El empresario y la ganancia extraordinaria

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En la opinión de...
Arturo Damm Arnal
El empresario y la
ganancia extraordinaria
I
En el costo de producción hay que incluir la ganancia
normal, que es aquel porcentaje, o aquella cantidad
de dinero, por menos de la cual el empresario no está
dispuesto a hacer lo que hace y que, por ello mismo,
debe cubrirse si el empresario ha de seguir actuando
como tal. Esa ganancia, la normal, forma parte del costo
de producción, de la misma manera que lo hacen los
precios de todos los otros factores de la producción
—trabajo; materias primas; instalaciones, maquinaria y
equipo; capital y tecnología; impuestos, etcétera—, y el
precio que el consumidor está dispuesto a pagar debe ser,
por lo menos, igual a ese costo de producción, incluida
la ganancia normal. De no ser así la mercancía no se
ofrecerá, y los factores de la producción destinados a su
manufactura de destinarán a la producción de algún otro
bien o servicio que los consumidores valoren más.
II
38 ENTORNO
III
Supongamos, a manera de ejemplo, dos
empresas, A y B, que compiten por el favor
del consumidor y que, de entrada, ofrecen su
mercancía, X, al mismo precio, 10 pesos, el mínimo
necesario para cubrir el costo de producción, incluida la
ganancia normal. Supongamos, a continuación, que la
empresa A, en su afán por satisfacer de mejor manera
la necesidad del consumidor, mejora la calidad de la
Foto: Ana Lourdes Herrera / Ilustración: Shutterstock
“Mejores bienes y servicios
para los consumidores, al
menor precio posible, ¿cuál es
la clave? En primer lugar,
la empresarialidad, es decir, la
invención de mejores maneras
de satisfacer las necesidades
de los consumidores, con
el fin de obtener la ganancia
extraordinaria”
Que el precio que el consumidor esté dispuesto
a pagar deba ser, por lo menos, igual al costo
de producción de la mercancía, no significa que,
bajo ciertas circunstancias, no pueda ser mayor,
lo cual permite al empresario obtener una ganancia
extraordinaria, misma que surge en el momento en el
cual el empresario es capaz de ofrecerle al consumidor
una mercancía mejor que la competencia o, dicho de otra
manera, a partir del momento en el cual el empresario
logra una mayor competitividad, ya sea por el lado de
la calidad, ya por el del servicio; mejor servicio y mayor
calidad que dan como resultado una mayor valoración
del consumidor y, por lo tanto, su disposición a pagar
un precio mayor, suficiente, no solamente para cubrir el
costo de producción, incluida la ganancia normal, sino
para otorgarle al empresario una ganancia extraordinaria,
resultado del aumento en su competitividad; es decir, del
hecho de haber sido capaz de satisfacer, de mejor manera
que la competencia, la necesidad del consumidor.
mercancía, o mejora el servicio con el cual la ofrece, de
tal manera que los consumidores la valoran más, estando
dispuestos a pagar un mayor precio, digamos 12 pesos.
Suponiendo que las mejoras no hayan significado un
aumento en el costo de producción, o que el incremento
en el mismo haya sido menor que el alza en el precio,
al nuevo precio de 12 pesos la empresa A obtendrá una
ganancia extraordinaria, y la seguirá obteniendo mientras
el precio se mantenga en 12 pesos.
En este caso la ganancia extraordinaria es resultado del
aumento en la competitividad, por la vía de la calidad y/o
el servicio, de la empresa A, ganancia extraordinaria que
seguirá obteniendo la empresa siempre y cuando pueda
seguir vendiendo a 12 pesos, lo cual, si el mercado en
el cual opera está abierto a la competencia —es decir, si
cualquiera que quiera participar puede hacerlo—, resultará
poco probable, por una razón muy sencilla: la ganancia
extraordinaria, precisamente por serlo, atraerá a nuevos
inversionistas, mismos que, si el mercado está abierto a la
competencia, participarán, aumentado la oferta del bien o
servicio en cuestión, lo cual traerá como consecuencia la
baja de su precio, hasta que éste sea suficiente para cubrir,
únicamente, la ganancia normal, ¡todo ello en beneficio del
consumidor!
IV
Supongamos que, al paso del tiempo, y
motivados por la ganancia extraordinaria,
nuevos participantes entran al mercado,
aumentando la oferta de la mercancía X
y, por ello, reduciendo su precio, de tal manera que
desaparece la ganancia extraordinaria. ¿Qué sucederá?
Que los empresarios, cuya tarea esencial es inventar
mejores maneras de satisfacer las necesidades del
los consumidores, harán precisamente eso – ¡inventar
mejores maneras de satisfacer las necesidades de los
consumidores! -, con el fin de obtener, no solamente la
ganancia normal, sino la extraordinaria, buscando mejorar
la calidad y/o el servicio, con la intención de que los
consumidores valoren más la mercancía que les ofrecen y,
por ello, estén dispuestos a pagar un precio mayor, mismo
que les permitirá obtener la ganancia extraordinaria. Si
lo hacen, ¡y si son verdaderos empresarios lo harán!,
se pondrá en marcha, nuevamente, el proceso ya
mencionado en los dos párrafos anteriores, con el
resultado inevitable: mejores bienes y servicios para los
consumidores, al menor precio posible.
V
Mejores bienes y servicios para los consumidores,
al menor precio posible, ¿cuál es la clave? En
primer lugar, la empresarialidad, es decir, la
invención de mejores maneras de satisfacer las
necesidades de los consumidores, con el fin de obtener
la ganancia extraordinaria. El resultado es mejores bienes
y servicios para los consumidores. En segundo término,
mercados abiertos a la competencia, misma que limita
el alza de precios, pudiendo inclusive ocasionar su baja,
siendo el resultado la oferta de bienes y servicios al
menor precio posible. ¿Cuál es la clave? Empresarialidad
y competencia, en beneficio, al final de cuentas, de los
consumidores, quienes obtendrán mejores bienes y
servicios —efecto de la empresarialidad— al menor precio
posible — consecuencia de la competencia—.
VI
En su búsqueda de la ganancia extraordinaria
el empresario inventa mejores maneras de
satisfacer las necesidades del consumidor,
con el fin de que éste valore más la mercancía
que se le ofrece y, por lo tanto, esté dispuesto a pagar un
precio mayor. Pero el consumidor cuenta con un aliado, la
competencia, que revierte y contiene el alza de precios,
de tal manera que los mismos serán suficientes para que el
empresario obtenga la ganancia normal, siendo la utilidad
extraordinaria, más que la regla, la excepción, ¡siempre y
cuando los mercados estén abiertos a la competencia!,
apertura que depende, fundamentalmente, del poder
político, mismo al que con frecuencia recurren los
empresarios en busca de privilegios, todos con un mismo
fin: que se les mantenga al margen de la competencia.
Pero una cosa es la petición del empresario y otra la
concesión del gobernante, tema que trataré en la siguiente
entrega. E
Arturo Damm, Licenciado en Economía y Filosofía, es profesor de
la Escuela de Economía y la Facultad de Derecho de la Universidad
Panamericana. Articulista en varios periódicos y revistas y
comentarista de radio y televisión, es autor de diez libros sobre
temas de economía y filosofía, y coautor de otros cuatro.
E-mail: [email protected]
ENTORNO 39
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