UNIDAD 4. EL FINAL DE LA EDAD MEDIA 3. Los descubrimientos geográficos Durante la Edad Media solo se conocían Europa, norte de África y Oriente Próximo. Marco Polo nos había puesto en contacto con zonas asiáticas lejanas. A finales del siglo XV y comienzos del siglo XVI se concentran muchos de los grandes descubrimientos geográficos de todos los tiempos. 3.1. Causas de los descubrimientos de los siglos XV y XVI a) Portugueses: la ruta del este Durante el siglo XV, los monarcas portugueses apoyaron la navegación y las exploraciones. El príncipe don Enrique el Navegante fue el principal impulsor y Portugal llegó a Ceuta, Madeira y el archipiélago de las Azores. En la ruta hacia "las Indias" bordeando África, Bartolomé Díaz llegó al cabo de Buena Esperanza y giró hacia el este. b) Castilla: la ruta del oeste Cristóbal Colón acude a la Península en busca de patronazgo, es decir, que le proporcionasen medios y dinero para poder navegar por el océano Atlántico, con dirección oeste, para llegar a Cipango (Japón). La reina Isabel la Católica fue quien le dijo sí a su proyecto. 3.2. El descubrimiento de América La Pinta, la Niña y la Santa María partieron del puerto de Palos de la Frontera (Huelva) el 3 de agosto de 1492. Después de hacer escala en Canarias, el viaje prosiguió. El 12 de octubre de 1492 alcanzaron varias islas del Caribe (San Salvador, Cuba y La Española), aunque sin saber que había descubierto un nuevo continente. Colón estaba convencido de su llegada a Asia (las Indias). Tras este primer viaje, los RR.CC. presionaron al Papa para que reconociera, mediante una bula papal, el monopolio de Castilla sobre los territorios descubiertos situados al otro lado. Así, por la bula Inter Caetera, Alejandro VI reconocía la autoridad de Isabel y Fernando sobre estos territorios y les comprometía en la cristianización de los indígenas. Colón realizó tres viajes más, y en el cuarto llegó a la zona continental de los nuevos territorios (desembocadura del río Orinoco). 4. Las monarquías autoritarias En el siglo XV, durante el reinado de los Reyes Católicos en España, se pasó de una monarquía feudal, en la que los reyes compartían el poder con los nobles, a una monarquía autoritaria, en la que los monarcas concentraban el poder. Para ello, se impusieron sobre la nobleza y el clero se apoyó en la burguesía ya que, con los impuestos que esta pagaba, ayudaron a crear nuevas instituciones sin que desaparecieran las anteriores, aunque eliminaron su poder. La unidad religiosa fue un factor de cohesión. Además de los RR.CC., otros ejemplos de monarcas autoritarios fueron Enrique VIII y Luis XI. Los Reyes Católicos sometieron a la nobleza en el aspecto político, pero respetaron su poder económico y social. Los monarcas les ofrecieron cargos en la corte que les reportaban grandes ganancias. Para controlar los caminos y evitar los levantamientos de la nobleza rebelde instituyeron la Santa Hermandad, que era un cuerpo de seguridad costeado por los municipios. Se impusieron al clero al crear el patronato, que era un derecho por el que los cargos eclesiásticos importantes eran elegidos en Roma entre los propuestos por el monarca. Así se aseguraban que solo los más fieles a ellos serían elegidos. La burguesía de las ciudades controlaba los municipios. Con la imposición de la figura del corregidor, que era un funcionario real, controlaban la actuación de los municipios. Las Cortes perdieron fuerza y perdieron la función legislativa: se limitaban a sentenciar el juramento de los herederos a la Corona y a aprobar los presupuestos. 4.1. La creación de las nuevas instituciones Para afianzar su poder frente a la nobleza, crearon las siguientes instituciones: En Consejo Real formado por personas que no pertenecían a la nobleza, con la misión de ayudar a los reyes en el gobierno. Las audiencias o cancillerías se encargaban de la justicia. Eran los reyes los que juzgaban, pero a través de las audiencias. Cada reino poseía sus propias leyes. El ejército permanente formado por los mercenarios (soldados). 4.2. La unidad religiosa Desde la Edad Media, en la Península convivían tres religiones: cristiana, judía y musulmana. Los RR.CC. consideraron que esto sería una dificultad para la unidad del nuevo Estado y decidieron que era necesaria la unidad religiosa. Se ordenó la expulsión de todos aquellos judíos que no se bautizaran (conversos) y también se forzó a los musulmanes tras la conquista de Granada a adoptar el cristianismo (moriscos). La Inquisición o tribunal del Santo Oficio perseguía a los falsos conversos y a toda persona sospechosa de poner en duda la de cristiana.