Santiago, veinticuatro de enero de dos mil siete. Vistos: Ante el Primer Juzgado del Crimen de Talca se inició la causa Rol N° 16-2003 con el objeto de investigar los homicidios de Héctor Valenzuela Salazar, Hilda Isolina Velásquez Calderón y Claudia Andrea Valenzuela Velásquez, hecho que habría ocurrido el 14 de septiembre de 1973, en la ciudad de Talca. Con fecha ocho de abril de dos mil cuatro, previa solicitud de la defensa del inculpado, el juez de la causa negó lugar al sobreseimiento definitivo. Apelada esta resolución por la parte perjudicada, la Corte de Apelaciones de Talca, por sentencia de dieciocho de noviembre de dos mil cuatro, que se lee a fojas 568 y siguientes de estos antecedentes, revocó el pronunciamiento de primer grado y, en su lugar, dispuso el sobreseimiento definitivo en esta causa del querellado Emilio Muga Galfano de acuerdo a lo prevenido en los artículos 406, 407, 408 N° 7 y 413 inciso 1° del Código de Procedimiento Penal. En contra de esta última decisión, la abogado Loreto Meza Van Den Daele, en representación de los querellantes Gonzalo Valenzuela Velásquez y Paula Martínez Velásquez interpuso recurso de casación en el fondo asentado en la causal sexta del artículo 546 del Código de Enjuiciamiento Criminal. Declarado admisible el mencionado recurso, se trajeron los autos en relación. Considerando: PRIMERO: Que se ha deducido recurso de casación en el fondo fundado en la causal del N° 6 del artículo 546 del Código de Procedimiento Penal, esto es, por haberse decretado el sobreseimiento incurriendo en error de derecho al calificar la circunstancia prevista en el N° 7 del artículo 408 del mismo cuerpo legal, norma esta última que se refiere a la cosa juzgada que produzca otr a causa criminal. SEGUNDO: Que, previamente, y para una adecuada inteligencia del problema suscitado, debe tenerse presente que, además de este proceso, se tramitó ante el III Juzgado Militar de Concepción la causa Rol 1611/73, iniciada por Parte N° 14 de Carabineros de Talca, de 14 de septiembre de 1973, para investigar la muerte de Héctor Valenzuela Salazar, Hilda Isolina Velásquez Calderón y Claudia Andrea Valenzuela Velásquez y las lesiones graves sufridas por los menores Paula y Gonzalo Valenzuela Velásquez, investigación que por resolución de nueve de octubre de mil novecientos setenta y tres, fue sobreseída total y definitivamente, ordenándose su archivo con igual fecha. Además de la causa indicada, ante el Tercer Juzgado del Crimen de Talca se sustanció el proceso Rol N°19.245, iniciado por oficio N° 2136 de 6 de febrero de 1991, de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación, a fin de indagar los antecedentes relativos a las muertes de Héctor Valenzuela Salazar, Hilda Velásquez Calderón y Claudia Valenzuela Velásquez. Por resolución de dieciséis de abril de mil novecientos noventa y tres se sobreseyó temporalmente, de acuerdo a lo previsto en el artículo 409 N° 1 del Código Adjetivo Penal y, elevada en consulta esta decisión, la Corte de Apelaciones de Talca, en virtud del pronunciamiento de fojas 147, de treinta y uno de enero de mil novecientos noventa y cinco, la aprobó, con declaración que el sobreseimiento debía ser considerado definitivo, por aplicación de la causal séptima del artículo 408 del cuerpo normativo antes citado. TERCERO: Que el recurso deducido se sustenta en que del examen de los autos Rol 19.245 del Tercer Juzgado del Crimen de Talca, en que también se investigó la muerte de las tres víctimas, persona alguna fue sometida a proceso. Agrega que la referencia que se hace a la causa tramitada en el III Juzgado Militar de Concepción es inconducente al propósito perseguido en la sentencia, pues el inculpado Emilio Muga Galfano no tuvo la calidad de parte en esa causa de fuero militar. CUARTO: Que la cosa juzgada, reconocida como institución en el juicio criminal, no se encuentra tan claramente reglamentada como en el Código de Procedimiento Civil, pero no cabe duda ? y así lo afirma unánimemente la doctrina ndash que aquellas reglas del proceso civil acerca de la triple identidad, no le son aplicables. QUINTO: Que las normas pertinentes del Código de Procedimiento Penal razonan siempre sobre la base del hecho punible y la persona responsable de él. Así, el artículo 76 señala que todo juicio criminal comenzará con la investigación de los hechos que constituyan la infracción y determinen la persona o personas responsables de ella; el 108 dispone que la existencia del hecho punible es el fundamento de todo juicio criminal, y se comprueba por los medios que señala el artículo 110, para agregar a continuación, en el 111, que el delincuente puede ser determinado por todos los medios de prueba indicados en el artículo precedente, además de la confesión de él mismo; en tanto el artículo 274 establece que para someter a proceso a una persona debe encontrarse acreditado el delito que se investiga y existir presunciones fundadas para estimar que el inculpado ha tenido participación en el hecho punible. SEXTO: Que, para que pueda aplicarse la cosa juzgada en un proceso penal, tiene que producirse una doble identidad: del hecho punible y del actual procesado. Dicho en otros términos, si entre ambos procesos el hecho investigado es el mismo pero el actual procesado no es el de esa causa, no cabe sostener que aquella sentencia produzca la excepción de cosa juzgada en el nuevo juicio. Con mayor razón si en la primera causa no hay procesado. SÉPTIMO: Que en los escasos 25 días que duró la investigación en la causa Rol N° 1611/73, del III Juzgado Militar de Concepción, no hubo procesados. Lo propio sucedió en los autos Rol N° 19.245, del Tercer Juzgado del Crimen de Talca. OCTAVO: Que entre los procesos en estudio no existe la doble identidad que el proceso penal exige para que haya excepción de cosa juzgada, en los términos del artículo 408 N° 7 del Código de Procedimiento Penal, lo que esta norma e incide en su errónea aplicación. A su vez, también se ha infringido el artículo 413 de la misma compilación, pues si no correspondía aplicar la causal de sobreseimiento mencionada precedentemente, por las razones señaladas, tampoco se ha agotado la investigación, como lo exige perentoriamente la norma citada y como requisito básico para proceder a un sobresei miento definitivo. NOVENO: Que las infracciones señaladas a las normas legales citadas son de tal entidad que, evidentemente, influyeron en lo dispositivo de la sentencia recurrida, por lo que debe acogerse el recurso de casación en el fondo deducido a fojas 571 y anularse el fallo de dieciocho de noviembre de dos mil cuatro, escrito a fojas 568, dictándose la correspondiente sentencia de reemplazo. Y visto, además, lo dispuesto en los artículos 535, 546 y 547 del Código de Procedimiento Penal y 764, 765, 772 y 785 de su homónimo civil, se declara que se acoge el recurso de casación en el fondo deducido por la parte perjudicada, patrocinado por la abogado Loreto Meza Van Den Daele, en lo principal de fojas 571, en contra de la sentencia de dieciocho de noviembre de dos mil cuatro, escrita a fojas 568 y siguientes la que, en consecuencia, es nula, y se reemplaza por la que a continuación, pero separadamente, se dicta. Acordada la resolución precedente, que acoge el recurso de casación en el fondo deducido por la parte de los querellantes Gonzalo Valenzuela Velásquez y Paula Martínez Velásquez, contra el voto del Ministro señor Ballesteros, quien es del parecer que dicho arbitrio debió ser desechado por lo fundamentos que a continuación se exponen: 1º.- La causa Rol Nº 16-2003, en la que se emite la resolución impugnada, fue iniciada el 11 de Julio del año 2003, por denuncia formulada por la señora Presidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos y Ejecutados Políticos de Talca, doña Myrna Teresa Troncoso Muñoz, a fin de investigar en que circunstancias se produjo la muerte, en su domicilio, de Héctor Valenzuela Salazar y de Hilda Isolina Velásquez Calderón, y de la hija de ambos Claudia Andrea Valenzuela Velásquez, en hechos ocurridos en la madrugada del día 14 de Septiembre de 1973. Por resolución de 3 de Marzo de 2004, corriente a fs. 491 (ex 502), se encarga reo y somete a proceso a Emilio Muga Galfano en calidad de autor de los delitos de homicidio de Héctor Valenzuela Salazar y de Hilda Isolina Velásquez CalderPor resolución de 3 de Marzo de 2004, corriente a fs. 491 (ex 502), se encarga reo y somete a proceso a Emilio Muga Galfano en calidad de autor de los delitos de homicidio de Héctor Valenzuela Salazar y de Hilda Isolina Velásquez Calderón, decisión que es dejada sin efecto con fecha 6 del mismo mes y año por dictamen que rola a fs. 502 (ex - 513), advirtiéndose por la Corte, que lo resuelto es sin perjuicio de lo que se dispusiere en lo porvenir por aplicación de lo prevenido en el inciso 2 º del artículo 279 bis del Código de Procedimiento Penal; 2º.- Que, fluye de los antecedentes que los hechos que se investigan en la causa antes referida Rol Nº 16-2003, fueron motivo también de averiguaciones y decisiones de las que se dejará constancia más adelante, en dos procesos anteriores y que son los siguientes: a) Causa Rol Nº 1.611-73 del Tercer Juzgado Militar de Concepción, iniciada en virtud de lo informado en el Parte Policial Nº 14, de 14 de Septiembre de 1973, en la que se investigó la muerte de Héctor Valenzuela Salazar, Hilda Isolina Velásquez Calderón y Claudia Andrea Valenzuela Velásquez, además, de las lesiones inferidas a los menores Gonzalo y Paula Valenzuela Velásquez, dictándose con fecha 9 de Octubre de ese año, a fs. 34, una resolución que dispone el sobreseimiento total y definitivo invocándose los fundamentos siguientes: en el numeral 1º, y en relación con el parricidio de Claudia Andrea Valenzuela Velásquez, ocasionada por sus padres Héctor Valenzuela Zalazar e Hilda Isolina Velásquez Calderón, por haberse extinguido la responsabilidad de ellos a causa de sus fallecimientos; en el apartado 2º, y en cuanto al parricidio frustrado de los menores Gonzalo y Paula Valenzuela Velásquez, imputados también sus padres ya nombrados, por el mismo fundamento, esto es, por la muerte de ambos; y, en el considerando 3º, respecto de la muerte de Héctor Valenzuela Zalazar e Hilda Isolina Velásquez Calderón, ocasionada en la forma establecida en los autos, por los funcionarios de Carabineros que intervinieron en los hechos investigados, por hallarse estos exentos de responsabilidad por haber obrado en legítima defensa propia. De los antecedentes consta que participaron en la investigación los funcionarios policiales: Teniente de Carabineros Emilio Muga Galfano; Sargento 2º de Carabineros Raúl Antonio Troncoso Rojas; y, Cabo de Carabineros José Domingo Gutierrez Nuñez, todos de dotación de la Tercera Comisaría de Talca, que declaran juramentados en forma legal, el primero en un interrogatorio completo de los hechos, y los otros dos que ratifican lo manifestado por el primero; y, b) Causa Rol Nº 19.245, del Tercer Juzgado del Crimen de Talca, iniciada para investigar las circunstancias en que se produjo la muerte de Héctor Valenzuela Salazar, Hil da Isolina Velásquez Calderón y Claudia Andrea Valenzuela, por requerimiento de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación de fecha 6 de Febrero de 1991.Consta de la causa que se realiza una investigación suficiente interrogándose a muchas personas, entre ellas a fs. 86, al funcionario de Carabineros Emilio Muga Galfano, quién después de ser debidamente identificado se deja constancia es legalmente interrogado y que manifestó decir la verdad. Con fecha 16 de Abril de 1993, a fs. 90, se dicta sobreseimiento temporal por la causal 1ª del artículo 409 del Código de Procedimiento Penal, y previo informe del Señor Fiscal de fecha 21 de Septiembre de 1994, que solicita el sobreseimiento definitivo por la causa 7ª del artículo 408 del texto legal citado, la Corte de Apelaciones de Talca a fs. 147, el 31 de Enero de 1995, aprueba la resolución consultada, con declaración que el sobreseimiento es definitivo, fundándose la decisión en la causal 7ª del artículo 408 del código en referencia, como lo había solicitado el Ministerio Público; 3º.- Que, del mérito de los antecedentes consta que Emilio Muga Galfano tuvo la calidad de denunciado e inculpado, al extremo, que acogidas sus reclamaciones de haber actuado en legítima defensa, fue exonerado de responsabilidad criminal por haberse acreditado la circunstancia eximente correspondiente contemplada en el numeral 4º del artículo 10 del Código Penal, decisión que fue posteriormente ratificada por la Corte de Apelaciones de Talca, que puso término al proceso, resolución que no puede ser ahora revisada, por cuanto como se lee del recurso de casación en el fondo deducido a fs 571. por la abogada señora Loreto Meza Van den Daele, en estu3º.- Que, del mérito de los antecedentes consta que Emilio Muga Galfano tuvo la calidad de denunciado e inculpado, al extremo, que acogidas sus reclamaciones de haber actuado en legítima defensa, fue exonerado de responsabilidad criminal por haberse acreditado la circunstancia eximente correspondiente contemplada en el numeral 4º del artículo 10 del Código Penal, decisión que fue posteriormente ratificada por la Corte de Apelaciones de Talca, que puso término al proceso, resolución que no puede ser ahora revisada, por cuanto como se lee del recurso de casación en el fondo deducido a fs 571. por la abogada señora Loreto Meza Van den Daele, en estudio, en la tercera causa en tramitación por los mismos hechos, Rol Nº 16-2003,este ha sido deducido en contra de la sentencia de segunda instancia de la Corte de Apelaciones de Talca, que conoció como tribunal superior jerárquico del Tercer Juzgado del Crimen de Talca, y que no es superior jerárquico del Tercer Juzgado Militar de Concepción, que ha liberado de responsabilidad a Emilio Muga Galfano en resolución ejecutoriada que no fue objeto de recursos, y cuya existencia no puede ignorarse a pretexto de revisarse una resolución judicial posterior sobre los mismos hechos y sobre la intervención de un mismo inculpado y denunc iado; 4º.- Que, las circunstancias de hecho que fluyen del contenido de los procesos criminales aludidos, en relación con la investigación que en esta causa se lleva a cabo, permiten comprobar la presencia de la institución de la cosa juzgada, que ya desde los tiempos del Derecho Romano, surge como una fuerza que la ley da a las sentencias judiciales para hacerlas indiscutidas e imponerlas obligatoriamente, tratándose de una institución destinada a estabilizar el derecho, a no dejar en la incertidumbre las pretensiones de quienes reclaman un bien jurídico. Nadie discrepa en ello anota don Rafael Fontecilla Riquelme en el Capítulo VII, de la Cuarta Parte del Tomo III de su obra Tratado del Derecho Procesal Penal, Editorial Jurídica de Chile, 2ª Edición, P. 177, iniciando el examen del tema ?La Cosa Juzgada en materia Penal?: ?Si con la misma causa nuevamente se acciona, cuando lo mismo se pide, se aparece la excepción vulgar de la cosa juzgada. Por los mismos crímenes de los cuales ha sido liberado, el Presidente no debe permitir que el mismo sea nuevamente acusado. Que el mismo hecho punible no puede dar lugar a dos acusaciones sucesivas, aún cuando el acusado no sea el mismo?; 5º.- Que, el objetivo y fines de la cosa juzgada emerge de las disposiciones siguientes del Código de Procedimiento Penal: del artículo 107, que se refiere a la conducta del juez cuando de los antecedentes de la causa se comprueba que se encuentra extinguida la responsabilidad penal; del artículo 418, que dispone que el sobreseimiento total definitivo pone término al juicio y tiene autoridad de cosa juzgada; del artículo 539, que entiende suspendida la fuerza de la cosa juzgada de la sentencia de t5º.- Que, el objetivo y fines de la cosa juzgada emerge de las disposiciones siguientes del Código de Procedimiento Penal: del artículo 107, que se refiere a la conducta del juez cuando de los antecedentes de la causa se comprueba que se encuentra extinguida la responsabilidad penal; del artículo 418, que dispone que el sobreseimiento total definitivo pone término al juicio y tiene autoridad de cosa juzgada; del artículo 539, que entiende suspendida la fuerza de la cosa juzgada de la sentencia de término condenatoria mientras dura el plazo para deducir recurso de casación; del artículo 541 Nº 11, que hace anulable el fallo por vicio de casación de forma, cuando es pronunciado en oposición de otra sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada; del artículo 546 Nº 5º, en relación con el Nº 4º del Artículo 433 e inciso 2º del artículo 434, que contemplan el recurso de casación en el fondo cuando se ha incurrido en error de derecho al admitir alguna de las excepciones allí consignadas; y, del artículo 546 Nº 6º, en relación con los números 5º y 7º del artículo 408, que concede el mi smo recurso cuando en la dictación de un sobreseimiento definitivo se ha incurrido en error de derecho al calificar las circunstancias previstas en los números 5º y 7º del artículo 408. No obstante la existencia de estas normas, que se refieren a la cosa juzgada, esta institución no se encuentra reconocida como tal como acontece en el procedimiento civil, que exige para su concurrencia o comprobación la denominada triple identidad legal de personas, de cosa pedida y de causa de pedir, sin embargo atendida su importancia y trascendencia en materia penal, ha surgido de la labor de la doctrina con el auxilio de la normativa antes aludida, para dar certidumbre al derecho y para ser aplicada en todos las situaciones en que entre el nuevo juicio y el anterior concurran las condiciones o requisitos siguientes: 1) la existencia de un juzgamiento que termine con la condena, absolución o el sobreseimiento del imputado; 2) identidad del hecho que constituye el delito perseguido; y, 3) la identidad del sujeto activo o agente del delito, es decir, de la persona a quien se le atribuye participación en él. Lo fundamental entonces, para descubrir o para advertir, la presencia de la cosa juzgada en esta materia, es que actualmente se inicie proceso contra determinada persona para averiguar su intervención en determinado hecho, del cual emergerá el delito. Deberá haber un proceso anterior, en que se haya investigado el mismo hecho, y se atribuyere responsabilidad a la misma persona. Ahora bien, la normativa antes enunciada viene en auxilio del interprete para definir claramente la presencia de los requisitos de la cosa juzgada y para prevenir que, situaciones externas alejadas de los principios de legalidad y reserva del Derecho Penal, lleven a algunos a extremar y exigir requisitos o condiciones que van mas allá de la naturaleza de la cosa juzgada y la hagan inalcanzable, dejándola sin aplicación. Debe entonces existir un proceso criminal actual, en que se investigue un hecho determinado, como aquel de la presente causa, además debe estar identificada en la causa la persona a quien se le atribuye, ya como inculpado, denunciado o querellado, sin que sea necesario que esté actualmente procesado (exigir el procesamiento significaría que si por alguna razón no se emitiera ese pronunciamiento, el sujeto activo estaría permanentemente bajo el peso de una inculpaci 'f3n, en un callejón sin salida). Pero, deberá existir una causa anterior, en que se averiguó el mismo hecho, como el que se investiga en este proceso, y que en ese proceso anterior se haya dictado sentencia absolutoria, sentencia condenatoria o sobreseimiento definitivo, teniendo el sujeto activo en ese proceso la calidad de inculpado, denunciado, querellado o imputado. Se pretende exigir también que el imputado en el proceso anterior haya sido procesado, requisito irrelevante, como ya adelantamos, si ha habido sentencia condenatoria o absolutoria, porque en ambos casos, es evidente que habrá habido auto de procesamiento, exigencia que si adquiere importancia si el juicio ha terminado con resolución de sobreseimiento, porque pudo o no haberse emitido tal resolución, y en el caso que no se hubiese expedido, igualmente ha podido dictarse sobreseimiento definitivo; 6º.- Que, en estas condiciones, producido el cotejo de los elementos que proporcionan, el proceso anterior (en la situación de hecho que nos preocupa fueron dos) y el actual juicio criminal, fluyen con claridad la presencia de los requisitos que hacen procedente la cosa juzgada, y ponen en evidencia que los jueces que emitieron el dictamen impugnado de nulidad, no han incurrido en error de derecho al decretar el sobreseimiento definitivo de 18 de Noviembre de 2004, que se lee a fs. 568 y 569 de autos. Regístrese. Redacción a cargo del abogado integrante señor Domingo Hernández Emparanza y del voto disidente, su autor. Rol N° 5673-04. Pronunciado por la Segunda Sala integrada por los Ministros Sres. Nibaldo Segura P., Jaime Rodríguez E., Rubén Ballesteros C. y los abogados integrantes Sres. Carlos Künsemüller L. y Domingo Hernández E. No firman los abogados integrantes Sres. Künsemüller y Hernández, no obstante haber concurrido a la vista del recurso y acuerdo del fallo, por estar ambos ausentes. Autoriza el Secretario de esta Corte Suprema don Carlos Meneses Pizarro.