Servicio Cántabro de Salud Hospital Universitario Marqués de Valdecilla Servicio de Farmacología Clínica Avda. de Valdecilla s/n, 39008 Santander Tfno: 942 – 20 33 70 BOLETÍN DE TERAPÉUTICA Boletín 38: Enero 2008 Vol. 5– N º 1 SUMARIO ANTIBIÓTICOS β-LACTAMICOS EN INFUSIÓN CONTINUA O PROLONGADA: ¿DÓNDE ESTAMOS? ANTIBIÓTICOS β-LACTÁMICOS EN INFUSIÓN CONTINUA O PROLONGADA: ¿DÓNDE ESTAMOS? . El incremento de las resistencias bacterianas y la falta de desarrollo de nuevos antibióticos, especialmente de antibióticos dirigidos al tratamiento de infecciones causadas por microorganismos Gram-negativos, ha obligado a buscar nuevas estrategias terapéuticas. Ejemplos de ello son la utilización de antibióticos prácticamente desechados como la colistina y también la utilización de la infusión continua de antibióticos. El uso de antibióticos en infusión continua es una opción terapéutica que ha sido explorada puntualmente en diversos trabajos en la última década. Algunos trabajos publicados en los últimos meses en revistas de impacto analizan este aspecto. I. BASES TEÓRICAS: FARMACOCINÉTICA/ FARMACODINAMIA (PK/PD) En base a los parámetros PK/PD que predicen su eficacia, los antibióticos se han clasificado en tiempodependientes y concentración-dependientes. En los tiempo-dependientes, la eficacia depende del tiempo que la concentración del antibiótico esté por encima de la concentración mínima inhibitoria (CMI) del microorganismo. De forma abreviada se le llama tiempo sobre CMI o T>CMI. En los concentracióndependientes, la eficacia depende de que la concentración pico alcance valores varias veces mayores que la CIM al menos durante un periodo del intervalo. Son ejemplos de fármacos tiempo-dependientes las penicilinas, las cefalosporinas y los monobactámicos y carbapenems [1]. El objetivo de la administración de los antibióticos en infusión continua es mantener los niveles plasmáticos constantes, sin las fluctuaciones propias de la administración intermitente. Desde un punto de vista teórico esta forma de administración podría ser especialmente beneficiosa cuando se utilizan antibióticos tiempo-dependientes y siempre que su toxicidad no aumente al mantener unos niveles elevados constantes como pueden ser los β-lactámicos. Por otra parte, el efecto máximo bactericida de los β-lactámicos se consigue con concentraciones cuatro veces mayores que la CMI del microorganismo, sin que se obtenga mayor efecto bactericida in vitro cuando se alcanzan concentraciones mayores (a diferencia de otros antibióticos como quinolonas o aminoglucósidos) [2]. Por tanto, no tiene ventaja alcanzar concentraciones pico elevadas. Estos dos hechos, es decir, un efecto tiempodependiente, y un efecto máximo con concentraciones de fármaco libre cuatro veces mayores que la CMI hacen pensar que la administración intermitente puede ser menos eficaz que la infusión continua, ya que los altos picos no aportarían un beneficio adicional y la caída de concentración al final de cada intervalo de administración puede reducir la eficacia. Por el contrario, una concentración mantenida en el tiempo mediante una infusión continua sería idónea para optimizar su eficacia. Una modificación de la infusión continua es la infusión prolongada en la que la administración del antibiótico se realiza en un periodo de tiempo más largo de lo habitual. Esta forma de administración consigue disminuir las fluctuaciones propias de la administración “en bolo” o de la infusión corta. Los principales factores que limitan el uso de la infusión continua son la inestabilidad de las soluciones de antibióticos en el tiempo una vez preparadas, el desconocimiento de la farmacocinética exacta de la infusión continua de todos los antibióticos y los potenciales efectos adversos. Los antibióticos tienen estabilidad limitada una vez que se preparan para su infusión (tabla 1). La estabilidad disminuye en general al aumentar la concentración del antibiótico y la temperatura [3]. Este último factor puede ser determinante cuando se usan infusores que se colocan cerca del cuerpo o bajo la ropa del paciente en tratamientos ambulatorios (específicamente utilizados en pacientes con fibrosis quística) en los que la temperatura puede rondar los 37ºC. Tabla 1. Estabilidad de los antibióticos β-lactámicos a 25 ºC y a 37 ºC. Antibiótico Concentración Tiempo en el que valorada se degrada el ~10% a 25 ºC a 37 ºC 10 g/L 8h Amoxicilina 10 g/L 4h Amoxicilinaclavulánico 100 g/L 8h Flucloxacilina 100 g/L > 24 h >24 h Aztreonam 128 g/L de > 72 h >24 h Piperacilinapiperacilina tazobactam 120 g/L 24 h 8h Ceftazidime 50 g/L 30 h 24 h Cefepime 8 g/L 3h 2h Imipenem 64 g/L 5h 1h Meropenem 16 MU 12 h Bencilpenicilina Por el contrario, la degradación de los antibióticos se frena llamativamente si se mantienen en frío a 4 ºC, con excepciones como el imipenem o el meropenem. Esto, puede ser utilizado para conservar las soluciones preparadas en nevera durante periodos cortos antes de su administración. Por otra parte, se debe tener en cuenta que la degradación del antibiótico conlleva además de la pérdida de actividad antibacteriana de la preparación, la liberación de productos potencialmente tóxicos como por ejemplo la piridina liberada con la degradación de la ceftacidima o la degradación de la penicilina que puede incrementar la frecuencia de las reacciones de hipersensibilidad [4,5]. Como se puede ver en la tabla 1 algunos de los betalactámicos más estables son aztreonam, piperacilinatazobactam y cefepime. III. MODELOS IN VITRO El incremento del tiempo sobre la CMI conseguido con la administración en infusión continua de antibióticos puede ser crítico en infecciones por microorganismos con CMI elevadas. Un excelente ejemplo es el estudio de Alou et al [6] que analizan los efectos de la administración continua de ceftacidima sobre el T > CMI en Pseudomonas aeruginosa con diversas CMI (8 mg/L, 16 mg/L y 32 mg/L, esta última considerada resistente a ceftacidima). En la figura 1 se reflejan las concentraciones plasmáticas de ceftacidima cuando se administró a dosis de 2 g / 8 horas (que es la dosis habitual). Queda patente que sus concentraciones cayeron al final del intervalo hasta valores en torno a 9 mg/L mientras que en infusión continua, con la misma dosis diaria, se mantuvieron todo el tiempo en torno a 40 mg/L. 120 Concentración (mg/L) II. ESTABILIDAD DE LOS BETA-LACTAMICOS 2g/8h Infusión 6g/24h 100 80 60 40 20 0 0 2 4 6 8 10 12 14 16 18 20 22 24 26 28 30 32 Horas Figura 1. Concentraciones plasmáticas de ceftacidima administrada en infusión continua o intermitente. La dosis diaria total en los dos casos es la misma: 8 g. Las líneas punteadas horizontales corresponden a las CMI de diferentes cepas de Pseudomonas aeruginosa (8 mg/L, 16 mg/L y 32 mg/L). Como se puede observar el tiempo por encima de la CMI en cepas con mayor CMI es 100% en la infusión continua pero no en la intermitente. Según estos datos, el porcentaje del tiempo sobre la CMI tras la administración de la ceftacidima cada 8 horas varió con la CMI de las cepas de Pseudomonas aeruginosa. Con CMI para ceftacidima de 8 mg/L el porcentaje de tiempo por encima de CMI fue del 100%, para cepas con CMI de 16 mg/L fue del 69% y para cepas con una CMI de 32 mg/L fue del 48%. En los tres casos, el tiempo por encima de la CMI con la infusión continua fue del 100%. Como consecuencia, la disminución del inóculo en este estudio fue mucho mayor en las cepas con CMI de 32 mg/L con la infusión continua (caída del 84%) que con la administración intermitente (caída del 38%), sin que hubiera diferencias significativas en las cepas con menores CMIs [6] . IV. ESTUDIOS EN HUMANOS El mayor beneficio de la infusión continua se puede esperar en infecciones graves o rebeldes causadas por microorganismos con CMI elevadas a β-lactámicos. El antibiótico más estudiado en este sentido es la piperacilina-tazobactam por su estabilidad y espectro, en infecciones causadas por P. aeruginosa, microorganismo que con cierta frecuencia deja pocas opciones terapéuticas por la aparición de multi-resistencias. aclaramiento del fármaco en ese paciente, así como la CMI del microorganismo. En la publicación electrónica del número de marzo del Clinical Infectious Diseases se incluye un estudio de cohortes retrospectivo en pacientes con bacteriemia por Pseudomona entre 2002 y 2006. Todos los pacientes recibieron tratamiento empírico adecuado (dentro de las primeras 24h tras la extracción de los hemocultivos) y se compararon los que recibieron piperacilina-tazobactam con los que recibieron otro antibiótico. La variable principal fue la mortalidad a 30 días desde el primer día de bacteriemia[ 7]. Un metaanálisis reciente analizó conjuntamente 9 estudios que comparaban infusión continua de β-lactámicos, vancomicina o aminoglucósidos. Este metaanálisis detectó un posible beneficio de la infusión continua sin aumento de efectos adversos, con una OR de fracaso del tratamiento en el grupo de infusión continua respecto al de administración intermitente de 0,73, (IC95%: 0,53-1,01) [8]. Sin embargo, algunos de los estudios elegidos para este metaanálisis se pueden considerar criticables, especialmente los que incluyeron aminoglucósidos, ya que estos antibióticos son concentración- dependientes en los que no estaría indicada la infusión continua. Se identificaron un total de 34 episodios en los que se aisló Pseudomona con susceptibilidad reducida a piperacilina-tazobactam (CMI: 32 ó 64 mg/L , informadas como susceptibles). La PZ-TZ fue administrada empíricamente en 7 episodios. La mortalidad a 30 días fue del 85.7% en el grupo de PZ-TZ y del 22.2% en el grupo control (P=0.004). En el análisis multivariable, la mortalidada a 30 días se asoció a la terapia empírica con PZ-TZ (OR, 220,5; IC95%3,8 – 12707,4; P=0.009) [7]. A pesar de estos resultados los autores enfatizan en que siguen considerando a PZ-TZ como una buena opción en infecciones debidas a Enterobacterias y P. aeruginosa y especialmente cuando se pueden alcanzar altas concentraciones en la localización de la infección. Los autores además sugieren la posibilidad de que estrategias innovadoras de dosificación como la infusión prolongada o la continua pudieran ser beneficiosas en escenarios seleccionados como por ejemplo infecciones por gérmenes con CMI de 32 mg/L para PZ-TZ [7]. Poca o ninguna información hay sobre el potencial beneficio farmacodinámico de la infusión continua de antibióticos en infecciones localizadas en lugares con mala difusión del antibiótico como abscesos, meninges o hueso, o en infecciones donde el efecto bactericida se suele considerar indispensable como pueden ser las endocarditis. Los estudios sobre la utilización de β-lactámicos en infusión continua analizan tanto aspectos farmacocinéticos como clínicos. En los estudios farmacocinéticos en general se demuestra que los niveles en infusión continua son predecibles habiéndose diseñado fórmulas relativamente complejas para calcular la dosis de carga y la dosis total que se deben administrar [4]. Sin embargo, a la hora de utilizar estos modelos farmacocinéticos debe tenerse en cuenta que cada paciente es diferente y que es necesario individualizar la pauta en función de características individuales como el volumen de distribución y el Existen pocos ensayos clínicos que comparen diferentes regímenes de infusión continua y, en general con muestras reducidas y con resultados diversos [5]. Además, se han publicado dos trabajos recientes que no están incluidos en el meta-análisis comentado [9,10]. El primero es un ensayo clínico piloto aleatorizado y abierto que compara ceftriaxona en infusión continua (2 g administrados en 24 h) frente a intermitente (2 g / 24 h en dosis única diaria) en 50 pacientes diagnosticados de sepsis en UCI, durante al menos cuatro días de tratamiento [9]. El análisis por intención de tratar no encontró diferencias significativas en cuanto a las variables primarias: respuesta clínica, curación clínica, respuesta microbiológica y curación microbiológica. Sin embargo, un análisis de regresión logística final concluyó que la utilización de ceftriaxona en infusión continua se asoció con un mejor pronóstico (Odds ratio ajustada de 22,8; IC95%: 2,2-232,3; P = 0,008). El pequeño tamaño de la muestra, los propios resultados y el diseño (la adecuación de la utilización de ceftriaxona en infecciones en UCI es muy discutible), limitan el valor de este estudio [9]. El segundo es un estudio de cohortes retrospectivo en pacientes tratados con piperacilinatazobactam por una infección por pseudomona aeruginosa sensible a este antibiótico. Se comparan 92 pacientes tratados con 3,375 g de piperacilinatazobactam en infusión de 30 minutos cada 4-6 h (pauta de infusión “intermitente”), frente a 102 pacientes tratados con 3,375 g en perfusión de 4 horas cada 8 h de piperacilina-tazobactam (infusión prolongada), encontrando una mortalidad significativamente inferior en el grupo de pacientes tratados con infusiones prolongadas (12,6 % vs. 31,6 %, p = 0,04) [10]. La forma óptima de comparar diferentes regímenes de dosificación debe ser el ensayo clínico aleatorizado. CONCLUSIÓN: A pesar de los indicios, en la actualidad no se puede hacer una recomendación tajante sobre la utilización de los β-lactámicos en infusión continua. Coincidimos con la opinión de una revisión reciente [5] que indica que al no haber suficientes ensayos clínicos que demuestren un beneficio de la infusión continua, y no existir una estandarización de esta pauta, su utilización es todavía objeto de debate. Por otra parte, se debe recordar la necesidad de considerar otros factores, tanto de tipo farmacocinético como farmacodinámico, que de forma definitiva pueden influir en la eficacia del tratamiento de las enfermedades infecciosas, lo que obliga a plantearse la dificultad para establecer pautas generales. Bibliografía 1. Pharmacokinetics and Pharmacodynamics of Antiinfective Agents. En: Mandel, Douglas and Benett´s Principles and Practice of Infectious Diseases. 6th Edition. Elsevier Churchill Livingstone, Philadelphia, Pennsylvania, 2005. Vol 1. Pg.276. 2. Mouton JW, Vinks AA. PK-PD modelling of antibiotics in vitro and in vivo using bacterial growth and kill kinetics: the MIC vs stationary concentrations. 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Consultas terapéuticas: Servicio de Farmacología Clínica (Urgentes en el teléfono 942 – 20 33 73 ó 73 373. No urgentes a través del sistema de pases de interconsultas electrónicas) Coordinadora del Boletín: Dra. Blanca Sánchez (Tel: 73 373, e-mail: [email protected]) Comité de Redacción del Boletín: Dr: Javier Adín, Dr. Juan A. Armijo, Dra. Mª Angeles de Cos, Dra. Africa Mediavilla y Dra. Blanca Sánchez del Servicio de Farmacología Clínica. En éste Boletín ha colaborado el Dr. Galo Peralta. Médico adjunto del Servicio de Medicina Interna del Hospital Sierrallana.