5.1.2.2 la fuerza Se entiende por fuerza o violencia toda presión

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V. Evaluación del contrato de sociedad mercantil
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5.1.2.2 La fuerza
Se entiende por fuerza o violencia toda presión, sea física o moral, que
se ejerce sobre una persona para inducirla a prestar su consentimiento en
determinado acto jurídico, la presión o constreñimiento debe producir
en la víctima una sensación de miedo o temor insuperable de verse
expuesta a un mal irreparable y grave, no solo ella, sino su cónyuge
o alguno de sus ascendientes o descendientes tal fuerza debe ser tan
poderosa que sea capaz de alterar su capacidad de decisión anulando la
voluntad, dejando al sujeto violentado en un estado pasivo. Por ejemplo,
si se le amenaza al socio con dar muerte a sus padres o hijos si no vota
determinada propuesta que a todas luces resulta ser ilegal; si se fuerza a
un socio a firmar teniéndole la mano no hay consentimiento, posiblemente
si una falsa apariencia de consentimiento como en el caso que se le
hubiere falsificado la firma44. El vicio de la voluntad, si bien tiene su
origen en la fuerza o violencia, se traduce en últimas, en miedo a las
consecuencias que pueda conllevar el obrar de manera libre y espontánea,
en consecuencia, la ley, como hemos sostenido, debe amparar, por
ejemplo, a un socio violentado contra los efectos perjudiciales del acto
que ejecuta permitiendo su anulación.
El código de comercio no precisa nada diferente sobre la fuerza y el dolo
que lo contenido en el artículo 900 al prescribir que un negocio jurídico
podrá ser anulable cuando haya sido consentido por error, fuerza o dolo,
conforme al Código Civil, en consecuencia, debemos recurrir al artículo
882 de dicha codificación para remitirnos a lo establecido por el Código
Civil en el mismo tema, al respecto encontramos allí los artículos 151345
y 151446.
Colin, Ambrosio y Capitant, Henry. Derecho Civil. T. 1. “Introducción, estado civil,
domicilio y ausencia”. Ed. REUS (S.A.) España 1924, p. 165-166.
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Artículo 1513 del Código Civil. “La fuerza no vicia el consentimiento sino cuando
es capaz de producir una impresión fuerte en una persona de sano juicio, tomando en
cuenta su edad, sexo y condición. Se mira como una fuerza de este género todo acto
que infunde a una persona un justo temor de verse expuesta ella, su consorte o alguno
de sus ascendientes o descendientes a un mal irreparable y grave. El temor reverencial,
esto es, el solo temor de desagradar a las personas a quienes se debe sumisión y respeto,
no basta para viciar el consentimiento”.
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Artículo 1514 del Código Civil. “Para que la fuerza vicie el consentimiento no es
necesario que la ejerza aquél que es beneficiado por ella; basta que se haya empleado
la fuerza por cualquiera persona con el objeto de obtener el consentimiento”.
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