fusion cultural (“melting pot”)

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FUSION CULTURAL (“MELTING POT”)
Gabriela Malgesini y Carlos Giménez, 2000.
1. OTRO DE LOS MODELOS DE "INTEGRACIÓN SOCIAL"
En la obra de Cordon (1964) el melting pot apareció como uno de los tres modelos de
integración en Estados Unidos, diferente de la anglo-conformity (asimilación de la
cultura anglosajona mayoritaria) y del pluralismo. La fusión cultural era considerada en
esa obra otro de los modelos con los que se ha abordado la problemática de la
integración social en sociedades intensamente diversificadas en lo relativo a culturas,
razas, lenguas y religiones.
Para ubicar histórica y analíticamente este modelo, es importante tomar nota de dos
cuestiones: 1) la tipología de Gordon apareció en los años de mayor crítica al
asimilacionismo y, en correspondencia con ello, de propuesta y defensa del pluralismo;
2) a diferencia de otras propuestas -desde el apartheid y el asimilacionismo, al
pluralismo cultural- la fusión cultural no ha alcanzado un grado ni siquiera mediano de
sistematización o exposición doctrinal, remitiéndose como veremos no tanto a una
filosofía social sino al mito nacional estadounidense del crisol de razas y culturas o
melting pot.
El núcleo argumental de la fusión, o del modelo de crisol, se encuentra en la idea de que
la cultura nacional o la identidad cultural de un determinado país o entidad debe
configurarse a partir de las contribuciones de todos los sectores o segmentos en él
representados o a él incorporados.
Mas allá de Estados Unidos donde surgió este modelo parece tener sentido, en todo
caso, en relación a los países más nuevos o países formados contemporáneamente a
partir de la colonización y la emigración (“países abiertos” en la terminologia de Catani)
como pueden ser Estados Unidos, Canadá, Australia, Nueva Zelanda o Argentina. En
los "países cerrados" -como por ejemplo los europeos- la cultura nacional ya está mucho
más hecha y los nativos son mayoría demográfica y sociopolítica, sintiéndose los
auténticos representantes frente a los inmigrantes recién llegados.
2. MITO NACIONAL EN ESTADOS UNIDOS
El origen de la expresión melting pot se encuentra en la obra homónima The Melting
Pot. Drama in four acts, del escritor Israel Zangwill, estrenada en 1908. Uno de los
protagonistas de la obra, un joven idealista judío, emigrante a Estados Unidos, afirma
“América es el crisol de Dios, el gran melting pot donde todas las razas de Europa son
fundidas y reformadas” .
Con esa fórmula, no se hacía sino quintaesenciar toda una serie de formulaciones que
siglos atrás, sobre todo en los siglos XVIII y XIX, habían hecho pensadores, políticos y
literatos, con el afán de mostrar la grandeza del nuevo país. Dicho de otra forma, esa
concepción de Estados Unidos como tierra de acogida donde todo el mundo tiene su
cabida y esa valoración positiva de la mezcla de (determinadas) razas y culturas es muy
anterior a la obra de Zangwill.
Así la dejaron claro, entre otros, Glazer y Moynihan (1963), quienes ponen como
ejemplo las ideas y actitudes de Michel-Guillaume Jean de Crèvecoeur en Letters from
an american farmer, publicadas en 1782, bajo el seudónimo de J. Rector St. John. En
una de sus cartas exponía Crèvecoeur: "Podría señalarte un padre de familia cuyos
abuelos fueron ingleses, cuya esposa era alemana, cuyos hijos se casaron con francesas,
y cuyos nietos tienen esposas de diferentes nacionalidades. Él es americano; con él
viven todos sus prejuicios y maneras antiguas, y recibe otras nuevas del nuevo modo de
vida que él ha asumido... Individuos de todas las naciones se han fundido en una nueva
raza de hombre" (Blanco, 1990, 70).
No puede entenderse el entusiasmo mítico de la obra de Zangwill sin retrotraerse, por lo
tanto, a las innumerables exaltaciones de la tierra americana y sus gentes. El historiador
de América Antonello Gerbi, en su texto clásico de 1955 en el que aborda la dilatada y
compleja polémica euroamericana sobre la inferioridad o superioridad del Nuevo
Mundo frente al Viejo, ubicó el texto de Zangwill como una de las manifestaciones de
la "última fase de la polémica".
El mesianismo del melting pot, el crisol de Dios en que se funden y se refinan todas la
razas de Europa y del cual debería salir una humanidad nueva y perfecta, ha sido uno de
los mitos nacionales, o lo fue por lo menos hasta las leyes restrictivas de la inmigración
(1921-1924) .Un mito que traducía a términos no ya positivos, sino augurales, la antigua
oposición de espacio y tradiciones, por cuanto hacía prevalecer el ambiente sobre la
herencia, el clima social sobre la raza, la geografía sobre la historia" (1982,703).
Se trataba de un mito con legitimidad histórica: "América volvía a asumir así... esa
providencial función de válvula de escape para el exceso de población de Europa, que
ya había tenido desde el siglo XVII ("el mejor país en el mundo para el hombre pobre");
que había encontrado en Crêvecoeur una clara y profética formulación...".
En estos tiempos de construcción sistemática en Occidente de una imagen negativa del
extranjero, es especialmente relevante la valoración positiva del inmigrante en aquellos
tiempos de comienzos del siglo XX de mayor explicitación del modelo de fusión: "El
emigrante, que precisamente entonces había mudado su filiación de deportado, de
aventurero y de prófugo... por la filiación de pionero y de portador de artes y técnicas
civilizadas, recibía finalmente, y no sin contrastes, la de labrador (explotado, sí, pero
también idealizado) y la de hermano y compañero en la tarea de forjar los más altos
destinos del país con una amalgama humana más rica" (Gerbi, 1982, 703).
3. ¿VARIANTE DEL ASIMILACIONISMO O MODELO ALTERNATIVO?
Aunque en la tipología de Gordon la fusión cultural aparece como fórmula con entidad
propia, para algunos no es más que una variante del asimilacionismo. En otro lugar
(Giménez, 1996), hemos llevado a cabo una comparación entre asimilacionismo y
fusión, destacando dos similitudes.
Tanto en uno como en otro modelo nos encontramos, por un lado, con que "las
poblaciones participantes pierden o ven radicalmente transformadas sus culturas de
origen; tanto en un modelo como en otro se produce una operación de resta o
sustracción cultural, siguiendo la terminología de Portes y Kincaid, los cuales se han
referido al "proceso de suma cero" al abordar las tesis asimilacionistas en relación al
pluralismo lingüístico en Estados Unidos" (Giménez, 1996, 132).
En segundo lugar, tanto en el asimilacionismo como en la fusión "el resultado final es
una (pretendida) sociedad homogénea; asimilación y fusión son por la tanto procesos de
cambio sociocultural que van de la heterogéneo a la homogéneo, con independencia de
que este resultado homogéneo sea en un caso algo ya preexistente y en el otro algo ex
novo" (ídem).
Ambas similitudes -la pérdida de cultura y la homogeneización socio-cultural- están a la
base, por un lado, de la identificación frecuente del modelo de fusión con el del
asimilacionismo y, por otro lado, del rechazo del modelo de fusión desde las posiciones
del pluralismo cultural. Nos parece conveniente, sin embargo, tener también en cuenta
que existen notables diferencias entre asimilacionismo y melting pot. En el artículo
mencionado señalábamos algunos aspectos "a favor" del modelo de fusión. Cuando
decimos a favor lo hacemos desde consideraciones axiológicas que hacemos explícitas
en relación al establecimiento de corresponsabilidades, de promoción de la participación
social y la consecución de una imagen no estereotipada del extranjero.
Esas dos ventajas o aspectos positivos del modelo de fusión, amalgama o crisol, son las
siguientes. Por una parte, el proceso de fusión "afecta a todos los segmentos
socioculturales implicados, sean éstos mayoritarios o minoritarios". De esa forma,
añadíamos, "la responsabilidad de la integración no recae unilateralmente en los
foráneos y recién llegados, sino también en la sociedad y estado receptores. La
integración es así producto del esfuerzo de todos " .
En segundo lugar, en el modelo de fusión " se reconoce la aportación de las poblaciones
participantes pues el producto es resultado de todas las contribuciones ". En relación
con los debates actuales sobre la inmigración, en un contexto de auge del "nuevo
racismo", nos parecía que "también este segundo punto positivo del paradigma de
fusión... es algo a 'conservar' en cualquier propuesta sobre integración de los
inmigrantes pues el reconocimiento de la aportación demográfica, laboral, fiscal,
cultural, etc., de la inmigración no sólo motiva favorablemente a los inmigrantes a
participar en la vida social y redunda en el establecimiento de una buena acogida, sino
que es algo capital para la sensibilización hacia la tolerancia y el respeto por parte de la
población autóctona" (Giménez, 1996, 132-133).
4. FRACASO, CRÍTICA Y RECONSIDERACIÓN
Hoy ya prácticamente nadie propone el melting pot como filosofía social, como
ideología o como política de gestión u organización de la diversidad cultural interna. El
mito que quiso ser modelo fracasó, en primer lugar, porque en Estado Unidos no se ha
dado mezcla prevista de las poblaciones de origen europeo. Herberg (1955) señaló que
lo que se había producido más bien era un triple melting pot: la "América" católica, la
judía y la protestante. Las divisorias y agrupamientos de naturaleza religioso-cultural
han fragmentado la población inmigrante de procedencia europea.
Se ha señalado también que las otros comunidades étnicas inmigrantes como asiáticos,
latinos y árabes, emigrados y asentados en Estados Unidos, no se han "fundido" en
absoluto o no lo han hecho de la misma manera o con la misma intensidad que los
colectivos europeos (Blanco, 1992, 6). En cualquier caso, quedan patentes aquí, una vez
más, los límites del mestizaje y la persistencia del papel relevante de la etnicidad.
Distintas críticas han venido a añadirse a ese fracaso de hecho. Al melting pot se le
achaca, como al asimilacionismo, el conllevar un abandono o pérdida de la cultura
propia. Desde esa ideología, para que surja una identidad nacional fuerte parece
necesario sacrificar las singularidades y las especificidades. Finalmente, se ha puesto en
evidencia la ambigüedad subyacente y el carácter equívoco del término melting pot. Por
una parte, no es tanto una propuesta cultural como racial. Como ha dicho Kymlicka
“este término alude fundamentalmente a la fusión biológica de diversos grupos étnicos
(blancos) a través de matrimonios mixtos, más que a la fusión de sus prácticas
culturales" (1996, 30).
5. CONSULTAR TAMBIÉN
.Asimilación.
.Cultura.
.Mestizaje.
.Nación.
.Pluralismo cultural.
.Raza.
.Sincretismo.
6. BIBLIOGRAFÍA
BLANCO, C. (1990): La integración de los inmigrantes en Bilbao. Ayuntamiento de
Bilbao.
GANS, H. (1979): "Symbolic ethnicity; the future of ethnic groups and culture in
America", en Ethnic and Racial Studies, nº2, págs. 1-20.
GERBI, A. (1982): La disputa del Nuevo Mundo. Historia de una polémica. 1750-1900,
Fondo de Cultura Económica (1ª edición en italiano: 1955).
GIMÉNEZ, C. (1996): "La integración de los inmigrantes y la interculturalidad. Bases
teóricas de una propuesta práctica " en Arbor. CLIV, 607, julio 1990, págs. 119-47.
GIAZER, N. y MOYNIHAN, D. P. (1963): Beyond the Melting Pot, The MIT Press,
Massachusetts.
GORDON, M. (1964): Assimilation in American Life, Oxford University Press, New
York.
GREELY, A. M. (1974): Ethnicity in the United States: a preliminary reconnaissance,
Eiley, New York.
HERBER, W. (1955): Protestant, catholic, jew, Doubleday, New York.
HIRSCHMAN,C. (1983): America 's Melting Pot reconsidered. Annual Review of
Sociology, nº 9, págs. 397-423.
KYMLICKA, W. (1996): Ciudadanía multicultural, Paidós, Barcelona.
SOWELL, T. (1981): Ethnic America. A history, Basic Books, New York.
ZANGWILL, I. (1914): The Melting Pot: drama in four acts, Macmillan, NewYork.
Fuente: “Fusión cultural” en Guía de conceptos sobre migraciones, racismo e
interculturalidad, Gabriela Malgesini y Carlos Giménez, Catarata-Comunidad de
Madrid, 2000, págs. 201-205.
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