ALTERACIONES DEL ORDEN PÚBLICO EN REUNIONES Y

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ALTERACIONES DEL ORDEN PÚBLICO EN
REUNIONES Y MANIFESTACIONES
El derecho de manifestación es un derecho molesto,
porque afecta a otros derechos, y al tratarse de un acto
reivindicativo, ha de hacerse en fecha que permita la
reivindicación y en un lugar en el que la reivindicación sea
visible, puesto que uno de los elementos configuradores
del derecho de manifestación es su carácter público, y la
publicidad del mismo.
Como ha indicado el Tribunal Constitucional en
Sentencia 124/2005, de 23 de mayo: La utilización y
selección de los diferentes medios o instrumentos para
hacer públicas las reivindicaciones propias de la reunión o
manifestación, forman parte del contenido de este
derecho, de manera que los titulares del derecho de
reunión y manifestación están en condiciones de decidir
sobre cuáles han de ser los instrumentos o vehículos
materiales a través de los cuales tratan de hacer llegar su
mensaje a los destinatarios
Aquí es donde aparece la dificultad para determinar si
las alteraciones de orden público que produce una
reunión o manifestación suponen un peligro para
personas o bienes, lo que permitirá o no proceder a la
disolución de la reunión o manifestación por la fuerza.
Sentencia del Tribunal Constitucional 66/1995, de 8
de mayo de 1995: En segundo lugar, y como
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consecuencia de lo dicho anteriormente, las
concentraciones tan sólo pueden prohibirse, en
aplicación del límite previsto en el art.21.2 C.E., cuando
existan razones fundadas para concluir que de llevarse a
cabo se producirá una situación de desorden material en
el lugar de tránsito público afectado, entendiendo por tal
desorden material el que impide el normal desarrollo de
la convivencia ciudadana en aspectos que afectan a la
integridad física o moral de personas o a la integridad de
bienes públicos o privados. Estos son los dos elementos
que configuran el concepto de orden público con peligro
para personas y bienes consagrado en este precepto
constitucional. Ciertamente, el normal funcionamiento de
la vida colectiva, las pautas que ordenan el habitual
discurrir de la convivencia social, puede verse alterado
por múltiples factores, que a su vez pueden afectar a
cuestiones o bienes tan diversos como la tranquilidad, la
paz, la seguridad de los ciudadanos, el ejercicio de sus
derechos o el normal funcionamiento de los servicios
esenciales para el desarrollo de la vida ciudadana; sin
embargo, sólo podrá entenderse afectado el orden
público al que se refiere el mentado precepto
constitucional cuando el desorden externo en la calle
ponga en peligro la integridad de personas o de bienes
Sentencia Tribunal Constitucional 193/2011 de 12 de
diciembre: En efecto, el derecho recogido en el art. 21 CE
no es un derecho absoluto o ilimitado, sino que, al igual
que los demás derechos fundamentales, puede verse
sometido a ciertas modulaciones o límites, entre los que
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se encuentran tanto el específicamente previsto en el
propio art. 21.2 CE -alteración del orden público con
peligro para personas y bienes-, como aquellos otros que
vienen impuestos por la necesidad de evitar que un
ejercicio extralimitado del derecho pueda entrar en
colisión con otros valores constitucionales (STC 42/2000,
de 14 de febrero, FJ 2). Límites que, como recordábamos
en la STC 195/2003, de 27 de octubre, (FJ 7), y todas las
que allí se citan, han de ser necesarios «para conseguir el
fin perseguido debiendo atender a la proporcionalidad
entre el sacrificio del derecho y la situación en la que se
halla aquél a quien se impone . y, en todo caso, respetar
su contenido esencial».
Es especialmente importante la existencia de ese
peligro para las personas y los bienes, porque por
ejemplo, algo muy común como es que los manifestantes
corten el tráfico rodado, aún en el caso de una
concentración o manifestación no comunicada, no da
derecho a considerar la manifestación como ilícita y
proceder a su disolución, así lo dice el Tribunal
Constitucional en diversas sentencias, al considerar que
tales restricciones son necesarias en muchas ocasiones y
que la mayor parte de las veces las autoridades pueden
habilitar vías alternativas de circulación.
Sentencia Tribunal Constitucional 193/2011 de 12 de
diciembre: El derecho de manifestación es una vertiente
del derecho de reunión con sus propias características
específicas, pues se trata del ejercicio del derecho en su
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versión dinámica; esto es, discurriendo a lo largo de un
itinerario y diferenciándose, por tanto, de la
concentración como reunión estática en lugar de tránsito
público (STC 195/2003, de 27 de octubre, FJ 5). Este
elemento de movilidad resulta determinante pues, de un
lado, parece implicar una menor intensidad en la
ocupación de las vías públicas -el carácter
intrínsecamente dinámico de la manifestación impide, en
principio, una ocupación exclusiva y excluyente del
espacio público más allá del tiempo necesario para
recorrer todo el itinerario marcado- pero, por otro, incide
directamente en el derecho de circulación de otros
ciudadanos, pudiendo ocasionar interrupciones o
paralizaciones del tráfico rodado.
La interrupción del tráfico y la restricción de la
libertad de circulación de los ciudadanos no
manifestantes -que se verán impedidos de deambular o
de circular libremente por el trayecto durante la
celebración de la manifestación- son consecuencias, sin
embargo, que no pueden excluirse a priori del contenido
del derecho de reunión pues, por su propia naturaleza, el
ejercicio de este derecho «requiere la utilización de los
lugares de tránsito público y, dadas determinadas
circunstancias, permite la ocupación, por así decir,
instrumental de las calzadas. En suma, la celebración de
este tipo de reuniones suele producir trastornos y
restricciones en la circulación de personas y, por lo que
aquí interesa, de vehículos que se ven impedidos de
circular libremente por el lugar en el que se celebra la
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