“Escribo para que no seas escrito o dejo de escribir? “ Reunión Lacanoamericana de Psicoanálisis. Montevideo, 2015 Inés Oyarbide Voy a trasladarme unos años atrás, al mes de agosto del año 2010, leía el diario como me gusta hacerlo los domingos. El suplemento de cultura estaba dedicado por entero a un escritor fallecido esa semana; “Adiós al escritor que quiso convertir su nombre no sólo en adjetivo, sino también en marca…” anunciaba el epígrafe central. El encuentro fortuito con esa lectura despertó mi interés, en particular una nota escrita por su hija, de estilo autobiográfico, testimonial; las pinceladas por aspectos de su historia y de la relación con su padre iniciando el tránsito por el duelo me interrogaron: qué es un padre? pregunta que tantas veces los analistas recorremos… hoy nuevas reflexiones me invitan a dar otra vuelta que aquí en extensión me gustaría compartir. Un padre en palabras de su hija: “cuando casi adolescente empecé a escribir, nada casualmente Fogwill se quitó el Rodolfo Enrique y el Quique y pasó a ser, no sé cómo, sólo Fogwill para todos incluso para mi. Una manera egocéntrica de saber que todo le pertenecía a él. Incluso los Fogwilles de Devon en su sangre y toda raza o estirpe menor que le sucediera. A mi me queda pensar si podré seguir siendo Fogwill, más allá del absurdo título de condesa que heredé. Si debo firmar simplemente así, como hubiera querido él, o debo cambiarme el nombre definitivamente por el seudónimo literario con el que desde hace años escribo. Preguntas por el nombre propio que anticipan las respuestas… “Escribo para no ser escrito, se limitaba a decir siempre él. ¿Y ahora qué carajo hago papá? ¿escribo para que no seas escrito o dejo de escribir?” ¿Encerrona del sujeto en favor de la consistencia del Otro absoluto que garantice las respuestas y la verdad? ¿Posición sacrificial? Frase enigmática: ¿qué es lo que se escribiría para que no sea escrito? Continúo con la lectura del diario… “Mi padre para mi, como padre, fue un gran escritor. No se lo podía molestar, no se le podían quitar minutos a su silencio ni a su pensamiento. Su mejor novela es su vida, una vida, más impactante que cualquier escrito que hayan podido encontrar o leer de él y/sobre él. La mejor literatura la hizo en las noches arrullándome para dormir, jamás – mientras me tocaba estar con él - me dormí sin un cuento de mi padre, jamás. Hasta de grande era capaz de meterse en mi cama contarme un cuento, yo dormida me sobresaltaba y le decía: “¡Papá ya estoy grande para cuentos!” “¡Papá soy tu hija!” “¡Papá!” Padre que por exceso o defecto como lo escuchamos en nuestra clínica, falla. Hija del silencio, versión de la falla del padre en lo referente al desempeño de su función, pere-versión que incomoda al sujeto y que al modo de la pregunta se deja leer: ¿y ahora qué hago? ¿Podré? ¿Debo cambiar? ¿Escribo o dejo de escribir? Pero vayamos al relato del mito, con Freud y desde Tótem y tabú sabemos que con la celebración del banquete totémico los hermanos unidos hicieron lo que individualmente les hubiese sido imposible; matar al padre poniendo fin a la horda paterna. Lo que antes el padre había impedido con su existencia, tras su muerte sus hijos por obediencia de efecto retardado, ellos mismos luego se lo prohíben. Culpables del asesinato del padre sienten resurgir el amor del padre privador, el padre deviene tabú, el padre del goce deviene en padre de la ley. La ley se inscribe entonces como pérdida de un goce absoluto. Con el acto de la devoración los hijos consuman la identificación con el padre, incorporan un fragmento de su fuerza, lo más inasible de él, “esencia ausente del cuerpo” 1como efecto de la incorporación de ese vacío se instituye la función radical del nombre del padre, dar nombre a la cosas, función nominante que prescribe y restringe goces. Leo que la semana antes de la muerte de su padre ella recibe cosas de él, entre éstas elige un libro titulado “Cuando Lidia vivía se quería morir”. “Finalmente luego de haberme explicado toda su vida lo que era la muerte, la muerte de las creencias, de cualquiera que sea que uno tenga, de cualquier sueño que uno quiera, de cualquier cosa que uno vea me la mostró. Cuando una semana antes me dieron sus cosas en el hospital, elegí un libro de los que tenía con él. Era una novela de Elvio Gandolfo: Cuando Lidia vivía, se quería morir….lo abría al azar y decía algo así como “el padre se despide de la hija muerta”. Lo cerré aterrada. Mi papá me estaba avisando que él no se moría ahora, que me moría yo.” El título de la nota del diario era La muerte según Fogwill, la nota la firmaba su hija Vera. Por fin muerta Lidia personaje de novela, hija del silencio y de un padre al que no se podía molestar, es en tanto Vera viva, porta un nombre y es por el artificio de la escritura, que consigue dar cuerpo a la letra. Muerto el padre puede gozar de la misma. Dice Vera que cuando preguntó por la elección de su nombre su padre le respondió: “Vera es la verdad, estar cerca de ella, en la orilla”. Es como Vera Fogwill que escribe “Papá soy grande”…entre la posición de hija y la que escribe. Que el nombre propio, dice Lacan tenga una función de designación del individuo como tal, que tenga ese empleo no agota la cuestión. Sugiere el nivel de la falta, del agujero. No es como ejemplar único de la especie, por cierto número de particularidades, que el particular es denominado como nombre propio, es en el sentido que puede faltar, que sugiere el nivel de la falta, 1 Lacan, Jacques, Seminario XII, “Problemas cruciales para el psicoanálisis”. del agujero. Está hecho continua Lacan para colmar los agujeros, “falsa apariencia de sutura”2. La función del nombre propio, el nombre, esa marca abierta a la lectura, es lo que hace que Fogwill sea Fogwill no por su rasgo de unión con el sonido sino con la escritura, sutura del sonido a la letra. Ese trazo unario en tanto puede funcionar como algo distintivo desempeña el papel de marca, aquello que preocupaba a Fogwill padre, convertir su nombre en marca. ¿Podríamos entonces leer en las palabras de Vera “mi padre para mi, como padre, fue un gran escritor” tanto el padre como síntoma y el sinthoma (con h) tal cual nos lo señalara Lacan en el seminario 23? Mientras el síntoma es lo que no anda en lo Real, el sinthoma (con h) recrea la falta ahí donde había falla siendo asunto del artista y no de Dios. Falla que cesa de escribirse como tal cuando en el horizonte la castración la inscribe como falta. Leo que la nota finaliza con estas palabras: “mi papá me trabó la puerta. El no lo vió, yo si”. El sujeto es autor si es causa de algo, su artificio, su singularidad le permite hacer con arte aquello que desea, artificio singular en tanto lo que es distintivo y propio para ese sujeto; saber hacer ahí con su síntoma. Escribir para que un nombre propio sea escrito… y leído. No es acaso la escritura aquel hilo del cuál se sirve para ir más allá de él? Para finalizar en palabras de otro escritor… QUISISTE SOLO UN HIJO y ahora mirá, eres el cuate de tu hijo y no su padre. 2 Lacan, Jacques, Seminario XII, “Problemas cruciales para el psicoanálisis”. Clase 4: 6/1/65 Un padre se hace padre con dos hijos. Es padre quien provee de hermanos, no aquel que tiene el corazón unívoco. Se es padre sólo a corazón partido. Es padre aquel que arma a cada hijo con hermanos, a costa de que, armados, un día lo maten, y acepta dar la espalda a cada hijo cuando voltea hacia los otros. Entonces éstos ven que no se trata de otro hermano, sino del padre que ellos se reparten. Fabio Morábito Del libro Un naúfrago jamás se seca Bibliografía S. Freud, Tótem y Tabú. Tomo XIII. Amorrortu editores. J. Lacan, Seminario 9 La Identificación. Clase 6, 20 de diciembre de 1961. Versión crítica, traducción y notas Ricardo Rodriguez Ponte, para circulación interna de la EFBA. J. Lacan Los Nombres del Padre Seminario del 20 de noviembre de 1963. Ficha de la EFBA, serie de circulación interna. J. Lacan, Seminario 12 Problemas cruciales para el psicoanálisis. Clase 4, 6 de enero de 1965. Versión crítica, traducción y notas Ricardo Rodriguez Ponte, para circulación interna de la EFBA. J. Lacan, Seminario 22 RSI. Clase 7, 11 de marzo de 1975. Versión crítica, traducción y notas Ricardo Rodriguez Ponte, para circulación interna de la EFBA. J. Lacan, Seminario 23 El Sinthoma. Versión crítica, traducción y notas Ricardo Rodriguez Ponte, para circulación interna de la EFBA. Cruglak, Clara, Clínica de la identificación. Homo Sapiens, ediciones. .