¿Qué pasó con Apdayc? - Actualidad Empresarial

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Contenido
¿Qué pasó con Apdayc?
informe especial
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Título: ¿Qué pasó con Apdayc?
tener en consideración, para el caso de los
intérpretes y ejecutantes, las disposiciones
de la Ley N° 28131 – Ley del Artista
Intérprete y Ejecutante.
Fuente: Actualidad Empresarial Nº 289 - Segunda
Quincena de Octubre 2013
3. ¿Qué es la gestión colectiva?
Ficha Técnica
Autor: Dr. Cristhian Northcote Sandoval
1.Introducción
Ha sido una de las noticias más sonadas
en los últimos días. Las irregularidades
detectadas en la administración de la
Apdayc han tomado tal magnitud que el
Indecopi ha tomado acción en el asunto
y se ha iniciado un procedimiento para
determinar qué tan graves son los manejos,–aparentemente, ilegales– que
se han venido ejecutando por parte de
los administradores de esta sociedad de
gestión colectiva.
Es muy probable que muchas personas
o empresas hayan tenido que realizar
alguna vez un pago a la Apdayc para la
realización de algún evento o espectáculo
público, o para el funcionamiento de un
establecimiento de hospedaje, alimentación o entretenimiento.
Sin embargo, no muchas personas y
empresas deben tener en claro qué es la
Apdayc, cuál es su naturaleza, sus atribuciones y obligaciones.
El escándalo desatado sobre la administración de la Apdayc nos sirve de excusa
para realizar una revisión sobre cuál es
la regulación de las sociedades de gestión colectiva y qué actividades son las
que, legalmente, pueden realizar estas
entidades.
2. Marco legal
La gestión colectiva de los derechos de
autor en el Perú está regulada por el
Decreto Legislativo Nº 822 – Ley sobre
el Derecho de Autor. Además, se deben
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La gestión colectiva constituye una labor
de cobro o gestión de cobro, que es
asignada en virtud al Decreto Legislativo
N°822 – Ley sobre el Derecho de Autor,
a determinadas entidades de carácter privado, que no constituyen un ente público.
Estas sociedades de gestión colectiva se
constituyen bajo la forma de personas
jurídicas sin fin de lucro. Cabe señalar que
estas entidades no poseen facultades de
ejecución coactiva.
Pero ¿para qué existe una entidad como
la Apdayc a la que se le confiere la gestión del cobro de los derechos de autor
de compositores, por hacer mención del
caso particular de Apdayc? La razón por
la cual existen entidades como Apdayc
para gestionar el cobro de los derechos de
autor es que la determinación y cobro de
los derechos de autor sería inmanejable
para cada autor y artista en forma individual, lo que generaría que dichos autores
y artistas no reciban adecuadamente el
pago por el disfrute y difusión de sus
obras protegidas.
Sin embargo, en la práctica, esta gestión
colectiva de los derechos se puede ver
distorsionada o desnaturalizada, como ha
ocurrido con el caso de Apdayc, pero no
debemos caer en la conclusión simplista
de que al haberse producido un problema
con una entidad, debemos cuestionar
todo el sistema.
Esta es una tendencia que, lamentablemente, es muy común en nuestro país,
no solo entre las personas particulares,
sino, lo que es más grave, suele ser una
tendencia entre los legisladores y funcio-
narios encargados de establecer nuestro
ordenamiento jurídico.
Por ejemplo, si nuestros congresistas
no ejercen bien su labor y se detectan
casos de corrupción, entonces se llega
a la conclusión de que se debe eliminar
al Congreso, quebrando así el esquema
democrático del equilibrio de poderes;
o si se observan irregularidades en la
imposición de las denominadas fotopapeletas, debido a excesos de los policías
o de los funcionarios del SAT, y se decide
suspender por completo la aplicación
del sistema.
Informe Especial
¿Qué pasó con Apdayc?
Lo que ha ocurrido con la Apdayc ha
llevado a muchas personas, entre ellas
políticos y funcionarios públicos, a atacar
el sistema de gestión colectiva de los derechos de autor. Pero resulta peligroso llegar
a una conclusión como esta, solo por la
mala labor de una entidad. ¿Qué pasará
con las demás entidades de gestión colectiva, que administran otros derechos de
autor distintos a los de los compositores?
Pues sí, existen otras sociedades de gestión colectiva aparte de Apdayc, cada una
con su rol asignado en virtud al Decreto
Legislativo N° 822.
Para entender todo este sistema, es
necesario conocer cómo se regulan los
derechos de autor en el Perú.
4.Concepto de derechos de
autor
El derecho de autor protege las creaciones
producto del ingenio humano que por su
originalidad constituyen obras, a efectos
de nuestra legislación, según veremos
más adelante. Estas obras deben ser susceptibles de ser fijadas o reproducidas y
no pueden consistir únicamente en ideas,
sino en la expresión o manifestación de
la creatividad humana.
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Así lo establece el Decreto Legislativo
Nº 822, cuando señala en su artículo 3°
lo siguiente:
“Artículo 3º.- La protección del derecho de
autor recae sobre todas las obras del ingenio,
en el ámbito literario o artístico, cualquiera
que sea su género, forma de expresión,
mérito o finalidad.
Los derechos reconocidos en esta ley son
independientes de la propiedad del objeto
material en el cual está incorporada la obra
y su goce o ejercicio no están supeditados al
requisito del registro o al cumplimiento de
cualquier otra formalidad”.
Ahora bien, el contenido del derecho de
autor se divide en dos clases de derechos:
los morales y los patrimoniales.
a.1. Derechos morales
Los derechos morales son aquellos inherentes al autor y que son de carácter
personalísimo, siendo perpetuos, inalienables, inembargables, irrenunciables e
imprescriptibles.
Es decir, se trata de los derechos que le
corresponden al autor sobre su obra y que
le permiten ser reconocido como autor
ante cualquier persona, que le permiten
proteger el contenido de su obra y que
no están sometidos a negociación o comercialización.
La Ley reconoce como derechos morales
a los siguientes:
• El derecho de divulgación. Que consiste en la facultad del autor de decidir si
su obra puede ser divulgada y de qué
manera. En el caso de mantenerse
inédita, el autor podrá disponer, por
testamento o por otra manifestación
escrita de su voluntad, que la obra
no sea publicada mientras esté en el
dominio privado
• El derecho de paternidad. Que consiste en el derecho del autor a ser
reconocido como tal, determinando
que la obra lleve las indicaciones
correspondientes y de resolver si la
divulgación ha de hacerse con su
nombre, bajo seudónimo o signo, o
en forma anónima.
• El derecho de integridad. Por el cual el
autor tiene, incluso frente al adquirente del objeto material que contiene la
obra, la facultad de oponerse a toda
deformación, modificación, mutilación o alteración de la misma.
• El derecho de modificación o variación. Por el derecho de modificación
o variación, el autor antes o después
de su divulgación tiene la facultad
de modificar su obra respetando los
derechos adquiridos por terceros, a
quienes deberá previamente indemnizar por los daños y perjuicios que
les pudiere ocasionar.
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• El derecho de retiro de la obra del
comercio. Por el derecho de retiro de
la obra del comercio, el autor tiene
el derecho de suspender cualquier
forma de utilización de la obra, indemnizando previamente a terceros
los daños y perjuicios que pudiere
ocasionar.
• El derecho establecido en el presente
artículo se extingue a la muerte del
autor. Una vez caída la obra en el dominio público, podrá ser libremente
publicada o divulgada, pero se deberá
dejar constancia en este caso que se
trata de una obra que el autor había
rectificado o repudiado.
• El derecho de acceso. Por el derecho
de acceso, el autor tiene la facultad
de acceder al ejemplar único o raro
de la obra cuando se halle en poder
de otro a fin de ejercitar sus demás
derechos morales o los patrimoniales
reconocidos en la presente ley.
a.2. Derechos patrimoniales
En contrapartida, los derechos patrimoniales son aquellos que le permiten al
autor la explotación económica de su
obra, ya sea en forma directa o indirecta,
pues a diferencia de los derechos morales,
los patrimoniales sí son susceptibles de ser
negociados o comercializados.
Los derechos patrimoniales reconocidos
en la Ley son los siguientes:
• El derecho a la reproducción de la
obra por cualquier forma o procedimiento. Lo que comprende la
reproducción bajo cualquier forma
de fijación u obtención de copias
de la obra, permanente o temporal,
especialmente por imprenta u otro
procedimiento de las artes gráficas
o plásticas, el registro reprográfico,
electrónico, fonográfico, digital o
audiovisual, y demás procedimientos
que sean disponibles.
• El derecho a la comunicación al público de la obra por cualquier medio.
• El derecho a la distribución al público
de la obra. La distribución implica la
puesta a disposición del público, por
cualquier medio o procedimiento, del
original o copias de la obra, por medio de la venta, canje, permuta u otra
forma de transmisión de la propiedad,
alquiler, préstamo público o cualquier
otra modalidad de uso o explotación.
• El derecho a la traducción, adaptación, arreglo u otra transformación
de la obra. Este derecho comprende
la facultad de hacer o autorizar las
traducciones, así como las adaptaciones, arreglos y otras transformaciones
de su obra, inclusive el doblaje y el
subtitulado.
• El derecho a autorizar o prohibir la
importación al territorio nacional de
copias de la obra hechas sin autorización del titular del derecho por
cualquier medio incluyendo mediante
transmisión.
• El derecho sobre cualquier otra forma
de utilización de la obra que no esté
comprendida en los derechos antes
mencionados.
5. Definiciones para la aplicación del derecho de autor
Hemos visto entonces qué debemos
entender por derecho de autor y cuál es
el contenido de este sistema de protección, tanto para el caso de los derechos
morales, como para los derechos patrimoniales.
Pero para la correcta determinación de
cuando es aplicable el derecho de autor,
debemos tener en cuenta algunas definiciones establecidas por la Ley:
• Autor. En primer lugar, debemos tener en claro a quién se considera o se
puede considerar como autor de una
obra. En nuestra legislación, el autor
es la persona natural que realiza la
creación intelectual. A diferencia de
otras legislaciones, en el Perú no es
posible reconocer como autor a una
persona jurídica.
El autor es, entonces, el titular de los
derechos morales y patrimoniales sobre su obra, pudiendo realizar, sobre
estos últimos, todos los actos de administración y disposición necesarios
para la explotación de su obra.
• Artista intérprete o ejecutante.
Es la persona que representa, canta,
lee, recita, interpreta o ejecuta en
cualquier forma una obra literaria o
artística o una expresión del folklore,
así como el artista de variedades y de
circo.
• Obras protegidas. Son las creaciones
intelectuales que a efectos del derecho de autor merecen protección.
La Ley reconoce como obras a las
siguientes:
- Las obras literarias expresadas en
forma escrita, a través de libros,
revistas, folletos u otros escritos.
- Las obras literarias expresadas en
forma oral, tales como las conferencias, alocuciones y sermones o
las explicaciones didácticas.
- Las composiciones musicales con
letra o sin ella.
- Las obras dramáticas, dramáticomusicales, coreográficas, pantomímicas y escénicas en general.
- Las obras audiovisuales.
- Las obras de artes plásticas, sean
o no aplicadas, incluidos los bocetos, dibujos, pinturas, esculturas,
grabados y litografías.
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- Las obras de arquitectura.
- Las obras fotográficas y las expresadas por un procedimiento
análogo a la fotografía.
- Las ilustraciones, mapas, croquis,
planos, bosquejos y obras plásticas relativas a la geografía, la
topografía, la arquitectura o las
ciencias.
- Los lemas y frases en la medida
que tengan una forma de expresión literaria o artística, con
características de originalidad.
- Los programas de ordenador.
- Las antologías o compilaciones de
obras diversas o de expresiones
del folklore, y la forma de organización de las bases de datos
- Los artículos periodísticos, sean o
no sobre sucesos de actualidad,
los reportajes, editoriales y comentarios.
- En general, toda otra producción del intelecto en el dominio
literario o artístico, que tenga
características de originalidad y
sea susceptible de ser divulgada o
reproducida por cualquier medio
o procedimiento, conocido o por
conocerse.
6. Sobre la gestión colectiva
Teniendo en claro cómo funcionan los
derechos de autor y su protección, podemos pasar a ver cómo funciona la gestión
colectiva de estos derechos y comprender
mejor lo que ha ocurrido con el caso de
APDAYC.
Si pudiéramos describirlo en términos
sencillos, podríamos decir que cada autor o artista, que es titular de una obra
protegida, como la letra o melodía de
una canción, una obra literaria o una
obra audiovisual como una película o un
programa para televisión, tiene derecho
a recibir una retribución por el disfrute,
difusión y explotación de su obra.
Aunque en determinados sectores es
posible que la obtención de los derechos
de autor sea gestionada por los autores
directamente, como ocurre con las obras
literarias, en las que cada autor, usualmente, acuerda con una empresa editorial
el pago de sus derechos, en función del
tiraje de la obra y sus ventas.
Pero si vamos al sector de las obras musicales o de los contenidos para televisión
o cine, la gestión y cobro de los derechos
de los autores y artistas se vuelve más
compleja, pues sería muy difícil –por no
decir imposible–, que cada autor o artista
realice el cobro de sus derechos a cada
persona o empresa que usa, difunde o
explota sus obras protegidas.
La situación se complica más aún cuando
pensamos en la cantidad de actividades
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que tendrían que fiscalizar cada uno de
los autores y artistas para poder determinar y cobrar sus derechos de autor,
es decir, ¿cómo podría un autor o artista
establecer cuántas veces se ha difundido
su obra en un restaurante, hotel, en un
concierto o canal de televisión?
Unimpro es la sociedad que gestiona los
derechos de los productores fonográficos,
cobrando por el uso y difusión de los
fonogramas o producciones discográficas.
Y podemos mencionar también el caso de
Anaie que es la sociedad que agrupa a los
artistas intérpretes y ejecutantes.
Para simplificar, de alguna manera, todas
estas situaciones, nuestra legislación en
materia de derechos de autor, como la
mayoría de legislaciones en el mundo,
ha optado por establecer un sistema de
gestión colectiva.
Para que puedan ejercer su labor, las sociedades de gestión colectiva cuentan con
una presunción en virtud de la cual se les
confiere la representación de los autores y
artistas comprendidos en los alcances de
su objeto social, siendo el único requisito
para ejercer dicha representación la existencia de su estatuto de funcionamiento.
Así lo determina el artículo 147º del
Decreto Legislativo N° 822:
Este sistema de gestión colectiva funciona
a través de entidades, en nuestro caso
privadas, que reciben una autorización o
acreditación de la autoridad nacional, en
nuestro caso el Indecopi, para realizar la
gestión y cobro de los derechos de autor
en determinados sectores.
El Decreto Legislativo N° 822 define a
las entidades de gestión colectiva de la
siguiente forma:
Sociedad de Gestión Colectiva:
Las asociaciones civiles sin fin de lucro
legalmente constituidas para dedicarse en
nombre propio o ajeno a la gestión de
derechos de autor o conexos de carácter
patrimonial, por cuenta y en interés de varios
autores o titulares de esos derechos, y que
hayan obtenido de la Oficina de Derechos
de Autor del Instituto Nacional de Defensa
de la Competencia y de la Protección de la
Propiedad Intelectual-Indecopi- la autorización de funcionamiento que se regula en esta
ley. La condición de sociedades de gestión
se adquirirá en virtud a dicha autorización.
No debemos confundirnos por el uso del
término “sociedades”, pues tal como lo
señala la definición, se trata de asociaciones, entidades sin fines de lucro.
Como hemos señalado, estas sociedades
de gestión colectiva requieren de una
autorización previa del Indecopi para realizar sus actividades, tal como lo dispone
el artículo 146º del Decreto Legislativo
N° 822.
Para el ejercicio de sus funciones, el Indecopi autoriza a las sociedades de gestión
colectiva con respecto a un determinado
sector de obras o derechos protegidos. Es
decir, existe una sola entidad o sociedad
de gestión colectiva para recaudar los
derechos de los autores o compositores
de obras musicales, para los derechos de
los intérpretes, para los derechos de los
titulares de los fonogramas, etc. De forma
tal que no se superpongan o dupliquen
las funciones de gestión que ejerce cada
sociedad, pues de lo contrario, podría
darse el caso que a una misma persona o
empresa se le cobre más de una vez por
el mismo derecho.
Yendo al caso específico de Apdayc, se
trata de la sociedad que gestiona los
derechos de los autores y compositores
de obras musicales.
“Artículo 147º. Las sociedades de gestión
colectiva estarán legitimadas, en los términos
que resulten de sus propios estatutos, para
ejercer los derechos confiados a su administración y hacerlos valer en toda clase de
procedimientos administrativos y judiciales,
sin presentar más título que dichos estatutos
y presumiéndose, salvo prueba en contrario,
que los derechos ejercidos les han sido
encomendados, directa o indirectamente,
por sus respectivos titulares. Sin perjuicio
de esa legitimación, las sociedades deberán
tener a disposición de los usuarios, en los
soportes utilizados por ellas en sus actividades de gestión, las tarifas y el repertorio
de los titulares de derechos, nacionales y
extranjeros, que administren, a efectos de
su consulta en las dependencias centrales de
dichas asociaciones. Cualquier otra forma de
consulta se realizará con gastos a cargo del
que la solicite”.
Estas sociedades tienen la obligación de
brindar a los interesados, la información
sobre sus tarifarios y repertorio de artistas
comprendidos en su gestión.
¿Quiénes son los obligados a efectuar el
pago por derechos de autor? De forma
general, todas las personas y empresas
que realicen la difusión pública de obras
protegidas, como pueden ser los hoteles,
restaurantes, empresas de espectáculos
públicos, personas que realicen eventos
públicos como fiestas, celebraciones y
toda forma de reunión pública en la que
se difundan obras protegidas.
Como ya hemos señalado, las sociedades
de gestión colectiva aplican tarifarios
previamente aprobados, en los cuales se
establecen los montos que deben pagar
las personas y empresas por el uso o
difusión de las obras protegidas.
Cuando una sociedad de gestión colectiva detecta a una persona o empresa
que debe efectuar el pago, le efectúa un
requerimiento. Debe tenerse en cuenta
que las sociedades de gestión colectiva no
poseen facultades de cobro o ejecución
coactiva, por lo que, ante la negativa de la
persona obligada a pagar, lo que pueden
hacer las sociedades de gestión colectiva
es formular la denuncia correspondiente
ante el Indecopi, para que esta entidad
sancione a la persona infractora.
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Cuando una persona obligada al pago de
los derechos de autor considera que el
cobro que se le ha requerido es excesivo,
puede formular también la denuncia ante
el Indecopi, para que se sancione a la
sociedad de gestión colectiva, si se verifica
que su tarifario es arbitrario o que carece
de sustento.
Las sociedades de gestión colectiva deben
cumplir con las siguientes obligaciones:
a) Registrar en la oficina de derechos de
autor, el acta constitutiva y estatutos,
así como sus reglamentos de asociados, de tarifas generales, de recaudación y distribución, de elecciones, de
préstamos y fondo de ayuda para sus
asociados y otros que desarrollen los
principios estatutarios; los contratos
que celebren con asociaciones de
usuarios y los de representación que
tengan con entidades extranjeras de
la misma naturaleza, así como cualquier modificatoria de alguno de los
documentos indicados; y las actas o
documentos mediante los cuales se
designen los miembros de los organismos directivos y de vigilancia,
sus administradores y apoderados;
asimismo a presentar los balances
anuales, los informes de auditoría y
sus modificatorias; todo ello dentro
de los treinta días siguientes a su
aprobación, celebración, elaboración, elección o nombramiento,
según corresponda. En el caso de la
celebración de convenios con asociaciones de usuarios, para su aplicación,
la sociedad de gestión colectiva
deberá necesariamente adecuar su
reglamento de tarifas y proceder a su
publicación, conforme a lo dispuesto
en el inciso 5) del artículo 153º del
Decreto Legislativo N° 822.
b) Aceptar la administración de los derechos de autor y conexos que les sea
solicitada directamente por titulares
peruanos o residentes en el Perú, de
acuerdo con su objeto o fines, siempre
que se trate de derechos cuyo ejercicio
no pueda llevarse a efecto eficazmente de hecho sin la intervención
de dichas sociedades y el solicitante
no sea miembro de otra sociedad de
gestión del mismo género, nacional
o extranjera, o hubiera renunciado a
esta condición.
c) Aceptar la administración solicitada
con sujeción a las reglas del contrato
de adhesión establecidas en los estatutos y a las demás disposiciones
de estos que le sean aplicables. El
contrato de adhesión a la sociedad
podrá ser de mandato o de cesión,
a efectos de administración, no
podrá exigir la transferencia o el
encargo de manera global de los
derechos correspondientes al titular
ni demás derechos ni modalidades
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de explotación que los necesarios
para la gestión desarrollada por la
asociación, y su duración no podrá
ser superior a tres años, renovables
indefinidamente.
d) Reconocer a los representados un
derecho de participación apropiado en las decisiones de la entidad,
pudiendo establecer un sistema de
votación que tome en cuenta criterios de ponderación razonables,
y que guarden proporción con la
utilización efectiva de las obras, interpretaciones o producciones cuyos
derechos administre la entidad. En
materia relativa a la suspensión de
los derechos sociales, el régimen de
votación será igualitario.
e) Las tarifas a cobrar por parte de las
entidades de gestión deberán ser
razonables y equitativas, las cuales
determinarán la remuneración exigida
por la utilización de su repertorio, sea
perteneciente a titulares nacionales o
extranjeros, residentes o no en el país,
las cuales deberán aplicar el principio
de la remuneración proporcional a los
ingresos obtenidos con la explotación
de dicho repertorio, salvo los casos
de remuneración fija permitidos por
la ley, y podrán prever reducciones
para las utilizaciones de las obras y
prestaciones sin finalidad lucrativa
realizadas por personas jurídicas o
entidades culturales que carezcan de
esa finalidad.
f) Mantener a disposición del público,
las tarifas generales y sus modificaciones, las cuales, a fin de que surtan
efecto, deberán ser publicadas en el
diario oficial El Peruano y en un diario
de amplia circulación nacional, con
una anticipación no menor de treinta
días calendario, a la fecha de su entrada en vigor.
g) Contratar, salvo motivo justificado,
con todo usuario que lo solicite y
acepte la tarifa establecida, la concesión de licencias no exclusivas para el
uso de su repertorio, en la medida en
que hayan sido facultadas para ello
por los titulares del respectivo derecho
o sus representantes, a menos que se
trate del uso singular de una o varias
obras de cualquier clase que requiera
la autorización individualizada de su
titular.
h) Recaudar las remuneraciones relativas a los derechos administrados,
mediante la aplicación de las tarifas
previamente publicadas.
i) Distribuir, por lapsos no superiores a
un año, las remuneraciones recaudadas con base a sus normas de reparto,
con la sola deducción de los gastos
administrativos y de gestión.
7. El caso Apdayc
Como podemos apreciar, las entidades
de gestión colectiva tienen un régimen
sumamente estricto de obligaciones y
se justifica por la necesidad de proteger
los intereses de los autores y artistas que
son representados por las sociedades de
gestión colectiva.
Lo que ha ocurrido con Apdayc, al menos
hasta el grado de la información que ha
sido difundida, no tiene que ver con la
falta de regulación o con un defecto en
el sistema de gestión colectiva, sino con
un problema de gestión particular que
requiere adoptar las medidas de fiscalización y, eventual sanción, pero que no
puede llevar a cuestionar al sistema.
Lo mismo podríamos decir de todas
aquellas sociedades anónimas en las
que se presentan irregularidades en su
administración, pero no por ello podemos
concluir que la Ley General de Sociedades
deba ser derogada.
Está claro que se deben investigar los
hechos ocurridos en Apdayc, pero no
podemos desconocer al sistema pues
existen muchos otros autores y empresas
que reciben los beneficios de sus obras en
forma correcta, gracias a la labor de otras
entidades de gestión colectiva.
Si se llegaran a verificar las irregularidades, el Indecopi puede disponer la
cancelación del registro de Apdayc por
las causales señaladas en el artículo 167º
del Decreto Legislativo N° 822, como se
indica a continuación:
• Si se comprueba que la autorización
para funcionar se obtuvo mediante
falsificación o alteración de datos
o documentos, o de cualquier otra
manera en fraude a la ley.
• Si sobreviniera o se pusiera de manifiesto algún hecho grave que pudiera
haber originado la denegación del
permiso de funcionamiento.
• Si se demostrara la imposibilidad para
la entidad de cumplir con su objeto
social.
• Si se reincidiera en una falta grave que
ya hubiera sido motivo de sanción,
dentro de los tres años anteriores a
la reincidencia.
8.Conclusiones
Definitivamente, el caso de Apdayc nos
debe llevar a pensar en la labor de fiscalización que ejerce el Indecopi sobre
las entidades de gestión colectiva, pero
consideramos que no debe conllevar la
derogación o modificación integral del
sistema de gestión colectiva, sin perjuicio
de aquellas medidas que pueden perfeccionar el sistema, como establecer con
mayor claridad los usos permitidos de
obras, que no deben generar el pago de
derechos de autor.
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