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LA POESÍA ESPAÑOLA ANTERIOR AL 36
1- MODERNISMO Y GENERACIÓN DEL 98
La crisis de fin de siglo en España dio lugar a dos movimientos: el Modernismo y la
Generación del 98. Esta diferenciación, que se mantuvo por razones didácticas, ha sido siempre
muy discutida (Antonio Machado y Valle-Inclán, por ejemplo, considerados como miembros del 98,
son modernistas en sus comienzos literarios).
Para algunos, existe un único movimiento literario, el Modernismo, que es la expresión del
cambio de sensibilidad en la cultura española de fin de siglo. No hay razón, por tanto, para hablar de
Generación del 98.
Para otros, en cambio, aunque modernistas y noventayochistas pertenezcan a una misma
generación histórica, existen diferencias entre ellos para no incluirlos en el mismo movimiento: el
Modernismo se asocia con la preocupación estética y el refinamiento artístico, el 98 con una
orientación más intelectual y filosófica (el problema existencial, el tema de España)
1.1.- MODERNISMO
El Modernismo es un movimiento artístico que se inició hacia 1880 y se mantuvo vigente a
lo largo de los primeros años del siglo XX, hasta la 1º Guerra Mundial (1914) aproximadamente.
Surge como movimiento de profundo desacuerdo con los principios de la sociedad burguesa, a la
que pertenecían la mayoría de sus representantes (crisis de la conciencia burguesa).
El término Modernismo se aplicó, en el campo de las artes, a una serie de tendencias
europeas y americanas surgidas en las dos últimas décadas del siglo XIX, caracterizadas por un
marcado anticonformismo y unos agresivos esfuerzos de renovación. Aunque al principio la
denominación tenía un matiz despectivo, hacia 1890, algunos autores, entre los que destaca Rubén
Darío, asumen con cierta insolencia dicha designación.
Ante la situación de malestar provocada por la crisis, existen dos posibles reacciones: la
rebeldía política o el aislamiento del mundo. La postura característica del Modernismo es la
segunda: aislamiento aristocrático y refinamiento estético. Por esto, la imagen más tradicional es la
del Modernismo como movimiento esteticista y escapista); sin embargo, muchos críticos actuales
opinan que la evasión es también una forma de compromiso, pues a través de ella, los autores
protestan contra la sociedad que les ha tocado vivir.
Ø En el movimiento modernista tuvo una gran importancia la influencia de la literatura
francesa, en concreto de dos corrientes: el Parnasianismo y el Simbolismo.
• Parnasianismo cuyo maestro fue Theophile Gautier, tiene como famosa divisa la del
“el arte por el arte”, que lo sitúa en las antípodas de la literatura comprometida. De los parnasianos
tomaron los modernistas el anhelo de perfección formal, el gusto por los temas exóticos y los
valores sensoriales.
• Simbolismo corriente de idealismo poético que surge con Baudelaire, aporta al
Modernismo el arte de sugerir y la búsqueda de efectos rítmicos dentro de una variada musicalidad.
Ø Además de estas influencias bebieron de las fuentes de los grandes románticos. Por
esto, aunque los autores americanos rechazaron en principio la tradición hispana, mostraron
admiración por Bécquer.
La temática modernista apunta a dos direcciones: una, la más destacada, atiende a la
exterioridad sensible y la otra, a la interioridad del poeta. Podemos señalar los siguientes bloques
temáticos:
• Un sentimiento de malestar, de desarraigo y de soledad que motiva la presencia de lo
otoñal, de lo crepuscular, de la noche.
• Una actitud escapista como respuesta a una sociedad que no les gusta. La evasión se
produce en el espacio (hacia mundos exóticos) y en el tiempo (hacia el pasado medieval,
renacentista, dieciochesco, y un gusto por el mundo de la mitología clásica).
• El cosmopolitismo, que desembocó sobre todo en la devoción por París.
• El amor idealizado e imposible, que convive con un erotismo desenfrenado.
• Los temas indígenas y los temas hispanos, como muestra más de la evasión hacia el
pasado y sus mitos y de la búsqueda de los orígenes.
La estética modernista se basa en la búsqueda de la armonía y de la perfección, de ahí el
esteticismo dominante. Guillermo Díaz-Plaja señala las siguientes características:
• Retoricismo.
• Creación de una lengua artificial, de intención predominantemente estética.
• Enriquecimiento musical del idioma en busca de una expresión distinta, individualizada.
• Lenguaje sensual, al servicio de la belleza.
• Lenguaje minoritario.
Así aparecen los recursos basados en el sonido (como la aliteración) y recursos léxicos,
como la presencia de cultismos y de voces exóticas, sinestesias, imágenes y metáforas innovadoras
y deslumbrantes.
En cuanto a la métrica, se produce un inmenso enriquecimiento de ritmos. El verso favorito
es el alejandrino, pero también se cultivan abundantemente el dodecasílabo y eneasílabo (de
influencia francesa). Al mismo tiempo siguieron utilizándose versos más consagrados como el
octosílabo y el endecasílabo. También hay innovaciones con respecto a las estrofas: muchas se
inventan, se importan o se modifican (por ejemplo, se utilizan sonetos alejandrinos o de versos
polimétricos).
Rubén Darío
Rubén Darío es considerado el máximo exponente de la literatura modernista. En
Hispanoamérica, la publicación de Prosas Profanas en 1896, se considera el hito que divide las dos
etapas del movimiento: la primera, en la que predomina el preciosismo formal y el culto de la
belleza sensible; y la segunda, más intimista y con mayor presencia de los temas americanos. Su
venida a España en 1892 y su regreso en 1899 son hitos decisivos en la renovación de nuestra
lírica.
Prosas Profanas es su obra más brillante, en la línea del Modernismo esteticista: ambientes
refinados, motivos exóticos,… recrea un mundo de fantasía lleno de cisnes, princesas y seres
mitológicos.
Cantos de vida y esperanza (1905) supone el inicio de una nueva etapa, con temas
subjetivos e intimistas o basados en motivos hispánicos.
A pesar de que se puede señalar la existencia de algunos precursores peninsulares, fue
Rubén Darío quien trajo el Modernismo a España. El Modernismo español se caracteriza por:
• Menor brillantez externa.
• Predominio del intimismo.
• Más simbolismo, por la influencia de Bécquer.
Como cultivadores destacan Manuel Machado, Villaespesa y Marquina. Además, en la
órbita del Modernismo, no podemos dejar de mencionar a tres autores: Valle-Inclán, Antonio
Machado y Juan Ramón Jiménez.
La importancia del Modernismo en la evolución de la literatura española es tal que sin él no
se puede entender la moderna lírica peninsular. El Modernismo supuso toda una renovación de la
palabra poética.
1.2. LA GENERACIÓN DEL 98
El término de Generación del 98 lo propuso Azorín para referirse a un grupo de autores que
habían empezado a publicar a finales del siglo. Contemporáneos de los modernistas, compartían
con estos una misma actitud de protesta contra la sociedad y contra el estado de la literatura, pero
sus preocupaciones eran otras: el problema de España y cuestiones filosóficas.
Características de la Generación del 98
● El problema de España: coincidiendo con el desastre del 98 se había extendido por todo el
país una sensación de crisis y decadencia. Estos autores, frente a los problemas concretos, buscaron
soluciones abstractas, filosóficas. El tema de España les interesaba en el plano de las ideas; por eso
buscan la esencia de lo español en el idioma, en la tradición, en la vida de las gentes sin historia, en
el paisaje castellano.
● Las preocupaciones filosóficas: cuestiones como el sentido de la existencia o el destino
del hombre son fundamentales en sus obras.
● Unas mismas inquietudes literarias: búsqueda de un lenguaje preciso y natural, alejado de
la retórica de buena parte de la literatura del XIX.
Autores
Aunque no hay acuerdo en la lista de escritores que pertenecen a esta generación, discutida
por muchos, los nombres más relevantes son los siguientes: Miguel de Unamuno, Pío Baroja,
Azorín, Ramiro de Maeztu, Antonio Machado y Valle-Inclán.
De todos ellos, cultivaron la poesía Unamuno y, sobre todo, Antonio Machado. En la obra
poética de Unamuno aparecen los mismos temas de su prosa: el sentimiento religioso, los conflictos
existenciales, España,…
Antonio Machado
1ª etapa: poesía con influencias modernistas (del modernismo intimista) y simbolistas. El
tema predominante es la expresión de los sentimientos personales: la melancolía, la nostalgia, el
paso del tiempo, la evocación del pasado, la muerte, la angustia y la soledad. Para expresar estos
sentimientos utiliza símbolos, como la fuente y el agua, el camino, la tarde, el huerto,… Obras:
Soledades (1903), ampliado y refundido en 1907 con el título de Soledades, galerías y otros
poemas.
2ª etapa: los temas fundamentales son: la descripción de las tierras de Soria y las
reflexiones, críticas y dolorosas sobre la decadencia española: Campos de Castilla (1912 y 1917):
por esta obra se incluye dentro de la Generación del 98. Es una poesía menos intimista, más
objetiva y descriptiva que la de la obra anterior.
La métrica que utiliza Machado es muy variada: alejandrinos, son muy habituales las
combinaciones libres de versos de once y siete sílabas con rima asonante en los pares (silva
arromanzada o asonantada)
Entre 1910 y 1936 se produce el relevo de modernistas y noventayochistas. Se suceden y
coexisten diversos movimientos que coinciden en el afán de modernizar el pensamiento y el arte.
Son el Novecentismo, las vanguardias y la generación del 27.
2.- NOVECENTISMO:
Hacia 1910 surge un grupo de autores que rechaza el tono vehemente y subjetivo de
modernistas y noventayochistas, así como la herencia artística del S.XIX. Se les conoce con el
término de “novecentistas” y también como “Generación del 14”, porque adquieren su madurez en
torno a la 1ª Guerra Mundial. Sus componentes son intelectuales que pretenden la modernización
de la sociedad y el acercamiento a Europa.
El auge del Novecentismo se da en los años 20 y declina en los años 30, cuando las
circunstancias históricas exigen una actitud más comprometida.
Entre los novecentistas destacan pensadores como Ortega y Gasset, Gregorio Marañón,
Eugenio D´Ors; novelistas como Pérez de Ayala y Gabriel Miró; en poesía la obra de J. R. Jiménez
supone la máxima representación de este movimiento. Estos autores no constituyen un grupo a
pesar de las afinidades que hay entre ellos y de las características que los separan del movimiento
anterior:
o Huida del sentimentalismo = intelectualismo: persiguen un “arte puro” que se proponga
como mero placer estético, eliminando las emociones humanas en pro de la pura emoción
estética.
o Preocupación constante por la obra bien hecha, bien meditada: se huye de lo fácil y
descuidado. Tienden a un lenguaje depurado y selectivo. Imperativo de selección y literatura
para minorías.
La lírica novecentista representa la superación del Modernismo y aspira a una perfección
que sea fruto de la inteligencia. La labor de selección de temas culmina en la poesía pura de J. R.
Jiménez.
J. R. JIMÉNEZ (1881-1958):
Fue contemporáneo de A. Machado y de Unamuno, pero su trayectoria lo convierte en nexo
entre la 1ª generación del siglo (modernistas y 98) y la generación del 27, que lo acogerá como
maestro al orientarse hacia la poesía pura.
Consagró su vida a la poesía, que le permite alcanzar sus anhelos de belleza y eternidad y al
mismo tiempo es un modo de conocimiento del mundo. En su caso, la palabra poética aparece tras
una ardua labor de inteligencia; su obra muestra el anhelo de perfección que sólo puede ser
apreciada por las élites cultivadas, tan típico del Novecentismo. Su trayectoria poética refleja una
creciente dificultad.
Él mismo explicó la evolución de su poesía, reduciéndola a tres etapas:
• Época sensitiva: desde sus comienzos a 1915 aproximadamente. Empieza su
trayectoria siguiendo el modelo de Bécquer y de los simbolistas en libros como: Rimas, Arias
tristes, Jardines lejanos... en los que predomina la sencillez, la musicalidad suave y el tono
sentimental y melancólico, transparente de emoción; los temas preferidos serán el paso del
tiempo y la muerte. Los poemas están impregnados de la tristeza del poeta, que identifica sus
sentimientos de soledad, muerte, sufrimiento, belleza... con el paisaje. Preferencia por el
octosílabo y la asonancia.
Entre 1908 y 1915 compone poemas que recogerá, entre otros, en los siguientes libros:
Elejías, La soledad sonora, Sonetos espirituales... que corresponden a su etapa modernista. Su
poesía no será tan “fastuosa de tesoros” como la de Rubén Darío; pero en ella aparecen rasgos
típicamente modernistas: la utilización del color y otros elementos sensoriales, la adjetivación
brillante, ciertas imágenes, ritmos amplios (es frecuente el alejandrino).
• Época intelectual: la ruptura definitiva con el Modernismo lleva una fecha: 1916, en la
que escribe Diario de un poeta recién casado, considerado por el autor como su mejor libro y por la
crítica como libro clave de la lírica contemporánea. Su novedad es asombrosa: desaparece el léxico
modernista, la adjetivación sensorial, los ritmos sonoros. Es una poesía desnuda en la que elimina
lo anecdótico para dejar paso a la concentración conceptual. Predominan los poemas breves,
densos, con versos escuetos y preferentemente sin rima o con leves asonancias; mezcla el verso
libre con la prosa poética. El tema dominante es el mar, que simboliza todo aquello que anhela el
poeta: plenitud, desnudez, eternidad, belleza.
Al moverse en el terreno de las ideas, es una poesía abstracta, metafísica y difícil. Esta etapa
se prolonga hasta que abandona España en 1936, se corona con La estación total.
• Época suficiente: a partir de 1936: En el otro costado y Dios deseado y deseante, escritos
en el exilio.Se produce la fusión del poeta con Dios. Poemas panteístas, metafísicos y herméticos.
Los novecentistas, con su defensa del arte deshumanizado y el ambiente de tertulias y
revistas que promovieron, favorecen la entrada de las vanguardias y la introducción de todas las
novedades que se producen en el panorama europeo. El novecentismo supuso una renovación con
respecto a la lírica anterior, pero no puede hablarse todavía de auténtica ruptura. La ruptura más
radical es la que significan los movimientos de vanguardia.
3.- LAS VANGUARDIAS:
Las vanguardias o “ismos” son experimentos artísticos que rompen violentamente con la
estética anterior y proponen un arte radicalmente distinto y original. Aparecieron como revolución
estética, antirrealista y antisentimental, que concibe el arte como experimentación y juego.
Responden a una visión deshumanizada del arte. Su mayor logro fue imponer la libertad del artista.
El origen de las vanguardias está en París, de donde salen todas las novedades y a donde
acuden los jóvenes artistas que quieren aprender lo último. Tiene lugar, entonces, una producción
de ismos a un ritmo veloz: fauvismo, cubismo, dadaísmo, futurismo, imaginismo... Algunos
influyen no sólo en la literatura sino también en otras artes plásticas, como el cine. Algunos pasan
como efímeras modas, otros dejan una huella imborrable. Su importancia no está tanto en lo que
crearon como en lo que ayudaron a destruir y la influencia que ejercieron en movimientos
posteriores.. Las vanguardias, a pesar de su carácter fugaz, traerán unos aires renovadores que serán
aprovechados por los poetas de la Generación del 27.
Las principales características de los movimientos de vanguardia son:
o Autonomía de la obra de arte: la obra no debe perseguir otro fin que el estético; ideal
de poesía pura que tiene como objetivo crear mundos puramente poéticos, desvinculados de la
realidad. El poeta vanguardista combate el subjetivismo romántico, elude la confesión personal,
desaparece tras el poema, que es lo que importa. Con la llegada del Surrealismo este ideal de arte
puro desaparecerá.
o Predominio de la metáfora: la metáfora se convierte en espina dorsal del poema; los
vanguardistas las prodigaron hasta la saciedad, innovando muchas veces con ingenio y fortuna.
o Afán de originalidad: buscan la belleza en lo diferente, lo original; rechazo de la
tradición literaria. Arte minoritario y hermético, la poesía se convertirá en un coto cerrado para el
lector entendido.
o Experimentación estética: cobra importancia la distribución en el espacio de palabras y
frases (“caligramas”), los espacios en blanco; abolición de los signos de puntuación; triunfo del
verso libre...
Las vanguardias penetran en España hacia 1914, se hacen más perceptibles a partir de 1918
(llegada a España de Vicente Huidobro, portavoz de las vanguardias parisinas) y se acentúa en los
años 20. Tienen como pionero a R. G. De la Serna que en 1908 funda la revista Prometeo en la que
se publica el primer manifiesto futurista.
Hay que destacar también las tertulias (ej.: la del café Pombo, la del café Colonial) y las
revistas (Revista de Occidente, fundada por Ortega, y la Gaceta literaria) en las que el
vanguardismo halla buena acogida y que contribuyen a su triunfo.
Entre 1919 y 1920 se publican varios manifiestos ultraístas. En 1925 se publica en la Revista
de Occidente el primer manifiesto del Surrealismo; ese mismo año aparece el ensayo de Ortega La
deshumanización del arte que pretende ser un análisis del arte nuevo y acaba convirtiéndose en la
justificación teórica de las vanguardias.
A partir de 1930 decae la influencia vanguardista, pues las circunstancias políticas y sociales
llevan a una literatura más comprometida y humana, de tema social o político.
Dentro del vanguardismo español se pueden distinguir dos etapas:
• Nacimiento y auge (1908-1925): a partir de 1908, primeras manifestaciones vanguardistas
de la mano de R. G. de la Serna; culmina con el triunfo del Creacionismo y Ultraísmo.
En este momento se valora el arte deshumanizado.
• Surrealismo y rehumanización (1926-1936): el influjo del Surrealismo inicia la
rehumanización , ya que recoge las emociones, la angustia y la rebeldía ante la sociedad moderna.
(Ver los principales ismos en el cuadro de “La poesía anterior al 36”)
Las nuevas posibilidades abiertas por las vanguardias preparan el camino para que surja un
grupo de poetas que dará lugar a que se hable de un nuevo “Siglo de Oro” de la poesía española.
4.- LA GENERACIÓN DEL 27:
En la década de los 20 comienza a escribir un grupo de poetas que comparten unos rasgos
comunes (edades similares, gran cultura y curiosidad intelectual, origen familiar acomodado, lazos
de amistad, participación en acontecimientos culturales, colaboración en las mismas revistas,
inquietudes estéticas comunes...) y cuyas obras suponen un florecimiento excepcional de la poesía.
Entre los términos con los que se les han denominado ha hecho fortuna el de “generación del 27” o
“grupo poético del 27” que hace referencia al año en que casi todos ellos participaron en el
homenaje a Góngora por el tercer centenario de su muerte; en ese año tiene lugar otra aparición del
grupo, en la que por 1ª vez leen públicamente sus versos.
Los componentes más conocidos son: P. Salinas, J. Guillén, G. Diego, F. G. Lorca, D.
Alonso, V. Aleixandre, L. Cernuda y R. Alberti. También se añaden M. Altolaguirre y E. Prados, y
algunos estudiosos incluyen a M. Hernández, aunque otros lo consideran un poeta de transición.
En la trayectoria del grupo se pueden diferenciar tres periodos:
• Etapa inicial (hasta 1927): en las primeras obras encontramos la presencia de tonos
becquerianos, junto con algunos resabios postmodernistas; pero pronto se deja sentir el influjo de la
poesía pura de J. R. Jiménez y de las vanguardias. El magisterio de Juan Ramón los lleva al anhelo
de depurar el poema de la “anécdota humana”, de renunciar a todo tipo de emoción que no sea
estrictamente artística (autosuficiencia del arte). Lo importante es la belleza del poema, más que la
emoción que pueda comunicar un sentimiento o una experiencia humana.
Sin embargo, en esta etapa no todo es deshumanización, lo humano entra por el camino de la
lírica popular, como lo muestra la obra de Lorca, Alberti o G. Diego. Logran un perfecto equilibrio
entre vanguardia y tradición.
• Etapa de madurez (desde 1928 a la Guerra Civil): cansados de las aventuras formalistas,
inician un proceso de rehumanización; es entonces cuando se produce la irrupción del Surrealismo
que señalaba una dirección opuesta a la poesía pura. Se abandona la concepción esteticista de J. R.
Jiménez y el arte deshumanizado de Ortega y pasan a primer término los eternos sentimientos del
hombre.
• Tras la Guerra Civil: el grupo puede considerarse deshecho (asesinato de Lorca, exilio de
Salinas, Guillén, Alberti y Cernuda) aunque mantienen su amistad y crean obras importantes. Los
desterrados tratan en numerosas ocasiones el tema del exilio; es decir, la nostalgia de la patria y la
protesta por la situación política. En España quedaron Dámaso Alonso y Vicente Aleixandre, en lo
que ellos llamaron “exilio interior” (ver esquema de poesía después del 36). G. Diego se inclinó
hacia el bando franquista y se refugió en una poesía de tipo religioso.
Aunque cada poeta sigue una trayectoria diferente, en conjunto la poesía tras la Guerra Civil
refleja la angustia existencial y las preocupaciones éticas y sociales.
Ø La aportación más importante del grupo poético del 27 fue la síntesis que llevaron a
cabo entre tradición y vanguardia; en sus obras aúnan lo tradicional y lo renovador, el gusto por
lo popular y lo culto, el interés por la literatura hispánica y por las literaturas europeas. Asimilan
todas estas influencias en creaciones profundamente personales y diferentes
De la literatura española clásica valoraron tanto lo culto (J. Manrique, Garcilaso, Fray Luis,
San Juan de la Cruz, Lope, Quevedo y, sobre todo, Góngora) como lo popular, casi todos imitan
procedimientos expresivos de este tipo de poesía ( a esta tendencia se le llamó “neopopularismo”)
De la literatura española más reciente destaca el interés por Bécquer, Rubén Darío y, sobre
todo, por J. R. Jiménez, considerado un maestro por todos los autores del grupo.
Junto a esta inspiración en la literatura española, muchos poetas del 27 se dejan influir por
los movimientos de vanguardia. Entre los ismos, los que más influyeron fueron:
o FUTURISMO: abre las puertas a nuevos temas y a nuevas posibilidades del lenguaje.
Influye, sobre todo, en la utilización de una temática moderna.
o CREACIONISMO y ULTRAÍSMO: defiende la capacidad creadora de las imágenes. El
poema se convierte en un mundo creado por imágenes yuxtapuestas y llenas de sugerencias. Entre
los autores más influidos por el Creacionismo destaca G. Diego en Manual de espumas.
o SURREALISMO: propugna una liberación total del hombre. La poesía deberá estar libre
de la vigilancia ejercida por la razón. Aspira a captar el mundo de los sueños, donde el
subconsciente se manifiesta a través de imágenes en un mundo sugerente e ilógico. De ahí las
técnicas utilizadas para registrar de forma incontrolada los impulsos profundos: escritura
automática, el “collage”, metáforas visionarias... Entre los poetas más influenciados por el
surrealismo destacan: Lorca, sobre todo, en Poeta en Nueva York; Rafael Alberti, especialmente en
Sobre los ángeles
De las vanguardias deriva la total libertad creadora y el afán de originalidad, que se detectan
en los temas, el lenguaje y la métrica:
ü Temática: abandonan los eternos temas líricos (amor, vida, muerte...) o, si los tratan, lo
hacen desde nuevas perspectivas, valorando el ingenio y el humor. Además introducen nuevos
temas propios de las vanguardias: cantan los adelantos mecánicos, el progreso, las modas, el
deporte... Por ejemplo, Salinas escribe sobre una bombilla o sobre una máquina de escribir; Alberti
canta a Platko, un portero de fútbol, y a Charlot.
ü Lenguaje: la renovación total que alcanzaron en poesía se basa, sobre todo, en el uso de
las imágenes, que se convierten en la base del poema. Continúan la línea iniciada por R. Gómez de
la Serna (“Greguerías”) y las vanguardias. Cultivaron tanto la imagen, como la imagen visionaria,
irracional, en la que no existe relación lógica entre el término real y el poético; relaciona los objetos
por las emociones que despiertan
ü Métrica: con la aportación de estos autores quedan definitivamente incorporados a la
lengua poética el versículo y el verso libre, cuyo ritmo no se basa en el cómputo de sílabas, sino que
se consigue mediante la reiteración de ideas, palabras y estructuras semánticas. Combinan el verso
libre y el versículo con estructuras métricas tradicionales, tanto cultas como populares; por ejemplo,
Lorca y G. Diego componen romances y sonetos, Guillén utiliza las décimas; y, a la vez, todos ellos
usan el verso libre.
Clara muestra de esta síntesis de tradición y vanguardia es la obra de Lorca que estudiaremos
este curso, Romancero Gitano, en la que los elementos populares se mezclan con imágenes
novedosas, cercanas al Surrealismo.
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