Guía de propiedad Sensores de Humo y de Calor Los detectores de humo y de calor son aparatos de seguridad que detectan la presencia de humo en el aire y emiten una señal acústica avisando una situación de peligro por incendio, son herramientas que ayudan a los empresarios a realizar administración de riesgos, razón por la cual merecen ser reconocidos. Detectores de humo Los sensores para detectar humo son elaborados con dos tipos de tecnología: la fotoeléctrica y la iónica. Los detectores de humo fotoeléctricos utilizan una cámara interna sensible que incorpora una fuente de luz y un receptor sensible a ella. El humo provoca que la luz dentro de la cámara se disperse, originando una mayor iluminación en el interior del receptor que mide su incremento y activa una alarma. Los sensores de humo iónicos están formados por dos unidades, transmisor y receptor. El transmisor emite un haz de infrarrojos pulsante que es medido por el receptor. Si el haz se encuentra con humo, el receptor indicara una alarma. La sincronización automática de la señal y su ajuste del alcance reducen los costos de instalación. Detectores de calor Los detectores térmicos son los detectores automáticos de incendio más antiguos. La respuesta se produce cuando el elemento de detección alcanza una temperatura fija predeterminada o cuando se llega a una velocidad específica de cambio de temperatura. Guía de propiedad Sensores de Humo y de Calor Detectores de llama Los detectores de llama facilitan una rápida y segura captación del fuego por medio de la sensibilidad a la radiación emitida por la llama. Los detectores deben ubicarse en el techo por lo menos a unos 10 cm. de distancia de la pared mas cercana; también se pueden instalar sobre paredes laterales a una distancia del techo entre 10 y 30 cm. La distancia vertical del techo al sensor debe ser a más de 50 cm. del techo, ya que el humo se acumula en el techo y es allí donde hay que detectarlo. La eficacia de los sistemas de alarma supone que hay que contar con el número, clase, funcionamiento y ubicación adecuados. Cuando se instalan más de un detector de humos, estos deberán quedar dispuestos de tal forma que todos los dispositivos de alarma suenen cuando cualquiera de ellos detecte el humo. La NFPA 72 (National Fire Alarm and Signaling Code), recomienda que la distancia entre detectores de humo sea de 9 metros, como guía. Instalación Guía de propiedad Sensores de Humo y de Calor Tipos de sistemas Un sistema de detección puede variar en tamaño, desde un detector de humo de estación simple, hasta un sistema de cableado centralizado con numerosos detectores y dispositivos separados de señalización de alarma. Recomendaciones para elegir un detector Los detectores se deben elegir según el tipo de fuegos potenciales que puedan producirse, es decir, se puede elegir un detector para áreas donde se presente fuego por materiales combustibles como papel, madera, telas, etc., o en otros casos se puede elegir un detector para áreas donde se presente fuego por líquidos inflamables, gases o grasas. Los detectores térmicos tienen el más bajo costo y tasa de fallas, pero son más lentos en la respuesta. Tienen mejor aplicación en la protección de espacios confinados directamente en áreas donde se puedan presentar fuegos con llamas. Los detectores de humo son más costosos que los térmicos, pero responden más rápidamente a los incendios, son más adecuados para la protección de grandes espacios abiertos, porque el humo no se disipa con tanta rapidez como el calor en un espacio de las mismas dimensiones. Sin embargo no son adecuados para áreas con ambientes contaminados con presencia de humo, como cocinas, hornos, o donde hay presencia de polvos o fibras, porque ocasionarían las denominadas falsas alarmas. Los detectores de llama se utilizan en áreas con líquidos y gases inflamables de combustión pura como petróleo, solventes polares, keroseno y butano, donde existe un crecimiento rápido de fuego intenso. También se usan en áreas con presencia de polvos y vapores explosivos. Mantenimiento El mantenimiento de un detector consiste en conservarlo limpio y en reemplazar las pilas cuando sea necesario. Los detectores nunca deben desconectarse debido a las falsas alarmas. Nunca debe manipularse la regulación de fábrica. Por último, hay que comprobar periódicamente el buen funcionamiento del detector.