STC 221/2005, de 12 de septiembre: Impugnación indirecta de una ordenanza municipal e inadmisión del recurso de amparo. Concepto de error de relevancia constitucional. Estimación del recurso de amparo por existir falta de motivación de la denegación de acceso al recurso de casación que ha vulnerado el derecho a la tutela judicial efectiva (art. 24.1 CE). Voto particular. Javier Galán Ruiz Doctor en Derecho. Profesor Asociado Sistema Fiscal UCM [email protected] I. DOCTRINA DEL TRIBUNAL El Tribunal Constitucional estima el recurso de amparo interpuesto y declara vulnerado el derecho a la tutela judicial efectiva (art. 24.1 CE) de la entidad demandante de amparo, al no haberse expresado en la resolución recurrida (Auto del Tribunal Supremo de 10 de febrero de 2003 que inadmite el recurso de casación) las razones que la fundamentan. Asimismo, acuerda anular el Auto de la Sección Primera de la Sala de lo ContenciosoAdministrativo del Tribunal Supremo de 10 de febrero de 2003, retrotrayendo las actuaciones al momento procesal oportuno para que se dicte la resolución que proceda con respeto al indicado derecho fundamental. II. ANTECEDENTES JURISPRUDENCIALES Sobre el derecho a la tutela judicial efectiva: SSTC 71/2002, de 8 de abril (FJ 1); STC 59/2003, de 24 de marzo (FJ 2); STC 114/2004, de 12 de julio (FJ 3); STC 79/2005, de 4 de abril (FJ 2). Sobre el derecho de acceso a la jurisdicción y al recurso y la vulneración del principio de tutela judicial efectiva: STC 37/1995, de 7 de febrero (FJ 5); STC 37/1995, de 7 de febrero (FJ 5); STC 63/2000, de 13 de marzo (FJ 2); STC 120/2002, de 20 de mayo (FJ 2); STC 58/2003, de 24 de marzo (FJ 2); STC 114/2004, de 12 de julio (FJ 3); Sobre la motivación de las resoluciones judiciales: STC 85/2005, de 18 de abril; STC 164/2002, de 17 de septiembre (FJ 4); STC 74/2003, de 23 de abril (FJ 5); STC 6/2002, de 14 de enero (FJ 3) III. SUPUESTO DE HECHO El Ayuntamiento de Mejorada del Campo giró liquidación por licencia urbanística a la entidad Minialmacenes SA quien se opuso mediante la presentación de recurso de reposición (que no fue resuelto expresamente) y, posteriormente, interponiendo recurso contencioso-administrativo contra el acto presunto. El recurso fue desestimado por Sentencia del TSJ Madrid de 29 de noviembre de 2002. Contra esta sentencia se interpuso recurso de casación ante el Tribunal Supremo y por Auto de 10 de febrero de 2003 se acordó su inadmisión por dos motivos: • Porque a las Sentencias dictadas por la Salas de lo Contencioso-Administrativo dictadas con posterioridad a la LJCA (Ley 29/1998), en los procesos pendientes antes de esa fecha cuya competencia corresponda a los Juzgados de lo Contencioso-Administrativo, en virtud de lo dispuesto en la disposición transitoria 1ª.2 de la Ley 29/1998, les resulta aplicable el régimen de recursos establecido para las sentencias recaídas en segunda instancia, lo que conlleva la exclusión del recurso de casación. • El segundo motivo de inadmisión del recurso de casación se fundamenta en lo dispuesto en el artículo 86.3 LJCA pues este artículo posibilita el recurso de casación contra las sentencias de los Tribunales Superiores de Justicia que declaren nula o conforme a Derecho una disposición de carácter general y según el Alto Tribunal la sentencia dictada en la instancia no contiene pronunciamiento alguno de esta naturaleza. Con fecha 1 de abril de 2003, la representación procesal de Minialmacenes SA interpuso recurso de amparo contra el Auto del Tribunal Supremo de 10 de febrero de 2003, argumentando que la inadmisión del recurso de casación había vulnerado el derecho a la tutela judicial efectiva dado que la Sentencia del TSJ Madrid de 29 de noviembre de 2002 había declarado conforme a Derecho una disposición de carácter general y conforme al artículo 86.3 LJCA cabía contra ella, en todo caso, recurso de casación. Estima la recurrente en amparo que el Tribunal Supremo ha incurrido en un error ya que en este supuesto al desestimar el TSJ Madrid la impugnación indirecta de la Ordenanza Municipal implícitamente contiene una declaración de su conformidad a Derecho. IV. TIPO DE PROCEDIMIENTO Se plantea un recurso de amparo, con base en el artículo 41 LOTC, contra el Auto del Tribunal Supremo de 10 de febrero de 2003, que declaró la inadmisión del recurso de casación interpuesto por la recurrente. Se alega que esta inadmisión ha vulnerado el derecho a la tutela judicial efectiva puesto que la sentencia recurrida en casación había declarado conforme a Derecho una disposición de carácter general y por aplicación del artículo 86.3 LJCA era recurrible en casación, habiendo incurrido el Auto en un error de relevancia constitucional. V. FUNDAMENTOS JURÍDICOS La fundamentación jurídica de la sentencia va encaminada a determinar si el Tribunal Supremo, al inadmitir el recurso de casación interpuesto contra la Sentencia del TSJ Madrid de 29 de noviembre de 2000, por entender que esta Sentencia no contenía ningún pronunciamiento sobre la nulidad o conformidad a Derecho de una disposición de carácter general (en cuyo caso el artículo 86.3 LJCA permite el acceso a la casación), ha vulnerado el derecho a la tutela judicial efectiva, en su manifestación de derecho de acceso a los recursos. Argumenta el Tribunal Constitucional que “el derecho a la tutela judicial efectiva comprende el de obtener una resolución fundada en Derecho sobre el fondo de las cuestiones planteadas, sea o no favorable a las pretensiones formuladas, si concurren todos los requisitos para ello. De ahí que sea también respetuosa con este derecho fundamental una resolución judicial de inadmisión o de desestimación por algún motivo formal, cuando concurra alguna causa de inadmisibilidad y así lo acuerde el Juez o Tribunal en aplicación razonada de la misma”. Si bien el derecho a obtener una resolución de fondo se extiende tanto al ámbito del acceso a la jurisdicción como al del acceso al recurso, el alcance de este derecho no es el mismo en la fase inicial del proceso, una vez conseguida una primera respuesta judicial a la pretensión, que “es la sustancia medular de la tutela y su contenido esencial para acceder al sistema judicial”, que en las sucesivas fases de recursos que puedan interponerse contra esa decisión. En materia de acceso al recurso el principio pro actione actúa con menor intensidad que en los supuestos de acceso a la jurisdicción. De ahí que las resoluciones judiciales que declaren la inadmisibilidad de un recurso, sólo vulneran el derecho a la tutela judicial efectiva, en su vertiente de derecho de acceso a los recursos legalmente establecidos, cuando se funden en: • una interpretación de la legalidad que resulte arbitraria o manifiestamente irrazonable • se apoyen en una causa legal inexistente • o hayan incurrido en un error patente. De este modo, habrá que comprobar si el Tribunal Supremo, al considerar que en el supuesto en cuestión no resultaba de aplicación lo dispuesto en el art. 86.3 LJCA (precepto que establece que cabrá “en todo caso recurso de casación contra las sentencias de la Audiencia Nacional y de los Tribunales Superiores de Justicia que declaren nula o conforme a Derecho una disposición de carácter general”), por entender que la sentencia dictada en la instancia no contiene pronunciamiento alguno sobre la conformidad a derecho de la ordenanza municipal, ha adoptado una decisión contraria al derecho de acceso al recurso que garantiza el art. 24.1 CE. Entiende el recurrente en amparo que el Tribunal Supremo incurre en un error porque tal pronunciamiento debía considerarse implícito. Entiende el Tribunal Constitucional que si bien la sentencia del TSJ, al desestimar la alegación contra la liquidación implícitamente está declarando la conformidad a Derecho de la ordenanza, de ello no cabe deducir que el Tribunal Supremo, al entender que la Sentencia impugnada no contenía “pronunciamiento alguno” sobre esta cuestión, haya incurrido en un error con relevancia constitucional. Para que un error pueda tener esta consideración es preciso que el error sea patente y para ello se exige • que el error se refiera a los presupuestos fácticos • que, además, no se produzca como consecuencia de una errónea aplicación del Derecho (los errores en la interpretación y aplicación del ordenamiento jurídico en las que puedan incurrir los órganos judiciales carecen de relevancia constitucional). En el presente caso no puede considerarse un error de hecho sino de Derecho (esa condición debe tener la interpretación de si el acto impugnado incluía implícitamente un pronunciamiento sobre la conformidad a Derecho una disposición de carácter general), y, por lo tanto, no se trata de un error patente. No obstante, el Tribunal Constitucional estima el amparo al entender que el Auto del Tribunal Supremo no cumple con las exigencias de motivación que se derivan del art. 24.1 CE y así lo razona en su fundamento de derecho quinto: “En el supuesto que ahora se examina, como ya se ha indicado, el Tribunal Supremo considera que la Sentencia impugnada no es recurrible en casación al amparo de lo dispuesto en el art. 86.3 LJCA, al no contener ningún pronunciamiento sobre la nulidad o conformidad a Derecho de una disposición de carácter general. Esta motivación no permite calificar la decisión adoptada como una resolución fundada en Derecho. Debe tenerse en cuenta que, como ya hemos dicho, la Sentencia que pretendía recurrirse en casación, al desestimar la alegación por la que se aducía la invalidez del acto impugnado por haber sido dictado en aplicación de una ordenanza fiscal que se consideraba ilegal, implícitamente estaba declarando la conformidad a Derecho de una disposición de carácter general. De ahí que, si con tal razonamiento lo que el Tribunal Supremo quería sostener es que en estos casos no resulta de aplicación lo dispuesto en el art. 86.3 LJCA, hubiera debido exponer los argumentos jurídicos en los que fundamenta esta conclusión, que no se deduce necesariamente de lo dispuesto en el referido precepto legal. Cuestión distinta es que a la misma pueda llegarse a través de una aplicación razonada del ordenamiento jurídico, pero en tal caso, y con el fin de evitar decisiones arbitrarias, es preciso que la resolución judicial exprese las razones en las que se fundamentó. Al no constar estas razones en el Auto impugnado, la resolución recurrida constituye en este punto una mera expresión de voluntad y, por este motivo, lesiona el derecho fundamental a la tutela judicial efectiva”. Precisa el Tribunal Constitucional que a efectos de apreciar si concurre la lesión del derecho a la tutela judicial efectiva es irrelevante que la conclusión a la que llega el Auto pueda encontrarse amparada por lo dispuesto en el ordenamiento jurídico, pues, aunque así fuera, no constando las razones en que se basa, la resolución recurrida no cumple con las exigencias de motivación. Es reiterada la doctrina del TC en la que se señala que “el derecho a la tutela judicial efectiva únicamente se satisface si la resolución judicial, de modo explícito o implícito, contiene los elementos de juicio suficientes para que el destinatario y, eventualmente, los órganos encargados de revisar sus decisiones, puedan conocer cuáles han sido los criterios jurídicos que fundamentan la decisión adoptada”. La obligación de motivar es una garantía esencial para el justiciable mediante la cual es posible comprobar que la decisión judicial es consecuencia de la aplicación razonada del ordenamiento jurídico y no el fruto de la arbitrariedad. VI. COMENTARIO CRÍTICO El acceso a un pronunciamiento por parte de la más alta instancia de la vía judicial se encuentra limitado en la Ley de la Jurisdicción Contencioso-Administrativa. Esta norma establece cuatro tipos de recursos que pueden interponerse ante el Tribunal Supremo: • • • • Recurso ordinario de casación Recurso de casación por unificación de doctrina Recurso de casación en interés de ley Recurso extraordinario de revisión En el presente caso, el recurrente en amparo había presentado recurso ordinario de casación ante el Tribunal Supremo contra la Sentencia del TSJ Madrid que había desestimado su pretensión. El profesor PARADA VÁZQUEZ recoge en su manual que la casación ordinaria se admite contra las sentencias dictadas en única instancia por la Sala de lo ContenciosoAdministrativo de la Audiencia Nacional y por las Salas de lo ContenciosoAdministrativo de los Tribunales Superiores de Justicia, ante la Sala de lo ContenciosoAdministrativo del Tribunal Supremo, salvo: a) las que se refieren a cuestiones de personal al servicio de las Administraciones Públicas y que no afecten al nacimiento o a la extinción de la relación de servicio de funcionarios de carrera; b) las recaídas en asuntos cuya cuantía no exceda de 25 millones de pesetas, excepto cuando se trate del procedimiento especial para la defensa de los derechos fundamentales, distintos del derecho fundamental de reunión; c) y las dictadas en materia electoral. Se admite, en todo caso, recurso de casación contra las sentencias de la Audiencia Nacional y de los Tribunales Superiores de Justicia que declaren nula o conforme a Derecho una disposición de carácter general y contra las resoluciones del Tribunal de Cuentas en materia de responsabilidad contable. En cuanto al iter procedimental del recurso de casación, comienza con el escrito de preparación para, posteriormente, personarse el recurrente y formular en los treinta días del emplazamiento el escrito de interposición que también lo es de alegaciones y en el que se expresarán los motivos en que se ampare, citando las normas o jurisprudencia que se consideren infringidas. Con posterioridad se da traslado de las actuaciones al magistrado ponente para someta a deliberación de la Sala la admisión o inadmisión del recurso de casación. Apunta el profesor PARADA VÁZQUEZ que “la inadmisión deberá fundarse en alguna de las causas que con gran amplitud formula la Ley, sin duda con la malévola intención de eliminar de la casación el mayor número posible de recursos”. Si concurriera alguna de las causas de inadmisión establecidas en el artículo 93 LJCA, la Sala, previa audiencia de las partes por diez días para alegaciones, dictará auto motivado declarando la inadmisión del recurso y la firmeza de la resolución recurrida. De este modo, se obliga al Alto Tribunal a razonar, como no podía ser de otro modo, la resolución por la que declara inadmisible el recurso de casación y que supone impedir al justiciable el acceso a la última instancia de la vía jurisdiccional. La falta de motivación de los actos administrativos, y en concreto de las liquidaciones tributarias, ha sido corregida por una numerosa jurisprudencia de nuestros tribunales de justicia en aras a evitar actuaciones arbitrarias por parte de la Administración. Sin embargo, la falta de motivación de las resoluciones de nuestros tribunales de justicia, en concreto las del Tribunal Supremo, sólo pueden corregirse si existe reproche constitucional por haberse vulnerado el derecho a la tutela judicial efectiva recogido en el artículo 24.1 CE. En el presente caso, el Tribunal Constitucional ha concedido el amparo no porque hubiera existido error “patente” de relevancia constitucional sino porque el Auto del Tribunal Supremo no cumplía con la motivación exigible a las resoluciones judiciales. En nuestra opinión, el Tribunal Supremo, al ser la última instancia judicial, debería extremar la cautela a la hora de inadmitir un recurso de casación y en el supuesto de que esta inadmisión se produzca motivar la resolución que la declare, puesto que el mismo reproche debe merecer la falta de motivación del acto administrativo (que ha sido duramente criticado en las sentencias del Tribunal Supremo) que la falta de motivación de las resoluciones judiciales. En el caso que nos ocupa, consideramos que el recurrente, a través de la impugnación de una liquidación tributaria, había presentado un recurso indirecto contra la ordenanza fiscal, razón por la cual la sentencia del Tribunal Superior de Justicia que desestimó el recurso implícitamente se pronunció sobre la adecuación o no a Derecho de la ordenanza fiscal, por lo que en virtud del artículo 86.3 LJCA el recurso de casación ordinario debería haber sido admitido a trámite por el Tribunal Supremo. VII. RELEVANCIA JURÍDICA La STC 221/2005 reitera su doctrina sobre el concepto de error “patente”. Recordemos que la STC 124/2004, entre otras muchas, afirmaba que para que un error tuviera relevancia constitucional debía cumplir los siguientes requisitos: “a) ha de ser patente, esto es, manifiesto, evidente o notorio, en cuanto su existencia sea inmediatamente verificable de forma clara e incontrovertible a partir de las actuaciones judiciales por haberse llegado a una conclusión absurda o contraria a los principios elementales de la lógica y la experiencia; b) ha de ser determinante de la decisión adoptada, de forma que constituya el soporte único o fundamental de la resolución, su ratio decidendi; en definitiva, se trata de que, comprobada su existencia, la fundamentación jurídica pierde el sentido y alcance que la justificaba, de tal modo que no pueda conocerse cuál hubiese sido el criterio del órgano judicial de no haberse incurrido en el mismo; c) ha de ser atribuible al órgano que lo cometió, es decir, no imputable a la negligencia o mala fe de la parte que, en tal caso, no podría quejarse, en sentido estricto, de haber sufrido un agravio del derecho fundamental; d) ha de producir efectos negativos en la esfera jurídica de quien lo invoca”. El Tribunal Constitucional se convierte en garante del principio de tutela judicial efectiva al evitar que las resoluciones judiciales puedan dictarse sin la motivación necesaria e incurriendo en arbitrariedad. De este modo, la resolución adoptada por el Tribunal Constitucional permite al contribuyente el acceso a un pronunciamiento motivado sobre la inadmisión del recurso de casación, al ordenar la retroacción de las actuaciones al momento procesal oportuno, siendo esta vía, la del recurso de amparo, la única de la que dispone el recurrente para poder corregir las resoluciones arbitrarias. No obstante, dudamos que esta Sentencia del Tribunal Constitucional modifique en algo lo argumentado por el Auto del Tribunal Supremo que con bastante probabilidad dictará una resolución en el mismo sentido (el de la inadmisión del recurso), eso sí, convenientemente motivada. VIII. BIBLIOGRAFÍA PARADA VÁZQUEZ, R.: Derecho Administrativo, tomos I, II y III, Marcial Pons, Madrid, 2004. PUBLIDO QUECEDO, M.: De la negación del derecho al acierto del juez ... al error patente como motivo de amparo, Repertorio Aranzadi del Tribunal Constitucional, número 8-2002, Aranzadi. GARCÍA GARCÍA, J.A.: Amparo constitucional frente a resoluciones judiciales que incurren en "error patente" sobre los hechos enjuiciados. Comentario a la STC 55/2001, de 26 de febrero. GONZÁLEZ SALINAS, P.: La motivación arbitraria de las sentencias, Civitas Revista española de Derecho Administrativo, núm. 82/1994, Parte Jurisprudencia pág. 279, Editorial Civitas, febrero 1994.