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“2014- Año de Homenaje al Almirante Guillermo Brown, en el Bicentenario del Combate Naval de Montevideo”
Senado de la Nación
Secretaria Parlamentaria
Dirección General de Publicaciones
VERSION PRELIMINAR SUSCEPTIBLE DE CORRECCION UNA VEZ
CONFRONTADO CON EL ORIGINAL IMPRESO
(S-2666/14)
PROYECTO DE DECLARACION
El Senado de la Nación
DECLARA:
Conmemorar el próximo 27 de septiembre un nuevo aniversario de la
creación de la Confederación General del Trabajo, organización que
desde su origen ha defendido los irrenunciables derechos de los
trabajadores, derechos que supieron ser conquistados para el pueblo
trabajador por el General Juan Domingo Perón.
Ada R. del Valle Iturrez de Cappellini. –
FUNDAMENTOS
Señor Presidente.
La Confederación General del Trabajo fue fundada el 27 de
septiembre de 1930 como resultado de un acuerdo inicial entre
socialistas y sindicalistas revolucionarios, al que luego se sumarían los
comunistas, y que se originó a partir de la fusión de dos centrales
preexistentes: la Unión Sindical Argentina (USA), continuadora de la
FORA del IX Congreso y la Confederación Obrera Argentina (COA).
En la década del 30 la Argentina comenzó a desarrollar una
considerable estructura industrial. En ese contexto la CGT se convirtió
en una amplia organización de masas construida sobre la base de
poderosos sindicatos de rama, y se presentó como central única frente
a la cada vez más reducida presencia de la central anarquista FORA.
Por entonces la CGT estaba principalmente sostenida en los
sindicatos ferroviarios, la Unión Ferroviaria y La Fraternidad.
Entre los principales dirigentes del período se encontraban José
Domenech (Unión Ferroviaria), Ángel Borlenghi (Confederación
General de Empleados de Comercio) y Francisco Pérez Leirós (Unión
de Obreros Municipales).
En 1935 los dos sectores principales socialista y sindicalista
revolucionario se enfrentaron duramente causando la división de la
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central en dos: CGT-Independencia (socialistas y comunistas) y CGTCatamarca (sindicalistas revolucionarios). Ésta última, en 1937 refundó
la Unión Sindical Argentina.
En 1942 la CGT volvió a dividirse en dos, la CGT Nº1, dirigida por el
socialista José Domenech, que agrupaba la mayoría de los sindicatos
socialistas, incluidos los estratégicos sindicatos ferroviarios y la CGT
Nº2, dirigida por el también socialista Francisco Pérez Leirós, que
agrupaba a los sindicatos comunistas (construcción, carne, gráficos) y
a algunos importantes sindicatos socialistas como la Confederación
General de Empleados de Comercio (Borlenghi) y la Unión de Obreros
Municipales (Pérez Leirós).
Tras el golpe de estado de 1943, la gran mayoría de los dirigentes
socialistas agrupados en la CGT Nº1 y Nº2, los sindicalistas
revolucionarios agrupados en la USA y algunos comunistas (como los
síndicatos de los gráficos y los petroleros) apoyaron las políticas proobreras del Ministro de Trabajo Juan Domingo Perón. Cuando éste
fue encarcelado, la CGT planteo un paro general para el día 18 de
octubre, que ante la impaciencia popular devino en el 17 de octubre de
1945, una importante manifestación popular en la Plaza de Mayo, que
logró su liberación y el llamado a elecciones democráticas.
En esas condiciones la CGT volvió a establecerse como central
sindical unitaria, debido a la incorporación de muchos sindicatos que
se encontraban en la CGT Nº2 (disuelta por el gobierno militar) y de la
USA.
De cara a las elecciones, los sindicatos organizaron el Partido
Laborista, que resultó decisivo para el triunfo del peronismo,
obteniendo el 85% de los votos que obtuvo la alianza que sostenía la
candidatura de Perón.
Luego de las elecciones de 1946, Perón unificó los tres partidos que lo
apoyaban (Partido Laborista, Unión Cívica Radical Junta Renovadora
y Partido Independiente) en el Partido Peronista.
La CGT se convirtió entonces en la columna vertebral del movimiento
peronista, y uno de sus dirigentes, el socialista Ángel Borlenghi, fue
nombrado en el estratégico Ministerio del Interior, el segundo cargo en
importancia después de la presidencia, mientras que otro de ellos,
Juan Atilio Bramuglia (abogado de la Unión Ferroviaria) fue designado
Ministro de Relaciones Exteriores.
En el año 1955 un sangriento golpe militar, la Revolución Libertadora,
derroca a Perón y prohíbe la actividad del sindicalismo peronista,
ampliamente mayoritario. La CGT inicia entonces una larga etapa de
resistencia, para reorganizarse en la clandestinidad, y forzar la
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anulación de la proscripción del peronismo y el regreso de Perón al
país. En 1968 la CGT se dividió durante un par de años al formarse la
CGT de los Argentinos dirigida por Raimundo Ongaro, con una
posición más definidamente antiimperialista y contraria al régimen
militar.
En la década del 60 la violencia política se acentuó y varios
sindicalistas resultaron víctimas de la misma, entre ellos en 1969 a
Augusto Timoteo Vandor (secretario general del poderoso sindicato
metalúrgico) fue asesinado junto con dos de sus secretarios
generales, en 1970 José Alonso y en 1973 a José Ignacio Rucci
corrieron el mismo trágico fin.
En 1975 la CGT se afilió a la socialdemócrata Confederación
Internacional de Organizaciones Sindicales Libres (CIOSL), que en
2006 se fusionaría con la CMT para crear la Confederación Sindical
Internacional.
El 24 de marzo de 1976 se produjo el golpe militar que dio origen a la
sangrienta dictadura autodenominada Proceso de Reorganización
Nacional (1976-1983). Aproximadamente 30.000 opositores resultaron
desaparecidos y muchos más encarcelados y torturados en cientos de
centros clandestinos de detención.
A partir del golpe militar de 1976 y el Terrorismo de Estado muchos de
los dirigentes de la CGT y sus militantes de base fueron
desaparecidos. Los grandes sindicatos son intervenidos y sus
dirigentes encarcelados o desaparecidos. La CGT es primero
intervenida y luego legalmente disuelta.
El 27 de abril de 1979 la CGT declara la primera de una serie de
huelgas generales contra la dictadura. El 22 de julio de 1981 se
realizó la segunda huelga general contra el gobierno militar. El 7 de
noviembre la CGT convoca a la primera manifestación abierta contra la
dictadura aprovechando la tradición anual de marchar hacia la iglesia
de San Cayetano. El 30 de marzo de 1982 decenas de miles de
personas respondieron a la convocatoria de la CGT para exigir
democracia en la Plaza de Mayo y varias otras ciudades del país. La
movilización generó una severa represión, con miles de detenidos y un
grave deterioro del régimen militar.
Posteriormente la derrota en la Guerra de las Malvinas produce el
colapso del régimen militar y la convocatoria a elecciones
democráticas, en las que triunfa el Dr. Raúl Alfonsín. Al comenzar su
gobierno Alfonsín decide enfrentar frontalmente a la CGT. Una de sus
primeras medidas es enviar al Parlamento una nueva ley sindical que
no había sido consultada ni consensuada con los sindicatos. La CGT
responde con una sucesión de huelgas generales (13 en total). Al no
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contar con mayoría en el Senado, Alfonsín resuelve modificar su
estrategia inicial y negociar con la CGT, resultando una ley sindical de
consenso que fue aprobada por unanimidad en ambas cámaras del
Parlamento.
El gobierno del Dr. Alfonsín termina en 1989 en medio de una
incontrolable hiperinflación. La CGT participa en la campaña electoral
del candidato peronista triunfante Carlos Saúl Menem llevando un
programa de tipo popular-nacionalista de veintiséis puntos que
proponía entre otras cosas, la moratoria de la deuda externa.
Al llegar al poder (1989) Ménem produce un sorpresivo viraje político
adhiriendo plenamente a las nuevas políticas neoliberales que
promovía el "Consenso de Washington". Esto produce un enorme
debate en el interior de la CGT, afectada en su tradicional papel de
"columna vertebral" del peronismo. La CGT entonces se divide en
cuatro grandes grupos: a) Los que proponen apoyar a Ménem y sus
políticas neoliberales. b) Los que proponen negociar sin enfrentarlo
abiertamente c) Los que proponen enfrentarlo sin romper la CGT y d)
Los que proponen enfrentarlo formando una nueva central sindical.
Estos últimos de tendencia peronista-cristianos, se separan de la CGT
y forman la CTA.
Como hemos vista la historia de la CGT ha sido dura y difícil en la
constante tarea de defender los derechos de los trabajadores y la
democracia, con luchas internas propias de los cuerpos en los que la
deliberación es profunda y constante, pero a pesar de ello nunca ha
perdido su principal objetivo; la defensa irrenunciable de los derechos
del pueblo trabajador.
Por todo lo expuesto solicito a mis pares que me acompañen en esta
iniciativa.
Ada R. del Valle Iturrez de Cappellini. –
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