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AUDIENCIA PROVINCIAL
OFICINA DEL JURADO
ALICANTE
____________
N.I.G.:03014-37-1-2012-0003672
Procedimiento: TRIBUNAL DEL JURADO - 000002/2012
Órgano Procedencia: JUZGADO DE INSTRUCCION 2 DE DENIA(ANT. MIXTO 4)
Proc. Origen: Procedimiento TJU - 000002/2011
Contra: FRANCISCO JESUS CASTILLO CASTILLO
Procuradora: FRANCISCA RUZAFA TORREGROSA
Letrado: DIEGO IBORRA FERRER
Acusador particular: FAMILIA DE CYNTHIA AGUEBOR
Letrado: PELAYO LLORET EKOCA
Procurador : CARLOS ROGER BELLI
MINISTERIO FISCAL: JULIA TORRES
SENTENCIA Nº 6
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ILMO SR.
Magistrado-Presidente:
DON JOSE ANTONIO DURÁ CARRILLO.
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En Alicante a dieciséis de noviembre de dos mil doce.
Vista, en juicio oral y público, por el Tribunal del Jurado la causa instruida con el
número 000002/2012 procedente de Procedimiento TJU – 000002/2011 del JUZGADO DE
INSTRUCCION NUMERO 2 DE DENIA y seguida por el trámite de TRIBUNAL DEL
JURADO por el delito de DOBLE HOMICIDIO, contra FRANCISCO JESUS CASTILLO
CASTILLO español con D.N.Ixxxxx hijo de Manuel y María Francisca, nacido el 12-09-1979
en Cortés de Baza (Granada), sin antecedentes penales, representado por la Procuradora Dª
FRANCISCA RUZAFA TORREGROSA y defendido por el letrado D. DIEGO IBORRA
FERRER. Siendo parte acusadora el Ministerio Fiscal D. JULIA TORRES, y como
Acusación Particular la FAMILIA DE CYNTHIA AGUEBOR, representada por el
Procurador CARLOS ROGER BELLI y defendido por el letrado D. PELAYO LLORET
EKOCA, siendo Magistrado-Presidente el Señor D. JOSE ANTONIO DURÁ CARRILLO
Ilmo. Magistrado-Presidente de la Sección Primera de esta Audiencia Provincial, así como los
miembros del Jurado:
Dª. ROSANA BALSERA NAVARRO.
Dª. MARIA ANGELES MARTINEZ URREZ.
D. DAVID ORTEGA GUTIERREZ.
D. MARIA MERCEDES RICO RUBIO.
D. JOSE JAIME NOGUERA NOGUERA
Dª. JUANA MARIA MARTÍNEZ ALBARDIA.
Dª. CONRADA MARQUEZ GALLETERO.
D. JOSE RAMON ESCANDELL BOTELLA.
D. MIGUEL ANGEL MUÑOZ PASTOR.
ANTECEDENTES DE HECHO
PRIMERO: Recibido en esta Audiencia Provincial el preceptivo testimonio de lo
actuado en el citado procedimiento 2/11 del Juzgado de Instrucción núm. Dos de Denia y
turnada esta causa al Ilmo. Sr. D. Jose Antonio Durá Carrillo, de la Sección Primera y dictado
por éste el preceptivo auto sobre declaración de hechos justiciables, se procedió al sorteo de
los 36 candidatos a jurados en dicha causa, admitiéndose las excusas que se alegaron y se
estimaron justificadas y se citó a los restantes para la comparecencia ante esta Audiencia
Provincial.
SEGUNDO: En dicha comparecencia se procedió por el Señor Magistrado-Presidente
a leer a los candidatos las incompatibilidades, prohibiciones y excusas, admitiéndose una
excusa y después de las recusaciones que formularon las partes, quedó constituido el Jurado,
cuyos miembros prestaron seguidamente y en forma legal el oportuno juramento,
celebrándose a continuación el juicio oral con asistencia de los acusados.
TERCERO: Celebrado el juicio e instruidos por el Magistrado Presidente los
jurados, se les entregó el objeto del veredicto y a puerta cerrada se desarrolló la deliberación
entre los jurados, conseguido el cual, con el visto bueno del Magistrado Presidente se
procedió a su lectura.
CUARTO: Las partes en sus escritos de conclusiones definitivas manifestaron:
El Ministerio Fiscal solicita para el acusado por dos delitos de HOMICIDIO previstos
y penado en el art. 138 del CP, en concepto de autor conforme a lo dispuesto en los art. 27 y
28 CP, con las siguientes circunstancias modificativas de la responsabilidad criminal:
circunstancia atenuante de confesión del art. 21.4 CP, una pena de 12 años de prisión por cada
uno de los delitos, inhabilitación absoluta durante el tiempo de la condena y que indemnice a
los herederos legítimos de JESICA PUAL IMADE Y CYNTHIA AGUEBOR en la cantidad
de 90.000 € a cada uno de ellos en concepto de daños morales, cuantía a la que habrán de ser
añadidos los intereses legales conforme al art. 576 de la LEC.
La acusación particular solicitó para el acusado un delito de ASESINATO previsto y
penado en el art. 139. 1ª y 3ª en relación con el art. 140 y 22 1ª 2ª y 5ª del CP , en concepto
de autor conforme a lo dispuesto en los art. 28 CP, con las circunstancias modificativas de la
responsabilidad criminal: agravante de alevosía, abuso superioridad o aprovechando las
circunstancias del lugar, tiempo, o faciliten la impunidad del delincuente, y aumentar
deliberada e inhumanamente el sufrimiento de la víctima, del art. 22 1ª, 2ª, 4ª y 5ª del CP lo
que desvirtúa cualquier atenuante de confesión o entrega, procede imponer las siguientes
penas, por el delito de asesinato con agravantes reseñados, la pena de 25 años de prisión,
accesorias pertinentes y costas del procedimiento al concurrir el supuesto agravado del art. 22
del C.P., responsabilidad civil: el acusado debe indemnizar a D. Cynthia Aguebor (su
heredera hija menor de edad, Cynthia Eiryo y familiares) con las suma de 350.000 euros en
concepto de indemnización por perjuicios materiales y morales, al amparo de los art. 113, 116
y concordantes del C.P.
La defensa solicita para el acusado por dos delitos de HOMICIDIO del art. 138 del C.
P., como autor del mismo con la concurrencia de las circunstancias atenuantes de arrebato y
confesión como muy cualificada del art. 21.3 y 21.4 del C.P. así como la atenuante analógica
de intoxicación por consumo de estupefacientes contemplada por el art. 21.1 en relación con
el art. 20.2 del C.P. procede imponer al acusado por cada uno de los delitos la pena de 2 años
y 6 meses de prisión con la accesoria de inhabilitación absoluta. Procede indemnizar a los
herederos legítimos de Jessica Pual Imade en la cantidad de 90.000 euros, e igualmente a los
herederos de Cynthia Aguebor en la misma cantidad.
QUINTO: Al haberse emitido un veredicto de culpabilidad y después de abandonar el
jurado la Sala, se concedió la palabra a las partes, alegando el Ministerio Fiscal, que dado que
la calificación correcta para FRANCISCO JESUS CASTILLO CASTILLO, sería la de doble
delito de HOMICIDIO del art. 138 del Código Penal, parece oportuno fijar la pena en 12 años
de prisión, inhabilitación absoluta durante el tiempo de la condena y que indemnice a los
herederos legítimos de JESICA PUAL IMADE Y CYNTHIA AGUEBOR en la cantidad de
90.000 € a cada uno de ellos en concepto de daños morales, cuantía a la que habrán de ser
añadidos los intereses legales conforme al art. 576 de la LEC.
La acusación particular, manifestó en su escrito de conclusiones definitivas presentado
en ese acto lo dispuesto en el párrafo anterior.
La defensa se mantuvo en sus conclusiones definitivas, dando el Magistrado
Presidente por concluso el juicio y visto para sentencia.
HECHOS PROBADOS
Se declaran probados, conforme el veredicto emitido por el jurado los siguientes
hechos:
El día 3 de Agosto de 2.011 el acusado Francisco Jesús Castillo Castillo mató a
cuchilladas a dos prostitutas con las que acababa de mantener relaciones sexuales a cambio de
un precio en su vivienda de Benissa, siendo las victimas Cynthia Aguebor, conocida como
Estefanía y Jessica Pual Imade, conocida como Sabrina, la primera recibió 17 puñaladas y 6
aproximadamente la segunda que les causó la muerte. Todas las heridas tenían características
vitales salvo las enumeradas como 16 y 17 del informe de autopsia localizadas en el dorso de
la muñeca derecha de Cynthia.
Tras el incidente que causó la muerte de Cynthia Aguebor y Jessica Pual Imade,
después de haber pasado un día limpiando el piso y haber contado lo sucedido sobre las 18:00
horas del día 4 de agosto de 2.011 a su sobrino, Francisco Miguel Herrero Castillo, el
acusado, Francisco Jesús Castillo Castillo, acudió a continuación al Cuartel de la guardia
Civil de Benissa confesando ser el autor de los hechos antes de que la Policía tuviera
conocimiento de las muertes y hubiera iniciado las gestiones para su localización, persistiendo
en su colaboración a lo largo de todo el procedimiento.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
PRIMERO: Como afirma la sentencia del Tribunal Supremo de 6 de marzo de 1.999, a los
jurados les compete pronunciarse sobre los hechos enjuiciados, declarar si los acusados han
participado o no en su comisión y, en consecuencia, si les consideran culpable o no culpables;
y al Magistrado-Presidente, efectuar el juicio de derecho o calificación jurídica.
Los hechos declarados probados en base al veredicto de culpabilidad del acusado son
constitutivos de dos delitos de homicidio tipificado en el art. 138 C.P. al haberse aprobado por
el jurado por unanimidad de nueve votos que el acusado Francisco Jesús Castillo Castillo fue
el autor de las puñaladas que causaron la muerte de ambas mujeres, hecho por él confesado y
reconocido en el juicio oral y corroborado igualmente por la testifical de los agentes que
realizaron la inspección ocular y el hallazgo y recogida de muestras posteriormente
analizadas, coincidiendo la versión del acusado en esencia con los datos objetivos derivados
de las periciales, hecho admitido por las partes, discutiéndose exclusivamente las
circunstancias, al ser pacifico y no se discute que concurren todos los elementos del delito de
Homicidio, tanto el objetivo, acto de acometimiento o agresión con un arma blanca,
vulnerante y potencialmente letal, como el subjetivo, ánimo o intención de matar, que como
elemento psíquico ha de inferirse de datos objetivos y externos reveladores de dicho
propósito, y ello se obtiene de la actividad puesta en ejercicio sobre las víctimas utilizando
medios idóneos para producir su muerte, y de la zona sobre la que se dirigió y propinó las
puñaladas asestadas en ambos casos causando heridas con características vitales normalmente
susceptibles de originar hemorragias con resultado fatal como consta en el informe forense
vertido en el plenario.
SEGUNDO: La acusación particular intereso la condena del acusado por asesinato
configurado por la existencia de alevosía y ensañamiento, añadiendo además la circunstancia
agravante de abuso de superioridad, del art. 22.2 del C.P.
Como señala la jurisprudencia entre ambas circunstancias, alevosía y abuso de
superioridad, existe un evidente parentesco, conociéndose el abuso de superioridad como
alevosía “menor” o de segundo grado, pues en dicha agravante, de abuso de superioridad no
se encuentra elemento alguno que no se halla en la definición legal de alevosía (art. 22.1º).
Demanera que acusar por un delito con alevosía implica acusación por abuso de superioridad
(STS de 2-6-95; 18-6-98 y la de 4-3-02).
La circunstancia agravante genérica de abuso de superioridad, como establece la STS
137/97, exige según la jurisprudencia la concurrencia de los requisitos siguientes:
1º Que haya una situación de superioridad, es decir, un importante desequilibrio de
fuerzas a favor de la parte agresora frente al agredido, derivada de cualquier circunstancia,
bien referida a los medios utilizados para agredir (superioridad medial) bien al hecho de que
concurra una pluralidad de atacantes.
2º Esa superioridad ha de ser tal que produzca una disminución notable en las
posibilidades de defensa del ofendido, sin que llegue a eliminarlas, pues si esto ocurriera nos
encontraríamos en presencia de la alevosía, que constituye así la frontera superior a la
agravante que estamos examinando. Por eso la jurisprudencia mencionada viene considerando
esta agravante como una “alevosía menor” o de “segundo grado”.
3º A tales elementos objetivos hemos de añadir otro de naturaleza subjetiva,
consistente en que haya abuso de esa superioridad, esto es, que el agresor o agresores
conozcan esa situación de desequilibrio de fuerzas y se aprovechen de ella para una más fácil
realización del delito.
4º Que esa superioridad de la que se abusa no sea inherente al delito, bien por
constituir uno de sus elementos típicos, bien porque, por las circunstancias concretas, el delito
necesariamente tuviera que realizarse así”.
Respecto de la alevosía como se recuerda en la Sentencia del Tribunal Supremo nº
879/2005, de 4 de Julio “la Jurisprudencia de esta Sala ha puesto de manifiesto que el núcleo
del concepto de alevosía se halla en una conducta que tiene por finalidad eliminar las
posibilidades de defensa por parte del sujeto pasivo. Tal eliminación de posibilidades de
defensa puede derivarse-como recuerda la STS, núm. 239/2004, de 18 de febrero de la manera
de realizarse la agresión, “bien de forma proditoria o aleve, cuando se obra en emboscada o al
acecho a través de una actuación preparada para que el que va a ser la víctima no pueda
percibirse de la presencia del atacante o atacantes hasta el momento mismo del hecho, bien de
modo súbito o por sorpresa, cuando el agredido, que se encuentra confiado con el agresor, se
ve atacado de forma rápida e inesperada. También puede haber alevosía como consecuencia
de la particular situación de la víctima, ya por tratarse de persona indefensa por su propia
condición (niño, anciano, inválido, ciego, etc.), ya por hallarse accidentalmente privada de
aptitud para defenderse (dormida, drogada, sin conocimiento, anonadada, etc.)”.
En primer lugar hay que destacar la notable labor de los jurados pues de la simple
lectura del veredicto se observa que han hecho una justificación razonable y no arbitraria
sobre los elementos de convicción que han tenido en cuenta por estimar probados o no los
diferentes supuestos de hecho relativos a cada una de las circunstancias interesadas por las
acusaciones y la defensa, explicando razonadamente como han llegado a esa conclusión. Allí
aparecen “elementos de convicción”, sino también las “razones de la convicción”
suficientemente explicitadas; esto es, una justificación racional de sus pronunciamientos, con
lo que superan sobradamente la exigencia legal y la doctrina del Tribunal Supremo de que el
requisito del art. 61 d)se cumple con una mera enumeración de los elementos probatorios
tenidos en cuenta, siendo suficiente “con la individualización de las fuentes de prueba” (SS 12
de diciembre de 2.001, 21 de junio 2.002 y 13 de febrero de 2.003).
También es conveniente destacar que el objeto del veredicto en el presente caso se
consensuó con las partes: Ministerio Fiscal, Acusación Particular y Defensa, que lo firmaron
en prueba de conformidad.
Sentado lo anterior se desestiman ambas circunstancias, conforme al veredicto del
Jurado al declarar no probados los hechos segundo y tercero del objeto del veredicto
(Alevosía y Abuso de superioridad) y ello porque como bien dice el Jurado en su veredicto
por mayoría de nueve y ocho votos respectivamente, de acuerdo con la prueba pericial
realizada por los forenses D. Juan José Payo y D. Salvador Giner se encontró material
genético en las uñas de una de las víctimas, lo que demuestra que hubo defensa o lucha;
además de las heridas de Cynthia en las muñecas indicativas de lucha o de defensa
produciéndose las heridas a las dos víctimas en movimiento y tampoco se ha acreditado la
imposibilidad de huida de las víctimas, ni la ausencia de riesgo para el acusado.
Igualmente el Jurado ha tenido claro que las cuchilladas indiscriminadas no
constituyen en este caso la circunstancia agravante de ensañamiento en términos jurídicos y
no coloquiales, estimándolo no probado por unanimidad y la argumentación ofrecida en el
apartado cuarto a la cuestión 4 se cohonesta perfectamente con los criterios jurídicos exigidos
al efecto para que pueda darse por válida una correcta fundamentación de la decisión objeto
del veredicto.
Pues no parece ocioso recordar que el ensañamiento, considerado como circunstancia
agravante de la muerte dolosa de otro, no siempre es coincidente en el sentir popular y supone
un aumento de males innecesarios y no dirigidos a la causación del resultado (elemento
objetivo) y la conciencia y voluntad de causarlos por el sujeto, denotando especial crueldad y
sadismo (elemento subjetivo).
En el caso del ensañamiento es consolidada la doctrina jurisprudencial de que la
reiteración de puñaladas no comporta siempre y en todo caso por sí sola el ensañamiento
(pues no lo será si todas fueron necesarias o se asestaron con la única finalidad de conseguir la
muerte ni tampoco lo será si el exceso de agresión se produjo cuando la víctima, ya muerta,
no podía acusar más sufrimiento). De ahí que la ponderación global de la personalidad del
autor presuponga que, en el desarrollo de la acción, se hayan manifestado propósitos de
crueldad que sean claramente diferenciables de la finalidad de quitar la vida a la víctima y que
reflejen una especial satisfacción adicional por el sufrimiento innecesario que se causa.
Aplicando la Doctrina expuesta, en el contexto del caso enjuiciado, no resulta
apreciable la circunstancia ya que como argumenta el Jurado “según las declaraciones de los
peritos forenses D. Juan José Payo y D. Salvador Giner, las heridas eran perimortem y tienen
características vitales, sin ánimo de prolongar el dolor” sin que se pueda establecer el orden
cronológico de las heridas, desconociéndose por tanto en qué preciso momento se produjeron
las más graves, produciéndose las mismas en forma indiscriminada y en un corto espacio de
tiempo.
TERCERO: De las circunstancias modificativas solicitadas por la Defensa, el Jurado ha
desestimado por unanimidad las atenuantes de estado pasional (arrebato) y de drogadicción
(cuestiones 5 y 6 del objeto del veredicto). Como razona el Jurado la primera la consideran no
probada “porque según los médicos forenses D. Antonio Fajardo y Dª Ana Mª Molina, el
acusado no estaba en un estado pasional muy poderoso que diera lugar a una perturbación que
pudiera producir una incapacidad o merma de sus facultades, además se ha reafirmado en sus
declaraciones sin mostrar lagunas ni contradicciones” parecer igualmente compartido por este
Magistrado extensivo al conjunto del veredicto.
Y lo mismo sucede con la atenuante de drogadicción pues para que la intoxicación
tenga trascendencia jurídica penal hay que acudir al caso concreto y debe tenerse en cuenta
que las circunstancias modificativas de la responsabilidad criminal han de estar probadas
como los mismos hechos. En el presente caso de la prueba practicada no se desprende que la
influencia del alcohol y demás sustancias ingeridas por el acusado (en particular cocaína)
anulase total o parcialmente las facultades intelectivas y volitivas del mismo, o le afectase de
tal modo que no pudiera percibirse con nitidez de lo que hacía, rechazando el Jurado la
aplicación de la atenuante por tal causa, al argumentar respecto de la cuestión 6 “No ha
quedado probado un consumo de drogas tal, por parte del acusado que provocase una merma
sustancial en sus facultades.
Según los médicos forenses D. Antonio Fajardo y Ana Mª Molina quedó demostrado
que es imputable”
Por último y como solicitó el Ministerio Fiscal, el Jurado ha considerado probado por
unanimidad la cuestión 7 del veredicto y por ello se aprecia la atenuante de confesión 4º del
art. 21 del C.P. como atenuante simple como postuló el Ministerio Fiscal y no como muy
cualificada como interesó la Defensa al modificar sus conclusiones. Conforme estima probado
el Jurado por unanimidad 9 votos “Consideramos probado esta cuestión porque no había
constancia de ese delito por parte de las autoridades antes de la confesión del acusado” es
necesario para poderla apreciar que el culpable proceda a confesar a las autoridades la
infracción, antes de conocer que el procedimiento judicial se dirige contra él (cosa que
evidentemente ha sucedido en este caso), la jurisprudencia ha señalado que la razón de la
misma estriba en el dato objetivo de la realización de actos de colaboración en la
investigación del delito y se exige, además de dicho dato cronológico el de la veracidad
sustancial de las manifestaciones del confesante – solo puede verse favorecido con la
atenuante la declaración sincera, ajustada a la realidad, sin desfiguraciones o falacias que
perturben la investigación, rechazándose la atenuante cuando se ofrece una versión distinta de
la luego comprobada.; así lo expone la STS de 10 de octubre de 2.006. Elementos que
concurren en el presente caso. Que su actitud posterior, una vez detenido y sometido a la
investigación, haya sido “colaboradora”, no es razón suficiente para apreciar tal circunstancia
como “muy cualificada” con la importante reducción de pena que ello comportaría, tal
extremo debe quedar reservado para casos excepcionales de arrepentimiento activo Vgr caso
de bandas organizadas en las que el sujeto abandone voluntariamente la actividad delictiva,
continúe con la confesión de los hechos y finalice con una colaboración eficaz ofreciendo
información o datos relevantes arriesgando incluso su integridad física, superando por ello la
simple atenuante que, al margen de asumir su comisión desde el inicio, no añade
posteriormente más datos relevantes a la investigación, tratándose por tanto su actitud de un
dato más a los meros efectos de individualizar la pena pero al margen de las circunstancias
modificativas, apreciándose dicha circunstancia como simple.
CUARTO: De ambos delitos de Homicidios es responsable criminalmente en concepto de
autor el acusado, a tenor de los art. 27 y 28 del C.P por la participación directa, material y
voluntaria en los hechos.
En atención a la penalidad del tipo previsto en el art. 138 C.P. en relación al art. 66.2
C.P. se fija la individualización de la pena en diez años de prisión como pena mínima a
imponer en relación con la declaración de culpabilidad del Jurado en la persona del acusado
por cada delito, debiendo por ello y en todo caso atendiendo a las circunstancias fácticas
imponer la pena en su grado mínimo de diez años, concurriendo la atenuante indicada, de
confesión y la ausencia de agravantes.
QUINTO: Toda persona responsable criminalmente de un delito lo es también civilmente,
siendo admisible la cantidad indemnizatoria fijada y solicitada por la acusación pública, al ser
proporcional a los perjuicios morales y acorde a criterios comúnmente seguidos por este
Tribunal, debiendo establecer a favor de los herederos de las víctimas la suma de 90.000 euros
para los herederos de cada una de las víctimas.
SEXTO: Las costas se entienden impuestas por la Ley a toda persona responsable
criminalmente de un delito o falta incluyendo las de la acusación particular.
PARTE DISPOSITIVA
El Magistrado-Presidente pronuncia el siguiente:
FALLO: Que debo condenar y condeno al acusado Francisco Jesús Castillo Castillo
como autor criminalmente responsable de dos delitos de Homicidio previstos y penados en el
art. 138 del C.P con la concurrencia de la circunstancia modificativa de la responsabilidad
criminal del art. 21.4 del C.P. a la pena de 10 AÑOS DE PRISIÓN por cada uno de ellos, con
la accesoria de inhabilitación absoluta durante el tiempo de la condena y al pago de las costas,
incluidas las de la acusación particular, así como a indemnizar a los herederos legítimos de
Jessica Pual Imade y Cynthia Aguebor a la cantidad de 90.000 Euros a cada uno de ellos (es
decir 90.000 Euros en total para los herederos de Jessica y otros 90.000 Euros en total para los
de Cynthia) en concepto de daños morales, aplíquese a las indemnizaciones el interés previsto
en el art. 576 LEC.
Acordándose el comiso y destrucción del cuchillo intervenido.
Abónese al condenado, FRANCISCO JESÚS CASTILLO CASTILLO, para el
cumplimiento de la pena impuesta, el tiempo de prisión preventiva que haya sufrido durante la
tramitación de la presente causa.
Únase a esta sentencia el acta del Jurado, publicándose y archivándose en legal
forma y notificándolo a las partes interesadas, extendiendo en la causa certificación de la
misma.
Así, por esta mi sentencia definitiva, contra la que cabe interponer recurso de
apelación ante esta Audiencia, en el plazo de diez días, para su resolución por la Sala de lo
Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de Valencia. Lo pronuncio, mando y firmo.
PUBLICACION.- Dada, leída y publicada ha sido la anterior sentencia por el Ilmo.
Sr. Magistrado Ponente, en el mismo día de su fecha, estando celebrando audiencia pública
ese Tribunal; certifico.-
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