27 de noviembre. I DOMINGO DE ADVIENTO. VELEN Y ESTEN

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27 de noviembre. I DOMINGO DE ADVIENTO.
VELEN Y ESTEN PREPARADOS
COMENTARIO A MC 13, 33-37
Es el primer domingo de Adviento. Empezamos el nuevo
año de la fe. Toda la Iglesia se prepara ya para la fiesta de
Navidad. Celebraremos su primera venida cuando hace
2011 años Jesús nació en el pueblito de Belén, allá en
Palestina, esta patria que hoy está ocupada y todavía no
es reconocida. Pero celebraremos también la segunda
venida, al final de la historia de la humanidad cuando
vendrá de nuevo Jesús para que todas las gentes de todos
los tiempos vivan eternamente en la fiesta de Dios. Y
celebramos la tercera venida cuando vendrá a buscarnos
al final de nuestra vida para llevarnos en brazos a la casa
del Padre. Y en esa tercera venida celebramos todas las
demás venidas de Jesús, quien viene a cada rato para
estarse con nosotros. Viene en nuestras alegrías y en
nuestras penas, viene para animarnos, para consolarnos, para perdonarnos, para demostrarnos
que nos ama. Viene cuando le rezamos y viene inesperadamente, cuando menos lo esperamos.
Viene para darnos razones para vivir, impulsos para hacer el bien e ilusiones para esperar.
Para eso hemos de estar preparados y vigilando. Estén preparados y vigilando, estén
despiertos. Somos los porteros atentos. Nos toca cuidar la colonia. Ver por sus mejoras. No
quedarnos dormidos en la casa, asistir a las juntas y no quedar mudos.
Nos toca cuidar de nuestra parroquia y capilla. Ya no se vale con el puro asistir a Misa.
Debemos regalarle tantito de nuestro tiempo, de nuestro esfuerzo, de nuestro dinero. ¿En qué
ayudamos a nuestra parroquia?
Nos toca cuidar de nuestro Círculo. Estén preparados. ¿Ya asistes a los retiros y a las juntas?
¿Ya lees las notas al pie de página de tu Biblia? ¿Ya recuerdas al grupo la necesidad de la
buena obra? Nos toca cuidar de nuestra familia. Recuerda que somos la voz de Dios, las
manos de Dios, el corazón de Dios. Si andamos dormidos, Dios no puede actuar. A nuestra
familia darle siempre un buen ejemplo. Y es un buen ejemplo el que damos cuando nos ven
con la Biblia en la mano irnos a nuestro grupo. Nos toca cuidar el propio corazón. Buscando
buenos amigos, buenas lecturas. Limpiándolo con la oración, con la contemplación de la
naturaleza, con el cariño y la ternura, con el servicio.
* Señor, que sepa encontrar un ratito para estar contigo en la oración personal, preparando
siempre mi corazón para tu inesperada visita.
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4 DE DICIEMBRE. II DOMINGO DE ADVIENTO.
LA CONVERSION
COMENTARIO A MC 1, 1- 8
Juan habla de que se acerca la hora de Dios, que Dios está
por llegar. Y aparece predicando al pueblo, hablando de
bautismo y de conversión para alcanzar el perdón de
los pecados. La única manera de prepararnos para la
llegada de Dios, consiste en cambiar nuestro corazón.
Acudía a él gente de toda la región. Juan atraía a los
demás por el ejemplo de su vida. Era un hombre austero,
muy exigente consigo mismo, un hombre muy coherente
entre lo que hablaba y cómo vivía. Quienes lo seguían
encontraron en la dificultad de desierto, una manera de
preparar el corazón para acercarse a Dios. Ojalá también
nosotros podamos sacar de las penas de la vida, de las
enfermedades, una manera de sentir más cerca el amor de
Dios y mayores deseos de seguir a Jesús viendo por los demás.
Decía Juan: Detrás de mi viene otro mucho más grande que yo. Y esa fue la tarea de Juan,
abrirle el camino a Jesús. Esa es también nuestra tarea. Primero preparar nuestro corazón para
que Jesús entre en él. Al mismo tiempo preparar el corazón de quienes nos rodean para que
Jesús pueda entrar en ellos.
¿Cómo debemos prepararnos? Adviento es un buen tiempo para la conversión. Es decir,
cambiar todo aquello que nos impide experimentar el amor de Dios y transmitirlo. Cambiar
todo aquello que no transparenta a Jesús. Que las personas que nos rodean sientan confianza
en nosotros. Que sepamos escuchar sus vidas. Que estén seguros de que sabemos guardar las
confidencias. Confesaban sus pecados. Adviento es tiempo propicio para la confesión, para
reconocer en voz alta nuestra debilidad. Y reconocer el pecado de aquellos que mandan en el
mundo: el consumismo, la mentira en la tele, el cinismo de los gobernantes.
Y Juan los bautizaba con agua, animando a la gente a recibir el bautismo en el Espíritu
Santo. Adviento es tiempo para revivir nuestro bautismo, aquel beso tan grande que Dios nos
dio al ser bautizados, cuando nos miró como hijos consentidos, y nos amó para siempre. Fue
el momento en que nuestros padrinos y nuestros familiares gozaron la certeza de que Dios nos
tiene por hijos. Y ese entusiasmo, al paso de los años, es nuestro también. Han pasado los
años y seguimos convencidos de que su amor dura para siempre y nadie, ni nada, nos ha
podido desapartar de su amor. Ni siquiera nuestros pecados, pues Dios se acerca más al
pecador porque lo ve sufrir mucho.
* El Señor espera de mí que sepa buscar con valentía los medios para que los propósitos se
hagan realidad. Con sólo mi pobre voluntad, no puedo cambiar, no puedo convertirme.
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11 DE DICIEMBRE. III DOMINGO DE ADVIENTO.
EL BAUTIZO DE JUAN
COMENTARIO JN 1, 6-8 y 19-28
Vino un hombre de parte de Dios: éste se llamaba
Juan. Vino para dar testimonio, vino como testigo de
la luz, para que por él todos creyeran. Adviento es
saber que Jesús viene. ¿Quiénes son las personas que
sientes que Dios ha enviado a tu vida para preparar tu
corazón para la llegada de Dios? ¿De qué personas se
valió Dios para que te acercaras a Jesús, a la Iglesia, al
Círculo Bíblico? Muchas veces Jesús viene revestido del
familiar, del vecino, del hermano del Círculo Bíblico.
¿Qué ejemplos has recibido de las personas que te
rodean?
Pero por otro lado todos estamos llamados a ser como
Juan el Bautista. Todos estamos llamados a ser una luz para nuestra familia, para nuestros
vecinos. No podrá llegar la Navidad a las otras personas si yo no les anuncio con mi persona
la llegada de Jesús. Dios me ha elegido para ser el mensajero de su llegada. Y eso no por mis
méritos sino por su amor. Dios necesita de sus mensajeros y yo soy uno de ellos. Gracias
Señor por confiar en mí. Pero, ¿qué debo hacer yo?
Y hoy resuena en nuestro corazón la voz de Juan el Bautista: Enderecen el camino del
Señor. ¿Qué hay de chueco en mi vida que impide la llegada del Señor? Tal vez mi poco rato
de oración personal, tal vez mi cabeza llena de programas de televisión, tal vez no haber
sanado las heridas de mi pasado que siempre andan lastimándome, tal vez la falta de
ilusiones, tal vez el cansancio, tal vez no me acepto a mi mismo como soy, tal vez no acepto
mi familia. Y ¿qué hay a mi alrededor que impide la llegada de Dios? Tal vez el excesivo
ruido de la radio y la tele, tal vez tanta miseria que nos envuelve, tanta pobreza, unos salarios
raquíticos, una terrible inseguridad, tal vez tanta injusticia, tantas autoridades corruptas.
Se acerca la Navidad. Jesús nos trae el bautismo del fuego, del Espíritu Santo. Jesús viene a
ayudarme para limpiar el camino de mi vida y el camino de los demás. Jesús me acompaña en
la tarea de quitar los obstáculos. Y además tengo el ejemplo y la intercesión de María, Virgen
de Guadalupe, precisamente ahora que nos preparamos alegres para su fiesta. Ella que se
presenta “para oír los lamentos y remediar las miserias, penas y dolores de los que me
invoquen. Y que me anima. No se turbe tu corazón y no temas. ¿no estoy aquí, yo, que soy
tu Madre? ¿No estás bajo mi sombra?”
* Señor, que mis propias miserias no me impidan darme cuenta de cómo me has iluminado
con tu luz, de cómo me has envuelto con tu amor y me llamas para ser testigo de esta luz y de
este amor.
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18 DICIEMBRE. IV DOMINGO DE ADVIENTO.
EL ANUNCIO A MARIA
COMENTARIO A LC 1, 26-38
La grandeza de María está en el gran amor que Dios le
mostró, alégrate llena de gracia, el Señor está contigo
pero también por su fidelidad a Dios, por su respuesta
positiva a su voluntad. Yo soy la servidora del Señor,
hágase en mi lo que me has dicho. Del gran amor de Dios
mostrado en ella y de su respuesta obediente, de ahí viene
su grandeza. Por eso la recuerda la iglesia desde los inicios
“en adelante todos los hombres dirán que soy feliz” y
ciertamente nuestra Iglesia ha cumplido la Palabra de Dios,
y por ella todas las generaciones recuerdan y alaban el
nombre de María.
Esa es la llave de la felicidad. Sabernos muy, pero muy
amados por Dios, repletos de su gracia, aún en las situaciones más dolorosas. Y alegrarnos.
Por eso antes de hacer propósitos debemos enlistar los regalos de Dios. Antes de pedirle nada,
debemos mostrar la gratitud por todos aquellos favores que El nos ha hecho.
¿Le fue fácil a María esta presencia de Dios que la llenó de su gracia y al mismo tiempo le
pidió el cumplimiento de la voluntad de Dios? Pues no. María no se consideraba digna, no
podía entender tanto amor de Dios. El ángel le dice: No temas, María, porque has
encontrado el favor de Dios. El amor que Dios nos tiene no depende de nuestras buenas
obras; Dios nos ama porque ha querido regalarnos misteriosamente su amor.
Cuando María acepta este amor incondicional de Dios, entonces se pregunta cómo podrá
cumplir su voluntad. Porque ciertamente la experiencia le muestra su debilidad, su pequeñez.
Y el ángel le da la solución. El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo
te cubrirá con su sombra. Porque para Dios, nada es imposible. Entonces María acepta:
Hágase en mi lo que has dicho. Suplicar la presencia del Espíritu Santo es lo único que
puede hacernos dóciles al querer de Dios.
María es nuestro ejemplo. Como ella, todos partimos de una experiencia de sabernos amados
gratuitamente por Dios. Será en un retiro espiritual, será en un rato de silencio en nuestra
casa, será leyendo la Biblia a solas o en el Círculo, será ante la naturaleza, será en una iglesia,
mirando un atardecer o teniendo en brazos un bebé, pero todos hemos sentido en algún
momento la visita de Dios, su presencia, su palabra. Es el Espíritu Santo el que prepara
nuestro corazón para la respuesta a Dios. Se acerca ya la Navidad. María nos entrega a Jesús.
*María es mi ejemplo como seguidor de Jesús ¡Que no me canse de reconocer las
maravillas de Dios en mi vida! ¡Que no tenga miedo de buscar su voluntad!
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25 DE DICIEMBRE. NACIMIENTO DE JESUS
COMENTARIO A LUCAS 2, 1-14
Cuando el creyente lee la Palabra de Dios, aquello que
está leyendo de alguna manera se cumple en su vida. Hoy
recordamos y hacemos presente la Navidad, el
nacimiento de Jesús, Dios se hace un niño pobre envuelto
en pañales. Hoy realmente Jesús nace de nuevo en la
humanidad. Dios aprovecha los acontecimientos
humanos para manifestarse. Dios aprovechó el censo del
emperador de Roma para que Jesús naciera en Belén y
naciera en total pobreza porque no había lugar para
ellos en la sala común.
Hoy la Iglesia se llena de gozo al festejar el nacimiento
de Jesús. Si Dios se hace hombre, ahora el hombre podrá
estar cerca de Dios, tan cerca como que está en el
corazón de Dios. Al hacerse Dios un niño se hace más
fácil quererlo, pues ¿qué persona no se emociona ante un bebé? ¿qué persona deja de
encariñarse ante un niño? Hoy ha nacido para ustedes un salvador, que es Cristo el Señor.
Estar en el corazón de Dios es lo mismo que estar salvados. Reconocer en este niño a Dios, es
sabernos salvados.
Así vivir la Navidad es vivir la alegría. No teman porque yo vengo a comunicarles una
buena nueva que será motivo de mucha alegría para todo el pueblo. Hoy somos
inmensamente felices y alegres de sabernos salvados, de saber que no estamos solos, de saber
cómo debemos vivir. Cuando Dios se acerca, siempre provoca alegría. Hemos de vivir
pareciéndonos a Jesús. Ya tenemos el modelo que debemos copiar para ser hombres y
mujeres cabales, para vivir dignamente nuestro ser personas. Gloria a Dios en lo más alto
del cielo… Y toda familia cristiana está de fiesta.
La Palabra de Dios nos muestra que Dios nace en la pobreza de la cueva de Belén, y hallarán
un niño recién nacido, envuelto en pañales y recostado en un pesebre. ¡Qué animo nos da
esa elección de Dios, querer nacer pobre entre pobres! La certeza de que Jesús nace entre
nosotros en nuestra propia pobreza. Somos de familias trabajadoras. Y somos pobres en
cualidades y también en virtudes. Saber que el Dios que creó el oro, la plata, los amaneceres
luminosos, las flores más bonitas quiso hacerse presente en medio de la oscuridad de la
noche, en una cueva maloliente, rodeado de pastores es señal de cuán a gusto está El entre
nosotros en esta Navidad.
* Señor que sepa descubrir en los más pobres de mi comunidad tu presencia. Señor que no se
apague la alegría de conocerte y amarte. Señor, creo que tu llegada siempre es alegría.
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1 DE ENERO. SANTA MARIA MADRE DE DIOS
COMENTARIO A LC 2, 16-21
Le pusieron el nombre de Jesús, que significa salvador. Así
ha sido en nuestra vida. Conocer a Jesús ha sido sabernos
salvados.
Conocer y amar a Jesús es saber que somos hijos de Dios
Conocer y amar a Jesús es sabernos perdonados.
Conocer y amar a Jesús es sentirnos parte de la Iglesia de
Jesús vivida en nuestra diócesis y en nuestra parroquia
Conocer y amar a Jesús es saber que mi familia grande es la
comunidad con la que me reúno cada domingo para la misa.
Conocer y amar a Jesús es sentir el Círculo Bíblico como mi
segunda familia, en donde escucho en la voz de mis hermanos
la voz de Dios, en donde recibo de mis hermanos la misma
palabra de Dios.
Por eso semana tras semana como los pastores corremos
apresuradamente a donde está Jesús, rodeado de María y de
José, es decir corremos al Círculo Bíblico y aquí contamos todo lo que sabemos, todo lo que
Dios nos platica en el corazón y de ahí nace la amistad profunda entre nosotros. Ya no les
digo siervos, sino amigos, porque les platico las cosas de mi Padre, decía Jesús a sus
discípulos. Lo mismo nos decimos nosotros unos a otros. Y es que no hay amistad más
profunda y verdadera que aquella que se forja, que se hace al compartir lo más intimo de uno,
¿y qué hay de más íntimo en uno que la voz de Dios en lo más profundo? Y al acabar el
Círculo nos pasa lo mismo que a los pastores. Después los pastores se fueron glorificando y
alabando a Dios por todo lo que habían visto y oído.
En nuestro grupo vemos nuestro crecimiento en la fe y el crecimiento de los hermanos.
Vemos cómo a todos se nos quita el miedo de hablar, vemos cómo aprendemos a escuchar, a
convivir, a festejar, a vivir una vida distinta. En nuestro grupo escuchamos la Palabra de Dios
y escuchamos las maravillas que Dios hace en cada hermano del grupo. Escuchamos sus
penas y nacen de nuestro corazón palabras de consuelo. Escuchamos sus alegrías y nace en
nuestra boca una sonrisa y un gozo grandes al compartirlas. Por eso siempre acabamos el
Círculo con un canto de acción de gracias. Y nos retiramos guardando en el corazón lo vivido.
María , por su parte, observaba todos estos acontecimientos y los guardaba en su
corazón. Gracias Padre porque Jesús es salvador. Gracias Padre porque en el Círculo Bíblico
vivimos nuestra salvación.
* Que no me canse de correr en tu búsqueda, Señor y agradecerte las maravillas que haces
en mi y en quienes me rodean. Y que siga gozando esta mi familia que llamo Círculo Bíblico.
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8 DE ENERO. LA EPIFANIA DEL SEÑOR
COMENTARIO A MT 2, 1-12
Con la lectura de la adoración de los magos la Iglesia
agradece y celebra que la fe de Jesús alcanza a todos aquellos
que no son del pueblo judío, a nosotros, mexicanos y
mexicanas, que somos otro pueblo.
Los magos no estaban conformes con lo que eran y tenían.
Como nosotros que no estamos conformes con la vida que
llevamos, llena de rutinas, de tristezas, de sin sentido, de
soledad, de ignorancia, de egoísmo. Dios, a través de la
estrella animó a los Magos a partir en búsqueda del Mesías.
También nosotros en nuestras vidas hemos visto una estrella.
Tal vez una invitación, un retiro, tal vez un buen
pensamiento. Tal vez un momento de sentirnos
profundamente amados. Pero lo importante es que nos hemos puesto en camino.
Aquella luz que en un tiempo iluminó nuestra vida, parece que se ha apagado. ¿Qué hicieron
los magos? Buscaron, preguntaron. Y la respuesta les vino con la ayuda de otras personas
que les permitieron escuchar el anuncio del profeta, es decir, la Palabra de Dios. También
nosotros hemos encontrado muchas respuestas en quienes nos rodean y sobre todo en nuestro
Círculo Bíblico, con la Biblia en la mano y el oído atento.
Si la noche de la fe es muy oscura ¿cómo abrir el corazón para la llegada de Dios? Gritando
desde lo más hondo: “Señor, si existes, muéstrame tu rostro”. Y esperar pacientemente.
Escuchando atentos a quienes expresan su fe; quitando los obstáculos que uno puede pensar
impiden la llegada de Dios: la soberbia, la lujuria, el egoísmo. Lo importante, como los
Magos, es ponerse en camino.
Y cuando menos lo hemos esperado se aparece la estrella. Se hace la luz en situaciones muy
oscuras de nuestra vida: el abandono de seres queridos, la falta de dinero, las enfermedades,
las dudas de la fe… La estrella que habían visto en Oriente iba delante de ellos, hasta que
se paró sobre el lugar en que estaba el niño. Aquel primer amor retoña en nuestras vidas. Y
aquí estamos cara a cara con Jesús, felices de haberlo encontrado. Y habiendo entrado en la
casa, hallaron al niño que estaba con María su madre. María siempre junto a Jesús. y
siempre junto a nosotros.
Y, claro, mirando los ojos del Niño Dios ¿qué podemos hacer? Simplemente abrir el cofre de
nuestro corazón y brindarle el oro, todo el amor, todo el cariño y brindarle el incienso, es
decir todos nuestros cantos, nuestros rezos, nuestra alabanza, y la mirra, la hierba amarga, es
decir, todos nuestros dolores. Y ahora, en este nuevo año, habiendo encontrado a Jesús,
regresamos a la vida de cada día por otro camino. Ahora el camino es la alegría, la
gratitud, el perdón, la solidaridad, la paciencia, la ilusión, la comunidad.
* ¡Un nuevo año de Gracia se abre ante mí. Señor que no me canse de buscarte!
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15 DE ENERO. Y SE QUEDARON CON JESUS
COMENTARIO A JN 1, 35-42
Los dos discípulos de Juan estaban a gusto con él. Pero Juan
los animó a algo mejor. A que se fueran con Jesús. Vengan
y verán les dijo Jesús. ¿A dónde fueron y qué verían en
Jesús aquellos dos hombres que se quedaron con él el resto
del día? ¿Qué hemos encontrado en Jesús que todavía hoy lo
seguimos, lo escuchamos y lo amamos? Esto es lo más
hermoso de la vida: habernos encontrado con Jesús. Más que
la vida, más que la familia, más que nada, el gran regalo de
Dios en nuestra existencia es el encuentro con su Hijo
Jesús.¡Gracias Jesús por este encuentro personal contigo!
¡Gracias Jesús por los momentos que me has permitido
gozar de tu presencia! A partir de esta experiencia de amor
con Jesús, todo lo demás ya es más fácil.
Andrés fue a buscar primero a su hermano Simón y le dijo: Hemos encontrado al Mesías, al
Cristo. Y se lo presentó a Jesús. Con Andrés se inicia la cadena de personas cautivadas por
Jesús que jalan a otros al mismo encuentro con el Señor. Simón animó a otra persona y esa a
otra y esa a otra…¿quién te animó a ti a conocer a Jesús? Tal vez fueron tus padres, tus
abuelitos, tus catequistas… Y tú ¿a quién has animado a conocer a Jesús, a buscar a Jesús?
Tal vez a tus hijos, a tus nietos, a tus ahijados, a tus hermanitos, a tus niños del catecismo…
Tal vez a tu hermana del Círculo Bíblico. Hoy la palabra de Dios nos anima a ser misioneros.
Nos anima a ser como Juan, vayan con el Cordero de Dios. Y transformen el mundo.
Hay muchas maneras de ser misioneros. En nuestra familia, con nuestros vecinos cercanos,
siendo catequistas, compartiendo en el Círculo Bíblico. Hay también otra manera de ser
misioneros: visitar como apóstoles de la Palabra, casa por casa. Invitar al vecino a un
encuentro personal con Jesús, con su Iglesia. Rezar juntos. Lo importante es anunciar a Jesús,
cada quien a como Dios le dé a entender.
Para ser misioneros hemos de sentir la mirada de Jesús. Jesús miró fijamente a Pedro y le dijo:
Tú eres Simón, te llamarás Kefas, que quiere decir piedra. Hoy también Jesús nos mira
fijamente, como un enamorado, con una mirada penetrante, cariñosa, respetuosa. Y nosotros
buscamos su mirada. Y nos hace piedra. Nos hace y nos da un corazón firme. Somos roca
sobre la que se levanta la iglesia, la comunidad, la familia, el Círculo Bíblico. La roca de mi
vida, cimentada en la roca de Jesús será una roca firme.
* Señor que tantas horas de quehaceres no me impidan las horas a solas contigo, de estar a
gusto en tu presencia, simplemente viéndote y sintiéndote en mi corazón. Diciéndonos que
nos queremos.
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22 DE ENERO. PESCADORES DE HOMBRES
COMENTARIO A MC 1, 14-20
El gobierno metió a Juan Bautista a la cárcel por ser un
hombre valiente, que decía la verdad y su palabra
denunciaba los abusos de la autoridad. También Jesús en
lugar de sentir miedo, siente que no debe callar. Siente
que ha llegado la hora del relevo, de continuar la misión
de Juan. Jesús debe salir del hogar y lanzarse a la aventura
de proclamar la Buena Nueva de Dios. Decía Jesús: El
Reino de Dios se ha acercado. Tomen otro camino y
crean en la Buena Nueva.
Juan anunciaba la llegada del juicio de Dios, que el hacha
de la justicia divina está a punto de tumbar todo árbol malo, Jesús en cambio anuncia una
buena noticia. ¿Cuál buena noticia? La noticia de que el Reino de Dios está cerca. Dios no
vive a espaldas del hombre, sino en su corazón, atento a los más suaves latidos de su vida.
¿Cuál buena noticia? La noticia buena de que en la tierra ya se vive según la voluntad de
Dios, según el plan de Dios. ¿Cuál es el plan de Dios sobre la tierra? Un mundo de hermanos
en el que no falte el pan de cada día, ni el perdón de cada día. En que la enfermedad deje paso
a la salud, la tristeza a la alegría. Un mundo en que los más pobres, los señalados como malos,
los abandonados, quienes no tienen ni estudio, ni poder, ni prestigio sean los consentidos de
Dios. Una tierra en que todo hombre se sienta hijo de Dios. Para toda la gente pobre, sencilla
y de corazón amable escuchar eso les da mucha alegría, es para ellos una buena noticia.
Y a eso anima Jesús a Pedro y a su hermano Andrés, como después lo hará con Santiago y su
hermano Juan. Síganme que yo los haré pescadores de hombres. Y ese mismo llamado hoy
el Señor nos hace a cada uno de nosotros. Seguir a Jesús es entrar en la escuela de Jesús,
tenerlo como Maestro, aprender de El. Y la tarea que nos deja el Maestro siempre es bien
linda. Se trata de recibir. Nos toca cosechar. Nos toca pescar personas. Es decir acercarnos a
la gente y ver la manera de sacarla del mar de la ignorancia a través de la escuela, del mar de
la enfermedad a través de la medicina, del mar de la tristeza a través de la plática y el cariño,
del mar de la soledad subiéndola a la barca del amor de Dios, de la compañía de los
hermanos, de la parroquia y del Círculo Bíblico. Nos toca pasar la vida, como Jesús, dando
buenas noticias de palabra y de obra.
Seremos buenos pescadores si antes nos hemos dejado pescar por Jesús. Nos toca dejar
nuestra barca, nuestro egoísmo, nuestras rutinas y subirnos a la barca de Jesús, subirnos a la
comunidad, al Círculo Bíblico. Y para eso dejarlo todo de inmediato.
* Dentro de mi nace el miedo de la entrega incondicional. Mañana empezaré en serio, me
digo, para lo mismo responder mañana. ¡Señor, si fui pescado por Tí, que sea buen
pescador!.
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29 DE ENERO. LOS MALOS ESPIRITUS
COMENTARIO A MC 1, 21-28
Jesús semana tras semana acudía a la sinagoga para escuchar
la Biblia. Así también nosotros. semana tras semana en
nuestro Círculo Bíblico escuchamos la Palabra de Dios. Jesús
no era sacerdote, ni había estudiado en las grandes escuelas.
Por eso la gente quedaba sorprendida. Su manera de
enseñar impresionaba mucho. Es la misma experiencia que
tenemos todos los que formamos la familia de los Círculos
Bíblicos. Encontramos en ella personas de muy pocos
estudios y sin embargo platican la palabra de Dios con tanta
profundidad y tan buen entendimiento que nos quedamos
impresionados. Y decimos como la gente que acompañaba a
Jesús: ¿Qué es esto? ¡Con que seguridad enseña esta
nueva doctrina! ¿De dónde nos viene esta sabiduría? Como Jesús, estamos poseídos por el
Espíritu Santo que ilumina nuestras mentes y coloca palabras atinadas a nuestra boca. Muchas
veces nosotros somos los primeros sorprendidos.
Vemos que el demonio reconoce a Jesús como el Santo de Dios. Por eso Jesús se enoja tanto:
Cállate. Porque quien reconoce a Jesús como el Santo de Dios debería ser una persona buena,
con una vida ejemplar. Y no es así. No todo el que diga Señor, Señor entrará en el Reino.
A veces me parezco a ese hombre poseído por un espíritu malo. Hablo bonito, asisto a la Misa
y al Círculo, pero mi corazón está poseído por malos espíritus. En él anida el rencor, la
flojera, la tristeza, el desánimo, el egoísmo, la burla, el hacer menos a los demás, el
desquitarme con los más cercanos mi mal humor, el no acabar de creer en la bondad de Dios
que me quiere infinitamente… Hoy el Señor se me acerca y me saca el mal espíritu. Y
cambiar no es fácil. El espíritu malo hizo revolcarse al hombre por el suelo y lanzó un
grito tremendo. A través de mis revolcaduras y de mis tremendos gritos, sea una
enfermedad, un abandono, un desastre económico, la muerte de un ser querido o mis propios
pecados. Dios ha hecho su trabajo. Ha sanado mi corazón. Sabemos que Dios dispone todas
las cosas par bien de los que aman. (Rm 8, 28) Tener a Dios no como juez, ni como
castigador ni como alguien que exige, frena o quita, sino como amigo que impulsa, perdona e
ilusiona, ¡qué grande y hermosa sorpresa!
Y la fama de Jesús se extendió por todo el territorio. Que no haya rincón de mi colonia que
no haya yo evangelizado, dado una palabra hermosa, una ayuda, una sonrisa siquiera, que no
haya yo anunciado la Buena Noticia de Jesús.
* Señor que pueda ver en mis peores momentos tu mano bondadosa. ¡Sácame Señor el
demonio del desaliento, del sentirme impotente! ¡Que cada día te mire más como mi mejor
amigo!
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5 DE FEBRERO. LA SANACION.
COMENTARIO A MC 1, 29-39
Vemos a Pedro interesado en que Jesús entre a su casa y
sane la familia. También es nuestro interés. Siempre
buscamos que la familia sienta la cercanía de Dios. Hoy
nos encontramos con la suegra de Pedro encamada con
mucha fiebre. Jesús se acercó y la levantó, tomándola
de la mano. Seguro que también todos nos hemos visto
reflejados en la suegra de Pedro. Todos ardemos en
calenturas varias y diversas. Algo nos impide seguir en el
seguimiento de Jesús, ser buenos discípulos suyos. Algo
nos detiene en hacer el bien. Nos da flojera la buena obra
del mes. Ya venimos al Círculo por rutina. Nos falta aquel
primer ánimo. Estamos postrados en el desaliento.
Bendito sea Jesús que hoy, una vez más se acerca a mí. No tanto que yo me haya acercado a
El, sino que El se acercó a mí. Y me levanta. Me toma de la mano y me sonsaca de mi rutina,
de mi cansancio, de mis miedos.
Y se le quitó la fiebre y luego se puso a atenderlos. Esta es la experiencia de cada semana al
asistir a mi Círculo Bíblico. Llego de una manera, arrastrando tantas fiebres y poco a poco,
con el canto de entrada, con el pedir perdón ante todos, al invocar al Espíritu Santo, al
escuchar pacientemente a mis hermanos de grupo, siento que poco a poco se me quita todo
aquello que me tenía de malas. Y cada semana salgo del Círculo Bíblico con más ganas de
servir en mi hogar y en mi comunidad.
Los que pertenecemos a los Círculos Bíblicos somos los primeros en estar cerca de los
enfermos, en acompañarlos, en brindarles tiempo, cariño, medicinas y comida. En
comprenderlos, en tenerles paciencia, en sonreírles. De poco sirve decirles ánimos, te
comprendo, te llevo en mis oraciones… sirve más estar, regalar tiempo, orar, pero con él,
darles muestras de ternura.
Al atardecer, cuando se ponía el sol el pueblo estaba reunido delante de la puerta.
También nosotros muchas veces nos reunimos fuera de las capillas y en las casas
experimentamos la salud y el perdón. Jesús sanó muchos enfermos con dolencias de todas
clases. Si Jesús sana, es imposible que Dios mande enfermedades. Ya Jesús no es carpintero,
ya no trabaja de peón en las construcciones. Ahora Jesús con su ejemplo nos quiere decir cuál
es el deseo de Dios. Y el deseo de Dios es que tengamos vida, y vida en abundancia.
* Jesús bien sabe cuál es mi dolencia física y espiritual. Jesús me toca con la mano de su
Palabra y con el Pan de la Eucaristía. Y siento que me sana. La certeza de mi sanación está
en las ganas de servir, de ayudar.
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12 DE FEBRERO. CURACION DEL LEPROSO
COMENTARIO A MC 1, 40-45
El Reino de Dios llega cuando las leyes se ponen al servicio
del hombre. El Reino de Dios llega cuando el hombre es libre
para hacer el bien. El Reino de Dios llega cuando el dolor
queda aliviado.
Hoy lo vemos en el leproso que se arrodilla, reconociendo
que su orgullo está doblado. Tantas veces quiso solito sanar y
no pudo. El primer paso para toda sanación es el
reconocimiento de la propia impotencia. “Si quieres, puedes
limpiarme” ¡Cuántas veces he intentado cambiar a base de
propósitos y no he podido! Los cambios no vienen tanto por la
voluntad de uno, sino por reconocerse incapaz y confiar en el otro, en los otros, confiar en
Dios. Estoy enfermo de lepra. Mi enfermedad es contagiosa. Siento que mi mal humor pone
de mal humor a los demás. Que mis enojos hacen enojar, que mis gritos hacen gritar, que mi
egoísmo cierra la generosidad de los demás. Me siento como leproso., como infectado del
sida. Tengo miedo de contagiar.
Y Jesús tuvo compasión, extendió la mano y lo tocó. Jesús se brinca todas las leyes de su
tiempo. Las leyes son para servir a los hombres, no se hicieron las leyes para esclavizar a los
hombres. Al tocar a un leproso Jesús se hacía impuro. Para él lo importante no es el que dirán
sino la salud del que está enfrente. Para Jesús lo importante era que aquel hombre, apartado de
los demás, pudiera hacer vida comunitaria. Presentarse al sacerdote era la manera de que la
comunidad lo aceptara de nuevo. De nada sirve el sentimiento de culpa, el morderse el alma
con el remordimiento. Aquí nace la certeza del perdón de Dios y de que Dios tiene maneras
de revertir mis maldades en bendiciones.
Dios nos ha concedido vivir esta maravilla: Aquellas personas señaladas con el dedo por no
estar casadas por la iglesia, por haberse separado, por haber estado en la cárcel o en las
drogas, son tenidos por su familia y por ellos mismos como impuros, desapartados de la
comunidad. Ahora han encontrado en el Círculo Bíblico, en nuestra familia, entre nuestros
amigos, una mano tendida, un corazón que los abraza, que no los juzga, que no los presiona.
Han encontrado una segunda familia, se han reencontrado con la Iglesia y los vecinos. Y ya
no se callan. Esas personas se convierten en apóstoles. Andan de allá para acá como el
hombre que en cuanto salió empezó a hablar y a contar detalladamente todo el asunto.
De cuánto Dios lo ama, de lo bello que es vivir en comunidad, de cómo se acabó aquella mala
vida.
* ¿Cómo no contagiar mi tristeza, mi dureza, mi vacío? ¿Cómo contagiar ilusión, esperanza
y paz? Solamente buscando, como el leproso, el encuentro con el Señor y dejarme tocar por
El. Y esa enorme certeza: Tu bondad lo transforma todo en bendiciones.
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19 DE FEBRERO. EL PARALITICO Y LA CAMILLA
COMENTARIO A MC 2, 1-12
Jesús perdona los pecados. Los maestros de la ley se enojan.
¡Qué manera de hablar! Este se burla de Dios. ¿Quién
puede perdonar el pecado sino Dios y solamente El? No
reconocían a Dios en Jesús. Y peor todavía. ¡Jesús perdona
fuera del templo!
Hoy nos sentimos profundamente
agradecidos a Dios de sabernos perdonados en cualquier
lugar y momento.
En tiempos de Jesús las gentes creían que las enfermedades
eran resultado de los pecados. Por eso Jesús al paralítico le
dice: Hijo, tus pecados te son perdonados. Que viene
siendo lo mismo que decirle: Toma tu camilla y anda. Para
Jesús luchar contra el pecado, contra el mal, es luchar contra
la enfermedad. Y la mejor manera para luchar contra la enfermedad es tener un corazón
limpio. Y un corazón limpio es un corazón que no está bloqueado. Pensamos que para agradar
a Dios hemos de portarnos bien, porque de pequeños así lo hemos vivido con nuestros padres.
Seguimos pensando que si nos portamos mal Dios ya no nos quiere, como nos pasa con la
gente que nos rodea. Esto es un gran bloqueo, que nos tiene enfermo el corazón. Dios es Dios
y Dios nos da su amor de forma incondicional.
Esta vez la sanación del paralítico va ligada al interés de los cuatro hombres que lo llevaban
en camilla. No descansaron hasta presentar al enfermo a los pies de Jesús. No se desanimaron
por nada. Arriesgaron mucho, pues abrieron el techo del lugar. Una pregunta: ¿Quiénes en mi
vida me acercaron al Señor? Repasemos: nuestros padres, nuestros abuelitos, los catequistas,
el sacerdote, los vecinos…. ¿Qué hicieron para acercarme al Señor? Me regalaron su tiempo,
su cercanía… a veces arriesgaron contratiempos en la familia.
Y si pensamos en los padres de nuestra fe, los religiosos jesuitas, franciscanos, etc… en
aquellos misioneros que propagaron la fe en nuestras tierras, con cuánto sufrimiento lo
hicieron. Muchos de ellos se despedían de sus padres allá en Europa y nunca más en vida los
volvían a ver. Sabían que no regresarían. Muchos, confundidos por los indígenas como gente
mala, fueron torturados y asesinados. La fe se riega con sangre y dolor. Es momento de
agradecer a Dios a las personas que me han acercado a El. Y es momento para renovar mis
compromisos
* Y la pregunta recae sobre mí… ¿qué parte de mi vida está paralítica? ¿Qué paralíticos hay
cerca de mí que esperan un gesto de mi parte? ¿Qué tanto estoy dispuesto a arriesgar por el
evangelio de Jesús?
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26 DE FEBRERO. I DOMINGO DE CUARESMA.
LAS TENTACIONES DE JESUS
COMENTARIO A MC 1, 12-15
Con toda la capilla, con toda la Parroquia, con toda la Iglesia
nos disponemos a celebrar, un año más LA MUERTE Y LA
RESURRECCIÓN DE JESUS. Para eso disponemos de un
tiempo especial de gracia: la Cuaresma. Un mes largo de
preparación para vivir intensamente los misterios de nuestra
fe. La ceniza del miércoles nos recuerda la necesidad de
cambiar.
Y como Jesús, antes de dar el paso importante de pensar en los demás, de salir a predicar,
pasamos un tiempo de desierto. En seguida el Espíritu lo empujó al desierto. ¿Qué es el
desierto? Bien lo sabemos los que vivimos en esta región. Basta adentrarse en la Salada. El
desierto es el lugar de la soledad. No hay nada que distraiga. Un horizonte infinito. La arena
en el piso, el cielo arriba. Silencio. La Iglesia, como Jesús, nos invita a vivir un tiempo de
desierto. A sentirnos en la presencia de Dios cargando en el corazón a toda la humanidad.
Como Jesús sabemos que no faltarán las tentaciones. Ante la tentación de vivir dispersos y
dejarnos seducir por la tele, la radio y toda ruidera, Jesús nos recuerda la necesidad de la
oración. Ante la tentación de vivir complaciendo al cuerpo, dejándonos llevar de las
sensaciones, de los gustos, de los caprichos y antojos, Jesús nos anima al ayuno para
fortalecer nuestra voluntad y mostrar a Dios nuestra disponibilidad. Ante la tentación de
pensar siempre en uno mismo, de encerrarse en las propias necesidades, Jesús nos anima a
compartir, a dar la limosna.
Vivía entre los animales salvajes. Ciertamente estamos rodeados de salvajes. Este modo
salvaje de vida trabajando mucho y ganando poco, que destroza los horarios y la vida
familiar. Este sistema salvaje que con las drogas ha deshumanizado a tantas familias
conocidas, creando un clima de inseguridad, miedo y tristeza. Al rato ya agredimos, ya nos
enojamos, ya lastimamos. Nos hacemos como animales salvajes.
Pero los ángeles le servían. Hay otra manera de vivir. Hemos de saber encontrar en este
mundo tantos ángeles que Dios nos envía: La comunidad parroquial y el mismo Círculo. Ellos
son ángeles que nos sirven el Pan de la Eucaristía y el Pan de la Palabra. Y así ya somos
fuertes ante la soledad, la enfermedad, los problemas familiares y listos para misionar. Ya
somos unos ángeles, unos enviados por Dios para mostrar su amor.
* Estoy llamado a ser un ángel para los demás. Alertar, avisar, servir a los demás de
manera eficaz, para que los cercanos a mi vida no caigan en las tentaciones de este mundo
deshumanizador
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4 DE MARZO. II DOMINGO DE CUARESMA.
LA TRANSFIGURACION
COMENTARIO A MC 9, 2-10
Pensar en la Transfiguración es pensar ya en Jesús
Resucitado. La Iglesia nos recuerda que el tiempo de
Cuaresma es un tiempo para preparar el corazón y vivir la
Resurrección de Jesús. Cuaresma es tiempo para preparar el
triunfo de Jesús y el nuestro. La Cuaresma no es un tiempo
de tristeza ni de derrota. Es un tiempo de esperanza.
Dios nos ha concedido a lo largo de la vida muchas gracias,
muchos regalos. Hemos tenido un encuentro personal con
Jesús. El se nos ha manifestado con todo su esplendor.
Como Pedro, Santiago y Juan somos elegidos por Dios,
hemos sido llevados aparte. Hemos sentido bonito en ratos
de oración, en ratos en la familia, en el Círculo Bíblico. Se nos ha concedido tocar la altura.
Vemos la vida, la Iglesia, el mundo con otra mirada, con otra visión. Maestro, ¡qué bueno
que estamos aquí!. Nos quisiéramos quedar toda la eternidad pensando y sintiendo bonito, en
el consuelo de Dios. Pero eso es una parte en el seguimiento de Jesús.
Hay otra parte dolorosa. El seguimiento de Jesús pasa por cargar la cruz. La cruz de las
dificultades de la vida, y la cruz de las enfermedades, de la soledad y de la propia maldad. A
veces las exigencias de seguir a Jesús son duras. A veces queremos escuchar otras voces que
no sean las de Jesús. Por eso hoy nuestro Padre nos anima a escuchar a su Hijo. Este es mi
Hijo muy amado. A El han de escuchar. Como si nos dijera: Si escuchan a mi Hijo Jesús y
ponen en práctica sus palabras, a pesar de las dificultades, El les ayudará, estará con ustedes y
sepan que al final triunfarán. Que la victoria, el triunfo están asegurados. Nacimos para
vencedores.
Escuchar a Jesús, esa sigue siendo la tarea en esta Cuaresma. Porque la obediencia depende
de la escucha. Si no escuchamos, no podemos encontrar la voluntad de Dios. Por eso nos
hemos comprometido a faltar menos al Círculo, nos hemos comprometido a leer más a
menudo la Biblia. En un tiempo necesitábamos que nos recordaran, que nos invitaran.
Necesitábamos de los otros. Los discípulos de pronto al mirar a su alrededor no vieron a
nadie; sólo Jesús estaba con ellos. Así nos pasa a nosotros. Ahora nos basta saber que Jesús
nos acompaña. Su ejemplo, su compañía y su gracia son suficientes para que sigamos su
camino.
* Allá en el horizonte me espera la Resurrección de Jesús, la nueva humanidad, el cielo
nuevo y la tierra nueva. Me espera la Pascua. Me espera mi propia Transfiguración. Y todo
eso Señor ya empieza aquí, hoy, dentro de mí y entre los que me rodean. ¡Que no me canse
Señor de vivir el encuentro contigo, siempre nuevo, siempre para mi bien!.
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11 DE MARZO. III DOMINGO DE CUARESMA.
NEGOCIOS EN EL TEMPLO
COMENTARIO A JN 2, 13-25
Los sacerdotes defendían el templo como el lugar único de la
presencia de Dios. En cambio Jesús invitaba a sus seguidores a
encerrarse en la recámara de la casa y allí orar. Los sacerdotes
proclamaban que sólo en el templo el pecador recibiría el
perdón. Jesús perdonó al paralítico en medio de la sala de la
casa. ¿En qué templo encontrar a Dios? le preguntaron. Y El
respondió: Ha llegado el momento en que los verdaderos
adoradores lo serán en el corazón y en la vida verdadera.
Jesús es coherente con su predicación. Cuando encontró a los
vendedores en el templo, hizo un látigo con cuerdas y los
echó a todos fuera. Las autoridades religiosas no adoraban a
Dios en el corazón ni con una vida verdadera. Habían
convertido el templo en una manera de controlar y de sacar dinero a la gente. Los pobres
tenían que comprar palomas para sacrificarlas. A los vendedores de palomas les dijo:
Saquen eso de aquí y no hagan de la Casa de mi Padre un lugar de negocios. Recordaría
tal vez Jesús que sus padres, años antes, recién nacido él, al ser pobres y no tener dinero para
comprar otros animales más caros, habían comprado y sacrificado las palomas. El gesto de
Jesús no es de un hombre violento, que siembra violencia; es la de un profeta indignado
porque se ha pervertido la religión y se abusa de los pobres.
Cuando le reclamaron, Jesús respondió: Destruyan este templo y yo lo reedificaré en tres
días. Un templo para presumir, un templo para sacar dinero, un templo para someter a la
comunidad debe ser destruido, no merece siquiera la pena de ser construido. Urge reedificar la
nueva iglesia, el nuevo templo, formado por las piedras vivas de quienes hemos vivido en lo
profundo del corazón la experiencia del amor de Dios y de su perdón. Un templo formado por
hombres y mujeres que se miran y se tienen por hermanos.
Así como nos da gusto ver cómo se levantan las paredes de las iglesias, nos da más gusto ver
cómo año con año son más los niños que asisten al catecismo, los grupos que leen la Biblia,
los niños que acuden a las Escuelas de Tareas, los jóvenes que se integran a los coros y a los
grupos juveniles. Ver crecer el número de personas que se arriesgan por la justicia. Y muchos
creyeron en El al ver las señales milagrosas que hacía. Todas las maravillas que Dios hace
en nuestras vidas, nos hacen creer más en la bondad de Dios, nos animan a ser mejores
piedras vivas de ese templo que es la comunidad, el Cuerpo Místico de Jesús.
* Que sienta el gusto de ser una piedra viva más en la edificación de la Iglesia de Jesús, la
nueva humanidad. Que disfrute las piedras hermanas que están junto a mi, que me aprietan
con su amor y me sostienen en la mirada amorosa del Padre.
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18 DE MARZO. IV DOMINGO DE CUARESMA
POR JESUS TENEMOS VIDA ETERNA
COMENTARIO A JN 3, 14-21
Nos vamos acercando a los días santos. En el horizonte
está la cruz. La señal del amor de Jesús, del amor infinito,
del amor hasta el final, del amor que lo entrega todo.
Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo Unico
para que todo el que crea en El no se pierda, sino que
tenga vida eterna. En esta Cuaresma una vez más
agradecemos a Dios el don de la fe. Es decir, tenemos la
total certeza de que el amor de Jesús a su Padre Dios es tan
grande que nos envuelve a nosotros, pecadores, y nos
perdona y nos hace agradables a Dios. Mirar, pues, la cruz
es saber que todo aquel que crea tiene vida eterna.
¡Cuántas veces hemos unido la presencia de Dios al
regaño, a la condena, al jalón de orejas! Por eso cuando
nos portamos mal no nos acercamos a Misa, no rezamos. Sentimos vergüenza de nosotros
mismos y no queremos que Dios nos vea. Como Adán y Eva en el paraíso cuando pecaron.
¡Qué poco hemos entendido a Dios! Dios no mandó a su Hijo a este mundo para condenar
al mundo, sino que por El ha de salvarse el mundo. La venida de Dios siempre es con los
brazos abiertos y la sonrisa en sus labios. Siempre se acerca Dios para abrazarnos. Que nunca
se nos olvide la historia de aquel hijo pródigo que regresó después de cometer tantas
maldades y su padre simplemente lo abrazó y le hizo una fiesta. Nunca lo regañó. Por eso
nosotros asistimos al Círculo Bíblico aunque pasemos malas temporadas, aunque estemos con
el corazón lleno de remordimientos. Aunque obremos mal, no odiamos la luz. Porque para
nosotros la luz de Dios es perdón, es salvación.
En cambio, el que camina en la verdad busca la luz. La Palabra de Dios es una luz que
ilumina nuestro quehacer, nos va señalando aquello que hacemos bien, y nos va animando a
cambiar todo aquello que no está bien en nuestra vida. No nos importan nuestros defectos. No
nos da pena reconocerlos. Por eso al iniciar el Círculo Bíblico, reconocemos nuestras faltas.
Porque sabemos que Dios perdona, y que la humildad de reconocerlos es el primer paso para
no repetirlos.
* Al estilo de Jesús, deseo buscar la manera de acercarme a las personas y acercarlas al
amor del Señor. No sólo que mis palabras atraigan, sino también que la mirada y la sonrisa
expresen su amor. Yo sé que eso sólo es posible con el don de la sinceridad, de la coherencia.
Ese don, hoy, te lo pido, Señor
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25 DE MARZO. V DOMINGO DE CUARESMA
COMENTARIO A JN 12, 20-33
Y a estamos en puertas de la Semana Mayor. Como los
griegos de la lectura también nosotros queremos ver a
Jesús. Juan nos recuerda sus palabras: Si el grano de
trigo no cae en tierra y muere, queda solo; pero si
muere, da mucho fruto. Querer ver a Jesús, quererlo
conocer, es estar dispuesto a correr su misma suerte.
Saberse grano que se desbarata, se pierde para que otros
tengan vida. No hay otro camino para seguir a Jesús.
El amor pasa siempre por lo escondido. La madre
muestra el amor a sus hijos en las horas enterradas en
lavar la ropa, guisar, ir de compras, trabajar a veces en la
dureza de la fábrica. El papá muestra el amor en el trabajo escondido, a menudo lejos del
hogar. Ese grano de amor enterrado, da el fruto: el pan para la familia. Lo mismo podemos
decir en la capilla y en la parroquia. Cae el grano escondido de una despensa entregada con
discreción, de aquella persona que barre a solas la iglesia, de aquella otra que lleva años
dando catecismo o dando clases en la Escuela de Tareas sin que nadie ni las gracias le dé y
así, sin que apenas se vea nada, damos vida, tiempo y amor, y crece la comunidad y crece la
Parroquia y la Iglesia. Una manera silenciosa de dar la vida por los demás. Muchos nos tienen
por locos, nos tienen por engañados y manipulados. Ven que despreciamos la propia vida
porque la anteponemos a la voluntad de Dios y al servicio a los demás. El que desprecia su
vida en este mundo, la conserva para la vida eterna.
Todos tenemos claro que el que no vive para servir, no sirve para vivir. Y servir al estilo de
Jesús es difícil. Se trata de darlo todo. Y nos pasa como a Jesús. Me siento turbado ahora.
¿Diré acaso, Padre, líbrame de esta hora? No. A todos nos da miedo el darnos, el
entregarnos. Dentro de nosotros hay una fuerza egoísta. Tengo que darme tiempo para mí,
tengo que desarrollar las cualidades que Dios me dio, tengo que ver por mi familia, tengo que
asegurar mi futuro. Necesito mi descanso, necesito mirar por mí. Y pensamos que ser grano
enterrado, es una manera de morirnos. Y nos da miedo.
Si muere da mucho fruto. Esa es nuestra esperanza. Unidos a Jesús, de la mano de El, somos
fuertes. Todo lo puedo en aquel que me conforta. Y no hay otro camino. El Padre Dios
confirma a Jesús en esta entrega sin límites. Yo lo he glorificado y lo volveré a glorificar.
En el servicio sin límites estamos en el camino correcto de la vida. La realización verdadera
del hombre pasa por el darse sin medida.
* El que quiere servirme, que me siga. Si alguien me sirve, mi Padre le dará honor. ¿Qué
servicio en concreto esperas Señor, hoy, de mí? ¿A qué tengo que morir para vivir?.
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1 DE ABRIL. DOMINGO DE RAMOS
COMENTARIO A JN 12, 12-16
La lectura se fija mucho en el burro ¿Por qué será? Se decía en la
Escritura que el Mesías llegaría a la ciudad montado en una
burrita… Así lo vieron los habitantes de Jerusalén, reconociendo
en este gesto de montar en un burro la señal de que Jesús era el
Mesías, por eso le gritaban…bendito el que viene en el nombre
del Señor… Pero también nosotros nos podemos ver en la burrita
o en el burrito, da lo mismo. “Todos somos algo burritos!. No
sólo por nuestras ignorancias y mala cabeza, sino porque todos
somos portadores de Jesús. Contesten: El Señor lo necesita.
Pues como al burro de la lectura, Jesús nos necesita.
Podemos ver en el burrito a nuestro cuerpo. Para que vivamos la Semana Santa necesitamos
ofrecer nuestros sentidos a Dios. La vista, para poder ver una película sobre la vida de Jesús,
para poder leer la Pasión, la Biblia…El oído, para poner música que ayude a la
contemplación. Vista y oído para asistir a las Celebraciones que se realizan en la comunidad.
El tacto, para poner nuestras manos al servicio de Dios. Ocuparnos en mejorar la casa, la
capilla, en adornarla para estos días, para ofrecernos a que salga bien el Vía crucis y las
celebraciones. Las manos disponibles para saludar a los familiares, para atender a las visitas.
El gusto para compartir los alimentos con la familia, con las visitas. Y la boca para rezar y
platicar bonito. Podemos ver el burrito en toda nuestra persona. Jesús necesita entrar en cada
casa, en cada corazón, en cada comunidad montado en nosotros.
Muchos extendieron sus capas a lo largo del camino y otros, ramas cortadas de los
árboles. ¿Qué puede significar el ramo en la mano? La alegría de reconocer a Jesús como
nuestro guía y salvador. La alegría de saber que un año más con toda la comunidad
celebraremos la Pascua. La señal de poner todo de nuestra parte para vivirla intensamente.
¿Qué puede suponer tender las capas a lo largo del camino? Poner a disposición de los demás
todo lo que somos y todo lo que tenemos. Poner a su servicio nuestro tiempo, nuestras
cualidades, nuestro ser. Seguir a Jesús como vemos supondrá momentos difíciles.
Lo importante de hoy es admirar y aprender de la valentía de Jesús. Vencida la tentación en el
Huerto de los Olivos Jesús se ha decidido a meterse en la boca del lobo. Entra a Jerusalén
sabiendo el riesgo de su presencia allí, en medio de las autoridades que lo buscan para matar.
Que seamos valientes para enfrentar todas las dificultades de la vida. Jesús nos acompaña.
* Te pido Señor más valentía para denunciar todo aquello que anda mal en la colonia y en la
ciudad. Que no me espanten los palos que le puedan dar al burro. Y que sepa vivir
agradecido a los burritos, a las personas, que te han acercado a mi vida.
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7 DE ABRIL. VIGILIA PASCUAL
COMENTARIO A MC 16, 1-7
Estamos gozando la PASCUA, la fiesta más grande de
todo el año para el creyente en Jesús. Nuestra fe se basa
en la experiencia de que Jesús vive. La certeza en el
corazón de la vida de Jesús, anima a nuestra vida para
parecernos a El, para seguirlo, para saber que nos ama,
nos perdona y nos salva. ¿Y cómo empieza en la
historia nuestra fe? Nuestra fe se inicia con la búsqueda
de tres mujeres del cuerpo de Jesús. Mientras los
hombres dan por perdido todo al ver a Jesús crucificado
y sepultado, y se retiran, las mujeres muy de
madrugada, a la salida del sol, se dirigieron al
sepulcro, con los perfumes en la mano para
embalsamar su cuerpo. Ellas se acercan a Jesús. Su
preocupación era ¿quién nos quitará la piedra de la
entrada del sepulcro?
¿Buscan a Jesús de Nazaret el que fue crucificado? No está aquí. Ha resucitado. Miren
el sitio donde lo habían puesto. Donde había muerte, ahora hay vida. Donde había llanto,
ahora hay alegría. Jesús vive. Ahora sí. Ahora vayan a decirle a sus discípulos y a Pedro:
El irá delante de ustedes a Galilea. Allí lo verán como El les dijo. Sin saberlo, ellas, las
mujeres, las menospreciadas, las que en aquella sociedad poco valían, ellas son las que
arrancarán la cadena de la fe en Jesús. Son las primeras en creer en la nueva vida de Jesús. No
se espanten. Ahora les toca ser misioneras, ser las primeras transmisoras de la fe. Por ellas,
por su sentido maternal, por buscar la vida aún en donde aparentemente hay muerte, por ellas,
los hombres, la jerarquía, Pedro, los sacerdotes, recibirán el impulso de la ve.
Y lo que aconteció en los orígenes de nuestra fe, siguen pasando ahora. Son las madres y las
abuelas las principales transmisoras de la fe. Por ellas los niños aprenden a persignarse, a
rezar el Padre Nuestro y el Ave María, a dar besos a Jesús y a la Virgen representados en las
imágenes. Son ellas las más preocupadas en que sus hijos vayan al catecismo. Son
precisamente las mujeres las que llenan las iglesias, las que se ofrecen como catequistas, las
más disponibles para el servicio. Basta mirar nuestros Círculos Bíblicos, y están formados
casi todos por puras mujeres. Nuestra iglesia está cimentada en la mujer, se nutre de la mujer,
crece por la mujer, tiene vida por la mujer. ¿Cuándo se reconocerán sus plenos derechos
dentro de la Iglesia?
* Es Pascua. Mi gratitud para todas las personas, especialmente las mujeres, empezando por
mi madre Teresa, que han sembrado en mi corazón la palabra buena que alumbró mi fe.
¡Jesús vive, la fiesta sigue!.
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15 DE ABRIL. LA FE DE TOMAS
COMENTARIO A JN 20, 19-31
¡Felices los que creen sin haber visto! Es cierto que no
hemos visto a Jesús con los ojos de la cara. Nuestra fe
está cimentada en las palabras y el ejemplo de otras
personas: nuestros padres, nuestros abuelos, nuestros
vecinos, nuestros catequistas y sacerdotes. Y a todos
aquellos que creemos siglos después de que viviera
Jesús, El mismo nos llama Felices. Y ciertamente lo
somos. ¡Felices los que creen sin haber visto!. Nunca
nos cansamos de sorprendernos. Pasan y pasan los años,
crisis van y vienen, y de repente, como Tomás, nos
doblamos de nuestra incredulidad, nos rendimos y
reconocemos a Jesús. Tú eres mi Señor y mi Dios.
Así es. Aquel hombre clavado en la cruz, que conserva
los agujeros de los clavos y de la lanza en el costado,
aquel hombre que Dios resucitó, lo reconocemos como
nuestro Señor. Es decir, lo reconocemos como el dueño,
de nuestra vida. A él se la dejamos. Y lo reconocemos
Señor porque estamos dispuestos a cumplir su voluntad. Somos de verdad discípulos del
Señor. Ya sabemos que la vida de Jesús es el modelo para la nuestra. Ya sabemos que los
fracasos, como el de Jesús, que acabó crucificado, no son la última palabra. La última palabra
es de victoria. Cristo vive.
Nosotros, al igual que los discípulos estamos llenos de miedo y vivimos con las puertas
cerradas. No solamente las puertas de la casa, cerradas por tanto maleante que nos rodea,
sino sobre todo las puertas del corazón. Cerradas por nuestros miedos, nuestras rutinas,
nuestros egoísmos. Pero hoy, el Señor, el Resucitado, una vez más atraviesa nuestras paredes
y nos da el gran regalo de su Resurrección. La paz esté con ustedes. Tenemos una cierta paz
en la patria, en la colonia, en la familia. Tenemos paz en el grupo. Tenemos paz en el corazón.
Jesús nos ha pacificado.
Y una vez pacificados, sintiéndonos perdonados, salvados, el Señor, nos envía con la
bendición del Espíritu Santo. Reciban el Espíritu Santo, a quienes ustedes perdonen
quedarán perdonados. Se trata de acercarse a la comunidad pedir perdón y perdonar. Lo
hacemos públicamente al empezar el Círculo Bíblico. Pero también el Señor nos manda
acercarnos a los demás y contagiarlos de nuestra paz y de nuestro gozo. Perdonar los pecados
es también quitar enfermedad, quitar tristeza, quitar soledad. Gritemos hoy que Cristo vive.
* Que sepa acercarme a los demás, y unos a otros nos contagiemos de la fuerza del Espíritu
Santo y de la paz y del perdón de Dios.
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22 DE ABRIL. JESUS RESUCITADO
COME CON LOS APOSTOLES
COMENTARIO A LC 24, 35-48
Los discípulos contaron lo sucedido en el camino y cómo lo
habían reconocido al partir el pan. Mientras estaban
hablando de todo esto, Jesús se presentó en medio de ellos.
Esta ha sido la experiencia más profunda en esta Pascua.
Durante este tiempo hemos compartido todo lo que nos ha
sucedido en el camino de la vida. Hemos compartido la
presencia de los familiares que nos han visitado. Y las visitas
que hicimos. Hemos compartido en las celebraciones dentro de
la capilla y fuera de ella y en los momentos vividos en el hogar.
Hemos partido juntos el pan. El pan de la Eucaristía sobre todo
el Jueves Santo y el domingo de Resurrección. Y el pan, la comida, el “traje” compartido con
los vecinos, con los hermanos de la Capilla y del Círculo. Y es precisamente en este compartir
la vida y compartir el pan, como Jesús se hace presente. ¿Tienen algo que comer? Ellos le
ofrecieron un pedazo de pescado asado y El lo tomó y comió ante ellos. Así es. Sentimos a
Jesús como un hermano más en el grupo. Esta escena está escrita para que recordemos que
Jesús Resucitado sigue siendo un verdadero hombre, sigue comiendo, no es un fantasma. Es
una realidad que aquel Jesús hombre muerto y colgado en la cruz, el mismo está ahora aquí
con nosotros. ¿De qué manera está presente? Como Resucitado. Como triunfador. Cercano,
íntimo, entrañable, amoroso.
Semana tras semana compartimos las alegrías y las penas de la vida y reconocemos a Jesús en
su Palabra. Entonces les abrió la mente para que lograran entender las Escrituras. Y la
Biblia que en un tiempo fue un libro ignorado por nosotros y en otro tiempo lo leíamos sin
sacarle provecho, imposible de entender, ahora es un libro que poco a poco vamos
comprendiendo y cada vez resulta más un alimento, como el pan, la tortilla y el pescado de la
comida. La Escritura ya es la fuente de nuestra espiritualidad. Sin ella sentimos que nos
secamos. Y la prueba de su presencia es la paz. Les dijo. Paz a ustedes. Y así llegamos a la
familia y nos ven tantito diferentes. Hay algo más de paz en nuestro corazón, una sonrisa
dibujada, una palabra amable. Hemos vivido en el grupo un pedacito de cielo, como en un
banquete. Hemos comido con Jesús. Y eso se nos nota. Y ustedes son testigos de todo eso. Y
así es. Como les pasó a los discípulos, personas llenas de miedos y pecados fueron elegidas
para ser testigos de Jesús. Así nos pasa a nosotros. Somos salvados, somos elegidos, somos
misioneros.
* No tengo palabras para agradecerte, Señor, todo lo que he aprendido de ti a través de las
hermanas de los Círculos Bíblicos. Soy testigo de todo eso. Ahora soy elegido para dar gritar
a todo el mundo que Jesús vive.
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29 DE ABRIL. EL BUEN PASTOR
COMENTARIO A JN 10, 11-18
Yo soy el Buen pastor. Conozco a mis ovejas y ellas me
conocen a mí. ¡Que hermoso escuchar eso! Reconocemos
que Jesús nos conoce profundamente, y con gusto le hemos
abierto el corazón semana tras semana. Llama por su
nombre a cada una de ellas. Siento que me llama por mi
nombre. Llamar por el nombre indica un conocimiento total.
Y un cariño total. Y ya no siento vergüenza que me conozca.
Al contrario, su conocimiento me sana, me anima, me da paz
aún en medio de mis faltas.
Y con toda humildad confieso que ya empiezo a conocerlo.
Jesús se deja conocer en las letras de la Biblia y en los comentarios de nuestros hermanos de
grupo. Y nos toca a nosotros conocer a nuestras ovejas. ¿Quiénes son? Nuestra familia,
nuestros vecinos, los hermanos de grupo. ¿De verdad los conoces? ¿Conoces sus nombres?
¿Conoces sus alegrías y sus angustias? ¿Te preocupas por conocerlos? ¿Sabes que conocer
compromete? Tengo otras ovejas. A ellas también las llamaré. ¿Me preocupo de aquellas
personas que no participan en nada, que andan tristes, perdidas en la vida? ¿Qué hago por
ellas?
Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por sus ovejas. Allá en el huerto de los
olivos Jesús estuvo tentado de dar pasos atrás. Pero no los dio. Siguió adelante en sus
compromisos, hasta el final. Hasta la muerte. Sabemos que fue valiente. El buen pastor va
caminando al frente de las ovejas. También a nosotros nos toca, como pastores que somos,
dar la vida por nuestras ovejas. ¿Damos la vida por los demás? ¿Somos capaces de regalar
nuestro tiempo, nuestro dinero, nuestra comida, nuestro cariño, nuestros conocimientos? Dar
todo eso supone dar la vida en cachitos. Nos toca ser valientes y caminar por delante. Todos
somos pastores, es decir, todos somos responsables. Ser pastor es estar en primera fila a la
hora de exigir justicia en la escuela, en la colonia, ante las autoridades, en la misma capilla y
parroquia. Ser los primeros en levantar la mano a la hora de dar un servicio. El que se siente
de verdad pastor, responsable de las ovejas, es valiente. Su valentía le traerá problemas, como
le pasó a Jesús. Se trata de que todos seamos pastores fieles. Fieles a Jesús que es el único
buen pastor. Y fieles al rebaño que Jesús nos ha encomendado.
Yo vine para que tengan vida y sean colmados. Hermosa experiencia que Dios nos ha
permitido vivir. Esa sensación de plenitud. ¡Cuántas veces cerrados los ojos después de la
comunión, cuántas veces agarrados de la mano en el Padre Nuestro del Círculo Bíblico nos
hemos sentido colmados, repletos, amados y amantes en plenitud!
* ¡Señor, que sepa encontrar la manera de ir al frente del rebaño a la hora de los servicios
humildes: enseñar a un niño, barrer, limpiar…y que sea un mucho más valiente, Señor!.
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6 DE MAYO. LA VID Y EL SARMIENTO
COMENTARIO A JN 15, 1-8
Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el labrador. Toda
rama que no da fruto en mí la corta. Si el labrador corta
una rama, todo el árbol se estremece. Quiere decir que
nosotros, que somos las ramas, estamos tan íntimamente
unidos a Jesús, nuestro tronco que si el Padre nos tiene que
podar, el mismo Jesús sufre con nosotros. Nuestra suerte
está unida a la suerte de Jesús. ¡Qué hermosa comparación!
Nosotros y Jesús estamos tan unidos que casi no se puede
saber en dónde empieza El y en dónde empezamos nosotros.
El y nosotros somos una sola cosa.
Y todo sarmiento que da fruto lo limpia para que dé más
fruto. Esta es nuestra certeza, que toda “limpia”, todo dolor,
toda dificultad es motivo para dar más frutos. Para el creyente todo sirve para su bien. Una
enfermedad nos ayudó a confiar más en Dios y en la familia, a poner el corazón en lo que vale
la pena. Un desamor nos hizo acercarnos más a Dios y a la comunidad. Un descalabro
económico nos hizo humildes y nos hizo aceptar la ayuda de los demás, confiar más en la
Providencia y confiar más en los que queremos. El que permanece en mi y yo en él, ése da
mucho fruto.
Y ustedes ya están limpios gracias a la palabra que les he anunciado. ¡Cuántas veces
hemos experimentado la certeza de estas palabras! Hemos llegado al Círculo Bíblico, al
empezarlo hemos pedido públicamente perdón de nuestras faltas, y se cumple en nosotros que
gracias a la Palabra de Dios nuestro corazón sana y se limpia., listos para una nueva fiesta.
Por eso, una vez hemos compartido entre todos la palabra de Dios que nos ha limpiado, ahora
elevamos nuestras peticiones. Mientras ustedes permanezcan en mi y mis palabras
permanezcan en ustedes, pidan lo que quieran y lo conseguirán. Porque cuando pedimos
según nuestros caprichos, tal vez mejor no se hagan realidad. Pero cuando pedimos con fe
según la voluntad de Dios, siempre lo conseguimos. Hágase Señor tu voluntad así en la tierra
como en el cielo.
Tenemos la experiencia de habernos alejado de El. Los problemas de la vida y nuestras
debilidades nos han hecho olvidar su Palabra. Y nuestro corazón, un tiempo alegre y
rebosante de vida, se ha secado. Al que no permanece en mi lo tiran y se seca. Dios nos ha
cuidado para que eso no nos pase. Viene Dios a tiempo y nos limpia, nos poda Y los frutos
brotan de nuevo en nuestra vida.
*Que sepa encontrar el rato de oración para sentir tu vida en mi vida y gozarte en la íntima
unión. Que sepa estar cerca de las personas que contagian vida, para asimismo contagiarla.
24
13 DE MAYO. EL MANDAMIENTO DEL AMOR
COMENTARIO A JN 15, 9-17
¡Qué grande es el amor que Jesús nos tiene! Del mismo
tamaño del amor que el Padre le tiene a El. Yo los he amado
a ustedes como el Padre me ama a mí: permanezcan en mi
amor ¡Claro que nos da gusto de permanecer en su amor! Y
no comprendemos lo tontos que somos cuando a veces nos
despegamos de su amor.
Hoy entendemos el concepto de amistad que tenía Jesús. Los
llamo amigos porque les he dado a conocer todo lo que
aprendí de mi Padre. Tenemos el gozo de conocer el
corazón del Padre, al escuchar las palabras del Hijo. Tenemos
la certeza de conocer los pensamientos y las palabras del
Padre, al leer en la Biblia las palabras y los pensamientos de
Jesús.
En el grupo compartimos lo más íntimo. Compartimos a los demás aquello que Dios, en lo
más íntimo del corazón, nos ha dicho. Son amigos aquellos que comparten lo que Dios les
platica en lo más profundo del corazón. Compartimos los secretos de Dios. Y ahora
entendemos porque nos queremos tanto en el grupo. Sabemos que amar no es sólo estar con la
persona que nos produce satisfacción. Amar supone paciencia, cuidado del otro, ternura,
respeto. Amar supone muchas veces la sensación de no recibir nada y de dar todo. Este es el
amor en Jesús. Como lo hace nuestro Padre que manda la lluvia a buenos y malos. Y nos
perdona setenta veces siete, es decir, toda la vida.
El Padre nos regala a Jesús para que sea el modelo de nuestra vida. Nos elige para que demos
fruto. Soy yo quien los escogí a ustedes y los he puesto para que vayan y produzcan fruto.
Nos consiente tanto y de tal manera que nos concede lo que le pedimos.
Lo que aprendemos de la Palabra, eso lo compartimos en voz alta. Y eso nos compromete. Y
eso nos une. De tal manera que al paso del tiempo, en la medida que hemos compartido esta
profunda intimidad, el grupo se nos hace nuestra segunda familia. Y se nos hace fácil cumplir
su mandamiento. Yo les ordeno esto: Ámense unos a otros.
* Envíame, Señor, el Espíritu Santo para que sepa encontrar la manera verdadera de amar y
que al amar, la persona amada glorifique a Dios. Que sepa gozar los amigos que me has
dado al compartir con ellos tu voz en lo más profundo de mí. Y que sepa estar cerca de ellos
en las buenas y en las malas.
25
20 DE MAYO. LA ASCENSION
COMENTARIO A MC 16, 15-20
Jesús se regresa a la casa del Padre. Su misión, su tarea
en este mundo, está cumplida. Ya el Reino de Dios llegó
a la tierra para quedarse para siempre. Una nueva vida
ha iniciado Jesús. Una vida en que Dios es un Padre que
hace una fiesta a la humanidad. Una fiesta en la que
todos son hermanos y viven a gusto. Y se trata de
continuar la fiesta en todos los lugares y en todos los
tiempos. Vayan por todo el mundo y anuncien la
Buena Nueva.
Ciertamente es una buena noticia decirles a los demás:
Que Dios es Padre y que todos somos hermanos. Que a
los pobres, a los que lloran, a los que sufren se les ofrece
el Reino de Dios, es decir, que el llanto y la injusticia
cesarán. En otras palabras, la maldad, el dolor, la
soledad no son lo último, lo definitivo, lo más
importante. Sino que lo definitivo, lo que quedará para siempre es el triunfo de Dios y nuestro
triunfo. Y es buena noticia decirle a los demás que los más ricos, los acaparadores, los malos
políticos, los que no comparten, los que cerraron fronteras, los que dejaron a la gente morirse
de hambre, los que hacen las guerras para saquear a los pueblos y robarles, esos, esos no están
con nosotros, y si no cambian, no entrarán en el Reino.
Y esta buena nueva, esta preciosa noticia del amor de Dios que los seguidores de Jesús, los
que creen y se bautizan, gritan a los cuatro vientos, ya se hace realidad. Ya los discípulos de
Jesús echan los espíritus malos, es decir, echan el demonio del hambre cuando arriman la
comida, echan fuera la ignorancia cuando ofrecen el estudio. Lo vemos clarito en nuestra
catequesis y nuestras Escuelas de Tareas. Ya los discípulos de Jesús viven con el corazón
libre de adicciones, ayudan a los adictos a sanar y el demonio del alcohol y de las drogas se
retira.
Los discípulos de Jesús hablan nuevas lenguas. En donde había chismes, ahora hay pláticas
constructivas. Donde había rencor, hay perdón. Pueden agarrar serpientes en sus manos y
tomar venenos, que nos le hará daño. Es decir, ya los discípulos de Jesús pueden convivir
con gente mala y no caer en sus propuestas. No se dejan contaminar por las modas, por las
propuestas de la tele. Y van a las fiestas, como Jesús iba y lo que toman no les hace daño,
porque saben tomar con moderación. Vivir así en estos difíciles tiempos ¡es un milagro!
* Que sepa Dios mío descubrir las señales que acompañan a tus discípulos que salen a
predicar por todas partes con tu ayuda y mi fe se fortalezca, mi esperanza sea firme y mi
amor sea comprometido.
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27 DE MAYO. PENTECOSTES
COMENTARIO A JN 20, 19-23
Pentecostés. Cincuenta días han pasado de la Resurrección
de Jesús. Jesús se ha ido. Queda entre nosotros la presencia
de Dios en el Espíritu Santo. El Espíritu Santo es la
cercanía de Dios en mi vida. Dios me penetra todo, Dios
me mantiene en todo, Dios me inspira el bien. A ese Dios
tan pegado a mi vida, lo más íntimo en mí, le llamo
Espíritu Santo. El Dios Espíritu Santo me mantiene en
vida, el Dios Espíritu Santo me salva. Todo lo que mereció
Jesús en su vida, muerte y resurrección, me llega a mí por
la acción del Espíritu Santo.
Por eso si Jesús consoló a la viuda de Naím, el Espíritu
Santo me consuela a mí. Si Jesús perdonó al paralítico en
su casa, Jesús me perdona a mí en todo lugar. Si Jesús
atravesó las puertas cerradas para quitar el miedo a sus
apóstoles, el Espíritu Santo atraviesa la coraza de mis temores y me hace libre y valiente. Si
Jesús estaba en medio de sus apóstoles, dándoles compañía y fortaleza, el Espíritu Santo está
entre nosotros cada vez que nos juntamos para nuestro Círculo Bíblico y cada vez que nos
comprometemos en hacer una buena obra. Si Jesús derramó su paz entre sus amigos, el
Espíritu Santo nos regala la paz en el corazón y la paz en el grupo.
Si Jesús fue capaz de ayudar a sus apóstoles para que no se espantaran de la llaga del costado
y los agujeros de la mano, el Espíritu Santo nos hace ver y vivir el dolor en una dimensión
positiva, como señal y camino de vida y resurrección. Si Jesús amó entrañablemente a sus
apóstoles, El Espíritu Santo me ama a mí con toda la ternura de Dios. Si Jesús envió a sus
apóstoles a cambiar el mundo, a liberar a los vecinos de todo dolor, de toda injusticia, de toda
maldad y de todo pecado, el Espíritu Santo nos envía a cada uno de nosotros a continuar la
misión de Jesús y sus apóstoles. Si los apóstoles llegaron a entender profundamente las
palabras y las obras de Jesús, también nosotros gracias al Espíritu Santo entendemos en
profundidad estas mismas palabras y todo lo que Jesús hizo mientras vivió hace dos mil años
en Palestina.
Por eso antes de leer la Palabra de Dios invocamos en nuestro Círculo la presencia del
Espíritu Santo. ¡Ven Espíritu Divino, manda tu luz desde el cielo…luz que penetras las almas,
fuente del mayor consuelo!
* Siento esta fuerza, este soplo, esta emoción, esta gracia en mi vida y digo que es Dios
mismo.¡ Vive en mí, Dios, Espíritu Santo!. ¡Tanta grandeza me deslumbra!. Es un misterio.
27
3 DE JUNIO. LA TRINIDAD
COMENTARIO A MT 28, 16-20
Nos encontramos con las últimas palabras escritas en el
Evangelio de Mateo. El evangelista nos recuerda los
últimos momentos en que los apóstoles vieron a Jesús
Resucitado. Cuando vieron a Jesús se postraron ante
El, aunque algunos todavía desconfiaban. Muchos
aceptaron a Jesús en sus vidas, se comprometieron en
seguirlo y se postraron. Otros después de tanto estar
con El, después de tantas horas de escucharlo, de
seguirlo, de quererlo, todavía dudaban y desconfiaban.
Pensaban que seguir a Jesús no valía la pena, pensaban
que las exigencias de seguir a Jesús eran muy duras,
pensaban que la felicidad en este mundo estaba en otra
parte.
Esta es también nuestra situación. En muchos momentos nos postramos ante Jesús, lo
adoramos y lo reconocemos como el Señor. En otros momentos a pesar de los años con la
oración en los labios y la Biblia en la mano, tocando los milagros de cada día, el pan de cada
día, el cariño de cada día, viendo que nos retiramos del Señor y viendo que el Señor nunca se
retiró de nosotros, todavía desconfiamos. Todavía por momentos dudamos de su providencia,
de su presencia, de su amor.
Y sin embargo el Señor sigue confiando en nosotros. Sigue esperando de nosotros que seamos
sus manos, sus ojos, su boca, su corazón. Por eso vayan y hagan que todos los pueblos sean
mis discípulos. Hemos de reconocer que valió la pena seguir a Jesús, que valió la pena ser su
discípulo, valió la pena elegir a Jesús como el maestro de nuestras vidas. Solamente así
seremos continuadores de su obra, solamente agradecidos podremos convencer a la gente, a
todos los pueblos que sigan el camino de Jesús.
Tenemos la hermosa tarea de compartir lo que creemos. Creemos que Dios es un Padre que
nos ha hecho hijos suyos y que siempre nos apapacha, nos ayuda, nos alimenta y nos perdona.
Creemos que Dios es Jesús de Nazaret, el campesino-carpintero hijo de María. Creemos que
es el modelo de nuestra vida y que gracias a El todos somos sus hermanos. Creemos que Jesús
nos hace agradables a Dios. Y creemos que Dios es Espíritu Santo, Dios es presencia hoy y
aquí. Que ilumina nuestras mentes para que comprendamos la Biblia que leemos y
aprendamos del hermano que nos la platica. Por eso el bautizo, la señal de pertenecer a la
Escuela de Jesús, es el agua derramada en nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo. Y yo estaré con ustedes todos los días hasta que se termine el mundo.
* Soy tu discípulo, Señor. Que cada día sepa escuchar la lección y que cumpla mi tarea.
28
10 DE JUNIO. LOS
VOLUNTAD DE DIOS
MC 3, 20-35
QUE
CUMPLEN
LA
El Reino de Dios llegaba cuando Jesús expulsaba los
demonios de la enfermedad, del dolor, de la soledad, del
pecado. Y las personas que tenían el corazón endurecido
atribuían esta fuerza sanadora al mismísimo demonio.
Ver el bien y atribuirlo al mal, descartar de la vida la
presencia amorosa de Dios es descartar al Espíritu
Santo. Uno mismo se niega el amor y el perdón de Dios.
Y justamente ése era su pecado, al decir que tenía un
espíritu malo. Si la hermana trae poca comida, es muy
coda, muy egoísta. Si trae mucha comida es presumida,
es egoísta. Si no sale de la casa, es una persona aislada,
que no convive, que no ayuda. Si anda fuera ayudando es que se despreocupa de la casa, de
los suyos. Con esa mirada, poco espacio le dejamos a Dios.
Muchas veces los primeros en no comprendernos son nuestros propios familiares. No ven
bien que semana tras semana asistamos al Círculo Bíblico. No ven bien que de lo poco que
tenemos, ayudemos a los demás. Piensan que no cumplimos con nuestras obligaciones.
Incluso no entienden que regalemos cosas y tiempo sin esperar nada a cambio. Algunos
incluso decían que se había vuelto loco. Así mismo, nos tienen por locos.
Y mirando a los que estaban sentados en torno a él, dijo: Aquí están mi madre y mis
hermanos. Sentados en el Círculo Bíblico con la Biblia en una mano y el corazón en la otra,
con la mirada puesta al Padre para cumplir su voluntad, somos familia de Dios. Somos su
familia. ¡Qué hermosas palabras nos habla hoy Jesús! Somos la madre de Jesús, porque como
María cuidamos de los más pobres y desfavorecidos, les damos cariño y ternura. Somos
hermanos de Jesús porque con El, hombro con hombro construimos una nueva comunidad. El
secreto de estas palabras está en hacer la voluntad de Dios. Eso es lo más importante. Cada
quien a su manera, según su historia personal, según sus cualidades, busca cumplir la
voluntad del Padre. A eso venimos al grupo. Para que iluminados por el Espíritu Santo
escuchando lo más profundo del corazón y escuchando a los hermanos, sepamos descubrir el
querer de Dios en nuestra vida.
*Gracias Padre por cada Círculo Bíblico, por esta hermosa familia que me has dado y que
disfruto cada vez que me reúno con ella, comparto tu Palabra y la vida. Ahí encuentro a mi
madre, ahí encuentro a mis hermanos. Dame una mirada como la de Jesús que sabía
descubrir la bondad y la fe de las personas sencilla que le rodeaban.
29
17 DE JUNIO. EL GRANO DE MOSTAZA
COMENTARIO A MC 4, 26-34
La Palabra de Dios, una carta de amor y esperanza, hoy es
maravillosa. Un hombre esparce la semilla en la tierra, y ya
duerma o esté despierto, sea de noche o de día, la semilla
brota y crece, sin que él sepa cómo. Solamente Jesús puede
darnos palabras de tanto consuelo. Hoy reconocemos que sus
palabras son verdaderas. ¡Cuántas veces nuestras palabras,
nuestros comentarios han sido de provecho para los demás sin
siquiera darnos cuenta nosotros! Gracias por esto que me dijiste,
nos han dicho. Y ni siquiera recordamos lo que dijimos. Y es que
Dios hace germinar lo que nosotros sembramos. La tierra da
fruto por si mismo. Dios ha puesto en el corazón del hombre
tierra buena. Solamente se ocupa que alguien siembre en ella semillas buenas. Y esa es
nuestra tarea. Por eso cada Círculo Bíblico es una siembra de semilla buena. Y cuando
menos lo esperamos, ha llegado el tiempo de la cosecha. Y ante nuestros ojos descubrimos
los cambios en las demás personas, e incluso en nosotros mismos. Cambios impensables.
Verdaderos milagros del Señor.
Y los grandes cambios empiezan con cosas pequeñas. ¿A qué se parece el Reino de Dios? A
una semilla de mostaza. Al sembrarla es la más pequeña de todas las semillas. Pequeña es
nuestra inteligencia, breve es nuestro comentario, pequeño nuestro dinero, pequeñas nuestras
cualidades. Pequeña es nuestra generosidad. Y sin embargo… una vez sembrada, crece y se
hace más grande que todas las plantas del huerto… Y hemos conseguido metas y objetivos
impensables: en las mejoras de la capilla y de la colonia, en los cambios en la familia y en el
grupo. Hemos descubierto cambios sorprendentes en nuestras vidas. Y sus ramas se hacen
tan grandes que los pájaros del cielo buscan refugio bajo su sombra. Así es. ¡Cuántas
vecinas y vecinos se nos acercan para compartirnos sus penas, sus ilusiones! Nos dicen que
están a gusto con nosotros, que les hemos hecho mucho bien. Personas en otro tiempo
alejadas de las cosas de Dios se han acercado, nosotros mismos somos unas de ellas. Y
nuestra iglesia y nuestro Círculo es un árbol frondoso en donde las personas cansadas, tristes,
preocupadas encuentran sombra y alimento, encuentran unos brazos y un corazón abiertos.
Seguir a Jesús no es fácil. Amar duele. Pero a sus discípulos se lo explicaba todo en
privado. Nos ayuda la oración silenciosa en la casa, las idas a Misa, el encuentro en el
Círculo. Ya conocemos el palpitar del corazón de Jesús.
* Señor, que mi temperamento no sea perro que ladre y espante, que sea árbol frondoso en
donde los demás encuentren sombra y descanso.
30
24 DE JUNIO S. JUAN BAUTISTA
COMENTARIO A LC 1, 57-66.80
Zacarías, el padre de Juan, de edad muy avanzada se había
quedado mudo por no creer en la buena noticia de un hijo.
Una manera hermosa de decirnos el evangelista Lucas, que
ya el Antiguo Testamento está mudo. Se acercan los gritos
de júbilo de la llegada del nuevo Testamento, de la llegada
de Jesús, que el hijo de Zacarías, ha de anunciar y preparar.
Por eso el niño no se llamará Zacarías, es decir, “Dios
recuerda”, sino Juan, que significa “Dios ha mostrado su
favor”. Y claro, ahora sí, Zacarías lleno ya del Espíritu
Santo puede reconocer que Dios intervino liberando a su
pueblo y nos ha suscitado un Salvador, del Sol que se
levanta para alumbrar a aquellos que se encuentran en
tinieblas.
Y Juan crecía y su espíritu se fortalecía en el desierto. Bien
lo sabemos. Pasar por el desierto nos hace bien, aunque sea muy duro. Vivimos en el desierto
cuando hay incomprensión en la familia. Cuando hay sequedad en la oración. Cuando parece
que la Biblia es un libro muerto. Cuando los problemas económicos nos agobian. Cuando nos
sentimos solos. Es la hora del desierto. Es la hora de la purificación. Si seguimos fieles a la
oración, si seguimos firmes en el grupo, si no descuidamos dar la mano a quien la necesita, si
buscamos pacientemente apoyo en las buenas y preparadas personas, sabemos que pronto,
más pronto de lo esperado encontramos el oasis que nos devuelve la vida. Encontramos la
guía de nuestros pasos por el camino de la paz.
Y el niño crecía y su espíritu se fortalecía. Aquí en el grupo, en la Biblia, en el servicio hemos
crecido. Hemos atravesado mil dificultades, muchas situaciones muy duras y no estamos
abatidos ni acabados. Como el hierro en el fuego, hemos salido fortalecidos. En nuestra piel
hemos vivido la bondad de Dios que transforma las lágrimas en bendiciones.
Y como Juan, llenos del Espíritu Santo, regalado por un Padre amoroso, nos tocará también
preparar los caminos del Señor. Lo haremos mostrando a todas las personas que nos rodean
que Dios ha mostrado su favor en nuestra vida. Se acercarán a Dios porque nos verán alegres
en la prueba, generosos en la ayuda, perseverantes en la oración, comprometidos en mejorar
la colonia y valientes en los compromisos.
* Gracias Padre por todos los “Juanes” que me han mostrado tu camino, que han preparado
mi corazón para tu llegada: mis padres, mis hermanos de comunidad, mis amigos, mis
pequeños Círculos Bíblicos. Hazme crecer por dentro, dame la fortaleza para también yo,
humildemente, sin palabras, pueda como Juan, preparar tu camino para los demás.
31
1 DE JULIO. LA HIJA DE JAIRO
COMENTARIO A MC 5, 21-43
Vemos dos vidas. Una mujer que lleva doce años perdiendo
sangre, que para los judíos, en la sangre estaba la vida. Es
decir, doce años perdiendo vida. Y una niña de doce años de
vida, que está agonizando.
Jesús aparece como dador de vida. Aquella mujer pensaba que
el tocar a Jesús le daría la sanación. Muchas veces los
católicos hemos puesto nuestra esperanza en encontrar salud y
perdón con el contacto físico con alguna imagen. Si logro
tocar aunque sólo sea su ropa sanaré. Pensamos que tal
imagen será milagrosa para nosotros. Hoy la palabra de Dios
nos hace crecer en la fe. Nuestro perdón, nuestra salvación llega por la fe en Jesús. Por la fe
de que si alguien está interesado en que vivamos y vivamos bien es Dios. Y esta fe es capaz
de mover montañas y acercar la salud. Hija tu fe te ha salvado.
Lo que nos puede devolver la salud es la medicina, lo que nos puede quitar la ignorancia es el
estudio, lo que nos puede ayudar a tener dinero es el esfuerzo y el trabajo. Y una vez puesta la
medicina, el estudio, el esfuerzo y el trabajo, todo lo humano que esté a nuestro alcance,
entonces el creyente se confía en Dios. Le ruega a Dios, le insiste, a pesar de las voces
cercanas que nos desaniman ¿Para qué molestas ahora al Maestro? Y Dios que manda la
lluvia para buenos y malos, será providente con nosotros.
Hoy una vez más viene el Señor con su palabra a darnos vida. Viene a atajar todo aquello que
nos debilita. Perdemos vida por nuestro pesimismo, nuestro desánimo. Perdemos vida por
huir tantas veces de la realidad con la tele. Perdemos vida, agonizamos, cuando ya no tenemos
ilusiones, cuando ya nos damos por vencidos. Y Jesús, nos toma de la mano y nos dice: Talita
kum, a ti te lo digo, levántate. Y claro, nos reparte el pan de su palabra, nos reparte el pan de
la Eucaristía y nos levantamos con ánimo y seguimos caminando los caminos de la vida.
Y ahora nos manda dar de comer a todos aquellos que están débiles en la fe, en el
compromiso con los demás. Nos toca a nosotros invitar a otros, ser misioneros. Podemos
empezar por una llamada telefónica, por una invitación personal o visitando las casas. No
podemos ser meros espectadores de la obra de Dios en nuestras vidas, en nuestras familias, en
nuestro Círculo Bíblico. Los que fuimos sanados, somos sanadores. Los que fuimos pescados,
somos pescadores.
* Que sea Señor un activista a favor de la vida. No a las guerras, no a la pena de muerte, no
a los salarios bajos, no al hambre, no a la ignorancia. Un Sí, bien grande para la Vida.
32
8 DE JULIO. LOS FAMILIARES NO CREEN.
COMENTARIO A MC 6, 1-6
Acabamos de leer que Jesús llega a su tierra, con su
gente, y sus vecinos se sorprenden. ¿De dónde habrá
sacado tanta sabiduría? ¿Cómo explicar las cosas
buenas que hace siendo hijo de unos iguales a nosotros?
Y no creían en él. Estaban como ciegos. Y viene la
triste respuesta de Jesús: A un profeta sólo lo
desprecian en su tierra, en su parentela y en su
familia. Y poco pudo hacer Jesús con su gente y se
admiraba al verlos tan ajenos a la fe.
Tal vez nos ha tocado vivir algo parecido. Aquellos más
cercanos a nosotros, son las personas que menos
entienden lo que hacemos. A veces es la propia familia
la que desconfía de nosotros. A veces incluso se llega a
la burla. Mucho hemos sufrido por la incomprensión.
Pero tal vez también nosotros mismos hemos actuado mal. Nos cuesta ver la mano de Dios en
aquella persona que vive junto a nosotros. Estamos ciegos. No vemos los avances de nuestros
vecinos, no nos esforzarnos por comprender el esfuerzo que hacen. Nos falta de fe. Es decir,
no recordamos que Dios actúa siempre, de día y de noche, estemos despiertos o dormidos en
todas las personas. Nosotros somos nuestras cualidades. Lo que somos es todo aquello que
asoma de bueno en nuestras vidas. La huella de Dios. Los defectos son aquellas cualidades
que se quedaron chiquitas, que todavía no crecen. Nuestras cualidades crecerán en la medida
que Dios mande su gracia y nosotros le seamos fieles. Y serán nuestras cualidades en plenitud
el día del abrazo final con el Padre. Por eso a Jesús le dolía la mirada miope, ciega de sus
vecinos.
Hoy la Palabra de Dios nos anima, una vez más a ser optimistas. De los vecinos pobres,
ignorantes, tal vez con un pasado no muy bueno, Dios hace maravillas en ellos y maravillas a
través de ellos. En el Círculo Bíblico aprendemos a escuchar la voz de Dios en el hermano
pobre, ignorante y pecador. Y agradecemos que en nuestro Círculo nuestra palabra pobre,
venida de uno que se siente ignorante y pecador sea escuchada y valorada por los demás.
Aprendemos a creer. Es decir, aprendemos a reconocer el trabajo de Dios en los demás. Ya no
despreciamos a nadie. Dios nos ha concedido el don de la sabiduría. Saborear la presencia de
Dios en las palabras y la vida de los hermanos.
* No permitas, Señor, el pesimismo en mi vida. A pesar de los años, a pesar de las malas
costumbres, a pesar de mi genio y figura, que parecen guiarme hasta la sepultura, siempre es
posible el cambio, siempre es posible tu presencia sanadora que transforma. Que para ti no
hay imposibles, Señor. Ni para mí si confío en Ti y en la fuerza que has depositado en mí.
33
15 DE JULIO. MISIONEROS DE DOS EN DOS
COMENTARIO A MC 6, 7-13
Reunió a los doce y comenzó a enviarlos de dos en
dos. Somos enviados a extender el Reino de Dios.
¿Quiénes son los enviados? Aquellos que ya probaron
las delicias del Reino, es decir, aquellos que ya tuvieron
un encuentro íntimo y personal con el Rey, con Dios, y
felices del tesoro encontrado van y buscan que todo el
mundo lo tenga. Si no tenemos deseos de ser
misioneros, tal vez sea porque no hemos saboreado el
Reino de Dios en nuestras vidas. Y claro, tal vez no
tenemos nada que contagiar.
Los apóstoles habían tenido un contacto con Jesús. Se
habían dejado seducir por El. La amistad con Jesús, la
convivencia con El, el haberse sentido amados por Jesús
en las buenas y en las malas, les había cambiado el corazón. De personas egoístas, pasaron a
ser generosas. De personas centradas en su familia, en su barca, en su arado, se
comprometieron con el mundo todo. Antes tenían una mirada chiquita, ahora su mirada
abarcaba todo el pueblo. Antes andaban dispersos en mil cosas. Ahora saben que lo único
importante es Dios y su Reino. Están concentrados en esta tarea de expandir el Reino de Dios.
Se han convertido. Si un día se convirtieron a Dios, ahora sienten el llamado y fueron a
predicar, invitando a la conversión.
Y ¿Cuál es el trabajo del misionero? Hermosísimo. Limpiar el corazón de uno y ayudar a
quitar por dondequiera los espíritus malos. Aquellos niños que tienen el espíritu malo de la
falta de cariño, el misionero le regala tiempo, una sonrisa. Si tienen el espíritu malo de la
ignorancia, el misionero les busca escuela. Si nadie los arrima a la iglesia, el misionero se da
su tiempo para pasar por ellos. Si nadie les habla de Dios, el misionero les enseña a rezar, les
lee las parábolas de la Biblia. A los jóvenes, el misionero les busca un buen ambiente: sea en
el coro, sea en el grupo juvenil parroquial, sea en el deporte. A las personas mayores, el
misionero les quita el mal espíritu de la soledad, visitándolos. De las adicciones, ofreciéndoles
ayuda para ingresar a un Centro de Adictos. A todos hablándoles sin miedo de Jesús. Nuestra
parroquia será misionera cuando en cada capilla tengamos un equipo dispuesto a visitar las
familias invitándolas a la conversión. Y lo más importante. El Señor nos da poder sobre los
malos espíritus. Porque quien habla es El, quien sonríe es El, quien ama es El. Para que
tengamos la confianza de que no es en balde nuestro misionar.
* Y la primera condición para ser misionero, apóstol, es la confianza absoluta en Dios, no en
las cosas. Les ordenó que no llevaran nada para el camino. Para que quede claro que el
bien lo realiza Dios, para que quede claro que yo, misionero, pongo mi seguridad en El.
34
22 JULIO. COMO OVEJAS SIN PASTOR
COMENTARIO MC 6, 30-34
La semana pasada la Biblia nos recordaba nuestro ser
misionero. Toda la hermosa tarea que nos espera y que a
nuestra medida vamos realizando. Ciertamente son
muchas las obligaciones que sentimos: En la casa, en la
familia, en la escuela, en la capilla, en la comunidad
etc… Y a menudo nos falta algo. Compartir con Jesús
nuestra labor misionera. Al volver los apóstoles donde
estaba Jesús, le contaron todo lo que habían hecho y
lo que habían enseñado. Un lugar privilegiado para
platicar a Jesús lo que hacemos y hablamos es
precisamente el Círculo Bíblico. Aquí precisamente
sentimos que vamos a un lugar tranquilo para
descansar un poco. Y esa es nuestra semanal experiencia. Llegamos a ese encuentro con
Jesús con el corazón cargado, y nos regresamos más livianos. Sentimos también el aplauso del
Señor por el bien que hemos realizado en su nombre y claro, un jaloncito de orejas, cariñoso,
cuando nos vence el egoísmo. Los comentarios de nuestros hermanos nos ayudan mucho a
escuchar la voz de Dios.
Pero este lugar despoblado, también es el rato pasado en soledad en la recámara, en la
capilla, en una sombra. También es el rato pasado ante el sagrario. Es el rato de oración. Es el
tiempo para contarle a Jesús en la intimidad todo lo que he hecho, todo lo que siento. Y
escuchar su voz. Si no buscamos esos ratos, imposible ser apóstoles. Tal vez platiquemos
mucho, pero no contagiaremos al Señor. Cuando nos abrimos ante la presencia de Dios y nos
regalamos un tiempo para estar con El, nuestro corazón se impregna de su presencia y a
dondequiera que vayamos, hablaremos con nuestro ejemplo de El.
Pero no siempre es posible tener estos ratos de descanso. Tal vez nos pase como a Jesús y a
sus discípulos. La gente tan necesitada se les adelantó al lugar de descanso. Y al bajar Jesús
de la barca, listo para descansar, se encontró con el pueblo necesitado. Y sintió compasión.
Y ni modo. Se puso a enseñarles largamente. Y cuando veamos tanta gente que anda por la
vida como ovejas sin pastor, seguramente sentiremos compasión y nos pondremos también
nosotros a enseñarles largamente, sin prisa, nada a las carreras. Tendremos palabras recién
nacidas del manantial que brota en nuestro corazón, del manantial de Jesús que vive y está en
nosotros. Y seremos consuelo y fortaleza para los demás. Y ya Dios nos dará otro momento
para descansar. Porque lo primero de todo es el Reino de Dios.
*Te pido Señor que ponga por delante el derecho de los pobres, de ser atendidos, antes que
mis derechos de descansar. Que cumpla mi obligación de servir, hasta que duela, hasta dar
la vida.
35
29 DE JULIO. MULTIPLICACION DEL PAN
COMENTARIO A JN 6, 1-15
En esta lectura Jesús nos habla del pan de cada día y del pan
de la Eucaristía. Cuando en el Padre Nuestro le pedimos a
Dios que venga su Reino, lo concretamos pidiéndole el pan
nuestro de cada día. Así es. El Reino de Dios llega cuando
llega el pan, la comida, la escuela, el trabajo, la salud… Y
llega en plenitud cuando nos hacemos y sentimos hijos de
Dios. Y ese Reino de Dios ciertamente es un regalo de El,
pero también es una tarea nuestra. Algo hemos de poner
nosotros. Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de
cebada y dos pescados. Sin la generosidad del muchacho tal
vez no hubiera habido multiplicación de los panes.
Sin nuestro esfuerzo no avanza el Reino de Dios, la vida que Dios desea para la humanidad.
Sin nosotros, sin nuestra protesta, sin nuestra presencia no avanza la justicia, no tendremos
políticos honrados. A nosotros nos toca poner todo lo que esté de nuestra parte. Si hay un
enfermo, buscar las medicinas y el médico. Si no hay dinero no cansarnos de buscar trabajo.
Si un hermano dejó de asistir al Círculo buscar entre todos la manera de volverlo a jalar. Y
una vez hayamos puesto todo lo que está de nuestra parte, ahora sí, dejarlo todo en las manos
de Dios. Entonces Jesús tomó en sus manos los panes, dio gracias y los repartió a todos.
Viene entonces la bendición de Dios. Y se hace el milagro y todos recibieron cuanto
quisieron. Porque Dios no se deja ganar en generosidad. Dios es buen pagador.
Pero también Jesús se refiere al pan de la Eucaristía. Ya se anuncia en esta lectura el pan que
Jesús repartió en la última cena. Se acercaba la Pascua, fiesta de los judíos. Efectivamente,
Jesús se da cuenta de nuestra necesidad, de nuestra debilidad. Jesús levantando los ojos se
fijó en la muchedumbre que venía a él. Somos nosotros, sus seguidores, sus discípulos. Y él
está preocupado por nuestra alimentación. Por eso semana tras semana, aquí en el Círculo,
allá en la Misa nos busca un lugar cómodo para alimentarnos. Hagan que se sienten, había
mucho pasto en este lugar. Y lejos del ruido de la casa propia, vivimos cada semana este
milagro del pan que se nos reparte. Es su Palabra que leemos en el Círculo, es la Eucaristía
que comemos en la Misa. Llegamos inquietos, hambrientos de paz, de cariño, de fortaleza y
de perdón. Y quedamos satisfechos. Hasta nos sobra. Recoger las sobras es una señal para
todos los demás, los que no están presentes del amor de Dios. Hasta de lo que recibimos
somos capaces de dar a los demás. Salimos con las pilas cargadas y animamos a quienes nos
rodean. Si hemos recibido amor, desbordamos amor.
* No puedo dar sino estoy repleto. No puedo contagiar sino desbordo. No puedo compartir
sino estoy satisfecho. No puedo alegrar sino vivo alegre. Que busque cada día, Señor, tu
alimento, tu palabra y tu eucaristía.
36
5 DE AGOSTO. EL PAN DE VIDA
COMENTARIO A JUAN 6, 24-35
Las gentes se dirigieron a Cafarnaún en busca de
Jesús. Hoy también nosotros nos hemos dirigido a
nuestro Círculo en busca de Jesús. ¿Qué buscamos en
Jesús? Buscamos paz en el corazón porque estamos
inquietos, consuelo en los hermanos porque nos sentimos
solos, ayuda económica por las apuraciones por las que
pasamos, buscamos salud porque nos sentimos
enfermos…Ustedes me buscan, no porque han visto a
través de los signos, sino porque han comido hasta
saciarse. A lo mejor buscamos a Jesús para llenarnos de
paz, de compañía, de ayuda, de salud… tal vez somos
egoístas en la búsqueda de Jesús, tal vez sólo pensamos
en nosotros mismos.
Jesús hoy nos anima a dar un paso: a mirar a través de
los signos. Si Dios nos ha dado de comer, nos ha dado salud, nos ha hecho sentirnos
acompañados… descubrimos un Padre lleno de misericordia, y nos acercamos para darle
gracias. Nos confiamos del todo a su providencia. Y si descubrimos un Padre que nos procura
el alimento, salud, compañía… sabemos que nuestro trabajo será en procurar alimento, salud,
compañía para los demás. Trabajen, no por el alimento de un día, sino por el alimento que
permanece y da vida eterna. Tenía hambre y me diste de comer, estaba enfermo y me
visitaste… Entra a la vida eterna. Ese alimento, el cumplir la voluntad de Dios, permanece
para siempre. Nos alimentará siempre mientras vivamos y entrará con nosotros en la vida
eterna.
Es Jesús el que nos da ese alimento. Yo soy el pan de vida. El que viene a mi nunca tendrá
hambre y el que cree en mi nunca tendrá sed. Hemos encontrado la persona que nos surte
de un pan y nos da una bebida especial. Antes buscábamos saciarnos con otras personas. Era
la plática eterna con la vecina, era la escucha con las artistas de la música y de la televisión,
de las novelas… Ahora no. Sabemos bien quien nos satisface. Es Jesús y su causa, su trabajo
por el Reino. El creyente ha experimentado este misterio. Cuánto más trabajamos por los
demás, más nos descansamos. Cuánto más nos desgastamos por los demás, más nos nutrimos.
Cuánto más tiempo “perdemos” con el Señor, más lo aprovechamos.
Que sepa leer, que sepa ver a través de las señales que a cada rato me mandas, Señor. Si veo
cambios en los niños, en los adultos, en mi persona, que sepa ver tu mano, tu presencia
amorosa. Y viva agradecido, y viva más comprometido.
.
37
12 DE AGOSTO. JESUS PAN DE VIDA
COMENTARIO JN 6, 41-51
Los primeros cristianos, y seguramente también nosotros,
nos sorprendemos de que Jesús por un lado sea un hombre
como nosotros, que tiene padre y madre, y por otro lado lo
creemos existiendo desde siempre en la eternidad de Dios.
Jesús estaba con Dios y un día nació en Belén. ¿Cómo se
puede explicar eso? Juan nos da a entender que se trata de la
fe. El que cree tiene vida eterna.
Por la fe sabemos que Jesús conoce profundamente al Padre
Dios. Jesús ha visto a Dios. Y conoce los pensamientos de
Dios y conoce los hechos de Dios. Mas aún: lo que Jesús
piensa, es lo que piensa Dios. Lo que Jesús hace, es lo que hace Dios. Una vez más
reconocemos que gracias a Jesús conocemos a Dios.
Así pues no podemos llegar a Dios sino es por el camino de Jesús. Viviendo como Jesús,
llegaremos a estar con Dios. Y dice Juan también. Nadie puede llegar a Jesús si no lo atrae
el Padre. Otro misterio que creemos por la fe. Se trata de pedirle a Dios que nos acerque a su
hijo Jesús. Pedirle a Dios que vivamos tan íntimamente unidos a Jesús que seamos parte de su
mismo cuerpo. Como si Jesús fuera la cabeza y nosotros los miembros. Se trata también de
dejarnos atraer por el Padre.
Comulgar en la Misa supone aceptar por la fe a Jesús como nuestro salvador y nuestro guía,
nuestro maestro. La fe va pegada a la esperanza y a la caridad. No sirve la fe sin las obras. Si
comulgamos sin fe, es decir, sin deseos verdaderos de parecernos a Jesús, la comunión no
sirve para nada. Pero si comulgamos con la fe puesta en Jesús y el corazón dispuesto a
seguirlo, entonces vivimos plenamente en este mundo y viviremos abrazados a El toda la
eternidad. Se cumplirán, pues, las palabras de Jesús: El que coma de este pan vivirá para
siempre.
Hoy la Palabra de Dios nos invita a tomarnos en serio la comunión, el pan de la Eucaristía. Yo
soy el pan de vida. Masticar a Jesús supone masticar su vida. Si comulgamos nuestra vida
debe parecerse más y más a la vida de Jesús. Una vida de servicio y amor. Por lo tanto, si
Jesús vive para siempre, nosotros al comulgar tenemos la tranquilidad de que viviremos para
siempre. Mientras estamos en este mundo vivimos en la gracia de Dios, vivimos según el
querer de Dios, vivimos la alegría y felicidad de Dios y una vez muertos seguiremos viviendo
con El. Aquí tienen el pan que bajó del cielo para que lo coman y ya no mueran.
* ¡Que no me gane la rutina Señor, que no deje de sorprenderme cada vez que comulgo!¡Que
la eucaristía, el dar gracias sea a cada rato!. ¡Que la comunión sea contigo y con el hermano
que más me cuesta aceptar!
38
19 DE AGOSTO. El CUERPO
Y LA SANGRE DE JESUS
COMENTARIO A JN 6, 51-58
Seguimos con este gran regalo y misterio de la Eucaristía. El
pan que yo daré es mi carne. Comulgar significa recibir a
Jesús en carne, es decir, en su vida toda. Y la vida de Jesús
fue de entrega y servicio. La persona de Jesús maltratada por
el hambre y el frío, por andar los caminos de los pobres, la
persona de Jesús, toda ella, maltratada de día y de noche
para curar a los enfermos, para dar de comer a los
hambrientos, para abrazar a los leprosos y a los pecadores, la
persona azotada y coronada de espinas por las autoridades,
colgada en la cruz y atravesada por una lanza, esta persona
resucitada por el Padre, toda ella resplandeciente y poderosa es una carne que la daré para
la vida del mundo. Y lo cumplió.
Si queremos vivir de verdad, si queremos pasar por este mundo viviendo nuestro ser de
personas en plenitud, es necesario parecernos a Jesús. Comer la carne y beber la sangre
supone hacer un pacto de alianza. El se compromete a estar con nosotros, y nosotros nos
comprometemos a parecernos e El. Y si Jesús fue el verdadero hombre, nosotros también
seremos verdaderos hombres y verdaderas mujeres. Si no comen la carne y no beben su
sangre no viven de verdad. La comunión nos anima a vivir en la verdad, a vivir en
coherencia entre lo que decimos y lo que somos. Entonces de verdad Jesús nos resucitará en
el último día. Viviremos la verdad plena en él. A pesar de los fracasos y los pecados,
habremos triunfado. Ya la última palabra no la tendrá ni el dolor ni la desgracia. Sino el
triunfo de Dios.
Comulgar, pues, significa vivir y permanecer en Jesús. El que come mi carne y bebe mi
sangre permanece en mí y yo en él. Cuando comulgamos Dios nos concede la humana
certeza de su amor, de su perdón, de su cariño. Por esto al ir a comulgar y una vez recibimos
la comunión nuestro rostro refleja el gozo de estar en las manos de Dios, de sabernos
apapachados en su regazo. No se entiende ir a comulgar con el rostro distraído, triste, como
enojado. Nos acercamos con gozo y alegría al cordero de Dios que nos quita el pecado y nos
acompaña en nuestro caminar. Y buscamos siempre unos minutos, sea en la capilla, sea en la
casa para saborear la presencia de Jesús en nuestras vidas que se ha manifestado en la
Eucaristía.
* Que la presencia real de Jesús en la Eucaristía sea tan fuerte que durante el día la reviva,
me anime a compartir y sea mi gozo más profundo. Y anhele siempre comer de este pan. Que
busque más a menudo un rato de intimidad contigo. Y sea vida, siempre, para mí.
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26 DE AGOSTO. EL SEGUIMIENTO DE JESUS
COMENTARIO JN 6, 55. 60-69
Y seguimos con el tema de la fe, de la certeza de que Jesús
está en la Eucaristía. Con la certeza de que bajo las
apariencias de pan y vino se encuentra vivo Jesús. Y claro
no es fácil para la mente humana, tan chiquita y miope
entender ese amor tan grande de Jesús. Este lenguaje es
muy duro ¿quién puede sufrirlo? A partir de este
momento muchos de sus discípulos dieron un paso atrás
y dejaron de seguirlo.
A veces pensamos en los hermanos separados. Les cuesta
entender que en la Misa se hace presente todo el misterio de
la muerte y Resurrección de Jesús. Ellos dicen que Jesús
una sola vez murió y ya no puede morir más. Y están en lo
cierto. Y dicen que por eso no celebran la Misa. Nosotros
no decimos que Jesús vuelve a morir y resucitar otra vez.
No. Nosotros creemos que en Dios no hay tiempo. Y que gracias al Espíritu Santo todo lo
vivido por Jesús se hace presente en cada momento de la historia de la humanidad. Y la
celebración de la Misa es un momento privilegiado para vivir hoy el misterio de Jesús. Por
eso nosotros como Pedro, creemos en este misterio del pan y el vino convertidos en el Cuerpo
y la Sangre de Jesús. Y decimos: Señor a quién iríamos. Tú tienes palabras de vida eterna.
Y continuamos con la celebración de la misa que inició Jesús en jueves santo y las primeras
comunidades continuaron, como bien nos recuerda la carta de Pablo a los Corintios 1 Cor 11,
23: Yo recibí esta tradición del Señor que a mi vez les he transmitido que el Señor Jesús la
noche en que fue entregado tomó el pan…
Lo que vale del comulgar no es el pan, sino el Espíritu que penetra el pan y nos penetra a
nosotros al comulgar. El Espíritu es quien da vida, la carne no sirve de nada. El pan que
poco vale nos recuerda a quien lo dio por primera vez. Fue Jesús que lo repartió allá en el
desierto cuando comieron miles a partir de cinco panes y dos peces. Y fue Jesús allá el jueves
santo antes de ser apresado por el gobierno y las autoridades religiosas que lo repartió a sus
apóstoles. Fue Jesús, el campesino de Galilea que siguió la voz de Dios y amó hasta morir. Y
sus palabras, y su vida hecha palabra, todavía hoy nos dan vida a nosotros. Las palabras que
les he dicho son espíritu y por eso dan vida. Nosotros no queremos traicionar a Jesús.
Aceptamos a Jesús tal cual es, en todo lo que hizo y en todo lo que dijo.
* Hoy me siento contento de formar parte de la iglesia de Jesús, que después de dos mil años
sigue fiel gritando a los cuatro vientos: Nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de
Dios. Y que no me canse de seguirte. Y aceptar que es por la vereda estrecha, la que pasa por
el amor desinteresado.
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2 DE SEPTIEMBRE. LA VERDADERA LEY
COMENTARIO A MC 7, 1-8. 14-15. 21-23
Hoy la palabra de Dios es un grito de libertad. El seguidor de
Jesús es la persona más libre del mundo. Su única ley, su
único mandato es el amor. Toda la ley se resume en amar.
Amar a Dios y al prójimo como a uno mismo. Todo, todo lo
demás, no importa tanto. Las leyes humanas, tanto las que
dictan los políticos, como también la misma Iglesia, deben ser
cumplidas en la medida en que nos sirvan para amar.
La ley del salario mínimo, por ejemplo, que obliga a un patrón
pagarle al menos 50 pesos al día a un trabajador, es una ley
humana. El patrón que no es cristiano paga lo que marca la
ley y se queda tan tranquilo. Ha cumplido con la ley de los
hombres, pero se ha dispensado de cumplir el mandato de
Dios. Ustedes dispensan del mandamiento de Dios para
mantener la tradición de los hombres. El patrón cristiano debe preguntarse. Si Jesús fuera
el patrón y tuviera lo que yo tengo, ¿le pagaría esa cantidad al trabajador? Según el
mandamiento de Dios de amar ¿cuánto debo pagarle? Y seguramente sería otra cantidad.
Los judíos tenían sus leyes religiosas: lavarse las manos en distintos momentos, dejar de
comer ciertos alimentos… también nuestra iglesia tiene costumbres y preceptos, por ejemplo
los viernes de Cuaresma. Algunos cristianos piensan que por no comer carne el viernes ya le
cumplieron al Señor. Jesús declara que lo que daña al hombre no es lo que entra por la
boca sino lo que sale de su corazón. Dejar de comer carne es sólo un recordatorio de que
hay que dejar de comer al vecino con los chismes, dejar de rezongar, dejar nuestros caprichos
y adicciones. Dejar todo lo que daña nuestra salud, nuestra mente y nuestras relaciones con
los demás.
En resumidas cuentas. Dios quiera que no vayan para nosotros las palabras del profeta Isaías:
Este pueblo me honra con sus labios, pero su corazón está lejos de mí. Lo que importa es
la cercanía con Dios, de tal manera que nuestro corazón de tanto estar pegado al corazón de
Dios se le parezca. Y el corazón de Dios es un corazón grande, generoso, paciente, servicial,
sin envidia, sin buscar el propio interés, que no se deja llevar por la ira, que olvida las ofensas
y perdona, que no se alegra con lo injusto, que siempre le agrada la verdad, que todo lo
disculpa, todo lo cree, todo lo espera y todo lo soporta.
* ¿Qué tanto se parece mi corazón al corazón de Dios? ¿En qué tanto amo a buenos y
malos? ¿En que tanto la misericordia es la definición de mi vida? Eso te pido, Señor.
41
9 DE SEPTIEMBRE. EL SORDO-MUDO
COMENTARIO A MC 7, 31-37
Como nos pasa a menudo nos sentimos identificados con
el sordo que hablaba con dificultad. Muchos recordamos
las primeras idas al Círculo Bíblico. ¡Qué dificultad para
entender! ¡Qué pena para hablar! Leíamos y leíamos la
Biblia y como al teflón, nada se nos pegaba. A medida que
se nos acercaba el turno de hablar, ¡qué sufrimiento! ¡qué
descanso cuando ya se había pasado el momento de
compartir! Y así nos pasaba en la escuela, en toda junta.
Miedo a hablar en público.
Pero poco a poco se nos destaparon los oídos, nos ha
desaparecido el defecto de la lengua. Ya nos animamos a
compartir, a denunciar, a expresar nuestros sentimientos y
nuestras creencias. Y los vecinos del grupo no se cansan
de alabar a Dios, quien, todo lo ha hecho bien, los sordos oyen y los mudos hablan.
Ciertamente de muchas sorderas nos ha destapado los oídos el Señor. No oíamos su Palabra.
Otras palabras nos tenían ensordecidos: La radio, la tele, el chisme, la revista tonta nos
llenaba de gritos. Ahora… Effetá, que quiere decir, ábrete. Y nuestros oídos escuchan con
atención y gusto la Palabra, en el Círculo, en la oración personal, que nos penetra y nos
consuela y nos anima.
Estábamos sordos al grito del vecino. Si estaba enfermo, si pasaba un apuro económico, si
vivía un problema familiar, nos hacíamos los sordos. Bastante tengo yo con mis problemas,
me decía. Ahora…Effetá, ábrete…y se soltó mi oído, y mi sonrisa y mis manos y mi cariño y
mi generosidad. Y no sé cómo, pero me hago un campito y ahí estoy, atendiendo tanto dolor.
Ciertamente muchos defectos de mi lengua han desaparecido, ya empiezo a hablar
correctamente. Antes hablaba más de la cuenta. Un chisme, una burla. Ahora… Effetá,
ábrete y sé que las personas valen por sus cualidades, los dones de Dios, y de eso hay que
hablar. Antes veía una injusticia y me callaba, estaba el ambiente triste y pesado, y me
callaba, en alguna junta pedían opinión y me callaba. Ahora… effetá, ábrete. Y soy capaz de
hablar para mejorar las cosas, para alegrar el ambiente. Y todos aquellos a quienes el Señor
nos abrió los oídos y nos destrabó la lengua, nos toca a nosotros continuar su misión. Nos toca
al estilo de Jesús andar por la vida abriendo oídos y destrabando lenguas.
* No puedo quedarme para mi lo que Dios me dio. Como el sordomudo, no quiero cansarme
de publicar lo hermoso que es vivir la nueva vida que Jesús me ha dado. Inspírame Señor
palabras y gestos que transmitan tu Palabra.
16 DE SEPTIEMBRE.
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16 DE SEPTIEMBRE. LA CONFESION DE PEDRO
COMENTARIO A MC 8, 27-35
En el camino de la vida, Jesús quiere saber qué piensa la
gente de él y qué piensan sus discípulos. Y ustedes ¿quién
dicen que soy yo?. Pedro ve a Jesús como el Mesías, el
enviado de Dios. Tú eres el Cristo. Hace poco que Jesús
había curado a un ciego. Piensa Jesús que tal vez Pedro
crea que ser enviado de Dios supone andar siempre por la
vida haciendo milagros. Viviendo siempre experiencias
alegres, aplaudidas por los demás. Y Jesús lo corrige.
Solamente se tiene una comprensión total del Mesías si
tenemos en cuenta que debía sufrir mucho y ser
rechazado, que iba a ser condenado y después
resucitaría. Para el enviado de Dios las cosas no son
fáciles. Debe cargar la cruz, debe pasar por la
incomprensión y la persecución. Y Pedro se resiste. No
quiere que Jesús siga el camino del compromiso. Y Jesús
siente en las palabras de Pedro la voz del demonio que lo
anima a no seguir la voluntad de Dios. Detrás de mí, Satanás, le dice a Pedro, tú no piensas
como Dios, sino como los hombres.
La palabra de Dios me dice a mí que hablar bonito de Jesús es fácil. Reconocer en la boca que
Jesús es mi salvador, no es difícil. Amar a Jesús cuando las cosas van bien, cuesta poco. Pero
el Señor nos avisa que seguirlo, reconocerlo a El como enviado de Dios supone de nuestra
parte un compromiso. Es doloroso compartir lo poco que tenemos, sangra nuestro corazón al
desprendernos. Es doloroso tener que guardar en el corazón los secretos y no tener a veces
con quien compartirlos. Es doloroso perder amistades por decir las verdades. Es doloroso
sentir el rechazo de los familiares, de los vecinos. Es doloroso ver el olvido en que nos tienen
las autoridades, los importantes de este mundo. Es doloroso ser víctimas de tanta explotación.
Es doloroso el compromiso por cambiarnos a nosotros mismos y cambiar el mal que nos
rodea.
También cerca hay alguien que con buena intención nos desanima. ¿A qué vas? ¿Qué ganas
con meterte en eso? Y ante nuestros ojos se abren dos caminos. El camino de los hombres con
letreros que dicen: La caridad empieza por uno mismo, que cada quien se rasque con sus
uñas, a poco cambiarás el mundo, las cosas son así, déjalas así… y el camino de Dios con
palabras que dicen: ánimo, yo estoy contigo, mi camino es estrecho, el Reino de Dios exige
violencia, yo he vencido al mundo, no temas, veo un cielo nuevo y una nueva tierra.
* Que me tome en serio, Señor, tus palabras: si alguno quiere seguirme que se niegue a sí
mismo, tome su cruz y sígame, pues quien quiera asegurar su vida la perderá.
43
23 DE SEPTIEMBRE. ABRAZAR A LOS NIÑOS
COMENTARIO A MC 9, 30-37
Seguimos con el tema del seguimiento de Jesús. Jesús
nos comparte las consecuencias de cumplir la voluntad
de Dios. El Hijo del hombre va a ser entregado en
manos de los hombres. Los apóstoles no quieren oír
hablar de dolor y sufrimiento. No querían pensar en las
consecuencias de seguir a Jesús. No entendían ni
querían entender. Tenían miedo de preguntar.
Mejor pensar y darle vueltas a lo bonito, a lo fácil, a
aquello que hace que los demás te vean, te admiren, te
aplaudan. Mejor hablar del puesto que uno tiene, de los
estudios que uno tiene, del cargo que desempeña de cual
es más importante de todos… Y de nuevo Jesús no
desaprovecha la oportunidad para indicarles que el
camino de Dios es difícil. Si alguno quiere ser el primero, que se haga servidor de todos.
Si eres coordinador del Círculo te toca llegar antes para colocar las sillas, te toca pensar en el
agua para beber, te toca pensar en los cumpleaños de los hermanos para festejarlos, te toca
interesarte por cada uno, ir por el hermano que dejó de asistir, te toca ir a las juntas, es decir,
te toca servir. Te toca lo más pesado de los Círculos Bíblicos. Organizar la buena obra del
mes. Sin miedo hemos de aceptar los cargos que nos piden, pues para eso estamos, para
servir. Y sin miedo atenernos a las consecuencias del cargo. Más tiempo, más esfuerzo, tal
vez más gasto.
Jesús abraza a un niño, dando a entender que los niños son ejemplos de seguimiento de
Jesús. ¿Por qué? Porque el niño es dócil: acepta la palabra de sus padres. El niño es confiado:
estando con sus padres no tiene miedo de nada. El niño fácilmente comparte el balón, la soda,
el juego. El niño no guarda rencor, el niño es alegre. Aceptación, confianza, generosidad,
perdón, alegría, cualidades de los niños son las cualidades de Jesús. El que recibe a un niño
en mi nombre, a mí me recibe. Quien se parece a un niño, a mi se parece. Por eso nuestra
parroquia abre los brazos a los niños, los busca, los abraza, les enseña, los ama sea en el
Catecismo, sea en las Escuelas de tareas, sea en los Cachi-veranos. En ellos vemos a Jesús, de
ellos queremos aprender a parecernos a Jesús.
* Te pido Señor que los niños siempre estén en el centro de mi pensar y actuar, que siempre
sea creativo para encontrar nuevas maneras de acercarlos a Ti. Y que la cercanía mía con
los niños me lleve a revisar mis actitudes y parecerme a ellos.
44
30 DE SEPTIEMBRE.
DAR EJEMPLO A LOS NIÑOS
COMENTARIO A MC 9, 38-48
Seguir a Jesús supone tener un corazón grande. El que no
está contra nosotros, está con nosotros. ¿Qué significa
estar con nosotros? Significa compartir nuestros grandes
ideales, que son los de Jesús. ¿Y cuáles fueron los ideales
de Jesús? Bien lo sabemos. Jesús vivió y murió por desear
que todos los hombres vieran a Dios como un padre y que
todos los hombres se quisieran como hermanos, es decir,
vivieran ya en este mundo el Reino de Dios. De la
abundancia del corazón habla la boca. De la boca de Jesús
las palabras que más salen en los evangelios son esas:
Padre y Reino de Dios. Quien está junto a nosotros y busca
el alimento, la salud, el bienestar de todos, si lucha por la
justicia y la paz, esta persona, sea cristiana separada, sea
atea, es decir, que no cree en Dios, esa persona es de las
nuestras. El que no está contra nosotros está con nosotros.
Pero si una persona presenta a un Dios castigador, si infunde miedo a la gente con aquello de
que el fin del mundo se acerca, si desune a las familias y comunidades, si acapara los bienes
habiendo tanta necesidad, si los arrebata a los pobres, si se aprovecha de los cargos que tiene
para beneficio propio, esta persona, aunque sea católica, o cristiana, o se declare sin religión
alguna, esa persona no es de las nuestras, está contra nosotros, no sigue el camino de Jesús,
por mucho que hable de él casa por casa o a grandes gritos por la tele.
Cualquiera que les dé un vaso de agua porque son de Cristo les aseguro que no quedará
sin recompensa. Estas palabras tienen eco del fin del mundo… “tenía sed y me diste de
beber”. ¡Cuánto ánimo nos infunden! ¿Quién no puede dar un vaso de agua a otro? No es
difícil recibir la paga de Dios. Jesús defiende siempre a los débiles: los enfermos, los
pecadores, los niños. ¡Qué duro es Jesús con aquellos que atentan contra los niños! ¡Hay
tantas maneras de abusar de ellos! Engañarlos por la tele con juguetes de guerra, con
alimentos basura y chatarra, bebidas y golosinas que lo único que hacen es dañar su salud.
Con imágenes que incitan a la violencia, que incitan al sexo fuera del compromiso y del amor,
que desplazan los modelos de carne y hueso como Jesús, María y los santos. Con toda esa
gente que manipula las conciencias de los niños, qué duro es el Señor.
* Que me tome en serio tus palabras: Si alguno hace tropezar y caer a uno de estos
pequeños, mejor sería que les ataran al cuello una gran piedra de moler y los echaran al
mar. Que pueda, Señor, ser para los niños una imagen de bondad que transparente tu
bondad.
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7 DE OCTUBRE. MATRIMONIO Y NIÑOS
COMENTARIO A MC 10, 2-16
Algunas personas presentaron a sus niños a Jesús para
que él los tocara; y los discípulos reprendieron a esa
gente. Ya vimos semanas pasadas cuántos negocios se hacen
perjudicando a los niños en su salud, como son los alimentos
chatarra, y perjudicando su corazón como son los programas
violentos de la televisión, apartándolos del camino del bien.
También nosotros desapartamos los niños de Jesús cuando
nos ven más atentos y felices con la tele, que con la palabra
de Dios, más felices preparándonos para un baile que para
un encuentro con Jesús. Desapartamos a los niños de Dios
cuando los niños ven que nuestros ojos brillan ante el dinero,
y se apagan ante la generosidad.
Los niños tienden a imitar a sus padres. Y si nuestras
conductas no son cristianas, estamos con nuestras obras desapartando a los niños de Jesús.
Una bendición señala esta unión entre los niños y Jesús. Pues Jesús los abrazaba y luego
ponía sus manos sobre ellos para bendecirlos. Lo que Dios ha unido que no lo desaparten
los hombres.
Y Jesús se indignó y les dijo: Dejen que los niños vengan a mí ¿por qué se lo impiden? El
Reino de Dios es para los que se parecen a los niños. El niño es un ejemplo para el
creyente. Pues el niño no se desaparta de los padres, a ellos se confía, como el creyente se
confía de Dios. El niño fácilmente perdona y no guarda rencor, y el creyente perdona setenta
veces siete. El niño no lleva cuentas, vive lo inmediato. Y el creyente no guarda rencor. El
niño no acapara, y el creyente es generoso y vive de la providencia. El niño vive íntimamente
unido a sus padres, como el creyente vive unido a Dios.
Y el niño es ejemplo para los casados. Porque el niño, salvo casos muy especiales, pase lo que
pase, lo traten como lo traten sigue pegado al hogar. Por eso Jesús anima a las parejas a
mantenerse unidas. A confiar el uno en el otro y los dos en Dios. También la pareja al
declararse su amor, recibieron la bendición de Dios. Que nada de la miseria humana, ni los
temperamentos, los puntos de vista distintos, las diferentes historias de cada quien, los
distintos orígenes, los gustos diferentes, que nada de todo eso los desuna en el compromiso de
vivir juntos y gozar la bendición de Dios. Esa bendición de Dios es más fuerte que cualquier
tropiezo y cualquier diferencia. Y lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre.
* Te pido Señor que mi trato con los niños me haga más confiado a ti, y pueda vivir sin
rencor. Que la cercanía a ellos se convierta en un constante aprender de ellos: su confianza,
su alegría…
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14 DE OCTUBRE. EL JOVEN RICO
MC 10, 17-30
La semana pasada Jesús abrazaba y bendecía a los niños
diciendo: el Reino de Dios es para los que se parecen a los
niños. Los niños son un ejemplo para el creyente. Hoy
encontramos a Jesús platicando con una persona que tenía
muchos bienes. Jesús lo invita a seguirle. A esta persona le
faltó la confianza en Dios. La tenía puesta en el dinero. Le
faltó parecerse a los niños. No dio un buen ejemplo.
Una persona, nos podemos imaginar un joven, corrió al
encuentro del Maestro, deseoso de conseguir la vida eterna.
De entrada Jesús reconoce que Dios es el único bueno como diciéndole al joven que a pesar
de sus limitaciones y pecados debería seguirlo. Jesús le pide primero al joven que tenga
buenas relaciones con los demás (no mates, no robes, no cometas adulterio, no engañes,
honra a tus padres). La persona reconoció: Maestro, todo esto lo he practicado desde muy
joven.
Ahora viene la segunda parte. Jesús lo miró, sintió cariño por él y le dijo: Sólo te falta una
cosa, anda vende todo lo que tienes, dalo a los pobres y así tendrás un tesoro en el cielo.
Después ven y sígueme. Esta historia del joven puede ser nuestra historia. Desde pequeños
nos hemos esforzado en portarnos bien. Jesús lo miró. De repente, como el joven, en algún
momento hemos sentido la mirada de Jesús. Seguramente no tenemos palabras para contarlo
pero perdura la mirada Jesús en lo más adentro de nosotros mismos. Sentimos un escalofrío y
también un poco de vergüenza. Nuestro corazón es tan pobre, tiene tantas heridas, carga
tantas culpas… Pero hemos reconocido que la mirada de Jesús es de cariño hacia nosotros. Y
cuando hemos estado seguros de que Jesús nos quiere, hemos experimentado la seguridad de
estar en buenas manos. Sólo entonces El mismo nos ha pedido dar este paso: pon tu vida al
servicio de los más pobres. Y sígueme. El seguimiento de Jesús será el camino de
desprenderme a favor de los más desheredados.
Nosotros lo hemos dejado todo para seguirte. Y aquí estoy Señor para decirte que me
ayudes a poner todo lo que soy y tengo al servicio de tus consentidos, los pobres, los
enfermos, los adictos, los menospreciados. Que no me canse de rascarme el bolsillo, una vez
y otra, para compartir mi dinero. Que no se me olvide la despensa para Cáritas. Que no me
duela cooperar en toda cosa buena para la obra del mes. Que si tengo un familiar en la cárcel
lo visite. Porque, Señor, bien sé que solamente desprendiéndome de mi tiempo y mis cosas
conseguiré la perfecta alegría.
* ¡Cuánto me cuesta Señor darme totalmente! ¡Qué difícil se me hace entregarte todo!
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21 DE OCTUBRE. LAS MISIONES
COMENTARIO A MT 28, 16-20
Hoy la Iglesia celebra el DOMINGO MUNDIAL DE LAS
MISIONES, el llamado DOMUND. Hoy la iglesia da
gracias a Dios por estar extendida por todos los rincones de
la tierra. Y por otro lado hoy la Biblia nos recuerda nuestra
tarea, la encomienda de Jesús: Vayan por todo el mundo y
anuncien la Buena Nueva a toda la creación.
Nos toca pues ser personas positivas, optimistas. Nos toca
siempre dar Buenas Noticias. ¿Qué le diré a esta vecina que
tiene tantos problemas? ¿Qué le diré a este familiar que
está pasando por esta situación tan dura? Anunciar el
Evangelio es siempre dar unas buenas noticias a la gente
sencilla, pobre, de corazón abierto.
Y el cristiano dice, habla, sobre todo con las obras. No hay mensaje mejor que una buena
obra. Y estas señales acompañarán a los que crean. Echar espíritus malos… si es el mal
espíritu de la ignorancia, mandar los niños y los jóvenes a la escuela. Si es el mal espíritu del
ocio y la flojera… ayudarlos a encontrar un trabajo, ofrecérselo. Si el mal espíritu es la
enfermedad… buscarle la medicina, ver la manera de que asista al médico… si el mal espíritu
es la adicción al alcohol, a las drogas… no parar hasta que se ingrese a un Centro de
Rehabilitación, buscarle un sicólogo…. Si la droga es más chiquita, es la tele, es la comida…
buscar la manera de que salga de la casa, que se haga catequista, que forme parte de la
Escuela de Tareas, invitarla al Círculo Bíblico… si el mal espíritu es la pobreza, entre todos
brindarle una despensa, un apoyo económico, que pueda encontrar trabajo.
Como Jesús que hablaba bonito pero sobre todo actuaba bonito. Así nosotros. Nos toca
continuar la obra de Jesús, ser para quienes nos rodean como Jesús. Y los discípulos salieron
a predicar por todas partes con la ayuda del Señor, el cual confirmaba su mensaje con
las señales que lo acompañaban.
Ser del Círculo Bíblico es ser misionero. Soy misionero cada vez que el Señor me pone
delante una familia, una persona que necesita escuchar la buena noticia de que Dios ama a
toda la humanidad y la persona entenderá el amor de Dios al verlo reflejado en mi vida.
* Tiendo a ser candil en la calle y oscuridad en la casa. Siento que el Señor me pide un
equilibrio: cuidar a las personas que están cerca y mi obligación de misionero, de salir a
buscar la oveja perdida. ¡Que sepa Señor encontrar el punto que tu deseas para mí!
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28 DE OCTUBRE. EL CIEGO DE JERICO
COMENTARIO A MC 10, 46-52
Es fácil identificarnos con Bartimeo, el limosnero ciego.
Muchas veces ante Dios nos hemos sentido limosneros,
nos pasamos el rato de oración pidiendo. Jesús, Hijo de
David, ten compasión de mí. Es triste decirlo, pero a
veces nos pasamos más rato pidiendo que agradeciendo.
¡Oh, cuán ingratos somos! También es fácil reconocernos
ciegos. Nos cuesta ver el interior de los acontecimientos y
de las personas. Cuando algo desagradable nos sucede,
miramos la superficie y decimos que desgraciados somos.
Estamos hechos unos ciegos. No vemos lo que nos está
diciendo Dios en eso que nos pasa. Cuando una persona
nos lastima, vemos su maldad. Somos ciegos. No vemos
su historia, su infancia, las carencias que tuvo. Somos ciegos cuando no sabemos ver nuestra
vida, nuestra propia historia como una historia de salvación. Somos ciegos porque no vemos
la mano de Dios que nos guía. Por eso imaginarnos a Bartimeo ciego y con la mano tendida se
nos hace fácil.
Y hoy escuchamos la voz de Jesús. ¿Qué quieres que te haga?. Y nos salen las mismas
palabras de Bartimeo: Maestro, que yo vea. Que yo vea tu mano en mi vida, que yo vea mis
historia pasada como el paso de tu vida en mi vida, que yo vea mis cualidades que son tu
huella, tus regalos en mi vida, que yo vea la manera de ponerlas al servicio de los demás, que
yo vea el crecimiento en la fe de mis hermanos, que yo te vea Jesús en mis hermanos de
Círculo, en el pan y el vino, hechos tu cuerpo y tu sangre en la celebración de la Misa. Que yo
vea una colonia mejor equipada, una escuela que realmente eduque a los niños, que yo vea un
aire más puro, que yo vea un trabajo bien pagado, que yo vea una iglesia católica más
sencilla, menos atada a los políticos, más libre, que yo vea una iglesia católica más
comprometida con la paz y la justicia, una iglesia que respete más la dignidad de la mujer, el
sacerdocio de todos los fieles, Que yo vea un mundo distinto, que yo vea que otro mundo es
posible, que yo vea Señor un mundo de hermanos. Que yo vea tu amor infinito. Y caminando
contigo, Jesús, poner todo lo que está de mi parte para que el deseo sea una realidad.
Y Jesús le dijo: Puedes irte; tu fe te ha salvado. Y al instante vio. Esa es la experiencia y el
milagro de cada semana. Tu Palabra, Señor, la Biblia es luz para mis ojos. Salir con la mano y
el corazón repletos de tus dones y la mirada llena de luz. Y cada semana experimento tu
salvación, que se abren mis ojos y veo un cambio en mi vida y en mi alrededor.
* Párate, hombre, que Jesús te está llamando a vivir una nueva vida. Y se puso a caminar
con Jesús. Ahora Señor salgo más animado a caminar contigo, invitando a los demás.
Deslumbrado con tanta luz, Señor, que sea instrumento para iluminar a los demás.
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4 DE NOVIEMBRE.
EL PRIMER MANDAMIENTO
COMENTARIO MC 12, 28-34
Sin darnos cuenta amamos a Dios al tamaño de nuestro
amor a las personas. Y como amamos de manera muy
pobre a quienes nos rodean, sin darnos cuenta también,
amamos pobremente a Dios.
Hoy la palabra de Dios nos ayuda a querer a Dios de
buena manera. ¿Cómo? A quererlo con todo el corazón,
es decir, con todos los sentidos. Ver a Dios en los niños,
en los enfermos, en los adictos y en los hermanos
formados en el Círculo. Escuchar a Dios en los cantos,
en la risa y el llanto, en el clamor del enfermo y del pobre, en las palabras sencillas y sinceras
que salen del corazón del hermano. Oler a Dios en el perfume de la rosa, y en el cuerpo que
nos besa y en el mal olor del enfermo y del hospital. Gustar a Dios en el pan de cada día, en
el pan de la Eucaristía, en el convivio de cada fiesta en nuestro Círculo Bíblico y en la
persona que nos descubre nuestros defectos. Tocar a Dios en el hermano que saludamos, en
pobre que ayudamos y en la mano del que con nosotros reza el Padrenuestro
Querer a Dios con toda el alma, con toda nuestra memoria y con todo nuestro
entendimiento. Hacer memoria de todos los regalos de Dios recibidos a lo largo de la vida,
leer desde dentro todo lo que nos ha sucedido. Entender al paso de los años que todo lo
acontecido es bendición. Que todo pudo ser aprovechado para nuestro bien. Aprendernos
pedacitos de los salmos, de las parábolas para contarlas a los pequeños. Y entender la Biblia.
Leer los comentarios en letra pequeña que tiene nuestra Biblia, asistir a los talleres fuera y
dentro de nuestra parroquia
Querer a Dios con todas las fuerzas. No ser esclavos de nuestras adicciones. Que sea la
voluntad la que mande en nuestra vida. Que gastemos nuestras fuerzas en preparar la comida,
en lavar, en cuidar la casa y las personas, en el trabajo de cada día, en el estudio. Querer a
Dios con todas las fuerzas puestas al servicio de nuestra capilla y de nuestra colonia. No
podemos amar a Dios sin amar aquellos que nos rodean. Y no amaremos de verdad al
prójimo, sin amar a Dios que nos da fuerzas y luz para amarlo. Y la medida del amor al
prójimo es el amor que nos tenemos a nosotros mismos. Amarás a tu prójimo como a ti
mismo.
* Señor que sepa valorarme, cuidarme. Porque si no estoy bien de salud y de ánimos,
difícilmente seré eficaz en el amor. Pero que el amor a Ti y al prójimo sea más fuerte que
cubrir mis propias necesidades.
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11 DE NOVIEMBRE. LA VIUDA POBRE
COMENTARIO A MC 12, 38-44
Hoy la Palabra de Dios nos habla de dos actitudes ante Dios
y los demás. Por un lado están los maestros de la ley. A Dios
le dirigen largas oraciones, pero se aprovechan de la gente.
Buscan los saludos de la gente para ellos sentirse bien,
buscan los aplausos de la gente para que se sientan
importantes y reconocidos, incluso les sonsacan su dinero y
sus cosas para provecho de ellos. Creen que con sus rezos y
con estar al frente de la gente sirven a Dios. ¡Con qué
severidad serán juzgados!
Por otro lado está la viuda. Simplemente echó dos
moneditas de muy poco valor y se fue. Nada de qué
presumir. Pura sencillez. La viuda recibió la alabanza de
Jesús. Les aseguro que esta viuda pobre ha dado más que todos los maestros de la ley.
Hoy la palabra de Dios nos anima a ser un poquito menos como los maestros de la ley y un
poquito más como la viuda. Tener un cargo en la parroquia, ser parte del Círculo Bíblico, todo
eso nos llena de satisfacción. Hoy el Señor nos anima a vigilar nuestro corazón. Que cuando
sintamos bonito, luego luego no pensemos que es tanto por nuestros méritos, sino por la
bondad de Dios que nos ha dado vida, salud y entendimiento. Y sobre todo el Señor nos pide
no aprovecharnos del cargo que tenemos. Ni para nuestra vanidad, ni quitarles nada a los
demás. Que nadie sea criado nuestro, que nosotros seamos criados de los demás.
Nos parecemos a la viuda cuando entregamos a los demás lo poquito que tenemos. Se parece
a la viuda aquella persona que con muy poquitos estudios hace de catequista, hace de maestro
de la escuela de tareas. Se parece a la viuda aquella persona que con poquito estudio es capaz
de compartir la palabra de Dios, que regala lo poquito que su inteligencia le da a entender. Se
parece a la viuda aquella persona que el primer domingo de cada mes pepena la cocina, tan
pobre y escasa, para ofrecer una despensa y desde su pobreza ayudar a los más necesitados.
Se parece a la viuda aquella persona que dispone de poco tiempo, ella lo ocupa para su casa
pero con generosidad lo ofrece a los demás. Ahí va con la escoba y el trapeador en la mano a
la capilla de la comunidad. Y en todas esas personas se cumple la palabra de Jesús. Ha dado
lo que había reunido con sus privaciones, eso mismo que necesitaba para vivir.
* Que sepa encontrar servicios humildes que puedan contrarrestar los momentos en los que
por los cargos que tengo, la gente tiende a ensalzarme. Que mi satisfacción sea mi entrega
generosa a los demás. Y no me canse de servir a los demás en los pequeños detalles, en los
servicios más humildes.
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18 DE NOVIEMBRE. EL SEÑOR ESTA CERCA
COMENTARIO A MC 13, 24-32
Ya estamos finalizando el año litúrgico. La iglesia lo cierra
con lecturas que hablan del fin del mundo, del fin de
nuestras vidas. Es decir, del principio del Reinado total y
completo de Dios, del principio del cielo nuevo y la tierra
totalmente nueva, de la vida nuestra en Dios que habrá que
durar toda la eternidad. Son lecturas para agradecer a Dios el
hermoso final que nos espera. Y para pensar ¿qué tanto estoy
aprovechando la vida?
Las imágenes del sol que no alumbrará, de la luna que
perderá su brillo y de las estrellas que caerán del cielo y
del universo que se conmoverá no hay que entenderlas
como señal de miedo y terror, sino al contrario, como una señal de que llega alguien más
resplandeciente, como señal de que llega el Hijo del hombre con mucho poder y gloria. El
poder y la gloria de Jesús apagan todo otro poder. Quien llega es Jesús que viene a reunir a
sus elegidos, es Jesús que vendrá a buscarnos a todos nosotros que sin mérito alguno fuimos
elegidos en el bautismo, hechos justos por su gracia y al tamaño de nuestras pobres fuerzas le
hemos seguido. Y reunirá a todos aquellos de cualquier rincón del planeta que sin ser
cristianos pasaron por este mundo haciendo el bien. Vengan benditos de mi Padre porque
tenía hambre, sed… y me dieron de comer y beber. ¿Cuándo será el fin del mundo? Nadie lo
sabe, ni los ángeles del Cielo ni el Hijo, sólo el Padre. Para que nadie viva asustado, para
que nos entreguemos con fuerzas y confianza a construir un mundo mejor. La vida pasa
rápido, bien lo sabemos. Por eso estamos de acuerdo en que el Señor ya está cerca, a las
puertas de nuestra existencia. Nos toca vivir atentos y vigilantes con la lámpara de la fe y el
aceite de las buenas obras en nuestras manos.
Pero mientras vivimos también el Señor nos visita. No lo vemos con certeza humana, pero lo
sentimos por la fe. Aprendan este ejemplo de la higuera, cuando sus ramas están tiernas
y le brotan las hojas, saben que el verano está cerca. También nosotros distinguimos la
llegada del Señor en muchas señales. Cuando nuevos hermanos entran en los Círculos,
entendemos que el Señor está actúa. Cuando brotan nuevos grupos en la catequesis, cuando
un niño nace, cuando un familiar se muere y se va a la casa del Padre, el Señor está cerca.
Cuando me pesa la carga de mis faltas y acudo a la confesión, cuando me formo en la fila y
abro mi boca para la comunión, el Señor está cerca. Cuando nuestra parroquia y nuestro
Círculo Bíblico se preocupan por el bienestar de los enfermos, los presos y los adictos, el
Señor está a las puertas, está cerca.
* Que sepa aprovechar todos los momentos para la construcción del Reino y mi salvación.
Que sepa descubrir en cada instante cuál es tu voluntad, que sea decidido y amoroso en
cumplirla.
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25 DE NOVIEMBRE. JESUCRISTO REY
COMENTARIO A JN 18, 33-37
Esta semana finaliza el año litúrgico. La Iglesia nos presenta
como un resumen de todo lo vivido durante el año. Es la
fiesta de Jesucristo rey. Yo soy el alfa y la omega, el que es,
el que era y el que ha de venir, el Señor del Universo.
Y esta grandeza de Jesús, este dominio de Jesús sobre toda la
creación y todo el universo, la Iglesia lo comprende viendo a
Jesús amarrado ante la autoridad, a punto de ser azotado y
coronado de espinas, a punto de ser colgado en una cruz.
¿Entonces tú eres rey? Tú lo has dicho, yo soy rey.
Cuando Jesús multiplicaba el pan para las multitudes, y
sanaba los enfermos, la gente lo quería hacer rey, y Jesús se
negaba. Ahora que tiene las horas contadas de vida, ahora
que está maniatado, ahora que todos lo han abandonado, ahora se proclama rey. Es rey cuando
ya lo ha dado todo. Ahora sí que entendemos que significa para Jesús gobernar. Para esto
nací, para esto vine al mundo, para ser testigo de la verdad. Jesús gobernaba cuando
proclamaba la verdad: Ay de ustedes los ricos, ay de ustedes las autoridades religiosas,
sepulcros blanqueados, díganle a esta zorra y se refería al rey Herodes. Les dijo sus
verdades a los de arriba, a los que tienen el dinero, el poder político y el poder religioso. Y
habló las verdades al proclamar que el reino es de los pobres. Y quien quiera escuchar la voz
de Jesús debe amar la verdad. Y todo el que busca la verdad, tarde o temprano deberá
escuchar la voz de Jesús. Todo hombre que está de parte de la verdad, escucha mi voz.
Desde que escuchamos la voz de Jesús, semana tras semana, en la Misa, en el Círculo, vamos
aprendiendo a vivir en la verdad. Comprendemos mejor nuestras vidas, encontramos la mejor
manera de relacionarnos con los demás, vamos mirándonos a nosotros mismos y a quienes
nos rodean con los mismos ojos de Jesús, con el mismo corazón de Jesús. Ya Jesús empieza a
reinar en mí.
Tu reinarás ese es el grito, que ardiente exhala nuestra fe… cantamos. Y cuando deseamos
que Jesús reine en el hogar, en nuestra parroquia y en México entero, estamos gritando a los
cuatro vientos, que reinar es dar la vida, es ofrecerse del todo, no pedir nada, reinar es hacerse
la esclava del Señor, reinar es tener las manos atadas por haberlo dado todo, es tener el pecho
abierto manando las últimas gotas de sangre y agua.
* Señor, enséñame a gobernar el rebaño que me has confiado. Que sepa dar hasta que duela.
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