ACERCA DE UNA PEDAGOGÍA DEL SILENCIO

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PEDAGOGÍA DEL SILENCIO
Las formas naturalizadas de lo no visible
“DESDE EL APARATO DOCENTE, LO ÚNICO QUE ESCUCHÉ FUE UN ABSOLUTO
SILENCIO”
Dra. Michelle Suárez
VIDEO 1 de Michelle
La primer idea a presentar está relacionada con una aproximación ampliada
del concepto de “inclusión” concebida como ”poner algo dentro de una cosa o
dentro de sus límites” (incluyere) como lo señala el Diccionario de la RAE,
Más que una postura declarativa o relacionada exclusivamente con aspectos
formales,
creemos
pertinente
incursionar
en
las
formas
vitales
de
posicionarnos como docentes y como ciudadanos. Se trata de practicar de
forma militante, en la vida cotidiana el sentimiento inclusivo, de expresar día
a día “otra forma” de estar en el mundo, que desarticule y vuelva estéril las
actuales
formas
naturalizadas
de
la
discriminación.
Expresiones
explícitamente violentas o subterráneas de las múltiples formas de
intolerancia presentes hoy en nuestro sistema educativo.
Que tienen que ver efectivamente con las cuestiones que plantea Michelle,
pero que van mucho más allá.
A los efectos de aportar a este curso, he pensado mucho luego de ver los
videos del colectivo Ovejas Negras. Y pienso, con total sinceridad, que ese
colectivo podría involucrar a muchas personas más. Pues todos los que hemos
pensado diferentes o de forma políticamente “no correcta”,-léase no
funcional a la concepción dominante-, hemos sufridos discriminación de todo
tipo en los centros educativos por donde hemos transitado. Y eso no ha
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cambiado al modificar nuestro statu de estudiante por el de egresado o
docente. Todo aquel que se diferencie de algún modo, es discriminado. Y en
este sentido, no tengo más remedio que darle la razón al sociólogo positivista
Emilio Durkheim. Efectivamente ese modelo normalizador y de pensamiento
único que defendiera con tanto ahínco hace más de dos siglos, sobrevive
obstinadamente en el sistema educativo de nuestro país.
La impronta positivista de nuestro sistema educativo, el apego a matrices de
funcionamiento hoy superadas, o por lo menos en entredicho, en otros
contextos, coloca en un no-lugar, e invisibiliza aspectos sustantivos de una
Agenda ética que necesariamente habría que formular si queremos superar las
inequidades que en materia social y educativa caracterizan nuestra sociedad.
A modo de ejemplo, sería bueno pensar la centralidad que se le adjudica a la
deserción
educativa,
al
denominada
fracaso
escolar
concebido
casi
exclusivamente en términos de repetición o no egreso, la des-escolarización,
etc. Y como corolario, la búsqueda permanente de “chivos expiatorios”, -los
docentes-, a quienes se les adjudica la responsabilidad de esos fracasos.
Sin embargo, no ocupa ningún lugar en la descripción de esta problemática, el
tema de la discriminación. Cuando se habla de inclusión se refiere solamente
a incorporar a los actualmente excluidos de la educación.
Yo creo sinceramente que sería más adecuado, complementar esos análisis
con una reflexión sustantiva acerca de lo que sucede al interior del sistema
educativo. Desde la perspectiva de todos sus actores, no sólo de sus
autoridades.
Mi intención es realizar algunos apuntes acerca de los temas ausentes, u
obligadamente silenciados, -convertidos de forma intencional en no-visibles-,
de la agenda educativa actual. Con la convicción que la sólo intención de
hacerlas visibles cobra el valor de una lucha contra-hegemónica y enriquece el
debate.
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La primera afirmación que hacemos es que lo no-visible existe a pesar de la
intencionalidad de su ocultación o desconocimiento. Por lo tanto, el proceso
de hacer-visible lo que hoy no se reconoce implicará necesariamente tener
conciencia acerca de la necesidad de dar inicio a duras batallas de
legitimación.
Se trata en general, como lo señala muy bien Boaventura de Sousa Santos de
experiencias desperdiciadas pues ese desconocimiento adrede, intencional,
tiene un costo: dejar de lado cosas valiosas de todo punto de vista,
experiencia vitales y sociales válidas, que podrían contribuir a una visión del
mundo más amplia, incorporando ideas, emociones, perspectivas, modos de
ser y de estar en el mundo válidos y relevantes, que eventualmente podrían
posibilitar la apertura a alternativas hoy no planteadas ni visualizadas como
tales.
La segunda afirmación consiste en señalar que recuperar el valor de esa
sumatoria de heterogeneidades, multiplicando totalidades que coexisten con
otras totalidades, cuyas partes poseen vida propia fuera de ellas, posibilitaría
pensar en cuestiones hoy percibidas como dicotómicas o problemáticas, desde
otro lugar y con plena conciencia de las relaciones de poder que las sustentan
y explican.
La tercera afirmación parte de aseverar que la construcción de lo no-visible,
devenido
en
silencio,
falta
de
reconocimiento,
desvalorización,
deslegitimación, es una construcción intencional cuyo objetivo principal es
reducir la visión de lo alternativo, contrayendo al mínimo sus posibilidades de
expansión. De esta manera el presente se contrae, se lo percibe como algo
frustrante y desolador. No hay esperanza.
La cuarta afirmación se relaciona con la posibilidad de recuperar la
visibilidad y el interés emancipatorio y libertario de las experiencias “novisibles”, como parte de la lucha contrahegemónica por un mundo mejor y un
sistema educativo diferente.
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A continuación desarrollaremos cada una de estas afirmaciones.
En primer lugar, es necesario tener en cuenta que desde la perspectiva
habitualmente asociada al pensamiento único, todo lo que no se asocia de
forma directa con lo bello, lo racional, lo productivo, lo global, se consideran
no existentes, en tanto son partes descalificadas de totalidades homogéneas,
o como señala Boaventura de Sousa, “Son lo que existe
bajo formas
irreversiblemente descalificadas de existir” (Santos, 2002)
Video 1 Fernando Alvarez
Efectivamente, que existan asuntos de la vida de los seres humanos que no
son abordadas en el sistema educativo, no quiere decir que simplemente se
los ignore. Como bien señala Fernando: “Cuando no se habla también se están
diciendo muchas cosas…” Lo que se está diciendo en un aula donde se
discrimina a través del silencio, donde no se asume la diversidad intelectual,
racial de género, sexual, social, etc, como un valor, como algo que enriquece
sino todo lo contrario es justamente que esos temas vedados no ocupan el
lugar de lo legítimo, de lo válido, de lo alternativo. Es un silencio cargado de
significaciones en menos, no en más.
La producción social de esas ausencias, de esa invisibilidad parte del
reconocimiento de la existencia de experiencias, perspectivas, modos de ser
y de sentir que eventualmente pueden impulsar una expansión del presente,
poniendo en entredicho la forma dominante de concebirlo. Los silencios en
general obedecen a la conciencia de que en la medida que se produzca una
apertura a formas actualmente no legitimadas, esto podría
conducir a
ampliar la vida de los sujetos ofreciéndoles una visión del mundo más
esperanzada y gratificante, que de hecho resultaría contra-hegemónica y
podría en cuestión las relaciones de poder hoy existentes.
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La batalla por la legitimación y el reconocimiento son siempre batallas que
cuestionan relaciones de poder consolidadas. Cómo tener la seguridad que se
van a ganar? Por ello nada mejor que ignorarlas.
En segundo lugar, superar la visión dicotómica del mundo, implicaría entre
otras cosas, sustituir la monocultura del saber lineal por una ecología de
saberes, superar el carácter exclusivamente técnico de las prácticas
educativas incorporando su dimensión ética y axiológica, recuperando
su
carácter emancipatorio, donde se reafirme la autonomía de los docentes y de
los estudiantes.
Cuando esto no sucede, cuando el proceso educativo pierde el carácter de
posibilidad y anticipación, cuando enajena en vez de liberar, profesores y
estudiantes se sitúan fuera de los valores que justifican su actuación.
La educación es política y está sostenida en una opción ética. Esa ética no se
expresa en el plano de la abstracción sino y sobre todo en la vida cotidiana de
las instituciones y desarrolla procesos de aprendizaje y des aprendizaje de
ciertas cuestiones, que forman parte del currículum visible y oculto. Por ello
es tan importante conocer no sólo lo que aprende en esas instituciones sino
también lo que se des-aprende.
En tercer lugar, recuperar esperanza en el porvenir, expandir el presente,
implica necesariamente construir una visión alternativa a la actual. Implica re
pensar el sistema educativo en su conjunto.
A continuación se presentan algunas ideas que estructuran el posible camino a
transitar:

Concebir el conocimiento no como regulación sino como emancipación.

Centrar la propuesta en la justicia cognitiva y el respeto a los derechos

Concebir la inclusión como un proceso democrático integral.

humanos en su acepción más amplia.
Recuperar la dimensión política de la práctica pedagógica.
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Señala Boaventura de Sousa: “El derecho a conocimientos alternativos es el
derecho a alejarse del conocimiento-regulación en dirección al conocimientoemancipación, tal conocimiento es la pre-condición epistemológica para
romper el círculo vicioso de una recíproca producción de víctimas y
victimizadores” (De Sousa Santos, B. ,2010:89)
Video II Michelle
La experiencia vivida por la Dra. Suárez durante su trayecto educativo, es
apenas la punta del iceberg. De mi punto de vista la violencia simbólica y no
tanto, adopta múltiples formas en la actualidad. Desde lo más explícito, hoy
denominado “bulling” y que muchos de nosotros vivimos hace casi 50 años en
las escuelas públicas de este país, aunque no supiéramos su nombre y también
bajo formas menos explícitas, como la que hemos venido desarrollando en
esta ponencia.
Algo hemos avanzado, por lo menos hoy esas formas de violencia tienen
nombre:
bulling,
discriminación,
acoso,
etc.
Sin
embargo,
independientemente del nombre que le demos, el problema de fondo es ¿Qué
pensamos hacer, cada uno de nosotros, por combatir este estado de cosas?
Creo firmemente que el problema tiene dos facetas intrínsecamente
enlazadas: la dimensión subjetiva y la dimensión social.
Desde la subjetivo solo cabe una opción, fortalecernos en nuestras
convicciones, asumirlas y en lo posible difundirlas como una opción válida.
Desde la perspectiva de los colectivos, sobre todo docentes, me interesa
plantear algunas alternativas de acción que considero válidas para transitar
desde una Pedagogía del Silencio a una Pedagogía que recupera la voz de
todos los hoy silenciados, que hace suya la perspectiva contra-hegemónica e
emancipadora. Como señala Revellato, se debería transitar hacia la
apropiación de una ética del poder que opere de forma contra-hegemónica, y
que apueste a la solidaridad, la justicia social y la igualdad de oportunidades.
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Este modo de pensar obliga a la formulación de una nueva agenda educativa
que necesariamente deberá incluir las opciones comprometidas de los
docentes que se atrevan a transformar en alternativa ética las experiencias
silenciadas, recuperando las voces de los que hoy no tienen voz.
De nada sirven declaraciones y agendas hermosamente diseñadas y
políticamente correctas, si no se plasman en prácticas comprometidas.
Mucho se ha escrito últimamente acerca de lo mal que está la educación, el
sistema educativo. Los indicadores de tal estado de cosas son: la crisis de
valores, la mala praxis docente, los bajos salarios, el estado calamitoso de los
edificios escolares, la violencia presente en las aulas, la deserción creciente,
los excluidos del sistema educativo, los bajos rendimientos, etc.
Sin embargo, no es posible conocer cuáles son las soluciones planteadas, salvo
algunos hechos puntuales que dan cuenta del éxito de programas focalizados y
de escaso alcance o el éxito comúnmente asociado al Plan Ceibal.
Es necesario alzar la mirada, reconocer que el problema educativo actual va
más allá de los indicadores señalados. Que hay temas de los que no se habla,
experiencias interesantes empecinadamente ignoradas, espacios de alteridad
construidos
trabajosamente
por
docentes
y
estudiantes
capaces
de
deconstruir y re-crear realidades asfixiantes, que buscan y encuentran
diálogos locales organizaciones sociales, movimientos de padres, colectivos,
organizaciones no gubernamentales, asociaciones barriales, etc. Reinventando
la solidaridad y el respeto y reconocimiento a otros saberes y a otras
prácticas.
Por qué no incluir en el debate actual, entonces, el valor de esas prácticas,
recuperando experiencia valiosa y hoy desperdiciada, recuperando las
prácticas educativas, las vivencias, los diversos modos de ser y estar en el
mundo, los saberes, que hoy ocupan el lugar de lo no visible. Por qué no
hacer el esfuerzo de ampliar el presente incorporándolas, a partir de la
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superación de la arrogante actitud de no querer verlas y menos aún
valorarlas, porque están fuera de la racionalidad dominante?
Por qué no crear constelaciones de saberes y de prácticas lo suficientemente
potentes como para transformarse en alternativa creíbles al modelo
neoliberal?
Por qué no incluir en esa Nueva Agenda la reinvención de nuestras
experiencias a partir de una traducción de saberes provenientes de realidades
múltiples y no únicas, con el objetivo de crear justicia cognitiva a partir de un
ejercicio de imaginación epistemológica y democrática?
En fin, el camino hacia esa Nueva Agenda incluye necesariamente el combate
a los prejuicios de todo tipo: raciales, sociales, generacionales, ideológicos,
sexuales, de género, cognitivos, etc, naturalizados en la práctica social y en
consecuencia, en la educativa, y que constituyen los principales obstáculos
para la formulación de alternativas válidas.
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