ACTOS DE LA ACADEMIA PONTIFICIA DE LOS NUEVOS LINCES

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ACTOS DE LA ACADEMIA PONTIFICIA DE LOS NUEVOS LINCES SESIÓN DEL 5 DE MARZO DE 1871 Preside su Excelencia Reverendísima Cardenal Filippo de Angelis Protector de la Academia y Camarlengo del Santo Padre y por el profesor Benedetto Viale Relato, Presidente Ordinario de la misma MEMORIAS Y COMUNICACIONES DE LOS SOCIOS ORDINARIOS Y DE LOS CORRESPONDIENTES Progreso de los conocimientos solares obtenidos con ocasión del Eclipse Solar del 22 de diciembre de 1870. Memoria del Padre Angelo Secchi El eclipse del día 22 de diciembre era ansiosamente esperado por los astrónomos para completar muchas de sus observaciones imperfectas y para verificar un gran número de consecuencias y de hipótesis fundadas sobre observaciones hechas con los nuevos métodos espectroscópicos. Si bien la cercanía de los lugares, su recuerdo, la hospitalidad de los ciudadanos, y tantos otros alicientes, invitaban a los astrónomos y amantes de los espectáculos grandiosos de la naturaleza a trasladarse hacia la zona privilegiada, la inseguridad de la estación en la que sucedía el fenómeno, es decir, en pleno invierno, preocupaba mucho, y si no hubiese existido la esperanza de que en regiones tan meridionales como Sicilia, España y África había perspectivas de un clima favorable, pocos se hubieran aventurado a semejante viaje con una gran probabilidad de un clamoroso fracaso. Pero todo esto fue vencido por el amor a la ciencia y fueron numerosas las expediciones científicas: una inglesa formada por más de cuarenta miembros agrupados en cuatro secciones; una que fue a Orán (cuyo jefe era Huggins); otra a España (comandada por Perry); dos equipos en Sicilia (Lockyer, Adams, etc.); otra en Gibraltar (Parsons, etc). Una expedición americana subdividida en dos, una en España cerca de Jérez (Langley-­‐
Winlock, etc.) y la otra en Siracusa (Harkness, Hall, etc.). Dos 1 expediciones italianas, una en Augusta1, y la otra en Terranova con los principales directores de los observatorios italianos, por no mencionar muchas otras expediciones de voluntarios y aficionados venidos de diferentes partes. Una expedición austríaca fue a Túnez. La expedición francesa del audaz señor Janssen que partió de París en un globo aerostático cargado con sus instrumentos y con gran peligro, se dirigió a Argelia pero en vano porque se lo impidieron las nubes; también hubo varias expediciones privadas, entre las cuales merece destacarse a varios profesores y señores, que con el señor Da Schio subieron al Etna; el padre Serpieri y el capitán Buffa, que se situaron en Capo dell’Armi2, en el extremo de Calabria, etc. Desgraciadamente el triste augurio del mal tiempo se cumplió en gran parte, pero no del todo, y todo lo que se recogió es ya tanto que no pueden lamentarse las penurias sufridas y los gastos realizados, tanto más porque deberán pasar no pocos años hasta que vuelva a darse una ocasión propicia similar en Europa. Yo no estoy aquí para exponer con detalle ni las estaciones de los observadores, ni su número, ni los instrumentos, aunque bien valdría la pena, ya que se trata de máquinas, a veces colosales, transportadas con grandes esfuerzos y capaces de figurar de forma notable en los grandes observatorios, y otros de esos inventos nuevos que han sido creados para esta ocasión. Yo llevé a Augusta el catalejo de Cauchoix3 de seis pulgadas, sostenido por una máquina rotatoria, además de otros dos de cuatro pulgadas. El señor Donati tenía un ecuatorial4 construido expresamente para la espectroscopia. Los americanos en España tenían dos ecuatoriales de ocho pulgadas y dos de seis con un aparato fotográfico de 10m de foco, colocado horizontalmente, y regulado con un helióstato5. El señor Brett tenía un reflector de ocho pulgadas. Los polariscopios6 , los espectroscopios7 y los telescopios, 1 Augusta es un municipio italiano situado en la costa oriental de Sicilia [Nota de la T.]. 2 Capo dell'Armi (o Capo d'Armi) es una cima situada en Làzzaro en la provincia de Reggio Calabria. Constituye el límite sureste del estrecho de Messina [Nota de la T.]. 3 Se trata de Robert-­‐Aglaé Cauchoix (24 de abril 1776-­‐5 de febrero 1845) que fue un óptico francés y un inventor de instrumentos cuyos cristales jugaron un papel importante en la carrera de los grandes telescopios refractores en la primera mitad del siglo 19 [Fuente: Wikipedia]. 4 Dicho de un instrumento óptico: Que tiene una montura especial que permite medir las coordenadas de los astros [Fuente: Diccionario Real Academia de la Lengua]. 5 Aparato que hace que un espejo siga el movimiento diurno del Sol, recogiendo así la máxima energía para su utilización calorífica [Fuente: Diccionario Real Academia de la Lengua]. 6 Instrumento para averiguar si un rayo de luz emana directamente de un foco o está ya polarizado [Fuente: Diccionario Real Academia de la Lengua]. 7 Aparato que sirve para obtener y observar un espectro [Fuente: Diccionario Real Academia de la Lengua]. 2 más allá de toda descripción, eran tantos que en otra época se habría dicho que se llevaba a cabo un asalto al cielo en la tierra misma, donde los poetas ya habían fabulado antes. No hablaré de todo esto dado que las relaciones no han sido todavía publicadas y tal vez aún no se han elaborado. Por mi parte, después no podría hacerles aquí ninguna relación porque existe un acuerdo entre los miembros de la comisión para no publicar informes definitivos sobre las propias observaciones, antes de que sean publicadas oficialmente. Por tanto, me limitaré a exponer las conclusiones a las que se ha llegado mediante las nuevas observaciones, para resolver las numerosas dudas que ofuscaban nuestras mentes, remitiendo mis informaciones solamente a las fuentes hasta ahora publicadas o a conversaciones informales. Hay que sobreentender que estas noticias todavía son incompletas, no habiendo podido reunir algunas de las muchas informaciones que esperamos tener con el tiempo. Así pues, comenzaré por la Corona. Esta bella gloria que aparece alrededor de la Luna, este año presentó en Sicilia y en otros lugares un aspecto un tanto diferente que las anteriores veces. El anillo plateado y brillante que ciñe la Luna en el borde no aparece en todas partes continuo, como suele hacerlo, sino que aparece casi intermitentemente (Serpieri, Buffa, etc.). A algunos la Corona se les presentó más bien como una multitud de rayos dispuestos aquí y allá sin una unión común en la base, en lugar de una aureola continua de la que salen varios haces luminosos más largos. Pero esto no significa de ninguna manera que faltara este anillo continuo porque fue visto bien en Villasmundo8 por el señor Reynard, en Jerez por el señor Langley, y en Catania por Peirce, en Terranova por la expedición italiana y en Augusta por la otra expedición aunque aquí estaba nublado. Pero ciertamente esta zona básicamente no era la que más llamaba la atención y según los informes resultó más débil que otras veces. Ciertamente una de las razones de esto es que la condición del Sol en el momento de la observación, no tenía una altura mayor de 20 a 25 grados según los lugares, y la débil luz de esta aureola lo debió de ser por esta razón. Es más, incluso allá donde no había nubes visibles no se dejó de advertir un cierto velo en el cielo, producido por la condensación de los vapores, como bien lo 8 Villasmundo (con una longitud de 0,34 km2) es un arrabal del municipio de Mielilli perteneciente a la provincia de Siracusa. 3 advirtieron los americanos en Jérez9. La absorción atmosférica es tan fuerte a esta altura, que con cielo despejado debemos alargar el cuádruple el tiempo de las fotografías para conseguirlas iguales a aquellas tomadas en septiembre en Roma. Según esto puede creerse que hacía un tiempo turbio y que el cielo en estas circunstancias parecía despejado, pero realmente no lo estaba. La disminución de la temperatura que se produce en al aire al ocultarse el Sol es tal que el verano transcurre sin generar niebla, estando entonces al aire lejos de su saturación, pero en invierno esto es indispensable, especialmente con tiempo borrascoso, y por desgracia lo comprobamos. Así pues, no es extraño que la aureola continua aparezca menos viva. Añadiendo que se vio de forma intermitente especialmente en las zonas cercanas al límite de la totalidad, como por el padre Serpieri en los alrededores de Reggio Calabria concretamente en Capo dell’Armi, y en las posiciones entre Messina y Catania, donde la ocultación era bastante excéntrica. Pero lo que hace reflexionar seriamente es la gran diversidad de grupos de rayos observados. Algunos observadores han visto dos grupos o haces diametralmente opuestos. Otros observadores cuatro, otros ocho, otros la vieron casi sin rayos, como me lo aseguraron los profesores Seguenza y Costa en Messina. Varios oficiales ingleses a bordo de diferentes buques de guerra atracados en Catania para el rescate del bello pero desafortunado Psyche, naufragado cerca de allí, hicieron dibujos tan diferentes los unos de los otros que eran apenas irreconocibles. ¿Cómo conciliar estas observaciones? A partir de 1860, yo advertía que no podía dejar de reconocerse en la corona también el elemento debido al sol, un elemento atmosférico terrestre, y el color rosa que esta vez muchos vieron teñirse la corona misma (Taranto e Inglo en Caltagirone10: página 12; Pierce [sic] en Catania, Nature, página 222, segunda columna), muestra que alguna luz provenía de las prominencias rosadas que iluminaban nuestra atmósfera. El profesor Perry en Jerez vio las estrías del hidrógeno incluso en la Luna y por esto no hay duda de que esa era la luz de las protuberancias difundida por el ligero velo que tapaba la atmósfera. También debe referirse sin dificultad otro elemento, esto es, la influencia del órgano visual de cada hombre, de tal manera que todo el 9 Nature, pág. 229, columna 1, línea 25. Esta es hasta ahora la revista que más noticias tiene. 10 Caltagirone es una comuna italiana en la provincia de Catania [Fuente: Wikipedia]. 4 mundo ve las estrellas formadas por grupos de rayos diferentes, así como aquí sucede lo mismo (Lockyer, Raynard). La fotografía sola podía resolver, al menos en parte, esta controversia, pero se nos estropeó por una triste nube que nos tapó el Sol en la mayor parte de la totalidad. No estoy seguro de cómo fue fijada la que consiguió obtener la expedición americana en España por obra del señor Willard. La que fue tomada en Siracusa por el señor Brothers muestra tres fases separadas por el este, y una aureola continua muy extensa por el oeste, y se acerca mucho a la forma que yo vi en España, pero difiere mucho de los dibujos vistos hasta ahora. Las expediciones inglesa y americana en Catania tuvieron la misma mala suerte que nosotros. Sin embargo, la mayoría está de acuerdo en cuatro grupos de rayos principales que corresponderían a las manchas y fáculas 11 solares y otras en dos grandes haces solamente. Una especie de rayo negro o sombra que cortaba oblicuamente el anillo luminoso fue visto por el señor Langley en España. La corona dibujada por el señor Tacchini está también formada por rayos aislados muy numerosos. Una de las investigaciones que había que hacer era ver si los rayos de la corona coincidían con las protuberancias, ahora esto ya ha sido estudiado. El padre Serpieri, en la primera mitad del eclipse total, advirtió que no coincidían, pero después vio coincidir aquellos de la otra parte del disco y de la otra mitad del contorno. Por lo que queda probado que no todos los haces coinciden con las protuberancias. Muchos otros afirman, por el contrario, la coincidencia absoluta pero las circunstancias detalladas por las observaciones del padre Serpieri nos parece que tienen especial peso. En España al señor Watson la corona se le había presentado con una apariencia curiosa tal que cree haber visto una porción separada de rayos que volaba como un velo12. Esto no es absolutamente imposible pero podría ser una ilusión originada por alguna nube cercana (atmosférica o cósmica), y antes de considerar como un hecho real ese trozo de atmósfera solar que vuela, debemos tener otras pruebas. Estas nubes cósmicas ya no son una simple hipótesis, son un hecho positivo al que debemos las estrellas fugaces donde no es imposible que ciertos extraños apéndices observados antiguamente en las coronas fuesen debidos a tales nubes, pero hasta ahora sería 11 Cada una de las zonas más brillantes que se observan en el disco del Sol [ Fuente: D iccionario d e la R eal A cademia de la Lengua]. 12 Am. Journal, Febrero, 1871. 5 prematuro ver en estos apéndices una confirmación de las teorías que creen que la Corona está formada por la materia del Sol atenuada y en un estado de dispersión continua, como ocurre con las colas de los cometas. Según esto y el señor Norton, el Sol lanzaría las partes de su atmósfera más allá de sí, del mismo modo que la fuerza solar parece repeler los proyectiles de los cometas. Debemos registrar estas ideas porque son fruto de profundos estudios y pueden, algún día, ser fecundas pero, por ahora, debemos tener la máxima reserva sobre ellas. Más avanzado está el análisis espectral de la Corona. En él se ha asegurado, por segunda vez, la presencia de una línea brillante tan viva que estaría cerquísima y tal vez fuese idéntica a la 1474 de K., y esta se ha podido trazar en el espacio circundante hasta la enorme distancia de 8’ por el profesor Perry, a 10’ por el señor Harkness y hasta 20’ por el señor Winlock. El señor Harkness vio otras dos menos refrangibles con la junta de un espectro de hidrógeno visible hasta 10’ de distancia. El padre Denza en Augusta, con un espectrómetro13 fabricado por mí para tener mucha luz, vio ciertamente una segunda en el límite entre el verde y el amarillo, y que no dista mucho de la de la Aurora Boreal. Pero por la brevedad del tiempo no pudo fijar la posición, ya que el Sol fue ocultado por la Luna, y se extendió por encima una nube negra que oscureció todo, ocurrió todo a la vez y solo al final nos dejó disfrutar durante pocos segundos del espectáculo. Al confiar esta observación al padre Denza mi objetivo había sido más bien recoger mucha luz para ver cuántas líneas era visibles, y fijar cuáles eran. Pocos años antes yo había sido instruido sobre la Aurora Boreal. De ella aprendí que para ver bien espectros tan débiles como los de esas luces difusas, se exige un poco de aumento y gran condensación. Por lo tanto, fijé en el foco de un visor de Dollond14 de gran apertura y de lente muy sutil, un pequeño espectroscopio de bolsillo de Hoffmann con una rendija más bien larga, y cogí el pequeño telescopio que amplificando disminuía demasiado la luz. Fue por este medio por el que escuché con satisfacción del docto Padre anunciar la presencia de dos líneas en lugar de una vista comúnmente con los instrumentos más grandes, pero que proporcionalmente debilitan más la luz. 13 El espectrómetro es un aparato utilizado para estudiar la composición de la luz emitida por una fuente [Fuente: Diccionario de la Real Academia de la Lengua]. 14 John Dollond (1706-­‐1761) fue un óptico inglés. 6 Si la estría principal fuese la 1474 de K. sería de hierro, pero existen fuertes razones que hacen dudar de esto, ondas que no se sabe precisamente de qué sustancia son, y esta envoltura parece, más bien, de materia desconocida por nosotros, pero más rara y más ligera que el hidrógeno mismo. Digo que dudo de esto porque: 1. No es seguro que la 1474 sea la estrella del hierro. El señor Lorenzoni considera más bien que es la línea 1463, y esta pequeña diferencia de refrangibilidad es de gran importancia en esto; 2. Es improbable que sea de hierro, porque este vapor no se muestra en las regiones más bajas de la atmósfera solar. Otros sospechan que es de algún gas que se ocluye en el hierro, como el hidrógeno en el paladio. La distancia a la que se ve esta línea es tan grande que a muchos nos ha hecho sospechar una influencia teluro-­‐atmosférica. ¿Tal vez por eso la atmósfera solar puede extenderse hasta la enorme distancia de 3/3 del diámetro solar? Si esto fuera verdad esta se extendería más allá de los límites sospechados hasta ahora, y no sería más increíble que se extendiera realmente como la luz zodiacal15, que sería atraída de tal modo, esta vez, que llegaría hasta el Sol. Pero antes de admitir todo esto, es necesario esperar nuevas y más exactas observaciones que confirmen estos resultados, porque hemos visto cómo las líneas de hidrógeno han sido vistas incluso en la luna, de tal modo que la luz, aunque provenga de una estrecha atmósfera solar, puede aparecer lejos del Sol por una simple difusión en nuestra atmósfera. Si la segunda línea fuese la de la Aurora Boreal, como parece desde el lugar más aproximado que se le asigna, tendremos una razón más para establecer la continuidad de la atmósfera solar con la luz zodiacal, como el señor Angstroem dice haber visto en esta línea de la aurora, pero que yo, tras muchas investigaciones, hasta ahora no he conseguido verlo nunca. La luz de la Corona está ciertamente polarizada en una plano radial al sol; esto fue sacado de toda duda por Raynard, Blaserna, Langley y otros muchos. La cantidad de luz polarizada es muy fuerte y será tal cual, dice el señor Blaserna, en las observaciones ordinarias a 45º desde el sol. Todos están de acuerdo en que la polarización era fortísima. La conclusión obvia sería que es luz refleja, por lo que la Corona tendría luz refleja. Pero si esta luz es refleja, ¿cómo es que no 15 Se llama luz zodiacal a la vaga claridad de aspecto fusiforme que en ciertas noches de la primavera y del otoño se advierte poco después del ocaso, o poco antes del orto del sol, inclinada sobre el horizonte [Fuente: Diccionario de la Real Academia de la Lengua]. 7 da el espectro solar con las líneas de Frannhofer, sino solo da líneas luminosas, características de una luz propia? Una luz propia difícilmente puede considerarse polarizada, y las pocas estrías espectrales que forman la luz de la Corona la mostrarían como luz propia. La dificultad es real, y más de uno, para resolverla sin negar el hecho de la polarización, ha supuesto que tal fenómeno se debe a nuestra atmósfera; y tanto más cuanto que se ven trazas de luz polarizada en el lado oscuro de la misma luna. Mas es singular que, esta vez, haya habido tan fuerte polarización, mientras que, en otras ocasiones, fue muy difícil asegurarla. ¿Sería esto por efecto del aire tan vaporoso? El señor Ross no vio polarización más allá del Sol. No es este el lugar para entrar en discusiones sobre estas dudas; solo diré que las dos cosas no son irreconciliables. La luz de la Corona es débil y puede compararse con la de nuestra aurora por la intensidad. Esta luz, aunque es muy perceptible en gran superficie, cuando se analiza con el espectroscopio se encuentra extremadamente débil. En ella el espectro se pierde absolutamente si es de naturaleza continua, a causa de la difusión y de la dilatación; y solo puede verse bien si es monocromática o está hecha de pocas líneas, como ocurre en las nebulosas. Por lo tanto, si la Corona tiene dos luces, una solar refleja de espectro difuso y una propiamente cromática, solo esta podrá percibirse en el espectroscopio, y la otra desaparecerá por su extrema debilidad. Me he convencido de esto en el examen espectroscópico de la luz en la Aurora Boreal, que, a pesar de su no poca aparente intensidad, también la encontré de una extraordinaria dificultad para analizar, tanto que obtuve poco o ningún beneficio en el uso del telescopio para condensarla. En los climas más boreales, siendo más intensa la luz, han podido fijar las líneas mejor que yo. Así, por lo tanto, la atmósfera solar atenuadísima estaría formada de materia luminosa por sí misma, pero en conjunto, sería capaz de reflejar cierta luz. Que después la región superior de la atmósfera pueda tener una luz propia diferente de la más baja no debe sorprender porque también aquí nosotros tenemos un ejemplo. Los gases que forman la atmósfera, cuando son iluminados con la electricidad del relámpago, ofrecen un espectro muy diferente del que se muestra en las regiones altas de la Aurora Boreal, que, en una primera impresión, parece no tener relación alguna, y solo con gran 8 trabajo se identifican algunas líneas en los tubos de Geissler16 en los polos con corrientes débiles. Merece atención el hecho de que, muchas veces, la luz de la Corona ha aparecido rosa. Ya que parece incontrastable, se debería atribuir este color a la difusión en nuestra atmósfera de la luz rosada de las protuberancias. Y por esto fue muy perjudicial que no se pudiese observar en el Etna, como el señor Schio había planeado, y yo había alentado. Allí la rara atmósfera habría dado un buen indicio de hasta qué punto nuestra atmósfera contribuye a la Corona. Pero hay que advertir que, en muchos sitios, la nubosidad cubría los colores iridiscentes, lo que podría provocar una ilusión. Por lo tanto, ustedes, colegas, pueden ver que no todas las dificultades han desaparecido, y que todavía son necesarias otras investigaciones. Es difícil decir hasta qué punto estas dificultades serán todas resueltas, pero ustedes pueden ya vislumbrar qué nuevo horizonte se abre por este solo incidente solar. Veamos ahora los resultados obtenidos en torno al borde del sol: Aquí teníamos que hacer tres observaciones. 1º fijar las protuberancias con la fotografía. 2º Comparar las formas vistas por visión directa y en el espectroscopio. 3º Hacer el análisis espectral del borde solar y de las protuberancias en el momento de la totalidad. De las dos primera me he encargado yo, pero la primera la conseguí muy imperfectamente; de todos modos, obtuve diminutas impresiones en el negativo, que, proyectadas con un megascopio, me sirvieron como base de la figura que presento. La fotografía no ha conservado con el tiempo los diminutos detalles que tenía mientras estaba fresca, probablemente por imperfecciones en el lavado o el preparado. En ella encontré solo unos pocos puntos visibles en el microscopio, que está bien lejos de poder compararse con 16 Se trata de Heinrich Geissler (1814-­‐1879) que inventó el llamado "Tubo de Geissler" que tuvo un papel muy importante en los experimentos de descarga en tubos de vacío y contribuyeron al estudio de la electricidad y de los átomos [Fuente: Wikipedia]. 9 las bellas fotografías que hice con el mismo instrumento en España. La principal causa de esto fue el estado del cielo. No podía culpar a los preparados químicos, puesto que estos nos mostraron la luna en la fase del décimo día en solo 5 segundos de exposición, y la luz de las protuberancias debía ser más fuerte que la luna, por lo cual en los 5 segundos que duró la exposición se habría debido tener la impresión. En cuanto al examen óptico de las protuberancias fui más afortunado. Desde la mañana, habiendo estudiado espectroscópicamente el sol, encontré que estaba todo lleno de magníficas prominencias. Hice de esto un rápido esbozo que presento, sin pretensión de la finura de una ejecución artística. Durante el eclipse me había propuesto observar las protuberancias en el visor anexo al gran telescopio de Cauchoix, hacer un boceto de ello, pero la supervisión de las fotografías, y la nube que sobrevenía dio al traste con mis proyecto de tal modo que apenas pude hacerme una tosca idea. Todas las medidas me salieron mal porque había hecho temblar el visor y el telescopio anexo y, por lo tanto, se dañaron las fotografías. Tener que mirar por el visor se había convertido más indispensable que nunca para regular el tiempo de exposición, según lo cual habría visto reforzarse la luz al retirarse la nube. Así pues, aprovechando el visor del buen telescopio de Fraunhofer17 que me había servido en España, traté de verificar esto que entonces se me mostró. Al acercarse la totalidad, yo estaba atento al estrechamiento de la “hoz”18 con mi vidrio desenfocado en la mano, preparado para retirarla inmediatamente al desaparecer el último rayo. Este desapareció sin granulaciones y solo rompiendo el filo en las puntas agudísimas de las montañas lunares. 17 Se trata de Joseph von Fraunhofer (1787-­‐1826), astrónomo, óptico y físico alemán. A él se debe el descubrimiento de las "líneas de Fraunhofer" en el espectro óptico de la luz del sol. Además inventó un nuevo método de manufactura de lentes e inició un negocio de producción de vidrio para microscopios y telescopios [Fuente: Wikipedia]. 18 Secchi usa la palabra “falce” que puede traducirse literalmente como hoz o guadaña para referirse a la zona iluminada durante el eclipse que tiene forma de media luna. Usaré la palabra “hoz” entrecomillada para referirme a esta imagen [Nota de la T.]. 10 Entonces, levanté enseguida el vidrio negro, pero volví a ver el filo lúcido blanco deslumbrante que ya vi en España, y esperaba las protuberancias, pero al aparecer esta luz, y al sobrevenir una nube que iba frente al sol, fue un punto solo, de tal modo que no pude advertir el borde oriental. Pero a la mañana se había visto una soberbia protuberancia, y el Príncipe de Lampedusa que había ido a observar a Girgenti19 la vio bien pronunciada. Durante un minuto la nube pasó y solo entonces pude observar una magnífica corona con una soberbia protuberancia en el lado occidental. Su color era, principalmente, rosa pero era rico también en otros muchos colores, y especialmente, en amarillo en su vértice. Una hacia el fondo aparente del campo tenía la figura de un hermoso ramo de flores, o como ahora se dice un cavolofiore [coliflor], y esta expresión me viene a la pluma por su cima amarilla. Aunque sea verdad que, hoy en día a pleno sol, podamos ver estas protuberancias, ni siquiera es comparable su belleza y vivacidad cuando son vistas directamente con aquella que se ve en el complicado instrumento prismático. La sola separación de colores hace que falte ese brío y esa variedad de tonos que tanto caracterizan estas llamas. A pesar de la ansiedad de las ocupaciones que debía desempeñar en aquel momento, no podía por menos de admirarme con este espectáculo y con la serie ininterrumpida de estas llamas que adornaban el borde solar. Aunque lo examiné no vi ninguna de aquellas formas arqueadas que encontramos muy a menudo en las figuras espectrales, y que son tales quizá porque la dispersión separa los elementos que llenan las discontinuidades, sin embargo, este borde era desafortunadamente aquel que, a la mañana, había aparecido más pobre que las protuberancias. Al acercarse la reaparición del Sol volví a ver el hilo blanco, observado en el momento de la ocultación, y me convencí de que esta envoltura ciñe todo el sol, y no es un mero efecto de contraste. Apenas reaparecido el Sol dejé que el fotógrafo desarrollase las impresiones cómodamente, y, mientras tanto, puse el espectroscopio, porque quería comparar enseguida la forma de las protuberancias. La “hoz” era todavía muy tenue, a saber, habían pasado algo más de dos 19 Girgenti es el nombre siciliano para referirse a Agrigento, municipio italiano situado en la costa sur de Sicilia [Nota de la T.]. 11 minutos: todo estaba dispuesto para tener una imagen muy nítida de las protuberancias con una grieta discretamente larga. Pero cuál fue mi sorpresa cuando vi que en el borde el espectro era todo discontinuo y dentado por muchísimas líneas fuertes y negras. Sorprendido por este inesperado fenómeno comprobé si la ranura estaba cubierta de polvo, pero enseguida reconocí que esto era imposible, porque la dirección de las líneas negras no eran longitudinales sino transversales en el espectro, y por gran largura de la ranura; luego puse nuevamente el borde extremo de la cúspide de la ranura, y vi nuevamente el espectro cortado. Puesto, sin embargo, en la parte larga de la fase, ninguna interrupción aparecía, y solo se veían oscurecer las líneas fraunhoferianas 20 por la largura de la ranura. Era, entonces, una discontinuidad real que había observado en el borde, pero en el momento que me llegó a mí de improviso, no la incluí. Mientras tanto creció la fase y cambió el espectro en el borde solar como se ve a pleno sol, quedando, sin embargo, la discontinuidad todavía algo sensible solo en la cúspide. Evidentemente estas interrupciones no eran por las lagunas negras, que separaban las muchísimas líneas invertidas por el espectro visibles en el borde solar en aquel momento, sino que la largura de mi ranura no me dejó distinguir bien. Sin embargo, comparando mi observación con las hechas por el señor Nobile en Terranova y, sobre todo, por el señor Young en España, y por el señor Pye21, resulta que en el borde solar se presentan no solo las líneas habituales de hidrógeno y de algún otro metal, sino también una multitud de líneas en absoluto inesperadas. Quien que ha llevado a cabo la observación más importante con este propósito ha sido el mencionado señor Young, que habiendo usado un espectrómetro de gran fuerza dispersiva, merece mucha confianza, y ha sido favorecida por un cielo sereno en Jerez. Su informe es de tan grandísima importancia para la teoría que yo no puedo pasar por encima someramente, por lo tanto, les reproduciré sus palabras. El señor Young había asistido nada menos que a la inversión de todo el espectro, precisamente en esta parte o hilo blanco que está entre la fotosfera y la cromosfera, verificando así fácilmente la presencia de ese 20 En física y óptica, las líneas de Fraunhofer son un conjunto de líneas espectrales nombradas en honor al físico alemán Joseph von Fraunhofer (1787-­‐1826) que fue el primero que las estudió. Las líneas se observaron originalmente como bandas oscuras en el espectro solar. 21 Nature, col, 1, pág. 229. 19 de enero de 1871. 12 estrato en el que invirtiéndose todas las líneas, el espectro solar pierde las líneas negras y se vuelve continuo, como yo había visto en 1868 con el sol entero y con extrema dificultad, observación que entonces debe ser vivamente combatida. Estas son sus palabras: “Pero la observación espectroscópica más importante del eclipse me parece que ha sido haber encontrado en la base de la cromosfera y, en consecuencia en el contacto inmediato con la fotosfera, un fino estrato en el que el espectro se encontraban invertidas todas las líneas negras del espectro ordinario. Justo antes de la totalidad yo había ajustado diligentemente la ranura tangencialmente al borde del sol en el lugar donde el segundo contacto debía tener lugar, y estaba mirando la iluminación graduada de la línea 1474 y la de magnesio. A medida que la “hoz” se hacía más sutil, noté una descoloración, por así decir, de todas las líneas negras en el campo visual, pero no estaba preparado para aquel bello fenómeno que se presentó cuando la luna cubrió toda la fotosfera. Entonces, todo el campo de repente se llenó de líneas luminosas, que repentinamente brillaron como un relámpago (suddenly flashed into brightness) y, entonces, se descoloraron gradualmente, hasta que en menos de dos segundos ya no había ninguna, excepto aquellas dos que yo había visto desde el principio. Naturalmente no puedo asegurar que todas las líneas brillantes tuvieran la misma posición que tenían las negras del principio, pero de esto estoy seguro porque noté esto en todos los grupos, y todo el sistema y la relativa intensidad me sorprendió como una cosa con la que estaba familiarizado. Esta observación es una confirmación del espectro continuo encontrado por Secchi en el borde del Sol y creo que apoya las ideas de Kirchhoff en torno a la constitución del Sol y al origen de las líneas en el espectro solar”. Hasta aquí el señor Young22. Y él mismo en una carta dirigida a la revista Nature de Londres añade que el fenómeno conocido por Secchi pasó inadvertido en otros lugares a causa de la demasiada luz difusa de la atmósfera y fue posible verlo en Italia por la claridad de su cielo. Ciertamente la claridad del cielo contribuye mucho a reconocer estas particularidades y las protuberancias solares mismas nunca las he visto mejor que en Sicilia en los claros días de ese cielo 22 American Journal of Science, Febrero 1871. Nature, 2 de febrero de 1871. 13 admirablemente sereno. Y creo que se podría avanzar en este estudio subiendo al Etna donde los viajeros encuentran un cielo oscuro y casi negro por la escasa difusión de luz a causa de la atmósfera. Que no se engañe el señor Young, basta pensar que esa zona, en la que él vio el espectro invertido, es precisamente la misma que está entre la fotosfera y la cromosfera, que yo advertí en el eclipse de España de 1860 como blanco y que la he vuelto a ver esta última vez en Sicilia. El testimonio del señor Young es tanto más valioso cuanto que no se esperaba tal resultado, aunque en la instrucción publicada en prensa la había predicho: estas son mis palabras en la página 18 de la mencionada instrucción: “Habrá también que examinar con el espectrómetro si esta zona estrechísima que precede al estrato rosado ofrece espectro continuo, como le ha parecido al P. Secchi en las observaciones ordinarias del Sol, pero aquí quien se ocupe de esto, deberá estar muy alerta porque el fenómeno es muy fugaz”. El señor Young, por lo tanto, ha advertido este hecho junto con su fugacidad. Así pues, hemos aprendido en este eclipse dos cosas importantísimas. 1º La verdadera estructura del borde solar en el que el espectro se encuentra invertido, viéndose las líneas directas de varios vapores metálicos que constituyen la fotosfera. 2º Un nuevo campo de investigación que recorrer también en los eclipses parciales con el examen de la luz de las cúspides de las fases, y este campo sería más extenso si fuese confirmado lo que ha visto el profesor Nobile, esto es, la presencia de protuberancias rosadas en la luna misma y no solo en el borde externo. Este hecho, sin embargo, no es probablemente otro que el observado por P. Perry, esto es, la luz de las protuberancias difusa por el aire atmosférico. El análisis de las protuberancias, propiamente dicho, ha sido realizado por muchos que han encontrado en él las habituales líneas del hidrógeno pero en las otras no están todos de acuerdo. El señor Donati advirtió que las líneas eran vivísimas incluso después de atravesar seis prismas, y que la línea amarilla era más alta que las otras de hidrógeno, lo que explica cómo la gran protuberancia que yo observé pudiera ser coronada en amarillo. 14 Discutido así lo referente al cuerpo solar, veamos algunos otros hechos de segundo orden, pero no por ello menos importantes. Uno de los más singulares que ha sido bien observado esta vez es el de las franjas, o bien, sombras voladoras. Este fenómeno que ya había sido visto en otras ocasiones, lo ha descrito bien el P. Faura situado en Célebes23, fue observado en amplia escala y por muchos esta vez. El profesor Costa y el profesor Seguenza de Mesina, que se fueron a Catania, me aseguraron que cuando la “hoz” estaba estrechísima vieron recorrer sobre un muro opuesto muchas líneas paralelas claras y oscuras de la largura de alrededor de un decímetro, onduladas y móviles. Lo mismo vio el profesor Saya-­‐Moleti. El capitán Buffa lo vio estando en Capo dell’Armi. También fueron vistas en Augusta por el señor Omodei. La observación más singular es la del señor Marchisio, que estando situado en el borde de la zona de totalidad, tanto que para él el eclipse apenas duró uno o dos segundos. Vio rápidamente venir del Etna una sombra lunar y correr sobre el mar con una velocidad prodigiosa. La sombra estaba en su contorno listada de bandas claras y oscuras de un metro o metro y medio de largura (lo que calculó) que corrían delante de ella. El paso de estas bandas produjo la impresión de que la tierra girase y asustó a hombres y animales. Creo que contribuyó mucho a esta importante observación la misma posición de los observadores que estando en el borde de la zona de totalidad, donde la Luna corre casi paralela al borde solar, la fina “hoz” no dura tan poco como en otros lugares en los que la luna corre perpendicular al mencionado borde. Estas sombras fueron también vistas fuera de la zona de totalidad y produjeron el curioso fenómeno de hacer desaparecer por una fracción de segundo al Sol, como si allí fuese un eclipse total, mientras que no lo era. Así se explica lo que sobre esto observó en Messina el profesor Saya-­‐Moleti que vio desaparecer por un instante al Sol mientras que desde su puesto el eclipse no podía ser total. El fenómeno fue descrito como diez o doce rayas aparecidas rápidamente, ligeramente serpenteantes y paralelas entre ellas y con el borde de la “hoz” solar. La largura de las rayas era manifiestamente 23 Célebes es una de las cuatro islas mayores de la Sonda de Indonesia, situada entre el archipiélago de las Molucas y la isla de Borneo [Nota de la T.]. 15 diferente según la distancia del fondo al que me he referido, quien las vio sobre un muro estrecho las vio estrechas, y quien las vio sobre un fondo lejano, las vio largas. Los profesores Costa y Seguenza me aseguraron que la figura del P. Faura, reproducida en mi obra sobre el Sol, representaba el fenómeno tal y como había sido visto. Los hechos, por lo tanto, han sido bien comprobados. Pero, ¿cuál es su explicación? ¿Estas franjas de difracción 24 , como algunos han sospechado, están relacionadas con la Luna como un cuerpo opaco que intercepta los rayos solares? Si observamos esto bien no podría entenderse de este modo. Es verdad que cuando un rayo luminoso abrasa un cuerpo opaco se hallan en el exterior de las sombras franjas oscuras y luminosas, pero para que esto suceda hace falta que el rayo parta realmente de un punto: si el cuerpo radiante tiene una extensión notable, todo se desvanece. Ahora aquí lo radiante detrás de la Luna no es un punto sino el disco solar que, por eso, no podría presentar las franjas. Sin embargo, me parece que el principio de las interferencias se podría aplicar también aquí pero de otro modo. Creo que el punto radiante sería la “hoz” misma del Sol, el obstáculo no debería buscarse en otro sitio sino en el aire atmosférico mismo. Este movimiento en las variaciones de densidad produce unas desviaciones en el rayo que son bastante sensibles, y allí donde uno de estos cambios produce una desviación, allí falta luz, y actúa realmente como un obstáculo opaco, tal vez el estado de la atmósfera tan turbia aquel día contribuyó a exaltar estas apariencias. Ya he indicado en otro lugar la analogía de estas ondas con las que presentan las estrellas observadas con el espectroscopio en el horizonte, y, quizá, este caso es idéntico originalmente y sería un caso de centelleo. La luz del borde solar, siendo casi monocromáticamente amarilla, se deduce que los colores son algo débiles y las franjas sensiblemente claras y oscuras. Otro hecho relativo a los fenómenos de interferencia es la magnífica corona iridiscente que se desarrolló en las nubes en torno al Sol. El fenómeno de la nubes iridiscentes no es raro, incluso a pleno sol, aunque los meteorólogos lo han estudiado poco; sin embargo, colores 24 La difracción se define como la desviación de una onda al chocar con el borde de un cuerpo opaco o al atravesar una abertura [Fuente: Diccionario de la Real Academia de la Lengua]. 16 tan vivos como los que se desarrollaron cuando el Sol se redujo a una tenue “hoz”, no los había visto nunca. Esta iridiscencia son fenómenos de interferencia del género de las coronas, y era natural que disminuyendo el diámetro de la superficie radiante serían más puros y bellos. La variación del color de los objetos al acercarse la totalidad fue estudiada por el capitán Buffa y por algunos señores en Reggio Calabria que expusieron al Sol varias lonas pintadas y una figura en colores del espectro donde se ve languidecer primero el color azul y después permanece el espectro como cubierto por un velo gris. Esto es consecuencia de la absorción de la atmósfera solar que, como se sabe, es amarillenta. Este color amarillento se difundía todo en torno al cono sombrío y el capitán Pistoia, que a petición mía, observó el fenómeno desde lo alto de la ciudadela de Augusta, pudo ver que al acercarse la totalidad y su alejamiento, producía como un amanecer o crepúsculo de color amarillo frío. A partir de esta observación es manifiesto que los observadores se encuentran realmente inmersos en este medio coloreado al acercarse la totalidad. Esta vez, esto se vio mejor que en España estando el aire nuboso y el cono de sombra lunar más estrecho. Otra observación más importante fue hecha por el capitán Buffa que contribuirá a conocer con precisión los elementos de cálculo de este eclipse. Esta fue la determinación precisa del límite de la zona de totalidad desde el lado norte, que la fijó escalonando diversos observatorios sobre varios puntos a pocos kilómetros el uno del otro. El resultado preciso será publicado por él. Las estrellas que se vieron fueron Venus y Saturno. Venus brilló intensamente en Augusta y Saturno fue visto en Terranova por el señor Tachini situado en el extremo de uno de los rayos de la corona más bellos que tenía forma de mitra estrecha. Las observaciones meteorológicas hechas en esta ocasión fueron muchas y todas advirtieron un gran enfriamiento de la atmósfera tras 2/3 del eclipse. Entonces tuvo lugar la fuerte borrasca sobre el Etna que descargó granizo y agua helada sobre aquellos generosos que tuvieron el valor de subir allí cuyos nombres merecen ser mencionados: el señor Da Schio, Colleoni, Peters, Abbot. 17 Las agujas magnéticas fueron controladas en Augusta cada cinco minutos prestándose a ello el reverendo padre Cultreta Teatino y en Terranova el señor Müller, y en los principales observatorios de Italia. Se advirtió una perturbación dada en la declinación magnética en toda la península que siguió las fases del eclipse aunque no rigurosamente, y fue más intensa en la zona de totalidad. Pero como el eclipse estuvo acompañado por la borrasca existen dudas de a cuál de las dos causas se han de atribuir la mencionada variación. Yo creo que a la borrasca basándome en el hecho de que nosotros, los que estábamos en el lado sur del Etna, tuvimos una curva algo diversa de la de Terranova que estaba al norte. El profesor Palmieri había advertido un hecho similar en 1860 en Nápoles. El señor Müller publicará los resultados obtenidos en esta ocasión. Nosotros aprovechamos la ocasión de este viaje para determinar los elementos magnéticos en Augusta, Palermo y Nápoles y compararlos enseguida con Roma. El padre Denza proseguirá la misma determinación con nuestros mismos instrumentos en la alta Italia. También fue determinada la latitud y la longitud de nuestra estación de modo que la expedición no fuera inútil a la ciencia aunque todo el resultado del eclipse hubiera fallado. Tales son los principales resultados obtenidos en esta expedición en la que debo decir que, ante todo, he sido acogido con especial demostración de estima y respeto de modo que comprendí cuánto se respeta y se honra a la ciencia en esta antigua tierra. Me llevaría mucho tiempo describir minuciosamente el recibimiento y los honores recibidos, y me basta con haber mencionado aquí mi reconocimiento hacia aquellos cultísimos ciudadanos y especialmente a mi anfitrión en Palermo, el señor Cacciatore, director del observatorio y al señor Marchese Spedalotto y al ingeniero Sciuto Patti, secretario de la Gioenia di Catania25, que se distinguieron por prestarme todo gentil favor. Traducción de Izaskun Martínez Pamplona, 17 de mayo 2016 25 Se refiere a la Accademia Gioenia situada en Catania que se promueve el estudio de los fenómenos naturales con el objetivo de contribuir al progreso de la ciencia. Fue fundada en 1824 por el Stefano Borgia, en homenaje al naturalista nacido en Catania, Giuseppe Gioeni d'Angiò, que murió en 1822. 18 
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