Cruce de caminos

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Puntos de vista
Cruce de caminos
Helmut R Henrichs
es catedrático de
medicina interna
y diabetólogo.
Fundó el Centro
de Diabetes
Quakenbrück y el
grupo de estudio
alemán sobre
Tecnología y
Diabetes, y trabajó
como presidente
de la Asociación
Alemana de
Diabetes y la
Unión Alemana
de Diabetes.
Tengo varias razones para disfrutar de este número. Tal y
como es costumbre en Diabetes Voice, se reúne a autores
de diversas regiones que aportan su experiencia en distintos
campos relacionados con la diabetes; es la naturaleza disparatada de la etiología y el impacto fisiológico y social de
esta enfermedad lo que lleva a los redactores de Diabetes
Voice a encargar artículos sobre temas tan aparentemente
incongruentes como la disfunción eréctil, los trastornos del
sueño y los servicios para personas con deficiencias visuales, entre otros. Además, gracias a este número he tenido la
oportunidad de ponerme al día respecto a una iniciativa de
cuyo desarrollo fui testigo y en la que, hasta cierto punto,
colaboré “en una vida anterior” (durante mi presidencia de
la Unión Alemana de Diabetes).
En su artículo sobre programas de control de enfermedades, Heinz Nagel, Thomas Baehring y Werner Scherbaum
nos hablan sobre la colaboración a gran escala entre una
constelación de actores (gobierno, proveedores de seguros
sanitarios, profesionales médicos) para mejorar la calidad y la
eficacia de la atención a personas con diabetes en Alemania
y garantizar la ecuanimidad tanto para estas personas como
para los proveedores de sus seguros sanitarios. Éste ha sido
un matrimonio de intereses y experiencia notablemente eficaz.
Ha conseguido, entre otras cosas, proporcionar motivación
en términos completamente prácticos para que las personas
con diabetes participen en un programa estructurado de
control de enfermedades.
Otro artículo procedente de Europa recoge un aspecto ampliamente abandonado del control de la calidad en la atención
hospitalaria. El artículo de Daniel Flanagan y Alexandra
Baggott nos habla sobre una exitosa iniciativa dirigida a
trasladar a los hospitales una serie de buenas prácticas que
son frecuentes en la atención externa. La clave es un enfoque
proactivo de equipo, que garantiza un buen estándar de
educación y asesoramiento para los proveedores sanitarios en los hospitales. Es inaceptable que las personas con
diabetes se vean obligadas a correr graves riesgos para su
salud al verse en manos de un personal que no comprende
los principios clave del control diabético y que no es capaz
o no tiene la intención de corregir una rutina ya establecida
en su hospital; son demasiado frecuentes los problemas con
el horario de administración de insulina y de comidas. Las
ideas que se resumen en este artículo son sencillas e implican un despliegue mínimo de recursos. Los enfermeros de
diabetes y mis colegas con responsabilidad en la atención
a pacientes internos podrían encontrarlas muy interesantes
y tomar nota de las mismas.
“¿Qué podemos hacer para ayudar a las persona con
diabetes tipo 1 a que entiendan mejor su afección y su
régimen de insulina, ayudándoles a mejorar su autocontrol con el fin de conseguir y mantener un buen control
glucémico de manera permanente?” Ésta es una cuestión
crítica dentro de la vida profesional de aquellos de nosotros que hemos estado implicados en la diabetes; una
pregunta recurrente, hasta cierto punto de autoevaluación
y que claramente tiene consecuencias permanentes para
aquellos a quienes atendemos.
Y, al igual que otras miles de personas de esta comunidad
mundial de la diabetes, debo aceptar la invitación abierta
que se halla en este número de Linda Siminerio y Philip Home
para acudir al próximo Congreso Mundial de Diabetes, organizado por la FID en Montreal (Canadá), en donde expertos
en diabetes y sus campos relacionados de todos los rincones
del globo desvelarán ésta y otras adivinanzas.
Los autores son parte del comité organizador y del comité
del programa, respectivamente. Son representativos de
la eminencia que participa en la puesta en escena de lo
que promete ser un evento extraordinario. Mientras que
Internet y los correos electrónicos, los portátiles, las PDAs,
las videoconferencias y las proyecciones en la red sin duda
representan una transformación meteórica dentro de nuestra
esfera de actividad, aún es necesario encontrar un sustituto
de la interacción cara a cara con colegas consumados
en un lugar excelente, en donde se puedan compartir y
escudriñar los conocimientos más recientes y pertinentes,
distribuidos mediante una buena y pura logística. Por mi
parte, no me lo perdería.
Diciembre 2008 | Volumen 53 | Número 3
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