LA INFLACIÓN PERJUDICA MÁS A LOS POBRES

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28 de Setiembre de 2014 – Número 567
LA INFLACIÓN PERJUDICA MÁS A
LOS POBRES
Los datos oficiales sobre distribución del ingreso ofrecen otra evidencia
del agotamiento del modelo populista. Según el INDEC, los hogares de
menores ingresos –segmento que en la última década venía disfrutando de
una mejora relativa en su situación– ahora son los más perjudicados por la
aceleración de la inflación. En el fin del ciclo es fundamental contar con
un plan para reducir la inflación y un programa integral de recuperación
del Estado.
El INDEC dio a conocer el informe sobre distribución del ingreso correspondiente
al 2° trimestre del año 2014. El dato más significativo es que los avances hacia
una mayor igualdad se han estancado. El valor del coeficiente de Gini (que
varía entre 0 cuando la igualdad es absoluta y 1 cuando la desigualdad es
extrema), considerando los ingresos familiares per cápita, llegó a superar el nivel
de 0,53 en el año 2003 luego de la última crisis. A partir de esa época se inició un
proceso de mejora en la distribución del ingreso que se prolongó hasta el año
2012. A partir de allí, el coeficiente de Gini estimado por el INDEC se estabilizó en
el entorno de 0,42.
La detención del proceso de mejora en la distribución del ingreso está
asociada al contexto de recesión en la actividad económica y a la
aceleración de la inflación. Mientras que hasta el año 2013 los ingresos de las
familias crecían a un ritmo superior al de los precios, en el último año el proceso
se revierte ya que ahora es la inflación la que supera el aumento de los ingresos. A
esto se agrega un cambio en la relación de los ingresos entre los diferentes
estratos socioeconómicos.
En este sentido, la información oficial muestra que para los primeros semestres de
cada año el ingreso per capita familiar de los hogares tuvo el siguiente
comportamiento:
Los ingresos del 25% de hogares más pobres crecieron a razón del 29%
entre los años 2004 y 2013 mientras que aumentaron apenas un 23% en el
año 2014.
En el segmento medio de la distribución del ingreso los ingresos crecieron
a razón del 27% entre los años 2004 y 2013 y al 25% en el año 2014.
Entre el 10% de hogares de mayores ingresos el ingreso creció a razón de
24% entre los años 2004 y 2013 mientras que en el año 2014 aumentó un
25%.
Estos datos muestran que hasta el año pasado los ingresos de las familias crecían
a un ritmo superior al de los precios, especialmente entre los hogares más pobres.
Pero en el año 2014 estas tendencias se revierten. El aumento nominal en los
ingresos de las familias no llega a compensar el ritmo de crecimiento de los
precios y los hogares más pobres son los que más pierden. Es decir, la
aceleración de la inflación aparece claramente asociada a una distribución
más regresiva del ingreso.
No es la primera vez que la Argentina transita ciclos de este tipo. En la fase inicial
de la aplicación de políticas populistas todos los segmentos sociales disfrutan del
aumento de los ingresos y los sectores más postergados, además, se benefician
de una redistribución a su favor. Esto explica que el populismo tenga en sus inicios
un aval político amplio. Pero cuando el modelo se agota debido a las
inconsistencias de las políticas que lo sustentan las tendencias se invierten. La
inflación se acelera y los aumentos nominales de ingresos no llegan a compensar
el incremento de los precios. Quienes aparecen con menor capacidad de
defensa frente a la aceleración de la inflación son los hogares más pobres.
Los costos sociales se potencian porque, ante el agotamiento del modelo, se
intensifica la puja distributiva y los sectores más acomodados se imponen sobre
los más vulnerables. Un testimonio sumamente ilustrativo son las artimañas
desplegadas desde el sector público para eludir el pago del impuesto a las
ganancias. Dado que este impuesto es el que más contribuye a la mejora en la
distribución del ingreso resulta tan hipócrita como reaccionario que desde áreas
estatales, como el Poder Judicial y Aerolíneas Argentinas, se impulsen
mecanismos para que sus empleados eviten su pago.
En la instancia en que se comienzan a explicitar las consecuencias del modelo
populista es clave no equivocar el diagnóstico. La inflación no es fruto de
conspiraciones foráneas o de la oposición sino del manejo irresponsable del
sector público. Con un poco menos de impericia y algo más de visión política se
puede instrumentar un plan de estabilización exitoso. Más difícil será reconstruir el
Estado luego de la profunda desprofesionalización a la fue sometido en la última
década, pero el desafío es tan urgente como impostergable.
Crecimiento de los ingresos per capita familiares e inflación
Total urbano
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