[email protected] TEORIAS CRIMINOLÓGICAS DEL DELITO CABROS FLAITES Y CABROS ENCAPUCHADOS Por Ps. Leonardo Zúñiga Ogueta 1 «El acto de inyectar droga en una vena no es desviado en sí mismo. Si una enfermera administra drogas a un paciente cumpliendo órdenes de un médico, todo está perfectamente en orden. El acto se convierte en desviado cuando se hace en una forma que, públicamente, se considera indebida. El carácter desviado de un acto radica en la forma en que lo define la mentalidad pública” (H. S. Becker, 1971) El presente ensayo aborda aspectos generales de los principales enfoques criminológicos que sustentan nuestras políticas y prácticas en los diferentes ámbitos vinculados al delito. Una de las principales escuelas corresponde al positivismo Criminológico, la cual nace como una reacción frente a la Criminología Clásica; de hecho fue el mismo Enrico Ferri, quien comenzó a denominar "clásicos" a los juristas prepositivistas y posteriores a Beccaria (Rodríguez Manzanera, 1981); tal escuela no existió dado que jamás tuvo producción como tal o como ente articulado, incluso los autores clásicos son o fueron elegidos de forma caprichosa por los mismos positivistas. Dicha Criminología nace como la reacción contra la barbarie y la injusticia que el Derecho Penal representaba ante el ahora ciudadano despegado del Feudalismo; el plebeyo no era sujeto, sino ciervo del Rey; con el termino de dicho periodo se comienza a reconocer las garantías individuales y con ello la limitación al poder absoluto del Estado; termina el suplicio y comienza la pena. Autores como Beccaria, Carrara, Carmignani, entre otros, pondrán como línea base el Derecho Natural, es decir la racionalidad del acto por sobre las leyes divinas, el respeto al principio de Legalidad estableciendo el cimiento de “nullum crimen sine lege y nulla poena sine crimen” (No hay crimen sin Ley; no hay pena sin Crimen”); a su vez, dicha escuela postula que el derecho penal debe enfocarse en el hecho jurídico y no en la persona (delincuente), para finalmente detenerse en el libre albedrio del sujeto para cometer o no un delito; por ende quedan eximidos de responsabilidad penal aquellos que carecen de tal (Rodríguez Manzanera, 1981). A diferencia de la escuela Clásica, la escuela Positivista si existió empíricamente, produciendo un vuelco importante en la forma de entender, explicar y manejar el tema de la Criminología. El origen de la Escuela Positivista se puede establecer en la segunda mitad del siglo XIX, dicho enfoque de la criminología se caracteriza por interpretar los fenómenos como resultado de una relación causa-efecto entre variables. Estos “reafirmaron la necesidad de vincular la filosofía al desarrollo de las teorías científicas; asumieron una actitud crítica en relación con las metafísicas de la trascendencia y del espíritu; así mismo efectuaron la renovación en los estudios antropológicos, jurídicos y sociológicos” (Morón Campos, 2008). Esta lógica hace que el observador social sea ajeno a sus propias percepciones e interpretaciones de los fenómenos observados; lo que importa es el método..“ Existe por tanto una separación absoluta entre el cientista y objeto científico (…) el fenómeno puede ser estudiado como realidad ontológica, esto es como fenómeno que tiene su realidad al margen de la interpretación cientista” (Pavarini. 2003). Quien mejor para definir el quehacer de la corriente positivista que Ferri: "La Escuela Criminal Positiva no consiste únicamente, como todavía parecía cómodo creer a muchos críticos, en el estudio 1 Psicólogo Universidad de Valparaíso, Magister en Criminología y Evaluación Pericial ©, Diplomado en Drogodependencias Universidad de Valparaíso, Diplomado en Hipnosis Clínica Universidad de Valparaíso, Perito Externo Defensoría Penal Pública, Psicólogo Forense. Docente Universitario. [email protected] antropológico del criminal, pues constituye una renovación completa, un cambio radical de método científico en el estudio de la patología social criminal, y de lo que hay de más eficaz entre los remedios sociales y jurídicos que nos ofrece. La ciencia de los delitos y de las penas era una exposición doctrinal de silogismos, dados a luz por la fuerza exclusiva de la fantasía lógica; nuestra escuela ha hecho de ello una ciencia de observación positiva, que, fundándose en la Antropología, la Psicología y la Estadística Criminal, así como sobre el Derecho Penal y los estudios penitenciarios, llega a ser la ciencia sintética que yo mismo la llamo Sociología Criminal, y así esta ciencia, aplicando el método positivo al estudio del delito, del delincuente y del medio, no hace otra cosa que llevar a la Ciencia Criminal Clásica, el soplo vivificador de las últimas e irrefragables conquistas hechas por la ciencia del hombre y de la sociedad, renovada por las doctrinas evolucionistas” (Ferri. 1884). La Escuela Positiva nacería por ende como una reacción a los excesos jurídicos de la Criminología Clásica, a sus excesos formalistas, al abuso de la dogmática, al olvido del hombre delincuente y a su creencia de haber agotado la problemática jurídico-penal en base al sofismo. (Rodríguez Manzanera, 1981) La Escuela Positiva ha tenido desde sus inicios una vida fecunda y agitada, llena de aciertos y también de errores, con multitudes de partidarios y también de contrarios, sin embargo lo que no se puede poner en discusión es el cambio paradigmático en el campo de la Criminología, estableciendo una serie de conocimientos, los cuales estan vigentes en los discursos y prácticas actuales. La Criminología Positivista va crear una serie de planteamientos propios, algunos de ellos en dicotomía al pensamiento Clásico, entre ellos podemos encontrar: 1.Uno de los principios axiomáticos de la Escuela Positivista es su fuente netamente científica; su base filosófica en Comte, la base científica en Darwin y Lamarck. 2.El delito es un hecho de la naturaleza y como tal debe estudiarse. No estudiarlo como un ente abstracto, ni jurídico, sino como un ente real, actual, existente. 3.Determinismo. "El libre albedrío no existe." Así tan claro, así de tajante. La Escuela Positiva es netamente determinista, es decir: una serie de circunstancias físicas o de circunstancias sociales llevarán al hombre a delinquir. Si estas circunstancias no se dan, el hombre no delinquirá. 4.La responsabilidad moral es substituida por la responsabilidad social. El hombre es responsable socialmente por el solo hecho de vivir en sociedad, y lo será mientras viva en ella. Si no hay libre albedrío no puede haber responsabilidad moral, y si el sujeto está "determinado" a delinquir, la sociedad debe defenderse. 5.Si no hay responsabilidad moral, nadie queda excluido del derecho, todos son responsables en cuanto vivan en sociedad, la colectividad, por medio del Estado, tiene la facultad y la obligación de defenderse del sujeto peligroso. 6.El concepto de "pena" es substituido por el de "sanción", con un contenido de tratamiento para educar, readaptar o incluso adaptar al delincuente a la vida social. [email protected] El método es inductivo-experimental. Se parte de la observación de los datos particulares y de ellos se llega a una proposición general que comprende todos los fenómenos que estén relacionados o sean semejantes. En el método experimental rechaza lo abstracto para conceder carácter científico sólo a aquello obtenido de la observación y la experiencia, por lo cual no hay a priori sino sólo a posteriori. En realidad es el método lo que da a la Escuela Positiva su denominación 7.- Esta posición de la Criminología Positivista se vincula de forma directa al nuevo sistema económico de producción humana; el surgimiento y posicionamiento del capitalismo va a generar en las sociedades la necesidad de enfrentar a la naciente criminalidad moderna, en palabras de Foucault “los delitos contra la propiedad parecen remplazar a los crímenes violentos; el robo y la estafa, a las muertes, las heridas y los golpes; la delincuencia difusa, ocasional, pero frecuente de las clases más pobres se encuentra sustituida por una delincuencia limitada y “hábil”; los criminales del siglo XVII son “hombres agotados, mal alimentados, dominados en absoluto por la sensación del instante, iracundos criminales de verano”; los del siglo XVIII, “ladinos, astutos, tunantes calculadores” (…) las grandes bandas de malhechores formados en pequeñas y astutas unidades…” (Foucault. 2002: 79). Esta forma de mirar la criminalidad a través de los ojos de la ciencia y su método científico va a generar dos miradas divergentes pero relacionadas entre sí por la criminalidad de algunos seres humanos La mirada Sociológica del Positivismo Criminológico Toda esta área del conocimiento de la Criminología intenta estudiar y descubrir el fenómeno criminal desde el punto social; estos autores creen que los principales factores criminógenos son los externos y no los internos; dándole especial importancia al medio ambiente; para Durkheim, sin lugar el máximo exponente de esta forma de positivismo; la existencia de fenómenos específicamente sociales definidos como «hechos sociales», los cuales constituyen unidades de estudio que no pueden ser abordadas con técnicas que no sean las específicamente sociales. Asimismo redefinió la sociología como la ciencia que tiene como objeto el estudio de estos hechos sociales. Durkheim definió los hechos sociales como «...modos de actuar, pensar y sentir externos al individuo, y que poseen un poder de coerción en virtud del cual se imponen a él...» (R. Merton, 1999). Dichos hechos existen con anterioridad al nacimiento de un individuo en determinada sociedad; por lo tanto, son exteriores a él, son colectivos porque son parte de la cultura de la sociedad. Estos a su vez son coercitivos porque los individuos se educan conforme a las normas y reglas de la sociedad sólo por el hecho de nacer en ella, Durkheim afirmaría que: «si existían antes es que existen fuera de nosotros» y menciona como ejemplos la lengua natal, la escritura y el sistema monetario, a su vez establece que la fuente de la vida social es la división del trabajo, esto es más evidente entre las sociedades primitivas, en las que la solidaridad mecánica queda de manifiesto por la ley de la fuerza. En cambio, en las sociedades avanzadas se manifiesta una mayor densidad dinámica y en las que las reglas Jurídicas definen la naturaleza y las relaciones de las funciones entre los individuos; por ende en sociedades pequeñas en la propia organización en torno al clan la que organiza, en sociedades más complejas será el orden social. (R. Merton, 1999). [email protected] Este estudio del orden social es tomado por la Criminología Sociológica Positivista en diferentes Teorías, analicemos de forma resumida algunas de ellas: Teoría de la Anomia: Tanto Durkheim como Merton harán mención a esta explicación teórica, el primero de ellos en su obra “División del Trabajo Social” en 1893 y luego en “El Suicidio” (1897), en tanto Merton publica su famosa concepción de la anomia en su Tesis Doctoral en Harvard (1936), el cual establece que hay dos grandes elementos que componen la estructura social. Las metas de la cultura son aquellas por las que vale la pena esforzarse, por ejemplo, ser rico, ser poderoso, ser culto, etc. Los que alcanzan dichas metas reciben reconocimiento y prestigio. En tanto el segundo elemento de la estructura social son las reglas que se habrán de emplear para alcanzar las metas culturales. Estas reglas toman formas concretas en las instituciones que regulan la conducta en sociedad. Por ejemplo, para alcanzar la meta de ser rico debe no cometerse fraudes, estafas, extorsión, mentir o matar, etc. (Benbenaste, Narciso; Etchezahar, Edgardo; Del Río, Marta. 2009). Lo que Merton llama anomia social no es precisamente a la falta de normas, sino cuando los grupos sociales aceptan que lograr las metas es a pesar de las normas sociales, se fomenta el estado de anomia social. El término anomia social surge tomando como referencia las desviaciones de las normas sociales por parte de distintos grupos en la sociedad norteamericana. Por ende una sociedad en donde las metas sociales apuntan hacia el individualismo y el éxito económico genera sujetos que no usarán las reglas sociales. Finalmente tenderemos que indicar que el concepto de anomia de Durkheim y de Merton elabora toda una teoría del crimen, por ello es que consideraron que principalmente en los países de estructura capitalista, teóricamente las oportunidades para el triunfo son iguales para todos, dicha lógica fundamentaría el llamado “sueño americano”, pero que en realidad, ciertas clases tienen vedadas las vías aceptadas socialmente para poder desenvolverse legalmente. (Rodríguez Manzanera, 1981) Teorías de las Subculturas: Se puede entender que este enfoque es complementario a la Teoría de la Anomia planteada por Durkheim y elaborada por Merton; es decir, la teoría funcionalista de la anomia fue desarrollada como teoría de las subculturas criminales. Uno de sus principales teóricos es Edwin H. Sutherland quien contribuyo a la teoría de las subculturas criminales en base a las formas de aprendizaje del comportamiento criminal y de la dependencia de este aprendizaje de los diversos contactos diferenciales que tiene el individuo con otros individuos o grupos. Por tal razón, su teoría es conocida como "teoría de los contactos diferenciales". (Alessandro Baratta, 1986). A su vez, en su estudio del delito de “Cuello Blanco” infiere que la anomia y que el determinismo biológico o Psicológico no pueden explicar el fenómeno del delito en su total complejidad; las condiciones económicas de pobreza no son del todo vinculantes a la criminalidad, en resumen la teoría está fundada sobre la hipótesis de que un acto criminal se produce si existe una situación apropiada para un individuo determinado. (Rodríguez Manzanera, 1981) [email protected] Teoría Ecológica: El objeto de estudio de la llamada Escuela de Chicago era el entorno en donde se desarrollaban los sujetos que llegaban a delinquir. La inmigración hacia los EE.UU. trae como consecuencia la formación de subculturas y la formación de ghettos, como fueron en sus inicios, por ejemplo la pequeña Italia o el barrio Chino. Fueron barrios marginados, en los cuales se desarrollaron subculturas, sin tocar ni mezclarse con la cultura dominante, o sea la sociedad norteamericana. Otro factor que causa este aislamiento es también el idioma, las costumbres, etc. Estos factores van a redundar en un problema de identidad y pertenencia, por los cuales puede existir una conducta desviada. El medio ambiente que rodea al individuo hace que se agrupen, dado que tienen las mismas costumbres, hablan el mismo idioma, la misma religión, etc. Esta área de estudio del comportamiento Criminal abordará las pandillas y la naciente mafia de los años 20 en EEUU. Teoría Del Aprendizaje: Dicha corriente se centra en el comportamiento criminal como una conducta aprendida, como cualquier otra conducta o actividad lícita, en interacción con otras personas, se desarrolla a través de la observación e imitación. Teoría de la Asociación Diferencial: Dicha construcción teórica entiende que la familia es la encargada de transmitir al individuo una serie de valores favorables de respeto a la ley. En cambio las subculturas delictivas y en particular un grupo de amigos delincuentes le transmiten valores favorables a la violación de la ley. La disociación familiar reduce la vigilancia y facilita que entren en contacto con grupos de personas que delinquen. Es decir, una persona asimila valores delictuales. Teoría Culturalista: que tienen relación con la influencia que ejercen las cultura de cada pueblo en los valores, cogniciones, creencias y motivaciones de los individuos. Enfoque Clínico: tendrá como objeto de estudio el Individuo en sí, siendo su interés primordial determinar las causas de la criminalidad, respuestas que se podrían encontrar a través de las Teorías Biológicas, dadas por la taras o deformaciones físicas de algunos sujetos; las Neurológicas, que se ampararán en trastornos orgánicos; y las Psicológicas, ya sea por enfermedades mentales, trastornos de personalidad o psicopatías; entre otras. Algunos autores de dichas corrientes van desde el Propio Cesare Lombroso, el Psicoanálisis de Freud, la corriente Psicológica experimental de Adler, las tipologías de Karl Jung, la reflexología Rusa de Pavlov, el conductismo de Watson, Skinner y Bandura. Posteriormente harán su aporte a esa corriente de la Criminología Positivista la Teoría Gestáltica de Koffka y Lewin, la fenomenología de Husserl, Brentano y Jasper. La psiquiatría biológica y la psicopatología del siglo pasado; incluso a la fecha la Neuropsicología a través de técnicas de imagen nuclear entrega aportes a esta corriente. La psicología Forense brazo técnico de la psicología jurídica entregará una serie de elementos técnicos aplicados al entendimiento del delito desde la Criminología Positivista; como por ejemplo, la evaluación de Credibilidad de relato a través de técnicas como el SVA y la psicometría aplicada. [email protected] SIMILITUDES ENTRE EL ENFOQUE SOCIOLOGICO Y EL CLINICO 1. Ambos enfoques estan dentro de un mismo paradigma, el positivista, por ende intentan establecer relaciones causales entre variables; algunas con mayor nivel de complejidad (multivariadas) y otras de menor. 2. Dado que están dentro del mismo paradigma, se puede teorizar que a través de la identificación y control de las variables independientes se puede modificar la variable dependiente (delito), esta sería la base del módelo científico. 3. Todas ellas proponen el tratamiento del sujeto en pos de la reinserción de este al medio social ya sea a través de la intervención social, individual o mixta; incluso en modelos ecológicos o sistémicos (biopsicosociales) la mirada sigue siendo de atribución causal (causas múltiples, respuestas variadas) DIFERENCIAS ENTRE AMBOS ENFOQUES 1.- Si bien el objeto de estudio es el mismo, se logran distinguir entre sí ya que ambos ponen especial énfasis a distintas variables independientes, por un lado el entorno y por otro el sujeto; sin embargo en una lectura más amplia, no existe tal diferencia; tanto el individuo es sujeto como es ente social y a su vez solo puede ser un ente social si estructuralmente está determinado para ello. En relación a la importancia que tuvo y tienen estas Teorías respecto el concepto de criminalidad y las consecuencias para el Derecho y la Justicia Penal, se puede señalar que: - Sirve de fundamento para el Derecho Penal de Autor, permitiendo la categorización o tipologías del Delincuente. Por ejemplo, un sujeto tipificado como Psicópata según la aplicación de instrumentos estandarizados como la PCL-R de Hare, será vinculado a un hecho (delito) que solo pueda ser realizado por una persona con ese tipo de trastorno. A su vez sirve de forma directa al concepto de peligrosidad. - Sirve al Derecho Penal para sustentar el concepto de Inimputabilidad; quien establece que una persona esta “demente o loco”, según los diferentes códigos penales, es la ciencia y no el derecho. - Considera la inserción de profesionales para la comprensión de la anormalidad del delincuente y la aplicación de sanciones penales por parte del Penal; a su vez establece la necesidad de tratamiento para reinsertar al sujeto al entorno social y validar la neutralización del sujeto peligroso a través de medidas de seguridad. Esto quiebra el concepto clásico de Legalidad del acto; un sujeto puede perder su libertad no por lo que hizo, sino por lo que pudiese llegar a hacer; por ende, solo e conocimiento científico es capaz de explicar, manejar y predecir a través del método, indicando su peligrosidad al penal. EJEMPLO DE LA APLICACIÓN DE ENFOQUES POSITIVISTAS Existen miles de personas privadas de libertad quienes a diario postulan a los llamados Beneficios Intrapenitenciarios; estos permiten que los sujetos condenados puedan recobrar su libertad antes del cumplimiento de su condena efectiva; la reglamentación vigente indica que un interno puede postular a dichos beneficios un año antes de la mitad de su condena, estos son de tipo progresivos partiendo con la salida Dominical del interno, luego fines de semana y finamente salida diaria, la cual es controlada por el medio libre (CRS). Como requisito para postular a aquellos beneficios es necesario que el interno [email protected] presente Muy buen comportamiento (Modelos de Condicionamiento Operante) y que las evaluaciones psicológicas y psicológicas de este sean positivas; acá se logra observar con total claridad no solo el paradigma Positivista, son también una mirada tanto Social como Clínica. Al sujeto se le evaluará su entorno social (Teoría de la Asociación Diferencia) en especial su familia; su nivel de integración anterior (anomia), las características de personalidad de este, rasgos patológicos, consumo de drogas y aspectos motivacionales de cambio (denominado factores de riesgo tanto dinámico como estáticos). Todos estos elementos estan ligados entre sí para poder explicar y predecir el comportamiento criminológico del interno, intentando reducir la tasa de reincidencia a través de la participación del sujeto en talleres y programas (intervención), los cuales responden a la conducta de este. Estas viejas visiones teóricas de la criminología posicionan entonces a los expertos como seres superiores, que incluso pasan por sobre las limitaciones de sus propias ciencias; ¿cómo la psicología o el trabajo social pueden determinar que una persona volverá a delinquir?, existe algún grado de relación entre variables sin definición operacional como las notas de un tribunal de conducta y una evaluación hibrida para un beneficio Intrapenitenciario, la respuesta a todo ello es no, claramente se le pide a profesionales que realicen tareas sin fundamento técnico alguno, siendo más grave aún, que esto se vincule de forma directa con la libertad de las personas. TEORIAS MODERNAS La denominada “Teoría de la reacción social” genera un gran cambio epistemológico con las otras teorías criminológicas de corte sociológico anteriormente descritas, las cuales tendían a basarse fundamentalmente en la idea de que la desviación provoca el control social. En tanto la premisa de la “reacción social” es opuesta, es decir, que el control social provoca la conducta desviada. (E. M. Lemert, 1967). Este enfoque de la Criminología forma parte de la crítica y divorcio del legado de las nociones positivistas o absolutistas del delito, la desviación a la norma y los problemas sociales. Con ello se rechaza las explicaciones genéticas, psicológicas o multifactoriales del delito y la desviación en las que se hace hincapié en el carácter absoluto de las causas de la delincuencia o la desviación. Por lo común, pero no siempre, dicha corriente rechaza el habitual enfoque sociológico estructural-funcionalista, por ello es que pondrá un especial énfasis en como la sociedad responde frente a aquellos que trasgreden las normas impuesta por ella misma; por ejemplo un joven de 18 años que pololea con una chica de 13 años, por el mero acto de tocarse con una clara intencionalidad de tipo sexual, el sujeto estaría cometiendo el delito de Abuso Sexual Impropio contenido en el Art. 366 de nuestro Código Penal dado que el consentimiento de la menor estaría viciado (según nuestros legisladores). Sin embargo, el victimario por qué tendría que saber la tipificación jurídica; o mejor dicho, cual es el bien jurídico protegido en la menor. Sin embargo solo se trasformará en un acto antijurídico si alguna agencia de control lo define como tal, antes no existe delito, este aparece de forma mágica, solo cuando la sociedad lo invoca como tal. Esto conlleva en sí mismo un serio riesgo, el de la rotulación de “desviado” impuesta por un grupo social, o por una agencia de control social a una persona que no tiene interés en “delinquir” o que incluso, jamás ha tenido la voluntariedad de ser un desviado. Esto puede hacer cambiar la concepción que una persona tiene de sí misma y, posiblemente, desembocar en una situación en la que, aunque no haya habido ninguna predisposición inicial a la desviación, se produce un vuelco progresivo hacia esa conducta. Incluso aunque el sujeto indicado como autor, no desee repetir la conducta, será etiquetado socialmente como desviado, más allá de la sanción penal. [email protected] Esta posición teórica va a tener tres grandes áreas de estudios y de comprensión del fenómeno Criminal: Teoría del Etiquetamiento: Corresponde al concepto básico del enfoque del Labelling Approach propuesto por Howard Becker, quien indica que: “Una cosa es cometer un acto desviado (p. ej., mentir, robar, mantener relaciones homosexuales, tomar narcóticos, beber en exceso o competir deslealmente) y otra muy distinta es ser acusado y calificado de desviado, es decir, ser definido socialmente como mentiroso, ladrón, homosexual, drogadicto, borracho, embaucador, adulón, matón, estafador, rompehuelgas, etc. Es ser equiparado a un tipo o categoría especial de personas, tener asignado un rol. El rótulo -el nombre de ese rol- hace algo más que indicar que uno ha cometido tal o cual acto desviado. Cada rótulo evoca imágenes características. Hace pensar en alguien que, normalmente o habitualmente, practica cierto tipo de desviación; en alguien de quien se puede esperar que se comporte de esa forma; es alguien que es, literalmente, un conjunto de cualidades odiosas o siniestras. Activa sentimientos y provoca respuestas de los demás: rechazo, desprecio, sospecha, retraimiento, temor, odio” (Ian Taylor, 1997), el sistema de etiquetamiento de un sujeto no solo procede desde fuera de este, sino que opera como una profecía autocumplida dado que este se comporta como su etiqueta, un ejemplo de este etiquetamiento se logra observar en las antiguas detenciones por sospecha que realizaban las agencias de control, en la actualidad se han trasladado a los controles de identidad. Teoría del Estereotipo: Esta concepción teórica del delito y del delincuente, se diferencia de la del etiquetamiento ya que la primera requiere de un sujeto que de una u otra forma trasgreda la norma establecida (teoría del control) y es rotulado en una categoría que se aleja del hecho penal; sin embargo la Teoría del Estereotipo de Chapman indica que el sujeto es prejuiciado bajo un determinado estereotipo, uno de los casos más ajustados a esta teoría es la del joven denominado “Flaite”, quien de una u otra forma es indicado como delincuente por el mero hecho de ser o sentirse parte de un entorno social el cual valida la estética y prácticas rituales de dichos grupos, que pueden o no considerar la acción delictual como práctica. Teoría de la Institución Total: Los estudios de Goffman en relación a las Instituciones Totales en su obra “Internados” plasma con total claridad los efectos adversos de la institucionalización, los posteriores análisis de Clemmer, P. (1940) en relación a los efectos de la prisionización en un determinado sujeto, indicaran los niveles de asimilación y adaptación al entorno penal de un determinado sujeto; queda claro que este proceso no es igual para cada persona, pero que de una u otra forma genera cambios en los patrones de comportamientos tanto a corto como a largo plazo; esto fundamenta la urgente necesidad de restringir la prisión solo a casos extremos en los cuales el sujeto evidencie ya una evidente asimilación delictual. Por ende, todo sujeto que de una u otra forma ingresa al sistema penal no solo asimilará conductas de tipo a lo menos carcelarias, sino que llevará consigo la marca de Caín, el etiquetamiento social. [email protected] Finalmente el “Labelling Approach” se despega totalmente del Positivismo Criminológico, entendiendo al delito como una reacción de lo social y no necesariamente como una conducta trasgresora del sujeto, es la sociedad la que crea ilícitos penalmente castigados o faltas; estas son dinámicas e históricas, por ende una conducta como el rapto de doncella queda derogada, dado la extinción de doncellas; sin embargo la conducta de rapto se mantiene en nuestro código penal. La interacción del sujeto con su entorno social cercano es de vital importancia para el Positivismo Criminológico, establece una relación directa entre este y el sujeto, por tanto puede explicar tanto la génesis como el control de la conducta desviada; en cambio para el Labelling Approach el entorno social del sujeto puede ser parte del Estereotipo Social, es decir, una persona por el mero hecho de vivir en una población altamente delictiva, se transforma en delincuente. A su vez, es el mismo entorno social quien etiqueta al sujeto, pese incluso a ser sobreseído por el poder judicial; esto queda claramente reflejado al revisar casos de sujetos acusados injustamente por delitos de tipo sexual en contra de menores quienes quedan sobreseídos, sin embargo el entorno social es quien se encarga de condenar con el estigma social del depravado. Los aportes al Sistema Penal son: 1.- Entregar herramientas tanto conceptuales como estadísticas que demostraban el daño en sujetos mantenidos en prisión, a este fenómeno se le acuño como prisionización. Esto permitió al sistema penal abrir modelos de ejecución y cumplimientos de condenas diferentes a la prisión. 2.- En el área del derecho y la justicia penal promovieron la des-criminalización, despenalización, la des-institucionalización, y el des-carcelamiento de personas sancionadas por delitos de menor cuantía, los cuales no afectaban el orden social sino más bien el interés económico. 3.- La comprensión del delito como tal, a partir de una visión crítica y relativa, donde ya no se percibe como una cualidad intrínseca de la conducta, sino a una construcción de complejos procesos de interacción social; surgiendo cuando la infracción de este comportamiento es descubierto, interpretado, definido y registrado, es decir, cuando es etiquetado como Delito por otros. Un claro ejemplo de la reacción social apunta hacia la criminalización del movimiento estudiantil por parte del Ministerio del Interior; por una parte tenemos el discurso oficial el cual indica que los llamados “encapuchados” son delincuentes; lo cual no posee mayor fundamentación que el etiquetamiento de estos; sin embargo es también cierto que no se tiene mayor conocimiento sobre quienes conforman estos grupos más radicales; pudiésemos hipotetizar que un segmento menor puede probablemente estar compuestos por movimientos de tipo anárquicos, de una mayor ideología. Otro segmento por personas excluidas del sistema, tanto educacional como laboral; sujetos que de una u otra forma demuestran su malestar; queda claro que sin una mayor organización social ya sea estas por marchas estudiantiles, ecológicas, triunfos o derrotas deportivas, no logran organizarse con el fin de expresarse de forma más violenta o por canales socialmente construidos y validados como Facebook. Seguramente un segmento estará compuesto por sujetos de asimilación delictual que ven la oportunidad de poder delinquir, siendo estos un segmento muy menor dado que quebrantan la norma, incluso de los propios encapuchados. Por ello es que vemos en tribunales muchos jóvenes quienes son rotulados como delincuentes, estos son detenidos por las instancias del control por maltrato a carabineros o desordenes públicos; sin embargo el Gobierno en base a proyectos de Ley pretende [email protected] endurecer las penas por estas mismas conductas; ¿ Que distingue la legitima defensa de un ciudadano en relación a abuso de poder por parte de la fuerza pública?; no es en sí misma la invocación de la Ley de Seguridad del Estado una reacción social a conductas que por lo general no son constitutivas de delito, sino incluso garantías constitucionales de todo ciudadano. LOS NUEVOS ENFOQUES CRIMINOLOGICOS El surgimiento de las Teorías del Control Social se ubica a finales de la década de los años 60 y principios de la década de los años 70 del pasado Siglo, la peculiaridad teórica que distingue a estos autores radica en el cuestionamiento invertido de la problemática criminal; dando por evidente la explicación lógico-racional de la conducta desviada, centran sus esfuerzos científicos en fundamentar las razones del comportamiento no delictivo o accionar de conformidad social. El razonamiento sustentador de tales posiciones parte de la supuesta obviedad benéfica que en el plano material proporciona el actuar delictivo, pues asegura el acceso a las metas perseguidas de una forma expedita; lo que permite a los teóricos del control afirmar que, por decantación lógica, el comportamiento más racional sería la comisión de crímenes para obtener los beneficios deseados. Así pues, el centro del interés de las Teorías del Control Social radica en explicar los motivos que dominan el comportamiento respetuoso de la Ley, responder al cuestionamiento de ¿por qué? no todas las personas cometen delitos. Dicha teoría por ende intentaría poder explicar la distribución del delito y de la delincuencia entre personas, grupos y sociedades (Gottfredson y Hirschi, 1990), a diferencia de las teorías positivistas, que intentarían descubrir lo que motiva a las personas a delinquir. Las teorías del control comienzan por suponer que el comportamiento conformado es problemático y tratan de comprender las fuerzas que obligan a la mayoría de las personas, la mayor parte del tiempo, a comportarse de un modo no criminal. La teoría del autocontrol localiza la base del comportamiento conforme en las vinculaciones que se forman al principio de la vida entre los padres u otros cuidadores y los hijos. Estas vinculaciones, o vínculos sociales, se desarrollan hacia la tendencia a regular el comportamiento individual en función de las consecuencias negativas de las acciones (Hirschi, 1969; Gottfredson y Hirschi, 1990). Las diferencias en la educación y otras experiencias de la primera infancia crean diferencias entre las personas en cuanto a la capacidad de retrasar la gratificación procedente de deseos y necesidades a corto plazo, y de evitar consecuencias negativas a largo plazo. Estas consecuencias negativas incluyen la pérdida del respeto y afecto de otras personas, del rendimiento académico y del empleo. Como una forma de poder agrupas estas variables en aspectos más generales, Hirschi planteará cuatro dimensiones de análisis: 1) Las relaciones sociales: las relaciones sociales fuertes fomentan la conformidad. Por el contrario, para aquellos individuos que no se sientan muy vinculados con su familia, amigos o compañeros de trabajo, los costes de la conducta desviada son mayores. [email protected] 2) La estructura de oportunidades: quienes cuentan con más oportunidades legítimas para satisfacer sus intereses tendrán más ventajas en la conformidad. Los que tienen poco control o reducida confianza en el futuro tienen más posibilidades de presentar pautas de conducta no convencionales. 3) La implicación: una fuerte implicación en actividades lícitas (trabajar, estudiar, practicar deportes) inhibe el comportamiento desviado. La ausencia de actividad en estas facetas cotidianas puede suponer terminar empleando el tiempo en actividades no legítimas. 4) Las creencias: los individuos que aceptan y asumen las pautas morales preponderantes en la sociedad en la que se inscriben y que respetan la autoridad tendrán más facilidad para reprimir las tentaciones, que los que se muestran más disconformes a estas pautas morales. Por otra parte Pavarini hará mención a la teoría del Control Social desde otra óptica: “la crítica del determinismo positivista en favor de una hipótesis de autoconvencimiento constituyó el fundamento teórico más idóneo para la impugnación del correccionalismo de la criminología oficial, que a través de la reducción del desviado a sujeto patológico legitimaba en los hechos las prácticas represivas como necesidad terapéutica” (M. Pavarini, 2003 Pag. 159). Dicho postulado deja ver que con la aparición del funcionalismo se comienza a desquebrajar el determinismo positivista, el delito comenzó a ser interpretado como una manifestación de una voluntad de contraponerse a los valores utilitaristas de las clases dominantes, por ende fue posible observar el surgimiento de nuevas figuras de marginación social (Drogadictos, Alcohólicos, Vagabundos, Tribus Urbanas, Homosexuales, etc.), conductas que comenzaron a ser riesgosas, por ejemplo se crean las faltas a la moral, al orden público, etc. Todas ellas remanentes de la sociedad burguesa, pecados que se transforman en actos contra el orden social. De este nuevo sistema penal centrado no el acto sino en el sujeto; nacería la Criminología Crítica desde los movimientos políticos de los mismos detenidos, los ocupas, las comunidades terapéuticas abiertas, la antipsiquiatría, las organizaciones políticas de trabajadores extranjeros inmigrados, los movimientos feministas, homosexuales, etc. Todos ellos fueron los ámbitos privilegiados que enfocaron a los nuevos criminólogos, incluso con el aporte de Filósofos no adscritos a corrientes Criminológicas como Foucault, para el autor de la “microfísica del poder”, el análisis de este fenómeno sólo procede a partir de dos relaciones: El “Contrato – opresión”, de tipo jurídico, con fundamento en la legitimidad o ilegitimidad del poder, y la “Dominación – represión”, presentada en términos de lucha sumisión. Por ende el problema del poder no estaría centrado en lo político ni en los aparatos de Estado, ni en el de una clase privilegiada, sino por el conjunto de pequeños poderes e instituciones situadas en un nivel más bajo, las cuales tienden a ser validadas por la gente; por ejemplo, los medios de comunicación. Por ello es que en sociedades complejas como la nuestra, no existe un solo poder; se dan múltiples relaciones de autoridad situadas en distintos niveles, apoyándose mutuamente y manifestándose de manera sutil. Esta lógica de pensamiento se plasma con total claridad en el Mayo Francés del 68 en donde pese a la huelga general no se llegó a una revolución social, fueron las mismas bases marginadas las cuales tendieron a mantener la homeostasis social de un país, en el fondo, el orden socialmente establecido. [email protected] El concepto base de la teoría crítica radicaría en el uso del poder; estos postulados se podrían entender de la siguiente forma: "el poder no es un fenómeno de dominación masiva y homogénea de un individuo sobre los otros, de un grupo sobre otros, de una clase sobre otras; el poder contemplado desde cerca no es algo dividido entre quienes lo poseen y los que no lo tienen y lo soportan. El poder tiene que ser analizado como algo que no funciona sino en cadena. No está nunca localizado aquí o allá, no está nunca en manos de algunos. El poder funciona, se ejercita a través de una organización reticular. Y en sus redes circulan los individuos quienes están siempre en situaciones de sufrir o ejercitar ese poder, no son nunca el blanco inerte o consistente del poder ni son siempre los elementos de conexión El poder transita transversalmente, no está quieto en los individuos" (M. Foucault, 1975) De estas corrientes críticas nacería el abolicionismo, el cual en caso alguno puede ser considerado como una sola línea de pensamiento; en general es posible distinguir tres corrientes o propuestas abolicionistas; por un lado tenemos el Abolicionismo Radical propuesto por Hulsman, en segundo lugar el Abolicionismo Institucional de Mathiensen y finalmente el Derecho Penal Mínimo de Ferrajoli. Estos diferentes postulados del abolicionismo van desde la eliminación del sistema penal (Radical), la erradicación de los centros penitenciarios y otros centros gregarios (Institucional) y la restricción del derecho penal (Garantismo). Este este último el de mayor impacto a nivel pragmático, la obra de Luigi Ferrajoli “Derecho y Razón” en 1989 sacudiría con fuerza al mundo penal, estableciendo nexos que resultan imposible de no considerar ente Democracia y respeto a los Derechos fundamentales, el surgimiento desmedido del Estado Liberal por sobre el Estado de Derecho se podría a disposición del mercado, por ende pasaría a llevar los derechos de los más desvalidos en pos del poder coercitivo, especialmente del estado. Dicha idea fuerza genera cambios profundos en el sistema procesal Chileno, cambiando de un tipo de sistema penal inquisidor, en donde tanto la supuesta víctima como su hipotético victimario quedaban relegados a un proceso Kafkiano; la RPP Chilena viene a generar un sistema de tipo garantista a través de un modelo en donde el imputado se confronta al Estado a través del MP; frente a esta gran desigualdad de poder, se crea un control del Leviatán; el Juez de garantía. Este sistema solo puedes ser comprendido desde los aportes realizados desde la Criminología Critica. Como ejemplo de aplicación de la Teoría del Control es posible hacer mención a los Programas dependientes del Ministerio del Interior en torno a la denominada “prevención social del delito” desarrollando y fortaleciendo las Redes Sociales y factores protectores de los individuos; la participación comunitaria tendría por ende dos productos, por un lado un grupo de ciudadanos respetuosos del sistema legal y por otro lado, un grupo de electores participando en instancias de lucha contra la delincuencia. Esta lógica de recuperación de espacios con involucramiento de la sociedad civil corresponde a la lógica de las “ventanas rotas” de Zimbardo en los años 40, impuesta como metodología de la llamada tolerancia cero de Guiliani en los años 90 en USA. Este modelo intenta entonces recuperar espacios públicos como plazas y casas abandonadas, a través de los departamentos de Seguridad Ciudadana de los Municipios, Barrio Seguro, ONG y organizaciones sociales como Juntas de vecinos, es decir, organiza a aquellos que hipotéticamente no han delinquido. [email protected] REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Alessandro Baratta; 1986. “Criminología crítica y crítica del derecho penal: introducción a la Sociología Jurídico Penal”. Editorial Siglo XXI. Bueno Aires Argentina, Pag. 68 Capítulo V Enrico Ferri. 1884 “Sociología Criminal” Editorial Nueva Biblioteca Universal. Ediciones Jurídicas Barcelona España 1987. Miguel Antonio Morón Campos. 2008 “Positivismo criminológico o la apertura a la anacrónica relación entre poder y castigo como legitimante del estatus quo. una aproximación del derecho penal como categoría histórica” http://www.razonpracticayasuntospublicos.com/racionalidad/texto/Edicion%2014/RELACI% C3%93N_ENTRE_PODER_Y_CASTIGO_COMO_LEGITIMANTE_DEL_ESTATUS_QUO.pdf Pavarini, Massimo. 2003. “Control y dominación. Teorías criminológicas burguesas y proyecto hegemónico”. Siglo XXI editores. D.F.-México. Robert Merton “La división del trabajo social de Durkheim” Articulo en Revista Española de Investigación Sociológica n° 99 año 2002. http://www.reis.cis.es/REISWeb/PDF/REIS_099_11.pdf Ian Taylor, Paul Walton y Jock Young. 1997. “La nueva criminología; Contribución a una teoría social de la conducta desviada”. Arnorrortu Editores Buenos Aires. Argentina. Pag. 160 Clemmer, P. (1940). En “Efectos psicológicos de la estancia en prisión” por Elena Pérez Fernández y Santiago Redondo Illescas. Revista Papeles del Psicólogo V 48. 1991. http://www.papelesdelpsicologo.es/vernumero.asp?id=485 M. Foucault, 1975. “Vigilar y castigar nacimiento de la prisión”. Siglo veintiuno editores Argentina S. A. Buenos Aires. 2005.