DISCURSO DEL GOBERNADOR POR ARGENTINA EN LA ASAMBLEA ANUAL DEL BID OKINAWA, JAPÓN, 2005 Dr. Roberto Lavagna 1. Permítanme comenzar expresando mis saludos a todas las autoridades, delegaciones e invitados aquí presentes y nuestro especial agradecimiento al generoso y hospitalario pueblo japonés y a la prefectura de Okinawa. 2. Como el año pasado en Perú, estamos realizando esta asamblea dentro de un clima económico favorable en Latinoamérica y el Caribe, y en la economía mundial, si bien es evidente que hay –a nivel mundial- cambios estructurales que no deben demorarse si queremos garantizar el mediano plazo. 3. En el caso de mi país, la recuperación que se inició a mediados del año 2002, luego de cuatro años de depresión económica y de haber sufrido la crisis más profunda en los últimos 150 años, se reforzó claramente en 2003, y ha continuado en el 2004, con un crecimiento del Producto Bruto del 9%. Desde que comenzó la recuperación la economía lleva 11 trimestres de crecimiento continuo y 26 % de aumento del producto en los tres años que van de abril 2002, el peor momento de la crisis, hasta el presente. Para el año 2005 las proyecciones de crecimiento en el Presupuesto Nacional – hechas en setiembre del año pasado- son del 4% pero las proyecciones actuales superan esos valores. El consenso privado se ubica en torno al 6 % de expansión. 4. El empleo ha seguido recuperándose, no solamente por el crecimiento económico sostenido sino también porque el actual patrón de desarrollo inclusivo con justicia social está generando más empleos por unidad de PBI, resultado de la mayor atención a las PYMES, las economías regionales, la expansión del mercado interno, y las exportaciones competitivas. Desde la salida de la recesión se han creado más de 2.5 millones de puestos nuevos de trabajo, de los cuales casi el 80 por ciento corresponden al sector privado de la economía. El desempleo ha ido reduciéndose y en la actualidad se ubica en el 12%, muy por debajo de los picos de casi 25% del 2002. Para nuestros estándares, los vigentes hasta los años 80, es aun alto y se requieren de continuados esfuerzos de política económica para continuar reduciéndolo. 5. La mayor ocupación, junto a políticas sociales especificas y aumentos de salarios ligados al alza de la productividad de la economía, han permitido bajar fuertemente los niveles de pobreza y pobreza extrema, estimándose que desde la salida de la recesión 3.2 millones de personas han salido de la situación de pobreza y 3.5 millones de la indigencia. De todas maneras los porcentajes de pobreza e indigencia –como en el caso de la desocupación que recién citamos- continúan altos en términos históricos por lo que está claro que atender este problema central, resultado de políticas erróneas del pasado y de la crisis de la Convertibilidad, va a continuar siendo tarea central del gobierno. 6. Este crecimiento con generación de empleo se ha dado en un contexto de inflación moderada, que en el 2004 alcanzó a algo más del 6% y que está proyectada para el 2005 entre un 8-11%, en parte como resultado de la recuperación de salarios y de corrección de algunos precios relativos que quedaron desacomodados luego de la crisis de la Convertibilidad. Entendemos que el proceso sostenido de inversiones y mejoras de la productividad, así como continuada prudencia en el manejo fiscal y monetario, deberán dar como resultado, que luego de estos reacomodamientos temporarios, los índices de precios converjan hacia tasas menores. 7. La sostenibilidad del crecimiento se apoya en la importante recuperación de los niveles de inversión que ya han alcanzado niveles superiores a la década de los noventa llegando al 21% del PBI, medido, como corresponde, en precios corrientes. Esta inversión se ha financiado con mayores niveles de ahorro interno, lo que asegura el financiamiento del crecimiento hacia adelante, y se ha distribuido de manera más uniforme entre sectores, regiones, y tipos de empresas propiciando un crecimiento más balanceado con mayor inclusión social y mejor distribución de empleo, ingresos y oportunidades. 8. Un importante pilar de este crecimiento inclusivo, balanceado, y con justicia social, es una solidez fiscal como hace cincuenta años que no se alcanzaba. En el 2004 las cuentas públicas nacionales mostraron superávit a nivel primario (3.9% del PBI). Por segundo año consecutivo y por vez primera vez en muchas décadas tanto el gobierno nacional como las provincias mostraron excedentes fiscales. El superávit primario consolidado fue superior al 5% del producto. 9. La mayor solidez fiscal ha creado el margen macroeconómico para una política monetaria prudente en apoyo del crecimiento y para la paulatina recomposición de los balances del sistema financiero. Aunque para 2004 como un todo los bancos presentaron una pequeña pérdida (-0.3% como retorno sobre activos), esta fue 10 veces menor que en el 2003, y hacia fines de año el sistema bancario en su totalidad presentó ganancias. La expansión del crédito privado (25% en el 2004), la significativa recuperación de la calidad de los activos (el porcentaje de préstamos irregulares fue reducido en un 44% respecto del 2003), la sustancial mejora en la rentabilidad y las importantes capitalizaciones efectuadas, son factores que indican el progresivo fortalecimiento y la estabilidad del sistema. 10. El tipo de cambio flotante se ha mantenido estable en términos nominales, mientras que en términos reales permanece en niveles que favorecen la producción y el empleo. Se han acumulado reservas por más de 20.000 millones de dólares, y en el 2004 el superávit de la balanza comercial alcanzó a aproximadamente el 8% del PBI. A diferencia de otros años con balance comercial positivo, esto fue logrado en un contexto de importante crecimiento de la economía, y con exportaciones que han marcado en el 2004 un récord histórico para la Argentina y con una notable diversificación de mercados además de un fuerte incremento en las exportaciones industriales. 11. La solidez de las cuentas fiscales, monetarias, y externas, y un tipo de cambio flotante hacen que, a tres años de haberse iniciado, el “Plan de Normalización y Crecimiento” presente las variables sin desvíos importantes, con un alineamiento básicamente correcto. Anteriores planes, que produjeron efectos positivos transitorios, habían acumulado ya antes del tercer año desvíos cambiarios y fiscales notables. Es precisamente el alineamiento actual de las variables el que abre la oportunidad de dar sustentabilidad al proceso de crecimiento. Esto va a permitir que se pueda crecer sostenidamente en tiempos normales, y, eventualmente, hacer frente sin crisis devastadoras a cambios adversos en las condiciones internacionales. Este es un cambio central respecto del pasado, cuando la volatilidad y fragilidad de los marcos macroeconómicos, contribuyeron a generar en la Argentina un patrón de crecimiento errático, puntuado por crisis, que siempre terminaron deteriorando los indicadores de pobreza y distribución del ingreso, y ahuyentaron el ahorro doméstico hacia el exterior. 12. Si bien los avances han sido importantes sabemos que debemos aún hacernos cargo de los grandes problemas económicos y sociales que se inician en los setenta con la ruptura de la continuidad institucional y se profundizaron con políticas de la década pasada y con su colapso posterior. Sabemos de la enorme tarea que tenemos por delante en desarrollo social, competitividad, y mejora institucional. …………………o………………… 13. Un aspecto importante de la consolidación del marco macroeconómico para el crecimiento inclusivo, balanceado y sostenible ha sido la conclusión exitosa reestructuración de la deuda. Argentina ha salido del default. Permítanme extenderme en este punto. La implosión de la Convertibilidad y su secuela de pobreza y crisis generalizada incluyó la suspensión del pago de una parte importante de la deuda externa por parte de la administración de transición que siguió al gobierno que renunciara como consecuencia de la crisis. Sin embargo, la crisis de la deuda empezó tres décadas atrás con el reciclaje de los petrodólares hacia fines de los setenta, el drástico incremento de las tasas de interés mundiales y el colapso de los precios de las commodities en la primera mitad de los ochenta, una resolución parcial del problema de la deuda de los países en desarrollo hacia fines de los ochenta, y, en el caso de la Argentina, el establecimiento de un marco macroeconómico con la Convertibilidad que requirió un proceso de endeudamiento continuo y creciente. 14. La deuda argentina en esas décadas pasó de 8.000 millones de dólares a mediados de los setenta, hasta más de 190.000 millones recientemente, resultado especialmente del endeudamiento requerido para sostener la Convertibilidad primero, y de atender luego los costos de su colapso. Este endeudamiento no sostenible se dio con el beneplácito y participación de diferentes actores internos y externos a la Argentina. 15. Como indicara el Presidente Kirchner en su discurso de apertura del Congreso a principios del 2004 y lo reiterara en el de este año éste no es el gobierno del default pero al mismo tiempo no ha eludido la herencia recibida ni tampoco evitó hacer frente a la responsabilidad de resolver el problema. 16. Había dos grandes maneras de encarar esta reestructuración: - ignorando los límites a la capacidad de pago del país. Buscando la rápida “aceptabilidad” de los mercados (política que Argentina siguió durante muchos años en los 90, en la etapa pre-default), o - asumiendo los errores cometidos por el país y por los acreedores. Aceptando que esos errores fueron y están aún siendo pagados por la propia población argentina, especialmente en el momento del derrumbe de la convertibilidad del año 2001, y también por los acreedores, sobre todo los más pequeños que obviamente contaron con menor información. La primera estrategia era rápida, cómoda para las autoridades económicas pero absolutamente efímera. Esa falsa reestructuración hubiera llevado rápidamente a una nueva reestructuración, con nuevas subas en la deuda externa y pérdidas enormes para el país en términos de crecimiento y bienestar. El segundo de los caminos, el que hemos elegido, trató de lograr la máxima aceptabilidad de los mercados dentro de lo más importante que es la sustentabilidad. Esta fué una reestructuración integral -más difícil y compleja- pero a nuestro juicio la única compatible con un proceso de crecimiento y equidad continuado. 17. Dentro de esta concepción, como prometimos, al día siguiente del acuerdo con el FMI, en Dubai en Septiembre del 2003, el gobierno presentó los lineamientos para la reestructuración de la deuda. Un requisito para definir esos lineamientos era tener el acuerdo con el FMI, que fijara ciertos parámetros financieros claves del programa de financiamiento. 18. Luego de eso el gobierno realizó durante varios meses más de 70 reuniones en diferentes países y ciudades, con diferentes grupos de acreedores para ir definiendo las características de la oferta. Antecedentes previos y la complejidad sin precedentes de la deuda, con numerosas emisiones, en diferentes monedas y jurisdicciones, indicaban que este mecanismo de consulta era el único adecuado para llegar a una oferta comprensiva que permitiera arribar a una solución factible y sustentable, que minimizara la pérdida de valor para todas las partes. Sentarse a negociar solo con grupos individuales, especialmente en el caso de algunos auto-designados voceros de bonistas que demostraron ser tan ruidosos como poco representativos, hubiera sido altamente impráctico y discriminatorio contra otros. Terminado este proceso de consultas, insistimos en que era necesario dejar que “hablaran los mercados”. Los mercados, con más realismo que los lobbies han hablado favorablemente con una tasa de aceptación de más del 76%, por encima de lo que hoy exigen las cláusulas de acción colectiva. Durante las negociaciones el gobierno de Argentina enfatizó ciertos principios básicos. 19. Primero, la comunidad internacional consideró que la resolución de la deuda argentina en esta oportunidad debía darse sin dinero fresco y con una solución de mercado, a diferencia de otros casos (inclusive de la Argentina previamente), en que hubo participación de los organismos internacionales con aportes de fondos públicos adicionales. La Argentina señaló de manera consistente, que considerando que no solamente no estaba recibiendo dinero fresco de las organizaciones internacionales sino que, por el contrario, había realizado importantes pagos netos a las mismas, del orden de los 11.500 millones de dólares desde el 2002, computando capital e intereses, esto implicaba menos dinero disponible para los acreedores privados. 20. Segundo, desde que fueron anunciadas las pautas para la reestructuración de la deuda, el gobierno de la Argentina llevó adelante el proceso con buena fe, cumpliendo con una regla básica: no prometer aquello que es imposible –materialmente- cumplir. Mientras que algunos han enfatizado la necesidad de altos niveles de aceptación como prueba de una negociación de buena fe, nuestro gobierno ha indicado consistentemente la necesidad de asegurar la sustentabilidad del acuerdo, para que no se requieran reprogramaciones posteriores, como ocurrió con frecuencia en los años 90 generando incertidumbre, afectando a la inversión y al crecimiento en perjuicio de todas las partes involucradas, especialmente los pobres y desempleados en la Argentina, por una parte, y los pequeños inversores que creyeron en nuestro país, por la otra. 21. Tercero, dada la profundidad y el alto costo social de la crisis, la resolución del problema tenía que considerar de manera central el tema del crecimiento y de la atención de los problemas sociales. La caída significativa del PBI, mucho mayor que en otros casos de reestructuraciones, implicaba que el haircut en el caso Argentino tenía que ser más profundo. El bono ligado al crecimiento fue considerado, no solamente por nosotros, sino por diversos observadores imparciales, como una manera innovadora de ofrecer a los tenedores de bonos en cesación de pagos la posibilidad de beneficiarse también del considerable potencial de crecimiento de nuestra economía. Como dijimos en Lima “La única manera de que todos podamos ganar es recuperando y creando valor. La posibilidad de usar un bono ligado al crecimiento, permitirá que los tenedores de bonos en cesación de pagos también se beneficien del considerable potencial de crecimiento de nuestra economía”. 22. Cuarto, la Argentina siempre enfatizó que esta es una reestructuración diferente, que no puede compararse con otras experiencias ni debe ser considerada como antecedente de otras futuras operaciones. Las razones, ya indicadas para esta diferenciación son el tamaño y las complejidades técnicas, la profunda recesión previa y posterior, y el hecho que la Argentina no solamente no recibió dinero público sino que realizó pagos netos a los organismos internacionales. 23. Mucho de la incomprensión y críticas internacionales, provienen de no haber entendido estas diferencias, lo que ha sido una fuente de conflictos y frustraciones. En particular, frente a los dos posibles paradigmas de resolución de la deuda, que podemos llamar “de mercado” y de “salvataje público,” es intelectualmente incongruente querer mezclar componentes de ambos, o juzgar los resultados de uno desde la perspectiva del otro. Por ejemplo, si se quiere una solución de mercado, no se puede al mismo tiempo lamentar la supuesta falta de fuerza de los organismos internacionales en el proceso, ya que, por definición, deben mantenerse al margen; o reclamar niveles de haircut y porcentajes de aceptación similares a operaciones en las que ha habido dinero público. 24. Todo esto ha hecho que la reestructuración argentina haya implicado recortes más importantes en el valor de los papeles a ser reemplazados en el cambio de deuda. Sin embargo, reconociendo que la oferta representaba la real capacidad de pago de la Argentina, esos mercados se expidieron con una aceptación global del 76.15%, y con participación altamente mayoritaria en las diferentes monedas, jurisdicciones, e instrumentos. Si se suma la actual reestructuración a el ordenamiento de la deuda hecha durante los tres últimos años, puede señalarse que argentina tiene hoy 86 % de su deuda total en condiciones normales y que la atención en tiempo y forma de esta deuda pasa a ser su primera prioridad. 25. Mirando hacia delante, la situación de la deuda en la Argentina, si bien requiere un esfuerzo fiscal sostenido por muchos años, ha vuelto a niveles más manejables: comparado con los niveles de diciembre del 2001 los intereses bajaron del 8% al 2% del PBI; el stock de la deuda bajó de más de 540% de las exportaciones a alrededor del 360%; los pagos de intereses que equivalían al 70% de las reservas y al 22% de los recursos tributarios, ahora se ubican en valores del 15% y 10% respectivamente. Un dato muy importante para la reducción de la vulnerabilidad sistémica es que la deuda en pesos pasó del 3% a aproximadamente el 37% de la deuda pública. La política del gobierno es continuar con el proceso de reducción de la deuda, de manera de bajar de manera continua la relación deuda/PBI en los próximos años. La “estrategia realista” que Argentina ha seguido ha permitido llegar a este punto. La continuidad de esta estrategia, sin aceptar presiones, será la que servirá también, como en la reestructuración de otros países, para ocuparse en el debido tiempo y dentro de las normas del Prospecto de pasivos eventuales que quedaron, por su propia decisión, fuera de la reestructuración. …………………………… 26. La experiencia argentina deja también lugar para otras reflexiones para una mejora de la arquitectura financiera internacional. Estas reflexiones no deben dejarse en manos de unos pocos y activos intereses especiales. No servirán Códigos de Conducta que adolecen de graves fallas e inconsistencias como ser: No ir acoplados a un Código de Transparencia informativa antes y durante las crisis, No dejar en claro el carácter de acreedor privilegiado de los Organismos Multilaterales, al tiempo que se escuda en estos organismos para que defiendan sus intereses, No decir con claridad que no se espera recurrir a fondos públicos para cubrir perdidas privadas tal como ocurrió durante la década pasada, No fijar posición frente a las “burbujas financieras” No proteger a los inversores minoristas no sofisticados, tratando como iguales a quienes no tienen igual información ni capacidad de evaluación. Sobrerepresentar a los acreedores especulativos en el momento de las reestructuraciones, No decir nada sobre la “buena fe” con que deben actuar, también, los acreedores, Omitir la responsabilidad de los organismos de regulación y de las entidades colocadoras cuando actúan fuera de los establecido en los prospectos de colocación, Poner a la “aceptabilidad” de los mercados por “sustentabilidad” y por último y esencial, encima de la Ignorar que ningún artilugio financiero reemplaza al crecimiento económico sustentable en términos de generar capacidad de pago. Esta verdad casi de perogrullo era, y es, sin embargo negada en los mercados financieros internacionales. Muchas veces se la reemplaza por la lógica de que un programa es sustentable en tanto tenga financiamiento voluntario o forzado. Esta lógica fue la que permitió que una economía -y, por ende, un modelo económico- como el argentino, que estaba en retroceso, con creciente exclusión social, con un índice de endeudamiento cada vez mayor, continuara siendo mantenida artificialmente. Esa lógica termina siempre en una crisis y cuanto más tarda en manifestarse como fue el caso argentino, mas fuerte son sus impactos negativos. Nuestra lógica fue siempre la de que sin crecimiento con inclusión social, no hay capacidad de pago durable en el tiempo. Este principio que comienza a ser aceptado a nivel internacional será quizás, el mayor aporte hecho por Argentina a la estabilidad de los mercados financieros internacionales. Si se lo sabe interpretar y valorar todos habremos ganado algo de esta dura experiencia. 27. Permítanme señalar que se requieren adaptar –por principios elementales de coherencia- algunas de las reglas de funcionamiento del mercado financiero: Los umbrales mínimos de aceptación de la reestructuración, Los plazos de la nueva deuda, El tratamiento de intereses pasados, La representación de los acreedores, Los criterios para sustentabilidad versus aceptación y La deuda nominal resultante NO pueden ser iguales a los que emergían de los rescates con fondos públicos multilaterales o bilaterales. Incluso el pari passu, debería reanalizarse para diferenciar entre tenedores originales y compradores post default. Tampoco es justo tratar igual a inversores minoristas no sofisticados y a grandes inversores institucionales. Nosotros hemos propuesto en el contexto del G-20 diferentes medidas para hacer más justo y transparente el proceso de negociación de futuras reestructuraciones de mercado, que, considerando nuestra propia dolorosa experiencia, desearíamos que fueran muy pocas o ninguna. 28. En se sentido deseo aclarar la preocupación que existe en algunos acerca de que el caso argentino sirva de precedente. A ellos les decimos que nadie en su sano juicio puede recomendar a ningún país del mundo pasar por la experiencia argentina. La más larga y profunda recesión económica en por lo menos un siglo y medio, empezada en 1998 hasta llegar al colapso y sus consecuencias en 2001 y 2002: Endeudamiento sin límite, desocupación record, desestructuración productiva, pérdida de una parte importante del tejido social argentino, pobreza, indigencia, riesgos de hiperinflación y desarticulación política. A nadie podría ocurrírsele que éste es un ejemplo para que otros países planteen una reestructuración al estilo argentino. El precio previo que hay que pagar para ello es tan alto que decididamente no hemos de ser un precedente ni para otros países ni para nosotros mismos en el futuro. Una situación excepcional requiere de políticas excepcionales y no sienta precedente. La acumulación y persistencia de errores que convirtieron al país en un experimento a escala real y que llevaron a un nivel de deuda sin precedentes, son los antecedentes de esta reestructuración. Que nadie esgrima la falsa idea de un “premio” al país. Al revés, el costo que hemos pagado y del cual estamos recuperándonos, ha sido enorme y no ciertamente recomendable para nadie. 29. Permítanme, por último, insistir en algo que señalamos en Milán sobre el crédito multilateral: “La vocación es inconfundible: defender el crédito de fuente multilateral porque conocemos la volatilidad de los mercados. Esta es una premisa que no está sujeta a discusión alguna ni es motivo de negociación. Sin embargo, la posibilidad de cumplir con los compromisos asumidos es un camino de dos vías, donde los países y la comunidad financiera internacional tienen ambos una responsabilidad que cumplir” “Claramente, los países y sus gobiernos tienen una tarea indelegable en el diseño y ejecución de la política macroeconómica. Pero los organismos multilaterales tienen una cuota no menor: deben acompañar ese proceso y contribuir a crear las circunstancias y opciones para que fructifiquen estos esfuerzos. Está claro que los organismos multilaterales no pueden jugar un rol procíclico, tal como ha ocurrido al menos recientemente en el caso argentino y en Latinoamérica en general”. ……………0……………. 30. Paso ahora a referirme al BID. Durante los años 2003 y 2004 Argentina realizó pagos netos al BID por aproximadamente 914 millones de dólares, contabilizando capital e intereses. Contando únicamente los pagos y desembolsos por capital, el BID aportó flujos netos a la Argentina por algo menos de 125 millones de dólares en ese período. Debemos notar que, como mencionara antes, no todo el sistema de financiamiento multilateral ha mostrado igual disposición a mantener flujos positivos de financiamiento. 31. Consideramos importante la aprobación de los acuerdos para el Nuevo Marco de Financiamiento respetando la independencia y naturaleza especial del BID; la implementación de las nuevas normas de elegibilidad de gastos y de la matriz de financiamiento; y el avance en los nuevos procedimientos de compras del BID. Asimismo, estamos muy interesados en ver una pronta ejecución de las actividades consideradas en el Plan de Medio Término para la Efectividad del Desarrollo, especialmente en lo que hace a la iniciativa PRODEV. Esperamos un esfuerzo redoblado de apoyo a la infraestructura para la integración, dentro de las acciones contempladas en el Fondo de Integración e IIRSA en particular. Argentina apoya la reposición del FOMIN, y considera necesario continuar avanzando en la coordinación y mejora de las actividades del sector privado, y extender al PRI las flexibilidades necesarias como ya fuera realizado oportunamente con la Corporación. …………..o……………….. 32. Hago explícito el reconocimiento de Argentina y de nuestro gobierno por el apoyo de los países que conforman el Banco, y en particular del Presidente Iglesias, que siempre ha acompañado los esfuerzos de nuestro país con entusiasmo, optimismo e inteligencia, ayudando a la búsqueda de soluciones. 33. Deseo cerrar mi intervención recordando que el BID representa una alianza geopolítica especial que no puede quedar subordinada a decisiones de una arquitectura financiera internacional en la cual nuestros países son simples observadores. 34. Este Banco es un ejemplo único de lo que puede lograrse con el esfuerzo mancomunado entre países de diferentes niveles de ingresos cuando se trabaja por el desarrollo de nuestros pueblos a partir del diálogo constructivo y del respeto por las perspectivas de los otros socios. Apoyados en el consenso de la democracia, en políticas económicas y sociales responsables, diseñadas en y para los países de la región, y en el trabajo austero y constructivo de todos es posible construir un futuro mejor para nuestra querida región. Okinawa, 9 de abril de 2005