LA VIVIENDA TRADICIONAL, SU CONTRIBUCIÓN RESPONSABLE EN LO SOCIAL Y AMBIENTAL Arq. M.A. P. SANCHEZ CRUZ [email protected] Las tradiciones consideradas como valores, creencias y costumbres típicas de las comunidades, transmitidas por generaciones, han contribuido con la construcción de la vivienda del medio rural. Por lo anterior, es necesario realizar un balance sobre los principales desafíos que enfrentan los diferentes sectores de la edificación, incluido la vivienda tradicional, ante el entorno complejo que experimenta la sociedad contemporánea en un escenario dominado por la industrialización, tecnología y globalización. En este sentido, la vivienda tradicional del medio rural no solo ha perdido valores históricos y culturales, sino también sociales y ambientales, por ello la importancia de conocer las principales causas de este fenómeno. Si bien la vivienda tradicional construida con materiales nobles como: piedra, tierra, madera, bambú, etc., se comporta mucho mejor en distintos climas, sismos y fenómenos meteorológicos, la realidad es que estos materiales cada día son menos usados. Construir con materiales locales y sistemas tradicionales, por miles de años generó fuentes de empleos, propició de igual forma el desarrollo, contribuyendo no solo con cubrir necesidades de hábitat, sino también al rescate de conocimientos, de prácticas ancestrales y populares del dominio público, esto que aparentemente pudo haber sido una ventaja, tampoco ha sido valorado. La vivienda tradicional, por usar materiales locales y sistemas tradicionales, por ser de fácil realización, por su sencillez y confortabilidad, ha contribuido también de manera responsablemente con el medio ambiente, al no utilizar materiales industrializados con procesos que tienen alto consumo de energético para su elaboración. Palabras claves: Tradición, Responsabilidad, Ambiente. El origen de la vivienda tradicional. La tradición entendida como fenómeno social, es el acervo cultural que no ha sido enajenado, es decir el conjunto de patrones culturales que se heredan de una generación a otra. La visión conservadora de la tradición ve en ello, algo que mantener 1 y acatar acríticamente. Sin embargo, la vitalidad de una tradición depende de su capacidad para renovarse, pudiendo cambiar de forma para adaptarse a nuevas circunstancias, sin perder por ello su sentido. El término “tradicional” en la construcción se refiere a la realización empírica de edificar, es decir “arquitectura sin arquitectos”, la manera más común de construcción en las comunidades. En la actualidad este tipo de viviendas tienen un latente riesgo de ser alteradas o de perder su autenticidad. Lo anterior, resulta relevante por la tradición constructiva, ya que por miles de años los constructores se las han ingeniado para construir usando tan sólo un pequeño porcentaje de los recursos disponibles en las localidades. (Fotografía 1). La vivienda tradicional, mantiene una relación estrecha con la forma de vivir, de producción, usos y costumbres de las comunidades rurales, este tipo de hábitat que forma parte de los pueblos autóctonos de cada país, ha dado respuesta no solo a las necesidades de habitar sino también de otras situaciones de orden social y ambiental. De las cosas que hace diferente a la vivienda tradicional del medio rural respecto a las edificadas en las áreas conurbadas o urbanas, es el uso de materiales no industrializados como tierra, piedra, carrizo, madera, etc., lo cual representa un mínimo impacto al ambiente por no utilizar materiales industrializados que tiene un alto costo energético en su elaboración, en cambio en las edificaciones del medio urbano se utiliza materiales industrializados que como se menciono tiene altos costos energéticos para su elaboración como el cemento, acero, vidrio, por mencionar algunos. En el medio rural, la edificación está basada en métodos1 ancestrales y todavía en algunas comunidades con ayuda mutua, lo cual propicia una relación estrecha y la construcción de tejidos sociales entre sus habitantes, en cambio en las ciudades este tipo de ayuda no es común, ya que se contrata personal para realizar la edificación. 1 Entender el método como el modo de obrar o proceder, hábito o costumbre que cada uno tiene y observa. Real Academia Española. 2 Históricamente la vivienda tradicional ha tenido una evolución, lo que hoy conocemos como vivienda tuvo su origen resumiéndose en refugios, los cuales sin duda dieron respuesta en su etapa histórica “los refugios más antiguos, fueron sitios temporales a estacionales, hechos de matorrales y ramas pequeñas, usualmente cubiertos con lodo para aislarlos del agua”. Graham (2008) Por lo tanto, la posibilidad de obtener y utilizar elementos estructurales mayores, seguramente dependía de la invención de herramientas para lograrlo, ya que no se disponía de muchas de ellas, se sabe que las primera fueron: piedras filosas, varas con punta y las manos del constructor, conforme la vivienda se fue haciendo más grande y compleja, se requirió de ayuda, lo cual propició con ello apoyo colectivo o comunitario, es decir se pedía apoyo y de igual forma se ofrecía lo mismo, aun en algunas comunidades del México esta práctica sigue existiendo y se le conoce como tequio2. Conforme aumentaron los conocimientos agrícolas, aumento por consiguiente el nivel de cultura de la fase cazador-recolector hasta llegar al cultivo más intenso en localidades fijas, por lo tanto, también se tuvo la necesidad de un refugio fijo, lo cual posiblemente hizo al ser humano pensar en algo más permanente y con mayor durabilidad, ya que la existencia pasajera ofrecía pocas o ninguna oportunidad de tener una vivienda fija, por lo tanto los humanos aprendieron a crear excedentes de comida y métodos para almacenarla, bajo este esquema se considera que es así como los excedentes crearon tiempo y posibilitaron el deseo de desarrollar formas de refugio más sofisticadas y seguras, utilizando como materia prima todo lo que pudieran tomar de la naturaleza, tierra, piedras, ramas. “la naturaleza ofrece todos los materiales de construcción del hábitat, caso especifico, para la gente que habita en el campo conocido como medio rural, asegura que el ambiente ofrece una gran variedad de materiales”, Moya (1998). Simultáneamente las técnicas aplicadas al uso de los materiales, se fue mejorando en base a la experiencia, ya que si bien la naturaleza ofrecía materia prima que pudiera ser utilizada para la construcción de viviendas, en algunos casos, estos 2 Tequio (Del nahua tequitl, tributo, trabajo). Méx. Tarea o faena que se realiza para pagar un tributo, Diccionario de la Real Academia Española. 3 materiales se tenían que mejorar para soportar las inclemencias del tiempo. La obtención de materiales para la construcción también cambio con la revolución industrial3, el uso del acero, el vidrio, el concreto sin duda propiciaron que los habitantes renunciaran a estos principios de buscar y trabajar sus materiales para su vivienda. “otras de las ventajas que tienen los materiales que ofrece la naturaleza, es que son fáciles de obtener, preparar y utilizar”, Moya (1998). Lo cual no solo resolvía en el medio rural el problema económico de su adquisición, sino también propiciaba la transmitir de conocimientos de generación en generación, la obtención de materiales como el perfeccionamiento de sistemas constructivos, como cortar la madera con la luna apropiada4 para evitar que esta se torciera, ardiera, pudriera, mermara o creciera. Respecto a cómo se construyeron las viviendas tradicionales, es evidente que la gente del campo aprovechó en forma bastante inteligente los materiales que encontraron en la región en la que habitaban, escogiendo con acierto atino aquellos que rendían los mejores resultados en cuanto agentes protectores en contra del clima y los cambios atmosféricos, ya que estos materiales, no solo garantizaban resistencia a las condiciones climáticas, sino también confort. Un ejemplo de ello es la vivienda tradicional edificada en el Istmo de Tehuantepec, región que se encuentra ubicada en el estado Oaxaca, a pesar que está ubicada en una zona de clima tropical cálido, donde los vientos provenientes del Pacífico y proporcionan un clima comparativamente más cálido, la vivienda tradicional por su disposición espacial, altura, materiales de construcción y métodos constructivos empleadas, es lo suficientemente confortable, aún con las variantes por el cambio climático. (Fotografía 2). La forma de la vivienda surgida de la evolución ha llegado a tener valores del orden práctico, económico, sicológico, social y ambiental. “la imagen de la choza, significa el retorno a los orígenes, el hacer por tradición, el intento de volver a dar valor 3 La Revolución industrial fue un periodo histórico comprendido entre la segunda mitad del siglo XVIII y principios del XIX, en el que Gran Bretaña en primer lugar, y el resto de Europa continental después, sufren el mayor conjunto de transformaciones socioeconómicas, tecnológicas y culturales de la historia de la humanidad, desde el neolítico. Wikipedia enciclopedia libre. 4 La luna menguante es propicia para la selección de madera, de igual forma para hacer barro para adobes, momento apropiado para el secado rápido y los revocos, cubiertas y revestimientos). 4 a las acciones cotidianas, ya que en todos los tiempos, se ha asumido valores simbólicos diferentes en la forma y el contenido en los distintos contextos culturales”. Coppola (2004). Lo anterior, representa algo fundamental, considerando que por tradición se puede también heredar conocimientos para la construcción de vivienda, es aquí donde la vivienda tradicional muestra en parte su responsabilidad social. La vivienda tradicional como fenómeno social, no solo involucra elementos geográficos o de clima, sino también otros componentes, “la vivienda tradicional como un fenómeno socio-espacial involucra a elementos y factores de orden biológico, histórico, cultural, económico, ideológico y político”. Gonzales (1999). Bajo este esquema se considera que este tipo de vivienda está directamente relacionada con los requerimientos para la vida, de manera que su acepción contemporánea incluye el conjunto de espacios destinados al alojamiento cotidiano de la población y es la referencia más directa de la residencia, donde la convivencia es más estrecha en sus habitantes. Bajo este esquema se debe reconocer a los individuos, como habitantes y miembros de un pueblo, donde la unidad es la referencia fundamental de la comunidad, que como tal, tiene un factor primordial de identidad, lo anterior define también a la vivienda rural como el espacio donde reside la población que habita en el medio de pocos recursos económicos, concebido como el sitio de hábitat que está constituido por un conjunto de elementos naturales y artificiales que integran en forma permanente o temporal la unidad, cuyas características y disposición corresponden una expresión cultural especifica, donde cada comunidad asume formas particulares de ocupación, apropiación y representación del espacio y el territorio. Otro aspecto importante de la vivienda tradicional es su idea clara y ligada con tradiciones sobre todo las locales, que vienen de tiempos prehispánicos y que se siguen conservando, y que no solo tiene que ver con aspectos perceptibles sino también con lo intangible “la vivienda tradicional está estrechamente ligada con las tradiciones locales, que desde el tiempo prehispánico en el caso de México, y hasta ahora, se conservan, estos elementos culturales son las celebraciones religiosas, comida, danzas, leyendas y la lengua, entre otras, lo cual, poseen ahora el valor patrimonial”. Torres (2009). 5 Los valores que se le puede atribuir a la vivienda tradicional pueden tener múltiples aspectos por las actividades desarrolladas o las múltiples vivencias que se pueden dar en los seres humanos. “La vivienda además de ser un lugar que cobija, ha servido para llevar a cabo actividades de diversos géneros, no sólo domesticas: el trabajo ha tenido un lugar importante, de igual forma considera que la vivienda ha sido siempre el lugar de los sueños y de las más importantes evocaciones: los recuerdos de la infancia, y algunas de las experiencias gratas y dolorosas en ocasiones, están ligadas a la casa”. Ayala (2009). Al habitarla, el hombre desborda en ella sus sentimientos, sus angustias, sus ilusiones y sus temores; por ello se ha dicho con razón que la casa solo existe cuando el hombre la habita, pues no solo lo hace ocupándola sino haciéndola parte fundamental de su vida, cabe mencionar que bajo estas circunstancias, la casa tienden a tener un valor en ocasiones incalculable, desde el punto de vista inmobiliario, en ocasiones los propietarios prevén hasta después de su fallecimiento, clausulas testamentarias para que las viviendas no pueden ser vendidas, aunque lo anterior ello implique su desuso, o la degradación del inmueble. Interculturalidad. La vivienda tradicional es por excelencia, el lugar de la reproducción de la cultura, en ella se transmite de los padres a los hijos los principales valores que la sociedad tiene como propios y que pueden ser de orden moral, religioso, económico, higiénico o de cualquier tipo. Poseer una casa es una de las máximas aspiraciones, significa cristalizar el sueño de tener un lugar seguro en el mundo. Implica también el poder dejar a los hijos un patrimonio y asegurarles ese ansiado lugar; también llega a representar un bien convertible en dinero, una inversión, una seguridad económica. Respecto a la plusvalía, la vivienda se podrá cotizar más dependiendo no sólo del valor de la misma, sino en la zona que esté ubicada, condición que cambia con el paso de los años con la llegada de los servicios necesarios como agua, luz, drenaje, etc. Muchos de los valores, utilidades y significados pueden presentarse simultáneamente en las viviendas tradicionales resultan objetos en extremo complejos, 6 tanto para desentrañar su historia como para ser construidas. La vivienda tradicional está muy distante de pertenecer a una arquitectura menor, no obstante, sus dimensiones en relación con otros objetos arquitectónicos, o por emplearse en estas materiales sencillos o hasta ordinarios o tecnologías constructivas poco elaboradas; creer esto es producto de lecturas exclusivamente técnicas, en las cuales se ha hecho caso omiso de la principal de sus cualidades: ser habitada no sólo en la cotidianidad, sino en ocasiones muy importantes para la vida del hombre. La vivienda como expresión cultural, sin duda sigue siendo lo más representa de los valores de la sociedad “la vivienda ha constituido una de las expresiones más fieles y representativas de los valores de la sociedad; en ella se ponen de manifiesto las concepciones que sus habitantes han tenido del mundo, los recursos materiales y las tecnologías disponibles en determinadas épocas, sus limitaciones sus gustos y expectativas y, sobre todo, las formas socialmente compartidas de habitar”. Ayala (2010). No obstante, estos valores y condiciones suelen ser muy cambiantes a lo largo del tiempo. Por otro lado una misma vivienda, al ser habitada por distintas generaciones, puede experimentar cambios de diversa magnitud; en algunas ocasiones podrán ser sutiles y casi imperceptibles y, en otras, lo suficientemente drásticas al grado de desfigurar el inmueble, hasta hacerlo algo muy distinto a lo que fue en su origen. La vivienda como producto cultural fue y seguirá siendo un objeto significante, “lo que conocemos como casa o vivienda, es un objeto significante, un producto cultural frente al que se aprende a reaccionar de una determinada manera, regida por códigos” Ayala (2009). Estos códigos los podemos dividir en dos tipos: códigos sintácticos y códigos semánticos, los primeros tienen su representación más típica en la articulación arquitectónica que corresponde a la “gramática de construir” o ciencia de la construcción, en relación a los segundos, los podemos dividir a su vez en dos subgrupos: 1] los que se refieren a la articulación de elementos arquitectónicos, elementos que denotan “carácter distributivo” y connotan “ideologías del modo de vivir”; y 2] los que se refieren a los géneros tipológicos, tipo sociales o tipos espaciales. 7 Contribución social y ambiental La vivienda tradicional desde épocas remotas, ha tenido intrínsecamente la representatividad jerárquica y de agrupación humana, la cual, independientemente de que sea útil para el fin que fue creada, satisfaciendo espiritualmente a los seres humanos, integralmente aunado al físico, válido tanto para un individuo como para una colectividad. En este sentido la vivienda tradicional, posee no solo un valor social, representado por la clase del medio rural, es decir su característica principal es la solución a las necesidades más indispensables, liberada de adornos y decoraciones. Lo anterior, lleva a la reflexión que existe una responsabilidad social y ambiental al conservar la vivienda tradicional en cada región del mundo, sobre todo en condiciones tan cambiantes de la vida moderna. Dicho esto en otras palabras, la vivienda tradicional afronta no solo las inclemencias del cambio climático sino también la responsabilidad social ante la globalización. Conclusiones: La vivienda tradicional no solo representa el espacio físico, donde viven las familias, también es el sitio donde se manifiesta el esfuerzo, el sacrificio y la convivencia de los seres más queridos. Por lo tanto es y seguirá siendo el espacio por excelencia donde se recrean los valores culturales de toda la comunidad. Hacer de la vivienda tradicional un hogar es sin duda, el gran empeño familiar y una de las razones de ser de una comunidad que se sabe y se quiere estable. La vivienda tradicional es también un elemento importante para el crecimiento ordenado y armónico de las comunidades rurales, que ofrece resistencia ante un mundo globalizado. Desafortunadamente, usuarios, constructores, profesionales de la ingeniería y arquitectura, universidades y autoridades no hemos sabido dar el suficiente valor a este tipo de edificación, la cual históricamente desde su concepción, ha contribuido responsablemente con la construcción de los tejidos sociales y con la protección del medio ambiente. La vivienda tradicional sigue siendo la arquitectura popular sobreviviente, que se niega a desaparecer en una época industrial y tecnológica, 8 suspendida en el tiempo; o mejor dicho en lo atemporal, en la medida que su diseño no pretende significar una moda. Por el contrario, significa una resistencia cultural y desde ese ángulo, es un fenómeno marginal con respecto a la cultura occidental contemporánea, producto del capitalismo industrial. Por lo tanto la arquitectura de la vivienda tradicional se sigue considerando un producto eminentemente artesanal, resistente a una época avasalladora por la globalización. FUENTES BIBLIOGRÁFICAS Ayala, A. E. (2010) Antologías habitar las casa: historia, actualidad y prospectiva, México, UAM-Xochimilco. pág. 22. Ayala A. E. (2009) La idea de habitar “Ciudad de México y sus casas 1750-1990. México. pág.127. Coppola P. (2004) Análisis y diseño de los espacios que habitamos. México Pax México. pág. 167. González Claveran J. et al., Memoria del 1er Seminario Iberoamericano de la Vivienda Rural y calidad de vida en los asentamientos rurales. CYTED-HABITED, Cuernavaca Morelos, México 1999. pág.136. Graham Mchenry, J.R. P. (2008) Adobe como construir fácilmente. México Trillas. pág. 15. Moya Rubio, V. J. (1988) La vivienda indígena de México y del mundo. México, UNAM. pág. 29. Ortiz, V. M. (2009) La casa una aproximación. México, UAM-Xochimilco. pág. 93. Torres Zarate, G. (2009) La arquitectura de la vivienda vernácula. IPN Plaza y Valdés. México 2009. pág.144. 9 Anexo fotográfico. Fotografía 1 Fuente: Vivienda vernácula en Chiapas de Corzo/FOTO: MARCO EBER CRUZ DIAZ Fotografía 2 Fuente: Viviendas tradicionales santo Domingo Tehuantepec / FOTO: Rodolfo Guillermo Jiménez Vera Fotografía 3 Fuente: Viviendas tradicionales en Capulalpam de Méndez, Oaxaca /foto: Pastor Alfonso Sánchez Cruz 10