CÁMARAS AGRARIAS PROVINCIALES ANTECEDENTES FINALES DEL SIGLO XIX Las primeras asociaciones de agricultores y ganaderos surgieron a finales del siglo XIX como consecuencia de la promulgación de la Ley General de Asociaciones en 1887. En desarrollo de dicha Ley se dictó el Real Decreto de 14 de noviembre de 1890 que reguló en su articulado de forma detallada las Asociaciones agrarias denominadas Cámaras Agrícolas. Con anterioridad a la aprobación de dicha normativa, a principios del siglo XIX, regía el principio relativo a que los intereses agrarios eran gestionados por la Administración Central, a través del Ministerio de Fomento en primer lugar, y posteriormente a través del Ministerio de Agricultura. Las mencionadas Cámaras Agrícolas eran asociaciones de adscripción voluntaria, que fueron calificadas como de interés público y que, una vez reconocidas como tales por el órgano competente en esa fecha –Ministerio de Fomento- pasaban a denominarse Cámaras Agrícolas Oficiales –se trataba en este punto de un sistema semejante al actual relativo a las Asociaciones de agricultores y ganaderos, que una vez reconocidas por la Dirección General de Producción Agropecuaria e inscritas en su Registro, pasan a adquirir la condición de Juntas Agropecuarias Locales-. PRINCIPIOS DEL SIGLO XX Esas primeras Cámaras Agrícolas en el fondo eran verdaderos sindicatos agrícolas, por tener atribuidas funciones de defensa y fomento de 1 intereses agrícolas. Pero junto a ellas coexistían los Sindicatos Agrícolas y las Comunidades de Labradores. Estas Comunidades creadas por Ley de 8 de julio de 1898 y desarrolladas por Reglamento de 23 de febrero de 1906 eran asociaciones voluntarias, al igual que las Cámaras Agrícolas, que podían constituirse en los Municipios de población superior a los 6.000 habitantes y en las capitales de provincia, con el acuerdo previo de la mayoría de los propietarios que representasen la mitad del terreno cultivado en el término municipal. Ulteriormente, mediante Ley de 13 de julio de 1935, también se permitió su creación en pueblos menores de 6.000 habitantes que tuvieran al menos una extensión de 3.000 hectáreas de cultivo o que el líquido imponible de su riqueza rústica catastral o amillarada excediera de 500.000 pesetas. Eran asociaciones profesionales que tenían delegadas funciones que anteriormente correspondían al Estado y a los Municipios, entre otras: policía rural, apertura y conservación de caminos rurales, vigilancia para la conservación de los desagües de las aguas corrientes y estancadas cuyo mantenimiento no hubiera sido encomendado a los Sindicatos de Riegos ni estuvieran regidas por la Ley especial de Aguas, etc…..Dichas Comunidades de labradores aprobaban sus propias Ordenanzas, disponiendo de un Jurado que podía imponer multas por las infracciones cometidas a las mismas, y elegían un Sindicato para representarlas y ejecutar sus acuerdos. LA DICTADURA DE PRIMO DE RIVERA Y LOS CONSEJOS PROVINCIALES AGROPECUARIOS Mediante el Real Decreto Ley de 27 de julio de 1929 nacieron los Consejos Provinciales Agropecuarios en las Diputaciones Provinciales. Se intenta de esta forma suprimir las Cámaras Agrícolas Oficiales constituidas en 2 1919 y reconducir la organización corporativa de agricultores y ganaderos a la Administración Local. Estas nuevas entidades corporativas constituyeron el primer precedente de la posterior organización vertical del régimen franquista, diseñado por el Ministerio de Trabajo, cuyo artífice fue Don Eduardo Aunós. La atribución de estas competencias a las Diputaciones lleva consigo el recargo de hasta un 5% de la contribución rústica. A continuación, por el Real Decreto de 6 de septiembre de 1929 se instauraron las Cámaras de la Propiedad Rústica en cada una de las provincias, en aras de la promoción del fomento y de la defensa de los intereses generales de la propiedad rústica, lo que supuso la total extinción de las Cámaras Agrícolas Oficiales. Con la caída la Dictadura se procedió a suprimir, tanto los Consejos Provinciales Agropecuarios como las Cámaras de la Propiedad Rústica, volviendo a restablecer las antiguas Cámaras Agrícolas Oficiales a principios de 1930. También se sustituyeron los vocales designados por el Gobierno por unos nuevos vocales elegidos por los agricultores propietarios. A título de ejemplo, el restablecimiento de la Cámara Agrícola de Valladolid se plasmó el día 23 de febrero de 1930, bajo la presidencia del Sr. González Garrido. LAS CÁMARAS AGRARIAS EN LA II REPÚBLICA Con la II República se disolvieron las Juntas Directivas de las Cámaras Agrícolas Oficiales y se reemplazaron por Comisiones Gestoras, que tuvieron 3 competencias de mero trámite hasta que se procediese a una regulación minuciosa de estas Corporaciones. Las Comisiones Gestoras, de acuerdo con lo previsto en el Decreto de 8 de junio de 1932, estaban compuestas por el Presidente de la Diputación, por un Magistrado de la Audiencia Provincial y por funcionarios de las Delegaciones Provinciales de Hacienda y de los Servicios Agronómicos así como por el Inspector Veterinario. Con el Decreto de 28 de abril de 1933 se instituyeron las nuevas Cámaras Agrarias, disolviéndose las Comisiones Gestoras y constituyéndose Comisiones Organizadoras de las nuevas Cámaras. Su naturaleza jurídica era la de Corporaciones Oficiales, bajo la dependencia del Ministerio de Agricultura y que paradójicamente carecían de socios agricultores. Tampoco se integraron en estas Cámaras a las Comunidades de Labradores que ejercían, como ya hemos indicado, funciones de policía rural, ni a las Comunidades de Regantes. Por el contrario, la integración sí que alcanzó a los Sindicatos Agrícolas y a las Cámaras Agrícolas Locales constituidas a partir de 1890. Estas Cámaras Agrarias eran eminentemente órganos de consulta y colaboración de la Administración Agraria, sometidas al control presupuestario del Ministerio de Agricultura. Desde el punto de vista organizativo, contaban con una Asamblea en la que estaban representados los Sindicatos. LAS HERMANDADES SINDICALES DE LABRADORES Y GANADEROS El régimen nacional en materia sindical, posterior a la guerra civil, se plasmó en la Ley de la Unidad Sindical de 26 de enero de 1940, que desarrolló los principios que inspiraron el Fuero del Trabajo. Dicha Ley conllevó la creación de un único orden de Sindicatos, encuadrándose en los mismos todos los factores de la economía, por ramas de producción o servicios. 4 También supuso la unidad de actuación, bajo la inspección de la Delegación Nacional de Sindicatos, que mediante la Ley de 23 de septiembre de 1939 había recibido todos los bienes patrimoniales de las organizaciones sindicales y asociaciones hasta entonces constituidas. En este contexto -una vez finalizada la guerra civil en el año 1939-, el nacimiento legislativo de las Hermandades Sindicales de Labradores y Ganaderos – como veremos ut infra, tanto a nivel local como provincial- tuvo lugar con la promulgación de la Ley de Bases de la Organización Sindical de 6 de diciembre de 1.940. Posteriormente, mediante la Ley de 2 de septiembre de 1941 se integraron definitivamente en la Organización Sindical los Sindicatos Agrícolas, las Cajas Rurales, las Cooperativas, etc., agrupándose los servicios que estas entidades sindicales venían prestando en una Red sindical Local, constituida por las Hermandades Sindicales de Labradores y Ganaderos, que mantuvieron su patrimonio vinculado a la finalidad para las que fueron creadas. A nivel provincial se establecieron las Hermandades Sindicales Provinciales. Con el Decreto de 17 de julio de 1944 sobre Unidad Sindical Agraria se encargó a la Delegación Nacional de Sindicatos el asentamiento en todo el territorio nacional de Hermandades Sindicales del Campo. El desarrollo de este Decreto se llevó a cabo mediante la Orden de la Presidencia del Gobierno de 23 de marzo de 1945, más conocida como el Reglamento de las Hermandades, que disponía la integración en las Hermandades de las siguientes entidades: Cooperativas del Campo, Grupos Sindicales de Colonización, Comunidades de Labradores, Sindicatos de Policía Rural, Comunidades de Regantes, Diputaciones de Aguas, Sindicatos de Riegos, Sindicatos Agrícolas, Juntas de Fomento Pecuario, Juntas Locales Agrícolas, Juntas Locales de Información Agrícola, Juntas Locales de Créditos Agrícolas, Juntas Locales de Precios de Productos Agrícolas, Junta Local Pericial del 5 Catastro y otras. El patrimonio de cada uno de estos Organismos, en este peculiar proceso de fusión por absorción, quedó integrado en el de la respectiva Hermandad Sindical absorbente. Las citadas Hermandades Sindicales tenían encomendada la representación y disciplina de los intereses económico-sociales del agro español y sus funciones se extendían al orden social, económico, asistencial, comunal, de asesoramiento y colaboración con el Estado. En el orden social podían redactar proyectos y estudios referentes a cuestiones agropecuarias, fomentar el perfeccionamiento profesional e intelectual, conciliar conflictos individuales de trabajo, ejercer funciones de Tribunal Arbitral, atender a la colocación obrera, vigilar el cumplimiento de la legislación laboral y promover iniciativas de mejora de la vida rural. En el orden económico procuraban la valorización justa de las actividades de los productores y de la riqueza agrícola, coordinaban medidas para la lucha contra las plagas, fomentaban la formación agropecuaria mediante campos de ensayo o granjas modelo y organizaban exposiciones de productos agrícolas. En el orden asistencial promovían las Asociaciones, las Cooperativas y el espíritu mutualista, pudiendo crear instituciones docentes para mejorar la instrucción técnica y la formación profesional. Asimismo, podían llevar a cabo programas de roturaciones y saneamientos, promover seguros de enfermedad, luchar contra el paro y fomentar la política de la vivienda. En el orden comunal se ocupaban de la apertura y conservación de los caminos rurales, de labores de policía de aguas públicas y cauces naturales, impidiendo que se causaran daños en las propiedades rústicas, defendiéndose contra adulteradores o falsificadores de productos agropecuarios. Por otro lado, 6 también dirigían y se encargaban de organizar la Policía Rural y, en general, de prestar servicios de interés para los afiliados. Su función asesora se materializaba en la preparación y colaboración en el desarrollo de todos los planes y medidas del Estado que tuvieran relación con la actividad agropecuaria, confeccionando estadísticas, estudios e informes. La función colaboradora consistía en la cooperación con la Administración en lo referente a la transacción de productos agrícolas, ganaderos y forestales y a la utilización de pesas y medidas. Dicha colaboración se materializaba precisamente en la lucha activa contra los fraudes, llevando a cabo inspecciones de las exportaciones y desarrollando tareas de verificación de abonos y semillas. Las Hermandades Sindicales Provinciales convivieron hasta el año 1947 con las Cámaras Oficiales Agrícolas y el Consejo Superior de Cámaras. En ese año, mediante Decreto de 18 de abril, se fusionaron, creándose las Cámaras Oficiales Sindicales Agrarias (C.O.S.A.), cuya naturaleza jurídica respondía al de una Corporación de Derecho Público. Las funciones de estas Cámaras Oficiales Sindicales Agrarias eran bastante amplias, pasando a ser cuerpos Consultivos de la Administración Pública en materia agraria y a actuar como órganos ejecutivos y como organismos sindicales integradores de las Hermandades Sindicales del Campo, para la representación y tutela de los intereses y a la vez encuadramiento en su seno de cuantos productores dedicaban sus actividades a las distintas manifestaciones económicas del agro y de sus industrias inseparables y auxiliares. Además, desde el año 1951 (en virtud de Orden de 17 de julio de ese año) se constituyeron dentro de estas Cámaras Oficiales Sindicales Agrarias los Servicios de maquinaria Agrícola para su utilización 7 en beneficio de las explotaciones agrícolas de los afiliados a las Hermandades Sindicales de Labradores y Ganaderos. Se pretendía con este Servicio poner a disposición de las pequeñas explotaciones agrícolas los adelantos que la técnica ya permitía disfrutar a las grandes explotaciones. A cambio del uso de la maquinaria se percibía un canon, que no significaba actividad industrial alguna, siempre y cuando se limitara a cubrir los gastos de mantenimiento de dicha maquinaria. En el año 1972 se creó la Hermandad Sindical Nacional de Labradores y Ganaderos que aglutinó a todas las Hermandades Sindicales Locales, a las Cámaras Oficiales Sindicales Agrarias, a los Sindicatos Nacionales del Sector del Campo, a las antiguas Cooperativas del Campo y a la Mutualidad de Previsión Social Agraria. LA TRANSICIÓN DEMOCRÁTICA Fue unos días antes de la celebración de las primeras elecciones generales de la Democracia, celebradas el 15 de junio de 1977, cuando en virtud del Real Decreto 1336/1977, de 2 de junio (BOE nº 142, de 15 de julio de 1977), por el que se dictan las normas reguladoras de las Cámaras Agrarias, se crearon las Cámaras Agrarias Locales, tal y como las conocemos hoy en día, además de determinar que en cada provincia existirá una Cámara Agraria Provincial. La Disposición Final segunda del precitado texto normativo disponía que: “Las Cámaras Agrarias Locales se subrogarán, en su ámbito territorial respectivo, en la titularidad de los bienes y derechos que constituyen el patrimonio privativo de las actuales Hermandades Locales y Comarcales, Cámaras Oficiales Sindicales Agrarias y Hermandad Nacional de Labradores y Ganaderos, manteniéndose, en su caso, la afectación de dichos bienes al fin 8 específico para el que hubieran sido adquiridos o destinados en virtud de una norma legal o cualquier otro título jurídico en vigor. Las Cámaras Agrarias solicitarán la inscripción a su nombre en el Registro de la Propiedad, de los bienes inmuebles y derechos que figuren adscritos a nombre de las Entidades cuya titularidad patrimonial les corresponda, de conformidad con la subrogación referida”. Y este procedimiento de subrogación ha sido, entre otros, utilizado en la adjudicación del patrimonio de las Cámaras Agrarias Locales, antes de extinguir las mismas y adjudicar su patrimonio principalmente a las Juntas Agropecuarias Locales, a los efectos de adjudicar un patrimonio saneado jurídicamente, que luego pudiera inscribirse a nombre de esas Asociaciones de agricultores y ganaderos en el Registro de la Propiedad, cumpliendo el principio registral del tracto sucesivo contenido en el artículo 20 de la Ley Hipotecaria. DESPUÉS DE LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA DE 1978 y UNA VEZ PROMULGADO EN 1983 EL ESTATUTO DE AUTONOMÍA DE CASTILLA Y LEÓN Ratificada la Constitución Española de 27 de diciembre de 1978, que consagró el derecho de asociación y la libertad de afiliación, no había motivo para mantener por más tiempo la situación entonces existente, por lo que se procedió a devolver al sector agrario la plenitud de sus derechos en igualdad de condiciones que el resto de los sectores productivos. En materia económica de estas Corporaciones se dictó el Real Decreto 2474/1979, de 14 de septiembre, por el que se aprueba el Régimen económico de las Cámaras Agrarias, así como el de sus Federaciones y Confederación (B.O.E. nº 259, de 29 de octubre de 1979). 9 Por otro lado, producidos en gran parte los traspasos de servicios en materia de agricultura y ganadería a todas las Comunidades Autónomas, pareció oportuno elaborar una norma estatal, que sin menoscabo del bloque competencial, regulara los aspectos esenciales de la materia y permitiera a las Comunidades Autónomas desarrollar este tipo de competencias. Esa norma estatal aludida es la Ley 23/1986, de 24 de diciembre, por la que se aprueban las Bases del Régimen Jurídico de las Cámaras Agrarias. NORMATIVA AUTONÓMICA La Ley 1/1995, de 6 de abril, de Cámaras Agrarias de Castilla y León (B.O.C.y L. nº 71, de 12 de abril de 1995), modificada por la Ley 2/2001, de 4 de mayo (B.O.C.y L. suplemento al nº 88, de 8 de mayo de 2001) estableció en nuestra Comunidad Autónoma, en desarrollo de la Ley estatal básica de 24 de diciembre de 1986, la figura jurídica de las Cámaras Agrarias Provinciales, cuyo ámbito territorial de actuación es coincidente con el de su provincia respectiva, fijando su sede en la capital de la misma (artículo 8 de la precitada Ley de Cámaras Agrarias), si bien cada Cámara Agraria Provincial podrá disponer servicios administrativos en otros municipios de su provincia (oficinas comarcales), cuando así lo requiera el desarrollo de sus funciones. Esa Ley autonómica de Castilla y León, de 6 de abril de 1995, en su Disposición Adicional Segunda dispuso que: “la Junta de Castilla y León, oídas las Organizaciones Profesionales Agrarias más representativas, efectuará las atribuciones patrimoniales y las adscripciones de medios que procedan en relación con los bienes, derechos y obligaciones de cualquier naturaleza que correspondan a las Cámaras Agrarias Locales extinguidas como consecuencia de la aplicación de la presente Ley, y garantizará su aplicación a fines y servicios de interés agrario”. 10 Derivado de la complejidad de la normativa analizada a lo largo de la historia, es un error común el confundir en la actualidad las Cámaras Agrarias Provinciales con las Cámaras Agrarias Locales. Mientras que las primeras están en plena madurez, desplegando toda su actividad, las segundas, las de ámbito territorial inferior (local) están inmersas en fase de liquidación, que conllevará su extinción definitiva. Las Cámaras Agrarias Locales están siendo sustituidas en cada localidad por las Juntas Agropecuarias Locales –Asociaciones de agricultores y ganaderos (una por entidad local), constituidas sin ánimo de lucro y dotadas de personalidad jurídica propia y plena capacidad de obrar, responsables de la gestión de los negocios agrarios locales de interés particular o colectivo, como son principalmente los pastos y rastrojeras y el patrimonio agrario común, que en su día administraban las Cámaras Agrarias Locales-, que están asumiendo sus funciones, siendo mayoritariamente las receptoras del patrimonio de dichas Cámaras Agrarias. Todo ello sin perjuicio de la naturaleza pública de las Cámaras Agrarias Locales, en cuanto corporaciones de Derecho público, y de la privada de las Asociaciones de agricultores y ganaderos, constituidas en Juntas Agropecuarias Locales. NATURALEZA JURÍDICA Estas Entidades (Cámaras Agrarias Provinciales) son Corporaciones de Derecho Público, que gozan de personalidad jurídica propia y plena capacidad de obrar, de estructura y funcionamiento democrático (las últimas elecciones en Castilla y León se han celebrado el 26 de mayo de 2002), dotadas de autonomía para la gestión de sus recursos y defensa de sus específicos intereses. 11 En los aspectos institucionales, la Junta de Castilla y León, a través de la Consejería de Agricultura y Ganadería, ejerce la tutela administrativa sobre estas Cámaras Agrarias de ámbito provincial. FUNCIONES Sus funciones son, entre otras, además de administrar sus recursos y patrimonio (que puede provenir de los Presupuestos Generales de la Comunidad Autónoma y de los de otras Administraciones, así como de los rendimientos y productos de sus bienes y derechos, y de las adquisiciones a título lucrativo que pudieran recibir), el actuar como entidades de consulta y colaboración con la Administración de la Junta de Castilla y León en materias de interés agrario, emitiendo informes o estudios. A tal fin podrán ser consultadas o solicitarse su colaboración en las siguientes cuestiones, sin que esta enumeración alcance la categoría de numerus clausus: • Iniciativas para mejorar la productividad agraria. • Ordenación del territorio y defensa de la naturaleza. • Régimen de tenencia de la tierra. • Reforma y desarrollo agrario. • Informes y estudios sobre la situación agronómica. • Programas de investigación agraria aplicada. • Mercados agrarios y ordenación de producciones. • Denominaciones de origen. • Difusión de conocimientos técnicos. • Informes a la Administración sobre infracciones de la legislación, en especial alteraciones o fraudes de productos agrarios. • Confección de censos agrarios. 12 También pueden ejercer las competencias que en ellas delegue la Junta de Castilla y León (en la Ley 1/1999, de 4 de febrero, de Ordenación de los Recursos Agropecuarios Locales se les asigna con relación a las Juntas Agropecuarias Locales -Asociaciones de Agricultores y Ganaderos de ámbito local-, el asesoramiento jurídico y tutela de las mismas), teniendo la consideración de oficinas públicas a estos efectos, pudiendo ser presentada y tramitada en ellas la documentación relacionada con las competencias delegadas. En particular, entre las competencias y funciones que en las Cámaras Agrarias Provinciales puede delegar la Junta de Castilla y León se encuentran: la participación en la elaboración y actualización del censo para las elecciones a Cámaras Agrarias Provinciales (los censos de electores a Cámaras Agrarias Provinciales se deben actualizar al menos cada dos años a contar desde la celebración de las últimas elecciones. Ver a tal efecto la Orden de 28 de diciembre de 2001, de la Consejería de Agricultura y Ganadería, por la que se regula la exposición pública del censo de electores a Cámaras Agrarias Provinciales y las reclamaciones y recursos que procedan contra el mismo B.O.C. y L. nº 2, de 3 de enero de 2002-, modificada en lo relativo a la composición de la Oficina Central del Censo Electoral por Orden AYG/279/2004, de 5 de marzo - B.O.C. y L. nº 49, de 11 de marzo de 2004-), la colaboración en la promoción de productos y prácticas agropecuarias y en la elaboración de información estadística agraria, el archivo y custodia de la documentación existente en las Cámaras Agrarias Locales extinguidas de acuerdo con la normativa vigente, y que no deba ser entregada a la entidad adjudicataria de sus bienes. Asimismo, las Cámaras Agrarias Provinciales podrán prestar más servicios, que a iniciativa del Pleno y en todo caso de conformidad con la legislación vigente, pueden ser entre otros: 13 -Organización de servicios comunitarios. -Reparación de redes de acequias, caminos o colaborar en cualquier otro tipo de obras de carácter general. -Guardería rural. -Luchas contra heladas, pedrisco, incendios, plagas o actividades similares. -Trabajos de informe de interés general agrario y de la comunidad rural. Sus competencias vienen limitadas en cuanto no podrán asumir funciones de representación, reivindicación y negociación en defensa de los intereses profesionales y socio-económicos de los agricultores y ganaderos que competen a las Organizaciones Profesionales Agrarias, ni tampoco ejercer actividad mercantil o comercial alguna. Para el desempeño de sus funciones la Junta de Castilla y León para el año 2004 ha otorgado a las Cámaras Agrarias Provinciales una subvención directa con cargo a los Presupuestos Generales de la Comunidad, con una cuantía total de 2.186.200 euros. ÓRGANOS DE GOBIERNO El Órgano soberano de Gobierno es el Pleno, constituido por 25 miembros elegidos mediante sufragio libre, igual, directo y secreto de los electores de la provincia cada 5 años (la Ley 2/2001, de 4 de mayo, modificó la precitada Ley 1/1995, de 6 de abril, de Cámaras Agrarias, en el sentido de dotar de mayor duración –de 4 a 5 años- el período de mandato de los miembros del Pleno de las Cámaras Agrarias Provinciales, quedando ese período quinquenal contenido en el que la Ley básica estatal 23/1986, de 24 de diciembre, establece como límite máximo). 14 ELECTORES Los electores que pueden participar en el Procedimiento electoral serán las personas físicas, mayores de edad, profesionales del sector agrario, que ejerzan actividades agrícolas, ganaderas o forestales de modo directo y personal y, que como consecuencia de las mismas, estén dadas de alta en el Régimen Especial Agrario de la Seguridad Social por cuenta propia o en el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos, en función de su actividad agraria. Por otro lado, también podrán ejercer su derecho al voto las personas jurídicas que, conforme a sus Estatutos, tengan por objeto exclusivo la actividad agraria, ganadera o forestal y la ejerzan efectivamente. Su derecho de sufragio será emitido por su representante legal. Ambas personas –físicas y jurídicas- deberán estar empadronadas o tener su domicilio social, respectivamente, en Castilla y León. 15