ARGUMENTOS EN CONTRA DE LA REELECCION PRESIDENCIAL PRESENTADOS ANTE LA CORTE CONSTITUCIONAL Como era de esperarse, la Corte Constitucional ha recibido diversas demandas en contra del acto legislativo No. 2 de diciembre de 2004, por el cual se permite la reelección presidencial inmediata en Colombia a partir del 2006. Según los demandantes la tramitación de la norma en el Congreso sufrió diversos vicios de forma o de procedimiento que la harían inválida. A su vez, otras denuncias han puesto énfasis en si el Congreso de la República es o no competente para hacer una reforma de este tipo que cambia la forma de hacer política en Colombia y el carácter del régimen político, sin modificar otros aspectos que garanticen la preservación del Estado de Derecho y la división de poderes. En últimas la preocupación de fondo expresada por muchos de los ciudadanos demandantes es hasta dónde con el afán por realizar una reforma a la medida del mandatario de turno, el Congreso desconoció criterios básicos del sistema democrático y hasta dónde, los cambios propuestos para permitir una reelección con nombre propio pueden configurar un modelo de Estado diferente al que diseñaron los Constituyentes elegidos en 1991. Muy seguramente, y como lo esperamos todos los colombianos, la Corte Constitucional hará un fallo ajustado al derecho, el cual tendrá que ser acatado por todas las partes interesadas. Independiente de la decisión de la Corte y tratándose de un tema que reviste la máxima importancia para el futuro inmediato del país, resulta necesario que en esta nueva fase del proceso sobre la reelección se continúe haciendo seguimiento y presencia ciudadana al respecto. Es por ello que Foro Nacional por Colombia, en el marco de la Campaña por la Defensa de las Instituciones Democráticas y de la lucha contra la reelección inmediata, ha querido hacer una síntesis de una de las demandas que a nuestro juicio presenta argumentos más sólidos para el debate, en tanto fue elaborada colectivamente por un grupo de reconocidos juristas y analistas políticos encabezados por Jaime Castro. Se espera entonces poner ante la opinión pública en general, las razones que justifican la petición hecha a la Corte para que declare como inconstitucional el acto legislativo de la reelección. Se remité al texto mismo de la demanda, (www.foro.org.co) para ampliar los argumentos aquí presentados y para consultar las normas de la Constitución que se considera han sido vulneradas. I. Los vicios de trámite y de procedimiento Está establecido que la Carta Constitucional colombiana puede ser reformada por el Congreso, mediante acto legislativo, por una asamblea constituyente o por el pueblo, mediante referendo. En todos estos casos existen requisitos precisos y estrictos para hacer estas reformas, los cuales no son una mera formalidad, sino que son la manera de preservar el Estado Democráticos de Derecho y de concretar valores y principios fundamentales como la democracia, la participación y el pluralismo. 1 Estos requisitos están consignados en la Constitución y en otras normas como el reglamento del Congreso, y su cumplimiento es tan importante que los constituyentes le asignaron a la Corte Constitucional la tarea de definir las demandas que interpongan los ciudadanos por vicios de procedimiento en la formación de actos reformatorios de la Constitución. Precisamente en opinión de muchos, en la tramitación en el Congreos del Acto legislativo 02 de 2004, se violaron diversos requisitos, los cuales fueron recogidos en la mayor parte de las demandas presentadas a la Corte. La demanda que sintetizamos desarrolla los siguientes: 1. Vicios en el trámite de los impedimentos Nuestro ordenamiento jurídico ha establecido que cuando un congresista tenga un interés directo en cualquier decisión que se esté tomando, debe declararse impedido para participar en los debates o votaciones respectivas. Diversos códigos de procedimiento judicial han definido que mientras se tramita un impedimento declarado por un juez, no es posible que éste participe en discusión o decisión alguna sobre el tema que motivo su impedimento. Esta forma de actuar descansa en un claro soporte ético, y puede ser extendido al caso de los Congresistas con base en lo que se ha denominado como “el derecho viviente”, sobre el cual la Corte Constitucional ya se ha pronunciado en variadas ocasiones. Tal y como lo dieron a conocer diversos medios masivos de comunicación, en la primera vuelta del proyecto, tanto en las comisiones Primera de Senado y Cámara como en las Plenarias de ambas Cámaras, un número importante de parlamentarios se declaro impedido debido a que el Gobierno Nacional había favorecido mediante nombramientos en cargos públicos a parientes cercanos suyos. En el caso de la situación presentada en los cuatro primeros debates, algunos parlamentarios propusieron trasladar a la Comisión de Etica del Congreso todos los impedimentos, en tanto dicha Comisión está facultada por el reglamento para conocer de los conflictos de intereses. Aunque éste era el procedimiento que debía adoptarse, las mayorías reeleccionistas no lo acogieron debido a que el análisis de los casos en la Comisión de Etica tomaría un tiempo con el que ellos no contaban en tanto estaban corriendo contra los plazos establecidos para la aprobación de cualquier acto legislativo y poniendo en riesgo la expedición de la reforma en los términos que convenían a los interesados en que el presidente Uribe pueda postularse como candidato en las elecciones presidenciales del 2006. Así mismo, de acuerdo a una providencia del Consejo de Estado sobre la presentación colectiva de impedimentos, el congresista que se declare impedido para votar alegando la existencia de un conflicto de intereses, será excusado para hacerlo. El procedimiento definido por esta corporación judicial indicaba que lo adecuado en el caso de la reelección hubiera sido que hasta tanto no se resolviera el impedimento, el suplente del congresista en mención, que siguiera en la lista electoral con que fue elegido, debería remplazarlo en las deliberaciones y en la toma de las decisiones sobre las materias relacionadas con el conflicto de interés. 2 Contrario a lo anterior, en la primera vuelta se adoptó un procedimiento según el cual sólo quien había planteado su impedimento se inhibía de votar, mientras que otros congresistas que estaban en la misma situación (es decir que también se habían declarado impedidos y que por tanto no podían resolver sobre el tema) intervenían en la votación. De esta forma, se conformó un verdadero “carrusel de rechazo mutuo de los propios impedimentos”, donde quienes carecían de la neutralidad, la imparcialidad y el desinterés necesario para decidir con objetividad, lo hicieron diciendo que sus colegas no estaban impedidos sobre un tema en el que ellos mismos sí consideraban que lo estaban. Por medio de lo que coloquialmente se ha denominado como “la rueda de la felicidad”, los congresistas se fueron habilitando entre sí, sucesivamente y en forma indebida, para participar en la discusión y en la votación de la iniciativa en cada uno de esos cuatro debates. Como se sabe el resultado de las votaciones fue el rechazo de los impedimentos por la mayoría de los miembros de la Corporación, los cuales estaban a favor de la aprobación del proyecto (como se demuestra en las votaciones nominales de los informes de ponencia favorables a la iniciativa). En opinión de los demandantes, debido a lo anteriormente mencionado, las mayorías que decidieron sobre la reelección se construyeron con violación a los procedimientos legislativos. Esto implica que las sesiones de las comisiones y las plenarias durante la primera vuelta no tuvieron en cuenta las condiciones requeridas para contar con validez constitucional, con lo cual lo resuelto en ellas no tiene ningún valor. La manera en que el Congreso tramitó la norma, no solo afecta el principio de transparencia que debe iluminar la actividad legislativa, sino también la conformación del quórum decisorio exigido para aprobar una reforma a la Constitución. Si se hubiese votado correctamente, dado el número de congresistas impedidos para votar por haber manifestado su interés personal en la decisión, no habría sido posible aprobar la reforma. Igualmente, con este procedimiento se desconocieron los derechos fundamentales de los congresistas minoritarios, como son la igualdad de voto y el derecho a disentir, así como el principio democrático de la conformación desinteresada de las mayorías. Se contravinieron también otros principios fundamentales como los del debido proceso, imparcialidad, moralidad e instrumentalidad de las formas en el proceso de formación de la reforma constitucional. Nótese que esta demanda no enfatiza en la causa de los impedimentos, pues esto competía definirlo a la instancia respectiva, sino en el procedimiento que usaron los congresistas para habilitarse y participar así en las decisiones y votaciones. 2. La recusación de Yidis Medina En relación con el conflicto de intereses, el reglamento del Congreso también establece que si alguien conoce de una causal de impedimento de algún Congresista que no se haya comunicado oportunamente a las Cámaras legislativas, podrá recusarlo. Corresponde a la Comisión de Etica y Estatuto del Congresista decidir sobre el tema a través de una resolución motivada. 3 Este fue precisamente el caso de la representante Yidis Medina, quien fue recusada en el debate de la Comisión Primera por el representante Germán Navas Talero debido a una serie de declaraciones que ella concedió en relación con sus conversaciones con el Presidente Uribe. Además de que, como con los impedimentos, el procedimiento se tramitó inadecuadamente, en este caso hubo un vicio adicional en tanto el presidente de la Comisión solicitó al representante Navas que hiciera la recusación por escrito, cuando esa es una formalidad que no existe en ninguna normatividad. Mientras el representante Navas se retiró a escribir la recusatoria, la representante Yidis, manifestó que aunque no creía estar impedida prefería declararse en esta condición. Se entiende que lo que buscaba era que su impedimento fuera tramitado de la misma forma en que se señaló en el numeral anterior, en lugar de poner la recusación ante la Comisión de Etica. Esto no fue irrelevante pues, como se sabe, el voto de Medina era decisivo para la suerte del proyecto, pues sin su concurso, el mismo se hubiera archivado al quedar empantanada la votación entre sus partidarios y opositores. Así pues, tanto para el trámite de los impedimentos como para los de las recusaciones, los congresistas se contradijeron al votar en contra de lo que ellos mismos habían sostenido cuando se declararon impedidos. Pusieron en conocimiento de la Corporación situaciones que, a su juicio, los inhibían para participar en el trámite del proyecto, pero cuando fueron invitados a decidir sobre impedimentos de colegas suyos, que se fundaban en el mismo tipo de situaciones, con su voto dijeron que tales situaciones no generaban ningún impedimento. En otras palabras: lo que en su propio caso era impedimento, no lo era en el de otros congresistas. Además, si creían de verdad que no estaban impedidos, no tenían porqué hacer la manifestación que hicieron (declarar que estaban inhibidos). 3. El gobierno co-legisló en interés propio. La demanda sostiene que el gobierno intervino activamente en favor de una norma que beneficiaba al mandatario de turno, en lugar de actuar conforme al interés general, tal y como lo sostienen los principios del Estado Democrático de Derecho. De esta manera, utilizó la función colegisladora que le otorga la Constitución y la ley para obtener un acto legislativo adaptado a sus apreciaciones e intereses. Muchos senadores, representantes, diputados y concejales han perdido su investidura y se les ha decretado la muerte política porque violaron las normas sobre conflictos de intereses con su participación en el trámite de proyectos que de una u otra manera los afectaban. En el caso de la reelección presidencial inmediata, son muchos los hechos comprobados de que la reforma tenía nombre propio: • 4 Un proyecto de acto legislativo que el Congreso empezó a estudiar a fines de 2003, se hundió en la Plenaria del Senado, a pesar de que ya había sido aprobado en primer debate. La opinión de los parlamentarios sobre el tema cambió al año siguiente cuando el gobierno manifestó su interés en el proyecto e intervino para promover el acto legislativo. • Consejeros presidenciales, embajadores y altos funcionarios dieron declaraciones públicas a favor no de la figura de la reelección como tal, sino de la reelección del presidente Uribe. • El Ministro del Interior y la Justicia acompañó el trámite del proyecto de manera permanente, e intervino para respaldar los artículos que, en su concepto, se deberían aprobar (como efectivamente se aprueban) y para pedir que se revisen decisiones que el gobierno considera inconvenientes. Una participación tan activa del ministro no se da en ningún otro proyecto. • Con el fin de evitar que los impedimentos de los congresistas afectaran la conformación del quórum requerido, el gobierno efectuó una consulta al Consejo de Estado, en la cual indujo la respuesta de este organismo. De igual forma consiguió no sólo que esta corporación respondiera la consulta en menos de una semana, lo cual es inusual, sino que se ocupara de un asunto eminentemente político como la reelección, cuando se prevé que solo sea cuerpo consultivo del gobierno en asuntos administrativos. • A través de reuniones, desayunos y almuerzos en el Palacio de Nariño, el gobierno también se ocupó directamente de acordar el comportamiento de las bancadas amigas del proyecto durante su trámite. • El gobierno pagó “peaje” burocrático porque hubo congresistas que, como los conocidos casos de Yidis y Teodolindo, le pusieron precio a su voto. De esta forma abandonó la lucha contra la corrupción y la politiquería que había abanderado en su campaña. • Ante la necesidad de impulsar con premura la reelección, el gobierno cambió la agenda legislativa, con lo cual proyectos importantes (como el de pensiones, el marco jurídico para la negociación con los paramilitares, la reforma a la justicia, etc.) fueron aplazados o pasaron a un segundo plano. Sumado a lo anterior, los silencios y disposiciones del acto legislativo 02 de 2004 también prueban que se expidió pensando unicamente en la reelección del presidente Uribe. Así por ejemplo, se autorizó la reelección presidencial inmediata pero no la de gobernadores y alcaldes a pesar de que la de estos últimos hizo parte de la iniciativa y alcanzó a ser aprobada por el Senado. De igual forma se acepta que el Presidente pueda ser presidente y candidato simultáneamente, mientras que ministros, gobernadores, alcaldes u otros altos funcionarios del Estado que quieran aspiran a la Presidencia, tienen que retirarse del cargo un año antes de las elecciones. El acto demandado cambió sustancialmente las reglas de juego, que es precisamente lo que distingue a un sistema democrático de otro que no lo es. Los impactos de este cambio se poducirán inclusive pocos meses antes de las elecciones presidenciales del 2006. Lo que implica que se hizo a mitad de camino. Muchas definiciones como las que debe hacer la Corte Constitucional sobre el acto legislativo o la la ley estatutaria que de garantías a la oposición o las que hará el Congreso o -en el peor de los casos- el Consejo de Estado sobre esta misma ley se llevarán a cabo durante el 2005. Algunas reglamentaciones que corresponden al Consejo electoral o a la Comisión Nacional de Televisión, pueden darse 5 incluso a principios del 2006 cuando ya la campaña por la presidencia estará bien adelantada. Si no se hubiese legislado con nombre propio, la reelección regiría, por ejemplo, a partir del año 2010 y no del 2006. A propósito se trae a colación el antecedente del acto legislativo 1 de 1986 que ordenó la elección popular de alcaldes a partir de 1988, y no a partir de las elecciones de corporaciones públicas que tendrían lugar el mes de marzo siguiente a la aprobación del citado Acto y con las cuales podía coincidir la primera elección de alcaldes. De esta manera se evitó cambiar las reglas de juego sobre los procesos políticos que ya se habían iniciado y estaban concluyendo. En síntesis, con la actuación colegisladora del gobierno, se violaron las normas sobre conflictos de intereses del ejecutivo pues se logró que sólo un colombiano, Álvaro Uribe, pudiera ser beneficiario de la reforma. Será el único que pueda pretender el año entrante a la reelección inmediata. Si la logra, habrá que esperar a 2014 para que alguien más pueda aspirar a ese mismo tipo de reelección. Si en el 2010 el país elige de nuevo a uno de los ex presidentes, la reelección inmediata se aplazaría hasta el 2018. 4. Se obstruyó el debate y no hubo deliberación sustantiva. Se reconoce que el Congreso es el órgano por excelencia de la deliberación y el debate en una democracia. La existencia de deliberación y debate son requisitos esenciales de la tramitación adecuada de las leyes y de las reformas constitucionales. Así lo reconoce el ordenamiento institucional colombiano y varias sentencias de la Corte Constitucional. El debate es importante porque a través de él se construyen las mayorías que con su voto apoyan una decisión, a la vez que se dan garantías a las minorías para participar y expresarse. Por esto no son válidas en el proceso legislativo, situaciones como la votación en bloque de un proyecto o la decisión sobre la base de acuerdos externos a la sesión misma, celebrados por grupos, partidos o coaliciones. En este sentido uno de los vicios de forma más importantes que se señalan en la demanda tiene que ver con que, en la primera vuelta, ni en la Comisión Primera de la Cámara ni en la plenaria, se debatió el proyecto de acto legislativo debido a que la controversia que podría provocar la iniciativa y la adopción de un texto diferente al aprobado en el Senado, harían necesaria una conciliación adicional para la cual no existía tiempo. Como la Cámara estaba actuando en una carrera contra-reloj, reprodujo el texto aprobado en el Senado, sin permitir ni la participación ni el debate por parte de los representantes de la oposición. A la vez, parlamentarios inscritos en la lista de oradores renunciaron a hacer uso de la palabra y a hacer una votación nominal del proyecto, para darle celeridad al trámite. La demanda transcribe las intervenciones de varios congresistas que o bien, se quejan de esta situación, o bien hacen evidente que el proyecto debe aprobarse sin debate para alcanzar a cumplir los plazos y evitar así que el acto legislativo se hundiera. Se citan también intervenciones del Ministro del Interior manifestando su oposición a aplazar el debate para el semestre siguiente, pues así haría inviable la inscripción como candidato del Presidente Uribe. 6 Este mismo vicio de procedimiento se dio en relación con el debate que deben hacer las Cámaras al considerar los informes de conciliación. En este caso tampoco se cumplió el procedimiento de abrir el debate, dar la palabra a quienes se hayan inscrito y cerrarlo sólo cuando hayan intervenido todos los inscritos o se haya aprobado, tres horas después de iniciado el debate, la moción de suficiente ilustración. Tanto en el Senado como en la Cámara, lo que se hizo fue que simplemente se verificó el quórum y se voto sin dar la posibilidad del debate. Según jurisprudencia reiterada de la Corte Constitucional, el acto demandado puede ser considerado inexequible debido a que en varias oportunidades se impidió el análisis y examen del proyecto de acto legislativo, que se da mediante la controversia y el intercambio de puntos de vista. No es posible entender “aprobada” una propuesta de reforma respecto de la cual no existió posibilidad efectiva de deliberación sustantiva alguna. Carece de toda validez constitucional el voto otorgado para asegurar un interés particular que no tiene siquiera la pretensión haber sido adoptado “consultando la justicia y el bien común”. Visto el trámite en su conjunto existió la clara intención de impedir a los opositores del proyecto expresar sus argumentos en contra de la trascendental modificación de la Carta Política. La intención de anular a la oposición y a las minorías contrarias a la reelección fue manifiesta también en la exclusión irreglamentaria de la oposición en la integración de la Comisión de ponentes para primer debate en primera vuelta. II. La competencia del Congreso para hacer la reforma Aunque como se señaló anteriormente, existen diversos mecanismos para transformar la Constitución, la única manera de cambiarla por una distinta es por decisión del Constituyente primario. Con los actuales mecanismos de reforma no se permite que la carta sea sustituida por otra distinta o que pierda, como conjunto, la identidad material que le es propia y la caracteriza, a pesar de las reformas que se le introduzcan. Según lo establecido por la Corte Constitucional, el Congreso tiene límites en su atribución de reformar la Constitución, no pudiendo, por ejemplo, sustituir el Estado Social y Democrático de Derecho, por uno totalitario, por una dictadura o por una monarquía. En este sentido lo que la demanda afirma es que el Congreso se extralimitó y transgredió los límites que se le han asignado al sustituir partes importantes de la Constitución, quitando la competencia que al respecto le corresponde al pueblo soberano. De una parte, el legislativo adoptó una reforma trascendental para la vida política del país sin adoptar simultáneamente otras reformas requeridas para que el cambio fuera armónico y para evitar el desconocimiento de los principios de la forma democrática y republicana de Estado. De otra parte, con el acto legislativo se cambia el sistema y el régimen político porque se alteran valores y principios que orientan e informan la constitución vigente, así como la naturaleza y el comportamiento de algunas instituciones políticas. La demanda afirma que en algunos casos la sustitución que hizo el Congreso extralimitando sus funciones, se dispuso expresamente, mientras que en otros es producto de la manera 7 como las nuevas instituciones, influirán en el comportamiento de las que venían antes. Estas afirmaciones se sustentan con los siguientes aspectos: 1. Régimen presidencial Con la reelección presidencial inmediata el régimen presidencial se vuelve presidencialista, concentrándose mayores poderes en el ejecutivo. Así, el acto legislativo agrega facultades político electorales a aquellas que ya tiene el presidente en nuestro país: Jefe de Estado, Jefe de Gobierno, Suprema Autoridad Administrativa y Comandante de las Fuerzas Militares. Con el poder e instrumentos que tiene a su favor, es muy probable que cualquier presidente en ejercicio se reelija y que los períodos pasen a ser de 8 años, con lo cual se garantiza la permanencia en el poder de un partido, movimiento o coalición de gobierno. Incluso este tiempo puede aumentar si el vicepresidente, una vez cumplidos los ocho años logra elegirse y éste, a su vez, logra un segundo período. Con el Frente Nacional también se estableció constitucionalmente la permanencia en el poder de los dos partidos políticos tradicionales, pero mientras en esa ocasión esta decisión fue avalada por el pueblo mediante el Plebiscito de 1957, en la actualidad el cambió en el período presidencial lo realizó un constituyente delegado sin plena competencia para ello. La norma demandada también permitió al presidente participar en las campañas que se adelanten para elegir senadores y representantes, pues se le otorgaron cuatro meses antes de la primera vuelta para hacer su campaña. De esta manera, el presidente podrá convertirse en jefe de debate de sus amigos políticos, pues le convendrá tener mayorías en el Congreso, a la vez que éstos verán comprometida su facultad de ejercer control político. Estos a la vez también estarán interesados en hacer campaña a favor del presidente . 2. Separación de poderes El efecto de estas ayudas mutuas en las campañas para presidente y congresistas será que los congresistas así elegidos perderán la independencia, libertad, firmeza e imparcialidad con que deberían contar para poder cumplir su función de controlar políticamente la gestión que cumpla el ejecutivo. Es probable que en sus decisiones sobre iniciativas oficiales prevalezcan criterios políticos de agradecimiento y solidaridad y no criterios sobre el bien común y el interés general. De esta manera se anulan las funciones de inspección, vigilancia y control que las Cámaras deben ejercer sobre los actos del gobierno y la administración y sobre la conducta de sus funcionarios. Lo anterior implica que parte del poder que tenía el legislativo se desplaza hacía el Gobierno, alterándose así uno de los principios básicos del régimen democrático, a través de cual logra su legitimación: la división de poderes. Esta separación de poderes, que se vulnera con el acto legislativo demandado, busca impedir la concentración del poder en una sola persona o un sólo órgano, garantizando así, la libertad política de los coasociados mediante mutuos controles estatales, que impidan las extralimitaciones. Se trata entonces de la vulneración de un mecanismo esencial para evitar la arbitrariedad, mantener el ejercicio 8 de la autoridad dentro de los límites permitidos en la Constitución y asegurar los derechos ciudadanos y las libertades públicas. 3. El poder se retroalimentará La norma demandada sustituye un importante principio rector de la actual Constitución: la prohibición de los funcionarios públicos de participar en política y de hacer campaña. Con ella se les permite a la mayoría de dichos funcionarios (exceptuando a quienes ocupen cargos en la rama judicial, los organismos electorales, de control y de seguridad) “tomar parte en las actividades de los partidos y movimientos y en las controversias políticas” que se desarrollen para la elección de Presidente y Vicepresidente, senadores y representantes, gobernadores y alcaldes, diputados, concejales y ediles en todo el país. Los demandantes consideran que nuevamente al realizar este cambio, el Congreso excedió los límites de sus competencias pues modificó una prohibición establecida por el mismo pueblo desde el Plebiscito de 1957 y adoptada en razón de los efectos perturbadores que la posibilidad de hacer política generaba en la vida administrativa y política del país y los abusos y arbitrariedades que de allí se derivaban. La neutralidad e imparcialidad de la Constitución se consideró una especie de conquista democrática que garantizaba los derechos ciudadanos y las libertades públicas. Con el cambio, no sólo se politiza la administración y se constitucionaliza el clientelismo, sino que se acaba con el ideal de un servicio civil fundado en el principio de la meritocracia, políticamente neutral imparcial y sujeto a la ley. La burocracia oficial podrá de esta manera incidir en la opinión y voluntad de los electores y les recortarán el derecho de votar libremente. Por ello, la demanda que sintetizamos afirma que el poder ya no residirá en el pueblo sino que estará en el poder mismo (en los escritorios oficiales) y que de esa manera se retroalimentará 4. Se afecta la independencia de instituciones importantes del nivel nacional. En este punto la demanda muestra cómo indirectamente la posibilidad de la reelección afecta principios e instituciones de la Carta Vigente, en tanto un presidente que esté en ejercicio durante ocho años podrá nombrar la totalidad de los miembros de la Junta Directiva del Banco de la República que le corresponden y designar las ternas correspondientes a dos períodos para elegir el Fiscal General de la Nación y el Procurador General. Al respecto la Carta vigente buscaba garantizarle autonomía al la Junta Directiva del Banco, en su calidad de máxima autoridad monetaria, cambiaria y crediticia del país, estableciendo que el ejecutivo renovaría solo una parte de sus integrantes. La posibilidad de intervención del Presidente en relación con la integración de los máximos funcionarios de control y vigilancia a quienes corresponderá investigar al gobierno, ira también en contra de los contrapesos y la independencia de las instituciones que la Constitución debe garantizar. El Comandante Supremo del Ejército puede hacer campaña política 9 A la vez que el acto legislativo mantiene la prohibición a la fuerza pública de ser deliberante y de intervenir en política, le permite a su comandante supremo hacer política y campañas electorales en las que invite a votar por su propio nombre. Se desequilibra así todo el régimen constitucional de la fuerza pública sin introducir controles que eviten utilizar sus operaciones y poner sus efectivos, cada día mayores, al servicio de los intereses políticos del presidente-candidato. La inconsecuencia mencionada contraría un principio aceptado en Colombia y es que la imparcialidad de las fuerzas armadas garantiza la paz, la convivencia ciudadana y la preservación del Estado de Derecho. Igualmente abre la posibilidad a que se presenten extralimitaciones de poder, por parte de quien es encargado de “dirigir la fuerza pública y disponer de ella como comandante supremo”, “dirigir las operaciones de guerra cuando lo considere conveniente” o “declarar la guerra con permiso del Senado o hacerla sin tal autorización”. A través de los mecanismos con que cuenta para el manejo del orden público y para cubrir con ejercito y policía los diferentes puestos de votación en el territorio nacional, el presidente candidato podrá definir los resultados de las elecciones en muchas regiones del país y neutralizar a sus adversarios políticos. Además de lo anterior, el presidente puede intervenir en materia de orden público en municipios y departamentos pues como lo señaló la Corte Constitucional, ello no vulnera la descentralización. El hecho de que el presidente, sin ningún límite o control, mantenga todas las facultades en materia de orden público, pone en duda la vigencia de las garantías constitucionales. Esta inconsecuencia creada con la norma demandada no es subsanable pues ni la ley estatutaria ni ningún otro tipo de reglamentación puede quitarle al jefe del Estado las atribuciones mencionadas, las cuales son indelegables. Este es otro argumento para solicitar la declaratoria de inconstitucionalidad de la reelección. 5. ¿Presidente o candidato? Tanto en diversas constituciones colombianas como en el lenguaje oficial y protocolario, el título de Presidente se ha asimilado al de Primer Magistrado de la Nación, condición que honra a quien la ostenta, imprime carácter, infunde respeto y es sinónimo de jerarquía y rango. Con la posibilidad de la reelección, el presidente no podrá cumplir con las responsabilidades que también genera este título, a la vez que dejará de representar la “unidad nacional y tendrá limitaciones para garantizar los derechos y libertades de todos los colombianos, como lo establece la Constitución de 1991. En efecto, cuando asume la condición de candidato, deja de representar a todos los colombianos. Deja de ser magistrado y se convierte en primer candidato o candidato único. Puede que represente mayorías, pero no simbolizará la unidad nacional. Políticamente no todos sus compatriotas tendrán el mismo valor y significado para él. Quienes no hagan parte de su campaña ni compartan su proyecto político, serán adversarios, amigos de la contraparte, si la hay, con quienes las relaciones personales, si existían, se volverán tensas. 6. Igualdad de condiciones 10 De acuerdo a la demanda que estamos resumiendo, con la reelección presidencial inmediata se sustituye otro principio fundamental de la Constitución: el derecho ciudadano a pretender el ejercicio del poder político en igualdad de condiciones. Mientras el presidente-candidato conservará, como ya se mencionó, la plenitud de sus funciones y poderes, sin límites o controles distintos a los que rigen para épocas de no campaña, ninguno de sus oponentes contará con las atribuciones derivadas de la calidad de jefe del Estado y del Ejecutivo que tiene el presidente. 7. El Presidente-candidato definirá las reglas de juego De acuerdo con lo establecido en el Acto demandado, corresponderá al gobierno del presidente Uribe –quien seguramente aspirará a la reelección- reglamentar las reglas de juego que servirán de marco jurídico para el desarrollo de la campaña, de acuerdo a lo establecido en la ley estatutaria que según el acto legislativo 02 de 2004 debe dictar el Congreso o el Consejo de Estado. Constitucionalmente ninguna otra autoridad puede remplazarlo en el ejercicio de esta atribución. Se permite entonces una medida contraria al ordenamiento político-institucional del país y de cualquier otro sistema democrático: que una de las partes interesadas tenga en sus manos la tarea de determinar o definir las reglas de juego para el debate electoral, así como de precisar su contenido y alcance y fijar las condiciones para su aplicación y vigencia. 8. Se cambia la historia constitucional de casi dos siglos En Colombia, en el ámbito nacional, solo la Constitución de 1821 autorizó la reelección presidencial inmediata y lo hizo por respetos particulares al libertador. Es decir que con la norma demandada se cambia una historia constitucional y una tradición institucional de dos siglos según la cual o bien se requería un período intermedio para poder aspirar a la reelección, o bien se exigía al mandatario retirarse del cargo dieciocho meses antes de las elecciones. Los intentos de prolongar el poder se dieron solamente en los casos de los generales Rafael Reyes en 1905 y Gustavo Rojas Pinilla en 1954, pero ninguno de estos mandatarios logró ejercer un segundo período de gobierno. Siempre que se trató el tema, y debido a su importancia y trascendencia, las decisiones en torno a la reelección han sido tomadas por una asamblea constituyente y no por el constituyente derivado. La Constituyente de 1991 prohibió la reelección de manera total y absoluta. En la demanda se cita un estudio de la Universidad Externado de Colombia que muestra que esta decisión se adoptó respondiendo a la voluntad expresada por el pueblo, en las mesas de trabajo convocadas por el gobierno. De 113 proyectos presentados a consideración de la Asamblea, ninguno pedía la reelección con carácter inmediato y 8 la prohibían de manera absoluta. De la misma forma, los constituyentes señalaron diversos argumentos según los cuales la reelección inmediata resultaba inconveniente para el país, lo cual se refleja en el hecho de que en la sesión plenaria correspondiente, 52 constituyentes de 70, votaron a favor de la prohibición. Este es otro ejemplo de cómo el acto demandado sustituye la Constitución y como el constituyente derivado asume competencias propias del constituyente primario o una asamblea constitucional. 11 9. Cambia la vida política y la forma de gobernar Con el Acto Legislativo 02 de 2004 se elimina la dinámica constitucional que permitía a los ciudadanos cambiar de presidente cada cuatro años. Con el posible uso del poder con fines electorales por parte del presidente en ejercicio y sus colaboradores cercanos, se dificulta el principio democrático que señala que se debe garantizar que la decisión del votante sea expresión real de la voluntad individual del elector y no el producto del ejercicio de poderes que sobre él se ejerzan. Tampoco se podrá garantizar que las alternativas políticas que se ofrezcan a la opinión sean claras y distinguibles entre sí, pues desaparecerán y se crearán confusiones en torno a actos oficiales de gobierno y a aquellos propios de la campaña reeleccionista. Esto no favorecerá la libertad del elector. 10.Condiciones de la representación La demanda sostiene que el Acto Legislativo 02 de 2004 viola principios del gobierno representativo, según los cuales solo el mandante que eligió a determinadas autoridades para un período fijo, tendría la posibilidad de prolongar el mandato otorgado. La duración de dicho mandato es la prevista en el texto constitucional y por tanto no puede modificarse durante el transcurso de su ejecución. La posibilidad que da la norma de que el gobierno se prolongue hasta por ocho años, desconoce los términos en que fue conferido el mandato por parte del pueblo soberano. En el momento en que el pueblo eligió al presidente actual, lo hizo sabiendo que el mandato que estaba confiriendo sería para cuatro años, sin la posibilidad de prórroga o renovación. El gobernante escogido recibió mandato por el tiempo que establecía la norma existente al momento de su elección y no por la que ahora se pretende establecer. Se argumenta al respecto que quien no es mandante, no puede disponer un cambio de esta naturaleza pues con ello está suplantando la Constitución en un punto que no puede ser enmendado por la normatividad posterior. 11.Altera el orden político institucional Un último argumento que presenta la demanda en el sentido de que hubo una sustitución indebida de la Constitución se relaciona con la alteración del orden político e institucional del país que se dará en los siguientes aspectos: a) se estimulan comportamientos que darán otras prioridades a la asignación de los recursos públicos; b) se menoscaba el régimen político al cambiar las reglas de juego político e institucional: c) se resquebraja el sistema de partidos, al desconocerlos como instancias de representación política que sustentan el juego democrático; d) se agudiza la fractura del régimen electoral al profundizar los rasgos no competitivos de las elecciones en Colombia; e) se desconoce el principio democrático de separación y control de los poderes públicos; f) no se respeta ni el pluralismo, ni la participación democrática, ni la autonomía de la sociedad civil, consagradas en la Carta de 1991. 12 III.Ejercicio irregular de la Competencia del Congreso al expedir una reforma constitucional incompleta Aún si la Corte Constitucional llegara a una conclusión contraria a lo enunciado en el numeral anterior y considerara que no existió sustitución de la Constitución y que el Congreso era competente para hacer la reforma reeleccionista, los demandantes solicitan la declaratoria de inconstitucionalidad de la norma por cuanto creen que el Congreso actuó de manera irregular al expedir una reforma incompleta que incorporó una institución nueva sin armonizarla con el resto de la Carta, sin incluir medidas que salvaguardaran nuestro precario Estado de Derecho y garantizaran contrapesos frente a posibles abusos del poder, y desconociendo valores y principios del ordenamiento vigente. Es decir que el Congreso debía haber expedido también normas adicionales y complementarias, las cuales no pueden hacer parte de la ley estatutaria que debe dictar el Congreso o el Consejo de Estado para que la reelección empiece a regir, sino que requerían reformas constitucionales que el legislativo debió expedir junto con la norma que permite la reelección inmediata. Debido a las repercusiones que tiene la reelección (el efecto dominó en textos e instituciones constitucionales), no puede analizarse –como lo hizo el Congresocomo pieza separada, dispersa e independiente de la organización estatal. Las reformas a la Constitución requieren una mirada integral y una consideración al contexto en el que se aplican. No se trata, como lo aseguró un asesor presidencial, de “cambiar un simple articulito”. Para preservar el tipo de Estado democrático, republicano y pluralista que se definió en la Constitución de 1991, el Congreso debería haber expedido medidas y disposiciones complementarias al menos en los siguientes aspectos, de los cuales no habla el acto legislativo: 1. Uso durante la campaña de las atribuciones que por Constitución y por ley corresponden al presidente en su múltiple condición de jefe de Estado y de gobierno, suprema autoridad administrativa y comandante de las fuerzas armadas. Entre otros ejemplos concretos de atribuciones que el presidente puede utilizar con fines electorales se citan: a) la posibilidad que tiene de fijar las tarifas de los servicios públicos domiciliarios; b) la reglamentación de las leyes electorales y la suspensión por razones de orden público de las votaciones en corregimientos, inspecciones de policía y municipios; c) la reglamentación de estímulos electorales a quienes sufraguen; d) la declaratoria de los estados de excepción (guerra exterior, conmoción interior y emergencias). 2. Al igual que en regímenes parlamentarios, se debería haber previsto que durante el tiempo de la campaña el gobierno solo podía ocuparse de asuntos corrientes y ordinarios para la vida de la nación y el funcionamiento de la administración pública y no de la adopción de políticas nuevas o de la introducción de cambios o modificaciones sustanciales a las que se estén ejecutando. 3. No se contemplan medidas para evitar que el presidente y los funcionarios de su gobierno utilicen abierta o veladamente sus atribuciones para favorecer la campaña oficial. Es probable que el presidente en campaña sea objeto de acusaciones, 13 denuncias y suspicacias, sin que en el acto demandado se prevean mecanismos para investigar y sancionar las faltas que éste pueda cometer. 4. Como se sabe el presidente goza de fuero especial por lo cual sólo el Congreso de la República puede investigarlo, juzgarlo o sancionarlo. Sin embargo en el caso de un presiente-candidato, el ongreso no sería el órgano competente para ejercer esas funciones, en tanto al participar simultáneamente con el presidente en la campaña electoral, perderá su independencia y no contará con la distancia suficiente para analizar las situaciones que se presenten. De igual manera no sería adecuado que una instancia política por definición, se encargara de juzgar la conducta y los actos del actor principal de un proceso político, en el que el Congreso mismo es parte. 5. Tampoco convendría que la función de fiscalización la ejerciera la Procuraduría pues ésta ha tenido y tendrá dificultades y limitaciones de tipo político y jurídico en relación con procesos que involucren al Presidente, tales como discursos, actos de gobierno, etc. Si se hubiera adoptado esta opción, tendría que haberse reformado dicha entidad y haberla dotado de los instrumentos requeridos para cumplir una función de este tipo. 6. Se debería haber ordenado que la campaña y la actividad del candidato oficial fueran vigiladas de cerca y sancionadas, cuando a ello hubiere lugar, por alguna autoridad que garantizara el respeto al ordenamiento vigente, los derechos ciudadanos y las libertades públicas. El Congreso ni siquiera consideró este tema en los debates del Acto Legislativo 02 de 2004. Dicha autoridad debería verificar de oficio y por solicitud de los ciudadanos, durante la campaña y por seis meses más, si el candidato se extralimitó en el ejercicio de las funciones, si las usó con fines electorales o si pudo haber cometido un delito o haber incurrido en causal de “indignidad por mala conducta”. También debería estar facultada para suspender tanto los actos del presidente y sus subalternos que tengan fines electorales, aunque desde el punto de vista jurídico no sean contrarios a la Constitución o la ley, como la tramitación de asuntos de gobierno que puedan interferir los desarrollo de los procesos político electorales en curso. 7. Los procesos de investigación y sanción deberían haber contado con procedimientos especiales, que garantizaran la prontitud requierida para que no se esté juzgando el hecho cuando ya se a avanzado el segundo período de gobierno. 8. Para no burocratizar el tema, las obligaciones de vigilancia y control que se mencionan, podrían haber estado a cargo de un tribunal ad hoc, no permanente, que estuviera integrado, por ejemplo, por los presidentes de la Corte Constitucional, la Corte Suprema y el Consejo de Estado. ******* Esto son pues los argumentos formales y de fondo que, en opinión de los demandantes, justifican la declaratoria de inexequibilidad del Acto legislativo 02 de 2004, por el cual se aprobó la reelección presidencial inmediata. 14