Noruega no tiene una larga tradición en cuanto a la

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Discurso de Kristi Anne Stølen en el acto inagural de Norlarnet
----------------------------------------------------------------------Noruega no tiene una larga tradición en cuanto a la investigación sobre América Latina. Al contrario
de lo ocurrido en otros países europeos, Dinamarca y Suecia incluidos, en este país ha habido poca
demanda de conocimiento sobre América Latina, tanto pública como privada.
Esto se debe probablemente al hecho de que Noruega hasta hace pocas décadas ha tenido
muy limitadas relaciones económicas y políticas con países latinoamericanos, excepto en actividades
vinculadas al shipping que fueron importantes especialmente antes de la segunda guerra mundial.
Después de la guerra, Noruega, como miembro de la OTAN, seguía en gran medida la política
de Estados Unidos hacia América Latina. En los años -60 los gobiernos noruegos comenzaron a
expresar serios desacuerdos con las intervenciones de Estados Unidos en la región. Esto se manifestó
por ejemplo en el caso de las sanciones de Estados Unidos hacia Cuba después de la revolución y su
intervención militar en La República Dominicana en 1965. A partir de los años -70 las relaciones entre
Noruega y América Latina se han fortalecido a través de la “política de compromiso” por parte de los
gobiernos noruegos, con su enfoque en derechos humanos, derechos indígenas y procesos de paz. La
comunidad de investigadores ha contribuido considerablemente a ese cambio en la política pública
hacia la región. La formación de estudiantes que al graduarse han conseguido empleo en ONGs
también ha contribuido a fortalecer las relaciones con América Latina.
-------------------------------------El interés por la investigación sobre América Latina en Noruega está de alguna manera
vinculado a la revolución cubana. Esta revolución fue una fuente de inspiración para los movimientos
radicalizados tanto en América Latina como en los países europeos. En el contexto de la
radicalización estudiantil de los años -70, el experimento socialista en Chile y los levantamientos de
campesinos, trabajadores y estudiantes país tras país en América Latina inspiró a los jóvenes
estudiantes noruegos a prepararse para entender y posiblemente contribuir a ese proceso de
cambio. El interés en aprender castellano y en cursar estudios latinoamericanos aumentó
dramáticamente. La llegada de académicos latinoamericanos, especialmente de Chile, Argentina,
Uruguay y Brasil, provocada por la represión militar en esos países, también influyó en el creciente
interés por los estudios latinoamericanos en Noruega.
En lo que sigue quiero llamar la atención sobre los debates acerca del estatus y la
organización de la investigación sobre América Latina en Noruega; un debate caracterizado por
divisiones de intereses entre los investigadores y, hasta la llegada de Solheim y su gente, la falta de
voluntad de dar prioridad a este tipo de investigación.
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El debate sobre el estatus y la organización de la investigación sobre América Latina en
Noruega comenzó a nivel nórdico. En 1968 el Consejo Nórdico propuso establecer un Instituto
Nórdico de Estudios Latinoamericanos. Como ya se había creado instituciones de investigación sobre
África (Uppsala en 1962) y sobre Asia (en Copenhague 1965) se propuso que Noruega debía auspiciar
un Instituto de América Latina. Esto no fue bien recibido en Noruega. Tanto los políticos como parte
de los investigadores, especialmente los que no estaban en condiciones de crear ese tipo de
institución estaban en contra de la creación de un instituto y proponían “fortalecer a la investigación
y a los investigadores en el lugar donde estuviesen”, o sea dispersos en universidades e institutos de
investigación en todo el país. De esta manera se paralizó este primer intento.
-----------------------------------A finales de los años -80, después de mucha presión tanto de NOSALF (La Asociación Nórdica
de Investigadores sobre América Latina) como de investigadores individuales en Noruega, el
gobierno de turno lanzó una iniciativa para fortalecer la investigación sobre América Latina
(St.meld.42, 1987-88). El consejo de investigaciones nombró un grupo de investigadores para hacer
un informe sobre el estado de la investigación y docencia universitaria sobre la región en Noruega
comparada con los| otros países nórdicos y, en base a este informe, elaborar un plan de acción para
fortalecer la investigación, tanto en términos cuantitativos como cualitativos.
Este informe, presentado en Noviembre 1990, documentó lo que ya se sabía: que en
Noruega la investigación sobre América Latina se hacía principalmente en instituciones disciplinarias
como departamentos universitarios, o en institutos con un enfoque temático, por ejemplo,
relaciones internacionales, paz o desarrollo. Ninguna institución tenía América Latina como enfoque
prioritario. Si se realizaba este tipo de investigación o no dependía de los intereses particulares de
los investigadores empleados. Con la excepción del Instituto de Antropología de la Universidad de
Oslo y de la División de Lengua Española y Estudios Latinoamericanos en la Universidad de Bergen,
no existían instituciones con una masa crítica de conocimiento, y la calidad de la investigación era
sumamente variable.
Otra vez se relanzó el debate sobre si la concentración de los investigadores en una o pocas
instituciones iba a dar mejor resultado que el apoyo a los investigadores donde estuviesen, o sea
dispersos en varias instituciones. Otra vez ganaron los que promovían la dispersión.
Para superar la individualización de la investigación y el aislamiento de los investigadores el
comité propuso establecer un puesto de coordinador de investigación en ciencias sociales en la
Universidad de Oslo y uno en lenguas y literatura en la Universidad de Bergen a crear redes
nacionales en sus campos respectivos.
El comité también propuso asignar fondos para el establecimiento de un programa de
investigación. Recomendaron la concentración en dos áreas geográficas. La primera cubría el área de
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costa a costa 15 grados al norte y 15 grados al sur del ecuador, o sea, parte de los países andinos,
parte de Amazonas y el Nordeste de Brasil. La segunda área era América Central. La justificación de
esta concentración era el afán de conseguir una imagen natural y geográficamente unitaria,
cubriendo tanto las áreas de habla castellana como portuguesa, y abarcando zonas con una variedad
representativa de sistemas productivos y niveles de desarrollo. En el caso de A.C. se proponía cumplir
con la política de compromiso del gobierno noruego y de las ONGS cuya actividad estaba
concentrada en esta región. Los investigadores podrían elegir cualquier tema dentro de estos límites
geográficos. También se propuso asignar fondos para infraestructura como bibliotecas, servicios de
información y redes.
El informe fue mal recibido por los investigadores. Hubo una reacción muy fuerte en contra
de la concentración geográfica. La mayoría hacía investigación en áreas no incluidas en el programa.
Los críticos más suaves lo rechazaron por arbitrario, los más duros sostenían que esa propuesta
reflejaba los intereses de los miembros del comité y no los de la comunidad de investigadores. Como
consecuencia de estos desacuerdos el programa de investigación nunca se materializó. Lo que si se
creó fueron los puestos de coordinadores de investigación en la U. de Oslo y la U. de Bergen. De 1992
a 1995 se hizo bastantes esfuerzos para promover la investigación sobre América Latina. Se organizó
una serie de conferencias, talleres, tutorías de estudiantes e intercambio de investigadores
visitantes, lo cual contribuyó a estimular el interés de estudiantes de maestría y de doctorado por
temas latinoamericanos. Pero las universidades no asumieron la responsabilidad de los
coordinadores como se había previsto. Después de los tres años financiados por el Consejo de
Investigaciones tenían que volver a sus actividades de docencia e investigación y con eso esta
iniciativa se murió.
-------------------------------------No obstante, el interés de estudiantes e investigadores en temas latinoamericanos,
especialmente centroamericanos aumentó considerablemente a partir de 1990. La situación política
en Nicaragua, El Salvador y Guatemala y la implicación de los gobiernos y las ONGs noruegas en
Centroamérica incitó el interés y el compromiso de investigadores y estudiantes. El número de
estudiantes de maestría y de postgrado aumentó dramáticamente, especialmente en antropología
social, lenguas y literatura, ciencias políticas, geografía humana y ciencias agropecuarias. Con las
mismas excepciones que mencioné antes, el Instituto de antropología social en la Universidad de
Oslo y la División de español y estudios latinoamericanos en la Universidad de Bergen, la dispersión
seguía tan marcada como antes, la diferencia consistía en que los investigadores estaban distribuidos
en un número mucho más alto de instituciones. Esto refleja una tendencia general de la política de
investigación en este país, la descentralización y la dispersión de recursos.
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Como en los cuentos folklóricos noruegos el tercer intento es el que vale. En 2006 el ministro
de desarrollo Erik Solheim juntó a un grupo de gente, que de diferente manera estaba vinculada a
América Latina, con el propósito de definir el papel que Noruega podría jugar en la nueva coyuntura
económica y política de América Latina. El grupo se proponía identificar áreas donde Noruega tiene
conocimientos y experiencias relevantes y donde la colaboración con Noruega podría crear “valor
agregado” en colaboración con países en la región. Nos dieron algunos temas a cubrir como el
manejo de recursos naturales (especialmente petróleo y gas), derechos indígenas y temas de
equidad de género, pero estaban abiertos a otros temas relevantes a definir por los miembros. Como
había tres investigadores en el grupo, entre ellos yo y Henrik Wiig, logramos poner un par de
párrafos sobre la importancia del conocimiento en el entorno de la investigación y, una propuesta de
retomar la idea de crear un Instituto de Investigación sobre América Latina.
Para decirles la verdad yo no tenía muchas expectativas de que esta propuesta se fuera a
tener en cuenta. Sin embargo, poco tiempo después me llamaron del Ministerio de Relaciones
Exteriores anunciando que iban a nombrar otro comité, está vez pequeño, solo tres miembros, uno
de la Universidad de Oslo, uno de La Universidad de Bergen y uno del sector industrial (en este caso
Statoil/Hydro) y con un plan de trabajo súper intenso. La Universidad de Oslo me nombró a mi como
su representante en ese comité. Otra vez el tema del estatus y la organización y la investigación y los
investigadores dominó la discusión. Elaboramos cuatro modelos de organización, entre ellos la
creación de un Instituto de América Latina, que fue rechazado y el que estamos implementado
ahora. A continuación Benedicte va a contarles lo que implica este modelo. Estoy muy contenta y
orgullosa de que esta vez SUM haya ganado la lucha por la localización obteniendo la coordinación
de la red. Sin embargo, yo pienso que el mayor logro de esta última iniciativa es el establecimiento
del programa de investigación y el programa de intercambio de investigadores.
Kristi Anne Stølen
22 de Octubre del 2008
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