las crisis bancarias y la pertinencia de la

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LAS CRISIS BANCARIAS Y LA PERTINENCIA DE LA
INTERVENCIÓN ESTATAL
EL CASO DE LA FUSIÓN
DEL BANCO WIESE LTDO. Y EL BANCO LIMA
Hernán Garrido-Lecca M. ∗
Economista
Lima, Noviembre de 2003
INDICE
1. Marco teórico: Las crisis bancarias
2. Contexto económico internacional 1998-1999
3. Contexto económico nacional 1998- 1999
4. Medidas adoptadas para apoyar al sistema bancario en crisis
5. Evaluación de la pertinencia de la intervención estatal
6. Conclusiones
∗
-
Referencias
-
Gráficos
Este documento sólo analiza los aspectos económicos y financieros de la operación.
No se pronuncia sobre aspectos legales o extraeconómicos.
Marco teórico: Las crisis bancarias
Los bancos son intermediarios financieros cuyos pasivos son principalmente
depósitos de corto plazo y cuyos activos son usualmente créditos de corto y largo
plazo otorgados a empresas y consumidores. Cuando el valor de sus activos cae por
debajo del valor de sus pasivos, los bancos devienen en insolventes. El valor de los
activos de un banco puede deteriorarse a causa de la incapacidad de los prestatarios
para servir su deuda, o son incapaces o renuentes a honrar sus deudas. Este riesgo,
llamado riesgo crediticio puede ser reducido a través de una adecuada evaluación de
los aplicantes al crédito (screening), diversificando el portafolio de créditos a través del
otorgamiento de créditos a agentes que tienen distintos factores de riesgo, o exigiendo
colaterales y garantías. Un adecuado screening de aplicantes a crédito puede
asegurar que aquellos créditos que no son rentables ex ante no sean financiados, pero
es posible que proyectos riesgosos ex ante puedan resultar fracasos ex post. La
diversificación de cartera tampoco elimina completamente el riesgo de crédito,
especialmente en casos de sistemas bancarios que operan en economías pequeñas o
que se especializan en ciertos nichos o actividades determinadas. Finalmente, los
colaterales son costosos de establecer y monitorear y además están sujetos a
fluctuaciones en su valor. Por lo tanto, el riesgo de no pago o default no puede ser
completamente eliminado aún en condiciones de buen manejo bancario. Cuando una
porción significativa del sistema bancario está experimentando pérdidas en el valor de
sus créditos en exceso de su propio capital, sucede una crisis sistémica. Por tanto, la
teoría predice que los shocks que afectan negativamente la situación económica de
los prestatarios de los bancos y deben estar positivamente correlacionados con las
crisis
bancarias
sistémicas.
Más
aún,
los
sistemas
bancarios
que
estén
insuficientemente capitalizados serán más vulnerables.
La literatura empírica ha identificado una serie de shocks económicos asociados
con episodios de problemas bancarios. Estos shocks pueden tener una causa
macroeconómica o una microeconómica:
•
Causas macro: reversión de flujos de capitales, recesión aguda, altas tasas de
interés, grandes devaluaciones cambiarias, deterioro de los términos de
intercambio, etc.
•
Causas micro: pobre supervisión, concentración de créditos en sectores volátiles,
caída en los precios de los activos como acciones y bienes raíces, deficiente
control de riesgos, etc.
2
Aún en ausencia de un incremento en la cartera pesada, la hoja de balance de los
bancos puede deteriorarse debido a una caída en la tasa de rentabilidad de los activos
respecto a la rentabilidad de sus pasivos. Un ejemplo de esto es un incremento en las
tasas de corto plazo que fuerza a los bancos a incrementar la tasa que retribuyen a
sus depositantes. Todos los bancos están expuestos en algún grado a este riesgo de
tasa de interés porque el descalce de plazos es una de las funciones típicas del
sistema bancario; por tanto, un incremento sustantivo en las tasas de interés de corto
plazo puede ser una fuente importante de riesgo sistémico1. Tal incremento abrupto en
las tasas de corto plazo puede ser ocasionado por diversos factores tales como (i) un
incremento en la tasa de inflación; (ii) una política monetaria contractiva; (iii) un
incremento en las tasas de interés internacionales; (iv) la necesidad de defender el tipo
de cambio ante ataques especulativos2.
Otro caso de descalce en las tasas de rentabilidad de activos y pasivos ocurre
cuando los bancos toman deuda en moneda extranjera y prestan en moneda
doméstica. En este caso, una depreciación inesperada en el tipo de cambio pone en
riesgo la rentabilidad de los bancos. También se puede dar el caso que los bancos
eligen tomar deuda en moneda extranjera en el exterior y prestarla domésticamente en
moneda extranjera para cerrar sus posiciones. En este caso, el riesgo cambiario es
trasladado a los prestatarios ya que una depreciación inesperada en el tipo de cambio
podría aún afectar la rentabilidad de los bancos a través de un incremento en la
cartera pesada. Como veremos más adelante, esta fue una de las principales fuentes
de inestabilidad bancaria en el Perú en el periodo 1998-99.
Cuando los depósitos bancarios no están asegurados, un deterioro en la calidad
de la cartera de activos puede desencadenar una corrida bancaria. Todos los agentes
se agolparán a las ventanillas para sacar sus depósitos antes que el banco se declare
en bancarrota. Como los activos de los bancos típicamente son poco líquidos, la
corrida de depósitos acelera la situación de insolvencia. De hecho, como lo señalaron
Diamond y Dybvig (1983) en su trabajo clásico sobre crisis bancarias, las corridas de
depósitos pueden ser profecías autocumplidas (self-fulfilling prophecies), es decir,
ellas pueden suceder porque los depositantes “creen” que otros depositantes están
retirando sus recursos aún en ausencia de un deterioro real del patrimonio del banco.
1
De acuerdo a Mishkin (1996), la mayoría de los pánicos bancarios en los EEEUU fueron
precedidos de un incremento en las tasas de interés de corto plazo.
2
/ Véase por ejemplo, Velasco, A. (1987) y Kaminky – Reinhart (1996).
3
La posibilidad de profecías autocumplidas hace de los bancos instituciones
financieramente vulnerables. En principio, la corrida en un banco individual no debería
afectar la estabilidad del sistema en general, a menos que depositantes mal
informados tomen ello como un signo de que otros bancos también están en riesgo.
Esto es lo que se denomina riesgo de contagio. En estas circunstancias, una corrida
bancaria individual deviene en pánico bancario generalizado.
Las corridas bancarias no deberían ocurrir cuando los depósitos están asegurados
contra el riesgo de insolvencia; este seguro puede ser explícito (como en el Perú con
la existencia de un Fondo de Seguro de Depósitos) o puede ser implícito si los
depositantes creen – correctamente – que el gobierno prevendrá la insolvencia del
banco o que, en caso de falencia, el gobierno intervendrá para compensar las pérdidas
de los depositantes.
Sin embargo, cuando la prima del seguro no refleja
adecuadamente el riesgo del portafolio bancario, entonces la presencia de este seguro
genera los incentivos para que los bancos tomen riesgos excesivos, fenómeno
conocido como “riesgo moral” (moral hazard). La evidencia muestra que cuando se
produce una liberalización financiera - como ha sucedido en la mayoría de los países
occidentales en los últimos 15 años – las oportunidades de incurrir en riesgo moral se
incrementan. Si la liberalización financiera ocurren en países con seguro de depósitos
y tal liberalización no viene acompañada de un sistema efectivo de supervisión y
regulación preventiva, entonces los excesos de riesgos que toman los banqueros se
pueden volver un factor que termine desestabilizando al sistema bancario. Como se
aprecia, la teoría es ambigua en cuanto al signo de la correlación entre seguros de
depósitos y crisis bancarias. Por un lado, cuando los depósitos están asegurados no
deberían ocurrir crisis autocumplidas; por el otro, las crisis bancarias pueden hacerse
más probables si los banqueros eligen tomar riesgos excesivos como consecuencia
del riesgo moral que implica la existencia de tales seguros.
Una súbita ola de retiros de depósitos bancarios con efectos similares a los de una
corrida bancario puede también tener lugar luego de un periodo de grandes flujos de
capitales externos de corto plazo, como lo indica la experiencia de la mayoría de
países de América Latina y Europa Oriental a mediados de los años 90’. Tal flujo de
capitales, generalmente acompañado de un proceso de liberalización de la cuenta de
capitales y altas tasas de interés domésticas, resultaron en una expansión significativa
del crédito doméstico, incluso a tasas muy por encima del crecimiento del resto de la
economía. En estas circunstancias, cuando las tasas domésticas se reducen o cuando
4
la confianza en estas economías se deteriora, los inversionistas extranjeros pueden
rápidamente revertir el flujo de capitales y hacer que los bancos domésticos enfrenten
problemas de liquidez. Como señalan Obstfeld y Rogoff (1995), en países con tipo de
cambio fijo los problemas bancarios pueden estallar a causa de un ataque
especulativo contra la moneda: si se espera que una devaluación ocurra pronto, los
depositantes (domésticos y foráneos) se agolparán a retirar desde sus cuentas en
moneda doméstica para convertir tales recursos en depósitos denominados en
moneda extranjera en el exterior, presionando adicionalmente sobre el tipo de cambio
y desencadenando una crisis de liquidez en el sistema bancario3.
En suma, la literatura económica ha identificado un patrón típico en las crisis
bancarias y que resulta en una sucesión de hechos, en parte fortuitos y en parte
producto de las propias características del sistema económico:
1) Gran flujo de capitales
2) Rápido crecimiento del crédito
3) Crecimiento inusual de precio de activos
4) Sobreviene algún shock
5) Rápido deterioro de los indicadores bancarios (capital, cartera pesada, etc.)
6) Requerimiento de capital adicional para constituir provisiones más allá de las
propias utilidades (provisiones anticíclicas)
7) Intervención o quiebra
La evidencia empírica muestra que estos episodios de crisis bancarias tienen un
altísimo costo para el fisco, el cual no es equivalente a los costos para la economía en
general, pues la actividad económica sufre un impacto negativo que sobrepasa a los
meros costos fiscales y que se traduce en una reducción en la tasa de crecimiento
económico por varios años hasta que el sistema bancario retorna a una situación de
normalidad. El Gráfico Nº 1 registra los costos fiscales asociados a algunas de las más
representativas crisis bancarias de las últimas décadas. Como se puede apreciar, el
costo fiscal de estas crisis ha fluctuado dentro de un amplio margen entre 10% y 50%
del PBI. Incluso si quitamos de la muestra las crisis de Argentina 80-82 y Chile 81-83,
el promedio resultante se mantiene encima del 16% del PBI.
3
Este mecanismo parece haber operado en la crisis de Argentina en 1995: luego de la
devaluación del peso mexicano en diciembre de 1994, la confianza en el peso argentino se
deterioró y el sistema bancario argentino perdió 16% de sus depósitos en el primer trimestre de
1995 (FMI, 1996).
5
Gráfico Nº 1
COSTOS ESTIMADOS DE LAS CRISIS BANCARIAS
1980-82
Argentina
Chile
1981-83
1977-83
Israel
Uruguay
1981-84
Venezuela
1994-95
1977-85
España
1994-97
Mexico
Argentina
1989-90
1991-95
Hungría
1994-95
Brasil
Finlandia
1991-94
1998-00
PERU
0
10
20
30
40
50
60
Porcentaje del PBI
1. Contexto económico internacional 1998-1999
La economía internacional enfrentó un episodio de crisis financiera global a partir
de mediados de 1997. La crisis se inició con la devaluación en Tailandia el 2 de julio
de 1987, devaluación que pronto se propagó entre sus principales socios comerciales
del sudeste asiático. Aunque Tailandia, Indonesia, Malasia y Filipinas devaluaron sus
monedas entre 25% y 33% en el tercer trimestre de 1997, la crisis en esos momentos
parecía aún circunscrita a esos países. Sin embargo, octubre se inició con la
devaluación del dollar taiwanés lo que llevó de inmediato a un ataque especulativo
sobre Hong Kong donde se produjo un crash bursátil y de ahí la crisis se propagó a
Corea del Sur. Es importante precisar que Corea del Sur era la 11ª economía más
grande del orbe y que sus bancos tenían inversiones alrededor del mundo, con lo cual
se despertó el temor de una crisis globalizada.
La primera mitad de 1998 estuvo dominada por el continuo deterioro de las
condiciones económicas, financieras y políticas en buena parte del sudeste asiático,
con efectos negativos sobre la confianza de los inversionistas y, por tanto, sobre las
perspectivas de otras economías. Los esfuerzos desplegados por el G-7 y el FMI para
acudir en ayuda de los países en problemas (principalmente Indonesia, Corea del Sur,
Malasia y Tailandia) resultaban insuficientes y aún cuando las monedas de los países
asiáticos se venían recuperando de las grandes devaluaciones, la economía global
parecía entrar en una etapa de muy lenta recuperación. La segunda fase de esta crisis
global estalló con los resultados económicos peores a los esperados en Japón durante
6
el segundo trimestre de 1998 y pronto Rusia devaluaría el rublo declarando
simultáneamente una moratoria unilateral de su deuda externa (17 de agosto de
1998), con lo cual la crisis se volvió realmente global afectando a todos los mercados
emergentes, incluyendo a América Latina.
El impacto de la crisis rusa sobre la confianza de los inversionistas fue devastador,
pues los inversionistas que habían venido considerando a Rusia como una economía
demasiado grande e importante como para caer en bancarrota, súbitamente entraron
en pánico generalizado, optando por buscar liquidar sus inversiones en mercados
percibidos como riesgosos y buscar resguardo en mercados más seguros
(fundamentalmente EEUU y Europa Occidental).
A esto siguió el colapso de los precios de los activos alrededor del mundo. Se
precipitó el colapso del fondo de coberturas (hedge fund) norteamericano Long Term
Capital Management, el cual despertó mayores miedos por la estabilidad del resto de
fondos de inversión y hasta fondos de pensiones en EEUU. En estas circunstancias de
riesgo de recesión global, se ejecutaron medidas extraordinarias de política para hacer
frente a la coyuntura. La Reserva Federal redujo sus tasas de interés en 3
oportunidades seguidas, incluyendo una reducción extraordinaria fuera de sus
reuniones regulares y los organismos multilaterales brindaron paquetes de ayuda
financiera en magnitudes nunca antes vistas para una serie de países, incluyendo
Argentina y Brasil.
Como consecuencia de la crisis rusa, los mercados latinoamericanos empezaron a
sentir los efectos de la crisis de confianza de los inversionistas. Sólo en el mes de
agosto de 1998, salieron de Brasil US$ 11,000 millones de capitales. A fines de
octubre, las reservas internacionales del Banco Central habían caído a US$ 41,500
millones desde los US$ 70,900 millones de julio. La situación de pérdida de reservas
(siguieron bajando hasta SU$ 36,000 en enero de 1999) y el deterioro de la confianza
en América Latina hizo que Brasil abandonara sus sistema de bandas cambiarias el 15
de enero de 1999 y dejara flotar el real. La moneda brasileña se devaluó 20% ese
mismo día, cerrando en 1,45 reales/US$. A fines de febrero el real ya se cotizaba por
encima de 2 reales/US$.
La crisis cambiaria del gigante sudamericano pronto arrastró a la economía
argentina en una trayectoria negativa, pues Argentina no tenía cómo acomodar
7
semejante devaluación cambiaria por parte de su principal socio comercial dentro de
un régimen de convertibilidad. Con las principales economías de la región en
problemas (Brasil, Argentina, México, Venezuela, Chile, Colombia y Ecuador), la
reversión de los flujos de capitales fue muy fuerte a lo largo del segundo semestre de
1998 y el primer semestre de 1999. Se calcula que entre 1990 y 1997 ingresaron a
América Latina recursos por unos US$ 50,000 millones anuales, mientras que en el
periodo 1998-2000 la reversión de estos flujos significó en promedio 2% del PBI de la
región (ver Gráfico Nº 2).
Gráfico Nº 2
Crisis Rusa
50000
4
tri
me
str
es
(mi
llo
ne
s
de
dól
are
s)
40000
30000
20000
10000
0
-10000
-20000
-30000
-40000
-50000 I
-19
97
III
-19
97
-I19
98
III
-19
98
-I
19
99
III
-19
99
I-20
00
III
-20
00
-I
20
01
III
-20
01
I-20
02
III
-20
02
-I
20
03
LAC-7 incluye: Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México, Perú y Ve nezuela
La crisis asiática iniciada en 1997 se había propagado a todos los mercados del
mundo. En 1998 la crisis tocó a los Estados Unidos y en América Latina la reversión
de los flujos de capitales hizo colapsar el sistema cambiario en Brasil, Argentina y
Ecuador. El pesimismo en los inversionistas era generalizado y hasta el reconocido
economista Paul Krugman publicaba a mediados de 1999 un best-seller llamado “El
Retorno de la Economía de la Depresión” (“The Return of Depresión Economics”).
2. Contexto económico nacional 1998- 1999
En los años 1998-99 confluyeron una serie de factores - internos y externos - que
conllevaron a una severa crisis del sistema financiero peruano. La crisis, sin embargo,
no estuvo limitada al sector financiero. La economía en su conjunto entró en una
recesión prolongada que puso en evidencia algunas de las limitaciones del modelo
8
económico y la vulnerabilidad de la economía peruana a shocks externos como los
que se produjeron en aquel entonces. La economía había venido creciendo a una tasa
promedio de 7% entre 1993-1997, gracias a una combinación de políticas
macroeconómicas prudentes y un agresivo programa de reformas estructurales, lo
cual vino además acompañado de un gran influjo de capitales del exterior. La inflación
había venido convergiendo a un dígito mientras que la inversión había crecido desde
16,5% en 1990 a 24,6% en 1997. Sin duda, uno de los principales avances se dio en
el tema fiscal cuando en 1997 la economía peruana experimentó un modesto superávit
fiscal (0,2% del PBI) por primera vez en más de dos décadas.
Este éxito
en materia
de
crecimiento
y estabilización estuvo
apoyado
fundamentalmente por un importante flujo de capitales hacia el país. Se estima que en
ese periodo ingresaron al país alrededor de US$ 18,800 millones de capitales del
exterior. Este gran influjo de capitales generó dos efectos que abundaron en materia
de crecimiento y estabilización de precios. Por un lado, la gran disponibilidad de
recursos en los bancos propició un incremento explosivo en el crédito interno al sector
privado, favoreciendo el crecimiento de la demanda interna (inversión y consumo) y,
por otro, el tipo de cambio real se apreció, favoreciendo la reducción en la inflación.
Gráfico Nº 3
CREDITO DE LA BANCA AL SECTOR PRIVADO
(Millones de soles)
60000
50000
40000
30000
20000
10000
0
1991
1992
1993
1994
1995
MN
1996
ME
1997
1998
1999
2000
TOTAL
El período 1993-1998 fue un periodo de crecimiento explosivo – y claramente
insostenible – del crédito interno. El Gráfico Nº 3 muestra la evolución creciente del
crédito al sector privado. Como se puede apreciar, durante este período, el crédito en
soles creció a un ritmo anual promedio del 38% y, en el caso del crédito en dólares,
9
éste creció a una tasa anual promedio del 50%; ambas tasas varias veces superiores
al ritmo de crecimiento que registraba la economía. Pero no sólo se evidenciaba un
problema por el crecimiento excesivo del crédito bancario, sino que además, este
crédito estaba fundamentalmente concentrado en el muy corto plazo.
De hecho, hacia finales de 1998, el crédito bancario con madurez menor a un mes
superaba el 25% del crédito total y que los créditos con madurez menor a un año
representaban
casi
el
65%
del
total
de
créditos.
Este
fenómeno
de
sobreendeudamiento de las empresas peruanas durante este período de auge generó
patrones de fragilidad patrimonial que - a la postre - fueron determinantes para explicar
la crisis post-shocks que afectó a gran parte del aparato productivo nacional y que
desembocó en una profunda crisis patrimonial para las empresas en general y para el
sistema bancario en particular.
Uno de los primeros shocks que afectó a la economía peruana fue la aparición del
Fenómeno del Niño en el verano de 1997 y afectó severamente a varios de los
principales sectores productivos como pesca, agricultura y transporte. En el caso de la
pesca, la biomasa disponible se redujo considerablemente de casi 9 millones de TM
en 1996 a sólo 3,7 millones en 1998. Las exportaciones peruanas de harina y aceite
de pescado, que habían alcanzado un pico de US$ 1,126 millones en 1997, se
redujeron a sólo US$ 414 millones en 1998, generando un gravísimo problema
patrimonial sobre las empresas pesqueras.
Hacia 1997, la banca empezó a registrar una tendencia creciente en su
endeudamiento externo de corto plazo, el cual fue financiando de manera creciente los
requerimientos crediticios de corto, mediano y hasta largo plazo de las empresas
nacionales. Una explicación para este comportamiento se encuentra en el hecho que
las líneas de crédito del exterior representaban un menor costo de fondeo que la
alternativa de captar depósitos domésticos en moneda extranjera, debido al diferencial
de encaje, pues mientras el fondeo doméstico en moneda extranjera estaba sujeto a
una tasa de encaje marginal del 45% (esto es, 45 centavos por cada dólar que era
depositado en cuentas de los bancos), el fondeo proveniente del exterior estaba libre
de encaje. Esta asimetría en la regulación bancaria incentivó a que los bancos se
empezaran a fondear crecientemente con recursos volátiles y de corto plazo, en vez
de utilizar recursos más estables. Como se muestra en el Gráfico Nº 4, los adeudados
de corto plazo del sistema bancario pasaron de US$ 1,500 millones a fines de 1996 a
10
más de US$ 3 700 millones a mediados de 1998, lo cual representaba más del 25%
del total de crédito del sistema.
Gráfico Nº 4
A D E U D A D O S E X T E R N O S D E L A S E M P R E S A S B A N C A R IA S
( M illo n e s d e U S $ )
4 0 00
3 5 00
3 0 00
2 5 00
2 0 00
1 5 00
1 0 00
5 00
0
Cuando sobreviene la crisis de la moratoria rusa en agosto de 1998, se produce
una abrupta salida de capitales del sistema. De pronto, los bancos del exterior
exigieron a los bancos domésticos el repago de las líneas de crédito y éstos no
tuvieron otra alternativa que detener los flujos de crédito para destinar esos fondos al
repago de sus líneas. Entre agosto y octubre de 1998, salieron del país más de US$
700 millones, fenómeno que sumado a una insuficiente capacidad de respuesta del
Gobierno desembocó en la ruptura de la cadena de pagos a finales de 1998.
A partir de ese momento, la economía peruana entró rápidamente en un círculo
vicioso: contracción de liquidez – contracción del crédito – depreciación cambiaria –
caída de la actividad económica – deterioro de la cartera de los bancos – contracción
del crédito. La demanda interna cayó dramáticamente a partir del ajuste de liquidez y
crédito de fines de 1998, generando profundas caídas tanto en la inversión privada
como en el nivel de consumo agregado (ver Gráfico Nº 5).
Mención especial merece un fenómeno que se dio con mucha nitidez en la
economía peruana. Como resultado del periodo de boom crediticio, una parte
importante de las empresas nacionales se habían sobreendeudado, especialmente en
moneda extranjera. Cuando ocurre la salida abrupta de capitales a mediados de 1998,
el tipo de cambio se devalúa a pesar de los esfuerzos del Banco Central por moderar
11
las presiones devaluatorias mediante subidas en las tasas de interés4. En esas
circunstancias, el valor de las acreencias de las empresas endeudadas en dólares se
incrementa, pero como sus ingresos están denominados en moneda nacional (salvo,
claro está, el sector exportador), se genera un deterioro inmediato en las hojas de
balance de las empresas, particularmente de aquellas que operan en el mercado
nacional y en sectores no transables. En consecuencia, se afecta el patrimonio de las
empresas y se reduce la capacidad de éstas para ser sujetas de crédito, lo cual afecta
sensiblemente la propia operatividad de las firmas.5
Gráfico Nº 5
EVOLUCION DE LA DEMANDA INTERNA Y LA INVERSION PRIVADA
(Variaciones porcentuales)
20
15
10
5
0
-5
-10
-15
-20
-25
1996-I
1996-III
1997-I
1997-III
1998-I
DEMANDA
1998-III
1999-I
1999-III
2000-I
2000-III
INVERSION
La severa caída en la demanda interna que se generó como consecuencia de los
shocks externos (crisis asiática, Fenómeno del Niño y crisis rusa) afectó
negativamente la calidad de la cartera del sistema bancario. El ratio de cartera
atrasada a colocaciones se duplicó en pocos meses, pasando de 6,5% en julio de
1998 a 10,3% en mayo de 1999 (ver Gráfico Nº 6). Esto produce un rápido deterioro
en la situación patrimonial del sistema bancario que además observó un proceso de
“flight to quality” en detrimento de los bancos más pequeños. A finales de 1998 son
intervenidos el Banco República y el Banco Latino, éste último mediante una
estatización “disfrazada” al capitalizar el Estado todas sus acreencias en el banco.
4
En sólo tres días (setiembre 1998) el sol se devalúa más de 2,3% y supera por primera vez la
barrera psicológica de los 3 soles/US$.
5
Este fenómeno llamado “efecto hoja de balance” ha sido estudiado por Carranza, Cayo y
Galdón-Sánchez (trabajo a publicarse próximamente en el Emerging Markets Review), quienes
concluyen que debido al alto endeudamiento en dólares por parte de empresas que generan
ingresos en soles, los efectos de una devaluación han mostrado ser contractivos sobre la
inversión y la demanda interna en el periodo 1994-2001.
12
Gráfico Nº 6
BANCA MÚLTIPLE: CARTERA ATRASADA / CRÉDITOS DIRECTOS
(En porcentaje)
12.0
11.0
10.0
9.0
8.0
7.0
6.0
Sep-03
May-03
Ene-03
Sep-02
May-02
Ene-02
Sep-01
May-01
Ene-01
Sep-00
Ene-00
May-00
Sep-99
Ene-99
May-99
Sep-98
May-98
Ene-98
5.0
3. Medidas adoptadas para apoyar al sistema bancario en crisis
Un nuevo Gabinete de Ministros entró en ejercicio en enero de 1999 y ello generó
un cierto cambio de rumbo en la política económica. El gasto público se hizo menos
procíclico y se flexibilizó la posición del Estado frente a las empresas en crisis – en
general – y frente a la banca – en particular. Durante el primer semestre de 1999, con
el sector bancario enfrentando la peor crisis de las últimas décadas, el Gobierno puso
en ejecución un paquete de medidas que intentaba paliar los problemas de solvencia
del sistema.
ƒ
Programa de Depósitos del Sector Público
Desde octubre de 1998, las entidades públicas vinieron subastando sus depósitos
a plazo entre los bancos con un esquema de límites propuesto por la SBS (DU 05298). Este mecanismo buscó limitar el “flight to quality” que se produjo después de la
crisis rusa con el fin de evitar el colapso de los bancos pequeños. Hacia inicios de
1999, el Estado tenía más del 30% de los depósitos en soles del sistema bancario, por
lo que su comportamiento era determinante para la salud del sistema. El mecanismo
logró resolver problemas puntuales de liquidez y así evitar el colapso de algunos
bancos con problemas potenciales, pero generó un problema de “adicción” por parte
de ciertos bancos frente a los recursos públicos. De hecho, el mecanismo de subastas
generó dos problemas graves: (i) el problema de selección adversa y (ii) el exceso de
riesgo que asumieron algunas entidades estatales.
13
El primer problema hace referencia al hecho de que en un sistema abierto de
subastas por depósitos, aquellos bancos más riesgosos y más urgidos de liquidez son
los que ofrecen las mayores tasas, generándose un proceso en el que los depósitos
públicos se colocan justamente en los bancos más riesgosos y donde además, todos
los agentes reconocen fácilmente a los bancos más agresivos en las pujas de tasa. El
otro problema - derivado del primero – es que las entidades públicas comenzaron a
asumir demasiado riesgo al depositar en bancos con problemas. De hecho, con la
intervención y posterior liquidación de varios bancos, las entidades públicas han tenido
que asumir prolongadas y generalmente, infructuosas recuperaciones de sus
depósitos.
ƒ
Modificación de la Ley de Bancos
En mayo de 1999 se promulgó una nueva Ley de Bancos que permitió minimizar
los costos de salida de un banco a la vez que proteger los intereses de los
depositantes. Hasta ese momento, la Superintendencia de Banca y Seguros sólo
podía intervenir un banco con la finalidad de liquidarlo, es decir, el ingreso de la SBS a
un banco sólo tenía una puerta de escape: su liquidación. La nueva Ley de Bancos
recogió una práctica estándar a nivel internacional y que contó con el apoyo técnico
del Banco Mundial. Bajo este nuevo esquema, se permite a la SBS separar los activos
deteriorados de los activos valiosos en dos portafolios:
o
“Banco malo”.- los activos deteriorados que se transfieren a un patrimonio
autónomo para su posterior recuperación, remate o castigo, permitiendo
sacar del balance la parte de la cartera deteriorada.
o
“Banco bueno”.- los activos buenos se mantienen en el balance del banco,
protegiendo de esta manera a los depositantes. Con la incorporación de
capital fresco o de un nuevo socio al banco bueno, la entidad financiera
puede fortalecerse y seguir operando.
ƒ
Programa de Canje de Cartera (DS 099-99)
Este programa tuvo como objeto facilitar la adecuación de los bancos a las
exigencias de provisiones a la vez que fortalecer patrimonialmente a los bancos. Para
ello, se emitió bonos públicos hasta por US$ 400 millones que podían intercambiarse
por cartera pesada. El Estado otorgaba un año de gracia y la obligación de recomprar
anualmente al menos un 25% de la cartera intercambiada, hasta en 5 años. Para ello,
se exigía planes de fortalecimiento patrimonial a ser aprobados por la SBS y se
restringía la distribución de dividendos mientras durara el programa de recompra. Lo
14
interesante de este esquema es que el programa no tenía costo fiscal, pues los bonos
eran no negociables y no redimibles, obligando a los bancos a mantenerlos en cartera
para mantener los activos en un nivel adecuado y liberando recursos de la cartera
canjeada que servían para cubrir los requerimientos de provisiones del resto de la
cartera buena. A través de este programa se apoyó con éxito a diversos bancos como
el Continental, Interbank, Financiero y Sudamericano, entre otros.
ƒ
Programa de Consolidación Patrimonial (DU 034-99)
Este programa tuvo como objetivo el evitar el riesgo sistémico por la quiebra de
uno o más bancos. Para ello, se autorizó al Banco de la Nación para que adquiriese
temporalmente acciones de instituciones financieras en proceso de fortalecimiento
patrimonial. Esto era una medida extrema de flexibilización de los criterios que había
venido manejando el Gobierno hasta entonces, pues siempre se había opuesto a que
el Estado fuera accionista de bancos dentro de una óptica liberal y de subsidiariedad.
El Tesoro Público autorizó la emisión de bonos hasta por US$ 150 millones para
apoyar patrimonialmente a los bancos y se autorizó a entregar garantía de la
República para respaldar el valor de los activos de las instituciones financieras. Este
sería el marco normativo que serviría para propiciar la intervención del Estado en el
proceso de fusión del Banco Wieses Ltdo. y el Banco de Lima-Sudameris.
ƒ
Adquisición de activos de entidades financieras en las que el Estado tenía
participación mayoritaria (DU 041-99).
Con el objetivo de fortalecer patrimonialmente a los bancos en los que el Estado ya
mantenía una participación mayoritaria (caso Banco Latino), se permitió la
transferencia de la cartera y las obligaciones de las entidades financieras a favor del
Estado. Se encargó a la Comisión Administradora de Carteras la cobranza de dicha
cartera y se autorizó la emisión de bonos del Tesoro para asumir las acreencias de las
empresas del sector público transferidas en esta operación.
4. Evaluación de la pertinencia de la intervención estatal
Para evaluar la pertinencia o no de la intervención del Estado en el proceso de
fusión del Banco Wiese Ltdo. es necesario situarse en la coyuntura de mediados de
1999, con la información – necesariamente incompleta – que se tenía en ese momento
acerca de la situación del sistema bancario y del propio Banco Wiese, y comprender
15
las restricciones que enfrentaban en ese momento las autoridades económicas; esto
es que lo que llamamos un análisis ex ante. Luego, revisaremos qué hemos aprendido
después de la operación, cuál ha sido el devenir de los acontecimientos para el
fusionado Banco Wiese Sudameris y la totalidad del sistema bancario; esto es lo que
llamamos un análisis ex post. Esto nos permitirá realizar un análisis contrafactual que
permita proyectar “qué hubiera sucedido” si se obraba en otro sentido al que se hizo.
ƒ
Información disponible en 1999
El Banco Wiese había sido uno de los bancos con mayor crecimiento en la década
pasada. En efecto, el tamaño del banco había crecido más de 10 veces entre 1990 y
1998, pasando de una participación de mercado del 6% en 1988 a casi 20% en 1996.
El Banco Wiese se había convertido en diciembre de 1998 en el segundo banco del
país en términos de colocaciones y el tercero en términos de depósitos. Este
crecimiento vino acompañado de un fortalecimiento patrimonial, habiéndose
capitalizado casi el integro de las utilidades durante este periodo e incluso se
colocaron acciones del banco en la Bolsa de Nueva York en 1994.
En 1996 se contrató a la prestigiosa consultora Booz Allen para mejorar su
proceso de evaluación de riesgos, pues los propios directivos del banco observaban
con preocupación que la cartera de créditos venía creciendo de manera acelerada y
sin una adecuada evaluación de los riesgos crediticios. De hecho, este crecimiento de
la cartera de créditos vino acompañado por una pobre evaluación de riesgos, situación
que no es particular del BW sino común a toda la banca doméstica6.
Hacia 1997, los accionistas del Banco Wiese deciden buscar un socio estratégico
internacional para contar con un respaldo patrimonial en caso de crisis, así como para
complementar al Banco con la experiencia internacional de un operador de primer
nivel en cuanto a los procesos crediticios, productos y tecnología bancaria. En el
primer semestre de 1998, se contrata a J. P. Morgan como asesores para la
identificación de socios potenciales. En setiembre de ese año, ante la salida de
capitales del Perú y el consecuente deterioro de la cartera de colocaciones, los
6
Como muestra de esta pobre evaluación crediticia hay que indicar que hacia fines de 1998, se
estimaba que la deuda bancaria del sector pesquero representaba alrededor del 10% del
crédito total del sector bancario. Si consideramos que este sector sólo representa alrededor del
2% del PBI, este es un indicador claro de la sobreexposición que registró el sector bancario
frente a esta actividad y explica el rápido deterioro de la cartera pesada cuando sobrevino el
Fenómeno del Niño.
16
accionistas aprueban un aporte de capital fresco de US$ 50 millones para la cobertura
de las provisiones requerida, el cual se realizaría en diciembre de 1998.
J. P. Morgan había identificado e iniciado conversaciones con dos potenciales
socios: (i) el grupo formado por el Banco Central Hispano (BCH) de España y el Banco
O’Higgins de Chile y (ii) el Grupo Sudameris, propietario en el Perú del Banco de Lima.
En la primera quincena de enero de 1999 se anuncia la fusión del BCH con el Banco
Santander, producto del cual abandonan la negociación con el Banco Wiese. En
consecuencia, el Banco Wiese se quedó con un único potencial interesado con el cual
se suscribe un Convenio de Integración, el cual estaría sujeto a una valorización (“due
dilligence”) de los activos del banco que determinaría los posibles ajustes finales en
ambas instituciones, de manera de determinar la participación de los accionistas de
cada banco en el nuevo banco fusionado. Este convenio contemplaba la integración
patrimonial de los Bancos Wiese Ltdo. y Lima Sudameris y un aporte de capital
adicional de US$ 130 millones, en efectivo, por parte del Grupo Sudameris.
La valorización se realizó entre marzo y mayo de 1999, por los auditores del Grupo
Sudameris, Arthur Andersen. Cabe señalar que es justamente en este periodo, cuando
era más o menos público que el Banco Wiese estaba buscando un socio estratégico
de
“espaldas
anchas”,
que
la
cartera
del
banco
empieza
a
deteriorarse
aceleradamente, pasando de 7,6% en diciembre de 1998 a 13,6% en mayo de 1999,
bastante por encima del promedio del sistema (10,3%), tal como se aprecia en el
Gráfico Nº 7.
Gráfico Nº 7
CARTERA ATRASADA / CRÉDITOS DIRECTOS
(En porcentaje)
19.00
Banca Múltiple
17.00
Banco Wiese
15.00
13.00
11.00
9.00
7.00
Sep-03
Ene-03
May-03
Sep-02
May-02
Ene-02
Sep-01
Ene-01
May-01
Sep-00
May-00
Ene-00
Sep-99
Ene-99
May-99
Sep-98
May-98
Ene-98
5.00
17
El resultado del “due dilligence” arrojó un valor inferior en la cartera de
colocaciones del banco, por lo que los requerimientos de capital adicional necesarios
para llevar a cabo la fusión ya no eran US$ 130 millones, sino US$ 240 millones
adicionales. A finales de mayo, los Grupos Wiese y Sudameris comunicaron a las
autoridades peruanas que el Convenio de Integración no se podía ejecutar en las
condiciones originalmente acordadas debido al rápido deterioro que estaba sufriendo
la cartera de activos del banco. Es por ello que en junio se iniciaron las
conversaciones entre los representantes del Banco Wiese, Grupo Sudameris y Estado
para buscar una solución que permitiera destrabar la operación antes de que el
deterioro de los activos del banco precipitara una intervención por parte de la SBS.
A mediados de 1999, nadie conocía con exactitud la gravedad de la situación del
Banco Wiese Ltdo., pero sí se conocía que la cartera se venía deteriorando a un paso
acelerado y que la intervención era un recurso extremo que podía desencadenar una
corrida generalizada en el sistema financiero con efectos impredecibles sobre los
demás bancos, especialmente los bancos más pequeños.
En suma, las restricciones que enfrentaba el Estado a mediados de 1999 eran:
a) Era necesario incorporar al Banco de Lima – Sudameris como socio al
Banco Wiese o sino, la precipitación de la intervención era inminente.
b) Los representantes del Banco de Lima –Sudameris habían comunicado que
si la SBS intervenía el banco, el Grupo Sudameris se inhibiría de proceder
con la absorción del banco debido a una instrucción muy clara por parte de
su casa matriz en el sentido de no ingresar a bancos intervenidos.
c) Para las autoridades económicas de ese entonces, quedaba claro que la
Intervención no era una alternativa viable, porque el riesgo era sistémico
(como veremos más adelante, existían elementos que permitían apoyar
este pronóstico).
d) El marco legal existente no era suficiente para lidiar con problemas tan sui
generis como los del Banco Wiese. En consecuencia era necesario
introducir modificaciones al marco legal para poder capitalizar el banco
antes de proceder a la fusión.
e) Era absolutamente necesario elevar inmediatamente el patrimonio del
Banco Wiese, realizar aportes de capital fresco y separar la cartera mala de
la cartera buena para permitir que el Grupo Sudameris aceptara la fusión.
f)
El tiempo era muy escaso.
18
ƒ
Operación de salvataje y fusión del Banco Wiese
Al amparo del Decreto de Urgencia 034-99, el 29 de Junio de 1999 se suscribió un
Acuerdo Marco que estableció las operaciones que las distintas partes debían
desarrollar para permitir la fusión del Banco Wiese Ldto. y el Banco de Lima –
Sudameris:
a) Titulización de Cartera Atrasada del Banco Wiese Ltdo.
b) Compraventa por el Banco de la Nación de acciones preferentes emitidas por
el Banco Wiese Ltdo.
c) Reducción y aumento de capital del Banco Wiese Ltdo.
La ingeniería financiera de la operación es sencilla en su esencia aunque puede
parecer complicada por las diferentes operaciones involucradas. La idea es separar
parte de la cartera pesada del Banco Wiese Ltdo. para titulizarla y limpiar los activos
del banco remanente. Además, el Estado a través del Banco de la Nación
incrementaría el capital del banco previamente a su integración y avalaría parte de la
cartera titulizada para garantizar al nuevo Banco Wiese Sudameris una recuperación
adecuada de la cartera crediticia.
La metodología utilizada para la identificación de la cartera a ser transferida al
patrimonio fideicometido consideró la selección de los créditos que tenían la mayor
diferencia entre el valor económico (criterio de compra a valores de realización,
utilizado por Arthur Andersen) y el regulatorio (de acuerdo a la evaluación de la SBS).
El criterio fue que al continuar el nuevo Banco Wiese Ltdo. como un “negocio en
marcha” y no en “liquidación” estos créditos y sus garantías se cobrarían en el tiempo.
Así, la cartera que se seleccionó tenía un valor nominal de US$ 701 millones, pero fue
valorizada en US$ 467 millones según la evaluación realizada por la Superintendencia
de Banca y Seguros; mientras que según los criterios de evaluación económica
aplicados por Arthur Andersen, su valor era sólo de US$ 300 millones.
La titulización se realizó el 30 de junio de 1999 a un plazo total de siete años, con
vencimiento el 30 de junio de 2006, emitiéndose diversos valores con el respaldo de
los activos transferidos, considerando que las expectativas de recuperación de la
economía y una adecuada administración de la cartera titulizada permitiría recuperar
en ese plazo, cuando menos los títulos con prelación para el pago:
19
ƒ
Bono por US$ 300 millones
ƒ
Pagaré por US$ 189 millones avalado por el Estado.
En caso que el patrimonio titulizado recuperase el valor total de los dos títulos mas
intereses, el Bono y el Pagaré son pagados por el patrimonio al Banco Wiese
Sudameris y el aval no es ejecutado. Si el valor recuperado es mayor a US$ 300
millones y menor a US$ 489 millones mas intereses, el aval es ejecutado en la parte
que el Pagaré no haya sido pagado, con un máximo de US$ 189 millones mas
intereses. Si se recupera menos de US$ 300 millones el Bono no puede ser atendido y
el Banco requiere provisionar adicionalmente la parte no recuperable de éste.
Adicionalmente, tanto el Estado como el Grupo Wiese recibían un certificado de
participación clase “A” por US$ 50 millones cada uno, en caso se recuperara un monto
mayor de la cartera crediticia. Finalmente, el Grupo Sudameris obtenía un certificado
de participación clase “B” por US$ 112 millones por si el patrimonio recuperaba la
totalidad de la cartera. Cabe señalar que el aval del Estado se contragarantizó a su
vez, por acciones comunes del Banco Wiese Ltdo. de propiedad del Grupo Familia
Wiese, que valían en ese momento US$ 28 millones.
Además de la garantía otorgada por el Estado, éste en el marco del Decreto de
Urgencia adquirió un paquete de acciones preferentes del Banco Wiese Ltdo. (que
luego se convertirían en acciones preferentes del fusionado Banco Wiese Sudameris)
por un valor de US$25,2 millones y suscribió acciones comunes en el aumento de
capital acordado en el proceso de fusión, por US$ 29,4 millones. El Grupo Wiese
utilizó el íntegro del importe recibido por la venta de las acciones preferentes para
suscribir acciones comunes en el aumento de capital al momento de la fusión. Cabe
señalar que las acciones preferentes, por los términos de su emisión, mantienen su
valor y generan un rendimiento de 10% anual por lo que podrán ser vendidas en el
mercado o redimidas en el año 2009. Con respecto a las acciones comunes del banco
fusionado, adquiridas a valor de US$29 millones, podrán realizarse a su valor de
inversión en el año 2006, toda vez que el Estado peruano cuenta con una opción de
venta (“opción put”) que obliga al Banco Wiese Sudameris a adquirirlas en dicho
importe (Ver Gráfico Nº 8). La calidad de inversión de las acciones preferentes es
superior a las acciones comunes, ya que las primeras mantienen su valor de inversión.
En la actualidad, las acciones preferentes cotizan a 10 veces el valor de las acciones
comunes (S/. 0.62 vs. S/. 0.06).
20
Gráfico Nº 8
Certificado clase "A"
por US$ 50 MM
TITULIZADORA
WIESE
EMISIONES POR PRELACION
- Bono preferente (US$ 300 MM)
- Pagaré ( USS 189 MM + i)
- Certificado "B"(US$ 112 MM)
Certificado
clase "A" por
US$ 50 MM
Cartera por US$ 701 MM
valorizada en US$ 601 MM
Aval por
US$ 189 MM + i
BANCO
WIESE
Acciones preferentes del BWS
redimibles con i = 10% anual
GRUPO
SUDAMERIS
GRUPO WIESE
ESTADO
US$ 25,2 MM
Aporta bloque
patrimonial US$ 219 MM
(US$ 130 MM en efectivo)
Acciones comunes
BWS c/opción put
US$ 29,4 MM
Acciones
comunes
BWS
US$ 23 MM
BANCO WIESE
SUDAMERIS
ƒ
Información disponible hoy
Hoy podemos afirmar que a través de esta operación tripartita se pudo salvar el
Banco Wiese de una intervención inminente y fortalecerlo patrimonialmente con la
incorporación de un operador de talla mundial como el Grupo Sudameris (hoy Intesa).
Además, esta operación se concretó en una coyuntura internacional única para la
región, cuando con las crisis en Brasil y Argentina nadie venía a invertir un centavo en
un banco en Sudamérica.
Hoy sabemos que el Grupo Intesa ha tenido que aportar US$ 800 millones
adicionales a lo largo de los últimos 3 años para mantener el banco en operación, lo
cual es un indicador inequívoco de que su situación se siguió deteriorando en los años
siguientes.
Hoy sabemos que en el caso del Banco Latino el Estado tomó el banco
supuestamente para venderlo y terminó perdiendo aproximadamente US$ 500
millones en un banco mucho más pequeño que el Banco Wiese (era la cuarta parte
aproximadamente).
21
Hoy conocemos que con posterioridad a la operación del BW se produjo una ola
de intervención en bancos que venían atravesando por dificultades patrimoniales
(Banex, NBK que había absorbido a Probank, Orión, Serbanco, Nuevo Mundo). Esta
sucesión de salidas del mercado, mostraron el grado de fragilidad del sistema bancario
peruano y la pertinencia de haber evitado un colapso sistémico.
Hoy conocemos que el Grupo Wiese se diluyó sustancialmente como accionista
del banco fusionado, entregando todas sus acciones remanentes en contragarantía al
Estado.
Hoy sabemos que el Estado se ha quedado con un aval por US$ 189 millones que
muy probablemente tendrá que honrar en el 2006 por unos US$ 300 millones
incluyendo intereses. Esto es consecuencia directa del continuo deterioro de la cartera
titulizada, lo cual en parte, está positivamente correlacionado con el propio deterioro
de la situación macroeconómica en los años posteriores a la titulización. Este costo
que tendrá que asumir el Estado Peruano representa menos del 0,5% del PBI, cifra
muy inferior a lo que se hubiese tenido que asumir en caso de una quiebra del Banco
Wiese a juzgar por la experiencia internacional revisada.
Hoy podemos juzgar en perspectiva que la grave situación que afectó al Banco
Wiese surgió por la confluencia de varios factores: (i) un crecimiento insostenible de la
cartera de créditos; (ii) una deficiente evaluación de riesgos; (iii) una pobre supervisión
por parte de la Superintendencia de Banca y Seguros; y (iv) el rápido deterioro de la
cartera crediticia una vez que se filtró a la opinión pública que el Banco Wiese
presentaba problemas patrimoniales.
ƒ
¿Qué hubiera pasado…?
Aquí realizamos un ejercicio de economía contrafáctica, es decir, ¿qué hubiera
pasado si el Estado optaba por la alternativa de no intervenir directamente en la fusión
del Banco Wiese y más bien optaba por la intervención del banco? Analizando los
indicadores típicos de riesgo sistémico que aparecen en la literatura especializada se
verifica que la banca nacional sí presentaba tales signos de extrema fragilidad:
i. Boom crediticio previo.
ii. Rápido crecimiento de cartera pesada.
iii. Caída en los precios de los activos (garantías).
22
iv. Evidencia de concentración crediticia en ciertos sectores vulnerables.
v. Grave descalce de monedas y plazos.
vi. Evidencia de pobre supervisión .
vii. Insuficiente capitalización / provisiones.
El Banco Continental BBVA construyó un Índice de Vulnerabilidad Externa (IVE)
para estimar la probabilidad de ocurrencia de una crisis financiera sistémica basado en
indicadores de debilidad tales como el grado de reversión en el flujo de capitales,
pérdida de RIN y depreciación real. Su estudio muestra que su IVE muestra tres picos
marcados en los últimos 20 años: 1983,1987 y 1999.
Considerando la experiencia internacional, el tamaño del Banco Wiese y la
fragilidad que mostró a posteriori el sistema bancario, podemos concluir que la crisis
bancaria en el Perú habría costado entre US$ 2,500 - 5,000 millones y unos US$
1,000 millones de manera inmediata al Tesoro Público. Para llegar a estas cifras sólo
basta tener en cuenta lo siguiente:
‰
El sector público mantenía en el Banco Wiese depósitos por unos US$ 370
millones que habrían sido irrecuperables (como ha sucedido en los casos de
otros bancos que fueron intervenidos).
‰
El Fondo de Seguro de Depósitos (FSD) tenía que cubrir depósitos en el Banco
Wiese por US$ 750 millones, mientras que los recursos del FSD sólo
ascendían a US$ 100 millones.
‰
Las líneas de COFIDE que mantenía en el Banco Wiese ascendían a unos S/.
250 millones.
‰
La evidencia muestra que el Estado perdió una cifra muy abultada por la
intervención de todos los demás bancos del sistema (República, Latino,
Banex, NBK, Orión, Serbanco y Nuevo Mundo) que aunque no se conoce con
exactitud no debe ser inferior a US$ 1,000 millones a juzgar por el hecho de
que sólo en el caso del Latino la pérdida que tendrá que asumir el Estado
estaría en el orden de los US$ 500 millones.
‰
La caída del segundo banco del país hubiera generado una corrida bancaria
inmediata y de grandes proporciones, con el probable colapso de todos los
bancos pequeños y hasta los bancos medianos y grandes hubieran tenido que
requerir apoyo crediticio por parte del Estado.
23
Este rango potencial de costo fiscal que estimamos es mucho mayor al costo neto
del aval del Estado, pues a los US$ 314 millones que tendría que honrar en el 2006 (el
monto del aval mas intereses) hay que descontar los US$ 29 millones de las acciones
comunes con opción de venta que el Estado podrá recuperar al mismo valor original y
los US$ 53 millones que el Estado recuperará en el año 2009 producto de la redención
de las acciones preferentes del Banco Wiese Sudameris por US$ 25 millones y que
rinden una tasa anual del 10%.
ƒ
¿Qué pasaría hoy…?
Actualmente se viene poniendo en tela de juicio la pertinencia de la intervención
del Estado en la fusión del Banco Wiese y la propia legalidad del aval brindado. ¿Qué
consecuencias traería el no honrar el aval del Estado?
Esto implicaría reducir automáticamente el patrimonio del Banco Wiese Sudameris
que hoy totaliza unos US$ 370 millones y que incluye el valor del Pagaré avalado por
el Estado; con ello desaparecería más de la mitad del patrimonio del BWS, lo cual es
causal de intervención inmediata por parte de la SBS. En caso de intervención, el
Estado perdería de manera inmediata más de S/. 1,000 millones de exposición por
parte de las entidades públicas que mantienen depósitos en el banco (incluyendo las
líneas de COFIDE), mas US$ 800 millones del Fondo de Seguro de Depósitos que
sólo cuenta con S/. 166 millones disponibles pero que tiene requerimientos de
cobertura por unos US$ 850 millones.
24
5. Conclusiones
ƒ
La intervención del Estado en la fusión del Banco Wiese era absolutamente
necesaria para evitar un colapso generalizado del sistema financiero peruano con
graves consecuencias sobre la delicada situación económica del país.
ƒ
Visto en perspectiva, hoy sabemos que el Estado podría perder unos US$ 314
millones por el deterioro de la cartera titulizada que avaló. Sin embargo, esto
significa entre 10 y 20 veces menos que lo que le hubiese costado la intervención y
posterior liquidación del Banco Wiese Ltdo. por su efecto dominó sobre el resto del
sistema.
ƒ
A mediados de 1999 no se conocía de manera certera del grado de deterioro de
los activos del banco ni se conocía que la economía seguiría en recesión por dos
años más. Hoy, en cambio, sabemos que Grupo Intesa tuvo que aportar US$
1,000 millones adicionales para reforzar el patrimonio del Banco Wiese Sudameris
ƒ
Fue necesario crear normas de urgencia, pues el marco legal no estaba preparado
para lidiar con un problema tan grave como el que se presentó en una coyuntura
de crisis interna y externa.
ƒ
La conjunción de factores estructurales domésticos y factores coyunturales
externos, afectaron sensiblemente a todo el sistema financiero entre 1998-1999 y
lo pusieron al borde del colapso.
ƒ
En el caso específico del Banco Wiese, el rápido crecimiento de sus operaciones,
el excesivo financiamiento externo de corto plazo, la demora en implementar
políticas crediticias sanas y la deficiente supervisión de la SBS, explican el
deterioro presentado por el banco en el periodo 1998-1999.
ƒ
La mejor opción para el Estado fue apoyar la incorporación del nuevo inversionista
al Banco Wiese, pues la intervención no era realmente una alternativa viable. No
existía en ese momento la posibilidad de atraer a otro banco internacional de
primer nivel.
25
ƒ
¿Se pudo haber realizado una intervención en mejores condiciones para el
Estado? Consideramos que la posición negociadora del Estado era más bien débil
por la propia coyuntura del sistema. El Grupo Sudameris no aceptó la propuesta
del Estado de que se intervenga el Banco Wiese antes de que el Banco de Lima
aporte el capital fresco. Esta posición parece razonable debido a que el valor de la
cartera se hubiera deteriorado rápidamente al anunciarse la intervención.
Adicionalmente, el capital del Banco Wiese no se podría haber reducido totalmente
debido a que los ajustes patrimoniales regulatorios requeridos eran menores al
50% del patrimonio del Banco. El Banco Wiese era demasiado grande para dejarlo
caer (“too big to fail”) y el Estado temía los peligros de una intervención por sus
consecuencias sistémicas.
ƒ
Dadas las condiciones existentes a mediados de 1999, consideramos que la
operación se llevó a cabo en forma adecuada dentro del escaso margen de
maniobra que tenía el Estado, preservando los intereses de los depositantes y
minimizando los costos para los contribuyente y la actividad económica.
ƒ
¿Quién ganó y quién perdió con esta operación?
El Estado dejó de perder. Pues perderá unos US$ 300 MM, pero evitó perder una
cantidad mucho mayor, entre US$ 2,500 y US$ 5,000 MM.
Los depositantes ganaron: Pues evitaron perder sus depósitos (la parte no cubierta
por el FSD) como sucede siempre que un banco entra en insolvencia.
La economía del país ganó: Pues se logró evitar un costo altísimo en términos de
crecimiento económico. Además, se fortaleció el sistema con la incorporación de
un operador de talla mundial.
Familia Wiese perdió: Perdieron el valor de sus acciones por más de US$ 200 MM,
adicionales a los US$ 50 millones que aportaron en 1998 y perdieron el control del
banco.
26
CRONOLOGIA DE HECHOS
1998-Ene
TC se deprecia por los bajos precios de los metales y la caída en la producción
pesquera y agrícola por el Fenómeno del Niño.
1988-May
Empieza proceso de búsqueda de socios por parte del Banco Wiese.
1998-Jun
Capitales de corto plazo adeudados por el sistema bancario alcanza su pico de US$
37000 millones.
1998-Jul
Se reduce tasa de encaje marginal de 45% a 35% para hacer frente a salida de
capitales. Grupo Wiese empieza a buscar socio estratégico internacional.
1998-Ago
Rusia declara moratoria de su deuda externa. Abrupta salida de capitales (US$ 700
millones en tres meses). Retiro de líneas del exterior.
1998-Set
Banco Wiese aprueba aumento de capital por US$ 50 millones. Tipo de cambio se
devalúa 2,3% en tres días y supera la barrera psicológica de 3 soles.
1998-Oct
Primer Programa de Canje de Bonos del Tesoro en apoyo de la banca. Tasa de encaje
media se reduce. RIN caen en US$ 143 millones. Ruptura de la cadena de pagos.
1998-Nov
Se interviene el Banco República.
1998-Dic
Intervención del Banco Latino y capitalización de acreencias de COFIDE. Grupo Wiese
cierra acuerdo preliminar de compra por parte del BCH con aporte de US$ 140 MM y
una participación 50/50 entre el Grupo Wiese y BCH.
1999-Ene
Brasil abandona sistema de bandas cambiarias y adopta la flotación del real. El sol
sufre su mayor depreciación en un mes (6,3%). Se anuncia fusión del BCH y el
Santander, por lo que el BCH sale de la negociación con el BW.
1999-Feb
Grupo Wiese y Sudameris llegan a un acerado preliminar de fusión de los Bancos Lima
y Wiese más un aporte de capital de US$ 140 MM por parte del Sudameris, resultando
en una participación 30/70 entre el Grupo Wiese y Sudameris.
1999-Mar
Banco de Lima Sudameris inicia due dilligence.
1999-May
Modificación de la Ley de Bancos. Termina el due dilligence y el Banco de Lima
Sudameris comunica a la SBS que fusión no se ejecutaría en las condiciones
originalmente acordadas. Cartera del Banco Wiese se deteriora rápidamente pasando
de 7,6% en diciembre del 98’ a 13,6% en mayo del 99’.
1999-Jun
Segundo Programa de Canje de Bonos del Tesoro en apoyo de la banca (DS 099-99).
Programa de Consolidación Patrimonial (DU 034-99). Se anuncia fusión del Banco de
Lima Sudameris y el BWL (28 de junio).
1999-Jul
Adquisición de activos de bancos en las que el Estado tenía participación mayoritaria
(DU 041-99).
1999-Nov
Se interviene el Banco Banex .
2000-Abr
Se interviene el Banco Orión.
2000-Set
Se interviene el Banco Serbanco.
2000-Dic
Se intervienen el Banco Nuevo Mundo y el Banco NBK.
27
Referencias Bibliográficas
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Carranza, L. Cayo, J. M. y Sánchez-Galdón, A. (2004). “Exchange rate volatility
and economic performance in Peru: a firm level analysis”. A publicarse
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Diamond, D. Dybvig, P. (1983). “Bank runs, deposit insurance and liquidity”.
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Kaminsky, G. y Reinhart, C. (1996). “The twin crises: The causes of banking and
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perspective”. NBER working paper Nº 5600.
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Obstfeld, M. y Rogoff, K (1995). “The mirage of fixed exchange rates”. Journal of
Economic Perspectives, 9.
•
Velasco, A. (1987). “Financial crises and balance of payments crises”. Journal of
Development Economics, 27.
-
28
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