I. La Primera Máquina Calculadora Pascal, niño precoz Blaise (Blas) Pascal (1623-1662), nació en Clermont-Ferrand (Francia). Perdió a su madre cuando tenía 3 años de edad, viviendo en el hogar paterno con sus hermanas Gilberte y Jacqueline. No le faltó en su infancia ni cariño, ni comodidades. Su padre se encargó de su educación, contando con la nutrida biblioteca familiar y el interés que él mismo sentía por las ciencias. También recibió una formación católica muy sólida, en teoría y en la práctica. Blaise mostró grandes aptitudes para las matemáticas desde muy pequeño. Su salud no era buena, y con el correr de los años empeoró. Su padre, en cierto momento, le prohibió que siguiera estudiando geometría, para que pudiera aprender también lenguas antiguas y para que no se agotara. Pero un día sorprendió a su hijo entonces de 12 años- que dibujaba figuras en el suelo, y pudo darse cuenta de que el muchacho había encontrado por sí mismo, de una manera independiente, partiendo de los elementos de la geometría, los 32 primeros teoremas de Euclides. Sorprendido por la grandeza RAFAEL ESTARTÚS TOBELLA 6 de su genio, el padre lo dejó en libertad para estudiar matemáticas a su gusto (1). El traslado de la familia a París y a Rouen, por motivos de trabajo -el padre era recaudador de impuestos- le permitió conocer y trabar amistad con los intelectuales más notables de Francia. Pascal, el científico A los 17 años escribió el "Ensayo sobre las cónicas", en que hizo avanzar la geometría, estancada en ese tema desde los tiempos de Apolonio (siglo V antes de Cristo). Se ocupó del problema del vacío, planteado por el italiano Torricelli. Descartes opinaba que el vacío no podría existir. Pascal, combinando la teoría y los experimentos, demostró su posibilidad. A partir de ahí desarrolló la hidrostática (recuérdese el "Principio de Pascal"), aplicándola a una nueva máquina, la prensa hidráulica, que no llegó a construir pero que explicó sobre el papel con toda precisión (ha sido y es muy usada; una gata hidráulica es una máquina de ese tipo). Pascal hizo medir la presión atmosférica en la cima del cerro Puy de Dôme, en Clermont, observando la rarefacción del aire con la altura y dando la explicación correcta. Pascal inició el cálculo infinitesimal probabilidades, prácticamente desde la nada. y el cálculo de Estudió y desarrolló la teoría de la cicloide (curva descrita por un punto de una circunferencia que rueda sobre una recta). Era un problema en el que los científicos se habían quedado atascados. Pascal, al resolverlo, mostró gran originalidad y puntos de vista muy interesantes para la ciencia, que fueron desarrollados posteriormente. Muchos de estos trabajos los realizó en condiciones muy precarias de salud. (1) Guardini, "Pascal... ", p. 30 LAS MÁQUINAS NO PIENSAN 7 La "pascaline", su invento favorito En Rouen, cuando tenía 20 años, Pascal vio que su padre tenía que hacer muchas sumas y que esto le quitaba tiempo y le agotaba. Ideó una máquina de sumar, y trabajó intensamente en confeccionar un prototipo durante dos años. Ensayó 50 diseños diferentes, y por fin obtuvo una máquina capaz de sumar y restar que funcionaba muy bien. Llegó a hacer fabricar unos 20 ejemplares, que regaló a amigos, a reyes y a personas influyentes. Hoy día se conservan 8 ejemplares de esa máquina, llamada en su tiempo "la pascaline". Pascal planeó fabricarla en gran serie, como negocio. Se tropezó con la oposición de los contadores de París, que temían que la máquina les dejara sin trabajo. Por otra parte, Pascal tenía intereses tan amplios en las ciencias, las humanidades, la religión y hasta la administración de empresas, y tan poca salud, que la fabricación en serie de la máquina no se realizó jamás (2). El hombre de mundo y el mundo del hombre En París, adonde llegó a los 24 años, Pascal entró en los círculos sociales intelectualmente más brillantes. Y empezó a estudiar otra realidad, más apasionante que la hidrostática, las matemáticas o las máquinas: el mundo del hombre. Escribió "Discurso sobre las pasiones del amor humano" y muchos otros libros, que todavía no han sido aprovechados en su totalidad, pues tienen una visión muy certera y profunda del hombre concreto (3). (2) (3) Pike, “Everiman’s ...”, p. 174 Guardini, “Pascal...”, p. 34 RAFAEL ESTARTÚS TOBELLA 8 Pascal, el cristiano En contacto con la sociedad brillante, Pascal se enfrió en su vida cristiana. Pero su hermana Jacqueline, por la que tenía gran afecto, entró en el convento de Port Royal como monja, y llegó posteriormente a ser superiora del mismo. Pascal quedó muy impactado por ello. Más tarde tuvo algo así como una visión. Conocemos este episodio, del que Pascal no escribió ni habló con nadie, gracias a un papel que se encontró a su muerte, y que llevaba cosido dentro de su chaqueta, entre la tela y el forro. El mismo se lo descosía al cambiar de chaqueta, y tenía varios ejemplares. Este papel es conocido como el "memorial". Copiamos algunos trozos: "Año de gracia de 1654. Lunes, 23 de noviembre, día de San Clemente, Papa y mártir, y otros en el martirologio. Víspera de San Crisógeno, mártir, y otros. Aproximadamente diez y media de la noche, hasta cerca de media hora después de medianoche". "Fuego." "Dios de Abraham, Dios de Isaac, Dios de Jacob, no de los filósofos y sabios". "Certeza. Certeza. Sentimiento, alegría, paz". .................... "Olvido del mundo y de todo, con la excepción de Dios". "Sólo se encuentra por las vías enseñadas en el Evangelio". "Grandeza del alma humana". .................... "Que no me separe de Él eternamente". .................... "Jesucristo". "Jesucristo". LAS MÁQUINAS NO PIENSAN 9 "Me he separado de Él; le he huido, negado, crucificado. Que jamás me separe de Él". .................... "Total y dulce renunciación". "Sumisión total a Jesucristo y a mi director". "Eternamente en alegría por un día de condena en la tierra". "No olvidaré tus palabras. Amén" (4 ). Pascal volvió a enfriarse, pero una experiencia milagrosa (su sobrina se curó instantáneamente de una fístula, al aplicarle una reliquia de la corona de espinas de Cristo), lo volvió a enfervorizar. Tomó parte muy activa en la polémica religiosa entre los molinistas, los tomistas y los jansenistas (de Port Royal), a favor de los últimos. En el ardor de la lucha, Pascal escribió libros que eran como dardos envenenados, implacables y demoledores. Pero en los últimos 6 meses de vida su furia se aplacó. Vendió su carroza, sus caballos, sus hermosos muebles, su platería, así como su biblioteca, con la excepción de la Biblia, de las obras de San Agustín y de muy pocos libros más, y dio todo el dinero a los pobres (5). Quiso escribir una gran obra de apologética, mostrando la verdad del catolicismo: hubiera sido una obra magnífica. Quería también escribir sobre filosofía, refutando a Descartes (de cuya forma de pensar era enemigo acérrimo). Como ya no tenía fuerzas, un criado tomaba por escrito notas de lo que su amo le dictaba, a veces sin entender muy bien lo que Pascal decía. Con esas notas se publicaron los "Pensamientos", que contienen párrafos de valor muy desigual, y en los que se nota aún la combatividad sarcástica que, a ratos, lo caracterizó. (4) (5) Guardini, “Pascal...”, p. 42-43 Guardini, “Pascal...”, p. 270 RAFAEL ESTARTÚS TOBELLA 10 A pesar de sus limitaciones, los "Pensamientos" de Pascal no han perdido actualidad. Masaru Ibuka, presidente-fundador de Sony (empresa que no deja de inventar máquinas y de fabricarlas a precios sin competencia), dice: "Pocos hombres de mi generación han dejado de leer y de releer los "Pensamientos" de Pascal". Se refiere, naturalmente, a grandes empresarios japoneses del siglo actual (6). Por fin, después de muchos sufrimientos, Pascal recibió, por última vez, apasionadamente, los Sacramentos, y entregó su alma a Dios, agotado, a los 39 años de edad. La apuesta pascaliana En los "Pensamientos" se contiene un curioso diálogo con un agnóstico, al que llama "el libertino". El título del capítulo es "Infinitonada". El agnóstico dice que no se puede saber si hay Dios (y por tanto, Cielo e Infierno). Pascal se coloca, tácticamente, en el mismo punto de vista. Y convierte la polémica en una apuesta de juego de azar. El creyente apuesta por Dios, lo cual es perfectamente legítimo (incluso desde el punto de vista del agnóstico). El agnóstico, en cambio, apuesta por la no existencia del Ser Supremo y de otra vida (porque no apostar es lo mismo que apostar en contra). ¿Quién ganará la apuesta? El creyente puede ganar un premio infinito, o perder casi nada (los placeres del mal). El agnóstico puede ganar un premio bien pequeño, o perderse uno infinito. La esperanza matemática que se aplica en los juegos de azar (producto del valor del premio por la probabilidad de obtenerlo), está abrumadoramente a favor del creyente, incluso suponiendo que nada cierto se pueda saber. (6) Servan-Schreiber, “El desafío...”, p. 204-207 LAS MÁQUINAS NO PIENSAN 11 Valoración de la sumadora de Pascal La "pascaline" produjo honda impresión en las personas que la conocieron, que eran pocas pero muy selectas. También fuera de Francia, en las cortes europeas, los intelectuales se quedaron mudos de pasmo ante la penetración y el atrevimiento del francés. Su hermana Gilberte Pascal, en la "Vida de Pascal" que escribió, dice certeramente: "Era una cosa completamente nueva, por la que redujo a mecanismo una ciencia que residía en la mente, por el cual (mecanismo) encontró el medio de llevar a cabo las operaciones aritméticas con completa certeza y sin recurrir al razonamiento" (7). Desde el punto de vista de acabado técnico, la máquina de Pascal no era ninguna maravilla. Sus ruedas dentadas son toscas si se las compara con las piezas de relojería de la misma época. Incluso el número de piezas no es muy elevado, comparado con las 10,000 o más que tenían algunos órganos de iglesia. Su originalidad no está en su tecnología ni en su complicación, sino en su concepción y uso. El reloj contiene, programada en su mecanismo, una réplica del movimiento de los astros: contiene una información fija. En la máquina de Pascal lo que está programado no es una información fija sino un conjunto de reglas operacionales, un algoritmo. Es el primer ejemplo de un "procesador de información". No se conocían precedentes: el ábaco no es sino una extensión de la suma con los dedos, el kippu es una ayuda mnemotécnica. Ni siquiera Leonardo de Vinci, que diseñó anticipos de tantas máquinas modernas, había previsto algo semejante. Leibniz dijo posteriormente que esa máquina era el producto de "un extraordinario y afortunado genio". (7) Jaki, “Brain...”, p. 23 RAFAEL ESTARTÚS TOBELLA 12 El mismo Pascal, aunque estaba orgulloso de su invento, sólo le atribuía el papel de una simple ayuda al hombre, el cual podría tener la cabeza disponible para otros menesteres, mientras la máquina hiciera lo más pesado de la labor de cálculo (8). La nota disonante vino del inglés Thomas Hobbes (1588-1679). Aficionado a las ciencias, aunque no científico, Hobbes sostenía que todas las operaciones del entendimiento humano podían reducirse a sumas y restas. Consideró, pues, que la máquina de hierro y bronce de Pascal estaba investida de la capacidad de pensar (Si el hombre era simplemente una máquina que sumaba, ¿por qué no podía ser humana una máquina que también sumaba?). Al menos, si no era otro hombre, era un pariente muy próximo. Y es que Hobbes era materialista: para él todos los seres estaban a nivel de la mera materia, y el pensamiento podía ser identificado, sin residuo, con el movimiento de unos engranajes (9). Pascal no lo veía así: "El hombre no es otra cosa que una caña, la más débil de la naturaleza; pero una caña que piensa. No es preciso que todo el universo se arme para aplastarlo: un poco de vapor, una gota de agua bastan para matarlo. Pero si el universo lo aplasta, el hombre es más noble que la cosa que lo mata, porque él sabe que muere, y conoce la ventaja que el universo posee sobre él; el universo en cambio no sabe nada de ello" (10). "De todos los cuerpos reunidos no se lograría sacar un pequeño pensamiento: ello es imposible, porque (el pensamiento) es de otro orden. De todos los cuerpos y espíritus no se obtendría un movimiento de verdadera caridad (cristiana); es imposible, (porque la caridad) es de otro orden, sobrenatural" (11). (8) (9) (10) (11) Jaki, “Brain ...”, p. 23 Jaki, “Brain ...”, p. 23 - 25 “Pensamientos”, n. 347; Guardini, “Pascal...”, p. 76 “Pensamientos”, n. 793; Guardini, “Pascal...”, p. 39 LAS MÁQUINAS NO PIENSAN 13 Los argumentos de Pascal, y los de Hobbes, se repiten hoy, con ligeras variantes, a propósito de los computadores, de los robots, de la "inteligencia artificial" y de la "vida artificial". El mundo que vislumbra Pascal es mucho más profundo, mucho más real, mucho más grandioso que el mundo unidimensional de Hobbes. Pascal sabe que hay seres de diversos órdenes, y que un orden más elevado no puede conseguirse a base de acumular muchos seres de orden inferior. Hobbes ve un mundo horizontal, donde todo es lo mismo. Pascal conoce a fondo la máquina de sumar, sus capacidades y limitaciones. Hobbes (que no inventó ninguna máquina), atribuye a la "pascaline" propiedades mágicas. 14 RAFAEL ESTARTÚS TOBELLA