El Juzgamiento de los delitos de lesa humanidad por jurados populares por el Dr. Jorge Juan Alejandro Rohde 1 Abstract Introducir finalmente el Juicio por Jurados para el juzgamiento de los delitos de lesa humanidad sería doblemente positivo, no solo por el acercamiento de la justicia al ciudadano común, como por inédita posibilidad de juzgar a los acusados por miembros de la comunidad que resultó afectada por su accionar. El verdadero “Juez Natural” de las causas es la ciudadanía y no los jueces técnicos del Poder Judicial, que por cierto no dan a vasto ante la repentina avalancha de expedientes. No solo aportaría experiencia acerca del funcionamiento un régimen procesal totalmente novedoso a nivel nacional en un ámbito acotado, sino que eventualmente permitiría su paulatina introducción para el juzgamiento de otros crímenes, para de esta manera cumplir al fin con el mandato constitucional por tantos años dejado de lado.- El reciente pronunciamiento de la Corte Suprema de Justicia Nacional respecto de la problemática en el juzgamiento de los delitos de lesa humanidad en nuestro país, pone en relieve las falencias de los distintos procesos iniciados contra represores de la última dictadura militar. Se suma así al fallo de la Sala II de la Cámara de Casación Penal, por el cual se ordenó la excarcelación de una veintena de represores procesados y privados de su libertad desde hace ya mas de tres años (en algunos casos más de seis o siete años) 2 , sin que los respectivos procesos hubieran avanzado significativamente. No solo revela la lentitud de todo el sistema judicial sino la necesidad –para estos casos en particular- de realizar reformas procesales urgentes a fin de salvaguardar la garantía del debido proceso –y lo que ello implica- sin dejar por ello impunes los delitos cometidos durante la última dictadura militar. Resulta elemental entonces, garantizar una correcta administración de justicia no solo a través del juzgamiento de los delitos que hayan quedado impunes del último período de facto, sino también del respeto y protección de los derechos y garantías que un estado de derecho le garantiza a todo acusado, siguiendo los principios básicos de legalidad y debido proceso.Tal como planteó la Corte Suprema, en los procesos “hay un factor de demora permanente, constituido por un proceso penal que mantiene una instrucción judicial lenta, extremadamente formalista y plagada de oportunidades dilatorias, que afecta el juzgamiento de todos los delitos y no solo los concernientes a crímenes contra la humanidad, pero cuya considerable Abogado Especialista en Derecho Penal (UBA).- Profesor Universitario en Ciencias Jurídicas (UBA). Autor de diversos artículos 2 Arrestados en 2001, Astiz y Acosta están alojados en el penal de Marcos Paz. En similar condición están los marinos Raúl Scheller, Jorge Radice, Manuel García Tallada, Víctor Pardo, Antonio Pernías, Néstor Sabio, Eduardo González y Juan Carlos Rolón entre otros. 1 inidoneidad se evidencia en mayor medida en cualquier proceso de alta complejidad”. En función a esta conclusión, invita a los “tres poderes del estado a coordinar esfuerzos y resolver demoras”.En relación a esta problemática, ya el 15 de julio de 2008 el Presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, había remitido una nota al Ministro de Justicia, Aníbal Fernández, para solicitarle la creación de dos tribunales orales federales adicionales para que colaboren con la tarea que hasta ahora afrontan solo seis tribunales. 3 Lo cierto es que la estadística marca que de las casi 800 causas sobre violaciones a los derechos humanos que tramitan en todo el país, según un informe elaborado por la propia Corte, los tribunales orales dictaron condena en 12 expedientes, y hay 21 que, actualmente, están en juicio oral. Evidentemente, el resto -más de 750 causas- no llegaron a esta etapa por las demoras que se producen en la instancia de investigación o porque los tribunales orales no pueden absorber ese trabajo. Algunas de las críticas que se hacen a la hora de explicar semejantes falencias en el juzgamiento de los delitos de lesa humanidad, enfocan a que si bien se tomó la decisión política de avanzar en el juzgamiento de estos crímenes, nada se previó para agilizar investigaciones que desde el principio se evidenciaban como complejas. Así, los procesos que involucran multiplicidad de acusados, testigos y enorme cantidad de pruebas –que las transforma en las llamadas “mega causas”- terminan estancándose en virtud de un sistema repleto de inconvenientes prácticos que impiden lograr el pronunciamiento definitivo en un plazo razonable.- 4 Al respecto, el máximo tribunal dice que "se trata de la mayor investigación llevada a cabo en el mundo entero sobre delitos calificados de lesa humanidad. En nuestro país se abrió una investigación exclusivamente a través del Poder Judicial, sin una legislación previa que organice o delimite la investigación o establezca pautas, sin la creación de tribunales con competencia específica, sin un procedimiento adecuado para estas mega causas y con una enorme amplitud en investigación", entre otras deficiencias.Tal como sienta la Corte Suprema, las causas por crímenes de lesa humanidad revisten un carácter especial, no solo por su complejidad, sino por las características de los delitos que se investigan. Es decir que por su especial condición no solo se apartan de algunos de las reglas del derecho penal previstas para los delitos comunes (la imprescriptibilidad de los delitos de lesa humanidad, la aplicación retroactiva de la Convención contra los crímenes de Guerra y de los Crímenes de Lesa Humanidad, entre otras) sino que debiera – por su especial complejidad y relevancia social- tener un procedimiento penal que le sea propio y exclusivo. Y en este sentido, no solo a fin de evitar demoras innecesarias y procedimientos excesivamente lentos, sino –y Se destaca la labor del Tribunal Oral en lo Criminal Federal Nº 5, que se ocupa exclusivamente del juzgamiento de las causas ESMA-1º Cuerpo de Ejercito.- Sus integrantes son los Dres. Daniel H. Obligado (Presidente) y los vocales Dr. Guillermo Gordo y Dr. Ricardo Farías 4 La Corte señala que los "considerables inconvenientes prácticos" que enfrentan estas causas se deben a que "el procedimiento penal no es adecuado" y que "estima conveniente el estudio y tratamiento de reformas legales que establezcan un procedimiento adecuado para la sustanciación de causas complejas" -no sólo las causas de derechos humanos-, en las cuales hay pluralidad de víctimas, imputados y testigos 3 fundamentalmente- a fin de involucrar a la sociedad en el juzgamiento de delitos que en definitiva fueron cometidos en contra del pueblo en su conjunto.En la última acordada parece seguirse este criterio de especificidad, al crearse especialmente la Unidad de Superintendencia de Causas de Derechos Humanos 5 , con competencia para monitorear las causas abiertas en relación a los delitos de lesa humanidad, y pedir informes a los jueces allí abocados así como formular sugerencias. A más de siete años de haberse iniciado los procesos, aún compete al Congreso Nacional brindar las leyes necesarias para crear un verdadero fuero para el tratamiento de los crímenes de lesa humanidad. 6 Y es en este punto donde se abre la oportunidad de operativizar el mandato constitucional respecto del enjuiciamiento criminal: el juzgamiento por jurados. 7 Esta idea no es novedosa: Ya en 2004, los diputados Luís F. Zamora y Marta S. de Brasi, ambos por el partido “Autodeterminación y Libertad”, presentaron ante la Cámara de Diputados un Proyecto de Ley para el juzgamiento de delitos de lesa humanidad (de la triple A y de la Dictadura Militar) por juicio por jurados 8 Dicho proyecto no solo enumeró que delitos debían ser considerados como de lesa humanidad, sino la forma específica de juzgamiento. 9 No trató normas procesales específicas para agilizar la etapa instructora, pero introdujo el enjuiciamiento popular como la forma prescrita para la etapa oral, de especial trascendencia en proceso penal.Acordada 49/08 El Congreso debió haber aprobado un conjunto de reglas procesales nuevas, que permitiesen acumular causas, agilizar los plazos, simplificar recursos y adoptar otras medidas. Un proyecto fue preparado por los ex camaristas federales Ricardo Gil Lavedra y Andrés D´Alessio y presentado por la bancada radical en 2006, pero el bloque justicialista se opuso a tratarlo. 7 Previsto –luego de la Reforma Constitucional de 1994- en los artículos 24, 75 inciso 12 y 118 de nuestra Constitución Nacional. Se encuentra plasmado en la Constitución desde 1853, y la idea de su implementación se remonta inclusive a 1813, en distintos proyectos constitucionales de la época.8 Presentado el 23 de Marzo de 2004, Titulado “CRIMENES DE LESA HUMANIDAD (de la Triple A y de la Dictadura militar)- JUICIO POR JURADOS -ANULACIÓN Y DEROGACIÓN DE LOS DECRETOSDE INDULTO -APERTURA INMEDIATA DE OFICIO DE TODAS LAS CAUSAS” 9 En concreto, el proyecto preveía en su Artículo 1: Considerase como crímenes de lesa humanidad los delitos contra la vida, la libertad y la seguridad cometidos o comenzado a cometerse contra el pueblo, mujeres, hombres y niños por grupos integrantes de la autodenominada “Triple A” promovidos, vinculados o relacionados con estructuras del Estado durante el gobierno de María Estela Martínez de Perón, y por la dictadura militar que usurpó el poder el 24 de marzo de 1976, autodenominada “Proceso de Reorganización Nacional”, y por todo el aparato de represión estatal montado por esta con personal militar y civil Son por lo tanto imprescriptibles y no pasibles de amnistía, indultos, conmutación de penas, ni puede invocarse a su respecto el derecho de asilo.Artículo 2: Para juzgar y sancionar esos delitos y a sus autores, cómplices y encubridores militares y civiles, se establece el juicio por jurado popular, previsto en los arts. 24 y 118 de la Constitución Nacional, el que estará integrado por representantes de cada uno de los organismos no gubernamentales defensores de los derechos humanos con actuación en el país. Este sistema se establece con competencia para juzgar todos los delitos que se cometan, de iguales características, como parte del accionar represivo del Estado. (la negrita y el subrayado me pertenecen) 5 6 El instituto del Juicio por Jurados ha tomado una vigencia progresiva e importante en los últimos años como un elemento sustancial en la reforma del sistema penal ante la grave crisis que este enfrenta. Ante múltiples factores, entre los que destacamos la escasa credibilidad y falta de legitimidad que tiene actualmente el poder judicial y la inexistente relación entre el mismo y la sociedad en razón de un lenguaje y tecnicismos que lo tornan incomprensible para el ciudadano común, a quién excluye totalmente de la administración de justicia. El jurado es percibido, en este sentido, como capaz de quebrar ese aislamiento y a su vez, posibilitar que el ciudadano común se comprometa y se responsabilice con la justicia.- 10 La reciente reapertura o agilización de las causas seguidas a represores de la última dictadura militar ha suscitado, desde sectores minoritarios de la sociedad vinculados a estos grupos, ciertas suspicacias acerca del tinte político que estos procesos adquieren con el reciente impulso a partir de la llegada al Poder Ejecutivo del matrimonio Kirchner. Es que dado el carácter eminentemente político que reviste el pedido de condena para estos crímenes se debe establecer claramente un distingo entre su persecución criminal y la publicidad política que el poder ejecutivo haga de estos procesos. En este sentido, no resulta propicio su juzgamiento por medio de jueces técnicos, ya que no solo dejaría de lado la participación popular en la resolución de esos procesos, sino que, en su mayor parte, estos casos ya fueron tratados por otros jueces con anterioridad y con vigencia de otras leyes. Con más razón, al tratarse de delitos que conmueven a la sociedad entera, se genera la obligación de involucrar al pueblo no ya como mero espectador sino como juzgador, a través del sistema de jurados.En el sistema de jueces permanentes las sentencias dictadas en materia penal pueden ser tildadas –según su resultado- como tendenciosas a la legitimación del criterio oficial, máxime cuando se trate de temas de especial interés o connotación política relevante. El jurado popular, en cambio, supone un control externo de la actividad estatal que no depende ni recibe beneficios de nadie. Y fundamentalmente, atomiza el poder. 11 Hendler encuentra en el Juicio por Jurados un modo de desburocratización de la justicia penal. En este sentido, la justicia técnica sin participación popular caería en un esquema en donde el hábito de juzgar se dejaría influir por estereotipos formales que distorsionan la realidad, mientras que la justicia con participación popular se desburocratiza por dos motivos: por un lado, la función del jurado es una actividad esporádica en la vida de las personas, por lo que no puede convertirse en hábito, lo que garantiza objetividad, y por otro que el juez técnico tendrá, a través del jurado, una comunicación permanente con la realidad social.11 “…Y destacando la circunstancia de la ubicación del artículo 24 dentro del capítulo de derechos y garantías fundamentales, señala que el sistema de juzgamiento ante jurados de pares, es esencial como garantía del debido proceso y se manifiesta como la habilitación para la aplicación de la potestad punitiva en el caso concreto, sirviendo igualmente como culminación del sistema de frenos y contrapesos propios de la república” voto del Sr. Juez Dr. Luís Cevasco en el fallo del 3 de Septiembre de 1991. Lo cual, tal como lo señala Guillermo Erbetta es válidamente aplicable a los sistemas de gobierno de la postmodernidad occidental ya que “nació como medio para frenar el absolutismo de los poderes democráticos”, citado en “El Juicio por Jurados”, Luís René Herrero y Carola Capuano Tomey, XI Encuentro Panamericano de Derecho Procesal, 1997, p. 751) Asimismo Maier señala que, en todo caso, el tribunal 10 En cuanto forma jurisdiccional, el jurado, con su nota participativa, se presenta como la que en mayor grado realza los principios democráticos de estado –que en cierto sentido se pretenden reivindicar por medio del enjuiciamiento de los represores- y en cuanto acto de freno y contrapeso, optimiza el carácter republicano, al garantizar dos principios que requiere la organización judicial, a saber, independencia e imparcialidad.Cabe preguntarse entonces: si los delitos de lesa humanidad fueron aquellos cometidos por los que detentaban el poder estatal en contra del propio pueblo, ¿quién mejor que el mismo pueblo para juzgarlos? Si los acusados se dedicaron de manera sistemática a cometer crímenes en contra de la sociedad pues, el mejor “juez natural” para entender en estos procesos es la misma comunidad, por medio de jurados populares, alejando por otro lado, cualquier tipo de sospecha de subjetividad o injerencia política al respecto. El jurado, en este punto, representa al pueblo que toma directamente en sus manos la administración de justicia, dejando fuera cualquier interpretación de “revanchismo político” al respecto.En este sentido considero que luego de veinticinco años de democracia, la comunidad entera ha alcanzado la madurez cívica necesaria como para estar a la altura del mandato que la constitución le asigna y poder efectivizar el derecho ciudadano de participar en el Poder Judicial.Como dijo Ricardo Lorenzetti, una institución requiere de años para que funcione bien. No se trata de decir “instalo un juicio por jurado” de manera generalizada, para que se acaben los problemas del procedimiento penal, sino que esto lleva muchísimos años porque se requiere que la gente se acostumbre, amén de hacer una infraestructura económica fuerte, invertir mucho dinero y definir claramente qué tipos de delitos se van a juzgar. 12 Introducir finalmente el Juicio por Jurados para el juzgamiento de los delitos de lesa humanidad sería doblemente positivo, no solo por el acercamiento de la justicia al ciudadano común, como por inédita posibilidad de juzgar a los acusados por miembros de la comunidad que resultó afectada por su accionar. El verdadero “Juez Natural” de las causas es la ciudadanía y no los jueces técnicos del Poder Judicial, que por cierto no dan a vasto ante la repentina avalancha de expedientes. No solo aportaría experiencia acerca del funcionamiento un régimen procesal totalmente novedoso a nivel nacional 13 en un ámbito acotado, sino que eventualmente permitiría su paulatina introducción para el juzgamiento de otros crímenes, para de esta manera cumplir al fin con el mandato constitucional por tantos años dejado de lado.- de jurados constituye un freno político para la arbitrariedad de los funcionarios públicos permanentes en el uso de los mecanismos coactivos: si el jurado niega su autorización, aun en contra de la misma ley, el mecanismo de la pena estatal no puede ser utilizado.12 Reportaje a Ricardo Lorenzetti, por Jorge Fontevecchia, Perfil.com Actualmente solo la Provincia de Córdoba utiliza el Juicio por Jurados, en virtud de la ley provincial 9182, únicamente para delitos graves.13