiamente hablando, cada a»TapaBarbones, (oda) por D. Tomás R. Pinilla.—la cion polítipa, se halla constituida por
cuna y Id huesa (poesía), por D. Rüfael Blasco.— unas cuantas clases heridas y por unos
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cuantos elementos disgustados; j , ténLA AMÉRICA.
gase en cuepta, que los intereses ameMADRID 26 DE F E B R E R Q DE 1870.
nazados de estas clases, no son meramente los que á su posición material se
"
REVISTA G E N E R A L "
refieren, smo que son á una con esto;
sus vanidades ftustradas, sus influencias decaidas y sus omnipotencias anuUna calma cada vez maá profunda; un ladas;
en una palabra, todo ese mundo
reposo cada vez mas estable, va rempla- pequeño
de miserias humanas que han
zando inevitablemente en la relación po- constituido
los murmullos de
lítica, á la agitación, á los temores, a la los siglos, lassiempre
protestas
las épocas y
intranquilidad en que los partidos impa- las debilidades de cada de
histc)cientas y desasosegados se venian mo- rico que perpetuamente momento
tienen
la
manía,
viendo basta de aquí, atribuyendo al país en su hinchazón, de aniquilar el infinito.
mismo su descontento, sus desilusioLo que siempre ha sucedido, no podía
nes y sus esperanzas frustradas. Porque hay que tener en cuenta, y este es menos de suceder ahora, con tanta mas
el fenómeno mas digno de consideración, razón, cuanto que nunca como en este
que la táctica, que el procedimiento, que período crítico Je la historia humana, es
el recurso gastado de los partidos hasta ol juicio decisivo de la vida, tan profunahora, ha sido el de juzgar al país en do, íntimo y universal como el presente.
tero, como siendo el interesado en los Preguntadles á los elementos doctrifines parciales, en las miras egoístas y narios por qué la situación política que
en las tendencias exclusivas que á cada actualmente atraviesa España, les pauno de elloij impulsan y mueven.
rece desoladora, anárquica, infecunda
Nada, sin embargo, mas natural que y peligrosa, y 03 presentarán reprodueste procedimiento de los partido-^, tal y ciendo su eterna cantinela, el cuadro
como hoy se hallan constituidos. Y es elegiaco de sus tendencias no secundaque ninguno de ellos se da cuenta ra- das y de sus planes desconcertados. Os dicional, no solo de las relaciones qud con rán que los intereses creados, de quienes
el país les unen; si es ciue ni de los ele- se dicen genuinos representantes se hamentos é intereses que los constituyen, llan amenazados de muerte porque lo
ni mucho menos del nivel, imijortancía están sus monopolios; os dirán que la soy significación que ante los intereses ciedad está fuera de asiento, sin estabigenerales significan y valen. Viven en lidad, sin vigorosos apoyos, porque sus
una completa irracionalidad, y toman intrigúelas, sus miserias, sus bastardasus preocupaciones, sus aspiraciones, influencias, han dejado de tener base sesus egoísmos, sus temores y sus presen- gura en que afirmarse; os dirán que la
timientos por el estado del país, y por interinidad en que nos hallamos, es una
sus condiciones generales.
situación que favorece todas las preten Error mas profundo de lo que parece, siones absurdas, que alienta todas las
y que necesita ser radicalmente disipa- esperanzas desatentadas, que engendra
do, si hemos de concluir para siempre la anarquía, que trae la perturbación,
con esa última barrera, en la que pre- el descrédito, la ruina del país, sin otra
tenden atrincherarse, sobre tocio, aque- prueba que oponer, que la de que sus
llos partidos que, solo metiendo ruido, sueños no se han cumplido, ni sus ames como pueden dar señales de una vida biciones realizado. No se cuidarán cierque no tienen, y de una importancia de tamepte de examinar las condiciones de
la situación, ni el espíritu del país que
que carecen.
'
Los partidos, las parcialidades políti- había de revelarles con harta elocuencia
cas, son, en los críticos tiempos presen- la imposibilidad de que lo absurdo,se
tes, expresión concretamente egoísta de cumpla, y la necesidad de que por el
los intereses quó representan; y cierta- contrario, lo lógico, lo racional, lo vermente que los iutei'eses, como tales! nun- dadero se realice.
SUMAÍllO.
Como no se cuidan de estudiar á fondo
el estado del país que la revolución de
Setiembre ha creado, ni las causas profundas que lo han determinado, no tienen aa cuenta que todo el mundo anterior á la revolución, antes, mucho antes
deque'cayeáB de un modo material en
Alcolea, había caído moralmente de las
(ídncíeucias ,de, todos los españoles ^ tan
radicalmente, que no hay posibijldad
Qing,uuad,e.que semejante edi¿cío pueda
volver á restaurarse. Y si no, veamos;
¿qiiién podrá volver á restaurar la vieja
monarquía doctrinaria, que tantas prostituciones cobijaba y (jue tantas inmoralidades protegía? ¿Quien podrá re'staurar
el a^clusivismo religioso, qu^ tanta'»
corrupciones producía y que tantos fanatismos engendraba? ¿Quién podrá rehabilitar la cínica burocracia, que tan profundo desprecio ha inspirado á todas las
aliua,i no eufaagadas en la basura de un
oro corruptor? ¿Quiénpodrá hacer simpática la sofistería del doctriiiarismo indigesto, que solo de un despotismo enervador puede sacar partido?
¿Sabe el doctrinarismo de todos los
matices, todas las indignaciones, todas
las cóleras, todos los desdenes, todo el
asco que ha producido á la masa del país
el encontrarse siempre víctima de sus
reinados, siempre mártir de sus dominaciones, tan especuladoras como excépticas? ¿Sabe el doctrinarismo de todos
los matices la profunda inJiferencia, el
hondo hastío, el tedio sin límites que los
antro* de su conciencia, conocidos por el
espíritu público, han producido en este?
¿Sabe todo ese mundo antidiluviano el
veredicto terrible que la conciencia unánime ha pronunciado contra él?
Si á ello estuviera atento, ¿podría salir
ahora con la ridicula pretensión de que
la rehabilitación, mas ó menos hipócrita,
de todo aquel fango, era el único medio
de salir cuanto antes de esta interinidad
que los ahoga?
Y si el país e.5ti harto de doctrinarismo, saturado de intrigas, aburrido de
miserias, cargado de monopolios, avergonzado de injusticias, ¿no es engañar
y engañarse descaradamente el pretender hacer pasar por exigencia del país
su apremio por crear una monarquíadoctrinaría tan impregnada de vicios como
la expulsada? ¿No es engañar y engañarse aspirar á reconstituir un orden político tan llagado como el que se derrocó en Setiembre, á pretexto de que hay
unos cuantos descontentos que ya no especulan y otros cuantos soberbios que ya
no mandan?
Nada hay en verdad tan impenitente
y tan ciego como los partidos, cuando
solo desde sus intereses y por sus intereses juzgan los acontecimientos^ Bajo
este punto de vista todos obedecen á
iguales instintos, á idénticos móviles;
cuanto mas viejos son, mas tenaces, mas
empeñados están en resucitar lo que está
muerto. Obran como los individuos ancianos, á quienes ningún tiempo les parece mas heJio que aquel eu que ellos
eran una' esperanza, considerando las
edades ulteriores, que los han dejado
atrás, como ua invierno del bien, de la
tranquilidad y de la dicha, cuya primaver», según ellos, la tuvieron precisamíjnte cuando por su juventud eran una
flor sin deshojar.
Hasta el carlismo, esa escrecencia de
sacristía, se agita estos dias con la tenacidad de la teocracia espirante, por
hacer algún efecto, cuando hasta para
hacer ruido es impotente. Verdad es que
la impenitencia de los partidos que se
creen celestiales, es una impenitencia
absolutamente incurable; solo cuando
dejande tener por completo intereses que
explotar é influencias que sostener, es
cuando quedan sepultados para siempre,
y cuando dirigen de hecho el corazón á
otros horizontes, hacía los qua ya tenían desde luego vuelta irresistiblemente la cabeza. Dejémosles que en su desesperación hagan, si á ello se atreven, su
última intentona contra el destino inexorable; eso probará el ciego empeño que
tienen en acelerar su enterramiento.
De mas importancia inmediata, de mas
significación directa, son en esta quincena los acontecimientos del vecino imperio. Su seriedad, su carácter sombrío,
está en la sangre que han originado, por
mas que las causasque han dado origen
al suceso no ténganlas proporciones que
han tenido sus efectos.
Ya en otra revista nos ocupamos del
carácter de esa nación y de sus condiciones morales, sociales y políticas; ya en
ella consignábamos ese espírituesencíalmente formalista y dramático que, en
nue.stra opinión, constituye su temperamento; pero ahora debemos examinar
mas detenidamente la ínfiuencia que su
historia y sus precedentes políticos han
ejercido sobre la Francia, y qué orden
de rectificaciones se halla obligada á
realizar, si no quiere correr el ridículo
con que tan admirablemente ha sabido
calificar su actitud de estos últimos dias
el jefe de su Gobierno actual, aspirando
á conquistar seriamente la libertad, de
que tan lejos se halla todavía, por mas
que en su alucinación eren lo contrario.
La Francia actual tiene una manía de
que necesita curarse, ante todo, si ha de
llegar seriamente á ser un pueblo libre.
Sus glorias pasadas, sus antiguos heroísmos, su Constituyente, su Legislativa, su Convención, su Directorio, su
Consulado, su Imperio; los grandes hombres que han llenado el mundo con sus
hechos; su Mirabeau, su Dauton, su
Vergniaud, y, sobre todo, su Bonaparte
con su Austerlitz, su Mareugo, su Friedland, el gran ejército, la gran nación,
la gran República, el gran imperio, son.
LA AMERICA.—ANO XIV.—NÚM. 4.'
Por eso, dando sus tribunos actuales torreones arruinados que se levantan como mu- de las catedrales de Santa Isabel de Strasburgo,
ciertamente, cosas que enorgullecen y
centinelas de las glorias pasadas, como re- Maisseur y otras que sucesivamente se consque pueden hacer por algún tiempo per- una importancia exagerada á la cuestión dos
cuerdos grandiosos de la Kdad Media, de esa truyeron en los siglo XIV y XV.
de
forma
de
g-obierno
y
enamorados
de
der la cabeza á cualquier pueblo qae,
época de caballerosidad y de heroísmo, de fe,
Pero á las magesiuosas basílicas géticat, S
como el francés, es tan amante de sus la palabra Bepúblíca, no han sabido honor y combates: tal era mi bello ideal.
las sublimes joyas de la Edad Medía, sucehazañas y de sus hechos brillantes; pe- apreciar todo el valor que las transacCuiiído se anén .los ensueños de la niñez con dieron l.is cúpulas delRenacImiento, y arrastraro el pueblo francés no ha caidb todavía ciones obligadas del imperio tienen, ni los déla javentad; twado i. una imaginación do el arte con increíble velocidad por la reforma
en que todo ese esplendor, toda esa pom- de cómo son una palanca poderosa, con vtrt é fmprfltiOBable y apasionada; cuando a todo de Lotero y las convulsiones políticas, llegd al
pa, todo ese ruido, lleva consigo un pe- la que pacificamente se puede Itepar á lo balio, i todo lo noble, á todo lo sublime, se último ^ado del mal gusto y de la decadencia,
añade el anhelo de formar un tesoro en l>i me- y siendo la casa de Austria poderosa en Italia,
figio grave, un peligro inminente, un conmover el mundo.
Las exageraciones de Rochefort, de moria para trasmitirlo después, entonces ya no adoptó la Alemania los capriclios y exageraciopeligro de que difícilmente se libran los
es una ilusión de nlAa , ni la curiosidad de la nes artísticas de los italianos.
hombres, cuanto mas las naciones que, Fonvielle.déFiourens, mas bien son pro- joven,
pero si una idea fija que poco á poco se
Hoy la nueva escuela, iniciada por Weincomo la Francia, son entusiastas hasta ducto de una alucinación poética y de un apodera de nuestro ser y hicía cuya realización brenner,
es una imitación de las anieriores, y
apasionamiento
irracional
y
ridículo
ha. 1 delirio. Este peligro es la vanidad, la
se dirigen todos onestros pensamientos.
ha dotado á la Alemania con elegantes edificios,
í re-suncion, el orgullo que siempre «chi- cia lu heroico, que resultado de una verDurante el iavlerao que precedid i mi viaje, sobre lodo en Munich, aun cuando carezcan de
ca. q\ie siempre empequeñece, que siem- dadera convicción y de un error históri- me dediqué á estudiar literaria y artísticamente estilo original y y de unidad.
camente invencible. Nosotros encontra- el país que pensaba recorrer.
pre enerva.
. . .
m.
Dividida la Alemania en el siglo XVI por el
La Francia de los tiempos del primer mos á Marat, ¿ Fouquier Tinvílle, á CoEn los conventos tuvieron también su cuna la
movimiento
religioso,
la
razón
^riiica,
la
raion
Uot
de
Herbois,
sombríamente
grandes
imperio, sobre todo, no se apercibió cierf»é defendida por Ldiero, y atacan- pintara y escultura alemanas, y las preciosas
tamente de que su fuerza, au prestigio, en su ceguedad, porque iquella oigue- especulativa
do
rudamente
tf Ja Iglesia romana, esparció fM>r miniaturas del siglo XIII son verdaderos modesu poder ante Europa, no eran mera y dad era eu ellos aatural y femporatSen- el universdtiDDilitud «fe obras (eológttias.
los de belleza, conservándose en las iglesias
te
irremediable;
|>ero
no
podemos
menos
• 'eiclusivamente producto de su energía,
Infatigable i i su deíco, bascd 1{| mas bfllo, restos admirables y cuadros del mas reconocido
- deSkSu valor, de su hemwno, sino que, de«ncontr»r pueriles, vaoidosos, iuper- lo maa selecM tfe los diferentes diaiectos, erran- mérito.
Nada maa espléndido en colorido y detalles
'' atffetodo y sobr« todo. 8r»Q primera- ficiftles y Ugeroa A estos ntódernos Idoloa'do sa vasMr ftAagiaacioa Dú idioma que, «tMa- quoel
existente en la catedral de Co; 'iilteñte debidos á los principios universa- populares, que á sabiendas quieren pa- díéndosc rápidamente, se generalizd en Alema- lonia, ycuadro
quO'representa á los patrones de la
sar
por
temibles,
en
su
afen
de
hacer
á
nia,
Ififlindouos
bellísimos
cantos,
aotabies
tralea'que estendia. al sentido hunlano que
ciemlfieos, astronémicos y químicos, á los ciudad.
' jrrevolucion había desenvuelto, al mo- la Francia la nación dispensadora de la bajos
En él se obser va como un ligero reflejo del
que
el
'~"" vimiento de conciencia que aquella ha- libertad al mundg, después de un espec- pulso. misiici¿mo del nuevo dogma prestd im- estila bizantino; pero en su corrección demuestra el progreso del arle en la escuela flamenbía iniciado. Antes que franceses, eran táculo trágico más ó menos sangriento
Este simultáneo movimientoconmovid á la Eu- co-alemana, iniciada por Van Eyck, y que el
Cuando se cree que Francia es el pri- ropa
aquellos sublimes principios del 89, prinentera, paralizindose, sin embargo, á prin- pincel de Alberto Ourero debia elevar á sublime
cipios totales, conceptos absolutos que a mer pueblo liberal del mundo, se cree cipios del siglo XVII, porque el catolicismo ha- altura. Admirador y contemporáneo de Rafael,
la humanidad se referían, premisas eter- que París es la cabeza privilegiada de la bía perdido la fuerza moral, y el protestanlismo, fué
este gran maestro el ídolo de la Aletsania,
nas que al hombre entero pertenecían so- tierra; y esta inmensa preocupación se degenerando en una ortodoxia exagerada, 60n- coatando, como el genio creador de la Italia, un
comunica
á
todos
sus
iudivíduos,
hasta
leuia
en
los
más
estrechos
limites
la
inspiración,
bre todo carácter de nacionalidad, sobre
ilustre escultor por compañero.
toda determinación de localidad. Que la el punto de hacerles creer que cada indi- y á la pureza, energía y elocuencia de Lulero
Contenida la corriente artística por la reforla frivolidad y languidez, contándose la ma, decayó la pintura, y la austeridad y el misFrancia los extendió, que la Fraocia los viduo en París puede producir un cata- sucedió
novela hisidrica como la única innovación digna ticismo de lus principios protestantes aniquilasembró por la viqja Europa, que la Fran- clismo en el planeta.
de mencionarse.
ron y destruyeron las altivas creaciones de la
Nosotros lamentamos ciertamente, y
cia los irradió por el espacio; hé aquí su
literatura moribunda amenazaba exhalar Edad Media, los prodigios de la intcligeiúcía y
gloria que siempre le reconoceremos, con todo nuestro corazón, las víctimas el La
último suspiro, cuando la locha entre la de la perseverancia.
que siempre le estimaremos, que siempre que ha originado recientemente eu la Francia y Alemania, que ejércid un saludable inLas doctrioas de Catvino y do Lulero abofanación
vecina,
una
exageración
de
pala tendremos presente; pero téngase en
flujo, la despertd de su letargo, inaugurándose ron las tradiciones del pasado, que debilitan'
cuenta que esta gloria, que este mérito, triotismo y un error de procedimiento, la poesía romántica, de la que Klopstock dejd dose poco á poco casi por completo, desaparees siempre segundo, siempre subordina- para conseguir la libertad á que todos algunas muestras bellísimas, que son ricas joyas cieron hasta mediados del siglo XVIII, en que
siguiendo el ejemplo de la arquitectura, «nlró
do, siempre limitado. La Francia tuvo aspiramos; y no seremos nosotros, en de la literatura nacional.
Lessing, el ilustre critico, fundd el verdade- la pintura en un período de imiucion. si bien la
poder por aquellos principios, no por ser verdad, los que lancemos un anatema á
drama alemán, y Winckelmann, como prosis- pintura al fresco, enleramente olvidada, ba
simplemente la Francia. Y tanto es así, los hombres que, por sendas equivoca- ro
ta, Kant, el fildsofo, y Sierder, el cosmopolita, vuolto á recobrar su merecida preponderancia,
y tan en segundo lugar estaba la Fran- das, han aspirado á anticipar el reinado fueron
los precursores de Goete y ¡scbiller.
debiendo á Cornelio y Obesveck tan notable recia relativamente á aquellos altísimos del derecho, de la libertad y de la justiPe estos dos genios inmortales, el primero era habilitación.
principios, que precisamente porque so- cia; pero al mismo tiempo, no podemos universal: su imaginación abarcaba todas las,
IV.
brepasaban su cultura, su sentido social, menos de hacer constar este extravío, épocas, todos los géneros, el romance, la nove-' Los calados de marfil, los encajes de piedra y
porque
solo
conociéndolo
primero,
es
cosu nivel político, es por lo que los anuló
la, la epopeya, la tragedia, la comedia, la poesía los cuadros y írontIspi»os de IQS altares, y .más
lírica y el epigrama.
en su interior, llevando á la guillotina á mo puede realmente remediarse.
larde las estatuas fundidas en bronce, taeron
La originalidad y belleza de su lenguaje, los desarrollando lentamente la escultura, que dusus representantes mas genuinos, á peSi Emilio Ollívier está, como creemos,
sar de servirle ante la Europa entera decidido á desenvolver gradualmente, y argumentos trazados con mano maestra, los ti- rante los primeros tiempos de la Edad Media
pos retratados con exactitud y perfección foio- no había tenido el más leve impulso.
para despertar su emancipación. Era co- á hacer práctica y viva la democracia en gráfica,
cousiJerar como el primer
fil inteligente buril de Juande Colonia ySteinmo un ciego que llevase un sol en la ese país, nos parece A nosotros que debe poeta de lesu hicieron
siglo.
bach enriqueció algunas catedrales, y JUan
frente, con el cual, á pesar de iluminar Irsefe dejando expedito el camino, muIttflniíamenie melancdlico, elevado y noble,
esciílpló la neülsima sillería y loa aliares
á todo el mundo, no por eso dejaría él de cho mas, cuando el imperio está veppi- inspirándose casi exclusivamente eb el patrio- Syrlin
de la catedral de Ulm.
estar á oscuras.
do, y vencido para siempre; y cuando el tismo, el honor, la amistad y el amor, no poseía
A Pedro Viscber le estaba reservada la corona
Y tan cierto es esto, que á la caída espíritu público sensato de la Francia, va Schiller la variedad de su contemporáneo; pero de gloria que sin duda tegieron los ángeles pahistoriador y clásico no alcanza menos ra ceñir la freaie del sublime escu'.tor del sedel imperio y al advenimiento de la res- mostrando, con mas intensidad cada día, como
gloria.
pulcro de San Sebaldo, en Nuremberg.
su
deseo
de
regenerarse
totalmente
en
tauración, no pasaban de ser uno de
algunas de las obras de Goethe se revela
Esta joya, este prodigio artístico, los genios,
tanto.s pueblos constitucionales como los la democracia, y de matar para siempre unEn
corazón frió y egoísta, careciendo de ese en- las virtudes, las figuras admirables de los apósque en Europa entonces comenzaban á su doctrinarismo enervador y las alian- tusiasmo h^ode la convicción y de la unidad de toles,
el característico San Sebaldo, eticierran
formarse á consecuencia de su revolu- zas egoístas de sus intereses con los po- ideas.
tal verdad, tal expresión, tanta belleza y tan
ción. Próximamente, era la misma su deres permanentes y privilegiados.
En el autor de la Prometida de Messit^a do- perfecta ejecución, que se revelan los trece aíioa
Hora es ya de que la Francia vaya de- mina el corazón; en el de Ingenia la cabeza.
de ince.«iites trabajos que emplearon Vischer y
talla relativamente al nuevo orden de
La literatura alemana parece personificada en sus hijos en esta obra.
vida que en su seno se había inaugura- jando de tener esa superficialidad que le
La Italia se enorgullecía con Rafael y Miguel
do, que el que tenían las demás naciones es característica, y de que ella misma estos genios ilustres; pero á la par multitud de
se distinguieron como Clásicos hasta Ángel; la Alemania con Vischer y Alberto Odde la vieja Europa; de los mismos vicios comienza ya á darse alguna cuenta; ho- escritores
del siglo XVIIl, citándose entre ellos á rero.
adolecía, las mismas preocupaciones la ra es ya de que sus exageraciones de ex- fines
Heyne, Gessoer, Müller, Voss, Tick y Richter.
La escultura, auxiliar necesario, grandioso,
clusivismo
nacional
vayan
perdiendo
su
invadían, idénticos fanatisnos tenia que
Llegd el siglo XIX, y las luchas políticas, las sublime de la arquitectura religiosa, retrocedió
barrer de las conciencias, la misma teo- perniciosa influencia; hora es ya de que, invasiones , las guerras del primer Bonaparle ante el dogma que tuvo por cuaaá Wittemburcracia, el mismo espíritu doctrinario, los entrando en sí misma, se aperciba de influyeron en la literatura alemana, descendien- go, el que, paralizando la consirucclón de las
mitümos resabios que del pasado había que lo que primeramente la interesa, es do al terreno de la realidad, de la sátira, de la catedrales, destruyó las |)inturas sagradas y las
entrar callada y silenciosamente en un filosofía helegiana, que Straus llevd hasta los estatuas, imitando á los Iconoclastas.
heredado, tenía que estírpar.
Estacionada hasta fines del siglo XVIII, en
Su obra ulterior lo ha mostrado harto orden práctico de regeneración interna, últimos limites en su Vida de Jtíucristoi
Rúckert, uno de los poetas líricos mas inspi- cuya época la elocuencia de Lessing y de Winelocuentemente, sin que por eso la Fran- y de que no es la pompa exterior, el bri- rados,
Farnosso, Amelia Schopp, nove- chelmanu la arrancó de la postración y desfallecia haya borrado totalmente el vicio do llo aparente, las .suntuosidades de una listas, yFanny
Wagner, Tieck y Insmermann, como es- cimiento en que yacía, inspiró á Canova sus esla pre.^unción y de la vanidad nacional diplomacia fastuosa y pueril, lo que hace critores de formas mas bellas y conceptos mas tudios de la antigüedad, elevándose aun mas
que todavía no ha extinguido, y que grandes, fecundos y robustos á los pue- elevados, han formado la nueva era, si bien no hasta Ohmacht, restaurador de la escultura en
tiene obligación de disipar si ha ¡de lle- blos.
cuenta hoy nmguna brillante joya qije añadir á marfil y madera.
Si Napoleón 111 no les hubiese mostra- su espléndida corona.
gar á ser lo que la democracia deLas escenas de Píndaro y Homero fueron redo elocuentemente lo vacio y quimérico
producidas en bellísimos bajos relieves por
H.
manda.
Las últimas consecuencias de ese vicio de las empresas caballerescas de la políLa escultura y la pintura sufrieron la misma Schwanthaler; pero nótase lo mismo que en la
pintura la tendencia al espirítualismo y la macapital, las ha venido á tocar en los re- tica eu Italia y en Méjico, podrían to- alternativa: las arles no adquirieron su verdade- jestad
y belleza de la forma, sacrificada en aras
cientes acontecimientos que han vuelto davía dudar y tener sueños de engran- ra belleza, la severidad y majestad de lineas, la del pensamiento
y de la verdad.
pureza
y
la
corrección,
hasta
que
el
cristianismo
decimiento
fastuoso,
suspirando
por
tiraá inundar de sangre las calles de París.
V. '
levanté
templos
como
Santa
Sofía
en
ConstanLa Francia ha creído que solo haciendo nía.s laureadas como la del primer impe- tlnopla, San Eslébau en Viena, Nuestra Señora
Formada
una
idea
del
mi plan era atraruido, produciendo escenas dramáticas rio ; pero después de las esperanzas de París, y las suntuosas catedrales góticas que vesar la Bélgica y entrar país,
en Alemania por Verfrustradas
y
de
los
desengaños
sufridos,
y estallidos tumultuosos, es como se adse construyeron en Alemania á mediados del si- viers.
quiere fama ante el mundo, que es su han debido caer en la cuenta, y reconocer glo XIU.
Un acontecimiento imprevisto hizo cambiar mi
primera manía, y á favor de la cual es que ante todo y lo primero, es aprender
¿Puede acaso compararse la admiración que itinerario y desistir por entonces del viaje al
á ser hombres y ciudadanos libres, para produce un monumento egipcio, un templo grie- Rhin.
como creen conquistar la libertad.
Durante un mes permanecí en Suiza, jr desJNo ha llegado á comprender todavía ser luego nación respetable por el senti- go, un cuadro de la aoiigttedad, con la emoción
que la conquista déla libertad es algo mas do de sus instituciones, y por la severidad 3ue se esperimenla al penetrar bajo las bóvedas pués, abandonando la pintoresca y risueña Friburgo, Berna, hogar del radicalismo, Zorich y
e una basílica?
callada y silenciosa de lo que parece; que de sus costumbres y de su carácter.
la
magnífica catarata del Rhin, me dirigí á Ulm
¿Conmoverá
mas
tiernamente
el
corazón
Zeula conquista de la libertad solo se alcanxis en su cuadro de Penélope, Timante en el sa- con el objeto de recorrer el rey do los ríos
za, cuando de un modo profundamente
EL DANUBIO.
crificio de Ifigemia, que MuriUo con sus admi- de Europa desde su nacimiento hasta lii emborenovador se trasforman las costumbres,
rables Concepciones, 6 Rafael y Miguel Ángel? cadura del Mar Negro.
DE GINEBRA. A VIENA.
los caracteres, la educación, el espíritu,
A la derecha de Ulm llamó mi atención un
Asi, pues, la religión cristiana sembré en AleI.
el sentido, la vida entera de los hombres,
mania opimos frutos, y Roma y Hizahcio envia-' cristalino y límpido arroyuolo: era el Danubio,
en una palabra. No ha llegado á comEldia 10 de Abril de 1S3.
salí de París ron sus artistas más ilustres á la cérte carlovin- el camino que unía el Oriente á la Europa cenprender que las relaciones formales de la oon objeto de realizar uno de los ensuefios que gia, extendiéndose el buen gusto artístico, que tral, la comunicación directa dol comercio que
política, no son por su hecho y sin mas, mas preocupaba mi imaginacioa de quince apQs, más larde desarrollaron y propagaron los aba nos ofrece la maravillas de Levante, el paso de
los Cruzados para Servia, el campo de batalla de
la emancipación completa ni que, estas UQ pensamiento que acariciaba con inefable de- des de los numerosos monasterios.
El estilo bizantino reiné sin rival hasta el ¡os turcos después de la conquista de Constanilusión bella y encantadora como una marelaciones formales que al reconocimien- leite,
siglo XII y principios del XIII, en que el oelval tinopla.
de primavera.
to de las condiciones jurídicas se refie- ñana
Aquel plateado y bullicioso arroyo sale de las
Visitar la poóiica Alemania, recorrer las ori- puro, esa bellísima creaciOn de la Edad Media
ren, son otra cosa que el medio de lle- llas del Rihn y del Danubio, respirar el perfume empezaba á ser la admiración del universo con montañas de Schirastrwald y serpentea orgullogar á obtenerla, el punto de partida de antigüedad que contienecadapueblecito, cada los encajes de mármol, las esbeltas columnas, so hasta la Baviera, siendo navegable desde Ulm:
inexcusable de su realización.
aldea, las piedras mismas, los arroyuelos, los los calados rosetones, los afiligranados chapiteles en las cercanías de Viena cuenta ya 3.050 pié*
CRÓNICA HISPANO-AMERICANA.
de ancho; en Galalz, 1.500. y al desembocar en
el mar. necesita cuatro puertas para lanzarse en
la inmensidad.
Cien rios son sus tributarlos, y ningún otro de
Europa recorre ni fertiliza tan ricos, tan vastos,
ni tan liistdricos dominios.
Al otro lado del Danubio, y antes de llegar á
Ulm, se comtempla con admiración la Inmensa
abadía de Wibleugen, hoy desierta, abandonada, y en cuyos silenciosos patios crecen la yerba
Perteneciente Ulm, al reino de Wurtemburgo,
y á éste casi toda la Selva Negra, puede considerarse á lo» babitanies de aquel territorio como
•1 Upo de los verdaderos alemanes, de aquellos
que abandonaron las Galias, rechazados por
Clodoyeo, y que dieron su nombre y sus costumbres á la Germania: poseen la franqueza y alegría de sus antepasados, y los modales Vivos,
MDOillos de sus aldeanos, su agilidad y fuerza,
MISfiestas,sus iragesy hasta las asambleas dé los
pastores, retraten fielmente á los antiguos gerAl empezar la decadencia del orden gótico,
-48 did principio i. la construcción de la catedral
de UÍm, una de las mas vastas de Alemania.
pues cuenta 166 pies de ancho por 416 de largó,
y 141 de alto; pero desgraciadamente no está
concluida.
Nada mas expléndido, bello y magestuoso que
sus cinco inmensas naves, y la sillería del coro,
ejecutada por Syriin, aun cuando se nota en los
detalles una mezcla original del paganismo y el
cristianismo confundiéndose en ellos.
Las sibilas y los sabios de la Grecia, los santos y las admirables mujeres del antiguo TestaLlaman la aienwon en los bajos-relieves del
pdrtico la huida del Paraíso terrenal, y en la
Bacrislfa un precioso cuadro de Rothammer,
representando la adoración de los Reyes.
Hasta Ralisbooa la navegación por el Danubio ofrece poco interés, y solamente las ruinas
del castillo Hohenstonfeca, hogar paterno de
Federico Barbaroja, cuyo nombre, hazañas y
victorias han hecho célebre el lugar de su nacimiento, preocupan el ánimo del viajero, así como 1» villa de Neuburgo, sitUiada en la pintoresca cima de una colina á la derecha del Danubio.
La A«íji»sla liberii de los romanos,, la histórica Ratisbona, me hizo recordar la famosa ;iiga
de 1524, con ia que los católicos trataron de
oponerse á la reforma y á las funestas declinas
de Lulero; y aun cuando la nieve cubría las calles y el frió era glacial, nos encaminamos á visitar la catedral, la que si bien no admira por su
grandiosidad, encierra detalles curiosos, y cuyas oapillas laterales muestran el estilo gótico
ea toda su magnificencia.
jBn la nave de la derecha se vé un pozo que
sirve de alglbe para el agua bendita. No recordamos haber visto en ninguna parle tan singular depósito.
El flíonuraento de Dalberg, de mírraol de
Carrera, es bastante bello, y dio motivo á solemnes y graves reflexiones, recordando que
quien allí reposa bendijo la unión de Napoleón y
María Luisa.
Modelo de escultura es el altar mayor, de plato maciza sobre fondo dorado, así como la cruz
y los elevados candelabros.
La antigua iglesia de Santiago es uno de los
bellos restos del estilo ogival primitivo, y las
bóvedas y esculturas son en extremo curiosas.
Pero nuestro mayor deseo era admirar el panteón de hombres ilustres, ese admirable edificio
úoi«o en su género, y hacia el que nos dirigimos
en las primeras horas de la mañana, recreándonoscoD la expléodida belleza de las llanuras que
riega el Danubio, medio cubiertas por la nieve
y en donde el sol formaba mil caprichosas cambiantesEl Walhiilla está situado sobre una roca, pareeiéndoQOS ver destacarse de ella la sombra de
Cárloi Magno decretando la administración y las
leyes de la Alemania y la unión del Rhin y del
Dartnblo.
Es un templo griego, con un bellísimo peristilo dórico, y la blancura del mármol con que
está construido le hace aun más suntuoso y
elegante.
En el interior producen un efecto maravilloso
los bustos de mármol de todos los hombres
grandes de Alemania, colocados por orden y por
fechas.
Seria imposible haber elegido una'posicion más
bela que ia que Luis de Baviera indicó para
este monumento nacional, ni que estuviese más
enarmonía con la solemnidad del objeto á que se
A la salida de Ratisbona el Danubio se desliza por una llanura; pero el paisaje cada vez
se presenta más pintoresco, y gigantescas rocas, montañas escarpadas coronan la orilla izquierda.
Cuanto más se adelanta, más se disfruta con
las deliciosas vistas de tan suntuoso panorama,
y cerca ya de Deggendorf, el Danubio adquiere
una extensión magestuosa.
[Cuan deudosa nos pareció la montaña de
tireisiogt en cuya cima está situado el castillo de
Eck!
Pero á medida que nos acercamos rápidamente á Wilshofeu el rio va tomando un aspecto
más grandioso, y el hermoso valle, que cuenta
veinte leguas de estension, se parece, por la grandeza de sus ruinas feudales que coronan las
eumbres de los montes, á los caballeros d«
la Edad Media rodeados de su fausto y poderío.
I-as rocas imponentes de Sandbach se adelantan hasta el centro del Danubio, y poeo después nos encontramos en Passaü, la ciudad cé-
lebre en la guerra de los treinta años por la fabricación de armas, y que dividida por el Ynn
y el Ylzt, ve lo precipitarse en el Danubio con
la misma indiferencia que conte.npla su pasada
celebridad,
VL
Más allá se percibe la suntuosa iglesia de Mariahielf, en la eminencia de la montaña del mismo nombre, y el Danubio, formando isletas y
paisajes deliciosos, nos conduce entre sombríos
y altaneros torreones, que se levantan en las
enhiestas rocas y que parecen suspendidos en
las nubes.
En las ondas se refleja el castillo de Fichteosteio, y en medio de la caudalosa corriente, el
Sochsieio.
Las orillas son encantadoras, y apartándonos
de Éngelhardszell, frontera austríaca, se llega á
Lintí pasando por debajo de un puente /¡ué
cuenta más de 800 pies de largo.
El gplpe de vista es encantador: el Traün sé
arroja en el Danubio sin interrumpir la plácida
tranquilidad de su corriente.
Las fortificaciones de esta población, que ^
ui^adc las llaves de Viena, son imponcptés.,
Treiuta y dos torres la rodean formando na
elipse de doce leguas y divididas en tres pisos,
de los que dos están rodeados por un foso y el
jierccro domina como á una vara de altura el nivel del suelo. Cada torre tiene una cisterna y un
almacén con provisiones y municiones de guerra para trescientos hombres, y estando unidas
entre sí por comunicaciones subterráneas pueden servir de camaó atrincherado.
La belleza de las mujeres de Linte es proverbial, y esta reputación no es exagerada.
El vapor que dobla conducirnos á Viena era
mayor que el de Ratisbona, y en él salimos de
Linte en una clara y perfumada mañana de primavera.
Cerca de Puígarn forma de nuevo el Danubio lindísimas y p ntorescas isletas, y las orillas
se tornan aun más risueñas al llegar á las ruinas de Spielberg, acostadas sobre una roca en
medio del rio.
Más allá se contempla el convento de Erla, el
poético castillo de Nieden Walléée y las ruinas
de Achlsiten.
Un rumor sordo y temible hace conocer la
aproximación de la isla de Worth y de las corrientes, pues én aquel sitio se divide el Danubio
en dos brazds. Una cruz de madera, que se eleva en la roca que forma la isla, es etáncora de
salvadoa, la' cual invocan los marineros y los
viajerosPoco después de los escollos se encuentran
los torbellinos, que hoy no son tan peligrosos y
sabe evitar un marinero hábil.
Rápidamente pasaron San Nicolás, el castillo
de Donandorf, el imperial de Persemburgo y la
suntuosa iglesia de Mariatafen.
El lujo exterior é interior de los conventos
austríacos ha dado margen á críticas graves por
sus expléndidos artesonados, la riqueza inmensa
que representa cada biblioteca, las costosas colecciones de los invernaderos y la opulencia que
reina en el recinto de la mansedumbre, la cari-'
dad y la oiracion •
Mas allá se encuentra Pochlarn, el Anlape
de tos romanos, y en la orili derecha, la mirada se detiene con profunda admiración en el soberbio convento de Molk. edificado en el siglo X,
y según algunos historiadores en el XI.
Su gran fachada, su riquísima biblioteca y los
elevados estudios cultivados en este monasterio,
le hacen considerarlo como el primero de Austria.
Siempre adelantando hacia Viena se encuentran las ruinas históricas.de la fortaleza de Durerstein, asilo un tiempo de la hidalguía, de la
fidelidad y del amor patriu, tipos que han desaparecido, quedando solo la ti-adicion.
Hoy la ingratitud y el egoísmo son las plagas
del siglo.
El Danubio, abandonando las gargantas y las
montañas, desemboca magestuosareienté en la
llanura, buscando más ancho cauce que pueda
contener sus caudalosas ondas.
La abadía de Gottweihe y el convento de
Neuburgo ocupan una posición deliciosa, y es
digna del siglo Xl.la tradición de ambos.
El velo de una joven castellana que descansaba al pié de una colína, arrebatado por el
viento de Octubre, te detuvo á bastante distancia, y en aquel sitio, el galante esposo mandd
edificar el convento de Neuburgo.
Tres estudiantes conversaban á orillas del rio,
y iino de ellos declaró que pensando seguir la
carrera eclesiástica, si llegaba á ser obispó,
mandaría edificar un monasterio magestuoso y
bello,
Bu aquella época los hijos del pueblo aspiraban, y podían aspirar, á las dignidades más
elevadas en el sacerdocio, de tal modo, que el
humilde joven llegó á ser arzobispo y fundó el
convento de Gottweihe.
Pero hé aquí la flecha de San Esteban, la
cumbre de Leopoldsberg y NüssdofI, puerto de
la capital austríaca, y en cuyo recinto nos vemos
obligados á detenernos para descubrir sus costumbres, sus edificios, sus bellísimos jardines y
sus notables y pintorescos alrededores.
LA BARONESA OB WILSON.
MELANCOLÍA.
jVedla allfl
Esa bellísima diosa, de ojos húmedos y.oscuros, saiarados de ternura, de mirada dulce y
amorosa, que vaga perdida en el espacio... de
sonrisa acariciadora... de purísima frente que
fulgura como el centelleo de pálida .estrella en
noche serena... jvedla allí, ondeante entre las del mundo y hacerle ver entre las páginas de
nubes de gasa que forman su cuerpo; vaporosa, un libro, ó en la tiama de ia luz, que miráis disaérea, impalpable!...
traídamente; ó en el rápido y ligero vuelo de la
¡Oh! desdichados de vosotros, los que no la golondrina qne seguís con vista atenta al despeconoceisl jEs que nunca habéis sentido! No ha- dirse el estío, dulcísimas, celestiales visiones
béis auh nacido á la vida que hay que vivir: |la que os muestran entrevelado él mundo á que
aspira vuestra alma llegar un día.
vida del sentimientot
¿Y qué es la vida así? El mundo sin mar y sin
Y las únicas arnias de que sé vale para aprimontañas, sm luz y sin tinieblas.
sionaros y haceros sus adoradores, ton la duitnEs el alma sin aspiraciones: la inteligencia sin ra y el mas hermoso encanto; todo cuanto endeseo: la memoria sin recuerdo: ¡U vida, sin cierra poesía y belleza, y cou su influjo, las que
inas allá!
á ella se rinden, las queá esa diosa quieren, to¡El sentimiento es atiíorl Y el amor llena el man para sí y en ellas resplaod^cen sus mágicos
mundo y le hace latir y palpitar. Todo lo gran- destellos, algo de su tierna hermosura, de su
de, de él lleva el sello: todo lo hermoso, de él inefable pureza, de su noble y delicada condición.
i'écibe la belleza.
¡Oh! sí, sí; amadla. Amadla y elegidla por
Quiero hablaros de ella, por ver si os nace ea
vuestra amiga predilecta.
el corazón el deseo de amarla.
Deseo qne ha de ser purísimo, pues delicada
Vosotros, adolescentes, si os ha cabido en
é impresionable, como la sensitiva al menor suerte rica fantasía y os dejáis alinderar del decontacto, á la mas ligera curiosidad que presien- seo Je ver realizados todos los ensueños que en
te, se desvanece y huye, ó se recoge y esconde tu vuelo os forjó, no os veréis jamás fríos y yeren el fondo del cúrazon que la quiere y soli- tos, con el corazón seco, contemplando las ruinas
cita.
de vuestras ilusiones por el suelo estéril y árido
¿Habéis experimentado alguna vez cierta emo- de una triste realidad; que ella acudirá á vuesción, al parecer sin causa, contemplando desde tros ojos, humedecerá vuestro corazón y lentauna eminencia, á laque nO llegan distintamente mente Irá desencantándoos, haciéndoos comlos ruidos del mundo, uno de esos paisajes que prender que habéis soñado, que os habéis engala naturaleza con verdad expléndida Crea y ñado á vosotros mismos; que el mundo encierpinta con riquísimos colores?... ¡Oh, recor- ra mucho hermoso y mucho bello, aunque no
dad! Era al declinar de un dia de prima- todo lo sea; y para reemplazar á la ira ó desvera en que los rayos del sol, como suti- creimiento que pudiera en vosotros queJar, reles hebras de fuego, iluminan el espacio y ha- cogerá á su paso la dulce melancolía una piecen brillar á vuestros ojos, por un lado las co- dra desprendida y unaflorseca, haciéndoos leer
pas de los árboles de un espeso bosque; por otro entre las caprichosas vetas de aquella, cifras
mil caprichosos y variados cuadros amarillos, írregularmente formada», iniciales de nombres
verdes y blancos que un ligero vientecillo hace que ocupan un lugar en la historia de vuestra
agitar levemente, cual si se exlremecieran de vida, y hará desprenderse de entre las marchiplacer, y mas allá uoos puntos blancos que pa- tas hojas de esta, deliciosa fragancia que un
recen una bandada de palomas en reposo: y cef- dia hizo latir con apresuramiento vuestro corarando este precioso conjunto, y como el marco zón, que, aspirándola, todavía se sentirá rede este cuadro, el azur claro del cielo confun- vivir.
diéndose con el mas intenso del mar, al que vá
Y vosotros, aacianos, que vivís la vida del
á bañar por dos extremos sus píes, la cordillera pasado, ¿cómo rechazareis lamelancolía?¿Qaidn
cuyas altas crestas se pierden en el espacio?
mas que vosotros debe llamarla y quererla por
¡Ob! pues si alguna vez os habéis absorbido amiga y compañera?
Guardo ya en vuestra mente está enjugándoen tal contemplación y habéis suspirado y embebidoos, no lo dudéis,,es que mi diosa os ha se la savia; cuando ya en vuestro corazón no
acariciado!; tal vez esa nubeoilla blanca que haya amores sino para la vida; cuando la impovisteis casi indiferentes cruzar allá á lo lejos sin sibilidad de gozar de la riqueza del mundo os
alterar la pureza de este cuadro, era la blanda conduzca i negar que la haya, os Il^ve á creer
conductora que entre sus tenues pliegues la lle- cjue se ha agolado y os revolváis ásperos y enovaba. O quizá mas arteramente del corazón se jados hacia vuestros semejantes, que veis quizá
poseia, penetrando en vuestro pecho entre los con encubierta éavidia, bullir al derredor: llaaromas, de las flores que os cercaban y que tan mad, invocad taiiiblen á mi diosa, y ella dibujará
oQ vuettrok labios secos una sonrisa, avivará
deleitosos: aspíriibais y absorbíais.
Y no está soto en el valle; y no haCesolo sentir vuestros ojos oasi apagados para mirar bomiasu halago ea medio de la tranquilidad y plácida dosarntote, trftyéodoos la memoria de lo bueno
armonía; que también cuando las nubes opacas y pasado y resucitando en vuestro corazón el
espesas ruedan, apiñándose sobre vuestras ca- amor mas puro y noble hacia la humanidad.
¡Oh! sí, bf, amadla, los que no sabéis las dulbezas y se abren después^ dando paso á torrentes de agua, y cruza el rayo y retumba el true- zuras que derrama, con que baña y suaviza las
no, el espíritu se recoje y se siente preso de una heridas mas crueles, los pesares mas acerbos de
suave tristeza, anuncio seguro de la melancolía, la vida.
que viene á calmar la agitación que de otro
Do quiera la tenéis: flácilmenlc la llamáis.
modo bs atormentara: y mas de una vez, sin SaCon la mirada contemplativa de un cielo herWerlb vosotros, el golpear de algunas gotas en moso, 6 el aroma de una flor, 6 la melodía de
lOs cristales de vuestra habitación, ó el rumor un canto, os sentiréis atraídos y embargados; os
del viento que en un instaáie se oye silbar, ha- barí suspirar y embebecer.
brá sido el extraño, pero acorde medio elegido
Y hasta en el tumulto de las mas bulliciosas
para inti^oducirse en vuestra alma, haciéndoos agitaciones que el mundo ofrece, la hallareis, si
sumir en profunda meditación.
eso os complace: eslenderá sus impalpables ala?,
¡Qué bienestar produce siempre! ¡Qué dulcí- os rodeará, aislándoos de todos los que cerca de
vosotros estén, y aunque sea por brevísimo inssimo encanto tiene!
Siempre cariñosa, siempre tierna, siempre tante, os hará de goce estremecer.
amorosísima, en todas las situaciones, en todas
¡Vedla allí! columpiándose blandamente entre
las edades de la vida.
tenues pliegues de vaporosa nube, que, inmó¿Qué seria, sin ella, de los que aman y quie- vil, al parecer, la conduce, sin embargo, pronren, de tos que esperan y sufren? ¿Cómo po- tamente allí donde unos ojos casi instinlivadría Suceder en el corazón á la pesadumbre la mente la buscan, que un deseo apenas nacido
Iranauilidad, sino le abriera el camino la melan- !a llama, qne un alma para su consuelo la necesita.
colía/
ARTURO PEHERA.
Al que la ame de veras no le faltará consuelo
nunca. Ella evoca y hace aparecer en derredor
nuestro, despojadas del sabor amargo que puLACTANCIA'MATERNAL.
dieran dejar, las mas sonrientes imágenes, las
mas bellas ilusiones, que un dia nos iiicieron laA propósito de la lactancia maternal,
tir fuertemente el corazón: ella (rae, si es me- refiere el Dr. Simplicio, ing-enioso renester para nuestro consuelo, á su dulce amiga, dactor de la Union Medicale, una anécdola esperanza, y nos hace gozar soñando en el
ta que uo deja de tener su filosofía:
porvenir.
Hallábase dias pasados nuestro coleg-a
¿Qué importa el desvío que vemos reflejar,
aunque ligeramente, en los ojos de una mujer parisiense en una reunión de personas
para quien fuera tolo nuestro cariño, toda la in- distinguidas:
—Señorita, exclamó un caballero; mi
mensa ternura del alma, sí cuando solo ya, y libre del mágico influjo que sobre ei corazón ejer- médico me ha contado que se organiza
ce la simpatía que hacia ella nos atrae, podemos en la Academia una cruzada contra las
echarnos en tus brazos, y olvidar en ellos, con madres que, pudiendo, no crian á sus
la debilidad que produces y la esperanza que
afirmas, á aquella mujer por Otra mas encanta- hijos.
—„Qué se proponen hacer? prorrumdora que se vislumbre?
¿Qué importa la distancia que una vez se pió á coro el g-rupo femenino.
interpone entre dos que se quieren con el alma, ' —¿Se fijará su nombre en la alcaldía?
si tú, solícita y amante como siempre eres para preguntó una joven.
quien á tí te ama, vas junto á ellos á murmurar
—¿Se pondrá á la vergüenza en la
las palabras que pueden halagarles mas, robus- puerta de la iglesia? preguntó otra:
teciendo su cariño al recordarles el que une y
—¿Las reprenderá el cura en la plátiliga entrambos corazones?
ca? preguntó una tercera.
¿Qué importa el tiempo y la ausencia, st tú
—No se burlen Vds. seiloritas; el caso
aprovechas esas mismas circunstancias para hacer ver al tierno y cariñoso, lo que pueda favo- es mas serio que festivo. Asustada la
recer y desarrollar ó mantener vivo siempre el Academia del lúgubre tributo que los nisentimiento, despojándolo de todo lo perjudicial ños no amamantados por sus madres
ó adverso que pudiere tener, y embelleciéndolo pagaü á la muerte, ha propuesto sencipoetizándolo, melancolizando elresultadode.todo llamente conceder una recompensa halo bueno y que te es favorable?
lagüeña á las madres que cumplen con
Porque no es menester el sufrimiento para que sus deberéá maternales.
mi diosa acuda, que así se complace cuando es—Veaipos esa recompensa.
te caso llega, en estrecharos amorosamente en—La Academia propone crear para las
tre sus brazos, y acariciar con su hálito fresco y
embalsamado la ardorosa frente, como en ir á madres que dan de mamar á sus hijos
buscaros en medio de la tranquilidad mas com- una recoHlpensa que será á la vez lionopleta de vuestro espíritu, para llevarle mas allá rlflca y pecuniaria: honorífica para las
LA AMERICA.-^AÍÍpXIV,n-NüM. 4.'
clases bien Hcomodadas; honorífica y del mismo Felipe V, que tenia por general en compuesta de ocho escuadrones de ingleses, nn
regimiento de dragones, siete batallones de la
pecuniaria para las clases desgraciadas: jefe al mariscal de Tessé.
Cirios Ul no se movid de ta capital del Prin- misma nación y otro de portugueses.
desea c*ear «na orden nueva, análoga á
El 6 de Diciembre de 1710 entraba en la villa
cipado, cuya defensa fué eiicomeudada al conde
la Legión de honor, cuyas insignias se de
de Brihuega esta división de retaguardia,,y allí
Peterborough.
concederían á Jas mamás-nodrizas: se ; El
guneral luglés deáplegd lodos slis talentos decidió Sianhope hacer noche, creyéndose mas
llamaría la Urden déla maternidad, y ten-militares. Brillantemente secundado por los cau- .seguro que en campaña abierta.
dría la misino cinta y la misma forma dillos CAtalanes, hizo una glqriosa defens.^,.
Briliuega, que es una villa situada á cinco
que para la, Legión de honor, ostentan- Acudid en auxilio ^éla plaza la escuadra alia- leguas de Guadalajara, era entonces un lugar
do en un lado de la cruz el busto de la da,, desapareció entonces la francesa que nianda- ceñido de un sencillo muro antiguo,, ó dicho
emperatriz, y en otro la imagen de la ,ba el conde de Tolosa, y Felipe V vidse obligado con rjjias |j)rQp¡edad de una tapia, y con un casá levantar cdu pí-ecipiíaclon el sitió, ^bap'iona^- ilillcjo'de nó niiss fuerza y én mal estado, incaVirgen dando de mamar al niño Jesás. do
en su campamento víveres, artillería, baga- paz por estas Circunstancias de resistir largo
—¡Eso es admirable!
•
jes y l.oOO.lieriaos que recogió la humanidad tiempo si era combatida por fuerzas nume—Y tanto tnas admirable cuanto que del Conde de Pelerborough.
rosas.
habría una geirarqüla coüio en la Legión
Libré por el pronto de enemigos Carlos IIL
Nó creía Stiírihópe tener que defenderse allí,
de honor, en esta forma:
se decidió á marcliar á Madrid'por Aragón, lle- ni creía ser allí atacado; pero era poi'que, haCruz de caballera, á la madre que hu- vando siempre á lórd'Peterborough como gene- biéndolo previsto todo, no habia previsto qtié la
ral en jefe; pero no lardó ya éste en separarse traición pudiese velar junto á él.
,
biese criado un hijo.
Wo recordaba que junto i él se hallaba litia
Cruz de o/ícia/a, á la que hubiese cria- del lado del monarca.
Habíase originado una violenta rivalidad en- mujer, jr una mujer ultrajada.
do dos.
tre él y otro general inglés, el conde de Gallp- • El,paje de gallarda presencia y de singular
Aspít de eomandanta, á la que hubiese W^y,
y de ello resultó que Pelerborough, irri- vestimenta,'según el dietario de Barcelona, se
criado treS
tado un día al ver desatendidos sus consejos pa- habla ya convenido en una mujer al llegar á
Placa de gi^an oficiala, á la'que hubiesera servir los (le su rival, hizo dimisión del mah- líadrid.
dó y abandonó lá guerra de España y la dausa
criado cuatro. .
Lu9go qué estuvieron en la «órte de España,
Gran cruz, á la que hubiese criado á de Carlos III, retiráüdosé á Inglaterra, y des- Emilia deMucie, que hasta entonces liabia seapareciendo para siempre del teatro de nuestra guido por tolas partes á su amante vestida de
cinco.
hombre, recobró sus hábitos y costumbres, volGran Cordón ¿ la que hubiese criado historia.
Con él pareció eclipsarse la estrella del archi- viendo á usar su traje mujeril y comenzando
seis ó mas.
pues que con la ausencia de PelerbO- una nupva vida de disipacioo y fausto.
—¿Y podriátl llevar esas insignias las duque,
rpugh convenzaron sus reveses y sus infortunios.
Pareój que Enfilía solo guardaba dudosa fidemujeres?
•
lidad á Stanhope, y parece que éste, que co—Claro que sí; lo mismo las aldeanas
menzaba á tener sospechas acerca de la leaüad
generales se sucedieron en el mando de su querida, sorprendió en Madrid una iuirique las señoras; solamente que, á seme- deVarios
la división inglesa hasta la llegada de lord ga galante de Emilia con un oficial del ejérjanza de lo que sucede con la Legión de Sianhope,
que es de quien hoy vamos á hablar. cito.
honor, se concedería una dotación únicaPasaba Sianliope por ser, y era en electo, uno
mente á las madres laboriosas y necesi de tus mejores generales de su siglo.
tadas, que seria respectivamente de 100,
La noticia de su nombramiento y de su próIrrita lo y celoso lord Stanhope, mandó casti*
200, 300, 400, 500 y 600 francos anua- ximo arribo fué recibida cou júbilo por los cata- gar al oficial é injurió públicamente á Emilia de
lanes y por los partidarios todos de la casa de Muoie, á quien trató, delante de lodaja oficialiles, según la categoría.
pues aun cuando entonces no le falla- dad reunida, como á una intrigante y á una
—¡Eso es perfecto, admirable! ¡Y Vd., Austria,
ban
al
ejército
de Carlos III buenos generales, aveniurera. Sintióse herida en su Amor propio
Dr. Simplicio, es tan discreto y reserva- entro eUos el alerpan
Guido de Siarembeng, lord la cortesana, y como estas heridas son profundo! ¿Porqué no nos ha dado cuenta de Siuiihope era una iigura sobresalienie en cuyo das
en el corazón de las mujeres, juró vengarse.
este proyecto magnifico?
nombre y repUtdcion se fiada mucho para cqnAl siguiente dia Stanhope lo habia olvidado
—Por una razón muy sencilla; porqne trarestar el crédito que iban ganando por su todo, y su amor hacia su querida habia vuelto á
tal proyecto solo ha existido en la ima- nombradla eufopea los generales franceses de ser el mismo. No pasaba, sin embargo, lo mismo
hs huestes de Felipe V.
en Emilia.
ginación de ese caballero.
Llegó lord Stanbope á Barcelona precedido
Desde aquel dia la cortesana buscó medio de
—Repito que me lo ha referido mi mépor el eco de su gloria, y fué recibido poco met- entenderse secretamente con el duque de Vendico. •
en triunfo;
dóme; desde aquel dia el general de las tropas
—Pues bien, vuestro médico está mal nos qiie
dietario de la época habla de.su'llegada de Felipe V, tuvo un espía fiel y ui) auxlHar¡seinformado; la Academia ha tratado en el conUngrande
entuktasanoi y concluyo con las ai- guraen aquella mujer; desde aquel, día, s(« saterreno de la ciencia esa cuestión, y eu gnienles líneas el recuerdo que le dedica, i
berse cómo ni por dónde, muchas operaciones,
lugar de meterse en donde no la llaman,
«Lord Stanhopo ha llegado en o«mpañ(a de muchos planes, muchos proyectos del ejército
propondrá una asistencia eñcazá las mar otros dos oficiales ingleses, y de un joven paje austríaco llegaban á conocimiento del caudillo
dres que quieran criar á sus hijos: los in- que ha llamado la atención general por su ga- del ejército borbónico, que sabia perfeclaraente
dividuos de la Academia tienen senti- llarda presencia y por su origi;>al modo do ves- aprovecharse de aquellos avisos.
En semejante estado las cosas, se efectuó la
mientos demasiado dignos y delicados, tir.»
Ahora bien, este paje de gallarda presencia y retirada de las trppasde Carlos III, y lord Stanpara pensar un solo instante en un proliope, en ;dl»ep8ion abierta con Staremberg, se
yecto tan ridículo como el que se nos ha de original modo de vestir ara una mujer.
retrasó imprudentemente, ó imprudentemente
dado á conocer.
se decidió á pasar la noche en Brihuega
Cuando Stanhope pasó'de incógnito ppr Pa- \ también
—Me parece bien, dijo sonriendo mael 6 de Diciembre.
rís,
en
1709,
nombrado
para
ir
á
tomar
el
man'•
liciosamente la dueña de la casa, que los
Es de creer, sin embargo, que esta imprudendo de las tropas inglesas en Cataluña, conoció cia no hubiera tenido aingua fatal resultado, si
médicos prediquen la maternidad y to- en
aqjuella capital á una de esas frágiles belda- el general de Felipe V no hubiese recibido aviso
dos los deberes y cuidados que lleVa con- des parisienses, como lanías habia en la corromsigo; pero ¿predican con el ejemplo vues- pida corte 4^ Luis XIV, sin por esto querer dor directo de que durante aquella noche podía fácili^ftnt^ cortar el ijamino á los ingleses, sepatros colegas? Quisiera ver lo que sucede cir que háyá rrienos en la de Napoleón IlL
rándoles del general Staremberg.
en casa de los señores académicos. ¿Qué
Se llamaba Emilia de Muele, y era una mujer
En el aviso se le indicaba además, que aquebella, espiritual y galante, amiga de fausto y de lla noche se procuraria que los oficiales ingleses
dice Vd. á esto, doctor?
lujo,
de
intrigas,
de
movimiento
y
de
vida
aven—Que no he hecho investigaciones sose entregasen á Los placeres de una fiesta, y que
bre este punto, y no me es posible res- turera.
por lo misijio, ppdrla caer de sorpresa sobre
{^rendóse de ella lord Slánhope. y apresuróse ellos, si así convenía á sus planes.
ponder.
Emilia á aceptar la proposición que su amante
Ya se comprenderá que fué Emilia quien dio
le hizo de acompañarle á Caláluña véstldf dé el aviso.
El Dr. Simplicio no contestó categó- hombre.
ricamente á tan maliciosa y satírica inEste era el paje de gallarda presencia (jue
sinuación; pero al referir la anterior acompañaba al general inglés cuando llegó á
Todo salió á medida de los deseos Infames de
anécdota en la Union Medicale y dirigirseBarcelona.
aquella traidora beldad.
Durante la noche del 6 al 7, el marqués de
á la gran familia médica, manifiestaque
algunos oradores de la Academia han
Stanhope tomó el mando de la división ingle- Valdécafias pasó por orden del duque de Vendócontristado en esta parte su' ánimo, y sa; estuvo en varias acciones, y singularmente me á ocupar el pueblo de Torrija con toda la
y los granaderos, cortando así las codeja ver claramente que, en lo relativo á en la batalla de Almenar, donde contribnyó po- caballería
municaciones
entre la retaguardia austríaca y el
la lactancia maternal, pueden comparar- derosamente al triunfo alcanzado en aquel cam- resto del ejército.
se los médicos á aquel buen sacerdote po por la bandera de Carlos III, y de victoria en
Mientras tanio Vendóme, con lo restante de
que predicaba á sus feligreses comiesen victoria llevó á este monarca hasta las puertas sUs tropas, entre las cuates iba el mtsrtlb Felimismas
de
Madrid.
de vigilia los viernes, mientras que él
El rey electo por los catalanes entró el 27 de pe V, se adelantó á favor de las sotnbras d3 la
engullía grandes lonjas de jamón.
Setiembre de 1710 en la corte de España; pero noche y cOn toda la prudencia conveniente hacia' Brihuegtt.
—Padre, se atrevieron á decir los ino- solo algo mas de un mes permaneció allí.
La cortesana no le habia engañado.
centes aldeanos; Vd. no haCe lo que preMavlrid parecía decididamente fatal para la caTenia lugar una nocturna fiesta, y lÓs gritos
dica.
sa de Austria.
Acababa de llegar á Felipe V un poderoso re^ de algazara y los clamores de júbilo, llevados
—Callaos, tontos, replicó el marrullefuerzo
con el mariscal francés el diique José por la nocturna brisa, llegaron á oldOs de los
ro párroco, loque yo predico es para que
Luis
de
Vendóme, la causa de los Borbones se soldados de Vendóme , qiie en silenció y i favor
lo ::agais vosotros.
las tinieblas envolvieron á Brihuega como sí
reanimaba, el pueblo castfllaao era hostlLá de
fuesen
un ejército de fantasmas.
DR. H. DoNEttVfí.
Carlos IlL y se decidió que esté príncipe se ref.,a población^ ya lo hemos dicho, no tenia mas
tirase otra vez i Barcelona, su corle natural y
verdadera, la ciudad que siempre le habia per- murallas que unas simples tapias, y los desOTRO EPISODIO.
centinelas no advirtieron el movimienmanecido fiel, y que, por su causa, tan cruen- cuidados
to del enemigo, pero la operación de este úo tertos y generosos sacrificios venia haciendo. .
minó hasta que rasgueaba el alba.
Ea nuestro anterior articuló hablamos de an
Emprendió, pues, el archiduque la retirada,
inglés, lord Pelerborough, y contamos el bri- tomando de nuevo el camino de Cataluña, y diLa luz del diá 7 de Diciembre nació para advenir al general inglés que estaba cercado por
Ilaale rasgo ípico que se le atribuye.
rigiéndose i Barcelona, donde llegó el IS de Di- todas
partes.
De otro inglés, que latiiblen figura en las pá- ciembre.
Bn cnanto á Emilia de Muele, habla desapareginas de nuestra historia, vamos á hablar hoy
Tras de Carlos III debían abandonar i Casti- cido,
yendo i refugiarse en el campamento de
también.
lla el (¡eneral alemán Guido de Staremberg y el
Pero antes, permítasenos decir algo mas de general inglés lord Stanbope, que solo se hablan Vendóme.
Pelerborough.
quedado para proteger la retirada de su rey.
Son pocas líneas.
. Pero, por desgracia, la discordia se habla inSianhope se vio perdido, pero se dispuso á
Solo un año mas permaDeci(5 en Calaluña este troducido entre aquellos dos caudillos, y, para
noble extranjero, que es una de las mas bellas tnayor desgracia aun, la traición vino á comple- hacer una desesperada resistencia.
Tal fué esta, que de ella hablan con admirafiguras de aquella época.
tar la obra que habia comenzado la discordia.
ción las mismas crónicaís de los partidarios de
Felipe V, mal inspirado, decidid marchar sobre
Felipe V.
Barcelona tan pronto como tuvo noticia de que
Conociendo el caudillo idglés qué no po^ia saen esta ciudad habia sentado Carlos HlsuciSrte. . Cuando Staremberg y Stanhope se alejaron de
En los primeros días de Abril de 1706 se pre- j Toledo, emprendiendo su movimiento de retira- lir bin miiCho peligro y sin oomprometerae en
sentaba ante los maros de Barcelona el ejército da, el general inglés cometió la gravísima falta, acción, se fortificó en Brihuega lo mejor que
franco-hispano, compuesto de treinlft y siete ba- hya de la desuníoa en qiie estabati, de quedar- pudo, pero se bailaba sin artillería, sin víveres
tallones y treinta y un escuadrones, al mando se algo atrasado con «ú división de retaguardia, y sin municiones.
Calculó, sin embargo, que podría sostenerse
por espacio de dos dias, y por distintos puntos
envió seis hombres de los tnas esforzados que
tenia em su división á Starenaberg, avisándole del
peligro en que estaba, y dicléddole que sipor
todo el dia 9 no era socorrido, se verla obligado
á rendirse.
El dia 7 lo pasaron por completo batiéndose,
pero sin que los sitia lores obtuviesen ningún
resultado favorable, y sin que produjesen gran
efecto las piezas de campaña con las cuales se
baila el muro.
El 8 la villa fi^ atac«da y asaltada por dos
partes.
'
La acción >ué de las mas sangrientas que hablan tenido lugar en aquella guerra, pues todos
lo? soldados eran veteranos.
Los oficiales ingleses eran escolentes: Staahope, ya lo hemos dicho, lino de los generales
maS'acreditados de su siglo, y su segunde, el
teniente general Carpeoier, era de un valor
extraordinario y uno de esos hombres raros que
son naturalmente audaces é intrépidos y que,
dominados del deseo de la gloria y del amor de
su nación y de su caiisa, desprecian la vidal-y no
cesan hasta triunfar ó morir abrazados á su bandera.
Los ingleses no tenían cañones, y hubieron de
servirse de todos los medios de defensa. Aliado
de los muros hicieron fosos anchos y profundos;
aportillaron las brechas con leña y piedras; hicieron cortaduras en las calles; en ona palabra,
no Omitieron ninguna diligencia, y se dispusieron
á pelear con desésíperacioq para salvar sus vidas,
dando tiempo á que les llegase el socorro.
Las tropas de Felipe hallalan una dificultad
á cadia paso que daban, y machos morían en la
demanda.
Llegaron, después de glandes pérdidas, á salvar los muros, pero se encontraron entonces con
que Stanhope y los demás oficiales les disputaban el terreno á palmos con la» bayonelas.
El combate duró hasta la poche, y entonces
se hizo mas sangriento, porque los ingleses,
conociendo mejor el terreno, herinn coo mas
acierto, hasta que, puesta la artillería en las calles, disparaba con bala menuda, y les obligó á
retirarse í la torre.
Dos horas después de entrada la noche, cesó
el combate.
Stanhope, desde lo alto de la (orre qué ocupaba con sus tropas, pidió capitulación en términos tan arrogantes como si estuviera en la
mejor fortificación y provisto de todo para su
defensa. Quería salir libre con sus soldados y
con lodos tos honores que se conceden en la
guerra á las tropas que se defienden con valor.
Merecía que se acordase sií petición. Es casi
seguro que en la historia de España no hay
ejemplo de que se haya hecho mejor defensa en
un pueblo de semejante fortificación.
Pero el duque de Vendóme, picado por lo
mismo, habiendo perdido tanta gente, no quiso
oír en su coraíon otra voz que laile la venganza
y del amor propio, y respondió á Sianhope que
íi no se rendía dentro de una hora, serian todos
pasados á cuchillo.
Stanhope entonces, por no sacrificar á tantos
hombres valientes, dignos Ciertamente de mejor
suerte, cedió á la dura ley de la necesidad y se
rindió á discreción.
Las tropas de Felipe V hicieron 4.800 prisioneros, entre lo» cuales se contaron los generales Stanhope, Hitl y Carpenter, y una iofin^ad
de oficiales.
Los ingleses tuvieron 500 muertos y otros
tantos heridos, pero esta victoria costó i Felipe V mas de 2.000 hombres, entre ellos la pérdida de algunos bravos oficiales como el marqués de Rupelmond y D. Gonzalo Quinfana y
dba Bartolomé Urbina, coronel el primero y capitanes los segundos, muertos al frente de sus
compiñía$.
Cuando Staremberg tuvo aviso de la apurada
situación de Stanhope, corrió en su auxilio pero era ya tarde.
Vendóme le presentó batalla en los campos
de Viilaviciosa, y si bien esta jornada no fué del
todo perdida para Staremberg, el resultado fué
tal que bien puede decirse que en los campos de
Viilaviciosa volvió á recojer Felipe V la corona
que habia caldo ya de su frente.
Tal fué el resultado funesto que luvo la venganza de una mujer para la causa tan heroicamente defendida por los catalanes.
Las historias en general pasan por alto este
incidente, y no hablan una palabra de Emilia
de Muele, pues no parece adecuado á la gravedad déla historia dar por origen pequeñas cansas á grandes acontecimientos.
Siú embargo, todas las noticias que nosotros
hemos podido procurarnos están contestes en
hacemos ver como real y positiva la traición de
la cortesana.
Podrán abrigarse dudas sobre el hecho, pero
es lo cierto, y sobre esio no puede caber la menor duda—pues recientes investigaciones hechas en los archivos de París nos lo han demos*
irado de una manera patente—es lo cierto, repetimos, que Felipe V de España y Luís XIV da
Francia aseguraron una pensión i la querida de
Stanbope.
Por algo seria.
Emilia de Muele se retiró mas tarde á Bruselas donde se sabe que murió en 1722.
VÍCTOR BALXGUER.
CEONÍCA HISPANO-AMERIGANA.
LA SOBERANÍA NACIONAL EN ESPAÑA.
Varias veces en este siglo, uno de los
mas grandes que ha vivido la humanidad, sino el mas grande, hemos tenido
en España Gobierno mas ó menos representativo, pero destruido siempre ó completamente falseado por los sostenedores
de la idea despótica, apoyados on su eterna compañera la anarquía para subir al
poder, o en su ominoso espectro cuando
ya lo poseen; pareciendo condenados los
moradores de este infortunado pais á padecer sin cesar de tiranías y á agitarse
desesperadamente, como los precitos del
Dante, en un círculo sin salida.
¿Sucederá lo mismo de aquí en adelante? Quiera Dios que así no sea, y digamos
desde luego que por ahora los síntomas
son generalmente favorables; pero, si por
un sino inevitable no hubiese para los
españoles otro medio que el de resignar
se á semejante desventura, mas valdría
que el fuego celeste cayese sobre esta
tierra maldita, quedando convertida para
siempre en un vasto desierto. Pongámonos sino todos la mano sobre el corazón,
sean nuestras opiniones cuales fueren, y
diga cada uno con entera lealtad, si no
ha sido misérrima vida la que se ha vivido acá en España, no ya durante este
siglo, sino desde tiempo mucho mas remoto.
Después de venir á parar en el siglo XV la vÍL'ja monarquía castellana á
los escándalos de la Beltraneja, acerca de
cuyo nacimiento puede discutirse sin fin,
bien que no quepa duda ninguna sobre
el triste estado en que se hallaba á la sazón aquella corona, y reemplazada la
corte corrompida de Enrique IV por la
corte de Isabel, á consecuencia de un
ruidosisimo acto de soberanía nacional
que en vano tratan de desconocer ó de
ocultar ciertos sectarios, y en el que tan
principal papel desempeñó contra el rey
el arzobispo de Toledo, primer dignatario de la Iglesia de Castilla, acto que, por
otra paite, no es único en nuestra historia, por un concurso de circunstancias
verdaderamente extraordinario, tan extraordinario que, no obstante toda su
realidad, casi parece fabuloso, la corona
de Castilla, ó mejor de España, brilló durante dos reinados sucesivos con vivísimos resplandores; solo que. por desgracia, la luz de la gloria militar prevaleció
sobre la luz de la libertad política, y al
abdicar el padre de Felipe II el señorío
mas vasto que hasta entonces hubiesen
visto los nacidos, con el propósito de retirarse al monasterio de Yuste, habia sonado ya en realidad la hora de la decadencia para la nación española. Carlos,
primer rey de este nombre en la España
unida y en las Indias recientemente descubiertas, emperador además de Alemania, encontró el límite de su poder en el
momento mismo en que hubo de persuadirse que no alcanzaba toda su fuerza á
acabar con los protestantes alemanes,
como habia acabado con los liberales de
Castilla, llamados vulgarmente comuneros. Al ver Carlos la insuperabilidad del
obstáculo opuesto á su idea de dominación universal, creyóse abandonado de
la fortuna, ó acaso hasta del mismo Dios,
prefiriendo ya la vida de religioso solitario en un desierto de Extremadura á la
de primer monarca del orbe, sin duda,
porque no le era dado el sujetarlo por
completo. "O todo, ó nada,» suelen decir los hombres del temple de aquel Carlos. «Si no fuese Alejandro, quisiera ser
Diógenes;» exclamaba el mas grande de
lo^ conquistadores al compararse con el
mas grandií despreciador de conquistas
de la antigüedad pagana.
Al nieto de Fernando y de Isabel, al
emperador cuyos dominios hubieran hecho figurar como reyezuelo á aquel
otro emperador Carlos de los doce pares,
sucedió su hijo Felipe, ese bello ideal
páralos amigos del despotismo, quien,
sin tantas dotes naturales como su pa
dre, empeñóse, no obstante, en seguir
con tremenda exageración por los mismos caminos, á fin de tener á sus pies la
humanidad entera.
Tal quedaba aun el poder material
heredado por aquel Felipe, que no era
muy de maravillar alcanzaran todavía
sus capitanes algunas victorias para
siempre memorables. En los principios
de todo despotismo, el ejército de un
país acostumbrado á mejor atmósfera
política, suele conservarse vigoroso por
algún tiempo, y se concibe sin dificultad que asi suceda; pero no puede aquel
tardar mucho en participar de la corrupción general inevitable en esa clase de
gobiernos; de suerte que habia ya notabilísima diferencia entre las huestes españolas del reinado de Fernando el Católico y las del hijo de Felipe II. Es ley
ineludible y perfectamente derivada de
la naturaleza de las cosas; el despotismo
todo lo emponzoña, la experiencia mas
constante así lo enseña, explicándolo
igualmente la razón con evidencia. Con
la historia abierta puede demostrar cualquiera que el de-spotismo monárquico es
positivamente el árbol terrible cuya
sombra adonnece y mata, por seductora
que en ciertas ocasiones pareciere su
sombra. Ojalá no abundaran tanto los
ejemplos de esta verdad, á bien que por
nuestra parte reconocemos en esto la altísima sabiduría con que el Eterno permite semejantes catástrofes, á fin de que
aprendan, los que aprenderlo deben,
que el necio olvido de los principales deberes sociales no puede engendrar mas
que miedo, bajeza, esclavitud y miseria:
L)ios desprecia, y es bien que desprecie,
los vanos clamores de gentes que desconocen una verdad tan obvia.
El país, á quien al menor disturbio solo le ocurre acudir á una sola persona,
sea quien fuere, á fin de que esta restablezca la paz como mejor lo entienda,
poniendo incondicionalmente á su exclusiva disposición no tan solo soldados,
armas y dinero, sino además los principales derechos que constituyen la vida
del ciudadano, viene á declarar él misque no es país de verdaderos hombres;
y en el mero hecho de reclamar tutoría
semejante, se manifiesta á la par que
desatentado, cobarde é indigno en sumo
grado: justo es, pues, de toda justicia,
que sufra las consecuencias de su torpe
conducta. Solo en ciertos momentos muy
solemnes admitían los primitivos romanos la dictadura, y aun ella fué la puerta por donde principalmente penetró la
ambición para irles acostumbrando á
doblar la cerviz.
Los antiguos catalanes, buenos maestros en muchas cosas, y sobre todo en
libertad política, pues supieron conservarla por espacio de unos mil años, prefiriéndola constantemente á todos los demás bienes, prefiriéndola á su misma vida, según muy explícita y varonilmente
solían decirlo y demostrarlo á los jefes
de la nación siempre que lo consideraban oportuno, tenían también á veces
sus agitaciones, sus motines, sus revoluciones, ya se guardaron sin embargo,
de ponerse nunca á merced de un jefe
cualquiera, á fin de librarse del desorden; eran nuestros mayores sobradamente juiciosos para caer en aberraciones tamaña.s. Muy pobre entendimiento
ha de tener en todos sentidos aquel á
quien no se alcance que el cuerpo social
está sujeto por ley de naturaleza, lo
mismo que el cuerpo humano, á ciertas
enfermedades inevitables, á ciertas agitaciones mas ó menos febriles, de ordinario tanto mas intensas cuanto mayor
fuere la vitalidad, y que únicamente se
suprimirían del todo esos males suprimiendo la vida misma, pues es probado
y es sabido que los muertos no padecen
calentura, ni alteraron en ninguna ocasión la paz de los cementerios.
No faltan, desgraciadamente, individuos que, por juzgarse interesados en
au."íiliar á los aherrojadores de pueblos,
imaginando las mas veces que su libertad particular no puede ir creciendo sin
que la general vaya menguando (debilidad harto común en nuesrra especie),
exhalan con frecuencia lastimeros ayes
sobre lo calamitoso de los tiempos nueiítros, y hablan enfáticamente del patriarcalismo, del dulce sociego de pasadas
edades. En esto no hacen mas que explotar la general tendencia á alabar lo
antiguo á expensas de lo existente: vetet-a semper in laude, pmsenlia in fastidio. Antes y después de Cervantes, de
J. J. Rousseau y de tantos otros ingenios, se ha poetizado hasta lo infinito en
mas ó menos galanas frases sobre ese
mismo tema, que viene á recordar la famosa edad de oro en las épocas primitivas, contra cuya leyenda protesta, sin
embargo, además de la ciencia positiva,
la historia de Caín y Abel en la Biblia,
en la que se halla mucho mayor conocimiento del corazón humano que en ciertos libros en que se presenta á los priros hombres, á los hombres de la naturaleza, como tipos absolutos de sencillez
y de inocencia. Ilustres escritores franceses se empeñaron en declarar realida-
des meras ficciones sobro el ser humano cándalo mayor, que el armar ahórmaentregado á sus solos instintos; esto fué nos contra hermanos invocando traidoá mediados d el siglo XVIII; pero antes ramente la mentira, é invocándola prede ¡terminar la misma centuria, harto cisamente en una tierra en que el clero
pudo verse, sobre todo en la misma Fran- todo, alto y bajo, si esta locución puede
cia, que, si á no dudarlo, tiene el hom- permitirse, fué siempre el primer defenbre en su naturaleza algo diviro, tiene sor de la soberanía nacional? ¡Oh' el bortambién, por desgracia, salvaje ó civi- bonismo era lógico en su conducta, es
lizado, mucho de terriblemente irracio- fuerza reconocer que su espíritu era
nal.
opuesto al espíritu que reinaba soberano
Sin duda puede á veces ofrecer sus en Cataluña, hasta que por una fatal y
ventajas, para los efectos de la moral dolorosisima reunión de circunstancias,
pública y dirigiéndose á masas faltas de acompañadas del mas ruin maquiavelisinstrucción histórica, el embellecer deli- mo por parte de Felipe V y sus consejeberadamente á los antepasdos con el ros, vinieron contra los fueros de este
propó-sito de promover la emulación en noble país sembrando la muerte, el terlas generaciones vivientes; pero, si es ror y la ignorancia, dos ejércitos reprepermitido, si puede ser laudable pintar sentantes ambos del principio contrario
con alguna exageración resplandecien- á la soberanía nacional, dignamente
tes de virtudes á los abuelos para que acaudillados, sin duda para míiyor honra
mejor penetren en el alma de los nietos del derecho divino de Luis X.IV y de su
irradiaciones saludables, de ninguna ma- nieto, por el bastardo de un monarca innera puede serlo el faltar fundamental- glés, á quien destronaron para siempre
mente á la verdad, atribuyendo á esas sus propios subditos por quebrantador
virtudes causas falsas, causas notoria- de fueros.
mente opuestas A la mas incontestable
Y ya que acabamos de escribir esta
materialidad de los hechos, según suce- última palabra, digamos aquí de pasa y
de, por ejemplo, cuando se dice á gente en contestación á lo que tanto se ha reignorante y crédula que los antiguos ca- petido de no haber obrado cuerJamoute
talanes eran virtuosos y fuertes porque los catalanes en preferir á la de Borbou
se gobernaban sin Constituciones y por la casa de Austria, poco amiga también
monarcas de poder omnímodo. Hay mu- de libertades, que harto sabían los catachos discípulos que admiten de buena fe lanes ú qué atenerse respecto al liberatoda doctrina que se les enseñe, buena ó lismo de los monarcas españolds de la ramala, y á estos, cuando así la propagan ma austríaca, pues además de la larga y
como la han recibido, no hay mas que terrible guerra sostenida en defensa de
remitirles á mas dignos maestros; pero, los fueros catalanes contra Felipe IV. duaquellos que adulteran la Historia á sa- rante todos los reinados de la misma dibiendas á fin de convertir luego la false- nastía hablan tenido que estar sus prindad en arma de sectario, merecerían ser cipales magistrados constantemente en
marcados en la frente por traidores, por la brecha defeníUéndola contra sisteaiáreos de lesa divinidad y lesa humanidad ticos atropellos; pero Felipe V empezó á
al mismo tiempo: Veritas est Deus, et Deus manifestar respecto á esto, desde el prinets Veritas.
cipio de sureinado, poquísimo miramienEl que estas líneas escribe se inclina to, y cuando se empeñaron los catalanes
con respeto profundo ante la soberanía en mantener la causa austríaca, cataban
de la razón, pues no es en verdad muy ya bien convencidos de la suerte que con
difícil comprender que también tiene sus el bando borbónico cabria á sus antiguas
inconvenientes el principio de la sobera- leyes; esto prescindiendo de que rnuclu)
nía nacional; pero son y han de ser tan- mejor derecho que la de Borbou tenia la
tas las cosas en las sociedades humanas, casa de Austria. Sin embargo, en ajuesobre todo en lo concerniente á su go- lla ocasión nuestros mayores obrar m
bierno, aceptadas, no por buenas en ab- con su habitual cordura, pactando c ui
soluto, sino por relativamente buenas ó los aliados la conservación de sus tau
menos malas, que no por los inconve- queridas instituciones para el caso en que
nientes que ofrece el principio le la so- se viniera después de la lucha, como efecbaranía nacional hemos dejado de prefe- tivamente se vino, á un tratado con Ferirlo siempre, á lo menos para España, lipe; pero si bien es, por de.sgracia, deal de la soberanía monárquica; y no se masiadamente cierto que las potencias
achaque la preferencia á los enciclope- aliadas no se portaron bien á la sazju
distas franceses ni á otros autores ex- coa Cataluña, no lo es menos que quien
tranjeros, la debemos principalmente al representó en todo esto por entonces mas
e.studio de la Historia de nuestros padres, digno papel, fué el rey Felipe. Cuando
quienes en todas las grandes ocasiones y la reina Ana manifestaba al nuevo mosiempre que lo juzgaban necesario, pro- narca de España que interesaba á la
clamaban ante sus mismos reyes, y con honra de la corona de Inglaterra el (jie
la ley en la mano, la imprescriptibilidad los catalanes fuesen satisfactoriauíeuta
de ese principio. Pero en España, espe- regidos, contestaba Felipe V que su macialmente en Cataluña, por buenas razo- jestad británica podia tranquilizarse, que
nes ha tendido constantemente el bando tendrían el mismo gobiei-no de los casteabsolutista á la alteración y hasta á la su- llanos, sus subditos mas predilectos.
pre.sion de los estudios históricos, dando
Esta superchería, este rasgo de ironía
esto lugar á que tantos españoles crean
monárquica
poco conocido en España, y
todavía doctrina de importación extranjera la que esgenuinamente nacional; no que es al mismo tiempo que una truhasiendo de extrañar esa ignorancia, pues nería contra nuestros heroicos abuelos,
afianzado ya en el trono el primer Borbou una terrible befa para el país cuyas libery asesinadas nuestras libertades, reinó tades, ya no muy sobradas, habían perepor mucho tiempo un sacro horror en to- cido en los campos de Villalar con Padidos los centros de enseñanza oficial á to- lla y sus bravos compañeros, demuestran
do lo referente á verdadera historia de como puede haber en este mundo homCataluña, acerca de cuyo país solo im- bres que se llamen reyes por la gracia
portaba propalar sin fin que era tierra de de Dios, obrando, sin embargo, como
soberanos por merced del demonio.
rebeldes.
Pero hay una Providencia, y si en sus
¡Gloria eterna á semejante rebeldía!
serenas
moradas las almas cristianas no
Cuantos nos conocen saben bien que
no comenzamos hoy á sostener el prin- estuviesen exentas de todo espíritu de
cipio de la soberanía nacional, tema en venganza, los millares de víctimas del
la actualidad oportuno; años hace que gran tirano de Cataluña, y también de
en nuestro modesto círculo venimos de- Aragón y de Valencia, al ver la parte
fendiendo lo misino, y por cierto que si tan principal que un ilustre guerrero cala Historia de Cataluña no hubiese esta- talán ha tomado en la caída de su fado así olvidada durante la dominación milia, podrían al fin exclamar satisfeborbónica, no se habrían derramado en chas, aludiendo al célebre verso inmortal
este suelo tantas lágrimas ni tanta san- romano: ya de nuestros mismos huesos
gre durante la última guerra civil, pues híj. salido por fin un vengador: ex nostris
de seguro hubiera encontrado aquí po- ossibus ultor.
Ocurren á veces sucesos en verdad
cos partidarios el absolutismo monárquico. Es en verdad horroroso espectáculo muy singulares; la última Borbon, desel ver á ilusos descendientes de hombres cendiente de Felipe V, que acaba de salibres atizados á defender, contra sus lir desterrada de España, va al país de
mismos hermanos v en nombre de las donde es oriunda, va á albergarse en el
crdeucias de sus padres, creencias opues- antiguo palacio del primer Borbou que
tas á las que estos profesaron en realidad se sentó en el trono de San Luis, del fahasta el martirio. Los autores volunta- moso bearnés llamado primeramente rey
rios de tales abominaciones no creerán de Navarra, de religión protestante, y
en Dios, que es la vprdad misma, segua abrazando después, mas ó menos oblirecordábamos hace poco, de lo contrario gado, la católica para reinar con el nomtemerían su justicia; ¡ÜÍB homini illi per bre de Enrique IV en Francia
quem scandalum venitl Y ¿puede darse es- el par droü de conquéle el pur droil de missanc
LA AMERICA.—AÑO XIV.—NUM. 4.
seguu dice el poema compuesto en elo- todo el mundo el golpe asestado contra da luz irrebatibles documentos, entre los
gio suyo por Voltaire; no dejando de los fuero.s del reino de Aragón por Feli- cuales los hay que parecen inspirados
ofrecer también otra singularidad, gue pe II, por ese rey típico para cierta bue- por el mismo rey délas tinieblas.
Hemos oído hablar de un anacoreta
el fundador de la dinaátía borbónica, na gente que, fiada en mentirosas pindestinada, con pocas bien que honrosas turas, le considera como modelo de mo- que aceptó en su compañía á un joven
excepciones, á vivir de superstición, narcas piadosos, justos y magnánimos, bastante extraviado en religión, y á quien
fuese encantado por el célebre enemigo siendo así que en realidad, á fuerza de pudo volver al camino recto d, fuerza de
querer el predominio de sus voluLitades buena doctrina y de santos ejemplos.
de toda superstición.
Y por cierto que la superstición ha sido ó de sus caprichos, llegó, igual en esto Parece que un dia, cuando ya el virtuoso
fatal para la última Bi irbon destronada, á tantos otros potentados, á perder el solitario podía realmente complacerse en
como fué ya fatal para el jefe de la fami- sentido común y juntamente el sentido su buena obra, el discípulo quiso ir á
lia. La superstición armó el brazo de Ra- moral. Y también es bueno que el exce- Roma á visitar los sepulcros de los privaillac para quitar á. Enrique IV vida y so de poder acarree á menudo ese resul- meros apóstoles. Tembló el anciano ante
corona, y la superstición ha sido tam- tado, pues así las naciones pueden com- el proyecto de ese viaje, dando acaso sobién el hilo mágico que ha llevado al prender mejor la saludable advertencia brada importancia al adagio italiano:
abismo á la ex-reina Isabel. Verdad es de tíamuel á los israelitas sobre los mo- uRomaveduta, fede perduta», pero no le
fué posible vencer la obstinación del j o que, al perder Isabel el trono, ha con- narcas.
Cuando se juzga á los muertos histó- ven, quien en efecto salió para la ciudad
servado la vida, pero ¡qué vida! mas valiera para su memoria que se la hubiese ricamente, hay que proceder con rancho de San Pedro. Sin duda vería allí cosas
arrebatado la puñalada de Merino, su cuidado, sobre todo tratándose de hom- que probablemente no se ven ahora, á lo
misterioso Ravaillac, y ja.si no habría pa- bres que han desempeñado en el mundo menos en el Vaticano en donde no las tosado por la humiUacion de recibir hos- grandes papeles; pero, lo diremos con leraría Pío IX, sobre cuya política cada
pitalidad dada por un Bonaparte en la toda franqueza, el hijo del emperador uno puede pensar como guste, pero cuya
Carlos V nos causa horror profundo, no pureza de costumbres reconocen los mas
que fué casa solar de los Borbones.
iOh! ¡Cómo debió ¡sonreírse el demonio sucediéndonoslo mismo con el padre, á ilustres varones de Europa sea cual fuede la hipocresía, al ver así echada de pesar de sus vivísimas y sistemáticas lu- re la religión que profesen; sin duda, reEspaña, al grito de «libertad,» y refu- chas contra la idea liberal. No ignora- petimos, tuvo aquel joven mas de un mogiada en el palacio de Pau, á la que ha- mos que hay ciertas figuras cuyos lados tivo para comprender en la gran capital
bla tenido la fortuna de ser alumna de todos es sobremanera difícil ver y apre- la oposición del cauto religioso á su roQuintana, pupila de Arguelles y reina de ciar por completo; Napoleón III, y antes mería, pues á su regreso, así que volvió
Espartero! Regocíjate, infierno, s i t e es que él Lamartine, han hecho esta mis- averie, le dijo: ¡ah, padre mío! ahora si
dable; piies en verdad que los fastos de ma observación, que es justísima; pero que no puede caberme la menor duda en
ning-un país pueden consignar en este si San Fernando de Castilla, por ejem- que nuestra religión es verdaderamente
siglo tres nombres superiores en eleva- plo, San Luis de Francia, nuestro Don divina, pues no siendo así, sería (|e todo
Jaime el Conquistador, y algunos otros punto imposible el que hubiese podido
ción moral á estos tres nombres.
Ciertas personas, que á la vida de amor reyes que honran las páginas de la His- conservarse tanto tiempo.
prefieren la de rencores, podrán gozarse toria, tienen merecida la alta fama de
Será de lo que acabamos de referir lo
en que haya venido al suelo con deshon- que gozan en el mundo; si no hay dos que fuere, realidad ó parábola, importa
ra un trono asentado sobre la libertad géneros de moral, la del Evangelio para poco. Creemos sin embargo que las cosque se empeñan en tener por mal cimien- los gobernados, y para los gobernantes tumbres de Roma en general han mejoto, á pesar de haberse derrumbado tan- la de Maquiavelo, es indudable que Feli- rado mucho comparadas con las del printos que estuvieron basados sobre cimien- pe II ha de ser odioso en sumo grado. cipio del siglo XVI, por ejemplo, pero lo
to contrario; pero si á viejos ó intransi- Estudiada la política de Felipe II, exa- que no vacilamos en afirmar, es que casi
gentes absolutistas ha podido halagarles minada atentamente desde sus princi- parece inexplicable que la Inquisición no
algo la caida de un trono que tenia para pios y en toda su causalidad la ruina de haya matado al catolicismo en España.
ellos vicio constitucional, política y mó- los fueros de Aragón con los documen- El catolicismo de la Inquisición, al medicamente entendido el adjetivo, pueden, tos mas fehacientes á la vista, no habrá nos cual lo entendían sus partidarios
sin embargo, los amigos de la libertad un solo historiador bien nacido, por acos- mas fanáticos, no era en el fondo sino
darse por bastantes satisfechos, pues si tumbrado que estuviere á la contempla- una especie de idolatría terrible, una
no cabe duda en que han ocurrido mu- cioa de altos criminales, que no se es- verdadera manía homicida llevada hasta
chos males que hubieran debido evitarse tremezca ante ese cúmulo de horrores. los últimos exta-emos de ferocidad imagiy cuya responsabilidad podría llegar á Si aquellos sectarios del régimen mo- nable; principiando en grande y funesta
•ser muy grave algún dia, al fin y al ca- nárquico absoluto, que solo desean se- escala la espantable hecatombe en Espabo ha cesado el escándalo de una mo- mejante forma de gobierno por miedo á ña, el mas atroz sacrificio de millares de
narquía feamente infiel á su principio, los inconvenientes de la libertad, se de humanas víctimas á un Dios de altísima
al principio al que en reafidad debía su tuvieran ante ese cuadro, y desapasio- mansedumbre, cabalmente en el tiempo
existencia, y semejantes lecciones son nadamente juzgasen, imposible nos pa- mismo en que los españoles mas intrérece no retrocedieran aterrados ante es- pidos iban, á la par que descubriendo
buenas para los príncipes de la tierra.
Y la lección que entraña el último ac - pectáculo semejante. No sirve decir que tierras en el Nuevo Mundo, derribando
to de soberanía nacional que acaba de Felipe II ha sido calumniado por el pro- deidades cuya religión se decía con ververificarse en España, no es tan solo útil testantismo europeo, nosotros no hemos dad á los indios que era horrenda, adepara los monarcas, sino que conviene tenido necesidad de acudir, para formar más de otros razones, por el mero hecho
además en gran manera ó. los piieblos nuestro juicio, 4 ninguna fuente donde de exigir víctimas humanas.
en general, y muy especialmente al es- no pueda ir sin escrúpulo el mas metiPero, ¿qué importan á la pasión extrapañol, quien debiera meditar seriamente culoso católico. El hombre del Escorial viada los supremos principios de la juss)brela candidez que supone el poblar empleaba como medios de gobierno des- ticia eterna? Los tribunales del Santo
los aires de entusiastas vítores á cada de el asesinato brutal en su forma mas Oficio, calificativo que sin duda no desadvenimiento de nuevo monarca, ya que violenta, hasta el envenenamiento mas deñarían las mas feroces tribus africatan repetidas y tan crueles decepciones pérfidamente practicado ; y adviértase nas, eran en España á la religión, geueha sufrido. Los tres reinados últimos, que para expresarnos así, no tenemos ne- ralmeate hablando, lo que en Francia
por ejemplo, han sido todos á cual mas cesidad de acudir á la tremenda muerte eran á la libertad los tribunales revoludegradante y funesto. Durante estos rei- de su hijo primogénito, ni á la mons- cionarios á fines del pasado siglo, temnados sucesivos, la monarquía ha ido truosa traición con que fué sacrificado el plos abominables en que se decretaba el
fomentando la corrupción del país, sin Justicia mayor Lanuza, por haber este asesinato; con la diferencia de que en
que fuese dado á los españoles hacer ilustre mártir cumplido con deberes sa- unos se asesinaba en nombre de la relimas que algún alto varonil en el cieno grados, de que no hubiera podido exi- gión, y en nombre de la libertad en los
mirse por ningún concepto, ni ante Dios otros. No hay duda que en todos aquedel borbonismo.
Extinguióse entre escándalos en Cas- ni anta los hombres, cualquier otro ma- llos antros, llamados tribunales, religiotilla, según dijimos al principiar este es- gistrado de su clase. Pero, matando á sos ó políticos, huDo hombres llevados
crito, la linea masculina directa que ter- Lanuza, creia el tirano matar á la sobe- del fanatismo de una idea elevada, homminó con Enrique IV, consumándose el ranía nacional.
bres que en el fondo se creían con buena
grande acto de soberanía nacional, cuyo
Las maquinaciones de Felipe II tocan intención; pero por esto suele decirse
definitivo resultado fué el entroniza- te á la supresión de los fueros de Ara- vulgarmente que el infierno está lleno
miento de la primera Isabel sjunto con la gón, que con la mayor solemnidad había de buenas intenciones, lo que equivale á
unión de las dos coronas castellana y jurado guardar con la mano puesta so- decir que de ninguna manera debemos
aragonesa, merced al enlace de la mis- bre los Santos Evangelios, están princi- separarnos jamás de los caminos de la
ma Isabel con Fernando de Aragón, in- palmente basadas en el ilimitado apoyo razón, de la templanza, de las máximas
contestablemente revolucionarios ambos que le daban los tribunales de la Inquisi fundamentales ae la sana moral, sobre
en puro derecho absolutista, dicho sea cion. Cuando se ofrecía incohar ó conti- todo, teniendo la fortuna de vivir eu paísin ofensa de los doctores en el mismo; y nuar alguna infamia sobrado escanda- ses iluminados con los resplandores verdespués de abusar su nieto Carlos del losa é irritante para seguida en los tri- daderamente divinos del Evangelio, cugran poder heredado matando las liber- bunales ordinarios, ahí estaba para la ya doctrina tan solo servidores del padre
tades de Castilla, su hijo FeUpe II se pro- tarea el Santo Oficio, con sus testigos del mal, con conciencia ó inconsciapuso hacer lo propio con las célebres li- siempre ocultos é irresponsables , pron mente, pueden querer convertir en insbertades del reino de Aragón (1). Sabe to á secundar la tiranía del rey, quien á trumento de opresión y de odio, pues el
su vez había de pagar bien el auxilio; y Evangelio es indudablemente la liberel mejor auxiliar de Felipe contra los tad, el Evangelio es el amor, el Evange(1) Siempre que hablamos del anliguo reino aragoneses y sus instituciones fué la In- lio es el bien.
de Aragón, entiéndase que nos referimos tan so- quisición, según así lo demuestran á to¿Cuándo se convencerán las diferentes
lo al territorio meramente aragonés, y entre el
sectas en que se halla dividido el mundo,
cual y Cataluña parte términos el Cinca. En
Aragón regía una legislación especial, como es- antes de la unión con Castilla, sobre todo en que para todos es igualmente fatal la
peciales eran también las legislaciones de Cata- Italia y sus islasviolencia?
íuSa y Jo Valencia, libres todas, lo que daba luSabido es que Aragón y Cataluña se unieron,
Algunos escritores franceses, olvidangar á que cada uno'de estos tres pafses tuviese bien que conservando cada cual su modo de ser do la historia de su propio país, se comsus Cortes propias, bien que formando una ver- especial, cuando el conde de Barcelona Beren- placen en suponer que, merced al carácdadera confederación, y uniéndose i veces en guer IV casó con la princesa ó reina de Aragón
Cdrtes generales los representantes de estos Petronila, acabada la línea masculina de los pri- ter nacional, son en su país las costummismos pueblos, que juntos con las Baleares, mitivos reyes de Aragón, y empezando enton- bres mucho mas suaves que en España;
constituían lo que comunmente se entendía por ces á reinar sobre los aragoneses la dinastía ca- pero ello es cierto que el encono de los
«Corona de Aragón» á cuyos dominios hay que talana. Mas adelante vinieroa las conquistas de diversos partidos suele ofrecer también
añadir las importantísimas conquistas hechas. Mallorca, de Valencia, etc.
en Francia los mas lamentables espec-
táculos. La matanza de San Bartolomé,
solo en horas, causó casi tantas víctimas
en la nación vecina como la Inquisición
en España; y ese asesinato en masa,
tramado en "París contra los disidentes
religiosos en el mismo palacio de los reyes cristianísimos, trajo en gran parte
ias horrorosas matanzas de la primera
rjvolucion y las persecuciones contra el
clero católico. Muy grandes y muy trascendentales habían de ser los excesos
cometidos también en Francia en nombre del catolicismo, cuaudo el ilustre padre Lacordaire llegó á decir que para
castigar al clero francés había permitido el Señor aquella revolución aterradora.
Es ya una vulgaridad el decir que la
sangre trae siempre mas sangre; pero
;iuu quisiéramos que esta máxima estuviese mucho mas vulgarizada, y quisiéramos, sobre todo, que el linaje humano
todo entero comprendiese claramente la
alta verdad que en la misma se encierra.
Si una sola regeneración puede ver días
de regocijo y días de luto para partidarios de causas opuestas, es una prueba
no tan solo de bárbara crueldad, sino
ademas de torpísima imprevisión, el ensañamiento contra vencidos de hoy que
mañana podrán ser vencedores. En esto
ha progresado ya, gracias al cielo y á
hombres de buena voluntad, el espíritu
público en España en estos últimos tiempos; pero esperemos que ese progreso
será mucho mayor todavía.
Desgraciadamente, álos fauáticosciegos de un partido suelen unirse traficantes de ideas siempre emitidas á gusto de
la pasión ó de la ignorancia, sea cual
fuere la esfera social en que estas se hallen, pues todas son explotables, y atentos constantemente á la voz de sus viles
instintos, toman indiferentemente la escarapela que consideran mas fructuosa,
mas conforme al logro de sus apetitos,
la escarapela que les pareciere haya de
procurarles mayor impunidad para sus
maldades; siendo en realidad para esos
«creyentes» todos los emblemas «le partido lo que son para el pirata las varias
banderas que tiene buen cuidado de llevar á bordo de su buque.
No nos cansemos de decirlo, los excesos en un sentido, han engendrado eternamente excesos en sentido contrario, y
por esto procuran á todo trance provocarlos, á falta de otros medios mejores,
los enemigos de las" causas mas nobles.
Destrozadas por Felipe II las libertades aragonesas, en las cuales tan vivamente se hallaba reflejado el principio de
la soberanía nacional, iiabia de llegar el
turno á Cataluña, cuyas instituciones siguió minando insidiosamente la corte de
Madrid durante todo el reinado de Felipe III, según anteriormente se ha indicado, hasta que ya en el de Felipe IV,
fueron también atacadas de raíz, con la
violencia y la hipocresía que suelen caracterizar á todos los mandarines sin pudor. Sabido es que Felipe ÍV era el rey
nominal de las Españas, pero que el verdadero rey era Olivares, el famoso valido
que vivía sin respeto divino ni humano,
apoyado en un cetro absoluto, y que sin
embargo decía de los catalanes, porque
no tan solo mostraban propósito de defender los antiguos fueros sino además
rehacerse contra el atropello mas cínico
delarelígionydetodamoral, que queriau
vivir sin fe ni ley, con cuyas palabras,
pretendiendo juzgar Olivares á los catalanes, se juzgab á sí mismo.
Tales fueron las tropelías, tales las infamias que hubieron de sufrir entonces
los catalanes, que no hay sino miserables esclavos que puedan motejar de rebeldes á nuestros antepasados jpor haberse levantado en peso, bajo la dirección del clero, contra el Gobierno de Felipe IV. Los rebeldes en aquella ocasión
eran Felipe IV y Olivares, como el rebelde fué mas tarde Felipe V; los rebeldes son aquellos que conculcan con tiranía las leyes que solemnemente juraron,
y no sus sostenedores, como rebelde había sido asimismo el rey Juan II en el siglo XV, provocando en defensa de las leyes catalanas por él atropelladas malamente la primera gran revolución, el
primero de los tres grandes alzamientos
que han dejado honda huella en nuestra
Historia, y que no fueron mas que muv
legítimos actos de soberanía nacional.
Tocante al primero, el mismo rey Juan II
vino á declarar que habían tenido razón
los catalanes en levantarse contra él: por
lo que hace i la guerra contraFelipe IV,
hace tiempo que la verdadera historia
CRÓNICA HISPANO-AMERICANA.
ha fallado también, como asi no podia
menos de suceder, en el mismo sentido;
relativamente á la gfuerra de Felipe V,
basta recordar que posponía leyes y juramentos al llamado derecho de conquista.ea decir, al derecho del mas fuerte llevado hasta el último extremo de la violencia, hasta en lo concerniente á la propiedad particular, según lo demuestra,
entre tantas otras medidas tiránicas, el
derribo en Barcelona del barrio llamado
de laRibera para la erección de laCiudadela, uno de esos fuertes que se levantan
)rinc¡palmeute con objeto de reprimirá
os «ciudadanos rebeldes,» segundéela
Federico II de Prusia hablando de cindadelas.
Por mas que ciertos escritores, nacidos mas para perros de corte que para
tratar de Historia, hayan pretendido insultar á Cataluña por su denuedo en rechazar tiranías y particularmente la de
Felipe V, los mismos historiadores franceses de primer orden, aun escribiendo
en tiempos de la dominación borbónica
en su propio país, hicieron ya justicia á
los catalanes levantados contra Felipe V;
y ¿cómo podia ser de otra manera? La
única escusa que pudiera alegarse, escusa, sin embargo, muy débil, pero que
consignamos por no faltar á la imparcialidad, es que en tiempos de Felipe V
la educación de la mayoría de soberanos en el continente europeo estaba
harto cimentada en el funesto princi[JÍo
del absolutismo monárquico. — Mirad,
señor, (decía un dignatario francés á
Luis XIV',;uiüo todavía, asomándose aun
balcón de palacio), todo lo que veis y
cuanto ver pudiereis en Francia, os pertenece.
En efecto, Luis XIV, nieto de Enrique IV, dio durante toda su larga vida
pruebas de creer sinceramente que Francia y sus moradores eran realmente una
propiedad suya, y que de todo podia disponer según mejorle pluguiese.
Y Luis XIV era el abuelo de Felipe V,
quien creció nutrido en semejante doctrina, y cuyo derecho á la corona de España procedía de un origen bien digno
de la misma teoría política, pues no tenia mas título que un testamento hecho
contra el orden general de la haredacion
en todos los países de Europa, arrancado á fuerza de miserables intrigas á un
pobre imbécil pró.ximo al fin de su tristísima vida, quien no podia tener mas
voluntad que la de sus exorcistas ordinarios, y cuyas disposiciones no era dable
llegasen á tener fuerza legal, sino partiendo de la base de que un monarca
pueda disponer de un reino, del mismo
modo que el último gitano del mas vil
animal comprado en una feria.
No hay necesidad de decir que nos referimos aquí al testamento de Carlos II,
hijo y sucesor de Felipe IV, de ese infeliz Carlos, fallecido sin sucesión, último
término de degeneración física y moral
de la prole masculina del emperador Carlos, del pobre rey que solo pudo serlo de
nombre y á quien se pudo hacer consentir en que, siendo él de la dinastía austríaca, entregase, sin embargo, la corona á la casa rival de su familia,
A ese extremo de decadencia había
llegado la dinastía austríaca en España,
y desgraciadamente la decadencia de la
nación corría parejas con la de la familia
reinante. Se ha dicho de la misma familia que el primer Carlos, el emperador,
fué grande liombre, que su hijo Felipe II fué simplemente rey, que Felipe III y Felipe IV ya ni reyes fueron, y
que Carlos II ni siquiera fué hombre.
La observación es tan ingeniosa como
exacta.
Si desde las regiones en que están las
almas que han vivido vida corpórea en
nuestro planeta, pueden tener pleno conocimiento de lo que en el mismo acontece desde que van á otras moradas, el
primer Carlos y su hijo Felipe han teniUG, sobre todo en los últimos días del
reinado de su descendiente Carlos II, hartos motivos para reflexionar sobre su
sistema predilecto do gobierno; y si las
almas lloraran, sus lágrimas habrían de
ser inextinguibles. Hacer retemblar bajo
el peso de sus armas el orbe entero, dejándolo cubierto de cadáveres; promover
la ruina y la despoblación en sus inmensos dominios á fin de alcanzar la dominación universal, es decir, la esclavitud
universal; empeñarse en reducir á la impotencia á los soberanos de Francia por
medio de una lucha titánica, llegando,
siempre con ese mismo objeto, hasta á
atrepellar desapiadadamente á la misma
Í
cabeza visible de la Iglesia, 'de la cual
Bien podría ser. No cuesta gran traellos se decían sia embargo los primeros bajo imaginar el que subditos iguoranrepresentantes armados, habíenoo ejecu- tes y pobres sean comunmente mas fátado eu Roma las huestes de Carlos co- ciles de manejar ó de seducir que los risas á que no se atrevieron las hordas de cos é instruidos; por esto, sin duda, cierAlarico; haber hecho todo esto, para ve- tos gobern ulores tienen horror á la vernir á parar de tan triste manera no tau dadera y sólida enseñauza, en lo cual
solo á la decepción tocante á sus ensue- son muy lógicos bajo su punto de vista.
ños de señorío del mundo, sino aun á que A los animales de carga bástanles los
expontáneamente fuesen entregados des- ojos del cuerpo; la luz mental es un lujo
pués por su descendiente directo á los harto peligroso para aquellos seres á
naturales enemigos de la familia esos quienes conviene hacer en cuanto cabe
mismos dominios, adquiridos ó conser- sicut equus el mullas quibus mn est intellecvados sin embargo á fuerza de siglos y tus. De esta suerte se evita en lo posible
á costa de ríos de sangre; y debido seme- la discusión, hija del diablo al decir del
jante íiaal al régimen político por ellos marqués de Valdegamas, en aquel libro
con tanta violencia inaugurado, eu ver- famoso que, detenidamente examinado,
dad que si no hay en este conjunto mo- es ante todo una brillante ironía, pero
tivos de arrepentimiento, no alcanzamos que ha contribuido no poco á la calda de
á comprender qué clase de crímenes ó de la que fué reina de los españoles.
errores humanos pueden promover los
¡ Ah! Si muchos pueblos conocieran tograndes arrepentimientos.
das las calamidades que les han sobreSi por desastres, de que por cierto era venido por culpa de sus príncipes, no pabien inocente, lloraba el profeta de Israel sarían uu solo día sin pedir al cielo les
con tanta amargura, muy amarga ha de otorgase la sabiduría conveniente para
ser la pena de los causantes de tales ca- poder vivir sin monarquía. La mejor
lamidades.
propaganda que puedan hacer los partiY el dolor, especial para Felipe II, ha darios de la República, la mas fecunda
de exacerbarse mas y mas con los elo- incoutestablemeute para su idea, es ir
gios que le prodigan sus admiradores do elevando la inteligencia de las masas, á
su política, la horrible política de «el fin fin de que estas lleguen á penetrarse bien
justifica los medios.» Pero, acordémonos de que el gobierno del pueblo por el pueaquí de que somos cristianos, y de que blo, debidamente practicado, es, sin dispara juzgar á los muertos de la Histo- puta, el mejor de todos; pero que para
ria, como á los demás, hay una balanza alcanzarlo, y, sobre todo, para conserfinal, infinitamente superior á nuestra varlo, es preciso se arraigue antes mubalanza.
cho la convicción general de que habrá
Nada mas fácil que imaginar y hasta suficiente dosis de sensatez publica, de
encontrar un calculista que se haga á si que la libertad personal y la propiedad
mismo este razonamiento;—yo soy un de cada cimladuno serán mejor garantihombre do provecho que quisiera favo- das que bajo el régimen monárquico, de
recer á los pobres, hacer hasta alguna que la estabilidad del orden público espiadosa fundación para el bien de mi al- tará suficientemente asegurada, de que
ma, y tener además bajo mi mando mu- el rico no habrá de temer al pobre ni el
cha gente para gobernarla en regla; no pobre al rico, porque á todas las persohay sino que con las mejores inteuciones nas, á todas las clases, será siempre y
no me lo permiten mis fuerzas ó mis me- de veras superior la ley.
dios: con todo, veré si consigo mi objeto
Solo á eso precio es posible la libertad
tomando un poquillo de lo ageno con política completa. La libertad es uu demas ó menos violencia, con mas ó me- recho, el mejor y mus necesario de todos
nos astucia, y luego la beneficencia pú- los derechos; pero es preciso saberlo ejerblica no se ha do quejar de mí, ni se han cer para que produ;íca sus naturales y
de quejar tampoco los ingenios que ce- provechosos frutos; siendo en sumo gralebren mis generosos instintos en bien do conveniente que todos los amantes de
compuestas historias.
la libertad estén, ante todo, bien peneTal es en el fondo la máxima política: trados de uua verdad axiomática, á sa«elfiujustifica los medios,» y se halla- ber: que la primera y mas indispensable
rían pocos jefes de bandidos que no la condición para el saludable ejercicio de
hiciesen suya.
la libertad, es la pública seniatez. Y esta
El buen Luis XI de Francia, anterior es la razón por la cual los pueblo.s mas
á Felipe II, para poder redondear su sensatos han sido siempre y serán eterreino sin escrúpulos, arrebatando tierra namente los mas libres, los mas aptos
á quien podia y matando á quien le es- para gobernarse ellos mismos.
torbaba, no razonaba en sustancia de
Esto es el único secreto de la tan prootro modo, y no sabemos que después de longada duración de las libres instituhaber dirigido á la Virgen uua ferviente ciones en Cataluña, prescindiendo ahora
oración en ese mismo sentido que aca- del grande ejemplo de Inglaterra.
bamos de indicar, se creía tau perfecto
Los pueblos meridionales, es fuerza
cristiano como político hábil.
reconocerlo, generalmente mas apasioAdoptar un hombre el principio: «el nados en razón de la misma influencia
fin justifica los medios» es buenamente del clima, experimentan mayor dificulsustituir á la embarazosa moral de Dios tad que los del Norte en vivir largo tiemuna moral mucho mas ancha y mas có- po, pero con buena voluntad y buen
moda, es arrogarse el papel de la Provi- juicio esta natural dificultad ¡jueda vendencia, que es precisamente lo que hizo cida.
Napoleón con España y los Borbones el
Con solo que se emplee en esos países
año 8, según confesión propia, y de lo una mínima parte de la actividad y prucual se arrepentían en Santa Elena. Al- dencia empleadas para poder navegar
go del espíritu de la misma máxima de- sin sobrados tropiezos entre los infinitos
bió entrar en la mente del primer arcán- escollos del régimen despótico, y para
gel, cuando se rebeló contra el gran poder sobrellevar sus constantes exigenPadre.
cias de todo género, la indefinida conserLos terroristas del año 93 en Francia vación del self-govenment es segura. Por
también procuraban excusarse con «el enervador que en ciertas regiones fuere
fin justifica los medios.» Siempre los ex- el sol, siempre dejará á los habitantes la
tremos tocándose.
necesaria energía, si quieren, para conAlguien quisiera volver en España, certarse, elegir y vigilar á sus conciudaseguu parece, á la política de Felipe 11, danos mas dignos para la dirección de
convenientemente disfrazada, con cari- los negocios públicos, al mismo tiempo
caturas mas ó menos representativas, que poder bastante para castigar á los
por e.xigirio así el maldito espíritu del representantes fieles á su mandato. Sin
tiempo, y hasta el borbonismo de Cabre- negar la parte de verdad que respecto á
ra será capaz de ponerse el gorro frigio; este punto contiene la teoría del inmorlo que que quisiéramos seria que á todos tal Montesquieu, tenemos no obstante
los españoles fuese dado el leer y tener por incontestable, y podríamos aducir
siempre presentes las páginas de nues- para ese mismo objeto varios ejemplos
tra historia, en que pueden verse los da- históricos, que dista mucho el clima de
ñinos frutos de esa pohtica, pues enton- contribuir tanto como contribuye la igces se formaría acerca de la misma una noraucia al mayor ó menor grado de liconvicción tan firme y tan general, que bertad en las sociedades humanas. La
el defenderla seriamente en una discu- luz intelectual basta para neutralizar
sión solo movería á desprecio.
ciertos efectos de la luz solar harto viva.
¿No se ha ensayado aun bastante en Sin duda la conciencia por sisóla no sal
la tierra de España, alcázar desde hace va á una sociedad llegando á cierto gratanto tiempo de todos los despotismos, do la corrupción de costumbres, pero la
el sistema gubernativo de Felipe Ií7 Ese experiencia enseña que los países del
sistema es la ruina, es la degradación Norte están también expuestos á ese
de España: ¿será precisamente por esto mal ,y por cierto que si fuéramos á examismo que ha habido tanto empeño en minar dletenidame .te el verdadero estado
moral de algunas tierras nevadas que
resucitarlo?
tienen fama de muy noblemente patriarcales, encontraríamos por desgracia que
el imperio del mal se extiende á todas
latitudes.
Las antiguas Repúblicas de Roma y
de Cartago, como las de Grecia, no tenían su asiento en países muy frios. Podia preponderar en ellas mas ó menos el
elemento aristocrático, pero tenían libertad legal los que eran ciudadanos. Lo
mismo puede decirse de las R^úblicas
de Italia en la Edad Media. Ahora mismo, ¿es acaso tierra hbre la Rusia?
De todos modos si cuando una nación
está harto degradada no alcanza la libertad ásalvarla, menos la salva el despotismo. Sabemos de personas muy bien
intencionadas que opinan lo contrario,
pero la historia como la filosofía, el hecho y la razou del hecho, atestiguan
contra ellas. ¿Alcanzó, por ventura, el
Gobierno cesáreo, para limitarnos al
ejetnplo mas culminante, á purificar la
sociedad romana, así ([ue esta hubo dojado las altas y varoniles vías para encenagarse en la molicie?
Lurs CüTcuEr.
(Se concluirá.)
INCOMPATIBILIDAD DEL PODEll
ESPUirriJvr. v DEL PODEII TEMI-OIUI, oim SE
ATKIBIJYE RL PONTII-ICE IIO.IÍWO (1). "
n.
Sabiendo esto, qut! Ii ley no l'jó
puesti r>;ira eljmtj, sino para los injustos y (lesibidieates, pira los injpios y pecadores, para l(H ¡'lirnos y
proí'noj, pira I05 pan-lcidis v lUiiri'jilas, para los liDini;] lis.
... quá Jesucristo vino á este muísdo para silvar á lo I pecadores, <Je
los cuales el primero soy yo.
(/. SAJi PAULO Á TIH. / , 9 // l,"i.)
Desde que el cardenal arzobispo di*
Santiago y otros prelados de la Iglesia
romana se dieron por aludidos cuando se
acusaba á los neo-católicos en los tiempos de la dominación borbónica de enemigos de la libertad y del progreso, no
creemos injuriar al ei)iscopado confundiéndolo cou esa secta de proteos (¡uá
blasfeman el nombre de Dios y lo suponen cruel, intolerante, fanático, colériiío
y realista como un clérigo.
Nunca hasta ahora, expecialmente
después de la polémica del carilenal arzobispo de Santiago con La Iberia, había
querido el partido liberal considerar 4
esos impíos idólatras, que el siglo XIK
apellida neo-católicos, como órganos y
representantes de la Iglesia de Jesucristo. La escuela liberal moderna acepta ó
respeta la religión cristiana, y coinb;itiendo sin tregua la superstición y la hipocresía procuraba salvarla del naufragio que hoy corren todos los poderes
fundados en la autoridad. Partidaria de
la razón, y partiendo de la libertad de
examen, eu religión como en política, hacia la guerra á los perturbadores de la
paz, á los falsificadores de la disciplina,
á los ignorantes del dogma cristiano, é
intentaba persuadir al clero del gravísimo error en que viene incurriendo desde
que se ha pronunciado contra los priuciitios de la revolución, que tienen precisamente su origen en el Evangelio.
Pretendía el liberalismo moderno, tan
maltratado por el clero católico, separar
la causa de la religión cristiana de la
causa que representan los defensores de
la heregía neo-católica, quienes simbolizan en el Papa el dogma, la fe y la tradición de la Iglesia de Cristo, y prescindiendo, por un espíritu de conciliación
mal apreciado, de la usurpación de facultades que significa la supremacía espiritual atribuida al obispo romano, transigía couellaácondiciondeque este y su
clero renunciasen á todo dominio temporal, y se reconciliasen con la filosofía, la
ciencia y el progreso.
Pero el Papa y los obispos, y la gran
mayoría del clero inferior, refractarios
á todo progreso, rechazan la transac(1) ICn uuostro articulo anterior, pág. 7 del número ici'cero, se comeiieron las sig lindes eri-atis:
5." columna, 3.' linca, di,;e «de San redro» v debe leerse «del Valicuio »
•1.' culuinua,¡iuea2l, dice «realzar.» y debedecii'
«realizar.B
Ki) la misma columín, linea 41 dice «observación,» y debe dícir «aberración.»
Pá;{ina H, I.' columna, linea 7á, dotule dice < rei)arado» se leerá «separado »
Ídem i I., linea 91, dice «secreto;» dehieado decir «Santos.»
ídem 3." columna, linea 'S, dice «eo ivenc¡dos,;)y
debe decir «convencimos.»
ídem id., linea 100. debe liabur ¡mito al liiial de
«poreji;niplo,»_y ser P mayúscula la p minúscula
con que principia la palabra siguiente.
LA AMÉRICA.—AÑO XIV.—NüM. 4.
"La elección de los obispos correspon- divina, como suponen, según queda de- sabido, de la corona de Francia. El misdía al pueblo, y la superiorid-id á losCon- mostrado, tanto en la parte meramente mo Esteban II, cuentan las crónicas, cucilios, considerándole únicamente al de política, cuanto en la material ó pose- bierto de ceniza se dirigió á las Gálias y
renovó la consagración de Pepino , á
Roma como el primero de aquellos, que sión de bienes.
"¿Desde cuándo adquirió la Iglesia de quien antes había ungido su predecesor
habia heredado de Pedro solo la primacía, pero de modo alguno la autoridad Roma la supremt^cia á que aspiraba Zacarías por medio de San Bonifacio.
absoluta, que repetimo,^, correspondía en la universal ó católica? Difícil y ar- ¿Qué podia rehusar Pepino á su generoá las Asambleas ecuménicas. Una prue- riesgado seria señalar la época, siendo so protector? Vencedor de los lombardos
ba de ello, entre otras, la encontramos lo único cierto que, tanto la espiritual y dueño de Italia por las armas, otorgó
en el pontificado de San Víctor, que in- como la temporal, fueron lenta y sucesi- á los Papas la famosa donación del patentó decidir las cuo:stiones suscitailas en vamente desarrollándose á favor de la trimonio que después se ha llamado de
el segundo siglo con motivo de la Pas- decadencia del imperio romano y de la San Pedro. Cario Magno confirmó la donación de su padre y agregó nuevos docua, cuya festividad fijó en el día 14 de irrupción de los bárbaros.
la luna de Marzo; pero ningún obispo se
"Hemos consignado, por lo pronto, minios al de la Santa Sede.
sometió á la jurisdisccion del romano. El que á pesar de la supuesta donación de
"Hé aquí el origen del poder temporal:
título de Papa que este se reservó por fin Constantino, cuyo documento jamás ha hé aquí los títulos en que se apoyan los
en el año 1081 era un título genérico que salido del Vaticano, todo un San Silves- neos para amenazar con el fuego y la
no significaba obispo universal, aun tre no obtuvo del Concilio de Nícea más cólera de Dios á los que se permitan necuando se comprende que fué el primer que una señal de deferencia; pero de mo- gar que fué instituido á la vez que la
paso da lo hacia la monarquía. La dis- do alguno la consagración de un dere- Iglesia, como la condición precisa de su
tinción que se concedió á San Silvestre, cho. Lo que verdaderamente dio gran existencia, dejándose llevar en el delirio
confiriéndole la presidencia del Concilio importancia al metropolitano de Roma de su orgullo hasta el esceso de llamar
de Nicea del año 325, lejos de expresar fue la traslación de la Sede imperial á herejes á los que piensan, como los gransuperioridad, e.-r un nuevo dato para Constantinopla , pues desde este mo- des Padres de aquella, que el poder poapreciar la del Santo Sínodo, el cual mento, libre de la presión que ejercía, de lítico es incompatible con el espiritual,
además invistió al obispo de Alejandría hecho y de derecho, la autoridad del que las funciones del rey son inconciliacon los mismos privilegios que al do Ro- príncipe, pudo extender su influjo local, bles con las del sacerdote, porque la esma. El Concilio de Calcedonia, en suma, siquiera no lograse imponer sus doctri- pada no sienta bien en la diestra del mien el año 451, divide la cristiandad en nas relativas á la supremacía á los obis- nistro del Señor, que debe hallarse limcinco patriarcados: Roma, Constantino- pos de Italia, quienes reunidos en Con- pia de sangre en el ajto de celebrar el
pía, Antioquía, Jerusalem y Alejandría. cilio el año 378, si bien reconocieron en santo sacrificio do la misa, símbolo misEn vano reclama contra esta decisión el el de Roma un rango superior, como su- terioso de la pasión y muerte del RedenPapa San León. La Iglesia, democrática cesor de San Pedro, cuidaron mucho de tor de los hoinbres.
en su origen, representativa con los proclamar que eran sus iguales por su
"Y como los neo-católicos finjen ignoConcilios, aristocrática con los obispos, título y sus funciones, como él elegidos rar estas cosas, haciéndonos la injuria
«¿Señor, si restituinis en este se trasforma en una oligarquía de pa- por el pueblo, y sujetos á determinada de creer que las ignoramos también; cotiempo el reino de IsraelT Y les triarcas rivales, pero limita su poder á circunscripción territorial.
mo aspiran á servirse de los errores del
dijo: «No toca á vosotrus saber
"La fortuna, mientras tanto, sonreía vulgo para promover una guerra relilos tlimpos ó los momüntO'i. que lo espiritual, y todavía no se somete á
puso el Padre en su proiio (lo- una monarquía absoluta.
al patriarca de Roma; el alfanje de los giosa, y como constituyen hoy toda la
der.i
»Es cierto que sucesivamente se va musulmanes lo libró de los poderosos ri- fuerza ¡le la reacción, bueno será que con(Heclwxdelos Apóstoles, 1,0 y 7.)desarrollando la ambición de los obispos vales de .lerusalem, Antioquía y Alejan- tinuemos estudiando las vicisitudes del
>'La Iglesia fundada por Jesucristo romanos; pero aun no se concibe en el dría; y si bien á la caída del Imperio de poder temporal y el partido que de él
para completar la obra de redención, pa- siglo V que sea posible la dictadura es- Occidente los bárbaros le hicieron sufrir sacaron los príncipes de Roma para acrera enseñar á todas las gentes á observar to- piritual y temporal, y tanto es así, que toda suerte de tribulaciones, la invasión centar el espiritual á costa de la libertad
das las cosas que dictó á sus apóstoles, (2) ya hemos visto cómo las primeras pre- de los lombardos y la creación del exar- de la Iglesia cristiana.
dista mucho de la Iglesia de los neo-ca- tensiones de superioridad se limitaron á cado de Rávena favorecieron grandeIV.
tólicos. La congregación de los fieles un derecho de apelación, cuestión de me- mente á la Sede pontificia, pues en el
>ld.
pues,
y enseñad á todas las
espacio
de
dos
siglos
que
duró
este
esofreció al mundo romano, atónito, el ra disciplina. El Papa San Gelasio, á
ftences: bauzándolas ea el aombre
hasta entonces insólito espectáculo de fines del siglo V, así en su Tratado del tado de cosas obtuvo de todos los obisdel Padre, y del Hijo, y del Espíritu
Santo:
un poder que se imponía por su propia Anatema, como en una carta al empera- pos de Europa el reconocimiento de su
Knsi^fii'mdolas á observar todas las
bondad al sentimiento de los oprimidos, dor Anastasio, habia considerado que era soberanía espiritual, justo galardón, en
cosas que oj lie mindado.
y que sin recurrir jamás á la fuerza, sin una idea del demonio la pretensión de re- nuestro juicio, de la perseverancia é in(SANMATEO, XXVIII, 19y 20.)
más armas que la persuasión, quebran- unir los dos poderes que él distingue per- fatigable celo con que supo domar á los
"Mucho se engañan quienes crean
taba todis las resistencias, sometía á su fectamente; y antes que él, habia escrito conquistadores, suavizar sus costumimperio todas las conciencias y hacía Sinesio, obispo de Cirona, en su carta bres, combatir la herejía, y constituir, que con las donaciones de Pepino y Cario
cat r el hacha de manos de los verdugos. ciento veintiuna: «He querido haceros por último, la unidad religiosa en la fe Magno, títulos que no negamos, pero de
"Todo era común en la Iglesia de Je- ver por experiencia que unir el poder po • de Jesucristo. Por entonces también con- cuya justicia nos será lícito protestar, resucristo: el pan del alma y el pan del Utico al sacerdocio equivale á confundir siguió Bonifacio III que el emperador pitiendo con el evangelista, Misericordia
cuerpo; la virtud, la fe y ios bienes, co- dos materias incompatibles. La antigüe- Focas confiriese el título de obispo univer- Suiero y no sacrificio, terminaron los eonictos entre la Iglesia y el imperio, yque
mo la caridad; el valor para sufrir la dad ha tenido sacerdotes que eran jue- sal al de Roma, precedente de gran impersecución, como el entusiasmo con que ces; los hebreos y los egipcios han sido portancia para el Pontificado, aun cuan- los Papas disfrutaron tranquilamente y
los mártires en la hoguera misma pe- gobernados mucho tiempo por sacerdo- do á la sazón, por consecuencíade las re- sin contradicción la soberanía temporal
dían á su Dios misericordia para sus ene- tes; pero después. Dios ha separado estos voluciones que se sucedían casi periódi- de que se hallaban investidos por el deremigos; y de esta suerte, resignados en dos géneros de vida; ha declarado el uno camente en Constantinopla, á la muerte cho de la conquista Justo es observar
el tormento, mansos con los soberbios, sagra lo y el otro político; ha unido los de Focas recobró el patriarca de Oriente que el piadoso y espléndido Cario Magno
no cesó mientras vivió de ejercer sobre
humildes con los altaneros, piadosos con unos á la materia y los otros á sí mismo. el título en cuestión.
"Adviértase, sin embargo, que ínterin los Papas y su dominio el derecho feulos culpables, sumisos á la autoridad de Aquellos deben consagrarse á los negolos implacables Césares, sin reclamarles cios y nosotros á la oración. ¿Por qué que- los Papas afirmaban en el Occidente su dal de soberano, percibiendo los impuessn cetro, sin pedir para sus obispos un réis unir lo que Dios ha separado? El autoridad espiritual y la unidad religio- tos y sosteniendo con cierta reserva t o patrimonio especial, sin promover jamás verdadero objeto del sacerdote es la con- sa, que tanta fuerza moral les daba, das las prerogativas de los emperadores
una insurrección, y sin aspirar en uin- templación, que no se aviene con la ac- subditos del emperador, sumisos al exar- griegos.
ca, su vicario, no solo se conformaron
«Seria por demás prolijo enumerar las
giin caso al dominio temporal del mun- ción y el movimiento de los negocios.»
do, que-rápidamente seiba sometiendo á
i>Esto por lo que hace relación al po- con que su elección para ser válida ne- tribulaciones de los Pontífices desde el
su doctrina, alcanzaron los cristianos la der , al dominio propiamente llamado cesitase la ratificación del príncipe, sino momento en que León III ciñó á las siemayor victoria que conmemoran los si- temporal; que por lo relativo á la propie- que algunos de ellos recibieron de sus nes de Cario Magno la corona de Occiglos. Los dioses del Olimpo huyeron del dad ó patrimonio eclesiástico, aloque se manos la tiara, viendo violados más de dente, y 11. serie de reveses por que paCapitolio ante la majestad del Crucifica- lia llamado patrimonio de San Pedro, una vez los más preciosos privilegios de saron antes de consolidar el poder dictado, y el mundo dobló la rodilla ante el véase, por ejemplo, lo que pensaba el la Iglesia. ¿Cómo conciliar tal sumisión torial de Gregorio VIL Ora vasallos de
in.stnimento de su suplicio.
Papa San Gregorio el Grande, cuyo pon- con los derechos adquiridos por la famo- los emperadores, ora sus tiranos, tan
"¿Cuál fué durante esos tres grandes tificado terminó el año G04: «Que sepan sa donación de Constantino? Algunas pronto soberbios como humildes, si un
siglos el poder que ejercieron la Iglesia ue la tierra de donde proceden es común protestas, más ó menos tímidas, resis- día pudo Nicolás I lisonjearse de haber
y el Papa? Inmenso el de la primera, so- \e todos los hombres, y que desde luego sustencias que varios pontífices expiaron sacudido el yugo de los carlovingios, y
berano, así respecto á la disciplina como frutos pertenecen á todos indistintamente (I) con la prisión ó el destierro, no quitan de poseer con las falsas decretales de Isiá la definición del dogma. El Papa no «Dada la tierra, dice San Ambrosio (2), su importancia al hecho histórico que se- doro Mercator ó Pecator, que aparecieron
á mediados del siglo IX, la consagración
pensaba siquiera que su obispado fuese en común á todos los hombres, nadie puede ñalamos.
»La constancia, empero, de los Papas; de la autoridad pontificia, superior a l a
universal, y es necesario llegar al si- llamarse propietario de lo que exceda á sus
glo V para oir por primera vez en el necesidades naturales en las cosas que ha dis-la fe con que, menester es decirlo, perse- de los Concilios, según establecen esas
Concilio de Cartago, celebrado el año traido del fondo común, y que conserva solo veraban en considerarse como la colum- piezas apócrifas, en cambio sus sucesores
419, la pretensión de atribuirle suprema- por violencia.^' «Cualquiera que porea sobrena indestructible de la Iglesia; el auxilio debieron la tiara á los magnates que docía sobre los demás obispos. Un sacerdo- la tierra, añade San Agustín (3), es infiel moral que todo el Occidente les prestaba minaban en las inmediaciones de Roma,.
para emanciparse de la tiranía del Orien- y la silla de San Pedro fué ocupada por
te latino, llamado Aurelio, propuso que d la ley de Jesucristo <>
los obispos condenados en primera ins"Ocuparíamos muchas columnas de te, estimulados los pueblos por la in- una serie de Papas, sobre cuyos reinados
tancia pudiesen apelar al de Roma, fun- La Iberia con citas análogas de autori- fluencia que en su futuro destino podía conviene pasar como por encima de asdándose en una resolución del Concilio dades canonizadas por la Iglesia y de ejercer la separación de la Iglesia del cuas.
«Todo el Occidente dobló su cabeza
de Sárdica; pero se opuso Alipio, obispo los Hechos de los apóstoles, si nos propu- imperio, todo contribuyó á que éste rede Tagasta, negando que en los textos siéramos probar que de sus doctores y nunciase, por fin, á su derecho de confir- ante las decisiones de las decretales que
conocidos tuviera precedente esa juris- maestros pudo aprender, sin duda, Prou- mación y cesara de intervenir en los ne- se suponían emanadas de los Papas en
los tres primeros siglos del cristianismo.
prudencia.
dhon el famoso título de una de sus gocios espirituales.
"Había sonado la última horade laauto- La ignorancia era entonces densísima, y
"La Iglesia se regia en los primeros obras, peor apreciadas: «LA PROPIEDAD ES
siglos democráticamente, y la idea cris- EL ROBO"; pero creemos bastantes las ano- ridad que aún conservaba el Oriente sobre habían de trascurrir algunas centurias
tiana se desarrollaba fuera de Roma ba- tadas para persuadir á los hombres de Roma y el Papa. Una revolución arrojó de antes de que la Iglesia declarase falsas
jo la autoridad de los Concilios en Antío- buena fe que esto lean del abuso que se sus sagrados muros al representante del las decretales publicadas por Isidoro; pequía, Alejandría, Constantinopla y Ni- están permitiendo los neo-católicos en imperio, y Roma volvió á ser República ro cuyo autor permanece desconocido,
cea, é inspirada por la sabiduría de Ata- la defensa del poder temporal del Papa, con prefecto, cónsules y tribunos; pero siendo un ejemplo singular de abneganasio, Ambrosio, Tertuliano, Lactancio, pues dista mucho de ser de institución bajo el dominio real de la Sede Apostóli- ción el que ofreció al mundo el anónimo
Agustín y Orígenes.
ca, cuyos peligros, no obstante, fueron inventor del poder soberano de los Pon(1) S. Gregorio, cur.,Pa9t. Voy, 3 adm. 22. desde entonces mayores, teniendo que tífices, dejando ignorar su nombre á la
(1) Lo que sigue con comillas lo publicd el
defenderse de los lombardos y apelando historia y renunciando acaso á la santi(2) Serm. 64 in Inc., cap. 16.
auiop en La Iberia en 186S.
para ello primero á Cirios Marte! y lue- dad. Gomo quiera que sea, el mismo Ni(3)
Creé,.,
de
comptemp.
mundi.
Trat.
9,
(2) San Maleo, XXVUI, 19 y 20.
go 4 su hijo Pepino, usurpador, como es colás no dudaría de la autenticidad de las
0. 2.
cíoii ofrecida, se sublevan contra la revohiciou, se oponen soberbios á la corrieuto de libertad, condenan satánicamente larazon humana, fomentan el odio
de las gente fanáticas contra todo cuanto lleva el sello de liberal, intentan reconstruir la Jerusalen del despotismo
monárquico-teocrático, se constituyen en
porta-estandartes de la reacción, escitan
las iras de las clases ig-norantes, supersticiosas é interesadas en la propagación
del error, y concluye aquel por lanzar excátedra el más audaz anatema contra la
civilización, la libertad y el progreso,
dt'clarando en el paroxismo de la cólera
que todo ello es incompatible con el catolisrao.
Desde este momento no habia vacilación posible para los que hemos consagrado la vida al triunro do la verdad y
de la justicia. Era necesario atacar el
mal en su origen, empeñar la batalla
contra el demonio de la ignorancia, desenmascarar la hipocresía y demostrar al
vulgo que no es punto dogmático, ni
muclio menos, que el romano Pontífice
H-:a rey de Roma, pues que no pensó en
ello el Redentor, ni se les ocurrió la necjsi'lad de tal poder á los primeros y
Santos Papas, ni hay decisión algima de
los Concilios ecuménicos que establezca
siquiera el presunto derecho á ese doble
6 incompatible poder.
III. (1)
CRÓNICA HISPANO-AMERICAJNA.
decretales, pues que fundado en ellas bios, fiel intérprete del Evangelio, en
trató de hacer extensiva al Oriente la su- nuestro humilde juicio, acometió la repremacía que aceptaron los pueblos y las forma de la Iglesia y del Estado político,
iglesias occidentales, habiéndole dado con el propósito de devolver á la primera
ocasión las cuestiones que se suscita- su primitiva austeridad de costumbres,
ron con ei patriarca de Constantinopla, y de libertar á los pueblos de la tiranía
Focio.á quien santamente excomulgó, de los principes. Hé aqui lo que escri •
no sin sufrir él mismo la excomunión bia á los obispos: «¿Quién no sabe que la
de su rival. De esa lucha de excomunio- autoridad de los reyes y jefes de los Estanes arranca el cisma, la escisión déla dos procede de que en su ignorancia de
Iglesia griega y la implacable enemistad Dios, entregados á un orgullo, á una
concupiscencia sin freno, auxiliados por
de los dos Papas.
"Pero ya lo hemos indicado: tras del el principe del mal, han pretendido doPontificado de Nicolás, uno de los más minar á sus iguales, es decir, ó los hombrillantes que registran los anales de bres, por la insolencia, las rapiñas, la perRoma, pasan como inmenso huracán so- fidia, los homicidios, y en fin, todos los
bre la ciudad y la Iglesia desórdenes é géneros de maldades?» (I) ¿Aceptarían
irregularidades que no es lícito consig- los defensores actuales del poder temposignar; tal fué su magnitud. Jamás se ral de los Papas la base en que fundaba
habla visto tan abatida y humillada la Hildebrando la superioridad de su poder
cátedra de San Pedro, y nunca, en ver- sobre los reyes?
»E1 único error de Gregorio VII condad, fué menor el poder de sus sucesofes que en este largo período de un si- sistió en atribuir á la Sede romana el poglo, trascurrido desde Bonifacio VI has- der que realmente pertenecía y perteneta Juan XII, á quien no se le ocurrió ce á la Iglesia universal, á la congregapara salvar el Pontificado de su inmi- ción de ios fieles: con esta variación,
nente ruina y levantarlo de su postra- respecto á la forma, habría consumado
ción más recurso que el de impetrar la la revolución social que estaba llamado
intervención de Ocon el Grande, coro- á realizar el Evangelio, cuyo sentido nos
nándolo emperador, más feliz en su em- permitimos creer que sea la definitiva represa al entregar la patria al extranje- generación de la familia humana bajo
ro que Esteban V, cuyos restos fueron un régimen de libertad é igualdad prácarrojados al viento por los romanos in- ticas, hacia el cual misteriosamente y
por medio de sublimes parábolas y predignados.
>Losemperadores de Alemania dispu- ceptos la impulsó Jesucristo. Dia llegasieron entonces de la tiara'y del poder tem- rá en que estas esperanzas se verifiquen,
poral, como ánted lo habianhecholos'se- pues no en vano ha db sentirse agitada
fiores italianos: que ocurriera entretanto la humanidad por eterna ansia de justiel feliz accidente de ascender al trono rte cia, ni puede conformarse ya por mucho
Alemania un Enrique II que juró en tiempo con que el Evangelio sea una lemanos de Benito VIII ser el defensor de tra muerta, de sentido puramente místila Iglesia y serle fiel en todo, no quita co en cuanto se relaciona con las condi
su importancia al hecho auténtico de ha- clones sociales, mientras que las gerarllarse sometidos mas que nunca los Pon- quías eclesiásticas con tauto afán disfrutífices al capricho de los emperadores, al tan los bienes de la tierra.
"Poco tiempo gozó de su exaltación el
hecho culminante de que su poder temporal, lejos de ser real y efectivo, en vez romano Pontífice. El mismo Gregode asegurarles la independencia de su rio Vil, combatido á la vez por el emministerio espiritual, era un continuo perador y por el anti-papa Clemente III;
peligro, la ocasión perenne de conñictos él, que había obligado á Enrique IV á
que sin cesar se reproducían cubriendo presentársele penitente, en camisa y con
una escoba, arrebatado ahora de Roma
de luto el corazón de la cristiandad.
)iPor la fatalidad de su origen y por por los lombardos; él, que había hecho
ser incompatible con el espiritual, el po- tan amplío uso del pretendido derecho de
der temporal sufre en la Edad Media las absolver á los pueblos de sus juramentos
más crueles alternativas, compromete la hacia sus reyes, disponiendo de sus counidad religiosa, empeña á los Papas en ronas, espiró en poder de sus enemigos
arriesgadas empresas, y sin consolidar- en Salerno, pronunciando estas tristes
se nunca, unas veces consentido, otras palabras de infinita amargura: He huicontrariado, ya en abierta pugna con el do de la iniquidad, y muero en la indiespíritu republicano de Roma, ya en gencia.
guerra declarada con el imperio germá"¡Lección elocuente la de la historia!
nico, apoyándose un día en los güelfos,
"No nos detendremos á determinar los
erigiéndose de pronto en bandera de los innumerables episodios de la contienda á
gibelínos, solo una ventaja alcanza, solo que dieron lugar las querellas suscitadas
con una victoria se engalana, y aunque en tiempo de Gregorio VII entre el sala Iglesia griega, en definitiva, seeman- cerdocio y el imperio; pero nos importa
cipe, arraiga en todo Occidente la doc- consignar que esa lucha ocupa á la Santrina de las falsas decretales y del Decreto ta Sede bastante más que fuera justo,
de Graciano.
apartándola con frecuencia de la santidad
»Lo que demuestra el estudio de esta que debía presidir á todos sus actos; y que
época histórica, cuyos anales de buena persiguiendo el sueño de Silvestre II y de
gana condenarían los neo-católicos, es Gregorio Vil, solo han conseguidosus suprecisamente lo contrario de lo que estos cesores desprestigiar el elevado ministequisieran imponer como artículo de fe á rio del sacerdocio cristiano.
"Mucho más gloriosa habría sido la
la Europa ilustrada del siglo XIX: que el
poder espiritual de la Sede Apostólica se supremacía eclesiástica, con tanta virtud
aumenta de día en dia, á pesar de los y constancia conquistada, arriesgando
amargos trances y de las humillaciones en ocasiones el martirio de los Papas que
que el temporal ocasiona á los Papas. La la consolidaron sobre las ruinas de la
ambición de los conquistadores en esi Iglesia republicana de los primeros siperíodo de barbarie favorece grandemen- glos, desorganizada por los bárbaros, si
te sus íntimos designios de avasallar á en lugar de sostener el derecho á la eslos reyes y á los pueblos. Los usurpado- pada se hubieran limitado al de la cruz
res Roberto Guiscard, Roger y Guiller- sobre las conciencias. Así hubo de penmo, todos aquellos que se elevan al po- sarlo durante algún tiempo Pascual 11,
der supremo por el derecho de la fuerza, resuelto á desarmar la cólera de Enricomprenden fácilmente la utilidad de ha- que V por la renuncia de todos los biecerse consagrar por los Papas á cambio nes terrenales, devolviendo á la Iglesia
de prestarles homenaje feudal, y con el su pobreza y desnudez primitivas; pero
propósito, como los emperadores de Ale- los cardenales se opusieron á la realizamania, de violar su juramento cuando ción de este bello proyecto, declararon
les convenga. Los Papas, sin embargo, herética una proposición eminentemente
aceptan con júbilo tales feudos, siquiera cristiana, que hubiera ensalzado el ponominales, consolándose de su ingrati- der del vicario de Jesucristo, como en
tud en gracia del precedente, que bien nuestra época ha sucedido al principio
pronto ha de servir al gran Hildebrando del pontificado de Pío IX, y el Papa tuvo
para legitimar su dictadura revolucio- que humillarse y consagrar al emperanaria, que trasformó súbitamente la mo- dor, obteniendo de él, en cambio, lapronarquía feudal de la Iglesia en absoluta. mesa solemne de que las elecciones se"No debemos omitir en la rápida nar- rian libres en lo sucesivo.
"GelasioII comprendió, como su anración de los sucesos que concurrieron á
formalizar, y en cierto modo consagrar tecesor, que era más digno abandonar lo
el poder q ue se atribuyó Gregorio VII, temporal que humillar el poder del sumo
justificando de este modo el dictado de sacerdocio, y huyó á Francia para conRevolucionario con que la mayor parte de servarlo íntegro, recibiendo por todas
^ s historiadores lo honran, que el gran partes el justo homenaje de adhesión dePontífice, precursor déla revolución francesa, según Edgard Quinet y otros sa(1) Epist. ad Herimamum Episcopum.
bido á la santidad de su vida. El tratado terioso fariseo, precursor de los neo-catóde Worms, por el cual renunció el em- licos, se elaboran las Decretales que Isiperador el derecho de investidura por doro de Sevilla publica en Lorena á últimedio de la cruz y el anillo, conservando mos del siglo IX! i Qué distancia de loa
el de conferirla por el cetro y la espada, santos Pontífices Gelasio, Gregorio, Silsímbolo del poder temporal, estableció vestre, y aun de Víctor, el primero que
además, respecto á las elecciones, qurf si intentó, todavía en vano, dirimir con aubien debían ser libres, se verificarían á toridad las cuestiones de los obispos represencia de aquel, reservándole la fa- lativas á la festividad pascual; qué discultad de dirimir el empate eventual de tancia de la humildad y modestia crislos votos. ¿Puede darse prueba mayor tianas de estos santos varones, á la sode lo efímero, que, como hemos dicho, berbia y el poder de Nicolás I, de Gregoera el dominio real de los Papas, que es- rio VII, de Urbano II, de In ¡cencío ÍV!
ta transacción solemne que no satisfacía ¡Qué de contrastes, por otra parte! La silla
á la Iglesia ni al imperio? ¿Cabe tampo- que solo debieran ocupar santos, según
co prueba más auténtica de que en el si- la feliz concepción del austero Hildebian:
flo Xil, después de los gloriosos Ponti- da, ha sido más de una vez profanada
cados de Gregorio VII, Urbano II, Pas- por un Sergio III, un Anastasio ÍII, los
cual y Gelasio, también II, todavia no Juanes X y XI y Alejando VI. Velemos
era reconocida por el imperio más sobe- estos recuerdos.»
ranía que la espiritual?
Se nos llama racionalistas y herejes,
"¡Ah! ¿Por qué fatalidad no limitaron sin que por ello nos ofendamos. Nos glolos Pontífices su ambición al predominio riamos de rendir culto á la razón, que
espiritual, al universal imperio sobre las nos pone en contacto con Dios, y honraconciencias, y su ambición podría ha- mos mucho á los grandes heresiarcag
ber sido acaso sancionada por la poste- que, á costa de su sangre generosa, loridad, si, como es probable, su ináuen- graron conmover los primeros y romper
cía se hubiera ejercido contra los esce- otros más afortunados el formidable musos de la tiranía monárquica? La razón ro de la superstición, y de cuyos calcise abisma al pensar qué inmenso poder, nados huesos, de cuyas sagradas ceniué irresistible influjo habrían a.segura- zas brotaron los torrentes de luz que
0 á los Papas la abnegación y la po- alumbran al siglo XIX en su majestuobreza, la humildad y la caridad practi- sa marcha hacia la realización de los
cadas de continuo, sí el espíritu de Jesu- destinos humanos, hacia el orden por
cristo los hubiera animado, y en vez de la libertad, hacia la armonía por el proaspirar á la monarquía material se hu- greso.
No se crea, empero, que profesamos
biesen constituido en órganos, intérpretes de la Iglesia democrática que insti- toda la doctrina de esos grandes heretuyó el Divino Maestro, que propagaron siarcas, precursores algunos, como Juan
sus Apóstoles, y quejafirmaron con su- Huss y Jerónimo de Praga, de la revoblime fe los grandes padres que íes su- lución que á nuestra vista se desarrolla
y plantea, ni mucho menos que seamos
cedieron.
"No se habían cumplido aun los tiem- sectarios de la Iglesia protestante, aunpos: las Escrituras estaban encerradas que nos hayamos declarado partidarios
en el Vaticano: lis cánones de la Iglesia del libre examen en religión como en poyacían entre el polvo acumulado sobro lítica, y nos repugne el monopolio de la
el Occidente por la planta de los bárba- fe y de la disciplina que se quiere atriros, y las f lisas decretales constituían buir el Pontífice romano, á quien ni los
la fuente del derecho canónico. Hé aquí Santos Padres ni los primeros Concilios
el supuesto derecho divino del poder ecuménicos reconocieron más carácter
temporal, y por qué lo mismo se puede que el de obispo de Roma, metropolitallamar neo-católicos á sus partidarios, no luego, y patriarca de aquella diócesis
que seudo-católícos, neo-fariseos, el An- italiana después.
Los neo-católicos olvidan que el apóslecristo, la bestia de siete cabezas que
anunció San Juan, y cuyo efímero reí- tol ha dicho: En donde está el espíritu dtl
nado reaccionario, satánico, toca á su Señor, allí hay libertad; estad [irmes y no
término por la intemperancia misma de os sometáis otra vez al yugo de servidumbre;
cada uno abunde en su sentido; todo lo que
sus furores.
"No intentamos continuar relatando no es según fe, es pecado. 2 Cor. III y 17,
las varias peripecias sufridas por el Pon- Gal. v. 1., Rom. XÍV, .'5y23; y Santiago
tificado en la eterna lucha del sacerdocio lo ha esplicado con santa inspiración,
y del imperio.
añadiendo: Que la ley perfecta es la de la
"Nos hemos propuesto solamente de- libertad, y quien perseverare en ella siendo,
mostrar á los neo-católicos que la histo- no oidor olvidadiz'), sino hacedor de obra,
ria señala muy bien cual es el origen de éste será bienaventurado. I, 25.
su herética doctrina, que se relaciona
Conviene también-tener presente que
con la hipócrita religión de los fariseos, Jesucristo ordenó á los apóstoles que enla herejía de los gnósticos, la tradición y señasen á las gentes, no así como quieresabios de los gentiles convertidos al ra generalidades, sofismas , misterios,
cristianismo, y los primeros desastres de una metafísica ininteligible, sino todas
la gloriosa y universal Iglesia de San las cosas que El les había mandado. San
Pablo, San Atanasío, San Gelasio y San Matjo, XXVm, 19 y 20, Hé ahí el quid
Gregorio el Magno.
divino, tan espresivo y elocuente, como
"Aun cuando algo versados en las Sa- demuestra siempre el apóstol en este sugradas Escrituras, hemos evitado mucho blime período: No adulterarás, 7io matapenetrar en lo relativo al dogma; y li- rás, no hurtarás, no dirás fdso testimonio,
mitándonos á tal ó cual cita, punto de no codiciarás; y si hay algún otro mandapartida para graves congeturas , que miento, se comprende sumariamente en esta
abandonamos al criterio de los filósofos, palabra: AM\ais A TU PHÓJIJIO COMO A TI
únicamente nos hemos permitido discur- MIS.M0. Y así la caridad es el cumplimiento
rir con notoria reserva sobre la discipli- de la ley. Rom. Xül, 9 y 10: toda la ley
na eclesiástica, terreno libre para cual- y los profetas.
quier cursante de derecho canónico.
Si esto enseñasen los sacerdotes cató"Ni tampoco necesitamos más que lo licos, no es dudoso que habrían de con •
hasta ahora tícnidam^nte apuntado para denarse los que no creyesen lo enseñado
convencer á quien no se obstine en una por estos, que serían entonces enviados
preocupación indigna, de que no ha sido de Cristo. ¿Pero hay en nuestra época
instituida por Jesucristo ni por su Igle quién candidamente crea que son sus
sia la autoridad temporal, ni siquiera la enviados los neo-católicos, aunque sean
supremacía absoluta en los negocios pu- obispos y cardenales? Se nos resiste adramente espirituales. La Iglesia no ha mitir que lo crean estos mismos magnareconocido esta superioridad espontánea tes de la Iglesia católica, quienes saben
y unánimemente.
sin duda muy bien que el propio Jesu"Se ha ido sometiendo poco á poco, cristo nos señaló qué caracteres han da
con marcada violencia, y esto en el tras- distinguir á sus enviados: Amaos los unos
curso de muchos siglos, después de ha- á los otros, amáis como hermanos; practicad
llarse sumergida en las lóbregas tinie- la justicia, la verdad y el amor; de esta mablas de la Edad Media, cuando todo ha- nera penetrareis las miras de vuestro padre
bía sido trastornado, la ciencia y el im- que está en el cielo, y mereceréis su bendiperio, el saber y la justicia, y cuando la ción. ¿Cumplen los sacerdotes católicos
santidad de los obispos de Roma refleja- la misión contenida en esas palabras,
ba sobre el Oicidente la única luz que que esplican el único objeto de la redenpodia servir de faro á los prelados y los ción cristiana? ¿Enseñan lo que tss KNpueblos para salvar los restos de la civi- SESÓ el Cruciücado?¿Con qué titulo, pues,
lización antigua. ¡Pero qué do combates, pretenden ser sus enviados, si el mismo
qué de incidentes, qué perseverancia, Chateaubriand ha reconocido que el
qué de esfuerzos inútiles, hasta que en el Evangelio es todavía una utopia?
silencio de no sabemos qué claustro, en
La religión que se inspire en el crisI el pensamiento de no sabemos qué mis- tianismo no puede ser intolerante ni as-
3
10
LA AMÉHICA.-ASO XIV —NUM. 4.°
sin otras ofensivas que la per- ducentes son, según los casos y las perirar á un poder material, porque su sóücas pugnan para hacerse paso; en desnudo,
suasión y la palabra á todos los tiros y á sonas, uu calor dulce y penetrante, un
[aestro dijo también: Amad á vuestros época en que la anarquía reina por todas todas
las armas. No tememos la contro- sueño mas ó menos profundo, la insensipartes, aparezcan los entusiastas defenenemigos: haced biená los que os aborrecen,
versia
la buscamos.» Pues bien, señores, bilidad exterior parcial ó total, el sonamsores de todo género de utopias y erroy rogad por los que os persiguen y calumyo
acepto
vuestra invitación; yo, el últi- bulismo con ó sin lucidez y algunas veres,
y
sea
cuando
acuden
al
palenque
nian. San Mateo, v. 44 Y San Pablo no
mo
soldado
de los que combaten en pro ces pasmos, ataques nerviosos y éxtasis.
científico
aquellos
que
no
podrían
luchar
pudo ser más explícito diciendo en su
la verdad, acudo á deciros que os en- Los efectos se producen tan fácilmente,
Epístola á los romanos, XXIV, I.: Y al con ventaja en momentos en que la cien- de
cia estuviera colocada en su verdadero gañáis, que dais grande importancia á que pocos hay que no los hayan obser-^
que es flaco en la fe sobrellevadlo.
terreno y hubiese la tranquilidad de áni- un fenómeno que ia tiene muy pequeña, vado. Se explican por la influencia de ua
F. J. MoY\.
mo necesaria para apreciar lo bueno y extraviando con vuestras exageraciones fluido sutil, análogo al magnetismo milo malo, lo justo y lo injusto, lo racio- la imaginación de aquellos seres débiles neral, pero propio de los seres animados,
nal y lo que carece de toda razón, lo que que todolo aceptan sin discusión, que to- por cuya razón se le llama magnetismo
MAGNETISMO Y ESPIRITISMO.
contiene la verdad ó lo que la ofende di- do lo admiten sin examen, sembrando animal. La mayor parte de los magnetila duda en el seno del hogar, procla- zadores admiten hoy que este fluido es
recta y profundamente.
Abrid el libro de las revoluciones uni- mando principios que rechaza nuestra idéntico al ñúido nervoso y que, así coAbierto en esta capital un Círculo
mag-nético-espiritista. donde se discuten versales; estudiad la historia de todos civilización y cultura, y que no admite mo la voluntad dirije el fluido nervoso
los temas referentes á las cuestiones filo- los grandes errores; indagad el origen la ciencia mas adelautada de lo que seria hacía los órganos para moverlos, puede
sóficas yfisiolóí?icasque los mag-netistas (ie la mayor parte de las escuelas filosó- necesario para que adquirieran carta de también extender ese fluido á su alrededor y hacerle penetrar en el cuerpo de
y espiritistas presentan, tendremos el ficas, y veréis que todas han conseguido naturaleza vuestras doctrinas.
El magnetismo y todos los fenómenos otra persona. También se dice que, acug-usto de publicar los escritos que, á jui- prosélitos en momentos de confusión y
cio de la redacción, deban ver la luz pú- duda en horas de agitación y profundo que les atribuye la imaginación de cier- mulando este fluido sobre ciertas persoblica, referentes á semejantes doctrinas, malestar. Y es natural que asi Ksuceda, tos individuos, es ya muy antiguo. Lo nas faltas de él, se restablece en ellas el
ya sean en pro ya en contra del magne- puesto que siendo de escasa fuerza los demostró en la sesión anterior nuestro equilibrio y aumenta la fuerza vital.
Por lo demás, sea cual fuere la explitismo y espiritismo. Empezamos boy á argumentos de los que defienden toda ilustrado compañero Sr. Tejada, en su
realizar nuestro propósito, dando á luz clase de sofismas, no pueden presencar- erudito y notable discurso, y por esto cación adoptada, aseguran que es muy
á continuación un extracto de la Memo- los mas que cuando la sociedad está fal- me abstendré de trazar de nuevo su his- posible curar varias de las enfermedades
ria leida y defendida el 29 del pasado ta de luz y guia, cuando no brilla por toria y de deciros quiénes son los auto- que se refieren al sistema nervioso. Címes por nuestro compañero D. José .1. completo el sol de la verdad, cuando el res que, con mas ó monos calma, han tanse distintos autores del siglo XVIII
Ribo, el cual, en unión del ilustrado es- templo de la ciencia está invadido por sustentado las teorías magnéticas. Por que usaban ya esta medicina magnética
critor D. Rafael Fernandez Neda, ha em- mercaderes, que pretenden hacer de la otra parte, no quiero hoy ni debo hacer ó tratamiento por el imán, y entre ellos
pezado á dirigir dur )S ataques á la nue- razón un instrumento para sus mezqui- uso de la historia ni de la autoridad pa- recuerdo como de paso á los amantes de
va doctrina, que cuenta disting'uidos y nos planes y olvidan por ompleto la ra refutar los errores de los que intentan este estudio á Robert, Van-Helmont,
tradición y la historia de todos los si- elevar á escuela filosófica una serie de Kilcher y Maswell. A Mesmer se le prenotables propag-adores.
experimentos fisiológicos y puramente senta como jefe de la doctrina, tal como
glos.
La indicada Memoria dice así:
la conocen hoy sus partidarios. Este mé((Señores: Era muy niño todavía; meCandentes las luchas políticas; agita- naturales.
dico alemán ha querido suponer, dados
Si
no
hubieseis
tratado
de
deslumhrarcían aun mi frente las purísimas auras da la sociedad española por toda clase
de aquella edad de ventura y de paz, en de doctrinas; atacados los fundamentos nos con vuestra doctrina, es indudable los- ensayos curativos del magnetismo
que se deslizan las horas tranquilas en sobre los cuales descausa la familia, y que no hubierais presentado la cuestión mineral, que existe un fluido magnético
tre los ensueños del presente y las risue- llenando el espacio los ecos de libertad y de ia manera que 1) habéis hecho, y en universal. A este ao-ente le llama Magneñas ilusiones del porvenir; recibía las ca- reforma, no es posible que los c[ue ama- vez de formular el tema, dados los fenó-tismo animal, cuando sus efectos se manifiestan en los seres animados. Expuso
ricias de una madre y los consejos salu- mos á nuestra patria con entusiasta ca- menos magnéticos determinar sus causas,
dables de mi j)adre, cuando un filósofo riño, nos dediquemos con la calma y de- hubierais dicho sencillamente, examen su sistema en París en 1788, y p.'odujo
sobro infinidad de enfermos reunidos en
ilustre, una de nuestras mas preclaras tención necesarias al estudio délas cues- del magnetismo, extensión de sus fenómenos,
Congreso,
al rededor de lo que se tituló
glorias nücionales, al exhalar su último tiones científicas y filosóficas que, con calidad de los mismos y causas que los pro
suspiro, rae legraba al estrechar mi ma- tanta valentía, habéis iniciado en estas dacen. Sin etnbargo; quisisteis presentar silla magnética, sorprendentes efectos,
no cariñosamente como prueba de afecto sesiones; otras son nuestras aspiraciones un tema, que no es án prqpagauda ni que llamaron pronto la atención pública.
á los que me dieron el ser, saludables y trabajos de momento; otros nuestros científico; quisisteis imponernos una ba- conquistándose luego fervientes discípumáximas, que no se borrarán jamás de cuidados y anhelos; otros los problemas se á vuestro antojo; nos disteis los fenó- los. Una comisión de sabios distinguidos,
mi mente. El Dr. D Jaime Balaies, ese cuya resolución estudiamos con afán y menos mag-néticos como puuto de parti- entre los cuales se enumeraban Bailly,
filósofo cristiano, cuyas obras son de to- á cuyo examen consagramos todas las da, sin examinaráutes si estábamos con- Lavoisier. Frauklin, Jussieu, etc.. se
dos los amantes del saber conocidas, me fuerzas de nuestra escasa inteligencia. formes en admitir cuanto habéis soñado formó en 1784 para examinar su doctriaconsejó el estudio de la psicología, la Esta, y no otra, ha sido la causa de que los que no poseemos, como decia vuestro na y su práctica. Los comisionados reinvestigación de todas las verdades me- los que combatimíjs vuestras doctrinas señor secretario, el corazón débil, sino conocieron la realidad de los efectos; pero
tafísicas, como medio mas á propósito de filosóficas, porque las creemos erróneas; que lo tenemos tan esforzado como cual- á excepción de aü> solo (Jussieu) creyeconocer á Dios, como único norte para los que no dudamos ni procedemos del quiera de vosotros, y hé ahí por qué no ron deberlos atribuir á la imaginación ó
estudiar desde cierta altura los fenóme- campo de la vacilación, sino que tene- podemos examinar vuestro tema por ser á la imitación. Poco después de esta denos natural33 y sacar de ellos provecho- mos convicciones profundamente arrai- incompleto y mal fundado, á la manera cisión el conde Puysegur descubrió, en
sas enseñanzas, deducciones fecundas gadas, no hayamos acudido antes á que seria imposible al viajero encontrar su tierra de Busancy, el fenómeno del
para el porvenir de la ciencia y de la hu- vuestro llamamiento, no hayamos ve- en los países que visita los edificios y lu- sonambulismo, que cambió completamanidad.
nido á deciros, con la franqueza que es gares que su fantasía le había hecho con- mente la faz de la doctrina. Abandonada
en tiempo de la República y las guerras del
((Estudia, me decía en una carta, que propia de los hijos de las agrestes mon - cebir.
imperio, el magnetismo llamó de nuevo
Sin
embargo,
sabíais
que
los
fenótañas
de
mi
patria,
lo
que
es
y
en
qué
«guardo como preciosa joya, estudia,
la atención durante la Restauración: un
menos,
bajo
el
aspecto
que
los
presenconsiste
vuestra
soñada
filosofía,
lo
que
«cuando llegues á la edad de la i-azon,
tais, no resisten la mas ligera crítica; nuevo examen emprendido por la Aca«las cuestiones íilosóficas que se te ofrez- son vuestras quiméricas deducciones.
de medicina de París, á instancia
Sí, señores, el magnetismo, como sis- sabíais que nosotros habíamos de pedi- demia
»ciiu como nuevas; examina sus princide
Füissach,
dio lugar en 18áG á un dicta»pioá, analiza su base y no temas nunca temafilosófico,es uu castillo basado so- i os que nos demostrarais la existencia men extenso é imparcial, redactado por
del
espíritu
en
todos
loa
hechos
que
ofrebre
arena
movediza,
que
desaparece
y
Día discusión, aunque te parezcan pocos
el Dr. Husson, y que concluye diciendo
»tus conocimientos para luchar con los se derrumba al primer soplo de la razón céis, y os hubiera sido imposible satisfa- que la Academia alienta el estudio del
«apó.stole.s de la nueva doctrina.»—Ese y de la ciencia; como fenómeno físico, cer nuestros deseos; conocíais que os magnetismo como importante para la
logado que es para mí un mandato, ese es de mezquina aplicación hasta nue.'«- preguntaríamos la naturaleza y exten- fisiología y la terapéutica.
consejo que recibí de un sabio que mo- tros días, y muy inferior, bajo todos con- sión del espíritu que se presta á vuestros
Desgraciadamente la mayor parte de
ría en edud (I) en que taut» podía espe- ceptos, á lo que suponen sus entusiastas llamamientos, y solo la hipótesis olrecia
rar todavía de él la ciencia y la patria, defensores. Procuraré demostrarlo, ya contestación á nuestra pregunta; com- los fenómenos magnéticos, aunque juses lo que me impulsa á levantarme á que para ello me acojo casi solo á la ra- prendíais que os diriamos que ios vela- tificados por los hombres mas respetadores no hablan, que los sonámbulos no bles, son de tal naturaleza, y tan íntimos
combatir las doctrinas que presentáis, zón.
como la panacea universal para la feliciOreo de mí deber, al empezar á contes- tienen el don de la adivinación, y que y fugitivos, que no podemos aceptarlos,
dad de los pueblos, es lo que me obhga tar á las excitaciones de nuestro digní- todos los hechos que presentáis no ofre- siendo además tan sujeto el magnetismo
á prescindir de toda consideración per- simo presidente, al recojer el guante que cen nada de maravilloso y sobrenatural, á lo maravilloso, que todavía no ha posonal, á olvidar mis escasos merecimien- tantas veces habéis echado á la cara de y se explican por causas puramente físi- dido tomar plaza entre las verdades
tos, á abusar de vuestra atención y be- quien no profesa vuestras doctrinas, tener cas, limitadas y desconocidas en parte; científicas, y ha sido desfigurado por la
nevolencia.
necesidad de decir, que todas las califica- pero siempre independientes del alma credulidad y la superstición, y explotado
el charlatanismo y la mala fe.
Pensaba pronunciar un discurso mas ó ciones, algo duras que encontréis en mi humana y sujetas á leyes puramente ma- porEntre
los escritos mas notables publimenos extenso, para contestar á la eru- desaliñada disertación, se dirigen solo y teriales. Vosotros partís de afirmaciones cados
sobre
magnetismo, y que la presin
prueba;
nosotros
negamos
rotunexclusivamente
á
las
teorías
que
defendita y brillante peroración de mi ilustramura del tiempo y nuestras constantes
do antagonista Sr. Tejada; sin embargo, déis, sin que intente mortificar en lo mas damente, y la negación no puede de- ocupaciones
no nos han permitido conel deseo de fijar bien mí doctrina y apre- mínimo vuestro amor propio, ni ofender mostrarse. Vosotras habláis, pretendien- sultar detenidamente,
cítanse, después
do
con
vuestro
sistema
curar
todas
las
ciaciones, que enfilosofíaes lo principal, á los que, dejándose llevar por su fantalos escritos de Mesmer, las relaciones
f toda vez que he sido el que primero sía crean á su antojo mundos imagina- heridas del corazón, atraeros el carino de
de 1784 y de 172G: las
la bandera de rebelión en esta rios, intentan dar nueva vida á los seres, de cuantos buscan un consuelo á sus de las comisiones
fe_evanta
de Puysegur en 1788, y las
sociedad, unido á los consejos de varios y procurando ocultar todas las verdades, añicciones morales, y nosotros os con- memorias
la sociedad de Strasburgo del mismo
amigos, cuyos deseos respeto, me han sueñan con la existencia de principios testamos diciendo que tenemos sobrada de
año:
laítistruccionpráctica sobre el magfe
en
nuestras
creencias
filosóficas,
que
obligado á escribir la presente diserta- que solo la imaginación exaltada puede
sejfundau en un criterio mas recto que netismo de Mr. Doleusse; el Curso y
ción, para que la impugnéis, si la creéis 1 concebir.
del estudiante y magnetizadigna de ello, y pueda yo al final de la
Permitidme que abandone un momen- el vuestro, que elevan al hombre y no le el Manual
de M. Dupotet, el Manual práctico
discusión, condeusar vuestras aprecia- to el tema, objeto de este debate, que hacen esclavo de otro hombre, que no le dor
animal explicado de
ciones y contestar á los argunentos que niegue existan los fenómenos magnéticos, sujetan á las leyes de un fetalismo gro- yM,elA.magnetismo
Teste:
las
curas
operadas por el
sero,
que
comprendiendo
y
enalteciendo
aduzcáis en contra de mis juicios, sino tales como suponéis; dejadme vagar á
magnetismo animal de M. Mialle; car se levantan á defender mis principios mi antojo por las regiones de la filosofía, las facultades del espíritu, no le tirani- tas
sobre el magnetismo de Dupau, ó la
campeones mas esforzados y valientes, consignando de paso que no se fundan zan con esos caprichos extraños, no le doctrina
del magnetismo es combatida
que no le faltan soldados á la escuela ni pueden fundarse sobre hechos pura- obligan á revelarse par medio de un ob- por el mismo;
el libro de Mr. Cliarpigjeto
material,
no
quieren
que
intervenga
filosófica, á que me honro de pertenecer, mentefisiológicos,las verdades metafínon,
titulado
Fisiología,
medicina y metapara
nada
en
sus
manifestaciones
el
y de la cual soy el último de sus adep- sicas, las doctrinas cuyo conjunto consdel magnetismo, y para la historia
tos, que viene A recojer el reto quele ha- tituye lo (pie se llama ciencia del alma. Üuido magnético, en una palabra, somos fisica
de esta doctrina: la historia critica del
béis dirigido.
• Al inaugurar vuestras sesiones, decía filósofos crislianos.
Magnetismo animal, es, segua sus par-magnetismo animal de M- Beleusse; la
Es extraño , señores , que cuando uno de vuestros mas ilustrados miemacadéiaica del magnetismo de
mas agitada se .encuentra la sociedad; bros: ((El rediicido espacio que encierran tidarios, ia influencia que un hombre historia
M.
Brudin
Dubois, y consultando los
cuando las creencias y las doctrinas filo- estos muros es nuestro campo; aquí ofre- puede ejercer sobre el cuerpo de otro anales, los yarchivos
y el Diario de los
cemos palenque abierto á todas las con- hombre, sea por medio del movimiento magueti;4adores, podréis
venir en conode
las
manos,
sea
por
medio
de
los
movi(1) Este escritor fallecía en Vich (Calaluña) á troversias; aquí nos presentamos sin mientos llamados pases. Los efectos pro- cimiento de la verdad de cuanto indica
maa
armas
defensivas
que
nuestro
pecho
la edad de 33 años, en el de 1848.
É
CRÓNICA HISPANO-AMERICANA.
11
acerca de su manifestación puramente timan otros sabios naturalistas; pero me creencias, no conocen las leyes mas uni- animar los despojos que por todos lados
basta con repetiros que lo habéis califi- versales del pensamiento, ni han pene- nos detienen.
fisiológica (1).
Seguidnos, decimos, y veréis que an
¿Que es el sonambulismo raag-nético cado vosotros mismos de fenómeno y los trado en las regiones de la ciencia mechísimo campo nos queda todavía por
artificial? Sonambulismo magnético artifi- fenómenos solo pertenecen al mundo de tafísica.
La época presente no puede aceptar recorrer á la revolución y á los revolucial es un estado al que están sujetos in- la realidad y de la materia y que en el
dividuos de una gran sensibilidad ner- terreno abstracto de las ideas del pensa- vuestros sofismas, no puede admitir co- cionarios.
mo ropaje sembrado de oro y pedrería
viosa, por medio del magnetismo animal miento y del raciocinio no existen.
EL OBRERO.
El magnetismo es á la sociedad pre- de gran valor el que visten cuantos apaEste es'tado se caracteriza generalmente
por la insensibilidad exterior y aislamien- sente lo que fué á la anterior, la electri- recen en la escena de la ciencia para
I.
deslumhrarnos, y si me permitís la frase,
to, y algunas veces por la exaltación de cidad.
Hay una parte muy crecida de la huRecordemos de paso su descubrimien- diré magnetizarnos con sus ensueños.
las facultades internas. Según la opinión
manidad, que inclinada sin cesar la frende algunos autores, el sonámbulo lúcido, to. Galvani, médico de Bolonia, habienJOSÉ JOVQDIN Rinó.
te sobre la máquina ó sobre el arado,
como dotado de un nuevo sentido, perci- do tenido ocasión de preparar algunas ravive sin que se estudie profundamente
be lo que pasa á su alrededor, vé con los nas paradisecarlas, las suspendió, porcasu condición, sus fuerzas y su objeto en
ojos cerrados, y, por efecto de una inex- suifilidad sobre un hierro de un balcón, por
FUERZAS PERDIDAS.
la vida de las sociedades. Brinda alas
med^ode
anillitas
de
cobre
que
;atravesaplicable simpatía, siente lo que sienten
clases todas con el producto que de sus
los individuos que se ponen en relación ban los nervios lumbares del animal, y su
¿Cómo esperáis, vosotros, los propa- manos sale, esparce por do quiera la sacon él. Puede, en algunos casos, inditar columna dorsal: dispuestas aslsemejantes
remedios propios, obedeciendo en este ranas, muertas y mutiladas, experimen- gadores del progreso, llegar con la hu- tisfacción y el bienestar, es manantial
caso al mismo instinto que dirige al ani- taron vivas convulsiones; y Galvani manidad, que os sigue, á la meta de inagotable de donde brota el arroyo al
mal irracional. La mayor parte de los atribuyó este fenómeno al desarrpUo de vuestros afanes, si faltan á vuestro ejér- que todos acuden para apagar su sed, es
médicos apoyan este aserto y miran al un fluido particular que se llamó galva- cito de conquista numerosas huestes que primera ondulación de las aguas que
sonambulismo como un estado anormal nismo, y pronto se reconoció la identidad debieran acompañarlo, y que, por ha- conduciendo objetos sin cuento, van á
ó extático, en el cual el sonámbulo duda de este fluido y del fluido eléctrico pro- berlas dejado vosotros, tal vez mañana estrellarse á los pies d(íl poderoso y del
de su propia imaginación. Otros supo- ducido por el roce. Cuando este natura- se 03 muestren formadas en batalla, des- acomodado; y, sin embargo, siempre
nen, para explicar los hechos mas ma- lista descubrió, gracias á la casualidad, de el campo enemigo? ¿Tanta es la se- solo el obrero, ó siempre mal acomparavillosos, que el sonámbulo es, por su ese fluido, que tan grande revolución guridad que tenéis en vuestro esfuerzo, ñado, ni le vale el bien que produce, ni
estado especial, el eco del pensamiento ha producido en nuestros días; cuando que ni el temor os hace avisados, ni la la importancia que le acompaña, para
de aquellos que le magnetizan ó que es- empezó á moverse la rana disecada que razón os hace justos? ¿Concebís el ideal que mañana su espíritu se halle mejor
tán en relación con él. Admitiendo la po- acababa de colocar entre los dos metales de la perfección de tal suerte, que pueda que hoy, y su cooperación incesante sea
sibilidad de los hechos extraordinarios, puestos casualmente en contacto, tam- jamás realizarse, si todos no lo produ- hoy mas inteligente que ayer.
Es una fuerza perdida, un elemento
que solo son bastante raros, es necesario bién proclamó la existencia de un fluido cen, y una vez realizado, pueda subsisponerse en guardia contra el entusiasmo vital, y apareció su descubrimiento en tir, sin que todos, absolutamente todos, desperdiciado.
Si queréis saber si es el obráro un eleque los exagera, contra la mala fe que el mundo de la ciencia como un proble- lo disfruten por igual?
¡Oh, no! que si amáis el progreso y lo mento moral y material de perfección
los simula y contra el charlatanismo que ma que había de proclamar la verdad de
los explota. Ya he dicho, y no me deten- la filosofía materialista. Sin embargo, deseáis, porque al comprender su esen- humana; sí dudáis que él posee en su
go mas en ello, que el primer efecto de el descubrimiento de Galvain llegó á co- cia os ha enamorado, ciertamente sabéis esfera condiciones especiales; si vaciláis
sonambulismo fué observado en Francia nocimiento del célebre Volta, y ese físico que otras son sus glorias y muy otros en reconocer que le corresponde formar
una clase social tan importante como topor Mr. Puysegur en 1787.
S espiricualiáta estudió el fluido eléctrico sus elementos.
Bien se os alcanza ya, que las rela- das las demás, é interventora como todas
Sabe todo el mundo, sin necesidad de i bajo un aspecto verdadero, no se dejó
demostrarlo, que lo físico no puede, en ' alucinar por los raciocinios del filósofo ciones sociales son tan armónicas, que en la marcha de los pueblos, preguntádmanera alguna, producir lo espiritual; materialista; inventó en 1794 la célebre no es posible alterar una sola, sin que se selo al obrero mismo.
Contemplad atentamente su figura'
que lo menos, no puede producir lo mas; pila que lleva su nombre, y sentó el fun- produzca la alteración en todas las deque lo^ efectos no explican las causas; damento de las leyes que regularizan la más. Bien sabéis que los frutos que del Ved la poesía que encierra, ved el suque lo limitado no da razón de lo infini- electricidad. Pues biiíU; el magnetismo suelo social se recolecten, han de estar sa- blime ideal moral que simboliza, la
to, y por esto, para ser lógicos, no po- va siguiendo el propio camino; por un zonados por el calor de todas las inteli- virtud que representa, el ejemplo que
demos admitir que en un fenómeno físi- lado, los filósofos materialistas hacen de gencias y por la acción de todas las vo- contiene, la atmósfera luminosa que irco, que lo producen los seres vivientes él una arma para defender su doctrina, luntades. Bien oshaprobado la experien- radia, y comprendereis si aquel ser, cuyo
racionales, intervenga para nada el es- y por otra los espiritistas intentan apro- cia y la razón, que la falta de uno solo se rostro bañado en sudor, indica humildad
píritu, ese destello de Dios, ese rayo di- vecharle en su favor para dar cierto as- redime con la expiación de todos, y que y constancia, esfuerzo y resignación, es
vino, que hace del hombre el ser mas pecto misterioso á sus doctrinas. Tal vez un miembro rezagado en el sendero que ó no un ideal que en la tierra debe reacompleto de la creación. Si admitís que no está lejano el dia en que algún natu- la humanidad recorre, es como el imán lizarse, un emisario de paz, de adelanto,
ciertos animales irracionales posean la ralista, alguno de los sabios que con tan- que llama á sí á toda la comunión que de libertad, de verdadera vida.
Busca el descanso en la fatiga, la difuerza magnética, el fluido cuya exis- to afán estudian semejante problema, nos avanzaba, obligándola á pararse, cuancha en el sufrimiento, la gloria en el retencia reconocemos ¿cómo pretendéis de solución satisfactoria, nos explique do no á retroceder.
Fuerzas naturales que vagan perdidas, tiro de su taller ó de su barbecho, la liprobar que el alma interviene en los fe- todas las leyes del magnetismo, y tennómenos que se producen? ¿Cómo de- gáis entonces que reconocer práctica- son peligros y amenazas que la sociedad bertad en la sujeción de su trabajo, el
mostráis que es un hecho metafísico? mente vuestro error, y.i, que ahora no por sí misma provoca; elementos de vida único en el mundo que imponiendo yugo
¿Cómo y de qué manera pretendéis ele- queréis confesar vuestra alucinación, y y progreso que se desperdician, paran ensalza y no humilla, y en vez de envivar á sistema filosófico lo que solo per- queréis negar que sea un fenómeno pu- sin remedio on serlo de muerte ó disolu- lecer, civiliza y purifica.
Considerad esa ideal del hombre tración. Y de tal manera vemos distraída la
tenece al mundo fisiológico , ya que ramente fisiológico.
Como son escasos los raciocinios que atención de la sociedad, do ciertos ele- bajador, y descended luego á la realicausas, instrumentos y fundamentos físicos lo producen? Yo concibo perfecta- han formulado en pro del magnetismo, mentos que son para ella esenciales, que dad; buácadle en el campo ó en las fámente que aceptéis, como agente tera- como fenómeno filosófico, los que me han siempre, hasta que á semejante mal se brica; experimentad el desencanto de la
péutico, el magnetismo; yo me explico precedido en el uso de la palabra; como ponga remedio, creeremos imposible que comparación, y, como á nosotros, os
cómo pueden utilizar ese fluido las cien- el discurso del Sr. Tejada, mantenedor aparezca en nuestro horizonte el iris de asaltará la indignación ó el asombro. Si
cias físicas; pero no he comprendido ni del tema, se limitó á historiar el magne- paz y bonanza, y que llegue la hora es- amáis la justicia, sentiréis herido el senacepto, á pesar de haber examinado las tismo, y como reservo para otro dia la perada de consolidación de intereses y timiento de vuestro amor; si amáis el
ser humano por su grandeza, ¡veréis qué
teorías de los primeros magnetizadores, cuestión espiritista, que es la (jue ofrece adelanto en las instituciones.
Vamos á demostrarlo: vamos á refe- desconsuelo os aqueja al dar con un vicómo habéis pretendido elevar á verdad mas ancho campo, limito mis mdicacioprimera, áteoría filosófica, loque está nes, dejando sentado por escrito, como rir cuáles son esas fuerzas perdidas que vo testimonio de un ser inteligente y limuy lejos del mundo, del pensamiento; base de mis ulteriores juicios, que es im- nos dejan débiles para conseguir el fin bre, limitada su inteligencia, y por conlo que no puede dar á conocer ninguna posible discutir vuestro tema tal como lo social, y que imposibilitan, no siendo ex- siguiente, limitada su libertad! Si veis
presentáis, ya que no admito la exten- plotadas, la perteccion de nuestra obra, en la sociedad que os rodea y os ampara,
de las funciones del espíritu.
sión
de los fenómenos magnéticos que ni mas ni menos que imposibilitaría la la comunión de vuestros hermanos y la
Ya sé que me presentáis hechos cuofrecéis,
á los cuales dais vosotros inter- generación de los Irutos en el seno de la propulsora de las fuerzas progresivas de
yas causas, ni vosotros podéis explicar,
estos, ¡cuánto será vuestro asombro, ó
ni yo tampoco puedo daros razones sa- pretación filosófica, cuando solo la tiene tierra, el nublado que perennemente in- cuánto vuestro dolor, al observar la deterceptara
los
rayos
del
sol,
ó
el
valladar
física,
bajo
cuyo
solo
aspecto
debíais
estisfactorias de su existencia; pero esto,
opuesto á la corriente que fecundiza los predación de un medio poderoso, cuya
¿os autoriza, por ventura, para interpre- tudiar el magnetismo.
grandeza ya es hoy obstáculo, pues que
suelos.
No
haciéndolo
asi,
creo
que
el
magtarlas á vuestro antojo? ¿Sois arbitros de
no se utilizó en tiempo oportuno, como
Seguidnos:
vamos
á
entrar
en
la
sodecir, nosotros no conocemos tal ley na- netismo, lejos de producir un bien, va
agente propicio y eficaz!
tural, luego podemos suponer la exis- á producir inmensa perturbación en los ciedad. Vamos á sorprender á cada uno
i Si la Francia del siglo XVIII. cotencia de lo sobrenatural? Si así racio- espíritus; establece la duda y la vacila- en su habitual estado, y á estudiar los mo¡Oh!
descubrir y proclamar los derecináis no es posible que discutamos; si ción, siembra el malestar en el corazón rasgos de su figura y la trascendencia chossupo
del
hombre,
hubiese atinado en los
de
sus
actos.
Y
vamos
también
á
afligirde
la
sociedad
y
la
familia
y
perturba,
olvidáis por completo las leyes del penmedios
de
desenvolver
la misma naturanos,
porque
entre
sombras
hallaremos
samiento será difícil podamos entender- sobre todo, el espíritu de la mujer, de ese
cuyos derechos consagraba!... Si al
nos, ya que vosotros andaréis por vues- ser racional y tan completo como el hom- seres que necesitan y tienen derecho á leza,
las cadenas del esclavo, de tal
tro camino enteramente opuesto al nues- bre que, por su delicadeza y virtud, ha la luz; entre animadas pláticas y ventu- romper
que sus eslabones nunca jamás ae
tros y jamás llegaremos al fin á que to- sido siempre muy impresionable y mas rosos trabajos, veremos cuerpos huma- suerte
han dp poder unir, se hubiese pensada
dos debemos conducir nuestros esfuer- sujeto á toda clase de errores. Por esto á nos, tendidos, aletargados y aprisionan- que
eran dos las esclavitudes que enviledo
con
su
estupidez
el
vuelo
de
su
espízos, que es á conseguir la verdad, á ob- la mujer, en particular, dirijo mi voz de
al hombre trabajador, y que la catener el conocimiento de todos los he- alerta, la ruego que aplace su juicio, que ritu; descubriremos multitudes locas y cían
dena
de hierro que se rompía, pesa y
desacordadas,
obstruyendo
floridos
senespere
que
otros
individuos
de
mas
valía
chos metafísicos. Las doctrinas que
aun menos que la de la ignopretendan imponerse como nuevas; los que el que en este momento la dirije la deros por donde otras multitudes avan- degrada
rancia!
..
¡Si aun hoy dia las revoluciozan,
camino
de
su
libertad;
veremos,
por
palabra,
vengan
á
explicar
las
causas
sistemas filosóficos que quieren entronines
y
los
revolucionarios,
cuidaran antes
fin,
concordias
y
armonías
turbadas
y
zarse, no pueden exigir como punto de del magnetismo y á demostrar que están
los cimientos del edificio que levantan
apoyo la fé y el misterio, y vosotros lo alucinados los que hacen del mismo una destruidas en nombre de la armonía y de de
de su coronamiento y su perspectiofrecéis, puesto que los hechos que po- filosofía grosera y bastarda que, negan- la concordia; derechos obtenidos, sin de- que
¡Si, en una palabra, se aspírase á
néis á nuestro alcance, los producen can- do el libre albedrío, conduce á la huma- beres que les fecundicen; pasiones sin va!...
emancipar
al hombre de su propia tiramedida,
é
inteligencias
consumidas
en
nidad
por
camino
enteramente
opuesto
eas físicas y circunstancias puramente
nía,
como
generosamente se aspira á
la
mas
completa
inactividad.
físicas, y sin embargo, nos decís que las al que fe marcara el dedo de Dios, al que
Seguidnos, si dudáis que existen en la emanciparle de la del poder!... Entonces
originan verdades metafísicas, leyes so - le tienen trazado las inmutables leyes del
sociedad fuerzas perdidas: veréis cómo sí que viéramos al h y '^?^ trabajo seguir
breuaturales.—Yo podría citaros, si no progreso.
Yo os emplazo á todos á que sigamos no es posible aspirar á un término di- amistosamente sus relaciones con su pro^
me hubiese propuesto jirescindir de la
la sociedad, y alegre y bienhadaautoridad y de la historia, infinidad de estudiando y á que busquemos la ley na- choso, después de no haber aspirado á tectora
do
trepar
á la misma cumbre que los da
un
dichoso
principio:
veréis
cómo
vais
á
hechos y razones en pro del magnetismo tural de ese fluido, que tanto os preocupa
clases, con luz y calor en la mencomo fenómeno fisiológico; yo podría de- y que no pueden aceptar como funda- exclamar con nosotros, alarmados y do- otras
con ardimiento y nunca envidia en el
ciros como lo juzga Brusais, como lo es- mento de un sistema filosófico, mas que loridos, que importa sobre todo y antes te,
aquellos que partiendo de la negación y que todo, acudir á reparar las ruinas ^ue corazón.
Pero no ha sido así. Siempre se ha ar(1) Bouillet.—Diccionario de las Ciencias. de la duda, no tienen donde apoyar sus por do quiera se descubren, y reunir y
12
LA AMERICA — A S O XIV.—NUM. 4.'
diversos cuerpos, cuya coloración, pre- atención, y animarle á nuevas observa- talagmitas y estalactitas comunes; la de Arcy y
sentando diferencias notables y siendo ciones. Buscó esta banda ó estría clara de Adelsberg tienen un lago: en el de Adelberg
crian peces, cuyo color se asemeja al del cucaracterística para cada uno. puede ser- en el espectro coloreado de la luz solar, se
tis
humano, que tienen agallas y pulmones, y
vir para reconocer estos mismos cuer- y en su lugar encontró un número sor- que tienen una completa aversión á la luz.
pos; así que tenemos que las sales de so- prendente de líneas verticales, mas osEu el mundo de Colon, hasta ahora, que yo
sa colorean la llama incolora del alcohol curas que el resto del espectro, rigurosa- sepa, todas las cuevas que han sido visitadas,
en amarillo, las depotasa en violada, las mente paralelas, y, muchas de las que inclusas las de esta isla de Cuba, solo son nota->
parecían, enteramente negras; por mas bles por la majestad y fantástico agrupamiende lítina en rojo, etc.
Esta propiedad de algunos cuerpos de que varió sus experiencias, siempre pudo 10 de sus estalácticas y estalagmitas, que ya
colorear la llama del alcohol de diferente observar el mismo resultado; estas líneas semejan pórticos, ora atrevidas arcadas, biea
de hombres y animales, efecto de ia
modo, era conocida de bastante tiempo, aparecían siempre, y eran indudable- figuras
luz, según hiere esos objetos. He visitado la cuesin que de ella se hiciera otra aplicación mente debidas á luz solar.
va de Cabezas y las de Matanzas, cuya entrada
Para afirmarse mas en esta conclu- se halla en la parte llamada de Simson, al Oeste
que para distinguir un cuerpo que colorease la llama de otro que no lo hiciere, sión, Fraunhofer examinó la luz de un de esa ciudad, y que salen al estero situado en el
ó lo hiciere de diferente manera; pero era planeta y de una estrella fija, y eligió á valle de Yuinurí, y solo son notables por sus
atrevidas columnas, pórticos, etc.; pero se ha
impotente para descubrir estos mismos Venus y á Sirio.
La luz del primero, producía las fnis- descubierto una que no solo á mi juicio, sino al
cuerpos, cuando estuvieren constituyendistinguidos viajeros, es un portento: su desmas rayas y dispuestas en el mismo or- de
do una mezcla.
cripción
es poco menos que imposible, porque
El análisis espectral ha venido á re- den que las de la luz solar; no así la luz lo es, sin duda, encontrar en la pobreza del lensolver esta segunda parte del problema de Sirio, que presentaba líneas y estrías guaje humano, palabras para pintar las maravicon tan feliz éxito, que iguala, si no enteramente diversas, confirmando de llas de Dios: el Sr. Reinoso, que la visitó, la llaaventaja, á los demás métodos de análi- este mo'do lo que ya sabia la ciencia; es- ma Maravilla de las Maravillasto es, que la luz de los planetas es la
sis, por su delicadeza.
Esa cueva, que tan profundamente excita la
Si por medio de un anteojo (el espec- misma del sol, del cual la reciben, sien- atención hoy, y cuyos expléndidos echantillons
troscopio) examinamos los rayos de la do diversa de la de las estrellas fijas, que figuran ya en el Museo de Nueva-York, y sin
duda en el di; Madrid, á donde ofreció presenllama coloreada por cualquier sustancia tienen su luz propia.
Estas primeras observaciones, que ha- tarlos el excelentísimo señor duque de la Torre,
que pasan al través de una hendidura
quien se hizo presente de algunos muy herestrecha y se refractan en un prisma, se bían de dar por resultado el análisis es- ámosos,
fué descubierta por una casualidad.
obtiene entonces un espectro particular pectral, debieron de llamar grandemente
1). Ramón Pargas, compró una pequeña finca
para cada cuerpo de los que colorean la la atención de los físicos y químicos, y cerca de Matanzas y se dedicó de preferencia á
llama, en el que se observa ya un gran sir David Brewster en su estudio, hizo la explotar una cantera con el objeto de hacer cal:
número de líneas brillantes coloreadas observación que cuando se interpone en estando uno de sus esclavos Introduciendo una
como con la barita, ya dos líneas separa- el paso de los rayos lumínicos, proce- barreta para sacar un canto, se le escapó ésta
das una de otra, ya solamente una, co- dentes de una llama, un vaso que con- de las manos y desapareció. Advertido el dueño,
dio orden á su mayoral que hiciese cavar en
mo la que presenta la sosa. Pero á mas, tenga un gas coloreado, antes de hacer- aiuel
punto y sacar la barreta; pero el mayoral
estos espectros están caracterizados, no lo atravesar por el prisma, se ven en el se desentendió de la prevención por no sé qué
ya tan solo por la coloración y el núme- espectro las rayas negras producidas por t mor supersticioso, y el dueño, que liabia esro de estas líneas, sino porque cada una la luz solar, por lo que estas, quizás eran tado algún tiempo empleado en explotación de
ocupa un lugar fijo, á cuya circunstan- debidas al paso de esta luz al través de minas de cobro cerca de Matanzas, le ocurrió la
idea que hubiese por allí alguna, y no se engacia se debe el poder reconocer una mez- la atmósfera del sol.
Este hecho fué confirmado por los tra- ñó por cierto, que una y muy rica y de facilísicla de metales que coloreen la llama.
ma explotación fué la que halló, gracias i su
La cantidad necesaria de un cuerpo bajos de Kírschühhoff. Observando el es- constancia,
que extraordinaria ha siJo la que ha
pectro
que
dá
el
sodio,
vio
que
la
raya
para que coloree la llama y pueda obserdesplegado para llegar á ser poseedor de lo que
varse su espectro, es sumamente peque- amarilla queproduce corresponde exac- pueda llamarse la novena maravilla del mundo.
ña. Si el cuerpo se halla disuelto, es muy tamente á una de las rayas negras del
Es el caso, que como Pargas viese que el masuficiente la cantidad que quede adherí espectro solar, pudiéndose demostrar es- yoral no obedecía sus órdenes, ya corridos dos
da á la extremidad de un hilo ae platino ta coincidencia por la suiperposicion de meses, un día se fué él con la gente al pumo ea
que se sumerja en la disolución: pero juz- los espectros del sol y del alcohol que que habia desaparecido aquella, ordenando se
trabajase allí; y apenas se habia abierto un espagúese de esta sensibilidad por los ejem- contenga sal marina, para lo cual Kirs- cio
poco mas do una vara, salió por el aguchohhoff proyecta sobre la cal un surti- jero de
plos siguientes:
practicado una gran corriente de aire de
«He tomado, dice Bunsen, una mezcla dor de gas del alumbrado mezclado con repugnante olor, caliente y como humoso; no
de cloruros de los metales alcalinos y oxígeno, y obtiene de este modo una luz retrajo á Pargas eso, sino antes por el contraalcalíno-terreos, potasio, sodio, litio, ba- iutesisima, conocida con el nombre de rio, continuando el trabajo pudo convencerse de
rio, estroncio y calcio, que contenia á lo luz de Drummond, la cual nos dá un que aquello era la entrada de una cueva, y coa
mas '/(oo.oon de miligramo de cada una de magnífico espectro, sin rayas negras; un arrojo que rayaba en temeridad siguió enla abertura y después aventuró ua
estas sustancias, he colocado esta mezcla entre esta luz y el prisma que debe de re- sanchando
descenso empleando una escala que fué preciso
en la llama, y he observado el resultado. cibir sus rayos, coloca la llama del alco- alargar, y en llegando á lo que le pareció al suePrimeramente apareció la línea amarilla hol salado, y entonces, mirando por el lo se encontró envuelto en tinieblas. Mas como
intensa del sodio sobre el Ibudo oscuro espectroscopio se ve una raya negra, él fuese gran práctico en punto á minas, no se
de un espectro contíuuomuydébil; cuan- precisamente en el lugar que ocuparía arredró y se propuso explotar la caverna, dominado, sin embargo, por la idea de que allí
do empezó á ser menos sensible y la sal la amarilla del sodio.
Este hecho nos hace suponer al sol co- habia algo: era Colon entreviendo el nuevo
marina se hubo volatilizado, aparecieron
las líneas pálidas del potasio, bis que fue- mo formando un núcleo incandescente, á mundo.
ron seguidas de la línea rojo del litio, beneficio de cuya temperatura los eleSubió determinado & una nueva exploración,
que desapareció bien pronto, mientras mentos volátiles que forman parte de este y su sorpresa así como su jábilo, no tuvieron
que aparecieron en todasu intensidad las astro, forman á su alrededor una atmós- medida, cuando volviendo ya apercibido de tofera densa y pesada, que se llama foto- dos los medios de exploración, se encontró con
lineas verdes del bario.
»Las sales de sodio, potasio, litio y esfera, al través de la que tienen que una bóveda cuajada de magníficas cristalizabario se han volatilizado entretanto en- pasar los rayos lumínicos para llegar ciones.
Pero no está el mérito de este descubridor feteramente; después de algunos instan- hasta nosotros, de modo que si nos fuera liz, solo en haber penetrado audaz en esa espetes, las líneas del calcio y del estroncio, posible examinar la foto-esfera indepen- lunca, sino en haber concebido la idea de que el
se muestran como si se disipase un velo, dientemente de la luz mas intensa del descubrimiento primero, merecía la pena de sey poco á poco se oscurece su forma y núcleo interno, podríamos examinar las guir explorando aquella región tenebrosa, de
líneas coloreadas de los metales que exis- que el público llegaría á apreciar el descubribrillo característicos. >•
Buusen, afirma poder reconocer por ten en ella; pero no siendo esto posible, miento, y de que sus exploraciones y grandes
este medio, en una mezd&Jaoomp d*^ ™^~ sino que la luz del núcleo solar es mas gastos serian remunerados.
qué trabajos tan arduos y penosos tuvo que
lígramo de sodio, '/¡ono-mo de litio, Vioo.ooofuerte que la de su atmósfera, como es dar¡Acima
para hacer practicable la entrada de la
JOSÉ FELIU.
mas
fuerte
la
luz
de
Drummond
que
la
de miligramo de estronciana y '/,oo.oao
cueva y su tránsito! ¡Cuántos meses, cuántos
de miligramo de calcio. No es de extra- del alcohol salado, tenemos que ver, por obreros y cuántos pesos empleados en esas obras!
ñar, en vista de esta gran sensibilidad, decirlo así, un espectro negativo, y á ¡Sobre mil toneladas de roca, ha teoi lo que romSECCIÓN CIENTÍFICA Y FILOSÓFICA.
que se haya observado la presencia del las rayas negras como correspondientes per y extraer de la cueva! ¡Tres semanas emsodio en casi todas partes. Sí se golpean á las líneas coloreadas de cada uno de los pleó en desaguar el lago por medio de bombas!
las páginas de aa libro ó se sacuden las metales que existen en la foto-esfera, y ¡Y todo esto, sin saber si ese costo seria frucANÁLISIS ESPECTRAL.
mangas de la levita, cerca de la llama que realmente veríamos si pudiéramos tuoso!
El Sr. Pargas, luego que concluyó esos trabacon que se hace la experiencia se puede observar ésta aisladamente. De este moEl admirable descubrimiento de Kira- perfectamente reconocer en el polvo que do se ha llegado á saber que en el sol jos, hizo una casa sobre la entrada de la cueva,
para bajar á ella una escalera de madera baschhoff y Bunsen, el análisis espectral, a§- llega á la llama la presencia del sodio.
existe el hierro magnesio, cromo, pota- ytante
cómoda, un pnentecito para pasar al través
ré. uno de los mas bellos y avanzados
sio,
sodio.
Con un método tal, es fácil comprende una gran hendidura, huella de algún terreque registrará en sus anales la histo- der que se hayan encontrado cuerpos
Tal es, en breves palabras el método moto que hubo en esa localidad, y practicó por
ria química de lostiemposmodernos. Fá- que antes habían escapado al análisis, y de análisis con que Kirachohhoff y Bun- último á pico en la roca varias escaleras, invicil, breve, elegante en su ejecución, de el descubrimiento hecho por su medio sen han dotado á la ciencia, abriendo una tando luego al público á visitar su maravíllosit
una sensibilidad portentosa en sus resul- dtjl coísium y rubidium, ha dado al análi- nueva era al análisis química, y propor- cueva: el público ha acudido con tal entusiasmo,
tados, el nuevo método de análisis pres- sis espectral desde un principio toda la cionando una base segura en que apoyar que aquello paree la peregrinación á la Meca:
tai es la concurrencia de visitadores, que el Itltará su poleroso auxilio para la resolu- importancia que se merece.
las hipótesis sobre el origen de nuestro nes 2 de este mes fui visitante de la cueva, y í
ción del problema que la ciencia se ha
planeta.
las once cuando me retiré quedaban allí mas de
Pero, ¿cómo por este medio podemos
planteado, esto es, para el conocimiento llegar á analizar la atmósfera solar?
cien curiosos, y en el camino encontré mas de
E. RODRÍGUEZ.
del universo.
cuarenta, unos en volante y otros en unos jaPara esplicarlo es necesario retroceder
melgos, por cierto que eran aquellos como nueSi algún alquimista de la Edad Media
hubiese emitido la idea de ser posible al punto en qu'3 primeramente se hicie- DESCRIPCIÓN DE LA CUEVA DE BELLA MAR, ve ó diez extranjeros vestidos de paño, alegres
y bulliciosos, que iba á escape con las piernas
analizar la atmósfera solar'y Imbiese di- ron esta clase de observaciones.
EN MATANZAS.
abiertai ochados hícia atrás: al verlos grité:
En
1816,
Fraunhofer,
investigando
la
cho que en esa atmósfera se encontraba
¡Evohe! ¡Evohe! porque me parecieron unos SiMuchas son las cuevas que hay en el mundo lenos.
el hierro, le hubieran despreciado como facultad refractiva y dispersiva de difeloco ó acusado y quemado por tener pac- rentes especies de vidrio, notó que las de Adán y en el de Colon; pero las cálebres, en
Aficionado yo sobre manera á geología y miprimero, son: la caverna de Antfparos, que
to con el diablo; y, sin embargo, hoy día luces del sebo y del aceite presentaban el
i.500 pies bajo de tierra, coa una bóveda neralogía, vi meses pasados fragmentos de crises un hecho que se ha realizado entre el en el espectro, entre el color rojo y el eslá
de 200 pies de elevación, y cuyas paredes re- talizacioíies de esa cueva, y como no se parecían,
asombro y los elogios de los que le han amarillo, una estría ó banda clara de lí- flejan ia luz de las hachas; la de Arcy y Adels- á nada de lo visto por mí antes, y tos encontravisto desarrollarse, y que hará imperece- mites bien marcados, que constantemen- berg, la de Terni y Nepluno, y la de Caprí, lla- se bellísimos, me vino la voluntad de visitar la,
te y con todas las luces ocupaba el mis- mada Groita azura; ésta debe su celebridad, no cueva, y la visité en efecto, maravillándome
dero los nombres de sus autores.
á cristalizaciones espáticas, sino á an fendmcno aquella rica y primorosa variedad de cristalizaLa base en que descansa este sencillo mo lugar.
Este hecho no pudo menos de fijar su óptico muy sorprendente, y las demás son de es- ciones tan distinto en todo y por to lo, de lo que
método es la coloración de la llama por
rojado la ley del hombre, al centro de un
pueblo, sin cuidar al propio tiempo de
apag-ar las llamas que en el centro ardían, y el libro de la ley ha quedado
abrasado, y perecidas bajo sus cenizas,
las conquistas y glorias que en él estaban para siempre sancionadas. Siempre
se ha querido que la libertad alentara
por si sola, y esta no vive mas que alimentándose de la fuerza inteligente que
la presta el pueblo que la codicia.
¿Dónde está el obrero contribuyendo
ilustradamente á la conservación de una
libertad conquistada? Se encuentra quizás en Francia, donde el ímpetu de la
pasión acabó con laobradel entendimiento? ¿Está en alg-una otra-aarte, donde
siempre el obrero ha carecido de una mirada solícita, que le alejara de sus propios y naturales extravíos, ó le arrebatara del poder de aquellos constantes merodeadores de su ignorancia y sencillez?
No; el obrero es una fuerza perdida:
él sufre el daño y la sociedad también,
que ya hemos dicho, que la falta de uno
se redime con la expiación de todos.
El sufre el daño, porque en la vida
del espíritu, carencia de luz vale tanto
como muerte; porque estacionarse en la
tierra, es mutilar la naturaleza; porque
dormir una inteligencia, es indignidad
para quien la posee; porque no agitarse
sin tregua en busca de nuevos medios y
nuevos flnes, por mas que sea inconscientemente, es destruir el hombre su
propio destino, y de hombreque es aproximarse á la cosa.
Sufre el daño la sociedad, porque si en
el suelo inculto de los campos nacen ortigas y maleza, en el suelo inculto del
aiaiii humana, biotanenvidias, rencores,
bastardos deseos y bárbaros impulsos.
Parécenos al llegar aquí distinguir
multitud de voces contrariando nuestras
palabras. Conocemos esas voces, porque
muchas veces, confundidos nosotros entre grupos de obreros, las hemos oído,
dirigiéndose á estos en tal son, que nos
han penetrado el pecho de dolor, ó han
llenado nuestra alma de tristeza. Son voces de quienes se dicen amigos del pobre
obrero: ¡cuántas veces nos han probado
que esa amistad, ó la sueñan, ó la mienten'
No importa que nos contradigan: pensamos probar cuanto hemos dicho. Si espacio nos quedase, hoy mismo les invitaríamos á seguirnos al encuentro del
obrerOj y en su taller, en su familia, eu
el med'nu], en el club, en los comicios, en
la escuela, en su descanso, le veríamos
maleado el sentimiento, según le dejasteis vosotros, sus amigos falsos ó incautos,
y sin defensa que le valga contra el asedio
que sufre, sin misión propia que llenar,
sin medios, sin valor, según les dejas tú,
sociedad, que crees que á la perteccion
86 llega por la ingratitud, el descuido y
la injusticia.
Pero haremos esa excursión, que hoy
no nos es dable, y en artículo aparte
descubriremos los males, é intentaremos
señalar los remedios.
Hoy solo nos resta escribir tres palabras para acallar sospechas y suspicacias: no somos socialistas.
CRÓNICA HISPANO-AMERICANA.
13
hasta entoncesfaabiaTislo y leído: trájerae algu- clinado en zig zag y se llega ai puente ccltado derecha. ¿Cuándo ocurriera eso? ¿Si se repetirán punto menos (y así anduve yo también la prinas inoestras de r&ro mérito en mi pebre opi- sobre una hendidura horizontal de dos varas de esos desprendimieotOB? Pero al examinar la te- mera vez), para evitar t^les desaguisados en lo
nión, aunque no descabellada, porque habiéndo- ducho, profandíaima, y que sigue una línea obli- chumbre, que a,\U es de caliza grosera, no hay sucesivo, hizo practicar un camino de 16 varas
le enseñado csot echaotillons á losSres. D. José cua al Oeste: pasado el puente contiaúa el de- indicios de semejante desprendimiento, y se so- de largo, una de ancho y tres cuartas de proLuis Alfonso, D. Domingo Arozarena y D. Do- clive de trecho en trecho, y entonces aparece siega al ánimo y el corazón presta nuevo aliento fundidad, y perdió así, sin saberlo, una riqu«ia;
¡lástima, podia ver hacinados aquellos bellísimingo Ruiz, se a4miraron, confesando quenada una gran estalagmita, que representa una ma- para continuar la exploraron.
igual hablan visto én sus viajes; y ppr demás trona de nariz chata, de faz aplastada y bondaA pocos pasos de este tiiáaíQO destrozo, prin- mos cristales en pedazos pequeños, que ni aun
está decir, que sóo ellos muy distinguidos via'- dosa sonrisa, que está como envuelta en un? cipia la nueva formación coraloídea mas belfa acertó á sacar grandes trozos, y en cuya fractunta^ta y con las manos sobre el pecho, en ade- que la primera, porque hay grandes estalagmi- ra hojosa y resplandeciente reflejaban las luces
jeros.
Atormentábame gran tentación de escribir al- man de recibir con agrado á los visitadores d^ tas blanco de nieve, y empieza á subir el terre- de nuestros hachonss como en unos reflectores!
Triste yo y desabrido ante aquella desvastago sobre las maravillas de la cueva, yi de seguro aquella fantástica mansión^ Hé ahí á doña Ma- no sobre seis varas hasta, llegar á donde se haaue no lo habría hecho á no mediar rasooes po- merla, dijeá mis compañeros» que. se adelanta lla la salida de la galería N. N. O.: el techo bajo cioOf me bajé á examinar el subsuelo y hallé,
derosas de gratitud respecto del Sr. Pargas, que obsequiosa á recibirnos, y los dos convinieron en y terroso con grandes espacios de cristalización con aorpresa,.que entre el pavimento no destroen demasfa obsequioso conmigp, me ha obligado que era ni mas ni menos una doña Mamerla coraloídea: á la derecha grandes copos bellísi- zado V el subsuelo también cristalizado y diáfamos, que parecen de porcelana, agrupamiento no y brillante como si fuera de hielo, habla un
á tal extrertio, que me ha parecido un deber per- aquel mogote.
geñar e^té artfóulo; ^cro (juerienJo, ya que de
Continuamos la ruta por un pavimento en gracioso de columnitas, cascadiías niveas; en el espacio de una cuarta, vacío hoy, y lleno de
escribir tenia, interesar < liiis lectores para que parte estalagmilico, bajando nueve escalones de pavimento una gran meseta de cristal macizo, agua, cuando le vi en mi primera visita; observisiten esa portentosa creación, juzgué indis- piedra y descubrimos detrás del macizo donde presentando en su superficie, algo convexa, lí- vación que hice entonces por que el Sr. Pargas
pensable volver á ese magnifico y eucanlador está la plataforma ya mencionada, una entrada neas ondulosas en relieve á manera de greca, haUa hecho allí una cscavaciou de dos varas en
palacio cristalino, donde el espíritu se siente se- y un gran número de columnas bastante altas: que; revela no ser esa cristalización producida cuadro.
ñoreado por un sentimiento religioso y profun- chorros como de cristal blanco cuajuado, y es- por gotas de agua, sino por la acción de una
¡Qué problema tan curioso no presenta la cir;
do, y donde, por decirlo así, se sorprenda á talactitas colgantes: esa galería , nos dijo Par- gran corriente: no sé si me equivoco al clasifi- cunstancit de estar ese pavimento sobre una
Dios creando estupendas maravillas CQQ una go- gas, aun no está abierta al público y contiene oark de un pisolitho.
capa de agua y haber debajo ile ésta otra do
ta de'ágúa.'iffiíifcimts tn Imínimiíl
mas maravillosas cristalizaciones que las ya exCuando llegamos á ese tramo, sentimos el cristal! Dejo la resolución á observador mas
aire mas fresco, porque allí sile la otra galería competente que yo; lo único que me aventuro
Ya tomada mi resolución, apresura su Cum- ploradas.
plimiento; uiia cii*cunstancia feliz y en lodo exAquí nos detuvimos para examinar <sta par- que principia en el primer salón. Hicimos uñad- á creer es, que ese pavimeato es un pisólito fortremo grata á mi corazón: el Sr. D. DOmi go te de la cueva, y á distancia de seis varas de la lo de cinco minutos, y pudimos á nuestro sabor mado por una corriente de agua, lo mismo que
Ruiz, matancero educado en Alemania y avecin- pared derecha vimos un expléndido cortinaje gozar.del efecto de la luz de las farolas y lám- el inferior; por su diafanidad vitrea, guarda esdado en Caracas, infatigable viajero que ha vis- que jMirecía de nieve, ancho como de seis varas paras que, suspendidas de la bóveda á tret>hos, trecha analogía con las cristalizaclouos bellísito el Ni;!gara,> trepado al San liernardo, subido del punto en que pendía deja bóveda, y que iba derramaban una suave claridad ,sobre aquellas mas y'estupendas que se hallan on el fondo del
á los Andes hasta la silla de Caracas, que se ha- disminuyendo de anchura basta tener media va- mírifiras metamorfosis de la materia inerte: nos baño dé la Inglesa y del Lago de las Dalias,
sentíamos allí penetrados de un sentimiento pro- llamado así por que está incrustado de dalias de
lla á 11.000 pies sobre el nivel del mar, que ha ra; su longitud seria de siete varas.
visitado !a Suiza j la Italia, y penetrado en cé¿Qué nombre 1« pondremos? me dijo Ruiz.— fundamente religioso, sepultados en las entra- cristal finísimo y resplandeciente.
lebres grutas, contemplando estático las bellísi- Llamémosle, contesté, el velo del Sanctasanctó- gas de Ift tierra, separados de la comunidad de
Hay en este salón además de la sayuela, así
mas muestras de cristalizaciones de la cueva de rum, porque ¿dónde un velo mas rico, primoro- los vivos y sumergidos en un silencio vaporoso, llamada porque parece un vestido con el ruedo
Bella Mar que le enseñé, quiso ir á verla, y me so y bello, pudiera encontrarse para ocultar la interrumpido solo por el trabajo de ios obreros bordado, muy bellas columnas, arcos afiligranaofrecí de muy buena voluntad á acompañarla.
majestad del Santo de los Santos á los ojos pro- misteriosos de aquellas maravillas, las gotas de dos, á cuyos primorosos arabescos no son comSalimos, pues, de esta ciudad en domingo, fanos que ese formado por Dios mismo? ¿Podrá agua que caían á millares, con una cadencia que parables los tan celebrados de la morisca Alharapernoctamos en Matanzas, y á las cinco y media el hombre acercarse jamás á tan suprema crea- tal parecía el ruido que haQia el tiempo rozan.lo bra: termina aquí el salón con treinta varas de
con las puntas de sus invisibles alas, las olas de largo.
de la mañana del lunes nos dirigimos á Playa ción?. .
de Judíos y atravesamos el ferro-carril; llegaSeguimos en rápido descenso una vuelta hacia la eternidad.
Sigue una galería, cuya bóveda es de caliza, mamos á' la finca del Sr. Pargas, venciendo la$ as- «1S, E., llamando nuestra a,tencion una estalagNadie hablaba, ni aun los niños que estaban drepórica coií algunas impresiones de conchas;
perezas de la subida rte una agria cuesta.
mita dedos varas de altura, que semejaba un como atónitos contemplando tantos portentos: salteados se ven varias esbozos de crislalizacioá
Sobrados de fortuna estuvimos en escoger el pelícano; el techo de la cueva era calizo y en yo rompí ál fin el silencio, exclamando: ¡Oh so- coraloídea, que son muy interesante á la vista,
lunes para la escursion, porque el día antes ha- este puntóse ensancha el salón, porque allí se berano arquitecto del Uníversol ¡Aquí estoy bajo el aspecto del cómo principia, pues parecen
bía pasado por la cueva una tromba estudiantil; bifurca y principian dos galerías, una á la dere- compenetrado de tu divina esencia! ¡Con una ni mas ni meaos, grandes redaños extendidos; la
treinta eran, al decir del Sr. Pargas, los estu- chayotra á la izquienla: apenas se llega al pun- gota de agua bas llenado de maravillas este pe- galería fi» bastante larga, oscura, y va estrediantes de nuestra unfvei'sidad que allí estuvie- to de la bifurcación, la impresión que se recibe queño espacio y arrojado cíen problemas á la chándose á llegar á un grupo de columnas truron, ¡verdadera edición salmantina sin el man- es tan poderosa, que todos exclamamos: ¡Qué orguUosa sabiduría de tus criaturas, que cuando cadas, blanco porcelana, que se asemeja á un
teol
.prodigio de belleza! Esqueallí principia la cris- baje aquí armado de la mundana ciencia, osará órgano, por lo cual tiene osle nombro: abunda
También tupimos que habían estado ese mis- talización de,forma coraloídea, tan abundante explicar con sus atrevidas hipótesis lo que solo mucho la arcilla roja; la entrada por este punto
tiene vara y media de alto y sobre cinco varas
mo día varias personas notables de esta capital, como portentosa, pues llena casi todo el ámbito á tí es dado comprender!
y entre ellas el señor magistrado de la real Au- del fundo del salón y reviste la bóveda y pareProseguimos nuestra exploración, y penetra- de largo, yo la llamé los Dardanelos; la bóveda
diencia, D, Emilio Sandoval, y que recibid muy des dala galería do la izquierda.
mos en otro salón que tipne cuatro pies de altu- sigue terrosa, el pavimento sumamente ásjiero y
gustosas impresiones, observando los primores
Esa cristalizacioo, por una ilusiOn óptica, es- ra, por hallarse tod» la bóveda revestida de cris- desigual: un montículo tiene á la derecha y luede la gruta.
tá envuelta en una neblina candida y t.-asparen- talización coraloídea: el pavimento de esté salón go baja á la izquierda el terreno estalagmitíco:
Hállase la cueva sobre nn terreno calizo ma- te como el alcanfor, y al través de esa gasa de tiene 16 varas de largo por cuatro de ancho, y allí está el célebre sepulcro, i la izquierda, rodrepórico, que está & 460 pies sobre el nivel cristal, se ven eo todas direcciones tubos dO to- es lo mas prodigioso que piícdé imaginarse: lo deado de grandes montones de estalagmita, que
del mar, en el punto mas allo^de una cordillera dos gruesos, ya rectos, ya encorvados, que se forma una cristalización en todo extremo capri- ' hacen difícil la bajada: es el sepulcro una cavique viene do Canímar y va descendiendo á 300 retuercen, se confunden, se ramifican, se rizan cbosamente bellísima: es iin agrupamienio si- dad olfpllo» de dos varas de largo y dos do anvaras de la coeva hacia el Sudoeste, donde la li- como una sutilísima escarola, se entretegea co- métrico de vasos de cristal como du 2i3 centíme- «hO, cristalizada, conteniendo agua y cubierta
mita Playa de Judíos, la Jaiba al Sur y Pueblo mo una randa, se cubreu de agujas horizontales tros do largo, 33 de circunferencia, cavidad pris- con una tapa convexa, tan trasoarenie como si
Nuevo al Oeste.
y oblicuas, se afíligrauan, en fin, tan ipasmosa- mática de ocho centímetros de diámetro superior fuese de cristal de roca: colócase allí una luz y
Obsequioso y cortés estuvo el Sr. Pargas con meote, que la vista se fatiga ante aquel polie- y catorce de profundidad, cuyas ca/as presentan esto ofrece una sorprendente, deliciosa y fantásnosotros: manad encender las luces de la cueva, dro expléndido, que tiene la trasparencia y blan- unas á manera de escamas inversas, como las tica visualidad; el liumo i]ue .se desprende de la
y en esto vimos llegsr al Sr. D. Antonio Culte- üur» del mas esqulsito alabastro, que centellea á hileras de dientes palatinos del tiburón: esos va- lámpara con que so ilumina, ha eiiiiogrecldo un
ras, director del célebre colegio la Empresa, trechos como el diamante, descomponiendo la sos á dos tercios de altura, se ensanchan hacia poco el centro; se le hizo la observación al guia,
que con dos niños suyos: y cinco mas, sus sobri- luz en mil y mil iris, y que tomando el rumbo afuera como un centímetro, por su parte poste- y contestó que todos los días se lavaba.
A la izquierda, y cerca del sepulcro, hay una
nos, venia á p¡é,i",sin embargo de que la cueva del E, forma el seguido salón de treinta varas rior, para formar una figura seml exágona: comestá á dos kilómetros de Matanzas, y que es de largo, tres de ancho y dos de altura; el pavi- puesta de tres lados de diez centímetros de lar- gran parte del techo, revestido de la formación
necesario subir una cuesta bastante áspera y mento es cstalagmitido, desigual, inclinado y en go, teniendo 13 de ancho el del centro, acanala- coraloídea,agrupamienlofantá.süco de columnas,
fatigosa: eilreínadó fué nuestro gozo al tenerle figura de camellón; antes de abandonarlo, con- do en aristas triangulares en toda su longitud, de festones, de cascadas, chorros, hojas como de
de compañero y a;uxlliador, pues se hizo cargo sultamos el termómetro y marcaba 73 grados: el de la derecha plano con siete centímetros, y heniquen y un sofá todo blanco porcelana; á la
el de la izquierda plano también con diez y seis derecha el pavimento, lleno de rocas en pedazos,
del termómetro, asi como elSr. Ruiz de la brú- habíamos bajado 100 pies.
jula, quedando yo expedito para apuntar mis
En algunos puntos de esta galería hay trozos y terminando todos en unas aristas rectas de un y la bóveda de caliza grosera; después no hay
observacionesde pared y de techo desnudos de cristalización milímetro de latitud: y despií^s otras tres cristalizaciones y el terreno tiene mucha incliaristas interiores paralelas de la misma forma, nación y así sigue hasta llegar al Túnel.
Al tañido de. la campana, que daba el aviso y solo á trechos estalactitas y estalagmitas de con
una profundidad de ocho milímetros, y una
Llámase así la entrada al salón de las Marade estar ya iluminada la cueva y repartidos, color blanco de porcelana, que sak-n de la for- anchura
de cuatro: y luego siguen adheridos villas ó del Baño: al terminar la galería ancha y
además hachones de cera y farolitos de ma- mación coraloídea: hacia á la izquierda se vé, en tres cuerpos
huecos,
el
uno
grande
y
los
otros
no, emprendimos la marcha ¿y llegamos i la una especie de recodo, una muliitud de estalag- mas pequ eños semejante á un crisol, embrión de alta que veníamos describiendo, se estrecha un
bella' casita que protege la entrada, no del pala- mitas amarillentas, de una vara de alto y á dis- esa forma tan peregrina: la otra mitad del vaso poco á la derecha y aquí se encuentra nn pasillo
abovedado que principia dentro de dicha galería,
cio de hadas, sino del magnífico templo en que tancia, con la proyección de la rojiza luz de los que
debía completar esa como flor exjgona, es- de dos varas de largo, siete varas y medía do
hachoneSi parecía aquello un grupo de siboneel alma va i llenarse de la plenitud de Dios.
tá
truncada
en
parte
y
dentada
en
lo
demás.
altura y lo mismo de ancho, cristalizado solo ea
Al borde de la' CtieVa, se orientó su entrada yes, que sallan vesiiJos como Adán á recibirnos.
Termina este salón y continúa la galería sin
porelSr. Ruiz, marcando la brújula el rumEl pavimento todo de esta labor tan graciosa, su lado derecho hasta la mitad de su longitud,
bo N. N. 0., el Sr, Culteras consultó el termó- presentar en su bóveda y paredes mas que una rica y admirable, presenta un plano recto hori- en que ya contiaúa la cristalización coraloídea y
metroJFarenheit, que piarcaba 63 grados, siendo superficie de coco y un suelo estalagmitíco, zontal, como sí se hubiera tirado i cordel. El por debajo de esa bóveda, casi encorvado, se
las siete de la mañana, y reinando una tempera- producto, no defiltraciones,sino de corrientes de ejemplar que poseo, parece una gran flor, cuyo pasa al salón de las Maravillas, por tres escalotura accidental, porque aun estaba neblinosa la agua: á trechos, saleo ,del medio de la pared iz- cáliz está entero pero cuya corola monópetala nes abiertos en la roca: parece que la Divinidad
atmósfera: cuando la niebla se despejó, soplaba quierda, unas como hojas de heniqueo muy an- exagonal solo tiene la mitad. Ninguno de quiere así preparar al espíritu para que le sea
el ardiente Sur, por cuyo motivo fué el dia muy chas y largas y algo encorvadas, de color Illan- los innumerables curiosos que han visitado este mas grata la impresión que causa aquella copia
co porcelana y columnas trasparentes como al- expléndido salón tiene una idea tan completa de de resplandores derramados fantásticamente socaluroso.
Descondiraos por una escalera de madera de canfor; aquí empezamos á subir siempre rumbo la magníficancia de esto pavimento pisólito, co- bre las magníficas cristalizaciones de aquel saveiattlf es escalones, que termina en uqa plata- al E.: á la derecha hay un montículo de coco y mo yo, pues poseo ese precioso cchantillons ó k)n cuando se penetra en él.
forma, parte formada dal macizo de la cueva y arcilla plástica en los respaldos de la pared: las muestra, admiración de ci4antos le han visto deAllí vagan los ojos, deslumhrados por tanta
parle fabricada de mampostería; allf hay un ba- gotas de agua que caen sobre esta arcilla, origi- tenidamente: olár. D. Domingo Arozarena que- luz, y la imaginación se eclipsa agobiada por
randaje y un piso de madera de figura semi- nan una cristalización grosera, pues es una cos- dó asombrado examinándole. Mis lectores pue- tantos portentos: allí se recoge el espíritu, el lacircular, y nos fué preciso detenernos un mo- tra amarillenta en su superficie y cristalina opa- den form-irse una idea algo aproximada de ese bio enmudece y se cree uno en la presencia del
mento, no solo para respirar, sino para con- ca en la cara inferior, y como la arcilla se ha bello espécimen, tomando una flor del chamico Criador: allí fué donde cayeron de hinojos tin jotemplar el grandioso es'pectífculo que cautiva los resquebrajado en cuadrados irregulares, la cos- morado y cortándola por la mitad verticalmeote ven y dna señorita extranjeros, y oraron bastantra presenta esos' mismos cuadrados^ siendo á hást^ donde empieza á angostarse, y luego ima- te tiempo; ¡y quién no ha de orar allí! ¡Quién no
ojos y embarga el espíritu.
veces la línea de separación hasta de una pulgaConsultada la brújula y el termómetro, mar- da Je profundidad: tomé un ejemplar de esa cu- ginársela cómo sí tuviese cuatro pulgadas de al- se siente en aquel mundo de maravillas anonadatura y veinte de circunfertincia y fuese de do ante la majestad y poder con que allf se revecó la primera rumbo Este y el segundo li gra- riosa cristalización.
cristal.
la el Hacedor Supremo! ¡Allf fué donde nuestro
dos de calor. Hacia la izquierda se vé una gran
extensioo algo oscura, la bóveda allí tiene 30
A la izquierda hay una gran cortina traspaEse njirfflco pavimento, por el cual, sí hubiera digno pastor (1) con ferviente y religioso asomvaras de ancho, el espacio que separa la pared rente con magníficos pliegues, de color blanco podido extraerse de la cueva entero, un lord bro, levantó su diestra y bendijo aquel templa
de la plataforma es de 8 varas y la profundidad porcelana: aquí b^'o el terreno se encuentra á la habría dado muchos centenares de libras esterli- lleno del espíritu de Dios, ¡y, sin embargo, á esserá próximamente de 10.
derecha toda la parte inferior de la pared, nn es- nas para enriquecer su museo, ha sido empero te santuario le llaman salón iie baile! ¡ProfanaHacia el frente se extiende un salón como de pacio de tres varas de largo cristalizado y blan- lastimósamecíte maltratado: el Sr. Pargas, como ción!
Después que pudlmOs volver de nuestro éxta30 varas al frente, 12 varas i la pared derecha quísimo, y al pié una fuente de agua mansa fres- fuese necesario pasar muy encorvado por aquey 10 á la izquierda, y aparece gran parte de la ca, cristalina y de un sabor delicioso: tomamos lla parte de la galería, en razón á ser allí suma- sis, empezamos á ver en detall las bellezas do
cueva Idminada por veinte faroles y lámparas, unos tragos de ella y continuamos el viaje. En el mente baja la bóveda coraloídea, en vez de en- aquel santuario: la bóveda, desde la entrada,
ofreciendo la vista mas bella y fantástica que pue- centro de la bóveda terrosa hay una mancha de sanciiar el pSéo, destruyendo en parte la crista- riquísimamente adornada de esa cristalización
da imaginarse: á la derecha se descuelgan algu- cristalización coraloídea: al herirla la luz, apa- lización de la techumbre qué es tan copiosa en de coral blanco porcelana, que forma el arco de
nas estalactitas y se levantan estalagmitas de reció como encendida, y la llamé la Zarza ar- todos los salones, prefirió r.ortiper esté magnífico la entrada, y á media vara de ésta, desciende
vertical la hoja de una espada de media vartt de
color sucio, y hay una gran columna de la mis- diente de Oreb: en este lugar el descenso es muy plsólítho. ¡Profanación Impía!
ma tíiiteria y cOlor. Este salón es el mayor de rápido, abundan montones de tierra de jabonciVerdad es que el Sr. Pargas se decidió á es- ancho, en su basé, y vara y media de largo:
llo; la senda algo interrumpida por grandes ro- to, porqué hay hombres cuya exageración llega despuntada por uno que tropezó con su cabeza
toda la cueva.
La plataforma describe una curva hacia el cas calizas despedazadas: una de ellas tiene ocho hasta tener seis pies de altura, y como de esos en ella, y que no se hizo daño gracias á que el
Este, de manera que es necesario dejar la es- varas de largo, cuatro de ancho y tres de alto: fueron muchos á visitar la cueva y tenian que golpe fué de soslayo y á la estructura hojosa do
clera 4,1a derecha y continuar el rumbo la vista se detiene asombrada ante ese bloc ma- caminar como si jugaran á la sillita de Mambré
"•J^; 0. algunas varas, donde hay una bajada drepórico y se pregunta uno con espanto, sí se y bajar demasiado la cabeza, apiadado Pargas
(1) El Kxcmo. é limo. Sr. D. Francisco Flelx y
con trece escalones, después sigue un plaoo in- ha desprendido de la bóveda ó de la pared de la de ellos y de las señoras que tenían que andar Solans, hoy dignísimo arzobispo de Tarragona,
"14
LA AMÉRICA.—AÑO X I V . ^ T N U M . 4.'
esa cristalización, llamé á esa espada la de Oa- ta concierta majestad; es un Jiípiíer olímpico aquel personaje era un fumador, mas ó menos
mocles: á la izquierda pende del lecho una co- envuelto en nubes, y despidiendo de su boca el intrépidot iii porque imaginen que aquello deba
laina de una vara de largó y cfos de cireuttfe- rayo aterrador, eú forma de ciígarro de ures librarle del olvido de las sucesivas generaciones,
sino porque no saben donde poner su mano.
rencia, lo mas peregrino y primoroso qtie pueda cuartos.
Así como muchos ao saben donde tienen su
iSiai^inarse: toda rereslida de ana riquísima laEntonces le envidiamos y queremos fumari
bor afiligraiiada y con 1» iraspafeuc» del alcan- porque lo vemos hacer: porque en éste misero mano derecha, los fumadores, sin el cigarro, nO
for: nada hay comparable áese enrizado de'pie* barro humatk) hay oila Irresistible ttodenciá á U «aben doada tener sU mano izquierda.
drá, á esas líneas espirales que acáy aculH s« imitación.
'
. i
Pero ya que hemos pasado revista A loaccc'^
entrelazan graciosa y simétricamente 4 esas preBuen testigo es la moda: los hombres mas soFÍo del tabaco, examinemos «hora el panto
ciosas hojuelas rcpiCddaF, mas bellas que las'qae graves y sesudes encierran su cerebro, donde principal, la parte higiénica, es decir, sa aooioA
admiramos en los claveles de China.
reblde la inteligeoCia.'én un cilindro mas 6 me- ^ b r e ln iuteligenóia.
Sus vapores narcóticos dan al espíritu una calDos mil pesos le ofrecía un caballero ameri- uos ridféulOj j atormentan su cuerpo y pieraas
Cfifto al Sr. Pargas por ella; el Sr. Pargas des- con gabanes y paalalones, cortados por el pa* ma excesiva; una tranquilidad insidiosa, á la que
el funbadoriee abandona arrastrado, como por
echó la oferta, lo que habla mucho eO favor iron de las camisas de fuerza.
de su buen gusto y desprendimiento. Bl íefloi'
La cosa ha llegado á un punto, que el que BO una sirena pérfida.
RUiz estuvo contemplándola á su sabor un cuar- es fumador parece que lo confiesa con embaracO
Si está entregado á serios trabajos menlaleS)
to de hora, y me decia: amigo, hé visto la Céle- cuando al ofrecerle un cigarro en un café 6 oná suele enlabiarse una lucha eutre el tabaco y la
bre Alhambra ; aquellas labores peregrinas, reunión, dice:
imaginación, de la que suele salir esta triunfancomparadas í esto, son nada.
te, y el cigarro queda pronto apagado en los la—Gracias, no fumo.
Para ponerse, pues, al nivel de los demás bí- bios ó sobre el bufete, como un cadáver, abanLa pared de la izquierda es un laberfnlo de
festones, columnas, arcadas y caprichos indes- pedos civilizados, hay que atreverse con nu ci- donado en el desierto campo de la batalla.
A veees se fuma y se trabaja, pero es cuando
criptibles: allí está la fantástica figura que re- garro.
píeseuta una jáven inclinada en ademan de lloEllo es cierto que á las primeras bocanadas la ocupación es poo» importante; leyendo noverar y con la cabeza casi oculta en un follaje de experimentamos una sensación vertiginosa, la las, periódicos, 6 meditando en la política, y
erlstalizaciones córaloideas.
tos nos acomete, los ojos se enrojecen y lloran y pronto se concluye por quedar sumido en un
" A la derecha, sé halla una magnífica cascada á veces sobrevienen náuseas que pftreoe que nos sopor, hijo del tabaco.
de seis varas de alto y seis de largo, de color ponen al borde de la eternidad; pero porfinse Este narcotismo puede llegar i obstruir el esblanco porcelana, con reflejos vivísimos: lláma- pasa y queda uno incluido en el gremio de fu- píritu cuando es frecuente. Un sabio francés, el
se el Manto de la Virgen: no llega al pavimento, madores.
doctor Bertillon, formó una estadíbtica en el co-'
del'cual dista una media vara escasa, terminanEsto es lo que podríamos llamar bautismo de legio politécnico entre los alumnos que famabaa
do en puntas como flecos: introducido un ha-; humo.
y los que no, y observó que entre los veinte prichon en el espacio vacío, se irasparenta: incliEn pocos años ha tenido el usó del tabaco un meros números habia de cinco á ocho fumadonándose uno para ver lo que hay detrás, des- aumento lamentable: losfilósofosno han queda- res, entre los del veinte al cuarenta habia de
cubre una exiension de ocho varas ó mas á lo do en este punto desairados con su ley del pro- nueve á doce, y así sucesivamente en esta prolargo, y todo ese espacio es una formación ma- greso: es Verdad que antes fumaban solo delante porción; este y otros esperimentos que cita, para
ciza de esa cristalización, y el suelo está todo de gentes los hombres barbados, y hoy los mu- demostrar que el abuso del tabaco ataca la meInundadode agua.
chachos de la escuela llevan petaca y encienden moria, prueban su influencia en el espíritu. '
De lodos modos, aunque no admitamos otra
Mas adelante ád Manto de la Virgen continúa en la colilla de sus papas.
Claro, ven que los mayores, mientras los re- cosa sino que el tabaco ejerce una acción narcóla misma formación, y alli se halla el Baño de la
inglesa dos varas hacia adentro; es necesario, prenden por fumar, no predican con el ejemplo tica sobre la inteligencia, observaremos que, si
para llegar allí, arrastrarse como un lag.^rto por y piensan que á pesar de todo no será cosa tan de dos personas de igual capacidad, una se enun pavimento manando en agua: encuénlranse mala. Per otra parte, los padres no pueden in- trega al tabaco y Otra no, esta cumplirá mucho
mas regularmente las funciones de su espíritu,
primero una fuente de dos pies de hondo, llena comodarse: si el abaij'ieya á los naipes, etc.
de cristalizaciones diáfanas, y en el medio hay
Peh) no insistiré en ios fenómenos producidos y así se advierte que entre los hombres de un
una gran dalia de dos pies dg diámetro, que por el tabaco al que nO está habituado, tales co- talento verdaderamente privilegiado, son pocos
parece un florón: yo le llamé la fuente del Ne- mo el aumento de la secreción de la saliva, náu-' los grandes fumadores.
iumbio: algo mas adelante, está el baño donde seas, vómitos y hasta síncopes, nada de eso: quie¿Pero el tabaco es taii perjudicial, que sea
se sumergié unaseñOra inglesa 6 americana, que ro suponerle ya familiarizado con'él y examinar preciso proscribirle por completo?
estando enferma salió curada. También hacia sus sensaciones, bien complejas por ciei'to.
'Qertamenie, tomado en pequeñas dosis, dos ó
este lado pende de la bóveda una cristalización
En primer, lugar satisface una costumbre tres pipas ó cigarros al día, no ofrece peligro pasemejante á OQ gran pulpoque, como todas, llega á serle imperiosa. Sobre ra aquel que adquiere esa costumbre; pero son
Este salón tiene veintidós varas de largo, co- lodo después de comer. Entonces, ya ahumando pocos los que saben mantenerse en esta conti^
mo diez de ancho y sobre seis y media de alto: á las señoras que nos han acompaño á ta mesa, uencia y los hay queestáb asidos del cigarro á
está á ochocientas varas de la entrada de la ya dejándolas, por saiisfaoei' aquel asqueroso solis orlu usque ad ocajum(l) y aínda mais, cocueva, rumbo al Este, y el termómetro marca- guato, el cigarro es inevitable.
mo 6i la pipa formase parte de su individuo; enba 80 grados de calor: el piso es llano: no puditonces sobrevienen las parálisis, palpitaciones,
No
nos
parecemos
en
esto
á
nuestros
galantes
mos averiguar, por falta de instrumento, &
cuyo culto por la mujer rayaba en la anginas de pecho, etc.
cuántos pies estábamos de la superficie: el se- abuelos,
idolatría.
El tabaco en demasía es además hermano geñor l\\ih vid su reloj y eran las ocho y media.
Se d'iti que otros tiempos hacen otra» Costum melo de las bebidHs alculidlicas, á las que llama
A los diez y seis pasos de la entrada, sube el
para matar la sequedad y acritud que en la boca
terreno dos varas: el pavimento es cristalizado bres: convenido, pero convengamos también en deja;
necesidad llega á hacerse imperiosa, y
macizo, después se estrecha, terminando én dos que amén de esto, no hemos progresado gran detrássu
de ella asoma su cabeza el liorrible mónscosa, en el buen sentido, se entienden
columnas, que yo llamé de Hércnlei.
Y sin remontarnos mucho, pocos años há no ti^uo del alcoholismo, onfermeilad que tantOs deJOSÉ VICTORUNO BEtANCóünr.
se fumaba delante de señoras, sino con ejcpreso sastres ha producido irodernamenteEl' fumador se hace bebedor: en nuestra Es(Se concluirá.)
y terminante permiso suyo: hoy es otra cosa:
solemos pedir, por fórmula, la licencia, cuando paña, desde la hedionda taberna, hasta el doraya hemos encendido el fósforo y demostrado Ca- do café (no por eso de atmósfera menos nauseaEL TABACO.
si, que en uso de nuestra autonomía, hacemos bunda) hierven con el humo del tabaco: inmóvil
el fumador, trasiega copas de ponzoña, con el
nuestra voluntad, á pesar de la galantería.
APUNTBS DE UN FUMADOR ARaBPENTIDO
En los viajes, sobre todo, es insoportable que nombre de ron, ginebra, agenjo etc., y así se
pasa horas de las horas. En el país de la cerveSi señor, lo confieso: yo he fumado, he fuma- dentro del tren vaya un fumador, sahumando á za, los alemanes, é ingleses en especial, armasus
compañeros,
como
si
la
chimenea
de
lá
lodo como un cosaco, allá en mi mocedad, cuando
dos de enormes botellas, despiden bocanadas de
concurría á las aulas, en donde el mal ejemplo comotora no bastase y fuera necesario la del ci- humo y envasan frascos del producto del lúpulo
garro.
me contaminó; pero hoy he renunciado á las
En el siglo pasado se fumaba, sin embargo, y lá cebada.
delicias del tabaco y me felicito de ello á todas
En otras partes, el aguardiente hace sus veen nuestros teatros do España, y los concUfrcnlas horas del día.
—^¡l!|asfeiBia! Dirá algún fumador empederni- tes al palio estaban con los sombreros calados y ces, y con todos esos brebajes, el sopor y la atodo, que calle ese hombre, sus palabras oo mer el chicote en la boca: aun en los teatros de las nía se pintan en los rostros, y el espíritu acaba
recen crédito; serán las calumnias del apóstata. aldeas suele haber un letrero que dice: no se per- por embrutecerse.
Tal degradación es indigna en el hombre, y
Nada menos ijue eso: yo trataré al tabaco co- mite fumar.
Hoy lo hemos dejado para los pasillos y salo- «onclulré con una frase del célebre Dupuylren:
mo á un antiguo amigo, del que no se guardan
muy buenos recuerdos, pero a migo alfin.Ade- nes de descanso; pero en cambio fumamos en la «Yo no comprendo, decia, lOs progresos de esta
sucia costumbre entre las gentes bien educadas,
más soy hombre imparcial, y es pada menos Visita.
Cuando estamos enfermos, el tabaco nos des- porque es increíble que un hombre que baya
|ilen$o que en cubrir de lodo el ídolo que aodré
agrada, á diferencia del té y el café, que siguen cultivado su espíritu, quiera degradar el cuerpo
en otros tiempos,
siendo de nuestro gusto: por eso cuaúdo el mé- hasta el punto de preferir á ios placeres honesDulces y alegres, cuando Dios quería,
tos de las letras ó las ciencias, el innoble deleicomo dijo Garcilaso, por supuesto, noescribien- dico halle al enfermo fumando con placer, pue- te
de apestarse y apestar i los demás.«
de considerarle en plena convalencia.
do sobre ó contra el tabaco.
OR. DULCAMARA.
En los fumadores entra por mucho el placer
Quiero examinar fría é imparcialmente los móde
la
vista:
se
pasan
las
horas
muertas
entregaviles que DOS impu!san á seguir la bandera de
e ^ yerba y las consecuencias que esto produce dos á los juegos fantasmagóricos del humo del
ANATEMA A LOS BORBONES.
cigarro, emitido por sus labios, entregados én
al espíritu y al cuerpo.
tanto
á
una
especie
de
sueño
letárgico.
Citaré á juicio mis antiguos recuerdos é imAL DIPUTADO Á CORTES DON SALVADOR DAMAIO.
Proponed á un fumador que apure la colilla
presiones de fumador, y comparándolas con los
ODA.
resultados de mis cuotidianas observaciones, tal sin contertiplar cómo el bunio se desvanece y le
Yo la vi, yo la vf: su voz tronante
vez llegue á hacer un croquis mas ó menos rea- habréis arreba(a(|o una de las mas dulces delicias del fumar, y no obstante la mayor parte Cual del trueno el fragor, estremecía
lista de lafisiologíadel fumador.
Quisiera tener el pincel con que Velazquez dló del tiempo no Cae en la cuenta de que le disfraia. El augusto recinto, y fulminante
Pero estamos ciertos que si se le obligara S Esperanzas en polvo convertía.
vida á sus Borrachos, ó por lo menos el tfue siryióá Teniersó Van-Ostade para modelar aque- fumar con los ojos cerrados, renunciaría pronto
Cual h nieve al caer, blanda y untuosa,
llo* flamencos risueños y coloradotes del prime- al cigarro; por eso sé observa que son tantos los INá^ade que se oculta en la quebrada,
ro, y fantásticamente feos del segundo, eternos ciegos de nacimiento'que no fuman,
El cuidado de no dejaf ápág.ir el fuego del Brota y crece y se lanza impetuosa,
adoradores de la^pi^, pero habré de contentarcigarro ó de la pipa, su regularidad en arder, y [Rio soberbio la quj fué cascada:
me con mi mal tajada péñola.
la conservación de la cemza, constituyen tres
>sr de aquella voz undisonantes
ED primer lugar, pregunto yo:
grandes y verdaderas ociipaclones del fumador. Maoaii historia y arte á borbotones:
—¿Por qué fumamos?
Quién le va dando Vueltas, quién le ciñe cui- Y en planchas de oro graba cOn diamantes
La primera vez que oprimimos con nuestros
labios un cigarro, ya sea un formidable corace- dadosamente con una fájá de papel, todo con un El eterno anatema á los Berbenes.
ro, ya una aristocrática breva ó un simple pitillo cariño como pueden tener los padres por sus peEscuchad, escuchad: la impía raza
de Cañé, esperimentamos una sensación des- qocñuelos, pero padres que, como Saturno, de- Satánica misión llenó en la historia.
voran
á
sus
hijos.
agradable.
Bl Estado soy Yo: tal su amenaza.
ka esto convienen todos los autores, esto es,
El cigarro imprime, también, cierto sello á lo- Ahogar la libertad: tal su victoria.
lQd9at<is fumadores, y con solo que recordaran do «1 cuerpo: al rumar, las manos están ocupa"
El satánico Yo la embriagaba:
aquel amargo trance, debían arrojar lejos el ci- das, bien en picar ó lípr el cigarrillo, bien en
garro.
tener ardiendo entre los dedos el imro. 6 la pipa. Crece con su poder soberbia impía;
Pero, fumamos por imitación.
Muchas gentes hay, qué cuando no fuman no be sus reinos el sol no se ocultaba,
Vemos pasar un fumador por la calle con aire saben donde tener las maños, y el cigarro, como Y creyó que en el mundo no cabia.
de superioridad, llevando con orgullo en losla- el abanico en el sexo hermoso, es el gran recurNuevo ejemplo del mílho á las edades
bjios su pipa de espuma de mar, y nos parece so del barbudo.
Que
eterniza de EJipo la memoria.,.
que aquel hombre nos humilla, con la ventaja
¿No habéis observado que muchos se hacen Para esplicarse el mundo sus maldades,
que lleva un hombre ocupado á un ocioso.
retratar cigarro en mano?
¿A qué al hado acudir? ¡Abrid la historial
Nos parece que hace ondular en torno suyo
Pues no es para que sus desceodientes y la
el humo azulado con cierta complacencia y has- posteridad conserven el precioso dato de que
(i) Salmo 112 de David, versículo 3.*
Oíd, oid: se trata de un ungido:
Su juez... La Convención: ¡Profundo aroanol
Puede un voto salvar al desvalido.;.
«Muera» grita una voz.... ¡{¡Ladean hermanol!
Estirpe de Caín: tu impuro hánto
Contaminó la tierra: descreído»
A los pueblos hiciste, cuyo riló
Compraste á Roma, para ser uncidos.
¡Premio ásu abnegación!... cual Nazar«úos
Recorrieron del Gdlgou la vfa:
Abrigaron ia víbora en sus senos...
Coa matVtesmil pagó tama hldalgufa.
Vedlos allí: ¿1 Invocar sus nombres.,.
Las losas que los guardan sé levantan.'
Un tíoi'bon los mán5... y aquellos hombres...
Al enemigo de la patria espantan.
Mientras él, siervo vil, postrado en tiOrra,
Besaba el pié que su mejilla heria:
Ellos... el grito de venganza y guerra
Alzaban; y la patria renacía.
(Patria infeliz!...—¡Silenciot—Otro lo diga.
No fuera mas feroz un tigre híscano.
Que Tígrckan... (La historia lo maldiga)
Dar nombre á su maldad... Intento es yauo.
Progenie impura de viciada raza...
La savia de tus ramas envenena:
A depurar tu vicio no halló traza
^
La libertad: y el orbe te condena.
Huye á esconder en las marmóreas salas.
Do tus mayores con audacia insana
A torres de ambición pusieron alas.
Nuevo ejemplar de la miseria humana. '
¡De Pelayo y del Cid sombras sagradasl
Ahuyentad de este snelo á los Borbones;
Brillen en libres manos las espadas;
Y no consientan Uses los Ubnes.
Héroes de España, alzad: del extranjero...
Todo lo que no amengüe vuestras glorias:
Sí el honor os movió; nunca el dinero.
«Pagó Enrique al francés...» cuentan historias.
TOMÁS R . PmiLLA.
Madrid 3 de Febrero de 1870.
LA CUNA Y LA HUESA.
Quiero cantar: en mi regazo el niño
sonríe con placer,
y junto á mí, velando con cariño,
contemplo una mujer.
Bello es el mundo que sin freno lanza
rauddes de pasión;
bella la vida y bella la esperanza
que guarda el corazón.
El sol en arreboles se desprenda
de ardiente claridad;
tranquilo el mar, sus límites se extiende
allá en la inmensidad.
Pausado corre el cristalino rio,
aromas da la flor,
cantan las aves en el bosque umbrío
la gloria del Señor.
Bello es el mundo que el placer encierra;
todo convida á amar;
quiero cantar las dichas de la tierra,
'
quiero el mundo cantar.
—¡Silencio! en mi regazo se ba dormido
un hombre con quietud;
que no turbe ese mundo corrompido
la paz del ataúd.
Bello es el mundo, que ai placer provoca
y á eterno sonreír;
/ pero después de la existencia loca
la muerto ha de venir.
Una mujer también junto á mf vela
turbado el corazóta,
y hasta el Señor su pensamiento vuela
en santa adoración.
Callad, callad; canciones mundanales
yo no puedo elevar,
pues cánticos escucho celestiales,
como rumor de mar.
—¿Pretendes, pobre huesa, mi ventura
turbar con el dolor?
No hay en mi pecho sueños de amargura,
ni en el alma temor.
Yo valgo mas que tú; yo el mundo Ile^io,
en mí reposa el ser.
—Yo valgo más que tú; yo soy el seno
do todo ha de vojver.
Yo extiendo sobre el orbe la rniradn
de uno al otro confhí.
—Yo contemplo con vista sosegadít
un espacio sin fin.
—Yo la esperanza soy da la coneieacla,
que al veniie sonrió.
—Yo soy la realidad de la existencia
y verdad soy yo.
—Yo soy el todo, que el calor recibe
del Dios del Sinaí.
—Tú eres la nada que de nada vive,
la vida empieza en mf.
—Voy de este mundo tras la vida gr^ta.
—Yo de otro mundo en pos.
—Sobre mí la existencia se dilató.
—Sobre mí solo Dios.
RAFAEL BLASCO.
Madrid: 1870.—Imprenta de LA AMÉRICA.
CRÓNICA HISPANO-AMERICAWA.
16
DE
wmm
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TONI-NUTRITIF
au Quinquina et au Cacao combines
4S, m e Béaamw
*y et %9, rae Palentro
Chez h L E B E A Ü L T , phapmacieii, \ Ym
48. rae Héinnwnjur
«V e t * » , rae Piileiitro
Los ftcultativos lo recomiendan con éxito en las enfermedades que dependen de la pobreM de la iangre, en l&enevrotUu de todas éhues, las ñom bbuMU^ Ii
diarea crónica, perdida» seminales involuntarias, las hemoragias pasivas, las etcrúfuUu, las afecciones eaeorbutícat, él periodo aUuamieo de lai ealeniñrae
Ufoidales, etc. Finalmente conviene de un modo muy particularmente especial ¿ los convalecientes, k ios niños débiles, á las mugeres delicadas, etá las personas
de edad debilitadas por los anos y b)s padeclniientos. La Union medical, la Gaceta de los Hospitales, la Ab^ medica,las Sociedades de medicina, h&n constatado
la superioridad del presente remedio sobre los demás tónicos.
Depósitos en La Sabana: BABRA y C*; — £n Buénos-Ayres: A. DEMARCm y HERMANOS, y en lasíprincipales farmacJU de Iw America».
É^m
los MALES DE ESTOMAGO, GASTRITIS, GASTRALGIA
y l a s IRRITACIONES d e l o s INTESTINOS
Son curados D I I P l l U n i l T f l C I H C A D A D I T C
dc»EIi.%I%'GHE:*'IEB,rueRichclinu,26,enPans.—Esieagradablealimento.gueesláaprobadoporlaAcademiaimperial
p o r e l u s o d e l n A w A n U U I U u L U w A n f l O L O de Medicina de Franciay periodos los Módicos mas ilustres de Paris, forma un almuerzo tan digestivo como reparador.—;
Fortifia el estómago y los intestinos, y por sus propriedades analópiicas, preserva de las fiebres amarilUí y tifoidea y de las enfermedades epidémicas.— Desconfíese de las Falsificaciones.—
Depósito en las principales Farmacias de las Amüricas.
•9.
I Dosie et descubrimiento de estos Tinta perfcctot, so
I abandonan esos tintes debites Li.AiiA.niig AOVAS , quo
xigen operaciones repetidas y que__ inojnn demasiado
vaelven Inatantancamente al cabello y a
i cabeía. — OJÍUTD, coiíoSo, aistano claro, 8 frs. —
to barba lu color primitivo, por nna simple aplicación, QUimCO, FABMACÉUTICO DE 1> CXASSE, LAUBEADO SE LOS HOSPITALES DE PAB|S Nmro
rubio, i o frs. — Ur. CALLMANN. 1 * , ra» d e
•In desgrasar ni lavar, sin manchar la cara, y sin causar
r
p c h l q u l e r , FABIS. — Iji HABANA, H A H B A . y C*.
1 2 , r u 9 d e l'Kobiqaier, P a r í s .
mmi*rtoie*múem de «Jo» si «aqneeaa.
LOS INOFENSIVOS ítr'X^ V^¿!^\
INTURE5
C A L L M A N Nt
RRAGUERO CON MODERADOR
Invendon del Doctor ÉOÜISIER.
N u e v a Ixivenoion» oorx p r i v i l e g i o s . g. d. g.
DRAf>IER &FILS,
RfMPS
PARA EL TRATAMIENTO Y U CURACIÓN DÉLAS HERNIAS.
. >S^
MilUálag*eíe4il4<l»C<Mfu
( 5 5 NO MAS CANAS
^gf
HELXNOCKNi
^ ^ d e
^^^^
^^^^^^^»»W^W^^^»MNW»W<^W^A^A^*MWW^WWWWWWM»
Estos naoTo» Aparatos, de enperioridad incontestable, reunén todas las perfeccidnes
del AB.VM B s a w z A B i o ; Ofrecen una ñierza que uno mismo modera á su irosto.
Todas las pelotillas son el«n interior de cautchú maleable; no tienen acción ninguna
irritante y no perforan el anillo.
Se encuentran en nnettro$ almaceim toda especie dé Broffuerot y Suspensorios.
41, m e de Bivoli, y 7, boulevard Sebastopol, en Paria.
SICQÜEHARE alné
Para UBIr M U mlaote, ea
manan »•*" J " " » * ^ . ^ <*>»o<»»
fia barba, sin p*li(ra pera la piel
^^
f sin aioyaa olor.
DnQmMB Bata Untara as Mpatior á t—
^ ^ ^ l ^ S a e laa nudas haita UtU4m
••i^HihoT.
Fábrica en Roan, roa Sainl-RIcolas, N .
DepAsIto en casa da los prlndpalu peinadoras y parhimedoras d*l mando.
c a s a c a parís,rae«-Honoré, M7.
"S^aapssiSP
VERDADERO LE ROY
EN LIQUIDO ó PILDORAS
DelLosDoctor
SlfiNARiRT, únioo Sucesor, 51, me de Seine. PARÍS
médicos mesctiebres reconocen hoj dta la superioridad de los eTacuatiros
PEPSINE EQIIDAÜLT
iiv,
C U B A W N P E \JkS ENFERMEDADES
ocasionadas por la alteración de los humores. Los evacuativos de
V^IJE m o v soplos mas infalibles y mas eflcaces: curan con toda segu(¿Ñ, rtdad $in jiroducir jamas malas consecueacias. Se toman coo la
md j. mayor facilidad, dusados generalmente para Jes adultos & una ó
fm ^ v dds cuéharndns ó & 3 6 4 PUdocas durante cualru .ó ciueo
¡2; k . días seguidos. Nuestros frascos van Seotnpaliados siempre
|¡^ ^ K% de una instrucción indicando d tralamientu nue debe
^ !s O I V seguirse. Itecomendamos leerla con toda atención j
^ ?A.~
<\ que se exija el verdadero LE ROY. En los tapones
». ^, de los fra.sco» hay el
N o 3
W ¿\sello imperid de
»ai't«|.
X g ¿x Francia y la
^la niedalla nniea para la pepsina p o r a /
ha «Ido ntorgadn
A NUESTRA PEPSINA BOOBAVLT
(« «Ota acoBseJa4a,p(»r.Bl v C 0 1 t V | S A 9 T
H^éilfco 4«1 Emperador {(«peleón JVi
¡ y l a soto «aiipiea«l» ea loa • • B i f l T A I . E S UR . P A R Í S , «on éxito infalible
en s i i z i r , v i a o , « a r a b o « o u i s A i r i i T j polvos (Frascos de una onza), en las I
astrlll*
eaatiralctaa
^Kruraa
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Eructos
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Plt^iilafi
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Jaquoea
7 l«iW :róinU«a de I?^ ninjcre* oinbaraaM^aii
NICASIO EZQUERRA.
ESTAIir.EOlDf) r.0\ LIBRHRÍA
.MEIIORIIÍAT ÚTIt-BS DE
Esciaroilio
EXPOSICIÓN UNIVERSAL DE 1867
^sobre todos los demás medios que se lian empleado para la
s3
D O C T E U P
IRRIGADOR
IiOt irrieadores que Ileran U eitainpilUDRAPIER ft FILS, ton lotteleos
que nada dejan que desear.
Estos instrumentos reconocidos como
superiores j de perfección acabada,
ninguna relación tieneneon los numerof u imitaciones espareidM en el oomeroio.
' r e c i o : 14 * 3 3 fr. eog^w el tamaño
g3
DU
Diarroaa
PARÍS, Ii^^ QISA d e HOTYQT, Succ% 24 RqB pus X.OM^AHDS.
en Valparaiso,
Santiago y
Cupiapú, los tres puntos
mas imporiantes de la república de Chile,
admite toda daso de consignaciones, ))len S(!!i <m los ramos
arriba indicados ó en cualquiera
otro (¡ue se le coiilie bajo condi
ciónos equitativas para el reral; tente.
I ISuta. La correspondencia
,iIoi)e dicií^irso á Nicaslo Ezquer-»
'i'a, Vaii)ai'ai.so((;iiiic.)
aELISP.€Í)MfE'
Farmacéutico d« 1" olassede la Facultad de Parla.
Aprobadas por la Academia de Medicina da Paris.
Resulta de dos informes dirigidos a dicha Academia el sUt
Ettelarslie este empleado, hjice.itiss de 90 a|os, por los
1840, y hace poco tiempo, que las Grageas de Gélit j
masacelebres médicos de todos los paiscs, para curar ¡as
AUTORIZADO BN FRANCIA, EN AUSTRIA, EN BÉLGICA Y EN RUSSIA.
Cpnté, son el inas .grato y mejor ferruginoso para la curacio»
snferntadadas .del (¡qrajion j^ iss diversas ^idropesias.
nnevas, Invstedarag 6 rebeldes al mercarle y También se emplea confelizéxito para la curacioii dé las palde la clorosii (eotoret pálido$); las perdidas blancas;
oleas remedios, asi cono los «mpsiaes j las sa
Isi debiUdadwi de temperamento, em ambos sesqsj
fermedsdes cutáneas. El Rob sirve para curar: fitaciontt y opresiones nerviosas; del sama, de los catarros
p v a íaoilitar la mftnstruacion, «obre todo a las ÍOTS>
irantlsado eos lafirmadel doctor G<rauii<au d< Mrpea, abcesos, gola, marasmo, oatarrn erdnicos, bronquitis, tos eouvulaiTa, esputos ds sanare, ex•(M-fi<rmMt, médico de la Facultad de París. da la vejiga, palidez, tumores blancos, asmas tinción de Tox, etc.
nes, etc.
B((e remedio, de muy buen gusto y muy fácil nerviosos, úlceras, saina dejenerada, reumatls.
tslomar eon eV mayor slijlla as emplea en la mo, hipceondrias, bidropesU, mal de piedra,
Qtpolito general en oaia de LABÉLONTE 7 C', calle d'Abookir, 80, plasa del Caira.
iHiina real hace mas de veienta oBos, y cora sians, gastro-enterltis, escrófulas, eaeorbulo.
Dapdsitos : en floJoita, tertsreread| Roye*; Fcmassdea y C'j 8^r» j C ; — en J(«<««> • • van WIngaer* y,«*»
• • poco tiempo, con pocos gastos y sin temor
Depósito, noticias y prospectos, grttis en cass Swita.^aria P a t — en Panamá, Kvatochwlll; — «n Coroct», SturUp 7 c*; Braun y C ' i — en Corloseno, í. Vieleal
«a recaídas, todas las enfermedades siimilicas de loa principales boticsrlos.
— en JTonterioeo, Ventara Garalcoeho^; I.aseaBca j — en duen<>i-i4yr«s, Dtfauarchl hermano*; — en Santiago y Foít
Depósito general «n la casa del Doctor oirandeaa de «alnt^errals, It, calle HIchsr, PAIIS. param, Monglardinl 5 — en Callao, itotira c e n t r a l ; — en itmo, Dapoyron y C*; — en Guayaquil, GanUt GalS«
—nepóslto en todas las boticas. —Detconfietc dt la faUfltauim, yeiiiasela Arma qss Tisis la
7 C* *] en las principales farmacias de la America y de las Filipinas.
»»P«, T lleva lafirmaOiraudeau de Saim-Oervais.
ROB BOYVEAÜ LAPFEGTEUR
S
LA AMERICA.-AÑO XIV.—NUM. 4
16
PILDORIS DIHiDT
—Esta nuevt eodiblnacioB, fundadi
Uobre itrinciplot no
Icoriocidos por 10*
Imédleot tntiguo*,
filena, «on uoa
precisión digna de
atención, todas las
UcioBCsdelpMblMia del meiiicamenl<l|Ü|||ríU;~Mr«TCt
d#^ros purgativos, e | i iWobra bien SIM
CNlidosc totna con nM; bienót áUmeiltM
y ittbidas fortificantes, i u mcUf» seguN^
• i paso que no lo es flagín de Sedltoy
Vitot purgativos. Es fisU itreglar ta dMl,
•4¡|n la edad j la fueh» de lai persoBtt.
W nlBos, los anciancÁ y los enfermo* debUtodot lo soportan (In dlBcultad. Cada
ai escoje, para purgfi^. la hora y la eoIda que m«jor le convengan según susoevlÉciones. La molestia que causa el purgante,
•atando completamente anulada por la buena
allnientaclon, no se halla reparo alguno en
Mirgarse,cuando haya necesidad^—Losméacds que emplw^estV medio JiO Mcuanrait
•nfermos que sfjQe^n 4|if;a|se^o |irefc
texto de mal gusto o por temor de debüIUrié.
Téa#e la lo>(ruco<on. Eiitodas la
I j ^ e i a s . Calas de 30 M^.j|'w f
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1 —
AMákt'l^áWttiés'ip'i^bttdi^^t-iÉVi^'
M o r e s de lu Facultad de Medicina de Francia
K p o r JO tnédicus de Jos Hpspitalu de P a t i k
n i e n e s ha» heclia%Míit^l-'%6stí|)SrlMdÍAi3C
IWe todos los OLros pectorales y su Indodabla
aBcacia contra t O | H o m í « n o i , « r l p p « , T m t a ^
íf- RMAGTORDKiílEL'üNrVERSAjt.» -
•
fM^
VAPORES-CORREOS D E J L ^ LÓPEZ Y COMPAÑÍA.
LlNEA TRASATLÁNTICA.
Salida de Gidiz, losadlas 15 y 80 dt cad* m««, i la nn» de la tardí-, para Puprto-Rieo y la Habana.
Salida de lalHabana también ios dias 15 y 30 de cada mes i las cinco de la tarde para Cádiz directamente.
TARIFA US PASAJES.
Primera' segunda
«íraira. exiliara.
Tercer»
6 entrepuente.
Pest.tg.
Pesos.
Pesos.
fBO
1«0
48
«4«adlx|l iPnerto-Rlee
I Habana
180
130
50
HabaDaiUdií
200
160
70
Camarotes reservados de primera cámara de sol* dos literas, I Pnevto-Rlao, ITU petos; á la Habana, 200 id. tada[litera.
El pasajero qne quiera ocapar solo tm tamarote da dos literas, pagará nn pasa)* T saedin solamente.
Se rebaja an 10 por 100 sobre loa dos p a s « ^ al qne tome on billet» un uta y vuelta
l o s niSos de menos de dos aQoa, gratis; da dos i si«te. medio pasaje.
Para Sisal, Veracmz. C(don,ltc., salen vapores de la Habana.
;
! ?^f-}
LINEA DEL MEDITERRANECÍ.
-'':
Salida de Barcelona loa <Uas 7 y 29 de cada mes á as diez de la mañana para Valencia, Alioente, Málaga y Cádiz, en icomblnadeír
conilos correos trasatlánticos.
SaUdaLaeCádizlos(lMs,ijtl6d*oad«iMsi>asd«8de la urde para AUcaate yBaKelona.
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EXPRESO ISLA DE CUBA.
CAPITAL.
Rehiite á la Pcnfíistila por los vapores-corrcOs'toda clásó de efectos y se
hace cargo de agenciar en la cdrte
cualquiera cciniision que so Ip confie.
—Hapana, Mercaderes, núm. Ift.—
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aeSoEtlUnistro de la guerra, t.OOd
aaddáhin aitfU carados, y su c\lrl
tu ha%cbt tonstar con cerlifil
«ficialet, {Ytl9tf eijgroiMcto.) D4
to geneiial en min,«Í,rKe Geoll
Ltsiliar.y mVodrÜi, M H R E L I W V
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lInico aljmerjfe apr«);ido!ñor;|a A4d|mli:d«
Meokina &r:«\cíí: (^.staUecf í laf^rsollaa
Wileiinas Vel Ektdaaafo ai de-los *iti«tllM|
(urtilicii á los iiiiniiS y alas personas débiles,y,
>r sus pro|)[iidad>'S ualéptlotí, preserva da
I rubras amarUla y tlMida*.
Cada'fiTisco y taja lleva, sobleTa etiqueta, el
aonibic y rúbrica de o i ^ a H a f i i i i i n a , y laa
seda» di'su casa, caliüde Hicheluu, 26,ení^ria. — Tener cuítlaUo con tai f'iUtflcaetonet.
E. RAMÍREZ,
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Este folleto encierra en una forma clara, metódica y compendlppt, í^Tesúffien 8u,Bjb«p¿ial de Ips p^-picipios de ^a^ ^el^ioEf natural, «s
décifile ía relig'ion que á todos los nombres'ilustrados y de sano cri- Vi
terio dicta au euKple buen aentido. Contiene en su primera parte un
OnTacion.inatvntáaea de lo* mi» vle*
prologo; una introducción, el credo, mandamientos, « t e , etc.; y ea
lai^toi^dolt^nM de mneUn.— Oonaembi
Uk'segundá,. preguntas y respuestas sobre el texto. ^
doa de til 4«i>t«4tii§ 7 1 M « n o m
' mi pré<jít> ün real en Madrid y real f medio en provincias.
Oipóaitc) Oral, en Hóñll». Síti. L VmMry 0.*,lfoi>t«ta, n , imL Madild*
Se halla en las principales librerías.
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co cuadrado, la firma del Doctor Chur-\ de P. Mourlbí, con prWlieclf ••
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ENFERMEDADES DEL PECHO
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N u e v a edición r e f m d i d a oon notableí aumentos en la teoría y en
lap^ráotica.
Obra recomendaila por la Sociedad Ecoaómica de Amigos del. país de Alteante, y de grand»aceptación por el cotnerclo en España y América.
Un (orno de 300 paginas próximamente, en 4.° prolongado, que se venAeá
20 realea en las prineigales librerías, y bacieado cljped|4o al autor en AUcaiito
Barcelona, Niubé, Espadería, U.—CidlaK yerdiim¿y compañía.—Madrid.
Bailly-Balllier*—HabanaTcbao. Habana, m
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EL^^NIVERSU.
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PBÉClOa'OE Stl&ClilClON.
Madrid, un mfs
Pro^iiicias ,i iin Ir'niestrjs, direciHmenie. . . .
Por comisionado . . . .
UlB'amar. y exíráiijero.
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MRISPONSALES DE LA ÍMÉRIGA EN ULTRAMAR Y DEMÁS CONDICIONES ^DE LA;SUSCRICION.
ISLA DE CUBA.
Habana.—Sres. M. Pujóla y (;.", agentes
generales ¡de la isla»
Mataiizafi-Srcs.
S.inchez y C."
tes generales con quienes se entienden
los de los demás puntos de Asia.
SANTO DOMINGO.
SAN SALVADOS.
P<«ro.—M. E. de Lapeyrouse y C
San Salvador.—T). Joaquin Gomar, y don
SOLIVIA.
Joaquín Mathé.
La Pat.—'D. José Herrero.
La Uni<m.—D. Bernardo Courtade.
Cobija.—h. Joaquin Dorado.
Cochaiamba.—J). A. López.
NICARAGUA.
Pfltoni.—D. Juan L. Zabala.
S. Juan del Norte.- -D. Antonio de Bar- ( f «ro.—D. José Cárcamo.
ruel. *
(Capital).—'O. Alejandro Bonilla.
Trinidad.—ü. Pedro Carrera.
Puerto-Plata.—D. Miguel Malagon.
Cien fuegos.—O. Francisco Anido.
.Wo)-tí«.—Sres. Rodríguez y llarros.
SAN THOHAS.
Cárdenas.—H. AnfíelR. Alvarez.
fíemba.—^. Emeterio Fernandez.
(Capital).—!). Luis Guasp.
HONDURAS.
Villa-Ciar .—D. Joaquín Anido Ledon. Curavao.—D. Juan Blasini.
Manzanillo —D. Eduardo Codina.
Belize.—M. Garcés.
•¿JICO.
Qutvican.—f). Rafael Vidal Oliva.
.San Antonio de Rio-Blanco.—t). José Ca- fCflptíaí>.~Sres. Btixo y Fernandez.
NUEVA GRANADA.
denas.
Yeracruz—'D.
Juan
Carredano.
Calabazar.—ü. Juan Ferrando.
Tampico.—H. Antonio Gutiérrez y Vlcto- Bogotá.—$Tes. Medina, hermanos.
Caibartin—D. Ilipúlilo Escobar.
ry. (Con estas agencias se entienden to- Santa Marta.—M- José A. Barros.
Cartagena.—D. Joaquin F. Veles.
(¡uatao.—l>. Juan Crespo y Arango.
das las def resto de Méjico.)
Panamd.—Sres. Ferrari y Dellatorre.
Uolguin.—D. José Manuel Guerra AlmaColon.—H. Mallas Villaverde.
quer.
VENEZUELA.
Cerro de S. Antonio.—Sr. Castro Viola.
Botondron.—'D. Santiago Muñoz.
Medellin.—D. Istópíql^za.
Caraeaí.—D. Evaristo Fombona.
Ceiba Moelia.~\). Domingo Rosain.
Puerto-Cabello.—T). Juan A. Segresiáa. Af()í»poí.—Sres. Ribeu y hermanos.
Cimarrones.—\). Francisco Tina.
Pasío—D. Abel Torres.
La Guaira.—Sres. Marti, Allgrétty C
Jaruco.—O. Luis Guerra ('.h,ilius.
Sabanaldaga.—D. José Martín Tatis.
Afaraícflít».—Sr. D'Empaire, nljo.
Sagua ¡a Grande.—D. ludalecio Ramos. Ciudad Bolivar.—J). Andrés J. Montes. Sincelejo.—Í). Gregorio Rlanco.
Barranguilla.—D. Luis Armenia.
Quemado de Güines.—í). Aguslin Mellado. Barcelona.—Xi. Martin Hernández.
Carúpano.—%T. l'ietri.
Pinar del Rio.—T). José María Gil.
Maturin.—'ü. Philippe Beauperthuy.
PERti.
Remedios.—í). Alejandro De'gado.
Valencia.—ü. Julio Buysse.
Üantiago.-Stcs. OoUaro y Miranda.
Coro.—D. J. Thielen.
lima.—Sres. Calleja y compañía.
PUERTO-RICÓ.
Are?«ipa.—D. Manuel de G. Castresana
Sa» Juan.—Viuda de González, Imprenta
Jnuígue.—T>. G. E. Bíllinghurst.
CESTaO AMÉRICA.
y librería, Fortaleza 13, agente genePunó.—t>. Francisco Laudada.
ral con quien se eutcndeián ios estableTacna.—D. Francisco Calvet.
cidos en todos los puntos importantes Guatemala D. Ricardo Escardille.
Tr«y«/o.—Sres. Valle y CasUUo.
S. Miguel.—D. José Miguel Macay.
de la Isla.
FIUUNAS.
Corta Rica (S, José).—ti. Vicente Herrera, Callao.—h. J. R. Aguirre.
Arico.—D. Cários Eulert.
Afaní/a—Sres. Sammers y Puertas, agen-
BRASIL.
Rio-Janeiro.—V. U. D. VlUalba.
Rio grande del Sur.—H. i. Torres Creh
net.
PARAGUAY.
Atuncien.—D. Isidoro Recalde.
ECUADOR.
OTOGOAT.
Guayaquil.—Q. Antonio Lamou.
Montevideo.—D. Federico Real y Prado
Salto Oriental.- -Sres. Canto y Morillo.
5aníía^0.—Sres. Juste y compañía.
Va/paroiío.^D, Nicasio Ezquerra.
Copiapó.—Ü. Cários Ferrari.
La Serena.—Sres. Alfonso, hermanos.
Huaxeo.—O. Juan E. Carneiro.
Concepción.—D. JoséM. Serrate.
GUTANA INGLESA.
Z)«merarfl.—MM. Rose Duffy C."
nUNIBAD.
Trinidad.
Bttenoi-Aires.—D. Federico Real y Prado.
Catatnarcá.—H. Mardoqueo MoUna.
Girdaía.—D. Pedro Rivas.
Corrientes.—D. Emilio Vlgll.
Paraná.—I). Cayetano RipoU.
Rosario —H. Eudoro Carrasco.
Salta. - '. Sergio García.
Ssnfo .'t'.—D. Remigio Pérez.
TucuM. «.—D. Dionisio Moyano.
GueeciaycAií.—D. Luis Vidal. '
Pa snndu.—\). Juan Larrey.
Tucuman.—^. Dionisio Moyano.
ESTADOS-UNIDOS.
iV«wa-yorfc.—M. Eugenio Didler.
S. Francisco de California.—TA. H..Payot,
Nueva OrUans.—M. Víctor Hébert.
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CONDICIONES DE LA PUBLICACIÓN.
POLITÍCA ADMINISTRACIÓN, COMERCIO, ARTES, CIENCIAS, INDUSTRIA, LITERATURA, etc.-E.ste periódico, que se publica en Madrid los dias 13 y 38
de cada mes hace dos numerosas ediciones, una para España, Filipinas y el extranjero, y otra para nuestras Antillas, Santo Domingo. San Thomas, Jamaica y demás posesiones extrarijeras. América Central, Méjico, Norte-América y América del Sur. Consta cada numero de 16 á 20 pá^^^^
Se suscribe e n í ' d r i d : Libferia de Dura? C^amírde San Gerónimo; López, Carmen; Moyay P^aza, Carretas.-Provincias: en las principales librerías, ó po^ medio de libranzas déla Tesorería Central, Giro Mutuo, etc., ó sdlos de Correos, en carta certificada—Extranjero: Lisboa, librería de Campos, rúa nova de Almada, 68;
Patis.libreria Española de M. C. d'DenneSchmit, rué Favart, núm. 2: Londres, Srep.Chidley7 Cortázar, 17, Store Street.
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Para los anuncios extranjeros, reclamos y comunicados, se entenderán exclusivamente en París con los señores Laborde y compañía, rué de Bondy, 4¿,
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