INTRODUCCIÓN Desde una perspectiva científica, podemos entender la vida como una compleja serie de transacciones energéticas, en las cuales la energía es transformada de una forma a otra, o transferida de un objeto hacia otro, la energía hace que las cosas sucedan. Si es de día, el Sol nos entrega energía en forma de luz y de calor. Si es de noche, los focos usan energía eléctrica para iluminar. Si ves pasar un auto, piensa que se mueve gracias a la gasolina, un tipo de energía almacenada. Nuestro cuerpo consume alimentos, tiene energía almacenada. Empleamos esa energía para todas nuestras actividades diarias. Con las máquinas y las fuentes energéticas sucede lo mismo. El motor de un auto, por ejemplo, transforma la gasolina (que contiene energía química almacenada hace mucho tiempo por seres vivos) en calor. Y así muchos ejemplos pueden darse y lo que se busca es a partir del biogás crear otras fuentes de energía alternativas que puedan estar al alcance de todos. Los biodigestores constituyen una valiosa alternativa para el tratamiento de los desechos orgánicos de las explotaciones a nivel industrial puesto que sus principales beneficios permiten: 1.- Disminuir la carga contaminante 2.- Mejorar la capacidad fertilizante de la materia 3.- Eliminar los malos olores 4.- Generar un gas combustible denominado biogás el cual tiene diversos usos La utilización de biodigestores ofrece grandes ventajas para el tratamiento de los desechos orgánicos de las explotaciones agropecuarias, además la sustitución de combustibles en un porcentaje considerable por el uso de biogás para la generación de electricidad da un valor adicional para el empleo de biodigestores. El ambiente mundial y las limitaciones de recursos probablemente hagan que se recrudezcan los costos. Los esfuerzos por solucionar el problema a largo 1 plazo del calentamiento de la atmósfera han sido tímidos y parciales hasta el momento, y seguramente serán pocos los países que logren cumplir con las metas de control de las emisiones de carbono en el período 2008–2012 según lo dispuesto en el Protocolo de Kyoto. Las consecuencias económicas que podría tener a largo plazo el cambio climático son un problema cada vez más reconocido y suscitan creciente interés mundial en medidas de control de las emisiones, que inevitablemente encarecerán la actividad comercial, aunque impedirán secuelas a largo plazo mucho más graves. Las dimensiones económicas del cambio climático estiman que costaría alrededor de 1% del PIB por año estabilizar las concentraciones atmosféricas de dióxido de carbono, en tanto que a largo plazo la inacción costaría como mínimo 5% del consumo mundial, y los efectos estarían concentrados en los países tropicales de ingreso más bajo. Más allá de las consecuencias ambientales, los costos marginales de la producción de energía ya están subiendo porque los yacimientos petroleros más fáciles de explotar que no pertenecen a uno de los pocos grandes productores ya se están agotando. Una de las muchas soluciones alternativas capaz de resolver los problemas de demanda energética actual y futura está en las plantas de biogás o biodigestores, los que pueden operar a partir de casi toda la materia orgánica, especialmente de residuos agrícolas, así como de desechos humanos y animales. Por medio de este proceso se obtienen gas combustible y fertilizantes, resolviendo al mismo tiempo los problemas ambientales y sanitarios al convertir desechos que hacen proliferar larvas y moscas en recursos útiles. Se llama biogás al gas que se produce mediante un proceso metabólico de descomposición de la materia orgánica sin la presencia del oxígeno del aire. Los materiales que ingresan y abandonan el biodigestor se denominan afluente y efluente respectivamente. El proceso de digestión que ocurre en el interior del biodigestor libera la energía química contenida en la materia orgánica, la cual se convierte en biogás. 2