DISCURSO ENTREGA MEDALLA DE ORO AL MÉRITO EN EL TRABAJO A AVELINO SUÁREZ ÁLVAREZ Sr. Ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Sr. Presidente del Gobierno del Principado de Asturias, Sr. Delegado del Gobierno en Asturias, Autoridades, Sr. Cardenal, Presidentes y representantes de las organizaciones profesionales de ingenieros, ingenieros técnicos y arquitectos técnicos, representantes empresariales, representantes sindicales, compañeros, amigos y familiares, buenas tardes. El día de hoy es para mí, como podéis fácilmente suponer, un día feliz y cargado de emociones que a ver si me permiten decir estas palabras con ocasión de la concesión de la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo que el Sr. Ministro me acaba de imponer. Día feliz, como decía, que cierra estas gratas semanas anteriores que han transcurrido desde que el Sr. Ministro me llamara personalmente para anticiparme la concesión de la Medalla al Mérito en el Trabajo, y me hiciera la pregunta, al parecer obligada, de si aceptaría tan alta distinción. Por supuesto le dije que sí, que sí quería, y ése fue con seguridad el segundo “sí quiero” más importante de mi vida, el primero lo había pronunciado 34 años antes. Señor Ministro, la Medalla al Mérito en Trabajo que me acaba de entregar representa para mi un gran honor y un privilegio. Por consiguiente, vayan estas palabras de profunda gratitud a Ud. por haberme propuesto al Consejo de Ministros para la concesión del referido galardón. Gracias que hago extensivas al Consejo de Ministros por su aprobación y a Su Majestad el Rey por el refrendo del correspondiente Real Decreto. Muchas gracias al Colegio de I. T. de Minas del Principado de Asturias por su iniciativa de solicitar el referido galardón y al Consejo General que apoyó la misma por unanimidad. Gracias también a las más de 300 personas y entidades que se adhirieron a la solicitud de mi Colegio profesional, y gracias a todos los magníficos equipos de trabajo que tuve la suerte de dirigir en todos estos años, tanto institucionales como de trabajadores de las organizaciones españolas de ingeniería. Gracias asimismo al maravilloso equipo de profesionales de mi empresa que, con ausencias mías superiores al 50% de mi tiempo durante los últimos 26 años, han realizado su trabajo con brillantez y siempre con eficacia. Y gracias, en fin, a todos los que estáis acompañándome hoy, especialmente a los que venís de fuera de Asturias, de diferentes puntos de España, a mis amigos de Llanera, Villabona, del Bierzo, de Llanes, de Oviedo, porque será sin duda, para mí un día inolvidable. Página 1 de 5 Sr. Ministro, el acta de motivación por la que se me ha concedido la Medalla al Mérito en el Trabajo dice que la concesión de la misma es por mi capacidad de interlocución y de representación al servicio de la ingeniería española y, en este sentido quiero decir cómo he entendido y entiendo mi trabajo, tanto en las instituciones, como representante, como en el mundo de la empresa como directivo. He trabajado en la defensa de los intereses legítimos de las instituciones de ingenieros entendiéndolo como un servicio de la sociedad, es decir, teniendo en cuenta el interés general. En el mundo de la empresa pienso de manera muy similar, porque entiendo la defensa obligada y legítima de los intereses de la empresa en coherencia con el interés general. La resultante de esos dos vectores se llama sostenibilidad, que, de ese modo, se alcanza por el prestigio y reputación que la sociedad confiere a las organizaciones, precisamente por haber sido tenida en cuenta en el trabajo desarrollado por éstas. Sostenibilidad o permanencia en equilibrio que constituye el gran objetivo de cualquier organización, y esto va más allá, porque es más importante, que el éxito más o menos temporal del que pudieran tener los directivos o gestores que les hubiera tocado en suerte liderar las organizaciones o las empresas. Para conseguir esto, en mi opinión, es necesaria la combinación del pragmatismo necesario con una dosis adecuada de idealismo y de utopía, porque esas fuerzas son las que ponen en marcha la motivación, el entusiasmo y la ilusión para alcanzar las metas propuestas, la sostenibilidad en fin. De esta manera, el discurso y la gestión conforman un planteamiento que, como dice mi amigo y Presidente del Club ITM, Pepe Rosón, permiten pensar a lo grande, alejados, por tanto, de criterios excluyentes, corporativistas y no exentos de egoísmo. Página 2 de 5 Ahora quiero referirme a las personas que me enseñaron algo de estas cosas y que han sido mis principales referencias vitales. Creo que hoy es el día para testimoniarles aquí mi cariño, mi permanente agradecimiento y mi sincero homenaje. Al fin y al cabo, a ellos les debo en buena medida la Medalla al Mérito en el Trabajo. Me prestaron sus mimbres de oro con los que yo fui tejiendo este tiempo como supe y pude. Sus opiniones, consejos, enseñanzas, ejemplo, sabiduría, experiencias, amor, han conformado mi personalidad y mi vida. En primer lugar a mis padres, a mi madre, hoy aquí con nosotros, por su amor, por su trabajo, por su sacrificio, quedó muy joven viuda, por su responsabilidad y por habernos inculcado, a mis hermanos, Pepito y Alfredín y a mí, esos valores de honradez, honestidad y responsabilidad, para ella irrenunciables. A mi madre, por su lucha, por su cariño y por su ejemplo. A mi padre, fallecido muy joven, en 1971, a la edad de 48 años, por culpa de una maldita enfermedad que nos dejó en silencio largo tiempo, por su fuerza, por su valentía, por su bonhomía, por su amor a los suyos y a esta bellísima tierra, por su desprendimiento, por su esplendidez, por su generosidad, por su solidaridad. Sr. Ministro, mi padre era un hombre de una fuerte personalidad y era un hombre bueno. Muchas veces aquel modo de ser que tenía me recuerda a su madre, a mi abuela Laura, de la que siempre dicen los viejos de su pueblo que nunca hubo tantos mendigos juntos como el día de su entierro en Pruvia, cerca de aquí, en el concejo de Llanera. A Don José María Pérez García, el maestro de mi pueblo, de la parroquia de Villardeveyo, que supo, en una época tan difícil, conectar perfectamente con los padres de los niños para colaborar en la enseñanza más allá de la propia Escuela Nacional, impartiendo clases de Bachillerato, en régimen libre, por las tardes, una vez terminadas las clases en la escuela nacional. Un maestro excepcional, que se ocupaba no sólo de impartir unas magníficas clases, sino también del papeleo, matriculación, e incluso, de llevar a los niños al Instituto Carreño Miranda de Avilés, primero en su moto y después en su Renault 4-4. Su excelente magisterio contribuyó a la formación de más de 30 universitarios de diferentes disciplinas. A él que gusta recordar un viejo adagio árabe que dice que Dios alquila el mundo a los valientes. Al que fuera Director de la Escuela Universitaria de Ingenieros Técnicos de Minas de Mieres, y también de la muy afamada antigua Escuela de Facultativos de Minas, D. Gonzalo Gutiérrez Quirós, todo un referente ético, un magnífico profesor y un excelente Director, que supo compaginar y equilibrar el sistema docente de la Escuela, con unos extraordinarios profesores tanto teóricos como prácticos, que permitían trabajar por la mañana y asistir a las clases por la tarde. Un hombre riguroso, eficiente, metodológico y que pensaba que de tener que elegir en la frontera, para la vida, la educación es más importante que la formación. Página 3 de 5 A Mary, mi mujer, que hizo y hace bien sus cosas y a la que tengo que rendir también mi homenaje, porque con independencia del color de los tiempos, siempre entendió mi trabajo y nunca se quejó ni representó freno alguno en mi desarrollo profesional, y que en los tiempos difíciles siempre sabe estar en su sitio. Una compañera de viaje comprometida, con amor y con lealtad. Y a mis hijos, Paulo, Jorge y Juan, que han sabido y saben hacer sus deberes con responsabilidad y con madurez. A Manolo Mier, un gran amigo, fallecido ya hace 10 años, catedrático de la Facultad de Económicas de Oviedo y un profesional de gran altura. Fue mi tercer maestro, éste en enseñarme cosas relacionadas con el ejercicio profesional del que tanto sabía. Un hombre inteligente, directo, un demócrata convencido y un liberal de aquéllos y, desde luego un verdadero profesional en el arte de relativizar las cosas, sin frivolizar, sin exagerar, simplemente concediendo a los asuntos su justa importancia y trascendencia. Poniendo las cosas en su sitio, con argumentos, con su potente inteligencia y con un finísimo sentido del humor. “Cosas de hombres y de mujeres” era su frase preferida para referirse a las cosas de la vida. A José Manuel González, también un gran amigo y compañero, Ingeniero Técnico de Minas y licenciado en Derecho, fue diputado por aquellos años en cuatro legislaturas y es una obligada referencia de las ingenierías técnicas españolas, de amistad y de compañerismo, y por ello le fue concedida la Medalla de Oro del Instituto de Ingenieros Técnicos de España. Supo compaginar siempre sus responsabilidades políticas, con los aspectos profesionales y con la amistad, de la que es un verdadero maestro. A José Manuel González porque es un gran tipo. A Paco Cuervo, excelente amigo, compañero y socio, por su trabajo, por su ilusión, por su generosidad, por su lealtad, por su contagioso entusiasmo, porque siempre ve la botella llena, por su capacidad, por su cerrada amistad, porque Paco es así. Página 4 de 5 Quiero también homenajear a las Ingenierías Españolas en general, y a la Ingeniería Técnica de Minas en particular, por lo que han contribuido al desarrollo económico y modernización de nuestro país y porque sus organizaciones y profesionales me enseñaron mucho de lo que sé. Finalmente a la gran familia minera, por su valentía y solidaridad, por su contribución a la implantación de nuestro sistema de valores y por su gran participación en el desarrollo industrial de España y de Asturias. A la familia minera de la que hoy hay aquí viejos amigos que son unos buenos referentes, Amorrortu Algorri Paco Gutiérrez José A. Fdez. Villa Manzanares Manolo Cano Joaquín Muñiz Julián Tresguerres Emilio Chus ... A la familia minera, en fin, porque siempre la llevo en mi corazón, y especialmente a los que ya no pueden acompañarnos. José Ramón Vigara Indalecio Ríos y tantos.... Sr. Ministro, esta Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo, tiene para mí un gran valor en el presente, pero, tanto a pretérito como a futuro, tiene aún más: para las personas que acabo de citar, y en especial para mi madre, porque representa una pequeña gratificación por su buen hacer, y, a futuro, porque para mis hijos y colaboradores, sin duda, representará una buena referencia. Ya lo es. Muchas gracias por su atención y también por su paciencia. Colegiata de San Juan Bautista – Gijón – a 27 de marzo de 2007 Página 5 de 5