Pasé una etapa en la que me podría haber ocurrido

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LATERCERA Sábado 13 de junio de 2015
Sociedad
Espectáculos
Alejandro Sanz
Claudio Vergara
Cantautor español:
Alejandro Sanz (46) es una criatura
poco frecuente en el negocio del
pop facturado en español. Mientras
un puñado importante de figuras
entrega su destino artístico a productores y compositores a honorarios, dejando que otros dirijan sus
canciones, el español prefiere otros
relatos: escenas de encierro casi castrense donde diseña las guitarras,
los bajos y las baterías que darán sonido a su álbum, sesiones de búsqueda y creación musical en solitario y sumergidas en plena noche, tal
como ya lo han narrado otros trabajólicos noctámbulos, como Elvis
Presley o Kanye West.
“Y a mí ya me ha aburrido hacer
una canción de amor que se llame
Mi princesa. Es mucho mejor que se
llame Mi marciana. Y si vas a decir
en un tema ‘qué solo estoy’, me parece mucho más bonito decir que
soy un zombie a la intemperie”, admite el cantautor, al teléfono con La
Tercera desde España, en alusión a
éxitos pasados y presentes, y confirmando su alergia hacia el manual
más predecible de la balada.
Porque precisamente como Zombie a la intemperie bautizó el primer
sencillo de su nuevo álbum, Sirope,
“Pasé una etapa en la que
me podría haber ocurrido
prácticamente de todo”
R El artista habla de su nuevo
disco, de la extorsión que
sufrió en 2007 y desliza la
opción de estar en Viña 2016.
R Además, se refiere a su perfil
más político y entrega su
visión del gobierno de Michelle
Bachelet.
estrenado en mayo, y que no sólo
timbra su credo en los guiones menos tradicionales -de nuevo hay estribillos larguísimos, un timbre carraspeado, dosis de funk, violines,
guitarras mariachis y hasta algo de
hip hop-, sino que también su incuestionable estrellato multiventas. El disco debutó número uno en
11 países, reportó récords de demanda en España y en Chile ya alcanzó disco de oro.
Recalca que le gusta trabajar solo,
que nadie juzgue lo que hace. Pero,
¿qué tan difícil es no sentir la presión cuando hay tantas expectativas comerciales en usted?
Si, a mí me encanta trabajar solo.
Y soy muy explícito y claro cuando
empiezo a armar un disco. No permito a nadie que se meta en lo que
voy a hacer. Quiero hacer el álbum
que yo deseo, a estas alturas tampoco me puedo poner a hacer una canción de One Direction o de no se qué.
Y no porque no quiera, sino porque
no puedo. Entonces, hago la música, y después el trabajo de llevar
mis composiciones a la gente es de
la compañía. Mi labor es hacer el álbum, ese es mi trabajo, y mientras
no se demuestre lo contrario, yo
toco mejor la guitarra que el presidente de mi compañía. A lo mejor
hay alguno por ahí en el sello que me
pueda hacer la competencia, pero te
digo desde ya que yo toco mejor la
guitarra que el presidente.
Pero cuando hace sus canciones,
¿no piensa en cuál puede sonar en
la radio y cuál no?
No. Lo que sí hago mucho caso es
cuando me dicen: ‘el sencillo puede ser éste’. Hago mis temas para
que les gusten a todos, entonces no
hay problema en que me aconsejen.
El problema de las radios pasa cuando hay una intro un poco larga, y
van y te cortan. Si estás convencido de ese tipo de crímenes, es porque también hay una falta de respeto hacia la gente. Hay radios donde
no estoy sonando y ya está, y hay
otras donde directamente no quiero sonar.
¿El hecho de trabajar de un modo
más solitario hizo que un disco
como Sirope fuera más variado?
Este álbum lo empecé por los sonidos. El bajo, las baterías, las guitarras acústicas y algunos elementos de piano los hice todos yo. Encontré un sitio en Miami, un lugar
de un amigo donde no entra nadie,
sólo para nosotros, aunque de pronto aparece Lenny Kravitz, Juanes o
Maná y nos ponemos a tocar, y de
ahí empieza a nacer esta búsqueda
de sonidos. Siempre he estado a la
caza de algo diferente, nunca en mi
vida he compuesto un disco igual a
otro. Estuve ocho meses trabajando en solitario y sólo en los últimos
cuatro le pedí al productor Sebastián
Krys que contactara a los músicos,
pero que no tocará nada.
¿Es difícil mostrarse como un artista inquieto cuando lo gente lo asocia con la balada?
Bueno, los seres humanos somos
como calcetines: a todos nos tienen
que poner una etiqueta. Y si no, nos
meten en el cajón de los calzoncillos.
Eso es así. No pasa nada, vivo con mi
etiqueta, ni siquiera hago un esfuerzo para que alguien me la quite. Soy culpable de todo lo que quieran. De esto y de lo otro.
Dentro de las etiquetas que cual-
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