TERMÓMETRO DE GALILEO Descripción El termómetro de Galileo consiste en un tubo de vidrio vertical, cerrado por ambos extremos, que contienen agua en la que se encuentran sumergidas varias esferas de vidrio cerradas; cada una de las esferas contiene, a su vez, una cierta cantidad de líquido coloreado. El tubo es lo suficientemente estrecho como para que las esferas deban colocarse una debajo de otra. Cada esfera lleva en su parte inferior una plaquita en la que está grabado un valor de temperatura. La plaquita de la esfera superior indica 27º C y la de la inferior 17º C estando las temperaturas indicadas en el resto de las esferas espaciadas 2º C. Comportamiento Colocado el termómetro en el ambiente cuya temperatura se desea medir, y una vez alcanzada la misma temperatura por el líquido en el que flotan las esferas y por el líquido contenido en éstas, se observa el siguiente comportamiento. Cuando la temperatura del agua del termómetro es menor de 17º C, las esferas flotan todas ellas separadas del fondo. Si la temperatura del líquido va aumentando, al alcanzarse los 19º C la esfera más baja desciende hasta el fondo. Si la temperatura sigue aumentando, la correspondiente esfera desciende hasta alcanzar a la anterior. Cuando la temperatura del líquido del termómetro es mayor de 27º C, las esferas se hunden todas hasta tocar el fondo la más baja. La temperatura en grados Celsius corresponde al valor de la plaquita de la esfera más baja que todavía se encuentra en la parte superior del tubo. En resumen, al aumentar la temperatura, las esferas que están en la parte superior van cayendo hacia la parte inferior y al disminuir la temperatura, las esferas que están en la parte inferior van subiendo hacia la parte superior. La esfera más baja de las que están en la parte superior identifica la temperatura del líquido y, por tanto, la temperatura ambiente. Precisión Obviamente, la precisión de este termómetro no es mucha, no solamente por los 2º C de diferencia entre dos plaquitas consecutivas sino, además por la necesaria estabilización de la temperatura, las imprecisiones en la medida de masas y volúmenes, etc. Aún así constituye un curioso e ingenioso sistema de determinación de la temperatura asociado a una importante propiedad que es la variación de la densidad de un líquido con la temperatura. www.uam.es/personal_pdi/ciencias/jacarrer/Galileo.doc EL TERMÓMETRO DE GALILEO Ariel Palazzesi El físico Galileo Galilei descubrió que la densidad de un líquido cambia según la temperatura. Rápidamente se dio cuenta que este fenómeno podía aprovecharse para crear un instrumento destinado a medir la temperatura ambiente, y así fue como nació el denominado “termómetro de Galileo”. Unas bolas de cristal flotan en un líquido, a una altura que depende de su densidad. A medida que se modifica esta característica del medio, las esferas se desplazan e indican la temperatura reinante. Te contamos los detalles del funcionamiento de este extraño y antiguo instrumento. Formas de medir la temperatura hay muchas. Podemos comprarnos un termómetro de mercurio, construir el termómetro digital que diseñó para Neoteo Mario Sacco, contar los chirridos de un grillo o utilizar el termómetro de Galileo, un instrumento destinado para medir la temperatura atmosférica inventado por Galileo Galilei hace unos 400 años. Este famoso físico descubrió que la densidad de los líquidos se modifica con su temperatura, lo que -de acuerdo al principio de Arquímedes- hace que cambie su flotabilidad. Aprovechando este fenómeno, Galileo construyo un termómetro, que consiste en un cilindro de vidrio lleno de alcohol, en el que se suspenden una serie de bolas de vidrio llenas de líquido coloreado. El color de este líquido solo tiene como objetivo hacer más fácil su identificación. Dado que cada una de estas esferas tiene una cantidad diferente de líquido en su interior, su “densidad” es diferente, y “flotan” a diferentes alturas dentro del alcohol. Cada una de ellas tiene pegado (o colgado) un cartel indicando una temperatura. A diferencia de los termómetros de mercurio, el tubo principal no está graduado. Cuando la temperatura ambiente cambia, el alcohol modifica su propia temperatura y varía su densidad. Las esferas se reacomodan, flotando a una nueva altura que es determinada por su propia densidad. Cuando se alcanza el equilibrio térmico por lo general se forman dos grupos de esferas, uno en la parte baja del cilindro y el otro en la parte superior. La temperatura reinante es la indicada por la bola que flota a menor altura dentro del grupo superior. Parece complicado, pero en realidad es muy simple de utilizar. La pregunta que seguramente te debes estar haciendo es ¿Por qué no se ven termómetros como estos por todos lados? Y la respuesta tiene que ver con su pobre rango de funcionamiento. Se los utiliza básicamente como decoración, y los modelos más comunes solamente tienen 5 o 6 esferas, que pueden indicar temperaturas comprendidas entre 18 y 26 grados centígrados. Si hace más frío o más calor, el termómetro de Galileo no podrá indicártelo. Tampoco podrás saber si hacen 20, 20.2 o 20.5 grados, solo que la temperatura actual “ronda los 20 grados”. Si a eso le sumamos que su costo es cientos de veces más alto que el de un termómetro de mercurio, entenderemos la razón de que sean tan poco frecuentes. Por supuesto, ninguna de sus imperfecciones le quita mérito a Galileo Galilei, que en una época en que casi todo lo que pasaba era atribuido a la magia o a los oscuros deseos de algún Dios más o menos poderoso, descubrió un principio físico y fue capaz de convertirlo en un instrumento útil. ¿No te parece? http://www.neoteo.com/el-termometro-de-galileo