Capítulo 168 Consejos sanitarios para los niños que realizan viajes internacionales & e168-1 PREPARACIÓN GENERAL DEL VIAJE Los padres de los niños que van a viajar deben consultar con el médico al menos 4-6 semanas antes de la partida para obtener una valoración realista de los riesgos para la salud, un calendario de vacunaciones y una lista de fármacos e instrucciones para tratar una enfermedad durante el viaje. Seguro sanitario Hay que aconsejar a los padres que averigüen en sus compañías aseguradoras si su plan de salud cubre la asistencia sanitaria internacional. En caso de ser así, los padres deben preguntar sobre la necesidad de autorización previa para recibir tratamiento médico, el nivel de copago exigido y si está cubierta la evacuación médica de urgencia. Existe un seguro de viaje que cubre la evacuación médica de urgencia y los costes de la asistencia sanitaria local ofertado por varios proveedores a precios razonables, y los padres deben conocer esta opción. © ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito. Enfermedad médica subyacente Debe preguntarse a los padres del niño que va viajar si éste presenta actualmente algún problema de salud o ha tenido alguno en el pasado que haya precisado valoración médica o medicación. Los padres de los niños con enfermedades deben llevar con ellos un breve historial clínico y un suministro suficiente de los fármacos prescritos para los niños, y han de asegurarse de que los botes están claramente identificados. Para los niños que necesitan atención por especialistas, puede consultarse un directorio internacional para esa especialidad. Un directorio de los médicos del mundo que hablan inglés y que reúnen determinados requisitos está disponible en la International Association for Medical Assistance to Travelers (www.iamat.org/index.cfm). Si se necesita atención médica urgentemente cuando se está en el extranjero, las fuentes de información incluyen la embajada o el consulado norteamericano, los directores de hotel, los agentes de viajes que ofrecen sus servicios a turistas extranjeros y los hospitales de misioneros. Los niños con enfermedades crónicas cardiopulmonares, diabetes, alergias y problemas gastrointestinales (GI), especialmente diarrea asociada a malabsorción o enfermedad inflamatoria intestinal, tienen un riesgo especial de problemas sanitarios cuando viajan. Los niños con alergias alimentarias graves deberían llevar un suministro de epinefrina autoinyectable. Los pacientes con diabetes tipo 1 o hemofilia deben llevar las reservas adecuadas de agujas estériles, jeringas y algodones desinfectantes. Se deben hacer preparativos especiales en los pacientes con trastornos hemorrágicos, los sometidos a tratamiento anticoagulante y los que necesitan hemodiálisis. Se deben evitar los productos biológicos, como los concentrados de factores de coagulación o inmunoglobulinas, si son fabricados en el extranjero. Es muy recomendable en todos los niños un botiquín de viaje con fármacos de prescripción y de venta sin receta, como paracetamol, un antihistamínico, sobres de solución de rehidratación oral, pomada antibiótica, vendas, repelente de insectos y bronceador con filtro solar. Seguridad Las causas principales de incapacidad grave, hospitalización y fallecimiento durante los viajes son las lesiones y los accidentes de tráfico. Se debe insistir en el uso de los cinturones de seguridad por los niños, que deben sentarse en los asientos traseros, así como en el empleo de vehículos de mayor tamaño y en las diferencias en los patrones del tráfico. Siempre que sea posible, deben llevarse los asientos de seguridad para niños durante el viaje. A los viajeros que van a zonas alejadas se les debe advertir de los riesgos de animales venenosos, porque las mordeduras de serpiente y escorpión pueden ser mortales en los lactantes. Las quemaduras solares son también un riesgo importante cuando se viaja y debe promoverse que se aplique crema solar de modo vigilante a los niños. La mayor parte de las enfermedades que aparecen en los niños que viajan se relaciona con riesgos que pueden modificarse con consejos adecuados y la supervisión de los padres. Precauciones sobre enfermedades infecciosas Los riesgos de enfermedades infecciosas en los niños que viajan pueden dividirse en cuatro categorías: los de transmisión alimentaria, los de transmisión por insectos, los de contacto con una persona infectada, por agujas o por exposición a sangre, y los de contacto con animales o ambientes infectados. INFECCIONES DE TRANSMISIÓN ALIMENTARIA La ingestión de alimentos o agua contaminados hace que la diarrea sea el problema de salud más frecuente entre los viajeros internacionales. Entre las infecciones bacterianas y protozoarias que pueden contraer los niños por agua contaminada figuran la shigelosis y la salmonelosis, infecciones por Escherichia coli, cólera, giardiasis, amebiasis y criptosporidiasis. Las infecciones virales, especialmente por rotavirus, también son una causa importante de diarrea asociada a viajes en los niños. El agua hervida, las bebidas calientes hechas con agua hervida y las bebidas carbonatadas en lata o en botella son generalmente las más seguras. Se debe evitar el hielo y es necesario tener cuidado de no cepillarse los dientes con agua del grifo. La ebullición del agua durante al menos 1 minuto (o 3 minutos en altitudes superiores a 2.000 metros) es el método más fiable para desinfectarla. Una alternativa aceptable es la utilización de un filtro microporoso con un sistema de liberación de yodo a demanda. La fruta sin pelar, las verduras sin cocinar, la leche no pasteurizada u otros productos lácteos como el queso y la carne o el pescado no cocinados pueden estar contaminados y deben evitarse. El pescado, en especial los peces de arrecife, el pargo rojo y la barracuda, son de especial interés porque pueden contener toxinas. Se debe aconsejar la lactancia materna en los niños pequeños, especialmente en los menores de 6 meses de edad. INFECCIONES TRANSMITIDAS POR INSECTOS Las infecciones transmitidas por insectos a las que están expuestos los niños que viajan comprenden paludismo, fiebre amarilla, dengue, encefalitis japonesa, filariasis, tripanosomiasis y oncocercosis, dependiendo de la zona del viaje. El paludismo, la fiebre amarilla, la encefalitis japonesa y la filariasis son producidas por picaduras de mosquitos nocturnos, mientras que el dengue se debe generalmente a picaduras de mosquitos diurnos. La exposición a las picaduras de insectos se puede evitar restringiendo las actividades de alto riesgo, permaneciendo dentro de un área vigilada y protegida desde el anochecer al amanecer, llevando el atuendo adecuado y usando repelentes de insectos que contengan permetrina o N,N-dietil-m-toluamida (DEET). Se han descrito casos excepcionales de encefalopatía tóxica en niños pequeños expuestos a concentraciones altas de DEET, pero el empleo de repelentes con menos del 40% de DEET y la advertencia de no realizar aplicaciones repetidas, así como evitar la aplicación en las membranas mucosas, disminuyen el riesgo de esta complicación. Se recomienda para los niños aplicar concentraciones del 25-35% de DEET cada 4-6 h según la necesidad, aunque se dispone de productos de DEET con actuación más prolongada. En los lactantes, el padre o la madre debe aplicar el repelente a sus propias manos y luego transferirlo al lactante, evitando las manos y la cara del niño. También se puede proteger a los lactantes pequeños inmóviles por un microambiente: una red tratada químicamente colocada sobre los asientos del automóvil, cochecitos o portabultos. La Academia Americana de Pediatría (AAP) recomienda evitar el empleo de DEET en lactantes menores de 2 meses de edad, por la mayor permeabilidad de la piel. Rociar la ropa con permetrina, un piretroide sintético, es un método seguro y eficaz de reducir las picaduras de insectos en niños. Las ropas rociadas con permetrina permanecen efectivas durante al menos dos semanas, incluso con lavados. Las mosquiteras de cama, especialmente las impregnadas con permetrina, también disminuyen el riesgo de picaduras de insectos y se recomienda enfáticamente su utilización. INFECCIONES POR CONTACTO CON UNA PERSONA INFECTADA O POR EXPOSICIÓN A AGUJAS Muchas de las infecciones que pueden contraer los niños por contacto con otros individuos al viajar por otros países pueden evitarse con las vacunaciones sistemáticas de la infancia. Otras enfermedades transmitidas por contacto humano son infecciones víricas respiratorias y digestivas, hepatitis viral, tuber- e168-2 & Parte XVII Enfermedades infecciosas culosis (TB) y enfermedades de transmisión sexual, tales como la infección por el VIH. Se debe recordar a los viajeros adolescentes que los encuentros sexuales y la exposición a agujas o sangre (incluidos tatuajes y perforaciones) conllevan un riesgo importante de infección por el VIH y hepatitis. En muchos países en vías de desarrollo todavía no es posible el cribado sistemático de las donaciones, por lo que no se puede garantizar la seguridad de los servicios de transfusión en estos casos. Los viajeros podrían preferir tipificar su sangre antes de partir para determinar si los familiares o los compañeros de viaje tienen tipos de sangre compatibles y pueden donar sangre para transfusión en una situación de urgencia. INFECCIONES POR ANIMALES O AMBIENTES INFECTADOS Las infecciones potencialmente adquiribles por contacto con animales incluyen la rabia en perros vagabundos y la peste en roedores. Nadar o bucear en agua contaminada puede resultar en lesiones graves y aumentar el riesgo de infecciones como esquistosomiasis, leptospirosis y meningoencefalitis amebiana primaria. Debe subrayarse llevar un calzado adecuado en todo momento, así como el empleo de una barrera como una toalla sobre el suelo, porque algunas infecciones parasitarias, como la uncinaria, se transmiten a partir del suelo directamente a través de la piel expuesta. INMUNIZACIONES Los padres deben dejar un margen de 4-6 semanas antes de la partida para la administración óptima de las vacunas a sus hijos, debido a que algunas inmunizaciones requieren dosis repetidas para lograr una protección completa y algunas vacunas y fármacos necesitan dosis simultáneas o escalonadas para aportar una eficacia óptima. Las vacunas de virus vivos atenuados deben administrarse simultáneamente o al menos con 30 días de separación para disminuir la interferencia inmunológica. La inmunoglobulina (Ig) intramuscular interfiere en la respuesta inmunitaria de la vacuna del sarampión y posiblemente en la de la varicela. Si un niño necesita vacunarse contra el sarampión o la varicela, las vacunas deben administrarse 2 semanas antes o 3 meses después de la aplicación de Ig mayor tiempo con unas dosis más altas de Ig intravenosa). La Ig no interfiere en la respuesta de las vacunas antitifoidea oral, de la poliomielitis oral o de la fiebre amarilla. Los productos vacunales preparados en huevos (fiebre amarilla, gripe) pueden estar asociados con respuestas de hipersensibilidad, incluida la anafilaxia, en las personas con sensibilidad grave conocida al huevo. La detección selectiva preguntando sobre los efectos adversos al ingerir huevos es un método razonable para identificar a los que tienen riesgo de anafilaxia al recibir las vacunas de la gripe o la fiebre amarilla. Aunque las vacunas del sarampión y la parotiditis se elaboran en cultivos celulares de embrión de pollo, los niños con alergia al huevo tienen un riesgo muy bajo de anafilaxia con estas vacunas. La mayoría de las reacciones de hipersensibilidad de las vacunas que contienen sarampión se ha atribuido a restos de gelatina o neomicina. En general, las vacunas de virus vivos (sarampión, varicela, viva atenuada de la gripe) y bacterias vivas (bacilo de Calmette-Guérin [BCG], antitifoidea oral) están contraindicadas en las personas inmunodeprimidas. Sin embargo, los niños infectados por el VIH que no están gravemente inmunodeprimidos (v. tabla 165-6) deben recibir las vacunas del sarampión y la varicela. Los niños infectados por el VIH asintomáticos pueden vacunarse también contra la fiebre amarilla si el riesgo es importante, pero no deben recibirla si están sintomáticos. Las vacunas inactivadas y los toxoides no están contraindicados en los niños inmunodeprimidos, pero pueden asociarse a disminuciones de las respuestas inmunitarias. Vacunaciones sistemáticas infantiles Todos los niños que viajan deben ser inmunizados de acuerdo con el calendario vacunal infantil con todas las vacunas apropiadas para su edad (v. cap. 165). El calendario vacunal puede adelantarse para aumentar al máximo la protección en los niños que viajan, especialmente en los no vacunados o en los vacunados de forma incompleta (fig. 165-4). DIFTERIA, TÉTANOS Y TOS FERINA La difteria es endémica en muchos países en vías de desarrollo. Después de la desintegración de la Unión Soviética en 1991, la difteria reemergió en los nuevos estados independientes, subrayando el potencial de nuevos brotes en circunstancias apropiadas. El tétanos es una causa importante de mortalidad neonatal en todo el mundo y es más prevalente en los países tropicales. La tos ferina es frecuente en los países en vías de desarrollo y en algunas naciones desarrolladas donde la inmunización está menos extendida que en Estados Unidos debido a las preocupaciones iniciales sobre los efectos secundarios de la vacuna de la tos ferina. Su incidencia parece estar aumentando en Estados Unidos, con preocupación por una disminución de la inmunidad en adolescentes y adultos. Los niños que realicen viajes internacionales deberían estar al día en la inmunización contra difteria, toxoides tetánicos y tos ferina acelular (DTPa) con finalización de 5 dosis en el 4-6 año de edad. Se recomienda una única dosis de preparado de vacuna adolescente para toxoides tetánicos y diftéricos y tos ferina acelular a los 11-12 años para aquellos que han completado la serie recomendada de difteria, toxoides tetánicos y tos ferina (DTP)/ DTPa y que no han recibido un recuerdo de tétanos-difteria (Td). Los adolescentes de 13-18 años y adultos que han completado la serie DTP/DTPa, nunca han recibido Tdap y en los cuales han pasado cinco años o más desde la dosis de recuerdo Td, también deben recibir una dosis única. Los lactantes y los niños menores de 7 años de edad que no hayan completado la serie pueden ser inmunizados con empleo de un calendario acelerado en preparación para el viaje internacional (v. fig. 165-4). Hay una cierta protección después de 2 dosis con 4 semanas de separación, pero hay un escaso beneficio con sólo 1 dosis. HAEMOPHILUS INFLUENZAE TIPO B H. influenzae tipo b continúa siendo la causa principal de meningitis en niños de 6 meses a 3 años de edad en muchos países en desarrollo. Antes de viajar, deben vacunarse todos los niños no inmunizados menores de 60 meses y todos aquéllos con enfermedades crónicas que presenten riesgo de contraer infecciones por H. influenzae tipo b (v. cap. 165). Si un niño menor de 15 meses de edad no está vacunado, debe administrársele 2 dosis con 4 semanas de separación comenzando no antes de las 6 semanas de edad antes de viajar. Entre los 15 y 59 meses debe administrase 1 dosis. Los niños no vacunados mayores de 59 meses de edad no necesitan vacunación a menos que se encuentren en riesgo debido a un trastorno inmunosupresor. HEPATITIS B La hepatitis B es muy prevalente en el este y sureste de Asia, África Subsahariana y la cuenca del Pacífico. En ciertas partes del mundo, el 8-15% de la población puede estar infectada de forma crónica. La enfermedad puede transmitirse por transfusiones de sangre sin detección selectiva de antígeno de superficie de la hepatitis B, el contacto con agujas no esterilizadas, el contacto estrecho con niños de la zona que tienen heridas abiertas en la piel y el contacto sexual. La exposición a la hepatitis B es más probable en los viajeros que residen mucho tiempo en zonas endémicas. Se puede conseguir una protección parcial con una o dos dosis, pero lo ideal es que antes de viajar se administren 3 dosis. Véase la figura 165-4 en relación con un calendario acelerado. En los adolescentes no vacunados, las dos primeras dosis se administran con un intervalo de 4 semanas seguidas de una tercera dosis 4-6 meses después de la segunda. SARAMPIÓN, PAROTIDITIS Y RUBÉOLA El sarampión todavía es endémico en muchos países en vías de desarrollo y en algunas naciones industrializadas. La vacuna del sarampión, preferiblemente en combinación con las de la parotiditis y la rubéola (triple vírica, TV o SPR), debe administrarse a todos los niños a los 12-15 meses y a los 4-6 años, salvo que haya una contraindicación (v. cap. 165). En los niños que viajan internacionalmente, la segunda vacunación debe realizarse tan pronto como hayan transcurrido 4 semanas desde la primera. En el calendario adelantado, la primera dosis de SPR puede aplicarse a los niños ya a los 6 meses de edad, pero si la vacuna se administra antes de los 12 meses, el niño debe considerarse no vacunado y deben aplicarse dos dosis adicionales separadas al menos por un período de 4 semanas tras los 12 meses (v. fig. 165-4). Los lactantes menores de 6 meses están protegidos por Capítulo 168 Consejos sanitarios para los niños que realizan viajes internacionales & e168-3 los anticuerpos de la madre. Los niños infectados por el VIH que viajan al extranjero deben vacunarse, excepto cuando están gravemente inmunodeprimidos (v. cap. 268), dado que el sarampión en estos niños puede ser una enfermedad devastadora. NEUMOCOCO Streptococcus pneumoniae es la causa principal de neumonía bacteriana y una de las más importantes de bacteriemia y meningitis bacteriana en las naciones en vías de desarrollo e industrializadas. La inmunización contra S. pneumoniae con una vacuna de proteína conjugada forma parte actualmente de la vacunación sistemática infantil en Estados Unidos. Los niños no inmunizados deben vacunarse si tienen un alto riesgo, como los que presentan enfermedad de células falciformes, asplenia, infección por el VIH, inmunodeficiencia congénita, síndrome nefrótico o enfermedad cardíaca o pulmonar crónica y los que reciben medicación inmunodepresora (v. cap. 165). El Advisory Committee on Immunization Practices (ACIP) recomienda que estos niños reciban tanto la vacuna neumocócica conjugada como la polisacárida 23-valente al menos 8 semanas después de la última dosis de la vacuna conjugada. El ACIP recomienda igualmente que se considere vacunar con la vacuna neumocócica conjugada en niños entre 24 y 59 meses de edad con 1 dosis; la vacunación con vacuna neumocócica conjugada en niños no inmunizados en este grupo de edad que vayan a realizar viajes internacionales debería considerarse seriamente. Los niños no vacunados entre 6 semanas y 12 meses de edad deben recibir 2-3 dosis de vacuna neumocócica conjugada (dependiendo de la edad al comienzo de la serie) con un intervalo de al menos 4 semanas y un refuerzo a los 12-15 meses. En los niños no vacunados de 12 a 23 meses de edad deben administrarse 2 dosis con un intervalo de al menos 8 semanas. POLIOMIELITIS La poliomielitis fue erradicada del hemisferio occidental en 1991, pero todavía permanece endémica en varios países en desarrollo, y la epidemia en 2004 en Nigeria recalcó la importancia de la inmunización para prevenir esta enfermedad. El calendario de vacunación contra el virus de la poliomielitis en Estados Unidos consta actualmente de cuatro dosis, todas con virus de la poliomielitis inactivado (VPI) (v. cap. 165). La vacuna oral de la poliomielitis (VPO) ya no está disponible en Estados Unidos. Los adultos no vacunados con mayor riesgo de exposición al virus de la poliomielitis y los que no completaron el régimen recomendado de VPI (0, 1-2 y 6-12 meses) deben recibir 3 dosis de VPI con un intervalo de al menos 4 semanas. En relación con un calendario de dosificación acelerado en niños, véase la figura 165-4. Se desconoce la duración de la inmunidad conferida por la inmunización de VPI; se recomienda una dosis única de recuerdo en adultos con pauta vacunal completa que viajen a zonas endémicas. Se requiere la documentación de vacunación para entrar en Arabia Saudí para el Hajj. ROTAVIRUS El rotavirus es la causa más común de diarrea en niños en todo el mundo. La gastroenteritis por rotavirus causa aproximadamente 500.000 muertes por año en niños menores de 5 años de edad en los países con unos ingresos bajos y medios. Están aprobadas para su empleo en los lactantes en Estados Unidos dos vacunas de rotavirus, RotaTeq (RV5) y Rotarix (RV1). La vacuna RV5 se administra por vía oral a los 2, 4 y 6 meses de edad. La RV1 se administra por vía oral a los 2 y 4 meses de edad. La edad mínima para la primera dosis de la vacuna de rotavirus es 6 semanas; la edad máxima para la primera dosis es 14 semanas y 6 días. No debe comenzarse la vacunación en lactantes de 15 semanas y 0 días de edad o mayores porque no se dispone de datos suficientes sobre la seguridad de comenzar la vacunación frente al rotavirus en los lactantes de más de 15 semanas de edad. El intervalo mínimo entre las dosis de la vacuna del rotavirus es de 4 semanas. Todas las dosis deben haberse administrado a los 8 meses y 0 días de edad. VARICELA Todos los niños de al menos 12 meses de edad sin antecedente de vacunación contra la varicela o de haber pasado la enfermedad deben ser vacunados, salvo que exista una contraindicación (v. cap. 165). Los lactantes menores de 6 meses generalmente están protegidos por los anticuerpos maternos. Todos los niños requieren en la actualidad 2 dosis, la primera a los 12 meses de Tabla 168-1 VACUNAS DEL VIAJERO INFANTILES VACUNA HEPATITIS A Havrix Vaqta Inmunoglobulina GRIPE Inactivada © ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito. Viva atenuada SERIE PRIMARIA EDAD DE VACUNACIÓN RECUERDO/COMENTARIOS 0,5 ml i.m. 2 dosis 6 meses de separación 0,5 ml i.m. 2 dosis 6-8 meses de separación Viaje <2 meses: 0,02 ml/kg i.m. dosis única Viaje >2 meses: 0,06 ml/kg i.m. dosis única >1 año >1 año Nacimiento Sin recuerdo Sin recuerdo Véase el texto 6-35 meses: 0,25 ml i.m., 1 o 2 dosis 3-8 años: 0,5 ml i.m., 1 o 2 dosis >9 años: 0,5 ml i.m. dosis única 0,25 ml en cada narina, 1 o 2 dosis >6 meses >6 años Nueva vacuna anual En niños <9 años se deben dar 2 dosis con 1 mes de separación si no ha habido vacuna previa Nueva vacuna anual En niños <9 años se deben dar 2 dosis con 1 mes de separación si no han recibido previamente vacuna con virus inactivado o vivo Sólo para niños sanos <3 años: 0,5 ml s.c. en los días 0, 7 y 14 o 30 >3 años: 1,0 ml s.c. en los días 0, 7 y 14 o 30 >1 año Cada 3 años >2 años >2 años Desconocido; probablemente >8 años <4 años de edad: cada 2 años >4 años de edad: cada 3-5 años 1,0 ml i.m. en los días 0, 7 y 21 Nacimiento, aunque no hay muchos datos Véase el texto para vacunación de seguimiento en caso de mordedura 0,5 ml i.m. dosis única 1 cápsula oral en días alternos, 4 dosis 2 años 6 años Cada 3 años Cada 5 años; véase el texto para administración 0,5 ml s.c. dosis única >9 meses Cada 10 años (v. texto) ENCEFALITIS JAPONESA B ENFERMEDAD MENINGOCÓCICA 0,5 ml i.m. dosis única ACYW135 conjugada 0,5 ml s.c. dosis única ACYW135 polisacárida RABIA VHCD o VRA o PCEC FIEBRE TIFOIDEA Vi intramuscular Ty21 oral FIEBRE AMARILLA ACYW135, vacuna meningocócica serogrupo A, C, Y y W135; Ig, inmunoglobulina; PCEC, célula de embrión de pollo purificada; VHCD, vacuna de células diploides humanas; VRA, vacuna adsorbida de la rabia. e168-4 & Parte XVII Enfermedades infecciosas edad y la segunda a los 4-6 años de edad. La segunda dosis puede administrarse tan pronto como 3 meses después de la primera dosis. En los niños no vacunados de al menos 13 años de edad, la primera y la segunda dosis pueden estar separadas por un intervalo de 4-8 semanas. Vacunaciones especiales para viajes Las dosis y restricciones de edad para vacunas administradas específicamente a niños que realicen viajes internacionales están resumidas en la tabla 168-1. CÓLERA El cólera está presente en muchos países en vías de desarrollo, pero el riesgo de los viajeros a esas naciones es muy bajo. Sin embargo, ha habido un resurgimiento de la enfermedad, con un aumento mundial del 79% en 2006, y África ha sido el continente más afectado. Actualmente no hay ninguna vacuna del cólera disponible en Estados Unidos. Ningún país o territorio exige la vacuna del cólera, aunque rara vez una autoridad local exige documentación de la vacunación. Una carta de exención por razones médicas de un médico puede ser suficiente. Tres nuevas vacunas vivas de cólera por vía oral están autorizadas para su empleo en algunos países, incluida una disponible en Canadá y muchos países europeos para su empleo en niños de dos años de edad o mayores, la cual parece ser segura y efectiva contra la mayoría de las cepas de cólera. Sin embargo, estas vacunas tienen escasa aplicación en viajeros a menos que se planifiquen viajes prolongados a zonas con malas condiciones sanitarias. HEPATITIS A La hepatitis A es endémica en la mayor parte del mundo y los viajeros están en situación de riesgo incluso cuando su viaje está restringido a las rutas turísticas habituales. La hepatitis A puede aparecer como resultado de la ingestión de marisco capturado en aguas residuales contaminadas, de frutas y verduras sin lavar o por comer alimentos preparados por un portador asintomático del virus de la hepatitis A. Los niños pequeños infectados con hepatitis A suelen estar asintomáticos, pero pueden transmitir la infección a niños mayores y adultos, que tienen más probabilidades de presentar una hepatitis clínica. Son pocas las zonas que no comportan riesgo de esta infección y, por tanto, se recomienda la inmunización o Ig. La vacuna de hepatitis A se recomienda en Estados Unidos para inmunización general de todos los niños de 12 meses de edad o mayores administrada en forma de 2 dosis con un intervalo de separación de 6 meses. La vacunación es especialmente importante en los niños que viajan a países con endemicidad intermedia o alta de hepatitis A (regiones fuera de Estados Unidos, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Japón, Europa Occidental y Escandinavia). La inmunidad protectora se desarrolla a las 2-4 semanas de recibir la dosis inicial de la vacuna. Actualmente está disponible en Estados Unidos una vacuna combinada de tres dosis contra la hepatitis A y la hepatitis B, pero sólo está autorizada en adultos mayores de 18 años. Los niños menores de 1 año y los que van a viajar a una zona endémica en menos de 2 semanas deben recibir Ig intramuscular. Para la protección a corto plazo (1-2 meses) se administra 0,02 ml/ kg de Ig; para la protección a largo plazo (3-5 meses) se aplica 0,06 ml/kg de Ig intramuscular y se repite cada 5 meses mientras dure la exposición a la hepatitis A. La inmunoglobulina puede administrarse junto con la vacuna inactivada, aunque en un sitio diferente y con una jeringa distinta. Si un niño necesita inmunización con SPR o varicela, estas vacunas víricas atenuadas deben administrarse 2 semanas antes o 3 meses después de la aplicación de Ig. GRIPE Y GRIPE AVIAR El riesgo de exposición a la gripe durante un viaje internacional varía en función de la época del año, el destino y la mezcla de personas de diferentes partes del mundo en las que puede estar circulando la gripe. En las áreas tropicales, la gripe puede aparecer a lo largo de todo el año, mientras que en las regiones templadas del hemisferio sur la mayor actividad tiene lugar entre abril y septiembre. En el hemisferio norte, la gripe generalmente sucede de noviembre a marzo. La vacuna antigripal está recomendada enfáticamente en los niños de 6 meses a 5 años y en todos los otros niños que se encuentren en situación de mayor riesgo de complicaciones gripales, tales como los afectos de trastornos médicos crónicos (cardiopatía, nefropatía y neumopatía crónicas, tratamientos o enfermedades inmunodepresoras, infección por el VIH, drepanocitosis y diabetes mellitus) (v. cap. 165). La AAP recomienda en la actualidad la inmunización universal de todos los niños sanos de 6 meses a 18 años de edad. Puede administrarse la vacuna viva atenuada (administrada por vía nasal) a los niños sanos. Sin embargo, debe revisarse cuidadosamente la lista de contraindicaciones médicas a esta vacuna (cap. 165). Los niños con cualquiera de estos trastornos deben recibir únicamente la vacuna inactiva. Actualmente no hay disponible ninguna vacuna efectiva contra la gripe aviar, el virus H5N1, que se ha convertido en una preocupación creciente a nivel mundial. Sin embargo, hay precauciones para los que viajan a zonas endémicas, que incluyen partes de Asia, África, Europa Oriental y Oriente Medio (v. la página web de los CDC en relación con una lista detallada de países). Dado que la gripe H5N1 se transmite por contacto con aves infectadas, estas precauciones incluyen evitar el contacto directo con aves o superficies con excrementos de aves, evitar las granjas o mercados aviarios, comer sólo carne o productos aviarios bien cocinados y lavarse las manos frecuentemente. Se ha descrito la transmisión entre humanos pero es muy rara y no ha implicado la transmisión a más de una persona. El oseltamivir es el antiviral de elección para tratar la gripe aviar porque el virus es resistente a la amantadina y la rimantadina. Puede administrarse oseltamivir a los niños de 1 año de edad y mayores. Se ha descrito una cierta resistencia a este medicamento. ENCEFALITIS JAPONESA La encefalitis japonesa es una enfermedad transmitida por mosquitos en zonas rurales de Asia, en las que la gente vive en estrecho contacto con el ganado. Los casos asintomáticos son más numerosos que los sintomáticos en una proporción de 200 a 1. En la enfermedad sintomática, la mortalidad es del 10-70% y la incidencia de secuelas neurológicas en los supervivientes es del 50%. El riesgo de enfermedad para los viajeros es 1 caso/ millón de viajeros, pero es más elevado en los niños. La enfermedad se observa principalmente de junio a septiembre en las zonas templadas y a lo largo de todo el año en las tropicales. Se recomienda la vacunación para los viajeros que piensan visitar durante más de 1 mes zonas rurales de Asia donde la enfermedad es endémica, especialmente zonas de arroz o de granjas de cerdos. Se recomienda la vacunación en el caso de visitas más cortas a dichas zonas si el viajero estará casi siempre al aire libre (p. ej., camping o excursiones a pie). Puede disminuirse mucho el riesgo de infección siguiendo las precauciones estándar para evitar las picaduras de mosquitos. Debe desaconsejarse a los padres de niños muy pequeños que viajen con sus hijos a zonas de alto riesgo. La vacuna inactivada contra la encefalitis japonesa tiene una eficacia 95%, pero ocurren reacciones de hipersensibilidad en más del 0,6% de los receptores; 1 de cada 1.000 vacunados tiene reacciones de urticaria o angioedema facial u orofaríngeo que pueden aparecer en minutos o hasta 2 semanas tras la vacunación. La serie debe completarse 2 semanas antes de viajar para que cualquier reacción adversa a la vacuna pueda detectarse y tratarse. La serie suele administrarse en el transcurso de 1 mes, pero puede darse un ciclo acelerado en el transcurso de 14 días, aunque los títulos de anticuerpos neutralizantes tienden a ser menores con el ciclo acelerado que con el normal. MENINGOCOCO Neisseria meningitidis produce una enfermedad epidémica y endémica a lo largo de todo el mundo (v. cap. 184). La mayoría de los casos tiene lugar en el «cinturón de meningitis» del África Subsahariana (v. el mapa en www.cdc.gov/travel/yellowbook/ 2008/ch4/menin.aspx) entre diciembre y junio. También se han descrito epidemias en India y Arabia Saudí, especialmente en peregrinos al Hajj. Los casos entre norteamericanos que viajan a estas regiones son poco frecuentes y la vacunación está indicada principalmente en los que viajan a una zona con un brote activo y en los que podrían tener un contacto prolongado con la población local en una zona endémica, especialmente si es muy concurrida. Arabia Saudí exige a todos los peregrinos a la Meca el certificado de vacunación antimeningocócica 10 o más días antes y menos de 3 años antes de la llegada. El serogrupo A es la causa más frecuente de epidemias fuera de Estados Unidos, aunque el C y, rara vez, el B también se han asociado a epidemias. © ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito. Capítulo 168 Consejos sanitarios para los niños que realizan viajes internacionales & e168-5 Actualmente hay dos formas de vacunas antimeningocócicas disponibles en Estados Unidos: la vacuna polisacárida tetravalente A/C/Y/W-135 y la vacuna tetravalente conjugada A/C/Y/W-135. La inmunización con una vacuna tetravalente de proteínas conjugada forma parte en la actualidad de las recomendaciones vacunales habituales para los niños de 11 a 18 años de edad. Si no se dispone de una vacuna conjugada, se recomienda la vacuna polisacárida tetravalente en niños de 2 años de edad que tengan riesgo de enfermedad meningocócica provocada por un serogrupo de la vacuna. También puede utilizarse en niños de 3 meses de edad o mayores con riesgo de contraer la enfermedad por serogrupo A, porque la vacuna proporciona cierta protección frente a este serotipo pero no frente a los otros 3 a esta edad. La vacuna no es eficaz contra el serogrupo A en lactantes menores de 3 meses y puede tener sólo una eficacia parcial en los niños de 3-11 meses. Los niños menores de 2 años no están protegidos contra los otros serogrupos. Los niños vacunados antes de los 4 años de edad deben volver a vacunarse pasados 2-3 años si permanecen en una zona endémica. RABIA La rabia es endémica en la mayor parte de países de África, Asia y América Central y del Sur. Los niños tienen un riesgo especial, porque tienen una menor probabilidad de señalar que han sido mordidos y porque las mordeduras en la cara son más habituales en ellos. Se debe considerar la profilaxis preexposición en los niños que van a permanecer más de 1 mes en una zona endémica o que van a viajar a una región en la que no está disponible la profilaxis postexposición rápida y eficaz. Una mordedura de animal en una zona de rabia endémica es una urgencia médica. Se debe buscar atención médica inmediata en un centro que pueda administrar la profilaxis antirrábica postexposición adecuada. Si es posible, el animal en cuestión debe ser capturado y puesto en cuarentena durante 10 días para observar la aparición de signos de rabia. La profilaxis postexposición debe aplicarse incluso a las personas que recibieron vacunación preexposición. En Estados Unidos existen tres vacunas inactivadas contra la rabia: la vacuna de células diploides humanas (VHCD), la vacuna adsorbida de la rabia (VRA) y la vacuna purificada de células de embrión de pollo (PCEC). La profilaxis preexposición se administra bien por vía intramuscular (VHCD, VRA o PCEC) en 3 dosis de 1 ml en los días 0, 7 y 21 o 28. La profilaxis postexposición consiste en cuatro dosis de 1 ml de VHCD, VRA o PCEC por vía intramuscular en los días 0, 3, 7 y 14 si no está previamente vacunado y 2 dosis de 1 ml por vía intramuscular en los días 0 y 3 si está vacunado previamente. Las personas sin vacunación previa deben recibir también la inmunoglobulina antirrábica (IGR) (20 UI/kg, infiltrando, si es posible, la mayor parte de la dosis alrededor de la herida) al mismo tiempo que se inicia la profilaxis postexposición. Las personas con vacunación previa no deben recibir IGR. Los niños que reciben mefloquina o cloroquina pueden tener reacciones inmunitarias limitadas a la vacuna intradérmica de la rabia y deben ser vacunados por vía intramuscular. Las vacunas purificadas derivadas de cultivos celulares no siempre están disponibles en el extranjero; los viajeros deben estar advertidos de que las vacunas de la rabia derivadas de tejido nervioso conllevan un mayor riesgo de reacciones adversas, a menudo con secuelas neurológicas. Las preparaciones de IGR equina purificada o no purificada aún se utilizan en algunos países en desarrollo y también se relacionan con un mayor riesgo de reacciones graves, tales como enfermedad del suero y anafilaxia. Si la profilaxis de la rabia se inicia en el extranjero, al regreso deben comprobarse los títulos neutralizantes y completar la vacunación con una vacuna derivada de cultivos celulares. TUBERCULOSIS El riesgo de tuberculosis en el viajero típico es bajo. En todos los niños que viajen durante largos períodos a zonas de alto riesgo debe realizarse la prueba de la tuberculina antes y después del viaje. La inmunización con el bacilo de Calmette-Guérin (BCG) es motivo de controversia. No se utiliza de forma frecuente en Estados Unidos, pero algunas autoridades creen que debería administrarse a los niños, especialmente a los lactantes, que van a residir durante un período prolongado en una zona con alta prevalencia de tuberculosis o con tuberculosis multirresistente, ya que parece conferir una alta protección contra la meningitis tuberculosa y la tuberculosis miliar en los niños. FIEBRE TIFOIDEA La infección por Salmonella typhi, o fiebre tifoidea, es frecuente en muchos países en vías de desarrollo de Asia, África y Latinoamérica (v. cap. 190). La vacunación antitifoidea se recomienda en los niños que viajan al subcontinente indio, la zona de mayor riesgo, así como en las personas que viajan a regiones endémicas con un alto riesgo de infección: viajeros de larga duración (los que viajan más de 4 semanas), excursionistas de mochila y viajeros que permanecen con amigos y familiares en países en desarrollo. La vacunación debe considerarse firmemente en todos los niños que viajan a zonas endémicas, especialmente si es probable la exposición a agua y alimentos contaminados. En Estados Unidos se recomiendan para su utilización en niños dos vacunas antitifoideas, la intramuscular de polisacárido Vi y la oral viva atenuada con la cepa Ty21a. Ambas producen una respuesta protectora en el 50-80% de los receptores. La vacuna intramuscular de polisacárido Vi está autorizada para su uso en niños de 2 años o más de edad. Puede administrarse en cualquier momento antes de partir, pero idealmente debe administrarse 1 mes o más antes del viaje, con un refuerzo requerido 2-3 años después. La vacuna oral Ty21a sólo puede utilizarse en niños de 6 años o más. La vacuna oral se da en cuatro dosis durante un período de 1 semana: una cápsula con recubrimiento entérico se traga entera con una bebida fría, al menos 1 hora antes de la comida, en días alternos hasta completar las cuatro dosis. La vacuna oral se asocia con una respuesta inmunitaria durante 5 años. Los antibióticos inhiben la respuesta inmunitaria a la vacuna oral Ty21a. No debe administrarse la vacuna hasta 24 horas después de la última dosis de antibiótico y se han de evitar los antibióticos hasta 7 días después de haber completado la serie vacunal. Los estudios realizados han demostrado que la mefloquina, la cloroquina y la atovacuona-proguanil pueden administrarse junto con la vacuna oral Ty21a sin afectar la inmunogenicidad de la vacuna. La vacuna oral Ty21a no debe administrarse a niños inmunodeprimidos, sino que deben recibir la vacuna intramuscular de polisacárido Vi. FIEBRE AMARILLA La fiebre amarilla (v. cap. 262) es una enfermedad vírica transmitida por mosquitos que se parece a otras fiebres hemorrágicas (cap. 263) pero con mayor afectación hepática. Esta enfermedad está presente en las áreas tropicales de Sudamérica y África. La vacuna contra la fiebre amarilla está indicada en los niños mayores de 9 meses que viajan a una zona endémica. En muchos países, esta vacuna es obligatoria legalmente para los viajeros que proceden de zonas endémicas y algunos países africanos exigen el certificado de vacunación a todos los viajeros que entran en el país. Las actuales recomendaciones a este respecto pueden conseguirse a través de los servicios de salud locales o estatales o de la Division of VectorBorne Infectious Diseases de los CDC (teléfono: 404-332-4555; o en la página web: www.cdc.gov/travel/yellowbook/2010/chapter-2yellowfever.aspx). La mayoría de los países acepta la exención médica de los niños que son demasiado pequeños para ser vacunados (<4 meses de edad) y de las personas con una contraindicación para la vacunación, como inmunodeficiencia. Se puede vacunar a los niños con infección por VIH asintomática si no puede evitarse la exposición al virus de la fiebre amarilla. La vacuna de la fiebre amarilla (0,5 ml por vía s.c.), una vacuna viva atenuada (cepa 17D) desarrollada en embrión de pollo, es segura y muy eficaz en los niños mayores de 9 meses, pero en los lactantes pequeños se asocia a un riesgo alto de encefalitis (0,4%) y otras reacciones graves. Nunca debe administrarse a lactantes menores de 6 meses; los de 6-8 meses únicamente deben vacunarse tras consultar con los CDC. En los niños de más de 9 meses de edad son infrecuentes los efectos adversos, aunque se han descrito enfermedad neurotrópica y viscerotrópica con la vacuna. El riesgo de estas reacciones es mayor en los que tienen afección tímica y las personas con más de 60 años de edad (y menos de 9 meses de edad como arriba en relación con la enfermedad neutropénica). Los niños con antecedentes de reacciones anafilácticas al huevo no deben recibir la vacuna de la fiebre amarilla. Los niños con alergia e168-6 & Parte XVII Enfermedades infecciosas al huevo a los que hay que administrar la vacuna deben recibir tratamiento de desensibilización. Es posible que se desarrolle inmunidad persistente durante toda la vida con esta vacuna; sin embargo, los certificados internacionales de viaje exigen que el tiempo transcurrido desde la vacunación no sea superior a 10 años. Diarrea del viajero La diarrea del viajero, que se caracteriza por el aumento del doble o más de la frecuencia de deposiciones no formadas, aparece hasta en un 40% de los viajeros en ultramar (cap. 332.1). Los niños, especialmente los menores de 3 años, tienen una incidencia más alta de diarrea, con síntomas más graves y más prolongados que los adultos, con una tasa de ataque descrita del 60% en los menores de 3 años en un estudio. La diarrea del viajero generalmente se adquiere por la ingestión de agua y alimentos con contaminación fecal. Se han relacionado diversos microorganismos (bacterias, virus y parásitos) con la diarrea del viajero, pero E. coli enterotoxígeno todavía es la causa más frecuente. Otras causas bacterianas incluyen Shigella, Salmonella, Campylobacter, Vibrio cholerae, Vibrio parahaemolyticus, Aeromonas hydrophilia y Plesiomonas shigelloides. Las infecciones por protozoos como Entamoeba histolytica, Giardia lamblia, Cryptosporidium parvum e Isospora son más habituales en las personas que viajan durante largos períodos. Los rotavirus también se han asociado a la diarrea del viajero. El factor de riesgo más importante es el país de destino. Las zonas de alto riesgo (tasas de ataque del 25-50%) son las naciones en desarrollo de Latinoamérica, África, Oriente Medio y Asia. Existe un riesgo intermedio en el Mediterráneo, China e Israel. Las zonas de bajo riesgo son Norteamérica, el norte de Europa, Australia y Nueva Zelanda. Los niños inmunodeprimidos, incluidos los afectados por el VIH, presentan más riesgo de complicaciones por las causas bacterianas de la diarrea del viajero, especialmente por Salmonella. La selección y preparación cuidadosa de los alimentos y el agua pueden reducir significativamente el riesgo de diarrea del viajero. En los niños no están recomendados los fármacos quimioprofilácticos para la diarrea del viajero. La deshidratación es la mayor amenaza de un proceso diarreico en un niño pequeño. Es necesario advertir a los padres sobre los signos y síntomas de la deshidratación, y se les debe dar instrucciones sobre el modo de administrar las soluciones de rehidratación. Las bolsas de solución de rehidratación oral (SRO) preempaquetadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la UNICEF, disponibles en los almacenes o en las farmacias de la mayoría de los países en vías de desarrollo, deben ser parte del equipo de viaje del niño. Las SRO deben mezclarse directamente con agua embotellada o hervida y administrarse lentamente al niño según la tolerancia, mientras persistan los síntomas. En los niños pequeños se deben evitar los fármacos que reducen la motilidad intestinal, como el difenoxilato y la loperamida, y la AAP no recomienda su empleo de rutina en la gastroenteritis aguda; el uso de loperamida (2 mg tres veces al día v.o.) puede ser útil en los niños mayores de 8 años si no tienen fiebre o deposiciones sanguinolentas. Aunque la AAP no recomienda el empleo de rutina del subsalicilato de bismuto para la gastroenteritis aguda por la posible toxicidad y el síndrome de Reye, muchos médicos pediatras lo utilizan como antidiarreico, especialmente en los niños mayores. Se ha demostrado que el subsalicilato de bismuto disminuye el número de deposiciones y acorta la duración de la enfermedad en las personas con diarrea del viajero. El régimen de dosis bajas recomendado es de 5 ml en los niños de 3-5 años de edad, 10 ml en los de 6-8 años de edad, 15 ml en los de 9-11 años de edad y de 30 ml en los de 12 años de edad y mayores, administrado con una frecuencia de 30-60 minutos durante 8 dosis, con no más de 8 dosis al día. Deben evitarse dosis más altas de subsalicilato de bismuto debido a los problemas de toxicidad por salicilatos y debe detenerse el tratamiento cuando haya signos de fiebre o de sangre en las deposiciones. No debe utilizarse si el niño pudiera tener gripe o varicela o si está en una zona en la que está apareciendo un brote de gripe, ya que hay un mayor riesgo de síndrome de Reye en los niños con gripe o con varicela que reciben tratamientos con salicilatos. El autotratamiento de presunción se recomienda generalmente en los adultos, y muchos expertos están de acuerdo en que también debería darse a los niños el tratamiento presuntivo. En adultos de 18 años o más, el régimen recomendado es ciprofloxacino (500 mg), norfloxacino (400 mg) u ofloxacino (300 mg) por vía oral dos veces al día durante 3 días, con sustitución por azitromicina en regiones con un elevado nivel de resistencia a fluoroquinolonas. En niños, el fármaco de elección es la azitromicina (10 mg/kg/día, dosis máxima de 500 mg, durante tres días). El ciprofloxacino (25-30 mg/kg/día, divididos en dos dosis, dosis máxima de 500 mg dos veces al día, durante tres días) es una alternativa en regiones sin resistencia a fluoroquinolonas. El uso de azitromicina no está autorizado expresamente para el tratamiento de la diarrea, pero es muy eficaz contra la mayoría de los patógenos que provocan la diarrea del viajero y puede recetarse en polvo, por lo que puede ser reconstituida con agua cuando sea necesario. Además de su empleo en las infecciones urinarias complicadas resistentes, el ciprofloxacino no ha sido aprobado para su uso en niños, por la preocupación por el posible daño sobre el cartílago que se observa en cachorros; sin embargo, se ha utilizado ampliamente este agente sin datos significativos de problemas cartilaginosos o articulares. El tratamiento antibiótico y el de la deshidratación para la diarrea del viajero en lactantes y niños pequeños deben administrarse consultando con el médico, sobre todo si la enfermedad es grave, persiste durante más de 3 días o se asocia a deposiciones sanguinolentas, fiebre superior a 38,8 C, escalofríos, vómitos o deshidratación moderada o grave. Quimioprofilaxis del paludismo El paludismo, una infección transmitida por un mosquito, es la primera causa parasitaria de muerte infantil en todo el mundo (cap. 280). De las cuatro especies de Plasmodium que infectan al ser humano, P. falciparum causa la mayor morbilidad y mortalidad. Cada año, más de 8 millones de ciudadanos estadounidenses visitan zonas del mundo en las que el paludismo es endémico (África Subsahariana, América Central y del Sur, India, Sudeste Asiático, Oceanía). Los niños registraron el 15-20% de los casos de paludismo importado en un estudio de la OMS en Europa. Debido al importante resurgimiento de esta enfermedad y al aumento de los viajes en familias con niños pequeños, cada vez es más frecuente que se solicite a los médicos de los países desarrollados consejo respecto a la prevención, el diagnóstico y el tratamiento del paludismo. La mortalidad del paludismo importado sigue siendo inferior al 1% en niños de países no endémicos; sin embargo, los factores de riesgo de paludismo grave y de muerte incluyen una observancia inadecuada de la quimioprofilaxis, retraso en la búsqueda de atención médica, retraso en el diagnóstico y estado no inmune. Los CDC mantienen información actualizada en www.cdc. gov/travel/index.html, así como en la línea telefónica del paludismo para los médicos (770-488-7788). Es importante comprobar esta información actualizada debido a que las recomendaciones de la profilaxis y el tratamiento se modifican frecuentemente como consecuencia de los cambios del riesgo de contraer paludismo en distintas partes del mundo, al patrón cambiante de resistencia de Plasmodium y a la disponibilidad de nuevos antipalúdicos. La evitación de los mosquitos y las barreras de protección contra ellos son una parte importante de la prevención del paludismo para los que viajan a zonas endémicas. El mosquito Anopheles se alimenta desde el crepúsculo al amanecer. Los viajeros deben permanecer en zonas bien vigiladas, llevar ropa que cubra la mayor parte del cuerpo, dormir bajo una mosquitera (mucho mejor una impregnada con permetrina) y utilizar repelentes de insectos con DEET durante estas horas (v. Precauciones sobre enfermedades infecciosas). Se debe desaconsejar a los padres que lleven a un niño pequeño a un viaje que suponga exposición al atardecer o durante la noche en áreas endémicas de P. falciparum. La quimioprofilaxis es la piedra angular de la prevención del paludismo en los niños y los adultos no inmunizados que viajan a zonas endémicas, pero no reemplaza a otras medidas protectoras. A menudo, los viajeros no suelen tomar la profilaxis antipalúdica tal como se ha prescrito o no la toman en absoluto. Es más probable que utilicen antipalúdicos profilácticos cuando los médicos les proporcionan Capítulo 168 Consejos sanitarios para los niños que realizan viajes internacionales & e168-7 recomendaciones y educación sanitaria adecuadas antes de partir. Sin embargo, en una encuesta sólo el 14% de las personas que solicitaron consejo médico obtuvo una información correcta sobre la prevención y profilaxis del paludismo. Las familias con niños que visiten a amigos y familiares tienen una probabilidad particularmente menor de tomar profilaxis frente al paludismo o de buscar consejos médicos antes de realizar el viaje. La resistencia de P. falciparum al fármaco quimioprofiláctico tradicional, la cloroquina, está aumentando rápidamente en todo el mundo, y en muchas zonas deben utilizarse otros fármacos (tabla 168-2). Hay varios factores que deben tenerse en consideración a la hora de elegir los fármacos apropiados para la quimioprofilaxis y los calendarios de administración, tales como la edad del niño, el itinerario del viaje (si el niño viajará a zonas de riesgo dentro de un país determinado y si en el país existe P. falciparum resistente a cloroquina), las vacunas que se han administrado, reacciones alérgicas o de otro tipo a los antipalúdicos y la disponibilidad de atención médica durante el viaje. Los niños que viajen a zonas con P. falciparum resistente a cloroquina pueden recibir mefloquina, atovacuona-proguanil o doxiciclina como profilaxis. En los viajes inferiores a dos semanas, el fármaco recomendado es atovacuona-proguanil, porque se administra por un corto período de tiempo antes y después del viaje. La atovacuona-proguanil o la doxiciclina también se indican para los viajes de cualquier duración a la zona oeste de Camboya y a las fronteras de Tailandia con Camboya y Tailandia con Myanmar debido a la resistencia a la mefloquina en estas zonas. Para viajes superiores a dos semanas de duración a todas las zonas con P. falciparum resistente a cloroquina, la mefloquina es el fármaco recomendado, porque puede ser administrado semanalmente. Tabla 168-2 QUIMIOPROFILAXIS DEL PALUDISMO EN LOS NIÑOS FÁRMACO DOSIS (ORAL) ZONA RESISTENTE A CLOROQUINA <10 kg: 4,6 mg de base (5 mg de sal)/kg/semana Mefloquina*,y 10-19 kg: ¼ comprimido/semana 20-30 kg: ½ comprimido/semana 31-45 kg: ¾ comprimido/semana >45 kg: 1 comprimido/semana (228 mg de base) 2 mg/kg/24 h (100 mg máximo) Doxiciclinaz © ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito. Atovacuona-proguanil§ Comprimidos pediátricos: 62,5 mg atovacuona/25 mg proguanil Comprimidos para adultos: 250 mg proguanil/100 mg proguanil 5-8 kg: ½ comprimido pediátrico una vez al día diariamente (extraoficial) 9-10 kg: ¾ comprimido pediátrico (extraoficial) 11-20 kg: 1 comprimido pediátrico una vez al día diariamente 21-30 kg: 2 comprimidos pediátricos una vez al día diariamente 31-40 kg: 3 comprimidos pediátricos una vez al día diariamente >40 kg: 1 comprimido para adulto una vez al día diariamente ZONA SENSIBLE A CLOROQUINA Cloroquina fosfato 5 mg de base/kg/semana (300 mg de base máximo) *La cloroquina y la mefloquina deben comenzarse 1 semana antes de la partida y continuarse 4 semanas después de la última exposición. y Existe resistencia a la mefloquina en el oeste de Camboya y a lo largo de la frontera de Tailandia con Camboya y Tailandia con Myanmar. Los viajeros en estas zonas deberían tomar doxiciclina o atovacuona-proguanil. z La doxiciclina debe iniciarse 1-2 días antes de la partida y continuarse durante 4 semanas después de la última exposición. No se debe utilizar en niños menores de 8 años de edad o en mujeres embarazadas. § La atovacuona-proguanil debe comenzarse 1-2 días antes de la partida y continuarse durante 7 días después de la última exposición. No se recomienda en las mujeres embarazadas, niños de menos de 5 kilogramos de peso y en las mujeres que alimenten a pecho a su hijo de menos de 5 kg. La mefloquina está autorizada por la FDA sólo para los niños que pesan más de 15 kg, pero los CDC recomiendan la profilaxis con este fármaco en todos los niños sin tener en cuenta el peso, ya que el riesgo de contraer un paludismo grave supera el riesgo de la posible toxicidad de este fármaco. Los adultos que toman profilaxis con mefloquina tienen una incidencia del 10-25% de trastornos del sueño y disforia y, con menor frecuencia, síntomas neuropsiquiátricos más serios. Estos efectos secundarios parece que son menos frecuentes en los niños. Otros posibles efectos secundarios son náuseas y vómitos. La ausencia de una formulación en suspensión o líquida puede hacer difícil la administración de cloroquina y mefloquina. En niños que no pueden ingerir comprimidos, los padres deben acudir a una farmacia que prepare fórmulas magistrales donde se pulverizarán estos comprimidos y se introducirán en cápsulas. Después los padres pueden abrir estas cápsulas y espolvorear el contenido en la comida. La medicación se tolera mejor por los niños si está «disfrazada» ya que tiene sabor amargo. El sirope de chocolate es un buen vehículo para este procedimiento. Las personas con depresión, epilepsia o trastornos neuropsiquiátricos no deben tomar mefloquina. La atovacuona-proguanil (combinación fija) (Malarone, GlaxoSmithKline, Philadelphia, PA) es una quimioprofilaxis sumamente eficaz para los viajeros a zonas endémicas de paludismo resistente a cloroquina, pero actualmente es bastante cara. Los efectos adversos son infrecuentes, leves (dolor abdominal, vómitos y cefalea) y rara vez provocan la suspensión de la medicación. La profilaxis con atovacuona-proguanil debe tomarse cada día, por lo que es más adecuada durante períodos cortos de exposición. Los datos recientes permiten disminuir la dosis a 5 kg de peso corporal, aunque el uso de atovacuona-proguanil con un peso de 5-10 kg se considera extraoficial. El uso de doxiciclina a diario es un régimen quimioprofiláctico alternativo para el paludismo por P. falciparum resistente a cloroquina que es considerablemente más barato que atovacuona-proguanil. La doxiciclina se ha utilizado ampliamente y es muy eficaz, pero no puede emplearse en niños menores de 8 años por el riesgo de tinción dental permanente y los efectos secundarios (náuseas, vómitos, fotosensibilidad, candidiasis vaginal) son frecuentes. Las personas que reciben profilaxis con doxiciclina deben ser avisadas para que disminuyan la exposición directa al sol con el fin de minimizar la posible fotosensibilidad. La primaquina también se ha utilizado con éxito como quimioprofilaxis, sobre todo en regiones con una elevada prevalencia de P. vivax y de P. ovale, pero hay pocos datos sobre su uso en niños no inmunizados. La profilaxis con primaquina en niños sólo deberá administrarse en consulta con los CDC o con un especialista en medicina de viajes. La cloroquina, cloroquina-proguanil y azitromicina no proporcionan protección adecuada a los niños que viajan a una zona endémica de paludismo resistente a cloroquina. La cloroquina semanal es el fármaco de elección para la quimioprofilaxis del paludismo en las regiones del mundo donde P. falciparum permanece totalmente sensible a cloroquina (Haití, República Dominicana, la zona de América Central al norte del canal de Panamá y algunos países de Oriente Medio). Existe información actualizada sobre la sensibilidad a cloroquina y la profilaxis recomendada frente al paludismo en www.cdc.gov/travel/yellowbook/ 2010/chapter-2/malaria.aspx. Al abandonar una zona endémica de P. vivax y P. ovale después de una visita prolongada (normalmente >3 meses), los viajeros podrían requeriruna «profilaxisde terminal» con primaquina (0,5 mg/kg de primaquina base diariamente, hasta una dosis máxima de 30 mg base o 52,6 mg de sal durante 14 días) para eliminar las formas extraeritrocíticas de P. vivax y P. ovale con objeto de evitar recaídas. Es obligatorio realizar un análisis selectivo de glucosa-6-fosfato deshidrogenasa (G6PD) antes de realizar el tratamiento con primaquina porque este agente puede producir una intensa hemólisis en las personas con deficiencia en G6PD y, por tanto, está contraindicada en ellas. En la leche de las mujeres que alimentan a sus hijos con lactancia natural se excretan pequeñas cantidades de antipalúdicos. Las cantidades del fármaco transferido no se consideran perjudiciales ni suficientes para proporcionar una profilaxis adecuada contra el e168-8 & Parte XVII Enfermedades infecciosas paludismo. No es aconsejable la exposición prolongada del lactante a la doxiciclina a través de la leche materna. Sigue siendo controvertido el autotratamiento del paludismo presuntivo durante el viaje. Nunca debe ser un sustituto de la búsqueda de una atención médica apropiada, pero puede considerarse en circunstancias especiales tales como viajar a regiones remotas, intolerancia a la profilaxis o rechazo de la quimioprofilaxis por parte del viajero. Le medicación del autotratamiento debe ser diferente de la prescrita para la quimioprofilaxis. Se debe consultar a los CDC o a un especialista en medicina de viajes si se considera la medicación de autotratamiento para un viajero. EL REGRESO DEL VIAJERO Las evaluaciones posteriores al viaje forman parte de la asistencia sanitaria del mismo y de la atención continuada. En los niños que viajan al extranjero durante un período prolongado (>6 meses) se debe realizar la prueba cutánea de la tuberculina antes y después del viaje. Los médicos no familiarizados con estas enfermedades de los países en desarrollo a menudo diagnostican mal la causa del trastorno en un niño que regresa de un viaje al extranjero. Es escasa la literatura que de modo específico trata de las causas de enfermedad en niños que regresan de un viaje. Entre todas las personas que regresan (niños y adultos) se han observado cuatro patrones de enfermedad principales (tabla 168-3). La etiología de cada una de estas presentaciones de las enfermedades en parte depende del país visitado. El dengue no es frecuente en aquellos viajeros que vuelven del África Subsahariana, pero la fiebre maculosa transmitida por garrapatas es común en esa zona. El paludismo es habitual en la mayoría de los países en vías de desarrollo. Los niños que regresan de un viaje internacional y tienen signos y síntomas específicos de enfermedad, como fiebre, erupción cutánea o diarrea crónica, deben ser atendidos por un pediatra experto en medicina de viajes o un especialista en enfermedades infecciosas. La fiebre es particularmente un síntoma preocupante. El paludismo y la fiebre tifoidea son las dos causas más comunes de fiebre en los niños que regresan de viaje procedentes de países en desarrollo, pero otras numerosas enfermedades contraídas en estos países pueden causar fiebre (v. tabla 168-3). El paludismo ha de ser considerado en la evaluación de cualquier fiebre que se desarrolle en 1 año y sobre todo en los 2 primeros meses después de haber viajado a regiones con paludismo endémico. Otros síntomas del paludismo pueden ser inespecíficos e incluyen malestar, síntomas gastrointestinales, cefalea, mialgias, tos y síntomas neurológicos. Los niños tienen más probabilidad que los adultos de tener síntomas gastrointestinales, hepatomegalia, esplenomegalia, ictericia y anemia, así como fiebres altas. La trombocitopenia (sin aumento de sangrado) y la fiebre en un niño que ha regresado de una región endémica son muy sugestivos de paludismo. Es preciso realizar pruebas de gota gruesa y de extensiones finas de sangre para realizar el diagnóstico si se sospecha paludismo clínicamente. Si los resultados son negativos inicialmente, se deberán realizar al menos 2 extensiones en las 12-24 horas posteriores de la extensión inicial. Debe comenzarse el tratamiento inmediatamente después de haberse confirmado el diagnóstico o empíricamente si la forma de presentación es grave con sospecha de paludismo. Dado el mayor riesgo de paludismo grave, los niños deben ser hospitalizados inicialmente incluso en los casos de paludismo no complicado. El tratamiento debe determinarse en consulta con un especialista en enfermedades infecciosas pediátricas y los CDC, que han actualizado la información sobre los fármacos de elección, que son similares a los de los adultos (v. cap. 280 para más detalles sobre el paludismo). La gripe aviar y otras enfermedades respiratorias emergentes deben figurar en el diagnóstico diferencial de los niños que regresan de regiones endémicas, especialmente porque el período de incubación Tabla 168-3 PATRONES DE ENFERMEDAD EN LOS VIAJEROS INTERNACIONALES QUE REGRESAN ENFERMEDADES FEBRILES SISTÉMICAS Paludismo Fiebre tifoidea Dengue Infecciones por rickettsias (fiebre maculosa por garrapatas) Virus Chikungunya (patógeno emergente) Fiebre sin foco DIARREA AGUDA Giardiasis Amebiasis Campylobacter Shigella Salmonella Escherichia coli Presumiblemente viral MANIFESTACIONES DERMATOLÓGICAS Picaduras de insectos Larva migrans cutánea Abscesos Micosis superficial Mordedura de animal Leishmaniasis Miasis Sarna Impétigo Enfermedades por rickettsias de muchos virus respiratorios significa que el niño acudirá cuando regrese después de viajes cortos. Los síntomas de la gripe aviar pueden ser similares a los de la gripe, pero con frecuencia son más intensos, y pueden incluir progresión a neumonía, insuficiencia respiratoria, síntomas gastrointestinales y neurológicos. Si un niño tiene factores de riesgo epidemiológicos y síntomas similares, es importante una atención médica urgente, ya sea mientras se sigue viajando o al regresar al hogar. BIBLIOGRAFÍA Centers for Disease Control and Prevention: Use of reduced (4-dose) vaccine schedule for postexposure prophylaxis to prevent human rabies, MMWR 59(RR-2):1-9, 2010. Centers for Disease Control and Prevention: Human infection with avian influenza A (H5N1) virus: advice for travelers. 2008 (website). www.cdc.gov/travel/contentAvianFluAsia.aspx. Centers for Disease Control and Prevention: International travel with infants and young children, Yellow Book 2008. www.cdc.gov/travel/ yellowBookCh8-SafeInfantsChildren.aspx. Giovanetti F: Immunisation of the travelling child, Travel Med Infect Dis 5(6):349-364, 2007. Ladhani S, Aibara RJ, Riordan FA, et al: Imported malaria in children: a review of clinical studies, Lancet Infect Dis 7:349-357, 2007. Lee PJ: Vaccines for travel and international adoption, Pediatr Infect Dis J 27:351-354, 2008. Mackell S: Traveler’s diarrhea in the pediatric population: etiology and impact, Clin Infect Dis 41:S547-S552, 2005. Shetty AK, Woods CR: Prevention of malaria in children, Pediatr Infect Dis J 25:1173-1176, 2006. Stauffer W, Christenson JC, Fischer PR: Preparing children for international travel, Travel Med Infect Dis 6:101-113, 2008. Wilson ME, Weld LH, Boggild A, et al: Fever in returned travelers: results from the GeoSentinel Surveillance Network, Clin Infect Dis 44:1560-1568, 2007.