La Competencia del Tribunal Permanente de Revisión para emitir Opiniones Consultivas. Desde que se pusiera en funcionamiento al Tribunal Permanente de Revisión hace ya más de cuatro años –el 13 de agosto de 2004-, consecuencia directa de la firma el 18 de febrero de 2002 del Protocolo de Olivos y su posterior entrada en vigencia, puede afirmarse que el sistema de solución de controversias del MERCOSUR ha registrado un notable avance en el camino hacia su consolidación. 1. Evolución del sistema de solución de controversias. Así, aún cuando trasciende el marco de esta exposición, viene al caso hacer un pequeño repaso histórico de la evolución del sistema. Los primeros pasos fueron dados simultáneamente con el nacimiento del MERCOSUR y la firma del Tratado de Asunción el 26 de marzo de 1991. En aquel momento sólo se previó un sistema sencillo caracterizado –básicamente- por negociaciones intergubernamentales directas, comprometiéndose los Estados Parte a adoptar un sistema definitivo. Artículo 1 del Anexo III del Tratado de Asunción: “1. Las controversias que pudieren surgir entre los Estados Partes como consecuencia de la aplicación del Tratado serán resueltas mediante negociaciones directas. En caso de no lograr una solución dichos Estados Partes someterán la controversia a consideración del Grupo Mercado Común, el que luego de evaluar la situación formulará en el lapso de sesenta (60) días las recomendaciones pertinentes a las Partes para la solución del diferendo. A tal efecto, el Grupo Mercado Común podrá establecer o convocar paneles de expertos o grupos de peritos con el objeto de contar con asesoramiento técnico. Si en el ámbito del Grupo Mercado Común tampoco se alcanza una solución, se elevará la controversia al Consejo Mercado Común, para que adopte las recomendaciones pertinentes. 2. Dentro de los ciento veinte (120) días de la entrada en vigor del Tratado, el Grupo Mercado Común elevará a los Gobiernos de los Estados Partes una propuesta de Sistema de Solución de Controversias que regirá durante el período de transición. 3. Antes del 31 de diciembre de 1994, los Estados Partes adoptarán un Sistema Permanente de Solución de Controversias para el Mercado Común.” Unos meses después, más precisamente el 17 de diciembre de 1991, se suscribió el Protocolo de Brasilia. Esta iniciativa también provisoria -aunque se prolongó hasta el año 2004 con la sustanciación de nueve diferendos entre los Estados Parte sobre cuestiones de diversa índole-, constituyó el inicio formal de un esquema procesal sencillo dominado por Tribunales Arbitrales Ad Hoc, que reflejaba la influencia de los métodos utilizados en los arbitrajes internacionales de tinte comercial. Llegados al año 2002, Protocolo de Olivos mediante, cambia la estructura del sistema de solución de controversias y se crea una instancia permanente, de actuación y reunión ante la convocatoria concreta, que puede entender en primera y única instancia o bien como tribunal de alzada a pedido de un Estado Parte involucrado en una controversia concreta respecto de la aplicación del derecho en un pronunciamiento anterior de un Tribunal Arbitral Ad Hoc. Artículo 19 del Protocolo de Olivos: “Los integrantes del Tribunal Permanente de Revisión, una vez que acepten su designación, deberán estar disponibles de modo permanente para actuar cuando se los convoque.” Artículo 23 del Protocolo de Olivos: “1. Las partes en una controversia, culminado el procedimiento establecido en los artículos 4 y 5 de este Protocolo, podrán acordar expresamente someterse directamente y en única instancia al Tribunal Permanente de Revisión, en cuyo caso éste tendrá las mismas competencias que un Tribunal Arbitral Ad Hoc y regirán, en lo pertinente, los artículos 9, 12, 13, 14, 15 y 16 del presente Protocolo. 2. En este supuesto los laudos del Tribunal Permanente de Revisión serán obligatorios para los Estados partes en la controversia a partir de la recepción de la respectiva notificación, no estarán sujetos a recurso de revisión y tendrán con relación a las partes fuerza de cosa juzgada.” Artículo 17 del Protocolo de Olivos: “1. Cualquiera de las partes en la controversia podrá presentar un recurso de revisión al Tribunal Permanente de Revisión, contra el laudo del Tribunal Arbitral Ad Hoc en un plazo no superior a quince (15) días a partir de la notificación del mismo. 2. El recurso estará limitado a las cuestiones de derecho tratadas en la controversia y a las interpretaciones jurídicas desarrolladas en el laudo del Tribunal Arbitral Ad Hoc. 3. Los laudos de los Tribunales Ad Hoc dictados en base a los principios ex aequo et bono no serán susceptibles del recurso de revisión. 4. La Secretaría Administrativa del MERCOSUR tendrá a su cargo las gestiones administrativas que le sean encomendadas para el desarrollo de los procedimientos y mantendrá informados a los Estados partes en la controversia y al Grupo Mercado Común.” Pero se sumó también a este cambio la posibilidad de concurrir al Tribunal Permanente de Revisión para solicitar opiniones consultivas. Artículo 3 del Protocolo de Olivos: “El Consejo del Mercado Común podrá establecer mecanismos relativos a la solicitud de opiniones consultivas al Tribunal Permanente de Revisión definiendo su alcance y sus procedimientos.” 2. Análisis del sistema de Opiniones Consultivas del Tribunal Permanente de Revisión. En primer término corresponde establecer qué debe entenderse por opiniones consultivas, su alcance y status jurídico. Apelando a los modelos Europeo y de la Comunidad Andina de Naciones como referencias de comparación y teniendo presente que no es correcto hablar en el caso de las opiniones consultivas ni de recursos de prejudicialidad ni de interpretaciones prejudiciales, puede sostenerse que éstas son: pronunciamientos fundados del Tribunal Permanente de Revisión en torno a preguntas de carácter jurídico respecto de la interpretación y aplicación de las normas MERCOSUR en un caso concreto, con el objeto de resguardar su aplicación uniforme en el territorio de los Estados Parte. Ello surge del artículo 3 del Reglamento del Protocolo de Olivos que dice: “1. Todos los Estados Partes del MERCOSUR actuando conjuntamente, el CMC, el GMC o la Comisión de Comercio del MERCOSUR (en adelante CCM), podrán solicitar opiniones consultivas sobre cualquier cuestión jurídica comprendida en el Tratado de Asunción, el Protocolo de Ouro Preto, los protocolos y acuerdos celebrados en el marco del Tratado de Asunción, las Decisiones del CMC, las Resoluciones del GMC y las Directivas de la CCM…”. Y seguidamente el artículo 4 refiere: “1. El TPR podrá emitir opiniones consultivas solicitadas por los Tribunales Superiores de Justicia de los Estados Partes con jurisdicción nacional. En este caso, las opiniones consultivas se referirán exclusivamente a la interpretación jurídica de la normativa del MERCOSUR…”. En cuanto al alcance, surge de los extractos citados que la interpretación podrá solicitarse únicamente respecto del plexo normativo común, ya sea que se trate de normativa originaria como lo es el Tratado de Asunción o de normativa derivada de los órganos decisorios del MERCOSUR; quedando vedado al Tribunal Permanente de Revisión toda opinión o intervención en torno a hechos o derecho interno de los Estados Parte. Por su parte, resulta necesario poner de manifiesto que conforme lo establece el artículo 11 del Reglamento al Protocolo de Olivos establece que “Las opiniones consultivas emitidas por el TPR no serán vinculantes ni obligatorias.”. Esta ausencia de imperium u obligatoriedad, aún cuando puede considerarse su punto débil y llevar a situaciones no deseadas como el desconocimiento de un pronunciamiento por parte del solicitante, no le quitan la importancia ni el valor jurídico emergente del hecho de que para que el Tribunal Permanente de Revisión pueda expresarse –previamente- deben transitarse determinados procedimientos y buscado acuerdos (tal es el caso de las opiniones requeridas por los Estados Parte que requieren del consenso) que permiten presuponer con la provisoriedad del caso que la Opinión Consultiva emitida será debidamente aplicada al caso concreto. Seguidamente, habrá que establecer quiénes son los sujetos activos que pueden requerir estos pronunciamientos del Tribunal Permanente de Revisión y cuáles son las formas a observar. Tal como lo establecen los artículos 3 y 4 del Reglamento del Protocolo de Olivos que antes citara, sólo pueden solicitar opiniones consultivas los Estados Partes y los órganos decisorios del MERCOSUR (Consejo Mercado Común Grupo Mercado Común y Comisión de Comercio del MERCOSUR). Aunque también se sumó luego al listado de sujetos activos el Parlamento del MERCOSUR, conforme lo prevé el artículo 13 del Protocolo Constitutivo (Dec.CMC nº23/05): “El Parlamento podrá solicitar opiniones consultivas al Tribunal Permanente de Revisión.” Finalmente, debe hacerse un breve relato del procedimiento que debe observar el Tribunal Permanente de Revisión ante la solicitud de una opinión consultiva. Aquí conviene resaltar que el régimen genérico del cual se desprenden luego otros más concretos o específicos para solicitar las opiniones consultivas se encuentra regulado en el Reglamento del Protocolo de Olivos. Así lo prevé el artículo 5 del referido Reglamento: “…la solicitud de opiniones consultivas se presentará por escrito, formulándose en términos precisos la cuestión respecto de la cual se realiza la consulta y las razones que la motivan, indicando las normas del MERCOSUR vinculadas a la petición. Asimismo deberá acompañarse, si correspondiere, toda la documentación que pueda contribuir a su dilucidación.”. En estos supuestos el Tribunal Permanente de Revisión se integra con todos sus miembros, quienes de común acuerdo designan al Árbitro que actuará como relator. El artículo 6 del Reglamento expresa: “1. Para emitir opiniones consultivas, el TPR estará integrado por todos sus miembros… 3. Los miembros del TPR decidirán, de común acuerdo, quién de ellos tomará a su cargo la tarea de coordinar la redacción de la respuesta a la consulta. En caso de no llegarse a un acuerdo al respecto, el Presidente del TPR designará por sorteo al árbitro que desempeñará esta tarea…”. Recibida la solicitud de opinión consultiva el Tribunal, ya constituido y designado el relator, deberá evaluar su admisibilidad. El artículo 12 del Reglamento prevé: “El TPR no admitirá solicitudes de opiniones consultivas, cuando: a. resulten improcedentes de acuerdo con los Artículos 1 a 3 del presente Reglamento; b. se encuentre en curso cualquier procedimiento de solución de controversias sobre la misma cuestión.” Aceptada la solicitud, el Tribunal cuenta con un plazo de 45 días para emitir su respuesta. Este pronunciamiento debe fundarse en la normativa MERCOSUR (originaria y derivada) y puede adoptarse por mayoría, caso en el que a diferencia de los demás pronunciamientos que puede emitir, deberá dejar debida constancia de los votos en disidencia si los hubiere. El artículo 7 del Reglamento refiere “1. El TPR se expedirá por escrito dentro del plazo de cuarenta y cinco (45) días contados a partir de la recepción de la solicitud de Opinión Consultiva…”. Y el artículo 9 continúa “1. Las opiniones consultivas se fundarán en la normativa mencionada en el artículo 34 del Protocolo de Olivos y deberán contener:.. c. el dictamen del TPR con la opinión de la mayoría y las opiniones en disidencia, si las hubiera.”. Como es lógico, emitida la opinión consultiva el procedimiento se dará por concluido, aunque la Reglamentación reconoce dos supuestos más que exceden el marco competencial del Tribunal. El artículo 10 del Reglamento establece: “1.- El procedimiento consultivo finalizará con: a. la emisión de las opiniones consultivas; b. la comunicación al peticionante de que las opiniones consultivas no serán emitidas por alguna causa fundada, tal como la carencia de los elementos necesarios para el pronunciamiento del TPR; c. el inicio de un procedimiento de solución de controversias sobre la misma cuestión. En este caso, el procedimiento consultivo deberá ser finalizado por el TPR sin más trámite.” Finalmente, es de destacar que la metodología escogida por la norma MERCOSUR para el trámite de las solicitudes de opiniones consultivas, así como las comunicaciones y demás actuaciones del Tribunal Permanente de Revisión, se caracteriza por su modernidad. Esta modernidad se ve representada por el reconocimiento y autorización expresa de la utilización de medios de comunicación a distancia tales como el fax o el correo electrónico, sin que sea obligatorio que el Tribunal se reúna para expedirse (facultad reservada a los árbitros). Así lo establece el párrafo 2 del mencionado artículo 7 del Reglamento: “…2. A los efectos de emitir opiniones consultivas, el TPR funcionará mediante el intercambio de comunicaciones a distancia, tales como fax y correo electrónico. En caso de que el TPR estime necesario reunirse, informará previamente a los Estados Partes a los efectos de que éstos prevean los fondos necesarios para asegurar su funcionamiento.”. En consecuencia, si se tiene en cuenta al ámbito en el que nos encontramos hoy debatiendo y discutiendo ideas tendientes a generar aportes positivos al sistema de solución de controversias del MERCOSUR, particularmente al de las solicitudes de opiniones consultivas, resulta acertado recomendar la generación de vías de comunicación por los medios mencionados entre los Superiores Tribunales de Justicia de los Estados Parte y el Tribunal Permanente de Revisión – particularmente con su Secretaría permanente-, con el objeto de facilitar, agilizar y mejorar el procedimiento, así como optimizar el rendimiento y cumplimiento de los plazos impuestos para emitir la respuesta. 3. Opiniones Consultivas solicitadas por los Superiores Tribunales de Justicia. En estos supuestos, es necesario dejar en claro que la primera condición de viabilidad de una solicitud de opinión consultiva al Tribunal Permanente de Revisión se ve representada por el hecho de que debe derivar de un proceso judicial jurisdiccional en trámite; es decir que debe tratarse de una consulta actual y vigente. Y el otro requisito que determinará la procedencia o no de la consulta es que el Superior Tribunal de Justicia de que se trate la estime admisible. Estos requisitos, así como el alcance de las opiniones consultivas, surgen de la letra del artículo 4 del Reglamento del Procedimiento para la solicitud de Opiniones Consultivas al Tribunal Permanente de Revisión por los Tribunales de Justicia de los Estados Partes del MERCOSUR: “…Las opiniones consultivas solicitadas se referirán exclusivamente a la interpretación jurídica del Tratado de Asunción, del Protocolo de Ouro Preto, de los protocolos y acuerdos celebrados en el ámbito del Tratado de Asunción, de las Decisiones del CMC, de las Resoluciones del GMC y de las Directivas de la CCM. Las Opiniones consultivas solicitadas deberán estar necesariamente vinculadas a causas en trámite en el Poder Judicial o instancias jurisdiccionales contencioso-administrativas del Estado Parte solicitante.”. Pero hasta aquí me he referido únicamente a los requisitos de admisibilidad desde la óptica del Tribunal Permanente de Revisión y no de los Superiores Tribunales de Justicia. En tal sentido, el ya mencionado artículo 4 del Reglamento al Protocolo de Olivos que continúa expresando: “ 2. El procedimiento para la solicitud de opiniones consultivas al TPR previstas en el presente artículo será reglamentado una vez consultados los Tribunales Superiores de Justicia de los Estados Partes.” y del artículo 1 del Reglamento del Procedimiento para la solicitud de Opiniones Consultivas al Tribunal Permanente de Revisión por los Tribunales de Justicia de los Estados Partes del MERCOSUR: “1… Cada Tribunal Superior de Justicia de los Estados Partes, en el ámbito de sus respectivas jurisdicciones, establecerá las reglas internas de procedimiento para la solicitud de opiniones consultivas a que se refiere este Reglamento, verificando la adecuación procesal de la solicitud.”. La letra de estas normas MERCOSUR se ve reflejada en la Acordada n°7.604/07 de la Corte Suprema de Justicia de la Re pública Oriental del Uruguay (de 24 de agosto de 2007) y en la Acordada n°13/08 de la Suprema Corte de Justicia de la Nación Argentina (de 18 de junio de 2008), primeras reglamentaciones internas en torno al procedimiento para la solicitud de opiniones consultivas de este tipo que –por lo demás- reflejan la cabal aplicación del principio de subsidiariedad en el proceso de integración del MERCOSUR. Complementariamente, se destaca la adopción de la Acordada nº549 (el 11/11/200) por parte de la Corte Suprema de Justicia de la República del Paraguay. Con ella se reglamentó el procedimiento interno para la tramitación de solicitudes de opiniones consultivas al Tribunal Permanente de Revisión; procedimiento que será instrumentado por su Dirección de Asuntos Internacionales (conforme Acordada nº533). En definitiva, estos esfuerzos mancomunados no implican otra cosa más que, aún cuando el propio sistema de solución de conflictos veda la posibilidad de intervención o reclamación directa de los particulares al Tribunal Permanente de Revisión, es posible advertir un haz de esperanzas con la apertura de una vía indirecta pero muy concreta para que los particulares (personas físicas y jurídicas) comiencen a tomar una mayor intervención en el sistema. Por último, en cuanto al procedimiento, la Dec.CMC nº2/07 mediante la cual se adoptó el Reglamento del Procedimiento para la Solicitud de Opiniones Consultivas al Tribunal Permanente de Revisión por los Tribunales Superiores de Justicia de los Estados Parte del MERCOSUR, no refleja mayores diferencias a la mecánica mencionada en el punto anterior. Sin embargo, corresponde destacar que ante un pedido de opinión consultiva por un Superior Tribunal de Justicia, además de notificarse a los restantes de dicha circunstancia, la totalidad de los Estados Parte pueden presentar en un plazo perentorio, y con fines exclusivamente informativos, sus eventuales consideraciones sobre el tema objeto de la solicitud de opinión consultiva. Lo dicho no implica que puedan cuestionar la validez, aceptación o rechazo de tratamiento de la cuestión llevada a conocimiento del Tribunal Permanente de Revisión. Su intervención está facultada únicamente a fin de acercar análisis o comentarios relacionados en forma directa con la consulta jurídica realizada, encaminados a lograr la buscada uniformidad de aplicación del derecho MERCOSUR. El artículo 9 expresa: “Los Coordinadores Nacionales del GMC, podrán, en un plazo de quince días contados a partir de la notificación de recepción de una solicitud de opinión consultiva, conforme el Artículo 6, enviar al TPR, por intermedio de la ST, únicamente con fines informativos, sus eventuales consideraciones sobre el tema objeto de la solicitud de opinión consultiva.”. 4. La primera Opinión Consultiva del Tribunal Permanente de Revisión. Si bien no me explayaré sobre esta cuestión por entender que al haber formado parte del Tribunal que la emitió y ejercer actualmente la presidencia del Tribunal Permanente de Revisión debo guardar la reserva de confidencialidad impuesta por el artículo 32 del Reglamento del Protocolo de Olivos (declaración jurada), me encuentro en condiciones de afirmar que se trata de un verdadero hito en la historia del sistema de solución de controversias del MERCOSUR y del propio Tribunal. En efecto, aquel 3 de abril de 2007, mediante Opinión Consultiva nº1/2007 en autos “Norte S.A. Imp. Exp. c/ Laboratorios Northia Sociedad Anónima, Comercial, Industrial, Financiera, Inmobiliaria y Agropecuaria s/ Indemnización de Daños y Perjuicios y Lucro Cesante”, se dejaron sentados criterios fundamentales del derecho del MERCOSUR tales como su primacía frente al derecho interno de los Estados Parte que no pueden dejar de destacarse, aún ante los cuestionamientos de análisis académicos del caso y el reconocimiento de que las futuras opiniones consultivas pueden mejorar el estilo y la forma. Esta solicitud de opinión consultiva pionera, fue cursada por el Juzgado de Primera Instancia en lo Civil y Comercial del Primer Turno de Asunción, República del Paraguay y se refirió a la interpretación de las normas MERCOSUR e internas de Argentina y Paraguay en torno a la competencia de los tribunales locales para entender en un litigio en el marco de un proceso judicial de daños y perjuicios, consecuencia de la rescisión de un contrato comercial que unía a una empresa argentina y otra paraguaya. 5. Consideraciones finales. En primer lugar, quiero agradecer nuevamente la posibilidad que se me ha dado de compartir con ustedes un ámbito de reflexión y análisis de tan alto nivel como este. También, destacar los grandes e importantes avances obtenidos en torno al sistema de solución de controversias del MERCOSUR y, particularmente, del Tribunal Permanente de Revisión. Lo que me permite afirmar que nos encontramos transitando por el camino correcto para lograr la consolidación definitiva del sistema y del propio Tribunal. Ante ese panorama, la solicitud de opiniones consultivas por los Superiores Tribunales de Justicia al Tribunal Permanente de Revisión se presenta como una opción sumamente interesante y positiva, que ha posibilitado el inicio de un diálogo y comunicación directa entre ambas instancias jurisdiccionales y el acceso gradual de los ciudadanos de los Estados Partes a esta instancia internacional de incidencia directa sobre las personas (físicas y jurídicas); aunque con las limitaciones del caso. Entre otras cosas, esto se ve reflejado en el temprano interés demostrado por la Corte Suprema de Justicia de la República Oriental del Uruguay, luego seguido por las de la República Argentina y la República del Paraguay, mediante las reglamentaciones realizadas desde el ámbito local del procedimiento de solicitud de opiniones consultivas. No obstante, debe reconocerse que hay mucho por hacer. Así, no sólo debe aumentarse el uso de esta herramienta y darse a conocer el sistema a la ciudadanía, sino que para que su utilización sea efectiva tendremos que aunar esfuerzos para mejorar y fortalecer los canales de comunicación entre los Superiores Tribunales de Justicia y el Tribunal Permanente de Revisión, principalmente con su Secretaría permanente. En tal sentido, en observancia de la metodología de trabajo establecida por el Reglamento del Protocolo de Olivos y el Reglamento para la Solicitud de Opiniones Consultivas al Tribunal Permanente de Revisión por los Superiores Tribunales de Justicia de los Estados Parte del MERCOSUR, deberían establecerse los puntos focales que se encargarán de los trabajos operativos del trámite de las solicitudes de opiniones consultivas en cada Superior Tribunal de Justicia y formar una red de comunicación fluida y constante con la Secretaría del Tribunal Permanente de Revisión. Para ello, sería recomendable utilizar canales de comunicación eficientes y modernos como lo es el correo electrónico y el fax –principalmente el primero-, lo que favorecerá un ahorro considerable de recursos y tiempos. Prof. Dr. João Grandino Rodas. Presidente del Tribunal Permanente de Revisión del MERCOSUR Brasilia, 22 de noviembre de 2008.