27 de noviembre. I DOMINGO DE ADVIENTO. VELEN Y ESTEN PREPARADOS COMENTARIO A MC 13, 33-37 Es el primer domingo de Adviento. Empezamos el nuevo año de la fe. Toda la Iglesia se prepara ya para la fiesta de Navidad. Celebraremos su primera venida cuando hace 2011 años Jesús nació en el pueblito de Belén, allá en Palestina, esta patria que hoy está ocupada y todavía no es reconocida. Pero celebraremos también la segunda venida, al final de la historia de la humanidad cuando vendrá de nuevo Jesús para que todas las gentes de todos los tiempos vivan eternamente en la fiesta de Dios. Y celebramos la tercera venida cuando vendrá a buscarnos al final de nuestra vida para llevarnos en brazos a la casa del Padre. Y en esa tercera venida celebramos todas las demás venidas de Jesús, quien viene a cada rato para estarse con nosotros. Viene en nuestras alegrías y en nuestras penas, viene para animarnos, para consolarnos, para perdonarnos, para demostrarnos que nos ama. Viene cuando le rezamos y viene inesperadamente, cuando menos lo esperamos. Viene para darnos razones para vivir, impulsos para hacer el bien e ilusiones para esperar. Para eso hemos de estar preparados y vigilando. Estén preparados y vigilando, estén despiertos. Somos los porteros atentos. Nos toca cuidar la colonia. Ver por sus mejoras. No quedarnos dormidos en la casa, asistir a las juntas y no quedar mudos. Nos toca cuidar de nuestra parroquia y capilla. Ya no se vale con el puro asistir a Misa. Debemos regalarle tantito de nuestro tiempo, de nuestro esfuerzo, de nuestro dinero. ¿En qué ayudamos a nuestra parroquia? Nos toca cuidar de nuestro Círculo. Estén preparados. ¿Ya asistes a los retiros y a las juntas? ¿Ya lees las notas al pie de página de tu Biblia? ¿Ya recuerdas al grupo la necesidad de la buena obra? Nos toca cuidar de nuestra familia. Recuerda que somos la voz de Dios, las manos de Dios, el corazón de Dios. Si andamos dormidos, Dios no puede actuar. A nuestra familia darle siempre un buen ejemplo. Y es un buen ejemplo el que damos cuando nos ven con la Biblia en la mano irnos a nuestro grupo. Nos toca cuidar el propio corazón. Buscando buenos amigos, buenas lecturas. Limpiándolo con la oración, con la contemplación de la naturaleza, con el cariño y la ternura, con el servicio. * Señor, que sepa encontrar un ratito para estar contigo en la oración personal, preparando siempre mi corazón para tu inesperada visita. 1 4 DE DICIEMBRE. II DOMINGO DE ADVIENTO. LA CONVERSION COMENTARIO A MC 1, 1- 8 Juan habla de que se acerca la hora de Dios, que Dios está por llegar. Y aparece predicando al pueblo, hablando de bautismo y de conversión para alcanzar el perdón de los pecados. La única manera de prepararnos para la llegada de Dios, consiste en cambiar nuestro corazón. Acudía a él gente de toda la región. Juan atraía a los demás por el ejemplo de su vida. Era un hombre austero, muy exigente consigo mismo, un hombre muy coherente entre lo que hablaba y cómo vivía. Quienes lo seguían encontraron en la dificultad de desierto, una manera de preparar el corazón para acercarse a Dios. Ojalá también nosotros podamos sacar de las penas de la vida, de las enfermedades, una manera de sentir más cerca el amor de Dios y mayores deseos de seguir a Jesús viendo por los demás. Decía Juan: Detrás de mi viene otro mucho más grande que yo. Y esa fue la tarea de Juan, abrirle el camino a Jesús. Esa es también nuestra tarea. Primero preparar nuestro corazón para que Jesús entre en él. Al mismo tiempo preparar el corazón de quienes nos rodean para que Jesús pueda entrar en ellos. ¿Cómo debemos prepararnos? Adviento es un buen tiempo para la conversión. Es decir, cambiar todo aquello que nos impide experimentar el amor de Dios y transmitirlo. Cambiar todo aquello que no transparenta a Jesús. Que las personas que nos rodean sientan confianza en nosotros. Que sepamos escuchar sus vidas. Que estén seguros de que sabemos guardar las confidencias. Confesaban sus pecados. Adviento es tiempo propicio para la confesión, para reconocer en voz alta nuestra debilidad. Y reconocer el pecado de aquellos que mandan en el mundo: el consumismo, la mentira en la tele, el cinismo de los gobernantes. Y Juan los bautizaba con agua, animando a la gente a recibir el bautismo en el Espíritu Santo. Adviento es tiempo para revivir nuestro bautismo, aquel beso tan grande que Dios nos dio al ser bautizados, cuando nos miró como hijos consentidos, y nos amó para siempre. Fue el momento en que nuestros padrinos y nuestros familiares gozaron la certeza de que Dios nos tiene por hijos. Y ese entusiasmo, al paso de los años, es nuestro también. Han pasado los años y seguimos convencidos de que su amor dura para siempre y nadie, ni nada, nos ha podido desapartar de su amor. Ni siquiera nuestros pecados, pues Dios se acerca más al pecador porque lo ve sufrir mucho. * El Señor espera de mí que sepa buscar con valentía los medios para que los propósitos se hagan realidad. Con sólo mi pobre voluntad, no puedo cambiar, no puedo convertirme. 2 11 DE DICIEMBRE. III DOMINGO DE ADVIENTO. EL BAUTIZO DE JUAN COMENTARIO JN 1, 6-8 y 19-28 Vino un hombre de parte de Dios: éste se llamaba Juan. Vino para dar testimonio, vino como testigo de la luz, para que por él todos creyeran. Adviento es saber que Jesús viene. ¿Quiénes son las personas que sientes que Dios ha enviado a tu vida para preparar tu corazón para la llegada de Dios? ¿De qué personas se valió Dios para que te acercaras a Jesús, a la Iglesia, al Círculo Bíblico? Muchas veces Jesús viene revestido del familiar, del vecino, del hermano del Círculo Bíblico. ¿Qué ejemplos has recibido de las personas que te rodean? Pero por otro lado todos estamos llamados a ser como Juan el Bautista. Todos estamos llamados a ser una luz para nuestra familia, para nuestros vecinos. No podrá llegar la Navidad a las otras personas si yo no les anuncio con mi persona la llegada de Jesús. Dios me ha elegido para ser el mensajero de su llegada. Y eso no por mis méritos sino por su amor. Dios necesita de sus mensajeros y yo soy uno de ellos. Gracias Señor por confiar en mí. Pero, ¿qué debo hacer yo? Y hoy resuena en nuestro corazón la voz de Juan el Bautista: Enderecen el camino del Señor. ¿Qué hay de chueco en mi vida que impide la llegada del Señor? Tal vez mi poco rato de oración personal, tal vez mi cabeza llena de programas de televisión, tal vez no haber sanado las heridas de mi pasado que siempre andan lastimándome, tal vez la falta de ilusiones, tal vez el cansancio, tal vez no me acepto a mi mismo como soy, tal vez no acepto mi familia. Y ¿qué hay a mi alrededor que impide la llegada de Dios? Tal vez el excesivo ruido de la radio y la tele, tal vez tanta miseria que nos envuelve, tanta pobreza, unos salarios raquíticos, una terrible inseguridad, tal vez tanta injusticia, tantas autoridades corruptas. Se acerca la Navidad. Jesús nos trae el bautismo del fuego, del Espíritu Santo. Jesús viene a ayudarme para limpiar el camino de mi vida y el camino de los demás. Jesús me acompaña en la tarea de quitar los obstáculos. Y además tengo el ejemplo y la intercesión de María, Virgen de Guadalupe, precisamente ahora que nos preparamos alegres para su fiesta. Ella que se presenta “para oír los lamentos y remediar las miserias, penas y dolores de los que me invoquen. Y que me anima. No se turbe tu corazón y no temas. ¿no estoy aquí, yo, que soy tu Madre? ¿No estás bajo mi sombra?” * Señor, que mis propias miserias no me impidan darme cuenta de cómo me has iluminado con tu luz, de cómo me has envuelto con tu amor y me llamas para ser testigo de esta luz y de este amor. 3 18 DICIEMBRE. IV DOMINGO DE ADVIENTO. EL ANUNCIO A MARIA COMENTARIO A LC 1, 26-38 La grandeza de María está en el gran amor que Dios le mostró, alégrate llena de gracia, el Señor está contigo pero también por su fidelidad a Dios, por su respuesta positiva a su voluntad. Yo soy la servidora del Señor, hágase en mi lo que me has dicho. Del gran amor de Dios mostrado en ella y de su respuesta obediente, de ahí viene su grandeza. Por eso la recuerda la iglesia desde los inicios “en adelante todos los hombres dirán que soy feliz” y ciertamente nuestra Iglesia ha cumplido la Palabra de Dios, y por ella todas las generaciones recuerdan y alaban el nombre de María. Esa es la llave de la felicidad. Sabernos muy, pero muy amados por Dios, repletos de su gracia, aún en las situaciones más dolorosas. Y alegrarnos. Por eso antes de hacer propósitos debemos enlistar los regalos de Dios. Antes de pedirle nada, debemos mostrar la gratitud por todos aquellos favores que El nos ha hecho. ¿Le fue fácil a María esta presencia de Dios que la llenó de su gracia y al mismo tiempo le pidió el cumplimiento de la voluntad de Dios? Pues no. María no se consideraba digna, no podía entender tanto amor de Dios. El ángel le dice: No temas, María, porque has encontrado el favor de Dios. El amor que Dios nos tiene no depende de nuestras buenas obras; Dios nos ama porque ha querido regalarnos misteriosamente su amor. Cuando María acepta este amor incondicional de Dios, entonces se pregunta cómo podrá cumplir su voluntad. Porque ciertamente la experiencia le muestra su debilidad, su pequeñez. Y el ángel le da la solución. El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Porque para Dios, nada es imposible. Entonces María acepta: Hágase en mi lo que has dicho. Suplicar la presencia del Espíritu Santo es lo único que puede hacernos dóciles al querer de Dios. María es nuestro ejemplo. Como ella, todos partimos de una experiencia de sabernos amados gratuitamente por Dios. Será en un retiro espiritual, será en un rato de silencio en nuestra casa, será leyendo la Biblia a solas o en el Círculo, será ante la naturaleza, será en una iglesia, mirando un atardecer o teniendo en brazos un bebé, pero todos hemos sentido en algún momento la visita de Dios, su presencia, su palabra. Es el Espíritu Santo el que prepara nuestro corazón para la respuesta a Dios. Se acerca ya la Navidad. María nos entrega a Jesús. *María es mi ejemplo como seguidor de Jesús ¡Que no me canse de reconocer las maravillas de Dios en mi vida! ¡Que no tenga miedo de buscar su voluntad! 4 25 DE DICIEMBRE. NACIMIENTO DE JESUS COMENTARIO A LUCAS 2, 1-14 Cuando el creyente lee la Palabra de Dios, aquello que está leyendo de alguna manera se cumple en su vida. Hoy recordamos y hacemos presente la Navidad, el nacimiento de Jesús, Dios se hace un niño pobre envuelto en pañales. Hoy realmente Jesús nace de nuevo en la humanidad. Dios aprovecha los acontecimientos humanos para manifestarse. Dios aprovechó el censo del emperador de Roma para que Jesús naciera en Belén y naciera en total pobreza porque no había lugar para ellos en la sala común. Hoy la Iglesia se llena de gozo al festejar el nacimiento de Jesús. Si Dios se hace hombre, ahora el hombre podrá estar cerca de Dios, tan cerca como que está en el corazón de Dios. Al hacerse Dios un niño se hace más fácil quererlo, pues ¿qué persona no se emociona ante un bebé? ¿qué persona deja de encariñarse ante un niño? Hoy ha nacido para ustedes un salvador, que es Cristo el Señor. Estar en el corazón de Dios es lo mismo que estar salvados. Reconocer en este niño a Dios, es sabernos salvados. Así vivir la Navidad es vivir la alegría. No teman porque yo vengo a comunicarles una buena nueva que será motivo de mucha alegría para todo el pueblo. Hoy somos inmensamente felices y alegres de sabernos salvados, de saber que no estamos solos, de saber cómo debemos vivir. Cuando Dios se acerca, siempre provoca alegría. Hemos de vivir pareciéndonos a Jesús. Ya tenemos el modelo que debemos copiar para ser hombres y mujeres cabales, para vivir dignamente nuestro ser personas. Gloria a Dios en lo más alto del cielo… Y toda familia cristiana está de fiesta. La Palabra de Dios nos muestra que Dios nace en la pobreza de la cueva de Belén, y hallarán un niño recién nacido, envuelto en pañales y recostado en un pesebre. ¡Qué animo nos da esa elección de Dios, querer nacer pobre entre pobres! La certeza de que Jesús nace entre nosotros en nuestra propia pobreza. Somos de familias trabajadoras. Y somos pobres en cualidades y también en virtudes. Saber que el Dios que creó el oro, la plata, los amaneceres luminosos, las flores más bonitas quiso hacerse presente en medio de la oscuridad de la noche, en una cueva maloliente, rodeado de pastores es señal de cuán a gusto está El entre nosotros en esta Navidad. * Señor que sepa descubrir en los más pobres de mi comunidad tu presencia. Señor que no se apague la alegría de conocerte y amarte. Señor, creo que tu llegada siempre es alegría. 5 1 DE ENERO. SANTA MARIA MADRE DE DIOS COMENTARIO A LC 2, 16-21 Le pusieron el nombre de Jesús, que significa salvador. Así ha sido en nuestra vida. Conocer a Jesús ha sido sabernos salvados. Conocer y amar a Jesús es saber que somos hijos de Dios Conocer y amar a Jesús es sabernos perdonados. Conocer y amar a Jesús es sentirnos parte de la Iglesia de Jesús vivida en nuestra diócesis y en nuestra parroquia Conocer y amar a Jesús es saber que mi familia grande es la comunidad con la que me reúno cada domingo para la misa. Conocer y amar a Jesús es sentir el Círculo Bíblico como mi segunda familia, en donde escucho en la voz de mis hermanos la voz de Dios, en donde recibo de mis hermanos la misma palabra de Dios. Por eso semana tras semana como los pastores corremos apresuradamente a donde está Jesús, rodeado de María y de José, es decir corremos al Círculo Bíblico y aquí contamos todo lo que sabemos, todo lo que Dios nos platica en el corazón y de ahí nace la amistad profunda entre nosotros. Ya no les digo siervos, sino amigos, porque les platico las cosas de mi Padre, decía Jesús a sus discípulos. Lo mismo nos decimos nosotros unos a otros. Y es que no hay amistad más profunda y verdadera que aquella que se forja, que se hace al compartir lo más intimo de uno, ¿y qué hay de más íntimo en uno que la voz de Dios en lo más profundo? Y al acabar el Círculo nos pasa lo mismo que a los pastores. Después los pastores se fueron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían visto y oído. En nuestro grupo vemos nuestro crecimiento en la fe y el crecimiento de los hermanos. Vemos cómo a todos se nos quita el miedo de hablar, vemos cómo aprendemos a escuchar, a convivir, a festejar, a vivir una vida distinta. En nuestro grupo escuchamos la Palabra de Dios y escuchamos las maravillas que Dios hace en cada hermano del grupo. Escuchamos sus penas y nacen de nuestro corazón palabras de consuelo. Escuchamos sus alegrías y nace en nuestra boca una sonrisa y un gozo grandes al compartirlas. Por eso siempre acabamos el Círculo con un canto de acción de gracias. Y nos retiramos guardando en el corazón lo vivido. María , por su parte, observaba todos estos acontecimientos y los guardaba en su corazón. Gracias Padre porque Jesús es salvador. Gracias Padre porque en el Círculo Bíblico vivimos nuestra salvación. * Que no me canse de correr en tu búsqueda, Señor y agradecerte las maravillas que haces en mi y en quienes me rodean. Y que siga gozando esta mi familia que llamo Círculo Bíblico. 6 8 DE ENERO. LA EPIFANIA DEL SEÑOR COMENTARIO A MT 2, 1-12 Con la lectura de la adoración de los magos la Iglesia agradece y celebra que la fe de Jesús alcanza a todos aquellos que no son del pueblo judío, a nosotros, mexicanos y mexicanas, que somos otro pueblo. Los magos no estaban conformes con lo que eran y tenían. Como nosotros que no estamos conformes con la vida que llevamos, llena de rutinas, de tristezas, de sin sentido, de soledad, de ignorancia, de egoísmo. Dios, a través de la estrella animó a los Magos a partir en búsqueda del Mesías. También nosotros en nuestras vidas hemos visto una estrella. Tal vez una invitación, un retiro, tal vez un buen pensamiento. Tal vez un momento de sentirnos profundamente amados. Pero lo importante es que nos hemos puesto en camino. Aquella luz que en un tiempo iluminó nuestra vida, parece que se ha apagado. ¿Qué hicieron los magos? Buscaron, preguntaron. Y la respuesta les vino con la ayuda de otras personas que les permitieron escuchar el anuncio del profeta, es decir, la Palabra de Dios. También nosotros hemos encontrado muchas respuestas en quienes nos rodean y sobre todo en nuestro Círculo Bíblico, con la Biblia en la mano y el oído atento. Si la noche de la fe es muy oscura ¿cómo abrir el corazón para la llegada de Dios? Gritando desde lo más hondo: “Señor, si existes, muéstrame tu rostro”. Y esperar pacientemente. Escuchando atentos a quienes expresan su fe; quitando los obstáculos que uno puede pensar impiden la llegada de Dios: la soberbia, la lujuria, el egoísmo. Lo importante, como los Magos, es ponerse en camino. Y cuando menos lo hemos esperado se aparece la estrella. Se hace la luz en situaciones muy oscuras de nuestra vida: el abandono de seres queridos, la falta de dinero, las enfermedades, las dudas de la fe… La estrella que habían visto en Oriente iba delante de ellos, hasta que se paró sobre el lugar en que estaba el niño. Aquel primer amor retoña en nuestras vidas. Y aquí estamos cara a cara con Jesús, felices de haberlo encontrado. Y habiendo entrado en la casa, hallaron al niño que estaba con María su madre. María siempre junto a Jesús. y siempre junto a nosotros. Y, claro, mirando los ojos del Niño Dios ¿qué podemos hacer? Simplemente abrir el cofre de nuestro corazón y brindarle el oro, todo el amor, todo el cariño y brindarle el incienso, es decir todos nuestros cantos, nuestros rezos, nuestra alabanza, y la mirra, la hierba amarga, es decir, todos nuestros dolores. Y ahora, en este nuevo año, habiendo encontrado a Jesús, regresamos a la vida de cada día por otro camino. Ahora el camino es la alegría, la gratitud, el perdón, la solidaridad, la paciencia, la ilusión, la comunidad. * ¡Un nuevo año de Gracia se abre ante mí. Señor que no me canse de buscarte! 7 15 DE ENERO. Y SE QUEDARON CON JESUS COMENTARIO A JN 1, 35-42 Los dos discípulos de Juan estaban a gusto con él. Pero Juan los animó a algo mejor. A que se fueran con Jesús. Vengan y verán les dijo Jesús. ¿A dónde fueron y qué verían en Jesús aquellos dos hombres que se quedaron con él el resto del día? ¿Qué hemos encontrado en Jesús que todavía hoy lo seguimos, lo escuchamos y lo amamos? Esto es lo más hermoso de la vida: habernos encontrado con Jesús. Más que la vida, más que la familia, más que nada, el gran regalo de Dios en nuestra existencia es el encuentro con su Hijo Jesús.¡Gracias Jesús por este encuentro personal contigo! ¡Gracias Jesús por los momentos que me has permitido gozar de tu presencia! A partir de esta experiencia de amor con Jesús, todo lo demás ya es más fácil. Andrés fue a buscar primero a su hermano Simón y le dijo: Hemos encontrado al Mesías, al Cristo. Y se lo presentó a Jesús. Con Andrés se inicia la cadena de personas cautivadas por Jesús que jalan a otros al mismo encuentro con el Señor. Simón animó a otra persona y esa a otra y esa a otra…¿quién te animó a ti a conocer a Jesús? Tal vez fueron tus padres, tus abuelitos, tus catequistas… Y tú ¿a quién has animado a conocer a Jesús, a buscar a Jesús? Tal vez a tus hijos, a tus nietos, a tus ahijados, a tus hermanitos, a tus niños del catecismo… Tal vez a tu hermana del Círculo Bíblico. Hoy la palabra de Dios nos anima a ser misioneros. Nos anima a ser como Juan, vayan con el Cordero de Dios. Y transformen el mundo. Hay muchas maneras de ser misioneros. En nuestra familia, con nuestros vecinos cercanos, siendo catequistas, compartiendo en el Círculo Bíblico. Hay también otra manera de ser misioneros: visitar como apóstoles de la Palabra, casa por casa. Invitar al vecino a un encuentro personal con Jesús, con su Iglesia. Rezar juntos. Lo importante es anunciar a Jesús, cada quien a como Dios le dé a entender. Para ser misioneros hemos de sentir la mirada de Jesús. Jesús miró fijamente a Pedro y le dijo: Tú eres Simón, te llamarás Kefas, que quiere decir piedra. Hoy también Jesús nos mira fijamente, como un enamorado, con una mirada penetrante, cariñosa, respetuosa. Y nosotros buscamos su mirada. Y nos hace piedra. Nos hace y nos da un corazón firme. Somos roca sobre la que se levanta la iglesia, la comunidad, la familia, el Círculo Bíblico. La roca de mi vida, cimentada en la roca de Jesús será una roca firme. * Señor que tantas horas de quehaceres no me impidan las horas a solas contigo, de estar a gusto en tu presencia, simplemente viéndote y sintiéndote en mi corazón. Diciéndonos que nos queremos. 8 22 DE ENERO. PESCADORES DE HOMBRES COMENTARIO A MC 1, 14-20 El gobierno metió a Juan Bautista a la cárcel por ser un hombre valiente, que decía la verdad y su palabra denunciaba los abusos de la autoridad. También Jesús en lugar de sentir miedo, siente que no debe callar. Siente que ha llegado la hora del relevo, de continuar la misión de Juan. Jesús debe salir del hogar y lanzarse a la aventura de proclamar la Buena Nueva de Dios. Decía Jesús: El Reino de Dios se ha acercado. Tomen otro camino y crean en la Buena Nueva. Juan anunciaba la llegada del juicio de Dios, que el hacha de la justicia divina está a punto de tumbar todo árbol malo, Jesús en cambio anuncia una buena noticia. ¿Cuál buena noticia? La noticia de que el Reino de Dios está cerca. Dios no vive a espaldas del hombre, sino en su corazón, atento a los más suaves latidos de su vida. ¿Cuál buena noticia? La noticia buena de que en la tierra ya se vive según la voluntad de Dios, según el plan de Dios. ¿Cuál es el plan de Dios sobre la tierra? Un mundo de hermanos en el que no falte el pan de cada día, ni el perdón de cada día. En que la enfermedad deje paso a la salud, la tristeza a la alegría. Un mundo en que los más pobres, los señalados como malos, los abandonados, quienes no tienen ni estudio, ni poder, ni prestigio sean los consentidos de Dios. Una tierra en que todo hombre se sienta hijo de Dios. Para toda la gente pobre, sencilla y de corazón amable escuchar eso les da mucha alegría, es para ellos una buena noticia. Y a eso anima Jesús a Pedro y a su hermano Andrés, como después lo hará con Santiago y su hermano Juan. Síganme que yo los haré pescadores de hombres. Y ese mismo llamado hoy el Señor nos hace a cada uno de nosotros. Seguir a Jesús es entrar en la escuela de Jesús, tenerlo como Maestro, aprender de El. Y la tarea que nos deja el Maestro siempre es bien linda. Se trata de recibir. Nos toca cosechar. Nos toca pescar personas. Es decir acercarnos a la gente y ver la manera de sacarla del mar de la ignorancia a través de la escuela, del mar de la enfermedad a través de la medicina, del mar de la tristeza a través de la plática y el cariño, del mar de la soledad subiéndola a la barca del amor de Dios, de la compañía de los hermanos, de la parroquia y del Círculo Bíblico. Nos toca pasar la vida, como Jesús, dando buenas noticias de palabra y de obra. Seremos buenos pescadores si antes nos hemos dejado pescar por Jesús. Nos toca dejar nuestra barca, nuestro egoísmo, nuestras rutinas y subirnos a la barca de Jesús, subirnos a la comunidad, al Círculo Bíblico. Y para eso dejarlo todo de inmediato. * Dentro de mi nace el miedo de la entrega incondicional. Mañana empezaré en serio, me digo, para lo mismo responder mañana. ¡Señor, si fui pescado por Tí, que sea buen pescador!. 9 29 DE ENERO. LOS MALOS ESPIRITUS COMENTARIO A MC 1, 21-28 Jesús semana tras semana acudía a la sinagoga para escuchar la Biblia. Así también nosotros. semana tras semana en nuestro Círculo Bíblico escuchamos la Palabra de Dios. Jesús no era sacerdote, ni había estudiado en las grandes escuelas. Por eso la gente quedaba sorprendida. Su manera de enseñar impresionaba mucho. Es la misma experiencia que tenemos todos los que formamos la familia de los Círculos Bíblicos. Encontramos en ella personas de muy pocos estudios y sin embargo platican la palabra de Dios con tanta profundidad y tan buen entendimiento que nos quedamos impresionados. Y decimos como la gente que acompañaba a Jesús: ¿Qué es esto? ¡Con que seguridad enseña esta nueva doctrina! ¿De dónde nos viene esta sabiduría? Como Jesús, estamos poseídos por el Espíritu Santo que ilumina nuestras mentes y coloca palabras atinadas a nuestra boca. Muchas veces nosotros somos los primeros sorprendidos. Vemos que el demonio reconoce a Jesús como el Santo de Dios. Por eso Jesús se enoja tanto: Cállate. Porque quien reconoce a Jesús como el Santo de Dios debería ser una persona buena, con una vida ejemplar. Y no es así. No todo el que diga Señor, Señor entrará en el Reino. A veces me parezco a ese hombre poseído por un espíritu malo. Hablo bonito, asisto a la Misa y al Círculo, pero mi corazón está poseído por malos espíritus. En él anida el rencor, la flojera, la tristeza, el desánimo, el egoísmo, la burla, el hacer menos a los demás, el desquitarme con los más cercanos mi mal humor, el no acabar de creer en la bondad de Dios que me quiere infinitamente… Hoy el Señor se me acerca y me saca el mal espíritu. Y cambiar no es fácil. El espíritu malo hizo revolcarse al hombre por el suelo y lanzó un grito tremendo. A través de mis revolcaduras y de mis tremendos gritos, sea una enfermedad, un abandono, un desastre económico, la muerte de un ser querido o mis propios pecados. Dios ha hecho su trabajo. Ha sanado mi corazón. Sabemos que Dios dispone todas las cosas par bien de los que aman. (Rm 8, 28) Tener a Dios no como juez, ni como castigador ni como alguien que exige, frena o quita, sino como amigo que impulsa, perdona e ilusiona, ¡qué grande y hermosa sorpresa! Y la fama de Jesús se extendió por todo el territorio. Que no haya rincón de mi colonia que no haya yo evangelizado, dado una palabra hermosa, una ayuda, una sonrisa siquiera, que no haya yo anunciado la Buena Noticia de Jesús. * Señor que pueda ver en mis peores momentos tu mano bondadosa. ¡Sácame Señor el demonio del desaliento, del sentirme impotente! ¡Que cada día te mire más como mi mejor amigo! 10 5 DE FEBRERO. LA SANACION. COMENTARIO A MC 1, 29-39 Vemos a Pedro interesado en que Jesús entre a su casa y sane la familia. También es nuestro interés. Siempre buscamos que la familia sienta la cercanía de Dios. Hoy nos encontramos con la suegra de Pedro encamada con mucha fiebre. Jesús se acercó y la levantó, tomándola de la mano. Seguro que también todos nos hemos visto reflejados en la suegra de Pedro. Todos ardemos en calenturas varias y diversas. Algo nos impide seguir en el seguimiento de Jesús, ser buenos discípulos suyos. Algo nos detiene en hacer el bien. Nos da flojera la buena obra del mes. Ya venimos al Círculo por rutina. Nos falta aquel primer ánimo. Estamos postrados en el desaliento. Bendito sea Jesús que hoy, una vez más se acerca a mí. No tanto que yo me haya acercado a El, sino que El se acercó a mí. Y me levanta. Me toma de la mano y me sonsaca de mi rutina, de mi cansancio, de mis miedos. Y se le quitó la fiebre y luego se puso a atenderlos. Esta es la experiencia de cada semana al asistir a mi Círculo Bíblico. Llego de una manera, arrastrando tantas fiebres y poco a poco, con el canto de entrada, con el pedir perdón ante todos, al invocar al Espíritu Santo, al escuchar pacientemente a mis hermanos de grupo, siento que poco a poco se me quita todo aquello que me tenía de malas. Y cada semana salgo del Círculo Bíblico con más ganas de servir en mi hogar y en mi comunidad. Los que pertenecemos a los Círculos Bíblicos somos los primeros en estar cerca de los enfermos, en acompañarlos, en brindarles tiempo, cariño, medicinas y comida. En comprenderlos, en tenerles paciencia, en sonreírles. De poco sirve decirles ánimos, te comprendo, te llevo en mis oraciones… sirve más estar, regalar tiempo, orar, pero con él, darles muestras de ternura. Al atardecer, cuando se ponía el sol el pueblo estaba reunido delante de la puerta. También nosotros muchas veces nos reunimos fuera de las capillas y en las casas experimentamos la salud y el perdón. Jesús sanó muchos enfermos con dolencias de todas clases. Si Jesús sana, es imposible que Dios mande enfermedades. Ya Jesús no es carpintero, ya no trabaja de peón en las construcciones. Ahora Jesús con su ejemplo nos quiere decir cuál es el deseo de Dios. Y el deseo de Dios es que tengamos vida, y vida en abundancia. * Jesús bien sabe cuál es mi dolencia física y espiritual. Jesús me toca con la mano de su Palabra y con el Pan de la Eucaristía. Y siento que me sana. La certeza de mi sanación está en las ganas de servir, de ayudar. 11 12 DE FEBRERO. CURACION DEL LEPROSO COMENTARIO A MC 1, 40-45 El Reino de Dios llega cuando las leyes se ponen al servicio del hombre. El Reino de Dios llega cuando el hombre es libre para hacer el bien. El Reino de Dios llega cuando el dolor queda aliviado. Hoy lo vemos en el leproso que se arrodilla, reconociendo que su orgullo está doblado. Tantas veces quiso solito sanar y no pudo. El primer paso para toda sanación es el reconocimiento de la propia impotencia. “Si quieres, puedes limpiarme” ¡Cuántas veces he intentado cambiar a base de propósitos y no he podido! Los cambios no vienen tanto por la voluntad de uno, sino por reconocerse incapaz y confiar en el otro, en los otros, confiar en Dios. Estoy enfermo de lepra. Mi enfermedad es contagiosa. Siento que mi mal humor pone de mal humor a los demás. Que mis enojos hacen enojar, que mis gritos hacen gritar, que mi egoísmo cierra la generosidad de los demás. Me siento como leproso., como infectado del sida. Tengo miedo de contagiar. Y Jesús tuvo compasión, extendió la mano y lo tocó. Jesús se brinca todas las leyes de su tiempo. Las leyes son para servir a los hombres, no se hicieron las leyes para esclavizar a los hombres. Al tocar a un leproso Jesús se hacía impuro. Para él lo importante no es el que dirán sino la salud del que está enfrente. Para Jesús lo importante era que aquel hombre, apartado de los demás, pudiera hacer vida comunitaria. Presentarse al sacerdote era la manera de que la comunidad lo aceptara de nuevo. De nada sirve el sentimiento de culpa, el morderse el alma con el remordimiento. Aquí nace la certeza del perdón de Dios y de que Dios tiene maneras de revertir mis maldades en bendiciones. Dios nos ha concedido vivir esta maravilla: Aquellas personas señaladas con el dedo por no estar casadas por la iglesia, por haberse separado, por haber estado en la cárcel o en las drogas, son tenidos por su familia y por ellos mismos como impuros, desapartados de la comunidad. Ahora han encontrado en el Círculo Bíblico, en nuestra familia, entre nuestros amigos, una mano tendida, un corazón que los abraza, que no los juzga, que no los presiona. Han encontrado una segunda familia, se han reencontrado con la Iglesia y los vecinos. Y ya no se callan. Esas personas se convierten en apóstoles. Andan de allá para acá como el hombre que en cuanto salió empezó a hablar y a contar detalladamente todo el asunto. De cuánto Dios lo ama, de lo bello que es vivir en comunidad, de cómo se acabó aquella mala vida. * ¿Cómo no contagiar mi tristeza, mi dureza, mi vacío? ¿Cómo contagiar ilusión, esperanza y paz? Solamente buscando, como el leproso, el encuentro con el Señor y dejarme tocar por El. Y esa enorme certeza: Tu bondad lo transforma todo en bendiciones. 12 19 DE FEBRERO. EL PARALITICO Y LA CAMILLA COMENTARIO A MC 2, 1-12 Jesús perdona los pecados. Los maestros de la ley se enojan. ¡Qué manera de hablar! Este se burla de Dios. ¿Quién puede perdonar el pecado sino Dios y solamente El? No reconocían a Dios en Jesús. Y peor todavía. ¡Jesús perdona fuera del templo! Hoy nos sentimos profundamente agradecidos a Dios de sabernos perdonados en cualquier lugar y momento. En tiempos de Jesús las gentes creían que las enfermedades eran resultado de los pecados. Por eso Jesús al paralítico le dice: Hijo, tus pecados te son perdonados. Que viene siendo lo mismo que decirle: Toma tu camilla y anda. Para Jesús luchar contra el pecado, contra el mal, es luchar contra la enfermedad. Y la mejor manera para luchar contra la enfermedad es tener un corazón limpio. Y un corazón limpio es un corazón que no está bloqueado. Pensamos que para agradar a Dios hemos de portarnos bien, porque de pequeños así lo hemos vivido con nuestros padres. Seguimos pensando que si nos portamos mal Dios ya no nos quiere, como nos pasa con la gente que nos rodea. Esto es un gran bloqueo, que nos tiene enfermo el corazón. Dios es Dios y Dios nos da su amor de forma incondicional. Esta vez la sanación del paralítico va ligada al interés de los cuatro hombres que lo llevaban en camilla. No descansaron hasta presentar al enfermo a los pies de Jesús. No se desanimaron por nada. Arriesgaron mucho, pues abrieron el techo del lugar. Una pregunta: ¿Quiénes en mi vida me acercaron al Señor? Repasemos: nuestros padres, nuestros abuelitos, los catequistas, el sacerdote, los vecinos…. ¿Qué hicieron para acercarme al Señor? Me regalaron su tiempo, su cercanía… a veces arriesgaron contratiempos en la familia. Y si pensamos en los padres de nuestra fe, los religiosos jesuitas, franciscanos, etc… en aquellos misioneros que propagaron la fe en nuestras tierras, con cuánto sufrimiento lo hicieron. Muchos de ellos se despedían de sus padres allá en Europa y nunca más en vida los volvían a ver. Sabían que no regresarían. Muchos, confundidos por los indígenas como gente mala, fueron torturados y asesinados. La fe se riega con sangre y dolor. Es momento de agradecer a Dios a las personas que me han acercado a El. Y es momento para renovar mis compromisos * Y la pregunta recae sobre mí… ¿qué parte de mi vida está paralítica? ¿Qué paralíticos hay cerca de mí que esperan un gesto de mi parte? ¿Qué tanto estoy dispuesto a arriesgar por el evangelio de Jesús? 13 26 DE FEBRERO. I DOMINGO DE CUARESMA. LAS TENTACIONES DE JESUS COMENTARIO A MC 1, 12-15 Con toda la capilla, con toda la Parroquia, con toda la Iglesia nos disponemos a celebrar, un año más LA MUERTE Y LA RESURRECCIÓN DE JESUS. Para eso disponemos de un tiempo especial de gracia: la Cuaresma. Un mes largo de preparación para vivir intensamente los misterios de nuestra fe. La ceniza del miércoles nos recuerda la necesidad de cambiar. Y como Jesús, antes de dar el paso importante de pensar en los demás, de salir a predicar, pasamos un tiempo de desierto. En seguida el Espíritu lo empujó al desierto. ¿Qué es el desierto? Bien lo sabemos los que vivimos en esta región. Basta adentrarse en la Salada. El desierto es el lugar de la soledad. No hay nada que distraiga. Un horizonte infinito. La arena en el piso, el cielo arriba. Silencio. La Iglesia, como Jesús, nos invita a vivir un tiempo de desierto. A sentirnos en la presencia de Dios cargando en el corazón a toda la humanidad. Como Jesús sabemos que no faltarán las tentaciones. Ante la tentación de vivir dispersos y dejarnos seducir por la tele, la radio y toda ruidera, Jesús nos recuerda la necesidad de la oración. Ante la tentación de vivir complaciendo al cuerpo, dejándonos llevar de las sensaciones, de los gustos, de los caprichos y antojos, Jesús nos anima al ayuno para fortalecer nuestra voluntad y mostrar a Dios nuestra disponibilidad. Ante la tentación de pensar siempre en uno mismo, de encerrarse en las propias necesidades, Jesús nos anima a compartir, a dar la limosna. Vivía entre los animales salvajes. Ciertamente estamos rodeados de salvajes. Este modo salvaje de vida trabajando mucho y ganando poco, que destroza los horarios y la vida familiar. Este sistema salvaje que con las drogas ha deshumanizado a tantas familias conocidas, creando un clima de inseguridad, miedo y tristeza. Al rato ya agredimos, ya nos enojamos, ya lastimamos. Nos hacemos como animales salvajes. Pero los ángeles le servían. Hay otra manera de vivir. Hemos de saber encontrar en este mundo tantos ángeles que Dios nos envía: La comunidad parroquial y el mismo Círculo. Ellos son ángeles que nos sirven el Pan de la Eucaristía y el Pan de la Palabra. Y así ya somos fuertes ante la soledad, la enfermedad, los problemas familiares y listos para misionar. Ya somos unos ángeles, unos enviados por Dios para mostrar su amor. * Estoy llamado a ser un ángel para los demás. Alertar, avisar, servir a los demás de manera eficaz, para que los cercanos a mi vida no caigan en las tentaciones de este mundo deshumanizador 14 4 DE MARZO. II DOMINGO DE CUARESMA. LA TRANSFIGURACION COMENTARIO A MC 9, 2-10 Pensar en la Transfiguración es pensar ya en Jesús Resucitado. La Iglesia nos recuerda que el tiempo de Cuaresma es un tiempo para preparar el corazón y vivir la Resurrección de Jesús. Cuaresma es tiempo para preparar el triunfo de Jesús y el nuestro. La Cuaresma no es un tiempo de tristeza ni de derrota. Es un tiempo de esperanza. Dios nos ha concedido a lo largo de la vida muchas gracias, muchos regalos. Hemos tenido un encuentro personal con Jesús. El se nos ha manifestado con todo su esplendor. Como Pedro, Santiago y Juan somos elegidos por Dios, hemos sido llevados aparte. Hemos sentido bonito en ratos de oración, en ratos en la familia, en el Círculo Bíblico. Se nos ha concedido tocar la altura. Vemos la vida, la Iglesia, el mundo con otra mirada, con otra visión. Maestro, ¡qué bueno que estamos aquí!. Nos quisiéramos quedar toda la eternidad pensando y sintiendo bonito, en el consuelo de Dios. Pero eso es una parte en el seguimiento de Jesús. Hay otra parte dolorosa. El seguimiento de Jesús pasa por cargar la cruz. La cruz de las dificultades de la vida, y la cruz de las enfermedades, de la soledad y de la propia maldad. A veces las exigencias de seguir a Jesús son duras. A veces queremos escuchar otras voces que no sean las de Jesús. Por eso hoy nuestro Padre nos anima a escuchar a su Hijo. Este es mi Hijo muy amado. A El han de escuchar. Como si nos dijera: Si escuchan a mi Hijo Jesús y ponen en práctica sus palabras, a pesar de las dificultades, El les ayudará, estará con ustedes y sepan que al final triunfarán. Que la victoria, el triunfo están asegurados. Nacimos para vencedores. Escuchar a Jesús, esa sigue siendo la tarea en esta Cuaresma. Porque la obediencia depende de la escucha. Si no escuchamos, no podemos encontrar la voluntad de Dios. Por eso nos hemos comprometido a faltar menos al Círculo, nos hemos comprometido a leer más a menudo la Biblia. En un tiempo necesitábamos que nos recordaran, que nos invitaran. Necesitábamos de los otros. Los discípulos de pronto al mirar a su alrededor no vieron a nadie; sólo Jesús estaba con ellos. Así nos pasa a nosotros. Ahora nos basta saber que Jesús nos acompaña. Su ejemplo, su compañía y su gracia son suficientes para que sigamos su camino. * Allá en el horizonte me espera la Resurrección de Jesús, la nueva humanidad, el cielo nuevo y la tierra nueva. Me espera la Pascua. Me espera mi propia Transfiguración. Y todo eso Señor ya empieza aquí, hoy, dentro de mí y entre los que me rodean. ¡Que no me canse Señor de vivir el encuentro contigo, siempre nuevo, siempre para mi bien!. 15 11 DE MARZO. III DOMINGO DE CUARESMA. NEGOCIOS EN EL TEMPLO COMENTARIO A JN 2, 13-25 Los sacerdotes defendían el templo como el lugar único de la presencia de Dios. En cambio Jesús invitaba a sus seguidores a encerrarse en la recámara de la casa y allí orar. Los sacerdotes proclamaban que sólo en el templo el pecador recibiría el perdón. Jesús perdonó al paralítico en medio de la sala de la casa. ¿En qué templo encontrar a Dios? le preguntaron. Y El respondió: Ha llegado el momento en que los verdaderos adoradores lo serán en el corazón y en la vida verdadera. Jesús es coherente con su predicación. Cuando encontró a los vendedores en el templo, hizo un látigo con cuerdas y los echó a todos fuera. Las autoridades religiosas no adoraban a Dios en el corazón ni con una vida verdadera. Habían convertido el templo en una manera de controlar y de sacar dinero a la gente. Los pobres tenían que comprar palomas para sacrificarlas. A los vendedores de palomas les dijo: Saquen eso de aquí y no hagan de la Casa de mi Padre un lugar de negocios. Recordaría tal vez Jesús que sus padres, años antes, recién nacido él, al ser pobres y no tener dinero para comprar otros animales más caros, habían comprado y sacrificado las palomas. El gesto de Jesús no es de un hombre violento, que siembra violencia; es la de un profeta indignado porque se ha pervertido la religión y se abusa de los pobres. Cuando le reclamaron, Jesús respondió: Destruyan este templo y yo lo reedificaré en tres días. Un templo para presumir, un templo para sacar dinero, un templo para someter a la comunidad debe ser destruido, no merece siquiera la pena de ser construido. Urge reedificar la nueva iglesia, el nuevo templo, formado por las piedras vivas de quienes hemos vivido en lo profundo del corazón la experiencia del amor de Dios y de su perdón. Un templo formado por hombres y mujeres que se miran y se tienen por hermanos. Así como nos da gusto ver cómo se levantan las paredes de las iglesias, nos da más gusto ver cómo año con año son más los niños que asisten al catecismo, los grupos que leen la Biblia, los niños que acuden a las Escuelas de Tareas, los jóvenes que se integran a los coros y a los grupos juveniles. Ver crecer el número de personas que se arriesgan por la justicia. Y muchos creyeron en El al ver las señales milagrosas que hacía. Todas las maravillas que Dios hace en nuestras vidas, nos hacen creer más en la bondad de Dios, nos animan a ser mejores piedras vivas de ese templo que es la comunidad, el Cuerpo Místico de Jesús. * Que sienta el gusto de ser una piedra viva más en la edificación de la Iglesia de Jesús, la nueva humanidad. Que disfrute las piedras hermanas que están junto a mi, que me aprietan con su amor y me sostienen en la mirada amorosa del Padre. 16 18 DE MARZO. IV DOMINGO DE CUARESMA POR JESUS TENEMOS VIDA ETERNA COMENTARIO A JN 3, 14-21 Nos vamos acercando a los días santos. En el horizonte está la cruz. La señal del amor de Jesús, del amor infinito, del amor hasta el final, del amor que lo entrega todo. Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo Unico para que todo el que crea en El no se pierda, sino que tenga vida eterna. En esta Cuaresma una vez más agradecemos a Dios el don de la fe. Es decir, tenemos la total certeza de que el amor de Jesús a su Padre Dios es tan grande que nos envuelve a nosotros, pecadores, y nos perdona y nos hace agradables a Dios. Mirar, pues, la cruz es saber que todo aquel que crea tiene vida eterna. ¡Cuántas veces hemos unido la presencia de Dios al regaño, a la condena, al jalón de orejas! Por eso cuando nos portamos mal no nos acercamos a Misa, no rezamos. Sentimos vergüenza de nosotros mismos y no queremos que Dios nos vea. Como Adán y Eva en el paraíso cuando pecaron. ¡Qué poco hemos entendido a Dios! Dios no mandó a su Hijo a este mundo para condenar al mundo, sino que por El ha de salvarse el mundo. La venida de Dios siempre es con los brazos abiertos y la sonrisa en sus labios. Siempre se acerca Dios para abrazarnos. Que nunca se nos olvide la historia de aquel hijo pródigo que regresó después de cometer tantas maldades y su padre simplemente lo abrazó y le hizo una fiesta. Nunca lo regañó. Por eso nosotros asistimos al Círculo Bíblico aunque pasemos malas temporadas, aunque estemos con el corazón lleno de remordimientos. Aunque obremos mal, no odiamos la luz. Porque para nosotros la luz de Dios es perdón, es salvación. En cambio, el que camina en la verdad busca la luz. La Palabra de Dios es una luz que ilumina nuestro quehacer, nos va señalando aquello que hacemos bien, y nos va animando a cambiar todo aquello que no está bien en nuestra vida. No nos importan nuestros defectos. No nos da pena reconocerlos. Por eso al iniciar el Círculo Bíblico, reconocemos nuestras faltas. Porque sabemos que Dios perdona, y que la humildad de reconocerlos es el primer paso para no repetirlos. * Al estilo de Jesús, deseo buscar la manera de acercarme a las personas y acercarlas al amor del Señor. No sólo que mis palabras atraigan, sino también que la mirada y la sonrisa expresen su amor. Yo sé que eso sólo es posible con el don de la sinceridad, de la coherencia. Ese don, hoy, te lo pido, Señor 17 25 DE MARZO. V DOMINGO DE CUARESMA COMENTARIO A JN 12, 20-33 Y a estamos en puertas de la Semana Mayor. Como los griegos de la lectura también nosotros queremos ver a Jesús. Juan nos recuerda sus palabras: Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto. Querer ver a Jesús, quererlo conocer, es estar dispuesto a correr su misma suerte. Saberse grano que se desbarata, se pierde para que otros tengan vida. No hay otro camino para seguir a Jesús. El amor pasa siempre por lo escondido. La madre muestra el amor a sus hijos en las horas enterradas en lavar la ropa, guisar, ir de compras, trabajar a veces en la dureza de la fábrica. El papá muestra el amor en el trabajo escondido, a menudo lejos del hogar. Ese grano de amor enterrado, da el fruto: el pan para la familia. Lo mismo podemos decir en la capilla y en la parroquia. Cae el grano escondido de una despensa entregada con discreción, de aquella persona que barre a solas la iglesia, de aquella otra que lleva años dando catecismo o dando clases en la Escuela de Tareas sin que nadie ni las gracias le dé y así, sin que apenas se vea nada, damos vida, tiempo y amor, y crece la comunidad y crece la Parroquia y la Iglesia. Una manera silenciosa de dar la vida por los demás. Muchos nos tienen por locos, nos tienen por engañados y manipulados. Ven que despreciamos la propia vida porque la anteponemos a la voluntad de Dios y al servicio a los demás. El que desprecia su vida en este mundo, la conserva para la vida eterna. Todos tenemos claro que el que no vive para servir, no sirve para vivir. Y servir al estilo de Jesús es difícil. Se trata de darlo todo. Y nos pasa como a Jesús. Me siento turbado ahora. ¿Diré acaso, Padre, líbrame de esta hora? No. A todos nos da miedo el darnos, el entregarnos. Dentro de nosotros hay una fuerza egoísta. Tengo que darme tiempo para mí, tengo que desarrollar las cualidades que Dios me dio, tengo que ver por mi familia, tengo que asegurar mi futuro. Necesito mi descanso, necesito mirar por mí. Y pensamos que ser grano enterrado, es una manera de morirnos. Y nos da miedo. Si muere da mucho fruto. Esa es nuestra esperanza. Unidos a Jesús, de la mano de El, somos fuertes. Todo lo puedo en aquel que me conforta. Y no hay otro camino. El Padre Dios confirma a Jesús en esta entrega sin límites. Yo lo he glorificado y lo volveré a glorificar. En el servicio sin límites estamos en el camino correcto de la vida. La realización verdadera del hombre pasa por el darse sin medida. * El que quiere servirme, que me siga. Si alguien me sirve, mi Padre le dará honor. ¿Qué servicio en concreto esperas Señor, hoy, de mí? ¿A qué tengo que morir para vivir?. 18 1 DE ABRIL. DOMINGO DE RAMOS COMENTARIO A JN 12, 12-16 La lectura se fija mucho en el burro ¿Por qué será? Se decía en la Escritura que el Mesías llegaría a la ciudad montado en una burrita… Así lo vieron los habitantes de Jerusalén, reconociendo en este gesto de montar en un burro la señal de que Jesús era el Mesías, por eso le gritaban…bendito el que viene en el nombre del Señor… Pero también nosotros nos podemos ver en la burrita o en el burrito, da lo mismo. “Todos somos algo burritos!. No sólo por nuestras ignorancias y mala cabeza, sino porque todos somos portadores de Jesús. Contesten: El Señor lo necesita. Pues como al burro de la lectura, Jesús nos necesita. Podemos ver en el burrito a nuestro cuerpo. Para que vivamos la Semana Santa necesitamos ofrecer nuestros sentidos a Dios. La vista, para poder ver una película sobre la vida de Jesús, para poder leer la Pasión, la Biblia…El oído, para poner música que ayude a la contemplación. Vista y oído para asistir a las Celebraciones que se realizan en la comunidad. El tacto, para poner nuestras manos al servicio de Dios. Ocuparnos en mejorar la casa, la capilla, en adornarla para estos días, para ofrecernos a que salga bien el Vía crucis y las celebraciones. Las manos disponibles para saludar a los familiares, para atender a las visitas. El gusto para compartir los alimentos con la familia, con las visitas. Y la boca para rezar y platicar bonito. Podemos ver el burrito en toda nuestra persona. Jesús necesita entrar en cada casa, en cada corazón, en cada comunidad montado en nosotros. Muchos extendieron sus capas a lo largo del camino y otros, ramas cortadas de los árboles. ¿Qué puede significar el ramo en la mano? La alegría de reconocer a Jesús como nuestro guía y salvador. La alegría de saber que un año más con toda la comunidad celebraremos la Pascua. La señal de poner todo de nuestra parte para vivirla intensamente. ¿Qué puede suponer tender las capas a lo largo del camino? Poner a disposición de los demás todo lo que somos y todo lo que tenemos. Poner a su servicio nuestro tiempo, nuestras cualidades, nuestro ser. Seguir a Jesús como vemos supondrá momentos difíciles. Lo importante de hoy es admirar y aprender de la valentía de Jesús. Vencida la tentación en el Huerto de los Olivos Jesús se ha decidido a meterse en la boca del lobo. Entra a Jerusalén sabiendo el riesgo de su presencia allí, en medio de las autoridades que lo buscan para matar. Que seamos valientes para enfrentar todas las dificultades de la vida. Jesús nos acompaña. * Te pido Señor más valentía para denunciar todo aquello que anda mal en la colonia y en la ciudad. Que no me espanten los palos que le puedan dar al burro. Y que sepa vivir agradecido a los burritos, a las personas, que te han acercado a mi vida. 19 7 DE ABRIL. VIGILIA PASCUAL COMENTARIO A MC 16, 1-7 Estamos gozando la PASCUA, la fiesta más grande de todo el año para el creyente en Jesús. Nuestra fe se basa en la experiencia de que Jesús vive. La certeza en el corazón de la vida de Jesús, anima a nuestra vida para parecernos a El, para seguirlo, para saber que nos ama, nos perdona y nos salva. ¿Y cómo empieza en la historia nuestra fe? Nuestra fe se inicia con la búsqueda de tres mujeres del cuerpo de Jesús. Mientras los hombres dan por perdido todo al ver a Jesús crucificado y sepultado, y se retiran, las mujeres muy de madrugada, a la salida del sol, se dirigieron al sepulcro, con los perfumes en la mano para embalsamar su cuerpo. Ellas se acercan a Jesús. Su preocupación era ¿quién nos quitará la piedra de la entrada del sepulcro? ¿Buscan a Jesús de Nazaret el que fue crucificado? No está aquí. Ha resucitado. Miren el sitio donde lo habían puesto. Donde había muerte, ahora hay vida. Donde había llanto, ahora hay alegría. Jesús vive. Ahora sí. Ahora vayan a decirle a sus discípulos y a Pedro: El irá delante de ustedes a Galilea. Allí lo verán como El les dijo. Sin saberlo, ellas, las mujeres, las menospreciadas, las que en aquella sociedad poco valían, ellas son las que arrancarán la cadena de la fe en Jesús. Son las primeras en creer en la nueva vida de Jesús. No se espanten. Ahora les toca ser misioneras, ser las primeras transmisoras de la fe. Por ellas, por su sentido maternal, por buscar la vida aún en donde aparentemente hay muerte, por ellas, los hombres, la jerarquía, Pedro, los sacerdotes, recibirán el impulso de la ve. Y lo que aconteció en los orígenes de nuestra fe, siguen pasando ahora. Son las madres y las abuelas las principales transmisoras de la fe. Por ellas los niños aprenden a persignarse, a rezar el Padre Nuestro y el Ave María, a dar besos a Jesús y a la Virgen representados en las imágenes. Son ellas las más preocupadas en que sus hijos vayan al catecismo. Son precisamente las mujeres las que llenan las iglesias, las que se ofrecen como catequistas, las más disponibles para el servicio. Basta mirar nuestros Círculos Bíblicos, y están formados casi todos por puras mujeres. Nuestra iglesia está cimentada en la mujer, se nutre de la mujer, crece por la mujer, tiene vida por la mujer. ¿Cuándo se reconocerán sus plenos derechos dentro de la Iglesia? * Es Pascua. Mi gratitud para todas las personas, especialmente las mujeres, empezando por mi madre Teresa, que han sembrado en mi corazón la palabra buena que alumbró mi fe. ¡Jesús vive, la fiesta sigue!. 20 15 DE ABRIL. LA FE DE TOMAS COMENTARIO A JN 20, 19-31 ¡Felices los que creen sin haber visto! Es cierto que no hemos visto a Jesús con los ojos de la cara. Nuestra fe está cimentada en las palabras y el ejemplo de otras personas: nuestros padres, nuestros abuelos, nuestros vecinos, nuestros catequistas y sacerdotes. Y a todos aquellos que creemos siglos después de que viviera Jesús, El mismo nos llama Felices. Y ciertamente lo somos. ¡Felices los que creen sin haber visto!. Nunca nos cansamos de sorprendernos. Pasan y pasan los años, crisis van y vienen, y de repente, como Tomás, nos doblamos de nuestra incredulidad, nos rendimos y reconocemos a Jesús. Tú eres mi Señor y mi Dios. Así es. Aquel hombre clavado en la cruz, que conserva los agujeros de los clavos y de la lanza en el costado, aquel hombre que Dios resucitó, lo reconocemos como nuestro Señor. Es decir, lo reconocemos como el dueño, de nuestra vida. A él se la dejamos. Y lo reconocemos Señor porque estamos dispuestos a cumplir su voluntad. Somos de verdad discípulos del Señor. Ya sabemos que la vida de Jesús es el modelo para la nuestra. Ya sabemos que los fracasos, como el de Jesús, que acabó crucificado, no son la última palabra. La última palabra es de victoria. Cristo vive. Nosotros, al igual que los discípulos estamos llenos de miedo y vivimos con las puertas cerradas. No solamente las puertas de la casa, cerradas por tanto maleante que nos rodea, sino sobre todo las puertas del corazón. Cerradas por nuestros miedos, nuestras rutinas, nuestros egoísmos. Pero hoy, el Señor, el Resucitado, una vez más atraviesa nuestras paredes y nos da el gran regalo de su Resurrección. La paz esté con ustedes. Tenemos una cierta paz en la patria, en la colonia, en la familia. Tenemos paz en el grupo. Tenemos paz en el corazón. Jesús nos ha pacificado. Y una vez pacificados, sintiéndonos perdonados, salvados, el Señor, nos envía con la bendición del Espíritu Santo. Reciban el Espíritu Santo, a quienes ustedes perdonen quedarán perdonados. Se trata de acercarse a la comunidad pedir perdón y perdonar. Lo hacemos públicamente al empezar el Círculo Bíblico. Pero también el Señor nos manda acercarnos a los demás y contagiarlos de nuestra paz y de nuestro gozo. Perdonar los pecados es también quitar enfermedad, quitar tristeza, quitar soledad. Gritemos hoy que Cristo vive. * Que sepa acercarme a los demás, y unos a otros nos contagiemos de la fuerza del Espíritu Santo y de la paz y del perdón de Dios. 21 22 DE ABRIL. JESUS RESUCITADO COME CON LOS APOSTOLES COMENTARIO A LC 24, 35-48 Los discípulos contaron lo sucedido en el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan. Mientras estaban hablando de todo esto, Jesús se presentó en medio de ellos. Esta ha sido la experiencia más profunda en esta Pascua. Durante este tiempo hemos compartido todo lo que nos ha sucedido en el camino de la vida. Hemos compartido la presencia de los familiares que nos han visitado. Y las visitas que hicimos. Hemos compartido en las celebraciones dentro de la capilla y fuera de ella y en los momentos vividos en el hogar. Hemos partido juntos el pan. El pan de la Eucaristía sobre todo el Jueves Santo y el domingo de Resurrección. Y el pan, la comida, el “traje” compartido con los vecinos, con los hermanos de la Capilla y del Círculo. Y es precisamente en este compartir la vida y compartir el pan, como Jesús se hace presente. ¿Tienen algo que comer? Ellos le ofrecieron un pedazo de pescado asado y El lo tomó y comió ante ellos. Así es. Sentimos a Jesús como un hermano más en el grupo. Esta escena está escrita para que recordemos que Jesús Resucitado sigue siendo un verdadero hombre, sigue comiendo, no es un fantasma. Es una realidad que aquel Jesús hombre muerto y colgado en la cruz, el mismo está ahora aquí con nosotros. ¿De qué manera está presente? Como Resucitado. Como triunfador. Cercano, íntimo, entrañable, amoroso. Semana tras semana compartimos las alegrías y las penas de la vida y reconocemos a Jesús en su Palabra. Entonces les abrió la mente para que lograran entender las Escrituras. Y la Biblia que en un tiempo fue un libro ignorado por nosotros y en otro tiempo lo leíamos sin sacarle provecho, imposible de entender, ahora es un libro que poco a poco vamos comprendiendo y cada vez resulta más un alimento, como el pan, la tortilla y el pescado de la comida. La Escritura ya es la fuente de nuestra espiritualidad. Sin ella sentimos que nos secamos. Y la prueba de su presencia es la paz. Les dijo. Paz a ustedes. Y así llegamos a la familia y nos ven tantito diferentes. Hay algo más de paz en nuestro corazón, una sonrisa dibujada, una palabra amable. Hemos vivido en el grupo un pedacito de cielo, como en un banquete. Hemos comido con Jesús. Y eso se nos nota. Y ustedes son testigos de todo eso. Y así es. Como les pasó a los discípulos, personas llenas de miedos y pecados fueron elegidas para ser testigos de Jesús. Así nos pasa a nosotros. Somos salvados, somos elegidos, somos misioneros. * No tengo palabras para agradecerte, Señor, todo lo que he aprendido de ti a través de las hermanas de los Círculos Bíblicos. Soy testigo de todo eso. Ahora soy elegido para dar gritar a todo el mundo que Jesús vive. 22 29 DE ABRIL. EL BUEN PASTOR COMENTARIO A JN 10, 11-18 Yo soy el Buen pastor. Conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí. ¡Que hermoso escuchar eso! Reconocemos que Jesús nos conoce profundamente, y con gusto le hemos abierto el corazón semana tras semana. Llama por su nombre a cada una de ellas. Siento que me llama por mi nombre. Llamar por el nombre indica un conocimiento total. Y un cariño total. Y ya no siento vergüenza que me conozca. Al contrario, su conocimiento me sana, me anima, me da paz aún en medio de mis faltas. Y con toda humildad confieso que ya empiezo a conocerlo. Jesús se deja conocer en las letras de la Biblia y en los comentarios de nuestros hermanos de grupo. Y nos toca a nosotros conocer a nuestras ovejas. ¿Quiénes son? Nuestra familia, nuestros vecinos, los hermanos de grupo. ¿De verdad los conoces? ¿Conoces sus nombres? ¿Conoces sus alegrías y sus angustias? ¿Te preocupas por conocerlos? ¿Sabes que conocer compromete? Tengo otras ovejas. A ellas también las llamaré. ¿Me preocupo de aquellas personas que no participan en nada, que andan tristes, perdidas en la vida? ¿Qué hago por ellas? Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por sus ovejas. Allá en el huerto de los olivos Jesús estuvo tentado de dar pasos atrás. Pero no los dio. Siguió adelante en sus compromisos, hasta el final. Hasta la muerte. Sabemos que fue valiente. El buen pastor va caminando al frente de las ovejas. También a nosotros nos toca, como pastores que somos, dar la vida por nuestras ovejas. ¿Damos la vida por los demás? ¿Somos capaces de regalar nuestro tiempo, nuestro dinero, nuestra comida, nuestro cariño, nuestros conocimientos? Dar todo eso supone dar la vida en cachitos. Nos toca ser valientes y caminar por delante. Todos somos pastores, es decir, todos somos responsables. Ser pastor es estar en primera fila a la hora de exigir justicia en la escuela, en la colonia, ante las autoridades, en la misma capilla y parroquia. Ser los primeros en levantar la mano a la hora de dar un servicio. El que se siente de verdad pastor, responsable de las ovejas, es valiente. Su valentía le traerá problemas, como le pasó a Jesús. Se trata de que todos seamos pastores fieles. Fieles a Jesús que es el único buen pastor. Y fieles al rebaño que Jesús nos ha encomendado. Yo vine para que tengan vida y sean colmados. Hermosa experiencia que Dios nos ha permitido vivir. Esa sensación de plenitud. ¡Cuántas veces cerrados los ojos después de la comunión, cuántas veces agarrados de la mano en el Padre Nuestro del Círculo Bíblico nos hemos sentido colmados, repletos, amados y amantes en plenitud! * ¡Señor, que sepa encontrar la manera de ir al frente del rebaño a la hora de los servicios humildes: enseñar a un niño, barrer, limpiar…y que sea un mucho más valiente, Señor!. 23 6 DE MAYO. LA VID Y EL SARMIENTO COMENTARIO A JN 15, 1-8 Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el labrador. Toda rama que no da fruto en mí la corta. Si el labrador corta una rama, todo el árbol se estremece. Quiere decir que nosotros, que somos las ramas, estamos tan íntimamente unidos a Jesús, nuestro tronco que si el Padre nos tiene que podar, el mismo Jesús sufre con nosotros. Nuestra suerte está unida a la suerte de Jesús. ¡Qué hermosa comparación! Nosotros y Jesús estamos tan unidos que casi no se puede saber en dónde empieza El y en dónde empezamos nosotros. El y nosotros somos una sola cosa. Y todo sarmiento que da fruto lo limpia para que dé más fruto. Esta es nuestra certeza, que toda “limpia”, todo dolor, toda dificultad es motivo para dar más frutos. Para el creyente todo sirve para su bien. Una enfermedad nos ayudó a confiar más en Dios y en la familia, a poner el corazón en lo que vale la pena. Un desamor nos hizo acercarnos más a Dios y a la comunidad. Un descalabro económico nos hizo humildes y nos hizo aceptar la ayuda de los demás, confiar más en la Providencia y confiar más en los que queremos. El que permanece en mi y yo en él, ése da mucho fruto. Y ustedes ya están limpios gracias a la palabra que les he anunciado. ¡Cuántas veces hemos experimentado la certeza de estas palabras! Hemos llegado al Círculo Bíblico, al empezarlo hemos pedido públicamente perdón de nuestras faltas, y se cumple en nosotros que gracias a la Palabra de Dios nuestro corazón sana y se limpia., listos para una nueva fiesta. Por eso, una vez hemos compartido entre todos la palabra de Dios que nos ha limpiado, ahora elevamos nuestras peticiones. Mientras ustedes permanezcan en mi y mis palabras permanezcan en ustedes, pidan lo que quieran y lo conseguirán. Porque cuando pedimos según nuestros caprichos, tal vez mejor no se hagan realidad. Pero cuando pedimos con fe según la voluntad de Dios, siempre lo conseguimos. Hágase Señor tu voluntad así en la tierra como en el cielo. Tenemos la experiencia de habernos alejado de El. Los problemas de la vida y nuestras debilidades nos han hecho olvidar su Palabra. Y nuestro corazón, un tiempo alegre y rebosante de vida, se ha secado. Al que no permanece en mi lo tiran y se seca. Dios nos ha cuidado para que eso no nos pase. Viene Dios a tiempo y nos limpia, nos poda Y los frutos brotan de nuevo en nuestra vida. *Que sepa encontrar el rato de oración para sentir tu vida en mi vida y gozarte en la íntima unión. Que sepa estar cerca de las personas que contagian vida, para asimismo contagiarla. 24 13 DE MAYO. EL MANDAMIENTO DEL AMOR COMENTARIO A JN 15, 9-17 ¡Qué grande es el amor que Jesús nos tiene! Del mismo tamaño del amor que el Padre le tiene a El. Yo los he amado a ustedes como el Padre me ama a mí: permanezcan en mi amor ¡Claro que nos da gusto de permanecer en su amor! Y no comprendemos lo tontos que somos cuando a veces nos despegamos de su amor. Hoy entendemos el concepto de amistad que tenía Jesús. Los llamo amigos porque les he dado a conocer todo lo que aprendí de mi Padre. Tenemos el gozo de conocer el corazón del Padre, al escuchar las palabras del Hijo. Tenemos la certeza de conocer los pensamientos y las palabras del Padre, al leer en la Biblia las palabras y los pensamientos de Jesús. En el grupo compartimos lo más íntimo. Compartimos a los demás aquello que Dios, en lo más íntimo del corazón, nos ha dicho. Son amigos aquellos que comparten lo que Dios les platica en lo más profundo del corazón. Compartimos los secretos de Dios. Y ahora entendemos porque nos queremos tanto en el grupo. Sabemos que amar no es sólo estar con la persona que nos produce satisfacción. Amar supone paciencia, cuidado del otro, ternura, respeto. Amar supone muchas veces la sensación de no recibir nada y de dar todo. Este es el amor en Jesús. Como lo hace nuestro Padre que manda la lluvia a buenos y malos. Y nos perdona setenta veces siete, es decir, toda la vida. El Padre nos regala a Jesús para que sea el modelo de nuestra vida. Nos elige para que demos fruto. Soy yo quien los escogí a ustedes y los he puesto para que vayan y produzcan fruto. Nos consiente tanto y de tal manera que nos concede lo que le pedimos. Lo que aprendemos de la Palabra, eso lo compartimos en voz alta. Y eso nos compromete. Y eso nos une. De tal manera que al paso del tiempo, en la medida que hemos compartido esta profunda intimidad, el grupo se nos hace nuestra segunda familia. Y se nos hace fácil cumplir su mandamiento. Yo les ordeno esto: Ámense unos a otros. * Envíame, Señor, el Espíritu Santo para que sepa encontrar la manera verdadera de amar y que al amar, la persona amada glorifique a Dios. Que sepa gozar los amigos que me has dado al compartir con ellos tu voz en lo más profundo de mí. Y que sepa estar cerca de ellos en las buenas y en las malas. 25 20 DE MAYO. LA ASCENSION COMENTARIO A MC 16, 15-20 Jesús se regresa a la casa del Padre. Su misión, su tarea en este mundo, está cumplida. Ya el Reino de Dios llegó a la tierra para quedarse para siempre. Una nueva vida ha iniciado Jesús. Una vida en que Dios es un Padre que hace una fiesta a la humanidad. Una fiesta en la que todos son hermanos y viven a gusto. Y se trata de continuar la fiesta en todos los lugares y en todos los tiempos. Vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Nueva. Ciertamente es una buena noticia decirles a los demás: Que Dios es Padre y que todos somos hermanos. Que a los pobres, a los que lloran, a los que sufren se les ofrece el Reino de Dios, es decir, que el llanto y la injusticia cesarán. En otras palabras, la maldad, el dolor, la soledad no son lo último, lo definitivo, lo más importante. Sino que lo definitivo, lo que quedará para siempre es el triunfo de Dios y nuestro triunfo. Y es buena noticia decirle a los demás que los más ricos, los acaparadores, los malos políticos, los que no comparten, los que cerraron fronteras, los que dejaron a la gente morirse de hambre, los que hacen las guerras para saquear a los pueblos y robarles, esos, esos no están con nosotros, y si no cambian, no entrarán en el Reino. Y esta buena nueva, esta preciosa noticia del amor de Dios que los seguidores de Jesús, los que creen y se bautizan, gritan a los cuatro vientos, ya se hace realidad. Ya los discípulos de Jesús echan los espíritus malos, es decir, echan el demonio del hambre cuando arriman la comida, echan fuera la ignorancia cuando ofrecen el estudio. Lo vemos clarito en nuestra catequesis y nuestras Escuelas de Tareas. Ya los discípulos de Jesús viven con el corazón libre de adicciones, ayudan a los adictos a sanar y el demonio del alcohol y de las drogas se retira. Los discípulos de Jesús hablan nuevas lenguas. En donde había chismes, ahora hay pláticas constructivas. Donde había rencor, hay perdón. Pueden agarrar serpientes en sus manos y tomar venenos, que nos le hará daño. Es decir, ya los discípulos de Jesús pueden convivir con gente mala y no caer en sus propuestas. No se dejan contaminar por las modas, por las propuestas de la tele. Y van a las fiestas, como Jesús iba y lo que toman no les hace daño, porque saben tomar con moderación. Vivir así en estos difíciles tiempos ¡es un milagro! * Que sepa Dios mío descubrir las señales que acompañan a tus discípulos que salen a predicar por todas partes con tu ayuda y mi fe se fortalezca, mi esperanza sea firme y mi amor sea comprometido. 26 27 DE MAYO. PENTECOSTES COMENTARIO A JN 20, 19-23 Pentecostés. Cincuenta días han pasado de la Resurrección de Jesús. Jesús se ha ido. Queda entre nosotros la presencia de Dios en el Espíritu Santo. El Espíritu Santo es la cercanía de Dios en mi vida. Dios me penetra todo, Dios me mantiene en todo, Dios me inspira el bien. A ese Dios tan pegado a mi vida, lo más íntimo en mí, le llamo Espíritu Santo. El Dios Espíritu Santo me mantiene en vida, el Dios Espíritu Santo me salva. Todo lo que mereció Jesús en su vida, muerte y resurrección, me llega a mí por la acción del Espíritu Santo. Por eso si Jesús consoló a la viuda de Naím, el Espíritu Santo me consuela a mí. Si Jesús perdonó al paralítico en su casa, Jesús me perdona a mí en todo lugar. Si Jesús atravesó las puertas cerradas para quitar el miedo a sus apóstoles, el Espíritu Santo atraviesa la coraza de mis temores y me hace libre y valiente. Si Jesús estaba en medio de sus apóstoles, dándoles compañía y fortaleza, el Espíritu Santo está entre nosotros cada vez que nos juntamos para nuestro Círculo Bíblico y cada vez que nos comprometemos en hacer una buena obra. Si Jesús derramó su paz entre sus amigos, el Espíritu Santo nos regala la paz en el corazón y la paz en el grupo. Si Jesús fue capaz de ayudar a sus apóstoles para que no se espantaran de la llaga del costado y los agujeros de la mano, el Espíritu Santo nos hace ver y vivir el dolor en una dimensión positiva, como señal y camino de vida y resurrección. Si Jesús amó entrañablemente a sus apóstoles, El Espíritu Santo me ama a mí con toda la ternura de Dios. Si Jesús envió a sus apóstoles a cambiar el mundo, a liberar a los vecinos de todo dolor, de toda injusticia, de toda maldad y de todo pecado, el Espíritu Santo nos envía a cada uno de nosotros a continuar la misión de Jesús y sus apóstoles. Si los apóstoles llegaron a entender profundamente las palabras y las obras de Jesús, también nosotros gracias al Espíritu Santo entendemos en profundidad estas mismas palabras y todo lo que Jesús hizo mientras vivió hace dos mil años en Palestina. Por eso antes de leer la Palabra de Dios invocamos en nuestro Círculo la presencia del Espíritu Santo. ¡Ven Espíritu Divino, manda tu luz desde el cielo…luz que penetras las almas, fuente del mayor consuelo! * Siento esta fuerza, este soplo, esta emoción, esta gracia en mi vida y digo que es Dios mismo.¡ Vive en mí, Dios, Espíritu Santo!. ¡Tanta grandeza me deslumbra!. Es un misterio. 27 3 DE JUNIO. LA TRINIDAD COMENTARIO A MT 28, 16-20 Nos encontramos con las últimas palabras escritas en el Evangelio de Mateo. El evangelista nos recuerda los últimos momentos en que los apóstoles vieron a Jesús Resucitado. Cuando vieron a Jesús se postraron ante El, aunque algunos todavía desconfiaban. Muchos aceptaron a Jesús en sus vidas, se comprometieron en seguirlo y se postraron. Otros después de tanto estar con El, después de tantas horas de escucharlo, de seguirlo, de quererlo, todavía dudaban y desconfiaban. Pensaban que seguir a Jesús no valía la pena, pensaban que las exigencias de seguir a Jesús eran muy duras, pensaban que la felicidad en este mundo estaba en otra parte. Esta es también nuestra situación. En muchos momentos nos postramos ante Jesús, lo adoramos y lo reconocemos como el Señor. En otros momentos a pesar de los años con la oración en los labios y la Biblia en la mano, tocando los milagros de cada día, el pan de cada día, el cariño de cada día, viendo que nos retiramos del Señor y viendo que el Señor nunca se retiró de nosotros, todavía desconfiamos. Todavía por momentos dudamos de su providencia, de su presencia, de su amor. Y sin embargo el Señor sigue confiando en nosotros. Sigue esperando de nosotros que seamos sus manos, sus ojos, su boca, su corazón. Por eso vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos. Hemos de reconocer que valió la pena seguir a Jesús, que valió la pena ser su discípulo, valió la pena elegir a Jesús como el maestro de nuestras vidas. Solamente así seremos continuadores de su obra, solamente agradecidos podremos convencer a la gente, a todos los pueblos que sigan el camino de Jesús. Tenemos la hermosa tarea de compartir lo que creemos. Creemos que Dios es un Padre que nos ha hecho hijos suyos y que siempre nos apapacha, nos ayuda, nos alimenta y nos perdona. Creemos que Dios es Jesús de Nazaret, el campesino-carpintero hijo de María. Creemos que es el modelo de nuestra vida y que gracias a El todos somos sus hermanos. Creemos que Jesús nos hace agradables a Dios. Y creemos que Dios es Espíritu Santo, Dios es presencia hoy y aquí. Que ilumina nuestras mentes para que comprendamos la Biblia que leemos y aprendamos del hermano que nos la platica. Por eso el bautizo, la señal de pertenecer a la Escuela de Jesús, es el agua derramada en nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Y yo estaré con ustedes todos los días hasta que se termine el mundo. * Soy tu discípulo, Señor. Que cada día sepa escuchar la lección y que cumpla mi tarea. 28 10 DE JUNIO. LOS VOLUNTAD DE DIOS MC 3, 20-35 QUE CUMPLEN LA El Reino de Dios llegaba cuando Jesús expulsaba los demonios de la enfermedad, del dolor, de la soledad, del pecado. Y las personas que tenían el corazón endurecido atribuían esta fuerza sanadora al mismísimo demonio. Ver el bien y atribuirlo al mal, descartar de la vida la presencia amorosa de Dios es descartar al Espíritu Santo. Uno mismo se niega el amor y el perdón de Dios. Y justamente ése era su pecado, al decir que tenía un espíritu malo. Si la hermana trae poca comida, es muy coda, muy egoísta. Si trae mucha comida es presumida, es egoísta. Si no sale de la casa, es una persona aislada, que no convive, que no ayuda. Si anda fuera ayudando es que se despreocupa de la casa, de los suyos. Con esa mirada, poco espacio le dejamos a Dios. Muchas veces los primeros en no comprendernos son nuestros propios familiares. No ven bien que semana tras semana asistamos al Círculo Bíblico. No ven bien que de lo poco que tenemos, ayudemos a los demás. Piensan que no cumplimos con nuestras obligaciones. Incluso no entienden que regalemos cosas y tiempo sin esperar nada a cambio. Algunos incluso decían que se había vuelto loco. Así mismo, nos tienen por locos. Y mirando a los que estaban sentados en torno a él, dijo: Aquí están mi madre y mis hermanos. Sentados en el Círculo Bíblico con la Biblia en una mano y el corazón en la otra, con la mirada puesta al Padre para cumplir su voluntad, somos familia de Dios. Somos su familia. ¡Qué hermosas palabras nos habla hoy Jesús! Somos la madre de Jesús, porque como María cuidamos de los más pobres y desfavorecidos, les damos cariño y ternura. Somos hermanos de Jesús porque con El, hombro con hombro construimos una nueva comunidad. El secreto de estas palabras está en hacer la voluntad de Dios. Eso es lo más importante. Cada quien a su manera, según su historia personal, según sus cualidades, busca cumplir la voluntad del Padre. A eso venimos al grupo. Para que iluminados por el Espíritu Santo escuchando lo más profundo del corazón y escuchando a los hermanos, sepamos descubrir el querer de Dios en nuestra vida. *Gracias Padre por cada Círculo Bíblico, por esta hermosa familia que me has dado y que disfruto cada vez que me reúno con ella, comparto tu Palabra y la vida. Ahí encuentro a mi madre, ahí encuentro a mis hermanos. Dame una mirada como la de Jesús que sabía descubrir la bondad y la fe de las personas sencilla que le rodeaban. 29 17 DE JUNIO. EL GRANO DE MOSTAZA COMENTARIO A MC 4, 26-34 La Palabra de Dios, una carta de amor y esperanza, hoy es maravillosa. Un hombre esparce la semilla en la tierra, y ya duerma o esté despierto, sea de noche o de día, la semilla brota y crece, sin que él sepa cómo. Solamente Jesús puede darnos palabras de tanto consuelo. Hoy reconocemos que sus palabras son verdaderas. ¡Cuántas veces nuestras palabras, nuestros comentarios han sido de provecho para los demás sin siquiera darnos cuenta nosotros! Gracias por esto que me dijiste, nos han dicho. Y ni siquiera recordamos lo que dijimos. Y es que Dios hace germinar lo que nosotros sembramos. La tierra da fruto por si mismo. Dios ha puesto en el corazón del hombre tierra buena. Solamente se ocupa que alguien siembre en ella semillas buenas. Y esa es nuestra tarea. Por eso cada Círculo Bíblico es una siembra de semilla buena. Y cuando menos lo esperamos, ha llegado el tiempo de la cosecha. Y ante nuestros ojos descubrimos los cambios en las demás personas, e incluso en nosotros mismos. Cambios impensables. Verdaderos milagros del Señor. Y los grandes cambios empiezan con cosas pequeñas. ¿A qué se parece el Reino de Dios? A una semilla de mostaza. Al sembrarla es la más pequeña de todas las semillas. Pequeña es nuestra inteligencia, breve es nuestro comentario, pequeño nuestro dinero, pequeñas nuestras cualidades. Pequeña es nuestra generosidad. Y sin embargo… una vez sembrada, crece y se hace más grande que todas las plantas del huerto… Y hemos conseguido metas y objetivos impensables: en las mejoras de la capilla y de la colonia, en los cambios en la familia y en el grupo. Hemos descubierto cambios sorprendentes en nuestras vidas. Y sus ramas se hacen tan grandes que los pájaros del cielo buscan refugio bajo su sombra. Así es. ¡Cuántas vecinas y vecinos se nos acercan para compartirnos sus penas, sus ilusiones! Nos dicen que están a gusto con nosotros, que les hemos hecho mucho bien. Personas en otro tiempo alejadas de las cosas de Dios se han acercado, nosotros mismos somos unas de ellas. Y nuestra iglesia y nuestro Círculo es un árbol frondoso en donde las personas cansadas, tristes, preocupadas encuentran sombra y alimento, encuentran unos brazos y un corazón abiertos. Seguir a Jesús no es fácil. Amar duele. Pero a sus discípulos se lo explicaba todo en privado. Nos ayuda la oración silenciosa en la casa, las idas a Misa, el encuentro en el Círculo. Ya conocemos el palpitar del corazón de Jesús. * Señor, que mi temperamento no sea perro que ladre y espante, que sea árbol frondoso en donde los demás encuentren sombra y descanso. 30 24 DE JUNIO S. JUAN BAUTISTA COMENTARIO A LC 1, 57-66.80 Zacarías, el padre de Juan, de edad muy avanzada se había quedado mudo por no creer en la buena noticia de un hijo. Una manera hermosa de decirnos el evangelista Lucas, que ya el Antiguo Testamento está mudo. Se acercan los gritos de júbilo de la llegada del nuevo Testamento, de la llegada de Jesús, que el hijo de Zacarías, ha de anunciar y preparar. Por eso el niño no se llamará Zacarías, es decir, “Dios recuerda”, sino Juan, que significa “Dios ha mostrado su favor”. Y claro, ahora sí, Zacarías lleno ya del Espíritu Santo puede reconocer que Dios intervino liberando a su pueblo y nos ha suscitado un Salvador, del Sol que se levanta para alumbrar a aquellos que se encuentran en tinieblas. Y Juan crecía y su espíritu se fortalecía en el desierto. Bien lo sabemos. Pasar por el desierto nos hace bien, aunque sea muy duro. Vivimos en el desierto cuando hay incomprensión en la familia. Cuando hay sequedad en la oración. Cuando parece que la Biblia es un libro muerto. Cuando los problemas económicos nos agobian. Cuando nos sentimos solos. Es la hora del desierto. Es la hora de la purificación. Si seguimos fieles a la oración, si seguimos firmes en el grupo, si no descuidamos dar la mano a quien la necesita, si buscamos pacientemente apoyo en las buenas y preparadas personas, sabemos que pronto, más pronto de lo esperado encontramos el oasis que nos devuelve la vida. Encontramos la guía de nuestros pasos por el camino de la paz. Y el niño crecía y su espíritu se fortalecía. Aquí en el grupo, en la Biblia, en el servicio hemos crecido. Hemos atravesado mil dificultades, muchas situaciones muy duras y no estamos abatidos ni acabados. Como el hierro en el fuego, hemos salido fortalecidos. En nuestra piel hemos vivido la bondad de Dios que transforma las lágrimas en bendiciones. Y como Juan, llenos del Espíritu Santo, regalado por un Padre amoroso, nos tocará también preparar los caminos del Señor. Lo haremos mostrando a todas las personas que nos rodean que Dios ha mostrado su favor en nuestra vida. Se acercarán a Dios porque nos verán alegres en la prueba, generosos en la ayuda, perseverantes en la oración, comprometidos en mejorar la colonia y valientes en los compromisos. * Gracias Padre por todos los “Juanes” que me han mostrado tu camino, que han preparado mi corazón para tu llegada: mis padres, mis hermanos de comunidad, mis amigos, mis pequeños Círculos Bíblicos. Hazme crecer por dentro, dame la fortaleza para también yo, humildemente, sin palabras, pueda como Juan, preparar tu camino para los demás. 31 1 DE JULIO. LA HIJA DE JAIRO COMENTARIO A MC 5, 21-43 Vemos dos vidas. Una mujer que lleva doce años perdiendo sangre, que para los judíos, en la sangre estaba la vida. Es decir, doce años perdiendo vida. Y una niña de doce años de vida, que está agonizando. Jesús aparece como dador de vida. Aquella mujer pensaba que el tocar a Jesús le daría la sanación. Muchas veces los católicos hemos puesto nuestra esperanza en encontrar salud y perdón con el contacto físico con alguna imagen. Si logro tocar aunque sólo sea su ropa sanaré. Pensamos que tal imagen será milagrosa para nosotros. Hoy la palabra de Dios nos hace crecer en la fe. Nuestro perdón, nuestra salvación llega por la fe en Jesús. Por la fe de que si alguien está interesado en que vivamos y vivamos bien es Dios. Y esta fe es capaz de mover montañas y acercar la salud. Hija tu fe te ha salvado. Lo que nos puede devolver la salud es la medicina, lo que nos puede quitar la ignorancia es el estudio, lo que nos puede ayudar a tener dinero es el esfuerzo y el trabajo. Y una vez puesta la medicina, el estudio, el esfuerzo y el trabajo, todo lo humano que esté a nuestro alcance, entonces el creyente se confía en Dios. Le ruega a Dios, le insiste, a pesar de las voces cercanas que nos desaniman ¿Para qué molestas ahora al Maestro? Y Dios que manda la lluvia para buenos y malos, será providente con nosotros. Hoy una vez más viene el Señor con su palabra a darnos vida. Viene a atajar todo aquello que nos debilita. Perdemos vida por nuestro pesimismo, nuestro desánimo. Perdemos vida por huir tantas veces de la realidad con la tele. Perdemos vida, agonizamos, cuando ya no tenemos ilusiones, cuando ya nos damos por vencidos. Y Jesús, nos toma de la mano y nos dice: Talita kum, a ti te lo digo, levántate. Y claro, nos reparte el pan de su palabra, nos reparte el pan de la Eucaristía y nos levantamos con ánimo y seguimos caminando los caminos de la vida. Y ahora nos manda dar de comer a todos aquellos que están débiles en la fe, en el compromiso con los demás. Nos toca a nosotros invitar a otros, ser misioneros. Podemos empezar por una llamada telefónica, por una invitación personal o visitando las casas. No podemos ser meros espectadores de la obra de Dios en nuestras vidas, en nuestras familias, en nuestro Círculo Bíblico. Los que fuimos sanados, somos sanadores. Los que fuimos pescados, somos pescadores. * Que sea Señor un activista a favor de la vida. No a las guerras, no a la pena de muerte, no a los salarios bajos, no al hambre, no a la ignorancia. Un Sí, bien grande para la Vida. 32 8 DE JULIO. LOS FAMILIARES NO CREEN. COMENTARIO A MC 6, 1-6 Acabamos de leer que Jesús llega a su tierra, con su gente, y sus vecinos se sorprenden. ¿De dónde habrá sacado tanta sabiduría? ¿Cómo explicar las cosas buenas que hace siendo hijo de unos iguales a nosotros? Y no creían en él. Estaban como ciegos. Y viene la triste respuesta de Jesús: A un profeta sólo lo desprecian en su tierra, en su parentela y en su familia. Y poco pudo hacer Jesús con su gente y se admiraba al verlos tan ajenos a la fe. Tal vez nos ha tocado vivir algo parecido. Aquellos más cercanos a nosotros, son las personas que menos entienden lo que hacemos. A veces es la propia familia la que desconfía de nosotros. A veces incluso se llega a la burla. Mucho hemos sufrido por la incomprensión. Pero tal vez también nosotros mismos hemos actuado mal. Nos cuesta ver la mano de Dios en aquella persona que vive junto a nosotros. Estamos ciegos. No vemos los avances de nuestros vecinos, no nos esforzarnos por comprender el esfuerzo que hacen. Nos falta de fe. Es decir, no recordamos que Dios actúa siempre, de día y de noche, estemos despiertos o dormidos en todas las personas. Nosotros somos nuestras cualidades. Lo que somos es todo aquello que asoma de bueno en nuestras vidas. La huella de Dios. Los defectos son aquellas cualidades que se quedaron chiquitas, que todavía no crecen. Nuestras cualidades crecerán en la medida que Dios mande su gracia y nosotros le seamos fieles. Y serán nuestras cualidades en plenitud el día del abrazo final con el Padre. Por eso a Jesús le dolía la mirada miope, ciega de sus vecinos. Hoy la Palabra de Dios nos anima, una vez más a ser optimistas. De los vecinos pobres, ignorantes, tal vez con un pasado no muy bueno, Dios hace maravillas en ellos y maravillas a través de ellos. En el Círculo Bíblico aprendemos a escuchar la voz de Dios en el hermano pobre, ignorante y pecador. Y agradecemos que en nuestro Círculo nuestra palabra pobre, venida de uno que se siente ignorante y pecador sea escuchada y valorada por los demás. Aprendemos a creer. Es decir, aprendemos a reconocer el trabajo de Dios en los demás. Ya no despreciamos a nadie. Dios nos ha concedido el don de la sabiduría. Saborear la presencia de Dios en las palabras y la vida de los hermanos. * No permitas, Señor, el pesimismo en mi vida. A pesar de los años, a pesar de las malas costumbres, a pesar de mi genio y figura, que parecen guiarme hasta la sepultura, siempre es posible el cambio, siempre es posible tu presencia sanadora que transforma. Que para ti no hay imposibles, Señor. Ni para mí si confío en Ti y en la fuerza que has depositado en mí. 33 15 DE JULIO. MISIONEROS DE DOS EN DOS COMENTARIO A MC 6, 7-13 Reunió a los doce y comenzó a enviarlos de dos en dos. Somos enviados a extender el Reino de Dios. ¿Quiénes son los enviados? Aquellos que ya probaron las delicias del Reino, es decir, aquellos que ya tuvieron un encuentro íntimo y personal con el Rey, con Dios, y felices del tesoro encontrado van y buscan que todo el mundo lo tenga. Si no tenemos deseos de ser misioneros, tal vez sea porque no hemos saboreado el Reino de Dios en nuestras vidas. Y claro, tal vez no tenemos nada que contagiar. Los apóstoles habían tenido un contacto con Jesús. Se habían dejado seducir por El. La amistad con Jesús, la convivencia con El, el haberse sentido amados por Jesús en las buenas y en las malas, les había cambiado el corazón. De personas egoístas, pasaron a ser generosas. De personas centradas en su familia, en su barca, en su arado, se comprometieron con el mundo todo. Antes tenían una mirada chiquita, ahora su mirada abarcaba todo el pueblo. Antes andaban dispersos en mil cosas. Ahora saben que lo único importante es Dios y su Reino. Están concentrados en esta tarea de expandir el Reino de Dios. Se han convertido. Si un día se convirtieron a Dios, ahora sienten el llamado y fueron a predicar, invitando a la conversión. Y ¿Cuál es el trabajo del misionero? Hermosísimo. Limpiar el corazón de uno y ayudar a quitar por dondequiera los espíritus malos. Aquellos niños que tienen el espíritu malo de la falta de cariño, el misionero le regala tiempo, una sonrisa. Si tienen el espíritu malo de la ignorancia, el misionero les busca escuela. Si nadie los arrima a la iglesia, el misionero se da su tiempo para pasar por ellos. Si nadie les habla de Dios, el misionero les enseña a rezar, les lee las parábolas de la Biblia. A los jóvenes, el misionero les busca un buen ambiente: sea en el coro, sea en el grupo juvenil parroquial, sea en el deporte. A las personas mayores, el misionero les quita el mal espíritu de la soledad, visitándolos. De las adicciones, ofreciéndoles ayuda para ingresar a un Centro de Adictos. A todos hablándoles sin miedo de Jesús. Nuestra parroquia será misionera cuando en cada capilla tengamos un equipo dispuesto a visitar las familias invitándolas a la conversión. Y lo más importante. El Señor nos da poder sobre los malos espíritus. Porque quien habla es El, quien sonríe es El, quien ama es El. Para que tengamos la confianza de que no es en balde nuestro misionar. * Y la primera condición para ser misionero, apóstol, es la confianza absoluta en Dios, no en las cosas. Les ordenó que no llevaran nada para el camino. Para que quede claro que el bien lo realiza Dios, para que quede claro que yo, misionero, pongo mi seguridad en El. 34 22 JULIO. COMO OVEJAS SIN PASTOR COMENTARIO MC 6, 30-34 La semana pasada la Biblia nos recordaba nuestro ser misionero. Toda la hermosa tarea que nos espera y que a nuestra medida vamos realizando. Ciertamente son muchas las obligaciones que sentimos: En la casa, en la familia, en la escuela, en la capilla, en la comunidad etc… Y a menudo nos falta algo. Compartir con Jesús nuestra labor misionera. Al volver los apóstoles donde estaba Jesús, le contaron todo lo que habían hecho y lo que habían enseñado. Un lugar privilegiado para platicar a Jesús lo que hacemos y hablamos es precisamente el Círculo Bíblico. Aquí precisamente sentimos que vamos a un lugar tranquilo para descansar un poco. Y esa es nuestra semanal experiencia. Llegamos a ese encuentro con Jesús con el corazón cargado, y nos regresamos más livianos. Sentimos también el aplauso del Señor por el bien que hemos realizado en su nombre y claro, un jaloncito de orejas, cariñoso, cuando nos vence el egoísmo. Los comentarios de nuestros hermanos nos ayudan mucho a escuchar la voz de Dios. Pero este lugar despoblado, también es el rato pasado en soledad en la recámara, en la capilla, en una sombra. También es el rato pasado ante el sagrario. Es el rato de oración. Es el tiempo para contarle a Jesús en la intimidad todo lo que he hecho, todo lo que siento. Y escuchar su voz. Si no buscamos esos ratos, imposible ser apóstoles. Tal vez platiquemos mucho, pero no contagiaremos al Señor. Cuando nos abrimos ante la presencia de Dios y nos regalamos un tiempo para estar con El, nuestro corazón se impregna de su presencia y a dondequiera que vayamos, hablaremos con nuestro ejemplo de El. Pero no siempre es posible tener estos ratos de descanso. Tal vez nos pase como a Jesús y a sus discípulos. La gente tan necesitada se les adelantó al lugar de descanso. Y al bajar Jesús de la barca, listo para descansar, se encontró con el pueblo necesitado. Y sintió compasión. Y ni modo. Se puso a enseñarles largamente. Y cuando veamos tanta gente que anda por la vida como ovejas sin pastor, seguramente sentiremos compasión y nos pondremos también nosotros a enseñarles largamente, sin prisa, nada a las carreras. Tendremos palabras recién nacidas del manantial que brota en nuestro corazón, del manantial de Jesús que vive y está en nosotros. Y seremos consuelo y fortaleza para los demás. Y ya Dios nos dará otro momento para descansar. Porque lo primero de todo es el Reino de Dios. *Te pido Señor que ponga por delante el derecho de los pobres, de ser atendidos, antes que mis derechos de descansar. Que cumpla mi obligación de servir, hasta que duela, hasta dar la vida. 35 29 DE JULIO. MULTIPLICACION DEL PAN COMENTARIO A JN 6, 1-15 En esta lectura Jesús nos habla del pan de cada día y del pan de la Eucaristía. Cuando en el Padre Nuestro le pedimos a Dios que venga su Reino, lo concretamos pidiéndole el pan nuestro de cada día. Así es. El Reino de Dios llega cuando llega el pan, la comida, la escuela, el trabajo, la salud… Y llega en plenitud cuando nos hacemos y sentimos hijos de Dios. Y ese Reino de Dios ciertamente es un regalo de El, pero también es una tarea nuestra. Algo hemos de poner nosotros. Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos pescados. Sin la generosidad del muchacho tal vez no hubiera habido multiplicación de los panes. Sin nuestro esfuerzo no avanza el Reino de Dios, la vida que Dios desea para la humanidad. Sin nosotros, sin nuestra protesta, sin nuestra presencia no avanza la justicia, no tendremos políticos honrados. A nosotros nos toca poner todo lo que esté de nuestra parte. Si hay un enfermo, buscar las medicinas y el médico. Si no hay dinero no cansarnos de buscar trabajo. Si un hermano dejó de asistir al Círculo buscar entre todos la manera de volverlo a jalar. Y una vez hayamos puesto todo lo que está de nuestra parte, ahora sí, dejarlo todo en las manos de Dios. Entonces Jesús tomó en sus manos los panes, dio gracias y los repartió a todos. Viene entonces la bendición de Dios. Y se hace el milagro y todos recibieron cuanto quisieron. Porque Dios no se deja ganar en generosidad. Dios es buen pagador. Pero también Jesús se refiere al pan de la Eucaristía. Ya se anuncia en esta lectura el pan que Jesús repartió en la última cena. Se acercaba la Pascua, fiesta de los judíos. Efectivamente, Jesús se da cuenta de nuestra necesidad, de nuestra debilidad. Jesús levantando los ojos se fijó en la muchedumbre que venía a él. Somos nosotros, sus seguidores, sus discípulos. Y él está preocupado por nuestra alimentación. Por eso semana tras semana, aquí en el Círculo, allá en la Misa nos busca un lugar cómodo para alimentarnos. Hagan que se sienten, había mucho pasto en este lugar. Y lejos del ruido de la casa propia, vivimos cada semana este milagro del pan que se nos reparte. Es su Palabra que leemos en el Círculo, es la Eucaristía que comemos en la Misa. Llegamos inquietos, hambrientos de paz, de cariño, de fortaleza y de perdón. Y quedamos satisfechos. Hasta nos sobra. Recoger las sobras es una señal para todos los demás, los que no están presentes del amor de Dios. Hasta de lo que recibimos somos capaces de dar a los demás. Salimos con las pilas cargadas y animamos a quienes nos rodean. Si hemos recibido amor, desbordamos amor. * No puedo dar sino estoy repleto. No puedo contagiar sino desbordo. No puedo compartir sino estoy satisfecho. No puedo alegrar sino vivo alegre. Que busque cada día, Señor, tu alimento, tu palabra y tu eucaristía. 36 5 DE AGOSTO. EL PAN DE VIDA COMENTARIO A JUAN 6, 24-35 Las gentes se dirigieron a Cafarnaún en busca de Jesús. Hoy también nosotros nos hemos dirigido a nuestro Círculo en busca de Jesús. ¿Qué buscamos en Jesús? Buscamos paz en el corazón porque estamos inquietos, consuelo en los hermanos porque nos sentimos solos, ayuda económica por las apuraciones por las que pasamos, buscamos salud porque nos sentimos enfermos…Ustedes me buscan, no porque han visto a través de los signos, sino porque han comido hasta saciarse. A lo mejor buscamos a Jesús para llenarnos de paz, de compañía, de ayuda, de salud… tal vez somos egoístas en la búsqueda de Jesús, tal vez sólo pensamos en nosotros mismos. Jesús hoy nos anima a dar un paso: a mirar a través de los signos. Si Dios nos ha dado de comer, nos ha dado salud, nos ha hecho sentirnos acompañados… descubrimos un Padre lleno de misericordia, y nos acercamos para darle gracias. Nos confiamos del todo a su providencia. Y si descubrimos un Padre que nos procura el alimento, salud, compañía… sabemos que nuestro trabajo será en procurar alimento, salud, compañía para los demás. Trabajen, no por el alimento de un día, sino por el alimento que permanece y da vida eterna. Tenía hambre y me diste de comer, estaba enfermo y me visitaste… Entra a la vida eterna. Ese alimento, el cumplir la voluntad de Dios, permanece para siempre. Nos alimentará siempre mientras vivamos y entrará con nosotros en la vida eterna. Es Jesús el que nos da ese alimento. Yo soy el pan de vida. El que viene a mi nunca tendrá hambre y el que cree en mi nunca tendrá sed. Hemos encontrado la persona que nos surte de un pan y nos da una bebida especial. Antes buscábamos saciarnos con otras personas. Era la plática eterna con la vecina, era la escucha con las artistas de la música y de la televisión, de las novelas… Ahora no. Sabemos bien quien nos satisface. Es Jesús y su causa, su trabajo por el Reino. El creyente ha experimentado este misterio. Cuánto más trabajamos por los demás, más nos descansamos. Cuánto más nos desgastamos por los demás, más nos nutrimos. Cuánto más tiempo “perdemos” con el Señor, más lo aprovechamos. Que sepa leer, que sepa ver a través de las señales que a cada rato me mandas, Señor. Si veo cambios en los niños, en los adultos, en mi persona, que sepa ver tu mano, tu presencia amorosa. Y viva agradecido, y viva más comprometido. . 37 12 DE AGOSTO. JESUS PAN DE VIDA COMENTARIO JN 6, 41-51 Los primeros cristianos, y seguramente también nosotros, nos sorprendemos de que Jesús por un lado sea un hombre como nosotros, que tiene padre y madre, y por otro lado lo creemos existiendo desde siempre en la eternidad de Dios. Jesús estaba con Dios y un día nació en Belén. ¿Cómo se puede explicar eso? Juan nos da a entender que se trata de la fe. El que cree tiene vida eterna. Por la fe sabemos que Jesús conoce profundamente al Padre Dios. Jesús ha visto a Dios. Y conoce los pensamientos de Dios y conoce los hechos de Dios. Mas aún: lo que Jesús piensa, es lo que piensa Dios. Lo que Jesús hace, es lo que hace Dios. Una vez más reconocemos que gracias a Jesús conocemos a Dios. Así pues no podemos llegar a Dios sino es por el camino de Jesús. Viviendo como Jesús, llegaremos a estar con Dios. Y dice Juan también. Nadie puede llegar a Jesús si no lo atrae el Padre. Otro misterio que creemos por la fe. Se trata de pedirle a Dios que nos acerque a su hijo Jesús. Pedirle a Dios que vivamos tan íntimamente unidos a Jesús que seamos parte de su mismo cuerpo. Como si Jesús fuera la cabeza y nosotros los miembros. Se trata también de dejarnos atraer por el Padre. Comulgar en la Misa supone aceptar por la fe a Jesús como nuestro salvador y nuestro guía, nuestro maestro. La fe va pegada a la esperanza y a la caridad. No sirve la fe sin las obras. Si comulgamos sin fe, es decir, sin deseos verdaderos de parecernos a Jesús, la comunión no sirve para nada. Pero si comulgamos con la fe puesta en Jesús y el corazón dispuesto a seguirlo, entonces vivimos plenamente en este mundo y viviremos abrazados a El toda la eternidad. Se cumplirán, pues, las palabras de Jesús: El que coma de este pan vivirá para siempre. Hoy la Palabra de Dios nos invita a tomarnos en serio la comunión, el pan de la Eucaristía. Yo soy el pan de vida. Masticar a Jesús supone masticar su vida. Si comulgamos nuestra vida debe parecerse más y más a la vida de Jesús. Una vida de servicio y amor. Por lo tanto, si Jesús vive para siempre, nosotros al comulgar tenemos la tranquilidad de que viviremos para siempre. Mientras estamos en este mundo vivimos en la gracia de Dios, vivimos según el querer de Dios, vivimos la alegría y felicidad de Dios y una vez muertos seguiremos viviendo con El. Aquí tienen el pan que bajó del cielo para que lo coman y ya no mueran. * ¡Que no me gane la rutina Señor, que no deje de sorprenderme cada vez que comulgo!¡Que la eucaristía, el dar gracias sea a cada rato!. ¡Que la comunión sea contigo y con el hermano que más me cuesta aceptar! 38 19 DE AGOSTO. El CUERPO Y LA SANGRE DE JESUS COMENTARIO A JN 6, 51-58 Seguimos con este gran regalo y misterio de la Eucaristía. El pan que yo daré es mi carne. Comulgar significa recibir a Jesús en carne, es decir, en su vida toda. Y la vida de Jesús fue de entrega y servicio. La persona de Jesús maltratada por el hambre y el frío, por andar los caminos de los pobres, la persona de Jesús, toda ella, maltratada de día y de noche para curar a los enfermos, para dar de comer a los hambrientos, para abrazar a los leprosos y a los pecadores, la persona azotada y coronada de espinas por las autoridades, colgada en la cruz y atravesada por una lanza, esta persona resucitada por el Padre, toda ella resplandeciente y poderosa es una carne que la daré para la vida del mundo. Y lo cumplió. Si queremos vivir de verdad, si queremos pasar por este mundo viviendo nuestro ser de personas en plenitud, es necesario parecernos a Jesús. Comer la carne y beber la sangre supone hacer un pacto de alianza. El se compromete a estar con nosotros, y nosotros nos comprometemos a parecernos e El. Y si Jesús fue el verdadero hombre, nosotros también seremos verdaderos hombres y verdaderas mujeres. Si no comen la carne y no beben su sangre no viven de verdad. La comunión nos anima a vivir en la verdad, a vivir en coherencia entre lo que decimos y lo que somos. Entonces de verdad Jesús nos resucitará en el último día. Viviremos la verdad plena en él. A pesar de los fracasos y los pecados, habremos triunfado. Ya la última palabra no la tendrá ni el dolor ni la desgracia. Sino el triunfo de Dios. Comulgar, pues, significa vivir y permanecer en Jesús. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él. Cuando comulgamos Dios nos concede la humana certeza de su amor, de su perdón, de su cariño. Por esto al ir a comulgar y una vez recibimos la comunión nuestro rostro refleja el gozo de estar en las manos de Dios, de sabernos apapachados en su regazo. No se entiende ir a comulgar con el rostro distraído, triste, como enojado. Nos acercamos con gozo y alegría al cordero de Dios que nos quita el pecado y nos acompaña en nuestro caminar. Y buscamos siempre unos minutos, sea en la capilla, sea en la casa para saborear la presencia de Jesús en nuestras vidas que se ha manifestado en la Eucaristía. * Que la presencia real de Jesús en la Eucaristía sea tan fuerte que durante el día la reviva, me anime a compartir y sea mi gozo más profundo. Y anhele siempre comer de este pan. Que busque más a menudo un rato de intimidad contigo. Y sea vida, siempre, para mí. 39 26 DE AGOSTO. EL SEGUIMIENTO DE JESUS COMENTARIO JN 6, 55. 60-69 Y seguimos con el tema de la fe, de la certeza de que Jesús está en la Eucaristía. Con la certeza de que bajo las apariencias de pan y vino se encuentra vivo Jesús. Y claro no es fácil para la mente humana, tan chiquita y miope entender ese amor tan grande de Jesús. Este lenguaje es muy duro ¿quién puede sufrirlo? A partir de este momento muchos de sus discípulos dieron un paso atrás y dejaron de seguirlo. A veces pensamos en los hermanos separados. Les cuesta entender que en la Misa se hace presente todo el misterio de la muerte y Resurrección de Jesús. Ellos dicen que Jesús una sola vez murió y ya no puede morir más. Y están en lo cierto. Y dicen que por eso no celebran la Misa. Nosotros no decimos que Jesús vuelve a morir y resucitar otra vez. No. Nosotros creemos que en Dios no hay tiempo. Y que gracias al Espíritu Santo todo lo vivido por Jesús se hace presente en cada momento de la historia de la humanidad. Y la celebración de la Misa es un momento privilegiado para vivir hoy el misterio de Jesús. Por eso nosotros como Pedro, creemos en este misterio del pan y el vino convertidos en el Cuerpo y la Sangre de Jesús. Y decimos: Señor a quién iríamos. Tú tienes palabras de vida eterna. Y continuamos con la celebración de la misa que inició Jesús en jueves santo y las primeras comunidades continuaron, como bien nos recuerda la carta de Pablo a los Corintios 1 Cor 11, 23: Yo recibí esta tradición del Señor que a mi vez les he transmitido que el Señor Jesús la noche en que fue entregado tomó el pan… Lo que vale del comulgar no es el pan, sino el Espíritu que penetra el pan y nos penetra a nosotros al comulgar. El Espíritu es quien da vida, la carne no sirve de nada. El pan que poco vale nos recuerda a quien lo dio por primera vez. Fue Jesús que lo repartió allá en el desierto cuando comieron miles a partir de cinco panes y dos peces. Y fue Jesús allá el jueves santo antes de ser apresado por el gobierno y las autoridades religiosas que lo repartió a sus apóstoles. Fue Jesús, el campesino de Galilea que siguió la voz de Dios y amó hasta morir. Y sus palabras, y su vida hecha palabra, todavía hoy nos dan vida a nosotros. Las palabras que les he dicho son espíritu y por eso dan vida. Nosotros no queremos traicionar a Jesús. Aceptamos a Jesús tal cual es, en todo lo que hizo y en todo lo que dijo. * Hoy me siento contento de formar parte de la iglesia de Jesús, que después de dos mil años sigue fiel gritando a los cuatro vientos: Nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios. Y que no me canse de seguirte. Y aceptar que es por la vereda estrecha, la que pasa por el amor desinteresado. 40 2 DE SEPTIEMBRE. LA VERDADERA LEY COMENTARIO A MC 7, 1-8. 14-15. 21-23 Hoy la palabra de Dios es un grito de libertad. El seguidor de Jesús es la persona más libre del mundo. Su única ley, su único mandato es el amor. Toda la ley se resume en amar. Amar a Dios y al prójimo como a uno mismo. Todo, todo lo demás, no importa tanto. Las leyes humanas, tanto las que dictan los políticos, como también la misma Iglesia, deben ser cumplidas en la medida en que nos sirvan para amar. La ley del salario mínimo, por ejemplo, que obliga a un patrón pagarle al menos 50 pesos al día a un trabajador, es una ley humana. El patrón que no es cristiano paga lo que marca la ley y se queda tan tranquilo. Ha cumplido con la ley de los hombres, pero se ha dispensado de cumplir el mandato de Dios. Ustedes dispensan del mandamiento de Dios para mantener la tradición de los hombres. El patrón cristiano debe preguntarse. Si Jesús fuera el patrón y tuviera lo que yo tengo, ¿le pagaría esa cantidad al trabajador? Según el mandamiento de Dios de amar ¿cuánto debo pagarle? Y seguramente sería otra cantidad. Los judíos tenían sus leyes religiosas: lavarse las manos en distintos momentos, dejar de comer ciertos alimentos… también nuestra iglesia tiene costumbres y preceptos, por ejemplo los viernes de Cuaresma. Algunos cristianos piensan que por no comer carne el viernes ya le cumplieron al Señor. Jesús declara que lo que daña al hombre no es lo que entra por la boca sino lo que sale de su corazón. Dejar de comer carne es sólo un recordatorio de que hay que dejar de comer al vecino con los chismes, dejar de rezongar, dejar nuestros caprichos y adicciones. Dejar todo lo que daña nuestra salud, nuestra mente y nuestras relaciones con los demás. En resumidas cuentas. Dios quiera que no vayan para nosotros las palabras del profeta Isaías: Este pueblo me honra con sus labios, pero su corazón está lejos de mí. Lo que importa es la cercanía con Dios, de tal manera que nuestro corazón de tanto estar pegado al corazón de Dios se le parezca. Y el corazón de Dios es un corazón grande, generoso, paciente, servicial, sin envidia, sin buscar el propio interés, que no se deja llevar por la ira, que olvida las ofensas y perdona, que no se alegra con lo injusto, que siempre le agrada la verdad, que todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera y todo lo soporta. * ¿Qué tanto se parece mi corazón al corazón de Dios? ¿En qué tanto amo a buenos y malos? ¿En que tanto la misericordia es la definición de mi vida? Eso te pido, Señor. 41 9 DE SEPTIEMBRE. EL SORDO-MUDO COMENTARIO A MC 7, 31-37 Como nos pasa a menudo nos sentimos identificados con el sordo que hablaba con dificultad. Muchos recordamos las primeras idas al Círculo Bíblico. ¡Qué dificultad para entender! ¡Qué pena para hablar! Leíamos y leíamos la Biblia y como al teflón, nada se nos pegaba. A medida que se nos acercaba el turno de hablar, ¡qué sufrimiento! ¡qué descanso cuando ya se había pasado el momento de compartir! Y así nos pasaba en la escuela, en toda junta. Miedo a hablar en público. Pero poco a poco se nos destaparon los oídos, nos ha desaparecido el defecto de la lengua. Ya nos animamos a compartir, a denunciar, a expresar nuestros sentimientos y nuestras creencias. Y los vecinos del grupo no se cansan de alabar a Dios, quien, todo lo ha hecho bien, los sordos oyen y los mudos hablan. Ciertamente de muchas sorderas nos ha destapado los oídos el Señor. No oíamos su Palabra. Otras palabras nos tenían ensordecidos: La radio, la tele, el chisme, la revista tonta nos llenaba de gritos. Ahora… Effetá, que quiere decir, ábrete. Y nuestros oídos escuchan con atención y gusto la Palabra, en el Círculo, en la oración personal, que nos penetra y nos consuela y nos anima. Estábamos sordos al grito del vecino. Si estaba enfermo, si pasaba un apuro económico, si vivía un problema familiar, nos hacíamos los sordos. Bastante tengo yo con mis problemas, me decía. Ahora…Effetá, ábrete…y se soltó mi oído, y mi sonrisa y mis manos y mi cariño y mi generosidad. Y no sé cómo, pero me hago un campito y ahí estoy, atendiendo tanto dolor. Ciertamente muchos defectos de mi lengua han desaparecido, ya empiezo a hablar correctamente. Antes hablaba más de la cuenta. Un chisme, una burla. Ahora… Effetá, ábrete y sé que las personas valen por sus cualidades, los dones de Dios, y de eso hay que hablar. Antes veía una injusticia y me callaba, estaba el ambiente triste y pesado, y me callaba, en alguna junta pedían opinión y me callaba. Ahora… effetá, ábrete. Y soy capaz de hablar para mejorar las cosas, para alegrar el ambiente. Y todos aquellos a quienes el Señor nos abrió los oídos y nos destrabó la lengua, nos toca a nosotros continuar su misión. Nos toca al estilo de Jesús andar por la vida abriendo oídos y destrabando lenguas. * No puedo quedarme para mi lo que Dios me dio. Como el sordomudo, no quiero cansarme de publicar lo hermoso que es vivir la nueva vida que Jesús me ha dado. Inspírame Señor palabras y gestos que transmitan tu Palabra. 16 DE SEPTIEMBRE. 42 16 DE SEPTIEMBRE. LA CONFESION DE PEDRO COMENTARIO A MC 8, 27-35 En el camino de la vida, Jesús quiere saber qué piensa la gente de él y qué piensan sus discípulos. Y ustedes ¿quién dicen que soy yo?. Pedro ve a Jesús como el Mesías, el enviado de Dios. Tú eres el Cristo. Hace poco que Jesús había curado a un ciego. Piensa Jesús que tal vez Pedro crea que ser enviado de Dios supone andar siempre por la vida haciendo milagros. Viviendo siempre experiencias alegres, aplaudidas por los demás. Y Jesús lo corrige. Solamente se tiene una comprensión total del Mesías si tenemos en cuenta que debía sufrir mucho y ser rechazado, que iba a ser condenado y después resucitaría. Para el enviado de Dios las cosas no son fáciles. Debe cargar la cruz, debe pasar por la incomprensión y la persecución. Y Pedro se resiste. No quiere que Jesús siga el camino del compromiso. Y Jesús siente en las palabras de Pedro la voz del demonio que lo anima a no seguir la voluntad de Dios. Detrás de mí, Satanás, le dice a Pedro, tú no piensas como Dios, sino como los hombres. La palabra de Dios me dice a mí que hablar bonito de Jesús es fácil. Reconocer en la boca que Jesús es mi salvador, no es difícil. Amar a Jesús cuando las cosas van bien, cuesta poco. Pero el Señor nos avisa que seguirlo, reconocerlo a El como enviado de Dios supone de nuestra parte un compromiso. Es doloroso compartir lo poco que tenemos, sangra nuestro corazón al desprendernos. Es doloroso tener que guardar en el corazón los secretos y no tener a veces con quien compartirlos. Es doloroso perder amistades por decir las verdades. Es doloroso sentir el rechazo de los familiares, de los vecinos. Es doloroso ver el olvido en que nos tienen las autoridades, los importantes de este mundo. Es doloroso ser víctimas de tanta explotación. Es doloroso el compromiso por cambiarnos a nosotros mismos y cambiar el mal que nos rodea. También cerca hay alguien que con buena intención nos desanima. ¿A qué vas? ¿Qué ganas con meterte en eso? Y ante nuestros ojos se abren dos caminos. El camino de los hombres con letreros que dicen: La caridad empieza por uno mismo, que cada quien se rasque con sus uñas, a poco cambiarás el mundo, las cosas son así, déjalas así… y el camino de Dios con palabras que dicen: ánimo, yo estoy contigo, mi camino es estrecho, el Reino de Dios exige violencia, yo he vencido al mundo, no temas, veo un cielo nuevo y una nueva tierra. * Que me tome en serio, Señor, tus palabras: si alguno quiere seguirme que se niegue a sí mismo, tome su cruz y sígame, pues quien quiera asegurar su vida la perderá. 43 23 DE SEPTIEMBRE. ABRAZAR A LOS NIÑOS COMENTARIO A MC 9, 30-37 Seguimos con el tema del seguimiento de Jesús. Jesús nos comparte las consecuencias de cumplir la voluntad de Dios. El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres. Los apóstoles no quieren oír hablar de dolor y sufrimiento. No querían pensar en las consecuencias de seguir a Jesús. No entendían ni querían entender. Tenían miedo de preguntar. Mejor pensar y darle vueltas a lo bonito, a lo fácil, a aquello que hace que los demás te vean, te admiren, te aplaudan. Mejor hablar del puesto que uno tiene, de los estudios que uno tiene, del cargo que desempeña de cual es más importante de todos… Y de nuevo Jesús no desaprovecha la oportunidad para indicarles que el camino de Dios es difícil. Si alguno quiere ser el primero, que se haga servidor de todos. Si eres coordinador del Círculo te toca llegar antes para colocar las sillas, te toca pensar en el agua para beber, te toca pensar en los cumpleaños de los hermanos para festejarlos, te toca interesarte por cada uno, ir por el hermano que dejó de asistir, te toca ir a las juntas, es decir, te toca servir. Te toca lo más pesado de los Círculos Bíblicos. Organizar la buena obra del mes. Sin miedo hemos de aceptar los cargos que nos piden, pues para eso estamos, para servir. Y sin miedo atenernos a las consecuencias del cargo. Más tiempo, más esfuerzo, tal vez más gasto. Jesús abraza a un niño, dando a entender que los niños son ejemplos de seguimiento de Jesús. ¿Por qué? Porque el niño es dócil: acepta la palabra de sus padres. El niño es confiado: estando con sus padres no tiene miedo de nada. El niño fácilmente comparte el balón, la soda, el juego. El niño no guarda rencor, el niño es alegre. Aceptación, confianza, generosidad, perdón, alegría, cualidades de los niños son las cualidades de Jesús. El que recibe a un niño en mi nombre, a mí me recibe. Quien se parece a un niño, a mi se parece. Por eso nuestra parroquia abre los brazos a los niños, los busca, los abraza, les enseña, los ama sea en el Catecismo, sea en las Escuelas de tareas, sea en los Cachi-veranos. En ellos vemos a Jesús, de ellos queremos aprender a parecernos a Jesús. * Te pido Señor que los niños siempre estén en el centro de mi pensar y actuar, que siempre sea creativo para encontrar nuevas maneras de acercarlos a Ti. Y que la cercanía mía con los niños me lleve a revisar mis actitudes y parecerme a ellos. 44 30 DE SEPTIEMBRE. DAR EJEMPLO A LOS NIÑOS COMENTARIO A MC 9, 38-48 Seguir a Jesús supone tener un corazón grande. El que no está contra nosotros, está con nosotros. ¿Qué significa estar con nosotros? Significa compartir nuestros grandes ideales, que son los de Jesús. ¿Y cuáles fueron los ideales de Jesús? Bien lo sabemos. Jesús vivió y murió por desear que todos los hombres vieran a Dios como un padre y que todos los hombres se quisieran como hermanos, es decir, vivieran ya en este mundo el Reino de Dios. De la abundancia del corazón habla la boca. De la boca de Jesús las palabras que más salen en los evangelios son esas: Padre y Reino de Dios. Quien está junto a nosotros y busca el alimento, la salud, el bienestar de todos, si lucha por la justicia y la paz, esta persona, sea cristiana separada, sea atea, es decir, que no cree en Dios, esa persona es de las nuestras. El que no está contra nosotros está con nosotros. Pero si una persona presenta a un Dios castigador, si infunde miedo a la gente con aquello de que el fin del mundo se acerca, si desune a las familias y comunidades, si acapara los bienes habiendo tanta necesidad, si los arrebata a los pobres, si se aprovecha de los cargos que tiene para beneficio propio, esta persona, aunque sea católica, o cristiana, o se declare sin religión alguna, esa persona no es de las nuestras, está contra nosotros, no sigue el camino de Jesús, por mucho que hable de él casa por casa o a grandes gritos por la tele. Cualquiera que les dé un vaso de agua porque son de Cristo les aseguro que no quedará sin recompensa. Estas palabras tienen eco del fin del mundo… “tenía sed y me diste de beber”. ¡Cuánto ánimo nos infunden! ¿Quién no puede dar un vaso de agua a otro? No es difícil recibir la paga de Dios. Jesús defiende siempre a los débiles: los enfermos, los pecadores, los niños. ¡Qué duro es Jesús con aquellos que atentan contra los niños! ¡Hay tantas maneras de abusar de ellos! Engañarlos por la tele con juguetes de guerra, con alimentos basura y chatarra, bebidas y golosinas que lo único que hacen es dañar su salud. Con imágenes que incitan a la violencia, que incitan al sexo fuera del compromiso y del amor, que desplazan los modelos de carne y hueso como Jesús, María y los santos. Con toda esa gente que manipula las conciencias de los niños, qué duro es el Señor. * Que me tome en serio tus palabras: Si alguno hace tropezar y caer a uno de estos pequeños, mejor sería que les ataran al cuello una gran piedra de moler y los echaran al mar. Que pueda, Señor, ser para los niños una imagen de bondad que transparente tu bondad. 45 7 DE OCTUBRE. MATRIMONIO Y NIÑOS COMENTARIO A MC 10, 2-16 Algunas personas presentaron a sus niños a Jesús para que él los tocara; y los discípulos reprendieron a esa gente. Ya vimos semanas pasadas cuántos negocios se hacen perjudicando a los niños en su salud, como son los alimentos chatarra, y perjudicando su corazón como son los programas violentos de la televisión, apartándolos del camino del bien. También nosotros desapartamos los niños de Jesús cuando nos ven más atentos y felices con la tele, que con la palabra de Dios, más felices preparándonos para un baile que para un encuentro con Jesús. Desapartamos a los niños de Dios cuando los niños ven que nuestros ojos brillan ante el dinero, y se apagan ante la generosidad. Los niños tienden a imitar a sus padres. Y si nuestras conductas no son cristianas, estamos con nuestras obras desapartando a los niños de Jesús. Una bendición señala esta unión entre los niños y Jesús. Pues Jesús los abrazaba y luego ponía sus manos sobre ellos para bendecirlos. Lo que Dios ha unido que no lo desaparten los hombres. Y Jesús se indignó y les dijo: Dejen que los niños vengan a mí ¿por qué se lo impiden? El Reino de Dios es para los que se parecen a los niños. El niño es un ejemplo para el creyente. Pues el niño no se desaparta de los padres, a ellos se confía, como el creyente se confía de Dios. El niño fácilmente perdona y no guarda rencor, y el creyente perdona setenta veces siete. El niño no lleva cuentas, vive lo inmediato. Y el creyente no guarda rencor. El niño no acapara, y el creyente es generoso y vive de la providencia. El niño vive íntimamente unido a sus padres, como el creyente vive unido a Dios. Y el niño es ejemplo para los casados. Porque el niño, salvo casos muy especiales, pase lo que pase, lo traten como lo traten sigue pegado al hogar. Por eso Jesús anima a las parejas a mantenerse unidas. A confiar el uno en el otro y los dos en Dios. También la pareja al declararse su amor, recibieron la bendición de Dios. Que nada de la miseria humana, ni los temperamentos, los puntos de vista distintos, las diferentes historias de cada quien, los distintos orígenes, los gustos diferentes, que nada de todo eso los desuna en el compromiso de vivir juntos y gozar la bendición de Dios. Esa bendición de Dios es más fuerte que cualquier tropiezo y cualquier diferencia. Y lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre. * Te pido Señor que mi trato con los niños me haga más confiado a ti, y pueda vivir sin rencor. Que la cercanía a ellos se convierta en un constante aprender de ellos: su confianza, su alegría… 46 14 DE OCTUBRE. EL JOVEN RICO MC 10, 17-30 La semana pasada Jesús abrazaba y bendecía a los niños diciendo: el Reino de Dios es para los que se parecen a los niños. Los niños son un ejemplo para el creyente. Hoy encontramos a Jesús platicando con una persona que tenía muchos bienes. Jesús lo invita a seguirle. A esta persona le faltó la confianza en Dios. La tenía puesta en el dinero. Le faltó parecerse a los niños. No dio un buen ejemplo. Una persona, nos podemos imaginar un joven, corrió al encuentro del Maestro, deseoso de conseguir la vida eterna. De entrada Jesús reconoce que Dios es el único bueno como diciéndole al joven que a pesar de sus limitaciones y pecados debería seguirlo. Jesús le pide primero al joven que tenga buenas relaciones con los demás (no mates, no robes, no cometas adulterio, no engañes, honra a tus padres). La persona reconoció: Maestro, todo esto lo he practicado desde muy joven. Ahora viene la segunda parte. Jesús lo miró, sintió cariño por él y le dijo: Sólo te falta una cosa, anda vende todo lo que tienes, dalo a los pobres y así tendrás un tesoro en el cielo. Después ven y sígueme. Esta historia del joven puede ser nuestra historia. Desde pequeños nos hemos esforzado en portarnos bien. Jesús lo miró. De repente, como el joven, en algún momento hemos sentido la mirada de Jesús. Seguramente no tenemos palabras para contarlo pero perdura la mirada Jesús en lo más adentro de nosotros mismos. Sentimos un escalofrío y también un poco de vergüenza. Nuestro corazón es tan pobre, tiene tantas heridas, carga tantas culpas… Pero hemos reconocido que la mirada de Jesús es de cariño hacia nosotros. Y cuando hemos estado seguros de que Jesús nos quiere, hemos experimentado la seguridad de estar en buenas manos. Sólo entonces El mismo nos ha pedido dar este paso: pon tu vida al servicio de los más pobres. Y sígueme. El seguimiento de Jesús será el camino de desprenderme a favor de los más desheredados. Nosotros lo hemos dejado todo para seguirte. Y aquí estoy Señor para decirte que me ayudes a poner todo lo que soy y tengo al servicio de tus consentidos, los pobres, los enfermos, los adictos, los menospreciados. Que no me canse de rascarme el bolsillo, una vez y otra, para compartir mi dinero. Que no se me olvide la despensa para Cáritas. Que no me duela cooperar en toda cosa buena para la obra del mes. Que si tengo un familiar en la cárcel lo visite. Porque, Señor, bien sé que solamente desprendiéndome de mi tiempo y mis cosas conseguiré la perfecta alegría. * ¡Cuánto me cuesta Señor darme totalmente! ¡Qué difícil se me hace entregarte todo! 47 21 DE OCTUBRE. LAS MISIONES COMENTARIO A MT 28, 16-20 Hoy la Iglesia celebra el DOMINGO MUNDIAL DE LAS MISIONES, el llamado DOMUND. Hoy la iglesia da gracias a Dios por estar extendida por todos los rincones de la tierra. Y por otro lado hoy la Biblia nos recuerda nuestra tarea, la encomienda de Jesús: Vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Nueva a toda la creación. Nos toca pues ser personas positivas, optimistas. Nos toca siempre dar Buenas Noticias. ¿Qué le diré a esta vecina que tiene tantos problemas? ¿Qué le diré a este familiar que está pasando por esta situación tan dura? Anunciar el Evangelio es siempre dar unas buenas noticias a la gente sencilla, pobre, de corazón abierto. Y el cristiano dice, habla, sobre todo con las obras. No hay mensaje mejor que una buena obra. Y estas señales acompañarán a los que crean. Echar espíritus malos… si es el mal espíritu de la ignorancia, mandar los niños y los jóvenes a la escuela. Si es el mal espíritu del ocio y la flojera… ayudarlos a encontrar un trabajo, ofrecérselo. Si el mal espíritu es la enfermedad… buscarle la medicina, ver la manera de que asista al médico… si el mal espíritu es la adicción al alcohol, a las drogas… no parar hasta que se ingrese a un Centro de Rehabilitación, buscarle un sicólogo…. Si la droga es más chiquita, es la tele, es la comida… buscar la manera de que salga de la casa, que se haga catequista, que forme parte de la Escuela de Tareas, invitarla al Círculo Bíblico… si el mal espíritu es la pobreza, entre todos brindarle una despensa, un apoyo económico, que pueda encontrar trabajo. Como Jesús que hablaba bonito pero sobre todo actuaba bonito. Así nosotros. Nos toca continuar la obra de Jesús, ser para quienes nos rodean como Jesús. Y los discípulos salieron a predicar por todas partes con la ayuda del Señor, el cual confirmaba su mensaje con las señales que lo acompañaban. Ser del Círculo Bíblico es ser misionero. Soy misionero cada vez que el Señor me pone delante una familia, una persona que necesita escuchar la buena noticia de que Dios ama a toda la humanidad y la persona entenderá el amor de Dios al verlo reflejado en mi vida. * Tiendo a ser candil en la calle y oscuridad en la casa. Siento que el Señor me pide un equilibrio: cuidar a las personas que están cerca y mi obligación de misionero, de salir a buscar la oveja perdida. ¡Que sepa Señor encontrar el punto que tu deseas para mí! 48 28 DE OCTUBRE. EL CIEGO DE JERICO COMENTARIO A MC 10, 46-52 Es fácil identificarnos con Bartimeo, el limosnero ciego. Muchas veces ante Dios nos hemos sentido limosneros, nos pasamos el rato de oración pidiendo. Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí. Es triste decirlo, pero a veces nos pasamos más rato pidiendo que agradeciendo. ¡Oh, cuán ingratos somos! También es fácil reconocernos ciegos. Nos cuesta ver el interior de los acontecimientos y de las personas. Cuando algo desagradable nos sucede, miramos la superficie y decimos que desgraciados somos. Estamos hechos unos ciegos. No vemos lo que nos está diciendo Dios en eso que nos pasa. Cuando una persona nos lastima, vemos su maldad. Somos ciegos. No vemos su historia, su infancia, las carencias que tuvo. Somos ciegos cuando no sabemos ver nuestra vida, nuestra propia historia como una historia de salvación. Somos ciegos porque no vemos la mano de Dios que nos guía. Por eso imaginarnos a Bartimeo ciego y con la mano tendida se nos hace fácil. Y hoy escuchamos la voz de Jesús. ¿Qué quieres que te haga?. Y nos salen las mismas palabras de Bartimeo: Maestro, que yo vea. Que yo vea tu mano en mi vida, que yo vea mis historia pasada como el paso de tu vida en mi vida, que yo vea mis cualidades que son tu huella, tus regalos en mi vida, que yo vea la manera de ponerlas al servicio de los demás, que yo vea el crecimiento en la fe de mis hermanos, que yo te vea Jesús en mis hermanos de Círculo, en el pan y el vino, hechos tu cuerpo y tu sangre en la celebración de la Misa. Que yo vea una colonia mejor equipada, una escuela que realmente eduque a los niños, que yo vea un aire más puro, que yo vea un trabajo bien pagado, que yo vea una iglesia católica más sencilla, menos atada a los políticos, más libre, que yo vea una iglesia católica más comprometida con la paz y la justicia, una iglesia que respete más la dignidad de la mujer, el sacerdocio de todos los fieles, Que yo vea un mundo distinto, que yo vea que otro mundo es posible, que yo vea Señor un mundo de hermanos. Que yo vea tu amor infinito. Y caminando contigo, Jesús, poner todo lo que está de mi parte para que el deseo sea una realidad. Y Jesús le dijo: Puedes irte; tu fe te ha salvado. Y al instante vio. Esa es la experiencia y el milagro de cada semana. Tu Palabra, Señor, la Biblia es luz para mis ojos. Salir con la mano y el corazón repletos de tus dones y la mirada llena de luz. Y cada semana experimento tu salvación, que se abren mis ojos y veo un cambio en mi vida y en mi alrededor. * Párate, hombre, que Jesús te está llamando a vivir una nueva vida. Y se puso a caminar con Jesús. Ahora Señor salgo más animado a caminar contigo, invitando a los demás. Deslumbrado con tanta luz, Señor, que sea instrumento para iluminar a los demás. 49 4 DE NOVIEMBRE. EL PRIMER MANDAMIENTO COMENTARIO MC 12, 28-34 Sin darnos cuenta amamos a Dios al tamaño de nuestro amor a las personas. Y como amamos de manera muy pobre a quienes nos rodean, sin darnos cuenta también, amamos pobremente a Dios. Hoy la palabra de Dios nos ayuda a querer a Dios de buena manera. ¿Cómo? A quererlo con todo el corazón, es decir, con todos los sentidos. Ver a Dios en los niños, en los enfermos, en los adictos y en los hermanos formados en el Círculo. Escuchar a Dios en los cantos, en la risa y el llanto, en el clamor del enfermo y del pobre, en las palabras sencillas y sinceras que salen del corazón del hermano. Oler a Dios en el perfume de la rosa, y en el cuerpo que nos besa y en el mal olor del enfermo y del hospital. Gustar a Dios en el pan de cada día, en el pan de la Eucaristía, en el convivio de cada fiesta en nuestro Círculo Bíblico y en la persona que nos descubre nuestros defectos. Tocar a Dios en el hermano que saludamos, en pobre que ayudamos y en la mano del que con nosotros reza el Padrenuestro Querer a Dios con toda el alma, con toda nuestra memoria y con todo nuestro entendimiento. Hacer memoria de todos los regalos de Dios recibidos a lo largo de la vida, leer desde dentro todo lo que nos ha sucedido. Entender al paso de los años que todo lo acontecido es bendición. Que todo pudo ser aprovechado para nuestro bien. Aprendernos pedacitos de los salmos, de las parábolas para contarlas a los pequeños. Y entender la Biblia. Leer los comentarios en letra pequeña que tiene nuestra Biblia, asistir a los talleres fuera y dentro de nuestra parroquia Querer a Dios con todas las fuerzas. No ser esclavos de nuestras adicciones. Que sea la voluntad la que mande en nuestra vida. Que gastemos nuestras fuerzas en preparar la comida, en lavar, en cuidar la casa y las personas, en el trabajo de cada día, en el estudio. Querer a Dios con todas las fuerzas puestas al servicio de nuestra capilla y de nuestra colonia. No podemos amar a Dios sin amar aquellos que nos rodean. Y no amaremos de verdad al prójimo, sin amar a Dios que nos da fuerzas y luz para amarlo. Y la medida del amor al prójimo es el amor que nos tenemos a nosotros mismos. Amarás a tu prójimo como a ti mismo. * Señor que sepa valorarme, cuidarme. Porque si no estoy bien de salud y de ánimos, difícilmente seré eficaz en el amor. Pero que el amor a Ti y al prójimo sea más fuerte que cubrir mis propias necesidades. 50 11 DE NOVIEMBRE. LA VIUDA POBRE COMENTARIO A MC 12, 38-44 Hoy la Palabra de Dios nos habla de dos actitudes ante Dios y los demás. Por un lado están los maestros de la ley. A Dios le dirigen largas oraciones, pero se aprovechan de la gente. Buscan los saludos de la gente para ellos sentirse bien, buscan los aplausos de la gente para que se sientan importantes y reconocidos, incluso les sonsacan su dinero y sus cosas para provecho de ellos. Creen que con sus rezos y con estar al frente de la gente sirven a Dios. ¡Con qué severidad serán juzgados! Por otro lado está la viuda. Simplemente echó dos moneditas de muy poco valor y se fue. Nada de qué presumir. Pura sencillez. La viuda recibió la alabanza de Jesús. Les aseguro que esta viuda pobre ha dado más que todos los maestros de la ley. Hoy la palabra de Dios nos anima a ser un poquito menos como los maestros de la ley y un poquito más como la viuda. Tener un cargo en la parroquia, ser parte del Círculo Bíblico, todo eso nos llena de satisfacción. Hoy el Señor nos anima a vigilar nuestro corazón. Que cuando sintamos bonito, luego luego no pensemos que es tanto por nuestros méritos, sino por la bondad de Dios que nos ha dado vida, salud y entendimiento. Y sobre todo el Señor nos pide no aprovecharnos del cargo que tenemos. Ni para nuestra vanidad, ni quitarles nada a los demás. Que nadie sea criado nuestro, que nosotros seamos criados de los demás. Nos parecemos a la viuda cuando entregamos a los demás lo poquito que tenemos. Se parece a la viuda aquella persona que con muy poquitos estudios hace de catequista, hace de maestro de la escuela de tareas. Se parece a la viuda aquella persona que con poquito estudio es capaz de compartir la palabra de Dios, que regala lo poquito que su inteligencia le da a entender. Se parece a la viuda aquella persona que el primer domingo de cada mes pepena la cocina, tan pobre y escasa, para ofrecer una despensa y desde su pobreza ayudar a los más necesitados. Se parece a la viuda aquella persona que dispone de poco tiempo, ella lo ocupa para su casa pero con generosidad lo ofrece a los demás. Ahí va con la escoba y el trapeador en la mano a la capilla de la comunidad. Y en todas esas personas se cumple la palabra de Jesús. Ha dado lo que había reunido con sus privaciones, eso mismo que necesitaba para vivir. * Que sepa encontrar servicios humildes que puedan contrarrestar los momentos en los que por los cargos que tengo, la gente tiende a ensalzarme. Que mi satisfacción sea mi entrega generosa a los demás. Y no me canse de servir a los demás en los pequeños detalles, en los servicios más humildes. 51 18 DE NOVIEMBRE. EL SEÑOR ESTA CERCA COMENTARIO A MC 13, 24-32 Ya estamos finalizando el año litúrgico. La iglesia lo cierra con lecturas que hablan del fin del mundo, del fin de nuestras vidas. Es decir, del principio del Reinado total y completo de Dios, del principio del cielo nuevo y la tierra totalmente nueva, de la vida nuestra en Dios que habrá que durar toda la eternidad. Son lecturas para agradecer a Dios el hermoso final que nos espera. Y para pensar ¿qué tanto estoy aprovechando la vida? Las imágenes del sol que no alumbrará, de la luna que perderá su brillo y de las estrellas que caerán del cielo y del universo que se conmoverá no hay que entenderlas como señal de miedo y terror, sino al contrario, como una señal de que llega alguien más resplandeciente, como señal de que llega el Hijo del hombre con mucho poder y gloria. El poder y la gloria de Jesús apagan todo otro poder. Quien llega es Jesús que viene a reunir a sus elegidos, es Jesús que vendrá a buscarnos a todos nosotros que sin mérito alguno fuimos elegidos en el bautismo, hechos justos por su gracia y al tamaño de nuestras pobres fuerzas le hemos seguido. Y reunirá a todos aquellos de cualquier rincón del planeta que sin ser cristianos pasaron por este mundo haciendo el bien. Vengan benditos de mi Padre porque tenía hambre, sed… y me dieron de comer y beber. ¿Cuándo será el fin del mundo? Nadie lo sabe, ni los ángeles del Cielo ni el Hijo, sólo el Padre. Para que nadie viva asustado, para que nos entreguemos con fuerzas y confianza a construir un mundo mejor. La vida pasa rápido, bien lo sabemos. Por eso estamos de acuerdo en que el Señor ya está cerca, a las puertas de nuestra existencia. Nos toca vivir atentos y vigilantes con la lámpara de la fe y el aceite de las buenas obras en nuestras manos. Pero mientras vivimos también el Señor nos visita. No lo vemos con certeza humana, pero lo sentimos por la fe. Aprendan este ejemplo de la higuera, cuando sus ramas están tiernas y le brotan las hojas, saben que el verano está cerca. También nosotros distinguimos la llegada del Señor en muchas señales. Cuando nuevos hermanos entran en los Círculos, entendemos que el Señor está actúa. Cuando brotan nuevos grupos en la catequesis, cuando un niño nace, cuando un familiar se muere y se va a la casa del Padre, el Señor está cerca. Cuando me pesa la carga de mis faltas y acudo a la confesión, cuando me formo en la fila y abro mi boca para la comunión, el Señor está cerca. Cuando nuestra parroquia y nuestro Círculo Bíblico se preocupan por el bienestar de los enfermos, los presos y los adictos, el Señor está a las puertas, está cerca. * Que sepa aprovechar todos los momentos para la construcción del Reino y mi salvación. Que sepa descubrir en cada instante cuál es tu voluntad, que sea decidido y amoroso en cumplirla. 52 25 DE NOVIEMBRE. JESUCRISTO REY COMENTARIO A JN 18, 33-37 Esta semana finaliza el año litúrgico. La Iglesia nos presenta como un resumen de todo lo vivido durante el año. Es la fiesta de Jesucristo rey. Yo soy el alfa y la omega, el que es, el que era y el que ha de venir, el Señor del Universo. Y esta grandeza de Jesús, este dominio de Jesús sobre toda la creación y todo el universo, la Iglesia lo comprende viendo a Jesús amarrado ante la autoridad, a punto de ser azotado y coronado de espinas, a punto de ser colgado en una cruz. ¿Entonces tú eres rey? Tú lo has dicho, yo soy rey. Cuando Jesús multiplicaba el pan para las multitudes, y sanaba los enfermos, la gente lo quería hacer rey, y Jesús se negaba. Ahora que tiene las horas contadas de vida, ahora que está maniatado, ahora que todos lo han abandonado, ahora se proclama rey. Es rey cuando ya lo ha dado todo. Ahora sí que entendemos que significa para Jesús gobernar. Para esto nací, para esto vine al mundo, para ser testigo de la verdad. Jesús gobernaba cuando proclamaba la verdad: Ay de ustedes los ricos, ay de ustedes las autoridades religiosas, sepulcros blanqueados, díganle a esta zorra y se refería al rey Herodes. Les dijo sus verdades a los de arriba, a los que tienen el dinero, el poder político y el poder religioso. Y habló las verdades al proclamar que el reino es de los pobres. Y quien quiera escuchar la voz de Jesús debe amar la verdad. Y todo el que busca la verdad, tarde o temprano deberá escuchar la voz de Jesús. Todo hombre que está de parte de la verdad, escucha mi voz. Desde que escuchamos la voz de Jesús, semana tras semana, en la Misa, en el Círculo, vamos aprendiendo a vivir en la verdad. Comprendemos mejor nuestras vidas, encontramos la mejor manera de relacionarnos con los demás, vamos mirándonos a nosotros mismos y a quienes nos rodean con los mismos ojos de Jesús, con el mismo corazón de Jesús. Ya Jesús empieza a reinar en mí. Tu reinarás ese es el grito, que ardiente exhala nuestra fe… cantamos. Y cuando deseamos que Jesús reine en el hogar, en nuestra parroquia y en México entero, estamos gritando a los cuatro vientos, que reinar es dar la vida, es ofrecerse del todo, no pedir nada, reinar es hacerse la esclava del Señor, reinar es tener las manos atadas por haberlo dado todo, es tener el pecho abierto manando las últimas gotas de sangre y agua. * Señor, enséñame a gobernar el rebaño que me has confiado. Que sepa dar hasta que duela. 53