Escriba Sentado

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Historia del Arte (Comentario)
Escriba sentado
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Tipo de obra: Escultura
Título: Escriba sentado.
Autor: Desconocido.
Cronología: 2480-2350 a.C. Museo Del Louvre. París. Francia.
Estilo: Egipcio. IV – V Dinastía.
El Escriba Sentado es una escultura exenta o de bulto redondo, sedente y de carácter
religioso funerario.
El material empleado es la piedra caliza policromada, por lo que la técnica utilizada es la
talla.
Destacamos de la figura que aparece sentada, representación habitual de los escribas,
con las piernas cruzadas o en cuclillas, sosteniendo un papiro y un estilo (instrumento
para escribir).
Analizando la obra podemos distinguir las características o conceptos principales de la
escultura egipcia. El canon de los 18 puños, canon de belleza ideal y de proporción de los
egipcios, según el cual la figura se divide en varias partes siendo el puño el módulo de
medida. El cuerpo se dividía en 18 puños, siendo 2 para el rostro, 10 de los hombros a las
rodillas y 6 de las rodillas a los pies. También observamos la ley de la frontalidad, que
consiste en representar recta la línea de los hombros y las caderas, esto permitía dividir
verticalmente la figura en dos partes.
Había una tercera característica del arte egipcio que únicamente afectaba al relieve y la
pintura, conocida como visión rectilínea que consistía en representar el ojo y el tronco
de las figuras de frente y la cabeza y las piernas de perfil. Esta forma de representación
se debe a que los egipcios concebían todas las figuras desde 4 puntos de vista: 1 frontal,
1 dorsal y 2 laterales. El objetivo era plasmar el lado más representativo. Pero esta
característica no se encuentra en la obra que estamos analizando.
También podemos observar el hieratismo de la figura, que resalta su solemnidad,
aunque el vientre prominente nos indica cierta búsqueda de naturalismo,
contraponiendo la representación cortesana a las imágenes idealizadas de los faraones.
En el torso y en los brazos se resalta la musculatura, y sus manos y pies son grandes con
detalles como las uñas.
Es una figura que se enmarca en un triángulo, simétrica y de gran verticalidad.
Su piel está policromada en tonos rojizos y los ojos resaltan por su expresión viva
gracias a los materiales como el alabastro, la plata, el basalto o la pasta vítrea. Viste una
prenda llamada shenti, de paño de lino. El pelo es de color negro, que podría haber sido
natural o una peluca. El autor ha resaltado los pómulos y hundido las mejillas para
pronunciar aún más la mirada.
La imagen representa un escriba o funcionario real, figura de gran importancia que se
encargaba de anotar tributos, impuestos y contactar con los embajadores o reyes
extranjeros, por lo que su trabajo era fundamental para el funcionamiento del Estado.
Historia del Arte (Comentario)
Por ello, tenían bastante poder adquisitivo y algunos de ellos podían financiar sus
retratos funerarios.
Se cree que el personaje representado es Kai, un escriba con varios funcionarios a su
cargo.
Se trata de una escultura funeraria, cuya función era preservar el alma o ka del difunto y
asegurar su tránsito al más allá, en el caso de que el cuerpo se descompusiera a pesar
de la momificación.
Podemos comparar esta obra con los retratos sedentes de “Rahotep y su esposa
Nofret” y también con “El Alcalde del Pueblo” o “Cheik- el- beled”, por su búsqueda del
naturalismo y el detallismo en ciertos rasgos que los acercan a la realidad y mantienen la
expresividad.
Existe una gran diferencia entre estas esculturas y las obras realizadas durante el
reinado de Akhenatón o Amenofis IV, conocido este periodo como “paréntesis de
Amarma”. Las figuras se estilizaron, alargando la anatomía del cráneo o las
extremidades a favor de la expresión de la espiritualidad.
El gran esfuerzo e ingenio de los egipcios para construir tumbas y templos y buscar
conseguir la perfección, era una muestra de su preocupación por el más allá y el
carácter cíclico de la vida y el tiempo. El país llamado por Herodoto, un don del Nilo”, se
desarrolló gracias al gran río, frontera entre el mundo de los vivos y el de los muertos,
genio fecundador, que con sus crecidas fertilizaba la tierra para garantizar las cosechas
y la prosperidad de la economía y el comercio. Era también una vía de comunicación y
fuente de recursos. Todo bajo el control del Faraón, rey deificado al morir, que
mantenía el orden y la paz en vida y abría la puerta a sus súbditos en el más allá. Su
poder propiciaba también las cosechas, y para garantizar la vida eterna, construía
colosales tumbas de piedra. Al resucitar se convertía en un dios. Este carácter cíclico se
inspiraba en el recorrido del sol en su barca, personificado en tres dioses: al alba, Horus,
el sol purificado tras su recorrido por la noche, a mediodía, Ra, el sol en su plenitud, y al
atardecer, Atón, el sol muriendo.
Los autores egipcios influyeron en los griegos, ya que fueron precursores de éstos en la
búsqueda del canon de belleza y la proporcionalidad. Otros artistas posteriores como
Picasso, se inspiraron en el ingenio matemático y geométrico de sus relieves y pinturas
para impulsar movimientos tan conocidos como el cubismo. Muestra de ellos es el
cuadro “Las señoritas d’Avignon” en el que algunos personajes fueron recompuestos
para mostrar varios puntos de vista, a semejanza de representaciones como el relieve
de “Hesiré”.
La escultura oficial es una muestra de la grandeza de los reyes egipcios, y revela datos
que nos permiten conocer una civilización poderosa a lo largo de 3000 años de historia.
Los egipcios dejaron en el arte y en sus construcciones las huellas de la religión, la
tecnología, la ciencia y la concepción del mundo y el universo; e influyeron en la
humanidad hasta nuestros días.
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