Localizados Las cajas de crédito como instrumento para el desarrollo local Por Andrés Salama * * Licenciado en Economía (UBA), docente de la Escuela de Economía y Negocios de la Unsam, Maestrando en Desarrollo Local Unsam-UAM. Introducción Las cajas de crédito son empresas societarias de base cooperativa, de carácter privado, cuya titularidad corresponde a los socios que son quienes la administran mediante la elección democrática de sus órganos rectores y del equipo de dirección profesional. La Alianza Cooperativa Internacional (ACI) la organización internacional que agrupa a las cooperativas alrededor del mundo - define a las cajas de crédito como asociaciones sin fines de lucro que depositan sus ahorros en una caja común, con el objeto de crear un fondo para autoabastecer a sus socios crediticiamente, a las mejores tasas que sean compatibles con la sustentabilidad de la organización. Características de las Cajas de Crédito Las cajas de crédito están especializadas en la canalización del ahorro popular y en la financiación de familias y de pequeñas y medianas empresas. Tienen, asimismo, una fuerte raíz local, con una fuerte presencia en su región de origen. Sus clientes suelen ser (aunque no de manera exclusiva) aquel segmento de la población que no está bancarizado, por razones que tienen que ver con su clase social o su relativa lejanía geográfica. Su inserción dentro de la comunidad en la que operan y la participación de los asociados en la gestión son algunos de los elementos que la han convertido en un instrumento interesante para el desarrollo local. El principal objetivo del cooperativismo de crédito es el de prestar servicios financieros a aquellos sectores que habitualmente se hallan racionados en los mercados financieros y que no encuentran alternativas viables para el financiamiento de sus actividades que no sea el autofinanciamiento o el recurrir a usureros. Tres ventajas que pueden tener las cajas de crédito respecto a los bancos tradicionales son: 1) la inserción en la comunidad local, 2) la participación de los asociados en la gestión, 3) la posibilidad de poder canalizar, en coordinación con las autoridades del territorio donde están insertas, el ahorro local en actividades productivas del lugar. Experiencia Internacional de las Cajas de Crédito Quizás el lugar donde las cajas de crédito han alcanzado su mayor grado de desarrollo es en la Unión Europea. En el 2004 había 4.600 cajas (bajo distintas figuras legales de acuerdo a los países que componen la Unión, y a veces incluso dentro del mismo país) con 44 millones de asociados. Las cajas de crédito tienen una importancia significativa en la mayoría de los países de la Unión, donde suelen tener un gran número de sucursales que cubren gran parte del área de su país y están agrupadas en federaciones que gozan de un importante peso político. En España en particular, las cooperativas de crédito, las cajas de ahorros y las cajas rurales controlan casi el 50% del conjunto del sistema financiero, con una presencia significativa y determinante en todas las principales empresas del país (Velasco, 2004). Asimismo, el movimiento de crédito cooperativo es muy fuerte en Italia, donde en el 2005 existían 440 entidades dedicadas al crédito cooperativo (el 56,3% de la banca italiana), 744 mil socios y 4 millones de clientes. Fuera de la Unión Europea, el país con mayor peso es Canadá, en el 2005 las cajas de créditos participaban del 13% del financiamiento hipotecario para viviendas, el 10% del crédito al consumo y el 15% de los depósitos, aunque estos porcentajes varían bastante según las provincias, siendo particularmente fuertes en el Quebec (Delfiner et al, 2006). Experiencia de las cajas en Argentina En Argentina, sin embargo, si bien las cajas de crédito han existido desde finales del siglo XIX, cuando fueron fundadas por inmigrantes de origen europeo, éstas han desempeñado históricamente un papel marginal dentro de la economía del país. La única excepción fue durante el período entre 1958 y 1966 en la que recibieron el 10% del total de los depósitos del sistema y representaron el 50% de todas las entidades financieras. Si bien existen varios motivos por el cual las cajas de crédito no pudieron convertirse en actores importantes en el sistema financiero local, una de las principales razones ha sido la fuerte oposición de los bancos comerciales. Estos, alegando la supuesta inexperiencia de quienes dirigían las cajas y su asociación a la izquierda política, lograron que dos dictaduras militares pasaran leyes fuertemente restrictivas sobre la operatoria de las cajas. A estas leyes restrictivas, se le sumo una política económica, seguida durante las últimas décadas, que afecto sobre todo a las pequeñas y medianas empresas que eran los principales clientes de las cajas de crédito. Así, si bien Argentina cuenta con un importante sector cooperativo, compuesto por unas 20.000 empresas que incursionan en toda clase de actividad económica (agropecuarias, servicios públicos, vivienda, producción industrial, etcétera), no dispone actualmente de un cooperativismo de crédito que canalice los recursos que necesitan muchas pequeñas y medianas empresas que no pueden acceder a préstamos por parte del sistema comercial. Esta falencia resulta notable si se considera que la Argentina es un país en donde todavía existe una amplia capa de la población que se desenvuelve en la vasta franja social formada por medianas, pequeñas y micro empresas, profesionales, cuentapropistas y trabajadores en relación de dependencia. Así, hoy en la Argentina no existen cajas de crédito (salvo dos, de muy pequeñas envergadura) como las hay en la actualidad en muchas otras naciones. Para remediar esta situación, en los últimos años se presentaron varios proyectos en el Congreso para favorecer su renacimiento. De estos proyectos, dos pudieron convertirse en leyes, la 25.782 de 2003 y la 26.173 de 2006. Estas dos leyes buscaron recrear las cajas de crédito, pero hasta el momento los resultados han sido decepcionantes, hasta el presente no ha sido autorizada por el Banco Central para operar ni una sola nueva caja de crédito. Se presentaron pocos interesados, y los que hubo no pudieron superar los requisitos que fijaban estas leyes. A pesar de este fracaso, consideramos que en la Argentina hay un espacio para una mayor inserción de las cajas de crédito. Existe tanto el motivo por el cual las cajas cooperativas de crédito fueron creadas como el segmento de mercado en el cual estas instituciones normalmente operan. Y es de destacar que cuando las cajas de crédito desaparecieron, esto no se debió a motivos de mercado, sino debido a la intervención de las autoridades políticas del momento, que tomaron medidas cuyo objetivo específico era que estas entidades dejasen de operar o al menos tuviesen un rol mucho menos importante. Además, distintas mediciones oficiales y privadas dan cuenta de la baja financiación bancaria de las medianas, pequeñas y micro empresas. Los bancos tienen líneas sin aplicar y las empresas necesitan inversiones y mayor capital de trabajo, pero, por diversos motivos, no recurren a esas líneas. Este es un nicho de mercado, no cubierto por los grandes bancos, que las cajas de crédito cooperativas podrían ocupar. Por otra parte, Argentina es un país donde el 60% de la población no esta bancarizada (es decir, no tiene ninguna relación con los bancos) y este es un segmento que parece destinado a las cajas de crédito cooperativas. Esta también el problema de la excesiva centralización económica del país. Argentina es un país muy centralizado desde lo económico y los recursos que llegan a la capital del país no son luego distribuidos como corresponde, sino que muchas veces son tomados por una banca, tanto nacional como internacional, que envía el dinero hacia el exterior. Por eso, entendemos que el resurgimiento de las cajas de crédito cooperativas podría ser una alternativa interesante para el desarrollo local. Conclusión A pesar de su accidentada historia en Argentina, donde contaron siempre con la oposición de muchos sectores de poder, consideramos que las cooperativas de crédito pueden tener un gran potencial, ya que las relaciones sociales generadas en el interior de la cooperativa son un elemento capaz de promover la eficiencia en la asignación del crédito en pequeña escala y de generar y reforzar el capital social de la comunidad. En un país donde los bancos comerciales suelen ser muy reticentes a servir a los sectores de menor poder adquisitivo (precisamente el tipo de público que suele recurrir a las cajas de crédito), éstas podrían tener un mercado potencial importante. Bibliografía Bel Duran, Paloma & Cabaleiro Casal, Maria José. 2002 “La Sociedad Cooperativa: fórmula empresarial idónea para el desarrollo rural endógeno y sostenible”. Revista española de estudios agrosociales y pesqueros nº 194. Pags. 9-26. Bertossi, Roberto. 2006. Regulación del Crédito Cooperativo. Buenos Aires: Instituto de Estudios y Formación de la Central de Trabajadores Argentinos. Bleger, Leonardo. 2007. “La Banca Cooperativa y su rol estratégico en el futuro de la economía argentina”. Realidad Económica Nº 225 (Febrero). Pags. 19-28. Brauner, Susana. 2007. “La Federación Argentina de Cooperativas de Crédito y sus prácticas políticas (1950-1966)”. Revista Oidles – Vol.1, Nº1 (Septiembre). Pags. 585-597. 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