Página 1 de 5 Presentación Abrimos a partir de hoy

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Guatemala, 30 de marzo de 2007
No.1, año 1
Presentación
Abrimos a partir de hoy, la publicación de El Observador Electoral versión electrónic@, el cual
proporcionará un análisis situacional e información suscinta de los hechos más relevantes que se
vayan desarrollando en el marco de la campaña electoral que ya está teniendo lugar de manera
adelantada, y que culminará con las Elecciones Generales a celebrarse, la primera vuelta, el 9 de
septiembre del presente año y, de ser necesaria una segunda vuelta, en noviembre.
El Observador Electoral en su versión electrónica se publicará tres veces por mes, cada 10 días a
partir de la presente fecha, y su contenido situacional complementará la producción de análisis de
coyuntura que ya está realizando El Observador. Análisis Alternativo sobre Política y Economía
desde junio de 2006.
Esperamos que los análisis y la información proporcionada con esta publicación, constituyan
insumos para el trabajo que realizan las organizaciones sociales y sirvan de base para reflexionar su
actuar en el presente proceso electoral, como base para una decisión y participación ciudadana
consciente. Esperamos cumplir con este objetivo fundamental.
Mucho agradeceríamos sus comentarios y observaciones a la publicación de estos materiales.
Contáctenos: Teléfono directo 55 54 37 57 y Fax: 22 51 41 82
E-mail: [email protected]
Puede obtener esta versión en: www.idegt.org
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El Observador Electoral versión electrónic@
El movimiento Winaq en el escenario político actual
Por Kajkoj Ba Tiul1
“…esos indios, son los originales fundadores de la civilización
de América, los legítimos poseedores de la tierra
y la raíz misma de nuestra historia, esa historia
a cuyo reencuentro nos encaminamos; y necesariamente
emprenderemos el camino con ellos, o no habrá tal
reencuentro…”
José Martí
Breve preámbulo
Este es un breve análisis de la participación política del pueblo maya en la historia guatemalteca y el
aparecimiento de Rigoberta Menchu y el Movimiento Winaq como una propuesta frente al desánimo y a la
frustración de los guatemaltecos y de las guatemaltecas ante el próximo evento electoral.
Partimos de una breve historia porque no consideramos a Winaq como la única experiencia política de los
pueblos indígenas, pues en la historia también han aparecido otros espacios como el FIN de 1970, el Nukuj
Ajpop de 1995 y otros que posiblemente podrán aparecer y dar su aporte en los próximos escenarios políticos de
Guatemala.
Experiencia política del pueblo maya
1524 cambio el rumbo de la historia de los pueblos indígenas. Inicia el tiempo de oscuridad para los pueblos
originarios, entre ellos el pueblo maya. El modelo económico, político, social, económico y religioso,
paulatinamente se fue transformando y se asumen algunas características y símbolos de la sociedad occidentaleuropea de ese entonces.
Los diferentes momentos de oscuridad que les ha tocado vivir a los pueblos indígenas como la invasión, la
independencia, la reforma liberal, el militarismo y las dictaduras, han sido la causa de su atraso. Por eso no es
cierto lo que afirmaban los indigenistas como Gamio, Asturias, Sarmientos, entre otros, en el sentido de que “el
atraso de las naciones latinoamericanas era por la existencia de pueblos indígenas y, que por lo tanto, el único
camino era la integración al Estado liberal y su posterior latinización”, ya que estos pueblos fueron capaces de
progresar e incluso estar al nivel de las sociedades del viejo continente, aunque con diferente sistema, pero al fin
de cuentas podría ser considerado como “desarrollo”, pero por la miopía del invasor imposibilitó su apreciación
en su justa dimensión.
La posición político-ideológica de la época justificaba hacer la guerra a aquellos que no eran considerados hijos
del Dios cristiano. Esta tesis fue pregonada en las universidades de Salamanca, sobre todo por Gines de
Sepúlveda. Bajo esta lógica se planteó la política del repartimiento y de la encomienda, que paulatinamente se
fue constituyendo como la mejor forma para arrebatarles sus tierras y territorios a los pueblos originarios.
Esta situación se fortalece con la independencia de 1821 y con la llamada Reforma Liberal de 1871, que con la
excusa de expropiarle las tierras a la Iglesia, comienza a regalar incluso tierras comunitarias a los extranjeros,
principalmente a estadounidenses y alemanes.
1
Maya Poqomchí, Antropólogo por la Universidad de San Carlos de Guatemala (USAC), con estudios de Maestría en
Bolivia y Ecuador. Actualmente es catedrático de la Universidad Rafael Landívar.
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El Observador Electoral versión electrónic@
Los años de 1940 a 1954, aunque se reconoce la repartición de tierras expropiadas a la United Fruit Company
(UFCO, por sus siglas en inglés) a manos de los campesinos, esto no significó mucho para el mejoramiento de
las condiciones de los pueblos indígenas. Sin embargo, pese a eso tuvo su repercusión en términos de los
derechos civiles y políticos, aunque no con la connotación de indígenas, pero mejoraron en relación a la época
oscura de los gobiernos anteriores, principalmente el de Jorge Ubico, que con su “tarjeta de jornales y la ley de
vialidad”, obligó a un sin numero de indígenas a trabajar no solo en la construcción de carreteras sino también de
fincas.
A partir de los años de la década de 1960, cuando se inicia el conflicto armado interno en Guatemala, la alianza
entre ladinos e indígenas, si bien es cierto que no tuvo su efectos positivos en cuanto a relaciones interétnicas se
refiere, y que ha sido excusa actualmente para que algunos indígenas y ladinos hagan creer no solo a la sociedad
nacional sino también a la comunidad internacional que “a los indígenas los hicieron vivir en un conflicto que
no era de ellos”, para muchos indígenas que vivimos el conflicto armado lo comprendemos como un momento
en que dos grupos rebeldes (comunidades indígenas y guerrilla) comenzaban a fusionarse y a aliarse para
destruir al Estado opresor.
También es cierto que otros indígenas, sobre todo intelectuales, aglutinados en movimientos como Tojil y
Kabracan habían iniciado un proceso de movilización que también era revolucionario que, sin alianzas extremas
con el movimiento guerrillero de la época y reivindicando lo étnico, pretendían iniciar un proceso de
transformación del Estado nacional guatemalteco.
El año de 1970 es importante para la redefinición de lo que hoy se puede llamar el movimiento maya, porque
con la emergencia del movimiento indígena se prosigue con el camino iniciado por los antiguos mayas en contra
de la invasión española. Mientras comunidades enteras inician la gran aventura de transformar el Estado por la
vía de las armas, lo que trajo como resultado la gran cantidad de masacres, detenidos y desaparecidos, viudas,
huérfanos, rompimiento del tejido social, etc, otros inician un nuevo proceso de tomar el Estado utilizando la
única estructura posible de la democracia guatemalteca en la actualidad: el partido político.
En 1976, Patinamit siendo una organización indígena de la época, inicia su transformación como partido porque
ve que era la forma de retomar su ser sujeto en la historia guatemalteca. Este movimiento encabezado por los
diputados Tetzaguüic y Verona, juntamente con más de 20 lideres indígenas, deciden formar el primer partido
indígena de la época: el “Frente Indigenista Nacional”, que al ser acosado por las mentalidad racista de la época
y que continúa vigente hasta hoy en día, lo nombran en definitiva como “Frente de Integración Nacional”.
La presencia del FIN en ese entonces por un lado, hace surgir esas mentalidades racistas y discriminadoras y,
como afirmará Falla, permite el fortalecimiento de la presencia y de la conciencia étnica y, por esa razón, los
partidos políticos, principalmente la Democracia Cristiana Guatemalteca (DCG) y el Frente Amplio dirigido por
el entonces General Romero Lucas García, lo hostigan hasta formar una alianza que se sella el 18 de febrero de
1978 en Iximche (Bastos; 2003).
A pesar de la represión que comenzaba a desarrollarse sobre los pueblos indígenas y sus dirigentes, infinidad de
asociaciones, comités, grupos juveniles, etc., se fortalecen como la Sociedad del Adelanto de Quetzaltenango, las
asociaciones pro reinas indígenas, comités cívicos como Xel-ju o el Maguey, se fortalecen y comienzan incidir
en la mentalidad del ciudadano indígena y no indígena, y retan a la institucionalidad del Estado y las estructuras
de la sociedad guatemalteca.
Lo importante para esta coyuntura es el desarrollo de las dos formas de luchas del movimiento indígena: lo
étnico y la clase. Ambos discursos permitieron una radicalización, no solo para la toma de la conciencia de la
identidad étnica, sobre todo en los profesionales indígenas, sino también la vinculación de una mayoría indígena
para entender e interpretar la lucha de clases, tal como lo demostrará la Declaración de Iximche de 1978 del
Comité de Unidad Campesina (CUC).
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Después de la represión, es hasta el año de 1994 en pleno proceso de paz, con el aparecimiento del Frente
Democrático Nueva Guatemala 8FDNG) como un preámbulo para sopesar la posibilidad para de que la Alianza
Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG) logrará participar como partido político, un grupo de líderes y
lideresas indígenas forman el Nukuj Ajpop como un nueva forma de lucha política, llevando al Congreso de la
República a Rosalina Tuyuc y a Manuela Alvarado, dos mujeres indígenas, así como a algunos alcaldes
indígenas a nivel nacional, tanto como FDNG como bajo la figura de diversos comités cívicos.
Paralelamente a este proceso, indígenas académicos de ese momento con apoyo de Rigoberta Menchú forman el
grupo Kamal B’e, que pretenden incidir en la dirigencia indígena, sobre todo vinculada a la desaparecida
Coordinadora de Organizaciones del Pueblo Maya de Guatemala (COPMAGUA), para no participar en las
elecciones porque para ellos “La alianza con partidos dirigidos por ladinos no garantizaba una buena
incidencia” (Bastos 2003, citando a Marcos de Paz). Pero además, porque consideraban a los indígenas
“llamados populares” sin la capacidad para asumir ciertas funciones dentro de los poderes del Estado y, por lo
tanto se argumentaba que “Aún no había llegado el tiempo para que los indígenas tomen el poder”.
Winaq ¿la alternativa?
En el siglo pasado, sobre todo cuando la única forma para hacer transformaciones en los países pobres, desde la
visión del marxismo clásico, el motor de la historia eran los “proletarios”, los movimientos revolucionarios de la
época y los partidos de tendencia marxista eran los actores sociales más importantes.
A partir de 1992, con las movilizaciones indígenas en contra del Quinto Centenario, comienzan a surgir nuevos
actores, entre ellos los indígenas y las mujeres. Estos actores comienzan a constituirse no solo como sujetos
politicos-históricos y sociales, sino también colectivos, y por eso en países como Bolivia, Ecuador y ahora Perù,
los pueblos y las organizaciones indígenas son los que están marcando la crítica, resistencia y lucha en contra de
la hegemonía estadounidense y del proceso de discriminación y exclusión que están promoviendo los EstadoNacionales, incluso utilizando el discurso multiculturalista.
A inicios del siglo XXI, pese a la manipulación y cooptación de lideres indígenas promovida por los grupos de
poder bajo la consigna multicultural y ahora intercultural, al incluir a actores indígenas en pequeñas “oficinas”
dentro de los actuales Estados, con el arribo de Evo Morales a la Presidencia de Bolivia nuevos soles están
llegando a América Latina, y es que los movimientos indígenas han comenzado a asumir su papel protagónico
como motor de la historia actual.
Es dentro de este proceso en donde se puede intentar discutir el proyecto Winaq y la postulación de Rigobeta
Menchù como candidata a la Presidencia de la República en el proceso electoral que ya arrancó prematuramente,
pero a la vez corresponde al escenario político en donde los partidos políticos tradicionales, sean de izquierda o
de derecha, han dejado de ser los actores del cambio en nuestros países, dado el deterioro de sus estructuras y el
anquilosamiento de sus caudillos.
Cuando decimos que Winaq aparece en un escenario político frustrante para toda la población guatemalteca, en
donde el nivel de discurso de los otros liderazgos partidistas no ha avanzado significativamente, ello no significa
que necesariamente ahora sea la alternativa para el cambio que requiere la mayoría de la población guatemalteca.
Argumento tres sencillas razones.
La primera es que el movimiento Winaq se aglutina alrededor de una figura nacional e internacional y no desde
la construcción de un nuevo sujeto político que se construye desde la comunidad para arriba.
La segunda es porque el nivel de dirigentes indígenas articulados en este proceso podrían ser considerados como
“indígenas de ciudad”; y la tercer es que, a diferencia del FIN de 1970 y del Nukuj Ajpop de 1995, aunque
Winaq hasta este momento en el discurso manifiesta ser un proyecto plural, no ha podido articular –siendo uno
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de los principales retos que tiene por delante- el discurso étnico con el discurso social, que en definitiva lo
empoderaría hacia la construcción de un proyecto que reivindique lo étnico, pero también promoviendo los
procesos para resolver el problema de la pobreza y de la extrema pobreza.
De esta manera, la indefinición ideológica de Winaq, al manifestarse primeramente como un proyecto que no
quiere estar en los extremos sino en el centro, pero que a la vez quiere superar las ideologías, lo pone en una
situación en la que han caído la mayor parte de partidos de centro, tanto de izquierda como de derecha, en el
sentido de que al final no promueven la refundación de los actuales Estados y de la democracia, tal como es la
demanda de los pueblos indígenas, sino el simple hecho de maquillar o de folklorizarlo.
Otro elemento importante a resaltar dentro de este proyecto y que posiblemente lo hace diferente a las otras
expresiones históricas (FIN y Nukuj Ajpop), es que pareciera que está apelando al voto étnico cuando en la
realidad, esta forma de hacer política es muy volátil porque en el momento que Winaq sale a luz pública, ya la
participación en partidos políticos de ciertos liderazgos indígenas se habían ya definido en función y con otros
partidos existentes, principalmente en el Partido de Avanzada Nacional (PAN), la Gran Alianza Nacional
(GANA), la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), el Partido Patriota (PP), el Frente por la Democracia (El
FRENTE), el Frente Republicano Guatemalteco (FRG), la URNG-Movimiento Amplio de Izquierdas (MAIZ); la
Alianza Nueva Nación (ANN), e incluso, en Encuentro por Guatemala (EG), que si bien son dirigidos por
ladinos, el discurso de la inclusión y la demanda del participación indígena hecha por las mismas organizaciones,
ha hecho mella dentro de la institucionalidad partidaria.
De ahí que, visto como un proceso de de oxigenación de los partidos políticos y como una nueva posibilidad
para el votante, Winaq y la alianza con EG constituyen una novedad para el país y el mundo entero, sobre todo
por la participación de Rigoberta Menchú. Sin embargo, falta ver el programa de gobierno que presenten para
valorar si puede constituirse en la alternativa para los cambios que se requieren en el país, en un contexto en
donde la situación no solo es la discriminación étnica sino también la exclusión social, económica y política.
Por otro lado, seria una alternativa si dejara de ser construido desde arriba, es decir, desde la ciudad, y se
posicionara como una construcción que viene desde las comunidades, pues al final serían quienes ejercerían el
poder para lograr el proceso de refundación del Estado, tomando en cuenta que los pueblos indígenas no solo
están apelando a la llegada de un o una Presidente (a) indígena, sino como resolver sus principales demandas que
son: Tierra y Territorio, Autonomía y Libre Determinación, Recursos Naturales, Educación y Salud Indígena,
Economía y modelo de desarrollo indígena, entre otros.
En conclusión, con la participación en el contexto electoral que Winaq se ha planteado, considero que sólo estará
midiendo el nivel de discriminación y racismo que hasta ahora hay sobre los pueblos indígenas, sobre todo por el
Estado y la sociedad guatemalteca. Para que llegue a constituirse como una alternativa política en Guatemala,
necesita posicionarse políticamente y con una clara definición ideológica.
El Observador Electoral versión electrónica es una de las actividades del Proyecto “Análisis Alternativo e
Independiente para la Construcción de una Sociedad Democrática”. Su producción es responsabilidad del Instituto
Estudios Estratégicos por la Democracia en alianza con la Asociación para el Desarrollo de la Comunidad, y con
la colaboración del Centro Internacional para Investigaciones en Derechos Humanos (CIIDH)
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