CARTA PARA ALGUIEN Esto es una carta, o pretende serlo, puesto

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CARTA PARA ALGUIEN
Esto es una carta, o pretende serlo, puesto que como todavía no hay destinatario,
el formato cambia. Es decir, no puedo comenzar diciendo “Querido Richard…” o algo
así porque no existe tal cosa. Y quizá te siente bien porque así sea tu nombre, pero sería
una coincidencia y no me gustan las coincidencias. Pero ahora, en este momento de mi
vida, siento que eres la persona indicada. No quiero que pienses que estoy loca o que soy
accesible. Tengo mis pretensiones. Pero la respuesta es sí. Me aventuro al riesgo de que
seas un psicópata. Pero esa idea tampoco me disgusta. Oye, tampoco quiero que pienses
que soy una sádica. Es solo que me gustaría que sepas quién soy. Si vas a venir, que sea
con gusto. ¡Ah! Antes de olvidarme, mi dirección es Av. Stohelm 347, apartamento 7.
Eso es importante. Y ahí estaré esperando a que llegues, lo que será, calculando el correo
y que lo pienses bien, como en unos 2 o 3 días. Te prepararé una rica cena, algo como
spaghetti con carne y croquetas de acelga. Espero que te guste… Pero es que no lo sé. Si
me dijeras… pero no hay tiempo. Entonces croquetas, sí. Y si no te gustan podemos
hablar. Porque no me gustan esas cenas donde la gente no se habla y se limita a comer.
Yo quiero que me cuentes algo. Qué te gusta y porqué viniste, por ejemplo. Pero tenés
que venir entonces, así hablamos. Me parece justo. Y si no te gusta, juro que no voy a
acosarte. Aunque esa idea tampoco me disgusta. Pero ojo, tampoco quiero que pienses
que solo me interesa “eso”… ¡Ay! La vergüenza que me da… ¡si me vieras la cara! Estoy
roja como un tomate. Es solo que no he estado con muchos hombres. Me da fobia
hablarles de frente. Pero eso me pasa con todos. Pero no quiero que pienses que estoy
mal de la cabeza o que tengo fobia social. Es solo que creo que mienten. Todos mienten
siempre para sentirse mejor o escapar de algo. Y yo no tengo nada que ocultar. Pero es
que es más fácil así, por escrito. Una tiene tiempo de pensar bien y borrar para decir otra
cosa. Por ejemplo, quería contarte algo más íntimo… algo de chicas, pero me pareció
que todavía no, que primero quiero que nos conozcamos y después nos decimos todas
esas cosas. Digo, después de que estemos saliendo y nos digamos “te quiero” o algo así.
Y ahí sí, no hay secretos. Pero ahora no. Tenemos que hablar de otras cosas. Yo quiero
que me cuentes cosas tuyas, como cuántas novias tuviste, si te gustan las películas y si
fuiste a la universidad.
Espero que seas un hombre lindo, que no fumes y que te guste cualquier mujer.
Eso dicen de mí, a veces… que soy una mujer cualquiera. Y es cierto, no tengo nada que
no tenga otra: hablo mucho, me gustan los espejos y tengo fragilidad por los niños. Soy
como cualquiera, como tú para mí. Eres un cualquiera, pero te elijo. Y como tal, espero
que no estés mal, como loco… tú sabes, tocado de la cabeza. Y si así no fuera no saldrías
con cualquiera. Yo soy cualquiera. Y si eres inteligente no me responderías, aunque
espero que lo hagas, incluso para rechazarme, así lo sé. Ya me pasó antes, y entonces te
escribí. Puede volver a suceder, ¿quién sabe? Si no, te espero. Dos o tres días. Mejor tres,
para que lo pienses bien.
Hasta pronto.
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