¿Debe el jefe motivar al empleado?

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El método para alcanzar las metas
¿Debe el jefe motivar al empleado?
Paz Álvarez
20-02-2016
Hay empleados proactivos, constructivos y vitales; pero por el contrario, los hay pasivos, poco efectivos y que hacen de
la queja su seña de identidad. La diferencia entre unos y otros, de qué depende. ¿Es el papel del directivo motivar al
profesional que trabaja en el equipo? El profesor y experto en dirección de personas en las organizaciones del IESE
Pablo Maella lo tiene claro: la automotivación es la clave. “Los profesionales que se sientan motivados en condiciones
normales son más eficaces que los que no lo están y, además, muestran una mayor satisfacción con la vida en general”.
Si bien las circunstancias externas pueden incidir en la motivación hacia el trabajo, la actitud con la que se afronta
depende sobre cada uno mismo.
¿Cuáles son las claves para que un profesional se automotive en el trabajo? O lo que es lo mismo, ¿cuál es el secreto
para que Abraham Lincoln, a pesar de sus numerosas derrotas electorales, acabase siendo presidente de Estados
Unidos? O para que Steve Jobs hubiera superado su despido en Apple en 1985 para regresar años después y convertir a
la compañía en el gigante tecnológico que es hoy.
En primer lugar, señala Maella, es necesario saber aceptar la realidad y a
los demás tal y como son. Porque la automotivación empieza por albergar
expectativas realistas y adecuadas sobre el trabajo y quienes le rodean. “En
vez de exigir a las circunstancias y a los demás que se amolden a sus
deseos, acéptelos tal y como son y, a partir de ahí, trate de modificar
aquello que se puede mejorar”, explica el docente del IESE.
Tener conocimiento tanto de las fortalezas como de las debilidades es
importante. “A veces pensamos que el error es intolerable en un buen
profesional, algo desastroso, pero si no asumimos que podemos
equivocarnos sumaremos frustración y perderemos oportunidades de
mejora”. Por tanto, es clave ser consciente de los puntos fuertes y débiles,
lo que permitirá ser más efectivo y librará al profesional de caer en una
posible espiral de baja autoestima.
El emprendedor y las pistas
de pádel
Un pequeño emprendedor, animado por el
auge del pádel, decidió abrir unas pistas en
un polígono industrial en el que había un gran
número de empresas. Poco después,
traspasó el local ante la falta de clientes. La
persona que se hizo cargo del negocio tuvo
éxito. A diferencia del antecesor, decidió
promocionar activamente las pistas entre las
empresas de la zona, en vez de limitarse a
abrirlas y a limitarse a esperar a que los
clientes decidan ir. “Solo el hecho de actuar
en vez de esperar activa la rueda de la
motivación; esperar a los clientes es
desmotivador”, afirma el profesor del IESE
Pablo Maella.
Otro aspecto clave es valorar los aciertos, como no quejarse. Y aquí el
profesor recomienda hacer el ejercicio de imaginar que se es propietario de
una franquicia de una cadena de comida rápida y que en otro local se
descubre una partida de carne en mal estado. “Usted no ha hecho nada,
pero su negocio se va a haber afectado. Ante esta situación, se pueden hacer dos cosas: quejarse pasivamente por la
mala suerte o ser proactivo y establecer medidas concretas para minimizar el impacto negativo de la noticia”, añade.
Quejarse genera frustración en la medida en que no resuelve nada y “centra la atención en lo que queda fuera de nuestro
radio de acción”.
Valorar lo que se tiene y ser agradecido es necesario, ya que el hedonismo psicológico es un mecanismo mental por el
que cada persona se acostumbra con gran facilidad a los progresos en el trabajo y, por tanto, se deja de valorar. Porque
cuando el profesional pone el énfasis en lo que le falta en vez de lo que tiene, acaba dejando que la desmotivación se
apodere de él.
Una actitud positiva contribuye a favorecer el trabajo. Una investigación entre comerciales, según la citada escuela de
negocios, demostró que los vendedores más positivos facturaban un 90% más que los que tenían una actitud negativa.
La actitud que se adopta para afrontar una situación o tarea influye en el resultado final. Ahora bien, el experto
recomienda no confundir positividad con ingenuidad y falta de realismo.
Según el psicólogo estadounidense, pionero en la teoría de la fijación de objetivos, el profesor Ewin Locke, un reto es
motivador cuando se percibe que se puede alcanzar y va a suponer un considerable esfuerzo. Además, cuanto más
relevantes sean las metas, “más motivados estaremos para lograrlas”.
Por tanto, fijarse objetivos trascendentales, tales como aportar algo valioso a los demás, será más motivante que
proponerse un objetivo intrínseco (por ejemplo, el desarrollo profesional) o extrínseco (un aumento de salario o una
mejora de las condiciones laborales).
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