FACTIBILIDAD PROBATORIA DE INSTRUMENTOS PRIVADOS QUE DOCUMENTAN CONTRATOS COMO ALTERNATIVA A LOS DOCUMENTOS PRIVADOS RECONOCIDO O CON FIRMAS LEGALIZADAS. 1. Análisis de documentos en general y los privados particularmente, así como sus efectos probatorios. 2. El documento privado fehaciente. 3. El alcance de la carta oferta como prueba de la existencia de la relación contractual validez de Carta Oferta como prueba de la vinculación contractual 4. Efectos en juicio, proposición y valoración de dicho documentos. 5. Casos jurisprudenciales. Análisis de documentos en general y los privados particularmente, así como sus efectos probatorios. Con la entrada en vigencia del Código Procesal Civil y Mercantil en El Salvador, se ha dado un cambio en la normativa respecto a la validez que tienen los documentos como fuentes de prueba, el presente estudio se centra en los documentos privados, al efecto haremos un análisis comparativo de cómo se encontraban regulados y como se encuentran hoy normados, y los efectos que puedan tener en un posible litigio, como medios de prueba para acreditar contenido y otorgantes. Pues bien cuando hablamos de prueba instrumental como categoría, nos evoca a la reina de las pruebas en materia civil: El documento. La prueba documental, es la prueba mas importante de las pruebas en el proceso civil y mercantil en algunos casos, a diferencia del derecho penal donde la testifical es la que prevalece. La clasificación fundamental de los documentos atiende a su procedencia, así en el C. PR. C. derogado y en el Código Civil, de tal forma que el art. 254 del C. Prc., expresaba que los instrumentos se dividen en públicos, auténticos o privados; aunque, si atendemos a la clasificación de los documentos denominados auténticos que realiza el C.Prc., se trata de documentos públicos, pues tanto los instrumentos a que se refiere el Art. 255 C. (los cartularios) como el Art. 260 C. (auténticos) por otra parte se desprende la equiparación que realiza el art. 1570 C. Al que me referiré en adelante. El art. 1570 C. Dice: “Instrumento público o auténtico es el autorizado con las solemnidades legales por el competente funcionario….”, y en igual sentido lo exponían los art. 255 y 260 CPRC. Entonces para determinar la calidad del documento es necesario revisar: -La forma del documento. -La persona que lo ha autorizado o que lo expide. -Ajuste de las normas establecidas en la ley. Como es evidente la clasificación de los instrumentos, tradicionalmente, atiende la procedencia de los documentos, dado que en nuestros ordenamientos es tradicional determinar la fiabilidad y por tanto el valor a efectos probatorios dependiendo de la cualidad de la persona que ha intervenido en su confección. Con respecto a el contenido de los documentos, debemos tomar en los Arts. 32 y 50 de la Ley de Notariado, refiriéndose a los primeros como aquellos que contienen declaraciones de voluntad y a los segundos, los que documentan hechos que por sus características no pueden constituir contratos, pero su naturaleza es que siguen siendo públicos. Ahora bien, respecto a los documentos privados el art. 262 C.Prc. trataba de dar una definición en positivo a los documentos privados, contrario a ello la doctrina parte de una afirmación de contendió práctico desde la óptica de que no son: Son documento privados lo que no son públicos, es decir todos aquellos documentos que, por la razón que sea no pueden incluirse en aquéllos, por ello, no son públicos los expedidos por funcionario cuando se trata de actos que no son de su oficio o de su cargo, o cuando les faltan las solemnidades legales, como los libros de comerciantes, asientos de registros y papeles domésticos, nota escrita del acreedor que habla el 1576 C. En cuanto al punto que nos ocupa he de referirme a la validez y eficacia del contenido de los documentos, particularmente los privados, cuando se refieren a contratos, y es que estos hacen fe, no solo en lo dispositivo, sino también, en lo enunciativo (siempre que tengan relación con lo dispositivo), entiéndase por cláusulas dispositivas, como aquellas que son propias del contrato que sin ellas el instrumento dejaría de documentar el acto de voluntad, y las enunciativas, son aquellas que a pesar que no consten no alteran la sustantividad de la relación contractual, lo cual está previsto en el Art. 1577 C. Explicado esto por los maestros Alessandri y Somarriva . Hoy en día el Código Procesal Civil y Mercantil, retoma la clasificación bipartita de documentos Públicos y Privados en los Arts. 331 y 332, definiendo los privados, como aquellos cuya autoría es atribuida a particulares, y aquellos que no revisten las solemnidades para ser auténticos. Particularmente me refiero a los documentos privados que por su naturaleza documentan actos de voluntad o contratos, de los cuales emanan obligaciones y que tradicionalmente es deseo de los otorgantes dar valor de instrumento público a los documentos, de descargo o de cualquier otra clase que hubiere otorgado. Estos documentos sin mayor solemnidad a petición de los interesados, puede darle intervención al notario para que haga constar en un acta a continuación del instrumento que se le presente o en hoja separada, con las formalidades de los instrumentos públicos, en la que identifica el documento con expresión de las cláusulas esenciales del mismo, tales como las que tratan de cantidades, plazos e intereses y en la que dará fe de que la firma puesta al pie del mismo es de la persona que lo suscribió a su presencia o que la reconoce ante él, si hubiese sido puesta antes, o de que reconoce la obligación o contenido de dicho documento, si éste estuviere suscrito por otra persona a ruego del compareciente. Elevando el documento privado a la categoría de documento público. Art. 52 LEY DE NOTARIADO Los documentos privados reconocidos de conformidad con este artículo, harán fe, pero su fecha no se contará respecto de terceros sino desde que se otorgó el acta de conformidad con el Art. 1574 C. y cuando fueren documentos de obligación, tendrán fuerza ejecutiva. Como vemos la función de los documentos privados reconocidos, es elevar a la categoría de públicos los mismos, por un lado para darle o impregnar fe PÚBLICA al acto incorporado, y cuando fueren de obligación embestirlos de FUERZA EJECUTIVA, para el reclamo rápido de las obligaciones que documentan, y que perse entrarían en la categoría de documentos públicos al ser elevados a lo dicho. Pero qué pasa con los documentos privados en los que los interesados no optan por acudir al notario para la intervención dicha, ¿que valor probatorio tienen en un proceso?, ¿son válidos sin aquellas formalidades?, ¿sirven para acreditar obligaciones? Documentos privados reconocidos judicialmente. El reconocimiento judicial prácticamente se ha vuelto algo inherente a los procesos judiciales, puesto que ante la presentación de un documento de la clase que fuere, siempre estará sometido al escrutinio de la contraparte y su posible impugnación, de lo contrario se tendrá como documento válido, y aún si se impugna y no se logra probar la impugnación se valora conforme a las reglas de la sana crítica con casi pleno valor, esto de conformidad al Art. 341 inc 2º CPCM. También, puede propiciarse un reconocimiento judicial, mediante una diligencia preliminar con los efectos que se tenga por reconocido al negarse hacerlo, esto sobre la base del Art. 256 ord 9º CPCM., estos documentos no dejan de ser privados pero su valor probatorio se ve reafirmado por la actitud de la parte contraria. Que sucede en el momento antes de ser sometidos a un reconocimiento de estos documentos privados, que calidad tiene, si por ejemplo Juan y Carlos firman un convenio sin acudir al notario para que legalice o para que levante acta de reconocimiento. Esto no es una novedad como estará pensando el lector, pero a la luz de nuestra legislación judicial es de suma relevancia ver los efectos jurídicos que estos documentos revisten ante las cargas probatorias y sistemas de valoración. En ese orden, vale decir que la concepción que tenemos sobre un documento y su validez, responde a que si ha intervenido o no un fedatario del mismo, y esto no dejará de ser así, aun mediante el uso de las tecnologías de la información, pues en nuestro país se está discutiendo la Ley de Comercio Electrónico y Firma Electrónica donde se contemplará un agente o un tercero que de fe de los mecanismos tecnológicos que acrediten que la firma electrónica denominado Proveedor de Servicios de Certificación Electrónica; pero no puede negarse que constantemente se están produciendo relaciones comerciales, prestación de servicios, contratación, de manera informal, sobre la base de la buena fe del comerciante, y que esos documentos ulteriormente puedan servir, a pesar de la falta de solemnidad, en documentos que amparen y hagan fe de dichas relaciones, así como sus alcances de las mismas puedan extraerse de estos documentos. Es curioso observar en la legislación procesal civil derogada, que dentro de los títulos que traían aparejada fuerza ejecutiva se contemplaban entre otros el Reconocimiento judicial o notarial, dichas disposiciones no fueron retomadas en nuestro código Procesal Civil y Mercantil, como documento que tenga aparejada ejecución, no significando esto que no sea posible encajarlo en los supuestos de la norma que recoge los documentos que traen aparejada ejecución; en ese orden y en lugar del reconocimiento como documento fuerza ejecutiva se ha plasmado que el documento privado fehaciente tiene fuerza ejecutiva en el Art. 457 ORD 2º CPCM, de tal manera que puede ser que estemos frente a un nuevo tipo de documento legal, es decir, normado o simplemente hoy se le denomine de una forma u otra; veamos a que se refiere este tipo de documento. Sin perjuicio que no estemos, abordando el proceso especial ejecutivo, cobra relevancia atender con especial cuidado a que se refiere esa categoría jurídica de documento, no solo en este tipo de proceso, sino su validez legal ante cualquier situación jurídica. EL DOCUMENTO FEHACIENTE PRIVADO Nuestro ordenamiento jurídico no conceptualizó que es un documento privado fehaciente, dicha falencia ha propiciado diversas interpretaciones del mismo, que siendo privado: Es aquel auténtico, legalización de firmas; Es el documento reconocido ante notario, mal llamado privado autenticado; Es el reconocido judicialmente; Cualquier documento que no pueda ni haya sido impugnado; Un documento de los que sirvan para acreditar relaciones entre acreedor y deudor, y aun cuando hubiera sido creado unilateralmente por el acreedor deberá aparecer firmado por el deudor o con constancia de que la firma fue puesta por orden suya, o incorporar cualquier otro signo mecánico electrónico. Sobre las diversas posturas, me parece, en mi opiniòn, no todas son acertadas, pero más de alguna sí son incluidas dentro de dicho concepto, por ejemplo, la legalización de firmas no es un documento público, sino que privado con un grado de solemnidad, en tal sentido, concuerdo que si encaja en el supuesto; el reconocido ante notario, mal llamado privado autenticado, este documento por si solo tiene valor de instrumento público salvo que el acta estuviese mal elaborada, entonces no por eso el documento privado pierde validez, en ese orden si entraría en la conceptualización de documento privado fehaciente, pues no está en tela de juicio la firma, salvo su controversia en juicio; respecto al reconocido judicialmente, no en sí un tipo de documento, sino el mecanismo para adversar el mismo, por lo tanto se sigue llamando privado, y adquiere fehaciencia definitiva al ser reconocido ante el juez; finalmente la más acertada, procesalmente hablando sería, todo aquel documento privado que no haya sido impugnado hasta ese momento, y que al tener ciertas formalidades no haya perdido su naturaleza privada, platicando con diversos colegas todas las opiniones son diversas,y por supuesto válidas, lo que propicia que poco a poco se vayan rompiendo paradigmas; sin perjuicio de estas valoraciones personales es imperante analizar cuándo podemos decir que estamos frente a un documento privado con fehaciencia. La premisa inicial es que es un documento privado, entendido este como: “aquel que emanan de las partes o de terceros, careciendo de valor probatorio hasta tanto se acredite la autenticidad de la firma que figura en ellos, sea mediante el reconocimiento expreso o tácito de la parte a quien se atribuye o mediante la comprobación que pueda realizarse por cualquier clase de pruebas entre las cuales está el cotejo de letras.” La segunda premisa es que sea fehaciente, que puede definirse como: “lo que prueba plenamente la existencia del hecho al cual se refiere. Documento fehaciente es el que hace fe en el juicio.” La conceptualización del documento privado en el Código Procesal Civil y Mercantil Salvadoreño, que establece dos grandes categorías en el Art. 332 CPCM: 1. Aquellos cuya autoría es atribuida a los particulares. 2. También se considerarán instrumentos privados los expedidos en los que no se han cumplido las formalidades que la ley prevé para los instrumentos públicos. Veamos un ejemplo clásico, los “quedan” son documentos mercantiles que hacen fe sobre la entrega de una especie determinada incluyendo dinero o entrega de documentos, sabido es que no son títulosvalores, ni pueden circular, pero el Art. 651 C. Com. Expresa que tienen valor de documentos privados, y adicionalmente de ellos emanan derechos de hacer, como exigir la devolución de los documentos entregados y otros derechos; como podemos apreciar el “quedan” es un documento privado, del cual no se duda su autenticidad. También se consideran documentos privados los títulos valores que han perdido la acción cambiaria por caducidad o mal llenado, pero lo importante es que tienen valor. Otro ejemplo más actual es el documento o contrato que se suscribe de conformidad a la Ley del Sistema de Tarjeta de Crédito: que en su artículo 9 Inc. 1 expresa: “El contrato entre el emisor o coemisor y el titular se perfecciona mediante la firma del documento.”, veamos el Art. 113 C. Com, dice: “Cuando el acreditante sea un establecimiento bancario y el acreditado pueda disponer del monto del crédito en cantidades parciales, o esté autorizado para efectuar reembolsos previos al vencimiento del término fijado para usar el crédito, el estado de cuenta certificado por el contador de la institución acreedora con el visto bueno del gerente de la misma, hará fe en juicio, salvo prueba en contrario, para la fijación del saldo a cargo del acreditado. El contrato en que se haga constar el saldo con la certificación a que se refiere este artículo, constituye título ejecutivo, sin necesidad de reconocimiento de firma ni de otro requisito previo.” En ese orden, nos surge la pregunta ¿Cuándo el documento privado se hace fehaciente?, pues la respuesta sería concretamente cuando haga fe en un proceso judicial, pues la fehaciencia así definida cobra sentido propiamente, en el ámbito procesal, es decir; en el mundo de las pruebas, sabemos que la pruebas existen una vez existe el juicio, antes de ello solamente son fuentes de pruebas, como concepto previo al juicio, al no existir controversia no es necesario que hagan fe, sino hasta el proceso en el que las mismas pueden ser o no adversadas. Los documentos privados que no tienen incorporada alguna formalidad, como el acta de reconocimiento o legalización de firmas, son capaces de producir efectos extra procesales como intraprocesales, a pesar de dicha carencias, pues esto no significa que no sean válidos y ni mucho menos que no sean susceptibles de hacer fe en un juicio, sobre todo por el sistema procesal adversativo que rige hoy las relaciones civiles y mercantiles, pues los procesos judiciales se centran precisamente en la controversia sobre los hechos aducidos por las partes, y por lo general esos hechos se prueban con documentos de diversas naturaleza, de tal forma que la existencia y validez de un documento es susceptible de controvertirse o no, sea público o privado, en tal sentido, sino se controvierte se tiene como un hecho admitido que hace fe entre las partes, si es impugnado pues no hará fe, siempre que se acredite su falsedad o manipulación de lo contrario su valoración se regirá de conformidad a las reglas de la Sana Crítica, con valor de plena prueba, de tal forma que los documentos privados emitidos entre particulares tienen un carácter probatorio suficientemente robusto para acreditar y probar los extremos de aquellos hechos que documenten, y particularmente en un proceso judicial si al ser ofrecido y determinados, propuestos, admitidos y valorados no son redargüidos o controvertidos, los mismos se vuelven plena prueba de su contenido y otorgantes, y así lo establece el Art. 341 CPCM, de tal suerte que se afirma que a un documento que no se le adjunte acta de reconocimiento por notario o acta de legalización de firmas, es perfectamente presentable en proceso y es susceptible de acreditar los hechos que documentan de la misma forma que los documentos privados, pudiendo arribar a la conclusión que mientras no sea impugnada su validez y eficacia los mismos son documentos fehacientes, sobre todo por el apertus clausus, y la libertad probatoria que rigen nuestro sistema procesal civil y mercantil. En tal sentido, los comerciantes pueden estar tranquilos si han documentado o piensan documentar sus contratos con menos formalismos con las consecuencias de que del documento será discutible su autenticidad y eficacia probatoria al igual que con los documentos públicos, recordemos que las leyes y las relaciones comerciales se basan en la buena fe y así se los impone el Art. 488.- C. Com., y la firma de documentos que acrediten la existencia de relaciones comerciales es consecuencia de ello, y si hubiese discrepancia en torno a su validez, como hemos visto, la ley dota de las herramientas para poder controvertirlas, en tal sentido, es completamente válido particularmente para el comerciante, celebrar contratos menos solemnes siempre y cuando incorporen datos o hechos con relevancia jurídica capaces de causar convicción en el juzgador. El alcance de la carta oferta como prueba de la existencia de la relación contractual, validez de Carta Oferta como prueba de la vinculación contractual- aspecto sustantivo. En el mismo orden de los conceptos antes expuestos, es costumbre, que muchos de los negocios hoy se plasman en documentos cada vez menos formales, inclusive es pujante el uso de la nuevas tecnologías, que actualmente se usan para diversas expresiones de hechos o actos documentados, en medios de almacenamiento, comunicación electrónica, tales como correos electrónicos, SMS, páginas web, lo que constituye una nueva frontera que exige, ante todo, precisar la noción de estos documentos, que de alguna manera u otra hacen ponderar la necesidad de reformular el concepto de prueba instrumental e incluso la documental, pues la problemática de dicha prueba radicará, en la integridad, autenticidad y licitud; se estará preguntando el lector por qué se trae a colación lo anterior, y es que si nos ponemos a pensar cómo estos medios tecnológicos están causando revuelo en los estrados judiciales, poniendo en evidencia los alcances y términos en los que se ha dado una determinada relación entre particulares o comerciantes, pone en evidencia que una nota por escrito con condiciones básicas o complejas de una relación comercial determinada entre dos partes, con toda razón tendrá un claro valor probatorio que une a las partes que la suscriben. Partamos del Art. 999 C. Com, que establece que las obligaciones y su extinción puede probarse entre otros medios por, instrumentos públicos, auténticos y privados, Facturas, Correspondencia postal, Correspondencia telegráfica reconocida, entre otros, de tal suerte que en un primer momento podemos afirmar que cualquier documento privado es útil para probar cualquier relación comercial siempre y cuando contenga en ella actos de voluntad de las partes inclusive los unilaterales; ahora bien, en derecho comercial existe una figura jurídica denominada oferta o propuesta, lo cual no es más que un plan de la realización de un negocio jurídico que una persona le propone a otra, es decir, que en presencia de una oferta o propuesta estamos frente a un propósito de realizar un negocio jurídico, está regulada en nuestro ordenamiento jurídico particularmente en los artículos 966 y siguientes C.Com, entendiéndose que se pueden celebrar contratos por medio de correspondencia y que tal como la norma prescribe se perfeccionan con la aceptación de lo que se haya ofrecido, y en caso de modificaciones del ofertado se perfeccionará hasta que se acepten las mismas, inclusive las normas atinentes prevén que las relaciones contractuales se perfeccionan por otros medios tecnológicos tales como el telegráfico y mediante radio o teléfono, estos dos últimos casos será inherente la intervención personal de las partes, sus representantes o mandatarios, y así lo establece el Art. 968 C. Com., de tal manera podemos concluir que el contratar por medio de un documento menos solemne inclusive por medio de una carta oferta debidamente aceptada, no solo es vinculante para las partes, sino también, es por principio de legalidad una de las modalidades previstas en la ley para hacerlo viable y que sea patente entre las partes y que haga fe en un proceso judicial, y considero, particularmente, que podría entenderse que la carta oferta se configura como documento privado fehaciente, veamos esto desde la óptica procesal. Efectos en juicio, proposición y valoración de documentos privados y particularmente la oferta de servicios. Aspecto adjetivo. El apartado anterior abordamos la dimensión sustantiva que puede tener un documento menos solemne, para documentar obligaciones entre comerciantes, resta acotar la relevancia jurídica procesal que puede tener esa forma de contratar, y partimos de la premisa del concepto de prueba documental en el código antes citada, respecto que la prueba afirmando que son aquellos cuya autoría es atribuida a los particulares, bajo esa premisa sin mayor ahondamiento se logra determinar que los documentos en principio contienen en sí hechos que son susceptibles de impugnar pero mientras esto no se haga, el documento privado tiene validez, acerca del contenido del mismo ya sean obligaciones bilaterales, unilaterales o expresiones de consentimientos de situaciones de relevancia jurídica. En el ámbito probatorio los documentos privados hacen plena prueba de su contenido y otorgantes, aun si estos no están revestidos de solemnidad; la secuencia práctica que tendrían en un proceso judicial es que su presentación debe hacerse con la demanda, luego su admisibilidad estaría supeditada a la vinculación que guarde con él con el objeto procesal, con respecto a su valoración, en principio la ley procesal civil y mercantil, prevé que documentos como éste, hagan plena prueba de su contenido y otorgantes siempre cuando no sea impugnado, particularmente si esto último sucede, y se logra acreditar la falencia atribuida al documento, pues naturalmente el documento no servirá para probar el fin propuesto, pero si de lo contrario, no se logra acreditar las razones por las cuales se impugna, nuestra legislación prevé que el valor probatorio será atribuido de conformidad a las reglas de la sana crítica, en este punto vale hacer notar que a pesar que ya no hará plena prueba automáticamente, las reglas de la lógica, psicología y la razón, que es lo que nutre al sistema de valoración de la sana crítica, inevitablemente llevará al Juzgador a atribuirle un valor probatorio equivalente al de plena prueba. Factible se vuelve concluir, que las solemnidades no son un requisito fundamental para que un documento privado logre causar convicción en un proceso judicial al Juez, pues como hemos visto depende de la posición de la contraria respecto a la confección de dicho documento, es decir si se tiene la certeza que ese documento ha sido suscrito por quienes aparecen en el mismo, no existiría obstáculo para que el mismo haga fe en un proceso. La oferta de servicios en formato de nota o carta, en su naturaleza constituye un documento privado, pero que es válida para acreditar la existencia de una relación comercial si la misma es firmada por los que prestan y reciben el producto o servicio, en tal sentido es de relevancia jurídica, y es susceptible de causar convicción siempre y cuando de su contenido se puedan extraer los extremos esenciales del cual se logre develar alguna obligación contractual, es decir que la forma de redacción es esencial. Casos jurisprudenciales. Concepción de los documentos privados fehacientes. Opinión no definitiva. APELACIÓN REF : 41-4°CM-11-A EJECUTIVO. CÁ M ARA SEGUNDA DE LO CIVIL DE LA PRIMERA SECCIÓ N DEL CENTRO San Salvador, a las nueve horas y treinta minutos del día veintiuno de noviembre de dos mil once. “…Las suscritas Magistradas procederá n a dictar sentencia de la manera prescrita en el Art. 515 inc. 1° del CPCM., así: El apelante considera que el Juez A quo ha hecho una errónea interpretación del Art. 52 de la Ley de Notariado, al considerar que el documento autenticado por notario, presentado como base de la pretensión carece de fuerza ejecutiva por falta de algunas cláusulas esenciales en la auténtica del documento de mutuo con el cual reclama la ejecutividad del cré d ito vencido .Las suscritas advierten que el Art. 457 No. 2 del CPCM, establece que son títulos ejecutivos los documentos privados fehacientes, es decir aquellos documentos que las personas los han presentado ante notario para que los autentiquen.-Segú n el maestro Cabanellas, documento autentico es el autorizado en forma tal que de fe y haya de ser creí d o, por extendido ante fedatario público o por estar legalizado por autoridad competente- El Art.52 de La Ley de Notariado establece que cualquier persona podrá comparecer ante notario para dar valor de instrumento público a los documentos privados de obligación que hubiere otorgado, es decir que el fedatario en nuestro caso es el notario, por lo que la legislación ha establecido que los documentos privados reconocidos harán fe y cuando fueren documentos de obligación tendrán fuerza ejecutiva. También es importante acotar que el notario ejerce una función pública y es plena respecto a los hechos que, en las actuaciones notariales, personalmente ejecuta o comprueba, esa fe será plena, tocante al hecho de haber sido otorgado en la forma, lugar dí a y hora que en el instrumento se expresa, es decir que la auténtica del notario es la que delimitará sobre qué hechos el notario da fe en su auténtica. De lo anterior se deduce que un documento autenticado tendrá plena fe sobre los hechos relacionados en la fe notarial y si el documento es de obligación, tendrá fuerza ejecutiva respecto de los hechos de los cuales da fe el notario. Las suscritas no comparten el criterio del juez A quo, que por faltarle algunas clá u sulas esenciales del contrato de mutuo celebrado entre las partes el documento deja de tener fuerza ejecutiva, ya que hemos dejado expuesto y nuestra legislación así lo considera, si el documento es autenticado y se trata de un documento de obligación tiene aparejada ejecución. Por tanto lo aseverado por el Juez inferior en grado, respecto de que al faltarle dichas cláusulas esenciales, la auténtica no tiene validez y por ello no es un título habilitante para promover la ejecutividad, no es compartido por este tribunal, en razón de que el Art. 52 de la Ley de Notariado, lo que establece es el procedimiento y no establece la sanción a la que hace referencia el Juez Cuarto Civil y Mercantil, ya que definitivamente estamos frente a un documento autenticado y por el hecho de ser un documento de obligación, la auténtico tiene fuerza ejecutiva, respecto de lo que el notario otorga fe pública, ya que de todo aquello esencial que el notario no dio fe, no podrá reclamarse ejecutivamente, excepto de aquellas cláusulas que no obstante son esenciales para el contrato en referencia, pueden ser suplidas por la ley, como sería el lugar de pago de la obligación en el presente caso. Valor probatorio de documentos privados 50-DM-14 AUTORIZACIÓN DE DESPIDO. CÁ M ARA TERCERA DE LO CIVIL DE LA PRIMERA SECCIÓ N DEL CENTRO: San Salvador, a las ocho horas treinta minutos del trece de marzo de dos mil catorce. DE LA PRUEBA APORTADA Y SU VALORACIÓ N 1.- INSTRUMENTAL O DOCUMENTAL En relación a este tipo de prueba tenemos que existe una clasificación bipartita de los mismos, según nuestro Código Procesal Civil y Mercantil, se dividen en pú b licos y privados, segú n sea el cará c ter de las personas que le confieren certeza, en el caso de autos la prueba instrumental presentada tanto por el demandante como por el trabajador, consiste en documentos públicos y privados, por lo que se torna pertinente analizar los mismos; y al respecto, tenemos que los primeros, son aqué l los expedidos por notario y por autoridad o funcionario público en el ejercicio de sus funciones, Art. 331 CPCM; y los segundos, aquellos realizados por los particulares, Art. 332 CPCM, los que pueden hacerse valer como prueba en el proceso y cuya valoración debe realizarse en su conjunto con otros medios de prueba, conforme a las reglas de la sana crítica, de conformidad con el inciso 1° del Art. 416 CPCM, no obstante lo dispuesto en el inciso 2° de la misma disposició n , dada la naturaleza del presente proceso, ya que para establecer una causal de destitución o despido es necesario hacer la valoración conforme a las reglas de la sana crítica tal como lo estipula la Ley Especial. Valor probatorio de los documentos como tasados, criterio vigente a pesar de ser de normativa vieja. CASACIÓN: 115- CAC-2010 NORMATIVA VIEJA. SALA DE LO CIVIL DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA: San Salvador, a las diez horas y treinta minutos del nueve de marzo de dos mil once. Pues bien, analizada la prueba antes relacionada se advierte la relevancia que cobra el examen del documento que corre agregado a fs. 13, donde se hace constar que se ha cancelado el saldo existente al veintiséis de mayo de dos mil uno, a cargo de la señora Elvia Concepción Herrera de Hernández. Dicho documento configura un comprobante de pago suscrito por la acreedora de dicha obligación, señora Nohemy Elízabeth Ramos de Ortiz el cual por su calidad de documento privado, exige su reconocimiento por quien tiene derecho a oponerse o redargüirlo de falso, ya que por su propia naturaleza carece de los elementos de los instrumentos públicos; pero, si dicho reconocimiento no se hace en forma voluntaria, la ley determina cuándo se tendrá por reconocido de “pleno derecho” es decir, cuando teniendo la oportunidad para impugnar su autenticidad, no se hace por quien tiene derecho a hacerlo; todo lo anterior de conformidad a los dispuesto en los Arts. 1573 y 1577 C.0 en relación a los Arts. 264y 265 Ord. 3° Pr.C. Tal como consta en el presente caso, la parte demandada en ningún momento impugnó la autenticidad del comprobante de pago que corre a fs. 13, únicamente se limitó a contestar la demanda en sentido negativo y posteriormente, de lo manifestado por uno de los demandantes en la absolución de posiciones trata de deducir o demostrar hechos que nunca fueron invocados a través de las defensas y excepciones correspondientes. El documento aludido jamás fue redargüido de falso y al no haberse hecho, la ley lo da por reconocido, es una presunción que la misma ley establece, no era necesario que la parte actora demostrara su autenticidad, ésta se presume como ya ha quedado subrayado en párrafos anteriores. CONSIDERACIONES SOBRE EL VALOR PLENO DE LOS DOCUMENTOS PRIVADOS PARTICULARMENTE LAS FACTURAS. 65-4CM-12-A APELACIÓN CÁMARA SEGUNDA DE LO CIVIL DE LA PRIMERA SECCION DEL CENTRO San Salvador, a las doce horas del tres de septiembre de dos mil doce. 2.9. El Có d igo de Comercio establece en el art. 999 que las obligaciones mercantiles se prueban y extinguen entre otros medios por facturas; sin embargo, ni en el comprobante de crédito fiscal, ni en la nota de abono, presentados como documentos base, consta algún tipo de aceptación o reconocimiento de parte de la sociedad demandada en relación a la existencia del supuesto crédito que la sociedad demandante, pretende se declare vía judicial. 2.10. Por su parte el art. 107 del Có d igo Tributario, establece que los contribuyentes está n obligados a emitir por las transacciones que realicen comprobantes de crédito fiscal, o factura dependiendo de si la transacción se realiza con un contribuyente o no; es decir, que el comprobante de crédito fiscal es un documento que comprueba la existencia de un determinado negocio sujeto al impuesto del IVA, sin que esto implique que el servicio o producto haya sido entregado al crédito o al contado. 2.11. En ese sentido, no basta llenar un formulario de crédito fiscal o nota de abono con el nombre de una persona natural o jurídica para determinar que ésta se obligó al pago de lo que en el documento se consigna, pues como ya se dijo el comprobante de crédito fiscal establece únicamente el hecho generador del servicio o venta realizado y en la nota de abono no consta que el demandado se haya obligado, aceptado o reconocido como suya la deuda sobre la cantidad restante. 2.12. Por lo expuesto, se puede concluir que es necesario para que dichos documentos establecieran, que la transacción se realizó al crédito y/o que el obligado acepto pagar la cantidad restante del abono, que en el comprobante de crédito fiscal y nota de abono, constara que el producto se dio al crédito y la firma del representante de la sociedad demandada, lo cual no ocurre en el caso de autos. 2.13. Motivos por los cuales este tribunal concluye que a pesar de que los documentos presentados se consideran validos y de conformidad al art. 341 CPCM, hacen plena prueba de su contenido, del análisis de los mismos no se puede establecer la existencia de un crédito a favor de la sociedad demandante, por lo tanto a criterio de este tribunal, no existe error en la valoración de los documentos presentados, alegado por la apelante. Valor probatorio de Notas de remisión. 115-CQCM-11 Apelación CÁMARA TERCERA DE LO CIVIL DE LA PRIMERA SECCIÓN DEL CENTRO: San Salvador, a las catorce horas veinticinco minutos de catorce de septiembre de dos mil once. DE LA RELACIÓN CONTRACTUAL VERBAL. a. La parte actora junto con su demanda presentó cinco notas de envío emitidas por DISMELSA, S.A. DE C.V., a nombre de doña EVA LILIAN PINTIN o EVA LILIAM PINTIN IRAHETA, “Variedades Evita” en la dirección Calle Arce, número 514, Condominio Gamaliel, entre séptima y novena avenida norte, de esta ciudad, que amparan el envío de mercadería de diversos tipos de calzado, agregadas a la pieza principal de fs. 39 a 48, tres de fecha nueve de diciembre de dos mil ocho números 4136 por la cantidad de tres mil treinta dólares de los Estados Unidos de América, 4141 por veintinueve mil trescientos siete dólares de los Estados Unidos de América y 4139 por cuatro mil novecientos cuarenta y cuatro dólares de los Estados Unidos de América, firmadas de recibido por doña Marta Alas; y dos más de fecha dieciocho de ese mismo mes y año números 4252 por ciento ochenta dólares de los Estados Unidos de América y 4237 por catorce mil seiscientos cuatro dólares de los Estados Unidos de América, que contienen la firma de don Carlos Quintanilla en señal de recibido. b. Las notas de remisión o envío encuentran su regulación en el artículo 109 del Código Tributario QUE ESTABLECE: “Si el Comprobante de Crédito Fiscal no se emite al momento de efectuarse la entrega real o simbólica de los bienes o de remitirse éstos, los contribuyentes deberán emitir y entregar en esa oportunidad al adquirente una “Nota de Remisión” que amparará la circulación o tránsito de los bienes y mercaderías. El Comprobante de Crédito Fiscal deberá emitirse en el mismo período tributario en que se emita la Nota de Remisión respectiva, a más tardar, dentro de los tres días siguientes a dicho período; y debiendo, asimismo, hacer referencia a la correspondiente Nota de Remisión. Estas notas deben cumplir con los requisitos señalados en la letra c) del Artículo 114 de este Código. También los contribuyentes deberán emitir Notas de Remisión cuando efectúen envíos de bienes muebles y mercaderías en consignación, o traslados que no constituyan transferencias.” (subrayado no es propio del texto), al respecto el literal c) del artículo 114 del Código Tributario DISPONE: “Los documentos que utilicen los contribuyentes cumplirán, en todo caso, con las siguientes especificaciones y menciones: c) Notas de remisión. 1) Los mismos datos de los numerales 1), 2), 3), 4), 5), 6) y 11) del literal a) de éste artículo; 2) Descripción de los bienes y servicios especificando las características que permitan individualizar e identificar plenamente tanto el bien como el servicio comprendido en la operación, el precio unitario y cantidad de los bienes que se entregan; 3) Número y fecha del Comprobante de Crédito Fiscal cuando se hubiere emitido previamente; 4) Título a que se remiten los bienes: depósito, propiedad, consignación u otros; y, 5) Firma y sello del emisor.”, (subrayado es nuestro), es decir, que las notas de remisión son documentos mercantiles cuya función principal es reflejar la información de la entrega de cierta cantidad de mercadería. En ellas aparecen los datos de la persona que la emite y del destinatario, la individualización e identificación de los bienes que se entregan o servicios que se prestan y el precio de los mismos, las cuales constituyen documentos privados admisibles como prueba de las obligaciones en materia mercantil de conformidad al artículo 999 romano I C. Com. que REZA: “Las obligaciones mercantiles y su extinción se prueban por los medios siguientes: IInstrumentos públicos, auténticos y privados.”, ello en vista de que son los más utilizados por los comerciantes por la agilidad de su actividad y en base al principio de libertad de contratación, los cuales parten de una presunción de veracidad cuya autenticidad no fue impugnada en el proceso por la parte demandada y por tanto, hacen plena prueba de conformidad al artículo 341 inciso 2 CPCM, a excepción de la nota de envío identificada con el número 4252 presentada en duplicado y triplicado sin firma calígrafa, la cual carece de valor probatorio alguno. Valor probatorio de las Fotocopias 148-2010 Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia. San Salvador, a las diez horas con veinticinco minutos del día uno de febrero de dos mil doce. 1. Sobre las copias simples presentadas por el actor, si bien el C.Pr.C.M. no hace referencia expresa a la apreciación de las copias de documentos públicos y privados, ello no significa que estas no tengan valor probatorio dentro de un proceso, toda vez que los medios de prueba no previstos en la ley son admisibles siempre que no afecten la moral o la libertad personal de las partes o de terceros, resultando aplicables a ellos las disposiciones que se refieren a los mecanismos reglados –artículo 330 inciso 2° del C.Pr.C.M.–. En ese orden, las reglas de los documentos públicos y privados resultan analógicamente aplicables a sus copias, especialmente por la previsión contenida en el artículo 343 del C.Pr.C.M., tomando en consideración las similitudes que presentan tales duplicados con las fotografías y otros medios de reproducción de datos –artículo 396 del C.Pr.C.M.–. En razó n de lo anterior, las referidas copias será n admisibles dentro de un proceso y constituirán prueba fehaciente de la autenticidad del documento que reproducen siempre y cuando no haya sido acreditada la falsedad de estas o del instrumento original, pudiendo valorarse conforme a las reglas de la sana crítica. Consecuentemente, mediante las copias presentadas se ha acreditado de manera fehaciente las funciones y las actividades inherentes al cargo de asesor jurídico distrital del municipio de San Salvador