gótico en la península ibérica

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GÓTICO EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
1-. Arquitectura
1-1-. Arquitectura cisterciense y el
gótico primitivo.
Las teorías sobre la transición del románico al
gótico han sido muchas, desde las que proponían una lenta
transición de uno a otro estilo, a las que mantenían que se
produce un ruptura como consecuencias de las
innovaciones producidas por el abad Suger en Saint-Denis
en 1140. En realidad ambas son compatibles, la revolución
de Suger se va produciendo en otros lugares y de forma
paulatina al mismo tiempo. Esto es algo evidente en el
románico final español en donde hemos visto de ejemplos
como S. Vicente de Ávila incorpora bóvedas de crucería
para cerrar la nave central lo que provoca un difícil acoplamiento con los pilares.
En esta evolución fue fundamental la orden del
Cister, pues nacida en Borgoña su estilo deriva de forma
lógica del románico de ese lugar. De acuerdo con las
predicaciones de S. Bernardo de Claraval le interesa sobre
todo la austeridad, el abandono de todo lo superfluo y de
lo meramente decorativo; sus iglesias son por lo tanto
sobrias, sin portadas llenas de imágenes. Una arquitectura
pobre y reducida a lo esencial, que acabó siendo más
monumental e imponente que la anterior. La bóveda de
arista es sustituida por la bóveda de crucería, que también
se empleará en la nave central. El crucero siempre será un
elemento se suma importancia en cualquiera de los dos
modelos de cabecera existente, el testero plano con
capillas abiertas al crucero, o el de girola y capillas
radiales. Los pilares de las iglesias son muy recios de
núcleo rectangular con columnillas adosadas, son muy
frecuentes las dobles columnas. Un rasgo muy peculiar es
el de sustituir las columnillas adosadas por “culs-de-lampe”, que consiguen aumentar la
sencillez del edificio, reducir costes y evitar obstáculos en el pavimento. Las fachadas
son sumamente simples, sin imaginería alguna, la portada suele abocinada con muchas
columnillas lisas, en ocasiones un gran rosetón de tracería radial remata la fachada, en la
que faltan las torres campanario que son sustituidas por meras espadañas. Son las
primeras abadías fundadas en Francia las que crean el modelo para el resto de conjuntos
monásticos cistercienses de toda Europa, ya que desde ellas parten los monjes que
realizan las nuevas fundaciones. Estas abadías son las de Citeaux y Fontenay, cada una
de ellas ejemplos de los dos modelos básicos de cabecera cisterciense, el de capillas
radiales alrededor de la girola y el cabecera plana con capillas abiertas al crucero.
En España el Cister gozó de gran difusión
debido al apoyo de la monarquía. Los reyes tanto de
Castilla y León, como de Aragón recurrieron a la orden
cisterciense como refuerzo en su labor de repoblar y
contralor los territorios conquistados, misión que las
abadías y monasterios cumplían perfectamente por su
perfecta capacidad de explotación y organización del
territorio, creando una red de granjas y explotaciones en
que se practicaba una agricultura muy rentable basada
fundamentalmente en la vid y el cereal.
En Galicia abundan las abadías cistercienses,
aunque la fuerza del románico local hace que se
mantengan elementos de éste, como algunas cabeceras
que siguen el modelo de Santiago, como se observa en
la del monasterio de Osera en Orense
El monasterio de Moreruela es sin duda uno de
los más grandioso de toda la península junto con
portugués de Alcobaça, las obras empezarían en 1168,
desgraciadamente lo único que se conserva es la
cabecera, con girola de siete tramos y siete capillas radiales, de planta semicircular; las
columnas que separan las tres naves son de fuste cilíndrico y capitel muy simple de
molduras sin decoración escultórica, el cuerpo de naves fue uno de los más largos, ya
que estuvo formado por siete tramos. En Valladolid son notables los monasterios de
Valbuena, Retuerta, la Espina. Uno de los más logrados es el monasterio de Veruela en
Zaragoza.
Aunque la mayoría de la arquitectura cisterciense es de la segunda mitad del
siglo XII, todavía tenemos en la primera mitad del siglo XIII obras cistercienses que
incorporan
plenamente
las
novedades del gótico, a este
periodo pertenecen tres de las
grandes obras del momento:
Santa Maria de Huerta, (Soria)
1220-1230,
vinculado
al
arzobispo de Toledo Jiménez de
Rada, lo más impresionante es
su refectorio, es un gran salón
dividido en cuatro tramos de
bóveda de crucería sexpartita, un
avance respecto a los modelos
anteriores más vinculados al
románico y uno de los pocos
ejemplos peninsulares de este
tipo de bóveda, ese avance hacia
el gótico también lo observamos en la organización del muro de cierre con grandes
ventanales apuntados.; Las Huelgas de Burgos, y el monasterio de S. Andrés del Arroyo
en Palencia
En Cataluña sobresalen dos monasterios
muy vinculados a la monarquía, Poblet y Santas
Creus. Poblet es la gran obra del cister catalán,
fundado en 1149 fundado por Ramón Berenguer IV,
la iglesia se comenzó en 1166, con una cabecera
semicircular con capillas radiales según los
ejemplos de Moreruela, destaca no sólo la iglesia
sino también el claustro, el dormitorio o el
refectorio, la grandiosidad del monasterio se debe al
apoyo continuo de la monarquía aragonesa y al
hecho de haberle convertido en panteón real de la
dinastía. El monasterio de Santes Creus sigue el
modelo de cabecera plana con capillas abiertas al
crucero, fue fundado en el 1174 y las obras se
prolongaron hasta 1225, destaca la sobriedad del
interior de la iglesia, con bóvedas de crucería apuntadas, nervios de sección rectangular
que apoyan en cul-de-lamp; el dormitorio comunitario de los monjes es otro de los
elementos más destacados, el donde comienza el uso de grandes arcos diafragma
apuntados que soportan la cubierta de madera, algo que será muy frecuente en el gótico
catalana-aragonés del siglo XIV.
La segunda mitad del siglo XII es un periodo sumamente interesante por la
mezcla de tendencias arquitectónicas que nos encontramos, por un lado aparecen las
abadías e iglesias puramente cistercienses, por otro aquellas iglesias que toman
elementos cistercienses aunque no pertenezcan a la orden, como las catedrales de
Tarragona, Lérida o Tudela, otras en cambio se vinculan a los
elementos ya plenamente góticos como las de Ávila o
Sigüenza, y finalmente otras mantienen en una cronología tan
avanzada la tradición románica como la catedral de Santo
Domingo de la Calzada
Tarragona muestra muy bien ese influencia de la
estética cisterciense, comenzada hacia 1171, las obras se
desarrollan fundamentalmente hacia 1199-1215,; algo que
aparece también en la de Lérida, pero más estilizado y más
gótico debido a su cronología más tardía (1203-1278)
La Catedral de Ávila (hacia 1192) parece derivar la de
iglesia de San Vicente en la misma ciudad, aunque con
sustanciales modificaciones, que hablan ya de elementos
góticos, sobre todo en la zona de la girola y de la cabecera, en
donde las capillas radiales aparecen embutidas en un grueso
muro de uno de los bastiones de la muralla, y además aparece un doble girola que se
adapta a la mayor anchura que tienen las naves laterales, destaca además la gran
elevación de la nave central, y la utilización ya de arbotantes como sistema de apoyo.
La estética cisterciense de la austeridad
“Sin un arte disciplinado, el trabajo manual termina en culpa y toda cae en el
vicio; así sucede en el carácter superfluo, curioso y suntuoso de los edificios. Mirad
cuánto nos hemos alejado de la simplicidad de los antiguos en la construcción de los
edificios. Dementes y desmesurados somos al preocuparnos por las dimensiones y la
decoración y la suntuosidad de las casas que edificamos, como si nunca tuvieran que
arruinarse”
Pedro Cantor, Verbum abbreviatum, 1197
“Los edificios de los frailes no deben ser excesivos, sino humildes, no
voluptuosos, sino honestos. La piedra es útil en la estructura, pero ¿de qué le aprovecha
el cincelado? Esto fue de utilidad en la construcción del templo de Jerusalén, pues
revestía el carácter del significado y del ejemplo. Leamos el Génesis en el libro no en
los muros”
Hugo de Fouillo, De claustro animae. 1157
“ Si queremos permanecer en el ministerio del Señor y estar siempre a su
servicio, levantemos también nosotros tiendas en la soledad… Que los ornamentos de
las iglesias sean los suficientes, que no tengan nada superfluo; que sean apropiados, no
preciosos. Que no haya ni oro ni plata a no ser para un cáliz. Que no haya seda salvo
para las estolas, Que no haya imágenes esculpidas; una cruz de madera sobre el altar.
Una pintura de la imagen del Señor no está prohibida, pero los altares no deben tener
ninguna otra imagen. Dos campanas bastan al monasterio.”
Abelardo, Cartas a Eloisa.
1-2-. Las grandes catedrales
castellano-leonesas del siglo
XIII
Los reinos de la España medieval, a
diferencia de Italia, asimilan perfectamente la
nueva arquitectura francesa; en realidad la
influencia francesa sobre la arquitectura
española no es nueva, ya que se remonta hasta
el siglo XI con la arquitectura románica plena,
continuándose a lo largo del siglo XII con la
difusión peninsular de la arquitectura cisterciense.
Los primeros pasos de la arquitectura gótica en España toman impulso en torno
al 1200, detectándose ahora la difusión del sistema de
bóveda de crucería sexpartita de forma muy limitada.
Así ocurre en la catedral de Cuenca, a pesar de estar muy
mal conservada y con múltiples modificaciones
posteriores, el comienzo de las obras parece estar al
comienzo del siglo XIII, completándose las naves hacia
1250, deriva de modelos franceses tempranos como
Laon, con bóvedas sexpartitas como las tempranas del
gótico francés. Otro ejemplo del comienzo de la
andadura del gótico en España., aunque más modesto en
cuanto a tamaño lo constituye la iglesia de la hospedería
de Roncesvalles, acabada hacia 1220.
Pero será sin duda la construcción de las grandes
catedrales de Burgos, Toledo y León, cuando la
arquitectura gótica del periodo clásico francés sea
recibida en la Corona de Castilla hasta el punto de que
no se pueden establecer un panorama completo del
Gótico sin tener en cuenta su recepción en la península
Ibérica. Se trata de obras impulsadas por los obispos
respectivos, pero contando siempre con el apoyo de los
monarcas Fernando III y Alfonso X. Son obras
vinculadas a los intereses políticos de la monarquía y de
altas jerarquías eclesiásticas, sin que exista participación
de los burgueses castellanos.
Burgos era la ciudad real de Alfonso VIII, y
muy unida también a Fernando III, la capital de Castilla
y la ciudad que canalizaba el mercado de la lana hacia
los puertos cantábricos. El promotor de las obras de la
catedral es el obispo Mauricio, relacionado con el
arzobispo toledano Jiménez de Rada, figura fundamental
de la monarquía de esos momentos, ya que fue asesor
de reyes y participó en embajadas a Alemania; conocedor por lo tanto de lo que se
realizaba en Europa. Se coloca la primera piedra de la catedral en 1221, estando
concluida hacia 1260, lo que explicaría la unidad inicial del proyecto. Los estudios de
Henrik Karge han puesto el énfasis en la primera fase constructiva de la catedral, una
etapa que concluiría en 1230 y que afecta a la cabecera; se trata de una versión reducida
de la de Bourges, cambiando las cinco naves y doble girola por tres y girola sencilla.
Hacia 1235 se detecta un cambio de plan que afecta al crucero primero en su portada
sur, y luego hacia 1245 también en la norte. El crucero tuvo que salvar el fuerte desnivel
entre el tramo norte a mayor altura y el sur a menor. La forma en la que se organiza el
muro de la nave central adopta el modelo de alzado tripartito de las catedrales francesas
del gótico clásico (arquerías que comunicación con la nave lateral, triforio, y
ventanales), aunque no llega al atrevimiento de abrir vanos en el
triforio, con lo que se reduce la superficie diáfana total. La catedral
se consagra hacia 1260, fecha en la que estarían acabados los dos
primeros pisos de la fachada occidental, y estaría acabado
plenamente el abovedamiento. A partir de 1260 conocemos el
nombre de uno de los maestros, Enrique, es un buen
representante del gótico radiante francés, que va a trabajar
también en la de León.
La catedral de Burgos tiene
para su análisis el
inconveniente de sus múltiples añadidos, que enmascaran su
aspecto original, aunque este aspecto es uno de los que da a la
arquitectura gótica española una gran personalidad. De estos
añadidos posteriores uno de los más destacados son las agujas que
rematan las torres de la fachada obra tardía del siglo XV, obra de
Simón de Colonia, como la capilla del Condestables abierta en la
cabecera. Debido a los problemas
estructurales que creo el cimborrio, se
tuvieron que ensanchar y reforzar las pilares
torales
Todo parece indicar que las obras de la catedral de
Toledo se iniciaron antes que las de Burgos, aunque la fecha
de colocación de la primera piedra es de 1226. En realidad
bien podemos decir que ambas son simultáneas, y ambas
abajo el patrocinio directo de Fernando III. El promotor es el
arzobispo Rodrigo Jiménez de Rada.. El maestro de las obras
es de origen francés, Martín, siendo su sucesor ya español,
Petrus Petri. La planta de la catedral de Toledo es de cinco
naves, levantada sobre el solar de la mezquita aljama, a lo
que debe posiblemente la gran superficie y la tendencia a la
horizontalidad; con el crucero alineado sin sobresalir en planta, como en París. Presenta
doble deambulatorio, con quince capillas radiales,
alternando cuadradas y redondas, ya edificadas en 1238.
En los deambulatorios se prescinde de la solución de
tramos trapezoidales, sustituyéndoles por una alternancia
de tramos cuadrados y triangulares, un sistema similar al
almohade. El presbiterio es de poca profundidad, contando
sólo con un tramo. El sistema de elevación en altura sigue
el modelo de escalonamiento de las naves laterales hacia
la central, establecido en Bourges y Le Mans, aunque el
aspecto resulta aquí más pesado por los soportes utilizados
y por la menor elevación de la nave central. La crítica ha
señalado tradicionalmente los influjos locales islámicos
que se aprecian en algunos elementos, particularmente
los arcos polilobulados del triforio ciego, solamente
practicado en la cabecera y parte del crucero.
La catedral de León es la más bella y también la más
francesa de las tres catedrales castellanas, su aspecto
actual se debe a una restauración iniciada en 1859, que
la devolvió en gran parte su aspecto original al eliminar
añadidos. Aunque su construcción se ha datado a partir
de 1255, bajo el impulso del obispo Martín Fernández, el
comienzo de las obras es anterior, remontándose a 1243,
con el obispo Manrique de Lara. El famoso maestro
Enrique de Burgos no interviene hasta bien avanzada la
obra, habiendo sido precedido por otros, como el
maestro Simón. La planta se ha comparado con la de
Reims, si bien reducida un tercio, aunque no es una
estimación muy real. Destaca la peculiar disposición de
sus torres que responde más a razones estructurales y
estéticas que al parentesco con obras románicas. Las
relaciones con Francia no se agotan en el modelo de
Reims, sino que son mucho más
complejas, en especial si atendemos al
alzado de la nave central, de treinta
metros, con esquema de arquerías,
triforio muy diáfano y ventanales, en
donde las relaciones formales con los
alzados de Saint-Denis y de Troyes son
evidentes, preocupando más la
obtención de un espacio diáfano y
amplio que la tendencia a la elevación.
Se subraya la verticalidad mediante las
columnillas que arrancan del soporte
cilíndrico y se elevan sin interrupción
en los tres pisos y mediante las que
enlazan el triforio con los ventanales.
Estas tres grandes catedrales
han centrado la atención de todos los estudios sobre el
gótico español, olvidándose de otras catedrales e iglesias
de León, Castilla o Aragón. La cuarta catedral castellana
del siglo XIII es la de Burgo de Osma, cuyas obras
fueron impulsadas por el obispo Juan Domínguez de
Median, canciller de Fernando III, a partir de 1232,
dirigiendo sus obras un maestro llamado Lope, de origen
español y formado en Burgos; fue transformada
totalmente en el XVIII al añadirle un deambulatorio, seguía la tipología cisterciense de
cinco capillas abiertas al crucero, pero su nave utiliza ya la crucería sencilla, alejándose
del modelo conquense de sexpartita, si bien el esquema de elevación mural prescinde
del triforio, siendo sólo de dos naves. Hay que añadir también la catedral de Tarazona,
en el reino de Aragón, consagrada en el 1235, aunque esta fecha se refiere sólo a la
cabecera y capillas, las obras son muy lentas, son múltiples modificaciones y añadidos,
en ella se percibe la influencia del cercano monasterio cisterciense de Veruela.
El taller de la catedral de Burgos se convierte en irradiador de la arquitectura
gótica por toda Castilla, con iglesias que en algunos casos como Sasamón pretenden una
emulación de la catedral burgalesa. El avance de la reconquista en el valle del
Guadalquivir abre la difusión del gótico castellano a Andalucía; en Sevilla se inician los
primeros tanteos tanto en las obras palatinas de Alfonso X en los Reales Alcázares,
como en algunas iglesias parroquiales, o el grupo de las llamadas “iglesias fernandinas”
de Córdoba en las que perviven numerosos elementos de la tradición musulmana.
En Extremadura la presencia gótica clásica la percibimos en la catedral de
Badajoz, iniciada poco después de la conquista en 1230, es una sencilla iglesia de tres
naves de casi igual altura, que tuvo una única capilla en la cabecera, actualmente
desfigura por la adicción de capillas laterales.
Fuera de la Corona de Castilla la construcción de obras destacables dentro del
estilo del gótico clásico francés es bastante limitada, aunque podemos citar como
ejemplos la continuación de la catedral de Tarragona, iniciada en la época del
protogótico, y sobre todo la catedral de Valencia, iniciada en 1262, aunque las obras se
prologan por el siguientes siglo dentro de la influencia del gótico catalán, como
podemos ver en la torre del Miguelete.
1-3 -. La arquitectura gótica en el siglo XIV.
Si en el siglo XIII el predominio constructivo recayó en tierras de la Corona de
Castilla, en el XIV la situación se invierte y será Aragón y sobre todo Cataluña donde el
gótico tiene un mayor desarrollo y alcanza los mejores resultados artísticos.
Aunque Cataluña permanecía vinculada a la Corona de Aragón, desde el punto
de vista artístico recibe numerosas influencias desde el Midi francés y desde Italia.
Desde mediados del XIII se desarrolla en el Principado una arquitectura gótica que tiene
poco que ver con la castellana y su modelo, el gótico de la Ille de France. Esta acusada
diferencia ha permitido hablar de un gótico catalán o levantino, caracterizado por su
sobriedad y robustez, por una lógica racionalidad en la utilización de los sistemas
constructivos, que prescinden de los elementos más etéreos e irracionales como los
arbotantes, supliéndolos por rotundos contrafuertes, por un acentuado papel del muro
como elemento envolvente del muro, y particularmente por una distinta concepción del
espacio interior, con amplios y desahogados espacios.
Para explicar esta particular orientación de la arquitectura gótica catalana se ha
recurrido, de un lado, al peso de la tradición local, sobre todo cisterciense (Poblet,
Santes Creus). Pero también fue decisivo el papel jugado por las nuevas órdenes
mendicantes. Un caso singular por su cronología como por su tipología fue Santa
Catalina de Barcelona, de los dominicos, de única nave y ábside poligonal de sete
paños, con capillas laterales entre contrafuertes.
Cataluña desde mediados del XIII renuncia a los postulados franceses del gótico
radiante, para orientarse hacia la sobriedad, robustez y racionalidad. Para ello va a
utilizar la tipología de iglesia de nave única como la de iglesia de tres naves para
catedrales o templos parroquiales mayores, siempre con un acentuado sentido de unidad
y de claridad espacial, muy apto para las funciones de predicación de las órdenes
mendicantes; en el caso de las iglesias de tres naves conduce a fórmulas muy
peculiares, alcanzado las tres naves alturas muy semejantes, sin llegar a la planta de
salón alemana.
Por lo que se refiere a la iglesia de única nave hay que diferenciar la que
presenta cubierta de madera de la que va abovedada con cruceria. En el primer caso se
trata de cubiertas a dos aguas que apean en arcos-diafragma transversales, esta tipología
ya utilizada en el cisterciense, es retomada en la capilla de Santa Agueda de Barcelona.
El gran momento de la arquitectura catalana se inicia a finales del XIII y se
desarrolla durante todo el XIV, justamente cuando en Castilla asistimos a un declive y
recesión de obras, así como a un apagamiento del influjo francés.
Hay que referirse en primer lugar a las grandes catedrales de Barcelona y Gerona. La
primacía cronológica corresponde a Barcelona, inicia sus obras en el 1298, al frente de
las cuales encontramos a partir de 1317 al maestro Jaume Fabre, aunque es tan sólo el
primero de un larga lista de maestro conocidos hasta 1448 cuando se completan las
bóvedas. Se trata de un edificio de planta de salón, tres naves, girola en la cabecera en la
se abren nueve capillas hexagonales la cabecera ofrece un sistema de pilares muy
esbeltos, con los que alcanza tal altura que el triforio ciego queda reducido y mucho más
el piso de iluminación donde las ventanas son sustituidas por óculos; el cuerpo de naves
es de cuatro tramos, con dobles capillas entre los contrafuertes en cada uno de los
tramos, además se da la peculiaridad de abrir tribunas sobre estas capillas laterales. En
los brazos del crucero se levantan campanarios octogonales, y
otra torre a los pies ( aunque esta se completó en la restauración
de la catedral del siglo XIX). En el costado meridional se sitúa
el claustro, con acceso directo desde el crucero. Con esta
disposición de los distintos elementos queda configurada una
catedral que sigue muy de cerca los modelos del Sur francés,
con la característica estética “ad quadratum”,caracterizada por la
tendencia a la igualdad en la altura de las naves, eso supone la
desaparición de los arbotantes o quedan reducidos a lo mínimo.
La catedral de Barcelona constituyó el punto de arranque
de la evolución de la arquitectura catalana, ya que sirvió de
impulso para que otros obispados iniciaran la construcción de
nuevos templos. En Gerona la decisión parece tomarse en 1296,
aunque las obras no se inician hasta 1312, siguiendo el modelo
de Barcelona tiene como maestro de obras a Enrique de
Narbona, lo que explica la influencia del sur de Francia en todo
el gótico catalán, luego sustituido por Jaume de Faveran, del
mismo origen que el anterior.
El caso de Gerona es
enormemente significativo de los planteamiento
espaciales de la arquitectura gótica catalana, como
hemos mencionada la cabecera se inicio siguiendo el
modelo de Barcelona, pero al iniciarse las obras de las
naves, se replantean el modelo a seguir, buscándose
una alternativa más luminosa y con una espacio más
unitario, decantándose así por una única nave, lo que
planteaba numerosos problemas técnicos y una gran
polémica entre los partidarios de una y otra solución;
en 1416 una famosa junta de arquitectos se reúne para
ver todas las posibilidades y finalmente se impone la
opción de el cabildo opta por la nave única., porque
como dice el acta de esa reunión “será una cosa muy hermosa y notable”
En la tercera década del siglo XIV un excepcional maestro de obras Berenguer
Montagut va a ser el responsable de algunos de los monumentos más característicos del
Gótico catalán: Santa María del Pino, Santa María del Mar y la Catedral de Manresa.
Santa María del Pino, es el ejemplo de iglesia de una nave con capillas laterales entre
los contrafuertes y los tramos de la nave abovedados con cruceria sencilla.
Santa María del Mar, es el paradigma del
gótico catalán, en cuanto a la búsqueda de un espacio
unitario recurriendo a la planta de salón, capillas entre
contrafuertes tanto en las naves como en la girola,
exterior macizo, sin arbotantes, cubierta en terraza, las
naves alcanzan casi la misma altura y están separadas
por finísimos pilares de sección octogonal, tan sólo
tiene cuatro tramos con que se reduce el número de
soportes y aumenta la unidad y diafanidad del
espacio.; sus obras se inician en 1328, estando
totalmente acabadas en 1384, financiada por los
armadores, artesanos y comerciantes del barrio
marítimo de la ciudad,
Entre 1279 y 1341 Mallorca se realizan las
principales iniciativas constructivas en Mallorca,
sobresaliendo el Castillo de Bellver y la Catedral de
Palma de Mallorca. La cabecera de la catedral se comienza en 1306, por iniciativa de
Jaime II, las obras se suceden lentamente durante todo el siglo XIV, incluso el XV y el
XVI, no culminándose las bóvedas hasta 1587. Es una amplia construcción, con una
cabecera recta, condicionada por el solar de la antigua mezquita y por la capilla
funeraria de Jaime I . consta de tres naves con ocho tramos y muy esbeltos pilares
octogonales, según el modelo de Santa
María del Mar, sobre la cabecera un gran
rosetón ilumina la nave central. En el
exterior presenta múltiples contrafuertes
de gran tamaño, que potencian la
sensación de horizontalidad típica del
gótico mediterráneo.
En el gótico catalán también hay
que destacar la importancia que
adquieren las construcciones civiles,
como corresponde al desarrollo de la
instituciones monárquicas, municipales y al asentamiento de la nobleza en las ciudades
y a la construcción de nuevos palacios que resalten su posición social y económica. Se
trata normalmente de palacios de planta cuadrada, con fachadas de
dos o tres cuerpos con vanos geminados con finísimas columnillas,
arcos apuntados o trilobulados; la entrada aparece descentrada, y
esta formada por un arco de medio punto con grandes dovelas. En el
interior un patio con escalera adosada al muro. Las dependencias se
abren a ese patio, y frecuentemente están cubiertas con artesonado
de madera sujeto por arcos diafragma. Ejemplos de estos palacios
los tenemos en Barcelona, como el Palacio de la Generalitat (aunque
es algo más tardio), o el conjunto del Palacio Real, en el que destaca el Salón Tinell,
construido en 1359, muy semejante a esté es el Salón de Cent del ayuntamiento.
Además de estos palacios en la arquitectura civil un lugar especial lo ocupan las Lonjas,
espacios dedicados a las transacciones comerciales, que funcionaban de una forma
semejante a las bolsas y a los bancos actuales, son edificios sumamente funcionales, de
planta cuadrada, unos esbeltos pilares, en ocasiones torsos, sujetan las bóvedas de
crucería de la misma altura, consiguiéndose así un autentico espacio único, sin
compartimentar, con una iluminación uniforme, un
excelente ejemplo de arquitectura diáfana; el mejor
ejemplo de lonja es el de Palma, junto a la de Valencia y
en menor medida la de Barcelona, que se halla más
transformada.
1-4-. La arquitectura gótica
tardia
Al final de la Edad Media, los arquitectos
franceses que habían dirigido las canterías en
España durante el XIII y el XIV, dejan paso a
los flamencos y alemanes. Entre los alemanes va
a destacar la familia Colonia, que trabajan en
Burgos durante tres generaciones; entre los
flamencos Hanequin de Bruselas, y los
hermanos Antón y Enrique Egas.
La arquitectura religiosa de este momento todavía aporta destacadas catedrales.
como Pamplona, Oviedo, Murcia y Sevilla. La catedral de Pamplona se inicia durante
el reinado de Carlos el Noble de Navarra, es de tres naves, más alta y ancha la central
con capillas laterales entre contrafuertes, el sistema de articulación mural de la nave
central en dos pisos resulta muy severo a causa del muro desnudo interpuesto entre las
arquerias y los altos ventanales; tanto el crucero, como la original solución de la
cabecera, formada por un presbiterio pentagonal, rodeado de tramos hexagonales,
comunicados a modo de deambulatorio de realizan durante el reinado de Catalina de
Foix y Juan de Albert (1486-1513), adoptando las formas del gótico flamigero.
Las obras de la catedral de Oviedo se iniciaron en 1388, prolongándose hasta el
siglo XVI. Es de planta de tres naves, más alta y ancha la central, con capillas laterales
poco profundas, crucero saliente y cabecera originalmente de tres capillas, transformada
luego con un deambulatorio en el XVII. Es el templo que mejor responde a las
características del Gótico flamigero, con un sistema de articulación mural de la nave
central en tres pisos, donde destacan las tracerías del triforio y su antepecho de los
ventanales. También aparecen las bóvedas estrelladas.
La primera piedra de la catedral de Murcia se colocó en el 1394, y lo principal
estaba realizado en 1462. Su planta es asimismo de tres naves, más alta y ancha la
central, crucero saliente y cabecera con deambulatorio, todo el conjunto rodeado de
capillas laterales entre los contrafuertes. Se trata de un Gótico poco innovador, de
carácter severo y carente de ornamentación.
La catedral de Sevilla es el
edificio
religioso
de
mayores
proporciones de la arquitectura cristiana
tras San Pedro del vaticano y la Catedral
de San Pablo de Londres. En el año 1410
el cabildo, ante el mal estado de la sala
de oraciones de la mezquita almohade,
decide construir una nueva catedral, cuya
primera piedra se coloca al año siguiente,
edificándose desde los pies a la cabecera.
Hasta el momento se desconoce
el autor del proyecto, aunque las trazas se
han atribuido al maestro Alonso Martínez, siendo muy numerosos los maestros que
intervendrán a lo largo de más de un siglo (Pedro García, Isambret, Juan Norman,
Simón de Colonia y Alonso Rodríguez). El primer cimborrio construido en 1506 por el
último maestro mencionado se hunde en 1511, siendo sustituido por otro diseñado por
Juan Gil de Hontañón en 1519. La planta de la catedral de Sevilla es rectangular,
determinada por la gran sala de oraciones de la mezquita almohade que reemplaza. Es
de cinco naves, con cabecera plana, crucero alineado y capillas laterales entre los
contrafuertes. La nave central es más ancha y alta que las cuatro laterales y estas a su
vez más altas y anchas que las capillas, en armoniosa proporción sesquilatera. No es una
planta de salón ya que no tiene naves a la misma altura. Una galería de circulación con
antepechos de decoración flamígera paso bajo los ventanales. Exteriormente la
diferenciación de altura entre las naves
permite la utilización de arbotantes muy
horizontales con esbeltos pináculos. El
conjunto es de una gran majestuosidad en
el escalonamiento de sus volúmenes.
Durante el siglo XV se va a configurar un
gótico propiamente hispano, que une las influencias
recibidas de Europa traídas por los maestros alemanes
y flamencos, con las propias del arte peninsular,
formándose así el arte hispanoflamenco. Hay que
tener en cuenta que la llegada de las formas
flamigeras se produce hacia 1420, pero su incidencia
es muy limitada, concretada sólo en detalles
anecdóticos y no en programas edilicios completos,
los principales ejemplos son: los remates de las torres
de la catedral de Burgos, la Capilla de los Luna de la
Catedral de Toledo, la Capilla de los Saldaña en
Tordesillas, la Capilla de San Jorge de la Generalitat de
Barcelona... El hispanoflamenco va a tener un especial
desarrollo durante el reinado de los Reyes Católicos,
aunque sus características ya estaban formadas hacia
1440, se trata de un arte exclusivamente castellano-leonés
que va a tener una vigencia muy considerable que va a
retrasar la entrada del Renacimiento.
La tipología de arquitectura religiosa más
característica del reinado de los Reyes Católicos la
encontramos en la iglesia del monasterio de San Juan de
los Reyes de Toledo, obra de Juan Guas. Levantada para
conmemorar la victoria de la reina Isabel sobre Juana la
Beltraneja en Toro en 1476, ya está concluida en 1492, ya que no figura aun la granada
en el escudo real. Es una iglesia de nave única con capillas laterales entre los
contrafuertes, my altas; crucero alineado y cubierto con un magnifico cimborrio sobre
trompas, presbiterio poligonal y coro alto a los pies. Sobresale por la exuberante
decoración heráldica y floral. El claustro consta de dos pisos, el inferior con galerías de
arcos apuntados y tracería flamígera y el superior con arcos mixtilineos, este claustro
sustituye fue diseñado por Simón de Colonia y sustituye otro anterior de Juan Guas. El
monasterio segoviano del Parral.
Otro notable ejemplo lo encontramos en la Capilla Real de la Catedral de
Granada, concebida en 1504 como panteón real, su planta es muy similar a la de San
Juan de los Reyes, esta vez la obra es del maestro de origen flamenco Enrique Egas,
realizada a partir de 1512.
Son muchas las obras religiosas que
podemos mencionar propias de este momento de
esplendor de lo hispanoflamenco, como Santa
María la Real de Aranda de Duero, la Capilla del
Condestable de la catedral de Burgos (iniciada por
Juan y Simón de Colonia, y terminada por Diego
de Siloe), la Cartuja de Miraflores, también en
Burgos, el convento de San Pablo (fachada de
Simón de Colonia) y el de San Gregorio en
Valladolid; el Hospital
Real de Santiago de
Compostela, el de
Santa Cruz de Toledo
ambos diseñados por
los Egas.
Pero
este
periodo del gótico
hispano se define por un extraordinario desarrollo y
esplendor de la arquitectura civil. Todas las instituciones
públicas se dotan de suntuosos edificios: palacios reales y
de la nobleza, ayuntamientos, lonjas... Uno de los
monumentos más bellos de la arquitectura palatina de la
época de los Reyes Católicos es el Palacio de los duques
del Infantado en Guadalajara, obra maestra de Juan Guas,
realizada en torno a 1480, es un perfecto paradigma de la
fusión que hace el hispanoflamenco de las formas góticas y
mudéjares. En la Corona de Aragón las principales
ciudades van a dotarse de magnificas lonjas, la más antigua
es la de Barcelona, se trata de un espacio rectangular de tres naves de la misma altura
sobre pilares fasciculados; al arquetipo de lonja es la de Mallorca, construida entre 1426
y 1444, es un edifico exento de planta rectangular que presenta en el interior un espacio
unitario de tres naves de la misma altura, con cuatro tramos cada una, cubiertos con
bóveda de crucería sencilla. La de Valencia se construye en 1482-1498, siendo sus
pilares torsos y más compleja la traza de las bóvedas.
Aun en el siglo XVI el modelo gótico sobrevive con gran vigencia, es ahora
cuando se construyen las dos últimas
catedrales góticas españolas, la de Segovia y
la de Salamanca. La catedral nueva de
Salamanca, se inicia en 1512, con planos de
Juan Gil de Hontañón, las obras serán
continuadas con Juan de Álava y Rodrigo Gil
de Hontañón. Los Hontañón habían sido
también los diseñadores de la de Segovia, lo
que explica ciertos paralelismos Aunque se
trata de catedrales góticas, no pueden escapar
por sus cronología de ciertos influjos
renacentistas, sobre todo por lo prolongado de
su construcción. Se trata de un diseño
tradicional de tres naves con capillas entre los contrafuertes, en un principio el proyecto
era de girola poligonal, pero en la mitad del XVI fue modificado por una girola de
testero plano. Tanto en Segovia como Salamanca las bóvedas adquieren una creciente
complejidad en las tracerías por la multiplicación de terceletes y combados.
6-4-. La arquitectura gótica tardía en Portugal.
Portugal no permanece insensible ante la arquitectura gótica, en cuya difusión
juegan un papel importante las ordenes mendicantes, así como los grandes monasterios
de fundación real.
Tras la victoria en la batalla de Aljubarrota (1385) frente a los castellanos, que
aseguraba la independencia de Portugal, el rey Juan I funda en su conmemoración el
monasterio de Santa María de la Victoria o Convento de Batalha, que confía a los
dominicos. Las obras comienzan en 1388 bajo la dirección de Afonso Domingues, que
se inspira para la iglesia en la del monasterio de Alcobaça, planta de tres naves, con
cinco ábsides en la cabecera; este primer maestro permanece fiel a la sencillez del
gótico portugués muy vinculado al cisterciense. El segundo maestro, Huguet, eleva más
la nave central, está claramente influenciado por el Gótico Perpendicular inglés,
construye además la fachada, el claustro real y la sala capitular y la capilla funeraria de
Juan I. Eduardo I (1433-1438) manda construirse otra capilla funeraria en la cabecera,
una gigantesca rotonda con ocho capillas radiales. En época de Alfonso V (1438-1477)
se construye el nuevo claustro, que vuelve a la sobriedad del gótico nacional.
El estilo más personal de Portugal es el Manuelino, unido al periodo de
prosperidad del rey Manuel I (1495-1521), como consecuencia de los descubrimientos
oceánicos. Corresponde a la fase final del gótico flamigero, el exacerbando todavía más
la decoración que le hispanoflamenco español; particularmente se destaca por el gusto
por el alto relieve y por los elementos tomados de la temática marina y de la naturaleza.
El gran monasterio del manuelino será el Convento de los Jerónimos de Belem, donde
el maestro Boytac se hará cargo de las obras entre 1502 y 1517, momento en el que es
sustituido por el maestro João de Castilho, introductor de las formas renacentistas,
aunque mal asimiladas. Los principales arquitectos del manuelino son Mateus
Fernandes, Boytac, João del Castilho, y los hermanos Diego y Francisco Arruda. Estos
últimos son los encargados de las obras en el monasterio de Tomar, con las famosas
ventanas de decoración marinera, y de la Torre de Belem.
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