NOTA SOBRE ASPECTOS PRÁCTICOS DEL PRÓXIMO RÉGIMEN SOBRE LA COMPATIBILIDAD DEL TRABAJO REMUNERADO CON LA PENSIÓN NO CONTRIBUTIVA DE INVALIDEZ Se trata de una medida ampliamente reclamada por el movimiento asociativo de personas con discapacidad desde hace muchos años. En la práctica, dada la exigencia de la carencia de ingresos como requisito para esta prestación social, muchas personas con discapacidad se ven obligadas a rechazar ocupaciones, sobre todo en la banda de salarios bajos, ya que ello les supone perder automáticamente la prestación, como puede ocurrir, por ejemplo, en el caso de los trabajadores de Centros Especiales de Empleo. Se produce, por consiguiente, el efecto perverso consistente en que el propio régimen jurídico de protección de las personas con discapacidad sin derecho a pensión contributiva, desprotege a estas personas, pues actúa en contra de la activación hacia el empleo de las mismas. No salen de la trampa de las prestaciones pasivas y el Estado sigue cargando con el coste social que supone su no incorporación al mercado de trabajo, es decir, además de la prestación, las cotizaciones no efectuadas a la Seguridad Social y los eventuales impuestos que tampoco se ingresan. Para el pensionista también supone la pérdida de ingresos adicionales que le vendrían muy bien para mejorar sus condiciones y calidad de vida. Aparte del efecto positivo que tiene sobre la persona con discapacidad y su autonomía e inclusión social que supone el incorporarse al trabajo. La medida podría haber sido más generosa, qué duda cabe, pero es un primer paso positivo. Así se valora por el movimiento asociativo, desde el momento en que (haciendo abstracción de los límites impuestos) se admite la compatibilidad entre la pensión y la percepción de ingresos por actividades lucrativas. Por otra parte, hay que considerar que la medida va dirigida a beneficiarios con elevado grado de discapacidad (65 por 100 o más) a los que, por desdicha, en muchos casos, resulta muy difícil acceder a un empleo de remuneración media o 1 alta, supuesto en el que, además, la compatibilidad entre ingresos y pensión no resultaría ya necesaria. E igualmente hay que tener en cuenta que la norma no hace referencia al número de horas trabajadas, por lo que la posibilidad de compatibilizar ingresos y pensión puede favorecer la posibilidad de realizar actividades a tiempo parcial, de acuerdo con las posibilidades reales de la persona. Algunas cuestiones prácticas: - Es compatible la prestación con la actividad si la suma de la cuantía de la pensión de invalidez y de los ingresos obtenidos por la actividad desarrollada no es superior, en cómputo anual, al importe también en cómputo anual, del IPREM vigente en cada momento. Lo que significa que el importe íntegro de la pensión (288,79 €/mes) es plenamente compatible con ingresos que no superen los 181,01 €/mes (alcanzando la suma de ingresos y pensión la cuantía de 469,80 €/mes, equivalente al IPREM vigente en 2005). - En caso de exceder de dicha cuantía, también será compatible el trabajo y la percepción de la pensión, pero se minorará el importe de la pensión en el 50 por 100 del exceso, sin que, en ningún caso, la suma de la pensión y de los ingresos pueda superar 1,5 veces el IPREM. Es decir el cálculo de la diferencia entre la pensión y el IPREM incrementado en un 50% (704,7 €) parte no de la totalidad de aquella, sino de la pensión ya reducida con el 50% del exceso. - Esto significa, en la práctica que, por ejemplo un beneficiario al que se le ofreciera la posibilidad de realizar una actividad por la que percibiera 300 €/mes, antes tendría que optar entre trabajar por 300 €/mes o no trabajar y cobrar 288,79 €/mes de pensión. Tras la entrada en vigor de la Ley, este mismo beneficiario podrá trabajar y cobrar la pensión, percibiendo por ambos conceptos un total de 529,28 € (300 € de salario y 229,28 € de pensión, una vez minorado el 50% del exceso sobre el importe del IPREM). - Incluso, en el límite de la norma, un beneficiario de pensión no contributiva, que realizara una actividad por la que percibiera 703 €/mes (con independencia del número de horas trabajadas) estaría compatibilizando estos ingresos con la pensión, aun cuando ésta fuera tan solo de 1 €/mes (hasta alcanzar el límite 2 establecido del 150% del IPREM, equivalente en 2005 a 704,7 €/mes) lo que le permitiría conservar la condición de pensionista (por ejemplo, a efectos de la gratuidad de los medicamentos) sin sufrir el temor de su pérdida y recuperación posterior. - Por último, la Ley prevé que, en todo caso, la reducción que la pensión pueda experimentar (por superar la suma de su importe más los ingresos por la actividad la cuantía del IPREM) no afecta al complemento por ayuda de tercera persona, por lo que aquellos beneficiarios que lo tengan reconocido, conservarán íntegro el derecho a percibir su importe total (144,39 €/mes en 2005). En definitiva, la aprobación de la Ley, ahora en trámite en el Senado, se considera un primer paso de enorme trascendencia, al reconocer la posibilidad de compatibilizar la pensión no contributiva de invalidez con la realización de actividades no lucrativas, sobre todo para aquellos supuestos en que por el propio grado de discapacidad del beneficiario o por sus circunstancias, no pueda acceder a un trabajo de remuneración media o elevada e, incluso, también en los supuestos en que sí existe tal posibilidad pero sea preciso o conveniente realizar la actividad a tiempo parcial. En todos ellos la compatibilidad, aun cuando sea parcial, entre pensión e ingresos, redundará en una mejora de las condiciones económicas del interesado, así como en facilitar su inclusión laboral y social. 9 de marzo de 2005. 3