GÓTICO EN LA PENÍNSULA IBÉRICA 1-. Arquitectura 1-1-. Arquitectura cisterciense y el gótico primitivo. Las teorías sobre la transición del románico al gótico han sido muchas, desde las que proponían una lenta transición de uno a otro estilo, a las que mantenían que se produce un ruptura como consecuencias de las innovaciones producidas por el abad Suger en Saint-Denis en 1140. En realidad ambas son compatibles, la revolución de Suger se va produciendo en otros lugares y de forma paulatina al mismo tiempo. Esto es algo evidente en el románico final español en donde hemos visto de ejemplos como S. Vicente de Ávila incorpora bóvedas de crucería para cerrar la nave central lo que provoca un difícil acoplamiento con los pilares. En esta evolución fue fundamental la orden del Cister, pues nacida en Borgoña su estilo deriva de forma lógica del románico de ese lugar. De acuerdo con las predicaciones de S. Bernardo de Claraval le interesa sobre todo la austeridad, el abandono de todo lo superfluo y de lo meramente decorativo; sus iglesias son por lo tanto sobrias, sin portadas llenas de imágenes. Una arquitectura pobre y reducida a lo esencial, que acabó siendo más monumental e imponente que la anterior. La bóveda de arista es sustituida por la bóveda de crucería, que también se empleará en la nave central. El crucero siempre será un elemento se suma importancia en cualquiera de los dos modelos de cabecera existente, el testero plano con capillas abiertas al crucero, o el de girola y capillas radiales. Los pilares de las iglesias son muy recios de núcleo rectangular con columnillas adosadas, son muy frecuentes las dobles columnas. Un rasgo muy peculiar es el de sustituir las columnillas adosadas por “culs-de-lampe”, que consiguen aumentar la sencillez del edificio, reducir costes y evitar obstáculos en el pavimento. Las fachadas son sumamente simples, sin imaginería alguna, la portada suele abocinada con muchas columnillas lisas, en ocasiones un gran rosetón de tracería radial remata la fachada, en la que faltan las torres campanario que son sustituidas por meras espadañas. Son las primeras abadías fundadas en Francia las que crean el modelo para el resto de conjuntos monásticos cistercienses de toda Europa, ya que desde ellas parten los monjes que realizan las nuevas fundaciones. Estas abadías son las de Citeaux y Fontenay, cada una de ellas ejemplos de los dos modelos básicos de cabecera cisterciense, el de capillas radiales alrededor de la girola y el cabecera plana con capillas abiertas al crucero. En España el Cister gozó de gran difusión debido al apoyo de la monarquía. Los reyes tanto de Castilla y León, como de Aragón recurrieron a la orden cisterciense como refuerzo en su labor de repoblar y contralor los territorios conquistados, misión que las abadías y monasterios cumplían perfectamente por su perfecta capacidad de explotación y organización del territorio, creando una red de granjas y explotaciones en que se practicaba una agricultura muy rentable basada fundamentalmente en la vid y el cereal. En Galicia abundan las abadías cistercienses, aunque la fuerza del románico local hace que se mantengan elementos de éste, como algunas cabeceras que siguen el modelo de Santiago, como se observa en la del monasterio de Osera en Orense El monasterio de Moreruela es sin duda uno de los más grandioso de toda la península junto con portugués de Alcobaça, las obras empezarían en 1168, desgraciadamente lo único que se conserva es la cabecera, con girola de siete tramos y siete capillas radiales, de planta semicircular; las columnas que separan las tres naves son de fuste cilíndrico y capitel muy simple de molduras sin decoración escultórica, el cuerpo de naves fue uno de los más largos, ya que estuvo formado por siete tramos. En Valladolid son notables los monasterios de Valbuena, Retuerta, la Espina. Uno de los más logrados es el monasterio de Veruela en Zaragoza. Aunque la mayoría de la arquitectura cisterciense es de la segunda mitad del siglo XII, todavía tenemos en la primera mitad del siglo XIII obras cistercienses que incorporan plenamente las novedades del gótico, a este periodo pertenecen tres de las grandes obras del momento: Santa Maria de Huerta, (Soria) 1220-1230, vinculado al arzobispo de Toledo Jiménez de Rada, lo más impresionante es su refectorio, es un gran salón dividido en cuatro tramos de bóveda de crucería sexpartita, un avance respecto a los modelos anteriores más vinculados al románico y uno de los pocos ejemplos peninsulares de este tipo de bóveda, ese avance hacia el gótico también lo observamos en la organización del muro de cierre con grandes ventanales apuntados.; Las Huelgas de Burgos, y el monasterio de S. Andrés del Arroyo en Palencia En Cataluña sobresalen dos monasterios muy vinculados a la monarquía, Poblet y Santas Creus. Poblet es la gran obra del cister catalán, fundado en 1149 fundado por Ramón Berenguer IV, la iglesia se comenzó en 1166, con una cabecera semicircular con capillas radiales según los ejemplos de Moreruela, destaca no sólo la iglesia sino también el claustro, el dormitorio o el refectorio, la grandiosidad del monasterio se debe al apoyo continuo de la monarquía aragonesa y al hecho de haberle convertido en panteón real de la dinastía. El monasterio de Santes Creus sigue el modelo de cabecera plana con capillas abiertas al crucero, fue fundado en el 1174 y las obras se prolongaron hasta 1225, destaca la sobriedad del interior de la iglesia, con bóvedas de crucería apuntadas, nervios de sección rectangular que apoyan en cul-de-lamp; el dormitorio comunitario de los monjes es otro de los elementos más destacados, el donde comienza el uso de grandes arcos diafragma apuntados que soportan la cubierta de madera, algo que será muy frecuente en el gótico catalana-aragonés del siglo XIV. La segunda mitad del siglo XII es un periodo sumamente interesante por la mezcla de tendencias arquitectónicas que nos encontramos, por un lado aparecen las abadías e iglesias puramente cistercienses, por otro aquellas iglesias que toman elementos cistercienses aunque no pertenezcan a la orden, como las catedrales de Tarragona, Lérida o Tudela, otras en cambio se vinculan a los elementos ya plenamente góticos como las de Ávila o Sigüenza, y finalmente otras mantienen en una cronología tan avanzada la tradición románica como la catedral de Santo Domingo de la Calzada Tarragona muestra muy bien ese influencia de la estética cisterciense, comenzada hacia 1171, las obras se desarrollan fundamentalmente hacia 1199-1215,; algo que aparece también en la de Lérida, pero más estilizado y más gótico debido a su cronología más tardía (1203-1278) La Catedral de Ávila (hacia 1192) parece derivar la de iglesia de San Vicente en la misma ciudad, aunque con sustanciales modificaciones, que hablan ya de elementos góticos, sobre todo en la zona de la girola y de la cabecera, en donde las capillas radiales aparecen embutidas en un grueso muro de uno de los bastiones de la muralla, y además aparece un doble girola que se adapta a la mayor anchura que tienen las naves laterales, destaca además la gran elevación de la nave central, y la utilización ya de arbotantes como sistema de apoyo. La estética cisterciense de la austeridad “Sin un arte disciplinado, el trabajo manual termina en culpa y toda cae en el vicio; así sucede en el carácter superfluo, curioso y suntuoso de los edificios. Mirad cuánto nos hemos alejado de la simplicidad de los antiguos en la construcción de los edificios. Dementes y desmesurados somos al preocuparnos por las dimensiones y la decoración y la suntuosidad de las casas que edificamos, como si nunca tuvieran que arruinarse” Pedro Cantor, Verbum abbreviatum, 1197 “Los edificios de los frailes no deben ser excesivos, sino humildes, no voluptuosos, sino honestos. La piedra es útil en la estructura, pero ¿de qué le aprovecha el cincelado? Esto fue de utilidad en la construcción del templo de Jerusalén, pues revestía el carácter del significado y del ejemplo. Leamos el Génesis en el libro no en los muros” Hugo de Fouillo, De claustro animae. 1157 “ Si queremos permanecer en el ministerio del Señor y estar siempre a su servicio, levantemos también nosotros tiendas en la soledad… Que los ornamentos de las iglesias sean los suficientes, que no tengan nada superfluo; que sean apropiados, no preciosos. Que no haya ni oro ni plata a no ser para un cáliz. Que no haya seda salvo para las estolas, Que no haya imágenes esculpidas; una cruz de madera sobre el altar. Una pintura de la imagen del Señor no está prohibida, pero los altares no deben tener ninguna otra imagen. Dos campanas bastan al monasterio.” Abelardo, Cartas a Eloisa. 1-2-. Las grandes catedrales castellano-leonesas del siglo XIII Los reinos de la España medieval, a diferencia de Italia, asimilan perfectamente la nueva arquitectura francesa; en realidad la influencia francesa sobre la arquitectura española no es nueva, ya que se remonta hasta el siglo XI con la arquitectura románica plena, continuándose a lo largo del siglo XII con la difusión peninsular de la arquitectura cisterciense. Los primeros pasos de la arquitectura gótica en España toman impulso en torno al 1200, detectándose ahora la difusión del sistema de bóveda de crucería sexpartita de forma muy limitada. Así ocurre en la catedral de Cuenca, a pesar de estar muy mal conservada y con múltiples modificaciones posteriores, el comienzo de las obras parece estar al comienzo del siglo XIII, completándose las naves hacia 1250, deriva de modelos franceses tempranos como Laon, con bóvedas sexpartitas como las tempranas del gótico francés. Otro ejemplo del comienzo de la andadura del gótico en España., aunque más modesto en cuanto a tamaño lo constituye la iglesia de la hospedería de Roncesvalles, acabada hacia 1220. Pero será sin duda la construcción de las grandes catedrales de Burgos, Toledo y León, cuando la arquitectura gótica del periodo clásico francés sea recibida en la Corona de Castilla hasta el punto de que no se pueden establecer un panorama completo del Gótico sin tener en cuenta su recepción en la península Ibérica. Se trata de obras impulsadas por los obispos respectivos, pero contando siempre con el apoyo de los monarcas Fernando III y Alfonso X. Son obras vinculadas a los intereses políticos de la monarquía y de altas jerarquías eclesiásticas, sin que exista participación de los burgueses castellanos. Burgos era la ciudad real de Alfonso VIII, y muy unida también a Fernando III, la capital de Castilla y la ciudad que canalizaba el mercado de la lana hacia los puertos cantábricos. El promotor de las obras de la catedral es el obispo Mauricio, relacionado con el arzobispo toledano Jiménez de Rada, figura fundamental de la monarquía de esos momentos, ya que fue asesor de reyes y participó en embajadas a Alemania; conocedor por lo tanto de lo que se realizaba en Europa. Se coloca la primera piedra de la catedral en 1221, estando concluida hacia 1260, lo que explicaría la unidad inicial del proyecto. Los estudios de Henrik Karge han puesto el énfasis en la primera fase constructiva de la catedral, una etapa que concluiría en 1230 y que afecta a la cabecera; se trata de una versión reducida de la de Bourges, cambiando las cinco naves y doble girola por tres y girola sencilla. Hacia 1235 se detecta un cambio de plan que afecta al crucero primero en su portada sur, y luego hacia 1245 también en la norte. El crucero tuvo que salvar el fuerte desnivel entre el tramo norte a mayor altura y el sur a menor. La forma en la que se organiza el muro de la nave central adopta el modelo de alzado tripartito de las catedrales francesas del gótico clásico (arquerías que comunicación con la nave lateral, triforio, y ventanales), aunque no llega al atrevimiento de abrir vanos en el triforio, con lo que se reduce la superficie diáfana total. La catedral se consagra hacia 1260, fecha en la que estarían acabados los dos primeros pisos de la fachada occidental, y estaría acabado plenamente el abovedamiento. A partir de 1260 conocemos el nombre de uno de los maestros, Enrique, es un buen representante del gótico radiante francés, que va a trabajar también en la de León. La catedral de Burgos tiene para su análisis el inconveniente de sus múltiples añadidos, que enmascaran su aspecto original, aunque este aspecto es uno de los que da a la arquitectura gótica española una gran personalidad. De estos añadidos posteriores uno de los más destacados son las agujas que rematan las torres de la fachada obra tardía del siglo XV, obra de Simón de Colonia, como la capilla del Condestables abierta en la cabecera. Debido a los problemas estructurales que creo el cimborrio, se tuvieron que ensanchar y reforzar las pilares torales Todo parece indicar que las obras de la catedral de Toledo se iniciaron antes que las de Burgos, aunque la fecha de colocación de la primera piedra es de 1226. En realidad bien podemos decir que ambas son simultáneas, y ambas abajo el patrocinio directo de Fernando III. El promotor es el arzobispo Rodrigo Jiménez de Rada.. El maestro de las obras es de origen francés, Martín, siendo su sucesor ya español, Petrus Petri. La planta de la catedral de Toledo es de cinco naves, levantada sobre el solar de la mezquita aljama, a lo que debe posiblemente la gran superficie y la tendencia a la horizontalidad; con el crucero alineado sin sobresalir en planta, como en París. Presenta doble deambulatorio, con quince capillas radiales, alternando cuadradas y redondas, ya edificadas en 1238. En los deambulatorios se prescinde de la solución de tramos trapezoidales, sustituyéndoles por una alternancia de tramos cuadrados y triangulares, un sistema similar al almohade. El presbiterio es de poca profundidad, contando sólo con un tramo. El sistema de elevación en altura sigue el modelo de escalonamiento de las naves laterales hacia la central, establecido en Bourges y Le Mans, aunque el aspecto resulta aquí más pesado por los soportes utilizados y por la menor elevación de la nave central. La crítica ha señalado tradicionalmente los influjos locales islámicos que se aprecian en algunos elementos, particularmente los arcos polilobulados del triforio ciego, solamente practicado en la cabecera y parte del crucero. La catedral de León es la más bella y también la más francesa de las tres catedrales castellanas, su aspecto actual se debe a una restauración iniciada en 1859, que la devolvió en gran parte su aspecto original al eliminar añadidos. Aunque su construcción se ha datado a partir de 1255, bajo el impulso del obispo Martín Fernández, el comienzo de las obras es anterior, remontándose a 1243, con el obispo Manrique de Lara. El famoso maestro Enrique de Burgos no interviene hasta bien avanzada la obra, habiendo sido precedido por otros, como el maestro Simón. La planta se ha comparado con la de Reims, si bien reducida un tercio, aunque no es una estimación muy real. Destaca la peculiar disposición de sus torres que responde más a razones estructurales y estéticas que al parentesco con obras románicas. Las relaciones con Francia no se agotan en el modelo de Reims, sino que son mucho más complejas, en especial si atendemos al alzado de la nave central, de treinta metros, con esquema de arquerías, triforio muy diáfano y ventanales, en donde las relaciones formales con los alzados de Saint-Denis y de Troyes son evidentes, preocupando más la obtención de un espacio diáfano y amplio que la tendencia a la elevación. Se subraya la verticalidad mediante las columnillas que arrancan del soporte cilíndrico y se elevan sin interrupción en los tres pisos y mediante las que enlazan el triforio con los ventanales. Estas tres grandes catedrales han centrado la atención de todos los estudios sobre el gótico español, olvidándose de otras catedrales e iglesias de León, Castilla o Aragón. La cuarta catedral castellana del siglo XIII es la de Burgo de Osma, cuyas obras fueron impulsadas por el obispo Juan Domínguez de Median, canciller de Fernando III, a partir de 1232, dirigiendo sus obras un maestro llamado Lope, de origen español y formado en Burgos; fue transformada totalmente en el XVIII al añadirle un deambulatorio, seguía la tipología cisterciense de cinco capillas abiertas al crucero, pero su nave utiliza ya la crucería sencilla, alejándose del modelo conquense de sexpartita, si bien el esquema de elevación mural prescinde del triforio, siendo sólo de dos naves. Hay que añadir también la catedral de Tarazona, en el reino de Aragón, consagrada en el 1235, aunque esta fecha se refiere sólo a la cabecera y capillas, las obras son muy lentas, son múltiples modificaciones y añadidos, en ella se percibe la influencia del cercano monasterio cisterciense de Veruela. El taller de la catedral de Burgos se convierte en irradiador de la arquitectura gótica por toda Castilla, con iglesias que en algunos casos como Sasamón pretenden una emulación de la catedral burgalesa. El avance de la reconquista en el valle del Guadalquivir abre la difusión del gótico castellano a Andalucía; en Sevilla se inician los primeros tanteos tanto en las obras palatinas de Alfonso X en los Reales Alcázares, como en algunas iglesias parroquiales, o el grupo de las llamadas “iglesias fernandinas” de Córdoba en las que perviven numerosos elementos de la tradición musulmana. En Extremadura la presencia gótica clásica la percibimos en la catedral de Badajoz, iniciada poco después de la conquista en 1230, es una sencilla iglesia de tres naves de casi igual altura, que tuvo una única capilla en la cabecera, actualmente desfigura por la adicción de capillas laterales. Fuera de la Corona de Castilla la construcción de obras destacables dentro del estilo del gótico clásico francés es bastante limitada, aunque podemos citar como ejemplos la continuación de la catedral de Tarragona, iniciada en la época del protogótico, y sobre todo la catedral de Valencia, iniciada en 1262, aunque las obras se prologan por el siguientes siglo dentro de la influencia del gótico catalán, como podemos ver en la torre del Miguelete. 1-3 -. La arquitectura gótica en el siglo XIV. Si en el siglo XIII el predominio constructivo recayó en tierras de la Corona de Castilla, en el XIV la situación se invierte y será Aragón y sobre todo Cataluña donde el gótico tiene un mayor desarrollo y alcanza los mejores resultados artísticos. Aunque Cataluña permanecía vinculada a la Corona de Aragón, desde el punto de vista artístico recibe numerosas influencias desde el Midi francés y desde Italia. Desde mediados del XIII se desarrolla en el Principado una arquitectura gótica que tiene poco que ver con la castellana y su modelo, el gótico de la Ille de France. Esta acusada diferencia ha permitido hablar de un gótico catalán o levantino, caracterizado por su sobriedad y robustez, por una lógica racionalidad en la utilización de los sistemas constructivos, que prescinden de los elementos más etéreos e irracionales como los arbotantes, supliéndolos por rotundos contrafuertes, por un acentuado papel del muro como elemento envolvente del muro, y particularmente por una distinta concepción del espacio interior, con amplios y desahogados espacios. Para explicar esta particular orientación de la arquitectura gótica catalana se ha recurrido, de un lado, al peso de la tradición local, sobre todo cisterciense (Poblet, Santes Creus). Pero también fue decisivo el papel jugado por las nuevas órdenes mendicantes. Un caso singular por su cronología como por su tipología fue Santa Catalina de Barcelona, de los dominicos, de única nave y ábside poligonal de sete paños, con capillas laterales entre contrafuertes. Cataluña desde mediados del XIII renuncia a los postulados franceses del gótico radiante, para orientarse hacia la sobriedad, robustez y racionalidad. Para ello va a utilizar la tipología de iglesia de nave única como la de iglesia de tres naves para catedrales o templos parroquiales mayores, siempre con un acentuado sentido de unidad y de claridad espacial, muy apto para las funciones de predicación de las órdenes mendicantes; en el caso de las iglesias de tres naves conduce a fórmulas muy peculiares, alcanzado las tres naves alturas muy semejantes, sin llegar a la planta de salón alemana. Por lo que se refiere a la iglesia de única nave hay que diferenciar la que presenta cubierta de madera de la que va abovedada con cruceria. En el primer caso se trata de cubiertas a dos aguas que apean en arcos-diafragma transversales, esta tipología ya utilizada en el cisterciense, es retomada en la capilla de Santa Agueda de Barcelona. El gran momento de la arquitectura catalana se inicia a finales del XIII y se desarrolla durante todo el XIV, justamente cuando en Castilla asistimos a un declive y recesión de obras, así como a un apagamiento del influjo francés. Hay que referirse en primer lugar a las grandes catedrales de Barcelona y Gerona. La primacía cronológica corresponde a Barcelona, inicia sus obras en el 1298, al frente de las cuales encontramos a partir de 1317 al maestro Jaume Fabre, aunque es tan sólo el primero de un larga lista de maestro conocidos hasta 1448 cuando se completan las bóvedas. Se trata de un edificio de planta de salón, tres naves, girola en la cabecera en la se abren nueve capillas hexagonales la cabecera ofrece un sistema de pilares muy esbeltos, con los que alcanza tal altura que el triforio ciego queda reducido y mucho más el piso de iluminación donde las ventanas son sustituidas por óculos; el cuerpo de naves es de cuatro tramos, con dobles capillas entre los contrafuertes en cada uno de los tramos, además se da la peculiaridad de abrir tribunas sobre estas capillas laterales. En los brazos del crucero se levantan campanarios octogonales, y otra torre a los pies ( aunque esta se completó en la restauración de la catedral del siglo XIX). En el costado meridional se sitúa el claustro, con acceso directo desde el crucero. Con esta disposición de los distintos elementos queda configurada una catedral que sigue muy de cerca los modelos del Sur francés, con la característica estética “ad quadratum”,caracterizada por la tendencia a la igualdad en la altura de las naves, eso supone la desaparición de los arbotantes o quedan reducidos a lo mínimo. La catedral de Barcelona constituyó el punto de arranque de la evolución de la arquitectura catalana, ya que sirvió de impulso para que otros obispados iniciaran la construcción de nuevos templos. En Gerona la decisión parece tomarse en 1296, aunque las obras no se inician hasta 1312, siguiendo el modelo de Barcelona tiene como maestro de obras a Enrique de Narbona, lo que explica la influencia del sur de Francia en todo el gótico catalán, luego sustituido por Jaume de Faveran, del mismo origen que el anterior. El caso de Gerona es enormemente significativo de los planteamiento espaciales de la arquitectura gótica catalana, como hemos mencionada la cabecera se inicio siguiendo el modelo de Barcelona, pero al iniciarse las obras de las naves, se replantean el modelo a seguir, buscándose una alternativa más luminosa y con una espacio más unitario, decantándose así por una única nave, lo que planteaba numerosos problemas técnicos y una gran polémica entre los partidarios de una y otra solución; en 1416 una famosa junta de arquitectos se reúne para ver todas las posibilidades y finalmente se impone la opción de el cabildo opta por la nave única., porque como dice el acta de esa reunión “será una cosa muy hermosa y notable” En la tercera década del siglo XIV un excepcional maestro de obras Berenguer Montagut va a ser el responsable de algunos de los monumentos más característicos del Gótico catalán: Santa María del Pino, Santa María del Mar y la Catedral de Manresa. Santa María del Pino, es el ejemplo de iglesia de una nave con capillas laterales entre los contrafuertes y los tramos de la nave abovedados con cruceria sencilla. Santa María del Mar, es el paradigma del gótico catalán, en cuanto a la búsqueda de un espacio unitario recurriendo a la planta de salón, capillas entre contrafuertes tanto en las naves como en la girola, exterior macizo, sin arbotantes, cubierta en terraza, las naves alcanzan casi la misma altura y están separadas por finísimos pilares de sección octogonal, tan sólo tiene cuatro tramos con que se reduce el número de soportes y aumenta la unidad y diafanidad del espacio.; sus obras se inician en 1328, estando totalmente acabadas en 1384, financiada por los armadores, artesanos y comerciantes del barrio marítimo de la ciudad, Entre 1279 y 1341 Mallorca se realizan las principales iniciativas constructivas en Mallorca, sobresaliendo el Castillo de Bellver y la Catedral de Palma de Mallorca. La cabecera de la catedral se comienza en 1306, por iniciativa de Jaime II, las obras se suceden lentamente durante todo el siglo XIV, incluso el XV y el XVI, no culminándose las bóvedas hasta 1587. Es una amplia construcción, con una cabecera recta, condicionada por el solar de la antigua mezquita y por la capilla funeraria de Jaime I . consta de tres naves con ocho tramos y muy esbeltos pilares octogonales, según el modelo de Santa María del Mar, sobre la cabecera un gran rosetón ilumina la nave central. En el exterior presenta múltiples contrafuertes de gran tamaño, que potencian la sensación de horizontalidad típica del gótico mediterráneo. En el gótico catalán también hay que destacar la importancia que adquieren las construcciones civiles, como corresponde al desarrollo de la instituciones monárquicas, municipales y al asentamiento de la nobleza en las ciudades y a la construcción de nuevos palacios que resalten su posición social y económica. Se trata normalmente de palacios de planta cuadrada, con fachadas de dos o tres cuerpos con vanos geminados con finísimas columnillas, arcos apuntados o trilobulados; la entrada aparece descentrada, y esta formada por un arco de medio punto con grandes dovelas. En el interior un patio con escalera adosada al muro. Las dependencias se abren a ese patio, y frecuentemente están cubiertas con artesonado de madera sujeto por arcos diafragma. Ejemplos de estos palacios los tenemos en Barcelona, como el Palacio de la Generalitat (aunque es algo más tardio), o el conjunto del Palacio Real, en el que destaca el Salón Tinell, construido en 1359, muy semejante a esté es el Salón de Cent del ayuntamiento. Además de estos palacios en la arquitectura civil un lugar especial lo ocupan las Lonjas, espacios dedicados a las transacciones comerciales, que funcionaban de una forma semejante a las bolsas y a los bancos actuales, son edificios sumamente funcionales, de planta cuadrada, unos esbeltos pilares, en ocasiones torsos, sujetan las bóvedas de crucería de la misma altura, consiguiéndose así un autentico espacio único, sin compartimentar, con una iluminación uniforme, un excelente ejemplo de arquitectura diáfana; el mejor ejemplo de lonja es el de Palma, junto a la de Valencia y en menor medida la de Barcelona, que se halla más transformada. 1-4-. La arquitectura gótica tardia Al final de la Edad Media, los arquitectos franceses que habían dirigido las canterías en España durante el XIII y el XIV, dejan paso a los flamencos y alemanes. Entre los alemanes va a destacar la familia Colonia, que trabajan en Burgos durante tres generaciones; entre los flamencos Hanequin de Bruselas, y los hermanos Antón y Enrique Egas. La arquitectura religiosa de este momento todavía aporta destacadas catedrales. como Pamplona, Oviedo, Murcia y Sevilla. La catedral de Pamplona se inicia durante el reinado de Carlos el Noble de Navarra, es de tres naves, más alta y ancha la central con capillas laterales entre contrafuertes, el sistema de articulación mural de la nave central en dos pisos resulta muy severo a causa del muro desnudo interpuesto entre las arquerias y los altos ventanales; tanto el crucero, como la original solución de la cabecera, formada por un presbiterio pentagonal, rodeado de tramos hexagonales, comunicados a modo de deambulatorio de realizan durante el reinado de Catalina de Foix y Juan de Albert (1486-1513), adoptando las formas del gótico flamigero. Las obras de la catedral de Oviedo se iniciaron en 1388, prolongándose hasta el siglo XVI. Es de planta de tres naves, más alta y ancha la central, con capillas laterales poco profundas, crucero saliente y cabecera originalmente de tres capillas, transformada luego con un deambulatorio en el XVII. Es el templo que mejor responde a las características del Gótico flamigero, con un sistema de articulación mural de la nave central en tres pisos, donde destacan las tracerías del triforio y su antepecho de los ventanales. También aparecen las bóvedas estrelladas. La primera piedra de la catedral de Murcia se colocó en el 1394, y lo principal estaba realizado en 1462. Su planta es asimismo de tres naves, más alta y ancha la central, crucero saliente y cabecera con deambulatorio, todo el conjunto rodeado de capillas laterales entre los contrafuertes. Se trata de un Gótico poco innovador, de carácter severo y carente de ornamentación. La catedral de Sevilla es el edificio religioso de mayores proporciones de la arquitectura cristiana tras San Pedro del vaticano y la Catedral de San Pablo de Londres. En el año 1410 el cabildo, ante el mal estado de la sala de oraciones de la mezquita almohade, decide construir una nueva catedral, cuya primera piedra se coloca al año siguiente, edificándose desde los pies a la cabecera. Hasta el momento se desconoce el autor del proyecto, aunque las trazas se han atribuido al maestro Alonso Martínez, siendo muy numerosos los maestros que intervendrán a lo largo de más de un siglo (Pedro García, Isambret, Juan Norman, Simón de Colonia y Alonso Rodríguez). El primer cimborrio construido en 1506 por el último maestro mencionado se hunde en 1511, siendo sustituido por otro diseñado por Juan Gil de Hontañón en 1519. La planta de la catedral de Sevilla es rectangular, determinada por la gran sala de oraciones de la mezquita almohade que reemplaza. Es de cinco naves, con cabecera plana, crucero alineado y capillas laterales entre los contrafuertes. La nave central es más ancha y alta que las cuatro laterales y estas a su vez más altas y anchas que las capillas, en armoniosa proporción sesquilatera. No es una planta de salón ya que no tiene naves a la misma altura. Una galería de circulación con antepechos de decoración flamígera paso bajo los ventanales. Exteriormente la diferenciación de altura entre las naves permite la utilización de arbotantes muy horizontales con esbeltos pináculos. El conjunto es de una gran majestuosidad en el escalonamiento de sus volúmenes. Durante el siglo XV se va a configurar un gótico propiamente hispano, que une las influencias recibidas de Europa traídas por los maestros alemanes y flamencos, con las propias del arte peninsular, formándose así el arte hispanoflamenco. Hay que tener en cuenta que la llegada de las formas flamigeras se produce hacia 1420, pero su incidencia es muy limitada, concretada sólo en detalles anecdóticos y no en programas edilicios completos, los principales ejemplos son: los remates de las torres de la catedral de Burgos, la Capilla de los Luna de la Catedral de Toledo, la Capilla de los Saldaña en Tordesillas, la Capilla de San Jorge de la Generalitat de Barcelona... El hispanoflamenco va a tener un especial desarrollo durante el reinado de los Reyes Católicos, aunque sus características ya estaban formadas hacia 1440, se trata de un arte exclusivamente castellano-leonés que va a tener una vigencia muy considerable que va a retrasar la entrada del Renacimiento. La tipología de arquitectura religiosa más característica del reinado de los Reyes Católicos la encontramos en la iglesia del monasterio de San Juan de los Reyes de Toledo, obra de Juan Guas. Levantada para conmemorar la victoria de la reina Isabel sobre Juana la Beltraneja en Toro en 1476, ya está concluida en 1492, ya que no figura aun la granada en el escudo real. Es una iglesia de nave única con capillas laterales entre los contrafuertes, my altas; crucero alineado y cubierto con un magnifico cimborrio sobre trompas, presbiterio poligonal y coro alto a los pies. Sobresale por la exuberante decoración heráldica y floral. El claustro consta de dos pisos, el inferior con galerías de arcos apuntados y tracería flamígera y el superior con arcos mixtilineos, este claustro sustituye fue diseñado por Simón de Colonia y sustituye otro anterior de Juan Guas. El monasterio segoviano del Parral. Otro notable ejemplo lo encontramos en la Capilla Real de la Catedral de Granada, concebida en 1504 como panteón real, su planta es muy similar a la de San Juan de los Reyes, esta vez la obra es del maestro de origen flamenco Enrique Egas, realizada a partir de 1512. Son muchas las obras religiosas que podemos mencionar propias de este momento de esplendor de lo hispanoflamenco, como Santa María la Real de Aranda de Duero, la Capilla del Condestable de la catedral de Burgos (iniciada por Juan y Simón de Colonia, y terminada por Diego de Siloe), la Cartuja de Miraflores, también en Burgos, el convento de San Pablo (fachada de Simón de Colonia) y el de San Gregorio en Valladolid; el Hospital Real de Santiago de Compostela, el de Santa Cruz de Toledo ambos diseñados por los Egas. Pero este periodo del gótico hispano se define por un extraordinario desarrollo y esplendor de la arquitectura civil. Todas las instituciones públicas se dotan de suntuosos edificios: palacios reales y de la nobleza, ayuntamientos, lonjas... Uno de los monumentos más bellos de la arquitectura palatina de la época de los Reyes Católicos es el Palacio de los duques del Infantado en Guadalajara, obra maestra de Juan Guas, realizada en torno a 1480, es un perfecto paradigma de la fusión que hace el hispanoflamenco de las formas góticas y mudéjares. En la Corona de Aragón las principales ciudades van a dotarse de magnificas lonjas, la más antigua es la de Barcelona, se trata de un espacio rectangular de tres naves de la misma altura sobre pilares fasciculados; al arquetipo de lonja es la de Mallorca, construida entre 1426 y 1444, es un edifico exento de planta rectangular que presenta en el interior un espacio unitario de tres naves de la misma altura, con cuatro tramos cada una, cubiertos con bóveda de crucería sencilla. La de Valencia se construye en 1482-1498, siendo sus pilares torsos y más compleja la traza de las bóvedas. Aun en el siglo XVI el modelo gótico sobrevive con gran vigencia, es ahora cuando se construyen las dos últimas catedrales góticas españolas, la de Segovia y la de Salamanca. La catedral nueva de Salamanca, se inicia en 1512, con planos de Juan Gil de Hontañón, las obras serán continuadas con Juan de Álava y Rodrigo Gil de Hontañón. Los Hontañón habían sido también los diseñadores de la de Segovia, lo que explica ciertos paralelismos Aunque se trata de catedrales góticas, no pueden escapar por sus cronología de ciertos influjos renacentistas, sobre todo por lo prolongado de su construcción. Se trata de un diseño tradicional de tres naves con capillas entre los contrafuertes, en un principio el proyecto era de girola poligonal, pero en la mitad del XVI fue modificado por una girola de testero plano. Tanto en Segovia como Salamanca las bóvedas adquieren una creciente complejidad en las tracerías por la multiplicación de terceletes y combados. 6-4-. La arquitectura gótica tardía en Portugal. Portugal no permanece insensible ante la arquitectura gótica, en cuya difusión juegan un papel importante las ordenes mendicantes, así como los grandes monasterios de fundación real. Tras la victoria en la batalla de Aljubarrota (1385) frente a los castellanos, que aseguraba la independencia de Portugal, el rey Juan I funda en su conmemoración el monasterio de Santa María de la Victoria o Convento de Batalha, que confía a los dominicos. Las obras comienzan en 1388 bajo la dirección de Afonso Domingues, que se inspira para la iglesia en la del monasterio de Alcobaça, planta de tres naves, con cinco ábsides en la cabecera; este primer maestro permanece fiel a la sencillez del gótico portugués muy vinculado al cisterciense. El segundo maestro, Huguet, eleva más la nave central, está claramente influenciado por el Gótico Perpendicular inglés, construye además la fachada, el claustro real y la sala capitular y la capilla funeraria de Juan I. Eduardo I (1433-1438) manda construirse otra capilla funeraria en la cabecera, una gigantesca rotonda con ocho capillas radiales. En época de Alfonso V (1438-1477) se construye el nuevo claustro, que vuelve a la sobriedad del gótico nacional. El estilo más personal de Portugal es el Manuelino, unido al periodo de prosperidad del rey Manuel I (1495-1521), como consecuencia de los descubrimientos oceánicos. Corresponde a la fase final del gótico flamigero, el exacerbando todavía más la decoración que le hispanoflamenco español; particularmente se destaca por el gusto por el alto relieve y por los elementos tomados de la temática marina y de la naturaleza. El gran monasterio del manuelino será el Convento de los Jerónimos de Belem, donde el maestro Boytac se hará cargo de las obras entre 1502 y 1517, momento en el que es sustituido por el maestro João de Castilho, introductor de las formas renacentistas, aunque mal asimiladas. Los principales arquitectos del manuelino son Mateus Fernandes, Boytac, João del Castilho, y los hermanos Diego y Francisco Arruda. Estos últimos son los encargados de las obras en el monasterio de Tomar, con las famosas ventanas de decoración marinera, y de la Torre de Belem.