Descargar PDF

Anuncio
Documento descargado de http://www.elsevier.es el 19/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato.
originales
Manifestaciones sistémicas de la
malabsorción intestinal
A. Herrera Ballester, A. Baixauli Rubio, P. Herrera de Pablo**, J. Calvo Catalá,
A. Ruiz Sastre, S. García Vicente* y B. Climent Díaz
Servicio de Medicina Interna. Hospital General Universitario de Valencia. *Medicina Familiar y
Comunitaria. Hospital 9 d’Octubre. **Medicina Familiar y Comunitaria. Hospital Arnau de Vilanova.
Herrera Ballester A, Baixauli Rubio A, Herrera de Pablo P, Calvo Catalá J, Ruiz Sastre A, García Vicete S,
Climent Díaz B. SYSTEMIC MANIFESTATIONS OF INTESTINAL MALASORPTION. Rev Soc Valencia Patol Dig
2002;21(1):1-16.
INTRODUCCIÓN
El síndrome de malabsorción intestinal engloba un
conjunto de signos y síntomas extradigestivos que
deben hacer sospechar al clínico la presencia de un
cuadro malabsortivo causal. La expresión extradigestiva del cuadro malabsortivo es en gran número
de ocasiones el motivo de consulta del enfermo, que
en un primer estadio puede mostrar una escasa semiología intestinal inicial. Es el clínico el que debe interpretar este signo o síntoma de consulta como
la manifestación de un síndrome tan complejo como la
malabsorción intestinal.
Presentamos la revisión mostrando especial interés en los signos y síntomas que presenta el cuadro
malabsortivo. La anamnesis orientada y la exploración
del enfermo buscando los signos que nos sirvan como guía para buscar la etiología del proceso son la base del diagnóstico para el clínico. Las exploraciones
complementarias (sin carecer de importancia) deben
confirmar el diagnóstico de sospecha que presenta
el médico tras la anamnesis y exploración.
Dirigimos este artículo al Médico como Clínico, y
no solamente al médico especialista en Patología Digestiva. Iniciamos el artículo con tres casos clínicos.
Las manifestaciones iniciales y motivos de consulta
se encontraban alejados de un cuadro malabsortivo
intestinal. En todos ellos se llegó al diagnóstico con
la sospecha clínica inicial y con la utilización explora-
15
ciones complementarias orientadas en busca de la
etiología del proceso que motiva la consulta del enfermo.
CASOS CLÍNICOS
Caso 1
Mujer de 26 años que ingresa por cuadro diarreico con heces de características acuosas, en nº de 1012 deposiciones al día, sin fiebre ni productos patológicos de 4 días de evolución, con dolor abdominal
de características cólicas. No náuseas ni vómitos. Antecedentes personales: Brasileña (no viajes recientes
al extranjero). Lupus eritematoso sistémico diagnosticado en ingreso previo con alta hace 20 días. Mantoux (-). Serologías de virus hepáticos, VIH (-). Ecocardiografía: CIA ostium secundum sin repercusión
hemodinámica, ausencia de derrame. El cuadro se resolvió con corticoides. Tratamiento al alta: deflazacort
30 mg/ día + cloroquina 250 mg/día. En la exploración
destaca: eritema facial en «alas de mariposa», esplenomegalia, hematoma en cara externa de pierna
izquierda, edemas en tobillos y manos sin signos de
sinovitis con leve fóvea. Analíticas (destaca): Hgb:12
GR:3.78 VCM:91 Plaq:249000 GB:6800 (N:4400
L:1700).ProtC reactiva:0.4 VSG:36. Gluc:70 Urea:22
Crea:0.44 Na:135 K:3.6 Ca:7.9 ProtT:5.8 Albúmina:
Rev Soc Valencia Patol Dig 2002;21(1):1-16
1
Documento descargado de http://www.elsevier.es el 19/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato.
Herrera Ballester A, et al. Manifestaciones sistémicas de la malabsorción intestinal
2.9 Proteinograma: aumento alfa2 Colesterol Total:110
cLDL:60 cHDL:30 triglicéridos:130. Perfil hepático, tiroideo y PTHi dentro de la normalidad. AntiDNA 1/160.
Orina: sedimento normal, proteinuira (-). Heces: de
características acuosas. Ag C difficile (-), ausencia de
formas parasitarias, coprocultivos (-), criptosporidium
(-), cultivo micobacterias (-). Hemocultivos y urinocultivos estériles. Colonoscopia hasta válvula ileocecal
destaca la presencia de angiodisplasias de colon, el
resto se encuentra dentro de la normalidad. Se toman
biopsias aleatorias de colon que no muestran hallazgos patológicos. Tránsito de intestino delgado: dentro de la normalidad. D-xilosa: normal.
Comentario
Se estableció el diagnóstico de enteropatía pierde
proteínas ante la persistencia de los edemas y la hipoproteinemia sin objetivarse una pérdida de proteínas renales, ni de origen hepático. La literatura denomina enteropatía pierde proteínas a la pérdida
excesiva de proteínas plasmáticas a través de la mucosa intestinal. Existen dos formas: las formas congénitas se benefician de una dieta baja en grasas; y
las formas secundarias incompletas donde el tratamiento debe ir dirigido a subsanar la causa subyacente. Es un diagnóstico por exclusión debiendo descartar otras causas mediante la determinación de alfa-1
antitripsina en suero y en heces, el test de grasas en
heces y la biopsia de Crosby. La forma asociada al lupus cursa con diarrea e hipoproteinemia, generalmente
existe una pérdida selectiva de proteínas de bajo PM
atribuyéndose su etiología a la presencia de inmunocomplejos en las paredes vasculares intestinales que
aumentan la permeabilidad capilar, suele responder a
dosis bajas de corticoides orales.
Caso 2
Varón de 68 años, fumador de 4-5 cigarrillos/día,
sin otros antecedentes de interés, que consulta por
astenia anorexia y pérdida de 16 kg en 5 meses. Presenta desde hace un mes episodios de deposiciones
diarreicas sin restos patológicos asociados, ni sensación distérmica. A la exploración muestra una intensa palidez mucocutánea, con aspecto de caquexia; la
auscultación cardio-respiratoria se encuentra dentro
de la normalidad y la palpación abdominal muestra
una hepatomegalia homogénea de 2 traveses de dedo no dolorosa. No se palpan adenopatías en territorios periféricos. El hemograma al ingreso muestra
Hgb: 9,3 g/dl Hcto: 30% VCM: 73 HCM: 23; 502.000
plaquetas; 11.600 leucocitos. Serologías VHB, VHC,
2
VIH negativos, siendo los coprocultivos estériles. Los
autoanticuerpos, el factor reumatoide, y la proteinuria se encontraban dentro de la normalidad. Se realizó gastroscopia que mostró una gastritis crónica atrófica y una duodenitis crónica. La biopsia de duodeno
fue informada como un extenso infiltrado de células
macrofágicas y plasmáticas en la lámina propia junto
a un tejido hemorrágico superficial. Estas células presentan unas inclusiones que son PAS positivas y PAS
diastasa resistente, que confirma el diagnóstico de
enfermedad de Whipple. Se instauró tratamiento intravenoso con ceftriaxona 2 g/d y estreptomicina 1
gr/d durante quince días, con mejoría clínica del paciente: desaparición de la diarrea, ganancia ponderal,
ausencia de fiebre. Se inició tratamiento con cotrimoxazol oral (trimetroprim: 160 mg; sulfametoxazol:
800mg) cada 12 h durante un año. La evolución está
siendo favorable en la actualidad.
Comentario
La enfermedad de Whipple, fue descrita en 1907
por G H Whipple; es una enfermedad sistémica poco frecuente de la que tan solo se publican alrededor
de unos 10 casos nuevos al año en todo el mundo.
El diagnóstico se suele demorar hasta la aparición
de los síntomas digestivos, donde se encuentra la
afectación más severa de la enfermedad, por ello debe sospecharse el diagnóstico incluso en pacientes
en los que las manifestaciones pueden ser tan sutiles como la hiperpigmentación y la artritis.
La biopsia duodenal muestra la presencia de macrófagos en la mucosa intestinal con grandes gránulos citoplasmáticos que se tiñen de rojo con el reactivo de Schiff. En el microscopio electrónico se
observa la presencia de formas bacilares en la lámina propia y en el interior de los macrófagos con inclusiones. Estas inclusiones se corresponden con el
actinomiceto Gram positivo Tropheryma Whippeli.
El hallazgo de los macrófagos PAS positivos en la lámina propia no es específico de la enfermedad de
Whipple, pero la sustitución de todas las células de
la lámina propia es muy característica de la enfermedad de Whipple.
Caso 3
Varón de 28 años que de forma casual, se observa al realizar densitometría ósea, osteoporosis de cadera y columna (-3.0 T Score en ambas localizaciones). Al realizar la anamnesis refiere episodios
diarreicos desde la infancia, 3-4 deposiciones al día,
con una duración de 7-10 días y con una frecuencia
Rev Soc Valencia Patol Dig 2002;21(1):1-16
16
Documento descargado de http://www.elsevier.es el 19/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato.
Herrera Ballester A, et al. Manifestaciones sistémicas de la malabsorción intestinal
cada 2 meses, heces de características esteatorreicas sin restos patológicos. Aftas orales ocasionales,
diagnosticado de aftosis oral recurrente. No toma en
la actualidad ningún tratamiento farmacológico. Exploración física: dentro de la normalidad. Exploraciones complementarias destacan: hemograma dentro
de la normalidad, con ferritina disminuida, Ac fólico
disminuido y vitamina B12 disminuida. Proteinograma
dentro de la normalidad. Estudio del metabolismo del
calcio: calcio y fósforo en sangre y orina dentro de la
normalidad. PTH i: 120 (normal < 30). Estudio perfil
tiroideo: hipotiroidismo subclínico. Ante la sospecha
de adenoma paratiroideo (y encontrarnos ante un cuadro de una osteoporosis secundaria a un hiperparatiroidismo) se realiza: 1) Gammagrafía MIBI: normal (no
se observa incremento de captación por las glándulas paratiroides); 2) Ecografía tiroidea: lóbulo tiroideo
aumentado de tamaño y con nódulo coloide, lóbulo
izquierdo con nódulo coloide 3 mm. Dentro del estudio de las deposiciones diarreicas se realiza: 1) Grasa
en heces: límite de la normalidad. 2) D-Xilosa: disminución de la absorción de 20%. 3) Tránsito baritado:
floculación y aumento de tamaño de las asas (se interpreta que aunque puede deberse a un cuadro malabsortivo, también puede atribuirse a un tránsito rápido que se observa en la exploración). 4)
Colonoscopia: dentro de la normalidad hasta válvula
ileocecal. 5) Gastro-duodenoscopia: atrofia mucosa
vellositaria duodenal y 6) Gammagrafía Intestinal: no
se observan segmentos inflamatorios. Autoanticuerpos: antigliadina IgG: 26,1 (n<3) IgA: 17,3 (n < 3), anticuerpos antiendomisio (+) 1/320, antitransglutaminasa tisular: 119,59 (n < 18). Diagnóstico: enfermedad
celiaca del adulto
Comentario
La enfermedad celíaca puede manifestarse a cualquier edad a partir de la incorporación del gluten, pero habitualmente la EC aparece durante la infancia, si
no se diagnostica puede mejorar en la adolescencia
para reaparecer en la edad adulta (30 a 40 años) o incluso en la vejez. Los síntomas más frecuentes a nivel digestivo son la diarrea esteatorreica en forma de
heces líquidas, voluminosas, de olor rancio, adelgazamiento progresivo y astenia, sin olvidar la existencia de formas mono y/o oligosintomáticas. Los síntomas extradigestivos más frecuentes, como veremos
más adelante, son los derivados de la falta de hierro
(anemia macro-microcítica), vitamina K (diátesis hemorrágica), calcio (hipocalcemia, que puede producir
junto con una deficiente absorción de magnesio parestesias, calambres y tetania, y junto a un déficit de
vitamina D osteomalacia y osteoporosis con dolor en
17
costilla y pelvis), hipoproteinemia (edemas en extremidades inferiores), aftas bucales, y con el tiempo,
hipopituitarismo, y signos de insuficiencia suprarrenal (amenorrea, caída del vello sexual, hipotensión,
debilidad, hiponatremia e hiperpigmentación).
DEFINICIÓN
Entendemos por malabsorción desde el punto de
vista clínico el conjunto de síntomas y signos que se
originan como consecuencia de los déficits nutricionales producidos por alteraciones en los procesos fisiológicos que se llevan a cabo en el intestino delgado para digerir y absorber los nutrientes. Es un proceso ligado
al intestino delgado, ya que el intestino grueso solamente es capaz de absorber agua, cloruro sódico y pequeñas cantidades de hidratos de carbono y proteínas.
Didácticamente resulta útil separar dos grandes
grupos de procesos: la digestión y la absorción. La digestión consiste sobre todo en la fragmentación, la
mezcla adecuada y sobre todo en la hidrólisis de las
macromoléculas ingeridas convirtiéndolas en moléculas más pequeñas, que posteriormente serán incorporadas al organismo por las células superficiales
intestinales, la absorción. En este sentido desde un
punto de vista fisiopatológico es tradicional y en ocasiones útil se distinguen dos entidades diferentes:
maldigestión y malabsorción. Sin embargo, en la práctica clínica están tan íntimamente unidos que se utiliza el término malabsorción para englobar ambos.
El proceso de la asimilación de los nutrientes por
el tubo digestivo consiste en la destrucción de las macromoléculas ingeridas por medio de enzimas, teniendo como resultado la descomposición de los hidratos de carbono en monosacáridos y disacáridos,
las proteínas en péptidos y aminoácidos, y las grasas
en monoglicéridos y ácidos grasos, forma en que los
nutrientes son absorbidos por la célula intestinal y
posteriormente transportados a la circulación general. La digestión de los principios inmediatos que químicamente corresponde a una hidrólisis, se lleva a cabo fundamentalmente en la luz intestinal, gracias a
las secreciones pancreáticas y biliares y culmina en
la superficie del enterocito por las enzimas del borde
en cepillo. La membrana plasmática de estas células
posee un complejo dispositivo enzimático que termina la hidrólisis de glúcidos y proteínas. Esta membrana celular constituye la auténtica barrera que los
nutrientes tienen que atravesar para penetrar en el
organismo. Esta misión del tubo digestivo está facilitada por la enorme longitud en el adulto más de 4 metros, alcanzando una superficie funcional aproximada
Rev Soc Valencia Patol Dig 2002;21(1):1-16
3
Documento descargado de http://www.elsevier.es el 19/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato.
Herrera Ballester A, et al. Manifestaciones sistémicas de la malabsorción intestinal
de unos 250-300 m2. Además la motilidad intestinal
favorece mucho el contacto íntimo de los nutrientes
con la superficie del intestino delgado (tabla 1).
El proceso de asimilación de los nutrientes se puede dividir en las siguientes fases:
1. Fase luminal: en la que los carbohidratos, proteínas y grasas de la dieta son solubilizadas y posteriormente hidrolizados, fundamentalmente por las secreciones pancreáticas y biliares de la luz intestinal.
2. Fase mucosa: en la que se completa la hidrólisis de los péptidos y carbohidratos, se lleva a cabo la
absorción propiamente dicha.
3. Fase de transporte o liberación: en la que los
nutrientes penetran en la circulación sistémica a través de la vía venosa o linfática.
so diario > 200 g. Las causas de diarrea crónica son
múltiples, por lo tanto el procedimiento diagnóstico
debe basarse en la historia clínica y en la exploración
clínica detallada que nos permita orientar el proceso
en cuanto a su localización y hacer un uso racional de
las numerosas pruebas diagnósticas disponibles.
La gran mayoría de las diarreas agudas suelen ser
de origen infeccioso y tener un curso autolimitado,
por lo que rara vez es necesaria la realización de exploraciones diagnósticas complejas. Por el contrario,
la etiología y el pronóstico de la diarrea crónica son
muy variables, por lo que generalmente es necesario
el estudio del paciente. Los datos clínicos que deben
interrogarse de forma dirigida y pueden orientar el
diagnóstico. Referimos a continuación, algunos signos y síntomas relacionados con los déficits nutricionales (tablas 2, 3A y 3B).
CLÍNICA
Las manifestaciones clínicas de la malabsorción
intestinal son consecuencia tanto de la deficiente absorción de los principios inmediatos, como de la presencia en la luz intestinal de los sustratos no absorbidos. Acompañados a estos síntomas, pueden
aparecer los propios de la enfermedad responsable.
La manifestación más frecuente es la diarrea, de
características diversas según su etiología, pero que
puede faltar 20-25% de los casos. Se define como el
aumento de volumen, fluidez, o frecuencia de las deposiciones en relación con el hábito intestinal de cada individuo. Es en realidad un signo que revela una
alteración fisiopatológica de una o varias funciones
del intestino (secreción, digestión, absorción o motilidad) y que en último término indica un trastorno del
transporte intestinal del agua, los principios inmediatos y los electrolitos.
En condiciones normales el peso de las heces oscila entre 100-250 g dependiendo de la cantidad de
sustancias no absorbibles de la dieta. Dado que del
65-70% del peso de las heces corresponde a agua la
diarrea se debe fundamentalmente a un exceso de
agua fecal. Algunos autores consideran que existe
diarrea cuando el peso de las heces supera los 300 g
al día. Sin embargo, esta definición puede resultar inexacta ya que individuos que siguen una dieta rica en
fibras vegetales pueden exceder este peso fecal. Por
otra parte, es posible que un síndrome diarreico se
manifieste por deposiciones líquidas frecuentes de
escasa cantidad que no superan el peso normal de
las heces.
Por otro lado, denominamos diarrea crónica a un
cambio en la frecuencia y consistencia de las heces
de duración superior a cuatro semanas y con un pe-
4
Síntomas relacionados con la malabsorción
grasa
La manifestación más frecuente del déficit de absorción de lípidos es la presencia de esteatorrea. La
malabsorción de ácidos y sales biliares en el íleon,
con su consiguiente aumento en la luz del colon,
puede provocar diarrea acuosa secretora de agua y
electrolitos en la mucosa. El déficit de absorción de
grasa conlleva una malabsorción de vitaminas liposolubles: A, D, E, K, con sus consecuentes déficits
específicos.
1. Déficit de vitamina K: diátesis hemorrágicas por
déficits de factores vitamina K dependientes que ocasiona un alargamiento del tiempo de protrombina, y
en determinadas circunstancias puede ser el primer
síntoma de malabsorción.
TABLA 1
LOCALIZACIÓN ANATÓMICA DE LA ABSORCIÓN
PRINCIPAL DE LOS DISTINTOS NUTRIENTES
Nutriente
Lugar principal de absorción
Monosacáridos y disacáridos
Triglicéridos
Péptidos y aminoácidos
Fólico, B1, B2, B6, niacina
Vitamina B12
Vitamina C
Vitaminas liposolubles
Hierro
Calcio
Magnesio
Sales biliares
Intestino delgado
Yeyuno
Duodeno, yeyuno e íleon
Yeyuno
Íleon
Ileon
Yeyuno
Duodeno, yeyuno
Duodeno
Yeyuno, íleon
Íleon terminal
Rev Soc Valencia Patol Dig 2002;21(1):1-16
18
Documento descargado de http://www.elsevier.es el 19/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato.
Herrera Ballester A, et al. Manifestaciones sistémicas de la malabsorción intestinal
2. Déficit de vitamina A: en los países desarrollados
el déficit se asocia a una malabsorción intestinal (esprue, derivaciones quirúrgicas), almacenamiento anormal (hepatopatías) o a un aumento de la destrucción o
excreción de la vitamina (proteinuria). El primer síntoma
es la ceguera nocturna, a la que siguen las alteraciones
degenerativas de la retina, xeroftalmia e hiperqueratosis folicular, siendo estas primeras alteraciones reversibles si se administra vitamina A. Los defectos más
graves son la queratomalacia y la necrosis de la córnea.
Puede existir sequedad de la piel e hiperqueratosis. La
ceguera nocturna y las alteraciones conjuntivales leves
responden bien a 30.000 UI de vitamina A al día durante una semana. La lesión corneal constituye una urgencia terapéutica y el tratamiento consiste en la administración de 20.000 UI kg/ día durante cinco días.
3. Déficit de vitamina D: raquitismo y osteomalacia.
Esta última, al tardar en manifestarse clínicamente, de-
be buscarse específicamente siempre que se diagnostique una malabsorción para tratarla adecuadamente.
4. Déficit de vitamina E: aparece en cuadros de malabsorción intestinal de la grasa, en los niños con abetalipoproteinemia o con hepatopatías colestásicas crónicas. Ocasiona un cuadro de neuropatía infrecuente
que se expresa en forma de trastornos de la marcha,
disminución de la sensibilidad propioceptiva y vibratoria y paresia de la mirada que se asocia a una degeneración de los cordones posteriores de la médula. El tratamiento específico con 50-100 UI/ día vo, es más eficaz
si se inicia en las fases iniciales de la enfermedad.
Síntomas de malabsorción proteica
Conlleva pérdida de masa muscular y de peso, y
en fases avanzadas dificultad para sintetizar albúmi-
TABLA 2
CRITERIOS CLÍNICOS Y ANALÍTICOS ORIENTATIVOS EN EL DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL DE LA DIARREA
ORGÁNICA Y FUNCIONAL
Diarrea funcional
Diarrea orgánica
Historia antigua de diarrea que alterna con períodos de estreñimiento
No hay pérdida de peso
Pérdida de peso
Manifestaciones sistémicas (fiebre, artropatía, etc.)
Sangre o pus frecuentes
Mal estado general, desnutrición
frecuente
Anemia microcrocítica o megaloblástica,
hipoproteinemia. Disminución de T de
protrombina, ácido fólico, hierro, calcio y
vitamina B12
No hay sangre, moco o pus en las heces
Buen estado general
Perfil bioquímico normal
TABLA 3A
CLASIFICACIÓN PATOGÉNICA DE LA DIARREA INFECCIOSA. CARACTERÍSTICAS DIFERENCIALES
Diarrea inflamatoria
Diarrea no inflamatoria
Características
Sanguinolenta
Acuosa
Leucocitos en heces
(+)
(-)
Localización
Colon
Intestino delgado
Clínica
Fiebre, dolor abdominal, diarrea escasa
Náuseas, vómitos diarrea de gran volumen
Mecanismo
Patógeno invasivo o citotóxico
Enterotoxina
Patógenos
Salmonella, Shigella, Campylobacter,
Yersinia, C difficile, E coli, enteroinvasivo
Virus, vibrios, S aureus, parásitos,
E coli enterotóxica
19
Rev Soc Valencia Patol Dig 2002;21(1):1-16
5
Documento descargado de http://www.elsevier.es el 19/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato.
Herrera Ballester A, et al. Manifestaciones sistémicas de la malabsorción intestinal
tensión abdominal y borborigmos), con la expresión en
forma de una diarrea acuosa que se acompaña de flatulencia e intensa meteorización: «diarrea explosiva».
TABLA 3B
CARACTERÍSTICAS DE LA DIARREA SEGÚN SU
LOCALIZACIÓN
Intestino delgado/colon derecho
Colon izquierdo
Voluminosas
Volumen escaso
Sangre o pus poco frecuentes
Sangre o pus
frecuentes
Dolor periumbilical cólico
y borborigmos
Dolor en hipogastrio
o región sacra
Ausencia de síndrome rectal
Tenesmo y urgencia
rectal
Síntomas por malabsorción de nutrientes
específicos
na, con lo que puede aparecer hipoalbuminemia manifestada clínicamente con edemas e incluso ascitis.
Si bien en los países más desarrollados es infrecuente
que una malabsorción evolucione tanto, no es excepcional y constituye el motivo de estudio que lleva
al diagnóstico de una enfermedad celíaca del adulto.
Síntomas por malabsorción de hidratos de
carbono
Lo más llamativo es la diarrea osmótica, con carga
osmótica elevada en la luz intestina, (disminución del
pH fecal (< 5.5), existencia de una parte de la osmolaridad fecal no explicada por el sodio y el potasio, por
ser de volumen generalmente menor a 1 litro y por ceder con la alimentación, suele acompañarse de dis-
1. Déficit de hierro: la manifestación más frecuente
es la anemia microcítica hipocrómica, secundaria a la
ferropenia por el cuadro malabsortivo. Si la ferropenia no es importante se puede expresar en forma de
anemia normocítica normocrómica. Cuando el descenso de los depósitos de hierro es importante, se
producen fallos enzimáticos que afectan a muchas
células, y los síntomas pueden ser muy variados.
2. Déficit de calcio: puede provocar síntomas neurológicos (parestesias, calambres o tetania por hipocalcemia). Es una manifestación tardía de los cuadros
malabsortivos, debe buscarse de forma específica como un cuadro de osteopenia u osteoporosis, o como
cuadros de hiperparatiroidismo secundario. Si la hipocalcemia es mantenida puede provocar afectación
cardíaca, y trastornos tróficos como cataratas y calcificaciones del SNC.
3. Déficit de magnesio: provoca una sintomatología similar al déficit de calcio.
4. Déficit de absorción de las vitaminas hidrosolubles:
a. Niacina (pelagra): el déficit clínico aparece muy
pronto tras la instauración de una dieta pobre en niacina y triptófano. En nuestro medio es una manifestación rara del síndrome carcinoide, donde hasta el
60% del triptófano se cataboliza por una vía generalmente poco importante, y de la enfermedad de Hart-
TABLA 4
HALLAZGOS CLÍNICOS EXTRAINTESTINALES ORIENTATIVOS
Clínica
Sospecha diagnóstica
Úlceras bucales, conjuntivitis, epiescleritis
Artralgias, mono-poliartropatía
Raynaud
Claudicación intermitente, cardiopatía isquémica.
Síntomas neurológicos
Resección intestinal, vagotomía
Úlceras gástricas refractarias
Antecedentes de irradiación pélvica
Masa abdominal
Amenorrea, hiperpigmentación, hiponatremia
Adenopatías
Infecciones de repetición
Crohn, Behçet
Crohn, Whipple, celiaquía, Behçet
Esclerodermia
Isquemia intestinal
Whipple, celiaquía, linfoma difuso
Sobrecrecimiento bacteriano
Zollinger-Ellison
Enteritis postirradiación
Crohn, tuberculosis, linfoma
Celiaquía
Tuberculosis, linfoma, Whipple, SIDA
Déficit inmunológico
6
Rev Soc Valencia Patol Dig 2002;21(1):1-16
20
Documento descargado de http://www.elsevier.es el 19/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato.
Herrera Ballester A, et al. Manifestaciones sistémicas de la malabsorción intestinal
TABLA 5
MALABSORCIÓN DE PRINCIPIOS INMEDIATOS. SÍNTOMAS GUÍA Y MEDIDAS TERAPÉUTICAS
Principio inmediato
Síntomas/signos guía
Tratamiento
Grasas
Esteatorrea
Dieta pobre en grasa (30-40 g/día)
Triglicéridos de cadena media 30-40 g/
12-24 h. Enzimas pancreáticas (20.00040.000 UI /día de lipasa)
Vitaminas liposolubles
Proteínas
Pérdida de peso y masa muscular
1 g/kg /día
Albúmina humana 50-100 g/día.
Proteínas de alto valor biológico vo
(carne, leche, huevos, pescado)
Preparados con aminoácidos iv
Hidratos de carbono
Diarrea acuosa ácida
Flatulencia, distensión abdominal
Pérdida de peso
Dieta pobre o sin lactosa
Suplementos de lactasa (6 gotas/litro).
Agua y electrolitos
Diarrea, deshidratación
Fluidoterapia por vía iv (suero salino)
nup. Es una enfermedad crónica debilitante que asocia típicamente dermatitis, demencia y diarrea. La dermatitis es bilateral, simétrica y aparece en lugares expuestos a la luz, siendo secundaria a fotosensibilidad.
La encefalopatía se caracteriza por confusión, desorientación, alucinaciones, pérdida de memoria y finalmente psicosis orgánica. La diarrea, cuando existe, es consecuencia de una extensa inflamación
mucosa. El diagnóstico debe basarse en la sospecha
y en la respuesta al tratamiento sustitutivo. En caso
de pelagra endémica (algunas zonas de América del
Sur) basta con administrar pequeñas cantidades de
niacina (10 mg/ día); en la enfermedad de Hartnup y
en el síndrome carcinoide pueden ser necesarias de
40-200 mg/ día.
b. Piridoxina: la extensa distribución de esta vitamina en los alimentos hace que sea difícil encontrar
un déficit puro. La isoniazida, la cicloserina, la penicilamina, los anticonceptivos orales impiden la función
normal del coenzima. En esos casos se puede evitar
el metabolismo anormal del triptófano y las convulsiones dando suplementos de esa vitamina. La administración de suplementos de 30 mg de piridoxina
en la dieta devuelve a la normalidad el metabolismo
del triptófano.
c. Tiamina (beriberi): en países desarrollados el déficit de tiamina se encuentra en alcohólicos (por su
baja ingestión de tiamina, a la alteración de su absorción y almacenamiento y a su acelerada destrucción),
en diálisis peritoneal crónica, hemodiálisis, y la reali-
21
mentación tras la inanición entre otros. La manifestación clínica se expresa en forma de afectación cardiovascular y del sistema nervioso. La cardiopatía del
beriberi consiste en tres grandes alteraciones: vasodilatación periférica (que conduce a una situación de
alto gasto), retención de sodio y agua (que produce
edema) e insuficiencia miocárdica biventricular. La
afectación nerviosa puede ser de tres tipos: neuropatía periférica (alteración simétrica de las funciones
sensitiva, motora y refleja que afecta a los segmentos distales de las extremidades), encefalopatía de
Wernicke (presenta la siguiente secuencia vómitos,
nistagmus, parálisis de los músculos rectos, fiebre,
ataxia y deterioro mental progresivo) que presenta
mejoría tras la administración de tiamina, aunque puede aparecer el síndrome de Korsakoff que consiste
en una amnesia anterógrada, alteración de la capacidad de aprendizaje y confabulación; el paciente se encuentra alerta y responde a estímulos sin presentar
graves trastornos de la conducción. Como criterio
diagnóstico se utiliza la respuesta clínica a la administración de tiamina. La mejoría clínica suele ser espectacular en el beriberi cardiovascular, con aumento de la presión arterial y disminución de la frecuencia
cardíaca a las 12 h de administrar el tratamiento. En
uno o dos días puede aparecer la diuresis y reducirse el tamaño del corazón. Se deben administrar 50
mg/ día im durante varios días y seguir con 2,5-5 mg/
día vía oral. Cantidades mayores, no suelen ser absorbidas.
Rev Soc Valencia Patol Dig 2002;21(1):1-16
7
Documento descargado de http://www.elsevier.es el 19/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato.
Herrera Ballester A, et al. Manifestaciones sistémicas de la malabsorción intestinal
TABLA 6
CARENCIAS VITAMÍNICAS EN MALABSORCIÓN INTESTINAL. CLÍNICA Y TRATAMIENTO
Vitamina
Síntomas/signos guía
Requerimientos/tratamiento
A (retinol)
Ceguera nocturna, queratomalacia
Xerosis conjuntival. Hiperqueratosis folicular
Susceptibilidad a infecciones
Disminución retinol plasmático
Req: 5.000 UI/ d
Tto: 100.000 UI/ día parenteral
VO: caps en solución oleosa.
IV: solución acuosa
D (calciferol)
Dolor óseo, fracturas, osteomalacia. Aumento PTH
Disminución vitamina D3 plasmática
Tto: 2 micrg/ día im
20.000 UI/ día/ vo + calcio 1-2 g/día vo
E (alfa-tocoferol)
Neuropatía degeneración cerebroespinal
Disminución tocoferol/ lípidos séricos
Req: 15 UI/ día
Tto: 100 UI/ día / im /iv/ vo
K (filoquinona)
Diátesis hemorrágica
Aumento tiempo de protrombina
Req: 60-80 micrg/ día.
Tto: 10 mg /día / im /iv/ vo
B1 (tiamina)
Neuropatía, insuficiencia cardíaca, edemas
Disminución de niveles en orina
Req: 0,5/ 1.000 kcal dieta
Tto: 100 mg/ día im/ iv y 5-10 mg/ día vo
B2 (riboflavina)
Queilitis angular, conjuntivitis, glositis,
dermatitis seborreica
Req: 1,4-1,7 mg/ día
Tto: 15 mg/ día iv/ vo
B6 (piridoxina)
Queilitis, glositis, estomatitis, depresión,
desorientación, dermatitis seborreica, neuropatía,
anemia microcítica
Req: 2 mg/ día
Tto:10-20 mg/ día iv/ vo
B12 (cobalamina)
Anemia megaloblástica, glositis, estomatitis,
neuromielopatía
Req: 2-5 microg / día.
Tto: 6.000 microg/ im 14 d y 10.000 microg/ mes im
Ácido fólico
Anemia megaloblástica, glositis, estomatitis.
Disminución del nivel en plasma
Req: 50-200 micrg / día
Tto: 5-10 mg/ día vo
d. Vitamina C (escorbuto): en la actualidad el escorbuto aparece en áreas urbanas pobres. Su mayor
incidencia se da en ancianos y lactantes. En los adultos se expresa en forma de pápulas foliculares hiperqueratósicas en las que los pelos se fragmentan,
y caen; hemorragias perifoliculares; púrpura que se
inicia en la cara posterior de las extremidades inferiores y acaba confluyendo y formando equimosis; hemorragias en los músculos de los brazos y las piernas con flebotrombosis secundarias; hemorragias en
astilla en los lechos ungueales; afectación de encías
(solo en personas con dientes); mala cicatrización de
las heridas y reapertura de las recientemente cicatrizadas; hemorragias petequiales viscerales y alteraciones emocionales. Pueden producirse súbitamente convulsiones, shock y muerte. Es frecuente la
anemia normocítica normocrómica, por hemorragias
tisulares aunque puede ser macrocítica o megalo-
8
blástica, ya que muchos de los alimentos que contienen vitamina C también contiene folatos. El escorbuto puede ser mortal. Las dosis habituales en los
adultos son 100 mg de tres a cinco veces al día oral
hasta que se hayan administrado 4 g, siguiendo después con 100 mg al día. Las hemorragias espontáneas suelen ceder en 24 h, los dolores musculares y
óseos ceden con rapidez y las encías comienzan a curar en dos a tres días.
DIAGNÓSTICO
Exploraciones diagnósticas en la malabsorción
grasa
• Prueba cualitativa por tinción de Sudán: solamente
es positiva si la grasa eliminada es mayor del 15% de
Rev Soc Valencia Patol Dig 2002;21(1):1-16
22
Documento descargado de http://www.elsevier.es el 19/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato.
Herrera Ballester A, et al. Manifestaciones sistémicas de la malabsorción intestinal
TABLA 7
DEFICIENCIA DE MINERALES EN MALABSORCIÓN INTESTINAL. CLÍNICA Y TRATAMIENTO
Mineral
Síntomas/signos guía
Tratamiento
Hierro
Astenia, disnea, palpitaciones, fragilidad capilar
y ungueal. Anemia microcítica hipocrómica.
Hiposideremia, hipoferritinemia.
100 mg/ día hierro sorbitol o hierro dextrano iv/ im
Zinc
Dermatitis oral, genital y acra. Alopecia,
anosmia, diarrea. Disminución de niveles
plasmáticos.
15 mg/ día iv (pacientes con NPT) o 600 mg / día sulfato de Zn vo
Cobre
Anemia hipocroma, leucopenia.
Dolores óseos en niños.
Disminución de cupremia y ceruloplasmina.
0,5-1,5 mg/ día iv (en pacientes con NPT)
Cromo
Intolerancia a la glucosa. Neuromielopatía.
10-20 microg / día iv (pacientes con NPT)
Selenio
Dolor muscular, astenia, miocardiopatía,
arritmias. Disminución de los niveles
eritrocitarios.
60-120 microg/ día iv (en pacientes con NPT)
Calcio
Tetania, parestesias, dolores óseos.
Osteomalacia. Hipocalcemia.
Gluconato cálcico
vo: 2-4 mg/ día
iv al 10% 300 mg/ día + vitamina D 0,5-2 microg/ día im
Magnesio
Tetania. Parestesias. Encefalopatía.
Hipomagnesemia.
Sulfato magnésico
vo: 150 mEq/ día 3 días
iv: 100 mEq/ día 3 días
la ingerida y solamente tiñe los ácidos grasos libres, pero no valora los ésteres de colesterol ni los fosfolípidos.
• Prueba cuantitativa (Van de Kramer): se realiza
recogiendo las heces durante tres días después de
haber ingerido una dieta que contenga entre 80-100
g de grasa en los días previos. La eliminación de grasa no debe ser superior a 6 g/ día; valores por encima de 10 g son sospechosos de malabsorción grasa.
Aunque es la prueba de referencia para la definición
de esteatorrea, existen serias dudas de los valores de
referencia, y dada la molestia que supone para el paciente la recogida de las heces durante 3 días se utiliza en pocos centros.
parte, las enfermedades de intestino delgado responsables de malabsorción rara vez conducen a una
marcada hipoalbuminemia, siendo esta en general
producto de las gastroenteropatías pierde proteínas.
Este diagnóstico debe ser considerado en todo paciente con marcada hipoalbuminemia sin otras causas aparentes como síndrome nefrótico, enfermedad
hepática o malnutrición proteica.
La prueba probablemente más útil es el aclaramiento fecal de alfa-1-antitripsina.
Pruebas diagnósticas de la malabsorción
proteica
• Prueba de la D-xilosa: es la más utilizada. Esta
molécula es un monosacárido, que no precisa para
absorberse la digestión intraluminal previa, y sólo necesita la integridad de la mucosa intestinal con ausencia de sobrecrecimiento bacteriano que la metabolizarían. Del 50% de la D-xilosa absorbida en el
Se trata en general de pruebas de difícil realización
limitadas a la investigación clínica y con escasa utilidad práctica en el estudio de la malabsorción. Por otra
23
Pruebas diagnósticas que valoran la integridad
de la mucosa
Rev Soc Valencia Patol Dig 2002;21(1):1-16
9
Documento descargado de http://www.elsevier.es el 19/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato.
Herrera Ballester A, et al. Manifestaciones sistémicas de la malabsorción intestinal
intestino delgado, aproximadamente la mitad es metabolizada, y el resto es excretada por la orina. Se realiza administrando en ayunas 25 g de D-xilosa en ayunas, determinando sus concentraciones en sangre
una hora después o en orina a las 5 h; valores mayores de 20 mg/dL en sangre o de 4 g en orina se consideran normales. Aparecen falsos positivos en orina
en los pacientes con insuficiencia renal, hipertensión
portal, ascitis, deshidratación, mixedema o ingesta de
fármacos como aspirina, indometacina, neomicina o
glipizida. La prueba está alterada en pacientes con síndrome de malabsorción por alteración de la mucosa
intestinal y en cuadros de maldigestión por sobrecrecimiento bacteriano, y es normal en pacientes con
insuficiencia del páncreas exocrino.
• Prueba de Schilling (absorción de vitamina B12):
su objetivo fundamental es conocer la integridad del
íleon terminal, pero dado que la absorción de esta vitamina es muy compleja, resulta útil para conocer tipos de patologías que interfieran en su absorción. Su
realización consta de varias partes en las que se van
descartando cada uno de los procesos que pueden
modificar su llegada a los receptores del íleon terminal. Se inicia administrando una dosis de 1.000 microg
de vitamina B12 por vía intramuscular para saturar los
depósitos; después se administra una dosis estándar
de vitamina por vía oral marcada isotópicamente y se
recoge la orina durante las 24 h siguientes; concentraciones mayores del 7% se consideran normales.
Pruebas diagnósticas de malabsorción de
hidratos de carbono
• Prueba oral de la tolerancia a la lactosa: consiste en analizar las variaciones de las cifras de glucemia tras ingesta de 50 g de azúcar, no elevándose los
niveles de glucemia más del 50% sobre la glucemia
basal en los pacientes con déficit de lactasa.
• Prueba del aliento de lactosa/ hidrógeno: es la
técnica más sencilla, sensible y específica que la de
la tolerancia oral para el diagnóstico de la intolerancia
oral para el diagnóstico de la intolerancia a la lactosa.
Se administra lactosa oral y al no poder hidrolizarse
por el déficit de lactasa, es metabolizada por las bacterias intestinales liberando H2, que se elimina en el
aire espirado midiéndose sus niveles a los 30, 60, 90
y 120 minutos posteriores a la ingesta. Puede presentar falsos positivos ante la presencia de sobrecrecimiento bacteriano. Hasta un 10% de la población general posee en su colon una flora bacteriana incapaz
de sintetizar gas de hidrógeno, con el consiguiente falso negativo de la prueba en estos pacientes.
10
• Algunos autores incluyen dentro este grupo la
prueba de la D-xilosa.
Pruebas diagnósticas de sobrecrecimiento
bacteriano
• Cultivo aspirado del intestinal: es la prueba estándar. El aspirado se obtiene mediante intubación del
delgado y se introduce inmediatamente en medios
de cultivo y anaerobios. La existencia de > 100.000
colonias / mL en yeyuno o > 1.000.000 colonias / mL
en íleon es diagnóstica de sobrecrecimiento bacteriano. En la práctica se utiliza sólo en algunos centros
de referencia y su fiabilidad está avalada por pocos
estudios.
• Otras pruebas: prueba del aliento con ácido glicocólico (es una prueba indirecta, compleja, avalada
por pocos estudios); prueba del aliento con D-xilosa
marcada con carbono 14 o carbono 13, etc.
Prueba de absorción de sales biliares
Estas pruebas intentan valorar la integridad de la
circulación enterohepática.
• Prueba terapéutica con Colestiramina: en pacientes con malabsorción de sales biliares existe una
mejoría manifiesta tras tres días de administración de
Colestiramina. Si bien es una prueba menos definitiva en muchos hospitales es la única disponible.
• Otras: prueba del aliento con colil-glicina marcada con carbono 14, prueba del ácido homotaurónico marcado con selenio-75.
Biopsia intestinal
En ella se encuentra la clave diagnóstica de múltiples patologías que cursan con malabsorción, en especial aquellas que afectan a la mucosa difusamente. El estudio de la biopsia intestinal debe incluir la
valoración de las vellosidades, los enterocitos, teniendo en cuenta su polaridad y el estado de las microvellosidades las criptas, la celularidad de la lámina
propia, los vasos sanguíneos y linfáticos y la presencia de bacterias o parásitos. Recordamos en esta sección algunas de las lesiones histológicas más características, realizando al final una breve agrupación de
las mismas.
Esprue celíaco: en el caso típico, no tratado, la mucosa es aplanada o cerebriforme y el estudio histológico muestra marcada atrofia y casi completa desa-
Rev Soc Valencia Patol Dig 2002;21(1):1-16
24
Documento descargado de http://www.elsevier.es el 19/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato.
Herrera Ballester A, et al. Manifestaciones sistémicas de la malabsorción intestinal
parición de las vellosidades. El epitelio superficial
muestra degeneración y aplanamiento de las células
columnares e incremento del número de linfocitos en
la capa epitelial. A veces todo el epitelio de la superficie es de tipo columnar. Por otra parte, las criptas
son alargadas, hiperplásicas y tortuosas. Existe un incremento de la actividad mitótica. En la parte alta de
las criptas. La lámina propia muestra un incremento
de las células plasmáticas, linfocitos, macrófagos,
eosinófilos y células cebadas. Con técnicas de inmunoperoxidasas se identifican abundantes inmunomonocitos positivos para anticuerpos antigliadina IgA y
con incremento de células IgM positivas. Todos estos cambios estructurales son más marcados en el
intestino delgado proximal que en el distal, ya que el
yeyuno proximal está expuesto a concentraciones
más altas del gluten de la dieta.
Esprue tropical: las lesiones intestinales son extremadamente variables. En algunos pacientes la histología de la mucosa no es anormal, en tanto que en
otros muestra cambios similares a los de la enfermedad celíaca. Hay que reseñar que, en contraste
con la enfermedad celíaca, en la que las lesiones son
más acusadas en la mucosa proximal, en el esprue
tropical las lesiones son predominantemente distales
y la mucosa proximal puede no mostrar lesiones salvo en los casos graves. Además aunque los cambios
histológicos del esprue tropical pueden ser similares
a los de la enfermedad celíaca, el relativo incremento del número de linfocitos y la presencia de eosinófilos en la lámina propia sirven para su distinción. A
consecuencia de la afectación de la mucosa del íleon
distal los pacientes frecuentemente tienen un déficit
de folato, vitamina B12 o ambos, que da lugar a un típico y marcado agrandamiento de los núcleos de las
células epiteliales, característico de los cambios que
se ven, por ejemplo, en la anemia perniciosa.
Enfermedad de Whipple: el hallazgo característico de esta afectación es la presencia de macrófagos
cargados de gránulos, y ocasionalmente estructuras
bacilares, PAS positivos. En el caso típico, estas células llenan la lámina propia de la mucosa del intestino delgado. La distensión de las vellosidades le proporcionan el aspecto macroscópico aterciopelado a la
superficie de la mucosa. En los casos no tratados, las
estructuras bacilares también se identifican libres en
los espacios intersticiales de la lámina propia, en los
neutrófilos y a veces dentro de las células epiteliales
de la mucosa. Existe dilatación de los linfáticos que a
veces contienen gotas lipídicas. Los ganglios mesentéricos de los segmentos afectados muestran los
mismos cambios. Se pueden encontrar macrófagos
típicos, con cuerpos bacilares, a otros niveles del tu-
25
bo digestivo y en otros órganos. Por ejemplo en las
membranas sinoviales de las articulaciones afectadas, sistema nervioso central, las válvulas cardíacas
y el tejido intersticial subendocárdico y miocárdico.
Enfermedades con lesiones características:
1. Esprue celíaco y tropical: aplanamiento o desaparición de las vellosidades, alteraciones en el epitelio de superficie, aumento del tamaño de las criptas, aumento del infiltrado mononuclear en la lámina
propia.
2. Enfermedad de Whipple: ocupación de la lámina propia por macrófagos cargados de glucoproteínas, alteraciones de las vellosidades de grado variable, demostración de bacilos en los macrófagos
durante la fase activa, en cortes ultrafinos o en microscopia electrónica.
3. Abetalipoproteinemia: células absortivas de la
mucosa vacuolizadas por inclusiones lipídicas, arquitectura vellositaria normal.
4. Agammaglobulinemia: vellosidades aplanadas
o ausentes, ausencia de células plasmáticas, incremento del infiltrado linfocitario.
5. Amiloidosis: demostración de amiloide en y alrededor de los vasos de la lámina propia, mediante la
tinción con Rojo Congo y birrefringencia.
6. Enteritis regional: granulomas no caseificantes.
7. Infecciones parasitarias: identificación del parásito en la biopsia, por ejemplo, giardiasis, estrongiloidasis, esquistosomiasis, histoplasmosis, criptococosis.
8. Mastocitosis: infiltración en la lámina propia por
células cebadas.
9. Linfoma intestinal: puede haber focos de células linfoides malignas en la lámina propia y alteraciones vellositarias de grado variable.
10. Gastroenteritis eosinofílica y alérgica: infiltrado muy ricos en polinucleares eosinófilos, lesiones focales, arquitectura vellositaria normal o muy alterada.
11. Tuberculosis y linfadenitis tuberculosa: se pueden encontrar granulomas caseificantes o el margen
de una úlcera tuberculosa.
Enfermedades en las que la biopsia puede ser anormal, pero no necesariamente diagnóstica:
1. Déficit de folato: acortamiento de las vellosidades, megalocitos en los vasos, disminución del número de mitosis en las criptas.
2. Déficit de B12: similar al déficit de folato.
3. Enteritis postirradiación: similar al déficit de folato.
4. Esclerodermia: fibrosis de la lámina propia y posible alteración de la estructura vellositaria.
Rev Soc Valencia Patol Dig 2002;21(1):1-16
11
Documento descargado de http://www.elsevier.es el 19/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato.
Herrera Ballester A, et al. Manifestaciones sistémicas de la malabsorción intestinal
5. Linfangiectasias: dilatación de los conductos
quilíferos y linfáticos de la lámina propia, ensanchamiento y abombamiento de las vellosidades.
CONSIDERACIONES ESPECÍFICAS SOBRE
PATOLOGÍAS QUE CURSEN CON SÍNDROME DE
MALABSORCIÓN
Las causas del síndrome de malabsorción son múltiples, basadas en las anomalías anatómicas y funcionales, pero las causas más comunes en nuestro
medio son pocas: enfermedad celíaca, sobrecrecimiento bacteriano, resecciones intestinales amplias,
enfermedad de Whipple y linfoma mediterráneo. Conviene recordar, además, que en algunas enfermedades el síndrome de malabsorción puede ser generado por mecanismos diversos, un ejemplo de ello es
la enfermedad de Crohn, donde la malabsorción se
debe, por una parte, a la pérdida de integridad de la
mucosa como consecuencia del proceso inflamatorio, y por otra, a la ruptura del ciclo enterohepático de
las sales biliares como consecuencia de la afectación
ileal, resección, sobrecrecimiento bacteriano o asas
ciegas creadas quirúrgicamente.
La enfermedad celíaca (EC), esprue no tropical, esteatorrea idiopática, esprue nostras o enteropatía inducida por gluten, se caracteriza por malabsorción de
prácticamente todos los nutrientes, de una lesión histológica constante característica, pero no patognomónica, con una respuesta favorable clínica e histológica al eliminar el gluten de la dieta. Algunos autores
exigen también como criterio diagnóstico la recidiva
clínica e histológica tras la reintroducción de gluten
en la dieta durante 15 a 90 días. Este criterio no está
aceptado por los innegables riesgos que comporta.
Esta lesión afecta prácticamente de forma exclusiva la mucosa del intestino delgado siendo más pronunciadas en el duodeno y yeyuno. En el examen histológico debe valorarse la atrofia de las vellosidades
intestinales desde el grado 1 (normal) hasta el grado
5 (total). En la enfermedad celíaca las células absortivas pierden su forma, desaparece el ribete en cepillo
y por ese motivo disminuye la concentración de enzimas, que se intenta compensar con un proceso proliferativo de las criptas. Es importante tener en cuenta
que estas alteraciones no son patognomónicas.
En 1950, Dicke demostró que era el gluten el responsable de las alteraciones del intestino delgado y,
posteriormente Rubin, quien determinó que la parte
tóxica era la fracción 9 de la gliadina. Sin embargo, la
etiopatogenia no está totalmente explicada, pero existen múltiples datos que orientan a pensar en el ori-
12
gen inmunológico de la EC (activación de la toxicidad
a través de un mecanismo endógeno, formado por la
asociación de la HLA B8 y el HLA DW3), aunque existe otra teoría para explicar por qué la ingesta de gluten conducen a la destrucción del epitelio intestinal,
como es una posible deficiencia de proteasas en las
células absortivas con la consiguiente acumulación
de péptidos que serían tóxicos para las células.
La enfermedad puede manifestarse a cualquier
edad a partir de la incorporación del gluten, pero habitualmente la EC aparece durante la infancia, si no
se diagnostica puede mejorar en la adolescencia para reaparecer en la edad adulta (30 a 40 años) o incluso en la vejez.
Los síntomas más frecuentes a nivel digestivo son
la diarrea esteatorreica en forma de heces líquidas,
voluminosas, de olor rancio, adelgazamiento progresivo y astenia, sin olvidar la existencia de formas mono y/o oligosintomáticas.
Los síntomas extradigestivos más frecuentes, como veremos más adelante, son los derivados de la
falta de hierro (anemia macro-microcítica), vitamina K
(diátesis hemorrágica), calcio (hipocalcemia, que puede producir junto con una deficiente absorción de magnesio parestesias, calambres y tetania, y junto a un
déficit de vitamina D osteomalacia y osteoporosis con
dolor en costilla y pelvis), hipoproteinemia (edemas
en extremidades inferiores), aftas bucales, y, a la larga, hipopituitarismo, y signos de insuficiencia suprarrenal (amenorrea, caída del vello sexual, hipotensión,
debilidad, hiponatremia e hiperpigmentación).
El sobrecrecimiento bacteriano que también se conoce como el síndrome del asa ciega, es el cuadro clínico resultante del crecimiento de bacterias en la luz
del intestino delgado. Cualquier anomalía estructural o
funcional del intestino delgado que determina estasis
local puede acompañarse de proliferación intraluminal
de microorganismos. Se incluyen la aclorhídria y la fístula gastrocólica. El sobrecrecimiento bacteriano ocasiona malabsorción de vitamina B12 (como consecuencia
del excesivo consumo de ésta por las bacterias), diarrea, esteatorrea o deficiencia de disacaridasas (prueba de la D-xilosa en el límite de la normalidad).
La patogenia está relacionada con las propiedades
metabólicas de la flora bacteriana, capaz de desconjugar y deshidroxilar los ácidos biliares que precipitan
en el medio alcalino intestinal y ya no pueden micelar los lípidos.
Las manifestaciones clínicas varían y dependen de
la enfermedad de base que acuse el sobrecrecimiento
bacteriano, pero sea cual sea la causa se observará
diarrea con esteatorrea, pérdida de peso y anemia
megaloblástica, siendo ésta la manifestación extrain-
Rev Soc Valencia Patol Dig 2002;21(1):1-16
26
Documento descargado de http://www.elsevier.es el 19/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato.
Herrera Ballester A, et al. Manifestaciones sistémicas de la malabsorción intestinal
testinal más importante y que puede cursar con síntomas neurológicos indistinguibles a los de la anemia
perniciosa. También pueden observarse deficiencia
de vitamina K e, incluso, tetania hipocalcémica. La hipoproteinemia es la manifestación más frecuente del
síndrome de asa ciega y suficientemente importante
para causar edemas.
El síndrome del intestino corto: cuando se realizan
resecciones extensas o existen lesiones inflamatorias amplias (Crohn, infarto intestinal, cáncer y enteritis postirradiación) se reduce de forma notable la superficie absortiva y puede aparecer un cuadro clínico
de malabsorción y la gravedad dependerá de dos factores: la longitud de la resección (aunque no está claro cual es la longitud máxima de intestino delgado resecado compatible con una existencia normal se
acepta que una reducción del 70% causa malabsorción significativa), y el segmento anatómico resecado, ya que si se tiene en cuenta la especialización funcional de los distintos segmentos, las resecciones
yeyunales se toleran mejor que las ileales (el íleon terminal transporta activamente las sales biliares y la vitamina B12 y tiene un tiempo de tránsito más prolongado). Tras una resección ileal, se rompe el círculo
enterohepático de los ácidos biliares, si ésta es menor de 100 cm se produce una diarrea coleriforme, si
es mayor de 100 cm se produce esteatorrea (secundaria a maldigestión por deficiencia de ácidos biliares)
Además, la malabsorción calórico proteica induce a
no mantener una ingesta oral diaria y a una atrofia de
las vellosidades intestinales.
La enfermedad de Whipple, también denominada
lipodistrofia intestinal o granulomatosis intestinal lipofágica, es una enfermedad sistémica poco común
que puede involucrar cualquier órgano pero que afecta de forma constante al intestino. Causada por un
microorganismo con ultraestructura de bacteria pero
aún no identificado totalmente. Histológicamente existe un infiltrado de la lámina propia por macrófagos
PAS +, que también se observan en los restantes órganos afectos.
Suele manifestarse a través de una tríada clásica
que aparece de manera insidiosa: diarrea, que es el
síntoma más frecuente y dolor abdominal, pero no lo
diferencia de otros síndromes malabsortivos, síntomas articulares, que afectan a las grandes articulaciones y síntomas generales, fiebre, astenia, anorexia, que puede condicionar la pérdida de peso y
síntomas carenciales. En el período de estado, los síntomas generales son prácticamente constantes, en
tanto que los síntomas articulares se presentan en un
60 ó 70% de los casos. A parte de las manifestaciones clínicas digestivas derivadas de la malabsorción,
27
aparecen otras: como hiperpigmentación cutánea,
edemas hipoproteinémicos (sobre todo si existe obstrucción linfática), síntomas carenciales donde destaca la hipocalcemia e hipomagenesemia, que producen neuropatías periféricas, parestesias y tetania,
emaciación muscular, estado confusional, alteraciones del sistema nervioso central, como desorientación, pérdida de memoria, nistagmo y oftalmoplejía;
crisis convulsivas, polifagia y polidipsia (por afectación
hipotalámica) y manifestaciones cardíacas, por lo general, tardías (se han descrito casos asociados a afectación del endocardio). Con respecto a la artritis, no
es deformante, suele ser migratoria, afectando al mismo tiempo articulaciones pequeñas y, sobre todo,
grandes. Los síntomas extraintestinales pueden preceder durante años la aparición de diarrea y muchos
pacientes muestran artralgias sin otros hallazgos particulares objetivos.
Otras enfermedades:
1. Esprue tropical. Es un síndrome de etiología
desconocida que aparecen en personas que viven o
han vivido en áreas tropicales o subtropicales. Se caracteriza por ser un síndrome diarreico, en general
crónico, que cursa con malabsorción intestinal, lesiones histológicas del intestino delgado no específicas
y respuesta favorable al tratamiento con ácido fólico
y tetraciclina.
2. Amiloidosis. Puede darse en cualquier punto
del tubo digestivo, el material amiloide se deposita
en las paredes vasculares, muscular y mucosa determinando atrofia y ulceración y por lo tanto una alteración de la motilidad del tubo digestivo. La etiología de la malabsorción es múltiple, estasis y
sobrecrecimiento bacteriano, efecto barrera del depósito amiloide o fallo exocrino pancreático por el depósito. La clínica se caracteriza por disfagia, macroglosia, diarrea, malabsorción, y síntomas variables
secundarios.
3. Abetalipoproteinemia. Es una enfermedad de
carácter autosómico recesivo caracterizada por la incapacidad de los pacientes para sintetizar la apoproteína que se requiere para la formación de quilomicrones. En consecuencia los triglicéridos se almacenan
en la célula mucosa de absorción. El cuadro clínico se
caracteriza por malabsorción intestinal, hipolipidemia,
acantocitosis, ataxia cerebelosa y retinitis pigmentaria atípica.
4. Linfagectasia intestinal. Enfermedad rara donde se produce una pérdida de proteínas a través de
la pared intestinal que causa hipoproteinemia e hipoalbuminemia que son la base de la clínica de edemas,
diarrea con esteatorrea y derrames quilosos.
Rev Soc Valencia Patol Dig 2002;21(1):1-16
13
Documento descargado de http://www.elsevier.es el 19/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato.
Herrera Ballester A, et al. Manifestaciones sistémicas de la malabsorción intestinal
5. Yeyunoileítis ulcerosa crónica difusa. También
denominada enteropatía mucosa idiopática se caracteriza por la asociación de un síndrome de malabsorción y una mucosa intestinal plana por atrofia total con
colagenización de la capa subepitelial y con ulceraciones.
6. Gastroenteritis eosinofílica. Entidad clínica rara
que se caracteriza por una infiltración eosinofílica parietal de una de las capas de la pared (mucosa, muscular
y serosa) y de lo cual dependerá la clínica siendo en el
patrón mucoso y en el muscular donde encontramos
una clínica de malabsorción más florida en el primero y
secundaria a sobrecrecimiento en la segunda.
7. Hipogammaglobulinemia del adulto. Las carencias parciales de IgA y/o de Ig globales produce
una atrofia parcial o total de las vellosidades. Los síntomas de malabsorción se asocian a alteraciones extradigestivas propias de la etiología, sobre todo autoinmunes, pulmonares y ORL.
8. Isquemia crónica intestinal. Suele ser una manifestación tardía, inicialmente el paciente adelgaza
por disminución de la ingesta secundaria al dolor, después debido a la reducción del flujo mesentérico.
9. Dermopatías. Dermatitis herpetiforme con lesiones idénticas a la enfermedad celíaca, que también responde a la supresión del gluten pero no se
modifican las lesiones cutáneas. También la Acrodermatitis enteropática se asocia a este síndrome.
10. Enfermedades endocrinas. Tanto el hipertiroidismo (por hipermotilidad) como el hiperparatiroidismo (se acompaña de importante hipocalcemia y
ferropenia) son causas de síndrome de malabsorción
aunque se desconoce el mecanismo.
11. Síndrome de Zollinger-Ellison. Cursa a veces
con malabsorción asociada casi siempre a ulceración
péptica.
12. Enfermedad inflamatoria intestinal: bajo esta
denominación incluimos a la enfermedad de Crohn y
la colitis ulcerosa. Se consideran procesos autoinmunes que producen alteraciones inflamatorias de la
mucosa intestinal. Dependiendo de su extensión y
actividad producirán diferentes grados de malabsorción intestinal.
13. Fármacos. La lista de medicamentos potencialmente causales no deja de incrementarse, entre
los más utilizados se encuentra el ácido acetil salicílico, las sulfamidas, la penicilina y las cefalosporinas.
Tratamiento
Basándose en la respuesta al tratamiento, el síndrome de malabsorción puede dividirse en cuatro grupos
14
TABLA 8
MANEJO DEL PACIENTE CON MALABSORCIÓN
INTESTINAL. APORTES NUTRITIVOS INMEDIATOS,
OLIGOELEMENTOS Y VITAMINAS
Grasas:
• Reducción dietética.
• Triglicéridos de cadena larga, 30-40 g/día.
• Triglicéridos de cadena media 30-40 g.
Proteínas: 1 g/kg de alto valor biológico. 1 g/kg de peso al
día.
Minerales:
• Calcio: 800-1.200 mg de carbono o gluconato cálcico.
• Fósforo: 800-1.500 mg.
• Magnesio: 300-400 mg de sulfato de magnesio.
• Zinc: 50-150 mg de sulfato de zinc.
Vitaminas:
• Tiamina: 25-50 mg/día.
• Riboflavina: 5-10 mg/día.
• Cianinamida: 25-50 mg/día.
• Pantonenato: 10-20 mg/día.
• Ácido ascórbico: 50 mg/día.
• Ácido fólico: 1 mg/día.
• Vitamina A: 10.000-25.000 U/día.
• Vitamina D: 4.000-12.000 U/día.
• Vitamina E: 30-60 U/día.
• Vitamina K: 5 mg/día.
• Vitamina B12 : 100 mg/mes, por vía muscular.
1. Malabsorción curable: esprue tropical, enfermedad de Whipple, síndrome de Zollinger- Ellison,
malabsorción secundaria a fármacos y alcohol, parasitosis (lambliasis)
2. Control completo de la malabsorción, a pesar
de que el proceso no pueda curarse: enfermedad celiaca, sobrecrecimiento bacteriano.
3. Control del proceso causal, esperando que mejore el proceso malabsortivo: enfermedad de Crohn,
enfermedad inflamatoria intestinal, gastroenteritis eosinofílica, linfangiectasia intestinal, hipogammaglobulinemia, linfoma de intestino delgado
4. Tratamiento de sostén, porque no se puede mejorar la función absortiva del intestino: síndrome de
intestino corto, infarto intestinal, cáncer de intestino
delgado, enteritis rádica, enfermedad celíaca refractaria.
Los requerimientos dietéticos quedan resumidos
en la tabla 8. Algunos pacientes con diarrea grave requieren fluidoterapia intravenosa con objeto de repo-
Rev Soc Valencia Patol Dig 2002;21(1):1-16
28
Documento descargado de http://www.elsevier.es el 19/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato.
Herrera Ballester A, et al. Manifestaciones sistémicas de la malabsorción intestinal
ner las importantes pérdidas hidroelectrolíticas. La reposición de agua, vitaminas y minerales debe hacerse inicialmente por vía parenteral. Posteriormente puede continuarse con nutrición enteral. Los suplementos
dietéticos a menudo, bastan para acrecentar los aportes calóricos en los pacientes con desnutrición moderada.
1. NUTRICIÓN ENTERAL: con el término de nutrición enteral se hace referencia a la alimentación con
fórmulas generalmente preparadas por la industria farmacéutica en personas cuya ingesta es insuficiente
para cubrir los requerimientos nutricionales siempre
que su tracto gastrointestinal sea utilizable. Diferenciamos varios tipos:
1.1. Suplementos orales: cuando con la dieta no
se pueden cubrir las necesidades calóricas o proteicas, se pueden aportar suplementos comerciales.
1.2. Nutrición enteral completa: está indicada en
todo paciente que no pueda tomar alimentos naturales por dificultad para la deglución digestión o absorción. Podemos destacar las siguientes situaciones enfermedad inflamatoria intestinal, diarrea crónica,
glucogenosis, obstrucción orofaríngea o esofágica.
Se clasifican en función del grado de complejidad
de las moléculas (poliméricas y oligomérica), en base al contenido de proteínas (normoproteicas e hiperproteicas si tienen más del 29% de las kcal como
proteínas), en función de las calorías que aporta (normocalóricas e hipercalóricas si tienen más de 1,5 kcal
por ml) y adaptadas a las distintas patologías.
Se puede administrar por vía oral o por sonda y la
pauta de administración puede ser mediante bolos o
en administración continua mediante bomba.
2. NUTRICIÓN PARENTERAL: consiste en la administración de principios inmediatos por vía endovenosa. Se debe utilizar cuando sea imposible utilizar
la nutrición enteral para cubrir los requerimientos nutricionales. La indicación debe ser individualizada según la naturaleza y la gravedad de la enfermedad primaria del paciente, su pronóstico y expectativas
terapéuticas y el estado nutricional previo. Se clasifica en:
2.1. Nutrición parenteral periférica: está indicada
en situaciones de disfunción del tracto gastrointestinal, con estrés metabólico leve, en los que se prevea
un período corto de infusión (menos de 14 días). No
está indicada en pacientes críticamente enfermos,
cuando se requiera nutrición parenteral más de 14
días, en caso de desnutrición importante ni en presencia de insuficiencia cardíaca, renal o hepática. La principal complicación es la elevada incidencia de flebitis.
2.2. Nutrición parenteral total: está indicada siempre que sea imposible o insuficiente la nutrición en-
29
teral en caso de: ausencia de otro soporte nutricional
durante al menos 7-10 días, incapacidad para la absorción intestinal de nutrientes, necesidad de reposo
intestinal, estados hipercatabólicos y malnutrición moderada-grave. Existen tipos especiales de nutrición
parenteral total en la hepatopatía crónica, en la insuficiencia renal y en las alteraciones ventilatorias.
Correspondencia:
Agustín Herrera Ballester
Servicio de Medicina Interna
Hospital General Universitario de Valencia
Avda. Tres Cruces, s/n
46014 Valencia
BIBLIOGRAFÍA
1. Gonzalo Molina Mª A, Carbonero Díaz P, Aramendi Gómez T, García García T. Síndrome de
malabsorción. Medicine 1996;7(4):142-8.
2. García S, Sicilia B, Gomollón García F. Síndrome
de malabsorción intestinal. Medicine 2000;(8):
157-67.
3. Bajador Andreu E, Sierra Moros E. Protocolo de
diagnóstico general del síndrome de malabsorción. Medicine 2000;(8):201-4.
4. Fleming JL, Wiesner RH, Shorter RG. Whipple´s
disease: clinical, biochemical, and histopathologic features and assessment of treatment in 29
patients. Mayo Clin Proc 1988;63:539-51
5. Norton J, Greenberger, Kurt J. Trastornos de la absorción. En: Harrison’s eds. Principios de Medicina Interna (14 ed). McGraw-Hill; 1998. p. 1835-53.
6. Riley SA, Marsh MN. Maldigestión and Malabsorption. En: Feldman M, Scahrcschmidt BF, Sleisenger MH eds. Gastrointestinal and liver disease
(6 ed). Filadelfia: WB Saunders; 1997. p. 1501-22.
7. Menzies IS, Zuckerman MJ, Nukajan WS, et al.
Geography of intestinal permeability and absorption. Gut 1999;44:483-9.
8. Berenguer J, Berenguer-Haym M. Malabsorción
intestinal. En: Berenguer J, ed. Gastroenterología y Hepatología (2 ed). Barcelona: Mosby/Doyma Libros; 1995. p. 265-83.
9. Caspary WF. Síndrome de malasimiliación, maldigestión y malabsorción. En: Gugler R, Holtermüller KH, eds. Terapéutica de las enfermedades gastroenterológicas. Madrid: Ediciones CEA,
SA; 1998. p. 104-21.
10. Tomás H, Giner R, Bixquert M. Enfermedad celíaca del adulto. Rev Sdad Valenciana Patol Dig
2001;20(2):65-71.
Rev Soc Valencia Patol Dig 2002;21(1):1-16
15
Documento descargado de http://www.elsevier.es el 19/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato.
Herrera Ballester A, et al. Manifestaciones sistémicas de la malabsorción intestinal
11. Moreno V, Gassull MA. Syndromes de malabsorción. Etiología y clínica general. Formas clínicas más importantes. En: Hernández M, Sastre
A, eds. Tratado de Nutrición. Madrid: Díaz de
Santos; 1999. p. 985-92.
12. Alvadalejo A, Meroño M, Garre C, Pons JA. Nutrición enteral y enfermedades digestivas. Rev
Sdad Valenciana Patol Dig 2001;20(2):72-5.
13. Baixauli A, Boluda FJ; Rausell N, et al. Un nuevo caso de enfermedad de Whipple. Rev Sdad
Valenciana Patol Dig 1999;18(4):165-70.
14. Fomberstein B, Yerra N, Pitchumoni CS. Rheumatologic complications of gastrintestinal disorders. Am J Gastroenterol 1996;91:1090-103.
16
15. Quintero E. Síndrome diarreico. En: Rozman C
et al., eds. Medicina Interna. Madrid: Ediciones
Hartcourt; 2000. p. 213-23.
16. Pérez-Mateo M. Malabsorción intestinal. En: Rozman C, et al., eds. Medicina Interna. Madrid: Ediciones Hartcourt; 2000. p. 223-37.
17. Romano TH, Dobbins JW. Evaluation of the patient with suspected malabsorption. Gastroenterol Clin North Am 1989;18:467-83.
18. Godou G, Rodríguez A, Cánovas G. Principios de nutrición. Nutrición enteral y parenteral. En: Acedo MS,
Barrios A, Díaz R, Orche S, Sanz RM, editores. Manual de Diagnóstico y terapéutica médica. Doce de
Octubre. Madrid. Ediciones MSD; 1998. p. 613-23.
Rev Soc Valencia Patol Dig 2002;21(1):1-16
30
Descargar